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El tecnoexistencialismo y la cosmovision transhumanista




Enviado por Claudio Salomon



Partes: 1, 2

    INTRODUCCIÓN.

    El existencialismo es una forma de
    humanismo, frase de J. P. Sartre que valoramos ante los nuevos
    reales proyectos futurológicos ciberbióticos
    destinados a la creación y la formación de una
    nueva civilización quasi humana, despojada de
    casi todos los sentimientos estudiados por las corrientes
    existencialistas en el S. XX, las escuelas filosóficas
    desde la época de Platón y todas las escuelas de
    la psicología humana. El
    tecnoexistencialismo, expuesto en otras obras por el autor de
    este estudio, es un análisis que se opone en el plano
    filosófico a las nuevas formas innovativas de
    consecuciones ideovisuales y objeto-instrumentales dimensionadas
    globalmente con las que las masas sociales modernas deben
    interactuar racional, empírica, psicológica,
    sociocultural y espiritualmente. El tecnoexistencialismo fue
    desarrollado para explicar el precipicio hacia dónde se
    dirige la humanidad. El tecnoexistencialismo fue, es y
    continúa siendo una conceptualización
    filosófica descriptiva opuesta a la formación y la
    real estructuración de la concepción cosmovitiva
    del transhumanismo. La corrientes de pensamientos y espirituales
    del humanismo ya pueden llegar a ser superadas por una nueva fase
    destructiva transhumanista en la cual las civilizaciones futuras
    pueden llegar a ser tridimensionales. Una dimensión social
    conformada por una clase selecta de élites financieras,
    técnicos y burócratas con conocimientos
    científicos y con recursos económicos
    autosuficientes y el resto de la población mundial,
    conformada por fuerzas de trabajadores semiignorantes y
    confinados a modelos de vida preestablecidos. La tercera
    dimensión será ocupada virtualmente por
    constelaciones informativas especialmente programadas y
    orientadas hacia la mente colectiva de las futuras grises fuerzas
    de trabajadores humanos controlados, de la ya diseñada y
    por inercia progresivamente configurada sociedad
    transhumanista.

    Lo programado en el S. XX por
    minúsculas élites, ya teóricamente borronea
    el valor, el sentido y el significado de la existencia humana,
    formada en el transcurso de los últimos cinco mil
    años de la Historia de la Humanidad. Este paso no
    será simplemente el simbólico fin de la historia,
    tales experimentos sobre la sociedad serán el punto final
    formal del destino existencial del hombre y la anulación
    de todas las formas históricas de la libre espiritualidad
    creativa y religiosa de todas las generaciones
    humanas pretéritas. La ideología del transhumanismo
    se orienta hacia el total borroneo de la existencialidad de las
    futuras civilizaciones, en comparación como la alcanzamos
    entender mentalmente en la actualidad y en la que, supuestamente,
    en el futuro los individuos serán simples unidades
    funcionales en una gran maquinaria social regulada globalmente.
    El modelo social transhumanista ya en forma efectiva se encuentra
    en formación. Los monitoreos estadístico-
    probabilísticos electrónicos y los sondeos en las
    redes sociales internéticas ya son un paso
    previo experimental hacia lo que debe llegar a ser un total
    control de todos y cada individuo social y laboralmente
    vinculado. En los todavía inexistentes
    conglomerados sociales transhumanistas ya no tendrá
    ningún sentido leer o estudiar las obras de los
    filósofos existencialistas, ni la Biblia, ni el
    Corán, ni los discursos budistas, ni las enseñanzas
    de Confucio.

    El "ser en el mundo" heideggeriano en una
    probable sociedad transhumanista futura ya se
    transformaría en un ser-ente monigoteado controlado
    satelitalmente. El sólo hecho de especular sobre el cambio
    de la esencia del hombre y de modelar un nuevo tipo de
    autoconciencia humana, ya nos permite trazar mentalmente hacia
    dónde se orienta la ideología de los proyectos
    transhumanistas. En aquella sociedad, las relaciones
    sistematizadas mundiales no se corresponderán con los
    valores y significaciones éticas, estéticas y
    existenciales particulares de cada ser en particular. Una parte
    de la humanidad contemporánea deberá oponerse de
    manera pacífica o violentamente contra la formación
    de una nueva sociedad transhumanista. Tal sociedad
    tendrá una calidad de vida y existencial peor que en la
    época premedieval y la que sintetizará elementos de
    total control tecnocrático regidos bajo normas
    sistemáticas totalitaristas semejantes al modelo
    sociopolítico soviético stalinista. En el S. XIX,
    G.F. Hegel ejemplarmente dedujo que en el pasado en Asia y en
    Egipto, libre era solamente una persona; en Grecia y Roma
    antiguas sólo algunos fueron libres y en las democracias
    europeas formalmente todos son libres. En una futura y supuesta
    sociedad transhumanista sistemáticamente tecnocontrolada,
    hipotéticamente nadie podrá ser mental y
    voluntariamente libre, al menos como actualmente lo
    entendemos.

