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Contaminación atmosférica




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    L Contaminación Atmosférica CONTAMINACIÓN
    ATMOSFÉRICA INTRODUCCIÓN El aire: Un bien
    común en peligro a degradación del medio ambiente
    debida a la actitud adoptada por los humanos hacia la naturaleza
    durante el último siglo, en el sentido de que en su
    actuación tenía licencia para explotar los recursos
    naturales con una total indiferencia ante todo lo que no
    repercutiera en beneficio directo del hombre, ha dado lugar a uno
    de los problemas capitales que la Humanidad tiene planteados en
    la actualidad, la contaminación. La explotación
    intensiva de los recursos naturales y el desarrollo de grandes
    concentraciones industriales y urbanas en determinadas zonas, son
    fenómenos que, por incontrolados, han dado lugar a la
    saturación de la capacidad asimiladora y rege- neradora de
    la Naturaleza y pueden llevar a perturbaciones irreversibles del
    equilibrio ecológico general, cuyas consecuencias a largo
    plazo no son fácilmente previsibles. La lucha contra la
    contaminación del aire, de las aguas continentales y
    marítimas, del suelo, así como la defensa del pai-
    saje, la restauración y mejora de las zonas de
    interés natural y artístico, la protección
    de la fauna y de la flora, el tratamiento y eliminación de
    los residuos, la defensa de las zonas verdes y espacios libres,
    la reinstalación de industrias fuera de las zonas urbanas,
    la congestión del tráfico urbano, la lucha contra
    el ruido y tantas otras cuestiones, no son sino aspectos
    parciales e interrelacionados que han de tenerse en cuenta al
    abordar acciones o programas de actuación para la defensa
    del medio am- biente. En estas páginas, abordaremos de una
    forma general el problema de la contaminación ambiental,
    aunque sin perder de vista que la Naturaleza actúa como
    una unidad, que en ella todo es interdependiente, existiendo
    relaciones múltiples entre el aire, el agua y el suelo,
    elementos que constituyen el hábitat o lugar donde se
    desarrolla normalmente el ciclo vital y la bios– fera, sistema
    que engloba a los elementos anteriores y a todos los seres vivos
    de nuestro planeta. Se considera el aire como un bien
    común limitado, indispensable para la vida; por lo tanto,
    su utilización debe estar sujeta a normas que eviten el
    deterioro de su calidad por el uso o abuso indebido del mismo, de
    tal modo que se preserve su pureza como garantía del
    normal desarrollo de los seres vivos sobre la Tierra y de la
    conservación del patrimonio natural y artístico de
    la Humanidad. Todos tenemos el deber de trabajar para lograr un
    mundo limpio y habitable, sustento de una mejor calidad de vida
    para las generaciones futuras. Pág. 2

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    Universidad Néstor Cáceres Velásquez La
    Atmósfera La atmósfera es una capa gaseosa que
    rodea el globo terráqueo. Es trans- parente e impalpable,
    y no resulta fácil señalar exactamente su espesor,
    ya que no posee una superficie superior defini- da que la limite,
    sino que se va haciendo menos densa a medida que aumenta la
    altura, hasta ser imperceptible. La atmósfera está
    formada por va- rias capas concéntricas: • las capas
    bajas, que no mantie- nen una altura constante, y a las que se
    denomina troposfera y estratosfera; • las capas altas, a las
    que se da el nombre de ionosfera y exosfera. Los gases
    atmosféricos forman la mezcla que conocemos por aire. En
    las partes más inferiores de la troposfera, el aire
    está compuesto principalmente por nitrógeno y
    oxígeno, aunque tam- bién existen pequeñas
    cantidades de argón, dióxido de carbono,
    neón, he- lio, ozono y otros gases. También hay
    cantidades variables de polvo proce- dentes de la Tierra, y vapor
    de agua. El oxígeno forma aproximada- mente el 21% de la
    atmósfera, y es el gas más importante desde el
    punto de vista biológico. Es utilizado por los seres vivos
    en la respiración, median- te la cual obtienen la
    energía necesa- ria para todas las funciones vitales;
    también interviene en la absorción de las
    radiaciones ultravioleta del Sol que, de llegar a la Tierra en
    toda su magnitud, destruirían la vida animal y vegetal. La
    atmósfera es también la fuente principal de
    suministro de oxígeno al agua, y entre ambas se es-
    tablece un intercambio gaseoso con- tinuo. Este proceso de
    intercambio de oxí- geno en la biosfera recibe el nombre
    de ciclo del oxígeno y en él intervienen las
    plantas, como fuentes suministradoras de oxígeno a la
    atmósfera, y los seres vivos, incluyendo las propias
    plantas, como utilizadores de este gas. No hay dudas de que la
    atmósfera constituye un recurso natural indispen- sable
    para la vida, y se clasifica como un recurso renovable. Sin
    embargo, su capacidad de renovación es limitada, ya que
    depende de la actividad fotosintéti- ca de las plantas,
    por la cual se devuelve el oxígeno a la atmósfera.
