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Un somero balance historiográfico




Enviado por rmslba



    La bibliografía basada en la España del
    setecientos ha sido hasta prácticamente nuestros
    días escasa, solo hasta el final de la postguerra se han
    empezado a vislumbrar los primero trabajos realizados por
    historiadores españoles, afortunadamente el interés
    que nuestro país ha suscitado en historiadores extranjeros
    ha podido suplir la falta de historiografía de la
    época que nos ocupa hasta que los españoles
    comenzaron a abrir la brecha.

    Así, Hamilton y Vilar junto a Herr hacer una de
    las primeras incursiones en la materia, por
    primera vez aparecía estudios que no estaban
    únicamente basados en la historia política y
    cronológica, sino que también se ahondaba en los
    aspectos económicos y sociales del momento. Con los
    años aparecieron seguidores de este modelo
    interpretativo, Vicen Vives, Rodriguez Casado, Palacio Atard, los
    años setenta consolidaron el estudio del setecientos
    español. Todas estas obras tenían un punto en
    común, todas seguían el mismo hilo conductor en sus
    interpretaciones, de igual planteamiento: En el setecientos
    existía una minoría de españoles
    europeizados que acusaban la situación decadente de una
    España
    con siglos de retraso. Apoyándose en una monarquía
    absolutista que permitía las reformas, crearon un plan regenerativo
    para ese país enfermo. Contaron con éxito en las
    reformas sociales, administrativas y económicas pero
    chocaron con una gran masa tradicionalista que no permitió
    el progreso de España se
    edificara a costa de sus privilegios.

    Se experimentó un importante crecimiento pero no
    se supo o no se pudo desarrollar, al mismo tiempo que
    aquellos reformadores ilustrados se fueron enfrentando a una masa
    de población rural y urbana, falta de cultura y fe
    en la reforma ilustrada, animada por los sectores privilegiados
    del país que , temerosos de una revolución
    como la francesa, antepusieron sus propios intereses a los del
    país. Desde entonces la figura del ilustrado
    español ha sido provocadora tanto de odios como de
    pasiones.

    Para el autor el punto de inflexión más
    importante llega con la publicación de una obra de Pierre
    Vilar sobre Cataluña en la España
    moderna, situándose dentro de la esencia del materialismo
    histórico rompe con la tradición
    historiográfica, enmarcando la conciencia
    nacional de Cataluña en sus bases socioeconómicas y
    en su relación con España.
    Esto supuso la creación de una línea de estudio
    dedicada exclusivamente al setecientos catalán como cabeza
    del vanguardismo
    de la época , haciendo de esta región la parte
    mejor conocida de la historia del s. XVII
    español.

    Vilar inaugura el tema de la transición del
    feudalismo al
    capitalismo
    siguiendo la tradición de Annales enlazando con el
    materialismo
    histórico. Es por esto que situar el estudio de las
    sociedades
    precapitalistas dentro de un marco geográfico determinado,
    permite , aplicando el análisis marxista, una posterior globalización de la sociedad.

    La historia económica
    comienza a tomar fuerza a
    partir de los setenta, con la obra de Gonzalo Anes se abren la
    investigaciones dedicadas a la vida agraria
    española, y más tarde, los de población con las sucesivas reediciones del
    libro de Jordi
    Nadal. Fue Fontana, quien, con aportaciones posteriores
    centró su atención en la transición de la
    sociedad a
    través del estudio de los problemas
    económicos y actitudes
    políticas, que nos permite situar a los
    ilustrados inmersos en un mundo de dificultades y limitaciones a
    la hora de resolver.

    Junto a estas aportaciones, se desarrolló
    ampliamente la historia regional,, esto
    permitía a los historiadores un acceso más
    rápido y fácil a las fuentes de
    información, el tema de la
    transición se convertía en un debate
    prioritario, saliendo de paso reforzado el estudio
    regional.

    Domingo Ortiz y Anes ponían un énfasis
    mucho mayor en el desglose provincial para explicar las estructuras
    del conjunto en sus subsiguientes obras de
    síntesis.