    Este estudio tiene como objetivo analizar
    las relaciones entre las tendencias tecnoexistencialistas y la
    progresiva devaluación del significado y el sentido
    universal del ser. Aquí nos proponemos asociar las
    intermediaciones del intelecto humano y la devaluación y
    la autoanulación preprogramada del sentido y el valor de
    la existencia humana frente a las nuevas configuraciones
    técnicas y proyectos esquemáticos que en los
    últimos cincuenta años la Humanidad
    descubrió y que ya masivamente aplica. La
    categoría filosófica de existencia o el sentido
    existencial del Hombre en general, mentalizada por las
    coetáneas civilizaciones, ya sufrieron profundos cambios
    en sus formas y esencias, en comparación con las premisas
    de las obras de los filósofos existencialistas publicadas
    en el siglo XX. Solamente las élites político
    financieras e intelectuales pueden en nuestros tiempos comprender
    y analizar las realidades en las que las masas sociales, mental y
    efectivamente, se dimensionan en su sentido vital y
    sociocultural.

    La obra de Ortega y Gasset "La
    Rebelión de las masas" (1931), ya pasó en gran
    parte al catálogo bibliográfico del pensamiento
    humano ante las nuevas realidades cibernéticamente
    premodeladas en las que debemos desenvolvernos mental y
    prácticamente. Los superespecialistas que Ortega
    brillantemente destacó, ya no cumplen el mismo rol que a
    mediados y fines del siglo XX. Los actuales
    especialistas se borronearon en unidades de
    información digitalizada en las páginas
    internéticas, en un maremagnum cibernético virtual
    mundial interactivo y autónomamente perfilado. El
    pensamiento existencialista francés y alemán del
    S.XX ya logró transformarse en débiles esquemas
    visuales ideo-cognoscitivos y valorativos de razonamientos
    colectivos ajustados a reglas operacionales, proyectados desde
    los algoritmos informáticos y desde los bocetos y
    receturas difundidos a través de las redes
    internéticas.

    Dos de los conceptos filosóficos que
    en este estudio recibirán tratamiento fueron ya minuciosa
    y extensamente analizados en la obra de M. Heidegger "El Ser y el
    Tiempo"(1927). Para el autor "intencionalidad" es "temporalidad",
    pero la intencionalidad de los individuos y de los conglomerados
    sociales de principios del S. XXI ya pueden tener otras fuentes
    diferentes que las de las primeras cinco décadas del siglo
    pasado. Para Heidegger el Ser solamente se descubre como una
    presencia temporal inserto en el tejido temporal de su existencia
    y que tiene la oportunidad de influir y resolverse o ir
    disolviéndose en su existir. En nuestro tiempos, los
    esquemas y modelos informativo-comunicativos sirven de modelos
    arquetípicos racionales, analíticos y emocionales y
    fuentes de las intencionalidades de cada individuo en particular
    y de las masas sociales en general, interactivamente comunicadas
    sobre dimensiones geográficas globales. Los
    megavolúmenes informativo-comunicativos televisivos e
    internéticos, no son objetos materiales, ni poseen
    atributos objeto-utilitarios, aquellos son modelos y esquemas
    gnoseológicos difundidos en calidad de segmentos
    informativos. Las intencionalidades y los deseos de las masas
    receptoras de las constelaciones informativas difundidas, superan
    al valor real de lo que es mostrado o publicitado. El
    entendimiento existenciario de M. Heidegger es el análisis
    teórico de los significados y valores de la existencia. El
    "mundo" de Heidegger ahora ajustado en los marcos de programadas
    formas informativo-culturales modela lo que una entidad es lo que
    es, y lo que debe ser. O sea, el actual mundo incluye a los
    individuos mental y pragmáticamente cómo deben
    mostrarse de acuerdo a los contextos modélicos que
    previamente recibieron de su entorno y circunstancias y de las
    innumerables fuentes informativo-comunicativas.

    Si para M. Heidegger los conocimientos
    teóricos son simples ajustes con el mundo que
    rodea al Ser, en lugar de ser aquellos el último
    fundamento, en nuestros tiempos, el mundo que circunda a cada
    individuo ya calibra gran parte de los constituyentes de la
    existencia de cada individuo socioculturalmente relacionado.
    Heidegger subdividió a la existencia humana en
    auténtica e inauténtica. En este estudio nos
    ocuparemos de analizar las formas de idealización de las
    realidades que progresivamente modelan y devalúan a la
    existencia humana con paracéntricas proyecciones y
    argumentados esquemas informativo-comunicativos en forma de
    prototipos de las intencionalidades de las masas sociales. Unir
    filosóficamente al entendimiento humano (Intelecto), con
    la categoría filosófica de Tiempo y poder llegar a
    abordar el análisis de la devaluación de la
    existencia humana desde principios del Tercer Milenio no es una
    simple tarea.

