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La sostenibilidad en la ordenación forestal (página 3)




Enviado por Amado Luis



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6

Muestreo: de tipo no probabilístico (de carácter intencional), teniendo en cuenta la diversidad de ecosistemas forestales presentes en la referida faja, en un área relativamente pequeña, y representativos del resto de la provincia.

Caracterización de los contextos-muestra

Los municipios Majibacoa y Jobabo (ver anexos 1, 2 y 3) cuentan, según los datos de la ordenación más reciente de las respectivas unidades empresariales de base (2005), con una superficie forestal total de 6 212,08 ha; de ellos, superficie boscosa, toda latifolia, es de 3 820,68 ha. La superficie inforestal es de 19,80 ha; plantaciones jóvenes, 971,20 ha; plantaciones establecidas, 943,32 ha y bosques naturales, 2 877,36 ha. De estos últimos, entre sus correspondientes zonas sures, aparecen 1 871,45 ha, que representan el 65 % del total distribuidas en lotes y rodales (ver anexo 4).

La superficie boscosa se desarrolla en suelos cualitativamente diferentes. La semicaducifolia (Scf) sobre 2 560 ha de suelos de mal drenaje y 890 ha sobre calizas. La perennifolia, de manglares (Mg), es de 370 ha sobre suelos cenagosos.

II.3.- Determinación de las escalas de medición

  • Cualitativas: para clasificar los elementos de acuerdo con los atributos comunes que exhiben cada uno de ellos. Se agrupan en:

-Nominal: para el empleo de categorías ordenadas, las cuales no es posible establecer diferencia de rangos entre ellos. Por esta escala fueron medidos, por ejemplo, los tipos de ecosistemas forestales y las denominaciones de la población de la comunidad de Montes Grandes.

-Ordinal: para establecer comparaciones entre las categorías ordenadas. Por esta escala fueron medidos, por ejemplo, los indicadores prestablecidos en la evaluación de impacto.

  • Cuantitativas: se distinguen los elementos por su magnitud. Se agrupan en:

-Discreta o de intervalo: cuando admite solo un número finito de valores numéricos o infinitos numerables. Surge por conteo. Por esta escala fueron medidas, por ejemplo, el número de especies florísticas y faunísticas.

-Continua o de razón: entre dos valores dados siempre es posible encontrar valores intermedios. Surge por medición. Por esta escala fueron medidas, por ejemplo, el pH de los suelos y el diámetro de los árboles.

Para los diferentes tipos de escalas utilizados se tuvo en cuenta que las mismas, desde el punto de vista lógico formal, sus categorías fueran mutuamente excluyentes y exhaustivas.

II.4.- Técnicas y materiales

Para llegar a la esencia de la sostenibilidad de los ecosistemas forestales, se requiere del análisis de sus subsistemas: las formaciones boscosas, las especies faunísticas, las condiciones edáficas, y especialmente, el factor humano. A ello se debe añadir el valor productivo de la biomasa.

Para realizar los estudios florísticos integrales

Se siguió la técnica de Braum-Blanquet, elaborada en1959.

Samek (1973) señala que la técnica analítica de Braum-Blanquet, es relativamente expeditiva y su precisión es suficiente para la finalidad perseguida en un estudio monográfico, o sea un estudio cuyo objetivo sea el de describir, tipificar y caracterizar las formaciones boscosas de una región.

Según Braum-Blanquet (citado por Samek, 1973) se pueden distinguir cinco fases de trabajo para dar cumplimiento a tal objetivo. Estas se explican a continuación, en función de lo asumido de ellas en la investigación; algunas, con ligeras adecuaciones introducidas por el autor de esta tesis:

Fase I: Reconocimiento preliminar

Consiste en el recorrido de la región de estudio, lo que permite constatar las combinaciones de especies, cuando las mismas condiciones del medio y no siempre las mismas fisonomías se presentan.

Fase II: Inventario y confección de registro

La combinación de especies vinculadas a las condiciones del medio se consideran reveladoras, provisionalmente, como formaciones boscosas, que se van a delimitar someramente y a muestrear con la ayuda de parcelas, se selecciona subjetivamente, de manera que sean homogéneas, o sea, que se refieran a un único tipo de formación boscosa.

La superficie a muestrear es variable; depende del tipo de formación boscosa y debe ser, por los menos, igual al área mínima definida por la curva área especie. (ver anexo 5).

En esta fase se requiere de la elaboración de un registro que comprenda la lista de todas las especies presentes en la evaluación de la abundancia-dominancia y de la sociabilidad, así como de indicaciones geográficas y ecológicas.

Fase III. Comparación de Registros

Consiste en la determinación de la homogeneidad de las muestras y la caracterización de las relaciones entre especies, a través de métodos estadísticos simples.

Fase IV. Analítica

Esta fase contempla los siguientes aspectos:

Muestreo: en muchos casos es necesario cierta experiencia para seleccionar un método adecuado, según el tipo de formación boscosa y lo que se quiere investigar de ella, su dinámica, estructura, grado de antropogénesis, etc. Se puede muestrear al azar, haciendo una cantidad de maestreo acorde al terreno. El investigador, de acuerdo a su propia experiencia, determinará el método a utilizar. Así mismo verá el número de muestreas que es necesario, según el área a estudiar. La forma de la muestrea es siempre cuadrada o rectangular.