    Por esta ra- zón, es lógico pensar que de resultar
    da- ñadas las plantas, por la contaminación del
    aire o por otras acciones de la activi- dad humana, es posible
    que se presente una reducción del contenido de
    oxígeno en la atmósfera, con consecuencias ca-
    tastróficas para todos los seres vivos que lo utilizan. El
    hombre, en su incesante avance científico-técnico,
    debe tomar las me- didas adecuadas para que su propio desarrollo
    no haga a nuestra atmósfera víctima de la
    contaminación. Solamen- te con una política
    planificada y con- secuente es posible reducir tan terrible mal,
    y evitar a las futuras generaciones las peligrosas consecuencias
    que este puede implicar. El humo procedente de las indus- trias o
    de la combustión que se lleva a cabo en otros lugares,
    así como el polvo, son agentes contaminantes de la
    atmós- fera, los cuales enrarecen el aire y afec- tan la
    salud del hombre y de los seres vivos en general. Como puede
    verse, la contamina- ción del aire afecta varios factores
    del ambiente: • Las plantas pueden ser daña- das por
    los agentes contaminantes, es- pecialmente el dióxido de
    azufre (SO2), el cual blanquea las hojas y afecta las cosechas.
    • Existen evidencias de que la contaminación del aire
    está asociada con enfermedades de tipo respiratorio,
    incluyendo bronquitis crónica, asma bronquial, etc. •
    El aire contaminado corroe los metales, las telas se debilitan y
    se des- tiñen, el cuero se hace más débil y
    más brillante, la pintura se decolora, las pie- zas de
    mármol y otras piedras se enne- grecen y se hacen
    más frágiles. Otra forma de contaminación
    del aire son los olores en general, pues aún cuando sean
    agradables inicialmente, pueden convertirse en molestos e in-
    convenientes, ocasionando al hombre malestar y dolores de cabeza.
    Dentro de las principales fuentes de producción de olores,
    aparte de la acti- vidad industrial y el tráfico
    automotor, se encuentran: • las aguas albañales y los
    dese- chos, • los corrales de animales, • las quemas de
    residuos indus- triales, domésticos, etc., • la
    descomposición de basuras por acumulación de
    residuos. Todas las formas de contaminación del aire son
    producto de fuentes muy variadas que pueden ser estacionarias o
    móviles: Estacionarias industrias construcción,
    demolición quemas Móviles transporte La
    contaminación influye directa- mente sobre la salud del
    hombre y en el deterioro de sus recursos naturales, por lo que
    deben aplicarse las medidas necesarias para disminuir los
    efectos. LOS CONTAMINANTES AT- MOSFÉRICOS Y CLASES Se
    entiende por contaminación atmosférica la presencia
    en el aire de sustancias y formas de energía que al- teran
    la calidad del mismo, de modo que implique riesgos, daño o
    molestia grave para las personas y bienes de cualquier
    naturaleza. Todas las actividades humanas, el metabolismo de la
    materia humana y los fenómenos naturales que se pro- ducen
    en la superficie o en el interior de la tierra van
    acompañados de emi- siones de gases, vapores, polvos y ae-
    rosoles. Estos, al difundirse a la atmós- fera, se
    integran en los distintos ciclos biogeoquímicos que se
    desarrollan en la Tierra. De la definición de
    contaminación atmosférica dada arriba, se desprende
    que el que una sustancia sea conside- rada contaminante o no
    dependerá de los efectos que produzca sobre sus re-
    ceptores. Se consideran contaminantes aquellas sustancias que
    pueden dar lu- gar a riesgo o daño, para las personas o
    bienes en determinadas circunstancias. Con frecuencia, los
    contaminantes naturales ocurren en cantidades mayo- res que los
    productos de las actividades humanas, los llamados contaminantes
    antropogénicos. Sin embargo, los con- Pág. 3

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    Contaminación Atmosférica Pág. 4 taminantes
    antropogénicos presentan la amenaza más
    significativa a largo plazo para la biosfera. Contaminantes
    Naturales del Aire Fuente Contaminantes Volcanes Óxidos de
    azufre, partículas Fuegos forestales Mo n ó x i d o
    de carbono, dióxido de carbono, óxidos de
    nitrógeno, partículas Vendavales Polvo Plantas
    (vivas) Hidro car- buros, polen Plantas (en
    descomposición) Metano, sulfuro de hidrógeno Suelo
    Virus, polvo Mar Partículas de sal Una primera
    clasificación de estas sustancias, atendiendo a
    cómo se for- man, es la que distingue entre conta-
    minantes primarios y contaminantes secundarios. Contaminantes
    primarios Entendemos por contaminantes primarios aquellas
    sustancias contami- nantes que son vertidas directamente a la
    atmósfera. Los contaminantes prima- rios provienen de muy
    diversas fuentes dando lugar a la llamada contaminación
    convencional. Su naturaleza física y su composición
    química son muy varia- das, si bien podemos agruparlos
    aten- diendo a su peculiaridad más caracte- rística
    tal como su estado físico (caso de partículas y
    metales), o elemento quí- mico común (caso de los
    contaminantes gaseosos). Entre los contaminantes
    atmosféri- cos más frecuentes que causan altera-
    ciones en la atmósfera se encuentran: • Aerosoles (en
    los que se inclu- yen las partículas sedimentables y en
    suspensión y los humos). • Óxidos de azufre,
    SOx. • Monóxido de carbono, CO. • Óxidos
    de nitrógeno, NOx. • Hidrocarburos, Hn Cm. •
    Ozono, O3. • Anhídrido carbónico, CO2.
