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Cuentos – Libro de cuentos de Peten – Diez cuentos para leer en familia




Enviado por Josè Romero



Partes: 1, 2, 3, 4

  1. Prólogo
  2. Leyendas
  3. Hechos reales
  4. Cuentos
  5. Biografia del autor
  6. Dedicatoria
  7. Agradecimientos

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"Cada historia, tiene su historia, cada historia tiene su esencia; cada historia tiene su contenido; cada historia tiene su cuerpo; cada historia es diferente, aunque sean similares; cada historia es una historia, cada historia es una vida…

Propuesta de trabajo de graduación para optar al grado de Licenciado en Pedagogía y Ciencias de la Educación, de la Universidad de San Carlos de Guatemala –USAC- del Centro Universitario de Petén –CDEP- como un aporte a la a la literatura de Petén.

Prólogo

Como es sabido, que en cuentos y leyendas Guatemala en muy rica, rica en historias ya sean verdaderas o inventadas, estos cuentos o leyendas datan desde tiempos de la Colonia.

En Petén, también sucedieron muchas historias, muchas de ellas con los mismos personajes, con los mismos espantos, con los mismos aparecidos, con los mismos empactados, todos son parecidos, pero no iguales.

Muchas historias y leyendas han sucedido en épocas y años distintos, pero todos llevan un camino, ya sea el de narrar hechos o sucesos verídicos llamada historia, o historias inventadas llamadas cuentos, pero hay otros sucesos y hechos que sucedieron de verdad pero con un poco de imaginación e invención de quienes lo contaron o escribieron unieron la verdad con la fantasía y de estos se originaron las leyendas y es así como se fue escribiendo la historia de nuestros pueblos, de nuestro Petén, de nuestra Guatemala y Santa Ana no fue la excepción, ya que aquí también han sucedido cosas importantes y en la tradición oral, solo se han contado de generación en generación y se han ido enriqueciendo a través de los años.

Toda la leyenda, toda la tradición oral no se había escrito y es hasta ahora cuando este humilde servidor la escribe, en memoria de aquellos y aquellas personas que tuvieron la amabilidad de brindar su valioso tiempo por las noches o por las tardes y contar lo que sus antepasados les contaron y lo que ellos y ellas mismos vivieron en su niñez, juventud y adultez, quizá como toda historia tienen similitudes a hechos y sucesos de otros municipios pero todos son particulares y Santa Ana no es la excepción, como un aporte de la Universidad de San Carlos de Guatemala –USAC- y del Centro Universitario de Petén –CUDEP- a través del trabajo de graduación del Profesor de Enseñanza Media José Antonio Romero Berges, en el grado académico de Licenciatura en Pedagogía y Ciencias de la Educación es así que hoy presenta: "Cuentos de Petén", "Hechos reales, leyendas y cuentos del Municipio de Santa Ana, Petén". El libro está dividido en tres partes, la primera parte se presenta una serie de Leyendas relatadas por personas oriundas, nacidas en la comunidad, la segunda parte aparecen una serie de narraciones de hechos reales contados por sus protagonistas y la tercera parte se exponen cuentos escritos por el autor y editor del libro, cabe mencionar que en la parte final de algunos cuentos contienen un glosario ordenado de acuerdo a cada palabra que salga en cada línea o párrafos del texto, así el lector irá comprendiendo y entendiendo y no pierda el hilo de la lectura, las palabras que aparecen en el glosario son paralabras que el autor creyó que necesitarían definición para la interpretación de la narración, también aparece una serie de vocablos, expresiones y palabras en idioma Maya y palabras y expresiones que solo en Petén fueron y son usadas por algunas personas mayores.

 

Leyendas

1.- Leyenda de la Imagen de Nuestra Señora Santa Ana (Leyenda) Narración: Delfina Luna Moro de Miss Escribió: José Antonio Romero Berges Lugar: Santa Ana, Petén Fecha: Año 1998.

Cuenta la historia que, la imagen de Nuestra Señora Santa Ana, empezó a aparecer bajo un árbol de cholol o encino a dos leguas y media al noroeste en el asentamiento Itzponé hoy conocido como Santa Ana Vieja, y a un kilómetro de la finca de Don Leandro Méndez en la sabana grande en lo que hoy en día se conocer como barrio Buena Vista.

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DELFINA LUNA MORO

Los trabajadores que laboraban en la finca encontraron a la pequeña imagen debajo de uno árboles de cholol avisando al cura reductor del aparecimiento regresaron la imagen al paraje Itzponé. Este acontecimiento volvió a suceder dos veces más como preludio de los tres traslados que iba tener el pueblo de Santa Ana, cada vez que ésta se aparecía, pero al otro día volvía a parecer bajo aquel árbol de cholol.

Los habitantes del pueblo se reunieron para haber quién era el bromista que se llevaba la imagen a ese lugar, pero no hubo tal bromista.

No fue hasta que los vecinos y trabajadores se dieron cuenta de que, cuando la imagen aparecía bajo el árbol, sus pies estaban llenos de semillas de zacate y zarpa, así como de gotitas de agua, llegándose a la conclusión de que la imagen de Nuestra Señora Santa Ana se iba caminando durante la noche al lugar de las apariciones.

