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La lógica proposicional



Partes: 1, 2

    2. LA
    LÓGICA PROPOSICIONAL

    La lógica proposicional se ocupa de
    proposiciones. Con «proposición» entendemos
    una frase sobre la cual es sensato preguntar si es verdadera o
    falsa. Ordinariamente las proposiciones están expresadas
    en modo indicativo. Las frases interrogativas, dubitativas,
    imperativas o exclamativas no son consideradas como
    proposiciones. La relación que hay entre frases y
    proposiciones es tal que entre muchas frases sólo un grupo
    determinado vale como un conjunto de proposiciones, es decir,
    aquel que comprende frases que describiendo afirman algo. Casi es
    más fácil enumerar cuales frases no son
    proposiciones. Esto vale para las siguientes:

    1. frases interrogativas, dubitativas,
    imperativas

    2. frases modales: frases con los
    términos «posible»,
    «necesario»,
    «incondicionado», etc.

    3. frases no bien formuladas:
    «entonces y así hizo»

    4. frases sin sentido: «los libros
    lloran rocas emplumadas»

    5. formas proposicionales: «la
    empresa de la limpieza utiliza x para limpiar los
    paños».

    Con las frases no bien formuladas y sin sentido no
    podemos hacer nada. Las formas proposicionales, al
    contrario, se transforman inmediatamente en proposiciones tan
    pronto como se sustituya la variable «x» —que
    es desconocida. No trataremos la particularidad de 1) mientras
    que sobre 2) volveremos más tarde.

    Ejercicio 2

    ¿Cuáles de las siguientes frases son
    proposiciones? Exponed porqué no son proposiciones cuando
    no las consideréis tales.

    1. La leche es ácida.

    2. ¿Tienes cinco minutos para
    mí?

    3. El sábado Juan está
    siempre ocupado.

    4. 2 + 2 = 7

    5. ¡Cómprate un
    Volvo!

    6. La ciudad x es famosa por el
    Coliseo.

    7. Habla continuamente sobre la crisis del
    dólar.

    8. 42.

    9. David venció a Goliat con una
    honda.

    10. Probablemente el barco a vapor
    es.

    11. ¡Menos mal que ha dejado de
    llover!

    12. Hasta el siglo XVII se creyó en
    una relación entre las fases lunares y las
    enfermedades.

    13. El inicio de la escuela es a mitad de
    septiembre.

    14. La balanza es imprecisa.

    15. ¿Un hombre trabaja cuando
    piensa?

    16. Llueve.

    17. Es imposible obtener sangre de las
    zanahorias.

    18. Tú bajas desde las
    estrellas.

    2.1 La
    formalización de las proposiciones

    Como tendremos que trabajar continuamente con
    proposiciones, podría resultar ventajoso utilizar una
    abreviación, o bien, como dicen los lógicos, llevar
    a cabo una formalización. Los matemáticos expresan
    sus incógnitas con «x», «y», etc.
    Análogamente nosotros representaremos con «p»,
    «q», etc. no los números y, ni siquiera,
    vocablos individuales, sino frases enteras, o mejor:
    proposiciones. Ya que las letras toman el puesto de las
    proposiciones, las llamamos variables proposicionales.
    Si tratamos una proposición concreta, la podemos
    simbolizar como constante con una letra mayúscula. Viene
    privilegiada la letra inicial del sustantivo o del verbo, o bien,
    del adjetivo. Por ejemplo:

    El gallo está enfermo
    simbólicamente: G La proposición es por lo tanto
    representada por la letra «G». La
    elección de las letras es algo sin
    importancia: se podría haber escrito sin ningún
    problema «A». Importa, sin embargo, que cada
    proposición sea representada por una sola
    letra, y esto indiferentemente si la expresión
    lingüística es larga o breve. Por lo tanto una
    inofensiva «G» puede significar:

    G El gallo canta

    G El gallo canta pronto por la
    mañana

    G El gallo canta pronto por la
    mañana sin pausa haciendo que se pongan de mal humor todos
    los vecinos.

    Está prohibido sin embargo representar dos
    proposiciones diversas con la misma letra dentro del mismo
    contexto. Por tanto:

    El gallo canta y Gregorio se
    despierta

    G y G falso

    G y D justo

    Una proposición que se puede representar con una
    sola letra se llama frase atómica. También
    la negación de una proposición atómica es
    una proposición atómica. Frases que no son
    proposiciones en nuestro sentido no vienen ni siquiera
    simbolizadas.

