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Características de personalidad de los hombres que asisten al CICH




Enviado por Daly Acosta



Partes: 1, 2

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Marco
    teórico
  4. Marco
    metodológico
  5. Presentación
    y análisis de los resultados
  6. Discusión
  7. Conclusiones
  8. Recomendaciones
  9. Bibliografía
  10. Anexos

Resumen

Esta investigación Descriptiva tiene como
objetivo general Identificar las Características de
Personalidad de los Hombres que Asisten al Centro de
Intervención Conductual para Hombres Durante el Periodo
Febrero-Julio 2013, para este fin se utilizo un tipo de muestreo
no probabilístico intencional y una muestra de 40 sujetos
a quienes se le aplicaron de forma colectiva el Cuestionario de
Personalidad 16 FP y el Cuestionario para identificar
características relacionadas con trastornos paranoide
,antisocial y limite ,y con la tipología Pitbull y cobra,
donde se concluyo que no hay características de
personalidad asociadas a trastornos de personalidad que influya
de manera directa en la conducta agresiva del hombre hacia la
mujer.

Capítulo
I.
Introducción

Justificación

Unos de los problema sociales que más impacto
tiene a nivel mundial en los últimos tiempos es la
violencia; la cual se refiere a toda agresión,
física, psicológica, sexual, o daño a las
propiedades que deja como consecuencia dolor, trastornos
emocionales, herida y en los casos más extremos provoca la
muerte.

De acuerdo a la investigación realizada por OMS
(Organización Mundial de la Salud) cada año mueren
más de 1.6 millones de personas en todo el mundo a causa
de la violencia. Lo que nos revela un panorama de cómo esa
problemática afecta mundialmente.

En República Dominicana las denuncias y los actos
de violencia de género aumenta cada día, razones
por la cual esta investigación tiene como objetivo
principal, identificar las características de personalidad
del hombre agresor, con la finalidad de implementar herramientas
y programas educativos que ayuden a erradicar la misma, ya que es
un problema social que afecta individualmente a la mujer,
impidiéndole un desarrollo pleno en los diferentes
ámbitos de su vida.

La carencia de valores morales que sufre la sociedad
dominicana ha hecho que este problema se agudice cada vez
más, trayendo como consecuencia la descomposición
familiar. Y tal es el auge que se puede ver casos de violencia
genero en todos los sectores de la vida social .Cada vez son
más las mujeres maltratadas, todo esto conlleva a
crímenes, violaciones sexuales, maltrato físico y
verbal, que muchas veces se quedan impunes porque las autoridades
que tienen que tomar carta en el asunto no lo hacen con la
eficacia que deberían, es por ello que se considera de
vital importancia esta investigación.

Desde el punto de vista científico, es una
investigación donde se busca confirmar si los hombres que
cometen agresión de género poseen
características relacionadas con algunos trastornos de
personalidad, ya que existen pocas investigaciones que traten esa
relación.

Objetivo General Determinar las Características
de Personalidad de los Hombres que Asisten al Centro de
Intervención Conductual para Hombres.

Objetivos Específicos 1. Establecer las
características de personalidad más sobresalientes
en hombres en proceso de intervención.

2. Identificar características de personalidad
relacionadas con los trastornos de personalidad que puedan
influir en una conducta agresiva.

3. Relacionar la tipología del hombre agresor con
las características de personalidad.

4. Identificar la edad de los hombres con conducta
agresiva.

5. Determinar el nivel de escolaridad de los hombres
intervenidos.

Antecedentes
Internacionales.

– En una investigación realizada por Javier
Fernández Montalvo,(Perfil del Maltratador Violento,
2008), de la Facultad de Psicología de la Universidad
Pública de Navarra y Enrique Echevarría,
catedrático de Psicología Clínica en la
Universidad del País Vasco, cuyo objetivo general era
Determinar Trastornos de Personalidad y Tendencias
Psicopáticas en el Hombre Maltratador
, tras analizar
la existencia de alteraciones de personalidad y
psicopatías en 76 hombres, de 19 a 71 años, que
estaban en prisión por haber cometido un delito de
violencia de género.

El dato más relevante de la investigación
señala que el 86,8% de los reclusos por malos tratos
muestra al menos un trastorno de personalidad y un 14,4% tiene
tendencias psicopáticas claras. Tras un maltratador se
oculta un hombre machista o uno emocionalmente inestable y
dependiente. También puede esconderse alguien enganchado
al alcohol y a las drogas, o que sufre una enfermedad mental.
Pero tras la mayoría de los que cometen los delitos
más graves habitan uno o varios trastornos de la
personalidad y muchos de ellos tienen tendencias
psicopáticas. Son personas que saben perfectamente lo que
hacen.

