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Contaminación atmosférica (página 2)




Enviado por Abelito



Partes: 1, 2

electricidad.
Los combustibles utilizados por este tipo de instalaciones son el
carbón y el fuel-oil. La producción de contaminan-
tes depende en gran medida de la cali- dad del combustible, en
especial de las proporciones de azufre y cenizas conte- nidas en
el mismo y del tipo de proceso de combustión empleado.
Durante el proceso de combustión se libera a la
atmósfera el azufre con- tenido en el combustible en forma
de anhídrido sulfuroso. Junto con otros contaminantes como
óxidos de nitró- geno, dióxido de carbono,
metales pesa- dos y una gran variedad de sustancias. Cuando se
utiliza como combustible el carbón, se emiten abundantes
partícu- las finas que pueden ser trasladadas a grandes
distancias. Contaminantes emitidos por la in- dustria La
contaminación de origen indus- trial se caracteriza por la
gran cantidad de contaminantes producidos en las dis- tintas
fases de los procesos industriales y por la variedad de los
mismos. Por otra parte, en los focos de emisión indus-
triales se suelen combinar las emisiones puntuales,
fácilmente controlables, con emisiones difusas de
difícil control. Los tipos de contaminantes produci- dos
por los focos industriales dependen fundamentalmente del tipo de
proceso de producción empleado, de la tecno- logía
utilizada y de las materias primas usadas. Las actividades
industriales que producen contaminantes atmosféricos son
muy variadas, pero los principales focos están en los
procesos productivos utilizados en las industrias básicas.
Entre los sectores que dan lugar a la mayor emisión de
contaminantes at- mosféricos podemos destacar: • La
siderurgia integral. Produce todo tipo de contaminantes y en
canti- dades importantes, siendo los principa- les:
partículas, SOx, CO, NOx, fluoruros y humos rojos
(óxidos de hierro). • Refinerías de
petróleo. Pro- ducen principalmente: SOx, HC, CO, NOx,
amoniaco, humos y partículas. • Industria
química.Produce, dependiendo del tipo de proceso em-
pleado: SO2, nieblas de ácidos sulfúrico,
nítrico y fosfórico y da lugar a la pro-
ducción de olores desagradables. • Industrias
básicas del aluminio y derivados del fluor. Producen
emisio- nes de contaminantes derivados del flúor.
CORRELACIÓN ENTRE LAS IN- MISIONES Y LAS EMISIONES DE
CONTAMINANTES Desde los focos de contaminación se produce
la mezcla y dilución de los contaminantes en el aire,
dando lugar a una distribución de la concentración
de los mismos, variable tanto en el espacio como en el tiempo. La
cantidad de contaminantes pre- sentes en la atmósfera
vendrá determi- nada por la diferencia entre los lanzados
y producidos en la misma y los que se eliminan a través de
los procesos de autodepuración por deposición, pre-
cipitación y absorción por el suelo, el agua y la
vegetación. Estos procesos de autodepuración
atmosférica pue- den causar acumulaciones excesivas de
contaminantes en otros medios (vege- tación, suelos,
lagos, etc.), incluso lejos del punto de emisión del
contaminante, como consecuencia del arrastre atmos- férico
producido por el viento. En las áreas en que se dé
una fuer- te concentración de focos emisores de
contaminantes pueden producirse epi- sodios de fuerte
contaminación local como consecuencia de la persistencia
de situaciones meteorológicas adversas para la
difusión de los contaminantes. Estos episodios se
manifiestan con grandes aumentos de la concentración de
contaminantes en un área más o me- nos extensa
alrededor de focos contami- nantes y pueden verse forzados por
las especiales condiciones topográficas de la zona, o por
la localización de barreras artificiales (edificios) que
pueden favo- recer la acumulación de contaminantes. En
otros casos los contaminantes pueden alcanzar bastante altura e
intro- ducirse en las masas de aire que forman las corrientes
generales de vientos sobre la tierra, siendo arrastrados a muchos
kilómetros de las fuentes de emisión. Influencia de
los procesos meteoro- lógicos en la contaminación
atmosférica La concentración de contaminantes a
nivel del suelo varía como consecuen- cia del
desequilibrio entre los índices de producción de
contaminantes y los de dilución y desaparición de
los mis- mos. Es decir, la concentración de con-
taminantes dependerá de la relación de fuerzas
entre las fuentes contaminantes y las condiciones de
autodepuración at- mosférica. La importancia de las
condiciones meteorológicas en el grado de contami-
nación atmosférica se reconoce obser- vando las
variaciones de la calidad del aire en una zona determinada de
unos días a otros, aun cuando las emisiones permanecen
prácticamente constantes. Las principales variables
meteoro- lógicas a considerar por su influencia sobre la
calidad del aire son: a. el transporte convectivo hori- zontal,
que depende de las velocidades y direcciones del viento; y b. el
transporte convectivo ver- tical, que depende de la estabilidad
atmosférica y del fenómeno de la in- versión
térmica de las capas de la at- mósfera. Transporte
convectivo horizontal. El viento, al transportar los contaminan-
Pág. 11

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Contaminación Atmosférica Pág. 12 tes,
produce su dispersión horizontal y determina la zona que
va a estar ex- puesta a los mismos. Por lo general, una mayor
velocidad del viento reducirá las concentraciones de
contaminantes al nivel del suelo, ya que se producirá una
mayor dilución y mezcla. No obstante, pueden producirse
cir- culaciones cerradas de viento, como en el caso de las brisas
del mar y las de valle y montaña, en las que los
contaminantes lanzados a la atmósfera se incorporan a la
circulación del viento con lo que se produce una
acumulación progresiva de contaminantes, que da lugar a un
au- mento de la concentración de los mis- mos en las zonas
barridas por este tipo de vientos. Efectos similares se produ-
cen cuando los vientos fuertes inciden perpendicularmente a las
crestas mon- tañosas, a un valle o sobre los edificios
altos; en estas condiciones, los efectos aerodinámicos de
estos obstáculos pue- den tener consecuencias negativas
para la dispersión de contaminantes, acu-
mulándolos en determinadas zonas. Transporte convectivo
vertical. El principal factor que determina el grado de
difusión vertical de contaminantes es la variación
vertical de temperaturas en la atmósfera. Podemos
determinar la capacidad de difusión vertical de
contaminantes comparando la variación vertical de
temperaturas de un estrato de aire at- mosférico con el
gradiente vertical adia- bático del aire, que corresponde
a una variación de -1° C por cada 100 metros de
altura. De esta forma se obtienen tres clases diferentes de
estabilidad atmosfé- rica en el estrato, según que
la variación de la temperatura con la altura sea ma- yor,
igual o inferior que la correspon- diente al gradiente vertical
adiabático. • Si en la capa de aire la tempe- ratura
desciende con la altura bastante menos de un grado cada 100
metros, los movimientos verticales del aire están muy
limitados por lo que hay poca o nula dispersión vertical
de contaminan- tes. En estas condiciones se dice que la clase de