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En ese momento decidieron hacer una iglesia en el lugar y asentarse a un kilómetro de distancia, en el lugar conocido hoy como Barrio Buena Vista.

El árbol de cholol estaba localizado en un cerrito que se cree era un antiguo cementerio, ya que durante la construcción de la iglesia se encontraron restos de huesos humanos que, por orden de los encargados de la iglesia y el Intendente Municipal, se volvieron a enterrar bajo los cimientos de la propia iglesia.

Tiempo después los pobladores se fueron ubicando alrededor de la iglesia formando lo que hoy se conoce como la plaza de Santana o centro histórico.

Como el área donde se ubicaron los vecinos en el segundo asentamiento era muy fangosa, los vecinos decidieron trasladarse alrededor donde se encuentra actualmente la iglesia, dando lugar al tercer y definitivo asentamiento del Pueblo de Santa Ana.

Delfina Luna Moro de Miss, nació en Santa Ana, Petén, el 13 de abril de 1928, falleció el 9 de febrero de 2010.

2.- Los espantos de mi tierra Narración: Georgina Casasola Quixaj Escribió: José Antonio Romero Berges Lugar: Santa Ana, Petén Fecha: Año 1990 Como en todos los pueblos peteneros, en Santa Ana, también "salieron" a espantar a las personas humildes y sencillas de este bello municipio, para que usted estimado lector conozca los espantos de Santa Ana, a continuación se describe cada uno de ellos.

LA ZIGUANABA O TZI-HUA-NÁ

GEORGINA CASASOLA QUIXAJ

Doña Georgina Casasola Rosado

Es el espíritu más común tanto en las áreas rurales como en las urbanas. Se trata de una mujer vestida con un camisón blanco transparente que aparece bañándose en los tanques de agua o en los ríos, si se trata del área rural. Por las noches se pasea frecuentemente por solitarias veredas, mostrando a los hombres su larga cabellera negra.

También se aparece bañandose con la ayuda de un guacal de oro en las orillas de mantos acuíferos. Se cuenta que después del baño se pasa desenredando su larga cabellera, por que su peine está confeccionado con los pelos del mismo diablo. La siguanaba se hacía seguir de los hombres que trasnochaban buscando aventuras nocturnas hasta que los perdía en algú barranco, en las sabanas o en las montañas luego de haberles mostrado su horripilante cara de calavera equina.

Para evitar sus maleficios algunos mordían una cruz, una medalla o un machete. La función de la siguanaba es estrictamente correctiva, pues castigaba a los maridos infieles y aquellos que sin ser casados, iban tras cualquier mujer.

LA LLORONA Fue una mujer que ahogó a su hijo en el río para huir con un hombre identificado ha veces a Juan de la Cruz o Juan Sin Miedo.

Como castigo de Dios está condenada a buscarlo eternamente por todos los lugares donde hay agua.

Al anochecer la llorona grita y se lamenta de manera sobrecogedora. La llorona aparece como una mujer vestida de negro, pero más que verla, se le escucha: su desgarrador quejido provoca escalofríos.

EL DUENDE O SOMBRERÓN Es un espíritu juguetón personificado como un hombre pequeñito vestido de negro, con un gran cinturón de hebilla brillante de oro y plata. Tiene un sombrero negro de ala ancha y botas con tacones y espuelitas de oro. Acostumbra molestar a las niñas, señoritas y a los caballos, a quienes enreda las crines y las colas.

A las muchachas de pelo negro y largo y de ojos bonitos, les arroja basura, piedras y estiércol en su comida. Según la leyenda después de haber enredado el pelo a las muchachas el duende baila y canta acompañado de una pequeña guitarra. Como resultado la muchacha no duerme y termina enfermando o muriendo.

Para ahuyentar el duende le ponen la guitarra, una botella de guaro y un espejo, porque le da tristeza de sus viejos tiempos le da cólera y se ahuyenta.

LOS CADEJOS Es un animal lanudo, negro con casquito de cabra y ojos de fuego. Su función consiste en cuidar a los borrachos, protegiéndolo del peligro, aunque también puede asustarle.

Si bien el cadejo es un espíritu protector debe tenerse cuidado con él, ya que al beber demasiado y con frecuencia, puede lamerle la boca al borracho y entonces le sigue de cerca durante nueve días y ya no lo deja en paz.

Usualmente el cadejo asusta para que el hombre deje de beber. Dicen que existe un cadejo blanco, que es otro protector, pero se pelea con el negro para captar las almas… LA COCHA NEGRA Este espectro se le aparecía a media noche todos los moradores del pueblo que iban a traer agua del aljibe construido de calicanto que surtía de agua a los habitantes (Hoy Barrio Buena Vista) en el cual se les cruzaba por el camino y no los dejaba pasar, hasta que algunos habitantes se reunieron para matarla, pero su sorpresa fue que al dispararle las balas no le herían, entonces decidieron ir con el cura en el cual le regaron agua bendita.