    Ejercicio 2.1

    Formaliza cuanto sigue:

    1. Othmar es organista.

    2. El viernes comeremos pescado.

    3. ¡Al fin llega la
    primavera!

    4. Las piedras preciosas se han
    ofendido.

    5. Se esfuerza siempre con los
    ejercicios.

    6. Antes de ayer la encontré
    nuevamente en la estación.

    7. ¿Debo repetirlo otra
    vez?

    8. A la tercera copa se puso a cantar en
    medio de la fiesta.

    9. La dirección es del todo
    ilegible.

    10. El último verano
    tiene.

    11. No hay rosa sin espina.

    12. ¡Qué bueno que el
    tío Nando haya encontrado una nueva mujer!

    13. Alicia está disgustada porque
    los espaguetis están recocidos.

    14. ¡Todo está
    perdido!

    15. Ferrero tiene un problema
    crónico de dinero.

    16. «Toalla» se dice en
    italiano «asciugamano».

    17. ¡Atención a la
    puerta!

    18. ¿Quieres apostar si el Alcalde
    tendrá un discurso?

    19. El Códice 914 de St. Gallen es
    la fuente más importante para las ediciones
    críticas de la Regla benedictina.

    2.2 La
    formalización de los conectivos entre las
    proposiciones

    En el lenguaje ordinario parece haber dos tipos de
    vocablos, aquellos que significan algo, como por ejemplo
    «elefante», «mermelada»,
    «orar», «prestar», etc., y
    aquellos desprovistos de significado como
    «pero», «también»,
    «porque», «así», etc. El medioevo
    ha llamado a los vocablos del último tipo
    «sincategoremáticos». Entre estos es necesario
    distinguir dos grupos:

    1) «entre»,
    «mientras», «ahora», etc.

    2) «y», «o»,
    «ninguno», etc.

    No es siempre evidente por qué los vocablos
    sincategoremáticos del primer grupo deberían
    distinguirse de los del segundo grupo. La diferencia, sin
    embargo, es muy significativa. El segundo grupo tiene una
    estrecha relación con el problema de la verdad de las
    frases mientras que el primero es máximamente neutral,
    razón por la cual no requiere mayor
    atención.

    Del segundo grupo elegiremos cinco
    sincategoremáticos. Se les llama también functores,
    más exactamente functores de los valores de
    verdad
    en tanto que determinan la verdad global de las
    proposiciones atómicas unidas.

    Quisiéramos comenzar la exposición con el
    negador. Corresponde bastante exactamente al ordinario
    «no». Como abreviación elegimos
    «¬». Con este signo de negación, que viene
    puesto delante de las proposiciones, representamos el negador. Se
    trata de un functor a un solo puesto, llamado también
    monádico. Esto significa que se aplica a una sola
    proposición, aquella que lo sigue
    inmediatamente. Si "P" significa «La Pascua en 1995 fue en
    abril», "¬P" significaría algo parecido a
    «La Pascua en 1995 no fue en abril». La
    negación niega la proposición que va a
    continuación.

    Para los functores a dos puestos, o
    diádicos,, iniciamos con la «y», que
    simbólicamente es «?». Este functor es a dos
    puestos porque antes y después del
    símbolo debe aparecer una proposición para
    satisfacer el requisito de correcta formación de las
    proposiciones.

    El segundo de los functores a dos puestos es
    «o», que viene expresado simbólicamente con
    «?».

    Como tercer functor del grupo a dos puestos se encuentra
    la implicación, que se escribe como una flecha:
    «?». La implicación corresponde
    grosso modo a la expresión «si…
    entonces» del lenguaje ordinario —nótese que
    en el lenguaje ordinario frecuentemente se omite el
    «entonces»: también nosotros lo
    omitiremos a veces para no hacer más pesada la forma de
    los ejemplos.

    El cuarto functor a dos puestos, que se
    puede expresar con el signo «?», lo
    interpretamos como «si y sólo
    si…».

    Reunamos a continuación los cinco
    símbolos:

    ¬ no

    ? y

    ? o

    ? si… entonces

    ? si y sólo si…

    Los functores son constantes lógicas. Sirven para
    unir proposiciones o variables proposicionales. Una
    conexión entre proposiciones constituye una frase
    molecular. Todo functor a dos posiciones transforma frases
    atómicas en frases moleculares. El conjunto de las
    fórmulas está por lo tanto constituido de las
    frases atómicas y de las frases moleculares.

