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Comunismo en Cuba




Enviado por latiniando




    En este trabajo voy a intentar conseguir dejar en
    claro la definición, las raíces y las razones del
    comunismo.
    Agregaré además un paneo general sobre el marxismo,
    Lenin y Stalin. El trabajo
    también trata de una manera muy general sobre el marxismo,
    Lenin y Stalin. Abarcaré a la vez los derechos humanos
    en Cuba y como
    influye todo esto en Cuba ante un
    líder
    revolucionario como Fidel Castro

    Tanto la antigüedad clásica como la
    edad media
    ofrecieron ejemplos de grupos humanos,
    nunca numerosos, que intentaron vivir, y en ocasiones lo
    consiguieron, en sociedades con
    comunidad de
    bienes. Sin
    embargo, la aparición del comunismo en
    cuanto a doctrina y movimiento
    político coherente y organizado tendría lugar en el
    siglo XIX, como reacción ante las contradicciones por la
    revolución
    industrial y el consiguiente auge del capitalismo.

    Concepto:

    En el diccionario la
    definición de comunismo es la
    siguiente: sistema
    político, social y económico basado en el materialismo
    histórico, que aboga por la supresión de la
    propiedad
    privada, establece la comunidad de los
    bienes y
    confiere al Estado el
    control y la
    distribución de estos.

    El moderno concepto de
    comunismo fue
    elaborado por Karl Marx.
    Marx considera
    al comunismo como la
    fase superior en la evolución histórica de las sociedades
    humanas.

    La sociedad
    comunista sería una sociedad
    altamente organizada, de trabajadores libres y conscientes, que
    poseerían colectivamente los medios de
    producción. Su advenimiento llevaría
    consigo la desaparición del estado.

    El libre desenvolvimiento de cada uno
    constituiría la condición del libre desarrollo de
    todos y, por consiguiente, se harían realidad las
    relaciones armónicas entre el individuo y la sociedad.

    Antecedentes
    históricos:

    El comunismo se encuentra, según Karl Marx -quien
    se basó en este punto en la investigaciones
    antropológicas de su tiempo-, en la
    comunidad
    tribal, en la que el tipo de propiedad
    imperante es la colectiva, y el trabajo no
    persigue la producción excedentaria, sino la estricta
    subsistencia de la comunidad y de
    sus miembros. La
    organización social, muy simple, se fundamenta en
    la familia y
    apenas existe jerarquización.

    Antigüedad:

    En el plano teórico y como antecedente de
    algunas de las ideas comunistas es usual citar la
    República y Las leyes del
    filósofo griego Platón.
    Este no se conformó con propugnar la comunidad de la
    propiedad,
    sino que exigió también que los hijos y las mujeres
    fueran comunes para todos los ciudadanos. Sin embargo, la
    doctrina platónica poseía un claro carácter
    elitista, ya que establecía clases rígidas
    estructuradas, postulaba el gobierno
    «de los sabios» y perpetuaba la esclavitud.

    El comunismo como necesidad
    histórica:

    El manifiesto comunista. Con la
    aparición en 1848 del Manifest der Kommunistischen
    Partet
    ( Manifiesto del partido comunista), escrito por
    Karl Marx y
    Friedrich Engels, el socialismo
    utópico se vio rebasado.

    El manifiesto constituyó el primer
    documento programático del denominado socialismo
    científico. Redactado por Marx y Engels
    como plataforma reivindicativa de la Liga de los Comunistas,
    exponía leyes del
    desarrollo
    social y afirmaba que la historia de la sociedad era la
    historia de la
    lucha de clases. Marx y Engels
    consideraron que tal procese culminaría con el
    desmoronamiento del capitalismo y
    la aparición de una sociedad sin
    clases: el comunismo. El proletariado tendría la misión
    histórica de ser el transformador revolucionario de la
    vieja sociedad y el portador de los intereses de todos los
    trabajadores.

    Fases del
    comunismo:

    En la Crítica al programa de
    Gotha
    (1875), Marx
    consideró que, entre el fin de la sociedad capitalista y
    la culminación de la revolución
    proletaria con e advenimiento de la sociedad comunista, se
    extendería un largo período de transición
    que él denominó sociedad
    socialista.

    Establecidas las condiciones políticas
    (dictadura del
    proletariado) y económicas (socialización de los
    medios de
    producción), sobrevirían, sin
    embargo, en la sociedad socialista elementos fundamentales de la
    vieja sociedad: relaciones económicas, sociales,
    jurídicas, intelectuales, etc. Por otra parte, en esta
    primera fase del comunismo no desaparecería todavía
    la oposición entre trabajo intelectual y manual, y el
    insuficiente grado de desarrollo
    económico y espiritual haría aún
    necesaria la distribución de los productos de
    consumo
    según la cantidad y calidad del
    trabajo, así como el mantenimiento
    de las relaciones monetario mercantiles en la
    sociedad.

    Cumplido el período de transición
    socialista, se instauraría ya la sociedad comunista, etapa
    superior en la que se haría realidad la propiedad
    colectiva plena sobre todos los medios de
    producción y desaparecerían
    definitivamente cualquier diferenciación entre clases,
    entre la ciudad y el campo y entre trabajo intelectual y el trabajo
    manual.
    El trabajo ya
    no sería un medio de supervivencia sino una necesidad
    vital y las fuerzas productivas alcanzarían su más
    alto desarrollo.
    Con la desaparición de las clases desaparecerían
    también el estado y,
    en palabras de Marx, al gobierno de los
    hombres sucedería la administración de las cosas. Entonces, el
    orden jurídico burgués sería definitivamente
    superado y la sociedad podría «escribir sobre sus
    banderas: de cada uno según su capacidad, a cada uno
    según sus necesidades».

    Implantación y desarrollo de
    los partidos comunistas:

    Con anterioridad a la revolución
    rusa ningún partido que propugnara la
    transformación revolucionaria de la sociedad -se reclamara
    o no las teorías
    marxistas- se denominó a sí mismo comunistas.
    Socialistas o socialdemócrata eran las apelaciones
    más comunes. No sería hasta 1917 cuando Lenin, con
    el fin de subrayar la ruptura con los partidos socialistas que
    habrían apoyado la política belicista de
    sus respectivos gobiernos en la primera guerra
    mundial, adoptó para su partido la denominación
    de comunista.

