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Taller de perdón y reconciliación, desde el enfoque centrado en la persona con un grupo de mujeres




Enviado por Daniel



    RESUMEN

    En este documento se reporta la intervención
    realizada a través del Taller de Perdón y
    Reconciliación con un grupo de mujeres en Puente Grande,
    Jalisco, desde el Enfoque Centrado en la Persona.

    El taller de la intervención, tuvo como
    propósito que las participantes se relacionaran de manera
    más armoniosa con los miembros de sus familias, así
    como con las demás personas que las rodean. Esto a partir
    de la expresión de sus propias historias de vida, y de la
    aplicación de estrategias que las llevaran al
    perdón y la reconciliación. Para ello, se
    incentivó a las participantes a expresar verbalmente
    situaciones de vida pasadas, en las que reconocieran sentimientos
    de odio, miedo, rencor, resentimiento o tristeza. La finalidad de
    la intervención fue que las participantes del taller
    pudieran identificarse con sus propios recursos personales,
    mismos que les permitieran conectarse con sentimientos de
    alegría y amor. Asimismo, se promovió que estas
    participantes reconocieran los efectos de la agresión
    (recibida y/o generada) en sus propias vidas y en las de los
    demás, con el objetivo de que encontraran nuevas formas de
    relación más armoniosas desde la aceptación,
    el respeto, y la comprensión de sí mismas y de los
    otros.

    Dicha intervención también estuvo basada
    primeramente en la realización de cuestionarios para
    obtener las necesidades e inquietudes de población de
    estudio; conforme a estas aportaciones, la dinámica del
    trabajo fue planteado y estructurado de carácter
    teórico-práctico, resaltando momentos de grupo de
    escucha, en los que las participantes compartieron
    características similares en relación a la
    vulnerabilidad en el estado de incongruencia vivida. Como parte
    del carácter teórico, se implementaron contenidos
    relacionados con temas de perdón y reconciliación,
    con los cuales, las participantes pudieron recuperar la seguridad
    interna, el significado de vida, dado que la búsqueda del
    sentido de la vida es la escancia de la existencia y lo que
    profundamente cuestiona al ser humano, es "el para qué de
    su existencia". Debido a esto, se buscaron caminos que les
    ayudasen a restaurar el sentido para la propia vida, es decir, la
    "potencia" interior; potencia que facilita la construcción
    de identidad, sus seguridades internas y sus capacidades de
    sociabilizar; en un ambiente de confianza, propiciando la
    apertura, aceptación y escucha empática.

    La intervención también se apoyó
    con grabaciones de audio, toma de fotografías,
    bitácoras, diario personal de cada participante, repaso de
    cada una de las sesiones, transcripciones, cuestionarios y
    algunas dinámicas metodológicas. Todas estas
    evidencias se obtuvieron en el proceso del taller de
    intervención, lo que ayudaron al facilitador a plasmar de
    manera fiel y objetiva el desarrollo de la intervención.
    Dicha evidencia está codificada, sistematizada y
    fundamentada de acuerdo con el método
    fenomenológico de Martínez M. (1989), con el cual
    se pudo organizar, analizar y estructurar la información,
    obteniendo una estructura específica para cada
    participante y que cubrió en su mayoría las
    necesidades de las mismas, en cuanto a su problemática
    planteada, su proceso de cambio y sus logros en el proceso de
    cambio en las relaciones intra e inter-personales, siendo parte
    de los propósitos y objetivos de este trabajo de
    grado.

    Mediante este Trabajo de Grado, el lector
    encontrará nuevos paradigmas de perdón y
    reconciliación para la convivencia y la paz, para la
    promoción y el desarrollo integral de las personas: en
    cuanto al perdón es una transformación de la
    memoria triste del odio a la convivencia armónica. Y en lo
    referente a la reconciliación, es la recuperación
    de confianza en el otro, la cual implica verdad, justicia
    restaurativa y reparativa como fundamento para la
    construcción social.

    INTRODUCCIÓN

    El presente trabajo reporta la intervención
    titulada: Taller de Perdón y reconciliación con
    un grupo de mujeres de Puente Grande, Jalisco.
    Éste
    pretende dar cuenta de los cambios que surgen entre seres humanos
    que logran restaurar el significado de sus vidas; fortalecer la
    seguridad en sí mismos; y mejorar la sociabilidad con los
    demás, para revalorizar su ser. Asimismo, busca promover
    las actitudes básicas del Desarrollo Humano, y el impacto
    que su ejercicio tiene en la totalidad de los individuos, es
    decir, en su dimensión "bio-psico-socio-espiritual",
    dimensiones que conforman al ser humano en su totalidad tal como
    expresa Conde (2009).