– Santiago Boira, psicólogo clínico y
doctor por la Universidad de Zaragoza, España, recoge en
un libro varios años de trabajo con Maltratadores
que se Sometieron a Tratamiento en el Servicio Espacio, un
Recurso del Instituto Aragonés de la Mujer (IAM). El
estudio se hizo sobre 230 hombres que pasaron por este recurso
entre el año 2000 y hasta el 2007. La investigación
reveló, por ejemplo, que en más de la mitad de los
casos (el 53,7%), el primer episodio de violencia ocurrió
en el primer año de noviazgo o convivencia. Sin embargo,
la mayoría de estos hombres no recordaba cuál fue
ese día ni valoró la causa o las consecuencias para
su pareja. Veían el episodio violento como algo aislado y
atribuían los problemas a la víctima y a causas
externas, como la intrusión de terceras personas que
"contaminaban" a su mujer.

"La mayoría de estos hombres no sufren trastornos
graves", concreta Boira. Sí que suele verse una escalada
de violencia y otros aspectos.

"Suelen ser gente normal, que en muchos casos padece un
fuerte sentimiento de inferioridad e inseguridad que intenta
disfrazar de puertas para fuera. Estos hombres necesitan alguien
al lado sobre quien construir su propia identidad".

-En una investigación titulada :Trastornos de
Personalidad en Hombres Maltratadores a la Pareja: Perfil
Diferencial entre Agresores en Prisión y Agresores con
Suspensión de Condena
,2011,de José Antonio
Echauri Tijeras, María Martínez Sarasa, Javier
Fernández Montalvo, del Instituto de Psicología
Jurídica y Forense, España, cuyo objetivo es
describir los trastornos de personalidad en una muestra de 217
hombres Maltratadores .Los resultados mostraron que el 79.3% de
los agresores presentaba al menos un trastorno de personalidad,
pero los trastornos que mas a parecen son (obsesivo-compulsivo
61.3%, paranoide 30% y dependiente).

Antecedentes Nacionales -En la monografía
realizada por Ligia Campusano y colaboradores acerca de las
Estrategias en el Tratamiento de la violencia Física
Leve Utilizada por el Centro Conductual para Hombre
en el
2009, en la universidad Autónoma De Santo Domingo (UASD),
donde el objetivo general de esta investigación fue
identificar las estrategias de tratamiento de la violencia
física leve recibida por hombre de 25 a 30 años de
edad. E identificar cuáles son los tipos de estrategia
terapéuticas utilizadas en el tratamiento de la violencia
física leve en el centro conductual para
hombres.

En dicha investigación se concluye que la
agresión más frecuente fue la violencia
física leve que se realiza en diversas formas, trompones,
galletas, bofeteadas, rasguños, tirones de pelo, entre
otros. A su vez se confirmo que los hombres se pueden comportar
agresivamente sin importar el estrato social ni los niveles
educativos.

-En la investigación realizada por el Centro de
Intervención Conductual para Hombres, 2012(Factores
Psicosociales en Hombres Internos por Feminicidios en el Nuevo
Modelo de
Gestión Penitenciaria en la
República Dominicana,
en el periodo
noviembre-diciembre 2011).Es el primero de esa naturaleza que se
realiza en el país.

4 Reveló dentro de los principales hallazgos la
confirmación del círculo de la violencia en que se
vieron atrapadas gran parte de las víctimas de
Feminicidios, quienes habían sido violentadas en varias
ocasiones por sus victimarios. Con los resultados obtenidos en
esta investigación se extrajeron las siguientes
concluciones:1)El aprendizaje de la violencia como una respuesta
instrumental desde temprana edad y la normalización de la
misma en las relaciones interpersonales fueron confirmadas en
esta investigación como un componente activo en el origen
y mantenimiento de la violencia.2)La victimización en la
niñez a través de trabajos que interrumpían
el ciclo normal de desarrollo y ser objeto de violencia
frecuentes por parte de las figuras cuidadoras se potenciaba con
factores de desestructuración familiar.3)La presencia de
un bajo nivel académico y la ausencia de un nivel
mínimo de exposición a contenidos temáticos
que inviten al buen trato por parte de espacios
institucionalizados -El Centro de Intervención Conductual
para Hombres en su documento Aportes y Desafíos Para la
Intervención con Hombres Agresores 2013, con el auspicio
de la ONU
, revela los siguientes datos: Un hallazgo
importante, desde el punto de la detección de riesgo y
peligrosidad en que se encuentran las víctimas, es el
reconocimiento de que un porcentaje significativo (43%) de
hombres que asisten al Centro, conviven aún con las
parejas. Esta información pone en evidencia la necesidad
de trabajar con ellas en programas especializados que las ayuden
a salirse del Círculo en que se encuentran atrapadas. Por
la caracterización de hombres agresores presentada en este
estudio muchas de ellas corren peligro, sobre todo las que
conviven con hombres con personalidad anti social y
límite. Un 26% ti ene algún tipo de dificultades
con el abuso de sustancias prohibidas, mientras que un porcentaje
significativo lo tuvo con el alcohol, un alto porcentaje (63%)
reconoció haber sido maltratado en la infancia.

El rango de edad de 30 – 40 años (37%) es
el más frecuente, seguido por el rango de 40 – 50
(29%). Entre ambos rangos permiten reconocer que la mayor
concentración de violencia está presente entre los
30 y 50 año. Un porcentaje del 26% de la población
estudiada se encuentra desempleada, lo que agrega una variable
estresante a los factores primarios reconocidos asociados a la
violencia en contra de la mujer. En un 28% de los casos, el
primer episodio de violencia se produjo en el primer año
de la relación.

