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Quinto día creativo




Enviado por Jesús Castro



  1. Almas
    vivientes
  2. Criaturas voladoras
  3. Monstruos marinos

Este artículo pretende contestar lo más
eficaz y sencillamente posible la siguiente pregunta, basada en
los estudios del Génesis: ¿Qué sucesos
tuvieron lugar durante el denominado "Quinto Día
Creativo"?

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El "Quinto Día Creativo" contempla los siguientes
sucesos, según la "Traducción del Nuevo Mundo de
las Santas Escrituras (con referencias)", edición en
español de 1987:

«Y Dios pasó a decir: "Que
enjambren las aguas un enjambre de almas vivientes, y que vuelen
criaturas voladoras por encima de la tierra sobre la faz de la
expansión de los cielos". Y Dios procedió a crear
los grandes monstruos marinos y toda alma viviente que se mueve,
los cuales las aguas enjambraron según sus géneros,
y toda criatura voladora alada según su género. Y
llegó a ver Dios que [era] bueno. Con eso los bendijo
Dios, y dijo: "Sed fructíferos y haceos muchos y llenad
las aguas en las cuencas de los mares, y haceos muchas las
criaturas voladoras en la tierra". Y llegó a haber tarde y
llegó a haber mañana, un día quinto»
(Génesis 1: 20 a 23).

El libro "¿Existe un Creador que se interese por
nosotros?" publicado en español en el año 2006 por
la Sociedad Watchtower Bible And Tract, página 97, dice:
«En el quinto "día" creativo, el Creador
procedió a poblar los océanos y los cielos
atmosféricos con una nueva forma de vida, "almas
vivientes", diferente de la vegetación. Es de
interés que los biólogos hablan del reino vegetal y
del reino animal, y dividen a éstos en subclasificaciones.
La palabra hebrea que se traduce por "alma" significa
"respirador", y la Biblia dice que las "almas vivientes" tienen
sangre. Por lo tanto, podemos concluir que en el quinto
período creativo empezaron a aparecer las criaturas con
sistema respiratorio y circulatorio, los "respiradores" que
poblarían los mares y los cielos».

Almas
vivientes.

La primera vez que aparece la palabra ALMA en el
Génesis lo hace en el capítulo 1, versículo
20, a propósito del Quinto Día Creativo. Se trata
de un concepto que ha producido mucha polémica a
través de los siglos, puesto que se han levantado en torno
a él numerosos andamiajes filosóficos y
teológicos, a veces contradictorios entre sí y
frecuentemente alejados del punto de vista del
Génesis.

La palabra española ALMA proviene
del vocablo latino ANIMA, el cual, etimológicamente, "se
usaba para designar el principio por el cual los seres animados
estaban dotados de movimiento propio. En ese sentido originario,
las plantas, los animales y los seres humanos estarían
dotados de alma. Los avances en la fisiología y
neurología permitieron reconocer que los seres animados
obedecen al mismo tipo de principios físicos que los
objetos inanimados, al mismo tiempo que pueden desarrollar
actividades diferentes de éstos, como la nutrición,
el crecimiento, y la reproducción" (Wikipedia).

«De acuerdo con la tradición
religiosa judeocristiana, el alma (hebreo ????, néfesch;
griego ????, psykhé) es la principal cualidad
identificatoria del movimiento en la materia viviente, haciendo
de ella un no-moviente (inerte) o un moviente, independiente del
desplazamiento ajeno. Según los registros bíblicos,
en el Génesis dice: Y Dios procedió a crear los
grandes monstruos marinos y toda alma viviente que se
mueve […] Y Dios pasó a decir: "Produzca la
tierra almas vivientes según sus géneros, animal
doméstico y animal moviente y bestia salvaje de la
tierra según su género y todo animal
moviente que se mueve sobre la tierra". El
término aparece también en la visión
antropológica de numerosos grupos culturales y religiosos.
En la actualidad el término "alma" es usado, más
frecuentemente, en contextos religiosos » (Wikipedia).
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En los manuscritos originales del Génesis, la
palabra hebrea que se usa para significar lo que hoy día,
en el idioma español, se ha vertido como "alma" (en plural
en Génesis 1: 20), es "néfesch". Este vocablo
"néfesch", procedente del hebreo arcaico o primitivo (el
lenguaje original de la humanidad, hablado por Adán y Eva
y sus hijos), tenía su propio contenido semántico
(es decir, su propio significado). Con el paso del tiempo, dicho
contenido semántico ha sido afectado por las inevitables
tendencias modificadoras del idioma, pero siempre ha sido posible
conocer el significado original gracias al texto completo del
Génesis y de las demás Sagrada Escritura y a sus
múltiples inserciones dentro de ella, en diferentes
contextos explicativos.

