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Las herramientas mentales del investigador crítico (página 2)




Enviado por Abdiel A. Ábreg



Partes: 1, 2, 3

Un estudiante puede ser investigador por necesidad o por
convicción. Lo mismo un profesional, un docente o un
Investigador Profesional. Todos ellos deben investigar, unas
veces por necesidad, otras por convicción, y a veces por
una fusión de ambas motivaciones. Pero la praxis social en
cada caso es distinta y distinta será la
repercusión de su producción.

Encontramos una dicotomía fundamental entre la
investigación rutinaria y la investigación
crítica. Así, debemos ante todo anotar que se
investiga por necesidad y por convicción. La diferencia se
encuentra en la intimidad del sujeto y no es visible a
priori. Es visible al momento de analizar el producto
bajo el prisma de la responsabilidad social. Cuando se investiga
por convicción generalmente se suele ser crítico.
Cuando se investiga por necesidad se puede caer en la rutina,
sobretodo los investigadores profesionales cuando pierden
conciencia de su praxis social.

La diferencia entre uno y otro tipo de investigador,
crítico o rutinario, salta a la vista a
posteriori, una vez que podemos analizar el producto de
su trabajo y percibir las herramientas mentales con que fue
realizado. El investigador por convicción suele ser
crítico. El investigador rutinario suele ser
apático ante el nuevo conocimiento. El investigador
crítico es ágil y preciso en su razonamiento, su
sentir diáfano y su discurrir armonioso. Su producto
encaja socialmente. Es humilde pues entiende que su trabajo es
perfectible, que todo cambia…

El investigador rutinario es farragoso, lento. Su
razonamiento impreciso e ininteligible. Su sentir indefinido y
ácromo y su discurrir oleaginoso y desagradable al tacto
mental. Su producto es artificial, no procede de la realidad
social, suele contaminarse con falacias de todo tipo y desentona
en cualquier ambiente. Es fatuo y pedante, pues considera que su
producto, por cumplir con una serie de parámetros banales
por él mismo ideados, en una especie de quintaesencia del
sumo conocimiento, y que no habrá nada mejor
hasta que el vuelva a obsequiarnos con otro fárrago, tan
inútil socialmente como los anteriores.

Cuando investiga por necesidad, un profesional con
conciencia social puede presentar un trabajo excelente, aportando
un cúmulo de información seguida de sesudos
análisis y atinadas conclusiones. Será o no
crítico dependiendo de las herramientas mentales que
utilice.

Cuando se investiga por convicción se manifiesta
ante el observador la utilización de algunas herramientas
mentales para la aprehensión, análisis,
aplicación y producción del conocimiento.
Herramientas mentales… Instrumentos de disección de
la información y de las ideas… Son fáciles
de utilizar, no requieren de entrenamiento ni de
especializaciones, y pueden hacer la diferencia entre un
crítico y otro más.

Las herramientas mentales del investigador
crítico son tips para ayudar a analizar la
información y estimular la imaginación. Y para
hacer divertida la investigación, que buena falta
hace…

El uso correcto de las herramientas mentales del
investigador crítico produce que se entremezclen unas con
otras, dando algunas veces la impresión de
repetición del razonamiento. Esta sensación indica
que las utilizamos adecuadamente. Y así es porque si
trabajamos con hechos la respuesta será o la misma o
análoga. El conocimiento gira a través del tiempo y
el espacio, y las herramientas mentales no hacen otra cosa que
ubicar nuestra mente en ellos.

Nuestras herramientas mentales básicas para
investigar críticamente: Imaginación, Pensamiento
Crítico, Relativismo, Escepticismo y Ética
Intelectual. De hecho existen y podemos utilizar muchas otras,
pero menciono las imprescindibles. Sino utilizamos como
mínimo estas herramientas debemos gritar a pleno
pulmón: ¡No somos críticos! Aunque si no lo
hacemos ni importa. Enseguida se percibirá.

En ocasiones esas herramientas mentales son
subutilizadas, cuando no inutilizadas, durante una
investigación, y en consecuencia la mayoría de las
veces el conocimiento resultante no es práctico para la
comunidad. Por ello, y entrando en materia, presentaremos
herramientas concretas para pensar
críticamente, introduciendo conceptos afines de algunos
pensadores críticos, y de algunos que no lo
son.

Este escrito no es un tratado de metodología, ni
una guía para escribir. Es una terapia mental. Este
opúsculo persigue presentar en forma simple y ordenada las
herramientas mentales comunes a los investigadores
críticos, en forma didáctica y breve, apta para ser
asimilada y utilizada por cualquiera, estudiado o no. (Si desea
un método académico para aprender a investigar
refiérase a Jacqueline Hurtado de Barrera,"El proyecto
de investigación holística
" o a José
Nicanor Araúz-Rovira, "Metodología de la
Investigación Científica
")

HERRAMIENTAS
MENTALES DEL INVESTIGADOR CRÍTICO.

La imagen por la
palabra

La materia prima de la investigación social es el
idioma. La materia prima de la imaginación es la imagen.
La imagen llega a la mente por la percepción visual. Pero
sólo podemos describir la imagen expresándola a
través del idioma. De esta combinación de
percepción, imaginación y expresión
obtendremos un bagaje de herramientas para dominar el pensamiento
crítico.

David Hume sostiene que "todos los objetos de la
investigación humana o de la razón humana pueden
ser naturalmente divididos en dos clases, a saber, relaciones de
ideas y de hechos"
("Investigación acerca del
conocimiento humano
", p. 50.)

La investigación no es sólo para
académicos. Es más: existe más
investigación fuera de la academia formal que dentro de
ella. Investigar es divertido, placentero y útil.
Sobretodo cuando podemos sazonar lo que encontremos como mejor
nos plazca.

Este estudio no responde a la pregunta
¿cómo investigar? Responderá a la pregunta
¿cómo piensa un crítico al investigar? He
procurado presentar este análisis de la forma más
simple posible pues va dirigido a quienes no
sabiendo, y sabiendo que no saben, pensar
críticamente, desean una guía al
respecto.

Lejos de pretensiones académicas, la
intención es que este análisis pueda
ser comprendido y asimilado sin mucho esfuerzo por cualquier
persona que maneje un vocabulario de
educación básica intermedia. Los genuinos
académicos poco provecho sacarán de él, pues
todo esto les es conocido. Pero no incurramos en el error de
pensar que por sencillo debemos tomar este opúsculo a la
ligera, o de pensar que por sencillo ligero es.

I. PRIMERA
HERRAMIENTA. Imaginación…

"Existe algo más importante que
la lógica: la imaginación."

Alfred Hitchcock

Navegar en el mar de la investigación
crítica requiere de un navío adecuado. Ya sea de
una tabla, de un cayuco o de un crucero de lujo. Debemos remontar
los procelosos océanos del conocimiento sobre un medio
adecuado a nuestros fines. La imaginación es la mejor
embarcación. Es universal, infinita, gratuita, y muy
nuestra.

La calidad de nuestro trabajo será un fiel
reflejo de la calidad de nuestras herramientas. La calidad de
nuestro pensamiento queda inmersa en cada una de nuestras
producciones. Encontraremos producciones que nos muestran que sus
autores poseen una imaginación descomunal, y otras que
exhibirán o la imaginación de un topo, o la
más absoluta carencia de imaginación de sus
productores.

La caja que contendrá las herramientas mentales
que vamos a utilizar será la imaginación. La
imaginación es la que nos coloca en un cayuco o en un
trasatlántico. La imaginación es la capacidad de
crear con el pensamiento. ¿Cómo se crea con el
pensamiento? : Deseando hacerlo. Imaginando. Inventando.
Fantaseando. Sólo nosotros decidimos el tamaño de
nuestra embarcación. A mayor fantasía mayor
posibilidad de un gran descubrimiento.

Philippe Muller enfatiza que "se puede considerar la
percepción como un acto creador, como la primera
creación humana"
(La Psicología en el mundo
moderno
, p. 107) Y explico que ello es así porque es
mediante la percepción que construimos nuestra
experiencia, el mundo de nuestros propios
conocimientos.

Añado que es mediante la imaginación que
se consolida el proceso creativo en la mente. La
percepción nos suministra materia prima, elementos, que
utilizaremos para crear más allá de nuestra
experiencia. No existe un universo arquetípico. Nosotros
creamos los arquetipos en nuestra imaginación. Y parte de
la materia prima necesaria para ello la obtenemos de la
percepción,

¿Qué pensaría usted de una persona
que le preguntara: Qué sucedería si se pudiera
alcanzar un rayo de luz?,
¿Trataría usted de
contestar la pregunta o presumiría estar hablando con un
chiflado?… Esa fue la pregunta que se hizo Einstein mientras
meditaba, y tratando de responderla creó la teoría
de la relatividad. La idea nació en su imaginación,
no en un laboratorio. Luego pensó cómo demostrarla,
y lo hizo.

Si le preguntamos a alguien por qué las cosas no
caen hacia arriba, pensará que somos tontos. Pero Isaac
Newton se hizo esa pregunta al ver caer una fruta, y tratando de
responderla descubrió la ley de gravitación
universal. Primero la imaginación, luego la
explicación. No hay pensamiento crítico sin
imaginación.