    Ahora podemos familiarizarnos con la
    formalización de los nexos entre proposiciones. Lo haremos
    valiéndonos de dos proposiciones: «el sol
    resplandece» y «Guillermo va a la
    montaña». La simbolización procede
    así:

    S El sol resplandece

    G Guillermo va a la
    montaña

    ¬ S El sol no resplandece

    ¬ G Guillermo no va a la
    montaña

    Correspondientemente, en el caso con los
    functores a dos posiciones: S ? G El sol resplandece y Guillermo
    va a la montaña

    S ? G El sol resplandece o Guillermo va a
    la montaña

    S ? G Si el sol resplandece, entonces
    Guillermo va a la montaña

    S ? G Si y sólo si el sol
    resplandece, Guillermo va a la montaña.

    Ejercicio 2.2

    1) Formaliza cuanto sigue:

    1. Herodoto no era un
    músico.

    2. Fumar es nocivo para la salud y el
    chocolate engorda.

    3. Si los bomberos llegan a tiempo,
    entonces el viejo edificio se salvará.

    4. Paga los impuestos anticipadamente si y
    sólo si lo multan.

    5. Se queda en casa o su mujer no juega al
    Bridge.

    6. Si el perro no se siente bien, entonces
    no mueve la cola.

    El principio de la formalización es extremamente
    simple: las proposiciones deben ser unidas usando el functor
    apropiado. Es verdad que en práctica aparecen a veces
    dificultades que pueden ser provocadas por la riqueza del
    lenguaje ordinario, dado que por una expresión particular,
    que nosotros representamos con un functor particular, se utilizan
    más vocablos. Citaremos, por lo tanto, algunas de las
    dificultades de formalización que se presentan en este
    caso.

    2.2.1 La conjunción
    «y»

    «El sol resplandece y Guillermo va a la
    montaña» es una conjunción entre
    proposiciones que no presenta ningún problema. Entre las
    dos proposiciones se inserta una «y», quedando
    así ya resuelto el problema de la conjunción.
    Desgraciadamente no todas las conjunciones son así de
    evidentes. Veamos algunos ejemplos.

    (1) El juego del ajedrez es excitante y
    trabajoso.

    El argumento a izquierda de la
    «y» es sin duda una proposición.

    «Trabajoso», sin embargo, es aparentemente
    un vocablo aislado y, por tanto, no es una proposición. En
    realidad el lenguaje ordinario aprovecha la circunstancia que, en
    aquellos casos en los que a una única cosa le son
    atribuidas dos o tres o más cualidades, no hay necesidad
    de repetir cada vez el nombre de la misma cosa. En el caso del
    ejemplo se trata efectivamente de dos proposiciones que se
    podrían expresar explícitamente de este
    modo:

    «El juego del ajedrez es excitante y el juego del
    ajedrez es trabajoso». Reconocemos inmediatamente que
    también aquella que aparece como una única palabra
    es en realidad una proposición, abreviada sí, pero
    correcta; así la formalización queda
    del modo siguiente: (1) E ? T

    El lenguaje ordinario —y esto vale igualmente
    también para el así llamado lenguaje
    científico de tipo especializado— no se puede
    transponer inmediatamente en símbolos. Antes de comenzar a
    formalizar es necesario comprender las estructuras
    sintácticas lógicamente relevantes. Este tipo de
    comprensión no coincide con el aprendizaje de un contenido
    aunque constituya una condición esencial del mismo.
    Nuestra familiaridad con el lenguaje ordinario es tal que las
    igualdades y las diferencias de estructura vienen reconocidas
    también aunque no sean manifestadas por las mismas letras.
    Se trata de las siguientes e irritantes
    circunstancias:

    • la «y» no indica siempre
    una conjunción entre proposiciones;

    • de vez en cuando nos encontramos en
    presencia de una conjunción entre proposiciones sin que
    exista una «y» que nos la señale;

    • el uso de la conjunción no es
    unívoco.

    Veamos un poco más de cerca estas
    tres situaciones. a) Presunta conjunción

    Algunas lenguas europeas conocen al menos dos
    conjunciones aparentes. Una es un simple estilo retórico
    mientras que la otra es un caso por el análisis
    tradicional del lenguaje.