    Para el sustento de marco teórico me
    acerqué a los planteamientos de los expertos, relacionados
    con el perdón y la reconciliación y con la
    violencia. Cabe destacar que Narváez (2009), señala
    que uno de los organismos encargados de restaurar la Cultura
    Política del perdón y reconciliación como
    camino alternativo para la promoción del desarrollo humano
    desde el Enfoque Centrado en la Persona y la construcción
    social, es la Fundación para la Reconciliación en
    Colombia, durante el año 2001. La cual se
    promueve por medio de las Escuelas de Perdón y
    Reconciliación

    (ESPERE). Cuyo iniciador fue el:
    "Sacerdote, sociólogo, misionero de la Consolata,
    Leonel Narváez Gómez, y el apoyo de otros expertos
    interdisciplinarios como Roberte Enright, pionero del estudio
    científico del Perdón, profesor de la Universidad
    de Wisconsin-Madison y cofundador del Instituto internacional del
    Perdón, cuyo modelo consta de 20 pasos, los cuales
    están organizados en fases: descubrimiento,
    decisión, trabajo y profundización, de las
    universidades de Wisconsin, Harvard y Cambridge en Estados
    Unidos" (Conde, 2010, p. 12).

    Así mismo, la metodología de dichas
    Escuelas (ESPERE) mencionadas anteriormente, fue aplicada en el
    taller de la intervención. Con el objetivo de que las
    participantes se relacionaran de manera más armoniosa con
    los miembros de sus familias, así como con las
    demás personas que las rodean. Esto fue a partir de la
    expresión de sus propias historias de vida, y de la
    aplicación de estrategias que las llevaran al
    perdón y la reconciliación. Para ello, se
    incentivó a las participantes a expresar verbalmente
    situaciones de vida pasadas, en las que reconocieran sentimientos
    de odio, miedo, rencor, resentimiento o tristeza. La finalidad
    fue que contactaran con sus propios recursos personales, mismos
    que les permitieran conectarse con sentimientos de alegría
    y amor.

    Asimismo, se promovió que las participantes
    reconocieran los efectos de la agresión (recibida y/o
    generada) en sus propias vidas y en las de los demás, con
    el objetivo de que encontraran nuevas formas de relación
    más armoniosas desde la aceptación, el respeto, y
    la comprensión de sí mismas y de los
    otros.

    La hipótesis de partida postuló que la
    clarificación de los parámetros del perdón y
    la auto-aceptación, es la base para el desarrollo de un
    mejor significado de vida. Si cada participante logra un mayor
    conocimiento de su persona, será más
    auténtica y segura de sí misma, lo que
    fortalecerá sus capacidades de
    sociabilización.

    Para facilitar un proceso de crecimiento personal,
    Rogers señala que cuando el facilitador "ayuda al cliente
    a extraer del fondo de su campo el concepto de su sí mismo
    transformándolo en figura, con ello facilita más
    que en ninguna ocasión, el poder percibir su sí
    mismo y reaccionar ante él" (Rogers, 1981, p. 82). Es
    decir que si la persona cuenta con un medio en el que se sienta
    recibida, comprendida y aceptada tal como es, tendrá la
    oportunidad de percibirse y expresarse a sí misma con
    libertad y confianza. Como consecuencia, tomará las
    riendas de su vida al buscar liberarse de lo que le es
    incongruente y le sofoca.

    Rogers (1981) resalta también la importancia de
    aceptar y escuchar al otro, percibiéndolo ante todo como
    persona (con todo lo que ello implica), y complementándolo
    desde su propio contexto y sus parámetros. Así,
    menciona que los cambios en las personas dependen de y
    están vinculados con siete etapas.

    En esta intervención se registraron cambios en
    las participantes surgidos en dichas etapas, durante las cuales
    se utilizaron como principales herramientas tres actitudes
    facilitadoras propuestas por Rogers (1981) en su Teoría de
    la terapia y del cambio de la personalidad: congruencia,
    empatía y aceptación positiva incondicional, para
    que las participantes pudieran encontrar formas más
    armoniosas de relacionarse desde la aceptación, el respeto
    y la comprensión de sí mismas y de los
    demás. Todo cambio tiene un proceso con
    distintas etapas: de resistencia, de flexibilidad y de bloqueo.
    Dado que el término perdón apela a la
    totalidad de la persona, se requiere lograr un proceso de
    concientización, compromiso y toma de
    decisiones.

    En el primer capítulo de este trabajo se describe
    todo el proceso de la intervención; sus antecedentes, la
    detección de necesidades, los propósitos, el plan
    de acción y el proceso de recolección de los datos.
    En el segundo, se expone el marco teórico con los temas
    centrales de la intervención, tales como el estado actual
    del conocimiento; la fundamentación teórica que
    sustenta el proyecto desde el campo del Desarrollo Humano y del
    Enfoque Centrado en la Persona, como eje central de los procesos
    de cambio; la problemática a atender; y la importancia del
    perdón y la reconciliación en la vida personal,
    familiar y social.

    El tercer capítulo refleja el análisis de
    la intervención, desde la narrativa de las propias
    participantes sobre lo ocurrido en las sesiones del taller. En el
    cuarto, se describe la codificación y la
    sistematización de recolección de evidencias,
    así como las preguntas de análisis. El
    capítulo cinco trata los alcances identificados como
    resultado de la intervención, mismos que dan respuesta a
    las preguntas de análisis.