Nos decía David Hume: "No hay nada
más libre que la imaginación del hombre, y aunque
ella no puede exceder la original provisión de ideas que
los sentidos internos y externos suministran, con todo tiene un
poder ilimitado para mezclar, componer, separar y dividid restas
ideas en distintos tipos de visiones y
ficciones
."(op.cit. p. 72)

A nuestro modo de ver la imaginación sí
excede las limitaciones sensoriales, pues es creadora. El
argumento de Hume es válido en su contexto: la
imaginación tiene poder en sí misma, y es el
símbolo más emblemático de nuestra
libertad.

Todos poseemos imaginación. Por razones culturales la
encontramos atrofiada en la mayoría de nosotros. En la
infancia se nos enseña a no fantasear, a mantener la
mente

sobre la tierra… Sobretodo por una deficiencia en
la educación. Se nos obliga sólo a aprender ideas y
realidades de otros, no a crear las nuestras. Luego al tratar de
construir nuestra realidad lo hacemos con elementos ajenos.
Aprendemos a razonar utilizando como materia prima el
conocimiento y la experiencia ajenos.

Un buen trabajo de investigación crítica
debe contener información recabada y conocimiento creado.
Creado mediante el análisis y la
imaginación. La imaginación nos dará el
aporte, y el aporte nos dará el motor del progreso.
Así el conocimiento será dinámico. No puede
existir investigación crítica sin
imaginación abundante.

El pensamiento crítico exige el uso de la
imaginación a cada instante, ante cada
conocimiento, ante cada información. Para
utilizar la imaginación debemos precisar
dónde comienza y dónde termina nuestra
realidad; diferenciar el mundo de los hechos y el mundo de las
ideas. Y luego expandir este mundo de las ideas a nuestro gusto,
sin temores, no aceptando conocimiento alguno como definitivo o
acabado, sabiendo que lo humano es perfectible, y que lo que no
es humano nadie lo conoce a cabalidad, por lo cual todo
pensamiento que produzcamos es tan bueno como el de cualquier
otro. Siempre pensar en algo más allá de lo
conocido o sabido. Olvidando la lógica.

¡Imaginemos todo cuanto se nos antoje! En nuestro
cerebro mandamos nosotros.

Las herramientas mentales son preguntas. Son
interrogantes que debemos hacernos a nosotros mismos mientras
trabajamos. Es el aguijón de la duda apareciendo a cada
instante Es un dialogo secreto entre nosotros y nuestra
imaginación, a medida que encontramos datos y cosas. Estas
preguntas que nos sugiere la duda no deben quedar jamás
sin respuesta. Son para estimular la imaginación. Si no
encontramos una respuesta la inventamos y luego la comprobamos.
Así funciona.

II SEGUNDA
HERRAMIENTA: Pensamiento crítico…

La investigación debe encontrarse inmersa en los
procesos de cambio social de las comunidades humanas. La
información que pasa por las manos de un investigador debe
ser procesada y analizada críticamente para que produzca
conocimiento útil. No importa la línea de
investigación que se siga, el investigador debe enfocar
críticamente.

Habíamos anotado la importancia de destacar al
investigador por encima de su producción. Una
investigación jamás será crítica si
su productor no lo es. El perfil del investigador no requiere de
un tratado, sino de una frase: crítico en la praxis
social.

La práctica del pensamiento critico forma un tipo
de investigador en el que los procesos de reflexión y
creatividad se unen íntimamente al desarrollo de
los valores éticos universales. Los sistemas
tradicionales de organización del conocimiento, la
educación y la investigación académica entre
ellos, son refractarios al pensamiento crítico. Las
innovaciones no se les dan bien.

Cuando se investiga por convicción se entrega a
la sociedad un trabajo excelente con cúmulo de
información, pero marcado por la impronta y sello de la
herramienta esencial del investigador nato: el pensamiento
crítico
. Pero crítico no en la acepción
cuasi abstracta con que los académicos describen el
pensamiento crítico al decir que consiste en pensar con
claridad, diferenciar opiniones, ser analítico, sintetizar
y relacionar ideas, etcétera.

Diferentes acepciones hay en ese sentido sobre la
esencia del pensamiento crítico. Veamos p.e. la
definición del escritor Chance: "… la habilidad de
analizar hechos, generar y organizar ideas, defender sus
opiniones, hacer comparaciones, hacer inferencias, evaluar
argumentos y resolver problemas
" (Chance,"Thinking in the
classroom
" p.6), o la más reciente de Ennis:
"…pensamiento reflexivo y razonado enfocado en
decidir qué creer o hacer"
(Critical
Thinking
, what it is, p.27). No… Eso es
pensamiento lógico, no pensamiento critico. El pensamiento
crítico es un sistema de análisis no regido por la
lógica formal.

Con toda claridad nos indica Alejandro Barrera que
"el pensamiento crítico se propone examinar la
estructura de los razonamientos sobre cuestiones de la vida
diaria… Intenta superar el aspecto mecánico del
estudio de la lógica, así como entender y evaluar
los argumentos en sus habitats naturales, por ejemplo, el
jurídico, el estético y el ético"

(2005, ¿Qué es el pensamiento
crítico
?, monografías.com)

También es valiosa la explicación de
wikipedia:" El pensamiento crítico se propone
analizar o evaluar la estructura y consistencia de los
razonamientos, particularmente opiniones o afirmaciones que la
gente acepta como verdaderas en el contexto de la vida cotidiana.
Tal evaluación puede basarse en la observación, en
la experiencia, en el razonamiento o en el método
científico. El pensamiento crítico se basa en
valores intelectuales que tratan de ir más allá de
las impresiones y opiniones particulares, por lo que requiere
claridad, exactitud, precisión, evidencia y equidad. Tiene
por tanto una vertiente analítica y otra evaluativa.
Aunque emplea la lógica, intenta superar el aspecto formal
de esta para poder entender y evaluar los argumentos en su
contexto y
dotar de herramientas
intelectuales para distinguir lo razonable de lo no razonable, lo
verdadero de lo falso."

Recordemos que uno de los pioneros del pensamiento
crítico lo es el filósofo Max Black, quien en 1946
publicó un libro de lógica llamado "Critical
Thinking".
Luego otros autores trataron el tema bajo las
denominaciones de "Lógica Informal", "Lógica
Aplicada", "Lógica Práctica
". El factor
común es la utilización de un sistema de
razonamiento basado más en la realidad que en
construcciones lógicas abstractas.

Una de las innovaciones introducidas por los pensadores
críticos es el tratamiento de las falacias. Cómo
detectarlas, denunciarlas y exponerlas. Uno de los mecanismos
para ello se llama falsabilidad. Las falacias son
proposiciones, argumentos, informaciones, razonamientos y
supuestos hechos que se hacen pasar por ciertos ante la
imposibilidad de demostrar su falsedad mediante el razonamiento
lógico formal. Las ciencias sociales están repletas
de ellos.

Existen argumentos falaces de apelación a la
violencia disfrazados de causas pacifistas, existen posiciones
falaces basadas en el argumento ad hominem, existen
falacias de argumentos por la ignorancia y de apelación al
pueblo, apelación a la piedad, escudarse en la
autoridades, el llamado accidente inverso, las causas falsas, los
efectos silogísticos, la falacia del énfasis, y
muchas, muchas más, profusamente utilizadas por
políticos, publicistas, timadores, demagogos, periodistas,
pseudointelectuales y un variopinto tipo de gentes para afirmar
sus posiciones, y por la persona común en su vida
cotidiana para evitar verdades incómodas.

El razonamiento del investigador crítico debe
encontrarse libre de falacias. Razonar críticamente
implica ir podando falacias de toda clase. Es imprescindible que
el investigador crítico sepa identificar y desenmascarar
las falacias insertas en todos los niveles del conocimiento. Nos
advierte Nancy Rosado, profesora de lógica:
"Según las personas que hemos estudiado la
lógica de manera rigurosa, es bastante difícil
eliminar las falacias. Lo más que se puede hace res tratar
de evitarlas y con todo y eso la tarea es ardua."

(Destrezas de Pensamiento Crítico)

En las ciencias sociales sobretodo, los hechos y las
informaciones tienden a apartarse de las reglas de la
lógica formal y del modelo aristotélico del
pensamiento. En esas circunstancias pensar con
estricta lógica es más bien un estorbo que una
solución. El pensamiento lógico es estático,
el critico dinámico. El uno se fundamenta en un
refinamiento intelectual, el otro se arraiga en la praxis
social.

La criticidad del pensamiento se encuentra en
proporción a su capacidad de percibir e influir en el
status quo de una realidad social determinada, ya para
mejorarla, ya para denunciarla. El español Eugenio del
Río puntualiza: "entiendo por pensamiento
crítico un fenómeno que es, a un tiempo una
actividad y un campo intelectual. Despliega su acción en
una dirección determinada bajo el impulso de un compromiso
social."
(Pensar críticamente el pensamiento
crítico.)

El pensamiento crítico lo entendemos y
presentamos como el poder de la observación individual
para llevar la imaginación a percibir y producir
conocimiento al servicio de la sociedad. Una forma de analizar la
información o el hecho a través del prisma de una
realidad social determinada y en consecuencia producir el
conocimiento adecuado para transformarla.

¿Por qué sostenemos que el pensamiento
crítico es necesario en la investigación? Porque no
creemos en la investigación improductiva. El peor enemigo
de la investigación es la ociosidad intelectual; la
lucubración en el vacío. Consume recursos que la
sociedad necesita para progresar y distrae la atención en
y hacia temas baladíes.

