Taller de perdón y reconciliación, desde el enfoque centrado en la persona con un grupo de mujeres
RESUMEN
En este documento se reporta la intervención
realizada a través del Taller de Perdón y
Reconciliación con un grupo de mujeres en Puente Grande,
Jalisco, desde el Enfoque Centrado en la Persona.
El taller de la intervención, tuvo como
propósito que las participantes se relacionaran de manera
más armoniosa con los miembros de sus familias, así
como con las demás personas que las rodean. Esto a partir
de la expresión de sus propias historias de vida, y de la
aplicación de estrategias que las llevaran al
perdón y la reconciliación. Para ello, se
incentivó a las participantes a expresar verbalmente
situaciones de vida pasadas, en las que reconocieran sentimientos
de odio, miedo, rencor, resentimiento o tristeza. La finalidad de
la intervención fue que las participantes del taller
pudieran identificarse con sus propios recursos personales,
mismos que les permitieran conectarse con sentimientos de
alegría y amor. Asimismo, se promovió que estas
participantes reconocieran los efectos de la agresión
(recibida y/o generada) en sus propias vidas y en las de los
demás, con el objetivo de que encontraran nuevas formas de
relación más armoniosas desde la aceptación,
el respeto, y la comprensión de sí mismas y de los
otros.
Dicha intervención también estuvo basada
primeramente en la realización de cuestionarios para
obtener las necesidades e inquietudes de población de
estudio; conforme a estas aportaciones, la dinámica del
trabajo fue planteado y estructurado de carácter
teórico-práctico, resaltando momentos de grupo de
escucha, en los que las participantes compartieron
características similares en relación a la
vulnerabilidad en el estado de incongruencia vivida. Como parte
del carácter teórico, se implementaron contenidos
relacionados con temas de perdón y reconciliación,
con los cuales, las participantes pudieron recuperar la seguridad
interna, el significado de vida, dado que la búsqueda del
sentido de la vida es la escancia de la existencia y lo que
profundamente cuestiona al ser humano, es "el para qué de
su existencia". Debido a esto, se buscaron caminos que les
ayudasen a restaurar el sentido para la propia vida, es decir, la
"potencia" interior; potencia que facilita la construcción
de identidad, sus seguridades internas y sus capacidades de
sociabilizar; en un ambiente de confianza, propiciando la
apertura, aceptación y escucha empática.
La intervención también se apoyó
con grabaciones de audio, toma de fotografías,
bitácoras, diario personal de cada participante, repaso de
cada una de las sesiones, transcripciones, cuestionarios y
algunas dinámicas metodológicas. Todas estas
evidencias se obtuvieron en el proceso del taller de
intervención, lo que ayudaron al facilitador a plasmar de
manera fiel y objetiva el desarrollo de la intervención.
Dicha evidencia está codificada, sistematizada y
fundamentada de acuerdo con el método
fenomenológico de Martínez M. (1989), con el cual
se pudo organizar, analizar y estructurar la información,
obteniendo una estructura específica para cada
participante y que cubrió en su mayoría las
necesidades de las mismas, en cuanto a su problemática
planteada, su proceso de cambio y sus logros en el proceso de
cambio en las relaciones intra e inter-personales, siendo parte
de los propósitos y objetivos de este trabajo de
grado.
Mediante este Trabajo de Grado, el lector
encontrará nuevos paradigmas de perdón y
reconciliación para la convivencia y la paz, para la
promoción y el desarrollo integral de las personas: en
cuanto al perdón es una transformación de la
memoria triste del odio a la convivencia armónica. Y en lo
referente a la reconciliación, es la recuperación
de confianza en el otro, la cual implica verdad, justicia
restaurativa y reparativa como fundamento para la
construcción social.
INTRODUCCIÓN
El presente trabajo reporta la intervención
titulada: Taller de Perdón y reconciliación con
un grupo de mujeres de Puente Grande, Jalisco. Éste
pretende dar cuenta de los cambios que surgen entre seres humanos
que logran restaurar el significado de sus vidas; fortalecer la
seguridad en sí mismos; y mejorar la sociabilidad con los
demás, para revalorizar su ser. Asimismo, busca promover
las actitudes básicas del Desarrollo Humano, y el impacto
que su ejercicio tiene en la totalidad de los individuos, es
decir, en su dimensión "bio-psico-socio-espiritual",
dimensiones que conforman al ser humano en su totalidad tal como
expresa Conde (2009).