    Por último, el sexto capítulo presenta la
    discusión con los autores. Luego de éste, se
    finaliza con una sección de conclusiones y propuestas; las
    referencias bibliográficas consultadas; y una serie de
    apéndices que dan ejemplos de las actividades realizadas y
    las evidencias recolectadas.

    CAPÍTULO I.

    TALLER DE
    PERDÓN Y RECONCILIACIÓN CON UN GRUPO DE
    MUJERES

    1.1 Planteamiento y justificación de la
    intervención

    El taller de intervención sobre Perdón y
    Reconciliación con un grupo de mujeres de Puente Grande,
    desde el Enfoque Centrado en la Persona, buscó que las
    participantes crearan relaciones más armoniosas con los
    miembros de sus familiares y las demás personas que las
    rodean. Esto a partir de la expresión de sus propias
    historias de vida, y de la aplicación de estrategias que
    las llevaran al perdón y la reconciliación; una de
    las necesidades más apremiantes en la comunidad,
    identificada a través de las observaciones, cuestionarios,
    pre-taller y entrevistas realizadas en la misma.

    La población con la que se realizó el
    taller fue un grupo de 20 personas, reunidas con la finalidad de
    transformar constructivamente sus rabias, odios y deseos de
    venganza. Fueron personas que se encontraban en un estado
    vulnerable e inseguro, manifestado en los diferentes escenarios
    donde se desenvolvían, mostrando pérdida del
    significado de la vida; incomprensión de los conceptos de
    hacer y trascender, baja motivación para actuar; y
    pérdida de la interacción social les generó
    alta desconfianza en su vida cotidiana; su interacción
    diaria se dificultaba por la sospecha y el miedo en el que viven;
    causadas por las agresiones recibidas, y producidas por otras
    personas, tanto en su entorno personal, familiar, así como
    social.

    Con esta intervención se buscó aportar
    teórica y prácticamente a la reflexión sobre
    el perdón y la reconciliación como caminos posibles
    para enfrentar la inseguridad y la incongruencia intra e
    interpersonal desde una perspectiva humanista, la cual concibe al
    ser humano como un todo dinámico, irrepetible, capaz de
    emprender proceso de constante cambio y de transformación
    hasta lograr su auto-concepto. Es por esto que la
    intervención se basó en la metodología de la
    Fundación para la Reconciliación, fundada en
    Colombia por el Misionero Sacerdote de la Consolata P. Leonel
    Narváez, (2009) con la finalidad de incentivar la Cultura
    Política del perdón y la reconciliación como
    fundamento estratégico, para la construcción social
    y la convivencia armónica.

    La intervención se realizó en un Centro de
    pastoral de la Parroquia de San Antonio de Padua, Puente Grande,
    Jalisco, dirigido a la formación espiritual y la
    promoción e integración de la comunidad,
    proporcionado por los encargados de dicha Parroquia.

    En cuanto a la dinámica de la facilitación
    durante del taller, se creó un ambiente seguro y
    confortable con las reglas mínimas, como:
    confidencialidad, respeto por la diferencia, aceptación,
    actitud de escucha empática, cumplimiento de tareas,
    puntualidad y asistencia, las cuales fueron acordadas entre las
    participantes y firmadas por cada una de ellas, a su vez, con
    esas reglas se buscó generar la confianza que las motivara
    a compartir aspectos íntimos de sus vidas; además,
    ayudó a las participantes a reinterpretar aspectos de sus
    propias biografías, que anteriormente fueron pocas veces
    compartidas con otros o quizás desconocidos e ignorados
    por ellas mismas y estableció vínculos de alianza y
    cooperación.

    Es necesario tratar con urgencia los odios y deseos de
    venganza, así como las rabias, las heridas sangrantes, la
    desconfianza, desilusión e inseguridad. De no hacerlo, lo
    más probable es que continúen afectando y
    paralizando el progreso de las personas; robando su felicidad.
    Atender estas emociones en los individuos, genera que estos no se
    conviertan en multiplicadores de violencia, ni contra sí
    mismos, ni contra los demás.

    Tomando en cuenta lo anterior, se realizaron estos
    talleres de intervención con dicha población, pues
    se visualizaron, caminos para restaurar su significado de vida,
    su seguridad y su capacidad de reconexión con las y los
    demás. Pese a mis limitaciones, dificultades personales y
    profesionales, me sentí motivado y preparado para
    facilitar y capacitar a las participantes para tal fin.
    Además, escuchando las experiencias compartidas durante
    las sesiones, aprendí que los problemas que han tenido las
    participantes no me fueron ajenos, ya que en diferentes
    ámbitos de mi vida y de mi quehacer pastoral he podido
    experimentar el dolor y el sufrimiento.