    Es el la década de los ochenta es cuando se traza
    un guión de estudios basado en la línea anterior,
    pero esta vez tratando de situar a España dentro de la
    suma del sistema
    europeo.

    Durante esta treintena se ha pasado de un estudio de
    síntesis con poca base a los monográficos
    regionales y una vez ahí al desarrollo del
    análisis socioeconómico a escala nacional,
    para, a la postre, pasar a la interpretación global del
    setecientos. El autor reflexiona en este punto sobre los posibles
    inconvenientes o limitaciones de la dilatación del estudio
    historiográfico.

    Primero sería necesario observar que la suma de
    los casos regionales no tienen porqué dar como resultado
    el compendio a escala nacional,
    y segundo, que por inducción, el modelo de
    explicación caería en la contradicción
    debido a los contraejemplos encontrados en las distintas
    comarcas. Se trata de evitar, en resumen, el "acumulacionismo
    regional", ya que existían dos realidades distintas y
    paralelas en el periodo que nos ocupa: España y las
    Españas. Sería recomendable en este caso perfilar
    la tesis a medio
    camino entre la investigación regional y el conjunto
    nacional.

    Las investigaciones
    se han basado mayoritariamente en el estudio
    socioeconómico y en la Ilustración unido a la guerra de
    Sucesión y la guerra de la
    Independencia,
    lo que ha producido dejar un poco de lado el rasgo distintivo de
    la ideología de la época, los valores y
    la historia personal de
    aquellos que quisieron cambiar las cosas.

    Por otro lado también se olvida el desarrollo de
    estudios, dentro de los socioeconómico, de la industria, o
    los temas de sociedad.
    subyugando la historia de las personas y su pensamiento a
    la historia económica.

    LOS LÍMITES DE UN CRECIMIENTO

    El siglo XVIII se enmarca traspasando sus propios
    limites entre
    la guerra de
    sucesión y la guerra de la
    Independencia.
    La guerra de
    Sucesión supuso la confrontación entre las
    distintas formas de entender el Estado y la
    política;
    por su parte Cataluña apostó por una determinada
    idea de España, unido a un visceral odio contra los
    franceses y su absolutismo,
    de tal forma que se puso de parte de la otra dinastía
    dando lugar a los posteriores "castigos" que sufrió con
    los Borbones .

    Fueron estos reyes los que impusieron una visión
    más centralista del reino, fortaleciendo su poder, dotando
    a España de una nueva estructura.

    Para lograr esa nueva estructura era
    necesario llevar a cabo una serie de reformas y acabar con el
    principal problema que azotaba el país y su desarrollo: el
    feudalismo
    tardío.

    Aquellos ilustrados llevabaron la batuta de la
    modernización y dieron un repaso a las actividades
    socioeconómicas de la nación.

    LA POBLACIÓN: Hubo un desarrollo
    demográfico importante , con un aumento aproximado del 40%
    , pero no supuso la ruptura con las estadísticas típicas del antiguo
    Régimen ya que seguía habiendo una alta tasa de
    natalidad y otra elevada de mortalidad. Este crecimiento se
    diversificó según el área regional. En el
    interior el crecimiento fue pausado pero sostenido, en el litoral
    mediterráneo contó con una continuidad secular
    sólo frenado en Cataluña los últimos
    años.

    El conjunto nacional pasa de los 15 h/km a los 20 a
    finales de siglo.

    La población se mantiene diseminada en las
    zonas rurales y escasa en las ciudades, salvo en casos como
    Madrid.

    LA AGRICULTURA:
    Nos encontramos ante un mundo rural limitado por sus propias
    características, con utillaje arcaico,
    expansión por medio de la deforestación, falta de
    introducción suficiente de nuevos cultivos y
    abonos…así, mientras en la primera mitad del siglo la
    expansión demográfica pudo ser asistida por el
    aumento de producción agraria, a partir de los
    años sesenta se fueron planteando cada vez más
    dificultades para mantener a esta población. La España del setecientos
    conoció una expansión agrícola en la que se
    apoyó el impulso de la demografía, dicha
    expansión tuvo sus diferencias según la
    región dándose un amalgama de modelos de
    explotación dentro de las distintas zonas. Dentro del
    mundo agrario comenzaban a darse modelos
    capitalistas de explotación. El sector rural no fomentaba
    la liberación de mano de obra y sometía a una
    situación de autoconsumo a los campesinos, lo que hacia
    difícil el despegue del comercio e
    industria.