estabilidad atmosférica es del tipo estable. • Cuando
la temperatura del es- trato desciende con la altura más
de un grado cada 100 metros de altura, la esta- bilidad
atmosférica será del tipo inesta- ble y los
movimientos verticales del aire están muy favorecidos
difundiéndose los contaminantes verticalmente hasta donde
alcance la inestabilidad. • Por último, tenemos el
caso de la estratificación indiferente o nula, que se da
cuando coinciden la variación de temperatura del estrato
con la gradiente vertical adiabática. En estas condiciones
la dispersión vertical de contaminantes no está
limitada. Cuando la temperatura del aire au- menta con la altura,
aparece el fenóme- no de la inversión
térmica. Este fenóme- no produce una fuerte
acción limitadora en la dispersión de
contaminantes. La inversión de la temperatura del aire se
puede producir como consecuencia del enfriamiento del suelo, por
la gran irra- diación de calor que se produce en las
noches despejadas. El aire se va enfrian- do progresivamente
desde el suelo hacia arriba, produciendo una fuerte estabili- dad
atmosférica que impide la difusión vertical de los
contaminantes. La inver- sión térmica se forma
durante la noche y suele desaparecer progresivamente durante la
mañana, cuando la radiación solar calienta de nuevo
el suelo y éste a las capas de aire que están en
contacto con él. Existen otros tipos de inversiones que,
generalmente, se producen a más altura y que actúan
como una capa que limita la dispersión de contaminantes en
sentido vertical, incrementando no- tablemente las
concentraciones de con- taminantes en los estratos de aire que
quedan bajo ellos. Estos tipos de inversiones son las llamadas de
subsistencia, que tienden a formarse en las áreas
anticiclónicas, y las inversiones frontales, producidas
por la superposición de una masa de aire cálido
sobre una de aire más frío. Este último tipo
de inversión suele tener por lo general una permanencia
escasa. Un aspecto interesante de la con- taminación
atmosférica es el de la mi- crometereología urbana.
Las grandes ciudades crean al su alrededor un mi- croclima
propio, el efecto «isla urbana de calor», produciendo
un penacho térmico que tiene gran incidencia en la
capacidad de difusión de los contami- nantes urbanos. A
menudo, da lugar a la circulación de vientos locales que
ele- van el aire caliente del centro de la ciu- dad, creando una
corriente compensada de aire frío de la zona rural
circundante que penetra en la zona urbana a niveles bajos. Las
grandes ciudades alteran el cli- ma urbano de muchas formas; por
lo general la temperatura es superior, hay menos viento, menos
precipitaciones en forma de nieve, si bien las precipitacio- nes
totales son ligeramente superiores en la ciudad que en las zonas
rurales circundantes. La radiación solar, y espe-
cialmente los rayos ultravioletas, es más reducida en la
ciudad como consecuen- cia del efecto pantalla producido por la
contaminación urbana. EFECTOS PRODUCIDOS POR LA
CONTAMINACIÓN ATMOSFÉRICA La contaminación
atmosférica afec- ta a millones de personas de todo el
mundo, especialmente a aquellas que viven en los grandes
núcleos urbanos y en áreas fuertemente
industrializa- das, con denso tráfico de vehículos.
Las emanaciones de polvos y gases corrosi- vos deterioran el
medio ambiente dan- do lugar a olores desagradables,
pérdida de visibilidad y daños para la salud hu-
mana, para los cultivos y otras formas de vegetación y
sobre los materiales de construcción. La
contaminación atmosférica apa- reció primero
como una molestia grave

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Universidad Néstor Cáceres Velásquez pero,
posteriormente, se ha convertido en una amenaza para la calidad
de la vida, ya que una contaminación exce- siva puede
poner en peligro la salud y llegar a convertir algunas zonas en
lu- gares no aptos para ser normalmente habitados. Los efectos
producidos por la con- taminación atmosférica
dependen principalmente de la concentración de
contaminantes, del tipo de contaminan- tes presentes, de tiempo
de exposición y de las fluctuaciones temporales en las
concentraciones de contaminantes, así como de la
sensibilidad de los recep- tores y los sinergismos entre contami-
nantes. Hay que tener muy en cuenta la graduación del
efecto a medida que aumentan la concentración y el tiempo
de exposición. Efectos de los contaminantes atmos-
féricos Efectos sobre la salud humana Las relaciones
existentes entre las enfermedades humanas y la exposición
a la contaminación no son sencillas ni se conocen con
exactitud. No obstante, existen pruebas abundantes de que en
general, las concentraciones elevadas de contaminantes en el aire
son peligrosas para los seres humanos (y animales). Los efectos
que producen sobre la salud se ponen claramente de manifies- to,
como se ha observado en Londres, Nueva York y Osaka entre otras
ciuda- des, por el aumento de la mortalidad, sobre todo en las
personas de edad avanzada o en los individuos más sen-
sibles por cualquier razón. Más difíciles de
discernir son los efectos que, a largo plazo, pueden producir las
exposiciones episódicas a elevadas concentraciones medias
y bajas de contaminantes. Se ha comprobado la relación
exis- tente entre la contaminación atmos- férica,
producida por partículas en suspensión y
anhídrido sulfuroso, y la aparición de bronquitis
crónica carac- terizada por la producción de
flemas, la exacerbación de catarros y dificultades
respiratorias tanto en los hombres como en las mujeres adultas.
Se ha observado igualmente, que cuando las concentra- ciones
tanto de SO2 como de partícu- las en suspensión
superan los 500 mi- crogramos/metro cúbico de aire, como
promedio de 24 horas, se produce un aumento de la mortalidad en
la pobla- ción en general, siendo los grupos más
sensibles los individuos con procesos cardíacos o
pulmonares. Con prome- dios diarios de 250 microgramos/metro
cúbico de SO2 y de humos se ha regis- trado el
empeoramiento en los enfer- mos con afecciones pulmonares. Es de
destacar que las concentra- ciones de partículas en
suspensión y de SO2 que pueden provocar la
aparición de efectos sobre la salud, pueden variar de un
lugar a otro según cuáles sean las
características físicas y químicas de las
partículas, y en función de la presencia en el aire
de otros contaminantes que puedan producir efectos
sinérgicos con aquéllos. La presencia en el aire de
elevadas concentraciones de monóxido de carbo- no (CO)
representa una amenaza para la salud. El CO inhalado se combina
con la hemoglobina de la sangre, dando lugar a la
formación de carbooxihemog- lobina, lo que reduce la
capacidad de la sangre para el transporte de oxígeno desde
los pulmones hasta los tejidos. Se ha comprobado que una satura-
ción de carbooxihemoglobina por en- cima del 10% puede
provocar efectos sobre la función psicomotora que se
manifiesta con síntomas de cansancio, cefaleas y
alteraciones de la coordina- ción. Por encima del 5% de
saturación se producen cambios funcionales car-
díacos y pulmonares y se aumenta el umbral visual. No se
han encontrado pruebas que indique efectos significati- vos con
una concentración de carbooxi- hemoglobina inferior al 2%.