    Mi intención fue compartir con las personas tanto
    en el dolor como la alegría. La guerra, la pobreza y la
    miseria son aspectos que también se han atravesado por mi
    camino y se hecho presentes en mi vida. Dichas realidades me
    hicieron más sensible y me llevaron a trabajar en la causa
    humanitaria, impartiendo desde hace muchos años este tipo
    de talleres desde la Fundación para la
    Reconciliación, la cual es uno de los caminos
    alternativos más importantes que la Fundación asume
    para la Consolación y liberación de los corazones
    de gente. En ellos he podido encontrar, además, un camino
    de transformación personal que, consecuentemente, sirve de
    apoyo a los demás en su propia transformación. La
    experiencia me ha enseñado que el proceso de
    concientización es fundamental en este ejercicio. De
    hecho, he aprendido que entre más entienden las personas
    los significados que le dan a los conceptos de perdón y
    reconciliación, éstos lograrán un mayor
    impacto en sus vidas.

    Por otro lado, el Enfoque Centrado en la Persona (ECP)
    fue sumamente importante en este taller. En primer lugar para
    garantizar un ambiente de confianza y seguro en donde las
    condiciones básicas como la congruencia, la
    comprensión empática y la aceptación
    positiva incondicional, fungieran como el elemento fundamental,
    lo que facilitó que las personas reconstruyeran el
    significado de la ofensa, es decir, compartieran sus nuevas
    narrativas de las ofensas, las cuales fueran causadas y generadas
    por agresiones propias o externas. A su vez, se facilitó,
    para que las participantes recompusieran las partes divididas de
    su ser. Esto a través de recordar y reinterpretar; moverse
    en sí mismas; de manera familiar, al mismo tiempo
    validando la experiencia del otro; y reconociendo las huellas
    dejadas en su ser por situaciones de vida; siendo conscientes y
    tratando de no repetirlas y no permitir que se repita.

    Finalmente, el Enfoque Centrado en La Persona (ECP)
    proporcionó la pauta para generar en el taller la
    autenticidad y la congruencia, tanto del facilitador como de las
    participantes. Así, poder descubrir la capacidad y
    disponibilidad de las participantes del taller de la
    intervención para contactarse consigo mismas, a
    través de la percepción consiente de sensaciones,
    sentimientos, emociones y pensamientos. Distinguiendo estas
    percepciones de las propias experiencias personales, como de las
    vivencias expresadas de las otras participantes así como
    lo describe Salvador Moreno (2009).

    1.1.1 Implicación personal con la
    intervención

    Cinco implicaciones personales me motivan a
    relacionar la intervención con el tema del perdón y
    de la reconciliación. La siguiente gráfica muestra
    el porcentaje de mi implicación personal
    diferentes áreas:

    Monografias.com

    Gráfica 1

    1. Desde lo Familiar: soy el
    séptimo hijo de nueve hermanos, en una familia de clase
    baja. Nací en el sur de Etiopia, en un pueblo llamado
    Hosanna, el 12 de enero de 1981. Mi familia es
    religiosa, devota, luchadora y católica. A pesar del
    problema económico y político que atravesamos
    durante las etapas de mi niñez y adolescencia, he crecido
    en un ambiente familiar muy unido, armónico y que sabe el
    "arte de vivir juntos con armonía" con un proyecto
    comunitario. Gracias a esa familia que me ha transmitido su
    grandeza humana con los valores profundos, desde niño he
    cultivado mi vida a la luz de los valores éticos y
    religiosos. Con esas conciencias de los valores que aparecen en
    mí, me he desempeñado en varios frentes infantiles
    y juveniles, sobre todo alrededor de la iglesia. Estos
    compromisos me han ayudado a desarrollar la capacidad de entrega
    y dedicación hacia los demás.

    2. Desde lo cultural: tengo la fortuna de
    pertenecer a las tribus Hadiya y Kambata del sur de Etiopia, en
    donde los actos de Kitimima que significa (armonización) y
    de Muchusima que significa (purificación) hacen parte del
    proyecto de vida de cada individuo de la tribu. La palabra paz es
    una idea arquetipo de significados profundas. Nagayat (paz) es la
    palabra que ha definido, desde hace muchos siglos, todos los
    actos de la vida cotidiana de Hadiya y de Kambata. Paz es todo.
    Como algunas de otras tribus africanas, cada siete años se
    celebra el jubileo y, cada siete veces siete (cada 50
    años), el Gran Jubileo. Una de las expresiones
    sobresalientes de esta fiesta es la celebración del
    perdón y de la reconciliación. Ya en las culturas
    más antiguas, como la de Etiopía, existía la
    práctica de la reconciliación.

    3. Desde lo personal: tuve la fortuna de ser
    destinado para ejercer mi ministerio pastoral en Toribio, Cauca,
    norte de Colombia, en una comunidad Páez (comunidad
    indígena), lugar de enormes y muchos desafíos,
    relacionados sobre todo con la violencia. Allí se
    experimenta y se vive a diario la confrontación armada
    oponiendo la fuerza pública a la fuerza guerrillera. En
    Toribio me ejercité en varias áreas, sociales y
    pastorales brindado los talleres de perdón y
    reconciliación a través de la Fundación para
    la Reconciliación con las Escuelas de Perdón y
    Reconciliación (ES.PE.RE). La experiencia fue de veras
    significativa y fructífera. Allí aprendí a
    valorar la vida y la diferencia; aprendí a aceptar y a
    respetar al otro tal como es, sin imponer lo mío;
    aprendí a ser otro en otro contexto, a renunciar el
    etnocentrismo y a valorar lo diferente de manera más
    objetiva.