    Además de estas sustancias, en la atmósfera se
    encuentran una serie de contaminantes que se presentan más
    raramente, pero que pueden producir efectos negativos sobre
    determinadas zonas por ser su emisión a la
    atmósfera muy localizada. Entre otros, se encuen- tra como
    más significativos los siguien- tes: • Otros
    derivados del azufre. • Halógenos y sus derivados.
    • Arsénico y sus derivados. • Componentes
    orgánicos. • Partículas de metales pesados y
    ligeros, como el plomo, mercurio, co- bre, zinc. •
    Partículas de sustancias mine- rales, como el amianto y
    los asbestos. • Sustancias radiactivas. Contaminantes
    secundarios Los contaminantes atmosféricos se- cundarios
    no se vierten directamente a la atmósfera desde los focos
    emisores, sino que se producen como consecuen- cia de las
    transformaciones y reacciones químicas y
    fotoquímicas que sufren los contaminantes primarios en el
    seno de la misma. Las principales alteraciones atmos-
    féricas producidas por los contaminan- tes secundarios
    son: • la contaminación fotoquímica; • la
    acidificación del medio; y • la disminución
    del espesor de la capa de ozono. CONTAMINANTES PRIMARIOS Los
    aerosoles El término aerosol o partícula se uti-
    liza a veces indistintamente, ya que los aerosoles
    atmosféricos se definen como «dispersiones de
    sustancias sólidas o lí- quidas en el aire».
    Las propiedades de los aerosoles que más afectan a los
    proceso de contami- nación atmosférica son el
    tamaño de sus partículas, la forma y la composi-
    ción química. El tamaño de las
    partícu- las oscila entre 1 y 1000 micras, aunque existen
    algunas muy especiales fuera de estos límites. En la
    atmósfera, las partí- culas de tamaño
    inferior a 1 micra rea- lizan movimientos al azar, produciendo
    choques entre ellas que dan lugar a agre- gados de mayor
    tamaño en un proceso denominado coagulación. Las
    partículas de tamaños com- prendidos entre 1 y 10
    micras tienden a formar suspensiones mecánicamente
    estables en el aire, por lo que reciben el nombre de
    «materia en suspensión», pudiendo ser
    trasladados a grandes dis- tancias por la acción de los
    vientos. Las

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    partículas mayores de 10 micras per- manecen en
    suspensión en el aire du- rante periodos de tiempo
    relativamente cortos por lo que se las conoce como «materia
    sedimentable»; sus efectos son más acusados en las
    proximidades de las fuentes que las emiten. El tamaño de
    las partículas es un factor muy impor- tante en la
    determinación tanto de los efectos que producen como de
    las áreas afectadas, ya que establece su tiempo de
    permanencia en la atmósfera y la faci- lidad con que se
    introducen en las vías respiratorias profundas. La
    composición química varía mu- cho de unas
    partículas a otras, depen- diendo fundamentalmente de su
    origen. Así las partículas de polvo procedentes del
    suelo contienen, principalmente, compuestos de calcio, aluminio y
    silicio. El humo procedente de la combustión del
    carbón, petróleo, madera y residuos
    domésticos contiene muchos compues- tos orgánicos,
    al igual que los insectici- das y algunos productos procedentes
    de la fabricación de alimentos y de la in- dustria
    química. En la combustión del carbón y
    gasolinas se liberan metales pesados que pasan a formar parte de
    las partículas liberadas a la atmósfera,
    generalmente en forma de óxidos me- tálicos. Las
    partículas pueden clasificarse, atendiendo a su
    tamaño y composición, en: Denominación
    Composi- ción Núcleos de Aitken Pa r t í c u
    l a s con menos de 1 micra de diámetro. Partículas
    medias (en suspensión) Partículas con un
    diámetro comprendi- do entre 1 y 10 micras.
    Partículas sedimentables Partículas con
    diámetro superior a 10 micras. Polvos Partículas
    sólidas de origen mineral o materia sólida disper-
    sada por el aire. Humos industriales Pa r t í c u l a s
    sólidas o líquidas debidas a la volati-
    zación de metales, seguida o no de su oxidación por
    el aire o condensación de vapores. Humos de
    combustión Humos de- bidos a proceso de combustión,
    cons- tituidos por partículas de carbono y de
    hidrocarburos no quemados y cenizas volantes. Los óxidos
    de azufre (SOx) El óxido de azufre que se emite a la
    atmósfera en mayores cantidades es el anhídrido
    sulfuroso (SO2), y en menor proporción, que no rebasa el 1
    ó el 2 por ciento del anterior, el anhídrido
    sulfúri- co (SO3). El SO2 es un gas incoloro, de olor
    picante e irritante en concentraciones superiores a 3 ppm. Es 2.2
    veces más pesado que el aire, a pesar de lo cual se
    desplaza rápidamente en la atmósfera, siendo un gas
    bastante estable. El SO3 es un gas incoloro y muy reactivo que
    condensa fácilmente; en condiciones normales, no se
    encuentra en la atmós- fera, ya que reacciona
    rápidamente con el agua atmosférica, formando
    ácido sulfúrico. La combustión de cualquier
    sus- tancia que contenga azufre produce emisiones de SO2 y SO3;
    la cantidad de SO3 producida depende de las condi- ciones de la
    reacción, especialmente de la temperatura, oscilando entre
    1 y 10 por ciento de los SOx producidos. Un mecanismo de
    formación de SOx podría ser: S + O2 —> SO2 2
    SO2 + O2 —> 2 SO3 La segunda reacción se produce en
    pequeña escala y tiene lugar muy lenta- mente, a la
    temperatura de la atmósfera, siendo favorecida por la
    acción de cata- lizadores. El efecto neto es que la emi-
    sión de los SOx se realiza fundamental- mente en forma de
    SO2. El monóxido de carbono (CO) El monóxido de
    carbono es el con- taminante del aire más abundante en la
    capa inferior de la atmósfera, sobre todo en el entorno de
    las grandes ciudades. Es un gas incoloro, inodoro e
    insípido y su punto de ebullición es de -192°
    C. Presenta una densidad del 96.5 por ciento de la del aire,
    siendo un gas muy ligero que no es apreciablemente soluble en
    agua. Es inflamable y arde con llama azul, aunque no mantiene la
    combus- tión. El CO se produce generalmente como resultado
    de alguno de los si- guientes procesos químicos: •
    Combustión incompleta del carbono. • Reacción
    a elevada temperatu- ra entre el CO2 y materiales que tienen
    carbono. • Disociación del CO2 a altas temperaturas.