    Si el estilo viene repetido de modo concentrado llega a
    ser fácilmente analizable, como en la traducción
    del Evangelio de Marcos. En la italiana a veces —y en
    aquella alemana de Zuinglio siempre— aparece al inicio de
    los primeros siete capítulos la palabra introductiva
    «y», quizá con la intención de
    restablecer lo más fielmente posible el texto griego. De
    todas maneras esta «y» no tiene evidentemente
    ningún significado de conjunción sino que sirve
    como mero enlace retórico a cuanto se ha dicho
    anteriormente. Así este tipo de «y» forma
    parte de la primera clase de los sincategoremáticos. De
    aquí sacamos la sorprendente conclusión que
    también los términos sincategoremáticos
    pueden ser polivalentes incluso estando desprovistos de
    significado.

    El segundo caso es más significativo para los
    lógicos. Partamos de las dos frases siguientes:

    (1) Francisco y Antonio son cantantes. (2)
    Francisco y Antonio son vecinos.

    Las dos conjunciones parecen presentar la misma
    naturaleza gramatical. En realidad la frase (1) adscribe a dos
    seres humanos una cualidad que atribuye a ambos. En este caso,
    como se ha visto, el lenguaje cotidiano permite una
    abreviación. Representada explícitamente, la frase
    (1) significa lo siguiente: «Francisco es un cantante y
    Antonio es un cantante». La (2), sin embargo, no se puede
    interpretar en este sentido; en efecto, «Francisco es un
    vecino» es una frase no bien formulada; debería
    sonar más bien:

    «Francisco es un vecino de Antonio», o, al
    menos, debería ser completada implícitamente:
    «Francisco es el vecino de alguien». Lo que tenemos
    aquí no es una conjunción de dos
    proposiciones simples sino más bien una relación
    elemental. De la teoría de las relaciones, que
    afrontaremos más adelante, emerge, sin embargo, que, bajo
    la condición expresada de la frase (2), también
    Antonio es un vecino de Francisco. Se trata, por tanto, de una
    sola proposición y por eso la (1) y la (2) deberían
    formalizarse así:

    (1) F ? A (2) V

    Está claro que la (2) podría
    también representarse con una «F», siempre y
    cuando se aclare que esta «F» no sería
    idéntica a aquella de la frase (1). Por tanto es
    aconsejable recurrir a otra letra para formalizar la
    (2).

    b) Conjunciones entre proposiciones sin la
    «y»

    Una formalización es siempre una
    abstracción. En el caso de nuestras formalizaciones se
    omiten aquellos matices que están privados de relevancia
    lógica. El lenguaje ordinario utiliza efectivamente un
    rico espectro de palabras para expresar, más allá
    de la conjunción en sí, otras acentuaciones.
    Así se dice, por ejemplo: «Viene a comer pero no se
    queda». Aquí se trata de dos proposiciones que no
    están unidas por una «y» sino por un
    «pero».En el «pero» está contenido
    una ligera contraposición, un matiz que no se encuentra
    presente en la «y». Pero como el vocablo tiene
    sólo un valor retórico que no concierne al valor de
    verdad de las proposiciones, el lógico, que mira a la
    verdad, puede permitirse renunciar a ello sin problemas. Se
    encuentran muchos tipos de estos matices.

    Así también el «pero» puede
    sustituirse por un «mas», un «sin
    embargo», un «no obstante», etc. El lenguaje
    escrito tiene también la posibilidad de expresar la
    función «y» por medio de una coma, por
    ejemplo: «Se ha esforzado para conseguir esto largamente,
    intensamente y con gran éxito». Además, la
    «y» puede incluso desaparecer de la
    representación lingüística evidente si la
    conjunción viene negada.

    La negación de una conjunción constituida
    por una «y» puede ser expresada de modos diversos.
    Aunque resulte inusual, se entiende si digo:

    (3) Hoy Francisco no va a la piscina, y hoy
    Antonio no va a la piscina

    Pero en lugar de (3) se dirá
    mejor:

    (4) Hoy Francisco y Antonio no van a la
    piscina o bien:

    (5) Hoy no van a la piscina ni Francisco ni
    Antonio

    Sin duda la (3) es tan desaliñada que no viene
    pronunciada nunca en español. En lugar de la (4), se puede
    utilizar siempre la (5), en la cual la
    «y», a primera vista, ha desaparecido, mientras
    que, realizando un análisis más detallado, se la
    encuentra en el «ni… ni» de la
    negación.

    c) Diversidad en el uso de la
    conjunción

    La conjunción es conmutativa. Con esto se
    entiende que la proposición antes de la «y»
    puede intercambiarse con aquella sucesiva a la «y».
    «Cojo una carta y voy a correos» es por lo tanto
    equivalente a «Voy a correos y cojo una carta». Pero
    a veces las circunstancias, por ejemplo la sucesión
    temporal, impiden la conmutatividad.

