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Cultura Egipcia



    Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. México.
    Junio de 1996

    Documento elaborado por:

    Luis Enrique Domínguez
    Velasco

    ()

    Ricardo Sotelo
    Mora

    ()

    NOTA: Facilitamos este trabajo para ayudar a
    ahondar en la investigación, no para entregar al profesor
    una copia de este. Gracias.

    (El documento original
    contenía imágenes
    que fueron suprimidas por razones de espacio)

    Cultura
    Egipcia

    I N T R O D U C C I O N

    H I S T O R I A

    *Orígenes

    *Cultura
    Egipcia

    *Egipto
    Antiguo

    *La egiptología

    *5000 a 2500 a. C. 1ª a Xª
    Dinastía (Período Memfita)

    *2500 a 1100 a. C. XIª a XXª
    Dinastía (Período Tebano)

    *1100 a 525 a. C. XXIª a XXXª
    Dinastía (Período Sait

    O R G A N I Z A C I O N P O L I T I C A Y S O C
    I A L

    *Estrato social de los habitantes de
    Egipto

    *Esclavitud de
    lujo

    *Faraones de Egipto

    *Faraones famosos

    *Un reino gobernado por divinos faraones
    .

    *Los poderes del faraón

    *Privilegios del faraón

    *La forja de una nación

    *Soldados

    *El Valle de los Reyes

    *Una reina que fue rey

    A G R I C U L T U R A

    *Características del Nilo

    *El vastísimo desierto de
    Egipto

    *El Nilo y la agricultura

    *Vida económica

    L I T E R A T U R A

    *Evolución de la escritura

    *La escritura
    jeroglífica

    *El problema del mito y del
    absolutismo

    *Himno al Nilo

    *El "Libro de los
    Muertos"

    *Textos de los
    sarcófagos

    *Textos de las pirámides

    *La poesía
    Lírica egipcia

    *El canto y el baile

    *El "Canto del arpista"

    *Himno en honor de Egipto

    *Canción

    *Himno a Atón

    A R T E

    *Arquitectura

    *Cuerdas, rampas y esfuerzo
    humano

    *La Gran Esfinge

    *Escultura

    *Destreza de los artesanos

    *Pinturas y artes decorativas

    *Relieve y
    pintura

    *Dibujantes

    *Herramientas

    *Métodos de
    representación

    *Técnicas en la pintura, el
    relieve y la
    escultura

    *Tejidos y
    adornos

    *El secreto arte de
    embalsamar

    *Un cuerpo para el Mas
    Allá

    *Matemáticas y medicina

    *Magia y medicina.

    R E L I G I O N

    *Filosofía Egipcia

    *El sol, un nuevo
    dios

    *Culto a los muertos y la construcción de las
    pirámides

    *Creencias religiosas

    *Animales del
    valle del Nilo

    *Mitología y religión. Vestigios
    de especulación filosófica

    *Los dioses del Nilo

    *La doctrina cosmogónica de
    Hermópolis

    *Los mitos
    solares

    *El ciclo osírico

    *Osiris el señor del
    silencio

    *Otras divinidades

    *Divinidades cósmicas o de
    fenómenos naturales

    *Divinidades de ultratumba

    *Mitos e
    himnos

    *Una religión
    Politeísta

    *Una escalinata hacia el sol

    F O R M A S D E V I D A

    *El paso a la alta cultura en
    Egipto

    *Navegando por el Nilo

    *Hogares cómodos

    *Los egipcios en su hogar

    *Comidas y bebidas

    *Compras y
    ventas

    *El adorno del cuerpo

    *Amor y
    erotismo en Egipto

    C O N C L U S I O N

    B I B L I O G R A F I A

    Introducción

    En medio del desierto surgió una de las
    civilizaciones más espléndidas de la historia. Logró
    sobrevivir durante 30 siglos que dieron como fruto su escritura,
    calendario, la medicina y
    maravillosas obras arquitectónicas que hoy
    continúan desafiando el inexorable rigor del tiempo. Y
    también bellísimos testimonios artísticos,
    las momias, los reyes-dioses, entre otras.

    Su inmenso legado asombra a Occidente, no en vano
    los faraones Tutankamón y Ramsés captan el mayor
    número de visitantes a las grandes exposiones organizadas
    en Francia
    durante los últimos 25 años; muy por encima de
    Picasso y
    Dalí; muchos más que Renoir, Manet, Gauguin y todos
    los impresionistas juntos.

    Los egipcios fueron un pueblo que no solo
    florecieron intelectualmente, sino que también se
    adelantaron a muchas cosas que conocemos hoy en día como
    el arte,
    conocimientos acerca del cultivo, creencias astronómicas,
    etc.

    Los egipcios lograron hacer de su cultura un
    imperio casi impenetrable, claro que esto no fue de la noche a la
    mañana, sino que fue, como hemos dicho durante muchos
    años, quizá siglos, recopilando y adoptando
    aspectos, datos y cosas de
    otras culturas.

    Sin duda este es un trabajo fascinante, que
    gustará a todo aquél que lo lea, ya que es una
    recopilación de varias fuentes
    bibliográficas, respetando de cada una sus fechas
    respectivas.

    Historia

    Orígenes

    Los egipcios fueron un pueblo conservador por
    excelencia, lo que puede también explicar la fase
    relativamente atrasada en que se detuvo su religión;
    además de aceptar divinidades de otras razas, con las que
    entraron en relaciones hostiles o amistosas, conservaron con
    celoso cuidado las de las diversas religiones del
    país.

    A los antiguos les atribuyó un origen
    africano creyendo que venían del Alto Nilo. Se sabe que
    hoy Etiopía, lejos de colonizar Egipto, fue
    colonizada por él, y que el pueblo egipcio desciende del
    grupo hamita de raza blanca, cuyas tribus poblaron
    Africa del
    Norte.

    Cabe agregar que los egipcios estuvieron en un
    tiempo bajo
    dominio de los
    hicsos (grupo
    asiático) hasta que los gobernadores tebanos del Alto
    Egipto
    lograron derrotarlos y expulsarlos (1580 a. C). Se inició
    entonces un período conocido como Nuevo Imperio,
    caracterizado por las conquistas militares de Egipto.
    Posteriormente, Egipto fue
    conquistada por otros pueblos.

    Los egipcios fueron los más notables
    representantes de la raza camita, una raza africana que
    constituyó el núcleo de los primeros pueblos
    mediterráneos, y a la que se le suele asignar la mayor
    parte de las estirpes y lenguas que no pertenecen a las 2 grandes
    familias : la indoeuropea y la semita. Camita son, el copto,
    derivado directamente del egipcio el grupo de
    lenguas berberiscas, que todavía se habla en el Africa
    Septentrional, y la raza "kushita" que comprende, entre otros, el
    somalí, el gala y el dankali; al tronco camita parece
    corresponder, además, pueblos como los egeos de la
    civilización minoica de Creta; los vascos de España,
    los drávidas de la India, y
    algunas razas de la Polinesia.

    En cuanto a los egipcios, en siglos pasados se les
    propuso originarios de una región llamada Punt, situada
    probablemente a lo largo de la costa Somalí. Estos
    antiquísimos Punistas procedentes del sur africano y
    convertidos en indígenas de las orillas del Nilo,
    habrían sido después sometidos por invasores
    septentrionales, portadores de una civilización más
    elevada que produjo el nacimiento de las
    dinastías.

    En el curso del río se basa la posterior
    subdivisión del país en Alto Egipto (Tebaida),
    Medio Egipto (Heptanomida) y Bajo Egipto (Delta) con esta
    división se corresponden los tres grandes períodos
    históricos : Memfita, Tebano y Saíta, entre
    los cuales se distribuyen treinta y tres dinastías de
    faraones.

    Sin el Nilo, todo el territorio egipcio
    sería un desierto árido e inculto. Es este
    río el que trae de lejanas regiones, en las que las
    precipitaciones son muy copiosas, el agua que
    permite junto a sus riberas los cultivos y la vida. Estas aguas a
    veces se desbordan originando las periódicas crecidas que
    obligan a los campesinos a un largo lapso de inactividad aunque
    aveces resultan insuficientes, sobre todo en las tierras
    distantes del curso del río.

    Las pérdidas sufridas en la zona pantanosa
    y la carencia de afluentes en esta región árida
    comprometería quizá la existencia misma del
    río en el larguísimo recorrido medio e inferior, y
    el Nilo se agotaría a través de los miles de
    kilómetros de desierto que se interpone antes de alcanzar
    el mar.

    El régimen hidrográfico del
    río Nilo se caracteriza por 2 crecidas anuales que se
    producen en verano de modo poco regular, por lo menos en su curso
    medio y bajo. El nivel del río comienza a subir en junio y
    alcanza su máximo en septiembre, para descender
    después gradualmente, hasta alcanzar su nivel más
    bajo entre febrero y junio. Las crecidas del Nilo se deben a la
    abundante aporte de sus 2 afluentes de la derecha, el Nilo Azul y
    el Atbara. En la crecida estival máxima del Nilo,
    ésta procede aproximadamente en un 80% del Nilo Azul, en
    un 15% del Atbara y sólo en un 5% del Nilo Blanco. El
    aporte invernal aveces es debido en gran parte al Nilo Blanco.
    Por ello, la prosperidad de Egipto depende de la crecida anual
    del Nilo que, al inundar una prolongada faja a lo largo de sus
    orillas las riega y fertiliza, depositando sobre ellas una sutil
    capa de limo.

    El clima de Egipto
    es de tipo desértico mitigado únicamente el la
    costa mediterránea. Se caracteriza por la extrema escasez
    o incluso la falta absoluta de lluvias, por un cielo sereno
    durante largos espacios de tiempo, por
    temperaturas elevadas todo el año.

    Durante varios siglos, el Alto Egipto afirma su
    unidad frente a la rebeldía del Delta, que se ha
    desarrollado completamente como una sociedad
    agrícola con artesanías y ciudades. El Alto Egipto
    mantiene su personalidad
    frente a los nubios del sur, los libios del oeste y los beduinos
    del desierto del este y de la península del
    Sinaí.

    Se citan 3 reyes, llamados Escorpión,
    Narmer y Horus, como los unificadores de
    Egipto.

    Egipto aparece precisamente como el "Reino de los
    2 países" El Alto y el Bajo y su rey es una divinidad.
    Esta vive en el rey como en la imagen o en el
    animal sagrado; al morir el rey pasa a su sucesor. El rey es la
    encarnación de Horus, y tal concepción reposa en
    ideas bien vivas sobre la función religiosa del jefe de la
    horda primitiva. En las 2 coronas, la blanca y en forma de alto
    gorro o tiara del Alto Egipto y la roja baja gorra del Bajo, se
    resume la hazaña cultural de la unificación del
    país y la creación de una entidad de importancia
    política
    antes nunca conocida.

    De las 5 dinastías que la ciencia
    moderna asigna al primer periodo de la historia egipcia, o sea, el
    llamado Imperio Antiguo, que durante las 2 primeras
    dinastías "tanitas" tuvo la capital en
    Tanis, y de la tercera en adelante, en Menfis, solamente la
    cuarta comienza a alcanzar relieve
    gracias a la "Piedra de Palermo", que nos revela algunas
    particularidades acerca del reinado de su fundador y gracias
    también a las 3 grandes pirámides erigidas en
    Gizeh.

    Con la misma dinastía, comenzó un
    período intermedio de trastornos internos que duro hasta
    la XI dinastía; en la actualidad al Imperio Medio se le
    asigna solamente las dinastías XI y XII. Siguió un
    segundo período intermedio que coincide con la presencia
    en el Delta de los hycsos, semitas invasores; después
    comienza la triunfante ascensión del Imperio Nuevo. En el
    último período, de decadencia y trastornos, el
    centro de la vida social, oficial y cultura se
    traslado hacia el Bajo Egipto; fueron capitales alternativamente,
    Tanis, Sais, Mendes, Sebenytos. A una dinastía de reyes
    sacerdotes y a 2 dinastías libias, siguió una
    etíope; después una nacional, que
    señaló un renacimiento
    espiritual y literario; tras el paréntesis que significo
    la dominación persa, reinaron en menos de un siglo las 3
    últimas dinastías de faraones. La conquista por
    parte de Alejandro
    Magno, la dinastía de los Ptolomeos, la
    ocupación romana, la invasión árabe, son los
    principales hechos políticos que llevaron al gradual
    debilitamiento y extinción de todo lo
    egipcio.

    Cultura egipcia

    La historia del Egipto Antiguo
    se divide en 3 imperios con intervalos de dominación
    extranjera y guerras
    internas. El Imperio Antiguo se caracterizó por el
    florecimiento de las artes y la construcción de las pirámides.
    Durante el Imperio Medio (2050-1800 a. C), tras una etapa de
    decadencia, Egipto conoció un período de esplendor
    en su economía, literatura y artes. En el
    Imperio Nuevo (1567-1085 a. C.) el país alcanzó su
    edad dorada conquistando a los pueblos vecinos y expandiendo su
    territorio bajo la dirección de los faraones de la XVIII
    dinastía.