La revista LA ATALAYA del 1-4-1999, página 14,
párrafo 3, editada por la Sociedad Watchtower Bible And
Tract, explica: «La palabra hebrea […]
"né·fesch" […] aparece 754 veces en las [Santas]
Escrituras Hebreas. ¿Qué significa
"né·fesch"? Según "The Dictionary of Bible
and Religion", "normalmente se refiere al ser vivo entero, al
individuo completo". Eso es lo que se deduce de la
descripción […] que hace […] Génesis 2:7:
"Jehová Dios procedió a formar al hombre del polvo
del suelo y a soplar en sus narices el aliento de vida, y el
hombre vino a ser [néfesch] viviente". […] Por lo tanto,
el vocablo [néfesch] designa aquí a la persona
completa».

El libro "¿Qué enseña
realmente la Biblia?", editado en el año 2005 por la
Sociedad Watchtower Bible And Tract, páginas
208-209, comenta: «Los escritores bíblicos emplearon
el término hebreo "néfesch" y el griego
"psykjé". En conjunto, los dos aparecen más de
ochocientas veces en las [Santas] Escrituras, y la
Traducción del Nuevo Mundo los traduce siempre por "alma".
¿Cómo se usan en la Biblia las palabras "alma" y
"almas"? Se refieren básicamente a 1) las personas, 2) los
animales o 3) la vida que tienen tanto las personas como los
animales».

La versión bíblica
"Scío de San Miguel", dice: "Formó pues el
Señor Dios al hombre del barro de la tierra,
y inspiró en su rostro soplo de vida, y fue hecho el
hombre en ánima viviente. Y había plantado
el Señor Dios un paraíso de deleite desde el
principio: en el que puso al hombre, que había formado. Y
produjo el Señor Dios de la tierra todo árbol
hermoso a la vista, y suave para comer: el árbol
también de la vida en medio del paraíso, y el
árbol de ciencia de bien y de mal" (Génesis
2: 7-9).

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Esta versión "Scío" emplea el vocablo
"ánima" o "alma" para "néfesch", al igual que hacen
muchas otras traducciones en lenguas modernas. Por lo tanto, se
ha impuesto el vocablo "alma" como la mejor opción para el
hebreo "néfesch". El problema ahora consiste en redefinir
el término "alma" para que encaje bien con el vocablo
hebreo "néfesch", y de esta manera no se distorsione el
significado del texto sagrado original en la mente del lector
moderno. Así, pues, hay que prescindir del concepto de
"alma" en sentido filosófico, religioso tradicional o
popular y ajustarse al concepto bíblico de "alma" cuando
se trata de entender el Génesis, ya que de otro modo
impondríamos sobre el Génesis un enfoque torcido
con respecto a su auténtico significado.

Criaturas
voladoras.

La obra "Perspicacia para comprender las
Escrituras", tomo 2, páginas 578 y 579, publicado en
español en 1991 por la Sociedad Watctower Bible And Tract,
comenta:

«Los pájaros estuvieron entre
las primeras criaturas vivientes que hubo sobre la Tierra, pues
llegaron a existir en el quinto "día" creativo junto con
las criaturas marinas. Entre los términos generales que se
usan en la Biblia con referencia a los pájaros, el
más frecuente es [el término hebreo] " ohf",
que se deriva del verbo "volar". Significa básicamente
"criatura voladora", de modo que aplica a toda criatura alada o
voladora, sean aves o insectos alados. Estos últimos se
incluyen entre las criaturas aladas "enjambradoras [hebreo
sché·rets]"… G.R. Driver dice que
"ohf parece representar [onomatopéyicamente] el
batir rítmico de alas en el aire y su desplazamiento en
dicho medio" (Palestine Exploration Quarterly,
Londres, 1955, pági-na 5). La palabra hebrea
"tsip·póhr" también aparece en una gran
cantidad de textos y es un término genérico que
aplica a las aves en general. Un tercer término hebreo es
"á·yit", que se aplica exclusivamente a las aves de
presa».