Para el sustento de marco teórico me
acerqué a los planteamientos de los expertos, relacionados
con el perdón y la reconciliación y con la
violencia. Cabe destacar que Narváez (2009), señala
que uno de los organismos encargados de restaurar la Cultura
Política del perdón y reconciliación como
camino alternativo para la promoción del desarrollo humano
desde el Enfoque Centrado en la Persona y la construcción
social, es la Fundación para la Reconciliación en
Colombia, durante el año 2001. La cual se
promueve por medio de las Escuelas de Perdón y
Reconciliación
(ESPERE). Cuyo iniciador fue el:
"Sacerdote, sociólogo, misionero de la Consolata,
Leonel Narváez Gómez, y el apoyo de otros expertos
interdisciplinarios como Roberte Enright, pionero del estudio
científico del Perdón, profesor de la Universidad
de Wisconsin-Madison y cofundador del Instituto internacional del
Perdón, cuyo modelo consta de 20 pasos, los cuales
están organizados en fases: descubrimiento,
decisión, trabajo y profundización, de las
universidades de Wisconsin, Harvard y Cambridge en Estados
Unidos" (Conde, 2010, p. 12).
Así mismo, la metodología de dichas
Escuelas (ESPERE) mencionadas anteriormente, fue aplicada en el
taller de la intervención. Con el objetivo de que las
participantes se relacionaran de manera más armoniosa con
los miembros de sus familias, así como con las
demás personas que las rodean. Esto fue a partir de la
expresión de sus propias historias de vida, y de la
aplicación de estrategias que las llevaran al
perdón y la reconciliación. Para ello, se
incentivó a las participantes a expresar verbalmente
situaciones de vida pasadas, en las que reconocieran sentimientos
de odio, miedo, rencor, resentimiento o tristeza. La finalidad
fue que contactaran con sus propios recursos personales, mismos
que les permitieran conectarse con sentimientos de alegría
y amor.
Asimismo, se promovió que las participantes
reconocieran los efectos de la agresión (recibida y/o
generada) en sus propias vidas y en las de los demás, con
el objetivo de que encontraran nuevas formas de relación
más armoniosas desde la aceptación, el respeto, y
la comprensión de sí mismas y de los
otros.
La hipótesis de partida postuló que la
clarificación de los parámetros del perdón y
la auto-aceptación, es la base para el desarrollo de un
mejor significado de vida. Si cada participante logra un mayor
conocimiento de su persona, será más
auténtica y segura de sí misma, lo que
fortalecerá sus capacidades de
sociabilización.
Para facilitar un proceso de crecimiento personal,
Rogers señala que cuando el facilitador "ayuda al cliente
a extraer del fondo de su campo el concepto de su sí mismo
transformándolo en figura, con ello facilita más
que en ninguna ocasión, el poder percibir su sí
mismo y reaccionar ante él" (Rogers, 1981, p. 82). Es
decir que si la persona cuenta con un medio en el que se sienta
recibida, comprendida y aceptada tal como es, tendrá la
oportunidad de percibirse y expresarse a sí misma con
libertad y confianza. Como consecuencia, tomará las
riendas de su vida al buscar liberarse de lo que le es
incongruente y le sofoca.
Rogers (1981) resalta también la importancia de
aceptar y escuchar al otro, percibiéndolo ante todo como
persona (con todo lo que ello implica), y complementándolo
desde su propio contexto y sus parámetros. Así,
menciona que los cambios en las personas dependen de y
están vinculados con siete etapas.
En esta intervención se registraron cambios en
las participantes surgidos en dichas etapas, durante las cuales
se utilizaron como principales herramientas tres actitudes
facilitadoras propuestas por Rogers (1981) en su Teoría de
la terapia y del cambio de la personalidad: congruencia,
empatía y aceptación positiva incondicional, para
que las participantes pudieran encontrar formas más
armoniosas de relacionarse desde la aceptación, el respeto
y la comprensión de sí mismas y de los
demás. Todo cambio tiene un proceso con
distintas etapas: de resistencia, de flexibilidad y de bloqueo.
Dado que el término perdón apela a la
totalidad de la persona, se requiere lograr un proceso de
concientización, compromiso y toma de
decisiones.
En el primer capítulo de este trabajo se describe
todo el proceso de la intervención; sus antecedentes, la
detección de necesidades, los propósitos, el plan
de acción y el proceso de recolección de los datos.
En el segundo, se expone el marco teórico con los temas
centrales de la intervención, tales como el estado actual
del conocimiento; la fundamentación teórica que
sustenta el proyecto desde el campo del Desarrollo Humano y del
Enfoque Centrado en la Persona, como eje central de los procesos
de cambio; la problemática a atender; y la importancia del
perdón y la reconciliación en la vida personal,
familiar y social.
El tercer capítulo refleja el análisis de
la intervención, desde la narrativa de las propias
participantes sobre lo ocurrido en las sesiones del taller. En el
cuarto, se describe la codificación y la
sistematización de recolección de evidencias,
así como las preguntas de análisis. El
capítulo cinco trata los alcances identificados como
resultado de la intervención, mismos que dan respuesta a
las preguntas de análisis.