    La decadencia del imperio se dio hacia 1075 a. C.,
    a raíz de las diversas invasiones de otros pueblos, las
    cuales modificaron la división y extensión del
    territorio de Egipto.

    Egipto antiguo.

    El período que solemos denominar "Antiguo
    Egipto" es la época en que fue gobernado por los faraones,
    a partir del año 3000 a. C.

    En el Valle del Nilo se desarrolló una de
    las primeras grandes civilizaciones agrícolas de la
    antigüedad. El estrecho valle del río, en el
    área regada y fertilizada por sus crecidas, ofreció
    un medio extraordinariamente propicio para el desarrollo de
    una agricultura
    intensiva; pero al mismo tiempo
    obligó a una elevada organización del trabajo. La unidad
    básica y natural fue el "Nomo" , o pequeña
    provincia formada alrededor de los núcleos de población del valle y gobernada por
    miembros de la nobleza, pero la explotación nacional del
    país exigió la cooperación entre estos
    nomos, dificultada por las grandes distancias y la ausencia de
    buenas calzadas.

    La elevada densidad de
    población provocaba grandes crisis de
    subsistencias (hambre, enfermedades, entre otros)
    en el caso de una desorganización o decadencia del
    sistema de
    regadíos. Los productos
    básicos fueron el trigo (pan), la cebada (cerveza) y los
    animales
    domésticos. En los momentos de unidad y tranquilidad, la
    enorme cantidad de impuestos y
    prestaciones
    personales que pesaban sobre los campesinos trabajadores de
    la tierra,
    permitió a las clases propietarias de las mismas
    (faraón, clero, nobleza) acumular grandes capitales, que
    improductivamente invertidos en templos y tumbas, no
    contribuyeron al desarrollo de
    nuevas técnicas de producción o de uso agrícola,
    bastante primitivo; la situación económica y social
    pudo así mantenerse durante milenios, apoyada
    además en la ideología oficial que da un fundamento
    religioso a la existencia de las diferentes clases
    sociales.

    El valle no fue poblado durante el
    paleolítico, ya que los yacimientos de este periodo se
    encuentran en los límites del desierto. Durante el
    neolítico, poblaciones procedentes del este y del noroeste
    iniciaron la explotación de las posibilidades
    agrícolas del valle. El estudio de sus enterramiento ha
    permitido la clasificación de varias culturas que
    conocían la cerámica y el trabajo de
    la piedra dura, y algunas de las cuales practicaban el culto de
    los animales; en este
    período se formaron los nomos, por la cooperación
    entre las pequeñas comunidades locales.

    El llamado Imperio Antiguo fue un período
    de gran centralización del poder en la
    persona del
    faraón, auxiliado por una complicada burocracia y
    controlada por sus más directos familiares. El comercio exterior
    fue también considerado empresa estatal;
    importación de madera de
    Biblos, para vigas y barras; de incencio y mirra de Punt, en la
    costa somalí y de oro, ébano y marfil de Nubia,
    realizada a cambio del
    trigo egipcio o por medio de expediciones militares. Los
    artesanos llegaron ha alcanzar gran habilidad técnica,
    especialmente el la cerámica y el trabajo de
    la piedra dura y sus oficios se hicieron hereditarios. El
    mantenimiento
    del aparato estatal y del culto mortuorio del faraón
    representó una enorme presión fiscal sobre
    los trabajadores agrícolas. La VI dinastía
    acabó con la autonomía de las ciudades en el norte.
    Los gobernadores provisionales del sur se independizaron, lo que
    dio paso al llamado primer período intermedio durante el
    que se registró el establecimiento de asiáticos en
    el delta. La reorganización de la administración tuvo como consecuencia un
    aumento general de la producción, la influencia egipcia se
    extendió a Siria y a Nubia.

    El nuevo período intermedio se vio
    caracterizado por el establecimiento en el delta de las tribus
    asiáticas de los hicsos procedentes de Palestina, que
    adoptaron las costumbres egipcias, fundaron la XV y XVI
    dinastías y desde su capital,
    Avaris, extendieron su dominio a la casi
    totalidad del territorio egipcio, con excepción de Nubia y
    Tebas. Donde la XVII dinastía se había mantenido
    independiente . La conquista de Avaris señaló el
    inicio del Imperio Nuevo, durante el cual Egipto, por razones
    tanto comerciales como de seguridad,
    llevó a cabo una clara política imperialista
    respecto a Siria y Palestina e intensificó sus relaciones
    dentro del ámbito mediterráneo.

    La egiptología

    Sólo a principios del
    siglo XIX se constituye la ciencia de
    las antigüedades egipcias. Hasta entonces, los
    jeroglíficos o caracteres sagrados, grabados en la piedra
    de los monumentos, habían permanecido indescifrables,
    así como la escritura
    cursiva (hierática) empleada en los papiros. El
    descubrimiento de la "piedra de Rosetta" hecho por un oficial del
    ejército de Napoleón fue el punto de partida de los
    otros dos descubrimientos posteriores.

    Sobre esta piedra estaba grabado en dos lenguas,
    griega y egipcia y en tres escrituras, griega, demótica
    (derivada de la escritura
    hierática) y jeroglífica. Lo que en esta piedra se
    decía era un decreto de Ptolomeo fechado en 196 a. C. El
    francés Campollion, partiendo de esta inscripción,
    fue el primero en descifrar el enigma que habían
    significado hasta entonces los jeroglíficos y hacer un
    diccionario
    jeroglífico y una gramática egipcia.

    Dividiremos en tres períodos la historia del antiguo
    Egipto:

    5000 a 2500 aproximadamente 1a. a
    Xa. dinastía. Período menfita.

    Durante este período, la capital, o al
    menos una de las principales ciudades, fue Menfis en el Bajo
    Egipto.

    Ignoramos casi todo de los soberanos de las tres
    primeras dinastías. Se sabe que la unificación de
    Egipto se realizó gracias a ellos, y que sometieron
    paulatinamente a los jefes de las provincias, o nomos,
    reduciéndolos al papel de
    grandes dignatarios de la Corte, fundando así la
    nación egipcia.

    Tres reyes de la IVa. dinastía,
    Kéops, Kefrén y Micerinos, particularmente
    ilustres, construyeron las tres famosas pirámides de Gizeh
    cuyas masa colosales se yerguen aún a orillas del desierto
    líbico. Por esta época, los egipcios estaban en
    guerra con los
    semitas de Arabia.

    2500 a1100 XIa. a XXa.
    dinastía. Período tebano.
    Cuando la realeza
    menfita se debilitó, el país se disgrego, y los
    principales del Alto Egipto tomaron el poder,
    haciendo de Tebas la nueva capital.
    Comenzó así el primer imperio tebano o
    imperio medio. Egipto volvió a ser poderoso y
    próspero, extendió sus fronteras, ocupando
    nuevamente Nubia al sur, rica en oro, y al nordeste la
    península de Sinaí, rica en cobre. Los
    reyes de la XIIa. dinastía favorecieron las
    ciudades del norte. Uno de ellos, Amenemhat II
    ordenó ahondar el lago Meris, destinado a
    regularizar las aguas del Nilo.

    Hacia el año 2000 Egipto fue asaltado por
    los hicsos, pastores nómadas probablemente semitas,
    venidos de Asia, quienes
    luego de haberles sometidos a pillajes se instalaron como
    señores. Fueron arrojados a Palestina por Amosís
    I,
    el libertador, fundador de la, XVIIIa.
    dinastía. Comienza entonces, hacia 1600, el nuevo
    imperio tebano,
    abriéndose para Egipto, con la
    XVIIIa. y la XIXa. dinastías, una
    era de prosperidad material y de civilización brillante.
    Se desarrolla el comercio; se
    abre un gran canal que comunica el Nilo con el Rojo, se restauran
    los templos. Grandiosas construcciones celebran en Karnak
    y en Luxsor al todopoderoso Amón, la gran divinidad
    tebana; el Valle de los reyes se puebla de numerosas tumbas
    subterráneas en la que los faraones más ilustres,
    Tutmosis III, Seti y, Ramses II reposaran
    durante milenios al abrigo de curiosidades
    sacrílegas.

    El relato de sus expediciones está grabado
    en los muros de los templos de Karnak . Tutmosis III y Ramses II,
    grandes conquistadores, sometieron palestina y Siria (toma de
    Mageddo Cadesh, Karkemish). Se enfrentaron al poderoso reino
    Hitita, al que Egipto debió ceder Siria del norte. En el
    sur, la colonización egipcia se extendió más
    halla de la sexta catarata

    1100 a 525. XX!a. a
    XXXa. dinastía. Período Saita.

    Vino una larga serie de conflictos y
    de divisiones que entregaron a Egipto en manos de los, libios,
    etíopes y asirios (siglo VII). Sin embargo, aún se
    sobrepuso una vez más y fue liberado de la
    ocupación saita por un príncipe de Sais, del
    Bajo Egipto, Psamético III, quien fundó la
    XXVI dinastía (hacia 655). El comercio
    recobró su prosperidad; los edificios religiosos se
    reconstruyeron; el faraón Enkao trató de poner
    nuevamente en uso el canal del Nilo al mar Rojo; formó una
    marina y equipó una flota que, con marinos fenicios,
    habría dado en tres años, según la
    tradición, la vuelta a África, a la cabeza de los
    ejércitos egipcios, atravesó Siria, pero se
    enfrentó al rey de Babilonia, Nabucodonosor, quien
    le infligió una derrota (604).

    Egipto está agotado. Su último rey
    nacional, Amasis, asustado del creciente poder de los
    persas, busca el apoyo de los griegos, quienes fundan la ciudad
    de Naucratis, en el delta, y, después, de los
    lidios y los caldeos. Finalmente, bajo Psámetico
    III,
    el rey persa Cambises invade a Egipto y lo reduce
    a provincia del imperio persa (525). Comienza entonces la larga
    historia de
    dominaciones extranjera que padeció Egipto hasta el
    año de 1922.

    Organización política y
    social

    La organización sociopolítica del
    pueblo egipcio obedeció a la relación primaria que,
    desde un principio, se estableció entre la
    dimensión religiosa y el aspecto económico de la
    subsistencia básica: nos referimos a la
    divinización del Nilo como fuente primordial de sustento.
    Este esquema mental prefigura como una forma de mando en la que
    es un solo individuo el que reúne en sí los poderes
    político, judicial y administrativo, así como la
    autoridad
    religiosa. De aquí que fuera el faraón ("Gran
    Casa") quien ocupara el puesto supremo en el gobierno, en la
    escala social, en
    la jerarquía sacerdotal y que, además, fuera
    venerado como una divinidad, siendo este último aspecto de
    gran relevancia. A esta forma de gobierno, cuyo
    fundamento es la religión, se le
    conoce con el nombre de teocracia.

    Eje de todas las actividades y revestido de
    poder
    absoluto, el faraón y su familia se
    destacaban claramente respecto de los demás hombres. La
    rígida división de clases egipcia obedecía,
    también, a la necesidad de organizar y controlar, hasta en
    sus más mínimos detalles, la vida de los
    súbditos de un imperio tan vasto.

    Por debajo del faraón y la familia
    real, la influyente clase sacerdotal desempeñó un
    papel decisivo
    en los acontecimientos que constituyen la historia de Egipto. En
    el siguiente peldaño social hallamos la clase de los
    funcionarios o cuerpo administrativo, integrada por nobles que
    contaban con amplios privilegios e influían, como los
    sacerdotes, poderosamente en el faraón. Dentro de este
    sector, los escribas se señalaban como figuras claves del
    imperio, ya que en sus manos —provistas con cálamos
    para escribir, tintas y papiros— estaba la tarea de
    consignar por escrito leyes y edictos
    imperiales, informes
    administrativos, actividades comerciales y textos
    sagrados.

    Venía en seguida la clase de los soldados
    profesionales, en tanto que comerciantes y artesanos
    constituían el quinto estrato de la jerarquía
    social egipcia. Los comerciantes, sobre todo, se destacaban como
    elementos de valor
    inapreciable dentro de un imperio rico y próspero, ya que
    mediante sus actividades de importación y exportación de mercancías eran
    quienes, en gran parte contribuían a mantener la
    supremacía egipcia.

    Los campesinos formaban la sexta clase social, y
    es fácil reconocer su importancia teniendo presente que
    Egipto era un país fundamentalmente agrícola. Por
    debajo del campesino se encontraban los esclavos. Éstos
    carecían de derechos y tenían a
    su cargo las labores más pesadas.