Para criticar los hechos y el conocimiento social es
necesario que aprendamos primero a vernos críticamente a
nosotros mismos. Si somos un saco de prejuicios y un
receptáculo de conocimientos no analizados no contaremos
con los elementos necesarios para utilizar las herramientas
mentales.

El pensamiento crítico es rebelión e
innovación permanente. Crea, no aprende. Analiza, no
repite. Introduce la duda social, persistente, incisiva, mordaz,
en dondequiera se adhiere. Raspa la costra del arrutinamiento
–palabreja rara esta- y deja al descubierto la realidad.
Rasga el velo de la falacia y nos muestra el rostro de la
existencia tal como es.

Es reconocible en toda obra la presencia de un
investigador crítico o de un investigador rutinario. El
uno dejará su impronta, el otro nos dejará
sólo información. La obra del uno es
humana, cálida, agradable. La obra del otro es eficiente,
monótona y fría. El primero encenderá
inquietudes, discusiones y pasiones en su entorno social. El otro
provocará bostezos… Un pensamiento, si molesta,
inquieta, divierte o motiva es pensamiento crítico. Si nos
deja indiferentes es sólo palabrería.

Reiteramos con Zubizarreta: "La actitud del
intelectual es la libre discusión critica en busca del
sentido de todo cuanto lo rodea; el símbolo de la vida
intelectual es por la tanto la interrogación
". Y
nos dice aun más: "El intelectual muchas veces
considerado inhábil para la vida práctica es, sin
embargo, un renovador infatigable puesto que nada establecido
escapa a su revisión, de modo que su inquietante presencia
suele ser temida por el poder injusto, por el fanático,
por el mediocre
"(Op. Cit., p. 3).

En las ciencias sociales sólo el pensamiento
crítico permite al investigador presentar una
investigación adecuada en la cual lo objetivo y lo
subjetivo se fusionen en un todo humano, vital,
utilizable.

Nos informa John Siroco que "…el pensador
critico debe leer libros con agudeza de investigador a fin de
rescatar las palabras que puedan enriquecer su vocabulario;
además ubicar citas relevantes y aprendérselas,
dando crédito al autor, y esforzarse por cuestionar al
escritor del libro frente a la realidad que pueda percibir. En
otras palabras, no debe dejarse llevar por los lineamientos
trazados por el autor de la obra, sino que debe
discernir
"
("El Pensador Crítico",
115).

El academicismo nos obliga a sujetarnos a una serie de
conceptos llamados paradigmas, axiomas, dogmas, cientificidad y
demás, que se supone debemos utilizar de piedras angulares
o puntos de partida en el proceso cognoscitivo, al decir de los
pedagogos, todos los cuales solo deben ser utilizados por un
investigador crítico como datos a verificar.

Algunas veces el investigador crítico parece un
tanto irreverente, exquisitamente irreverente diría yo,
frente al conocimiento sacro y totemizado. Pero debemos entender
que precisamente esa es su función en la praxis social:
sempiterno iconoclasta. Siempre tratando de coadyuvar a Nietzche
a encontrar "el crepúsculo de los
ídolos
". Porque no hay peor enemigo de la
humanidad que el falso conocimiento.

III TERCERA
HERRAMIENTA: Relativismo…

El relativismo es el denominador común en el uso
de todas las herramientas del investigador crítico. Esto
no significa que en lo personal el investigador tenga que ser
relativista. Este es privilegio de pocos. Significa que al
investigar debe tomar en cuenta los postulados del relativismo.
Estos lo ayudarán también a evitar y descubrir las
falacias.

Todo conocimiento es incompleto. No existe ningún
tratado, estudio u obra que contenga TODA la
información sobre tema alguno. Siempre existe la
posibilidad de descubrir o aportar algo nuevo en el campo del
conocimiento humano.

El relativismo será el denominador común
de nuestras herramientas mentales como pensadores
críticos. Aquél dicho de que "no hay nada nuevo
bajo el sol
" no se aplica en la investigación. Siempre
podremos imaginar…

Cada vez que escuchemos que se deben buscar o encontrar
soluciones o informaciones "definitivas" o "integrales" sobre
cualquier tema social o problema humano estaremos ante alguien
que: o no es un pensador crítico, o pretende despistarnos
con un argumento falaz, o es simplemente un necio. Como
investigador no obtendrá buenos resultados. No es posible
abarcar una solución integral de nada ni recopilar la
información integral de nada.

Antes de emprender una investigación
crítica sobre cualquier tópico debemos convencernos
de que los absolutos no significan nada en el campo de la
investigación. Todo tema es investigable. No existe un
tema sobre el cual se hayan cerrado las posibilidades de conocer
o crear algo nuevo.

Tan es así que el pensamiento crítico
tiene sus críticos, y muy acerbos por cierto. Tenemos por
ejemplo que Boaventura de Sousa Santos se pregunta, con justa
razón " ¿Si hay tanto para criticar en el
mundo, por qué es tan difícil formular hoy un
pensamiento critico?"
Y se responde: "Es
probablemente porque el pensamiento crítico que tenemos es
también monocultural, es también
eurocéntrico, es estrecho su diagnóstico, es
limitado para cubrir y poder cumplir todas nuestras
aspiraciones.".
("De la Crítica al
pensamiento crítico al pensamiento
alternativo")

Los asiduos a un sistema de creencias determinado son
refractarios al relativismo, pues no aceptarán
jamás que sus creencias puedan ser materia de
crítica, discusión o investigación.
Alejémonos de ellos, por salud mental, y física, y
para evitar que contaminen nuestro producto. Ningún
fanático de un sistema de creencias puede ser pensador
crítico. El fanatismo y la investigación
crítica no compaginan. Pertenecen a dos universos
paralelos. Son materia y antimateria.

Cedo la palabra a Wikipedia, para explicar esto del
relativismo:

"Relativismo es un pensamiento o un movimiento o una
propuesta de la Epistemología o sobre el conocimiento
humano. Iniciado en Grecia por los sofistas, Protágoras de
Abdera (el hombre es la medida de todas las cosas) y desarrollado
dos mil cien años después –Descartes con la
polémica entre el racionalismo y el empirismo, vuelve a
tener actualmente una gran importancia en el pensamiento
filosófico y teológico.

Tiene connotaciones pragmáticas y
éticas, morales y culturales. El nuevo desarrollo es en
torno a dos temas o dos posturas, diferentes en tratamiento si se
quiere: el cognitivo (hay diversas interpretaciones del
conocimiento) y el moral (hay normas culturales en cada sociedad
particular).

El problema está en el Relativismo cultural,
cuando definimos la moral como usos y costumbres, magnificando el
concepto: no hay una verdad absoluta y ésta depende de
cada individuo en un espacio o tiempo concreto. La salida dura es
el positivismo como metodología de la objetividad para
teorías verificables, para evitar la relativización
del acceso a la verdad. Un nuevo principio incorporable al
conocimiento científico es la relativización, no
deseable como categoría o como marco, perfeccionando la
percepción de las metodologías. La paradoja
'tolerancia – pluralidad contra uniformidad – unanimidad' es la
clave.

El concepto de relativismo cognitivo, cultural,
social, etc. es utilizado en sendos artículos en el
Diccionario Crítico de Ciencias Sociales. El relativismo
moral, en la doctrina de la Iglesia Católica, en
encíclicas como Fides et Ratio y Veritatis Splendor, y
sacado a la palestra por BenedictoXVI
."
http://es.wikipedia.org/wiki/Relativismo)

El relativismo nos enseña a aceptar todo el
conocimiento a beneficio de inventario, nos enseña a
introducir con toda autoridad nuestra imaginación en todos
los terrenos. No existen cotos cerrados al pensamiento, ni
axiomas ni dogmas que no puedan ser analizados. Merced al
relativismo podemos insuflar nuestra imaginación en los
íntimos resquicios del pensamiento.

Nos ilustra Philippe Grollet sobre el relativismo
enfatizando que "Una de las consecuencias del libre examen
y del pensamiento crítico es que lo absoluto no resiste el
análisis. No hay absolutos. Ni nada que sea puro o que
sea
perfecto, excepto en la
imaginación o en el mundo virtual
."(
Laicismo:
utopía y necesidad
, p.36)

Toda data debe pasar por el tamiz del libre examen, del
escrutinio, de la duda. Ningún investigador crítico
debe aceptar la existencia de la verdad per se dentro
del campo de las ciencias exactas o sociales. En las exactas lo
cierto es lo que ha sido demostrado, en las sociales lo cierto es
tan evanescente como las señales de humo.

Algunas de las herramientas del pensamiento
relativo que utilizamos en la investigación crítica
son parecidas a las que utiliza el periodista. Pero a diferente
escala. El quién, qué, dónde,
cuándo y cómo
que rige toda información
noticiosa es valioso como punto de partida para el investigador.
Pero nuestras interrogantes son diferentes. Las del periodista
tienden a mostrar, las nuestras deben demostrar.

Es fácil aplicar el relativismo en nuestros
procesos racionales. Sólo es necesario indagar sobre
algunos detalles, nada complejos, dentro de la información
que estamos manejando. Y veremos cómo saltan las falacias
como liebres y cómo se encienden las chispas de la
imaginación Acerquémonos a algunos cuestionamientos
propios del relativismo dentro del razonamiento
investigativo:

1) ¿SOBRE QUÉ?
Usando el genitivo.