    • Oxidación atmosférica del me- tano (CH4
    procedente de la fermenta- ción anaerobia (sin aire) de la
    materia orgánica. • Proceso de producción y
    de- gradación de la clorofila en las plantas. Los
    principales problemas de con- taminación
    atmosférica por CO son debidos a la combustión
    incompleta de carburantes en los automóviles. Los
    óxidos de nitrógeno (NOx) Los contaminantes que
    poseen en su molécula algún átomo de
    nitrógeno pueden clasificarse en 3 grupos diferen- tes:
    formas orgánicas, formas oxidadas y forma reducidas. Se
    conocen ocho óxidos de nitró- geno distintos, pero
    normalmente sólo tienen interés como contaminantes
    dos de ellos, el óxido nítrico (NO) y el
    dió- xido de nitrógeno (NO2). El resto se encuentra
    en equilibrio con estos dos, pero en concentraciones tan
    extraordi- nariamente bajas que carecen de impor- tancia. El
    óxido nítrico (NO) es un gas in- coloro y no
    inflamable, pero inodoro y tóxico. El dióxido de
    nitrógeno (NO2) es un gas pardo-rojizo, no es inflamable
    pero sí tóxico y se caracteriza por un olor muy
    asfixiante. Se utiliza normal- mente la notación NOx para
    represen- tar colectivamente al NO y al NO2 im- plicados en la
    contaminación del aire. La mayor parte de los
    óxidos de ni- trógeno se forman por la
    oxidación del nitrógeno atmosférico durante
    los pro- cesos de combustión a temperaturas elevadas. El
    oxígeno y el nitrógeno del aire reaccionan para
    formar NO, oxi- Pág. 5

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    Contaminación Atmosférica Pág. 6
    dándose este posteriormente a NO2. Las partículas
    pueden clasificarse, atendiendo a su tamaño y
    composición, en: N2 + O2 —> 2 NO 2 NO + O2 —> 2
    NO2 La mayor parte de los NOx emitidos a la atmósfera lo
    son en la forma NO. Los hidrocarburos (HC) Son sustancias que
    contienen hidró- geno y carbono. El estado físico
    de los hidrocarburos, de los que se conocen decenas de millares,
    depende de su es- tructura molecular y en particular del
    número de átomos de carbono que for- man su
    molécula. Los hidrocarburos que contienen de uno a cuatro
    átomos de carbono son gases a la temperatura ordinaria,
    siendo estos los más improtantes desde el pun- to de vista
    de la contaminación atmos- férica, ya que favorecen
    la formación de las reacciones fotoquímicas. Ozono
    (O3) El ozono es una forma alotrópica del oxígeno.
    Su fórmula química es O3. En condiciones normales
    es un gas incolo- ro de olor picante característico. Posee
    un gran poder oxidante y gran tenden- cia a transformarse en
    oxígeno. Las concentraciones de ozono a ni- vel del suelo
    son muy pequeñas, incre- mentándose
    rápidamente con la altura. Su presencia en la parte baja
    de la at- mósfera se debe, sobre todo, a la acción
    fotoquímica de las radiaciones solares, en presencia de
    NOx y HC. Anhídrido carbónico (CO2) El
    anhídrido carbónico o dióxido de carbono es
    un gas incoloro e inodoro, no tóxico, más denso que
    el aire, que se presenta en la atmósfera en concentra-
    ciones que oscilan entre 250 y 400 ppm. En realidad no puede
    considerarse como contaminante en sentido estricto ya que no es
    tóxico, y se halla en atmós- feras puras de modo
    natural. No obstan- te, por los posibles riesgos que
    entraña su acumulación en la atmósfera, como
    consecuencia de las alteraciones pro- ducidas en su ciclo por las
    actividades humanas que pudieran dar lugar a una
    modificación del clima de la Tierra, lo consideramos como
    sustancia contami- nante. Compuestos halogenados De entre los
    productos químicos que contienen halógenos en su
    molécu- la, son contaminantes de la atmósfera: el
    cloro, el fluoruro de hidrógeno, el cloru- ro de
    hidrógeno y ciertos haluros. Entre estos destacamos la
    acción tóxica del fluor y sus derivados sobre los
    vegetales. Metales tóxicos Los metales son elementos
    químicos que generalmente se hallan presentes en la
    atmósfera en muy bajas concentracio- nes. Una de las
    consecuencias más gra- ves de la presencia de metales
    tóxicos en el ambiente es que no son degradados, ni
    química ni biológicamente, por la na- turaleza, lo
    que origina su persistencia en ella. Esta persistencia lleva a la
    am- plificación biológica de los metales en las
    cadenas tróficas. Como consecuen- cia de este proceso, las
    concentraciones de metales en los miembros superiores de la
    cadena pueden alcanzar valores muy superiores a los encontrados
    en la atmósfera (ver sobre Magnificación bio-
    lógica). Entre los metales tóxicos más im-
    portantes por sus efectos sobre la salud del ser humano
    están el mercurio (Hg) y el plomo (Pb). La cantidad de
    plomo en el aire ha experimentado un marcado aumento como
    consecuencia de las acti- vidades humanas, siendo las concentra-
    ciones de plomo en las áreas urbanas de 5 a 50 veces
    superiores que en las áreas rurales. Sustancias
    radiactivas La causa de entender estas sustan- cias como