    Estrato social de los habitantes
    de Egipto

    Esclavitud de lujo

    En Egipto existía la esclavitud, pero
    no en el sentido clásico de la palabra. Los siervos
    "forzosos" tenían derechos legales,
    percibían salario y hasta
    podían ser ascendidos. Los malos tratos no eran
    frecuentes, y cuando ocurrían, el esclavo tenía
    derecho a reclamar ante los tribunales, aunque únicamente
    si el castigo había sido injusto. Para servir en las
    mejores familias incluso había voluntarios. A veces,
    personas arruinadas se vendían a sí mismas a
    familias de buena posición. Los esclavos adscritos al
    servicio
    doméstico podían considerárseles
    afortunados. Además de alojamiento y comida, su
    dueño estaba obligado a suministrarles una cantidad de
    telas, aceites y vestidos.

    Muchos piensan que las pirámides fueron
    obras de esclavos, pero en realidad fueron obras de personas
    libres, eso sí, a contratos que les
    obligaba prestar servicios al
    Estado durante
    los meses de crecida del Nilo. El papel de los
    esclavos no fue muy relevante en la economía de Egipto, a
    pesar de lo que la Biblia da a entender. Es durante el Imperio
    Antiguo (2635-2154 a.C.) —la época en que se
    contribuyeron las pirámides— cuando más clara
    se presenta esta peculiaridad, hasta el punto de que el
    egiptólogo Joseph Padró Parcerisa, afirma
    rotundamente: "En esa época no hubo esclavos". Sin embargo
    es un fenómeno que difícilmente puede desligarse se
    las sociedades de
    la antigüedad.

    Pero el mismo Joseph Padró añade
    inmediatamente: "Ahora bien, el Estado, en
    sus campañas de guerra,
    podía hacer prisioneros de guerra.
    Considerados como botín, eran deportados a Egipto y
    obligados a realizar trabajos forzados en las propiedades del
    propia Estado: son
    los llamados esclavos reales".

    Sobre esto existe una poderosa constancia de una
    expedición llevada a cabo por el primer faraón de
    la IV dinastía, Snofru, de la que regresó con 7,000
    cautivos que acabarían convertidos en esclavos reales.
    Pero el faraón no era el único poseedor de
    trabajadores forzosos, se tiene una constancia de que en el Bajo
    Egipto hubo ese tipo de siervos que eran distribuidos en templos
    y casas particulares.

    La Biblia con el caso de José nos aporta
    más datos sobre la
    esclavitud en
    Egipto, como que el comercio de
    esclavos no era cosa rara, así como que los esclavos
    podían hacer carrera, puesto que de un simple esclavo
    llegó a tener un lugar preponderante en la casa de
    Potifar, que incluso lo elevó al grado de "mayordomo de la
    casa". El caso de José quizá sea demasiado aislado
    como para aventurarse a hacer conclusiones generales; pero, el
    texto nos
    muestra el
    buen trato que se le daba a los esclavos. Existían
    normas
    jurídicas que protegían al esclavo e incluso en el
    "Libro de los
    muertos", una de sus fórmulas dice: "No perjudiqué
    a un esclavo ante su amo".

    Ahora bien, es también en el Libro de los
    Muertos donde puede leerse una frase que encierra una inquietante
    sugerencia: "…mi nombre no llegó a las funciones de un
    jefe de esclavos". Más contundentes aún resultan
    ciertos bajorrelieves en los que aparecen prisioneros nubios de
    rodillas, maniatados y sujetos unos a otros en hilera por el
    cuello. En otro conocido relieve, la
    escena representa a un grupo de
    esclavos castigados por un guardián que enarbola una vara.
    Dichas escenas contrastan con las numerosas pinturas en las que
    sirvientas (esclavas tal vez) atienden a sus señoras
    durante la celebración de elegantes
    banquetes.

    "Muertos vivos o vivos para matar", es la
    traducción literal de la palabra con la que los antiguos
    egipcios designaba a sus esclavos. Ciertamente mejor tratados que en
    otras civilizaciones, su condición no era, sin embargo,
    envidiable, y variaba mucho unos de otros. Los más
    afortunados eran los que estaban adscritos a servicios
    domésticos, pero muchos otros acababan en las minas de
    cobre y oro de
    Nubia y el Sinaí, lugares donde el climas y el trabajo
    producían gran mortandad.

    Faraones de Egipto

    El país pertenece al faraón,
    hijo de Ra, el sol,
    encarnación de el dios halcón Horus. Se le rinde
    culto como a un dios, y los artistas lo representan con atributos
    divinos: el halcón y el disco solar encerrado entre
    dos cuernos.

    Su autoridad se
    ejerce por intermedio de los funcionarios, estrictamente
    jerarquizados, y reclutados entre los escribas o egipcios
    instruidos, y el ejército, mitad nacional y mitad
    mercenario.

    Los sacerdotes eran los todos poderosos en la
    sociedad
    egipcia, por el prestigio mismo de su dignidad y por sus inmensas
    riquezas. Cada colegio estaba dirigido por un gran
    sacerdote.

    El pueblo, además de la burguesía
    rica e industriosa de las actividades, se compone de
    aldeanos, sujetos al servicio,
    sometidos a mucha obligaciones,
    y cuya situación es bastante miserable. Egipto es sobre
    todo una región de producción agrícola; el comercio
    estaba en manos de los extranjeros.

    Faraones famosos

    Akhenatón : En el reinado de
    Akhenatón, fueron abolidos los dioses tradicionales
    egipcios; solo se siguió venerando al dios-sol. Para
    romper los lazos con los demás dioses,
    Akhenatón fundó una nueva capital y
    cerró todos los templos menos los del dios-sol. La reina
    Nefertiti ayudó a su esposo a establecer el culto al
    dios-sol Atón, y probablemente reinó conjuntamente
    con Akhenatón .

    Hatshepsut : Hatshepsut fue una resuelta
    mujer que
    gobernó Egipto durante unos 20 años. Debería
    haber sido regente en nombre de su joven hijastro Tutmosis III,
    pero empuñó con firmeza las riendas del poder. Llevaba
    corona de faraón y la barba de
    ceremonia.

    Ramsés II : Reino en Egipto durante 67
    años. Construyó más monumentos y
    levantó más estatuas que ningún otro
    faraón. Entre sus edificaciones está el complejo
    funerario de la orilla occidental, en Tebas, hoy denominado
    Ramesseum.

    Tutmosis IV : Fue famoso porque mandó
    a liberar a la gran esfinge de Gizeh de la arena del desierto que
    se había acumulado sobre ella.

    Tutankhamón : El rey
    Tutankhamón subió al trono con 9 años
    de edad solamente. Es evidente que le aconsejaron sus altos
    dignatarios, pero al parecer decidió restablecer los
    dioses antiguos abolidos por Akhenatón.

    A continuación se presentan los nombres de
    los faraones; los nombres que están encerrados entre
    paréntesis es su verdadero nombre:

    Finales del predinástico

    (hacia 3000)

    Zekhen;

     

    Narmer

     

    Periodo dinástico
    temprano

    (2920-2575)

    I dinastía

    2920-2770

    Menes

     

    Djer

     

    Wadj

     

    Den

     

    Adjib

     

    Semerket

     

    Qa’a

     

    II dinastía

    (2770-2649)

    Hetepsekhemwy

     

    Re’neb 

     

    Ninetjer

     

    Peribsen

     

    III dinastía

    (2649-2575)

    Zanakhet

    2649-2630

    Djoser

    2630-2611

    Sekhemkhet

    2611-2603

    Kha’ba

    2603-2599

    Huni

    2599-2575

    Imperio Antiguo

    (2575-2134)

    IV dinastía

    (2575-2465)

    Snofu

    2575-2551

    Khufu (Keops)

    2551-2528

    Ra’djedef

    2558-2520

    Kefren
    (Ra’kha’ef)

    2550-2494

    Menkaure (Mikerinos)

    2490-2472

    Shepseskaf

    2472-2467

    V dinastía

    (2465-2323)

    Ursekaf

    2465-2458

    Sahure

    2458-2446

    Neferikare Kakai

    2446-2426

    Shepseskare Ini

    2426-2419

    Ra’neferef

    2419-2416

    Neuserre Izi

    2416-2392

    Menkauhor

    2396-2388

    Djedkare Izezi

    2388-2356

    Wenis

    2356-2323

    VI dinastía

    (2323-2150)

    Teti

    2323-2291

    Pepi I (Meyre)

    2289-2255

    Merenre Nemtyemzaf

    2255-2246

    Pepi II (Neferkare)

    2246-2152

    Dinastías VII/VIII

    2150-2134

    Existieron numerosos reyes de
    carácter transitorio entre los que se incluye
    Neferkare

    I Periodo Intermedio

    (2134-2040)

    Dinastías IX/X
    (Herakleopalitanas)

    2134-2040

    Varios reyes llamados Khety; Merykare;
    Ity

    XI dinastía (tebana)

    (2134-2040)

    Inyotef I (Sehertawy)

    2134-2118

    Inyotef II
    (Wah’ankh)

    2118-2069

    Inyotef III
    (Nakhtnebtepnufer)

    2069-2061

    Nebhepetre

    2061-2010

    Mentuhotpe

     

    Imperio Medio

    (2040-1640)

    XI dinastía (sobre todo
    Egipto)

    (2040-1991)

    Nebheprtre

    2061-2010

    Mentuhotpe

     

    S’ankhkare

    2010-1998

    Mentuhotpe

     

    Nebhepetre

    1998-1991

    Mentuhotpe

     

    XII dinastía

    1991-1783

    Amenemhet I (Sehetepibre)

    1991-1962

    Senwosret I
    (Kheperperkare)

    1971-1926

    Amenemhet II (Nuebkaure)

    1929-1892

    Senwosret II
    (Kha’kheperre)

    1897-1878

    Senwosret III
    (Kha’kaure)

    1878-1841

    Amenemhet II
    (Nima’atre)

    1844-1797

    Amenemhet IV
    (Ma’akherure)

    1799-1787

    Nefrusobk (Sebekkare)

    1787-1783

    XIII dinastías

    1793-1640

    Señalamos mejor a los más
    conocidos; los números indican su posición en
    la lista completa (70 reyes)

    Wegaf (Khutawyre) 1

    1783-1779

    Amenemet V (Sekhemkare) 4

     

    Harnedjheriotef (Hetepibre)
    9

     

    Amenyqemau 11

     

    Sebekhotpe I (Kha’ankhre)
    12

     

    Hor (Awibre) 14

     

    Amenemet VII (Sedjefakare)
    15

     

    Sebekhotpe II (Sekhemre-khutawy)
    16

    Khendjer (Userkare) 17

     

    Sebekhotpe III (Sekhemre-swadjtawy)
    21

    Neferhotep I (Kha’ sekhemre)
    22

     

    Sebekhotpe IV (Kha’neferre)
    24

     

    Aya (Mernefere) 27

    1704-1690

    Mentuemzaf (Djed’ankhre)
    32

     

    Dedumose II (Djedneferre)
    37

     

    Neferhotep (Sekhemres’ankhtawy)
    41

    1704-1690

    XIV dinastía

     

    Se trata de un grupo de
    reyes de menor importancia, que probablemente fueron
    contemporáneos de los soberanos de las
    dinastías XIII y XV

    II Periodo intermedio

    1640-1532

    XV dinastía
    (Hyksos)

     

    Saltis

     

    Sheshi

     

    Khian

     

    Apofis

    1585-1542

    Khamudi

    1542-1532

    XVI dinastía

     

    Gobernadores hyksos de menor relieve,
    contemporáneos de los monarcas de la XV
    dinastía

    XVII dinastía

    1640-1550

    Numerosos reyes tebanos; los números
    pospuestos indican su posición en la lista
    completa

    Inyotef V (Nubkeperre) 1

    1640-1635

    Sebekemzaf I (Sekhemre-wadykha’u)
    3

    Nebireyeraw (Swadjenre) 6

     

    Sebekemzaf II (Sekhemre-shedtawy)
    10

    Ta’o I (Senakhtenre)
    13

     

    Ta’o II (Seqenenre)
    14

     

    Kamose (Wadjkheperre) 15

    1555-1550

    Imperio Nuevo

    1550-1070

    XVIII
    dinastía

    1550-1307

    Ahmosis (Nebpehtire)

    1550-1525

    Amenofis I(Djiserkare)

    1525-1504

    Tutmosis I (Akheperkare)

    1504-1492

    Tutmosis II (Akheperenre)

    1492-1479

    Tutmosis III (Menkheperre)

    1479-1425

    Hatshepsut
    (Ma’atkare)

    1473-1458

    Amenofis II (Akheprure)

    1427-1401

    Tutmosis IV (Menkheprure)

    1401-1391

    Amenofis III
    (Nebma’atre)

    1391-1353

    Amenofis IV /Akenatón (Neferkheprure
    wa’enre)

    1353-1335

    Smenkhkare (Ankhkheprure
    wa’enre)

    1335-1333

    Tut’ankamón
    (Nebkhkprure)

    1333-1323

    Aya (Kheperkheprure)

    1323-1319

    Haremhab-horemheb
    (Djeserkheprure)

    1319-1307

    XIX dinastía

    1307-1196

    Ramsés I
    (Menpehtire)