    En Toribio pude entrar en otras lógicas y
    prácticas culturales; pude adentrarme en otras
    cosmovisiones y filosofías de vida, y acoger otros valores
    y costumbres hasta entonces desconocidos e ignorados. En Toribio
    pude también experimentar en persona el dolor y el
    sufrimiento. La guerra, la pobreza me traspasaron por el camino;
    la guerra, la pobreza y la miseria se hicieron presentes en mi
    vida, pues quise compartir el destino del Páez tanto en el
    dolor como en la alegría. Se trató de realidades
    que me hicieron más humano y me dispusieron a la causa de
    la humanidad, brindando las premisas básicas de la
    restauración, el perdón y la
    reconciliación.

    4. Desde lo institucional: siento un
    respeto profundo por muchas personas admirables en la fe y
    heroicas en la caridad que he tenido el privilegio de conocer en
    mi caminar y en mi quehacer pastoral alrededor de
    las Iglesias. Y agradezco a Dios ser miembro del Instituto
    Misiones de la Consolata y poder formar parte de esta Comunidad
    que con entrega de la vida ha dado origen a obras de
    Consolación y liberación de la humanidad a
    través de los siguientes ejes fundamentales de su quehacer
    pastoral:

    En primer instancia, nos dirigimos a la
    pobreza urbana
    : debido a la guerra, violencia social,
    conflictos intrafamiliares e institucionales; existe vasta
    población desplazada en varias partes del mundo, como en
    las fronteras de los países. En las periferias de las
    grandes ciudades se encuentran muchos trasladados. Ellos son los
    nuevos pobres, marginados de todo e inmigrantes que no
    sólo dejan sus casas, sino también sus contextos
    culturales, sus familias y su fe y sobre todo necesitan un
    acercamiento restaurativo y consoladora, en la que las Escuelas
    de perdón y reconciliación (ES.PE.RE), han sido eje
    fundamental.

    En segundo momento, servimos a las
    minorías étnicas
    : entendidos como los grupos
    humanos víctimas de la discriminación y la guerra
    infrahumana; con memorias tristes, oprimidos y marginados. Su
    cultura se encuentra en amenaza de extinción, su tierra
    despojada o en peligro; son olvidados o no adecuadamente
    seguidos, incluso en el ámbito eclesial y en la
    evangelización. A través de nuestra Pastoral
    Consoladora, siempre estaremos atentos de escuchar el clamor de
    los "sin voz", en las que ejercitamos el desarrollo integral de
    las personas con las primicias básicas del Enfoque
    Centrado en La Persona.

    En tercer lugar, buscamos la justicia y
    paz
    : en un mundo tan violento, hoy se manifiesta una
    preferencia de los pueblos hacia el rechazo de la violencia y de
    la guerra, y una continua búsqueda por el respeto a la
    persona, a su dignidad y a sus derechos. Vemos el constante grito
    del ser humano por la libertad, justicia y fraternidad; la
    superación del odio, el rencor, el miedo y los deseos de
    venganza. También hay una sensibilidad mayor en pro de la
    conservación de la creación. Sin duda, estas
    dimensiones son parte constitutiva de la evangelización y
    de nuestra misión de consolación, mismas que buscan
    opciones y gestos concretos de solidaridad con los
    pobres, y un compromiso con el perdón y la
    reconciliación a través de la misma
    Fundación y del Carisma que postula el
    Instituto.

    5. Desde lo profesional: soy sacerdote y, entre
    mis actividades diarias, se encuentra la labor con centenares de
    personas en búsqueda de reconciliación y sobre todo
    en búsqueda de ser escuchadas y atendidas. Para mí
    ha sido un desafío grande quedarme que el tema de
    perdón y de la reconciliación sólo fuera en
    el contexto religioso y sacramental con un grupo selecto. El tema
    de perdón y de la reconciliación es definitivamente
    un asunto de fronteras de todas aquellas personas que necesitan
    una transformación o más bien una espiritualidad de
    convivencia personal, comunitaria y colectiva. Desde mi
    profesión, trato de brindar el mejor servicio a la
    humanidad.

    1.1.2 Contexto de la situación

    Al inicio del taller de integración I en el
    segundo semestre de la maestría, se nos pidió que
    buscáramos un lugar y una población con la
    finalidad de diseñar y aplicar una intervención en
    desarrollo humano. Esto no me causó problema porque ya
    sabía dónde y con quién lo haría: en
    mi lugar de residencia, la colonia San Antonio Juanacaxtle en el
    municipio de Juanacatlán, Jalisco. En las mismas fechas en
    que comenzaba el taller, también se empezó la
    construcción de la carretera, lo que imposibilitó
    el traslado desde muchos lugares de los alrededores. Por ello, se
    optó por un lugar en el pueblo de Puente Grande para la
    intervención, específicamente en el Centro de
    Pastoral en la Parroquia de San Antonio de Padua. A
    continuación se describen las características de la
    Parroquia:

    Es una Parroquia misionera: opta promover,
    evangelizar la comunidad a la luz de la fe y del
    evangelio.