Los verbos se conjugan, los nombres se declinan. En
latín, el complemento del nombre, llamado genitivo, era
uno de los más importantes modos de la declinación.
Es el que delimita, identifica, individualiza al sujeto dentro
del género. Lo redactamos utilizando la preposición
de. (El perro de aguas, las rosas del sur, los hijos
de… la patria, etc.)

Los hechos provienen del mundo exterior y el
conocimiento investigado proviene del intelecto de otros. Siendo
así, una vez enfrentado a un tema o campo de
investigación el investigador deberá
establecer ante sí mismo SOBRE QUÉ
EXACTAMENTE
va a investigar.

La labor del investigador consistirá en recopilar
información compuesta ya de hechos ya de conocimiento
elaborado por otras personas, para entonces crear,
elaborar sus hipótesis, sus conclusiones, sus
recomendaciones o sus nuevas teorías. Su primera
acción será definir o delimitar con libertad el
objeto sobre el cual va a trabajar.

El relativismo y su instrumento sobre
qué
nos enseña a pensar que todo es
investigable y que por ello debemos señalarnos
específicamente sobre qué exactamente
vamos a trabajar. Delimitar en este caso significa indicar, no
coartar. Se delimita por razones prácticas, con genitivos,
no con barreras.

Todo los hechos y todas las ideas, todo el universo del
conocimiento está sujeto a análisis. El primer
deber del investigador crítico es preconizar y defender la
libertad de examen. No aceptar ningún dato o
afirmación como definitivo, ni sustentar su trabajo sobre
dogmas o axiomas.

Ningún conocimiento apriorístico le debe
ser impuesto. Tampoco debe aceptar la existencia de arquetipos
intelectuales que le prohíban introducirse en algún
tema específico.

Nos dice Ileana Golcher que "El investigador
deberá tener presente que existen en su respectiva
disciplina temas prácticamente inexplorados sobre los
cuales muy poco se ha investigado y por lo tanto existen escasa o
incipientes referencias."
(Metodología para la
Investigación Social, p.13).

Podemos investigar acerca de los conocimientos o
descubrimientos de otros pensadores, ya sea para ampliarlos,
criticarlos, refutarlos o explicarlos. También podemos
investigar acerca de los hechos propios de la naturaleza o de la
civilización. Pero son dos campos inmensamente distintos,
tanto que los métodos son divergentes. Si bien es cierto
que se puede trabajar sobre ambos, es imprescindible trabajar
separadamente los dos tópicos.

Por ello el instrumento ¿SOBRE QUË?
Nos servirá de brújula en este camino. En algunos
tratados se le llama a esta herramienta el objetivo -en su
acepción castiza, no docente- , en otros la interrogante,
en otras el problema, etc. Para nosotros es sólo nuestra
primera interrogante, el primer llamado a nuestra
imaginación. No necesitamos identificarlo con un
indicativo ni nada parecido. Nos basta con la seguridad de haber
logrado el concepto.

Por ejemplo: Deseamos investigar sobre LOS
ÁRBOLES.
Pero esta es sólo una frase, no es
técnicamente el objeto de una investigación.
Debemos evitar las expresiones genéricas. Las palabras que
expresan grupos de cosas inducen a confusión y
difusión de la atención.

Nuestra educación nos ha proporcionado el mal
hábito de pensar que al expresar un término
genérico nos referimos a algo concreto, cuando esto
obviamente no es así. La expresión el árbol,
un árbol o los árboles, o el auto, un auto, los
autos, no se refieren a un ente independiente concreto de la
realidad. Así como las expresiones educación,
investigación, academia…

Ningún árbol es igual a otro, Luego el
primer paso en la investigación critica es identificar
sobre cuál árbol vamos a investigar, debemos
individualizarlo, y para ello debemos evitar pensar en
términos genéricos, porque si pensamos en
términos genéricos atribuiremos al sujeto sin
verificación previa características que suponemos
posee el género. El sujeto A no es idéntico al
sujeto B.

Sin darnos cuenta el generalizar puede provocar que nos
encontremos recogiendo información sobre el sujeto
equivocado. La más mínima diferencia hace que un
árbol sea distinto de otro àrbol. El sujeto en
estudio será diametralmente diferente de cualquier
otro.

Lo ideal es utilizar todos los complementos de nombre
que nos permita el sujeto. El uso del genitivo es sumamente
eficaz para ir delimitando la especie en estudio. Debemos pensar
en nuestro interior en "el árbol de mangle de los
humedales de Chepo", en lugar de simplemente los árboles.
Así debemos pensar en "el automóvil Ford de 1965",
en lugar del auto o los autos.

El primer paso en investigación crítica es
fijar el rumbo con la brújula del sobre
qué
: si vamos a investigar hechos o vamos a
investigar información. Luego delimitar exactamente
cuáles hechos o cuál información.
¿Cuál o cuáles árboles?, Recordemos
que existen innumerables especies de árboles, y cada una
posee características diferentes. Pensar en
términos generales hará difuso el sentido de
nuestra investigación, y no precisará nuestro
objetivo. ¿Qué queremos saber de qué clase
de árboles?

Debemos considerar que dos cosas del mismo género
no son necesariamente iguales entre sí. Podemos estudiar
el árbol al mismo tiempo que otro investigador y
encontrarnos trabajando sobre dos cosas
completamente diferentes. Un mismo concepto, entonces, admite
múltiples y variadas facetas. Mi árbol no es igual
a tu árbol. Ni todos los hombres son iguales, ni todas las
mujeres tampoco.

Verbigracia: Decimos que podemos subir a los
árboles como el Tarzán. Esta afirmación
sólo es cierta respecto de algunos árboles. Si
subimos a uno quebradizo notaremos la validez del argumento. Al
pensar debemos enfocar de género a especie.

Las mínimas diferencias hacen grandes
diferencias. La variación en la colocación de un
átomo en la cadena molecular de los hongos puede causarnos
la muerte. La diferencia entre un hombre y un mono, desde el
punto de vista genético es mínima. Casi desechable.
Es tan pequeña que no entendemos por qué el uno es
más inteligente que el otro.

Una vez decantado el objeto de nuestros estudios,
señalado nuestro sujeto con todos sus complementos de
nombre, debemos analizar críticamente la
información que sobre él alleguemos. Estudiaremos
el árbol de mangle. Utilizaremos tantos complementos del
nombre como podamos.

2) ¿PARA QUÉ?…
Un punto en el mapa.

Lo que hacemos debe procurar una utilidad social.
Nuestro producto debe servir para algo. Hoy o en un futuro.
Desperdiciar recursos propios o ajenos en investigaciones de
antemano conocidas como ociosas o baladíes es socialmente
irresponsable.

Embarcarnos en una investigación debe ser una
aventura agradable, fresca, vívida, pero sobre todo debe
ser útil. La investigación debe tener un
propósito una meta. Así como al zarpar todo buque o
aeronave reporta un destino real, asimismo una
investigación debe buscar una meta concreta.

En los textos se habla de los objetivos, ya generales,
ya específicos. Dejemos esas terminología al os
académicos. A nosotros nos bastará con saber
cuál es la intención de la investigación.
Ese será el punto en el mapa que marca al sitio de arribo.
No un lugar sino un propósito. No un método sino un
compromiso…

No formularemos la pregunta ¿por qué se
investiga? Esta interrogante provocará una lluvia de
respuestas, todas válidas, pero para otros
propósitos. En cambio preguntarnos
¿para qué investigamos? nos traerá dos
o tres respuestas que debemos tomar siempre en cuenta al analizar
cada dato que encontremos. No siempre coinciden los objetivos de
la investigación con los objetivos del investigador. No
siempre objetivos claros significan compromisos sociales
válidos.

Por ejemplo: en nuestro tema sobre los árboles,
nos preguntaremos ¿para qué efectuar un
investigación sobre el árbol de mangle de los
humedales de Chepo? Entonces nuestra mente nos indicará:
Uno: Para demostrar que está en peligro de
extinción, o dos: para demostrar que es factible su
explotación artesanal, o tres: para demostrar que
su tala altera el ecosistema, o cuatro: para demostrar que
es recurso necesario para los habitantes del área, y
así sucesivamente. Varias de estas respuestas
encajarán con nuestro propósito u
objetivos.

Cada vez que acopiemos un dato a nuestro estudio debemos
tamizarlo con esta – y las demás- interrogantes.
Vg.: Hemos investigado que ciento cuatro personas producen
taburetes con madera de mangle. Debo utilizar este dato para
demostrar que la tala de mangle es necesaria y que es un recurso
de vida del área en estudio.

Toda investigación procurará demostrar
algo o informar más detalladamente sobre un tema que
consideramos incompleto actualmente. Lo ideal es que cada
investigador escoja su tema y establezca sus metas. Debe ser
libre para investigar sobre el sexo de los ángeles o sobre
lo sueños de un oso en hibernación, si es su deseo.
Pero a su riesgo.

Si su esfuerzo es de una ociosidad hilarante la
responsabilidad social es suya y del que le encomendó el
asunto. Lo ideal es que toda investigación crítica
responda a una necesidad social. No necesariamente para resolver
una situación social, también para conocerla y
explicarla.

Por ejemplo: ¿por qué nuestros campesinos
enseñan a sus niños a temer la tulivieja? Una
investigación crítica podría ayudarnos a
demostrar que se procuró evitar que los y las adolescentes
tuvieran sexo en la campiña utilizando una
superstición como mecanismo de
disuasión.