    1307-1306

    Sethi I (Menma’atre)

    1306-1290

    Ramsés II
    (Userma’atre’setepenre)

    1290-1224

    Merneptah (Baenre
    Hotephirma’ate)

    1224-1214

    Sethi II (Userkheprure
    setepenre)

    1214-1204

    Amenmesses (Menmire) usurpador durante el
    reinado de Sethi II

    Siptah (Akhenre setepenre)

    1204-1198

    Twosre (Sitre meritamun)

    1198-1196

    XX dinastía

    1196-1070

    Sethnakhte (Userkha’ure
    meryamun)

    1196-1194

    Ramsés III
    (Userma’atre’meryamun)

    1194-1163

    Ramsés IV
    (Heuama’atre’aetepenamun)

    1163-1156

    Ramsés V
    (Userma’atre’sekheperenre)

    1156-1151

    Ramsés VI
    (Nebma’atre’meryamun)

    1151-1143

    Ramsés VII
    (Userma’atre’sertepenremerya-mun)

    1143-1136

    Ramsés VIII
    (Userma’atre’akhenamun)

    1136-1131

    Ramsés IX
    (Neferkarere’setpenre)

    1131-1112

    Ramsés X (Kheperma’atre
    setpenre)

    1112-1100

    Ramsés XI (Menma’atre
    setpenptah)

    1100-1070

    III período Intermedio

    1070-712

    XXI dinastía

    1070-945

    Smendes (Hedjkheperre
    setepenre)

    1070-1044

    Amenemnisu (nefercare)

    1044-1040

    Psusennes I (Akaheperre
    setepernamun)

    1040-992

    Amenemope (Userma’atre
    setepernamun)

    993-984

    Osorkón I (Akaheperre
    setepenre)

    984-978

    Siamón (Netjerkheperre
    setepernamun)

    978-959

    Psusennes II (Tikheprure
    setepenre)

    959-947

    XXII dinastía

    945-712

    Shoshenq-Sheshonq I (Aedjkheperre
    setepenre)

    945-924

    Osorkón II (Sekhemkhepenre
    setepenre)

    924-909

    Takelot I (Userma’atre
    setepenamun)

    999- ?

    Shoshenq II (Heaqkheperre
    setepenre)

    ?-883

    Osorkón III (Userma’atre
    setepenamun)

    883-855

    Takelot II (Aedjkheperre
    setepenre)

    860-835

    Shoshenq III (Userma’atre
    setepere-amun)

    835-783

    Pami (Userma’atre
    setepere-amun)

    783-773

    Shoshenq V (Akheperre)

    773-735

    Osorkón V (Akheperre
    setepenamun)

    735-712

    XXIII dinastía

    828-712

    Perdubaste I

    828-803

    Osorkón IV

    777-749

    Peftjau’awybast
    (Neferkare)

    740- 725

    XXIV dinastía (Sais)

    724-712

    Tefnakhte(Shepsesre)

    724-717

    Bocchoris(Wankare)

    717-712

    XXV dinastía(Nubia y área de
    Tebas )

    770-712

    Kashta(Nima’atre)

    770-750

    Piye(Userma’atre y
    otros)

    750-712

    Período tardío

    712-332

    XXV dinastía (Nubia y todo
    Egipto)

    712-657

    Shabaka(Neferkare)

    712-698

    Shebitku(Djedkaure)

    698-690

    Taharqa(Khure Nefertem)

    690-664

    Tantamani(Bakare)

    664-657

    XXVI dinastía

    664-525

    Neco-Nekao I

    672-664

    Psammético
    I(Wahibre)

    664-610

    Neco II(Wehemibre)

    610-595

    Psammético
    II(Neferibre)

    595-589

    Apries(Ha’a’ibre)

    589-570

    Amasis(Khnemibre)

    570-526

    Psammético
    III(Ankhkaenre)

    526-525

    XXVII dinastía(persa)

    525-404

    Cambises

    525-522

    Darío I

    521-486

    Jerjes I

    486-466

    Artajerjes I

    465-424

    Darío II

    424-404

    XXVIII dinastía

    404-399

    Amirteo

    404-399

    XXIX dinastía

    399-380

    Neferites I(Baenre
    merynetjeru)

    399-393

    Psammutis (Userre
    setepenptah)

    399

    Hakoris
    (Khnemma’atre)

    393-380

    Neferites II

    380

    XXX dinastía

    380-343

    Nectanebo I (Kheperkare)

    380-362

    Teos (Irma’atenre)

    365-360

    Nectanebo II (Senedjemibre
    setepenanhur)

    360-343

    II Período persa

    343-332

    Artajerjes II Oco

    343-338

    Arsés

    338-336

    Darío III Codomano

    335-332

    Período Greco-Romano

    332a.C.-395d.C.

    Dinastía
    Macedónica

    332-304

    Alejandro III el Grande

    332-323

    Filipo Arrideo

    323-316

    Alejandro IV

    316-304

    Dinastía Ptolomaica

    304-330

    Ptolomeo I Soter I

    304-284

    Ptolomeo II Filadelfo

    285-246

    Ptolomeo III Evergetes I

    246-221

    Ptolomeo IV
    Filopátor

    221-205

    Ptolomeo V Epífanes

    205-180

    Ptolomeo VI

     

    Filométor

    180-164, 163-145

    Ptolomeo VIII

    170-163, 145-116

    Evergetes II
    (Fiscón)

     

    Ptolomeo VII

    145

    Filopátor

     

    Cleopatra III

    116-107

    Ptolomeo IX Soter II
    (Latiros)

     

    Cleopatra IV

    107-88

    Ptolomeo X Alejandro I

     

    Ptolomeo IX Soter II

    88-81

    Cleopatra Berenice

    81-80

    Ptolomeo XI Alejandro II

    80

    Ptolomeo XII Néos

    80-58, 55-51

    Dionisos (Auletes)

     

    Berenice IV

    58-55

    Cleopatra VII

    51-30

    Ptolomeo XIII

    51-47

    Ptolomeo XIV

    47-44

    Ptolomeo XV
    Cesarión

    44-30

    Emperadores Romanos

    30 a. C. -395 d. C.

    Augusto

    30a.C.-14 d.C

    Tibero

    14-37

    Gayo (Calícula)

    37-41

    Caudio

    41-54

    Nerón

    54-68

    Galba

    68-69

    Otón

    69

    Vespasiano

    69-79

    Tito

    69-81

    Domiciano

    81-96

    Nerva

    96-98

    Trajano

    98-117

    Adriano

    117-138

    Antonino Pío

    138-161

    Marco Aurelio

    161-180

    Lucio Vero

    161-169

    Cómmodo

    180-192

    Septimio Severo

    193-211

    Caracalla

    198-217

    Geta

    209-212

    Macrino

    217-218

    Diadumeniano

    218

    Alejandro Severo

    222-235

    Gordiano III

    238-244

    Filipo

    244-249

    Decio

    249-251

    Galo y Volusciano

    251-253

    Valeriano

    253-260

    Galieno

    253-268

    Macriano y Quieto

    260-261

    Aureliano

    270-275

    Probo

    276-282

    Diocleciano

    284-305

    Maximiano

    286-305

    Galerio

    293-311

    Un reino gobernado por divinos faraones
    .

    3200 a. C. – 300 d.C.

    En el valle del Nilo se edificaron colosales
    tumbas para los soberanos egipcios que durante 3.500 años
    reinaron como dioses.

    Lo más notable y espectacular legado por
    pueblo alguno del mundo antiguo fue la obra de una
    civilización que tuvo sus raíces en la estrecha y
    fértil zona del Valle del Nilo y que floreció
    durante el asombroso espacio de 3.500 años. El legado de
    Egipto comprende las pirámides de Gizeh, la Gran Esfinge y
    los fabulosos tesoros del rey niño Tutankhamón. Sin
    embargo, las reliquias tal vez más notables descansan en
    la sala de un museo de la moderna ciudad de El Cairo, donde el
    visitante puede contemplar actualmente los rostros de algunos de
    los más grandes gobernantes de la historia egipcia, reyes
    que murieron 2.500 años antes de que Cristóbal
    Colón y sus sucesores llevarán a América
    la civilización europea.

    En el antiguo Egipto, la supervivencia del cuerpo
    momificado era una garantía de vida más allá
    de la muerte. Las
    profundas creencias religiosas de los egipcios fueron el origen
    de su civilización. Dichas creencias inspiraron la
    edificación de grandes templos a lo largo del Nilo,
    templos que todavía hoy subsisten, tales como las salas de
    columna de Karnak y los grandes monumentos edificados por
    Ramsés II en Abu Simbel.

    La religión dictó
    las normas que
    inspiraron todo el arte Egipcio, y,
    pese a la creencia popular, las pirámides no fueron
    edificadas por sudorosos esclavos extranjeros bajo el
    látigo de brutales capataces, sino por los propios
    egipcios que probablemente consideraron su trabajo como un acto
    de ofrenda religiosa a sus faraones.

    Los poderes del
    faraón

    Participar en la construcción de las pirámides y de
    los templos era para los egipcios un acto de profundo
    significado. Toda la tierra de
    Egipto y su pueblo pertenecían a los dioses, y en
    particular a Horus, a quien, según se creía, el
    faraón representaba sobre la tierra en
    el transcurso de su vida. Las funciones del
    faraón consistían en mantener el orden total del
    universo,
    establecido en el momento de la creación, y que abarcaba
    no solamente la estructura
    social y política de Egipto,
    sino también las leyes de la
    naturaleza, el
    movimiento de
    los cuerpos celestes, la sucesión de las estaciones y la
    inundación y estiaje anuales del Nilo. Los miles de
    campesinos que intervenían en el gran esfuerzo de
    construir un templo o una tumba para el faraón
    participaban en un acto que, según se estimaba,
    traería espléndidas consecuencias para la tierra y el
    pueblo de Egipto.

    A todo lo largo de la historia egipcia, el rey
    dispuso la autoridad
    absoluta en todas las esferas de la administración, aunque sus
    responsabilidades cotidianas quedaran necesariamente delegadas en
    su visir y en un número cada vez mayor de funcionarios.
    Como solamente el rey podía llegar a los dioses, él
    era también el cause gracias al cual los hombres tomaban
    contacto con el mundo espiritual. El rey había de
    interceder ante los dioses en favor del pueblo, cumpliendo los
    ritos apropiados y haciendo a las ofrendas
    requeridas, con el objeto de que los dioses consideraran
    benévolamente a Egipto. En teoría
    el rey era, por tanto, el sumo sacerdote de cualquier templo del
    territorio, y era él quien designaba a otros sacerdotes
    para tan alto menester y quien dotaba a los templos de tierras y
    rentas.

    Privilegios del
    faraón

    El faraón podía dedicarse a la caza
    en los desiertos de Egipto, podían cazar toros salvajes,
    gacelas, órices, antílopes y leones. El
    faraón Amenhotep III se ufanaba de haber matado más
    de 100 fieros leones en 10 años; también
    mató 90 toros salvajes en una cacería. Por lo
    general, el faraón no corría peligro en sus
    partidas de caza: le acorralaban los toros en un cercado y
    allí les azuzaban las piezas. Luego, también
    utilizaron carros. Además de la caza, el río estaba
    rebosante de peces que se
    podían capturar con arpones, anzuelos o redes. Los macizos de papiro
    también ofrecía gran variedad de aves y gansos.
    Para cazarlos la técnica consistía en lanzar un
    bastón arrojadizo cuando las aves
    salían volando del macizo.

    La forja de una
    nación

    Manes y sus sucesores fundieron el norte y el sur.
    Los egipcios fueron por ello el primer pueblo de la
    antigüedad que tomó carácter de nacionalidad,
    alcanzada en un mundo donde los pequeños principados y las
    ciudades-estado eran el
    modelo normal
    de sociedad. Durante
    las cuatro centurias del llamado período arcaico de Egipto
    (3.200 a 2.800 a. C.) los ejércitos egipcios lucharon con
    los hombres de las tribus de Nubia y con los beduinos del
    desierto de la posesión de materias primas tales como las
    piedra, el cobre y el
    oro. Sus barcos navegaron por el norte a lo largo de las costas
    del Mediterráneo, llegando hasta el Líbano en busca
    de los largos troncos de árboles que faltaban en
    Egipto.

    Soldados

    En los primeros tiempos, los soldados
    desempeñaron un importante papel en
    Egipto, alrededor del año 3000 a. C. Más adelante,
    los faraones emprendieron campañas militares fuera de sus
    fronteras, en Palestina, Siria y Nubia. El ejército
    egipcio estaba bien organizado, poseía una
    jerarquía de mandos desde el propio faraón hasta
    los oficiales que mandaban a grupos de
    cincuenta hombres, y los escribas castrenses que escribían
    despachos y reseñaban las campañas. Había
    tropas tanto de infantería como de carros. Los carros
    egipcios, tripulados cada uno por dos soldados y tirados por dos
    caballos, eran de madera. Y
    servían de plataformas móviles de ataque, desde las
    cuales los arqueros podían asaetar al
    enemigo.