Por último, el sexto capítulo presenta la
discusión con los autores. Luego de éste, se
finaliza con una sección de conclusiones y propuestas; las
referencias bibliográficas consultadas; y una serie de
apéndices que dan ejemplos de las actividades realizadas y
las evidencias recolectadas.
CAPÍTULO I.
TALLER DE
PERDÓN Y RECONCILIACIÓN CON UN GRUPO DE
MUJERES
1.1 Planteamiento y justificación de la
intervención
El taller de intervención sobre Perdón y
Reconciliación con un grupo de mujeres de Puente Grande,
desde el Enfoque Centrado en la Persona, buscó que las
participantes crearan relaciones más armoniosas con los
miembros de sus familiares y las demás personas que las
rodean. Esto a partir de la expresión de sus propias
historias de vida, y de la aplicación de estrategias que
las llevaran al perdón y la reconciliación; una de
las necesidades más apremiantes en la comunidad,
identificada a través de las observaciones, cuestionarios,
pre-taller y entrevistas realizadas en la misma.
La población con la que se realizó el
taller fue un grupo de 20 personas, reunidas con la finalidad de
transformar constructivamente sus rabias, odios y deseos de
venganza. Fueron personas que se encontraban en un estado
vulnerable e inseguro, manifestado en los diferentes escenarios
donde se desenvolvían, mostrando pérdida del
significado de la vida; incomprensión de los conceptos de
hacer y trascender, baja motivación para actuar; y
pérdida de la interacción social les generó
alta desconfianza en su vida cotidiana; su interacción
diaria se dificultaba por la sospecha y el miedo en el que viven;
causadas por las agresiones recibidas, y producidas por otras
personas, tanto en su entorno personal, familiar, así como
social.
Con esta intervención se buscó aportar
teórica y prácticamente a la reflexión sobre
el perdón y la reconciliación como caminos posibles
para enfrentar la inseguridad y la incongruencia intra e
interpersonal desde una perspectiva humanista, la cual concibe al
ser humano como un todo dinámico, irrepetible, capaz de
emprender proceso de constante cambio y de transformación
hasta lograr su auto-concepto. Es por esto que la
intervención se basó en la metodología de la
Fundación para la Reconciliación, fundada en
Colombia por el Misionero Sacerdote de la Consolata P. Leonel
Narváez, (2009) con la finalidad de incentivar la Cultura
Política del perdón y la reconciliación como
fundamento estratégico, para la construcción social
y la convivencia armónica.
La intervención se realizó en un Centro de
pastoral de la Parroquia de San Antonio de Padua, Puente Grande,
Jalisco, dirigido a la formación espiritual y la
promoción e integración de la comunidad,
proporcionado por los encargados de dicha Parroquia.
En cuanto a la dinámica de la facilitación
durante del taller, se creó un ambiente seguro y
confortable con las reglas mínimas, como:
confidencialidad, respeto por la diferencia, aceptación,
actitud de escucha empática, cumplimiento de tareas,
puntualidad y asistencia, las cuales fueron acordadas entre las
participantes y firmadas por cada una de ellas, a su vez, con
esas reglas se buscó generar la confianza que las motivara
a compartir aspectos íntimos de sus vidas; además,
ayudó a las participantes a reinterpretar aspectos de sus
propias biografías, que anteriormente fueron pocas veces
compartidas con otros o quizás desconocidos e ignorados
por ellas mismas y estableció vínculos de alianza y
cooperación.
Es necesario tratar con urgencia los odios y deseos de
venganza, así como las rabias, las heridas sangrantes, la
desconfianza, desilusión e inseguridad. De no hacerlo, lo
más probable es que continúen afectando y
paralizando el progreso de las personas; robando su felicidad.
Atender estas emociones en los individuos, genera que estos no se
conviertan en multiplicadores de violencia, ni contra sí
mismos, ni contra los demás.
Tomando en cuenta lo anterior, se realizaron estos
talleres de intervención con dicha población, pues
se visualizaron, caminos para restaurar su significado de vida,
su seguridad y su capacidad de reconexión con las y los
demás. Pese a mis limitaciones, dificultades personales y
profesionales, me sentí motivado y preparado para
facilitar y capacitar a las participantes para tal fin.
Además, escuchando las experiencias compartidas durante
las sesiones, aprendí que los problemas que han tenido las
participantes no me fueron ajenos, ya que en diferentes
ámbitos de mi vida y de mi quehacer pastoral he podido
experimentar el dolor y el sufrimiento.