Reglamentar la formulación de objetivos es la
mejor manera de poner un velo sobre la imaginación. En las
ciencias sociales el exceso de reglamentaciones inhibe la
producción de conocimiento. Lo importante del
objetivo es que éste exista. No que conste sobre un papel
redactado en infinitivo con un verbo transitivo, no. Eso es
irrelevante.

Lo importante es que exista en nuestro propósito.
Si sólo lo conocemos nosotros, no importa.

Dice Araúz-Rovira que "si iniciamos una
investigación sin un objetivo preciso, entonces nunca
sabremos hacia donde vamos, qué podemos esperar y
qué resultados obtendremos"
Y tampoco sabremos
cuando hemos llegado, agregaría yo.
(Metodología de la Investigación
Científica)

El investigador profesional siempre se verá
sujeto a una serie de limitaciones en cuanto a que se le pueden
encargar proyectos con metas predeterminadas, pero estos son
gajes de su oficio. Quien financia al investigador lo hace
casualmente para que éste le realice los propios
objetivos. Pero el investigador crítico dentro de metas
predeterminadas encontrará la forma de producir
conocimiento auténtico.

¿Para qué voy a investigar sobre el
árbol de mangle? ¿Este tema lo escogí yo o
lo solicitó mi patrocinador? Si lo escogí debo
determinar mi rumbo. Si me lo solicitaron entonces debo, si no la
tengo, pedir información sobre el puerto de llegada. Por
ejemplo: ¿para qué necesita la institución
un estudio sobre el árbol de mangle? Nótese que la
pregunta es para qué se investiga y no para quién
investigo. La respuesta a la primera pregunta siempre
implicará la segunda.

Es posible que la institución para la cual
trabajamos desee demostrar que se puede seguir extrayendo mangle
de las costas de Chepo, sin alterar el ecosistema. Es posible
también que esa institución desee demostrar que el
árbol de mangle se encuentra en peligro de
extinción. Son metas…

Cada información o hecho que llegue a nosotros
debe ser analizado bajo la premisa contenida en nuestra meta o
destino. Él objetivo dicta la dirección del
análisis. Por ejemplo: la producción de adornos de
mangle es conveniente o no. Si nuestra meta es demostrar que no
debe talarse el mangle, nuestra conclusión será
una, si nuestra meta es demostrar que sí puede explotarse
el mangle nuestra conclusión será otra.
¿Conflictos éticos? Sí… cada uno es
libre, sujeto únicamente al censor de su conciencia. Lo
ético lo trataremos ut infra.

3) ¿DESDE CUÁNDO?
Adverbios de tiempo.

El cuándo es otro aspecto importante del
relativismo. Todo cambia. Nada es hoy como era ayer, ni
será mañana tal y como lo conocemos hoy. Tan pronto
recibamos una serie de datos debemos etiquetarlos con la fecha de
la cual provienen. Mi árbol de hoy no es mi árbol
de mañana.

La única información que no cambia es la
certeza de que todo cambia. El factor tiempo es esencial al
momento de evaluar toda información, antes de procesarla
mentalmente y atribuirle validez o utilidad.

Las conclusiones o resultados de una
investigación serán proporcionales a la realidad en
la medida en que la información sobre los hechos que la
sustentan se encuentre perfectamente ubicada en el
tiempo.

Lo primero a tener presente en este aspecto es que el
objeto de nuestro estudio ha tenido necesariamente que haber
sufrido cambios durante el transcurso del tiempo. Nuestro
árbol de hoy fue el arbusto ayer y será la
leña de mañana. Todo depende en qué momento
del tiempo comencemos nuestra investigación.

La pregunta no será ¿cuándo
investigar?, sino ¿de cuándo data esta
información? Utilizaremos en nuestros borradores los
adverbios de tiempo y las fechas exactas. Junto a cada dato
resaltaremos: de ayer, de hoy, del 4 de enero de 2005, del siglo
xx, de la era victoriana, antes, después, mientras, desde,
hasta, post-invasión, etc.

La falacia del continuum presupone que los
pequeños cambios olas pequeñas diferencias no
afectan la esencia o naturaleza de las cosas. Nos ilustra Ricardo
garcía Damborenea: "… la falacia suele
afirmar que a) no existen diferencias entre los extremos, b) que
si existen, cualquier límite que pretendamos establece
será arbitrario… He de existir un punto en el que
una pequeña diferencia signifique que un cambio
decisivo."
(Diccionario de Falacias).

Decidimos investigar sobre el árbol de mangle.
Debemos puntualizar que esta investigación la vamos a
realizar a principios del siglo XXI, con estudios previos que
contienen información de los años 60 y
70.

Imprescindible resulta la necesidad de anotar en
mayúsculas gigantes la época de la
información que recibimos. Los datos válidos ayer
pueden no serlo hoy… Las proyecciones de producción y
distribución del mercado sencillamente pueden quedar fuera
de la realidad.

Las conclusiones o resultados de una
investigación serán proporcionales a la realidad en
la medida en que la información sobre los hechos que la
sustentan se encuentren perfectamente ubicados en el
tiempo.

Lo primero a tener presente en este aspecto es que el
objeto de nuestro estudio ha tenido necesariamente que haber
sufrido cambios durante el transcurso del tiempo. Nuestro
árbol de hoy fue arbusto ayer y será la leña
de mañana. El niño de ayer es el adulto de hoy y el
viejo de mañana. El tiempo es inexorable. Todo depende en
qué momento del tiempo comencemos nuestra
investigación. Decir a alguien que no ha cambiado puede
ser un cumplido o un insulto…

4) ¿DE DÓNDE?
Adverbios de lugar.

Es tan importante saber la proveniencia de una
información como conocer su fecha. El investigador
crítico acompañará cada dato con expresiones
que aludan al lugar de dónde vino. Por ejemplo, de
dónde proviene el árbol a estudiar: de Austria, de
medio oriente, de Islandia. El concepto de árbol es muy
diferente en cada uno de esos lugares.

Debemos utilizar generosamente los adverbios de lugar y
los nombres de las localidades. El árbol de Marruecos, el
árbol de allá, éste árbol…
Siempre ubicándolo en el espacio. La ubicación
espacial de la información es esencial. No es lo mismo
poseer una serie de datos sobre el árbol provenientes de
un lugar desértico que de un lugar helado. O de un clima
tropical, o de un arrecife.

Una misma persona, animal, vegetal o cosa,
experimentará cambios apreciables si la trasladamos de un
ambiente a otro. Los aparatos presentan defectos de
funcionamiento en climas distintos al de su lugar de
diseño. La misma información causa reacciones
distintas en lugares distintos.

Durante las negociaciones de los tratados de libre
comercio en Panamá se saturó a la opinión
pública con datos sobre la conveniencia o no de estos
acuerdos. Pero casi toda la información se
proporcionaba incompleta, no se especificaba el país de
origen del os datos. No es lo mismo la experiencia chilena en la
materia que la experiencia nicaragüense. No es lo mismo la
información preparada desde el punto de vista del
comerciante que desde el punto de vista del obrero.

El tratado NAFTA entre México y Estado Unidos
pudo resultar beneficioso para unos pero no para otros.
¿De dónde vienen los datos que nos
proporcionan? ¿De México o de USA?

En nuestra investigación sobre el árbol de
mangle a principios del siglo XXI empezaremos con datos
provenientes del litoral pacífico panameño, sector
del distrito de Chepo, recopilados en 1998. Así debe
constar.

Toda información carente de localización
es ineficiente. Cada sitio, región o país le
imprime características propias a los hechos y cosas que
en él se producen. Nuestro principio de relativismo se
extiende a la necesidad imperiosa de utilizar los adverbios de
lugar junto a la información acumulada.

Tenemos que el SIDA es una epidemia, que el cuarenta y
cinco por ciento de la población económicamente
activa se encuentra padeciendo la enfermedad, lo que
traerá como consecuencia inevitable una caída del
producto interno bruto. Todo esto es cierto, pero
¿dónde y cuándo? Si decimos que en
Panamá provocaremos una estampida.

El investigador crítico Siempre sabrá e
indicará si los datos y el objeto son de allá, de
acá, de allí, de aquí, utilizando nombres
propios de países, pueblos, regiones, y cualquier palabra
que exprese localización en el espacio.

5) ¿POR QUIÉN?
¿Sabido, escuchado o imaginado?

Las cosas se toman según de quien vengan, reza el
aforismo popular. Y así es… Precisar la calidad,
circunstancias e intereses creados de cada fuente es otra parte
esencial de la investigación. Al preguntarnos
¿por quién? nos indagamos acerca de la
calidad de nuestras fuentes, ya sean personas o
instituciones.

Nos enseña Enriqueta Davis que "La
crítica de las fuentes es importante toda vez que el
investigador no puede emplear el método de la
observación directa y que lo hechos
pasados
no pueden repetirse a
voluntad, el investigador debe someter datos verídicos
–llamados evidencias históricas- a una critica
externa e interna. La crítica externa establece la
autenticidad o la validez de un documento o testigo. La
crítica interna tiene por objeto determinar el significado
y la confiabilidad de los datos que contiene un
documento
". (Metodología de la
Investigación en Ciencias Jurídicas,
p.31).

Por ejemplo: La situación de los derechos humanos
en Cuba será descrita desde puntos de vista diametralmente
opuestos por un vocero del gobierno cubano y por un vocero de los
exilados. ¿Cuál información tomaremos en
cuenta para nuestra investigación? Obviamente ambas, pero
precisando de parte de quién viene la descripción
de los hechos.

