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La estructura perversa



Partes: 1, 2

  1. Psicosis y Perversión
  2. La renegación
  3. El fetiche
  4. Sustitución del Objeto
  5. Objeto y Cosa
  6. Secreto y Sorpresa
  7. La mentira y la Cautela
  8. Reglas y Desafío
  9. Paciencia y control
  10. Solitud y Soledad
  11. El perfil perverso
  12. Referencias

La psicología clásica considera tres grandes estructuras mentales que definen la personalidad: la psicótica, la perversa y la neurótica. Hay algunas discusiones acerca del carácter estructural de la personalidad borderline pues mientras hay quienes la consideran una estructura con su propio peso y características, algunos la ubican en un simple límite entre la neurosis y la psicosis. De ahí el término anglosajón borderline, o fronterizo o limítrofe, como se traduce al español. Sin pretender profundizar en conceptos difíciles de concebir, en esta ocasión abordo la estructura perversa de una forma más o menos comprensible en términos más accesibles. Expongo algunas características que la diferencian de otras estructuras y describo las características principales y específicas para ayudar a identificarla.

Psicosis y Perversión

Los procesos de los primeros meses de vida que constituyen la génesis de la personalidad ubican a la estructura psicótica en la etapa más temprana del desarrollo. La incapacidad o imposibilidad de transitar a las etapas donde el seno materno se toma como base para formar su individualidad, no le permiten siquiera la formación de un yo más elemental. Las frustraciones tempranas del niño, incapaces de soportar, son las que lo conducen a la negación de la realidad frustrante orillándolo a un aislamiento y la disociación de los sentimientos, pensamiento y lenguaje que se refleja en el discurso adulto. En la disociación el sujeto no coordina lo que dice y lo que siente.

La realidad distorsionada por el efecto de la negación termina siendo transformada. El sujeto se inventa su propia realidad, por supuesto más tolerable. La falta de un yo propio lo orilla a no tener opción más que copiar la identidad de otros cambiándola a cada momento como un actor en diferentes obras. Trata de sortear las dificultades a través del uso de máscaras que no son más que identidades copiadas de otras personas. Son los golpes que se da inevitablemente en la realidad como obstáculo para sus instintos donde radica su sufrimiento y donde se manifiesta su trastorno cuando sus mecanismos no le ayudan a mantener el delicado equilibrio de su estructura. Sorprendentemente, la estructura perversa se ubica en el mismo nivel de fijación que la estructura psicótica, con una elemental diferencia: el perverso no transforma la realidad sino que la sustituye, lo cual explicaré más adelante.

La renegación

Uno de los mecanismos de defensa de la estructura perversa es la renegación. Niega la realidad pero la conoce, sabe de la pérdida pero se niega a querer verla, reniega de ella, a diferencia del psicótico, quien la desconoce totalmente y vive su realidad reeditada. Es a través del fetiche como el perverso, a la vez que la niega, intenta llenar la falta o sustituir el objeto amado que lo frustró.

El paso por las etapas infantiles le representa al sujeto frustraciones que lo orillan a concebirse como carente y nostálgico de la omnipotencia que representaba al sentirse indivisible y parte del seno materno. En el caso del perverso, éste ya ha incorporado un objeto de amor de referencia para sus actos, pero se queda en una etapa concreta, un objeto-cosa instrumental que le da la ilusión del control de esa falta. El objeto sustituto de la realidad es el fetiche. De él se ase para no perder el control que lo llevaría al desequilibrio estructural y manifestar su angustia y agresividad.

El fetiche

Mientras que el neurótico llora y sabe de la pérdida de su objeto amado (aunque no se resigna), y el psicótico ni siquiera ha perdido nada porque nunca tuvo nada, el perverso intenta negar la pérdida o tapar la falta con su objeto sustituto. La separación- individuación del niño del seno materno en las etapas de desarrollo normal se compensa con la presencia de un objeto asociado a la madre que sirve como objeto transicional, descrito por Winnicot, entre su presencia y su ausencia. A través del objeto, el niño mantiene presente en su psique la compensación para su pérdida. La estructura perversa se encontraría en la fijación en esta etapa del desarrollo.

Sustitución del Objeto

Los componentes del instinto son la fuente u órgano de procedencia, su fuerza o necesidad, un objeto y un fin. El objeto donde el instinto encuentra su fin, que es la satisfacción o equilibrio inicial por la supresión de la necesidad, son los genitales del sexo opuesto. Aunque todas las estructuras pasan perversamente por objetos sustitutos, su objeto último es utilizado. Una de las características de la perversión es la fijación en el proceso o la sustitución del objeto último natural por otro, de tal suerte que "la perversión se define clásicamente como desviación del instinto sexual" (Alzuru, n.f.).

Partes: 1, 2

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