Áreas de las muestras: para determinar el área de la muestra exactamente, para que sea representativa, se determinará la curva área-especie, con el fin de determinar el área mínima, que es la superficie en la que vamos a encontrar las especies representativas de la asociación. Se construye a partir de una superficie donde inventarió el número de especies que se encuentran en ella. Se aumentó el área y se contaron las nuevas especies que aparecen; así sucesivamente, hasta que al aumentar la superficie, no aumenta el número de especies. Esta es nuestra área mínima, es de decir, la menor área para un mayor número de especies. En la curva, es el punto de inflexión. Si continuamos aumentando la superficie, la curva puede cambiar bruscamente. Esto significa que nuestra área abarca otra asociación que no debemos considerar. El área inicial depende del tipo de formación boscosa. En un pastoreo o pradera se trabaja con decímetros; en un bosque se trabaja con decenas de metros.

Inventario: una vez determinado el muestreo y el área de la muestra se toman una serie de datos sobre la misma, que son:

Y Nombre y número de la muestra

Y Datos de localización

Y Grado de antropogénesis

Y Datos climáticos

Y Datos de suelos y geología

Estos datos son generales y permiten volver a localizar la muestra.

Y Caracteres cuantitativos

Y Caracteres cualitativos

Estos dos últimos son los más importantes desde el punto de vista del análisis fitosociológico de la formación boscosa, y se desglosan en:

Caracteres cuantitativos

Abundancia-dominancia: expresa el número de especies y su cobertura o proyección de la muestra en cada estrato (arbóreo, arbustivo y herbáceo). Cada especie tiene una abundancia (número de individuos) y una dominancia (cobertura). La escala de evaluación es:

  • Muy espacioso, muy pocos individuos y muy poca cobertura

  • Hay individuos presentes (más o menos abundantes), cobertura pequeña

  • Individuos muy abundantes o no, pero al menos cubierto un 5 % de la superficie

  • Cualquier número de individuos que cubran entre el 25 y 50 %

  • Cualquier número de individuos que cubran entre el 50 y 75 %

  • Cualquier número de individuos que cubran entre el 75 y 100 % Caracteres cuanlitativos

Sociabilidad: se observa si las plantas viven aisladas o independientes o por el contrario, en grupos o en colonias. Se evalúa por la escala:

  • Crecen agrupados

  • Crecen en grupos manchas

  • Crecen en colonias o poblamientos continuos

  • Poblaciones puras o casi puras

Debe señalarse que la evaluación de estos parámetros se hace teniendo en cuenta el estrato en que la especie se encuentra presente.

El tipo biológico: se toma de cada especie de la formación boscosa y se haya el por ciento de cada una de ellas. Esto se conoce por el espectro biológico. La clasificación que más se utiliza en la actualidad, es la de Raunkisor, que aunque concebida inicialmente para los países nórdicos ha podido ser adaptada posteriormente al conjunto de los climas con estación seca. Está hecha según la forma en la que los vegetales pasan esta estación. Se pueden establecer 6 grupos principales y varios subgrupos, los cuales aparecen en el anexo 39.

Fase V: Sintética

Incluye los siguientes pasos:

  • Presencia: se calcula para una especie como el por ciento de muestra en que se encuentra dentro del total de la misma. Se establecen las diferentes clases de presencia:

Clase I: presente hasta un 20 % Clase II: 21-40 %

Clase III: 41-60 % Clase IV: 61-80 % Clase V: 81-100 %

  • Comparación florística de las muestras: se utilizan diferentes parcelas para expresar la similitud o no entre estas, usando la presencia o no en las muestras de las mismas especies. La comparación se hace entre todas las muestras.

Los índices comparativos más conocidos son:

  • Índice de Jaccard

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c: números de especies comunes en ambas muestras a: número de especies de la muestra a

b: número de especies de la muestra b

  • Comparación de especies: también es necearlo comparar la afinidad entre especies para lo cual se usan los siguientes índices:

  • Índice de Odum

q = a – b * 100, donde: a + b

a: número de muestras con la especie a b: número de muestras con la especie b No utiliza el valor c y va desde -1 hasta +1 Unidades Fitosociológicas: nomenclaturas

Para nombrar la asociación: se utiliza el nombre de una de las especies elegidas entre las más representativas, sean las más dominantes o mejor entre las especies características y se le añade el sufijo etum al radical del nombre del género y el nombre especifico se declina en genitivo; por ejemplo: Pinetum caribeae (asociación de pinar de Pinos caribeae), Euphorbietum podocarpofoliae (charrascales donde es constante la Euphorbia podocarpifolia. A veces es necesario mencionar la asociación con las especies. En este caso se menciona el primer género con sufijo eto; por ejemplo, Pinteto-Agabetura (asociación de pinus y agabe)

Existen unidades inferiores, como son:

Subasociación

Se caracteriza por las especies diferenciales que se encuentran con un grado de presencia más elevado, que permiten reconocer estas formaciones dentro de la asociación. Se nombra con el género terminado en etum, de la asociación y el género de la especie que caracteriza subasociación terminada en etosum; por ejemplo: Pinetum-Euphorbietesum.