    Los tres conceptos pueden ser
    independientes y, a su vez, pueden ser coligados mutuamente por
    sus innumerables correlaciones cognoscitivas de
    idealización del conjunto de las realidades objetivas. Con
    ese fin, debemos previamente resumidamente exponer el nivel que
    alcanzaron las ciencias en nuestros tiempos que explican el
    principio del principio de la materia, los orígenes de la
    vida en nuestro planeta y los argumentos logrados para explicar
    los límites espacio- temporales en los que nuestra
    Galáctica se extiende y dimensiona. La inexistencia misma
    de precisas repuestas científicas sobre las primeras
    causalidades de la creación de la materia, de la vida y la
    explicación de los límites espacio-temporales del
    Universo en el que nos dimensionamos, ya son una premisa del
    significado y el valor del ser y el primario y final sentido
    existencial de la humanidad. La humanidad no participó en
    el principio del principio de la materia y de la vida en
    nuestro planeta. El hombre es un ínfimo
    eslabón perdido en los espacios del Universo. Nosotros no
    conocemos todavía precisamente en cuantas dimensiones
    espaciales nos calibramos cronológicamente. Las
    cronologías intrumentales simultaneizadas y computarizadas
    aceleran en sentido geométrico a los procesos de
    actividades constructivas y destructivas en nuestro planeta. La
    necesidad de sobrevivir en extrema pobreza de una progresiva
    fracción de la población mundial, anula los
    autocuestionamientos sobre el sentido, el valor y el significado
    de la vida en nuestro planeta. Millones rezan a dioses y maestros
    y necesariamente todo empeora.

    Los esquemas racionales lógicos y
    científicos, tanto teóricos como empíricos,
    al ser analizados y aplicados por el intelecto humano, pueden
    reproyectar todas las regularidades previamente descubiertas en
    forma de modelos matemáticos, fórmulas, esquemas,
    reglas regulatorias y determinismos filosóficos y
    lingüísticos. La mente humana ya logró
    descubrir y acumular una suma de conocimientos los que al ser
    sistematizados y aplicados utilitariamente coinciden con los
    modelos previos abstractos que los describen teóricamente.
    La fórmula de la Teoría de la Gravedad de I. Newton
    o la fórmula de la Energía de A. Einstein, son en
    esencia modelos matemáticos isomórficos de
    realidades físicas existentes en la naturaleza en las que
    nos dimensionamos y que intelectualmente abstraemos. La tabla de
    elementos químicos descubierta por Mendeleiev contabiliza
    clasificatoriamente y establece exactas relaciones
    teóricas cualitativas de todos los elementos
    químicos conocidos hasta el momento. Tales regularidades
    ya descubiertas fueron transformadas en instrumentos
    teóricos útiles en las actividades
    científicas y productivas en calidad de segmentos de la
    pirámide intelectual de la Humanidad. Los logros
    históricos teórico-científicos ya pasaron a
    ser recursos combinados con un sinnúmero de otros esquemas
    teóricos posteriormente descubiertos. El nudo de la
    cuestión se ubica en la imposibilidad de correlacionar los
    conocimientos científicos aplicados con la
    evolución mental y existencial de la raza humana
    moderna. Modificar el destino de la Humanidad por medio de
    métodos tecnocráticos será un aberrante
    delito moral que probablemente regrese a las futuras
    civilizaciones hacia el Antiguo Egipto.

    Los mecanismos de inmunidad mental y
    espiritual de la Humanidad en nuestros tiempos ya fueron violados
    por medio de los recursos científico-técnicos y las
    nuevas posibilidades informativas de modelación del
    entendimiento y el pensamiento de las masas sociales. Por
    milenios las novedades fueron transmitidas verbalmente de una
    generación a otra y pocos fueron los que pudieron
    relacionarse con los textos escritos. En los tiempos modernos, la
    casi totalidad de la población mundial tiene la
    posibilidad de poder recibir una parte de las constelaciones
    informativas visualizadas y comentadas con pocas frases de factos
    nominativos y explicativos. La paradoja reside en que las masas
    sociales en el mundo globalizado tienen libre acceso a la
    información, pero con tales corrientes informativas en
    todos los formatos e idiomas los receptores no pueden operar con
    precisiones causales lógico-cognoscitivas e
    ideo-valorativas. Los procesos culturales, sociopolíticos,
    económicos y militares mundiales no pueden ser analizados
    y sistematizados por las masas de receptores
    mundiales. Incluso los más experimentados agentes de
    bolsas mundiales no alcanzan a preveer los vaivenes de las
    cotizaciones.

    Todas las disciplinas científicas en
    conjunto no pueden explicar la propia génesis de la
    materia y el origen del origen de la naturaleza orgánica y
    consecuentemente, el origen de la vida en nuestro
    planeta. Podemos deducir que el intelecto humano a través
    del Tiempo se reduce y encamina hacia una nulidad. El hombre
    puede descubrir, manipular y utilizar los elementos más
    simples y complejos que programan la vida como lo son los
    códigos de ADN o a su véz, medir y aplicar
    elementos subatómicos como lo son los ínfimos
    cuantos y leptones y todas las partículas
    subatómicas hasta el momento descubiertas. Actualmente el
    intelecto humano llegó a descubrir la hipotética
    génesis primaria de la formación de la materia a
    partir de las subdivisiones protónicas y en el futuro,
    puede llegar a demostrar empíricamente la Teoría de
    la Cuerdas de Calabi-Yau, la que ya matemáticamente a
    nivel teórico demuestra tal invisible coexistencia por las
    que nos dimensionamos en seis escalas espacio-temporales y las
    que no pueden ser captadas por nuestros sentidos. Para la mente
    humana la Teoría de la Relatividad de A. Einstein y la
    Apocalípsis bíblica no portan el mismo sentido
    gnoseológico, lógico y analítico.