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La revista DESPERTAD del 2-8-1990, página 6,
editada por la Sociedad Watchtower Bible And Tract, comenta:
«Un reptil extinto curioso es el pterosaurio ("lagarto
alado"), que incluye al pterodáctilo ("dedo alado").
Éstos no eran ni dinosaurios ni aves. En realidad eran
reptiles voladores, y por eso se les clasifica entre otros
reptiles, como los dinosaurios y los cocodrilos. La envergadura
de las alas de algunos de ellos era de ocho metros, aunque se
sabe, gracias al descubrimiento de uno en Texas en 1975, que
algunos tenían envergaduras de más de quince
metros. Tal vez éstos fueron los animales más
grandes que hayan volado jamás. Aunque los pterosaurios
tenían los dientes, el cráneo, la pelvis y las
patas traseras como un reptil, no se parecían en absoluto
a los dinosaurios, que también eran reptiles, y aunque
tenían el aspecto de aves con rígidas alas
aerodinámicas, lo cierto es que también
diferían mucho de un ave. Los pterosaurios se
parecían a las aves en que sus huesos eran huecos y
tenían pocas coyunturas flexibles en las alas y las
"rodillas". Sin embargo, mientras que las alas de las aves
estaban cubiertas de plumas, las de los pterosaurios
consistían en un repliegue membranoso, y mientras que el
principal soporte del ala de un ave lo constituye el segundo dedo
de la extremidad torácica, en el caso de los pterosaurios
era el cuarto dedo el que se extendía para servir de
soporte de la membrana alar».

La obra PERSPICACIA PARA COMPRENDER LAS ESCRITURAS, tomo
2, página 579, expone: «Un estudio cuidadoso de las
aves prueba de manera irrebatible la enseñanza
bíblica de que las creó Dios. Aunque tanto las aves
como los reptiles son ovíparos, los reptiles son de sangre
fría y, por lo general, un tanto lentos. En cambio, las
aves son de sangre caliente y se hallan entre las criaturas
más activas de la tierra; además, su ritmo
cardíaco es excepcionalmente elevado. La creencia
evolucionista de que las aletas y escamas de los reptiles se
transformaron en alas y plumas no sólo es infundada, sino
irreal. Aunque los fósiles de las aves que los
científicos llaman Archaeopteryx (ala antigua) y
Archaeornis (ave antigua) muestran animales provistos de dientes
y con una larga cola vertebrada, también revelan que
tenían plumas, garras con las que asirse de las ramas y
alas perfectamente desarrolladas. No existen especímenes
intermedios, en los que las escamas se estén convirtiendo
en plumas o las patas delanteras en alas, que presten el
más mínimo apoyo a la teoría de la
evolución».

Según el texto sagrado "Dios procedió a
crear… toda criatura voladora alada según su
género" (Génesis 1: 20 a 23), lo cual nos lleva a
entender que no sólo las aves sino también los
insectos y cualquier otra clase de ser vivo volador (actualmente
existente o extinguido) tuvieron su comienzo en el Quinto
Día Creativo. A propósito de los insectos, la
revista DESPERTAD del 1-8-2000, páginas 15 y 16, dice:
«Muchos insectos son auténticos maestros del vuelo.
He aquí algunos ejemplos. Los mosquitos pueden volar en
posición invertida, algunos hasta cuando llueve; y esto
sin mojarse, sí, literalmente esquivando las gotas de
lluvia. Hay avispas tropicales y abejas que surcan los aires a
más de 72 kilómetros por hora. Cierta mariposa
monarca de Norteamérica realizó un vuelo migratorio
de 3.010 kilómetros. Las moscas cernícalo baten sus
alas más de mil veces por segundo, mucho más
deprisa que los colibríes. La libélula puede
volar hacia atrás, habilidad que ha suscitado
la curiosidad y el estudio atento de los
investigadores.