Capítulo
II
Marco Teórico

Personalidad

La personalidad individual se describe en
función de características como la confianza en
sí mismo, autoridad, autonomía, sociabilidad,
agresividad, estabilidad emocional, afiliación y
adaptabilidad. La personalidad puede ser una variable útil
en el análisis de la conducta del consumidor, esto porque
si las empresas descubren características de personalidad
en sus clientes potenciales, podrán mejorar o cambiar su
publicidad y así sus ventas. Es "el concepto de sí
mismo o autoimagen de una persona, la cual es una compleja imagen
mental que las personas tienen de sí mismos."( Kotler
,1996.) En general, el término personalidad se refiere a
cualquier comportamiento integrado y organizado del individuo que
lo caracteriza como tal, es decir, como una persona única,
distinta de los demás; el término indica
ordinariamente los aspectos no intelectuales o intencionales del
individuo; (Mancilla, Durán, Ocampo y López,
1992).

La estructura de personalidad es desequilibrada: las
dimensiones de un determinado nivel de la jerarquía
difieren en su nivel de abstracción. Por ejemplo, mientras
la emotividad positiva y la emotividad negativa se mantienen
estables a nivel de cuatro y tres dimensiones, la desinhicion no,
sugeriendo que la desinhision es mas abstacta que las dos
anteriores. (Markon ,2205).

En esta investigación es fundamental tener alguna
noción de lo que es la relación entre la conducta
violenta y la personalidad.

Explicación más obvia es que el maltrato
influye en el desarrollo de determinadas características
de personalidad, bien sea a través de procesos
biológicos y exigenticos, o bien a través de
procesos de aprendizaje .Así los hijos de Maltratadores
aprenderían patrones de conductas impulsivas (Andrews,
1997), o interiorizarían cogniciones depresivas tras las
verbalizaciones recibidas de los Maltratadores
psicológicos durante la infancia (Rose y Abramson, 1992).
En las últimas décadas el modelo de personalidad de
Eysenck fue una de la propuesta dominante en el ámbito de
la personalidad y en el de la psicología en
general.

6 Este modelo se fundamenta en una visión
bidimensional de la psicopatología, ha intentado
también ligar a dimensiones básicas a procesos
psicobiologicos subyacentes.

Así este modelo propone tres dimensiones
básicas universales con base biológica: la
extraversión, el neurocitismo y el psicoticismo. La
extraversión contempla aspectos básicamente de
sociabilidad .El neurocitismo por su parte es una
dimensión de vulnerabilidad sensibilidad emocional, sobre
todo emociones de carácter negativo. Y por ultimo esta el
psicoticismo caracterizada por la vulnerabilidad a conductas
impulsivas, agresivas o a la baja empatía. (Eysenck y
Eysenck,1985).

Desde el marco de las transacciones persona-ambiente se
han propuesto diversos (reactivos evocativos y proactivos) por
los que la personalidad podría influir o interactuar con
factores ambientales, y que sugerirían explicaciones
alternativas (Capsi,1993; Widiger y Smith ,2008).

En un estudio de adopción se encontró que
adolescente con vulnerabilidad genética para la conducta
antisocial elicitaban mayor hostilidad por parte de los padres
adoptivos que otros niños adoptados,por lo que
niños con características desinhibidas
evocarían ambientes de mayor riesgo que otros
niños. (O` Connor, Deater –Deckard ,Fulker,Rutter y
Plomin(1998).

Las tendencias básicas, los rasgos, son el
núcleo básico de la personalidad pero en rigor son
meras potencialidades que sólo se expresan al concretarse
en las adaptaciones características (McCrae y Costa,
1999).

Teorías de los Rasgos o Factores de la
Personalidad El rasgo probablemente sea el concepto que
más investigación ha generado en psicología
de la personalidad y el que ha tenido más
repercusión en el campo de las aplicaciones .Luego de
etapas de florecimiento y etapas de caída, la
evolución de la disciplina lo ubica hoy en un lugar
preponderante y determinante al momento de entender la
personalidad. Describir la historia de la psicología de la
personalidad, es, en parte, describir los avatares de los rasgos.
Tal ingente, aunque deseable, propósito escapa a los
límites de este trabajo por lo que no será abordado
en esta oportunidad.

Más sintéticamente, habremos de referirnos
a aquellos aportes que se relacionan específicamente con
nuestro objetivo (Romero ,2005).

El concepto de rasgo ha oscilado entre un lugar
fundamental dentro de la disciplina, generando múltiples
investigaciones, a un lugar de ostracismo y olvido. Actualmente,
ha recuperado su lugar preponderante gracias a los desarrollos
surgidos desde el Modelo de los Cinco Factores de la Personalidad
(MCF), que unificó las diferentes líneas de trabajo
que intentaban proponer un modelo factor alista de la
personalidad Extraversión (y su polo opuesto
introversión), amabilidad (antagonismo), responsabilidad
(irresponsabilidad), neurocitismo (estabilidad emocional) y
apertura a la experiencia (cerrado a la experiencia) son las
dimensiones polares a partir de las cuales es posible describir
la personalidad según el MCF. Estos cinco factores, los
"cinco grandes", engloban una amplia serie de
características distintas de la personalidad en un nivel
mayor de abstracción y de allí su
denominación de "grandes" (John y Srivastava,
1999).