    contaminantes radica en que emiten radiaciones ionizantes que
    pue- den provocar efectos nocivos cuando interacionan con los
    seres vivos. CONTAMINANTES SECUNDA- RIOS Contaminación
    fotoquímica La contaminación fotoquímica se
    produce como consecuencia de la apa- rición en la
    atmósfera de oxidantes, originados al reaccionar entre
    sí los óxi- dos de nitrógeno, los
    hidrocarburos y el oxígeno en presencia de la
    radiación ultravioleta de los rayos del sol. La for-
    mación de los oxidantes se ve favoreci- da en situaciones
    estacionarias de altas presiones (anticiclones) asociados a una
    fuerte insolación y vientos débiles que dificultan
    la dispersión de los contami- nantes primarios. El
    mecanismo de formación de los oxidantes
    fotoquímicos es complejo, realizándose por etapas a
    través de una serie de reacciones químicas. El
    proceso completo puede ser simplificado en las tres etapas
    siguientes: • Formación de oxidantes a tra-
    vés del ciclo fotolítico del NO2 NO2 +
    Radiación ultravioleta — >NO + O O + O2 –> O3 O3
    + NO –> NO2 + O2 • Formación de radicales libres
    activos. La presencia en el aire de hidro- carburos hace que el
    ciclo fotolítico se desequilibre al reaccionar
    éstos con el oxígeno atómico y el ozono
    generado, produciendo radicales libres muy reac- tivos. O3 + 3HC
    –> 3HCO- • Formación de productos fi- nales. Los
    radicales libres formados reaccionan con otros radicales, con los
    contaminantes primarios y con los

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    constituyentes normales del aire, dando lugar a los contaminantes
    fotoquímicos según las reacciones: HC-3 + HC –>
    Aldehídos, ketonas, etc. HCO2 + NO2 –> Nitratos de pe-
    roxiacilo (PAN) La mezcla resultante de todas estas sustancias da
    lugar a la denominada contaminación fotoquímica o
    «smog fotoquímico», tipo Los Angeles, como
    normalmente se le conoce, debido a que fue en esta ciudad
    californiana donde se observó por primera vez. Este tipo
    de contaminación se presenta cada vez con más
    frecuencia en las grandes ciudades de los países
    industrializados, siendo muy interesante el estudio de la varia-
    ción durante el día de la concentración de
    los contaminantes que intervienen en el mecanismo de
    formación de los oxidantes fotoquímicos. En las
    primeras horas de la mañana se produce una intensa
    emisión de hi- drocarburos (HC) y óxido
    nítrico (NO) al comenzar la actividad humana en las
    grandes ciudades (encendido de las ca- lefacciones y
    tráfico intenso). El óxido nítrico (NO) se
    oxida a óxido nitroso (NO2) aumentando la
    concentración de este último en la
    atmósfera. Las con- centraciones superiores de NO2 unido a
    que la radiación solar se va haciendo más intensa,
    ponen en marcha el ciclo fotolítico del NO2, generando
    oxígeno atómico que al transformarse en ozono
    conduce a un aumento de la concentra- ción de este
    elemento y de radicales li- bres de hidrocarburos. Estos, al
    combi- narse con cantidades apreciables de NO, producen una
    disminución de este com- puesto en la atmósfera.
    Este descenso en la concentración de NO impide que se
    complete el ciclo fotolítico aumentando rápidamente
    la concentración de ozono (O3). A medida que avanza la
    mañana la radiación solar favorece la
    formación de oxidantes fotoquímicos, aumentando su
    concentración en la atmósfera. Cuando disminuyen
    las concentraciones de los precursores (NOx y HC) en la
    atmósfe- ra, cesa la formación de oxidantes y sus
    concentracciones disminuyen al avan- zar el día. De
    aquí que la contaminación fotoquímica se
    manifieste principal- mente por la mañana en las ciudades
    Acidificación del medio ambiental (lluvias ácidas)
    Entendemos por acidificación del medio ambiente la
    pérdida de la capa- cidad neutralizante del suelo y del
    agua, como consecuencia del retorno a la su- perficie de la
    tierra en forma de ácidos de los óxidos de azufre y
    nitrógeno des- cargados a la atmósfera. La
    acidificación es un ejemplo claro de las interrelaciones
    entre los distintos factores ambientales, atmósfera,
    suelo, agua y organismos vivos. Así la conta-
    minación atmosférica producida por los SOx y NOx
    afecta directa o indirec- tamente al agua, al suelo y a los
    ecosis- temas. La amplitud e importancia de la aci-
    dificación del medio es debida, princi- palmente, a las
    grandes cantidades de óxidos de azufre y de
    nitrógeno lanza- dos a la atmósfera, siendo de
    destacar que del total de las emisiones de SO2 en el globo
    terrestre, aproximadamente la mitad son emitidas por las
    actividades humanas (antropogénicas) y que la ma-
    Pág. 7

    Monografias.com
    Contaminación Atmosférica Pág. 8 yor parte
    de éstas se producen en las re- giones industrializadas
    del Hemisferio Norte que ocupan menos del 5% de la superficie
    terrestre. El proceso de acidificación se origi- na de la
    siguiente forma: • El azufre se encuentra en un principio en
    estado elemental, fijado en los combustibles fósiles.