    Lo que es posible ser demostrado
    matemática y empíricamente tiene un valor
    diferencial con respecto a todo lo invisible e imperceptible.
    Dios no puede llegar a ser descubierto y descriptografiado
    informáticamente, incluso ni por las ultramodernas
    supercomputadoras. El papado romano afirma que las computadoras
    son un regalo de Dios. Nosotros pensamos todo lo contrario. La
    informática y la computación son hijas muy
    inteligentes y útiles, pero al mismo tiempo, mal
    perfiladas por los más refinados cuadros de alfiles de las
    milenarias sombras matemático-esotéricas de la
    Humanidad. Todos los usuarios de computadoras no advierten que no
    alcanzan a ver y no pueden analizar los algoritmos de los
    programas ocultados criptográficamente. Millones de
    usuarios orientan su mente en función de ocultos pasos
    consecutivos hacia determinados fines implícitos en los
    programas. Las masas sociales orientan su intelecto hacia sus
    propios objetivos particulares en función a arbitrarios
    múltiples indicadores, informáticamente
    preestipulados y programados.

    La paradoja es que tanto la Física,
    la Química, la Genética y el resto de las ciencias
    exactas no pueden ni por aproximación explicar el origen
    de la materia y de la vida en nuestro planeta ni el
    origen del origen de todo lo que nuestro intelecto alcanza a
    detectar, analizar y catalogar. Si centramos nuestro intelecto
    hacia la creación del Todo por intermedio de las
    escrituras religiosas, podemos concebir reductivamente una sola
    respuesta, la que un Dios creador del Universo y el origen del
    origen de todo lo que sensiblemente percibimos desde nuestra
    perspectiva terrenal, son proyecciones en la mente del Hombre
    encaminadas hacia lo que hipotéticamente clasificamos como
    al Todo infinito. Desde los tiempos de la Antigua Grecia, los
    filósofos materialistas idealizaron el simple concepto de
    la estructura atómica de la materia, la cual
    resultó real y hasta en nuestros tiempos
    coetáneos.

    La todavía indemostrable
    Teoría de las Cuerdas nos aproxima irreversiblemente hacia
    la Teoría evolutiva de Hopkings, la cual predice un
    regular y predeterminado fin de nuestro sistema solar. Hacia la
    colisión directa con la parte interior de nuestro sistema
    solar se encamina irreversiblemente una estrella denominada
    "Gigante Blanca" y la cual se supone que es la estrella
    Némesis, la cual cada 26 millones de años se
    aproxima a la nube de Oort causando una intensa actividad
    caótica de meteoritos y cometas en nuestro sistema solar.
    El modelo evolutivo de Hopkings que prolonga mil millones de
    años la actividad solar, hipotéticamente, puede
    llegar en el futuro a reducirse
    cronológicamente a pocos miles de años por otra
    causalidad fatal para nuestro sistema solar.

    Este estudio es escrito un año
    después del anunciado año apocalíptico
    (2012). Ocho hipótesis científicas del fin de la
    vida en nuestro planeta previeron una posible apocalípsis
    a la par de dos hipótesis no científicas, el fin de
    las previsiones de Nostradamus y el ineludible fín del
    calendario maya. Las pseudociencias y las predicciones
    apocalípticas ya se compaginaron en el año mil y en
    el año 1500 en el Continente europeo. El intelecto
    colectivo funciona con fases cronológicas unidas a datos
    místicos y pseudocientíficos. Entre el hombre de
    "Neanderthal" y el hombre contemporáneo de principios del
    S. XXI existen abismales diferencias intelectuales, culturales,
    sociales, técnicas y espirituales pero no así
    existen diferencias filogenéticas con el Hombre
    contemporáneo. El volúmen cerebral de nuestros
    primigenios antepasados ,excluyendo a los australopitecos,
    tuvieron un mayor desarrollo de la masa neuronal humana, si
    bién, se supone que filogenéticamente los modelos
    de funcionamiento neuronales coincidieron con los
    nuestros.

    A principios del S.XXI, todo un grupo de
    tribus asiáticas, africanas y amazónicas,
    continúan portando los mismos parámetros
    neurofisiológicos cerebrales que alcanzaron a desarrollar
    las tribus prehistóricas. Tales tribus mantienen sin
    cambios sus capacidades de estructuraciones
    lingüísticas, sus hábitos y técnicas de
    susbsistencia y los mismos rituales mágicos. Estas cadenas
    de nudos sociales marginadas de los epicentros evolutivos
    socioculturales de las civilizaciones modernas, son el primer
    eslabón que nos permitirá abordar el sentido y el
    valor del intelecto humano en relación al Tiempo y a
    través del transcurso del mismo reproyectalos hacia lo que
    la Filosofía denominó y analizó
    disciplinaria y catedráticamente primigenia y
    filogenéticamente como la existencia humana. Desde
    nuestras perspectivas científicas podemos analizar
    comparativamente a nuestros antepasados y no podemos
    alcanzar a ver y reconocer las proyecciones de la humanidad los
    próximos decenios.