Al hablar de los rasgos, y como en otras tantas
cuestiones relacionadas con la psicología de la
personalidad, Allport refiere "Personalidad: una
interpretación psicológica". Allí define a
los rasgos como predisposiciones a responder, de manera igual o
similar, a diferentes tipos de estímulos, como formas
congruentes y duraderas de reaccionar al ambiente. Gordon Allport
1937) Los rasgos se consideran como disposiciones (tendencias,
inclinaciones, propensiones) que se expresan en patrones de
comportamiento (y, para algunos, también de pensamientos y
sentimientos) relativamente estables y consistentes (Romero,
2005).

En sus trabajos originales McCrae y Costa evaluaron la
personalidad con cuestionarios construidos por frases y no por
adjetivos, partiendo del 16PF ("16 factores de personalidad")
cuestionario para evaluar la personalidad desde el modelo de
Cattell. Como se dijo, Costa y McCrae postulan una versión
fuerte del modelo, que sostiene la existencia real,
biológica, de los rasgos de personalidad donde la herencia
genética tiene un peso considerable. (McCrae y Costa,
1990).

Así, mientras que la herencia compartida
explicaría el parecido familiar en rasgos de la
personalidad, el ambiente no compartido contribuiría a las
diferencias entre los miembros de una familia (Plomin,
2002).

Para Allport, los rasgos que más interesan a la
psicología de la personalidad deberían analizarse
en cada individuo, a través de estudios
ideográficos; rechazó las iniciativas que se
limitaban a buscar rasgos comunes a todos los individuos y a
compararlos en términos cuantitativos. Rechazó, en
definitiva, las aproximaciones diferenciales, dimensionales y
factoriales que son las que más se han desarrollado
(Romero, 2002).

El modelo de los Cinco Grandes se fundamenta en la
consideración de que cinco amplias dimensiones de
personalidad pueden abarcar la mayor parte de los rasgos de
personalidad existentes. Los Cinco Grandes representarían
la estructura común de la personalidad humana, que
trascendería las diferencias culturales. El modelo de los
Cinco Grandes comprende los siguientes factores: ( Plomin y otros
(2002) E. Extraversión (I).

m. Amabilidad (o cordialidad) (II) R. Responsabilidad (o
escrupulosidad) (III) N. Neurocitismo (IV) Ap. Apertura a la
experiencia (V) La Teoría de los Cinco Factores de la
Personalidad destaca la distinción entre las tendencias
básicas, de base biológica, y las adaptaciones,
características condicionadas culturalmente. Las
tendencias básicas abarcan los potenciales y las
disposiciones innatas mientras que las adaptaciones
características incluyen lo adquirido: las habilidades,
los hábitos, las creencias, los papeles y las relaciones.
Como se advierte, todos los rasgos de personalidad se comprenden
como tendencias básicas exógenas. En otras
palabras, la personalidad emerge del temperamento. (McCrae,
2004).

Trastornos de la personalidad En diversos estudios se ha
demostrado que los trastornos de la personalidad (TP) representan
un riesgo clínico significativo para las conductas
violentas. E. Esbec & E. Echeburúa2010 examinan la
relación entre los Trastornos de Personalidad y la
violencia en función de cuatro dimensiones de personalidad
fundamentales: 1) la impulsividad; 2) la falta de
regulación emocional; 3) el narcisismo y las amenazas al
yo; y 4) el estilo de personalidad paranoide. Dos de estas
dimensiones –la impulsividad y la falta de
regulación emocional- están implicadas en todos los
TP relacionados con la violencia.

El narcisismo o las amenazas al yo y el estilo de
personalidad paranoide se han asociado empí- ricamente a
la violencia y a los trastornos mentales. Los síntomas de
los TP han mostrado ser mejores predictores de la violencia que
los Trastornos de Personalidad por sí mismos. De hecho,
los síntomas del clúster A o B de los TP, tales
como los síntomas paranoides, narcisistas y antisociales,
correlacionan de forma significativa con la violencia. Por
último, hay tres principios fundamentales sobre la
relación entre los TP y la violencia: 1) los TP son
habitualmente egosintó-nicos; 2) los TP muestran
comorbilidad con otros trastornos del Eje I o del Eje II; y 3) la
violencia y el riesgo de violencia están asociados con
frecuencia al abuso de drogas. Se comentan las implicaciones de
esta revisión para la investigación futura.
(Echeburúa2010).

Según el DS M-IV, un trastorno de la personalidad
es un patrón permanente e inflexible de experiencia
interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las
expectativas de la cultura del sujeto, tiene su inicio en la
adolescencia o principio de la edad adulta, es estable a lo largo
del tiempo y comporta malestar o perjuicios para el
sujeto.