    La aparición de partidos de
    ideología comunista se remonta, sin embargo, a la mitad
    del siglo XIX. Ya en 1864 se fundó, por iniciativa de
    Marx, la Primera Internacional, cuyo propósito era la
    coordinación de los distintos movimientos revolucionarios
    y la consecución del estado
    comunista. La escisión anarquista y el auge de la social
    democracia
    alemana, con la fundación del Partido Social
    Democrático en 1875, condujeron a la ruina a la Primera
    Internacional, fundada en 1889, se vio pronto dividida en dos
    grandes tendencias: la facción moderada de los
    socialdemócratas defendía en la práctica una
    evolución pacífica hacia el socialismo
    mediante el empleo de los
    cauces parlamentarios; los radicales, que darían origen a
    los partidos comunistas, estaban dirigidos por Lenin -los
    radicales, que darían origen a los partidos comunistas,
    estaban dirigidos por Lenin- cuyos puntos de vista
    compartía el ala radical de la socialdemocracia y
    postulaban la necesidad de la revolución
    y el establecimiento de la dictadura del
    proletariado.

    El que sería el Partido Comunista de la
    Unión Soviética surgió del sector que Lenin
    encabezaba en el Partido Comunista de la Unión
    Soviética surgió del sector que Lenin encabezaba en
    el Partido Obrero Social Democrático de Rusia. Conocido
    como bolcheviques (mayoritarios) desde que en 1903 se hicieron
    con su control, los
    partidarios de Lenin abandonaron, en 1912, el partido, que
    quedó bajo el control de los
    mencheviques (minoritarios), cercanos en sus planteamientos a los
    socialdemocracia moderada. Tras el estallido de la revolución
    y la toma del poder
    político por los bolcheviques (que, a pesar de su
    denominación, habían tenido hasta entonces una
    presencia minoritaria en el movimiento
    revolucionario), éstos se dieron el nombre de Partido
    Comunistas de Todas la Rusias y, en 1925, el de Partido Comunista
    de la Unión (al crearse la Unión de
    Repúblicas Socialistas Soviéticas). Finalmente, en
    1952 se adoptó la denominación de Partido Comunista
    de la Unión Soviética. Desde el triunfo de la
    revolución, la historia de este partido se
    identificó con la del propio
    país.

    En 1919 se fundaba por Lenin la Tercera
    Internacional, que tomó el nombre de Internacional
    Comunista (Komintern). Los partidos que se unieron a ella
    adoptaron explícitamente la denominación de
    comunistas y asumieron entre sus fines principales la defensa de
    la Unión Soviética, «patria del socialismo». La Tercera Internacional fue
    disuelta en 1943 y reemplazada, en 1947, por la Oficina de
    Información Comunista (Kominform),
    desaparecida, a su vez, en 1956.

    Tras la segunda guerra
    mundial, que trajo consigo la toma del poder por los
    partidos comunistas en los países de la Europa oriental y
    en China, pronto
    comenzaron a surgir las primeras diferencias en un movimiento que
    había sido hasta entonces monolítico. En 1948,
    Yugoslavia se distanció de la Unión
    Soviética, y a partir de 1956 se inició un
    progresivo alejamiento entre chinos y soviéticos,
    alejamiento que supuso un golpe definitivo a la tradicional
    unidad de los partidos comunistas. La Unión
    Soviética intervino militarmente en Hungría ese
    mismo año y en Checoslovaquia en 1968 para reprimir los
    intentos de esos países de desarrollar un modelo
    comunista autónomo. En Iberoamérica, el Partido
    Comunista de Cuba, que
    desde 1965 integró en él al resto de las organizaciones
    políticas de la revolución, mantuvo una línea
    afín a la Unión Soviética.

    Rota la hegemonía del partido comunista
    soviético, surgieron nuevas vías teóricas y
    políticas en el movimiento
    comunista, entre ellas el eurocomunismo, que afirmaba la
    posibilidad de alcanzar la sociedad comunista dentro de un marco
    democrático y fue asumido por los partidos comunistas de
    Italia, Francia,
    España
    y Japón, entre otros.

    La instauración simultánea del
    comunismo en el ámbito mundial prevista por Marx no
    llegó ciertamente a producirse. Sin embargo, de la
    importancia del movimiento da
    idea el hecho de que, a finales del siglo XX, un tercio de la
    humanidad viviera bajo regímenes políticos
    inspirados en esa doctrina.

    El Marxismo

    En 1847 ya es evidente su avance hacia la
    acción revolucionaria. Se afilia a la Liga de los
    Justos
    y propone que cambie su nombre por liga de los
    Comunistas
    . Esta asociación le encomienda que en
    colaboración con Engels redacte el Manifiesto del
    Partido Comunista
    . En estos años culmina su
    evolución intelectual.

    El Manifiesto Comunista de 1848
    constituye la Carta Magna de toda la actividad
    revolucionaria cumplida desde entonces bajo la inspiración
    de Carlos Marx.
    El documento comienza expresando que un fantasma recorre
    Europa: el
    fantasma del comunismo
    . Y agrega que todas las
    fuerzas de la vieja Europa se han
    unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma: el Papa y el
    zar, Metternich y Guizot los radicales franceses y los polizontes
    alemanes.

    Cuba

    Nombre Oficial: República de
    Cuba

    Extensión: 110.922
    km2

    Capital: Habana

    Lengua oficial:
    Español

    Moneda: Peso

    Forma de Gobierno:
    República socialista unitaria con una cámara
    legislativa

    Religión:
    Católica

    Cuba fue
    divisada por Colón en su primer viaje a las Indias, el 27
    de octubre de 1492. La bautizó con el nombre de Juana, en
    honor a doña Juana la Loca, aunque posteriormente
    adoptó la versión castellana de los
    topónimos indígenas Coabaí o
    Cubanacán, que designaba respectivamente a la isla y a una
    aldea interior. En 1511, Diego Velázquez fundó el
    primer asentamiento en Baracoa, con unos 300
    españoles.