    En tiempo de paz,
    los soldados participaban en tareas civiles como la
    excavación de canales de riego o el transporte de
    piedras desde el desierto para las tumbas de los
    reyes.

    El Valle de los Reyes

    Los reyes del Nuevo Reino ya no fueron enterrados
    en imponentes pirámides a la vista de todos. Sus tumbas se
    excavaban ahora profundamente en la roca, ocultas en un lejano
    valle solitario llamado el Valle de las Tumbas de los Reyes,
    donde se esperaba que estarían protegidas de los
    saqueadores de sepulturas. Sin embargo, no siempre las
    salvaría esta precaución y así, hacia
    finales del Nuevo Reinado, casi todas las tumbas habían
    sido violadas y saqueadas, dispersado su contenido y fundido el
    oro de los tesoros. Excepción notable fue la tumba de
    Tutankhamón, cuya cámara interior permaneció
    intacta.

    Aunque, en teoría,
    el rey designaba a los altos funcionarios, en la práctica,
    un hijo sucedía a su padre en los menesteres reales, pese
    a que la promoción por méritos no fuera de
    ningún modo desconocida. Como fuente de justicia, los
    edictos del rey eran ley, si bien
    parece que en esta época existió un cuerpo de
    leyes escritas
    y la mayoría de las querellas fueron sentenciadas por los
    magistrados en tribunales locales.

    Los rollos de papiro de finales del Nuevo Reino
    registran el juicio seguido contra un número de
    conspiradores acusados de alta traición, y también
    un proceso contra
    ladrones de tumbas acusados de despojar los sepulcros reales
    tebanos. En ambos casos parece que los jueces condujeron sus
    actuaciones con exquisita consideración hacia los principios de
    justicia. A
    los acusados se les permitió asumir su propia defensa, y
    aunque los cabecillas fueron condenados a muerte, a los
    demás se les dejó en libertad. Ya
    mil años antes de que la civilización griega
    llagara a su apogeo, los egipcios pudientes disfrutaban de un
    grato y complicadísimo estilo de vida.

    Una reina que fue rey

    Durante el Nuevo Reino, la gran expansión
    del imperio egipcio fue llevada a cabo por una única
    dinastía de faraones que gobernó aproximadamente
    250 años. Solamente en dos ocasiones, durante la fecunda
    historia de esta familia tebana,
    se produjeron tensiones y crisis. La
    primera fue producto de la
    ambición de una terrible mujer, la reina
    viuda Hatshepsut. Después de la muerte de
    su esposo en 1504 a. C. aproximadamente, Hatshepsut se
    convirtió en regente de su joven hijastro y sobrino,
    Tutmosis III. Una vez instalada en el trono, Hatshepsut
    asumió las funciones, los
    distintivos e incluso las vestiduras de un faraón, y
    gobernó durante casi veinte años.

    Uno de los más notables acontecimientos del
    pacífico reinado de Hatshepsut fue una expedición
    naval a tierras somalíes de la que volvieron con mirra e
    incienso y también con marfil, ébano, pieles de
    pantera y oro, la exótica mercancía del interior de
    Africa. La
    expedición se conmemoró con relieves en el templo
    funerario de Hatshepsut en Tebas.

    Literatura

    Evolución de la
    escritura

    La escritura
    progresó desde los cortos períodos de signos
    pictóricos hasta el desarrollo de
    una caligrafía que disponía de un amplio
    número de signos. Los egipcios descubrieron una superficie
    para escribir muy superior a las tabletas de arcilla de Mesopotamia: el
    papiro. La médula de la planta del papiro fue cortada en
    tiras de la misma longitud, colocándolas, una vez planas,
    unas junto a otras hasta conseguir unas tersas láminas en
    las que los escribas escribían con tinta. Papiro es el
    inicio de la palabra inglesa " paper ".

    La escritura
    jeroglífica.

    Los egipcios tuvieron una religión
    politeísta y naturalista que desempeño un papel muy
    importante en la escritura, la vida política, social,
    económica y artística del pueblo. En el
    período predinástico, los egipcios crearon una
    escritura simbólica en la que utilizaban figuras
    convencionales llamadas signos pictográficos, de los que
    servían para representar ideas o palabras. Estas escritura
    se desarrolló a 600 a.C., y recibió el nombre de
    escritura jeroglífica ("tallada sagrada"), ya que
    fundamentalmente se empleaba en los textos
    sagrados.

    La forma inicial de esta escritura se
    modificó para facilitar su utilización en escritos
    de carácter administrativo y comercial, dando con ello
    lugar a otros 2 tipos de escritura más simplificada: la
    hierática, que al no ser sino una reducción de la
    jeroglífica resultaba aún demasiado complicada para
    ser utilizada por la gente común; y la demótica,
    que sustituyó a la anterior a partir del siglo XVII a.C.,
    y fue la que utilizaron los escribas para realizar más
    rápida su tarea de registrar las múltiples
    actividades del imperio.

    Al iniciarse el Imperio Antiguo fue ideado un
    sistema que
    contaba solamente con 24 signos silábicos. Esto
    representó un adelanto sorprendente, cuyo siguiente paso
    —la separación total de los caracteres
    silábicos en signos vocálicos y
    consonánticos independientes— estaría
    reservado a la inventiva fenicia, 1500 años más
    tarde.

    Durante siglos la escritura jeroglífica
    permaneció sin descifrar. El egiptólogo
    francés Jean Francois Champollion (1790-1832)
    estudió pacientemente una inscripción fragmentaria
    grabada en basalto: la piedra Rosetta. La
    inscripción incluía la versión en lengua griega
    de las escrituras hierática y demótica. Tras un
    minucioso estudio comparativo, Champollion halló la clave
    que le permitió descifrar los jeroglíficos
    egipcios.

    El problema del mito y del
    absolutismo
    .

    La concepción mitológica del
    universo, de
    la naturaleza
    humana y su destino, o la explicación simplista de las
    cosas y de los fenómenos proporcionan el mito y la
    leyenda, es uno de los motivos que explican la pobreza de la
    especulación filosófica y racionalista entre los
    egipcios.

    El número de dioses egipcios se multiplica
    hasta lo inverosímil por la zoolatría y el
    animismo. Su intervención, incluso en los pormenores
    más insignificantes de la naturaleza y de
    la vida humana, bien dispensaba a los súbditos de los
    faraones de toda búsqueda racional en torno a causas y
    efectos naturales o al significado de la existencia y el trabajo del
    espíritu.

    Himno al Nilo

    "Loor al Nilo que sale de la tierra y
    viene a nutrir a Egipto. Riega los prados porque Ra lo
    creó para alimentar a toda clase de ganado; humedece los
    lugares desiertos, apartados del agua; es un
    rocío que cae del cielo.

    Amado por Geb, el que cuida las mieses, hace
    florecer cada producto de
    Ptah; señor de los peces, hace
    volar a los pajarillos acuáticos contra la
    corriente.

    Produce la cebada y el trigo para que los templos
    puedan celebrar festejos. Si la inundación es escasa, se
    cierran las narices y todos se empobrecen; las vituallas de los
    dioses menguan y millones de hombres son condenados a
    morir…"

    "El es quien hace crecer los árboles
    según el deseo de cada cual, de tal modo que los hombres
    sufran su falta; gracias a él se fabrican las naves,
    porque las piedras no sirven al carpintero.

    Por ti, Nilo, jóvenes y muchachas gritan de
    alegría, los hombres te saludan como rey. Sin mudar tu
    ley,

    avanzas en presencia del Alto y del Bajo Egipto.
    Bebiendo tu agua el
    dolorido se vuelve contento, todo corazón se
    llena de gozo. El dios – cocodrilo ríe y la divina Eneada
    se glorifica por ti…"

    El "libro de los
    muertos"

    Título dado, en los primeros decenios del
    siglo pasado a la serie de capítulos, o mejor dicho, de
    poemas,
    fórmulas mágicas, conjuros e himnos a divinidades
    que se leen en el rollo de papiro que se encuentra ene el
    interior de las tumbas o en el sarcófago, junto al
    difunto.

    El uso de acompañar a los muertos con
    textos religiosos funerarios es antiquísimo. En el reino
    medio. fórmulas y poemas
    mágicos aparecen trazados sobre las paredes de
    sarcófagos de madera y
    constituyen el conjunto llamado textos de los sarcófagos.
    Al aumentar el número de textos a principios del
    imperio nuevo, fue necesario valerse de una mayor superficie, de
    donde surgió la costumbre de transcribirlos en telas o
    lienzos de lino o en rollos de papiros. Finas decoraciones y
    viñetas policromadas acompañan y embellecen a
    menudo estas copias. No todo los ejemplares contienen igual
    número de capítulos o poemas; ni
    éstos se suceden siempre en el mismo orden, ni constituyen
    un conjunto ordenado de partes, ni están ligados
    según una disposición orgánica o lógica.
    El principio y el final, en su estricto significado, faltan
    siempre. Sólo en la Baja Época empiezan a dibujarse
    un principio de agrupación coordina de los
    capítulos. El "libro de los
    muertos" se escribió primero en caracteres
    jeroglíficos; después en caracteres
    hieráticos, y mas tarde en demótico, el vulgar de
    los bajos tiempos. Se creía que el difunto podía
    resucitar luego de ciertas ceremonias mágicas practicadas
    sobre su cuerpo y que vivían en la tumba como en su casa,
    pudiendo incluso salir de ella a su antojo.

    Sobre un ejemplar del libro de los muertos de la
    XXVI dinastía, conservado en el museo de Turín, se
    basó el alemán Lepsius para hacer una
    clasificación del heterogéneo contenido, que ha
    llegado a ser tradicional.. Lepsius catalogó al rededor de
    ciento sesenta y cinco capítulos, aunque sus sucesores han
    llegado a ciento ochenta y seis. La subdivisión que hizo,
    aunque discutible, sirve para poner un poco de orden en el
    conglomerado de fórmulas rituales, sortilegios, himnos y
    mitos que
    codifican creencias y usos anteriores, a menudo contradictorios,
    mal agrupados por un sincretismo tan piadoso como
    confuso.

    Textos de los
    sarcófagos.

    Con está denominación, adoptada por
    el uso, se conoce la serie de poemas y
    fórmulas de contenido mágico-religioso, cuya
    primera edición es debida a P. Lacau, y la mas reciente y
    ampliada, a De Buck. Se encuentran escritos en
    jeroglíficos cursivos en las paredes de los
    sarcófagos egipcios del reino medio (siglo XXXVII a. C.),
    en número variable, a menudo en fragmentos, según
    la superficie del sarcófago destinada a dicho fin, la
    clase social del difunto, las diversas tendencias del templo, la
    popularidad de los textos o, incluso, el capricho del
    recopilador, sin que se observe ninguna norma fija. Las
    fórmulas y los poemas
    constituyen la literatura funeraria de
    transición entre los textos de las pirámides y el
    "libro de los muertos". Incompletos y fragmentarios, son
    interesantes por que transmiten noticias preciosas sobre
    divinidades, la ultratumba y la vida que llevan allí los
    difuntos, y sobre concepciones completamente nueva respecto a los
    textos de las pirámides, considerados mas
    antiguos.

    La divinidad máxima de la época es
    Ríe, el dios Sol, rey del cielo, a cuya corte entra el
    difunto como dependiente o como seguidor. Son frecuentes las
    menciones de Osiris, de su mito y de las
    divinidades relacionadas con él. El mismo difunto puede
    ser comparado a Osiris y puede personificar las vicisitudes de su
    pasión y resurrección. A principios del
    imperio nuevo(siglo XVII a. C.), resultando insuficiente la
    superficie del sarcófago para las fórmulas y
    poemas, y paulatinamente modificados y aumentados en
    números y longitud se extendió la costumbre de
    copiarlos, preferentemente, en papiro, que se colocaba en el
    sarcófago, junto al difunto; está es la redacción de textos
    mágicos-religiosos, conocida bajo la denominación
    corriente –aunque impropia– del "Libro de los
    Muertos".

    Textos de las
    Pirámides

    Los orígenes de la literatura egipcia se
    pierden en la oscuridad de la prehistoria. Los
    textos de la pirámides eran antiquísimos y sagrados
    cuando fueron grabados. En tumbas anteriores al año 300 a
    C. se han encontrado inscripciones sin valor
    literario; que indican los nombres de los muertos o indicadores
    del contenido de los recipientes

    En la actualidad se designan comúnmente
    como textos de las pirámides las largas inscripciones
    jeroglíficas en las paredes de las salas y los corredores
    de las cinco pirámides de Sakkarah. La primera de ellas
    construidas por Una último rey de las V dinastía;
    las otras cuatro. por Tepi, Pepi I, Meren-Ra y Pepi II de la
    sexta dinastía. Entre los reyes de las dinastías
    precedentes sobresalen Menes, fundador de la primera
    dinastía; Udimu primer "Nesutbit" o sea "aquel que
    pertenece al junco", símbolo del sur y "a la abeja",
    símbolo del delta y por lo tanto "señor de los dos
    países"; Zozer, quien ordeno edificar como tumba la
    pirámide escalonada. La IV dinastía comenzó
    con Snefru, quién fue el primero en agotar el
    blasón oval derivación del sello de los
    títulos reales.