Si alguna vez ha tratado de cazar una mosca, se
habrá dado cuenta de que estos insectos poseen una vista
prodigiosa, que se ve reforzada con unos reflejos diez veces
más rápidos que los nuestros. Las moscas tienen
ojos compuestos, y éstos contienen miles de lentes
hexagonales que funcionan de modo independiente. Parece, pues,
que la visión de estas criaturas se fragmenta en
imágenes diminutas.

Hay insectos que perciben la luz ultravioleta, invisible
para los seres humanos. Por lo tanto, la mariposa que a nuestros
ojos es de color blanco pálido, ni mucho menos es
pálida para su congénere macho. Vista a la luz
ultravioleta, la hembra exhibe bellos dibujos que atraen
irresistiblemente a los galanes en celo.

A muchos insectos, los ojos les sirven de
brújula. Las abejas y las avispas, por ejemplo, detectan
el plano de la luz polarizada, y así determinan la
posición del sol hasta cuando se oculta tras las nubes.
Merced a esa facultad pueden buscar su comida lejos del panal y,
de modo certero, hallar el camino de regreso».

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La revista DESPERTAD de Febrero del 2009, página
2, explica: «Mientras algunas aves e insectos vuelan, sus
alas cambian constantemente de forma para adaptarse a las
necesidades, lo que les permite flotar o realizar maniobras
repentinas. La revista Science News informa sobre los
murciélagos: "Cuando vuelan lento, a un metro y medio por
segundo aproximadamente, doblan la punta de sus alas hacia arriba
y las doblan hacia atrás para ascender con rapidez. Los
investigadores [han] deducido que esta técnica […] les
da impulso y empuje".

Todavía queda mucho por aprender de los animales
voladores. "Físicamente hablando, ¿qué
efecto producen en el aire para recibir el impulso necesario?",
se pregunta Peter Ifju, profesor de Ingeniería
Mecánica y Aeroespacial de la Universidad de
Florida. Y añade: "Existe un sinfín de efectos
aerodinámicos que sencillamente no comprendemos.
Observamos lo que [las aves y los insectos] hacen, pero no
sabemos cómo lo logran"».

Monstruos
marinos.

El relato sagrado también dice: "… Y Dios
procedió a crear los grandes monstruos marinos… Y
llegó a haber tarde y llegó a haber mañana,
un día quinto" (Génesis 1: 20 a 23).
¿Qué eran, o que son, estos "grandes monstruos
marinos"?

El libro "La vida… ¿cómo se
presentó aquí? ¿Por evolución, o por
creación?", reimpreso en 2006 por la Sociedad Watchtower
Bible And Tract, comenta, acerca del texto de Génesis 1:
20-21, lo siguiente: «Es interesante notar que se llama
"almas vivientes" a las criaturas no humanas con las cuales las
aguas habían de enjambrar. Este término
también aplicaría a las "criaturas [que vuelan] por
encima de la tierra sobre la faz de la expansión". Y
también abarcaría las formas de vida marina y
aérea, tales como los monstruos marinos, cuyos
fósiles los científicos han hallado en tiempos
recientes».

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La revista DESPERTAD del 8-6-1991, página 14,
argumenta: «El quinto día [creativo] se
caracterizó por la creación de las formas de vida
que viven en el agua, lo que al parecer incluía a los
grandes reptiles acuáticos. El registro de Génesis
lee: "Y Dios pasó a decir: "Enjambren las aguas un
enjambre de almas vivientes, y vuelen criaturas voladoras por
encima de la tierra sobre la faz de la expansión de los
cielos". Y Dios procedió a crear los grandes monstruos
marinos y toda alma viviente que se mueve, los cuales las aguas
enjambraron según sus géneros, y toda criatura
voladora alada según su género. Y llegó a
ver Dios que era bueno" (Génesis 1: 20, 21)… Dicha
creación no sucedió sólo al comienzo del
quinto día, sino que prosiguió durante dicho
día».