    • El nitrógeno en forma elemen- tal se encuentra en
    el aire y también en los combustibles. • Durante el
    proceso de la com- bustión de los combustibles
    fósiles se liberan el azufre y el nitrógeno, emi-
    tiéndose, en su mayor parte por las chi- meneas, a la
    atmósfera como dióxido de azufre (SO2) y
    óxidos de nitrógeno (NOx), respectivamente. •
    Los óxidos de azufre y nitró- geno sufren una serie
    de fenómenos tales como transporte a gran distancia,
    reacciones químicas, precipitación y de-
    posición. Con el tiempo estos óxidos y los
    distintos compuestos a que dan lugar retornan a la superficie de
    la tierra don- de son absorbidos por los suelos, el agua o la
    vegetación. El proceso de retorno a la tierra pue- de
    realizarse de dos maneras: a. Deposición seca. Una
    fracción de los óxidos vertidos a la
    atmósfera re- tornan a la superficie de la tierra en for-
    ma gaseosa o de aerosoles. Esto puede ocurrir cerca de las
    fuentes de emisión de los contaminantes o a distancia de
    hasta algunos cientos de kilómetros de la misma, en
    función de las condiciones de dispersión. No
    obstante, la deposi- ción en seco es predominante en zonas
    próximas al foco emisor. b. Deposición
    húmeda. La mayor parte de los SO2 y NOx que permane- cen
    en el aire sufren un proceso de oxi- dación que da lugar a
    la formación de ácido sulfúrico (SO4H2) y
    ácido nítrico (NO3H). Estos ácidos se
    disuelven en las gotas de agua que forman las nubes y en las
    gotas de lluvia, retornando al sue- lo con las precipitaciones.
    Una parte de estos ácidos queda neutralizada por sus-
    tancias presentes en el aire tales como el amoníaco,
    formando iones de amonio (NH4-). Los ácidos disueltos
    consisten en io- nes de sulfato, iones nitrato e iones de
    hidrógeno. Todos estos iones están pre- sentes en
    las gotas de lluvia, lo que da lugar a la acidificación de
    la misma. Rotura de la capa de ozono Uno de los grandes problemas
    cau- sados por las reacciones que tienen lugar entre los
    contaminantes de la at- mósfera es el de la
    disminución de la capa de ozono de la estratosfera como
    consecuencia de la descarga de determi- nadas sustancias a la
    atmósfera. El ozono contenido en la estratos- fera se
    puede descomponer a través de una serie de reacciones
    cíclicas en las que intervienen radicales que contienen
    hidrógeno y nitrógeno. El ozono se pue- de
    descomponer también por absorción de
    radiación ultravioleta, produciendo oxígeno
    atómico y molecular. Como consecuencia de estas reac-
    ciones de producción y destrucción se forma una
    capa de ozono cuyo espesor varía cíclicamente,
    tanto diaria como estacionalmente. Se han detectado como
    potencialmente peligrosas para la capa de ozono, tres tipos de
    actividades humanas: • Generación de gran cantidad de
    óxidos de nitrógeno emitidos por los aviones
    supersónicos como el Concorde y los cohetes espaciales.