Al llegar la noche se reunieron para ir a lugar donde aparecía la cocha negra y cuando llego la hora salieron en busca de ella y al aparecerse le dispararon, gran sorpresa para las personas que al caer al suelo empezó a echar humo y mal olor y se transformo en una mujer todos se santiguaron y sintieron un escalofrío por todo el cuerpo. Desde ese entonces reino nuevamente la tranquilidad en los moradores de Santa Ana.

LA IXTABAY Es uno de los personajes o espantos mas conocidos de Petén, sus orígenes son de la leyendas Mayas de Yucatán y Campeche, fue traída por los pobladores que habitaron el municipio de Santa Ana y de allí siguió la Leyenda de la Ixtabay.

La Ixtabay, es una mujer alta, de vestido blanco transparente, de larga cabellera que aparece a la orilla de fuentes de agua, como los ríos, lagos, y aguadas, cuentan que se les aparece a cualquier hombre que anda en horas de la noche fuera de su hogar.

EL TZITZIMITE Este aparecido, es un ser grande de unas tres a cuatro varas de alto, musculoso, peludo como los simios, cabeza grande, brazos largos, piernas largas con los pies alreves.

Sale en el monte, las sabanas, y las quebradas, según cuentan este ser busca a las personas para hacer amigos y después perderlas en el monte cuando no respetan los "días grandes", los días festivos y los días sagrados tales como: viernes y sábado santo y domingo de resurrección (semana santa, día mayores), días de los santos difuntos (1 y 2 de noviembre), día de la natividad del señor (25 de diciembre) y año nuevo. Aunque también los días festivos de las fiestas locales de los pueblos, y días de celebraciones ordinarias.

GEORGINA CASASOLA QUIXAJ, nació en el municipio de la Libertad, en el año de 1915. Doña Gina murió a la edad de noventicuatro años en la Coloña –San Mathews Village, Belmopán, Belice, el 28 de marzo del año 2010.

3.- EL TAMARINDO ANTAÑON (Leyenda) Escribió: José Antonio Romero Berges Fecha: 27 de Septiembre de 2009 Lugar: Santa Ana, Petén

 

Este viejo Tamarindo, ¿Que tanta istoria ha visto?, ¿Que tanto sufrimiento ha otado?, ¿Que tantas alegrías ha ontemplado?, ¿Que tantos nacimientos y muertos ha observado?, ¿Que tanto tiempo a ivido?…, que ha visto vivir y morir, morir y ivir los días, las semanas, los meses y los ños.

sus tierras y fundaron la comunidad llamada Junticholol,

Dicen que tiene más de doscientos ños, yo se que tienes un poco más.

Ha visto tantas cosas y está allí rguido todavía, es longevo tamarindo, es an viejo como El Itzponé o Ixponé, El Llano rande, El Aljibe de Don Leandro, así es el amarindo. Cuenta la Leyenda, que cuando vivían os Turcos en el Junticholol una aldea que se ocalizaba a una legua y media de Santa Ana, undada por Don Ciro Morales, Don Chico Méndez, ganaderos de Ciudad Flores, que enían sus tierras y ganado por estos rumbos,

Dibujo: Cecilio de Jesús Garrido Quixchán

Don Eleodoro y Doña Tirsa vivían en Santa Ana, tenían su casa detrás de la casa de Don Domingo Cache, en donde habían dos Tamarindones grandísimos de la época coloñal, uno era el Tamarindo Macho y el otro el Tamarindo Hembra y hacían honor a la pareja que vivía en el terreno de los tamarindo, así eran conocida la pareja, como Los Tamarindos pues no se desapartaban para nada, solo cuando Eleodoro se iba a trabajar al monte.

En frente del Tamarindo Antañon vivía don Domingo Cache quien tuvo una cantina y por la portada salian los "bolos" bien borrachos y para que nadie los viera, salían por la portada detrás, donde está el Tamarindo Antañón… Si ese tamarindo hablara –suspiraran los antiguos, y los ojos de los viejitos denotarian melancolía, y un brillo y una chispa de ingenuidad se reflejara en sus ojos y una sonrisa flotara a flor de sus labios, quien sabe que pensarian, quien sabe que recuerdos les viniera a sus mentes. ¡Ah, viejitos, que tiempos vivieron ustedes…el recuerdo de esos tiempos idos, y que ya no vendrán… Eran una pareja especial, decían las mujeres de la época, pues, ellos siempre andaban juntos, iban juntos a la iglesia, a los bailes, al trabajadero, que tenía Don Doyo que así le decía toda la gente. Para Doña Tirsa, su doyito, era su doyito querido, eran la envidia de los matrimoños por parte de las mujeres y de los hombres ni hablar, pues ya las mujeres santanecas les reclamaban a sus maridos mayor atención y más consideración. En ese tiempo era raro ver a una pareja de esposos ir y venir juntos.