Mi intención fue compartir con las personas tanto
en el dolor como la alegría. La guerra, la pobreza y la
miseria son aspectos que también se han atravesado por mi
camino y se hecho presentes en mi vida. Dichas realidades me
hicieron más sensible y me llevaron a trabajar en la causa
humanitaria, impartiendo desde hace muchos años este tipo
de talleres desde la Fundación para la
Reconciliación, la cual es uno de los caminos
alternativos más importantes que la Fundación asume
para la Consolación y liberación de los corazones
de gente. En ellos he podido encontrar, además, un camino
de transformación personal que, consecuentemente, sirve de
apoyo a los demás en su propia transformación. La
experiencia me ha enseñado que el proceso de
concientización es fundamental en este ejercicio. De
hecho, he aprendido que entre más entienden las personas
los significados que le dan a los conceptos de perdón y
reconciliación, éstos lograrán un mayor
impacto en sus vidas.
Por otro lado, el Enfoque Centrado en la Persona (ECP)
fue sumamente importante en este taller. En primer lugar para
garantizar un ambiente de confianza y seguro en donde las
condiciones básicas como la congruencia, la
comprensión empática y la aceptación
positiva incondicional, fungieran como el elemento fundamental,
lo que facilitó que las personas reconstruyeran el
significado de la ofensa, es decir, compartieran sus nuevas
narrativas de las ofensas, las cuales fueran causadas y generadas
por agresiones propias o externas. A su vez, se facilitó,
para que las participantes recompusieran las partes divididas de
su ser. Esto a través de recordar y reinterpretar; moverse
en sí mismas; de manera familiar, al mismo tiempo
validando la experiencia del otro; y reconociendo las huellas
dejadas en su ser por situaciones de vida; siendo conscientes y
tratando de no repetirlas y no permitir que se repita.
Finalmente, el Enfoque Centrado en La Persona (ECP)
proporcionó la pauta para generar en el taller la
autenticidad y la congruencia, tanto del facilitador como de las
participantes. Así, poder descubrir la capacidad y
disponibilidad de las participantes del taller de la
intervención para contactarse consigo mismas, a
través de la percepción consiente de sensaciones,
sentimientos, emociones y pensamientos. Distinguiendo estas
percepciones de las propias experiencias personales, como de las
vivencias expresadas de las otras participantes así como
lo describe Salvador Moreno (2009).
1.1.1 Implicación personal con la
intervención
Cinco implicaciones personales me motivan a
relacionar la intervención con el tema del perdón y
de la reconciliación. La siguiente gráfica muestra
el porcentaje de mi implicación personal
diferentes áreas:
Gráfica 1
1. Desde lo Familiar: soy el
séptimo hijo de nueve hermanos, en una familia de clase
baja. Nací en el sur de Etiopia, en un pueblo llamado
Hosanna, el 12 de enero de 1981. Mi familia es
religiosa, devota, luchadora y católica. A pesar del
problema económico y político que atravesamos
durante las etapas de mi niñez y adolescencia, he crecido
en un ambiente familiar muy unido, armónico y que sabe el
"arte de vivir juntos con armonía" con un proyecto
comunitario. Gracias a esa familia que me ha transmitido su
grandeza humana con los valores profundos, desde niño he
cultivado mi vida a la luz de los valores éticos y
religiosos. Con esas conciencias de los valores que aparecen en
mí, me he desempeñado en varios frentes infantiles
y juveniles, sobre todo alrededor de la iglesia. Estos
compromisos me han ayudado a desarrollar la capacidad de entrega
y dedicación hacia los demás.
2. Desde lo cultural: tengo la fortuna de
pertenecer a las tribus Hadiya y Kambata del sur de Etiopia, en
donde los actos de Kitimima que significa (armonización) y
de Muchusima que significa (purificación) hacen parte del
proyecto de vida de cada individuo de la tribu. La palabra paz es
una idea arquetipo de significados profundas. Nagayat (paz) es la
palabra que ha definido, desde hace muchos siglos, todos los
actos de la vida cotidiana de Hadiya y de Kambata. Paz es todo.
Como algunas de otras tribus africanas, cada siete años se
celebra el jubileo y, cada siete veces siete (cada 50
años), el Gran Jubileo. Una de las expresiones
sobresalientes de esta fiesta es la celebración del
perdón y de la reconciliación. Ya en las culturas
más antiguas, como la de Etiopía, existía la
práctica de la reconciliación.
3. Desde lo personal: tuve la fortuna de ser
destinado para ejercer mi ministerio pastoral en Toribio, Cauca,
norte de Colombia, en una comunidad Páez (comunidad
indígena), lugar de enormes y muchos desafíos,
relacionados sobre todo con la violencia. Allí se
experimenta y se vive a diario la confrontación armada
oponiendo la fuerza pública a la fuerza guerrillera. En
Toribio me ejercité en varias áreas, sociales y
pastorales brindado los talleres de perdón y
reconciliación a través de la Fundación para
la Reconciliación con las Escuelas de Perdón y
Reconciliación (ES.PE.RE). La experiencia fue de veras
significativa y fructífera. Allí aprendí a
valorar la vida y la diferencia; aprendí a aceptar y a
respetar al otro tal como es, sin imponer lo mío;
aprendí a ser otro en otro contexto, a renunciar el
etnocentrismo y a valorar lo diferente de manera más
objetiva.