    ACTIVIDAD INDUSTRIAL Y COMERCIO:
    siguió el camino del corporativismo gremial, se intentaron
    racionalizar las contradicciones que planteaba el progresivo
    aumento de demanda de una
    población en auge. Para los problemas
    agrarios destaco el informe de
    Jovellanos, y de la misma forma en respuesta a los problemas
    industriales surgieron las denuncias de Ward y Campomanes.
    Existía una desconfianza respecto a concentraciones
    fabriles urbanas y un interés
    por mantener dispersa la industria. El
    taller artesanal produciendo para un mercado cercano ,
    con escaso desarrollo
    tecnológico, siguió siendo el eje principal de la
    industria en
    España, en comunión con las manufacturas reales o
    fábricas propiciadas por particulares.

    Ante el aumento de la demanda de
    productos
    textiles la baja de beneficios comerciales y el proteccionismo
    estatal de los Borbones, comerciantes catalanes empezaron a
    invertir en construcción de fabricas,
    constituyéndose importantes concentraciones. La iniciativa
    catalana no representó un elemento transformador de la
    industria
    española, aunque supuso la instauración de las
    bases materiales y
    empresariales de la industria moderna.

    El comercio
    experimentó un empuje en la economía setecentista
    , se crearon juntas y Consulados como la Junta General de Moneda
    y Comercio, para
    un desarrollo comercial en alza. Sin embargo es comercio exterior
    el que experimentara un auge espectacular relacionado con las
    colonias.

    La acumulación de capital en
    manos privadas se utilizo para reinvertir en compra de tierras y
    en negocios
    comerciales. El mercado
    español se encontraba paralizado y limitado por la gran
    cantidad de aduanas, tasas ,
    requisas de productos
    agrarios, falta de caminos adecuados etc. lo que suponía
    una falta de integración por lo que predominaban los
    intercambios locales.

    El capital
    comercial pudo desarrollarse dentro de los limites de un
    feudalismo
    avanzado que se basaba en un pacto entre el absolutismo
    borbónico, la burguesía de la periferia y los
    rentistas del interior.

    LA SOCIEDAD:
    Entramos en un periodo donde comienzan a formarse las estructuras de
    una sociedad de
    clases, gracias a la especialización del trabajo, que
    dotaba al dinero el
    papel
    decisorio; esta nueva dinámica convivía y se abría
    paso en un modelo
    estamental propio del Antiguo Régimen.

    Se redujo considerablemente a la nobleza, a
    través de la política absolutista,
    paralizando sus privilegios haciéndoles partícipes
    del fisco mediante impuestos
    indirectos.

    La condición social y su función se
    veía vinculado a la posesión de tierras, siendo sus
    principales propietarios la alta nobleza y clero, lo que les
    otorgaba una conciencia de
    clase unida con el único fin de defender sus privilegios.
    La burguesía se situaba en la periferia de la
    península, lugar de mayor desarrollo
    económico, también se ordenó en
    Consulados y Juntas de Comercio.

    La sociedad española del setecientos presentaba
    el siguiente aspecto: alta nobleza y clero como clase dominante,
    escasa baja nobleza, nacimiento de la burguesía entre
    sectores del campesinado y artesanado junto con el llamado pueblo
    llano, esencialmente rural, que representaba a la mayoría
    de la población.

    Cada grupo fue
    adhiriéndose a una determinada ideología
    según sus intereses.

    El Estado
    jugó un papel
    arbitrario por encima de las distintas clases
    sociales del que salió reforzado, sin embargo el
    absolutismo
    ilustrado resultó ser la mejor garantía para la
    pervivencia del Antiguo Régimen en cuanto a sistemas de
    producción que se articulaba en torno al
    señorío. La revolución
    francesa provocó un auténtico pánico
    entre los dirigente y se tomaron medidas como el cordón
    sanitario de Floridablanca para evita su expansión al
    país vecino; otros por la contra se mostraron partidarios.
    La crisis de
    hacienda, mortalidad catastrófica , guerras con
    Inglaterra y el
    creciente conflicto
    social que comenzaba a surgir durante el reinado de Carlos IV
    sentaba las bases para el fin de un absolutismo
    ilustrado que se había mostrado inviable para asegurar el
    crecimiento continuado de la economía.

    LOS ILUSTRADOS: Fueron hombres concienciados con la
    situación precaria de España, intentaron regenerar
    al país lanzándolo a la modernización pero
    no quisieron cambiar aquellas estructuras
    que sustentaban su poder, lo que
    culminó en un proceso
    reformador con escaso éxito.

    El s. XVIII representó para España un
    siglo de crecimiento demográfico, agrario, comercial e
    industrial abierto a nuevas corrientes ideológicas y
    valores
    impulsados por aquellos regeneradores .

    Sin embargo la estabilidad política significaba
    el mantenimiento
    una estructura de
    clases que no permitía el auge económico necesario
    para modernizar el país .

    CONTEXTO POLÍTICO-SOCIAL

    La paz de Utrech (1713) determinó el nuevo mapa
    político de España con la pérdida de grandes
    territorios a favor del Emperador e Inglaterra,
    Países Bajos, Cerdeña y Milán recayeron en
    manos del primero mientras Gibraltar pasó a ser
    posesión británica.

    La saga Borbónica comenzó con Felipe V ,
    casado con Mª Luisa de Saboya, madre de LuisI, y en segundas
    nupcias con Isabel de Farnesio , madre de Carlos III a quien
    sucedió en el trono su hijo Carlos IV. Hicieron de una
    España decadente una nueva potencia dentro
    el concierto de las naciones.

    EL MOSAICO ESPAÑOL

    Durante el siglo XVIII España se
    estructuró en posesiones en ultramar divididas en
    virreinatos y una organización interior que brillaba por su
    ausencia. Los Decretos de Nueva Planta reorganizaron el entramado
    administrativo mantenido por los Austrias derogando los fueros de
    Valencia y Cataluña aunque si se conservaron en el
    País Vasco y Navarra en recompensa a su fidelidad a la
    causa Borbónica.

    España era un especie de Estado
    federalista en cuanto se componía de una
    confederación de territorios con distintas organizaciones
    pero obedientes ante un mismo rey. De tal forma las Indias se
    dividían en Virreinatos dirigidas por Capitanías
    Generales y Gobernaciones, en la península nos encontramos
    con gobiernos en las ciudades más importantes conducidos
    por la oligarquía local, incluso los cargos y empleos
    públicos tenían condición de patrimonio en
    Castilla.

    Así, tenemos una España desunida, dividida
    en provincias donde el orgullo vasco, catalán o andaluz se
    anteponía al de ser español .

    DEMOGRAFÍA

    La recuperación demográfica resulta
    evidente, a finales de siglo la población española
    contaba con unos diez millones de habitantes.

    En el norte, el minifundio impedía la
    concentración urbana y el progreso social en un lugar
    donde el clero poseía la mayor parte de la tierra.
    Asturias mantenía una vida rural y contaba con un solo
    foco cultural en Oviedo, en Cantabria destacaba la gran actividad
    comercial de Santander;

    igualmente País Vasco y Navarra eran
    eminentemente rurales, estas provincias mantuvieron sus fueros lo
    que les permitió cierta autonomía. Aragón
    contaba con Audiencia, Arzobispado, Intendencia y Universidad en
    Zaragoza.

    Cataluña por su parte se vio despojada de sus
    universidades pero mantuvo un importante foco comercial en
    Barcelona.

    En la zona levantina Valencia y Murcia asentaron su
    economía
    en la huerta, crecieron demográficamente y se
    desarrolló su Universidad.

    Por último, el sur fue la región de mayor
    potencial económico, contaba con un sistema
    latifundista que concentraba la riqueza en pocas manos,
    alimentando la miseria de los jornaleros. Durante la centuria el
    comercio marítimo incrementó en la costa,
    permitiendo el desarrollo de estas ciudades al igual que las
    empresas
    vinícola.

    Lo único destacable que cabe decir de Canarias y
    Baleares es la creación de una Universidad en
    Tenerife y la preservación de otra en Mallorca.

    LA VILLA Y CORTE DE MADRID

    Es en este siglo que Madrid vio crecer su número
    de habitantes y gracias a la labor de Carlos III adquirió
    pavimentado, alumbrado, la Puerta de Alcalá, el paseo del
    Prado, el Jardín Botánico, nuevos centros
    académicos y científicos, conservando el Retiro,
    Casa de Campo y el Pardo, dotó a la ciudad de la primera
    Biblioteca
    pública del país , edificación de la Casa de
    Correos, palacios como los de Goyeneche y Liria, la Aduana. El rey
    debía dar muestras de la grandiosidad de su
    monarquía mediante la construcción de lujosas obras
    arquitectónicas que fueran testigo de su
    majestuosidad.

    La granja de San Ildefonso se convirtió en un
    palacio de verano al estilo francés.

    Se redactó la Planimetría general de
    Madrid
    con vistas a una reforma fiscal
    conocida como la contribución única, que fue la
    primera referencia del s. XVIII sobre las propiedades urbanas de
    la Corte. Este nuevo Madrid arquitectónico fue
    fundamentalmente barroco.

    LA CORONA DE ESPAÑA

    Legalmente no existió la "Corona de
    España" hasta la pragmática sanción de
    Felipe V. El absolutismo
    requería de una exaltación del poder real y
    su persona para
    sacralizar la autoridad
    civil y espiritual, lo que requería de un aislamiento que
    impedía el contacto con el pueblo. Un pueblo que apoyaba
    la monarquía absoluta fervientemente.

    El carácter prudente de los monarcas
    españoles evitó las tensiones sociales que se
    dieron en Francia.

    El sentimiento monárquico de España fue
    leal y fiel a su rey.

    Administración – el aparato administrativo
    se sostenía en los Consejos y Secretarías del
    Despacho, pero el mayor peso recaía sobre el Consejo de
    Castilla: órgano legislativo, consejo político y
    centro de administración estatal. Con los Borbones se
    crearon los distintos Ministerios que trajo consigo la
    desaparición de los validos de época de los
    Austrias. La administración americana se llevó a
    cabo por medio de cuatro virreinatos y cinco Capitanías
    Generales, la Ilustración en Sudamérica
    sentó las bases de los posteriores movimientos
    independentistas del s. XIX.

    Ejército- Se reorganizó el
    ejército y la guardia real. A pesar de las ordenanzas de
    Carlos III se acercaban muy pocos voluntarios por lo que fue
    necesario imponer el sistema de sorteo
    y alistamiento forzoso.

    La Secretaría de Marina e Indias reforzó
    la fuerza naval,
    redactó el código de Marina y se creó la
    escuela de
    Guardias Marinas.

    LA ESTRUCTURA
    SOCIAL

    Continuó la estructura
    estamental ligada al Antiguo Régimen basada en los
    privilegios. La figura del rey podía presumir de contar
    con múltiples reinos principados y señoríos
    pero se encontraba esclavizado por el yugo del protocolo. Todo
    el ceremonial palaciego tenía por finalidad la
    exaltación personal del
    monarca. Rara vez aparecía en público y su corona
    se sustentaba en la doctrina del derecho divino apoyada por la
    Iglesia
    Católica .

    La nobleza perdió poder
    decisorio en la alta administración del Estado, ahora
    su estatus social dependía de su vinculación o no a
    la corte. La política de
    ennoblecimiento fue una constante entre los Borbones, los
    títulos podían ser otorgados por el rey o comprados
    pero siempre se mantenían sobre la cima del estamento los
    grandes de España.. Aunque surgía una incipiente
    burguesía esto no significó la modificación
    de la estructura social. La elección para llamar a
    gobernar a los distintos candidatos se hacía en
    función de los estudios y preparación
    técnica y jurídica.

    El estamento eclesiástico aumentó
    espectacularmente por los beneficios que pertenecer a este
    grupo
    suponía.

    En 1767 se expulsó de España por motivos
    políticos a la Compañía de Jesús lo
    que acababa con la tradición de ser la orden preferida de
    la elite para educar a sus hijos.

    La Inquisición no gozó de la
    protección monárquica de antaño . En general
    el clero apoyó las reformas ilustradas y de sus filas
    aparecieron personajes tan importante como el Padre Feijoo, el P.
    Isla o Enrique Florez.

    En cuanto a la burguesía y pueblo llano aparece
    una división, dentro del primer escalón encontramos
    los empresarios agremiados, la sociedad urbana, profesionales
    liberales y funcionarios en una época en la que se va
    fortaleciendo la burguesía , al segundo nivel pertenecen
    los criados, jornaleros y proletariado y por último en el
    nivel más inferior aparece el grupo de los
    mendigos y parados, sin embarco el más ínfimo
    escalón es el de prostitutas y presos agrupadas las
    primeras en casas de recogida.

    Existía un punto en común en esta sociedad
    tan polarizada, todos respetaban la soberanía del rey, la autoridad de
    los ministros y el magisterio de la Iglesia
    Católica siendo la tranquilidad pública notoria en
    el siglo XVIII gracias a la acción sedante de la Iglesia.

    Casi todo el mundo pertenecía a alguna hermandad
    y honraba al santo de su devoción lo que significaba una
    población eminentemente piadosa y respetuosa con los
    poderes temporales establecidos apoyados por la Iglesia,
    incluso el Santo Oficio fue defendido por intelectuales de la
    talla de Jorge Juan.

    Contrasta con tanta religiosidad unos valores
    morales cada vez más decadentes sobretodo entre las
    clases
    sociales más altas donde predominaba el juego de la
    hipocresía y las apariencias.

    LA POLÍTICA DEL FISCAL:
    POSIBILIDADES ÉXITOS Y FRACASOS

    FORTALECIMIENTO DEL ESTADO,
    EDUCACIÓN
    DE ÉLITES Y LUCHA POR EL PODER

    Los objetivos
    políticos de Campomanes eran modernizar el país y
    fortalecer el Estado pero
    manteniendo el poder del
    Consejo de Castilla y sin variar las estructuras
    sociales, contradicciones que le valieron un cierto fracaso a sus
    reformas.

    Frente a la Iglesia
    adoptó una política regalista e intentos de
    limitación del poder eclesiástico sustituyendo la
    jurisdicción de la Nunciatura por la del Tribunal de la
    Rota, prohibición de los legados a los confesores de los
    moribundos y restricción del derecho de asilo e inmunidad
    eclesiástica además de sometimiento de la
    Inquisición al poder de la Corona.

    Mejoró la administración , redujo las jurisdicciones
    privilegiadas y aumentó un complejo burocrático muy
    costoso. Quiso mejorar el sistema pero no
    destruirlo, su radicalismo se limitó a la política
    regalista.

    El éxito de Campomanes radicó en su
    acierto a la hora de manejar al Consejo para llevar a cabo sus
    reformas. Impulsó el Consejo de Castilla contribuyendo al
    poder y prestigio de este organismo con el rey.

    Los objetivos del
    fiscal fueron
    modernizar las elites del país y mejorar administración y justicia.

    Inició una reforma de las universidades que
    consistía básicamente en acabar con la influencia y
    presión del grupo
    colegial. Suprimió los abusos en la concesión de
    grados universitarios, reformó el sistema de
    cátedras, e implantó la doctrina regalista
    además de la liberación de las universidades de sus
    respectivos colegios, reformas que bien le valieron algún
    que otro enfrentamiento con los claustros de las distintas
    Universidades, en especial la de Salamanca.

    Ayudado por Olavide comenzó la
    remodelación de planes y programas de
    estudio en un esfuerzo por renovar la intelectualidad
    española. El plan de reforma
    contenía dos partes: una primera dedicada a la distribución de los edificios, proyecto para
    educación
    y beneficencia de la ciudad, más una segunda parte que
    contenía todo lo referente a los nuevos planes de estudio.
    Quedó el proyecto aprobado
    en 1768 , pero la segunda parte planteó serios problemas para
    ser llevado a cabo ya que surgieron denuncias de herejía
    contra Olavide que llegaban directamente de la Inquisición
    sevillana.