    Snefru tuvo por hijo y sucesor a Kéops, que
    en el lugar que ocupa la actual Gizeh construyó la gran
    pirámide, denominada por él "La Gloriosa". Dichos
    textos constituyen un manantial de noticias acerca de las
    creencias de los primitivos egipcios y también dan a
    conocer algún particular hecho histórico.
    Plegarias, himnos, encantamientos no tenían otro objeto
    que obtener la gloriosa resurrección del rey destinado a
    convertirse en dios y asegurarle, en el otro mundo, poder real,
    todo género de ventura y vida duradera. Con el transcurso
    de los siglos, la fe en la eficacia de las
    fórmulas mágicas disminuyó y aumentó
    la creencia, más espiritual, en el poder de las plegarias
    de los vivos; sin duda contribuyó poderosamente a tal
    evolución el influjo de la religión
    de Osiris, que antes del fin de la VI dinastía, se
    había extendido por todo Egipto. En efecto está
    religión prometía a todos sus fieles, sin
    distinción de clases
    sociales, aún vida ultraterrena y consecutiva a una
    resurrección de Osiris, encarnación del gran dios,
    primordial creador del cielo y de la tierra.

    Entre lo ritos fúnebres explicados por los
    textos de las pirámides. sobresale el de la
    simbólica "abertura de la boca" al rey muerto, que
    tenía por objeto restituirle toda capacidad vital durante
    todo el período de las primeras dinastías. La
    ceremonia se realizaba sobre una estatua del rey; en la fase
    siguiente, en la de la resurrección, el rey estaba
    representado por un sacerdote que, yacente en un pequeño
    lecho, se fingía muerto, para sentarse después,
    como si renaciera, tan pronto como se pronunciaba determinada
    fórmula. La liturgia de las ofrendas
    consistía en la presentación de ciento cincuenta de
    ella, entre comestibles, bebidas y diversos ungüentos, cada
    uno acompañado de una fórmula que se creía
    transformaba el alimento en una sustancia incorpórea
    adecuada para nutrir la materia del
    rey.

    Naturalmente, los himnos y las plegarias contienen
    mayor poesía.
    Es probable que los versículos también tuviesen
    metro, pues la forma es muy refinada, rica en adornos, y presenta
    asimismo la antiquísima fórmula del
    parallelismus membrorum.

    En los textos de las pirámides reconocemos
    el más importante "corpus" de fórmulas y poemas
    funerarios, religiosos y mágicos del Egipto más
    antiguo. Aunque su redacción es fácil de datar, por ser
    contemporánea a la construcción de las pirámides, su
    composición se remonta a una edad imposible de precisar,
    pues a través de millares de líneas
    jeroglíficas se advierten concepciones religiosas y
    mitológicas diversas y discordantes, noticias y ecos de
    acontecimientos políticos e históricos, que
    pertenecen a un período bastante anterior a la V
    dinastía. Una parte importante de los textos se refiere a
    las ceremonias y fórmulas mágicas para la
    resurrección del difunto y su sucesiva ascensión a
    la ultratumba, colocada en el cielo. Una parte no menos amplia e
    importante es la que nos da noticia de las diversas concepciones
    del cielo, con detalles descriptivos sobre las localidades
    celestes, divididas en orientales, meridionales, occidentales y
    septentrionales.

    El mundo de ultratumba era imaginado como
    reproducción del país egipcio, con sus campos,
    pastos, canales y lagos recorridos por las barcas maniobradas por
    barqueros, y castillos de los dioses. A las citadas localidades
    eran contrapuestas otras, subterráneas, en el "cielo de la
    noche", también pobladas de seres divinos. Los datos que los
    textos ofrecen para la reconstrucción de este "cielo
    inferior" sepultan algo imprecisos y vagos, en comparación
    con la abundancia de datos referentes
    al "cielo superior" y con lo que podemos leer en el "Libro de lo
    que existe en el Te’e" así como en el "Libro de las
    puertas", etc.

    El difunto en la ultratumba según una
    concepción, efectúa sus abluciones por la
    mañana en los numerosos lagos situados en la región
    oriental del cielo; encuentra su alimento, en abundancia, en el
    Campo de la Nutrición, que hay que buscar en la
    región septentrional; desempeña varios cargos: es
    estribano y banquero del dios Ríe, despensero de los
    dioses, etc.; posee, igualmente, casas, sillas, criados. En
    cambio,
    según otra concepción, es un ser astral, que forma
    parte del séquito del dios Ríay, como el dios, sale
    y se pone. La lectura
    seguida de los textos de las pirámides puede resultar
    pesada y monótona por el desorden conque, a menudo, se
    suceden los poemas y por las frecuentes repeticiones de imágenes y
    conceptos; pero hay que reconocer la lozanía y vigor de la
    expresión, la originalidad de muchos conceptos que en los
    textos captamos en su expresión antigua. Los verbos y
    vocablos se corresponden armoniosamente en la disposición
    sintáctica dela frase para la perfecta creación de
    la imagen, y para
    comunicarla nítida, sin halagos ni elegancias
    convencionales. El
    conocimiento de los textos de las pirámides, es
    importante para todo el que desea estudiar la religión y
    la civilización egipcia.

    La poesía
    lírica egipcia

    En la poesía
    lírica egipcia aparecen constantes referencias a la muerte y al
    dolor que causa la ausencia, junto a un sentimiento de
    alegría por vivir el momento. Está unión de
    elementos contradictorios permite al poeta expresar, sus emociones y
    sentimientos, como puede observase en el "Canto del artista", un
    poema que se encuentra esculpido en la tumba del faraón
    Antef, y en la "Canción", poema compuesto hacia el
    año 2500 a.C.

    El interés de
    los egipcios por la muerte no
    significa que fueran tristes o pesimistas, al contrario; para
    ellos, una de las maneras para prepararse para la muerte era
    disfrutando la vida. La alegría de vivir de los egipcios
    se muestra en casi
    todas las manifestaciones artísticas de este pueblo: en
    pinturas y esculturas que decoraban los templos, en los objetos
    de uso cotidiano en la poesía.

    En el Libro de los muertos se describe el
    viaje al más allá; contienen una serie de oraciones
    y fórmulas que el alma debe recitar ante dioses y demonios
    para llegar al trono del dios Osiris.

    El canto y el baile

    Los egipcios gozaban de la vida. Las escenas de
    fiestas en las paredes de las tumbas, los cánticos en los
    papiros y los instrumentos conservados, nos muestran lo mucho que
    significaba la música y la
    diversión. Celebraban grandes festivales públicos,
    en los que se entretenían millares de personas con cantos
    de música
    de flautas, arpas y castañuelas, y se bebía mucho
    vino. También se ejecutaba música en muchas
    ocasiones cotidianas. Cuando los vendimiadores pisaban la uva,
    otros hombres golpeaban rítmicamente dos palitos; los
    labradores les cantaban a sus bueyes mientras éstos
    trillaban el trigo con sus pezuñas; una princesa
    tañía el arpa cuando su esposo se relajaba en un
    diván; a lo largo de una procesión, los danzarines
    daban saltos mortales. No sabemos exactamente cómo sonaba
    la música
    egipcia, pero seguro que en un
    banquete tocaría un pequeña orquesta, con secciones
    de viento y de percusión, y es probable que la música fuera muy
    acompasada.

    Las arpas variaban mucho de tamaño: algunas
    eran tan grandes como el que las tocaba. También era
    diverso el número de cuerdas, desde 4 hasta más de
    20. Los címbalos de bronce podían subrayar el ritmo
    de una pieza de música con una serie de choques
    metálicos agudos. Combinados con los tambores y
    panderetas, los címbalos conferían a la
    música una calidad
    animada.

    La flauta de carrillo, es uno de los instrumentos
    más antiguos. Se hacían de cañas de madera
    ahuecadas. El sistro era manejado por mujeres nobles y por
    sacerdotisas en las ceremonias. Quienes lo utilizaban, llevaban a
    la vez un collar sagrado llamado menat. Estaba vinculado
    al culto de la diosa Hator, que representaba la alegría y
    la pasión por la música y la danza.

    El "Canto del arpista"

    Esculpido en la sala de la tumba de un rey Antef
    se encuentra el llamado "Canto del arpista", en el cual el autor
    se dirige al "Buen Príncipe" recordándole la
    caducidad de las cosas humanas: las tumbas de los dignatarios de
    la II y IV dinastía ya están en ruinas; ellos
    dejaron sabias palabras, pero ahora es como si no hubiesen
    existido jamás.:

    "Ninguno de ellos regresa de donde
    están.

    ¿Quién puede decirnos su aspecto y
    su estado,

    quién puede describirnos sus
    moradas,

    quién puede dar consuelo a nuestros
    corazones

    sirviéndonos de guía hacia los
    lugares

    para donde partieron?

    Consuela tu corazón,

    has que olvide estas cosas;

    no te queda nada mejor que
    seguir

    sus deseos mientras estés
    vivo.

    Unge tu cabeza con aromados
    ungüentos,

    ponte vestidos de seda

    impregnados de perfumes
    preciosos,

    verdaderas obras de los dioses.

    Goza más de cuanto haz gozado hasta
    ahora,

    no hagas sufrir tu corazón
    por falta de placeres.

    Piénsalo a nadie le es
    permitido

    llevar consigo sus bienes.

    Piénsalo, jamás ninguno de los que
    partieron

    ha podido regresar".

    Himno en honor de Egipto

    Salve a ti, oh Atum

    Salve a ti, oh Khepri, que viniste a la existencia
    por ti mismo

    Tú estás arriba, en este nombre tuyo
    de "colina"

    tú llegaste a la existencia en este nombre
    tuyo de Khepri

    Salve a ti, oh ojo de Horus,

    que él ha adorado completamente con sus
    propias manos:

    él no ha hecho que tú obedecieses a
    los occidentales,

    no ha hecho que tú obedecieses a los
    orientales,

    no ha hecho que tú obedecieses a los
    meridionales,

    no ha hecho que tú obedecieses a los
    septentrionales,

    no ha hecho que tú obedecieses a los que
    están en el medio del país,

    pero tu obedeciste a Horus.

    él que te ha adornado,

    él que te ha construido,

    él que te ha fundado.

    Tú haces para él todo lo que te dice
    en cualquier lugar donde él va.

    Llévale el agua dulce
    que están en ti,

    llévale el agua dulce
    que estará en ti,

    llévale toda la planta que están en
    ti,

    llévale toda la planta que estará en
    ti,

    llévale todo el pan que están en
    ti,

    llévale todo el pan que estará en
    ti,

    llévale las provisiones que están en
    ti,

    llévale las provisiones que estará
    en ti,

    llévale todas las cosas que están en
    ti,

    llévale todas las cosas que estará
    en ti,

    llévale a cualquier lugar donde su corazón
    desee.

    Las puertas que tienes sobre ti están como
    sólida protección.

    No se abren a los occidentales,

    no se abren a los orientales,

    no se abren a los meridionales,

    no se abren a los
    septentrionales,

    no se abren a los que están en el medio del
    país,

    pero se abre para Horus,

    y él que las ha hecho,

    y él que las ha hecho estar
    derechas,

    y él que las ha salvado de todos los males
    que Set ha obrado contra ellas.

    Y él que las ha fundado en este tu nombre
    de "Fundación",

    y él que las ha ido detrás tuyo o en
    obediencia en este tu nombre de "Ciudad"

    y él que las ha salvado de todos los males
    que Set ha obrado contra ti.

    Canción

    Desde el tiempo de los dioses los cuerpos se
    van

    y en su lugar vienen los
    jóvenes.

    El sol se muestra en la
    mañana,

    en la tarde desaparece el
    Poniente,

    los hombres procrean,

    las mujeres conciben,

    todos los nacidos respiran aire,

    pero todo lo que producen

    al día siguiente ha
    desaparecido.

    ¡Festeja el alegre!

    Pon canto y música por
    delante.

    Vuelve la espalda a los tristes

    y piensa en la alegría,

    hasta que llegue el día en que se
    muere.

    Himno a Atón

    Hermosamente te elevas en el horizonte del Cielo,
    oh Atón viviente,

    Señor de la eternidad.

    Resplandeces en oriente, llenas con tu belleza la
    tierra.

    Eres hermoso, grande, brillante; te elevas sobre
    todos los países.

    Tus rayos abarcan la tierra hasta
    los confines de tu creación.

    Eres Ra, que sometes a todos los pueblos a
    través de tu hijo amado.

    Estás por encima de las miradas de los
    hombres y no se conocen tus venidas.