    Inicialmente la isla se dividió en siete
    municipios, cada uno de ellos dotado de su propio cabildo, desde
    el que se trataban los asuntos legales y administrativos. Desde
    1515, los cabildos se organizaron con la intención de
    defender los intereses coloniales frente a las autoridades
    reales. Además, se fundó en Baracoa un obispado
    soburdinado directamente a Santo Domingo, que en 1518 se
    trasladó a Santiago de Cuba.

    En las primeras décadas de la
    colonización, la explotación de los placeres
    auríferos se reveló poco rentable y
    contribuyó a diezmar a la población indígena que trabajaba
    obligatoriamente en los mismos. Desde muy pronto, la isla se
    convirtió en punto de escala y
    aprovisionamiento de las numerosas exploraciones que los
    españoles realizaron a la península de
    Yucatán, la Florida y la costa del golfo de México, en
    busca de mayores cantidades de matales
    preciosos.

    Las dificultades a las que tuvieron que hacer
    frente los colonos españoles fueron las epidemias, los
    huracanes y los ataques de piratas y navegantes de otros
    países europeos que trataban de establecer sus propios
    asentamientos en la isla, con la intención de obtener
    puertos francos para su comercio.
    Hacia 1700, un período de calma y prosperidad
    permitió que la población creciera hasta alcanzar los
    cincuenta mil individuos. La
    organización de la flota española comunicaba
    regularmente casi toda la América
    hispana con la metrópoli a través de Cuba, lo que
    aumentó la importancia comercial y estratégica de
    la isla.

    A lo largo del siglo XVIII se intensificó
    el desarrollo
    agrícola, que dependió cada vez más de las
    plantaciones de caña de azúcar y de los esclavos
    capturados en África. La Compañía de la
    Habana se fundó en 1740 con el propósito de
    impulsar este desarrollo,
    así como de suministrar los esclavos necesarios y agilizar
    el comercio. Como
    consecuencia del fracaso de la compañía y de una
    ocupación inglesa de la Habana durante varios meses en
    1762, los ministros de Carlos III emprendieron una serie de
    reformas destinadas a impulsar la zafra y a centralizar el
    aparato burocrático.

    Cuba fue uno de los pocos territorios hispanos de
    América
    que permanecieron fieles a España
    tras la invasión francesa de la península
    ibérica. En 1821 surgió un movimiento
    independentista, pero sus instigadores, entre los que figuraba el
    poeta José María Heredia, fueron apresados y
    castigados.

    El mantenimiento
    del comercio de
    esclavos en la isla ocasionó dificultades
    diplomáticas en las relaciones entre el Reino Unido y
    España,
    que habían acordado terminar con el comercio en
    1820. Aunque el comercio de
    esclavos terminó en 1865, la esclavitud no se
    abolió hasta 1886. A partir de entonces llegaron a la isla
    numerosos mexicanos (de Yucatán), indios y chinos con
    contratos
    laborales de varios años de
    duración.

    Durante la segunda mitad del siglo XIX, la
    industria
    azucarera cubana se convirtió en la más moderna del
    mundo, llegando a producir por sí sola la más de un
    tercio de todo el azúcar mundial. Sin embargo, la
    extensión desproporcionada de las plantaciones dedicadas a
    este cultivo provocó la irreversible deforestación
    de extensas zonas de la isla.

    El proceso
    independentista
    :

    La prosperidad agrícola de Cuba atrajo el
    interés
    de los estadounidenses por la isla, especialmente en los estados
    esclavistas del sur, llegando a realizar varias ofertas
    económicas al gobierno
    español para que éste cediera su soberanía.

    El fracaso de las reformas económicas y
    políticas en la isla y el incremento de los
    impuestos
    favoreció el descontento de los criollos ricos contra la
    administración española, que
    perjudicaba sus intereses comerciales. el 10 de octubre de 1868
    estalló la primera guerra de la
    independencia
    cubana con el grito de Yara, protagonizado por Carlos Manuel de
    Céspedes. La guerra,
    llamada de los diez años, se centró principalmente
    en la región oriental, donde las crueldades del
    ejército español provocaron el apoyo de la población a los insurrectos.
    Céspedes fue el primer presidente de la
    «república en armas»,
    cuyos representantes redactaron una constitución y recibieron el reconocimiento
    de varios gobiernos latinoamericanos. La superioridad de las
    fuerzas españolas y la promesa de reformas por parte del
    general Arsenio Martínez Campos debilitaron el movimiento
    y, en febrero de 1878, concluyó la guerra con la
    firma de la paz del Zanjón. Muchos cubanos, entre los que
    se encontraba el líder
    nacionalista Antonio Maceo, se negaron a aceptar las condiciones
    ofrecidas y continuaron la lucha.

    La situación económica y social
    empeoró, mientras se incrementaban las inversiones y
    las actividades comerciales en la isla. Varias organizaciones
    políticas activistas en el exilio,
    coordinadas por el poeta José Martí, organizaban la
    propaganda en
    la población nativa como en diversas potencias
    extranjeras.

    La guerra
    estalló de nuevo el 24 de febrero de 1895, con el grito de
    Baire, y se extendió rápidamente por toda la isla.
    Murieron muchos civiles y se destruyeron pueblos y ciudades. Con
    el pretexto de una inexplicada explosión en el acorazado
    estadounidense «Maine», atracado en el puerto de la
    Habana, los estados Unidos
    declararon la guerra a
    España
    el 25 de abril de 1898. La armada estadounidense obtuvo una
    rápida victoria y el gobierno
    español se vio obligado a firmar un protocolo de paz
    en Washington, en agosto de ese mismo año. Por el tratado
    de París, firmado el 10 de diciembre, España
    cedió a los Estados Unidos
    los territorios de Cuba, Puerto Rico, Guam
    y las Filipinas.

    La ocupación estadounidense de Cuba se
    prolongó desde el 1 de enero de 1899 hasta el 20 de mayo
    de 1902, período durante el cual los gobernadores
    generales John Brooke y Leonar Wood intentaron adaptar la isla a
    los sistemas
    económicos, educativos y culturales predominantes en ese
    momento en los Estados Unidos.
    En 1901 se promulgó una constitución republicana, a la que los
    estadounidenses hicieron agregar la Enmienda Platt, por la que se
    reservaban el derecho de intervenir en la isla en determinadas
    circunstancias y de supervisar sus tratados
    internacionales, así como su política
    económica y de asuntos internos. Además, la
    nueva República de Cuba cedió a los Estados Unidos
    las bases navales de Bahía Honda (devuelta en 1913) y
    Guantánamo.