 

Los hombres hablaban de Don Doyo pues decían que la mujer lo mandaba y por eso su mujer andaba como fustán de vieja con él, esto no le importaba a él, pues del lugar donde ellos venían era común que los esposos anduvieran juntos y como decía él, el amor que le tengas a tu mujer, te hace sentirte orgulloso de ella, y te sentís bien el andar con ella, todo el tiempo.

Eso no le gustaba a los santanecos, a los sajalaleños y juntechololeños y por eso casi no se llevaban con ellos, pero el matrimoño vivía bien en su casita… Era tanto el amor que se tenían, que eran la envidia de todos… –Mirá le decían las mujeres a sus maridos, ¿¡Porqué no aprendés con ellos, ellos si se quieren, pero tú…!? y sollozaban, pues las mujeres querían que las trataran bien, era la época donde los hombres eran los que mandaban y como decían eran de la calle y las mujeres para la cocina, el hogar y crear hijos, así era el tiempo, asi pensaban en ese tiempo los hombres.

El Tamarindo Antañón

 

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Fotografía tomada por:

Víctor Sebastián Romero Quixchán.

Una mañana se fue Teodoro a su trabajo a Juntecholol, pero iba preocupado pues su Tirsa había amanecido enferma, con fiebre y un calenturón y solo le dijo a Ña Rosa y a Ña Fina que la atendieran mientras que él venia, pues iba a pedir unos centavos al patrón para llevar a su amada esposa con el doctor.

Para ir con el doctor, tenía que ir a la Ciudad de Flores, con el Doctor Baldizón pues no había otro, más que él. El viaje a Ciudad Flores se hacia a pie o a caballo y duraba de dos a tres horas… Se fue volado Teodoro, para el Juntecholol, llegó con el patrón Don Ciro y le dijo:

-Mire don Ciro, le vengo a pedir un favor, que me dé unos centavos para llevar a mi mujer con el doctor… -¿Qué le pasa a tu mujer, preguntó Don Ciro a Teodoro? .-Pues… Teodoro titubeo un poquito, miré usté, hoy amaneció con fiebre y con dolor, y le hice algunos remedios y hasta Ña Gina fui a buscar como a las dos de la mañana y no se le quitó, quiero ver si la puedo llevar con el doctor… -No tengás pena Teodoro, llevátela con el Doctor y le decís a mi mujer que en la casa te vas a quedar… -Gracias repuso Teodoro lleno de esperanza y felicidad, pues el patrón le confiaba a su casa llegar.

Salió del juntecholol como llevando un rayo, como presintiendo lo que iba a acontecer, llevaba un mal presentimiento en el corazón, el día se fue poñendo nublado y el cielo se puso gris, Teodoro puyaba al pobre corcel, que corria como el viento hasta ya no poder más.

En eso el caballo tropezó y Teodoro al suelo fue a parar, el impacto fue muy duro, un solo golpe sufrió, allí quedó en el camino, tendido en forma de cruz, el caballo siguió trotando pues lo que quería era llegar, para que la amada Tirsa conociera la verdad, que el pobre Teodoro, tendido había quedado en el cafetal.

El caballo llegó sin jinete, todos quedaron asombrados que el caballo de Teodoro solo llegó, pues eso también se comentaba que Teodoro no dejaba, caballo, machete y mujer y en el pueblo empezaron a murmurar….

El caballo llegó trotando y se paró bajo el Tamarindo macho, Tirsa lo vió de reojo y un grito al cielo dio, ¿¡Qué le paso a mi amado!? Grito con las fuerzas de su corazón, como pudo se bajó de la cama, y arrastrada al caballo llegó, se subió como ella pudo, y de regreso al monte se fue.

Los pobladores de Santa Ana, se fueron algunos detrás para ver en que podía a la viuda ayudar… Iba el caballo corriendo a gran velocidad, cuando a lo lejos Tirsa a su amado divisó, hasta la fiebre y calentura a la pobre se le quitó, del susto de ver a su marido, tirado en el bajial….

La gente llegó y encontraron tirado el cuerpo de Teodoro quien tendido estaba muerto en el bajial, a Tirsa no la encontraron, la buscaron por tierra y por mar, la buscaron en las sabanas, en los bajios, en las montañas, buscaron en los pucte"es, y en los chololes, buscaron en las aguadas y no la encontraron jamás, a Teodoro lo enterraron en el mismo lugar donde muerto cayó, poñendo piedras como señal del fallecimiento formándose un cerrito de piedras.

A los nueve días de muerto el tamarindo macho cayó, nadie se explica como, solo el Ttmarindo hembra quedó, y ese es el tamarindo que hoy se encuentra en Santa Ana, como memoria del aquel amor puro, que una vez se tuvieron Don Teodoro y Doña Tirsa, El Tamarindo Antañón como, la gente le dice, cada año da sus frutos demostrando aquel amor, que un día en vida de mujer le tuvo a su gran amor… FIN GLOSARIO Itzponé o Ixponé: Nombre antiguo del paraje donde fue fundada el pueblo de Santa Ana. Turcos: originarios de turquia o Albania, sobrenombre dado a los Baldizón y a los Tager gente pudiente de Ciudad Flores.