Los óxidos de nitrógeno, NOx, son contaminantes
igualmente peligrosos para la salud. La mayor parte de los es-
tudios relativos a los efectos de los NOx se han ocupado, sobre
todo, del NO2 ya que es el más tóxico. Los efectos
produ- cidos por el NO2 sobre los animales y los seres humanos
afectan, casi por en- tero, al tracto respiratorio. Se ha obser-
vado que una concentración media de 190 microgramos de NO2
por metro cúbico de aire, superada el 40% de los
días, aumenta la frecuencia de infeccio- nes de las
vías respiratorias en la pobla- ción expuesta.
Otros tipos de contaminantes que afectan a la salud humana son
los oxi- dantes fotoquímicos. Se han realizado estudios
epidemiológicos en la ciu- dad de Los Angeles y no se
descubrió ningún aumento de mortalidad como
consecuencia de episodios de contami- nación
fotoquímica, cuando las concen- traciones de oxidantes
variaban entre 0.5 y 0.9 partes por millón. No obstante,
se ha observado que los oxidantes foto- químicos tienen
efectos nocivos sobre la salud, produciendo irritación de
los ojos y mucosas. Los oxidantes fotoquímicos afectan
especialmente a las personas con afecciones asmáticas y
broncopul- monares, en los que se han observado crisis
asmáticas y disminución de la función
pulmonar cuando las concen- traciones atmosféricas de
oxidantes eran superiores a 500 microgramos por metro
cúbico de aire. Los metales tóxicos presentes en el
aire representan una amenaza para la salud humana cuando se
inhalan en cantidades suficientes, debido a la ten- dencia que
presenta el organismo a su acumulación. Por su
importancia, des- Pág. 13

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Contaminación Atmosférica Pág. 14 tacaremos
los efectos producidos por el plomo sobre la salud humana. Los
compuestos inorgánicos del plomo atmosférico son
absorbidos por los humanos, principalmente a través del
sistema respiratorio, alcanzando el torrente sanguíneo
aproximadamente el 35% del plomo inhalado por los pul- mones. Una
vez incorporado el plomo a la corriente sanguínea, una
parte se almacena en los huesos y otra se expul- sa por la orina,
en una continua fase de renovación en el organismo. A
partir de ciertas cantidades puede producir efectos adversos en
el comportamien- to, afectan la inteligencia de los niños
y ser causa de anormalidades en los fetos de madres gestantes.
Los adultos, por lo general, son menos sensibles que los
niños a los efectos del plomo, pero una acumulación
excesiva en el organismo puede producir serios e irreversibles
da- ños en su sistema nervioso. Otras sustancias
tóxicas presentes en el aire tales como el cadmio,
amianto, el cloruro de vinilo, el benzo-a-pireno, varios
compuestos orgánicos halogena- dos y el benzeno, pueden
provocar mo- dificaciones genéticas y malformacio- nes en
los fetos, siendo algunos de ellos cancerígenos. Efectos
sobre las plantas Las plantas muestran una especial sensibilidad
a la mayor parte de los contaminantes del aire, y sufren
daños significativos a concentraciones mucho más
bajas que las necesarias para causar efectos perjudiciales sobre
la salud hu- mana y animal. Es muy difícil establecer
valores lí- mites de la contaminación
atmosférica a partir de los cuales los efectos negativos
se empiezan a manifestar, ya que estos dependen de la
constitución de la planta y de la especie de que se trate,
es decir, hay una especificidad de respuestas. Por otra parte,
los efectos produci- dos por la contaminación
atmosférica se pueden manifestar por la alteración
de diversos mecanismos vitales de las plantas. Así, las
funciones metabólicas y los tejidos vegetales se pueden
ver afec- tados como consecuencia de la acción de gases
como el anhídrido sulfuroso, el monóxido de carbono
y los compuestos de flúor. Los daños causados se
mani- fiestan en forma de necrosis foliar en áreas
localizadas que presentan un color marrón-rojizo-blanco,
de clorosis, ad- quiriendo el tejido una coloración ver-
de pálida o amarilla, o por la aparición de manchas
puntuales necróticas. Si la acción del contaminante
es muy fuerte puede llegar a paralizar el crecimiento de la
planta. Entre los distintos contaminantes que se presentan
generalmente en el aire ambiente, el SO2 es el que tiene mayor
importancia debido a la gran toxicidad que tiene para la
vegetación. Los daños producidos por el SO2 a las
plantas obedecen a la exposición a altas concentraciones
durante periodos cortos; o por la exposición a concentra-
ciones relativamente bajas durante lar- gos periodos. Los
daños agudos se producen com consecuencia de exposiciones
cortas a concentraciones elevadas. Exposiciones medias diarias de
130 microgramos de SO2 por metro cúbico de aire durante el
periodo de crecimiento, pueden cau- sar daños en las
coníferas más sensibles. Estos daños se
caracterizan por la apari- ción de necrosis apicales de
color rojo o anaranjado. La exposición a menores
concentra- ciones durante tipos de exposición más
largos ocasiones lesiones crónicas. Ex- posiciones medias
anuales de anhídrido sulfuroso de 50 microgramos por metro
cúbico de aire pueden causar daños a especies
forestales sensibles. Estas se manifiestan por un gradual
amarillea- miento de la hoja que se va extendien- do desde la
zona apical a la base de la misma, causada por dificultades en el
mecanismo sintetizador de la clorofila. En las plantas
dañadas se encuentran grandes cantidades de sulfato en las
ho- jas con síntomas crónicos. Las brumas de
ácido sulfúrico, cau- sadas por la presencia en el
aire de los óxidos de azufre, producen daños en las
hojas, caracterizados por la aparición de manchas
producidas por las gotas de ácido depositadas sobre las
hojas hu- medecidas por el rocío o la niebla. Con-
centraciones relativamente bajas de SO2 pueden causar
daños importantes en la vegetación sensible, como
consecuencia

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acción sinérgica de este contami- nante con el
ozono y los óxidos de nitró- geno, aunque estos se
presenten en bajas concentraciones en el aire. El flúor y
sus derivados son conta- minantes del aire que se caracterizan
por ser tóxicos en general para las plan– tas a muy
pequeñas concentraciones. La sensibilidad de las plantas a
la acción del flúor varía, como en el caso
del SO2, según las especies y las condiciones del medio,
siendo especialmente sensibles a este contaminante las
viñas y las plan- taciones frutales, especialmente las de
frutos con hueso (como el melocotón o durazno). En el
medio forestal, las resi- nosas son las especies más
sensibles al flúor, ya que al tener hojas perennes y tener
el flúor un efecto acumulativo so- bre los tejidos, se va
almacenando hasta sobrepasar los umbrales de toxicidad, lo que da
lugar a la aparición de necrosis que pueden llegar a
producir la muerte de grandes masas forestales. Un aspecto
importante del efecto acumulativo del flúor es su
transmisión a través de las cadenas alimentarias.