Basándonos en la clasificación de los
trastornos de personalidad del DSM-IV y sus criterios, se
revisaran a continuación las características de
tres de los trastornos que están más relacionados
con la conducta violenta:

Trastorno antisocial de la personalidad La
característica esencial del trastorno antisocial de la
personalidad es un patrón general de desprecio y
violación de los derechos de los demás, que
comienza en la infancia o el principio de la adolescencia y
continúa en la edad adulta.

Este patrón también ha sido denominado
psicopatía, sociopatía o trastorno disocial de la
personalidad.

Puesto que el engaño y la manipulación son
características centrales del trastorno antisocial de la
personalidad, puede ser especialmente útil integrar la
información obtenida en la evaluación
clínica sistemática con la información
recogida de fuentes colaterales. Para que se pueda establecer
este diagnóstico el sujeto debe tener al menos 18
años y tener historia de algunos síntomas de un
trastorno disocial antes de los 15 años.
(DSM-IV).

El trastorno disocial implica un patrón
repetitivo y persistente de comportamiento en el que se violan
los derechos básicos de los demás o las principales
reglas o normas sociales apropiadas para la edad. Los
comportamientos característicos específicos del
trastorno disocial forman parte de una de estas cuatro
categorías: agresión a la gente o los animales,
destrucción de la propiedad, fraudes o hurtos, o
violación grave de las normas. Frecuentemente,
engañan y manipulan con tal de conseguir provecho o placer
personales (por ejemplo, para obtener dinero, sexo o poder).
Pueden mentir repetidamente, utilizar un alias, estafar a otros o
simular una enfermedad. Se puede poner de manifiesto un
patrón de impulsividad mediante la incapacidad para
planificar el futuro. Las decisiones se toman sin pensar, sin
prevenir nada y sin tener en cuenta las consecuencias para uno
mismo o para los demás, lo que puede ocasionar cambios
repentinos de trabajo, de lugar de residencia o de amistades. Los
sujetos con un trastorno antisocial de la personalidad tienden a
ser irritables y agresivos y pueden tener peleas físicas
repetidas o cometer actos de agresión (incluidos los malos
tratos al cónyuge o a los niños). Los actos
agresivos necesarios para defenderse a uno mismo o a otra persona
no se consideran indicadores de este ítem. Estos
individuos también muestran una despreocupación
imprudente por su seguridad o la de los demás. Esto puede
demostrarse en su forma de conducir (repetidos excesos de
velocidad, conducir estando intoxicado, accidentes
múltiples).

Pueden involucrarse en comportamientos sexuales o
consumo de sustancias que tengan un alto riesgo de producir
consecuencias perjudiciales. Pueden descuidar o abandonar el
cuidado de un niño de forma que puede poner a ese
niño en peligro. (DSM-IV) Los sujetos con trastorno
antisocial de la personalidad también tienden a ser
continua y extremadamente irresponsables. Los individuos con
trastorno antisocial de la personalidad tienen pocos
remordimientos por las consecuencias de sus actos. Pueden ser
indiferentes o dar justificaciones superficiales por haber
ofendido, maltratado o robado a alguien (por ejemplo, «la
vida es dura», «el que es perdedor es porque lo
merece» o «de todas formas le hubiese
ocurrido»). Estas personas pueden culpar a las
víctimas por ser tontos, débiles o por merecer su
mala suerte, pueden minimizar las consecuencias desagradables de
sus actos o, simplemente, mostrar una completa indiferencia.
(DSM-IV) Trastorno paranoide de la personalidad La
característica esencial del trastorno paranoide de la
personalidad es un patrón de desconfianza y suspicacia
general hacia los otros, de forma que las intenciones de
éstos son interpretadas como maliciosas. Este
patrón empieza al principio de la edad adulta y aparece en
diversos contextos. Los individuos con este trastorno dan por
hecho que los demás se van a aprovechar de ellos, les van
a hacer daño o les van a engañar, aunque no tengan
prueba alguna que apoye estas previsiones .Con pocas o ninguna
prueba, tienen base suficiente para sospechar que los
demás están urdiendo algún complot en su
contra y que pueden ser atacados en cualquier momento, de repente
y sin ninguna razón. Frecuentemente, sin que haya prueba
objetiva de ello, sienten que han sido ofendidos profunda e
irreversiblemente por otra persona o personas. Están
preocupados por dudas no justificadas acerca de la lealtad o la
fidelidad de sus amigos y socios, cuyos actos son escrutados
minuciosamente en busca de pruebas de intenciones
hostiles.

Cualquier desviación que perciban en la fidelidad
o la lealtad sirve como prueba a sus suposiciones. Cuando
algún amigo o socio se muestra leal con ellos,
están tan sorprendidos, que no pueden tener confianza o
creer en él. Si se encuentran con problemas, piensan que
lo que van a hacer sus amigos o socios es atacarles o
ignorarles.