¿Existen actualmente grandes monstruos marinos?
¿Han sobrevivido hasta nuestros días algunos
especímenes de esta clase de animales? La revista
DESPERTAD de Diciembre del 2009, páginas 15 a 17,
explica:

«Una monstruosa criatura asciende del
océano, atrapa un barco y arrastra a los marineros al
fondo marino. Esta historia ha proporcionado la trama de
múltiples relatos legendarios; pero, en realidad,
¿existen tales criaturas?

En 2007 fue capturado accidentalmente un
"calamar colosal" en el mar de Ross, en la
Antártida.

Medía cerca de 10 metros, incluidos sus
tentáculos, y pesaba casi 500 kilos. Según los
biólogos, esta especie podría alcanzar incluso
mayor tamaño.

Otro monstruo marino similar es el "calamar
gigante". Tiene forma de torpedo, ojos del tamaño
de la cabeza de un hombre, un pico parecido al del
loro y tan robusto que puede cortar cables de acero, ocho
brazos dotados de ventosas y dos largos tentáculos
con los que se acerca el alimento a la boca. Se impulsa en el
agua a 30 kilómetros por hora, e incluso puede proyectarse
en el aire.

Durante todo el siglo XX se informaron menos de
cincuenta avistamientos de estos gigantes, y nunca se han
estudiado en su hábitat.

Los calamares colosales y los gigantes, no obstante, son
simple alimento para depredadores mayores, como el cachalote,
cetáceo que puede llegar a medir 20 metros de largo y
pesar 50 toneladas. Uno solo de sus dientes pesa 900 gramos. En
el estómago de algunos ejemplares muertos se han
encontrado pedazos de calamares gigantes. Estos cetáceos
presentaban en su enorme cabeza achatada cicatrices circulares
ocasionadas por ventosas de calamar, indicios de una lucha a
muerte. En 1965, un ballenero soviético aseguró
haber visto una pelea entre un calamar gigante y un cachalote de
40 toneladas. Ninguno de los dos sobrevivió. El
cetáceo, estrangulado, quedó flotando en el agua
con la cabeza del calamar en su estómago.

Aunque no podemos menospreciar el tamaño del
calamar gigante ni el del cachalote, la ballena azul, el
mamífero más grande, les gana la partida. El mayor
ejemplar de que se tenga constancia —33 metros— fue
una hembra adulta capturada en la Antártida. Esta especie
puede alcanzar las 150 toneladas de peso. Tan sólo la
lengua viene a pesar lo que un elefante adulto, y los
recién nacidos pesan nada menos que 3 toneladas y miden de
7 a 8 metros de largo. Debido a la caza intensiva, la ballena
azul llegó al borde de la extinción en la
década de 1960, y en la actualidad se la tiene como una
especie en peligro crítico.

Los feroces y los
dóciles.

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Con sus 3.000 formidables dientes, el tiburón
blanco es quizás el carnívoro acuático
más temible. El mayor ejemplar de la historia midió
7 metros de largo y pesó 3.200 kilos. Su sentido del
olfato es tan agudo que le permite detectar una gota de sangre
diluida en 100 litros de agua.

El tiburón ballena es actualmente el pez
más grande, con una longitud de 7'5 metros, aunque algunos
ejemplares llegan a duplicar ese tamaño. Con su boca de
más de un metro podría fácilmente tragarse a
un hombre. Pero lejos de ser un feroz depredador, es un gigante
pacífico que se alimenta de plancton y peces
pequeños.

"La insólita anatomía
digestiva del tiburón ballena lo hace un serio candidato
para la historia de Jonás", informa la
revista National Geographic, aludiendo así al relato
bíblico sobre un gran pez que se tragó a dicho
profeta. Los tiburones ballena tienen "una manera pacífica
de eliminar los grandes objetos difíciles de digerir que
tragan por accidente" (Jonás 1:17; 2:10).

El gigante tímido

Otra criatura marina enorme es el pulpo gigante, que
llega a pesar 250 kilos. Leyendas antiguas lo pintan como una
criatura malvada capaz de hundir embarcaciones con sus ocho
brazos; pero, en realidad, se trata de un animal tímido
que se esconde en las cuevas y grietas del fondo marino. Alcanza
una envergadura de 10 metros y posee el cerebro más grande
de todos los invertebrados. De hecho, los pulpos son sumamente
inteligentes y pueden aprender tareas complejas como salir de
laberintos y desenroscar tapaderas de frascos.