El mecanismo es el siguiente: el flúor pre- sente en el
aire se acumula en los pastos y de éstos pasa a los
animales, siendo los bovinos los más afectados. La acu-
mulación del flúor en los tejidos puede causar la
aparición de la fluorosis, enfer- medad que se presenta
sobre todo en el ganado vacuno. Observaciones realiza- das
muestran que la ingestión de pastos puede ser tolerada sin
efectos negativos, cuando su concentración en flúor
no supera los 40 ppm como media durante todo el año. Se ha
observado la aparición de le- siones visibles sobre las
hojas después de una exposición durante un
día a con- centraciones de flúor en el aire de 3 a
10 microgramos por metro cúbico. Para concentraciones
entre 0.5 y 3 microgra- mos/metro cúbico los efectos se
mani- fiestan cuando transcurren periodos de exposición
superiores a un mes. Entre los óxidos de nitrógeno
solo el NO2 es tóxico para las plantas, a pe-
queñas concentraciones y largo tiempo de
exposición. Los daños se manifiestan por la
aparición de necrosis y clorosis de color negro o
marrón rojizo en las hojas. Los sinergismos de NO2 y SO2
provo- can a bajas concentraciones alteraciones en la
vegetación. Este hecho se ha ob- servado en las zonas
urbanas. La contaminación atmosférica foto-
química produce daños en la vegetación a
concentraciones que ya se están alcan- zando en algunas
ciudades. El ozono y el PAN son los principales causantes de
estos daños. Las lesiones producidas por el ozono se
manifiestan como man- chas blancas o punteados claros sobre el
haz de las hojas. Los daños producidos por los PAN se
presentan como graves lesiones foliares caracterizadas por una
tintura plateada o vidriosa en el envés de la hoja,
así como por un ataque gene- ral en las hojas
jóvenes. La radiación gamma produce nu- merosos
efectos biológicos sobre las plantas, incluyendo
daños a los ácidos nucléicos, citocromos,
mitocondria y membranas celulares. Una irradiación
crónica en una amplia zona produce una disminución
gradual de la diversi- dad de plantas. Poco a poco los bosques
van muriendo, empezando por los ár- boles más
sensibles como los pinos. Efectos sobre los materiales Cada vez
se está prestando más atención, tanto por
sus repercusiones económicas como por los daños
irre- parables que causa sobre los objetos y los monumentos de
alto valor históri- co-artístico, a los efectos que
la conta- minación atmosférica produce sobre los
materiales. La acción de los contaminantes at-
mosféricos sobre los materiales pue- de manifestarse por
la sedimentación de partículas sobre la superficie
de los mismos, afeando su aspecto externo, o por ataque
químico al reaccionar el contaminante con el material. Los
SOx Pág. 15

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Contaminación Atmosférica Pág. 16 causan
daños a muchos tipos de mate- riales, bien directa o
indirectamente. Un alto contenido de SOx en el aire produ- ce la
aceleración de la corrosión de los metales tales
como el acero al carbono, zinc, acero galvanizado, compuestos del
cobre, niquel y aluminio. Esta acelera- ción se ve
favorecida por la presencia de partículas depositadas por
la humedad y por la temperatura. En general, puede
señalarse que la corrosividad de una atmósfera
depende de condiciones meteorológicas y facto- res de
contaminación. Se han observado correlaciones entre tasas
de corrosión en metales y concentraciones de SO2 en la
atmósfera, dándose las tasas altas de
corrosión más altas en zonas industria- lizadas.
Las nieblas de ácido sulfúrico procedentes de la
conversión catalítica del SO2 a SO3 en la
atmósfera, atacan a los materiales de construcción
como el mármol, la caliza y la argamasa, con- viertiendo
los carbonatos en sulfatos so- lubles en el agua de lluvia. Esto
unido a que el volumen específico de los sulfatos es mayor
que el de los carbonatos, hace que en la piedra aparezcan escamas
y se debilite mecánicamente. Los compuestos de azufre
pueden producir daños en pinturas plásticas, papel,
fibras textiles y sobre los contac- tos eléctricos de los
sistemas electró- nicos, dando lugar a deficiencias en su
funcionamiento. La acción de los oxi- dantes
fotoquímicos se produce sobre todo en los cauchos y
elastomeros en los que causan un rápido envejecimiento y
agrietamiento. Los óxidos de nitrógeno decoloran y
estropean las fibras textiles y los nitratos producen la
corrosión de las aleaciones de cupro-niquel. Efectos sobre
visibilidad La presencia de contaminantes en la atmósfera
produce la absorción y dis- persión de la luz
solar, acompañados de una notable reducción de la
visibi- lidad. Los aerosoles de tamaños com- prendidos
entre 1.4 y 0.8 micras son los que tienen una mayor influencia en
la dispersión de la luz solar, debido a la proximidad de
su tamaño a la longitud de onda de la luz visible. Se ha
observado una estrecha re- lación entre la
disminución de la visi- bilidad y la presencia de sulfatos
en la atmósfera. Una experiencia realizada en Suecia, ha
demostrado que los periodos de mínima visibilidad se
corresponden con concentraciones máximas de sulfa- tos y
nitratos presentes en la atmósfera. Los gases presentes
normalmente en la atmósfera no absorben la luz visible. El
NO2 en concentraciones altas puede tener un efecto significativo
ya que ab- sorbe la franja azul-verde del espectro visible de la
radiación solar. Consecuen- cia de esta absorción
es el que la atmós- fera de las grandes ciudades adquiera
una coloración amarilla-parduzca-roji- za cuando se
presentan concentraciones de NO2 elevadas. Efectos Globales Cada
vez está más admitida la ne- cesidad de realizar
estudios sobre los posibles efectos que a largo plazo puede
producir la contaminación atmosférica sobre los
distintos ecosistemas, sobre el clima y sobre la estratosfera.
Tanto las modificaciones de las características de los
suelos, debidas al lavado de los ele- mentos del mismo por las
lluvias ácidas, como los cambios producidos en las grandes
masas de agua por el aumento de la concentración de
metales tóxicos, pueden tener consecuencias
ecológicas irreversibles. El aumento de las concentracio-
nes de dióxido de carbono y de otros contaminantes en la
atmósfera puede dar lugar a una elevación general
de la temperatura del globo, por «efecto in-
vernadero», que modificaría el régimen de
lluvias, lo que produciría alteraciones sobre las tierras
cultivables y la exten- sión de los desiertos. Por otra
parte, los sulfatos y las partículas finas que dismi-
nuyen la visibilidad pueden igualmen- te reducir la intensidad de
la radiación solar. Los hidrocarburos halogenados y los
óxidos de nitrógeno emitidos por los aviones
supersónicos pueden provocar una disminución de
ozono en la estra- tosfera con el consiguiente aumento de la
radiación ultravioleta que llegaría a la Tierra.