Juntiucholol: aldea que se localizaba a dos leguas y media de Santa Ana, ya no existe.

Trabajadero: lugar donde cultivan los campesinos.

Matrimoños: matrimonios.

Mirá: mirar Aprendés: aprender.

Calenturón: fiebre o calentura Ña: doña.

Coloñal: expresión muy original de los habitantes originarios de Santa Ana que significa colonial.

Usté: usted.

Tengás: tener Llevátela: llevar Decís: decir.

Poñendo: poner, poniendo Puyaba: puyar, arrear, apurar Bajial: bajo.

Hechos reales

Las siguientes historias, fueron contadas por sus protagonistas, hechos que sucedieron hace más cincuenta a setenta años, memorias que aún en la edad de los que lo contaron viven en su recuerdo y pensamiento. Los narradores autorizaron al investigador para publicarlos sus fotografías, nombres y apellidos reales, con una pequeña biografía para darle una validez histórica a las vivencias que a continuación aparecen.

4.- El Espanto del Ramonal (Hecho Real) Narrado por: Pablo Eugenio Luna Miss Escrita: José Antonio Romero Berges Fecha: 27 y 28 de Septiembre de 2009.

Don Pablo Luna, experimentado arriero originario de Santa Ana, trabajador de los Turcos, los Tager, los Baldizón, Los Chiquín, Los Méndez gente pudiente de la Isla, del Ixchaá y del ahorcado.

La arriería, es un trabajó duro y fuerte, es un trabajo que consiste en llevar hatos de mulas, por las montañas, don Pablo era arriero que deanvulaba por los campamentos.

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Don Pablo Eugenio Luna Miss

Fotografía tomada por: Elías José Romero Quixchán

chicleros del Remate, de Uaxactún y Dos Lagunas, campamentos chicleros de la zona media del Petén.

Don Pablo se encargaba de bajar todo el chicle de la temporada que empezaba en julio de un año y terminaba en marzo del otro año, pues había que aprovechar el invierno para el "corte", "bajada", "cocida" y "enmarquetada" del chicle, y subiendo los víveres a los campamentos chicleros del Remate, Uaxactún y Dos Laguna donde trabajaban los Turcos, los Chiquìn y los Méndez. Cuando se terminaba la temporada de la arriería don Pablo se iba para Santa Ana a trabajar de vaquero en las Sabanas del Llano Largo, La Sabana del Juntecholol, La Sabana del Ixponé, del Ijá y el Oquevix, en sus tiempos de descanso cuando bajaba de las temporadas de las montañas del Remate, Uaxactún y Dos Laguna En ese tiempo no había carreteras solo trocopaces o caminos de herradura y El Remate era el puerto lacustre en donde "bajaban" todos los encampamentados, chicleros y monteadores que trabajan en las montañas del nor-oriente del Petén y el Remate era el puerto a donde todos llegaban.

Cuenta Don Pablo que en sus andares por las montañas del Petén, un día que venían bajando de la montería del campamento de Uxactún les dijo a sus compañeros, "que se quedaran a dormir en el campamento del Ramonal, pues quedaba más cerca para llegar al Remate", pero sus compañeros le respondieron: "mirá vos no te vayasir allá, quedemosnos aquí en el Tecolote pues aquí dormimos bien, fijáte que allá no se puede dormir muy bien, le dijeron, pero Pablo agarró su camino y se jue hasta el Ramonal, llegó al campamento como a las cuatro de la tarde, desemparejó sus mulas, se encaramó al árbol de un ramón, ramonió todo, juntó el fuego y se puso a hacer unas tortillas.

Como a las seis y media de la tarde, se sentó afuerita de la champa, como era el mes de marzo, entonces oyó que empezaron a picar unos palos, gritó como lo hacían los chileros: ¡Juuuuuuuuuuuuuu..!, ¡Juuuuuuuuuuuuuu..!, ¡Juuuuuuuuuuuuuu..! pero nadie contestó, entonces pensó, han de ser los chejeés. Los moscos empezaron a zumbar en sus oídos y se metió a su dormidero formado por un pabellón y su hamaca, estaba entrando a su pabellón, cuando oyó un ruido que venia del cerro donde dicen que estaba enpactado, porque varios gûecheros lo habían escarbado y nunca le habían podido llegar a la tumba.

Agarró su machete y se levantó al oír ese ruido como que era de cueros viejos que andaban arrastrando por todo el plantel." Como hombre de monte no le dio miedo, pues porque cargaba un rifle de dieciocho tiros, disparó al aire, el tiro se oyó en la distancia de la noche, al cabo de un rato pasó la bulla, agarró el rifle y se fue a su hamaca.