    • Producción de óxidos nitrosos como resultado
    de la acción desnitrifi- cadora de las bacterias en el
    suelo. Los óxidos nitrosos son productos relati- vamente
    estables que pueden persistir en la troposfera, llegando a
    alcanzar la estratosfera donde se pueden descom- poner en
    óxido nítrico que es activo en la
    destrucción del ozono. Esta es proba- blemente la
    principal fuente del óxido de nitrógeno presente en
    la estratosfera y el principal agente de destrucción del
    ozono en el ciclo natural. • Finalmente, los átomos
    libres de cloro pueden producir la destrucción del ozono a
    través de una serie de re- acciones. La presencia de estos
    átomos de cloro en la estratosfera se debe a las

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    Universidad Néstor Cáceres Velásquez
    reacciones que sufren los clorofluor- carbonos cuando se
    dispersan en la at- mósfera. En las últimas
    décadas dos de estos productos, el CF2Cl2 y el CFCl3 se
    han utilizado con gran profusión como refrigerantes en la
    industria y especial- mente como propelentes de las asper- siones
    (“spray”), debido a su alta esta- bilidad
    química, baja toxicidad y no ser inflamables. Su
    estabilidad química es la que permite la migración
    de estos pro- ductos hasta la estratosfera, en la que se
    descomponen como consecuencia de la radiación ultravioleta
    produciendo áto- mos de cloro. 3.- LA CALIDAD DEL AIRE
    (IN- MISIONES) La exigencia de un aire limpio y puro proviene, en
    principio, del público en general ante su creciente
    preocupación por los problemas de contaminación at-
    mosférica originados como consecuen- cia de la
    evolución de la tecnología mo- derna y la
    previsión de que las cada vez mayores emisiones de
    contaminantes a la atmósfera alteren el equilibrio natural
    existente entre los distintos ecosistemas, afecten la salud de
    los humanos y a los bienes materiales o, incluso, provoquen
    cambios catastróficos en el clima terres- tre. La
    atmósfera terrestre es finita y su capacidad de
    autodepuración, aunque todavía no es muy conocida,
    también parece tener sus límites. La emisión
    a la atmósfera de sustancias contaminantes en cantidades
    crecientes como conse- cuencia de la expansión
    demográfica mundial y el progreso de la industria, han
    provocado ya concentraciones de estas sustancias a nivel del
    suelo que han ido acompañadas de aumentos especta- culares
    de la mortalidad y morbilidad, existiendo pruebas abundantes de
    que, en general, las concentraciones elevadas de contaminantes en
    el aire atentan con- tra la salud de los seres humanos. En la
    mayoría de los países industria- lizados se han
    establecido valores máxi- mos de concentración
    admisible, para los contaminantes atmosféricos más
    ca- racterísticos. Estos valores se han fijado a partir de
    estudios teóricos y prácticos de los efectos que
    sobre la salud tiene la contaminación al nivel actual y
    los que puede alcanzar en el futuro. Los efectos se basan
    principalmente en el examen de facttores epidemiológicos.
    Para la definición de criterios y pautas de salubridad del
    aire, se pue- den utilizar varios procedimientos. Las
    técnicas experimentales se basan en el ensayo con animales
    o en el empleo de muestras de voluntarios en atmósferas
    controladas. Son muy útiles para el es- tudio de los
    efectos fisiológicos, bioquí- micos y sobre el
    comportamiento, pro- ducidos por supuestos contaminantes. Los
    estudios epidemiológicos permiten investigar los efectos
    producidos por las fluctuaciones de la contaminación
    atmosférica sobre la totalidad de la po- blación, o
    sobre grupos seleccionados y definidos. Determinar los efectos de
    la conta- minación del aire es sumamente com- plejo, ya
    que la asociación entre un contaminante y una enfermedad o
    una defunción puede ser más accidental que causal.
    Las relaciones existentes entre las enfermedades humanas por la
    expo- sición a niveles bajos de contaminación
    durante un periodo largo de tiempo no se conocen en la actualidad
    con exacti- tud. En la evaluación de riesgos asocia- dos a
    la contaminación y para la fijación de normas de
    calidad del aire, lo ideal sería disponer de una serie
    completa de curvas dosis-respuesta para los distintos
    contaminantes atmosféricos, para los diferentes efectos y
    para los distintos ti- pos de población expuesta. De
    momen- to no se dispone de esta información, para todos
    los contaminantes atmos- féricos y aún es
    más difícil que llegue a reunirse para las
    combinaciones de sustancias que más frecuentemente se
    encuentran en el aire. Para tratar de evitar las lagunas e
    imprecisiones con que se conocen las relaciones dosis-respuesta y
    dado que, generalmente, está aceptado que cier- tas
    concentraciones de contaminantes atmosféricos provocan
    efectos nocivos sobre la salud humana, se suele recurrir a la
    utilización de un coeficiente de se- guridad cuando se
    fijan las normas so- bre la calidad del aire. La magnitud del
    coeficiente de seguridad adoptado de- pende de muy diversas
    consideraciones; puede tratarse de consideraciones polí-
    ticas en las que se tenga en cuenta, sobre todo, los
    análisis «coste-beneficio», o de la
    significación estadística y de la exac- titud de
    los datos, o del grado de pro- tección que se quiere dar a
    la población. En la mayoría de los países,
    las nor- mas de calidad del aire tienen como ob- jetivo inmediato
    el evitar enfermedades y fallecimientos en aquellos subgrupos de
    la población más sensibles. Hay que tener en cuenta
    que el objetivo a largo plazo ha de ser de protección
    contra todo posible efecto sobre la salud del hombre, incluidas
    las alteraciones gené- ticas y somáticas.
    Generalmente, la calidad del aire se evalúa por medio de
    los denominados niveles de inmisión, que vienen defini-
    dos como la concentración media de un contaminante
    presente en el aire duran- te un periodo de tiempo determinado.