Si el tema de discusión es la cantidad de
detenidos, cualquier cifra será manipulada según
quien la presente. El gobierno dirá que sólo
existen dos mil detenidos. Los activistas de derechos humanos
dirán que existe la alarmante cifra de doce mil
detenidos

En nuestra investigación sobre los árboles
a principios del siglo xxi con datos del litoral pacífico
panameño área de Chepo, necesitamos saber si los
que realizaron el estudio, los que lo patrocinaron o los que lo
evaluaron eran ecologistas o comerciantes de madera. El enfoque
será diferente apreciando los mismos datos. Igualmente
sucederá con una investigación sobre la
extracción de arena en la plataforma
continental.

Debemos desconfiar de toda fuente. Cada informante nos
entregará la información desde una perspectiva que
cubra sus intereses. Sólo debemos aceptar como cierto lo
que personalmente hayamos comprobado, visto o experimentado. Pero
este será otro tema.

Las informaciones que contienen juicios de valor deben
ser citadas siempre con sus fuentes. Recordemos que las personas
no suelen informar acerca de las cosas sino acerca de SU
impresión de las cosas. Por ello es necesario decir
"para el profesor Julián la reunión fue
exitosa
", puesto que esa fue la impresión de esa
persona sobre la reunión. Si digo simplemente "la
reunión fue exitosa
" debe entenderse que para
mí fue exitosa, no se sabe los demás qué
opinen.

No podemos concluir que el tema fue tratado
adecuadamente.

¿Para quién? No podemos decir
que las cosas son tal o cual.

Debemos decir para quién es así, pues las
percepciones individuales varían.

Recordemos que los colores no existen en sí
mismos. Cada persona ve una gama de colores propia. Sólo
existe en su cerebro. No hay dos retinas iguales. Tampoco dos
percepciones iguales del mismo color. Cuando afirmamos algo sobre
una cosa en realidad de lo que hablamos es de nuestra
percepción de esa cosa. La información que
recibimos consiste en gran parte en percepciones de otras
personas sobre las cosas.

Preguntar quién está detrás de cada
uno de los datos que manejamos nos coloca en el centro mismo de
los intereses que mueven la historia. Las novelas escritas por
historiógrafos afectos a la aristocracia describen una
realidad distinta de la que presentan los escritores liberales en
relación con la Francia del siglo diecisiete.

¿Cuál es la verdadera? ¿A
quién debemos creer? La verdad la
hubiéramos conocido si hubiéramos estado
allí entonces. Todo lo demás son referencias, cada
una matizada por el cristal de los narradores. ¿Creer? Un
investigador crítico jamás cree en una
información que no pueda comprobar. Sobretodo en las que
se manejan por estadísticas.

Las estadísticas no son aplicables a los
individuos de un conjunto, sólo al conjunto como un todo.
Podemos deducir mediante una encuesta que el panameño
promedio es inclinado a la bebida, machista, mujeriego, inculto y
poco amante del trabajo. Pero no podemos pensar que el
señor José, nuestro vecino, sea un tipo bebedor,
machista, holgazán y mujeriego sólo porque una
encuesta lo afirma.

Y aún los mejores métodos de
comprobación no son del todo fiables. Una encuesta, seria,
bien elaborada, bien aplicada a una muestra adecuada, puede ser
un fraude sin que el investigador lo perciba. Es de humanos
mentir. Verbigracia: En una comunidad muy piadosa encuestar sobre
el sexo prematrimonial entre las chicas casaderas es perder el
tiempo. Lo mismo que si encuestamos en ese tipo de comunidad, la
latina tradicional, sobre la fidelidad de los casados, frecuencia
de sexo matrimonial y otras simplezas.

La misma fuente puede proporcionarnos información
distinta sobre el mismo tema, o distorsionarnos la
información que él posee según afecte sus
intereses. Por ejemplo El administrador de oficinas del gobierno
jamás aceptará ante ningún
estudio que los recursos que administra son
suficientes.

Informar sobre la identidad de la fuente proporciona
más autenticidad a la investigación. Contrario al
periodista, nosotros sí debemos revelar las fuentes de
nuestra información. Y revelarla con todos sus detalles,
gentilicios, patronímicos, y demás. A mayor
abundancia de información sobre las fuentes y referencias
más credibilidad rodea una investigación. Lo
contrario es chisme.

Si la fuente es muy fiable se puede tomar como
referencia probable, pero no como verdad indiscutida. Sobretodo
el hecho social, que siempre se narra a conveniencia de alguien.
Edith de Castillo menciona que "la mirada neutra del
individuo sobre el mundo parece una ficción, ya que antes
de él está la cultura y dentro está el
lenguaje
". (Metodología de la
Investigación
, 2003, p. 4). Esto indica qua
aún involuntariamente cada informante dejará algo
de sí enmadejado entre los datos. Porque el
lenguaje describe la percepción, que siempre
es individual.

No confundamos la herramienta ¿Por
quién?
Con el argumento ad hominem de los
sofistas. Este argumento consiste en refutar una
proposición no por su contenido sino atacando la persona
que lo propone. Así por ejemplo si un agricultor mexicano
está inconforme con el NAFTA se le refuta que su
opinión no es creíble porque en una ocasión
él laboró como ilegal en California.

La herramienta ¿por quién? en
cambio no busca desacreditar las fuentes, sino confirmar su
confiabilidad expresando cómo puede influir el
interés particular de las mismas en el manejo de la
información. En el ejemplo anterior el agricultor mexicano
rechaza el NAFTA porque su producción perdió
competitividad. Debemos decirlo con esas palabras utilizando
nuestra herramienta: con el nombre del informante. Insinuar que
las actuaciones o defectos personales incapaciten a alguien para
opinar sí es sofístico. Lo que debemos indicar que
cada persona nos presentará la información tal y
cómo le convenga.

Es necesario mantener actualizado siempre un registro en
donde aparezcan separadas: las ideas encontradas a favor de un
argumento indicando sus fuentes, las ideas encontradas contra ese
argumento indicando sus fuentes y las ideas o impresiones del
investigador sobre ese punto. Podemos llegar a confundir una idea
ajena con una impresión nuestra e incurrir en
plagio involuntario. O peor aún, podemos creer que hemos
llegado a ciertas conclusiones por nosotros mismos y repetir las
ideas de otro.

Al redactar es necesario indicar en cada argumento si es
nuestro o ajeno. Utilizar las expresiones en mi
opinión
, para mí, en mi
concepto
, y similares. Y sobretodo abstenernos, evitar,
rehuir la expresión creo, o creemos. Ya hemos explicado
por qué. La investigación crítica es
producción y comprobación de conocimiento. Lo que
el investigador personalmente CREA, como artículo de fe,
no le interesa a nadie.

IV CUARTA
HERRAMIENTA: Escepticismo…

"Es más fácil juzgar el talento de un
hombre por sus preguntas que por sus respuestas." Duque de
Levis

El escepticismo es otra herramienta natural en la caja
del investigador crítico. La duda es el motor del
conocimiento. Pero lo es la duda intelectual sobre el
conocimiento, la duda cartesiana. No lo es la duda existencial,
la duda sartriana, la que arranca suspiros en los adolescentes,
esa no.

Consultemos: "El escepticismo es una corriente
filosófica basada en la duda. A diferencia de los
cínicos, su doctrina no está basada tanto en la
negación de la filosofía como en la negación
de la existencia de un saber objetivo, necesario y universal. Los
escépticos creían que todo es tan subjetivo que
solo es posible emitir opiniones… Actualmente un
escéptico es también una persona que no acepta
cierto tipo de afirmaciones sin someterlas a una
investigación sistemática y científica.
Siguiendo la máxima de David Hume "Afirmaciones
extraordinarias requieren evidencias extraordinarias", este
proceso se asemeja al método científico y requiere
que las teorías sean falsables, es decir, que se puedan
contrastar para su aceptación o
refutación
."

(http://wikipedia.org/wiki/escepticismo).

Nuestro escepticismo debe ser más práctico
que filosófico, pues el investigador trabaja sobre la
existencia o verdad de un hecho o idea, no sobre la verdad
última o la duda universal, temas que, a menos que sea
filósofo, dejará a otros más entendidos o
menos comprometidos socialmente con los problemas de la
actualidad.

El escepticismo del investigador crítico debe
agudizarse hacia el final de su trabajo al arribar a las
conclusiones, o ante un conocimiento en apariencia acabado y
legítimo. La duda intelectual se resume en la
interrogante: Lo que sabes ¿se parece a lo que te
dicen?…
Y se resuelve mediante la aplicación del
mecanismo HE COMPROBADO.

En el transcurso de su trabajo todo investigador en las
ciencias sociales interioriza parte de las ideas que va manejando
y tiende a contaminar su propia percepción. Esto es
natural, puesto que la asimilación es automática e
involuntaria. Por ello para ser crítico debe mantener
presentes sus herramientas mentales.

Por el momento cedo la palabra a Ira J. Cohen:
"Cuando la mayoría de los científicos
sociales inician un trabajo ya han aceptado ciertos supuestos de
carácter ontológico sobre el mundo social, los
cuales configuran sus decisiones epistemológicas y
metodológicas, y también sus definiciones de
problemas empíricos. Se refieren a temas tales como la
naturaleza de la acción social, las reacciones en la
sociedad, los sistemas sociales y otros por el
estilo".