Los individuos con este trastorno suelen albergar
rencores y son incapaces de olvidar los insultos, injurias o
desprecios de que creen haber sido objeto. El menor desprecio
provoca una gran hostilidad, que persiste durante mucho tiempo.
Puesto que siempre están pendientes de las malas
intenciones de los demás, sienten a menudo que su persona
o su reputación han sido atacadas o que se les ha mostrado
desconsideración de alguna otra manera. Contraatacan con
rapidez y reaccionan con ira ante los ultrajes que perciben. Los
sujetos con este trastorno pueden ser patológicamente
celosos, sospechando a menudo que su cónyuge o su pareja
les es infiel sin tener una justificación adecuada.
(DSM-IV) Los sujetos con trastorno paranoide de la personalidad
son personas con las que generalmente es difícil llevarse
bien y suelen tener problemas en las relaciones personales. Su
suspicacia y hostilidad excesivas pueden expresarse mediante las
protestas directas, las quejas recurrentes o por un
distanciamiento silencioso claramente hostil. Puesto que
están excesivamente atentos a las posibles amenazas,
pueden comportarse de una forma cautelosa, reservada o tortuosa y
aparentan ser «fríos» y no tener sentimientos
de compasión. Aunque a veces parecen objetivos, racionales
y no emotivos, con mayor frecuencia muestran una gama afectiva
lábil en la que predominan las expresiones de hostilidad,
obstinación y sarcasmo. (DSM-IV).

Trastorno límite de la personalidad La
característica esencial del trastorno límite de la
personalidad es un patrón general de inestabilidad en las
relaciones interpersonales, la autoimagen y la afectividad, y una
notable impulsividad que comienza al principio de la edad adulta
y se da en diversos contextos. Los sujetos con un trastorno
límite de la personalidad realizan frenéticos
esfuerzos para evitar un abandono real o imaginado. La
percepción de una inminente separación o rechazo, o
la pérdida de la estructura externa, pueden ocasionar
cambios profundos en la autoimagen, afectividad, cognición
y comportamiento, enfurecimiento cuando alguien importante para
ellos se retrasa aunque sea sólo unos minutos o cuando
tiene que cancelar su cita. (DSM"IV).

Los individuos con un trastorno límite de la
personalidad presentan un patrón de relaciones inestables
e intensas. Pueden idealizar a quienes se ocupan de ellos o a sus
amantes las primeras veces que se tratan, pedirles que
estén mucho tiempo a su lado y compartir muy pronto los
detalles más íntimos. Sin embargo, cambian
rápidamente de idealizar a los demás a devaluarlos,
pensando que no les prestan suficiente atención, no les
dan demasiado o no «están» lo suficiente.
Estos sujetos pueden empatizar y ofrecer algo a los demás,
pero sólo con la expectativa de que la otra persona
«esté allí» para corresponderles
satisfaciendo sus propias necesidades o demandas. Son propensos
asimismo a los cambios dramáticos en su opinión
sobre los demás, que pueden ser vistos alternativamente
como apoyos beneficiosos o cruelmente punitivos. Tales cambios
suelen reflejar la desilusión con alguna de las personas
que se ocupa de ellos y cuyas cualidades positivas han sido
idealizadas o de quien se espera el rechazo o abandono.
(DSM-IV).

Características de Personalidad del Maltratador
La agresividad ha sido muchas veces plasmada en sujetos con
características más bien deformes, desagradables o
anormales, como si con esto asintiesen la fantasía
generalizada de que los violentos, los hombres dañinos o
peligrosos, son personas mentalmente desequilibradas y
físicamente reconocibles por sus siniestras facciones
(Pastor, 1994).

Por supuesto que la correlación entre aspecto
físico y temperamento hoy ya no es un tema creíble
como lo fue en las épocas en que estuvieron de moda las
tipologías. Sin embargo, no hay que olvidar que todo
observador tiende, según la teoría perceptiva de
atribución, a figurarse o formarse una idea del
temperamento y personalidad de los demás basándose
en su aspecto físico, de modo que una persona que no
resulte " agradable a la vista" tiene más probabilidad de
que le acusen de un crimen violento, que otra con facciones
normales o agradables ( Dion, K. K., 1972).

Más creíble es, aunque tampoco demostrada
del todo, la creencia de atribuir agresividad extrema a
desequilibrados psíquicos, a enfermos mentales o con
desajustes emotivos. Cierto es que la agitación y la
psicomotricidad exaltada que manifiesta un enfermo dominado por
tensiones afectivas, impulsan muchas veces a cometer actos
violentos de agresión.

Más en concreto, las personalidades
psicopáticas se caracterizan por una enorme
desproporción entre sus reacciones agresivas y los
estímulos que las provocan; ya que estas son inadaptadas y
de conducta antisocial (Pastor, 1994).

No obstante, aunque entre los hombres violentos se
encuentre un porcentaje más elevado de psicópatas y
neuróticos que entre la población normal la
agresividad no es causa solo de este perfil de personas. Esto, se
demuestra cuando el hombre " normal" que arremete sabe que hace
un daño a su víctima y por esto, trata de
disculparse mediante el remordimiento o la autocrítica. De
hecho, la estrategia del arrepentimiento, la utilizan para
captarse de benevolencia ante el juicio social que esto conlleva
y así reducir los posibles riesgos de ser castigado. Otras
veces, emplean la auto justificación a través de la
racionalización, criticando así la " maldad" de su
víctima haciendo de esta manera comprensible su actitud
agresiva contra ella. (Conger y Miller, 1966).