    Campomanes intentó hacerles frente a
    través del Consejo pero la reforma quedó finalmente
    truncada.

    En conjunto resultó una reforma moderada que solo
    había conseguido paliar algunos defectos que clamaban a
    gritos ser corregidos, sólo se modificó lo
    más urgente y necesario.

    En el campo de la enseñanza religiosa en las
    universidades se mantuvo la teología escolástica
    con novedades como incluir nuevas tendencias de las Sagradas
    Escrituras, Santos Padres y Concilios.

    En las facultades de humanidades se diversificó
    los contenidos en función de los estudios
    posteriores.

    En leyes se
    introdujo el derecho nacional y el natural en cuanto a los planes
    de medicina fueron
    los más innovadores pero también los más
    caros y difíciles de implantar.

    La reforma de los planes de estudio puede considerarse
    en resumen, como un éxito moderado con difícil
    aplicación, pero existe un hecho innegable que se dio a
    consecuencia de estas reformas y es que el Consejo de Castilla
    rompió el monopolio
    escolástico anteriormente dominante.

    ¿RACIONALIZACIÓN DE LA SOCIEDAD
    ESTAMENTAL?

    Existieron varios proyectos para
    intentar ilustrar a un pueblo que necesitaban como
    cómplice para poder implantar las reformas. Entre estos
    proyectos se
    encontraba las Sociedades
    Económicas de Amigos del País que reunió a
    los tres estamentos para difundir la ideología
    ilustrada.

    Trataron de mejorar la economía
    basándose en la renovación de la agricultura de
    los respectivos territorios al igual que para la industria pero
    no llevó más que a ciertos logros faltos de
    integración, además en Barcelona el
    ayuntamiento no permitió la acción de una sociedad
    económica.

    El motivo fundamental por lo que se hacía tan
    difícil el éxito fue por la falta de fondos para
    financiar los proyectos. Estas
    sociedades
    integraron a un grupo
    nobiliario que siguió rigiéndose por sus propios
    intereses, funcionarios y administradores y una alta
    participación del clero.

    Las reformas eclesiásticas buscaban la
    redistribución de las rentas de beneficios a favor de las
    parroquias peor dotadas, mantener a los regulares en sus
    claustros y reducir el número de religiosos de las
    órdenes mendicantes.

    Fracasó estrepitosamente la reforma
    agraria porque falló la base de su estructura: la
    estabilidad campesina. Estaba dirigido al interior peninsular,
    donde predominaba el cereal, contrastando con las zonas
    mediterránea , donde sí tuvo éxito. Era
    imposible promover semejante proyecto sin
    atentar contra la propiedad de
    al tierra, sin
    desvinculación ni desamortización. Las rentas
    crecientes absorbía los beneficios de los pequeños
    campesinos haciendo inútil cualquier esfuerzo, teniendo en
    cuenta que las condiciones de producción y explotación existentes
    alejaban cualquier tipo de inversión lo que conllevaba a una baja
    productividad
    del suelo. La
    deforestación y agricultura
    extensiva solo supuso la reaparición del decrecimiento del
    rendimiento de la tierra.
    Camponanes se vio obligado reducir la Mesta y ganadería
    trashumante en pos de un crecimiento agrícola y
    consiguiente mejora del nivel de vida campesino.

    La política industrial se llevó de la mano
    de la política social. Se centró en el sector
    textil y se buscaba compatibilizar la manufactura
    doméstica con la tarea campesina para así paliar el
    paro y elevar el nivel de vida de la familia
    campesina, quería una organización a pequeña y media
    escala evitando
    las concentraciones fabriles que sólo conducían a
    problemas de
    orden público. De nuevo nos encontramos con los problemas
    de siempre: falta de recursos y
    fondos, incapacidad de ahorro,
    especulación y competencia,
    escasez de mercados, falta
    de instrucción de la manos de obra…estaba abocado al
    fracaso, era imposible en unas condiciones rurales como aquellas,
    con economía
    de subsistencia y falta de relaciones comerciales.