    (6) Francis Bacon, experimentando con
    pollos congelados, se resfrió y murió.

    La riqueza de la lengua hablada hace así que se
    encuentren muchos matices diversos también en la
    utilización de los functores ordinarios. Darse cuenta de
    ellos es una de las mayores dificultades para quien está
    comenzando a adentrarse en el camino de la formalización,
    en tanto que el hablante medio sabe como utilizar su lengua madre
    sin necesidad de conocer explícitamente sus estructuras
    lógicas. Con un poco de atención y de ejercicio se
    puede mejorar mucho. Más velozmente que en el caso de
    la «y» trataremos de prestar
    atención a algunas de las dificultades presentes en el uso
    de los otros functores.

    2.2.2 Los otros functores

    La negación: «La cavidad es
    insuficiente» debe significar lo mismo que: «La
    cavidad no es suficiente». En particulares contextos
    lingüísticos la proposición «El
    pequeño Marcos no ha mentido nunca» puede significar
    lo mismo que: «El pequeño Marcos no ha
    mentido».

    Negamos la verdad de un enunciado afirmando su
    negación. La negación recoge el uso de la
    partícula "no" del castellano (o cualquiera de sus
    equivalentes; "no es cierto que", "no es verdad que", "nunca",
    "jamás").

    La disyunción: la «o» se
    emplea con tres significados diversos, aunque uno de ellos puede
    ser ignorado debido a que se encuentra en raras ocasiones. A los
    otros dos casos los llamamos la disyunción inclusiva y la
    disyunción exclusiva. Las diferencias entre ambas las
    veremos más tarde. Para la formalización la
    «o» presenta menores dificultades que la
    «y» ya que nuestra lengua hablada conoce pocas
    formulaciones de la «o». Con frecuencia nos sentimos
    engañados por algunas formulaciones típicas del
    lenguaje ordinario como «Los niños y los ancianos
    pagan la mitad». Aquí está claro que la
    «y» ha de entenderse como una «o». En la
    formalización del cálculo proposicional se pierde
    la dependencia de las dos proposiciones conectadas por la
    conjunción: sin embargo, el sucesivo cálculo
    de predicados pone a la luz el contexto en el que
    «y» se cambia por «o». Normalmente se
    expresa mediante "o", "a menos que", "a no ser que",
    "y/o".

    La implicación: en lugar de
    «si… entonces…» en la lengua hablada
    pueden utilizarse sustitutos, como «en el caso en
    que…», «si p, q», «q, si p»,
    «p es condición suficiente para q», «q
    es condición necesaria para p»,
    «sólo si q, p» etc. Lo que importa es
    constatar que el «porque», a pesar de la semejanza
    aparente, no es una expresión adecuada en esta
    situación, ya que ha de desempeñar una
    función esencialmente diversa. De este modo la
    implicación condicional no es una función de
    verdad: «Si Hitler hubiese muerto en 1935, Austria no
    habría sido sometida». Esta frase irreal no debe
    valer como función de verdad de la
    implicación.

    Debe llamarse también la atención sobre la
    función asimétrica de la implicación. El
    argumento antes del símbolo de implicación lo
    llamamos «antecedente» mientras que el
    que lo sigue lo llamamos «consecuente». Antecedente y
    consecuente son los dos argumentos de la implicación. La
    asimetría tiene como consecuencia que antecedente y
    consecuente no pueden intercambiarse. En el caso de
    los otros functores este cambio está permitido en base a
    una regla que conoceremos sucesivamente.