Se pueden considerar aún unidades inferiores a la subasociación, como la variante caracterizada por la abundancia-dominancia de algunas especies y las facies caracterizadas por una sola especie. No tiene terminaciones y se utiliza mencionando la palabra variedad o facie; por ejemplo:

Pinetum-Euphorbietosum variante con Cyrilla pipenci

Pinetum-Euphorbietosum facie con Tabebuja dubis

Existen unidades superiores a la asociación determinadas por especies características. Estas se agrupan en:

Alianza: se denomina con el nombre del género, con el sufijo ion; por ejemplo Pinón (alianza de asociación de Pinus pinetum)

Orden: Comprende un grupo de alianzas y se designa, con el nombre del género terminado en etolio; por ejemplo, Pinetolio

Clase: agrupa los órdenes y es la mayor unidad fitosociológica; es la más general y se designa con el nombre del género terminado otea; por ejemplo Pinotea.

Para realizar la clasificación de las formaciones boscosas

Se realizó siguiendo los criterios de Capote y Berazaín (1984). Para la representación gráfica de las formaciones boscosas

Se confeccionaron los mapas a escala 1:25 000, teniendo como base el uso de las fotografías satelitales, a partir de la aplicación de técnicas de teledetección, acompañado del uso de software especializados. Los mapas en sí fueron elaborados empleando como métodos de representación cartográfica fundamentales, el de fondo cualitativo y de signos lineales (Anexo 3)

Para el establecimiento y evaluación del pre-experimento

Fueron identificados los tipos de ecosistemas forestales presentes en la localidad conocida como Naranjito. En el mismo fueron identificados cuatro (4) ecosistemas forestales: Manglares (Mg), bosques semideciduos sobre suelos de mal drenaje (Scf/ s md), bosque semideciduos sobre roca calizas (Scf/ s caliza) y vegetación cultural (Vc). Esta última no se tuvo en cuenta para la evaluación de los criterios de sostenibilidad (capacidad productiva, capacidad renovativa, diversidad de especies), ya que en el mismo no se han ejecutado intervenciones de aprovechamiento y manejo. (ver anexo 6a, 6b, 6c)

El área conocida como Cenicero está considerada en la ordenación forestal, como Scf/ s md. Sin embargo, en esta investigación fueron estratificadas en dicha área, parcelas donde se obtuvieron por resultado listas de vegetación típica de manglar, lo que se corrobora como tal, al comparar dichas listas con lo expuesto por Bisse (1988), quien señala que la vegetación arbórea está caracterizada en los manglares por Rhizophora mangle, Conocarpus erecta, Avicennia nitida, Laguncularia racemosa. De estas especies, aparece en el listado florístico de este manglar, en el estrato arbóreo, la Laguncularia racemosa (yana). Esto constituye una rareza florística, dada su ubicación en una zona no costera.

Para el estudio de cada ecosistema de la muestra se elaboraron guías de observación (anexo 7). Se tomaron cuatro (4) escenarios temporales de intervención predeterminados por el investigador, definiéndolos como momentos óptimos de evaluación. Estos se han elegido teniendo en cuenta el proceso regeneración y establecimiento de las especies de lento crecimiento de los bosques cubanos. Estos momentos son:

I: Antes de la intervención (testigo) II: 7 años después de la intervención III: 15 años de intervención

IV: Más de 15 años

Para todos los casos serán evaluados los criterios, a través de indicadores seleccionados, que aparecen en el anexo 8 y cuyas técnicas se describen a continuación:

Criterio 1: capacidad productiva

Indicador a: producción de biomasa de madera en m3.ha-1

Para su evaluación se aplicó el levantamiento de parcelas de muestreo de 500 m², con forcipulación de todos los especímenes arbóreos de diámetro superior a 0,06 m. En cada parcela se usó una planilla para la toma de datos, la cual se ilustra en el anexo 9

Para determinar el nivel degradativo en el último momento de cada formación boscosa se realizó una evaluación exhaustiva de los indicadores dasométricos en cada rodal y lote seleccionados. (ver anexo 10)

Estos indicadores permitieron determinar, por sus correspondientes fórmulas, los siguientes elementos:

  • Área basal por ha: G= ð/4*d²*n, donde: d: diámetro medio de los árboles

n: número de árboles

  • Volumen en m³.ha-1: V= G*h*f, donde:

G: área basa h: altura media

f: coeficiente de variación

Con esta información es posible aplicar la denominada Regla de Schulz (Álvarez- Olivera, 2000), que desde el punto de vista maderable clasifica a las masas forestales en diferentes grados de ocupación (completa, adecuada, incompleta o sin ocupación o degradada), como se ilustra en el anexo 10.

Esta regla sirve de guía para aplicar los tratamientos silvícolas, bien sea para la transformación del bosque mixto irregular en rodal multietáneo normal, o bien para el beneficiamiento regularizador de rodales secundarios con especies maderables predominantes de rápido crecimiento (Lamprecht, 1996).