Un gran porcentaje de Maltratadores han sido
víctimas o testigos de malos tratos, adoptando este
comportamiento como una forma normal de relacionarse. Lo han
experimentado como sistema de poder, aprendiendo que
ejerciéndolo en el hogar, obtienen la máxima
autoridad y consiguen lo que quieren. El hombre violento es el
resultado de un sistema social que ofrece los ingredientes para
alimentar esta forma de actuar. Aspira a ejercer un poder y
control absolutos sobre su pareja en lo que hace y en sus
pensamientos y sentimientos más íntimos. Consideran
a su pareja como una posesión que tienen derecho a
controlar en todos los aspectos de su vida (Espada y Torres,
1996).

Ravazzola, sostiene en su libro: "Historias
infames. Los maltratos en las relaciones" que las personas
abusadoras a su criterio las que ejercen violencia, presentan
ciertos aspectos desarrollados: dueñez, impunidad,
centralidad, control, autoridad sin confrontaciones, parecen ser
aspectos in cuestionados por los que cometen abusos. (Ravazzola
, M. 1999).

A continuación se desarrollarán cada
uno:

a) Dueñez: aparecen pensamientos y
conductas que dejan suponer que el abusador se siente en cierto
modo dueño de la persona de al cual abusa, como si la
persona le perteneciera.

Las expresiones corresponden con la noción
histórica de familia patriarcal en la que el padre era el
dueño de la hacienda, los sirvientes, la mujer y los
hijos.

b) Impunidad: el abusador tiene la idea de que la
acción maltratante no es punible supone que la
explicación que ofrece de su actitud va a ser aceptada y
comprendida por las personas del contexto, y aun por la persona
abusada.

c) Centralidad: los abusadores son personas que
se justifican a sí mismas, aun cuando su acción
esté dañando francamente a otros, daño que
tienden a no registrar o minimizar. El abusador siente que no
puede ni debe tolerar que le contraríen. Y que, si
así ocurre, la persona a la que él atribuye el
origen de su contrariedad debe ser castigada de alguna
manera.

d) Control: El abusador cree muchas veces sobre
todo cuando se trata de un padre, que él debe controlar
las conductas de los miembros de la familia. En este marco,
algunos hombres se sienten a cargo de un disciplinamiento
torturante para con su núcleo familiar. Estas
jerarquías y responsabilizaciones sociales son muy
rígidas.

e) Autoridad: en nuestro sistema social las
mujeres no están acostumbradas a verse como figuras de
autoridad en su propia familiar el padre es visto como el real
jefe de la familia, en quien reside la autoridad real: es la
persona "realmente" importante, cuyo sueño y cuyo humor
hay que cuidar por encima de los demás, la propia mujer
sostiene la figura de autoridad el padre, en tanto representante
que la sociedad percibe y toma en cuenta. Y en el momento de
reivindicar su autoridad materna, hace mucho que los hijos y el
marido se han dado cuenta de que ella no ocupa ese lugar, y ya ni
la escuchan. (Ravazzola , M. 1999) Corsi identificó
distintas características comportamentales, cognitivas,
emocionales e interaccionales en el modo de actuar de los
maltratadores. Desde el punto de vista del comportamiento,
identifico antecedentes de violencia con otras parejas,
resistencia al cambio, el fenómeno de la "doble fachada" y
abuso de sustancias, entre ellas, de forma significativa el
alcohol. En el plano cognitivo observó definiciones
rígidas de masculinidad y feminidad, distorsiones
cognitivas (generalización, minimización,
justificación y negación del maltrato).
Emocionalmente, se detecto baja autoestima,
racionalización emocional, falta de habilidades,
racionalización de sentimientos, dependencia e
inseguridad. Por último, en la dinámica de
relación del agresor con su víctima, se
producían diferentes conductas de control, de asedio
manipulación, de aislamiento de las redes de apoyo de la
víctima y de falta de habilidades de resolución de
conflictos. Corsi (1995).

Tipología del Hombre Agresor Los agresores suelen
venir de hogares violentos y padecer trastornos
psicológicos. Muchos de ellos utilizan el alcohol y las
drogas, lo cual produce que se potencie su agresividad. Asimismo,
tienen un perfil determinado de inmadurez, dependencia afectiva,
inseguridad, inestabilidad emocional, impaciencia e impulsividad.
En una investigación de los psicólogos
norteamericanos (John Gottman y Neil Jacobson ,2002),
señalan que los hombres maltratadores se clasifican en 2
categorías: Pitbull y cobra, con sus propias
características personales.