    Las primeras décadas
    políticas de la República de
    Cuba:

    La administración republicana comenzó
    el 20 de mayo de 1902, con el gobierno del Presidente
    Tomás Estrada Palma, primer presidente de Cuba
    independiente, quien se destaco por su honradez y su permanente
    interés
    en la educación pública. Este presidente
    intentó permanecer en el poder tras las
    elecciones de 1906, lo que dio lugar a la segunda
    ocupación de la isla por parte de Estados Unidos.
    El administrador
    americano, Charles Magoon, introdujo la corrupción
    y cedió el poder de la
    isla en 1909 al liberal José Miguel Gómez. Fue a
    partir de ese momento que la economía cubana
    creció espectacularmente, a raíz de que los
    precios
    internacionales de la azúcar se elevaban
    notablemente.

    La administración de Gómez se
    caracterizo por un enorme grado de corrupción, desarrollando políticas
    económicas que ayudaron a determinadas clases
    sociales, perjudicando a las más bajas. Es por ello
    que ya en eses momento, los negros dirigidos por Evaristo Estenoz
    y Pedro Ivonet comenzaron una lucha de protestas por esa
    situación. En 1912 hubo sublevaciones sociales y las
    tropas gubernamentales pusieron fin a las mismas, con el saldo de
    más de tres mil muertos.

    Desde 1913 hasta 1940 los diferentes gobiernos de
    la isla, se fueron sucediendo con largas y continuos
    enfrentamientos de los políticos por el poder.

    Ya en 1940 el presidente Fulgensio Batista gana
    la presidencia para el período
    1940-1944.

    Desde allí hasta el 52 hubo dos
    períodos de gobiernos democráticos, pero el
    último, teniendo como titular a Carlos Prío
    Socarras fue derribado por un golpe militar encabezado por
    Batista, quien se mantuvo en el poder hasta
    1958.

    Durante este período la economía de Cuba fue
    una de las más fuertes de Latinoamérica, pero de la
    mano de Batista, quien controlaba en forma inequitativa el
    gobierno, la distribución de riquezas no era
    pareja.

    Este malestar a determinado nivel de la sociedad
    cubana, produjo y permitió la entrada en escena del
    entonces joven abogado Fidel Castro, quien el 31 de diciembre de
    1958, mediante un acto de guerrilla revolucionaria ( Sierra
    Maestra ), derrocó a Batista y tomó el
    poder.

    Por "comunismo" se entiende la doctrina
    marxista

    Hay cuatro posibles formas del comunismo que a
    menudo se confunden. Pueden distinguirse en la siguiente
    forma:

    Comunismo antiguo y primitivo: propiedad
    común de todos los artículos y servicios
    dentro de una comunidad en particular, cuyos miembros organizan
    su trabajo para el bien común. En este caso, se trata de
    comunismo como forma de vida. Análogamente a una familia. Esto es
    muy factible en unidades simples y pequeñas, unidas por
    fines o ideales comunes.

    Comunismo utópico: la propiedad
    común propiciada en una mayor escala, como
    armazón de un estado ideal.
    En este caso los ejemplos no son reales, sino completamente
    especulativos. Incluyen los conceptos o construcciones
    filosóficos de trabajos tales como la "Utopía" de
    Tomás Moro y la "República" de Platón,
    aunque este último limitaba su comunismo a la clase
    rectora imaginaria de los Guardianes. Es este un comunismo como
    ideal político, esencialmente ético en su caracter,
    inadecuado para la economía actual, y
    nunca alcanzado en ningún estado
    moderno.

    Comunismo moderno: la propiedad
    común (generalmente propiedad del Estado) e los medios de
    producción, distribución e intercambio, compartiendo
    todas las demás mercaderías según las
    necesidades de los trabajadores. La idea es moderna en el sentido
    de que es un producto de la
    Revolución
    Industrial. Por consiguiente, depende de la moderna
    distinción del economista. Al igual que el comunismo
    utópico, éste nunca ha sido logrado; pero, a
    diferencia de aquél, es muy adecuado para las condiciones
    existentes, y sus principales consecuencias son tanto sociales y
    económicas como políticas y
    éticas.

    Comunismo marxista-leninista: la doctrina
    del Partido Comunista que acepta los objetivos del
    comunismo moderno y sostiene, además, que estos forman el
    objetivo
    predestinado de la historia
    humana.

    Todos los comunistas marxistas creen en el
    comunismo moderno, aunque no todos los comunistas modernos son
    necesariamente marxistas.

    Pero, para todos los fines prácticos, el
    marxismo se ha
    apoderado del movimiento comunistas actual.

    Lenin y Stalin han sostenido que el socialismo es
    simplemente un "estado transitorio" entre el capitalismo y
    el comunismo, dando ha entender que no hay ninguna diferencia
    real entre los objetivos
    socialistas y comunistas. Según esto, los fines son los
    mismos, aunque los medios puedan
    diferir.

    Por consiguiente, el socialista rechaza al menos
    dos principios
    importantes de la doctrina comunista:

    a) Dictadura del
    proletariado durante la "etapa transitoria".

    b) Eliminación del Estado (y por
    consiguiente de la democracia
    política)
    de la sociedad sin clases.

    Y en todo caso, los socialistas no aceptan el
    estribillo comunista: "De cada uno según su capacidad, a
    cada uno según sus necesidades".

    Sin embargo, la distinción fundamental se
    refiere a los fines y los medios. Los comunistas, carentes de
    ética,
    sostienen que el fin justifica los medios y que los juicios
    morales acerca de los medios son por lo tanto
    improcedentes.

    La vasta mayoría de los socialistas creen
    que los fines y los medios deben ser juzgados según las
    mismas normas morales,
    que la reforma gradual es preferible a la revolución
    violenta, y que ningún bien puede provenir de algo
    malo.

