Monografias.com > Tecnología
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Responsabilidad y desarrollo tecnológico




Enviado por Anotino Dieguez



Partes: 1, 2

  1. Ni
    optimismo ni pesimismo
  2. La
    tecnología tiende a diluir la
    responsabilidad
  3. Bases
    para un obrar tecnológico
    responsable
  4. Conclusiones
  5. Referencias
    bibliográficas

"La posibilidad de que haya
responsabilidad es la responsabilidad que antecede a
todo."

Hans Jonas, El principio de
responsabilidad.

1. NI OPTIMISMO
NI PESIMISMO

Si nos atenemos a la imagen que de ella difunden los
medios de comunicación, la tecnología –esto
es, la técnica basada en la ciencia y cuyo desarrollo
sirve a su vez de sostén a nuevas teorías
científicas– representa para la humanidad una gran
esperanza al tiempo que una gran amenaza. De manera casi
inconsciente se confía en que tarde o temprano será
capaz de resolver muchos de los graves problemas que nos aquejan:
la contaminación, la superpoblación, la escasez de
alimentos, el SIDA, el cáncer, la deforestación,
etc. Esta confianza se ve reforzada por los nuevos logros
tecnológicos que constantemente vemos aparecer en las
páginas de los periódicos o en los noticiarios de
la televisión. El habernos acostumbrado a
ellos no elimina por completo el deslumbramiento ni la
expectación con que son recibidos. Cada uno de estos
avances parece confirmarnos en la esperanza de que con paciencia
y tesón alcanzaremos el objetivo deseado de un mayor
bienestar para toda la humanidad. Por otra parte, desde las
mismas páginas y los mismos noticiarios se nos informa, a
veces sin solución de continuidad, de los desastres
producidos por la intervención técnica del hombre
en los procesos naturales, por las consecuencias imprevistas de
un desarrollo tecnológico incontrolado, o por la
utilización de tecnologías destructivas o muy
peligrosas. Parece entonces que la fuerza transformadora
más grande de toda la historia ha fracasado en cumplir las
promesas que se le asociaban, y a cambio de un beneficio temporal
y mal repartido ha dejado secuelas que ponen en grave peligro
nuestro futuro. Esta actitud ambivalente de confianza y temor
frente a la tecnología ha llegado a ser habitual,
haciéndonos vivir una especie de sueño placentero
que, de vez en vez, se torna en pesadilla.

La versión optimista del sueño tuvo una
enorme influencia durante la segunda mitad del siglo XIX, se
mantuvo fuerte (con algunas excepciones) hasta finales de los
sesenta, y todavía hoy está muy difundida entre el
público. Según dicha versión, aun cuando
vengan tiempos difíciles, la tecnología
conseguirá superar el reto satisfaciendo las necesidades y
eliminando los problemas que ella misma haya contribuido a crear.
Un lema para estos optimistas podría ser: "más de
lo mismo"; los problemas creados por la tecnología se
resolverán con más
tecnología.1 Esta confianza se
sustenta en la idea, surgida junto con la ciencia moderna y
consolidada con la Ilustración, de un progreso ilimitado
en los conocimientos y en el dominio sobre la naturaleza, que se
hace extensible a todos los aspectos espirituales y materiales de
la vida humana. La solución de las dificultades
provendrá de la mejora de los procedimientos
tecnológicos y la depuración de los efectos
indeseables antes que de un cambio en las relaciones de los seres
humanos entre sí y con la naturaleza. Así pues, lo
mejor que se puede hacer es no interferir en el desarrollo
tecnológico mediante ningún tipo de control o
planificación externo. La única garantía de
seguridad, prosperidad y libertad está en dejar que los
científicos y los técnicos carezcan de más
limitaciones que las que les impone el propio nivel de sus
conocimientos.

Una postura semejante, con su confianza en que la
salvación llegará de todos modos, con su
empeño en volver la cara ante los aspectos sombríos
y con su racionalismo exagerado, no parece sin embargo la
más adecuada en la situación en la que nos
encontramos. Desde el informe del Club de Roma en 1972 sabemos
que sin un cambio drástico en el modo actual de desarrollo
industrial y de crecimiento de la población los recursos
energéticos y las materias primas escasearán y
corremos serio peligro de entrar en un periodo de fuerte
caída económica, cuando no de sufrir otros males
mayores. Por los datos disponibles sabemos que los incendios, la
tala indiscriminada y la lluvia ácida, entre otras causas,
están acabando con los bosques y selvas de este planeta, y
que, por ejemplo, la selva amazónica había sido
arrasada a principios de los noventa en una extensión en
torno al 10%. Sabemos también que la concentración
de CO2 en la atmósfera se ha disparado desde la
década de los cincuenta, provocando, junto con otros gases
como el metano, el llamado "efecto invernadero". Sabemos que los
compuestos clorofluorcarbonados emitidos por las industrias y los
aparatos domésticos son causantes del agujero abierto
sobre la Antártida en la capa de ozono. Sabemos finalmente
que la pobreza no desaparece en el Tercer Mundo y que las
desigualdades entre países ricos y pobres continúan
aumentando, hasta el punto de que comienza a asumirse la
posibilidad de que esa situación se convierta en
definitiva. Todo esto se ha repetido ya hasta la
saciedad.

Partes: 1, 2

Página siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter