La civilización árabe comienza en el siglo
séptimo (el arte bizantino
está entonces completamente formado). Fue originado en
medio oriente, en Damasco, Siria. Es una influencia del arte cristiano.
Esta civilización se caracteriza por la religión musulmana,
no politeísta, que tiene algunas semejanzas con la
cristiana, y creen en los profetas, como Cristo y Mahoma, quien
les dio el "Corán", en el que estaban las reglas estrictas
para salvarse. Actualmente, la religión musulmana es
la que más fieles tiene, y le sigue la
católica.
Los árabes eran nómades y comerciantes, se
trasladaban de un lugar a otro. Al no estar arraigados a un lugar
determinado, este pueblo carecía de producción cultural. No se destacan por su
cultura, sino
por las riquezas que el
petróleo de esa zona les brindaba. Debido a la
religión y
vida nómade, se destacan en la fabricación de
alfombras, que utilizaban para rezar (se arrodillaban sobre
ellas), dormir, cubrirse, etc. La religión musulmana
establece una rígida oración: a determinada hora
del día dejan sus actividades y rezan a su dios,
arrodillados sobre la alfombra.
En un momento, las árabes invadieron España y
empezaron a conquistar el sur de éste país,
logrando reducirla. Esta conquista dura aproximadamente 700
años. Como no se podían descuidar de esta nueva
posesión, y debían asentarse a cuidarla, el
árabe dejó de ser nómade, para que los
españoles no reconquistasen estas tierras. En España
aún quedan obras de arte de este
pueblo.
La arquitectura
musulmana se puede dividir en dos partes: la arquitectura
religiosa (mezquitas) y la civil (pala-cios). La
mezquita es el lugar donde se lee el Corán y los creyentes
oran con la vista hacia La Meca (lugar sagrado del
islamismo).
– El plano de la
mezquita es rectangular. En el centro del patio rodeado de
columnas, se encuentra una fuente para las abluciones de los
peregrinos. En uno de los lados del templo se halla instalado un
nicho (Mihrab) que señala la dirección de la ciudad sagrada. A los lados
de la mezquita se levantan los minaretes (torres desde las
cuales el almuecín llama a orar a los fieles). La
mezquita de Córdoba, en España, es
un importante ejemplo: gran nave dividida en once naves por
columnatas (850 columnas de mármol), la nave central
conduce al santuario. Delante de la mezquita se extiende un patio
bordeado de pórticos.
– Palacios.
Servían como vivienda y también de defensa. Se
construían generalmente en lugares altos. Se
dividían en: parte pública, privada y
harem. Al exterior: muros desnudos, raras aberturas,
terrazas. Un ejemplo modelo es la
Alhambra, situada sobre una planicie que domina a Granada,
recinto almenado y adornado con torres. Los departamentos se
agrupan alrededor de dos patios con pórticos. Los techos
de estos pórticos son saledizos. En el medio del patio se
encuentran pilas y fuentes. La
parte privada se abre sobre el célebre Patio de los
Leones, y comprende: la sala de las dos
hermanas, la sala del Tribunal, la sala de los
abencerrajes.
Las columnas de los monumentos estaban unidas por
arcadas. Habían varios tipos de arcadas: ogival,
conovial, arco lobulado, y arco de herradura
o medio punto.
También hicieron variedades de cúpulas:
ovoide, de influencia persa; cónica;
sobre pechinas; y bulbo, de influencia india.
El arte
musulmán no admite que la pintura ni la
escultura utilicen como sujeto el cuerpo humano.
La decoración es esencialmente geométrica, imitan
los tejidos y
entrelazados. La coloración era monocroma, el oro y el
rojo dominaban.
Manuel Munilla