    Existen miles de estudios
    gnoseológicos, médicos, psiquiátricos y
    psicológicos de autores que en el siglo XX analizaron
    detalladamente a la mente humana y su evolución. Por
    milenios el Hombre observó las agrupaciones estelares y
    los planetas y en el S. XX se demostró
    científicamente que nuestro sistema galáctico se
    inició de una Gran explosión. En nuestros tiempos
    la Física de las partículas en el acelerador
    denominado "Máquina de Dios"descubrieron las
    partículas de P. Higgs, las cuales son el primigenio
    principio de la formación de la masa de la materia
    después de la Gran explosión. La formación
    físicocuántica de la materia pudo llegar a ser
    descubierta pero, sin dudas, el origen del origen de las
    partículas y los bolsones de Higgs se ajustarán en
    el futuro a especulaciones filosóficas o la
    búsqueda de respuestas en los milenarios textos
    religiosos. Las ciencias modernas coinciden en sus confirmaciones
    que las antiguas civilizaciones buscaron esencias divinas por la
    capacidad de argumentar y explicar las intimidades y los procesos
    de las realidades en las que se dimensionaron
    empíricamente nuestros antepasados. En el transcurso de
    los últimos cuatro decenios los nuevos descubrimientos
    arqueológicos y astronómicos no coinciden en
    absoluto con las hipótesis del origen de la vida de las
    más rigurosas ciencias.

    La mente humana llegó a descubrir
    las más ocultas intimidades de la materia y ver
    galácticas hasta miles millones de años luz de
    distancia. El intelecto humano en la medida que realiza
    descubrimientos, tanto menos alcanza a comprender las realidades
    en las que nos dimensionamos. En medio siglo muchas de las
    previsiones de A. Einstein ya lograron relativizarse
    anulatoriamente en sentido concluso. Las curvaturas
    espaciotemporales cósmicas pueden llegar a transformarse
    en trayectorias segmentadas por puntos separados en nuestros
    conocimientos. La Humanidad es un punto perdido en el Universo y
    la cual busca encontrar puntos de referencia espacio-temporales,
    histórico-espirituales y lógico- cognoscitivos para
    poder llegar a abordar el tema del principio del principio de la
    vida y nuestra existencia.

    El intelecto humano opera con
    cronologías temporales dimensionadas sobre todas las
    extenciones materiales y espaciales que ya pueden ser medidas con
    absoluta precisión. Antes de la "Gran explosión" no
    existió la materia y por tanto no pudo existir la
    noción o categoría filosófica de Tiempo. El
    concepto de lo infinito es simplemente una abstracción, un
    simple símbolo matemático, aunque en
    realidad no podemos catalogar a lo infinito como
    algo que puede ser explicado por alguna disciplina
    científica. Por tanto y por cuanto, el Hombre desconoce el
    principio del principio de la materia y de la vida y, a su vez,
    no puede con aproximación imaginar la longitud espacial y
    temporal de las extenciones de la materia en los espacios
    cósmicos y extragalácticos. Sin un principio y sin
    un fin de las cosas reales, el intelecto humano opera con una
    sola cifra, la Gran Explosión (13.800 millones de
    años), y el fin del espacio-tiempo cósmico se
    reduce a un símbolo matemático que representa a lo
    que suponemos como a lo infinito. El intelecto humano necesita de
    una pista precisa del principio del principio de las cosas en las
    búsquedas astronómicas y físicas. Por otro
    lado, a través de los textos religiosos se crean profundas
    brechas gnoseológicas del verdadero sentido y valor de
    todo lo que el intelecto percibe neurosensitivamente, analiza y
    calcula teórica y empíricamente, y todo lo que
    espiritualmente alcanza a explicarse y fundamentarse real e
    ilusoriamente en las ciencias.

    Si le preguntamos sobre el principio y el
    fin de la materia a especialistas físicoastrónomos,
    recibimos frecuentemente respuestas categóricas, y si
    dialogamos con monjes cristianos o religiosos musulmanos las
    dudas deben ser resueltas rigurosamente en común acuerdo
    con los textos religiosos. Es probable que los bolsones de Higgs
    deriven de los ocultos e indescifrables algoritmos
    pitagóricos y bíblicos. Todas las antiguas
    enseñanzas esotéricas, en nuestros tiempos son
    consideradas anticientíficas. Todos los conocimientos
    anticientíficos pueden llegar a ser utilizados en calidad
    de pancartas ideo-cognoscitivas demostrativas de fantomas
    mentales ideados previamente por minúsculas
    élites políticas y
    tecnocráticas. Las mentiras y las verdades
    históricas y coetáneas pueden llegar a ser
    empaquetadas y globalmente difundidas. El intelecto colectivo de
    las masas sociales globales no puede discernir lo real y lo falso
    que es previamente redactado y decorado por los medios de
    difusión de información masivos.

    Los individuos resuelven en forma de
    categorías filosóficas unas dudas con una
    semiesfera cerebral, la racional, y las preguntas sin respuestas
    de las religiones deben ser resueltas parcialmente en su segunda
    semiesfera cerebral, la emocional. Lo que la razón no
    alcanza a discernir lógicamente, con la espiritualidad (la
    fe), y con las creencias divinas pueden cerrar todos
    los vacíos de lo incomprensible e inexplicable para las
    ciencias exactas. Las respuestas de las más rigurosas
    ciencias y las respuestas de las religiones se igualan por sus
    contenidos y valores cuando se analizan el principio del
    principio de la creación de la materia y de la vida
    terrenal. Los astrónomos confirman de que no conocen
    más que el cinco porciento de la superficie del Universo,
    pero cabe preguntarnos cuál es el punto final que se
    presupone del noventa y cinco porciento restante. La
    física cuántica, la astrofísica y
    la Biblia responden sobre el origen del Todo en sentido
    confirmativo, sin poder llegar a abordar lo que el intelecto
    precisa, una prueba y demostración aproximada del origen
    del origen de la Materia, los límite del infinito y el
    origen de la naturaleza orgánica y de la vida del Hombre
    en nuestro planeta. Si nosotros tuviéramos una referencia
    donde estacionarnos mentalmente sin dudas podríamos
    lanzarnos a navegar a la deriva. La cuetión es simple, o
    Dios o las ciencias más perfiladas y afiladas. Nosotros
    podríamos creerle a un charlatán de feria si
    comentara resúmenes científicos de
    algunos laboratorios angloparlantes. Desde nuestra perspectiva
    histórica no podemos simultáneamente regresarnos
    hacia la Cruz o en sentido contrario hacia todos los comentarios
    de novedades científicas. Todos los comentarios más
    precisos pueden llegar a ser tan inválidos como todos los
    sagrados pensamientos humanos.