    Es una Parroquia inculturada: adapta al
    lenguaje los símbolos y las costumbres del sitio en que se
    encuentra inmersa, asumiendo lo que hay de bueno en ellas y
    renovándolas desde dentro. Es una Parroquia no ajena a la
    vida del pueblo, que hable un lenguaje diferente del
    de la gente. Seguramente esto se manifiesta en la vida
    parroquial.

    Es una Parroquia promotora de la dignidad de
    los hijos de Dios:
    promueve la dignidad humana y integral a
    la luz de la fe y del evangelio de Jesús que implica
    liberación en todo lo que hace digna la vida del hombre y
    de la mujer del pueblo. Existir acciones concretas en este campo.
    Por ejemplo la del atender la cárcel de Puente Grande, con
    su acción pastoral.

    Es una Parroquia identificada con los
    más necesitados:
    como signo de autenticidad
    evangélica, dicha labor se manifestó en la vida
    parroquial con acciones concretas, brindando apoyos
    económicos, morales, psicológicos.

    Es una Parroquia participativa: esta es la
    nueva exigencia; la participación de todos, dado que ya no
    estamos en los tiempos donde la Parroquia era el Párroco.
    Existe un buen consejo parroquial con vocación misionera,
    pues la parroquia es misionera. Incluye a las personas de los
    diferentes grupos, vigoriza la vida parroquial.

    Todas las características mencionadas
    anteriormente, tienen un fundamento de desarrollo humano
    promoción. La siguiente gráfica muestra el
    porcentaje estimado de las características de la parroquia
    en diferentes áreas:

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    Gráfica 2

    Todas las características que se han mencionado
    anteriormente, son ejes fundamentales de la promoción y de
    la integración humana que tienen unos vínculos
    fundamentales con el Desarrollo Humano y por ende con el Enfoque
    Centrado en La Persona.

    1.1.3 Características de la
    población

    La siguiente gráfica muestra la
    característica de la población, con la que he hecho
    la intervención:

    Monografias.com

    Gráfica 3

    Además de la característica de la
    población con la que he hecho la intervención, he
    hecho también un pequeño análisis de la
    realidad de la Parroquia y su comunidad, según el contexto
    de la población. Esto para determinar la génesis de
    los problemas de desintegración y falta de
    comunicación que aquejan a las familias. A
    continuación describiré un poco el análisis
    de la realidad del pueblo de Puente Grande.

    La familia y su dimensión social:
    en el pueblo de Puente Grande es notorio el desinterés de
    los padres de familia por formar a sus hijos en los
    auténticos valores humanos, religiosos, culturales y
    comunitarios. Muchos progenitores no ayudan a sus hijos a
    emprender la educación formal e, incluso, los desaniman
    con el objetivo de que no continúen sus estudios. Es
    evidente que existen muchas familias disfuncionales. De este
    hecho se deriva todo un abanico de problemas afectivos,
    desviaciones sexuales, agresividad, destructividad,
    evasión de la realidad y de las responsabilidades comunes
    del día a día, etc. En estas familias, los agentes
    de la pastoral encuentran muchos obstáculos para vivir su
    compromiso cristiano, sobre todo debido al machismo de los
    esposos e hijos, mismo que además provoca la baja
    participación de los varones en los trabajos parroquiales
    y barriales. Es notoria la sumisión de la mujer al
    varón. Asimismo, se acentúa la
    desintegración familiar como consecuencia de la
    emigración.

    En el ámbito político:
    Puente Grande es una localidad del municipio de Tonalá,
    Jalisco. La población cada vez tiene menos ganas de
    participar en actividades de acción social, y es evidente
    la apatía política que reina en la comunidad. A
    esto se suma el conformismo y la desorganización de la
    gente; así como la inseguridad y la delincuencia,
    problemáticas cada día más grandes y
    preocupantes. Además, la violencia y los robos en casas y
    negocios establecidos; la corrupción; y la incapacidad de
    gobernar de los funcionarios públicos, va también
    en aumento.

    En lo económico: Puente Grande
    también sufre un alto índice de desempleo y bajos
    salarios. Debido al incremento de la tecnología en la
    producción, en las empresas que operan en el municipio se
    suscitan continuamente despidos masivos. Los obreros son
    recontratados cada 28 días con el objetivo de que no creen
    antigüedad y, por tanto, no tengan derecho a prestaciones
    sociales. O bien, las compañías reclutan a la gente
    a través de contratistas, bajo la finalidad de ahorrase
    prestaciones laborales.