Estando acostado volvió a oír el ruido que venia de arriba del cerro, entonces empezó a rodear la champa en donde Pablo estaba, agarró su rifle y su cuchillo de plata que tenía y se lo puso en la boca y dijo:

"Mirá: si eres de esta vida habláme y si eres de la otra , también…" entonces descargó quince tiros, tirando de un lado parotro, donde oía el ruido tiraba, el ruido seguía oyéndose alrededor de la champa, poñendose peor la cosa, porque ya entonces hasta las mulas empezaron a resoplar las narices, a rebuznar, a pararse en dos patas, se empezaron a inquietar, a Pablo se le espelucó el cuerpo, con una rapidez que llevaba miedo, se jue a sentar en medio de las mulas para que se le pasara el susto, pues tenía el cuerpo en un solo temblor, sentía muy feo, sentía un escalofrío que le bajaba por la espalda, los pelos se le pusieron de punta, se le quisieron poner los pies pesados, pero dijo: ¡Babosadas!, yo no tengo miedo!", regresó a donde tenía sus cosas, buscó su rifle que había dejado debajo de la hamaca por la aflicción, agarró una bala destapó un cartuchito y se metió la pólvora en la boca para reaccionar pues se sintió extraño, nunca había sentido esa sensación en su vida, tantos años de andar en la montaña y hasta ese día lo había sentido.

Se tomó la pólvora y reaccionó de un forma normal, se fue a meter al pabellón, se acostó en la hamaca… ya estaba adormitando cuando, al buen al rato, volvió a escuchar venir el mismo ruido, y con más fuerza que nunca y empezó a dar vueltas en el plantel, entonces, dijo: "¡Esto no es cosa buena!", "¡A mí no me conviene estar aquí… y solo!", dijo, "saber que va pasar… mejor me voy al Tecolote, se repitió." Como a la diez de la noche, quitó el pabellón, agarró la hamaca, la desguindo, quitó los lazos y los guardó en su chalbeque; en su costal de nailon, echó aparejos y carga y empezó a caminar por la montaña, en esa oscuridad con las mulas que estaban inquietas, resollaban, tenían los ojos bien abiertos, las orejas paradas, se les miraba el miedo en los ojos, las mulas sudaban, la noche era oscura, cerrada, agarróse de una de las mulas y empezó a caminar sobre el camino de herradura.

Caminó toda la noche, a veces durmiendo, otras veces, despierto, soñando con el ruido del Ramonal, con los disparos, con la pólvora que se comió, con las tortillas, con el espanto, no sabia si soñaba, o si dormia, no sabia se era verdad, o pesadilla, como a eso de las dos de la mañana pasó por el campamento del Tecolote, miró que algunos encampamentados dormían, unos roncaban, otro dormían plácidamente, no quizo despertarlos, siguió su camino. A las cinco de la mañana llegó al Remate, los compañeros chicleros, cocineros que habían allí le saludaron contentos y le preguntaron como había pasado la noche, y les respondió que bien, que había dormido muy bien… Preparando las tortillas Lencho Lanza le dijo, ¿De verdad vos Pablo, dormistes bien? y éste le contestó ¿Por qué?, llamó a todos para el desayuno y contó:

"¡En la temporada pasada, Chico Mendez, Juan Chiquìn y yo, nos quedamos a dormir en el Ramonal, pero "Puchicamuchá", no pudimos dormir, es un ruido feo el que se oye como si arrastraran cueros viejos, latas, cadenas, ramas, un ruido que da miedo.

Imagínate vos Pablo que siendo nosotros tres, nos aguevamos, agarramos las monturas y nos fuimos a la miercoles, y desde esa vez, nunca más volvimos a dormir en el Ramonal, por eso no creo que no te haya pasado nada Pablo.

Pablo solo calló, y les dijo, miren muchá, haciéndose del valiente: "pues yo dormí bien, lo que pasa que a mí se me quitó el sueño y me vine para acá, les dijo Pablo.

"Nunca le conté a nadie lo que me pasó allá en el Campamento del Ramonal, eso ya hace más de cuarentaños, todavía ahora que me recuerdo del susto, se me baja un escalofrío en la espalda y miré maestro, se me ponen los pelitos de punta.., comprobé que era cierto, se le pusieron los pelitos de los brazos de puntas y en su mirada había una mirada de nostalgia por lo que le pasó a don Pablo Eugenio Luna Miss, allá en el Campamento por el "Es panto del Ra mona l." FIN Don Pablo Eugenio Luna Miss, nació en Santa Ana, Petén, en el año de 1928, hijo de Manuel Luna y de Teresa Miss originarios y vecinos de este pueblo. Su abuelito se llamaba Don Cesario Luna y su abuelita Doña Cecilia Miss. Don Pablo fue arriero, trabajó para Don Eduardo Tager viejo, Don Chus Chiquín en la Chicleria y en la vaquería trabajó para Don Chico Méndez, Don Ciro Morales, etc.

5.- El Chiclero y La Duende (Hecho Real) Narrado por: Francisco Romeo Cupul Salazar Escribió: José Antonio Romero Berges Lugar: Santa Ana, Petén Fecha: 10 de Octubre de 2009 Cuando en el monte, todo era montaña, el rugir de chakbola"ay el tigre y Koh el leoncillo era cosa cotidiana en los días calurosos de las selva…..