    Las realidades en el Mundo en el que nos dimensionamos,
    se traducen en nuestro intelecto a partir de nuestra
    sensibilidad, además de la inteligibilidad de los cuadros
    lógico-racionales, analíticos y emocionales y a
    través del Tiempo, sin que ninguna de estas
    esferas establezca lazos precisos clarificatorios del lugar, el
    destino y del sentido existencial del Hombre en el Universo. Es
    por eso que en este estudio nos proponemos enlazar
    filosóficamente a la absoluta incertidumbre del intelecto
    humano con relación a las progresiones temporales de la
    evolución humana con la cada vez más evidente
    invalidéz existencial de la vida de cada individuo en
    particular y de todas las civilizaciones de principios del siglo
    XXI en general. Las realidades del Mundo globalizado
    comunicativa, cibernética e internéticamente
    enlazado e interconectado, someten al sentido y el valor original
    existencial de cada individuo con programas preestablecidos y
    precoordinados. Las calidades y calificaciones individuales
    mentales y espirituales de las masas sociales deben en nuestros
    tiempos ajustarse a premodelos culturales, psicológicos,
    informativo- comunicativos, pragmáticos,
    hedonísticos e hiperbolizaciones erótico-sexuales.
    La existencia del hombre contemporáneo es forzada
    multilateralmente hacia formas y estilos de vida informativa y
    socialmente superfluas y premoldeadas. Con el transcurso del
    tiempo el intelecto colectivo humano se adapta a los
    vacíos modelos vitales y de idealización que sirven
    de pancartas para desatender los pensamientos de
    autoanálisis y autoconciencia hacia la búsqueda del
    destino y el valor existencial de cada individuo en
    particular.

    1. LA
    GENÉTICA Y LA FÍSICA Y LA INTERVALACIÓN
    CAUSAL DE LA VIDA HUMANA.

    La ciencia genética desarrollada en
    el S. XX ya nos demuestra la profunda brecha existente entre el
    casual sentido valor vital y existencial del Hombre y el rol del
    cerebro y la mente humana como necesaria continualidad del
    intelecto colectivo de la humanidad a través del Tiempo.
    La genética creó un muy amplio paréntesis
    sobre las incógnitas de los verdaderos orígenes de
    las formas de vida orgánica más primitivas en
    nuestro planeta. Si la Física se ocupa del estudio de la
    materia inorgánica, la Genética abarca las mas
    ínfimas intimades de la vida, el genoma humano. Toda la
    teoría evolutiva inicialmente descubierta por Darwin,
    tambalea confrontada con los nuevos descubrimientos
    genéticos. Para los filósofos materialistas
    surgió un problema sin resolución al no poder
    explicar ni por aproximación el origen de la vida. Sin
    poder conocer el origen de la vida, el
    coetáneo homo sapiens por simple proyección
    es un ínfimo fragmento perdido en nuestro planeta y en
    todos los límites espaciales del Universo visualizados y
    hasta el momento descubiertos. El principio del principio de la
    vida en la Tierra continúa siendo un enigma idescifrable
    de acuerdo a los más rigurosos cálculos
    probabilísticos de la creación de las formas
    más primitiva de la materia y de las células
    orgánicas. Las coordenadas mentales de nuestro pasado,
    presente y futuro dependen del conocimiento preciso
    de los puntos cardinales desde donde partimos. Las especulaciones
    mentales nos permiten creer actualmente que el origen de la vida
    fue por la visita y las inducciones técnicas de supuestos
    internautas cósmicos o por un absoluto supuesto Ser
    superior principio del Todo en nuestro mundo.

    En el S. XX las discuciones residieron
    entre las corrientes filosóficas materialistas
    e idealistas. A la altura de nuestros tiempos ninguna
    postura de pensamiento puede probar ni por aproximación el
    principio del principio de la vida y de la materia.