Indicador b: Relación entre en número de especies de valor económico contra el número de árboles aprovechables por hectáreas

Se listaron las especies vegetales presentes en los recorridos y se recolectaron algunos ejemplares para compararlos en el Herbario Provincial perteneciente al Jardín Botánico de Las Tunas. La identificación de las especies botánicas se validó en consulta con las obras "Flora de Cuba" (León, 1946; León y Alain, 1951, 1953, 1957; Alain, 1964, 1974). También fue necesario realizar trabajos de herborización para la posterior identificación utilizando claves dicotómicas y monográficas.

Para la revisión del material se utilizó un microscopio estereoscópico.

Como criterio para la selección de los árboles aprovechables se tuvo en cuenta lo establecido en el instructivo técnico para las talas en la explotación del bosque de Cuba (1984), relacionado con el diámetro superior a 30 cm, a la altura de 1,20 m del cuello de la raíz. El número de especies de valor estuvo determinado por los criterios de Bisse (1981).

Criterio 2: capacidad renovativa

Indicador a: Fertilidad de Suelos

Los estudios de caracterización de los indicadores edáficos en la zona de trabajo se realizaron a partir de la toma de muestra en los diferentes horizontes del suelo, con la ejecución de calicatas.

Los análisis de las muestras se realizaron en el laboratorio provincial especializado para estos menesteres, con el objetivo de determinar las propiedades físico-químicas de los suelos. En el primer escenario del preexperimento, fueron evaluados la profundidad, el pH, el contenido de minerales como Ca, Mg, Na, la capacidad de cambio de base (CCB), la capacidad de cambio catiónico (CCC), el contenido de materia orgánica (MO), el fósforo asimilable (P2O5) y el potasio asimilable (K2O). Esto se apoyó en la información obtenida con los estudios geopaleontológicos desarrollados en la zona.

Para el resto de los escenarios fueron evaluadas solo las propiedades de pH y del contenido de materia orgánica. Esto obedece a que ellos determinan los niveles de fertilidad en los suelos.

La tipificación edáfica se efectuó atendiendo a la III Clasificación Genética de Suelos, vigente en nuestro país.

Criterio 3: diversidad biológica

Indicador a: Riquezas de especies Vegetales

Para evaluar este criterio se emplearon las mismas técnicas descritas en el criterio 1b.

Indicador b: Riqueza de especies de la fauna (exceptuando los peces)

Para evaluar los vertebrados terrestres se empleó el método de transepto lineal (Emler, 1969). Este consiste en anotar todos los individuos de las especies vistas u oídas en un área de un kilómetro de largo, y un ancho de 50 m, durante una hora de recorrido.

Se utilizaron binoculares de 8×30, de fabricación soviética, para la determinación de las especies, así como guías ilustradas de los diferentes grupos a estudiar.

Para evaluar los Invertebrados, específicamente la entomofauna, se colectó a través de métodos tradicionales, utilizando parcelas de 1 000 m2, en la que se aplicó el jameo aéreo y de barrida. Para las especies nocturnas se utilizaron trampas de luz, así como trampas con bandejas para especies netamente terrestres. Para su posterior identificación, se contó con: la ayuda de claves dicotómicas, la comparación de colecciones entomológicas y bibliografía afín. Se utilizó el microscopio estereoscópico para la identificación de las especies.

Las expediciones se realizaron con una periodicidad trimestral, para la toma de muestras, para todos los parámetros en el área de trabajo.

II.5.- Necesidad de la evaluación de impacto para la determinación del carácter holístico de la ordenación

A fin de comprender la necesidad de considerar el carácter holístico de la ordenación forestal es determinante evaluar las transformaciones que han ocurrido en los diferentes elementos que componen al ecosistema, los cuales han causado alteraciones en las relaciones ecológicas.

De lo anterior se infiere que es necesaria la evaluación de impacto ambiental, utilizando el esquema metodológico Vicente Coneza (1986) y la propuesta técnica de Franco (1997), la cual permite el diagnóstico biofísico para los ecosistemas de manglares. En esta técnica se contempla la elaboración de la cartografía básica con el uso de sensores remotos, cumpliendo las tareas siguientes:

  • Montaje de hojas cartográficas a escala 1:25 000

  • Fotomontaje o mosaico del proyecto fotográfico k-10, de los años 1986-1999

  • Determinación sobre los mapas y las fotografías el sector de estudio

  • Realización de expediciones de reconocimiento

  • Delimitación de las cuencas tributarias al ecosistema

Los principales criterios e indicadores tomados para la evaluación de impacto aparecen en el anexo 40

Para el cálculo de la importancia del impacto se utilizó la siguiente fórmula:

Importancia= 3*(Valor de la magnitud)+2*(Valor del alcance)+Valor de los plazos+ Valor de la presencia+Valor de la reversibilidad

Para delimitar la cuenca hidrográfica que tributa al ecosistema costero seleccionado, se utilizaron las fotografías del proyecto K-10, las cuales fueron interpretadas con ayuda del estereoscopio de espejos y la base cartográfica existente.

Para el levantamiento del sector de estudio fueron interpretadas las fotografías aéreas pancromáticas a escala 1:37 000, de los años 1986 y 1999, respectivamente, siguiendo los principios que rigen la fotointerpretación (detección, reconocimiento, análisis, deducción y clasificación) y las características pictóricas de los objetos y fenómenos de la foto-imagen (tono, color, contraste, tamaño, forma, regularidad, textura).