El canto de iikim la lechuza, kulte"el búho, ponían los pelos de punta en las noches oscuras y tenebrosas… Cuando Koocayte"é la luciérnaga paseaba por las

 

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Don Francisco Romeo Cupul Salazar

Fotografía tomada por: Yolanda Melissa Romero Quixchán

noches alumbrando el chak"an la sabana y la gente dormía plácidamente en los kaah poblados peteneros… Cuando Noj Petén era Noj Petén, y el cha'ach el chicle valía su peso en oro, era la fiebre del chicle, era la fiebre del oro blanco en Petén; de todos los rincones del país venía gente para probar suerte en la chicleria… El campamento chiclero, siempre se ubicaba en una pequeña planicie, en pequeñas sabanas o dentro de la montaña en pequeños claros, ya que era menester que así se dispusiera para seguridad de todos.

Siempre en el centro del campamento estaba un área quemada que era donde todas las noches los chicleros hacían su fogata, para descansar de un día de arduo trabajo, para contar sus anécdotas, sus alegrías, sus tristezas y sus pesares.

No muy lejos, se encontraba una champa grande a modo de galerón en donde los chicleros guindaban sus hamacas y pabellones para descansar.

A un lado siempre estaba la cocina y la bodega dispuesta en forma ordenada, a pesar de que los campamentos chicleros estaban llenos de hombres, siempre habían mujeres para prepararles sus bastimentas que los chicleros llevaban a su trabajo para almorzar, guindaban en los palos sus chalbeques su comida para después poderse alimentarse.

Siempre en la cocina estaba dispuesto un cuarto para las mujeres que cocinaban los alimentos, un encargado en la bodega llevaba la lista de todo lo que los chicleros pedían, ropos, machetes, espolones, botas, víveres, cigarros, vino, medicamentos de todo había en el campamento….

Todos los chicleros se iban a acampamentar por largos períodos, aprovechando el invierno para sacar el oro blanco del Petén… En los campamentos de chicleros, todo era algarabía, alegría, retozo según como les hubiera ido a los chicleros en la temporada anterior, pero también no todo era alegría, también había tristeza y melancolía por aquellos que no llegaron y se fueron al más allá, por la esposa y los hijos, por los padres abandonados en los kaah aldea… -Lo que le voy a contar, no lo va a creer, maestro- Me dijo Don Romeo -¿Porqué no? Le contesté.

-A mis hijos y nietos, se los he contado, y a algunos amigos, pero pienso que no me creen… solo mi mujer me cree, porque ella lo vivió en carne propia…- -Ha de ser interesante lo que me va a contar- repuse… –Tendría como mis doce o treceaños…., cuando mi papá me dijo, -bueno hijo, ya estás en edá para que me ayudes a trabajar, le contesté -Pá, no la ayudo a trabajar pues… le dije, -Sí mijo, si, yo se que ya me ayudás a sembrar maíz y frijol, pero yo quiero que me ayudes en otra clase de trabajo…. -Y que clase de trabajo le preguntó Romeo a su padre que se llamaba Fernando.. -Me vas ayudar a ir a chiclear… Los ojos se me pusieron brillosos de la alegría, pues, desde chiquito oía a mi papá contar de aventuras y desventuras de los chicleros en la montaña, y me puse contento, pues al fin, me iba a ir a la montería…. No era algo que hubiera soñado hacer, pero por lo menos, ganaría dinero para ayudar a mi señora madre Guadalupe… pensó Romeo -Le contesté, lleno de emoción… ¿¡Y cuando nos vamos…!? -Al inicio de la temporada en juño… me dijo… Mi mamá, estaba preocupada y triste, pues ella sabía la vida del chiclero, allá en la montaña… Mi mamá metió un montón de pretextos a mi papá, pero la última palabra ya estaba dada, –Romeo, se va conmigo a la chicleria… Ni modos, diría mi mamá, donde manda capitán, no manda marinero, y se resigno a la orden que mi papá había dado… Yo seguí mi vida, yendo a la milpa, y jugar por las tardes con mis compañeros en la plaza… Algunos días, mi papá me llevaba a la Danta, a la Recogida, a la Sabana del Llano Grande, a practicar, la chiclería, nos íbamos por unos dos o tres días nada más, aunque el chicle desos lugares noera muy bueno, me servía para practicar y aprender.

El primer día me enseñó como ponerme las polainas, una especie de fierros con punta y en la parte de arriba llevan unos hoyos como la aguja o sino también tenía unos cinchos con hebilla que va enhebillado y amarrado a la pierna del chiclero.

También me enseñó a amarrar la bolsa de huele donde caía la recina blanca del chico… Me enseñó a usar el ropo un mecate bien grueso doblado en dos, que se tiraba en todo el grosor del árbol de chico, para sostener el pesor el chiclero, también usaba los mecates que me servían como escaleras para subir el árbol, un pie sostenía un mecate y en el otro me sentaba sobre mi pierna, luego destrababa el mecate donde estaba parado y lo subía en la parte de arriba del árbol y volvía a poner el pie y así iba subiendo el árbol de chico….