    Cuando reposas en occidente, sobre el
    horizonte.

    La tierra
    permanece en una sombra, que semeja la de la muerte;

    Duérmese bien cubierto en la
    recámara, sin que un ojo vea a otro ojo.

    Podríanse robar sus bienes a los
    que están dormidos.

    Sin que ellos se dieran cuenta, aunque los tenga
    bajo su cabeza.

    El que ha hecho a los seres reposa en su
    horizonte.

    A la aurora resplandece en el horizonte y lo
    ilumina todo

    Durante el día expulsas a la noche, cuando
    derramas tus rayos.

    Los Dos Países se despiertan de fiesta y se
    ponen en pie los hombres.

    Trabaja la tierra entera;
    todo rebaño se siente contento con su
    alimento.

    Está abierto todo camino, porque tu has
    aparecido.

    Saltan los peces en el
    río delante de tu faz; tus rayos van hasta el fondo del
    mar.

    ¡Cuán numerosas son tus obras,
    misteriosas a nuestros ojos!

    Dios único, a nadie semejante, tú
    has creado la tierras según tu corazón,

    Cuando estado solo:
    los hombres, los animales
    domésticos y os salvajes,

    Todo lo que existe sobre la Tierra y camina por
    tus pies.

    Todo lo que está en el cielo y vuela por
    sus alas…

    Tus rayos alimentan los campos; resplandecen y
    viven.

    Has creado las estaciones para mantener vivo todo
    cuanto has creado.

    Has hecho el cielo lejano para allí
    resplandecer y contemplar lo creado…

    Los seres de la tierra fórmanse bajo tu
    mano tú los has querido.

    Tú, sólo tú eres la
    duración de la vida. Se vive de ti.

    Resplandeces y viven, te acuestas y
    mueren.

    Fijos están los ojos en tu hermosura hasta
    que te pones

    Y toda labor termina cuando desapareces por
    occidente…

    Religión

    Filosofía Egipcia

    Hasta la fecha, los egiptólogos no han
    logrado ponerse de acuerdo respecto a aquello que pudo ser la
    creencia primitiva del antiguo Egipto en asuntos
    religiosos.

    Existen en primer término, cuestiones de
    orden cronológico muy difíciles de superar. Luego,
    también la diversidad de sistemas
    religiosos usados más tarde en cada una de sus provincias
    (nomes) del Egipto antiguo. Cada una de ellas tenía
    sus dioses ritos especiales con lo cual de dificulta el trabajo en
    torno a la forma
    primitiva de su mentalidad religiosa.

    Es sabido que la historia de Egipto no se ha
    registrado con relativa exactitud sino a partir del siglo VII a.
    C. Anterior a está fecha, la cronología se da e
    dinastías.

    Cálculos aproximados, sitúan la
    primera dinastía hacia el año 5,500 a.C.,
    dinastía fundada por Menes. Este soberano encuentra
    establecido todo un sistema
    jerárquico de dioses, a cada uno de los cuales está
    consagrada alguna de las grandes ciudades. Subsiste así el
    problema sugerido de averiguar cuál haya podido ser la
    religión que estableciera dicha jerarquía de
    dioses.

    Los investigadores se deciden sea por el
    monoteísmo, el politeísmo, el
    henoteísmo (culto a un dios principal, sin excluir
    a los secundarios); el totemismo, animismo, religión
    solar
    o adoración del sol y adoración de la
    naturaleza.

    Las últimas 2 formas tienen a su favor
    hechos muy importantes, como verbigracia, el ser fuerzas
    elementales de la naturaleza
    algunas de sus divinidades más importantes. Tales,
    verbigracia, Ra (el sol),
    Nut (el firmamento), Set o Tyfón (la
    tierra). Además, sus grandes leyendas
    religiosas, inseparables de su complicadísima
    mitología, hacen de Osiris (una de cuyas múltiples
    actividades es la de personificar las fuerzas y fecundidad de la
    naturaleza), de su mujer Isis
    y de Horus, su hijo, divinidades del orden
    natural.

    El sol, un nuevo dios.

    Hace 14 siglos antes de Cristo se produjo en
    Egipto una revolución
    religiosa. El faraón Amenofis IV que cambia su
    nombre por el de Akenatón, servidor de
    Atón, concibe un dios superior a todos los demás:
    el Sol,
    más que como objeto es visto como una fuerza, una
    "energía" divina, creadora de todo lo existente. El
    faraón cambia su capital a una nueva ciudad:
    Tell-el-Amarna que deberá ser amplia, llena de
    luz, sin
    supersticiones, ni templos oscuros, ni magia. Impone como dios
    único y verdadero en todo Egipto, al disco solar con el
    nombre de Atón. Este monarca fue suegro de
    Tutankhamón, uno de los pocos faraones que lograron
    que lograron descansar sin ser profanados. En el año de
    1923 un arqueólogo inglés,
    Howard Carter, descubrió la tumba de
    Tutankhamón y rescató un tesoro de arte
    valiosísimo que ha permitido reconstruir con fidelidad la
    época.

    Culto a los muertos y la construcción de
    pirámides

    La religión constituía un aspecto
    fundamental de la vida de los egipcios, y su significación
    se prolongaba incluso después de la muerte. De
    aquí el culto sumamente especial y fervoroso que
    rendían a los muertos. Este pueblo creía firmemente
    que, después de morir, el alma del hombre
    viviría feliz sólo si se daba un tratamiento
    especial al cadáver para preservarlo de la corrupción. De esta manera perfeccionaron
    el proceso de
    conversión llamado embalsamiento, por el cual
    convertían los cadáveres en momias que colocaban en
    sarcófagos. Estos se decoraban con mayor o menor
    suntuosidad, dependiendo de la jerarquía social del
    muerto.

    En la tumba se depositaban diversos objetos que,
    se creía, el difunto podría necesitar o echar de
    menos en la otra vida. Aves y gatos,
    entre otros animales, eran
    también embalsamados para servir de compañía
    a los hombres en su viaje al otro mundo. No podía faltar
    la inclusión de un papiro en las que se consagraban las
    virtudes y buenas obras del difunto, con la finalidad de que
    fuera juzgado indulgentemente por Osiris, el dios de la otra
    vida, en el tribunal de los muertos.

    Las pirámides constituían las tumbas
    más fastuosas e imponentes, pues en ellas se daba
    sepultura a los faraones. Las más importantes son las de
    Keops, Kefrén y Micerino, a orillas del río
    Nilo.

    La edificación de estas construcciones ha
    sido objeto de admiración de todas las generaciones
    posteriores. Consideradas como una de las siete maravillas del
    mundo antiguo, representan una obra de ingeniería que aún hoy
    constituiría un reto tratar de igualar. Fueron erigidas a
    impulsos de un sentimiento religiosos sumamente intenso,
    así como a los de trabajo forzado de millares de
    esclavos.

    La religión egipcia atravesó por
    diversas etapas y vicisitudes. Recorrió el largo camino
    que va desde el politeísmo hasta una especie de
    monoteísmo con resabios filosóficos. Los dioses
    principales de la religión politeísta (unos 700
    aproximadamente) fueron Amón-Ra, Osiris, Horus e Isis. Por
    lo común, se representaba a las deidades con figuras de
    animales, para simbolizar con ello su diversidad de funciones y
    atributos.

    Durante el siglo XIV a. C., el faraón
    Amenofis IV repudió la adoración a varios dioses e
    implantó el culto a una sola divinidad, Atón, el
    disco solar. Amenofis adoptó el nombre de Akenatón
    ("el que agrada a Atón") e hizo borrar de todos lo
    monumentos los nombres de los dioses adorados por los egipcios.
    Sin embargo, a la muerte de
    Akenatón se instituyó de nuevo el antiguo
    politeísmo, debido principalmente a los intereses de la
    clase sacerdotal cuyas prerrogativas habían sufrido un
    duro descalabro con la reforma monoteísta del culto a
    Atón.

    De todos los monumentos de piedra conocidos en el
    mundo, son las pirámides las que han causado desde siempre
    mayor admiración e interés,
    en especial la atribuida al faraón Keops, que suele
    recibir el nombre de Gran Pirámide. Pero así como
    se han dedicado a estas construcciones elogios de toda clase,
    tampoco han faltado los personajes, de todos los tiempos, que han
    querido ver en ellas un ejemplo de la vanidad de los
    hombres.

    La toponimia es la ciencia de
    descubrir el sentido de una palabra, casi siempre lugar
    geográfico, a partir del nombre que tiene en la actualidad
    y comparándolo con el que tuvo en otros
    tiempos.

    Esta ciencia quiso
    aplicarse con el origen de la palabra pirámide, sin saber
    si era de origen egipcio, judío, griego, o muy anterior,
    perteneciente tal ves a una lengua que ya
    no existe. Por culpa de este desconocimiento se ha querido dar
    varios significados a la palabra.

    Algunos autores han querido ver la relación
    3.1416 en el nombre de la pirámide, recordando que la suma
    de los cuatro lados de la base dividida por la mitad de la altura
    es aproximadamente igual a pi. La siguiente
    partícula, que es ra, coincide según ellos
    con el Ra, o dios solar, tan respetado por los egipcios, y vienen
    así a confirmar que la Gran Pirámide fue un templo
    dedicado al culto solar, entre otras cosas. Según otros
    expertos, dicen que esta palabra se inicia con el término
    griego pyr, que significa fuego. Surge entonces una
    alternativa : que la pirámide tiene forma de llama,
    explicación que parece ridícula para quienes
    quieren aproximarse a la verdad.

    Se tiene la casi certeza de que el primer
    constructor de pirámides en Egipto fue el legendario
    Imhotep, el ingeniero más grande de su época, muy
    superior a Dédalo, autor del laberinto de Creta donde
    sería encerrado el Toro de Minos.

    Creencias religiosas

    Practicaban la zoolatría (culto a
    animales), creían en la encarnación en animales,
    por ejemplo APIS, el buey negro de Memfis; Meru Hur el toro
    blanco de Heliópolis .

    El pueblo egipcio era muy religioso. Cada
    provincia tenía sus dioses particulares, pero sobre todo
    adoraban a una triada, y la figura principal era el dios Sol,
    llamado Osiris en Abydos, Phtah en Menfis,
    Ra en Heliópolis, Amón en
    Tebas.

    Cada dios tenía una mujer y un hijo:
    la mujer de
    Osiris era Isis y su hijo era Horus, el cual
    simbolizaba al sol naciente. A cada dios se le atribuía
    una historia propia , un mito que
    variaba de una provincia a otra. Eran representados con forma
    humana o animal, o bien con forma mixta: mitad animal, mitad
    humanos: Horus se representa como un hombre con
    cabeza de halcón. Los egipcios consideraban sagrados a un
    gran número de animales como por ejemplo el buey, el
    escarabajo, el ibis, el cocodrilo, el gato, halcón. Cada
    dios se representaba bajo las formas de estos animales, que los
    sacerdotes reconocían por determinados signos y al cual
    rendían culto. El más conocido de estos cultos es
    el del buey Apis, reencarnación de Phtah en Menfis;
    Apis tenía su templo y sus sacerdotes; después de
    su muerte se le
    embalsamaba y su momia se depositaba en un cementerio especial,
    el Serapeum, descubierto por el sabio francés
    Mariette en 1851.

    Daban especial importancia al culto de los
    muertos. Creían en una forma futura e imaginaban, sobre
    todo a los primeros tiempos, que el hombre
    poseía un "doble", especie de replica del cuerpo,
    invisible e inmaterial, el cual, después de la muerte
    debía encontrar asilo en una tumba; pero para que este
    pudiese vivir, el cuerpo debía de ser preservado de la
    destrucción.

    Por esto se embalsamaban los cadáveres,
    convirtiéndolos en momias, las cuales, depositadas en
    sitios secos, al abrigo de las crecidas del Nilo se conservaban
    indefinidamente.

    Creían que el destino del alma
    después de la muerte, su destrucción o felicidad
    dependía de la conducta que el
    individuo había practicado en vida. Para que el muerto
    pudiese defender su causa ante el tribunal de Osiris, se colocaba
    al lado de su sarcófago el Libro de los muertos,
    especie de guía para el otro mundo, donde el muerto
    encontraba las indicaciones de todo lo que debía hacer par
    justificarse ante sus jueces.

    Razón tenía Herodoto, el gran
    historiador griego, al referirse a los egipcios como "los mas
    religiosos de todos los hombres". Admirando este ilustre viajero
    de la proliferación de los dioses en las tierras del Nilo,
    dijo igualmente de sus habitantes : "Oh buenas gentes, a
    quienes hasta en sus mitos huertos
    nacen dioses".

    Otra de las causas del atraso de la verdadera
    cultura y por
    lo mismo de la especulación filosófica entre los
    egipcios, fue la
    organización misma del estado absolutista, bajo la
    autoridad
    despótica y omnímoda del
    Faraón. A este se consideraba como hijo de dios y
    personificación de la divinidad en la tierra, a su muerte,
    entraba a figurar, automáticamente, entre los dioses
    inmortales.