("Teoría de la
estructuración, Anthony Giddens y la
Constitución de la Vida Social", p.2)

Siempre partimos inconscientemente con un bagaje
de supuestos: Luego es de suponer que esos supuestos
producirán suposiciones que no percibiremos, y
pensaremos haber arribado a conclusiones, cuando en
realidad estaremos repitiendo suposiciones. Se
supone…

Este aparte podrá parecer divertido a los
pensadores e intelectuales "serios", sobretodo a
los docentes de unas y otras especialidades. Porque es al
estudiante y al estudioso precisamente a quienes va dirigida la
interrogante que lo encabeza. El docente y el intelectual ya
formado ¿…? pensarán que esto no va
con ellos. Son, según su propio criterio,
sagaces.

La herramienta crítica "he
comprobado…"
parece simple pero no es de uso
común. Muchos la consideran innecesaria. Pero es una de
las que diferencian al investigador crítico del que no lo
es. El crítico siempre comprueba, eterno desconfiado. El
otro siempre repite, papagayo del intelecto.

Sólo sabemos lo que personalmente hemos
comprobado como real, existente u ocurrido. No lo que nos han
informado, sino lo que hemos probado. Los
críticos no poseen libros sagrados, ni piedras
filosofales, ni elíxir de sabiduría. Sólo
trabajo: observación, análisis, imaginación.
Tomemos en cuenta que "como humanos vivimos con un
confiado, aunque irreal, sentido de que sabemos cómo son
las cosas y que somos objetivos. Creemos por naturaleza en
nuestras percepciones intuitivas aunque sean erróneas. En
lugar de usar estándares intelectuales al pensar usamos
estándares psicológicos egocéntricos para
determinar lo que creemos y los que rechazamos"
(PAUL,
Richard y ELDER, Linda, (La mini-guía para el
Pensamiento crítico)

La tarea del investigador crítico en su primera
fase es la más tediosa, pues debe comprobarlo casi todo.
Por ejemplo: durante años muchos escritores has citado que
Cervantes escribió: "Sancho, los perros ladran,
cabalgamos
…" Pocos días ha unos
quijotólogos – o cervantistas- han descubierto que esta
frase no se encuentra en el libro Don Quijote de la
Mancha
. La única forma en que YO, investigador, puedo
afirmar lo uno o lo otro es releyendo el excelso libro, para
entonces decir "he comprobado que no está", lo
cual sin duda faceré tan pronto encuentre un rato de
ocio.

El academicismo nos obliga a sujetarnos a una serie de
conceptos llamados paradigmas, axiomas, dogmas, método
científico, cuidar la imagen, y demás, que se
supone debemos utilizar de piedras angulares o puntos de partida
en el proceso cognoscitivo, al decir de los pedagogos, todos los
cuales sólo deben ser utilizados por un investigador
crítico como datos más a verificar.

Y eso significa también que no debemos contaminar
la investigación con nuestros propios prejuicios.
Prejuicios dije, que no ideas. El punto nos lo aclara Grollet:
"El libre examen no sólo es la afirmación de
un derecho –el de la más absoluta libertad de
conciencia- y el de poder poner en duda y someter a la critica y
al examen toda proposición y afirmación, cualquiera
sea su naturaleza científica, teológica,
filosófica, histórica. Antes de ser la
afirmación de este derecho a la autonomía del
pensamiento y este derecho a la crítica intelectual, el
libre examen es la aceptación de un deber; es decir el
deber de cuestionar los propios prejuicios, el propio
conformismo, los propios hábitos mentales".

(GROLLET, Philippe, p.71)

Al investigar debemos ser humildes en el sentido de
aceptar que no vamos a encontrar todo el conocimiento sobre algo,
conformarnos con encontrar soluciones adecuadas, pues
–como ya dijimos ut supra- las integrales no
existen, y debemos saber que buscar la verdad es tarea para
filósofos y teólogos, no para investigadores
críticos. Jamás debemos caer en la discusión
de si la verdad existe o no, y mucho menos en la entelequia de
querer encontrarla.

Todos los hechos y todas las ideas, todo el universo del
conocimiento está sujeto a análisis. El primer
deber del investigador crítico es preconizar y defender la
libertad de examen. No aceptar ningún dato o
afirmación como definitivo, ni sustentar su trabajo sobre
dogmas o axiomas. Ningún conocimiento apriorístico
le debe ser impuesto. Tampoco debe aceptar la existencia de
barreras intelectuales que le prohíban introducirse en
algún tema específico.

Podemos investigar acerca de los conocimientos o
descubrimientos de otros pensadores, ya sea para ampliarlos,
criticarlos, refutarlos o explicarlos. También podemos
investigar acerca de los hechos propios de la naturaleza o de la
civilización. Pero son dos campos inmensamente distintos,
tanto que los métodos son divergentes. Si bien es cierto
que se puede trabajar sobre ambos, es imprescindible trabajar
separadamente los dos tópicos. Nunca presentemos un hecho
social como verdad científica, ni viceversa.

Repito: Debemos desconfiar de toda fuente. Cada
informante nos entregará la información desde una
perspectiva que cubra sus intereses. Sólo debemos aceptar
como cierto lo que personalmente hayamos comprobado, visto o
experimentado.

Comprobar todo cuanto nos dicen, verbal, escrito o
visualizado, es tarea ingente, pero necesaria. Así
sabremos que lo que escuchamos es un diez por ciento
conocimientos y un noventa por ciento cuentos. Cuentos de hadas,
de brujas, historias de terror, novelas rosa, y demás. Y,
asombroso, comprobaremos que, a su vez, los que cuentan las
historietas las presentan como hechos ciertos por no haberse
tomado el tiempo para comprobarlas.

El escepticismo nos previene de las falacias. El doctor
James Lett nos indica la regla de la falsabilidad: "Son
los hechos los que cuentan. Todo hecho verdadero es falsable. Las
afirmaciones infalsables comunican información, pero lo
que describen es la orientación del declarante. No
comunican nada que sea de naturaleza factual, y por tanto no son
ni verdaderas ni falsas… son proposiciones

vacías."(Guía de campo del pensamiento
critico). Es el hecho científico o el hecho social el que
puede ser verdadero o falso. Las construcciones intelectuales no
son hechos. Sirven para presentar los hechos de una u otra forma,
pero no se confunden con ellos.

Es muy raro encontrar alguien que al investigar haya
aplicado las herramientas mentales a todos los datos que recibe.
Probablemente no ha verificado el por quién, el de
dónde, el desde cuándo, y las demás
interrogantes básicas.

¿Discutiría usted con Aristóteles,
padre de la filosofía y arquitecto del conocimiento
moderno? Él afirmó que la mosca posee ocho patas.
Dejo a usted la tarea de comprobar eso. Pero por favor no busque
un libro, ni consulte a su entomólogo favorito.
Simplemente tome una mosca y obsérvela con una lupa.
Así sabrá cuántas patas son. Así
construirá su propio conocimiento y gritará Eureka,
como Arquímedes. Percibirá entonces lo que queremos
decir al preguntarle si lo que sabe se parece a lo que le
dicen.

No creas todo lo que veas, oigas o leas. Así de
fácil. Dejemos el creer para los enamorados. Ellos
comprueban lo que quieren comprobar por intuición, y creen
lo que quieren creer por intuición también. El
conocimiento requiere de comprobación. Sobretodo las citas
y referencias. Aunque una pizca de intuición es favorable
en la investigación. Cuando tengamos la percepción,
intuyamos, que lo que nos dicen no se parece a lo que sabemos, es
mejor seguirla y comprobarla.

Una vez comprobada una información por nosotros
mismos debemos darle mayor crédito que a cualquier otra,
aunque provenga de mejores o más autorizadas fuentes. Lo
que cabe es tratar la información ajena con toda
suspicacia. Si contamos las patas de una araña, y
encontramos en un libro información distinta sobre su
número, sabremos que el libro está equivocado. Lo
que sé no se parece a lo que me dicen.

La mayor parte del material didáctico utilizado
en la academia moderna fue planificado décadas
atrás. La representación de la realidad que busca
transmitir al discente –ser en formación- no es
adecuada al lugar y la época por regla general.
Actualmente con los servicios de Internet el docente puede
actualizarse instantáneamente, y no lo hace por
cuestión de fe. Cree que su conocimiento es
adecuado.

Con la globalización del conocimiento son cada
vez más los estudiantes que conocen mejor que los docentes
el contenido de los cursos. Y para tristeza del educador
comprueban estos aprendices que lo que saben no se parece a lo
que les están diciendo. Este intríngulis ocurre con
mayor frecuencia en educación primaria y media, en donde
el manejo de Internet por la infancia convierte los niños
en investigadores de facto, escudriñando datos nuevos
sobre temas que sus maestros o creen ya cerrados o ni siquiera
saben que existen.

Nos encontramos en la era de la cultura de masas, en
donde medios masivos presentan veinticuatro horas al día
información de todo tipo dirigida a todos los sectores
sociales, información que por venir de estos medios, que
se presumen veraces, es incorporado al inconsciente colectivo
como cierta y adecuada.

Sólo los muy analíticos, y muy
críticos, saben que los medios masivos de
comunicación manejan la información según
sus propios intereses. El investigador crítico no
aceptará ab initio como cierto ningún dato
proveniente de los medios masivos. En ningún tema,
escríbalo o dígalo quienquiera que sea. Debe
verificar y comprobar el doble.