Efectos sobre los ecosistemas (llu- vias ácidas) Los
primeros efectos producidos por las precipitaciones ácidas
se detectaron en cientos de lagos de Escandinavia, al- rededor de
los años 60. En la actualidad, más de 18,000 lagos
están acidificados, en Suecia alrededor de 6,000 de ellos
muestran graves daños sobre la biología
acuática, y unos 2,000 de los situados en la zona
meridional y central han perdi- do sus poblaciones
piscícolas. La acidificación de las aguas interio-
res tiene efectos muy graves sobre los ecosistemas
acuáticos. Se ha demostra- do que todos los tipos de
organismos integrantes de los ecosistemas de agua dulce son
sensibles a la acidificación, produciéndose cambios
en todos los niveles tróficos. La acidificación de
los lagos y de las masas de agua se está ex- tendiendo
progresivamente cada vez a mayor número de países,
afectando día a día a más extensas
áreas. Las zonas más propensas a la acidi-
ficación del agua tienen suelos ácidos de poca
profundidad, superpuestos a rocas graníticas o son suelos
arenosos muy erosionados. El aumento de la acidez del agua de los
lagos y ríos pro- voca un fuerte aumento del contenido de
iones aluminio disueltos en el agua. El ión aluminio es
muy tóxico para la mayor parte de los organismos y se cree
que la causa última de la muerte de las poblaciones de
peces en los lagos acidi- ficados se debe al envenenamiento por
aluminio. Otros metales tales como el cadmio, zinc y plomo tienen
igualmen- te una mayor facilidad para disolverse, por lo que son
más accesibles para los animales y plantas
acuáticas. Los suelos presentan, por lo general, una mayor
resistencia a la acidificación que el agua. No obstante,
el grado de sensibilidad puede variar muy amplia- mente de unas
zonas a otras depen- diendo, principalmente, del espesor de la
capa de humus, de la consistencia del sustrato, así del
tipo de rocas y suelo. Uno de los efectos más importantes
de la acidificación de los suelos es, proba- blemente, el
incremento de la movili- dad con las consiguientes
pérdidas por lixiviación de ciertos cationes
metálicos de carácter básico tales como el
calcio, magnesio, potasio y aluminio. En Europa Central, las
altas depo- siciones de compuestos de azufre y ni- trógeno
han producido graves daños sobre amplias áreas de
suelo y bosques. El daño a los bosques probablemente ha
sido causado por la acción combinada de ácidos y
metales en el suelo y por las altas concentraciones de SO2
presentes en el aire de estas zonas. La combina- ción de
un bajo pH en el agua del suelo unido a la presencia de metales,
princi- palmente aluminio, produce daños en las
raíces de los árboles, através de las cuales
absorben gran cantidad de nu- trientes. Este hecho produce una
pér- dida de vitalidad haciéndolos especial- mente
sensibles a las plagas. Efectos sobre el clima (efecto inver-
nadero) Durante los últimos años se ha veni- do
poniendo de manifiesto una preocu- pación creciente por
los posibles efectos que sobre el clima pudiera causar el
au-

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Universidad Néstor Cáceres Velásquez mento
progresivo de contaminantes en la atmósfera como
consecuencia de las actividades humanas. Observaciones realizadas
en Suecia, Australia, Alaska y Hawai muestran que la
concentración de CO2, que oscilaba entre 265 y 290 ppm
antes de los años cincuenta, llegó a ser de 330 ppm
en 1976, aumentando a un ritmo de alre- dedor de 1 ppm en el
curso de los últi- mos años. Se cree que el
incremento de CO2 en la atmósfera es debido a las
alteraciones que las actividades humanas producen en el ciclo
biogeoquímico del carbono ya que, por una parte, en la
combustión de combustible fósiles y en los incen-
dios forestales se producen grandes can- tidades de CO2, y por
otra parte, estos mismos incendios y la tala progresiva de
bosques, que produce una disminu- ción de las masas
forestales mundiales, la degradación del suelo y la
creciente desertificación, producen una dismi-
nución de la tasa de la absorción total del
CO2presente en la atmósfera por la vegetación. El
incremento de la concentración del CO2 en la
atmósfera puede alterar la temperatura de la Tierra debido
a que el CO2 es transparente a la radiación solar recibida
del sol, dejándola pasar libre- mente, pero absorbe la
radiación infra- rroja emitida desde la tierra. El efecto
total es que cuanto mayor sea la concen- tración de CO2 en
la atmósfera, mayor es la cantidad de energía
recibida por la Tierra desde el Sol que queda atrapada en la
atmósfera en forma de calor. Este fenómento que se
conoce con el nombre de «efecto invernadero»
produciría un recalentamiento de la atmósfera. Se
ha estima que, de duplicarse la concentración actual de
CO2 en la at- mósfera, podría aumentar en dos o
tres grados centígrados la temperatura de la misma. En las
zonas lluviosas se incre- mentarán las precipitaciones y
las zonas áridas serán aún más
áridas, mientras que los hielos polares comenzarán
a de- rretirse. Los sulfatos y las partículas finas
presentes en la atmósfera pueden tener igualmente efectos
sobre el clima. Las partículas finas tienen una doble
acción sobre la radiación solar: por una parte,
difunden la luz incidente y, por otra, absorben una parte de esta
radiación, lo que produce un calentamiento de las
partículas y la emisión de radiación
infrarroja. Los efectos atmosféricos que producen
dependerán de la altitud a que las partículas se
encuentre. Las de baja altura disminuyen el flu- jo solar sobre
el suelo, pero contribuyen a aumentar el efecto invernadero. A
más alta temperatura, el efecto de barrera solar es
preponderante, produciendo un enfriamiento de la baja
atmósfera y un calentamiento en la estratosfera. Las
partículas pueden causar también efec- tos sobre el
clima de forma indirecta al actuar como núcleos de
condensación del vapor de agua y jugar éste un im-
portante papel en los cambios de calor atmosférico. Otro
tipo de contaminantes vertidos a la atmósfera que pueden
afectar el cli- ma son los clorofuorcarbonos, debido a su
acción sobre la capa de ozono y a que, como ya se ha
indicado anteriormente, el ozono es el principal absorbente de la
radiación solar ultravioleta en la estra- tosfera,
regulando la temperatura de la misma. Efectos sobre la
estratosfera La presencia en la estratosfera de de- terminados
compuestos, especialmente los clorofluorocarbonos, puede pro-
vocar una disminución de la concen- tración de
ozono en la estratosfera. La capa estratosférica de ozono
protege la superficie de la tierra de una exposición
excesiva a los rayos solares ultravioletas actuando como filtro.