En Toribio pude entrar en otras lógicas y
prácticas culturales; pude adentrarme en otras
cosmovisiones y filosofías de vida, y acoger otros valores
y costumbres hasta entonces desconocidos e ignorados. En Toribio
pude también experimentar en persona el dolor y el
sufrimiento. La guerra, la pobreza me traspasaron por el camino;
la guerra, la pobreza y la miseria se hicieron presentes en mi
vida, pues quise compartir el destino del Páez tanto en el
dolor como en la alegría. Se trató de realidades
que me hicieron más humano y me dispusieron a la causa de
la humanidad, brindando las premisas básicas de la
restauración, el perdón y la
reconciliación.
4. Desde lo institucional: siento un
respeto profundo por muchas personas admirables en la fe y
heroicas en la caridad que he tenido el privilegio de conocer en
mi caminar y en mi quehacer pastoral alrededor de
las Iglesias. Y agradezco a Dios ser miembro del Instituto
Misiones de la Consolata y poder formar parte de esta Comunidad
que con entrega de la vida ha dado origen a obras de
Consolación y liberación de la humanidad a
través de los siguientes ejes fundamentales de su quehacer
pastoral:
• En primer instancia, nos dirigimos a la
pobreza urbana: debido a la guerra, violencia social,
conflictos intrafamiliares e institucionales; existe vasta
población desplazada en varias partes del mundo, como en
las fronteras de los países. En las periferias de las
grandes ciudades se encuentran muchos trasladados. Ellos son los
nuevos pobres, marginados de todo e inmigrantes que no
sólo dejan sus casas, sino también sus contextos
culturales, sus familias y su fe y sobre todo necesitan un
acercamiento restaurativo y consoladora, en la que las Escuelas
de perdón y reconciliación (ES.PE.RE), han sido eje
fundamental.
• En segundo momento, servimos a las
minorías étnicas: entendidos como los grupos
humanos víctimas de la discriminación y la guerra
infrahumana; con memorias tristes, oprimidos y marginados. Su
cultura se encuentra en amenaza de extinción, su tierra
despojada o en peligro; son olvidados o no adecuadamente
seguidos, incluso en el ámbito eclesial y en la
evangelización. A través de nuestra Pastoral
Consoladora, siempre estaremos atentos de escuchar el clamor de
los "sin voz", en las que ejercitamos el desarrollo integral de
las personas con las primicias básicas del Enfoque
Centrado en La Persona.
• En tercer lugar, buscamos la justicia y
paz: en un mundo tan violento, hoy se manifiesta una
preferencia de los pueblos hacia el rechazo de la violencia y de
la guerra, y una continua búsqueda por el respeto a la
persona, a su dignidad y a sus derechos. Vemos el constante grito
del ser humano por la libertad, justicia y fraternidad; la
superación del odio, el rencor, el miedo y los deseos de
venganza. También hay una sensibilidad mayor en pro de la
conservación de la creación. Sin duda, estas
dimensiones son parte constitutiva de la evangelización y
de nuestra misión de consolación, mismas que buscan
opciones y gestos concretos de solidaridad con los
pobres, y un compromiso con el perdón y la
reconciliación a través de la misma
Fundación y del Carisma que postula el
Instituto.
5. Desde lo profesional: soy sacerdote y, entre
mis actividades diarias, se encuentra la labor con centenares de
personas en búsqueda de reconciliación y sobre todo
en búsqueda de ser escuchadas y atendidas. Para mí
ha sido un desafío grande quedarme que el tema de
perdón y de la reconciliación sólo fuera en
el contexto religioso y sacramental con un grupo selecto. El tema
de perdón y de la reconciliación es definitivamente
un asunto de fronteras de todas aquellas personas que necesitan
una transformación o más bien una espiritualidad de
convivencia personal, comunitaria y colectiva. Desde mi
profesión, trato de brindar el mejor servicio a la
humanidad.