Emile Durkheim, gran defensor del uso de
estadísticas en las ciencias sociales, nos indica sobre
los resultados estadísticos que "… como cada
una de estas cifras incluye indistintamente todos los casos
particulares, las circunstancias individuales que pueden
representar cierto papel en la producción del
fenómeno se neutralizan mutuamente y por consiguiente no
contribuyen a determinarlo. La estadística expresa cierto
estado del alma colectiva".
(Las Reglas del
Método Sociológico, p.
35)

Debemos comprobarlo todo, como dijimos antes, con mayor
razón los datos provenientes de encuestas y de
estadísticas. Nunca, jamás, por ningún
motivo debemos afirmar sobre un sujeto como si fuera un hecho
cierto un dato deducido estadísticamente, si no lo HEMOS
COMPROBADO INDIVIDUALMENTE. Podemos quedar como
charlatanes.

Nos informa Kenneth Keys que "El prejuicio surge
cuando la gente aplica un concepto estadístico al hombre o
la cosa individual… tratamos con personas individuales y
éstas pueden encajar o no encajar en el promedio que
tengamos
" (Cómo desarrollar su habilidad
mental
, p. 160)

Afirmar por ejemplo que determinada adolescente comienza
su vida sexual a los doce años, porque así se
dedujo de una encuesta, no es serio, ni razonable. Es como decir
que el señor Pinillo, cuarentón, toma viagra,
sólo porque en todos los canales de televisión se
dice que los hombres maduros mayores de cuarenta suelen tomarla.
También la consumen jóvenes y no entran en las
estadísticas…

Podemos saber que la adolescente PINI inició su
vida sexual a los doce años, si fue examinada por
facultativos, y no porque un grupo de escolares haya tomado el
pelo a un encuestador hablándole de la vida sexual de sus
compañeras. Si un hospital informa que de sus pacientes un
porcentaje son adolescentes, ese si es un dato cierto, que HE
COMPROBADO en lo que se refiere a las pacientes, no aplicable a
las que no lo son.

Al analizar la información para redactar nuestras
conclusiones debemos separar los hechos que HEMOS
COMPROBADO
de aquellos que no. Y al escribir la
conclusión respectiva debemos, para ser y parecer, serios,
expresar claramente esta circunstancia.

Internet se ha convertido en la herramienta más
socorrida de los investigadores novatos, o apurados. Pero para
investigar mediante la Internet se debe ser doblemente
crítico. La información existente en ese medio es
casi infinita, pero las posibilidades de comprobarla son
también infinitamente escasas.

El investigador crítico sabe que más del
noventa y nueve por ciento de la información "bajada"
vía Internet no es confiable, de dudosa procedencia, o
francamente malintencionada. Separar el grano de la paja es
doblemente complicado en el mundo virtual. Lo que nos digan,
aunque se parezca a lo que sepamos, debemos
comprobarlo.

La información no comprobada también es
valiosa. Pero sólo es científicamente útil
si quienes la reciben conocen el hecho de que no ha sido
verificada. Imaginemos la investigación sobre serpientes
venenosas. De los cientos de especies hemos comprobado que
algunas no son venenosas. De otras no lo sabemos. Y así
debemos decirlo… O no tocarlas.

Recordemos que por lo general se comprueban
fehacientemente hechos sobre individuos concretos, que no es
aconsejable extrapolar libremente para endilgárselos a
otros. Dejemos esta falacia para las escaramuzas
verbales de los políticos.

La duda, el análisis, la comprobación
hacen que el resultado de una investigación sea innovador
y por lo tanto útil. La trascripción, la
repetición, la sumisión intelectual, la
producción de material de desecho, son prácticas
que atentan contra el valor crítico de la
investigación, y la convierten en un discurso vacío
más.

V HERRAMIENTA:
Ética Intelectual…

"análisis de la información y
formulación de conclusiones"

La investigación, como actividad humana, exige de
quienes la practican o ejercen el apego a ciertas normas de
conducta, que en su conjunto son llamadas valores, virtudes o
principios éticos, y cuyo estudio corresponde a la
Ética, rama de la filosofía. Entendemos por valores
los pensamientos y actitudes que nos llevan a nuestra
superación como seres humanos, y son aprendidos,
adquiridos mediante la educación y la
socialización.

La educación formal de nuestra época
somete la mente del individuo a un bombardeo de
información de veinte o a treinta años de
duración, lo atiborra de conocimiento. Pero no alimenta
los aspectos morales de la conducta científica e
intelectual. Porque la moral familiar, los valores éticos
básicos que nos proporcionan para caminar por la vida, no
son suficientes para orientar la actividad del intelectual y del
científico.

El intelectual y el científico llevan aparejado a
su talento un compromiso social que es mayor a mayor
formación de estos. Así como el conocimiento es
poder, también es compromiso. Acumulan deberes en la
praxis social, y adquieren la obligación de poner a
disposición de la humanidad la utilidad de su
conocimiento.

Existen valores más o menos universales:
justicia, libertad, responsabilidad, equidad, solidaridad, paz,
honestidad, llamados valores de cosmovisión. Existen
valores individuales: urbanidad, auto respeto,
comprensión, p.e. Y existen valores intelectuales…
Nos interesan estos últimos.

La investigación es una actividad intelectual,
que se caracteriza por tener como finalidad la
aprehensión, análisis y producción o
sistematización de conocimientos. Enfatizamos que no es
recopilación y transmisión de información,
sino búsqueda y transformación de la
información para producir conocimiento.

Los valores éticos y morales del investigador
crítico se corresponden estrechamente con los de su praxis
social, y los incorpora a sus hábitos y rutinas mentales.
Es necesario conocer la experiencia vital, las necesidades e
intereses, los hechos de la realidad cotidiana, en que
están inmersos los investigadores para proceder a la
búsqueda y comprensión la moral subyacente en sus
trabajos.

La investigación crítica en sí
misma debe reflejar los más altos preceptos éticos
del autor y debe ella como obra exhibir ciertos valores
propios.

Existen algunos principios que, a nuestro juicio, pueden
considerarse comunes y necesarios, y que serán observados
rigurosamente por todo el que investigue críticamente, ya
como profesión, ya como obligación, ya como
satisfacción. Son valores, humanos, profesionales y
personales, imprescindibles en la investigación
crítica

1. Respeto por la vida. El primer y principal
objetivo de los seres vivos es la supervivencia. Tan pronto un
ser recibe el don de la vida debe luchar por conservarlo y
perpetuarlo. Toda vida que se pierde es irrepetible e
irremplazable. El valor más importante para el ser humano
es la vida. La supervivencia del individuo y de la
especie.

Todo trabajo de investigación crítica debe
necesariamente incluir entre sus objetivos no escritos el respeto
por la vida. No es ético realizar investigaciones que
tengan como finalidad, directa o indirectamente, la
vulneración de la capacidad vital de los
seres vivos, ni de los medios de subsistencia de
los grupos humanos, ni la exposición o
defensa de posiciones de ese tipo.

Este respeto por la vida se entiende dentro del respeto
a cada cultura en particular. Las legislaciones sobré
aborto y eutanasia puede analizarse sin tomar partido a favor o
en contra, pero si es de hacerlo, hacerlo a favor de la
preservación de la vida. Así es inadmisible un
estudio que trate de cohonestar el terrorismo como forma de
protesta.

2. Integridad intelectual. La integridad como
valor ético personal consiste en la correspondencia entre
nuestro discurso y nuestras actuaciones. Cuando de
investigación crítica se trata es necesario que la
investigación refleje en sus conclusiones la realidad
fáctica y el criterio personal del investigador. No debe
ocultar sus pensamientos y creencias, pero no debe dejar que sean
estas las que guíen sus conclusiones.

Salta a la vista que el público no atiende las
críticas, aunque sean correctas, de aquellos que han
perdido ante él autoridad moral para dirigirse a ellos.
Afirma John Siroco que "Resulta imprescindible, necesario,
que el pensador crítico practique las virtudes para
proyectar una edificación moral, de manera que su
singularidad tenga una sustentación
armónica"
(El Pensador Crítico,
p.27)

Esa armonía que menciona Siroco se refiere que el
pensador crítico practica lo que predica. No aquél
"hagan lo que digo, no lo que hago", que caracteriza a
otra gente. Sólo puede analizar críticamente un
entorno social quien ha desarrollado admirablemente la
práctica de muchas virtudes. Porque existe una
ética del intelecto, una moral del conocimiento que
debemos respetar. Y el que no la conoce no anda bien… No
señor.

Las conclusiones y afirmaciones del investigador
crítico deben ser producto únicamente del
análisis de la información recabada durante la
ejecución de la investigación. No es ético
ni crítico expresar conclusiones personales que
contradigan las que lógica y razonablemente deban
desprenderse de la información y del material recabado.
Tampoco es ético dejar que sean nuestros prejuicios o
supersticiones personales los que nos indiquen esas
conclusiones.

4. Probidad intelectual. Hemos de entender
por probidad honradez, recato y el respeto por los bienes ajenos.
El hombre probo no se aprovecha del trabajo de otros. Dicen que
copiar el trabajo de un autor es un plagio, y copiar el de varios
una investigación. Esta mala fama se debe a la falta de
aportes personales que ha caracterizado cierto tipo de
investigaciones.

El respeto al derecho de autor es esencial en la
ética de la investigación. No tanto por el aspecto
económico, siempre vulgar, sino por el daño que se
causa a futuro en el terreno de la disciplina de que se trate. No
es lo mismo encontrar informacion de su fuente que
de un plagiario.

Partes: 1, 2, 3
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