El pulpo gigante —al igual que el calamar
gigante— se camufla cambiando de color, utiliza
propulsión a chorro para desplazarse en el agua y escapa
del peligro lanzando una densa nube de tinta. Incluso es capaz de
salir a ratos del agua en busca de comida».

Todo parece indicar que existen actualmente grandes
monstruos marinos, tales como la ballena azul, el cachalote y el
calamar gigante, entre otros, los cuales vinieron a la existencia
a partir del Quinto Día Creativo. Sin embargo, el registro
fósil señala hacia otras especies que actualmente
están extinguidas. Ahora bien, ¿qué podemos
decir acerca de algunos especímenes actuales, de
comportamiento alimentario carnívoro? ¿Fueron
creados, esos grandes monstruos marinos, con
características alimentarias depredadoras? La respuesta a
esta última pregunta es materia para un próximo
artículo titulado "Monstruos marinos".

¿Y los dinosaurios, pueden ser considerados,
algunos de ellos, como pertenecientes al grupo de los "grandes
monstruos marinos" del Quinto Día Creativo del
Génesis? A este respecto, la revista LA ATALAYA del
15-12-1973, página 764, considera lo siguiente:

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«¿Cuándo creó
Dios a los dinosauros, y cuándo llegaron a extinguirse? La
Biblia no suministra respuestas específicas a esta
pregunta. Según el relato de Génesis, los animales
fueron creados durante los períodos o
"días" creativos quinto y sexto. Si la
expresión hebrea traducida "grandes monstruos marinos"
[hebreo, tanninim] incluye a los dinosauros, que a menudo
habitaban zonas acuosas, pantanosas, esto significaría que
los dinosauros fueron creados en el quinto "día." No
sabemos si continuaron existiendo hasta que fue creado el hombre
(hacia el fin del sexto "día"). A más tardar parece
probable que hayan desaparecido de la Tierra cuando vino el
diluvio del día de Noé. Los dinosauros eran
reptiles, y algunas clases de dinosauros se parecen mucho en
estructura y en otras cosas a las lagartijas (sauros es,
de hecho, la palabra griega para "lagartija"; saura en
Levítico 11: 29, de la Septuaginta). No todo
tipo de dinosauro era de tamaño tan gigantesco. Por
consiguiente, aunque hubieran sobrevivido hasta el Diluvio, esto
no habría requerido el introducir parejas de variedades
enormes en el arca. Otros miembros más pequeños de
la familia o "género" en particular a la que
pertenecían éstos habrían bastado para
cumplir el mandato divino.

Algunas de las traducciones más
antiguas de la Biblia usan a veces la palabra "dragones" para
traducir la palabra hebrea tanninim ("monstruos marinos,"
en la Traducción del Nuevo Mundo). El término
"dragón" (griego, drakon) se encuentra en las
[Santas] Escrituras Griegas Cristianas. Se ha sugerido como
posible que, más bien que tener una fuente meramente
mítica, esta expresión originalmente pudo haberse
aplicado a criaturas enormes como los dinosauros y que
asumió matices míticos sólo después
que estas criaturas gigantescas habían desaparecido por
largo tiempo. Interesante es el hecho de que muchas de las
representaciones míticas del "dragón" se asemejan
fuertemente a ciertos tipos dentro de la familia de las enormes
criaturas reptiles que incluye al dinosauro».