Una disminución sensible de esta capa protectora
tendría efectos perjudiciales para la salud hu- mana y
para la biosfera. Este incremento de la radiación pro-
duciría un aumento apreciable de casos de cáncer de
piel en los seres humanos y efectos negativos sobre los
organismos, al ser ciertos tipos de plancton vegetal, animales
invertebrados y algunos ver- tebrados en determinadas etapas de
su ciclo vital, especialmente sensibles a la radiación
ultravioleta. LA LUCHA CONTRA LA CON- TAMINACIÓN
ATMOSFÉRICA Durante algún tiempo se
consideró que el despilfarro de los recursos natu- rales y
la degradación del medio am- biente era un mal menor que
tenía que ser soportado por las colectividades en pro del
progreso económico de los pue- blos. Este punto de vista
está cambian- do rápidamente en la actualidad ante
la evidencia, cada vez más clara, de que la
conservación del medio ambiente es una cuestión de
supervivencia para los humanos. Entre los distintos tipos de
contami- nación, la atmosférica puede conside-
rarse como la de más reciente aparición. Para
algunos países surge como proble- ma grave durante los
años cincuenta, mientras que para la mayoría no
apare- ce como tal hasta el final de los años se- senta.
El punto de partida de la toma de conciencia de la gravedad de la
conta- minación atmosférica se puede situar en
Londres en el invierno de 1952, cuando una fuerte
contaminación por humos, que persistió durante
cinco días, contri- buyó a la muerte de varios
miles de per- sonas. Este episodio actuó como deto- nador
para la opinión pública mundial y contribuyó
a la puesta en marcha de una serie de acciones tendentes a redu-
cir este tipo de contaminación. En 1956 se publicó
en el Reino Uni- do la Ley de Aire Limpio, que tenía como
objetivo el disminuir la emisión de humos, fomentando el
uso de com- bustibles limpios. La primera ley sobre
contaminación atmosférica no aparece en Estados
Unidos hasta 1963 con la Ley de Aire Limpio. En Francia se abor-
da el problema de la contaminación at- mosférica,
de una forma general, en el año 1961, y en la
mayoría de los países la legislación sobre
la contaminación at- mosférica es más
reciente. Principios generales y objetivos Los primeros programas
de lucha contra la contaminación atmosférica son
nacionales y surgen, inicialmente, para proteger la salud y
bienestar de las poblaciones expuestas a niveles de con-
taminación superiores a los valores con- siderados
aceptables y causados, bien por un foco puntual emisor de conta-
minantes peligrosos, o por la estructura demográfica e
industrial de una deter- minada zona que provoca una contami-
nación general o episódica. La mayoría de
los países industria- les han desarrollado
reglamentaciones de lucha contra la contaminación at-
mosférica, adoptando estrategias en función de sus
peculiares características tradicionales, culturales y
ambientales. No obstante, se reconocen una serie de principios
generales que deben tenerse presentes para una eficaz lucha
contra la contaminación atmosférica, entre los que
podemos destacar: • Las decisiones deben basarse en datos
correctos obtenidos del cono- cimiento científico y
técnico, de los pro- cesos ecológicos y de la
tecnología para el control de las fuentes de
emisión. • Los métodos a aplicar han de ser
flexibles, de forma que puedan adap- tarse al cambiante
desarrollo del cono- cimiento del problema y de las
técnicas Pág. 17

Monografias.com
Contaminación Atmosférica Pág. 18 para
resolverlo. • Han de tenerse en cuenta las circunstancias
tanto económicas como ambientales, siendo necesario
disponer de un buen sistema de análisis económi- co
y de prioridades económicas. • La coordinación
y una eficaz estructura legislativa y administrativa son
necesarias para convertir las priori- dades y decisiones en
acción. Aparte de estos principios de carác- ter
general, es imprescindible para lle- var a cabo un programa de
lucha contra la contaminación atmosférica una fuer-
te concienciación del público a través de
una información lo más amplia posible y una
decidida voluntad política, ya que la promulgación
de leyes contra la con- taminación atmosférica es
una decisión de carácter político en
cualquier país. Estrategias de lucha La
contaminación atmosférica suele ser el resultado de
la aplicación de una tecnología defectuosa o mal
empleada, así como de la ausencia de criterios am-
bientales al realizar las planificaciones económicas
nacionales. Basándonos en estas hipótesis de
partida, se plantean a continuación los pasos a seguir
para re- ducir la contaminación atmosférica. El
primer paso es fijar el objeti- vo principal que se quiere
alcanzar, de forma que se optimicen los beneficios globales netos
de la reducción de la contaminación, ya que existen
muchos tipos de receptores. Para poder fijar el objetivo
principal es necesario: a. disponer de un inventario completo de
las fuentes de contamina- ción; b. conocer las
tecnologías de des- contaminación aplicables,
así como las relaciones coste-eficacia de su aplica-
ción; c. disponer de modelos atmosfé- ricos que
permitan conocer las relacio- nes entre las emisiones en los
distintos focos y la calidad del aire de los recepto- res; y d.