    Al mismo tiempo se
    orientó la política social fundamentada en la
    educación
    y en la regeneración por el trabajo, y
    se trató de implantar un nuevo sistema
    comercial.

    Los políticos ilustrados consolidaron su poder,
    pero no fueron un grupo cohesionado ni
    homogéneo.

    Lograron impulsar la política estatal pero nada
    pudieron hacer para desarrollar el país puesto que en
    inmerso en un feudalismo
    tardío era imposible que sin variar las estructuras
    sociales y económicas , que pudieran fomentar la actitud e
    ideología de aquellos que se sustentaban en las
    mismas.

    Fueron apoyados por buena parte del clero y algunos
    sectores de la nobleza pero sin contar con la complicidad de la
    masa popular, inculta y reticente, no era factible que llegaran
    demasiado lejos

    La clave del fracaso de la política ilustrada
    reside esencialmente en sus propias contradicciones, no se puede
    conseguir nada si no se ponen los medios
    necesarios.

    UNA REFORMA DESDE ARRIBA:

    IGLESIA Y RELIGIOSIDAD

    Los ilustrados vieron claro desde el primer momento que
    Iglesia y Estado
    debían caminar de la mano, ambas instituciones
    compartían los mismos intereses y ambos representaban un
    medio de control social,
    la necesidad mutua era evidente. El Estado
    necesitaba del apoyo de la Iglesia y la Iglesia precisaba de la
    protección del Estado. Sin embargo un poder debía
    afirmarse sobre el otro, especialmente en una época en la
    que resurgía con fuerza la idea
    de un Estado absolutista todopoderoso e ilustrado frente a una
    Iglesia con estructuras arcaicas, decadente y falta de cultura.

    La Iglesia se encontraba incontrolada siendo una fuente
    inmensa de poder y por lo tanto resultaba hasta peligrosa,
    además de ser , debido a sus estructuras, perjudicial para
    el desarrollo
    económico y social que los reformadores
    impulsaban.

    Sometieron a esta Iglesia cuyas características más notables pasaban
    por ser una de las mayores propietarias del suelo patrio,
    tenía exceso de clérigos que fomentaban en ciertos
    casos la indisciplina social, falta de piedad que se
    traducía en una relajación de la moralidad,
    deficiente formación cultural, prácticas religiosas
    no tan "religiosas" como cabría esperar …a una serie de
    reformas de las que andaba necesitada..

    Para variar los ilustrados con toda su buena voluntad
    cayeron en los mismos errores que les caracterizaba. no atacar el
    problema desde su raíz. Efectivamente la política
    se orientó al control e
    intrumentalización de la Iglesia, se defendieron los
    derechos de la
    monarquía frente a la Roma entrometida
    lo que llevó a ciertas disputas con la Inquisición
    y expulsión de los Jesuitas por no ser compatibles con el
    papel regio e
    incluso se logró un episcopado adepto, pero los problemas
    fundamentales no se abordaron, ni siquiera se amortizaron los
    bienes
    eclesiásticos (reforma que clamaba al cielo) ni se
    enfrentaron con las estructuras de la Iglesia. Se criticó
    y se analizó mucho pero poco se hizo para paliar la
    situación, si realmente creían que con prohibir los
    Autos
    Sacramentales y algunas procesiones, que en el fondo eran fiestas
    populares, iban a conseguir revolucionar a la Iglesia es que
    volvían a tropezar con la misma piedra, igual que con la
    reforma
    agraria, o la de industria o cualquier otra; maquillar los
    problemas sin cambiar el fondo empezaba a ser una insana
    costumbre que desesperaba a aquellos que habían depositado
    sus esperanzas en los ilustrados y supongo que a ellos mismo
    también.

    La finalidad de conseguir una religiosidad socialmente
    útil corría el riesgo, en su
    proceso, de
    eliminar aquel influjo que la Iglesia tenía sobre la
    sociedad que tan bien le venía al Estado. Resulta
    comprensible que ante semejante peligro se adoptara una
    posición de cautela que poco hacía por remediar el
    problema.

     

     

    Autor:

    Belén Suárez de Lezo

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