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La revista DESPERTAD del 8-2-1990, páginas 9-11,
abundando en el tema de los Dinosaurios, expone lo
siguiente:

«"La PALEONTOLOGÍA es la
ciencia que trata el estudio de los fósiles, y los
fósiles son restos de origen orgánico". Sin
embargo, como dijo un paleontólogo, es "una ciencia muy
especulativa y subjetiva". Esta afirmación es cierta en el
caso de los dinosaurios. G.L. Jepson, un científico de
Princeton (E.U.A.), dijo lo siguiente respecto a una serie de
especulaciones que se han hecho tocante a lo que les
sucedió a los dinosaurios:

"Varios autores han sugerido la posibilidad de que los
dinosaurios desaparecieran porque el clima empeoró […] o
porque empeoró la dieta. […] Otros escritores han
responsabilizado de ello a enfermedades, parásitos, […]
cambios en la presión o composición de la
atmósfera, gases venenosos, ceniza volcánica,
oxígeno excesivo procedente de las plantas, meteoritos,
cometas, reducción del depósito común de
genes provocada por mamíferos devoradores de huevos, […]
radiación cósmica, desviación de los polos
con respecto al eje de rotación de la Tierra,
inundaciones, deriva continental, […] desecación de
ciénagas y lagos, manchas solares" (The Riddle of the
Dinosaur [El enigma del dinosaurio]).

De tales especulaciones se desprende que
los científicos no pueden responder a ciencia cierta la
pregunta: ¿Qué fue de los dinosaurios?

Una teoría más reciente es la
que planteó un equipo formado por padre e hijo: Luis y
Walter Álvarez. Walter Álvarez descubrió en
una formación rocosa fuera de Gubbio, ciudad del centro de
Italia, una curiosa y delgada capa de arcilla rojiza intercalada
entre dos capas de piedra caliza. Debido a que la capa inferior
de piedra caliza contenía abundantes fósiles y la
superior casi ninguno, los geólogos concluyeron que la
vida desapareció de súbito y que la delgada capa
rojiza de arcilla tenía cierta conexión con la
extinción.

Los análisis revelaron que la arcilla
contenía mucho iridio (un metal), una concentración
treinta veces mayor a la que se encuentra en las rocas
normalmente. Ellos sabían que concentraciones tan elevadas
de este elemento poco común sólo podían
provenir del centro de la Tierra o de alguna fuente exterior a la
Tierra. Llegaron a la conclusión de que el iridio fue
depositado por un enorme asteroide que chocó con la
Tierra, y provocó la súbita extinción de los
dinosaurios.

Después del descubrimiento de la
arcilla enriquecida con iridio en las inmediaciones de Gubbio, se
encontraron depósitos similares en otras partes del mundo.
¿Corroboraban estos hallazgos la hipótesis del
asteroide? Algunos científicos están
escépticos al respecto, pero, como reconoce el libro "The
Riddle of the Dinosaur", la hipótesis de Álvarez
dio empuje "al estudio de la extinción y la
evolución". El paleontólogo Stephen Jay Gould
admite que eso podría hacer disminuir "la importancia de
la rivalidad entre las especies".

Al comentar respecto a esta nueva
teoría y la extinción aparentemente súbita
de los dinosaurios, un escritor sobre temas científicos
admite: "Podrían sacudir los fundamentos de la
biología evolutiva y poner en duda el actual concepto de
la selección natural".

David Jablonski, científico de la universidad de
Arizona (E.U.A.), deduce que "para muchas plantas y animales la
extinción fue repentina y en cierto modo especial. Las
extinciones en masa no son tan sólo los efectos acumulados
de muertes graduales. Algo raro sucedió". Ése es
también el caso de los dinosaurios. Su aparición y
desaparición relativamente súbitas contradice el
punto de vista por lo general aceptado de que hubo un proceso
lento de evolución.

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Los huesos de dinosaurios casi siempre se encuentran en
capas de tierra inferiores a las que contienen huesos humanos, lo
que hace que muchos lleguen a la conclusión de que
pertenecen a un período de tiempo anterior. Los
geólogos dan a esta época el nombre de "era
mesozoica" y la subdividen en tres períodos:
cretáceo, jurásico y triásico. Se afirma que
la duración de estos períodos es del orden de
decenas de millones de años. No obstante,
¿hay algún fundamento sólido en el que
apoyar esta afirmación?

Un método que se utiliza para datar la
antigüedad de los fósiles es el denominado
"método de datación del radiocarbono". Este sistema
de datación mide la proporción de
desintegración del carbono radiactivo (carbono 14) desde
el momento de la muerte del organismo. "Una vez que un organismo
muere, ya no absorbe más anhídrido carbónico
del ambiente que le rodea, y con el tiempo la proporción
del isótopo [carbono 14] va disminuyendo a medida que
sufre desintegración radiactiva", dice "Science and
Technology Illustrated".