    ¿Por qué discutir la teoría
    comunista cuando es la práctica comunista la que
    representa una amenaza? ¿Por qué preocuparnos de
    los pros y contras del materialismo
    dialéctico cuando la verdadera amenaza es política,
    económica y estratégica? Para estas preguntas, que
    surgen naturalmente, hay tres respuestas:

    1- Lenin mismo ha dicho que "sin una teoría
    revolucionaria no puede haber acción revolucionaria", y
    que "el marxismo no es
    un dogma, sino una guía para la acción". De hecho,
    el marxismo se ha
    convertido en dogma; pero su papel como
    guía entre los comunistas es sumamente fuerte. Es
    completamente imposible comprender los objetivos y
    líneas de conducta
    comunistas sin tener un conocimiento
    de la teoría
    comunista.

    2- Es un error suponer que la amenaza no es
    teorética en absoluto. La guerra
    fría es no sólo una prueba práctica de
    fuerza, sino
    también una lucha ideológica por las mentes de los
    hombres. En esa lucha, el oponente del marxismo debe esforzarse
    por igualar el arsenal teórico marxista, que por cierto es
    formidable. Especialmente en los países no comprometidos
    con nadie, una gran ventaja del comunismo es su atractivo
    filosófico para ciertos sectores de la intelectualidad.
    Desde allí llega hasta las masas. Por lo tanto, el
    valor de la
    refutación teórica debe ser evidente por sí
    mismo.

    3- Como movimiento político, el comunismo
    es único en su amplitud. Es un cuerpo completo de
    doctrina, que alega proporcionar "todas las respuestas" porque
    está equipado con su propia teoría
    política,
    económica, sociológica y filosófica de la
    historia. En una
    era científica de duda y ansiedad, ofrece un sustituto
    materialista para la religión -una
    seguridad de
    la salvación final de la humanidad, basada en "la sola
    explicación científica de la realidad". Todo esto,
    por supuesto, es teoría.
    Aun así, es la causa indudable del ímpetu y
    entusiasmo de los comunistas, su optimismo y seguridad. Toda
    refutación de gran alcance a esta teoría asestara
    ciertamente un golpe terrible a su moral.

    La
    Revolución
    :

    Fidel Castro se hizo con el control de la
    isla el 1 de marzo de 1959. "Pudimos alcanzar la victoria porque
    reunimos a los cubanos de todas las clases y de todos los
    sectores alrededor de una misma aspiración", dijo Fidel y
    añadió "La revolución
    cubana, la más pura y la más generosa". "Dije
    de una manera clara y definitiva que no somos comunistas…
    Están abiertas las puertas para las inversiones
    privadas que contribuyan al desarrollo de la industria en
    Cuba… es absolutamente imposible que progresemos si no nos
    entendemos con los Estados Unidos". "Los Estados Unidos pueden
    ayudarnos tratándonos con justicia en el
    plano económico y mostrándose comprensivos con
    nosotros". Los proyectos de su
    Movimiento 26 de julio estaban poco definidos, esta
    rebelión iba hacia la búsqueda de tres objetivos:
    libertad, una
    vida mejor y la independencia
    nacional, y, aunque contaban con gran apoyo del país, la
    experiencia política de sus
    líderes era escasa. Los contrarrevolucionarios se
    manifiestan. En agosto de 1959 detienen a muchos. El 25 de
    septiembre Raúl Roa, en las Naciones Unidas,
    subraya la independencia
    de Cuba al condenar en conjunto las intervenciones de los Estados
    Unidos y de la U.R.S.S. de Francia y
    China "en
    Guatemala, en
    Hungría, en Argelia y en el Tiber… No aceptamos que se
    nos obligue a escoger entre la solución comunista y la
    solución capitalista… Cuba se gobierna en nombre del
    pueblo, por el pueblo y para el pueblo". El 25 de noviembre todos
    los ministerios claves están en manos de los rebeldes;
    Raúl en el Ejército, el "Che", en el Banco Nacional.
    El endurecimiento no dejará de acelerarse a lo largo de
    1960. La prensa de
    oposición desaparece, los colaboradores pierden sus
    bienes, las
    refinerías americanas se niegan a tratar el
    petróleo bruto soviético, más barato
    después de la visita de Mikojan a La Habana; su
    nacionalización implica la supresión de la cuota
    azucarera que los Estados Unidos compraban a precio
    preferencial. Los Estados en 1960 apartaron la mano tendida y
    aceleraron el "endurecimiento" del socialismo cubano,
    obligándolo de alguna manera a acrecentar sus relaciones
    económicas con el campo socialista y, por lo tanto, a
    buscar su apoyo político.

    En 1961 las organizaciones
    revolucionarias se fusionaron en el Partido Comunista de Cuba.
    Durante estos años la
    organización del estado se configuró
    según el modelo
    soviético, lo que significó el nacimiento del
    primer régimen socialista de América.

    Tras un primer período de
    confusión, el objetivo
    definido del régimen fue la abolición del capitalismo,
    eliminando cualquier elemento social, civil o militar que
    permaneciera fiel a postulados o instituciones
    previas a la revolución.

    Según la Constitución de 1940 su Gobierno es
    democrático, elegido libremente por el pueblo mediante
    sufragio universal, directo y secreto. Aunque conseguida la
    independencia
    del poder colonial español en 1898 con la ayuda
    norteamericana, Cuba no se convirtió en estado
    independiente y soberano hasta el 20 de mayo de 1902. La Constitución de 1940 fue abolida el 7 de
    febrero de 1959 en virtud de una Ley Fundamental
    del gobierno revolucionario de Fidel Castro. Los poderes antes
    detentados por el Parlamento se han delegado en el Consejo de
    Ministros nombrado por el presidente. La participación del
    pueblo en la vida política se hace por referéndum o
    a través del partido único y los sindicatos
    reunidos. El poder
    ejecutivo reside en el presidente de la República,
    asistido por un Consejo de ministros. El presidente designa a sus
    ministros y otras facultades son: sancionar y promulgar las
    leyes votadas
    por el Congreso, ejecutarlas y hacerlas cumplir, convocar o
    suspender las sesiones del Congreso, presentar el proyecto de
    presupuesto
    nacional a la Cámara, celebrar tratados con
    otras naciones, disponer de las fuerzas armadas, promover la
    defensa del territorio nacional, conservar el orden interior, y
    ejercer las demás atribuciones que le otorgan la Constitución y las leyes. El
    poder
    judicial, a través del Tribunal Supremo de Justicia,
    tiene como funciones
    propias, además de la administración de justicia, la
    interpretación de las leyes y su
    constitucionalidad. Existen seis Distritos Judiciales (uno por
    provincia), 47 partidos judiciales y 126 territorios
    judiciales.