    Desde los cálculos
    probabilísticos, sólo un milagro pudo llegar a
    combinar la formación del ácido
    ribonucleico, sabiendo que es prácticamente en el plano
    matemático improbable la formación casual de una
    primitiva proteina de cien aminoácidos. A tal
    formación se le otorgó una probabilidad de una en
    mil billones de posibilidades. El enigma del principio del
    principio de la vida se ubica en las moléculas de ADN
    (acido desoxirribonucleico) del cual se conforman los genes,
    fuente de la memoria natural de cada especie. Cada gen encierra
    aproximadamente 27000 letras, separadas en 23
    cromosomas para la especie humana. De esta básica
    explicación descubrimos el más perfecto de todos
    los sistemas de acumulación de datos. El genoma contenido
    en forma duplicada en cada célula, contiene
    información, volumen de la cual se apararía a 856
    volúmenes de mil páginas cada uno. Un
    centímetro cúbico de ADN, puede almacenar la
    información de un billón de discos compactos. El
    principio del principio de la vida orgánica en nuestro
    planeta continuará siendo un enigma científico con
    una trascendencia puramente filosófica. Si el ser humano
    es un eslabón perdido en el Universo por las improbables
    posibilidades proyectadas en función a lo que el hombre
    alcanzó racional y científicamente hasta el momento
    descubrir, todas las argumentaciones divinas en las que los
    humanos creemos pueden ser igualmente suposiciones mágicas
    y utópicas con parejas igualdades en sus significaciones
    lógico-cognoscitivas con las teorías
    científicas.

    La formación de la cadena de ADN
    más primitiva, no puede ser calculada ni por sus
    probabilidades matemáticas y la explicación de los
    biólogos evolucionistas fundamentan tal probabilidad a la
    evolución natural de las especies en el transcurso de
    millones de años. El principio de la vida es un enigma
    para todas las ciencias y el Hombre con su intelecto
    continúa siendo a través del Tiempo una
    partícula perdida en su propio planeta y en todo el
    Universo. Si desde el punto de vista biológico
    desconocemos y no tenemos recursos teóricos para saber de
    donde provenimos, ya que desconocemos el principio del principio
    de nuestro género, de tal forma perdemos los puntos
    cardinales de nuestro destino en el Tiempo y en nuestro espacio
    planetario. Nuestro camino no tiene un principio
    cronológico ni causalidades intelectivas. No sabemos de
    donde venimos y nuestra vista percata el firmamento estelar hacia
    lo que formalmente catalogamos como a lo infinito. Resulta de
    esto un largo segmento lineal y supuestamente recto-lineal
    diferente al de las curvaturas cósmicas, sin un principio
    vital y sin un fin espacio-temporal. Las espirales hegelianas no
    pueden llegar llegar a coincidir con las cronologías y los
    direccionamientos expansivos planetarios y cósmicos. La
    evolución de la materia y la naturaleza
    orgánica es lineal, la evolución social,
    psicológica y existencial de la raza humana puede ser
    representada en forma de espiral.

    Hasta el momento, el Hombre es un
    pequeño eslabón perdido en el Mundo
    intergaláctico de Hubbe, el cual reconoce un inicial punto
    pretérito y ningún destino y fin estelar. La Gran
    explosión que fue el principio del principio de nuestro
    sistema solar y la base superlativa para el inicio de la
    formación de las insospechadas y previlegiadas condiciones
    físicas para la vida en nuestro planeta, no fueron ni son
    ni pudieron ser las premisas para la génesis del cromosoma
    más elemental. Las millonésimas probabilidades
    matemáticas de la supuesta casual formación de los
    más primitivos elementos de la vida en nuestro planeta y
    la ínfima probabilidad de poder descubrir los horizontes
    completos del Universo y sus íntimos mecanismos, nos
    permite confirmar que nuestro planeta y la raza humana son
    eslabones perdidos en las constelaciones en las que
    casual o necesariamente nos dimensionamos. En esta
    encrucijada, la Física, la Genética y Dios
    coinciden en un punto casual sin probabilidades
    matemáticas medibles y a su vez absolutamente necesario en
    calidad de un preciso proceso creativo, generativo,
    cíclico-constructivo y evolutivo. Las ciencias abarcaron
    espacios de conocimientos teóricos limitados y sólo
    Dios puede en nuestra mente abarcar lingüística y
    textualmente el principio y el fin de
    todo.

    Todo lo que el Hombre creó en el
    transcurso de los últimos milenios, inicialmente desde la
    ribera del rio Amarillo en China, cuna delas civilizaciones
    históricas, hasta nuestro contemporáneo mundo
    internético y cibernetizado, fue temporalmente
    intermediado por todas las culturas de las civilizaciones
    históricas, las cuales fueron y continúan siendo
    formatos evolutivos regulares lógicamente formadas y
    modernizadas sin un conocimiento aproximado del destino vital y
    existencial de la humanidad en el mundo que crearon y
    construyeron. La genética es un nuevo eslabón de
    los conocimientos científicos de la Humanidad que
    develó nuevos enigmas sin resolución para las
    ciencias exactas y aplicadas y transformó en
    hipotéticas especulaciones a todas las teorías
    evolutivas. F.Crick, uno de los biólogos que
    descubrió la doble hélice de las moléculas
    de ADN, considera que estas moléculas son demasiado
    complejas para haber podido formarse de manera casual por medio
    de procesos aleatorios. El genoma humano es considerado un libro
    inteligente por la razón de que puede fotocopiarse y
    leerse a sí mismo. La inteligencia de nuestro
    genoma no es suficiente para llegar a comprender y explicar los
    abismos defectuosos de nuestro intelecto racional y
    emocional.