    Todo esto trae como consecuencia el aumento de la
    pobreza en la población, además de una mayor
    emigración a otras ciudades de México y,
    principalmente, a Estados Unidos. Se calcula que cada familia de
    Puente Grande tiene por lo menos tres miembros viviendo en los
    Estados Unidos. El problema de la emigración se ha
    agravado porque ya no es únicamente el esposo y los hijos
    varones los que se van, sino que ahora, en muchos casos, es la
    familia completa. En los Estados Unidos, sin embargo, no existen
    garantías para los trabajadores indocumentados, quienes
    están a la voluntad de los patrones y amenazados
    continuamente por Migración. Continuamente, los migrantes
    van perdiendo sus raíces culturales, valores y
    ética religiosa.

    A la par, los servicios médicos en la comunidad
    son insuficientes. El Centro de Salud que existe en Puente
    Grande, no cubre la totalidad de necesidades de la
    población, pues ofrece consultas, pero no medicinas. Por
    otro lado, el narcotráfico y narcomenudeo se han extendido
    en la población, causando drogadicción en muchos
    jóvenes. La impunidad acompaña a los "narcos"; se
    sabe quién distribuye la droga pero estos son intocables
    por parte de la policía, así que se les teme. A
    todo esto se suma la falta de vivienda, pues existe una
    desproporción muy grande entre el aumento de la
    población y las viviendas disponibles en cantidad, y sobre
    todo, en calidad.

    En lo religioso: los agentes de pastoral
    muestran, en su mayoría, una gran disponibilidad que se
    manifiesta en su constancia y perseverancia en el trabajo
    pastoral. Actualmente se hacen esfuerzos significativos por
    descentralizar la vida de la Iglesia, y llevarla a los barrios y
    capillas. Además, para la articulación parroquial
    se cuenta con un Equipo Coordinador Consejo básico
    compuesto por 25 miembros, mismos que representan
    las prioridades del Plan de Pastoral
    Parroquial.

    En las comunidades existe una buena variedad de
    servicios, entre los cuales figuran laicos como: catequistas
    infantiles y pre-sacramentales, celebradores de la Palabra,
    Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión,
    encargados de la atención a enfermos y necesitados,
    misioneros, miembros de las asambleas de oración.
    Asimismo, se cuenta con reuniones periódicas de pastorales
    específicas (matrimonios, pastoral juvenil,
    catequesis infantil y pre-sacramental.), para su
    animación, capacitación y
    articulación.

    También, existe una buena aceptación de
    asesoría que se da por parte de los sacerdotes y agentes
    laicos. Muchas personas de los diferentes barrios y comunidades
    que han participado en las misiones, ejercicios cuaresmales y
    formaciones propias de los tiempos fuertes y previos a las
    Fiestas Patronales y Guadalupanas, manifiestan deseos de
    continuar asintiendo de manera estable a estas
    reflexiones.

    1.1.4 Proceso de detección de
    necesidades

    A continuación describo el proceso de
    detección de las necesidades que dieron lugar a la
    propuesta de un taller de Perdón y de
    Reconciliación, fundamentado en el cambio y mejoramiento
    de vida. Dicha detección fue realizada en un grupo 13
    mujeres que participaban en el Centro Pastoral Parroquial de
    Puente Grande con la finalidad de saber las necesidades de la
    población. Para explicar mejor este proceso,
    comenzaré detallando el pre-diagnóstico; luego
    especificaré las necesidades identificadas y, finalmente,
    mostraré la maqueta de la entrevista. Ésta
    última se puede ver en el apéndice 1.

    Pre-diagnóstico

    El sábado 4 de febrero de 2012, en un
    salón del Centro pastoral Parroquial se realizó un
    pre-diagnóstico en 13 personas asistentes al propuesto
    Taller de Perdón y Reconciliación; todas ellas con
    una edad entre 28 y 40 años. El inicio se llevó a
    cabo a través de una dinámica de
    interiorización, en la que se les pidió cerrar los
    ojos y respirar profundamente. Por último de este
    ejercicio, presenté una pequeña lectura junto con
    los cuestionarios, tomada del libro de Leonel Narváez
    (2001) en la que explica los tres ejes existenciales del ser
    humano: seguridad de sí mismo, el significado de la vida y
    la sociabilidad con la finalidad de recomponer el equilibrio
    perdido en ellos, a través de las
    herramientas o clima de facilitación: el ambiente
    seguro o confidencialidad, la catarsis o liberación
    interior y la sociabilidad o reconexión con los
    demás.