    En diciembre de 1961 proclamó sus
    convicciones marxistas-leninistas, afirmando desde ese momento el
    carácter socialista de la revolución
    cubana. Se firmaron a partir de entonces numerosos acuerdos
    de cooperación entre Cuba y la Unión
    Soviética, país que se comprometía a
    adquirir un numero mínimo de toneladas de azúcar
    anualmente, durante al menos cinco años, así como
    proporcionar un crédito
    equivalente a cien millones de dólares en condiciones muy
    favorables, para la modernización de la industria
    cubana, objetivo en el
    que también colaborarían técnicos
    soviéticos.

    En 1962, la Unión Soviética
    comenzó a instalar nucleares de alcance medio en suelo cubano.
    Pese al secreto con el que se realizó la operación,
    los Estados Unidos la descubrieron. Kennedy ordenó el
    bloqueo naval de la isla y la adopción
    de un plan de
    invasión que se llevaría a cabo
    automáticamente, en caso de que Cuba recibiese
    algún otro suministro militar soviético. La
    Unión Soviética decidió retirar los misiles
    y paralizar la construcción de sus silos, a cambio de una
    promesa del presidente estadounidense de que no se
    invadiría la isla.

    Tanto en la confederación tricontinental
    de los pueblos de Asia,
    África y América
    latina de 1966 como en la de solidaridad
    latinoamericana de 1967, celebradas ambas en la Habana, los
    partidos comunistas latinoamericanos, al igual que el
    soviético y los de los países del este de Europa, se
    mostraron contrarios a las tesis
    defendidas por Fidel Castro, en la que se admitía como
    legítimo el uso de la violencia para
    obtener el triunfo revolucionario. En octubre de 1967
    moría en Bolivia
    Ernesto Che Guevara, uno de los más directos
    colaboradores de Fidel Castro, lo que significó la derrota
    del movimiento guerrillero en aquel país. La muerte del
    Che tuvo una gran repercusión en la evolución del pensamiento
    político del dirigente cubano.

    En 1972, Cuba se integró en el COMECON
    (Consejo de Asistencia Económica Mutua) y en 1973 el
    país se vio obligado a renegociar la enorme deuda que
    tenía contraída con la Unión
    Soviética, que se comprometió a adquirir el 80% de
    la producción de azúcar cubano y a suministrar
    petróleo,
    acero y otros
    recursos
    estratégicos.

    En 1967 se promulgó una nueva
    constitución, por la que Castro se convertiría en
    presidente del Consejo de Estado (jefe de estado), cargo que se
    añadía a los de comandante en jefe de las fuerzas
    armadas, primer ministro y secretario general del Partido
    Comunista de Cuba.

    C. R. Rodríguez sostiene, en un estudio
    sobre las clases
    sociales en Cuba, "que no existía verdadera
    burguesía nacional, sobre todo en el sector más
    floreciente del azúcar; y que la clase obrera,
    insuficiente en cuanto a numero, tenía una psicología
    pequeño-buerguesa proveniente de sus orígenes
    rurales y artesanales. Cuando Fidel Castro plantea la necesidad
    de responder a la violencia
    mediante la violencia, en
    Cuba parecían no existir las condiciones objetivas de una
    revolución. Y sin embargo, Castro hizo que surgieran. Esto
    prueba que la
    personalidad de un hombre puede
    ser un factor objetivo que
    haga producir un salto cualitativo en una situación
    dada".

    El movimiento "26 de julio" se organizó
    bajo la forma de células
    cuyos "dirigentes, estudiantes o empleados y muy pocos obreros,
    provenían casi todos de la
    pequeña-burguesía. Una vanguardia
    burguesa para una base popular".

    Asistimos, al triunfo de un movimiento de
    liberación nacional que une contra la tiranía a la
    gran mayoría de la población, dirigida por un pequeño
    grupo de
    revolucionarios galvanizados por el verbo de
    Fidel.

    Raúl Castro; "No se trata de darles
    la tierra a
    los campesinos, sino de distribuirla para hacerla productiva.
    Había que derribar el régimen para que comenzara la
    revolución". La presencia del "Che", el comandante Ernesto
    Guevara, reforzara muy pronto esa tendencia.

    Y el "Che" precisa: "A las masas campesinas
    organizadas les corresponderá concluir la reforma
    agraria, imponiendo la ley que
    prohibía el latifundio… Los campesinos, que conquistaron
    el derecho a la libertad
    despuíba el latifundio… Los campesinos, que conquistaron
    el derecho a la libertad
    después que triunfó la revolución, deben
    conducir una acción colectiva para exigir
    democráticamente que se derogue ese principio (que a toda
    expropiación de tierra deba
    precederla el pago de indemnizaciones). Pues sin eso no se
    podría realizar directamente ninguna reforma
    agraria total y verdadera".

    Marx nos había prevenido de que siempre
    resultaría peligroso delinear por adelantado los rasgos
    demasiado precisos de la sociedad comunista; que valía
    más aproximarse a ella de manera pragmática. Pero,
    el 1º de mayo de 1966, Fidel comienza por clasificarse
    modestamente como "aprendiz revolucionario…debemos evitar el
    desprecio de las experiencias y la copia mecánica de fórmulas
    (extranjeras)… el comunismo puede construirse en un solo
    país, (esta afirmación es muy discutible: el cerco
    contra ese país, al avanzar totalmente solo en una
    construcción desacreditada, por su
    contorno, exigiría un Estado fuerte, una policía,
    un ejército, una burocracia que se
    renovara sin cesar. En sentido contrario, podemos prever que una
    civilización socialista evolucionada, rica y humana,
    desarrolla el sentido de la fraternidad). El comunismo y el
    socialismo deben construirse en forma paralela. Al avizorar los
    objetivos
    socialistas, no debemos ni hipotecar ni renunciar al desarrollo y
    a la formación del hombre
    comunista".