Los hombres categorizados como Pitbull presentan las
siguientes particulares:

1. Resultan violentos solamente con las personas que
aman.

2. Son celosos y temerosos al abandono.

3. Privan a la pareja de su independencia.

4. Pronto ruegan, vigilan y atacan públicamente a
su propia pareja.

5. Reaccionan con su cuerpo impulsivamente durante una
discusión.

6. Tienen potencial para la
rehabilitación.

7. No han sido acusados de ningún
crimen.

8. Posiblemente tuvieron un padre abusivo.

En cuanto a los que tienen la condición de cobra,
suelen ser:

1. Agresivos con todo el mundo 2. Propensos a amenazar
con cuchillos o revólveres 3. Calmados internamente, a
medida que se vuelven violentos 4. De difícil trato en la
terapia psicológica 5. Dependientes de otra persona
emocionalmente, pero insisten en que esta haga lo que él
desea.

6. Posibles cometedores de algún crimen por el
que fueran acusados.

7. Consumidores en exceso de alcohol y
drogas.

En ocasiones la violencia del maltratador oculta el
miedo o la inseguridad que sintiera en la niñez ante un
padre abusivo que lo golpeaba con frecuencia, por lo que al
alcanzar la etapa adulta prefiere adoptar la personalidad del
padre abusador a sentirse débil y asustado. En otros
casos, los comportamientos ofensivos son la consecuencia de una
infancia demasiado permisiva, durante la cual los padres
complacieron al niño en todo, lo cual conduce a que este
se crea superior al llegar a la adultez y piense que está
por encima de la ley, o sea, que puede hacer lo que desee y
abusar de quien quiera, así como ser merecedor de un trato
especial, mejor que el de los demás. Hay una raíz
cultural histórica primeramente, pues durante mucho tiempo
la sociedad ha sido muy machista, el hombre ha creído que
tiene el derecho primario a controlar, a disciplinar con
severidad, incluso a abusar de la vida de la mujer y los hijos,
lo cual ha sucedido bajo la apariencia de la función
económica del hombre, quien es proveedor de la
alimentación. John Gottman y Neil Jacobson,
2002).

Todos los hombres y las mujeres lo poseen, pero en la
persona normal esos centros se comunican con la parte consciente
del hombre, lo cual diferencia al ser humano del animal. Al usar
o abusar del alcohol o las drogas, los recuerdos, valores y
consejos no funcionan, entonces aparece la violencia familiar.
Como los hijos imitan a los padres, se da con frecuencia que,
quienes en la niñez fueron testigos de abusos
físicos entre sus padres, repiten la misma conducta cuando
alcanzan el estado adulto, pues aprendieron que los problemas y
conflictos se afrontan con la fuerza bruta y ese aprendizaje
negativo se arraiga tanto, que muchas veces pasa de
generación en generación. (John Gottman y Neil
Jacobson).

Existen tres tipos de hombres maltratadores: el primero
de ellos se correspondería con aquellos hombres
únicamente violentos en el entorno familiar y
caracterizado por presentar bajos niveles de violencia dentro y
fuera de la familia y apenas psicopatología. El segundo
tipo de hombres, bordeline/disfórico presentaría
niveles moderados o severos de violencia con la pareja y bajos
niveles de violencia en otros contextos. Mostrarían,
asimismo, dificultades psicológicas y
características de personalidad límite.

18 Por último, el tercer tipo,
antisocial/violento ejercería niveles moderados o severos
de violencia la pareja, altos niveles de violencia general y
desórdenes característicos de las personalidades
antisociales. (Holtzworth- Munroe y Stuart ,1994).

Es clásica también la tipología de
Dutton y Golant, estos autores identificaron tres tipos generales
de agresores: 1) los psicopáticos, 2) los
hipercontrolados, cuyo rasgo más distintivo es el
distanciamiento emocional, presentando un perfil de
evitación y agresión pasiva y 3) los
cíclicos/emocionalmente inestables, que se caracterizan
por cometer actos de violencia de forma esporádica y
únicamente son violentos con su pareja. (Dutton y Golant
,1997).

Definiciones de Violencia Violencia es todo
aquello que impide que la gente satisfaga sus necesidades
fundamentales: alimentación, vivienda, vestido, sí,
pero también dignidad." En esta misma línea, se
sitúan los planteamientos de Johan Galtung, para quien la
violencia consistiría en amenazas evitables contra la
satisfacción de las necesidades humanas básicas;
disminuyendo el nivel real de satisfacción de las
necesidades por debajo de lo que sería potencialmente
posible. En otras palabras, "la violencia está presente
cuando los seres humanos se ven influidos de tal manera que sus
realizaciones efectivas, somáticas y mentales,
están por debajo de sus realizaciones potenciales", de
modo que "cuando lo potencial es mayor. (J. M. Tortosa
(1994).

Otra forma de entender la violencia, supone
identificarla con actos de violencia entre personas concretas,
fundamentalmente actos de violencia física. De esta
manera, podríamos definir violencia como el "uso
intencionado de la fuerza física en contra de un semejante
con el propósito de herir, abusar, robar, humillar,
dominar, ultrajar, torturar, destruir o causar la muerte". (L.
Rojas (1995).

La Organización Mundial de la Salud (OMS (2002),
define la violencia como: El uso intencional de la fuerza o el
poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno mismo,
otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas
probabilidades de causar lesiones, muerte, daños
psicológicos, trastornos del desarrollo o
privaciones.

Partes: 1, 2

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