El examen de las fotografías aéreas de diferentes fechas de toma o resolución temporal permitió determinar los cambios ocurridos a través del tiempo para establecer la dinámica del ecosistema en el periodo evaluado.

Los componentes principales surgidos del análisis de las fotografías, bajo examen estereoscópico, se clasificaron como vegetación, cuerpos de aguas y salitrales, los cuales fueron transferidos al mapa Base con el UTP-2, aparato de rectificación aproximada que corrige las deformaciones producidas por la inclinación de las fotografía. El uso del aparto satisface las exigencias de la precisión del mapa a obtener, todo lo cual fue corroborado con el uso del software ENVI 4.0.

Durante el proceso de fotointerpretación fueron surgiendo lógicas dudas acerca de la naturaleza de algunos objetos o fenómenos, por lo que fue necesario efectuar varios reconocimientos de campo.

El estudio del sector fue corroborado con el uso de imágenes satelitales Land Sat-TM. Las imágenes fotográficas aéreas fueron transformadas a formato digital, a través de un barredor de imágenes o scánner que estuvieron dispuestos para el levantamiento. La información contenida en ambas fuentes fue procesada con la ayuda de un Computador Pentium IV AOpen, de dos Software de la Microsoft, el RSI -ENVI 4.0 y el Adobe Photoshop 7.0.

Los daños presentes en la vegetación del ecosistema fueron evaluados montando parcelas circulares de 0,05 ha, empleando los métodos de evaluación de áreas en la ordenación forestal, donde la intensidad de muestreo no sobrepasara el 5 % del total del área afectada. Fueron cumplidos los requisitos del Instructivo Técnico 04-1884, del Ministerio de la Agricultura.

II.6.- Diagnóstico socio-cultural

Fue desarrollado en la comunidad rural de Montes Grandes, de 671 habitantes. De ellos fueron seleccionados para el diagnóstico, los comprendidos entre las edades de 17 a 60 años, coincidente con la población laboralmente activa

Se realizó un diagnóstico de triple enfoque, pues se tuvo en cuenta la descripción de la realidad del contexto, el análisis de la práctica social e histórica y los criterios y valores subjetivos de los referidos habitantes, estrechamente vinculados con la situación ambiental de los bosques en la zona de estudio. Esto permitió conocer su participación en la planificación, ordenamiento y sostenibilidad de los ecosistemas forestales allí presentes.

Este diagnóstico es, de hecho, participativo y constituye un adecuado proceso evaluador, educativo y de aprendizaje, ya que los conocimientos y experiencias adquiridas en la vida de los participantes sobre la realidad son compartidos a través de la reflexión y la discusión, participando directamente en la planificación, ejecución y evaluación del proceso, aportando sus experiencias y el conocimiento de su realidad.

Las fases fundamentales para lograr desarrollar el estudio fueron las siguientes:

  • Definición de criterios de exclusión

  • Elaboración de los cuestionarios

  • Preparación de los encuestadores

  • Preparación de los controles para el trabajo de campo

  • Prueba de los cuestionarios

  • Levantamiento de las encuestas

  • Chequeo de errores

  • Procesamiento

  • Análisis

  • Informe

Para la obtención de la información, primeramente se procedió a realizar una cuidadosa revisión bibliográfica sobre el tema objeto de estudio, a partir del cual se elaboró un cuestionario (ver anexo 11). El mismo se llenó de forma anónima, previo consentimiento de los encuestados.

Se aplicó en el momento de la intervención, en una sesión, de forma individual, con la participación del personal de investigación para esclarecer en caso de dudas, a pesar que los ítems no poseen mucha complejidad, lo cual garantiza las respuestas del personal encuestado a pesar de su heterogeneidad. El cuestionario fue confeccionado con preguntas cerradas, para facilitar las respuestas.

Una vez recogida la información los datos se llevaron a sábanas de vaciamiento, con el fin de lograr una revisión exhaustiva y evitar posibles repeticiones y omisiones.

Para el procesamiento de la información se utilizó una computadora Pentium IV con el sistema operativo Windows "Milenium" y los Software Microsoft Excel, Microsoft Word y SPSS, versión 11.5, para luego confeccionar tablas y gráficas.

El SPSS permite crear una máscara con un margen de errores. Este software, también incluir las reglas de validación más necesarias y las rutinas para la tabulación de los principales elementos, con exportaciones a Microsoft Access, que lo hace más comunicable con otros software estadísticos, si fuera conveniente realizar elaboraciones más complejas

La descripción de los métodos, técnicas y procedimientos realizada en este capitulo, permitió asegurar la base metodológica para la instrumentación práctica de la investigación, cuyo análisis y resultados se explican en el siguiente capitulo,

CAPITULO III:

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

En este capitulo se ofrecen la solución del problema científico. A partir de un análisis crítico de la bibliografía consultada y de otras fuentes de información, se introducen argumentos a la solución del problema a la que se ha arribado como resultado de la investigación. Se describen los resultados obtenidos con la aplicación de los instrumentos antes mencionados y se formulan las inferencias correspondientes.