    Si en el caso de la implicación intercambiamos
    antecedente y consecuente, provocamos un cambio de sentido. El
    cambio lo utilizamos para expresar con el mismo functor otro
    enlace entre proposiciones. El intercambio entre antecedente y
    consecuente corresponde a la expresión del habla
    «sólo si… entonces». Podemos clarificar
    este punto con algunos ejemplos:

    (7) Si el sol resplandece, entonces
    Guillermo va a la montaña S ? M (8) Sólo si el sol
    resplandece, Guillermo va a la montaña M ? S

    Podemos hacer plausible —en el plano del
    contenido—, esta situación, si (8) significa lo
    mismo que «si Guillermo va la montaña, entonces
    resplandece el sol». Este «sólo si…
    entonces» es expresado en el lenguaje cotidiano de formas
    diversas: «… es una condición necesaria
    de…», «puesto que…
    entonces…», «en la medida en
    que…», etc.

    La equivalencia: también la equivalencia
    puede presentarse de modos distintos en el lenguaje de cada
    día. Tiene el mismo significado que «si p,
    entonces q y si q, entonces p», así que
    escribimos "p ? q". Esta expresión significa
    lo mismo que: «p es una condición necesaria y
    suficiente de q». La forma fundamental de la equivalencia
    es entonces «si y sólo si…
    entonces…». En lugar de esta expresión inusual se
    puede utilizar también más brevemente la palabra
    «deber»: «si un leopardo es negro entonces debe
    ser una pantera». Se trata de una forma más
    corriente que la siguiente: «si y sólo
    si un leopardo es negro, es una pantera», aunque esta
    última sea más correcta.

    Ejercicio 2.2.2

    1) Formaliza las siguientes
    frases:

    1. Andrea estudia biología o
    química.

    2. En el principio creó Dios el
    cielo y la tierra.

    3. La cerveza es bebible pero no
    está fría.

    4. Si el concierto es público, el
    solista toca bien.

    5. Sólo si el concierto es
    público, el solista toca bien.

    6. Ni Napoleón, ni De Gaulle eran
    ingleses.

    7. La subida más empinada del ferrocarril del
    Gottardo es del 27 por mil mientras que la del ferrocarril de
    Engelberg es del 246 por mil.

    8. Sólo si un número es impar
    no se puede dividir por 2.

    9. Ana y Bruno se casaron el 14 de julio,
    aunque no son franceses.

    10. La puerta o está abierta o
    está cerrada.

    11. El millonario tiene miedo que su
    patrimonio se reduzca, el filósofo que se acreciente su
    indigencia.

    12. El gato captura pájaros en lugar
    de ratones.

    13. No es suficiente que venga Aldo para
    que Berta permanezca.

    14. Va a la Ópera siempre y cuando
    no sea de Wagner.

    15. Carlos toca el piano y el
    órgano, Práxedes sin embargo, el piano y el
    arpa.

    16. Un chiste eficaz debe tener un golpe
    final.

    2) Completa la
    formalización:

    1. No p sino q

    2. Ni p ni q

    3. p, si q

    4. Sólo p, si q

    5. p es una condición suficiente de
    q

    6. p es una condición necesaria de
    q

    3) Traduce los siguientes conectivos
    proposicionales haciendo uso de este vocabulario:

    T = la temperatura sube

    P = ha llovido

    C = el cerezo florece

    1. (T ? P) ? C

    2. (T ? P) ? (¬ T ? P)

    3. ¬ (C ? P)

    4. ¬ T ? (C ? P)

    5. T ? ¬ C

    6. C ? (P ? ¬ T)

    4) «"p ? q" debe significar:
    "Sócrates es el filósofo que ha bebido el
    veneno"». [E. WALTHER, Kleiner Abriß der
    Mathematischen Logik
    , Ke- vealer, 1950: citado por J. v.
    KEMPSKI, „Max Bense als Philosoph", Ar- chiv für
    Philsophie
    4 (1952): 280]. ¿Cómo juzgas esta
    afirmación?

    2.3 Regla de los
    paréntesis

    Como pueden unirse no sólo dos proposiciones sino
    también un número arbitrario de las mismas, si no
    se presta atención pueden nacer equívocos como en
    el caso siguiente:

    (1) A ? B ? C

    Esta expresión puede interpretarse
    de dos modos distintos: (1ª) (A ? B) ? C o bien

    (1b) A ? (B ? C)

    (1ª) Si Alberto o Bárbara van
    al cine, entonces Claudia se queda en casa. (1b) Alberto va al
    cine, o bien si Bárbara va al cine, entonces Claudia
    se queda en casa.

    Evidentemente la (1ª) y la (1b) no son
    idénticas. Más adelante estudiaremos un
    método para expresar exactamente la diferencia entre las
    dos.