1.1.2 Contexto de la situación
Al inicio del taller de integración I en el
segundo semestre de la maestría, se nos pidió que
buscáramos un lugar y una población con la
finalidad de diseñar y aplicar una intervención en
desarrollo humano. Esto no me causó problema porque ya
sabía dónde y con quién lo haría: en
mi lugar de residencia, la colonia San Antonio Juanacaxtle en el
municipio de Juanacatlán, Jalisco. En las mismas fechas en
que comenzaba el taller, también se empezó la
construcción de la carretera, lo que imposibilitó
el traslado desde muchos lugares de los alrededores. Por ello, se
optó por un lugar en el pueblo de Puente Grande para la
intervención, específicamente en el Centro de
Pastoral en la Parroquia de San Antonio de Padua. A
continuación se describen las características de la
Parroquia:
• Es una Parroquia misionera: opta promover,
evangelizar la comunidad a la luz de la fe y del
evangelio.
• Es una Parroquia inculturada: adapta al
lenguaje los símbolos y las costumbres del sitio en que se
encuentra inmersa, asumiendo lo que hay de bueno en ellas y
renovándolas desde dentro. Es una Parroquia no ajena a la
vida del pueblo, que hable un lenguaje diferente del
de la gente. Seguramente esto se manifiesta en la vida
parroquial.
• Es una Parroquia promotora de la dignidad de
los hijos de Dios: promueve la dignidad humana y integral a
la luz de la fe y del evangelio de Jesús que implica
liberación en todo lo que hace digna la vida del hombre y
de la mujer del pueblo. Existir acciones concretas en este campo.
Por ejemplo la del atender la cárcel de Puente Grande, con
su acción pastoral.
• Es una Parroquia identificada con los
más necesitados: como signo de autenticidad
evangélica, dicha labor se manifestó en la vida
parroquial con acciones concretas, brindando apoyos
económicos, morales, psicológicos.
• Es una Parroquia participativa: esta es la
nueva exigencia; la participación de todos, dado que ya no
estamos en los tiempos donde la Parroquia era el Párroco.
Existe un buen consejo parroquial con vocación misionera,
pues la parroquia es misionera. Incluye a las personas de los
diferentes grupos, vigoriza la vida parroquial.
Todas las características mencionadas
anteriormente, tienen un fundamento de desarrollo humano
promoción. La siguiente gráfica muestra el
porcentaje estimado de las características de la parroquia
en diferentes áreas:
Gráfica 2
Todas las características que se han mencionado
anteriormente, son ejes fundamentales de la promoción y de
la integración humana que tienen unos vínculos
fundamentales con el Desarrollo Humano y por ende con el Enfoque
Centrado en La Persona.
1.1.3 Características de la
población
La siguiente gráfica muestra la
característica de la población, con la que he hecho
la intervención:
Gráfica 3
Además de la característica de la
población con la que he hecho la intervención, he
hecho también un pequeño análisis de la
realidad de la Parroquia y su comunidad, según el contexto
de la población. Esto para determinar la génesis de
los problemas de desintegración y falta de
comunicación que aquejan a las familias. A
continuación describiré un poco el análisis
de la realidad del pueblo de Puente Grande.
• La familia y su dimensión social:
en el pueblo de Puente Grande es notorio el desinterés de
los padres de familia por formar a sus hijos en los
auténticos valores humanos, religiosos, culturales y
comunitarios. Muchos progenitores no ayudan a sus hijos a
emprender la educación formal e, incluso, los desaniman
con el objetivo de que no continúen sus estudios. Es
evidente que existen muchas familias disfuncionales. De este
hecho se deriva todo un abanico de problemas afectivos,
desviaciones sexuales, agresividad, destructividad,
evasión de la realidad y de las responsabilidades comunes
del día a día, etc. En estas familias, los agentes
de la pastoral encuentran muchos obstáculos para vivir su
compromiso cristiano, sobre todo debido al machismo de los
esposos e hijos, mismo que además provoca la baja
participación de los varones en los trabajos parroquiales
y barriales. Es notoria la sumisión de la mujer al
varón. Asimismo, se acentúa la
desintegración familiar como consecuencia de la
emigración.
• En el ámbito político:
Puente Grande es una localidad del municipio de Tonalá,
Jalisco. La población cada vez tiene menos ganas de
participar en actividades de acción social, y es evidente
la apatía política que reina en la comunidad. A
esto se suma el conformismo y la desorganización de la
gente; así como la inseguridad y la delincuencia,
problemáticas cada día más grandes y
preocupantes. Además, la violencia y los robos en casas y
negocios establecidos; la corrupción; y la incapacidad de
gobernar de los funcionarios públicos, va también
en aumento.
• En lo económico: Puente Grande
también sufre un alto índice de desempleo y bajos
salarios. Debido al incremento de la tecnología en la
producción, en las empresas que operan en el municipio se
suscitan continuamente despidos masivos. Los obreros son
recontratados cada 28 días con el objetivo de que no creen
antigüedad y, por tanto, no tengan derecho a prestaciones
sociales. O bien, las compañías reclutan a la gente
a través de contratistas, bajo la finalidad de ahorrase
prestaciones laborales.