Sin embargo, este método presenta serios
problemas. En primer lugar, cuando se considera que un
fósil tiene 50.000 años de antigüedad, su
nivel de radiactividad ha bajado tanto que resulta muy
difícil detectarlo. En segundo lugar, incluso en
especímenes más recientes, este nivel ha bajado
tanto que sigue siendo dificilísimo medirlo con exactitud.
En tercer lugar, los científicos pueden medir el nivel
actual de formación de carbono radiactivo, pero no tienen
manera de medir las concentraciones del carbono 14 que
había en el pasado remoto.

De modo que tanto si se utiliza el método de
radiocarbono para datar los fósiles, como si se utilizan
otros métodos —como el del potasio radiactivo, el
uranio o el torio— para datar las rocas, los
científicos no pueden establecer después de
tantísimos siglos cuáles eran los niveles
originales de tales elementos. Melvin A. Cook, profesor de
Metalurgia, hace el siguiente comentario al respecto: "Estas
concentraciones [de materias radiactivas] sólo pueden
suponerse, de modo que las edades obtenidas así no pueden
ser mejores que esta suposición". Esto es especialmente
cierto si tenemos en cuenta que el diluvio del día de
Noé ocurrido hace más de cuatro mil trescientos
años produjo enormes cambios en la atmósfera y en
la superficie terrestre.

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Charles Officer y Charles Drake, geólogos de la
universidad de Dartmouth (Canadá), hacen surgir aún
más dudas respecto a la exactitud del método de
datación radiactivo. Ellos dicen: "Deducimos que el iridio
y otros elementos encontrados con él no fueron depositados
de manera instantánea […], sino que más bien hubo
un influjo intenso y variable de estos componentes durante un
intervalo de tiempo geológico relativamente breve del
orden de 10.000 a 100.000 años". Ellos razonan que la
ruptura y desplazamiento de los continentes trastornó el
entero globo terráqueo, causando erupciones
volcánicas, bloqueando la luz del Sol y ensuciando la
atmósfera. Lo cierto es que tales sucesos desbaratadores
pudieron cambiar los niveles de radiactividad, lo que
tergiversaría los resultados obtenidos mediante los
relojes radiactivos de nuestros días.

Aunque el método de datación
radiactivo es innovador, todavía se basa en la
especulación y la suposición. En contraste, el
relato de la Biblia registrado en el primer capítulo del
libro de Génesis sencillamente menciona el orden general
en que tuvo lugar la creación, lo que permite la
posibilidad de que transcurriesen miles de millones de
años para la formación de la Tierra y muchos
milenios (distribuidos en seis períodos creativos o
"días") para su preparación con vistas a ser
habitada por el hombre.

Es posible que algunos dinosaurios (y pterosaurios)
hayan sido creados en el quinto período mencionado en
Génesis, cuando la Biblia dice que Dios hizo "criaturas
voladoras" y "grandes monstruos marinos", y otros, en el sexto
período. Si se tiene en cuenta la abundancia de
vegetación que sin duda existía en el tiempo de los
dinosaurios, habría sido muy apropiada la presencia de un
número tan elevado de animales con un apetito
voraz.

Una vez que los dinosaurios habían
cumplido su propósito, Dios puso fin a su existencia. No
obstante, la Biblia guarda silencio en cuanto a cómo y
cuándo lo hizo. De lo que sí podemos estar seguros
es de que los dinosaurios fueron creados por Jehová con un
propósito definido, aunque de momento no comprendamos
cuál fue ese propósito. No vinieron por error, ni
fueron producto de la evolución. Su súbita
aparición en el registro fósil sin ninguna
conexión con algún antecesor fósil y su
desaparición sin dejar fósiles de
transición, son pruebas en contra de la opinión de
que tales animales evolucionaron de forma gradual a lo largo de
millones de años. Por consiguiente, el registro
fósil no apoya la teoría de la evolución. Al
contrario, armoniza con el punto de vista bíblico de que
la vida animal fue creada por Dios».

Monografias.com

 

 

Autor:

Jesús Castro

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