conocer los efectos que sobre la salud, los ecosistemas y los
bienes materiales producen las distintas con- centraciones de
contaminantes, cuanti- ficándolos de alguna forma. Con la
información disponible y a través de las
técnicas que relacionan los costos y beneficios se
analizan las distin- tas opciones, eligiendo la más
interesan- te como objetivo social. Una vez fijado el objetivo y
planteadas las prioridades de actuación, es necesario
formular la estrategia a seguir para su consecución. Se
han planteado dos enfoques dis- tintos a la hora de formular
estrategias para combatir la contaminación atmos-
férica: 1. La gestión de los recursos at-
mosféricos, que se basa en la fijación de unas
normas de calidad del aire que no deben sobrepasarse. Este tipo
de estra- tegia tiene su origen en Alemania, Esta- dos Unidos y
otros países. 2. La aplicación de los mejores
medios practicables, basada en el con- trol de las emisiones
mediante el em- pleo de la mejor tecnología disponible,
económicamente aplicable para la re- ducción de la
contaminación. Este tipo de estrategia se ha seguido
principal- mente en el Reino Unido. Hoy día se sabe que la
mejor estra- tegia para combatir la contaminación
atmosférica ha de basarse en una com- binación de
estos dos enfoques, ya que la aplicación de los mejores
medios practicables no garantiza una calidad del aire admisible,
que dependerá de la densidad de las fuentes de
emisión, de las condiciones meteorológicas y de la
topografía, y, por otra parte, la exigencia
únicamente de normas de calidad del aire puede ser
discriminadora para las distintas actividades que se van insta-
lando en una zona. La estrategia óptima que combina las
dos anteriores se ha de basar en el control de las emisiones de
las fuentes fijas, exigiendo los mejores medios practicables y en
la adopción de criterios de gestión de recursos
atmos- féricos para controlar la contaminación en
los núcleos urbanos y áreas indus- triales. Por
otra parte, la estrategia debe fijar unas metas a conseguir en
unos plazos (corto, medio y largo), especificar de forma clara y
concisa el conjunto de acciones necesarias para conseguir esas
metas en los plazos deseados, formular un plan de
ejecución e introducir un sis- tema de control y
vigilancia. ACCIONES PARA COMBATIR LA CONTAMINACIÓN
ATMOSFÉRICA Para combatir la contaminación at-
mosférica es necesario emprender una serie de acciones a
las que podemos cla- sificar como acciones curativas y accio- nes
preventivas Acciones curativas Las acciones curativas se aplican
en aquellas zonas en donde se superan re- gularmente los niveles
admisibles de la calidad del aire. Consisten, por lo general, en
la adopción de medidas correctoras de la
contaminación atmosférica, en aquellos focos en
funcionamiento que se con- sidere contribuyen en mayor medida a
generar este tipo de contaminación. Estas medidas
actúan disminuyendo la emisión de contaminantes al
mejorar los sistemas de depuración o mejorando las
condiciones de dispersión de conta- minantes. Entre los
distintos tipos de medi- das que podemos adoptar para reducir la
emisión de contaminantes podemos destacar las que
actúan sobre los gases y humos, las que lo hacen sobre el
propio proceso tecnológico, o aquellas que in- ciden sobre
los combustibles y materias primas utilizadas. Es de destacar que
la adopción de

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Universidad Néstor Cáceres Velásquez medidas
correctoras es un sistema efi- caz para solucionar un problema de
contaminación atmosférica local, pero no es
correcto desde un punto de vista ambiental más amplio, por
las siguien- tes razones: • Se transfiere el problema de la
contaminación atmosférica a otro medio, como
consecuencia de que los contaminantes captados hay que depo-
sitarlos en algún lugar. Es decir, descon- taminamos la
atmósfera y contamina- mos el agua y el suelo. • El
funcionamiento de los equi- pos de depuración consume
materias primas y energía cuya generación pro- duce
contaminación atmosférica en otras zonas, pudiendo
darse la paradoja de que sean mayores los contaminantes
producidos que los eliminados. Con el fin de evitar
inconvenientes se considera que para proteger el medio ambiente
hay que recurrir a la aplica- ción de técnicas poco
contaminantes y sin desechos. Estas técnicas tratan de
atacar el problema de la contaminación en el origen,
desarrollando procesos técnicamente más eficaces en
el aprove- chamiento de las materias primas y los recursos
energéticos consumidos. Las formas de prevenir en el
origen la con- taminación son: la reformulación del
producto, la modificación del proceso y el reciclado o
recuperación de los sub- productos obtenidos. Hay que
destacar que este tipo de tecnología no está en la
actualidad total- mente desarrollado, y que su aplicación
en el caso de instalaciones en funciona- miento no suele ser
siempre ni técnica ni económicamente viable. No
obstante, no hay que perder de vista que ésta es la
tendencia moderna de las técnicas de defensa del medio
ambiente. Puesto que el uso de combustibles suele ser la
principal fuente de contaminación at- mosférica,
una medida muy eficaz para combatir la contaminación
atmosférica es la reglamentación de las
característi- cas, calidades y condiciones de uso de los
distintos combustibles sólidos y lí- quidos. Otra
de las acciones posibles para reducir la contaminación
local es me- jorar las condiciones de dispersión de los
contaminantes utilizando la capaci- dad de autodepuración
de la atmósfera mediante la elevación de la altura
de las chimeneas de las fuentes estacionarias, o modificando las
condiciones de emi- sión de los gases, tales como la
veloci- dad y temperatura de salida de los mis- mos. Sobre esta
forma de deshacernos de grandes cantidades de contaminan- tes se
ha discutido mucho en los últimos años, ya que los
contaminantes vertidos a gran altura pueden quedar atrapados en
zonas relativamente estables de la at- mósfera y ser
transportados a grandes distancias causando fenómenos
tales como las lluvias ácidas. Acciones preventivas Las
acciones preventivas son aque- llas dirigidas a evitar que
aparezcan los problemas de contaminación atmosfé-
rica. Entre las distintas acciones posi- bles podemos destacar la
planificación urbana, los estudios previos de evalua-
ción de impacto ambiental y el ahorro energético.
La planificación urbana Muchos de los problemas de conta-
minación atmosférica que hoy sufren las grandes
ciudades podrían haberse evitado, o al menos atenuado,
mediante una planificación adecuada de la estruc- tura
urbanística de las ciudades y una localización de
actividades y polígo- nos industriales que hubiera tenido
en cuenta condicionamientos medioam- bientales. Partiendo de la
base de que las prin- cipales fuentes de contaminación at-
mosférica de los núcleos urbanos son los
vehículos, las calefacciones domésticas y la
industria, es necesario para evitar la aparición de estos
problemas empren- der una serie de acciones preventivas
coordinadas, encaminadas a reducir las emisiones de estas
fuentes. Entre estas acciones podemos distinguir: • Fomentar
el uso de combusti- bles de bajo poder contaminante. •
Estimular el ahorro energético. • Fomentar el uso de
tecnologías poco contaminantes. • Aplicación
de innovaciones tecnológicas a los vehículos.
• Planificar de forma adecuada el tráfico viario.
Introducción en los planes de ordenamiento urbano
criterios medio ambientales tales como: o Clasificación de
industrias por sus efectos ambientales a la hora de ubi- carlas
en las zonas industriales, situan- do la industria pesada en las
zonas más ventiladas y a sotavento de las áreas ha-
bitadas. o Creación de zonas amortigua- doras, en las que
crezca la vegetación, entre las zonas industriales y las
áreas con viviendas. o Alejar los viales de tráfico
intenso de las zonas céntricas y resi- denciales,
fomentando en lo posible el transporte público en el
interior de las ciudades. o Aprovechamiento al máximo de
las propiedades de autodepuración de la atmósfera,
a través del mejor co- nocimiento de las propiedades de la
atmósfera urbana y de las condiciones
meteorológicas. La adopción de criterios ambienta-
les en la planificación y desarrollo de las ciudades es la
única medida que puede llevarnos hacia la creación
de ciudades hechas para que el hombre pueda vivir, muy diferente
a las que conocemos ac- tualmente, congestionadas y ambiental-
mente degradadas. Estudios previos de impacto am- biental Estos
estudios tienen por objeto el prever rigurosamente las
alteraciones que sobre el medio ambiente va a pro- vocar la
realización de determinadas Pág. 19

Monografias.com
Contaminación Atmosférica Pág. 20 acciones,
planes o proyectos. Su misión principal es el prever
efectos, sirviendo como instrumentos válidos que permi-
ten introducir consideraciones ambien- tales en la
planificación socioeconómi- ca. Se entiende por
evaluación de im- pacto ambiental (EIA) aquellos estudios
dirigidos a identificar, interpretar y pre- venir las
consecuencias medioambien- tales que sobre la salud del hombre,
los ecosistemas o sobre los bienes pueden causar determinadas
acciones, planes o proyectos humanos. Ahorro energético
Uno de los sectores productivos que más ha contribuido al
problema de la contaminación atmosférica durante
las últimas décadas ha sido el energé- tico.