Todo esto trae como consecuencia el aumento de la
pobreza en la población, además de una mayor
emigración a otras ciudades de México y,
principalmente, a Estados Unidos. Se calcula que cada familia de
Puente Grande tiene por lo menos tres miembros viviendo en los
Estados Unidos. El problema de la emigración se ha
agravado porque ya no es únicamente el esposo y los hijos
varones los que se van, sino que ahora, en muchos casos, es la
familia completa. En los Estados Unidos, sin embargo, no existen
garantías para los trabajadores indocumentados, quienes
están a la voluntad de los patrones y amenazados
continuamente por Migración. Continuamente, los migrantes
van perdiendo sus raíces culturales, valores y
ética religiosa.
A la par, los servicios médicos en la comunidad
son insuficientes. El Centro de Salud que existe en Puente
Grande, no cubre la totalidad de necesidades de la
población, pues ofrece consultas, pero no medicinas. Por
otro lado, el narcotráfico y narcomenudeo se han extendido
en la población, causando drogadicción en muchos
jóvenes. La impunidad acompaña a los "narcos"; se
sabe quién distribuye la droga pero estos son intocables
por parte de la policía, así que se les teme. A
todo esto se suma la falta de vivienda, pues existe una
desproporción muy grande entre el aumento de la
población y las viviendas disponibles en cantidad, y sobre
todo, en calidad.
• En lo religioso: los agentes de pastoral
muestran, en su mayoría, una gran disponibilidad que se
manifiesta en su constancia y perseverancia en el trabajo
pastoral. Actualmente se hacen esfuerzos significativos por
descentralizar la vida de la Iglesia, y llevarla a los barrios y
capillas. Además, para la articulación parroquial
se cuenta con un Equipo Coordinador Consejo básico
compuesto por 25 miembros, mismos que representan
las prioridades del Plan de Pastoral
Parroquial.
En las comunidades existe una buena variedad de
servicios, entre los cuales figuran laicos como: catequistas
infantiles y pre-sacramentales, celebradores de la Palabra,
Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión,
encargados de la atención a enfermos y necesitados,
misioneros, miembros de las asambleas de oración.
Asimismo, se cuenta con reuniones periódicas de pastorales
específicas (matrimonios, pastoral juvenil,
catequesis infantil y pre-sacramental.), para su
animación, capacitación y
articulación.
También, existe una buena aceptación de
asesoría que se da por parte de los sacerdotes y agentes
laicos. Muchas personas de los diferentes barrios y comunidades
que han participado en las misiones, ejercicios cuaresmales y
formaciones propias de los tiempos fuertes y previos a las
Fiestas Patronales y Guadalupanas, manifiestan deseos de
continuar asintiendo de manera estable a estas
reflexiones.
1.1.4 Proceso de detección de
necesidades
A continuación describo el proceso de
detección de las necesidades que dieron lugar a la
propuesta de un taller de Perdón y de
Reconciliación, fundamentado en el cambio y mejoramiento
de vida. Dicha detección fue realizada en un grupo 13
mujeres que participaban en el Centro Pastoral Parroquial de
Puente Grande con la finalidad de saber las necesidades de la
población. Para explicar mejor este proceso,
comenzaré detallando el pre-diagnóstico; luego
especificaré las necesidades identificadas y, finalmente,
mostraré la maqueta de la entrevista. Ésta
última se puede ver en el apéndice 1.
Pre-diagnóstico
El sábado 4 de febrero de 2012, en un
salón del Centro pastoral Parroquial se realizó un
pre-diagnóstico en 13 personas asistentes al propuesto
Taller de Perdón y Reconciliación; todas ellas con
una edad entre 28 y 40 años. El inicio se llevó a
cabo a través de una dinámica de
interiorización, en la que se les pidió cerrar los
ojos y respirar profundamente. Por último de este
ejercicio, presenté una pequeña lectura junto con
los cuestionarios, tomada del libro de Leonel Narváez
(2001) en la que explica los tres ejes existenciales del ser
humano: seguridad de sí mismo, el significado de la vida y
la sociabilidad con la finalidad de recomponer el equilibrio
perdido en ellos, a través de las
herramientas o clima de facilitación: el ambiente
seguro o confidencialidad, la catarsis o liberación
interior y la sociabilidad o reconexión con los
demás.
El segundo paso fue emprender un diálogo entre
las personas heridas por las agresiones generadas y/o recibidas
por parte de otras personas. Es importante mencionar la
experiencia de las lágrimas de Clavel quien,
después de muchos años de sufrir en silencio el
maltrato de su esposo, varias veces se encontró a un paso
de matarse. En esas lágrimas, Clavel
encontró la fuerza para decirse a sí misma: "me
quiero a mi misma, quiero una transformación en mi
vida"
La escuchaban diecinueve mujeres con
características muy similares a las suyas; todas criadas
en el mismo problema y víctimas de la vulnerabilidad en el
estado de inseguridad doméstica. "Creo que mi marido se
irá y comenzaré una nueva fase de la vida.