    También la negación requiere
    una cierta atención: (2) No es el caso que Emilio fuma o
    beba.

    La negación se refiere aquí a todo el
    conectivo proposicional, así que se impone la siguiente
    formalización:

    (2ª) ¬ ( F ? B)

    Si se ignoraran los paréntesis, la
    negación se limitaría a la primera
    constante:

    (2b) ¬ F ? B

    lo cual correspondería a la siguiente
    aserción singular: «Emilio no fuma o bien
    bebe». La singularidad depende, sin embargo, sólo
    del contenido específico del ejemplo elegido. La
    estructura de la (2b) puede ser interpretada de un modo
    totalmente sensato así:

    (3) Emilio no se marcha o bien coge el coche

    Lo cual significa: tiene intención de quedarse;
    sin embargo, si debiera decidirse diversamente, cogería el
    coche.

    (3ª) ¬ M ? C

    Si no están presentes los
    paréntesis vale la convención de que
    «?» y «?» unen más
    estrechamente que «?» y que «?».
    Correspondientemente a esta regla, la (1)
    debería ser interpretada como (1ª). Sin embargo, para
    facilitar las cosas, también en el caso (1ª)
    dejaremos los paréntesis, si bien, en sentido estricto,
    sean innecesarios. Si, por el contrario, la convención no
    es suficiente, como en el caso (1b), entonces los
    paréntesis no se pueden eliminar. Por esto la
    expresión "A ? B ? C" no está bien formulada;
    en efecto significa cosas diversas dependiendo de si
    es interpretada como "(A ? B) ? C" o como "A ? (B ?
    C)".

    Ejercicio 2.3

    Formaliza lo que sigue:

    1. O vamos a nadar o si no vamos a nadar
    tocamos cualquier instrumento.

    2. Es valiente sólo si está
    en la taberna sin la mujer cerca.

    3. No podemos tener ambas cosas

    4. No ha bebido vino, o bien si lo ha
    bebido no conduce el automóvil.

    5. No se da el caso que él haya
    bebido vino y conduzca el coche.

    6. Si el director se equivoca en el ataque
    o el pianista pasa dos páginas a la vez, entonces no hay
    armonía.

    7. La asamblea tiene poder decisivo, o, si
    no lo tiene, la disolvemos.

    8. El seguro paga en el caso de rotura,
    incendio o robo pero no en el caso de granizo

    9. El seguro paga sólo en caso de
    rotura e incendio pero no en caso de robo

    10. El ordenador no interrumpe a los
    alumnos a no ser que lo haga para mostrar errores o
    bien para anunciar una interrupción de la
    corriente.

    11. El cliente se ha ido sin pagar la cuenta, o bien ha
    ido a dar un paseo y vuelve de un momento a otro)

    12. Si Aida no toca ni un instrumento de cuerda o de
    percusión sino que seguramente canta, entonces toca un
    instrumento de madera o bien el órgano y
    compone.

    Una observación sobre la multiplicidad de los
    símbolos de la lógica. Frecuentemente las
    diferencias pueden ignorarse, como cuando la conjunción se
    indica con «·» o con «&». Una
    sola forma de escritura es una excepción y por esto debe
    ser estudiada aparte: se trata de la notación polaca.
    Tiene el valor de no utilizar paréntesis y de permanecer
    incluso siempre unívoca. Desde este punto de vista es
    superior a todas las otras formas de escritura simbólica.
    La afrontaremos más adelante.

    Síntesis de algunas expresiones
    especializadas:

    Monografias.com

    La formalización no siempre resulta fácil
    sobre todo en el caso del condicional, que funciona como lo hacen
    las leyes: marca unas circunstancias y estipula lo que en ellas
    debe suceder. Por consiguiente, actuamos conforme a la ley (no la
    infringimos) cuando, o bien las circunstancias marcadas no se
    producen o cuando hacemos lo que la ley prescribe:

    1. Tenemos cuatro cartas sobre la mesa. Sabemos que
    todas ellas tienen una letra por un lado y un número por
    el otro. Queremos comprobar que la siguiente ley se cumple para
    todas las cartas: «Si hay una vocal por una cara, por la
    otra hay un número par» ¿A cuántas
    cartas tengo que darle la vuelta para estar completamente seguro
    de que la ley se cumple?

    2

    1

    A

    B

    Partes: 1, 2

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