    El segundo paso fue emprender un diálogo entre
    las personas heridas por las agresiones generadas y/o recibidas
    por parte de otras personas. Es importante mencionar la
    experiencia de las lágrimas de Clavel quien,
    después de muchos años de sufrir en silencio el
    maltrato de su esposo, varias veces se encontró a un paso
    de matarse. En esas lágrimas, Clavel
    encontró la fuerza para decirse a sí misma: "me
    quiero a mi misma, quiero una transformación en mi
    vida"

    La escuchaban diecinueve mujeres con
    características muy similares a las suyas; todas criadas
    en el mismo problema y víctimas de la vulnerabilidad en el
    estado de inseguridad doméstica. "Creo que mi marido se
    irá y comenzaré una nueva fase de la vida.
    Seguramente este taller me ayudará a administrar mis
    emociones y, sobre todo, a extirpar el odio del corazón,
    estoy muy interesada a vivir ese taller", decía
    Clavel. Luego rompió el llanto. Su rostro
    cubierto de lágrimas terminó acariciado por sus
    compañeras. A su vez, Clavel sintió escuchada,
    atendida, valorada y querida por las compañeras y logra
    construir narrativas de liberación, de recuperación
    interior, de tal manera optar a un futuro mejor.

    Si Clavel y muchas más personas como ella han
    podido liberarse del pasado e imaginar un futuro diferente es, en
    gran parte, debido al descubrimiento de lo que el perdón
    les significa. Las participantes del taller se convencieron de
    que el perdón, aún con toda la irracionalidad que
    puede rodearlo, es más razonable que la lógica de
    la venganza. Este proceso las hizo darse cuenta que perpetuar la
    cadena del odio, no hace sino alimentar la rabia y, en
    definitiva, generar más vulnerabilidad e
    inseguridad.

    Dados estos y otros muchos cambios de pensamiento, no
    sería exagerado afirmar que los talleres de Perdón
    y de Reconciliación representan en dicha población
    o quizás en muchas partes del mundo, una de las
    iniciativas más relevantes en la convivencia y en el
    desarrollo integral de las personas. Enseguida se presentan las
    cuatro necesidades identificadas en la
    población.

    Necesidades identificadas en la
    población

    • Falta de clarificar los propios
    parámetros del perdón

    • Falta de
    auto-aceptación

    • Falta de contacto con sus propios
    sentimientos

    • Búsqueda para encontrar
    nuevas maneras de vivir

    1.2
    Propósitos de la intervención

    1.2.1 Propósito general

    Propiciar que las participantes del taller se relacionen
    de manera más armoniosa con los miembros de sus familias,
    así como con las demás personas que las rodean.
    Esto a partir de la expresión de sus propias historias de
    vida, y de la aplicación de estrategias que las llevaran
    al perdón y la reconciliación.

    1.2.2 Propósitos
    específicos

    • Promover que las participantes expresen
    verbalmente situaciones de vida pasada, en las cuales reconozcan
    sentimientos de odio, miedo, rencor, resentimiento o tristeza,
    con la finalidad de que contacten con los recursos personales que
    les permitan conectarse con sentimientos de alegría y
    amor.

    • Incentivar que las participantes reconozcan los
    efectos en su vida, y en la de los demás, de la
    agresión (recibida y/o generada).

    • Encontrar nuevas formas de relación
    más armoniosas desde la aceptación, el respeto, y
    la comprensión de sí mismas y de los
    demás.

    1.3 Plan de acción

    A continuación presentaré el plan
    acción desarrollado para lograr los objetivos de mi
    intervención. Empezaré por especificar el lugar en
    donde se llevó a cabo y sus condiciones; luego
    detallaré aspectos de los recursos humanos, materiales
    y financieros; posteriormente desmenuzaré el
    plan de acción de cada sesión y, finalmente,
    expondré la recolección de
    información.

    1.3.1 Lugar y condiciones del lugar

    El taller se llevó a cabo en el Centro Pastoral
    de la Parroquia de San Antonio de Padua, en Puente Grande,
    Jalisco. Éste es un centro integral comunitario de la
    parroquia que constituye un espacio acogedor, silencioso,
    cómodo, limpio y ordenado. Al mismo tiempo, es accesible
    para las participantes del taller, quienes provienen del mismo
    Pueblo. El Centro cuenta con baños, cocina y espacios para
    las dinámicas.

    1.3.2 Recursos humanos, materiales y
    financieros

    En el taller participaron 20 mujeres. Para ayudar en las
    diferentes actividades que se realizarlo, se contó con el
    apoyo de dos asistentes: una que fungió como
    co-facilitadora, u otra encargada de las grabaciones y toma de
    fotografías.

    El Centro pastoral de la Parroquia de San Antonio de
    Padua tiene mesas y sillas cómodas, donde las
    participantes pudieron sentarse y apoyarse sin ningún
    problema. También cuenta con computadoras y un
    proyector.

    Desde el primer día se les dio a las
    participantes una carpeta que contiene las herramientas, mismas
    que se utilizaron como material didáctico para la
    ejecución de los diferentes ejercicios individuales y
    grupales del taller.

    Respecto a los recursos financieros, el facilitador del
    taller solicitó a las participantes proveer los
    componentes esenciales de la caja de herramientas, lo que
    significó un monto de $100.00 pesos a cada una. Una vez
    que las participantes experimentaron sesión con
    sesión la importancia y validez del taller, el facilitador
    determinó una estrategia para garantizar un cobro
    mínimo. Esto para reforzar el compromiso de las
    participantes.

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