    "El comunismo sólo podrá
    establecerse en la sociedad humana cuando desaparezca el
    egoísmo. Se puede alcanzar la abundancia sin el comunismo.
    El comunismo será la abundancia sin egoísmo…
    Cuando tengamos niveles satisfactorios de alimentación, de
    educación,
    de cuidados medicinales y, de alojamiento, no pensaremos en dar
    un automóvil a cada uno de nosotros, sino que nuestro
    deber será preocuparnos porque cada familia de los
    países que queden muy por detrás de nosotros,
    reciba al menos un arado". Esta lección de solidaridad
    internacional se dirige de paso a las U.R.S.S., con la que no
    eran muy buenas las relaciones en esa época. A la U.R.S.S.
    no le gusta ver como se infla el déficit comercial de
    Cuba, sobre todo se es un país que se niega a alinearse
    políticamente.

    Al mismo tiempo, y para
    que se origine más pronto esa abundancia, Fidel pide que
    se incorporen a la producción, en los diez años
    siguientes, un millón de mujeres
    cubanas.

    Hay que "adquirir el concepto de
    trabajo como algo que no es despreciable, ni tampoco un
    sacrificio, sino un placer; la cosa más agradable y feliz,
    que ya no sea un deber sino una necesidad moral…"

    Violación de los derechos humanos
    por la legislación comunista de Castro

    A partir de la ascensión al poder, el
    gobierno de Fidel Castro, tal como lo digieramos anteriormente,
    se caracterizo por su totalitarismo y su profundo depotismo en la
    inclusión de las ideas marxistas en la sociedad
    cubana.

    Esto dio lugar a que el mundo occidental
    rechazara esta gestión
    y continuamente denunciara a través de los foros
    internacionales las continuas violaciones de hecho y de derecho
    ejercidas por el gobierno de Castro.

    A manera de ejemplo diremos que, el 10 de
    diciembre de 1948, en París, la Asamblea General de las
    Naciones Unidas
    acordó proclamar unos principios
    básicos de convivencia humana. Estos principios,
    conocidos con el título de Declaración Universal de
    los Derechos Humanos,
    no eran más que un reconocimiento expreso de normas inmutables
    que rigen el orden natural.

    Este orden no fue establecido por un compromiso
    entre partes, ni como resultado de un forcejeo entre
    contratantes. Así, el enunciado de las Naciones Unidas
    fue, simplemente, como hemos afirmado, un reconocimiento del
    orden establecido por Dios mismo, Creador y Señor de todas
    las cosas. Fue la reafirmación parcial de las esencias de
    la naturaleza
    humana que, reconocidas o ignoradas, integran un Derecho
    natural anterior y superior a todos los acuerdos u
    ocurrencias del hombre,
    individual o colectivamente considerado.

    En el respeto a ese
    orden natural, consagrado o no en derechos positivos,
    están los límites de la civilización y,
    más propiamente, de la vida cristiana.

    Es ese el dilema planteado al mundo occidental.
    Más allá de las bellas palabras y de las
    declaraciones formalistas, pletóricas de conceptos
    abstrusos y altisonantes, las realidades inexorables golpean
    brutalmente la sensibilidad del hombre de
    todas las latitudes. Al Occidente corresponde la opción:
    hacer buenos los conceptos que le han dado razón de ser a
    través de su fiel observancia o desistir de su
    función histórica, haciendo cobarde entrega de los
    valores
    humanos que tiene en custodia para subordinarlos a una
    filosofía de carácter mecanizado, en que lo
    económico determina los modos de pensar del hombre y sus
    conceptos de la verdad.

    Es un problema de mera consecuencia. Se trata de
    que cada cual, sin eufemismos, sea lo que realmente es. por otra
    parte, es demasiado tarde, y los momentos demasiado graves, para
    hacer juegos de
    palabras. En términos de occidentalidad, vale decir que
    los principios, el
    cristianismo,
    no son tapa para cubrir la averidad mercancía que se
    oculta tras los malarismos de conferencias internacionales y de
    trasnochadas sutilezas diplomáticas.

    El éxito en la tarea de instaurar un
    régimen comunista depende de la eficacia y de la
    habilidad de sus promotores para organizar el control de seres
    humanos. Lograr ese control requiere la previa y minuciosa
    destrucción de todos los valores de
    la
    personalidad y la cultura. Lo
    que es tanto como afirmar que la destrucción de los
    derechos
    humanos más elementales, tal como han sido enunciados
    por las Naciones Unidas
    en su Declaración Universal de París, es
    indispensable para el cabal establecimiento de un régimen
    comunista.

    Lo ya realizado en Cuba da fe de la eficacia sin
    escrúpulos y de la capacidad técnica de los agentes
    encargados de ejecutar esa tarea en nuestro
    país.

    El asalto contra los derechos humanos
    de Cuba se a realizado con la frialdad y sistema marxista,
    desde todas las posiciones. Hasta ahora, la América
    Hispana había presenciado el espectáculo de
    gobiernos que, desde una aparente respetabilidad legarl,
    habían infringido de hecho alguno o algunos de los
    derechos humanos.
    Ahora, en el Caribe, existe un régimen que, ausente de
    cuidados, los viola de hecho con actos de gobierno y de derecho,
    los ignora y excluye con una legislación que desconoce los
    principios
    esenciales de Occidente.

    Los fusilados con salvas en las madrugadas de
    terror; los conducidos a las cámaras de frío o de
    calor; los
    torturados física o
    psíquicamente por los mil medios inventados por la
    barbarie diabólica; los martirizados
    sicológicamente por el lavado de cerebro; los
    presos con hambre, con sed y con horror en prisiones sobre
    cimientos dinamitados; los niños sometidos a patrones de
    adoctrinamiento masivo e inhumano; esos, no tienen ninguna
    ley contra la
    cual protestar. Ninguna ley escrita les
    ha sido aplicada, sino el hecho primitivo y brutal de los actos
    de gobierno de un régimen comunista en el
    Caribe.

    ( Violación de los Derechos Humanos por la
    legislación comunista de Castro. Antonio Alfonso Avila.
    Ed. "La voz de Cuba" 6-1-62. Miami. Fla.
    E.E.U.U.).