III.1.- Criterios de sostenibilidad de la ordenación forestal

Partiendo del análisis de la Política de Estado plasmada en la Ley 85 "Ley Forestal" (1998:11), la ordenación de bosques es definida como: "Actividad que comprende operaciones de carácter administrativo, económico, jurídico, social, técnico y científico que se realiza para el adecuado establecimiento, manejo, conservación y la utilización sostenible de los bosques".

El hecho de concebir una actividad de planificación y ordenamiento de un recurso natural, en este caso los bosques, es premisa imprescindible para que haya una perpetuidad en el tiempo y el espacio del recurso. Todo dependerá de la forma y los métodos que se utilicen en el momento de implementar dicha política y de la experiencia acumulada.

Los bosques pueden ordenarse de muchas formas y para muchos fines. Las técnicas empleadas en cada caso dependerán de los objetivos, el tipo de bosque, las capacidades y recursos disponibles (FAO, 1994, citado por Suárez, 1998).

El hecho de que la ordenación forestal haya sido una de las prioridades del sector homónimo en nuestro país, es importante para comprender que la dimensión ambiental de dicha actividad queda al margen desde el punto de vista conceptual. Su enfoque espacial conlleva a que esta sea vista, esencialmente desde lo administrativo, económico y jurídico, y se haya descuidado la conceptualización y el tratamiento de los elementos ambientales para lograr su sosteniblidad.

Para el desarrollo de las acciones de ordenación forestal, Rodríguez (1996, citado por Suárez, 1998) considera que las microcuencas hidrográficas constituyen una opción estratégica, que posibilita una ordenación de los recursos naturales en función del bienestar de la comunidad. En este sentido, Sheng (1992, citado por Suárez, 1998) reconoce como importante en la ordenación de la cuenca hidrográfica a los factores sociales, económicos e institucionales que actúan dentro y fuera del área de la misma.

El autor de esta Tesis, sostiene, que más que una opción, constituye una necesidad considerar la microcuenca hidrográfica como la célula espacial básica de la ordenación forestal, ya que esta, a diferencia de otras unidades espaciales, está determinada por límites ambientales naturales, en relación con el flujo energético.

Los criterios e indicadores para una ordenación forestal sostenible son instrumentos que pueden emplearse para su conceptualización, aplicación y seguimiento de los avances realizados a escala nacional y local.

Tomados colectivamente, los criterios proporcionan una definición implícita y global, generalmente aceptada sobre el concepto de sostenibilidad. Cada criterio se refiere a un elemento clave de la sostenibilidad, y puede caracterizarse por uno o más indicadores cuantitativos, cualitativos o descriptivos. Con la medición y seguimiento de estos indicadores, pueden apreciarse y evaluarse los efectos generales de las intervenciones de ordenación forestal, o la no-intervención, y pueden reajustarse las medidas que se tomen para cumplir de forma más eficaz las metas y objetivos enunciados.

Según la Organización Internacional de Maderas Tropicales, en su Serie de Políticas Forestales No. 10, considera conceptualmente, que los criterios son aspectos importantes que permiten evaluar la ordenación forestal sostenible y que cada uno de ellos puede ser caracterizado mediante uno o más indicadores relacionados. Así mismo, considera que los Indicadores son medidas cuantitativas, cualitativas o descriptivas que permiten, periódicamente, conocer la dirección de los cambios producidos en por ciento.

Uno de los Indicadores de sustentabilidad de la actividad forestal lo constituye el índice de cubierta forestal. Según lo plateado por la FAO en 1992, la sostenibilidad de la actividad forestal en cualquier región tiene que ser superior al 27 % de la cobertura boscosa.

Al analizar esta problemática en los dos municipios donde se realizó el trabajo investigativo, se constató que la ordenación forestal realizada en ellos en el año 1984, arrojó un porciento de cobertura boscosa inferior a la realidad.

El hecho estuvo dado en que dicha ordenación se efectuó a partir del fondo boscoso que es controlado por diferentes entidades económicas, que por su objeto social, pueden o no manejar bosques (Ministerios del Azúcar y de la Agricultura, entre otros).

Al analizar las imágenes satelitales (ver anexo 12) de esta zona, en aquel momento queda demostrada la presencia de una cobertura boscosa superior a lo informado en el consolidado de las correspondientes entidades. Así, por ejemplo, en Majibacoa se experimentó un crecimiento por contrastación, de un 1,6 %, totalizando una cobertura boscosa del 8,6 %, contra el 7 % reportado en la dinámica forestal.

Estos resultados corroboran la necesidad de actualización de la metodología del proceso de ordenación forestal, ya no solo para la provincia sino para el país. En el anexo 3 se muestran los valores rectificados del manto boscoso en el municipio Majibacoa.

La aplicación de criterios e indicadores puede estimular y ayudar a orientar la ordenación forestal a nivel de unidad microcuenca hidrográfica. Las evaluaciones acordadas internacionalmente, de la sostenibilidad a nivel de cuenca hidrográfica contribuyen directamente a mejorar las prácticas de ordenación forestal sobre el terreno y a su vez, pueden ayudar a esclarecer cuestiones relativas al medio ambiente y al comercio de productos forestales, incluida la certificación de estos.