Cuando estaba arriba…, mi papá me explicó como tenía que usar el machete y que tenía que empezar a picar en forma de zig-zag en toda la corteza del árbol hasta llegar a la base, el suelo donde estaba la bolsa ahulada como de una arroba… esto lo tenía que hacer con sumo cuidado pues, si cortaba el ropo, no lo contaría, pues muchos chicleros se habían matado, quebrado o quedado en sillas de ruedas por caerse de grandes alturas….

Cuentan que Don Juan Marroquín, un día se subió a picar el palo de chico y sin darse cuenta y en un descuido cortó el ropo con su laiza bien afilada y al suelo fue a parar, era un chico bien alto desde donde se cayó, y miré usted nadita le paso al ingrato nada, perotros, no lo pudieron contar….

Y eso era lo que mi mamá le tenía miedo, que me fuera a caer de algún árbol….

Cada vez que subía a un árbol de chico en la Danta, en la Recogida o La Sabana del Llano Grande, me sirvió de práctica para el trabajo maistro que iba a empezar en las montañas de Uaxactún, a donde nos íbamos a acampamentar. Para eso pasaron varios meses, hasta que llegó el día…, esa tarde le dije a mis compañeros, bueno muchá, mañana me voy para la montaña a chiclear, ¡Púchica, ¡ me dijeron, –te vas a la montaña con tu apá- -Si, les contesté orgulloso, como que si juera un gran hombre, y apenas iba a cumplir los treceaños, no muy bien me acuerdo…

-Salimos a las cuatro de la mañana para Ciudad Flores. Nos fuimos caminando desde Santa Ana, acompañados de Don Chus Miss, mi papá (Fernando Cupul), Don Taco, Don Celestino Marroquín y muchos otros vecinos, que en esa época los hombres se iban a la montaña a la chicleria, pues era lo mejor pagado.

Agarramos la calle vieja que lleva a Purushilá este era un campamento de descanso de camino para Flores, agarramos para el poñente, pasamos la cueva del duende a media legua del campamento, seguirnos a una legua más en la montaña adentro, cruzamos para la derecha al nortey agarramos la sabanita de Santa Marta, para bajar al campo de la panamericana. Sigue relatando don Romeo.Llegamos como a las seis de la mañana a Santa Marta y bajamos para el campo, ya Don Chevo, nos esperaba en la Playa Real de Ciudad Flores, en donde embicaban las canoas que venían del campo de la Panamericana ó campo de aviación, nos llevó a su casa, nos dio café, pan y unos bollitos de carne picada, y nos dijo -¡Bueno muchá, ya están todos, – Chus, vinieron todos los de Santana!- -Si contestó Don Chus Miss, quien era el contratista… –Bueno el lanchón está listo para salir para El Remate… salimos a las nueve de la mañana… dijo Don Chevo….

El lanchón ya estaba cargado desde un día antes, con todo lo que se necesita para ir a la enmontañada, ropos, machetes, polainas, cinchos, bolsas de hule, medicinas, vino, ribarbo, quina, sacarina que sirve para mordidas de serpientes e indiecciones contra el veneno de las culebras y no se que otra cosa para la malaria, cigarros, guaro, ropa, víveres, maíz, etc. ese lanchón iba cargadísimo… Como siempre, el petenero es puntual, pero siempre hay alguien que se atrasa, y ese día no fue la excepción, Romualdo por irse a ver a la paca que trabajaba en la casa de la Lupita Baldizón ya mero se quedaba, llegó a las nueve y diez y Don Chevo enojado le dijo, mirá vos Romualdo ya es tarde, y por vos nos estamos atrasando, ya sabés como es Pablo de enojado cuando dice nos vamos a las once, agarra su hato de mulas y se va… -Lo bueno que aquí llevamos toda la mercadería y como no hay nada en el campamento nos va a tener que esperar… dijo Don Chevo con resignación..

-No más saltó Romualdo a la lancha y zarpamos para El Remate…siguió contando Don Romeo… Llegaron como a las once de la mañana… todos tuvieron que ayudar a descargar la lancha… almorzaron carne enlatada que había llevado Don Chevo, carne que traían de la coloña para vender en la tienda de su propiedad, queso calavera, queso craf, pan bon, y chucherías que él les daba a los chicleros para motivarlos para el trabajo, claro que esto después se los descontaba de sus salarios.

Don Chevo pagaba a veinte quetzales el quintal de chicle oro, diez el quintal de chicle de segunda y cinco el quintal de chicle ordinario… nada se desperdiciaba, todo era sacado y todo era pagado… Terminado el almuerzo, cargaron las treinta mulas que manejaba don Pablo y empezaron a rumbear para el saliente, empezaron a subir las grandes serranías del campamento del Caoba, El capulinar hasta llegar a Tikal, en esa época todo era montaña, ni siquiera se sabia de la grandiosidad arquitectónica que había en es lugar y que sería descubierta años mas tarde….

Uaxactún también estaba igual, encima de los templos se hacían las champas, encima de los montes se colgaban las hamacas, encima de las ruinas se subían los chicleros a los grandes palos de chico para sacarles su sabia que se convertiría en el oro blanco…. Llegaron a Tikal, y pernoctaron.

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