    El Castrismo y la Ortodoxia
    Marxista-Leninista en América
    Latina

    Los partidos comunistas de Latino América,
    fundados con el apoyo directo de la Comitern, en los años
    que siguieron a la revolución
    rusa, reprodujeron y reflejaron con fidelidad el modelo de
    organización leninista-stalinista. Antes de
    Fidel Castro, con excepción del partido chileno, eran
    minorías sectarias impedidas de tomar acciones
    eficaces por su total subordinación a las instrucciones de
    la Comitern. Los partidos comunistas latinoamericanos no estaban
    interesados en elaborar experimentos
    propios. Su estrategia estuvo
    siempre basada en la doctrina dictada por la Unión
    Soviética.

    La excepción podría decirse que fue
    en Chile, y en
    menor medida en Brasil y El
    Salvador.

    La victoria de la Revolución
    cubana cambió todo el espectro de la Izquierda en
    América
    Latina, planteando cuestiones teóricas y
    prácticas fundamentales en relación a los métodos y
    el ritmo de la lucha revolucionaria en el
    continente.

    En la década del 60 Fidel Castro y sus
    seguidores trataron de convertir a La Habana en un centro de
    revolución continental. Castro no ocultaba su profundo
    desprecio por los marxistas escolásticos cuya principal
    preocupación consistía en la evaluación
    teórica de las condiciones objetivas para la
    revolución. Por el contrario, los líderes cubanos
    promovían y alentaban la formación de grupos
    políticos-militares inspirados en el ejemplo castrista y
    dispuestos a imitarlos en todo el continente.

    LA LUCHA ARMADA CONTRA LAS OLIGARQUÍAS
    DOMINANTES SE PROCLAMABA LA PRINCIPAL ESTRATEGIA, Y LA
    VIOLENCIA FUE
    REHABILITADA COMO UN ARMA POLÍTICA
    JUSTIFICADA.

    Ante esta posición existieron partidos que
    persistían en su compromiso con el camino sin armas (Chile y
    Uruguay),
    mientras que otros grupos de la
    línea de Moscú decidieron seguir las exhortaciones
    cubanas en favor de la lucha armada (Colombia,
    Venezuela,
    Guatemala).

    Un hecho importante en la relación entre
    Fidel Castro y los partidos ortodoxos fue la Conferencia de
    Partidos Comunistas Latinoamericanos efectuada La Habana en
    Noviembre de 1964. Su principal objetivo fue
    desarrollar y aumentar la coordinación y la
    cooperación entre partidos de la línea
    soviética y fortalecer las relaciones entre estos grupos y
    Cuba.

    Para dar a manera de ejemplo una de las
    conclusiones a que se arribó en dicha Conferencia
    podemos citar la siguiente: "Ciertamente, la lucha armada no se
    puede lanzar a menos que exista un mínimo de
    condiciones subjetivas. Pero esto no significa que sea necesario
    esperar hasta que tales condiciones hayan madurado
    plenamente
    . Si bien el momento de alcanzar el poder es
    esencial que hayan madurado plenamente tanto los factores
    objetivos como los subjetivos de la revolución, esto,
    creemos nosotros, no es absolutamente necesario para comenzar
    la lucha armada
    ".

    A raíz de este precepto el comunismo
    castrista instó a la lucha armada en toda Latino
    América. Los principales focos que aceptaron dicho
    accionar fueron los grupos
    políticos colombianos y el intento de Ernesto "Che"
    Guevara en Bolivia. Los
    primeros con el lema: "La agresión armada del enemigo se
    debe enfrentar con resistencia
    guerrillera y lucha armada en la campiña. Cuando las
    condiciones lo permitan, esto debe llevarse a las ciudades y a
    las zonas de las clases trabajadoras"

    No solo en estos dos países
    latinoamericanos se desarrollo el intento castrista de
    introducción de su revolución marxista-leninista,
    sino que, aunque con otra formas, también tuvo su auge en
    países como Chile,
    Uruguay, El
    Salvador, Nicaragua y Honduras.

    Luego de las diferentes luchas antiguerrilleras
    y/o revoluciones militares de derrocamiento de gobiernos
    comunistas (Chile), la
    tremenda derrota sufrida por Ernesto Guevara en Bolivia y los
    magros resultados obtenidos por la política castrista en
    el resto de Latinoamérica, Castro debió centrar su
    objetivo en el eje Cuba-Rusia, idealizando también su
    relación Cuba-China nunca
    llevada a cabo o concretada, punto que sera motivo más
    adelante de nuestro análisis.

    El caso de Castro es, pues, fascinante desde el
    punto de vista de una sociología de elítes revolucionarios
    contemporáneos: el líder
    cubano parecería unificar en su personalidad
    el oportunismo pragmático tan caracterítico de la cultura
    política comunista y la versatilidad moral de los
    dictadores latinoamericanos corruptos.

    El marxismo-leninismo con rostro tropical, la
    principal contribución de Castro a la historia
    política del continente, fue el resultado de su
    desconcertante encuentro entre diferentes y conflictivas
    tradiciones, fundidas en el crisol de un romanticismo
    revolucionario así llamado por él
    mismo

    Bajo mi opinión no hay
    más que decir sobre este asunto. Mi opinión
    personal es
    que se debe tomar en cuenta al ser humano que vive en un isla la
    cval perfectamente podría llamar una especie de
    "cárcel", y esto gracias al comunismo. Pero lo que mas me
    sorprendió y esto es aparte del comunismo es como gran
    parte del pueblo cubano lo sigue muy fiel.

    Sinceramente y para cerrar mi visión con
    respecto al comunismo creo que es una especie de esclavitud de la
    sociedad con toques de modernismo.

    Bibliografía
    utilizada:

    1- Historia de las ideas políticas. Alberto
    Rodriguez Varela. Ed. A-Z septiembre 1987

    2- Enciclopedia Hispánica. Enciclopedia
    Britanica Publishers, Inc. 1991-92. EE.UU.

    3- Violación de los Derechos Humanos por la
    legislación comunista de Castro. Antonio

    Alfonso Avila. Ed. "La voz de Cuba". 6 de enero de
    1962. Miami. Fla. EE.UU

    4- Cuba, 1959-1991: Evaluando el Castrato. Serie
    pedagógica. Ed. IICLA. Instituto de

    Investigaciones Culturales Latinoamericanas. 1941:
    ensayo
    presentado en la conferencia del
    Foreign Policy Research Institute, "Violencia
    Revolucionaria en la América
    Latina" (Washington, D.C., diciembre 1985.)

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