Al analizar las formas de administración y tenencia de las áreas boscosas del patrimonio forestal, vigentes en la Metodología para el Ordenamiento Forestal en Cuba, en año 2003, se demuestra la carencia del carácter holístico de dicha ordenación ya que solo contempla:

  • Áreas boscosas de interés estatal que se encuentran bajo la administración del Grupo Empresarial de Montaña, así como aquellas pertenecientes a otros organismos, instituciones científicas y centros docentes

  • Áreas boscosas para la utilización de pequeños agricultores o en usufructo de cooperativas en beneficio propio y bajo la observancia de la Ley Forestal vigente.

Otras áreas que son imprescindibles a tener en cuenta en el proceso de ordenación forestal sostenible quedan al margen de esta metodología, lo cual afecta la evaluación del índice de boscosidad. Deben ser objeto de ordenación también, los bosques compactos, los árboles aislados, los que protegen cultivos y pastizales, en laterales de carreteras, cercas, los de las zonas urbanas, por su influencia en el medio ambiente local.

La política de ordenación debe ser trazada desde la perspectiva estatal y no empresarial, para prever posibles errores de planificación, ordenamiento y manejo insostenibles. Es necesario un enfoque integrador sobre el recurso arbóreo sin descuidar otros elementos ambientales que están en estrecha interrelación. Zonas ambientalmente sensibles en los municipios de estudio, como los nacimientos de ríos y parteaguas (zona limítrofe entre cuencas hidrográficas adyacentes), están en la actualidad con otros usos, no compatibles con su potencial natural para el fomento arbóreo.

Arnold (1998), al examinar la contribución de los bosques para la consecución de un medio de vida sostenible, define como bosque "todos los recursos que pueden producir productos forestales. Puede tratarse de espacios arbolados, arbustos, barbechos arbustivos y barbechos agrícolas, así como árboles en las explotaciones agrícolas y bosques". En la definición de Arnold, el elemento esencial para definir un bosque no es la tenencia ni la cubierta arbórea, sino la posibilidad de proporcionar productos. Además, la contribución de los bosques no se mide únicamente por los productos que proporcionan, sino también por los servicios intangibles que ofrecen.

Es difícil cuantificar la contribución de los bosques y los árboles aislados, como un recurso de vida. Una parte importante de los productos forestales los consumen quienes los recolectan, y el volumen recolectado varía en función de la estación del año, el acceso y las opciones alternativas. La mayor parte de la información disponible es descriptiva y, a menudo, extremadamente específica (aunque Arnold, 1998, cita algunas excepciones, como Townson, 1995; Arnold et al., 1994). Son pocos los estudios que cuantifican la parte correspondiente a los insumos familiares, la asignación de fuerza de trabajo, los ingresos y los costos atribuibles a las actividades relacionadas con los productos forestales.

Aunque se han realizado estudios sobre la leña o sobre productos forestales específicos, los censos e inventarios no suelen incluir información sobre las actividades familiares relacionadas con la obtención de una gama completa de productos forestales (Byron y Arnold, 1999). De todas formas, es posible identificar la contribución general de los bosques como recurso de vida (Arnold, 1998).

La formulación de métodos de ordenación forestal sostenible exige armonizar las actividades humanas con los aspectos biológicos y físicos de los ecosistemas forestales expuestos en el anexo 13. Las actividades del hombre y los ecosistemas forestales, así como la interacción entre ambos, son dinámicos y cambian en el espacio y el tiempo. Por consiguiente, la práctica de un ordenamiento forestal sostenible exige vigilar ambos sistemas y su interacción, lo cual implica toda una serie de consideraciones ecológicas, socioeconómicas y técnicas, entre otras.

Esta última tiene su expresión práctica en el territorio de estudio, con la carencia de una normativa técnica que regule el fomento y manejo de bosques en las zonas interfluviales. Desde la perspectiva de la silvoecología (estudio del bosque con un enfoque ecológico), solo existe la Norma Cubana 23 de 1999, sobre "Franjas forestales de las zonas de protección a embalses y cauces fluviales", que a pesar de su objetividad aún es incompleta, ya que no cubre todas las necesidades ambientales de las funciones hidrorreguladoras de los bosques en las zonas sensibles de una cuenca hidrográfica (nacimientos de ríos, parteaguas, etc.).

Si bien es importante tener en cuenta estos criterios para lograr un ordenamiento sustentable de los ecosistemas forestales es evidente reflexionar acerca del carácter multidisciplinario de la labor a ejecutar. En el anexo 14 se muestra la necesidad de incorporar especialistas de ramas afines a la silvicultura, y que enriquezcan la información ambiental, tomando como premisa que la ordenación forestal sea una forma de ordenación ambiental, definida como "… la ordenación que asegura el desarrollo sostenible del territorio, sobre la base de considerar integralmente los aspectos ambientales y su vínculo con los factores económicos, demográficos y sociales, a fin de alcanzar la máxima armonía posible en las interrelaciones de la sociedad con la naturaleza"6 (Ley 81, 1997).

Todo ello infiere la necesidad de transitar hacia la Ordenación Sostenible de Ecosistemas Forestales, lo que implica un mantenimiento perpetuo de los recursos naturales, garantizando un crecimiento continuo en la producción de bienes y servicios, permitiendo la participación de las personas en los procesos de adopción de las decisiones que incumben a la ordenación y a la distribución de los beneficios integrales que reportan los ecosistemas forestales sin comprometer sus capacidades ambientales.