Seguramente este taller me ayudará a administrar mis
emociones y, sobre todo, a extirpar el odio del corazón,
estoy muy interesada a vivir ese taller", decía
Clavel. Luego rompió el llanto. Su rostro
cubierto de lágrimas terminó acariciado por sus
compañeras. A su vez, Clavel sintió escuchada,
atendida, valorada y querida por las compañeras y logra
construir narrativas de liberación, de recuperación
interior, de tal manera optar a un futuro mejor.
Si Clavel y muchas más personas como ella han
podido liberarse del pasado e imaginar un futuro diferente es, en
gran parte, debido al descubrimiento de lo que el perdón
les significa. Las participantes del taller se convencieron de
que el perdón, aún con toda la irracionalidad que
puede rodearlo, es más razonable que la lógica de
la venganza. Este proceso las hizo darse cuenta que perpetuar la
cadena del odio, no hace sino alimentar la rabia y, en
definitiva, generar más vulnerabilidad e
inseguridad.
Dados estos y otros muchos cambios de pensamiento, no
sería exagerado afirmar que los talleres de Perdón
y de Reconciliación representan en dicha población
o quizás en muchas partes del mundo, una de las
iniciativas más relevantes en la convivencia y en el
desarrollo integral de las personas. Enseguida se presentan las
cuatro necesidades identificadas en la
población.
Necesidades identificadas en la
población
• Falta de clarificar los propios
parámetros del perdón
• Falta de
auto-aceptación
• Falta de contacto con sus propios
sentimientos
• Búsqueda para encontrar
nuevas maneras de vivir
1.2
Propósitos de la intervención
1.2.1 Propósito general
Propiciar que las participantes del taller se relacionen
de manera más armoniosa con los miembros de sus familias,
así como con las demás personas que las rodean.
Esto a partir de la expresión de sus propias historias de
vida, y de la aplicación de estrategias que las llevaran
al perdón y la reconciliación.
1.2.2 Propósitos
específicos
• Promover que las participantes expresen
verbalmente situaciones de vida pasada, en las cuales reconozcan
sentimientos de odio, miedo, rencor, resentimiento o tristeza,
con la finalidad de que contacten con los recursos personales que
les permitan conectarse con sentimientos de alegría y
amor.
• Incentivar que las participantes reconozcan los
efectos en su vida, y en la de los demás, de la
agresión (recibida y/o generada).
• Encontrar nuevas formas de relación
más armoniosas desde la aceptación, el respeto, y
la comprensión de sí mismas y de los
demás.
1.3 Plan de acción
A continuación presentaré el plan
acción desarrollado para lograr los objetivos de mi
intervención. Empezaré por especificar el lugar en
donde se llevó a cabo y sus condiciones; luego
detallaré aspectos de los recursos humanos, materiales
y financieros; posteriormente desmenuzaré el
plan de acción de cada sesión y, finalmente,
expondré la recolección de
información.
1.3.1 Lugar y condiciones del lugar
El taller se llevó a cabo en el Centro Pastoral
de la Parroquia de San Antonio de Padua, en Puente Grande,
Jalisco. Éste es un centro integral comunitario de la
parroquia que constituye un espacio acogedor, silencioso,
cómodo, limpio y ordenado. Al mismo tiempo, es accesible
para las participantes del taller, quienes provienen del mismo
Pueblo. El Centro cuenta con baños, cocina y espacios para
las dinámicas.
1.3.2 Recursos humanos, materiales y
financieros
En el taller participaron 20 mujeres. Para ayudar en las
diferentes actividades que se realizarlo, se contó con el
apoyo de dos asistentes: una que fungió como
co-facilitadora, u otra encargada de las grabaciones y toma de
fotografías.
El Centro pastoral de la Parroquia de San Antonio de
Padua tiene mesas y sillas cómodas, donde las
participantes pudieron sentarse y apoyarse sin ningún
problema. También cuenta con computadoras y un
proyector.
Desde el primer día se les dio a las
participantes una carpeta que contiene las herramientas, mismas
que se utilizaron como material didáctico para la
ejecución de los diferentes ejercicios individuales y
grupales del taller.
Respecto a los recursos financieros, el facilitador del
taller solicitó a las participantes proveer los
componentes esenciales de la caja de herramientas, lo que
significó un monto de $100.00 pesos a cada una. Una vez
que las participantes experimentaron sesión con
sesión la importancia y validez del taller, el facilitador
determinó una estrategia para garantizar un cobro
mínimo. Esto para reforzar el compromiso de las
participantes.
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