    En un segundo nivel de las escalas del
    desarrollo del Hombre, en calidad de proyección y
    progresión evolutiva del genoma humano, resulta el
    desarrollo del más complejo y productivo órgano
    vital de nuestra especie, el cerebro humano. El principio del
    principio causal de las cadenas de ADN son en aproximación
    casi una nulidad en el sentido
    matemático-probabilístico, pero no así mismo
    el desarrollo del cerebro humano. Cada individuo porta dentro de
    su cráneo una ínfima microgaláctica capaz de
    crear e idealmente formar su propio intelecto racional,
    analítico y emocional. En el cerebro de cada individuo
    cada neurona que lo compone, interconectada recibe
    información simultánea del resto de las miles de
    millones de neuronas que conforman al cerebro. Dos
    neurofisiólogos de la Universidad de California por medio
    de marcadores fluorescentes lograron fotografiar el preciso
    momento en que se forma un recuerdo en el cerebro. Cuando un
    individuo acumula conocimientos, se modifica la
    distribución de las conexiones sinápticas. Los
    eventos que se recuerdan son infaliblemente asociados a eventos
    novedosos. Una de las paradojas, es que lo que clasificamos como
    a lo ideal o lo abstracto no existe en ninguna forma
    homóloga o real en las neuronas y axonas del sistema
    nervioso humano. Todo lo que abstraemos e idealizamos,
    esquematizamos, modelamos o memorizamos en nuestro intelecto, en
    el cerebro no existe como tal, o sea, como letras,
    símbolos, imágenes, fórmulas, esquemas,
    modelos o recuerdos idealizados racional, analítica y
    emocionalmente. La medicina puede descubrir hasta los estados
    emocionales por coloreos tomográficos, pero lo que
    realmente idealiza y abstrae en su mente cada individuo queda
    fuera de las funciones neurofisiológicas
    captadas.

    Si las intimidades de la genética
    son para nosostros invisibles, el cerebro siendo el órgano
    más complejo del Hombre marca visiblemente en cada
    individuo su actividad individual y social. El
    cerebro emite estímulos de 40 Herz por segundo y tal
    frecuencia bioléctrica establece, mantiene y regula las
    funciones neurofisiológicas con tal regularidad
    bioeléctrica. El cerebro humano por su propia
    evolución filognéticamente continúa siendo
    una continuidad temporal desde el comienzo de su evolución
    hasta nuestros tiempos coetáneaos. El cerebro humano
    funciona en forma homóloga a una caja negra con dos
    orificios. Por un orificio entran todos los colores del aura de
    la luz y por el otro orificio sale solamente un haz de luz con
    los colores filtrados. El cerebro humano funciona como un filtro
    del conjunto de las realidades que cada individuo registra de sus
    circunstancias a través de sus órganos sensitivos.
    El cerebro humano puede reaccionar a los cambios de las fajas
    horarias, a los cambios de presión atmosférica, a
    las ondas acústicas, a los psicofármacos. La
    neurofisiología cerebral se adapta a los cambios
    gravitacionales, térmicos, lumínicos, a las
    tormentas solares electromagnéticas.

    Por millones de años, el Tiempo
    cronológico permitió la adaptación y
    evolución del cerebro humano. Cada nivel evolutivo del
    Hombre tuvo un valor cronológico particular para el
    cerebro humano. Los adelantos científico técnicos
    e instrumentales modernos son la causa de
    todavía desconocidos cambios de adaptación mental
    de la humanidad. No existen correlaciones científicas
    precisas entre la salud mental promedio de la humanidad y el uso
    masivo de ordenadores y teléfonos celulares. El nudo de la
    cuestión aquí no son los instrumentos, sí lo
    son los bloques esquemáticos difundidos por las redes
    internéticas y los modelos cognoscitivos por aquellos
    portados. Un picapiedras con un teléfono celular,
    figurativa y lógicamente, sería lo mismo que un
    individuo habitante de una jungla humana de principios del S. XXI
    empleando un quasi instrumento mineral afilado para cortar una
    hamburguesa.///

    El intelecto humano y la cronología
    del Tiempo tuvieron precisas correlaciones filogenéticas y
    evolutivas. Es un facto reconocido, que la lista de genes de los
    ratones y los seres humanos es idéntica y las diferencias
    entre el género humano y las ratas se localizan en el
    tamaño de nuestro córtex cerebral. Con la moderna
    tecnología de células madres, en Viena,
    biotecnólogos ya lograron crear un microcerebro con seis
    capas de córtex que es una copia de nuestro cerebro. La
    biotecnología celular puede sumar logros inconcebibles en
    el S. XX, pero los cerebros de probeta no podrán crear lo
    más importante, la abstracción e
    idealización de las realidades que el microcerebro puede
    en el futuro llegar a recibir por señales
    electromagnéticas inducidas. La diferencia entre los
    humanos y el resto de las especies es nuestra capacidad de
    idealizar, calcular,esbozar, trazar, apuntar, diseñar en
    nuestro cerebro en forma de esquemas de idealización de
    las realidades que percibimos y de poder expresar de alguna forma
    lo que pensamos o puntualmente lo que idealizamos. Tomemos un
    ejemplo paradigmático, en mi bolsillo tengo unas monedas
    metálicas, las mismas continúan siendo un pedazo de
    metal fundido redondeado y aplanado y si yo no alcanzo a
    idealizar los símbolos y signos fundidos en las mismas no
    tienen ni tendrán ningún valor
    económico.

    Partes: 1, 2

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