Otros de los elementos técnicos que atentan contra la sostenibilidad de la ordenación es que en el proceso de evaluación de áreas no se tienen en cuentan los límites ambientales naturales. Según la metodología existente, "… el patrimonio forestal se divide en unidades primarias de producción (unidades silvícolas, granjas, unidades básicas de producción, lotes y rodales), base para la tasación y para las actividades productivas silviculturales en general. La lotificación debe mantenerse todo lo posible para poder lograr la ordenación de la empresa y con ella, el rendimiento sostenible".

El hecho de que naturalmente exista una diversidad de ecosistemas forestales con características intrínsecas que lo distinguen uno del otro no presupone su aislamiento en la práctica para su manejo; existen zonas limítrofes naturales (ecotonos), que deben tenerse en cuenta desde los primeros momentos de la planificación, zonas que ambientalmente son "catalizadoras", que necesitan manejos especiales. La acción de dividir el manto boscoso desde una perspectiva puramente administrativa presupone intereses marcados económicamente.

Por el contrario, si la zonificación toma como punto de partida el ecosistema forestal, a pesar de las complejidades desde el punto de vista práctico, los manejos recomendados para cada ecosistema estarían en función del mismo y no de la actividad administrativa (ver anexo 15)

Un elemento que hay que tener en cuenta es la presencia de otras formaciones vegetales, que a pesar de no contar con altos valores de elementos arbóreos con potencialidades madereras, son ecosistemas susceptibles a cualquier anomalía y sus riquezas están determinadas por la presencia de especies de altos valores ambientales.

Otro criterio actual en la ordenación forestal es el hecho de que en el proceso de ordenación forestal, solo se tiene en cuenta la formación de manglar como un todo, sin considerar que dentro de este, existe zonificaciones naturales que requieren de un adecuado y diferenciado manejo, como aparece representado en el anexo 16. A pesar de ser un ecosistema existen diferencias dentro de este como respuesta a la adaptabilidad a condiciones ambientales diferentes.

Dentro de los ecosistemas de manglares en el extremo sur del municipio de Jobabo (ver anexo 16) se pueden encontrar todas las variantes de los manglares reportadas en nuestro país:

El manglar de franja se encuentra permanentemente expuesto a inundación [Rhizophoretum mangle Cuatrecasas (Borhidi et al., 1979)], y está formado casi exclusivamente por Rhizophora mangle, aunque en algunos sitios más alejados del mar o de los canales, pueden encontrarse individuos de Avicennia germinans (Leda Menéndez , 1987).

El manglar mixto ocupa la parte más alta y puede tener inundaciones periódicas en algunos casos; está compuesto por las 4 especies arbóreas que forman los manglares: Rhizophora mangle, Avicennia germinans, Laguncularia racemosa, y Conocarpus erecta, las que se distribuyen de forma diversa. [Rhizophoro- Avicennietum germinantis (Borhidi y Muñiz, 1979) y Conocarpus-Laguncularietum racemosa (Risco, 1979), entre otras].

En lugares donde el medio es muy extremo, debido a la alta salinidad, pobreza de los suelos, vientos fuertes e inundaciones constantes, se establece un tipo de manglar más bajo, el manglar achaparrado (Risco-Gray, 1982).

Otro elemento importante para reflexionar en el proceso de planificación y ordenación sostenibles de ecosistemas forestales lo constituye la diversidad de nomenclaturas que hoy existen para la clasificación de las formaciones vegetales en general y formaciones boscosas en particular. En la actualidad no existe consenso al respecto.

La categorización de las formaciones boscosas en la ordenación de 1984, se realizó tomando los criterios de J. Bisse (1981), que hoy se mantienen en el proceso de recategorización, a pesar de existir en nuestro país otras metodologías más acabadas, desde el punto de vista científico: Beard (1944, 1955), Borhidi et. al. (1979), Capote y Berazain (1984) y Vales et al. (1998). De este último se tomaron criterios en el estudio nacional de la Diversidad Biológica, atendiendo a su actualidad. La ordenación como proceso, en su actualización debe tener en cuenta esos criterios, que científicamente validan los resultados alcanzados.

Un elemento importante que determina puntos de vista diferentes en la categorización del tipo de formación boscosa es precisamente, la metodología que se emplee para ello. La empleada en Cuba, tiene un carácter general y los elementos de fitosociología y fisiogeografía son insuficientes.

En el anexo 17 se muestran los puntos de convergencia y divergencia entre las metodologías de J. Bisse y Vales. La expresión práctica de la disyuntiva de la aplicación de ambas metodologías en una misma área de estudio, se demuestra en que los bosques clasificados en la ordenación vigente (i984), siguiendo los criterios metodológicos de J. Bisse, lo que para él son bosques semicaducifolios sobre suelos calizos y mal drenaje, son bosques secundarios por los altos niveles degradativos, según Vales.

Un elemento de relevancia ambiental que fue evaluado en el área de estudio, es la presencia del único manglar no costero, reportado en Cuba, conocido localmente como Cenicero y cuyas coordenadas planas rectangulares limítrofes son: norte 233 000, sur 232 000:, este 500 000: y oeste:497 000.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6
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