La disponibilidad de grandes can- tidades de energía
procedente de los combustibles fósiles (especialmente el
petróleo) a precios relativamente bara- tos, hizo que
durante los años 50 y 60 se incrementara
extraordinariamente el consumo de estos combustibles y se
produjera un gran despilfarro energé- tico unido a una
fuerte contaminación, como consecuencia de la gran
cantidad de combustibles utilizados. Las medidas de ahorro
energético tienen una gran incidencia tanto en un mejor
aprovechamiento de los recursos naturales como en la
reducción de los problemas de contaminación
atmosfé- rica, ya que para obtener la misma ener-
gía útil se requiere un consumo menor de
combustibles y, por tanto, una menor emisión de
contaminantes. Puede disminuirse el consumo de energía en
todos los sectores sin que por ello tenga que disminuir la
actividad de los mismos. Se trata de utilizar más efi-
cazmente la energía. Entre las medidas adoptadas con tal
fin están la mejora del rendimiento térmico de los
edificios, tanto residenciales como comerciales, adoptando un
buen aislamiento térmi- co, el aumento del rendimiento
ener- gético de los vehículos y el fomento del uso
de los transportes públicos en los centros urbanos. El
sector industrial, que es por lo ge- neral el mayor consumidor de
energía, está haciendo un gran esfuerzo en el
ahorro de energía mediante la adopción de sistemas
de recuperación energética en los procesos
Programas de vigilancia Entendemos por vigilancia de la
contaminación atmosférica el procedi- miento
utilizado para la evaluación de la concentración de
contaminantes at- mosféricos, con el fin de conocer la ca-
lidad del aire y su evolución en el tiem- po y en el
espacio. La realización de tal vigilancia es necesaria
para proteger la salud del hombre, los ecosistemas y los bienes
en general. En el diseño de un programa de vigi- lancia de
la contaminación atmosférica se debe tener en
cuenta, en primer lugar, la escala del problema de contamina-
ción, ya que éste puede abarcar aspectos mundiales
(aumento de la concentra- ción del CO2 en la
atmósfera), aspec- tos nacionales (problema de las lluvias
ácidas) o aspectos locales (problemas de
contaminación convencional). Por otra parte, hay que
considerar el objetivo fijado para el programa de vigi- lancia.
Entre los distintos objetivos po- demos señalar: conocer
la evolución de los efectos de los contaminantes, vigilar
que no se superen los niveles de inmi- sión fijados por
las normas, evaluación de la eficacia de los programas de
lucha contra la contaminación, etc. Según cual sea
la escala y el objetivo a cubrir por el programa de vigilancia,
éste requerirá el empleo de métodos y
técnicas específicas para la obtención de
los datos necesarios. Se utilizan principalmente dos pro-
cedimientos diferentes para la vigilancia de la calidad del aire:
uno basado en las

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técnicas del análisis fisicoquímico y otro
basado en la técnica de los indicadores biológicos.
Procedimientos fisicoquímicos El análisis de los
contaminantes pre- sentes en la atmósfera por este
procedi- miento consiste en la toma de muestras de aire en las
distintas estaciones que componen la Red de Viglancia a las que
somete a distintos procesos analíticos para la
determinación de los diferentes contaminantes. Las etapas
que com- prende este procedimiento son: • Toma de muestras.
• Acondicionamiento de las mismas. • Análisis.
Por lo general, la toma de muestras incluye la separación
del contaminante del seno del gas por filtración o por re-
tención en un absorbente líquido. Indicadores
biológicos La técnica de los indicadores
bioló- gicos se basa en la sensibilidad que pre- sentan
algunas especies o variedades de plantas a ciertos contaminantes
gaseo- sos atmosféricos, que permiten identifi- car la
presencia de estos contaminantes y vigilar la evolución de
la contamina- ción atmosférica. Los contaminantes
más comúnmen- te detectados mediante indicadores
bio- lógicos son el ácido fluorhídrico (HF),
el etano (C2H4), el anhídrido sulfuro- so (SO2), los
oxidantes fotoquímidos (PAN) y el ozono (O3), los metales
pe- sados y los isótopos radiactivos. Entre las distintas
especies animales y vegetales empleados como indicado- res
biológicos, los líquenes son los más
ampliamente empleados en contamina- ción
atmosférica. Los líquenes, entidad
morfológica compuesta por la asocia- ción
simbiótica de un hongo y un alga, son muy sensibles a la
contaminación atmosférica, principalmente al SO2,
HF y ClH. Estos contaminantes producen alteraciones
morfológicas y fisiológicas en los líquenes.
Esto, unido a que su actividad fotosintética es continua,
su gran capacidad de acumulación de con- taminantes tales
como azufre, plomo, flúor e isotopos radiactivos que toman
de la atmósfera, que es su única fuente de
alimentación, y su larga longevidad, que permite seguir la
evolución de la contaminación, los hace
especialmente aptos para ser utilizados como indica- dores
biológicos de la contaminación atmosférica.
Aspectos legislativos y administra- tivos Formuladas las
estrategias de lucha contra la contaminación
atmosférica es necesario poner en práctica los ins-
trumentos eficaces que hagan posible la ejecución de tales
estrategias. La promulgación de una legislación
eficaz y la articulación racional de los mecanismos
administrativos son los mejores medios de que se dispone para
conseguir convertir en realidad las es- trategias de lucha contra
la contamina- ción atmosférica. Una ley para que
sea eficaz ha de ser políticamente aplicable,
técnicamen- te posible y económicamente no ha de
suponer dificultades excesivas. Por otra parte ha de ser
flexible, de forma que se pueda aplicar de la mejor manera a los
diversos problemas que surjan. Se pueden adoptar tres enfoques
di- ferentes en el momento de abordar la le- gislación
sobre la protección del medio ambiente. El primero
consiste en que cada ley se ocupe de un solo aspecto ambiental;
por ejemplo, la contamina- ción atmosférica, la del
agua, etc. El se- gundo enfoque se basa en una ley única
que regule las actividades que pueden dañar el ambiente y
el tercero consiste en la integración de la
legislación sobre el medio ambiente dentro de la planifi-
cación económica nacional. Una combinación
de estos enfoques parece que es la mejor solución para
combatir el problema de la contamina- ción, aunque
todavía no se tiene dema- siada experiencia sobre su
aplicación práctia en los distintos países.
Este documento ha sido recopila- do por: Hugo Cornejo Rosell y
Abel De La Cuba Caminada. Pág. 21s

Partes: 1, 2
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