    La unidad en que se expresan normal- mente estos niveles son
    microgramos de contaminante por metro cúbico de aire,
    medidos durante un periodo de tiempo determinado. ORIGEN DE LA
    CONTAMINA- CIÓN ATMOSFÉRICA (EMISIONES) Los
    contaminantes presentes en la atmósfera proceden de dos
    tipos de fuentes emisoras bien diferenciadas: las naturales y las
    antropogénicas. En Pág. 9

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    Contaminación Atmosférica Pág. 10 el primer
    caso la presencia de contami- nantes se debe a causas naturales,
    mien- tras que en el segundo tiene su origen en las actividades
    humanas. Las emisiones primarias origina- das por los focos
    naturales provienen fundamentalmente de los volcanes, in- cendios
    forestales y descomposición de la materia orgánica
    en el suelo y en los océanos. Por su parte, los
    principales focos antropogénicos de emisiones pri- marias
    los podemos clasificar en: Focos fijos I n d u s t r i a l e s
    Procesos industriales Instalaciones fijas de combustión
    Domésticos Instalacio- nes de calefacción Focos
    móviles Vehículos automóvi- les Aeronaves
    Buques Focos compuestos Aglomera- ciones industriales
    Áreas urbanas Si atendemos a la distribución es-
    pacial de la emisión de contaminantes, podemos clasificar
    los focos en: pun- tuales, tales como las chimeneas indus-
    triales aisladas; lineales, por ejemplo, las calles de una
    ciudad, las carreteras y autopistas; y planos, las aglomeraciones
    industriales y las áreas urbanas son los ejemplos
    más representativos. En el cuadro siguiente se muestra la
    proporción entre las emisiones prima- rias naturales y
    antropogénicas para los distintos contaminantes. Focos de
    emisión ContaminanteAntropogénicos % Naturales %
    Aerosoles 11.3 88.7 SOx 42.9 57.1 CO 9.4 90.6 NO 11.3 88.7 HC
    15.5 84.5 Las cifras anteriores muestran la gran importancia que,
    en cuanto a emisiones globales, tienen las fuentes naturales de
    emisión de contaminantes en relación con los
    antropogénicos, ex- cepto en el caso de las emisiones de
    an- hídrido sulfuroso en que casi se igualan ambas.
    Atendiendo a la distribución espa- cial de estas emisiones
    se observa que en las regiones más industrializadas de
    Europa y Norteamérica las emisio- nes
    antropogénicas de SO2 alcanzan proporciones muy superiores
    a las na- turales. Así en el Norte de Europa las emisiones
    antropogénicas originan al- rededor del 90% del azufre que
    está en circulación en la atmósfera. Otra
    circunstancia a tener en cuenta es que los focos de
    emisión antropogé- nicos están concentrados,
    por lo gene- ral, en áreas urbanas e industriales. Este
    conjunto de circunstancias hacen que la contribución de
    las emisiones antropo- génicas al problema de la
    contamina- ción atmosférica a escala regional sea
    predominante. Focos antropogénicos de emisión Los
    principales focos de contami- nación atmosférica de
    origen antropo- génico son las chimeneas de las insta-
    laciones de combusión para generación de calor y
    energía elétrica, los tubos de escape de los
    vehículos automóviles y los procesos industriales.
    Contaminantes emitidos por los ve- hículos
    automóviles En las últimas décadas, el
    automó- vil ha aparecido de forma masiva en las ciudades,
    contribuyendo a incrementar los problemas de contaminación
    atmos- férica como consecuencia de los gases contaminantes
    que se emiten por los tubos de escape. Los principales conta-
    minantes lanzados por los automóviles son: monóxido
    de carbono (CO), óxi- dos de nitrógeno (NOx),
    hidrocarburos no quemados (HC), y compuestos de plomo. No todos
    los vehículos lanzan los distintos tipos de contaminantes
    en las mismas proporciones; éstas depende- rán del
    tipo de motor que se utilice. Los vehículos que emplean
    gasolina como carburante emiten principalmente mo- nóxido
    de carbono, óxidos de nitró- geno, hidrocarburos y
    compuestos de plomo. La emisión de este último tipo
    de contaminante se debe a la presencia en algunos tipos de
    gasolina de tetraeti- lo de plomo, aditivo que se añade
    para aumentar su índice de octano. Los principales
    contaminantes emi- tidos por los vehículos que utilizan
    motores de ciclo diésel (camiones y autobuses, por
    ejemplo) son partículas sólidas en forma de
    hollín que da lugar a los humos negros, hidrocarburos no
    quemados, óxidos de nitrógeno y anhí- drido
    sulfuroso procedente del azufre contenido en el combustible.
    Calefacciones domésticas Las instalaciones de
    calefacción domésticas son una de las principales
    fuentes de contaminación atmosférica de las grandes
    ciudades. Este tipo de fo- cos puede contribuir con un 20 a 30%
    de las emisiones totales a la atmósfera en áreas
    urbanas. Los principales conta- minantes producidos dependen del
    tipo de combustible empleado. En el caso del carbón los
    principales contaminantes producidos son: anhí- drido
    sulfuroso, cenizas volantes, holli- nes, metales pesados y
    óxidos de nitró- geno. Cuando el combustible
    empleado es líquido (gasóleo o gasoil), los princi-
    pales contaminantes emitidos son: SO2, SO3, NOx, hidrocarburos
    volátiles no quemados y partículas
    carbonosas.

    Monografias.com
    Universidad Néstor Cáceres Velásquez El gas
    natural es el combustible más limpio de los actualmente
    disponibles para calefacción, siendo su producción
    de contaminantes despreciable respecto a los otros combustibles.
    A la introduc- ción masiva del gas para calefacciones
    domésticas, sustituyendo al carbón y al gas oil
    anteriormente utilizados, se debe en gran parte el éxito
    del Plan de Des- contaminación Atmosférica de la
    ciu- dad de Londres (Gran Bretaña). Calderas industriales
    de generación de calor Entre las distintas fuentes de
    conta- minación atmosférica de origen indus- trial,
    la combustión de combustibles fósiles para la
    generación de calor y electricidad ocupa un lugar
    preponde- rante, tanto por la cantidad como por los tipos de
    contaminantes emitidos. Especial atención merecen las
    centrales térmicas de producción de

    Partes: 1, 2

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