    Las nobles conquistas del espíritu y la
    razón, una de las mas gloriosas de las cuáles es la
    filosofía, o la investigación del como y el porqué
    de las cosas, no medra allí donde la fuerza bruta
    sojuzga al espíritu y donde el látigo del amo habla
    mas recio que todas las voces del alma.

    No fue otro el medio en que vive su historia el
    Egipto faraónico. La enormidad de las realizaciones
    materiales de
    este pueblo, en pirámides, ciudades, templos, estatuas,
    canales, mausoleos, etc., no guarda proporción de ninguna
    clase con lo escaso de su desarrollo
    espiritual.

    Tan solo un pueblo de esclavos, bajo la consigna
    de un déspota, pudo haber levantado aquellos
    inútiles colosos de materia.,
    ninguno de los cuales tiene la grandeza espiritual y eterna que
    admiramos, verbigracia, en las grandes creaciones del arte y el
    pensamiento de
    griegos.

    Animales del valle del
    Nilo

    Los antiguos egipcios compartían su espacio
    vital con muchas fieras, aves
    reptíles y peces
    diferentes. En los desiertos a oriente y occidente del valle del
    Nilo había feroces leones y toros salvajes, así
    como tímidos antílopes y gacelas. De esos animales,
    unos perseguían a sus presas y los otros pastaban en las
    márgenes de la vega que se inundaba. La quietud de la
    noche podía quebrarse repentinamente por los
    tétricos aullidos de las hienas carroñeras y los
    chacales que se disputaban unos despojos. En los macizos de
    papiro a orillas del Nilo había nidos de aves como
    patos, comoranes, pelícanos y abubillas. En las riberas
    del río acechaban cocodrilos, y en el agua
    podía verse hipopótamos a cuyo alrededor
    evolucionaban percas y barbos. En muchos objetos egipcios
    antiguos aparecen animales. Se consideraban que formaban parte
    del "sistema del
    mundo" establecido por el dios-sol y que eran versiones
    terrestres de muchos dioses. En los jeroglíficos
    también usaban símbolos de
    animales.

    Los carneros simbolizan a algunos de los dioses
    más importantes del antiguo Egipto. El peligro de ser
    atrapado y devorado por un cocodrilo llevó a los egipcios
    a tratar de ganarse a estos peligrosos seres. Por consiguiente,
    el cocodrilo pasó a ser el símbolo del dios Sobek,
    y los sacerdotes adornaban a los cocodrilos sagrados con joyas y
    a su muerte los momificaban.

    El hipopótamo macho era un animal de mal
    agüero debido a su asociación con el dios Set,
    enemigo de Osiris y Horus, dueños legítimos del
    Egipto. En realidad, los hipopótamos podían volcar
    fácilmente un barco de papiro y, por esta razón, se
    les daba caza con frecuencia.

    El león representaba la fortaleza y el
    poderío, y por ello paso a ser el emblema del rey-sol.
    Raramente se muestra a un
    león cazado por alguien que no fuese el faraón. A
    la diosa Hator se la solía representar como una vaca entre
    los macizos de papiros. Los gatos consagrados a la diosa Bastet
    se momificaban una vez muertos. Se los envolvía con tiras
    de telas y se les pintaba la cara para hacer que parecieran
    aturdidos o tontos.

    Mitología y religión. Vestigios
    de especulación filosófica.

    1. doctrina del alma y su inmortalidad. Es
      posible descubrir, con todo, algunos intentos de
      especulación filosófica, entresacados del
      laberinto de la mitología. Allí aflora la
      doctrina según la cual todo ser viviente, no importa si
      dios, hombre o
      animal, posee un elemento que lo anima. Es el ka o "sombra"
      (alma), verdadero el "doble", que sobre vive al cuerpo y
      más al real y permanente que el mismo objeto que anima.
      El ka necesita, por naturaleza, la morada de un cuerpo u objeto
      material para subsistir.

    De aquí la costumbre del embalsamiento y
    momificación con la imagen del
    difunto, para que el alma (ka), presente al lado del
    cadáver, se consuele y tenga morada visible. Ello explica
    también porque para lo egipcios, la casa o
    habitación de los vivos, no era sino a modo de posada u
    hospedería, mientras que el sepulcro la morada
    eterna.

    De la misma doctrina es responsable, además
    del culto de los muertos y de la doctrina de la inmortalidad, la
    adoración y culto de los animales, tan generalizada en ese
    medio y la creencia en la virtud mágica de los
    hombres. Esto es inseparable de las prácticas
    esotéricas del ocultismo egipcio, pues al igual que de una
    morada visible, la supervivencia de la persona
    después de la muerte, era inseparable de la
    preservación de su nombre, según lo explica el
    Libros de los muertos.

    1. el más allá.. En las
      tradiciones filosóficas de la casta sacerdotal (el
      segundo poder después del faraón), descubrimos un
      doctrina mas racional relativa a la inmortalidad y la vida
      futura. Según ella., el hombre
      está integrado de tres elementos : el khat o cuerpo
      , el Khu o espíritu, emanación de la esencia
      divina y el alma, que se denomina Ka, mientras reside en la
      momia o estatua del muerto y Ba, si
      desencarnada.

    Como Ba se representa al juicio después de
    la muerte al comparecer ante Osiris y los cuarenta y dos jueces.
    Allí es pesada en la balanza por Horus y Anubis, mientras
    Toth, registra el resultado.

    Los buenos entran al Aulu, especie de "Campos
    Elíseos". y los malos van al infierno y empiezan el
    tormento de las transmigraciones en cuerpos de animales, que
    pueden terminar en el aniquilamiento. Pero cualquiera que sea la
    suerte del alma, en último termino, regresa a unirse
    nuevamente con el cuerpo en el gran día de la
    resurrección.

    Codigo de moral :De capítulo sobre el juicio
    articular en el libro de los muertos se colige que el ideal de la
    conducta entre
    los antiguos egipcios se guiaba por el sentido práctico y
    un elevado nivel de pureza y religiosidad.

    Del interrogatorio al que era sometida el alma, se
    concluye, que la caridad, la benevolencia, castidad, justicia
    social, clemencia y el amor de los
    trabajos del espíritu, se catalogan entre las virtudes
    fundamentales. No solamente se insiste sobre el ejercicio
    exterior de estas virtudes, sino también sobre la
    moralidad de los pensamientos y deseos.

    Los dioses del Nilo.

    LA TRIADA ELEFANTINA : Es considerada
    la más antigua, se originó en los tiempos
    predinásicos en la ciudad de elefantina y estaba integrada
    por los siguientes dioses.

    KHNUM. Dios de la fecundidad. Aparece
    representado en forma de carnero; más tarde con figura
    humana y cabeza e carnero cubierta por 2 cuernos ondulados y
    horizontales. Algunas veces sobre los cuernos llevaba un
    cántaro que se interpreta como símbolo de dios
    fluvial. También formó parte de los dioses que
    crearon el
    universo.

    SANTIS. Primera esposa de Khnum, era una
    divinidad local y significaba "la Poderosa". Presidía las
    inundaciones del Nilo. Se le representaba como una mujer que llevaba
    sobre su cabeza una blanca corona símbolo del sur de
    Egipto, rodeada por 2 largos cuernos. Algunas veces sostiene un
    arco con 2 flechas en la mano.

    ANUQUIS. Segunda esposa de Khnum y hermana
    de Satis, es considerada como la personificación de las
    aguas del Nilo. Se le representaba con 2 uñas de avestruz
    en la cabeza; lo cual hace suponer que provenía de
    África.

    LA TRIADA MENFIS. Según la
    cosmogonía de Menfis.

    PTAH, es el amo del destino, y creador del
    universo, pero
    no sólo fue el creador universal del mundo físico
    que anuncia las funciones de
    todos los otros dioses, sino que también creó el
    alma de cada ser; creó todo, incluyendo a los dioses, pero
    también era origen de las cosas buenas, como los alimentos, las
    bebidas y las ofrendas a los
    dioses. Se le reconocía un poder mayor que el de todos los
    dioses, fundó sus centros de culto y creó la
    materia de su
    propio ser; estableció ciudades y fundó las
    provincias, creando con ello un orden político. Siempre
    estaba acompañado por el dios de la
    sabiduría.

    SEKHMET. Esposa de Ptah, se le dio el
    nombre de "la Poderosa", cuando en forma de leona se lanzó
    sobre los hombres revelados contra Ra. Es una diosa guerrera, se
    le representa como una leona o una mujer con cabeza leoniana,
    coronada por varios emblemas. Simboliza el calor
    destructor del sol.

    NEFERTEM, hijo de Sekhmet y tercer miembro
    de la triada de Menfis, significa el dios solar del Bajo Egipto.
    Lleva sobre la cabeza una flor de loto abierta, en la que se
    alzan dos altos tallos. También se le representa como
    guerrero, por influencia de los caracteres de su
    madre.

    El río Nilo, lógicamente fue
    divinizado, los dioses que lo representan, son los
    siguientes :

    HAPI. Se le representa como un hombre fornido
    con senos femeninos y un amplio vientre ceñido con las
    fajas de los barqueros en su cabeza lleva una corona de lotos y
    papiros. Se contaba que había vivido cerca de la Primera
    Catarata, en el fondo de una caverna, desde donde derramaba
    el agua de sus
    ánforas.

    SOBK. El dios cocodrilo, fue la deidad
    principal entre las muchas que representaban al
    cocodrilo.

    RENENUT . Diosa propisiadora de la rica
    cosecha, precede ha la inundación del Nilo y recibe el
    título de" Señora del doble granero",
    presidía también la lactancia de los niños,
    por lo que simbolizaba la nutrición. Se le
    representó de varias maneras : con cabeza de
    serpientes coronada por dos plumas, dando de mamar a u
    niño, con cabeza de leona, en el "Libro de los muertos" ,
    es representada como nodriza celeste ante los dioses para
    defender la causa de los difuntos.

    RENPET . Era la diosa de las estaciones que
    se renueva y del año en general era diosa de la juventud y
    duración del tiempo. En ocasiones es llamada "Diosa de la
    eternidad", es representada como una mujer que lleva sobre la
    cabeza un largo tallo de palma, el ideograma de su
    nombre

    LA TRIADA DE AMON : AMON, fue el
    máximo dios tebano de toda la historia del Antiguo Egipto.
    Se le representó algunas veces con la cabeza de carnero
    para relacionarlo con la procreación y la fecundidad.
    Comúnmente tiene cabeza humana con tocado de 2 largas
    plumas. Se le identificó como un dios guerrero por ser los
    príncipes de Tebas el núcleo más fuerte de
    resistencia
    frente a las invasiones extranjeras. Durante el Imperio Medio,
    como dios de la creación, fue representado como la oca que
    había puesto un huevo cósmico. A medida que fue
    creciendo su poder, fue asociado con el sol, hasta ser
    conocido como Amon-Ra. Llevaba consigo todos los símbolos
    del poder supremo del dios Sol. Por todas parte se construyeron
    templos en su honor. Uno de los más famosos fue el de
    Luxor y el de Karnak, donde se le conocía como " Dios del
    viento". En las cercanías de las ciudades mencionadas,
    orilla occidental del Nilo, estaban los templos mortuorios reales
    bajo los peñascos situados al oeste de las rocas
    después del reinado de Amen-hotep I. Este lugar fue
    llamado "Valle de los reyes". Durante el Imperio Nuevo, Amon fue
    conocido como el "Rey de los dioses". Los dominios del gran
    imperio abarcan desde el Eufrates hasta Sudán; esto indujo
    a Amon como el mayor de todos los dioses, el Señor
    Universal de los Tronos del Mundo. Amon personificaba las
    distintas cualidades de los demás dioses. Era capaz de
    adoptar la forma que deseara; por ello sus nombres se
    multiplicaron, aunque su nombre verdadero era secreto; por
    desconocerlo los dioses no pudieron nunca orar ante él.
    Como ocurrió en épocas muy tempranas, se sostuvo la
    creencia de que Amon era el padre del faraón y que los
    herederos al trono los había concebido el uniéndose
    a la reina bajo la forma del faraón.

    La doctrina cosmogónica de
    Hermópolis

    NUN. Cuya esposa se llamaba Naunet, y que
    figura también, en otras cosmogonías, es la
    personificación del Océano Primordial, de donde
    fueron sacados los elementos de la
    creación

    AMON. Representaba lo que denominaban "lo
    que no puede verse" o sea, el aire.
    Según la leyenda hermopolitana, era el dios del aire y del viento
    , representaba las fuerzas que soplaban sobre las aguas
    inmóviles y estancadas de Nun.

    KUK. Cuya es posa se llamaba Kauket,
    simboliza a la obscuridad. HUN y su esposa Hauhet, eran las
    figuras que daban la interpretación de lo que no
    tenía fin.

    Los cuatro dioses eran representados con cabeza de
    rana, y las cuatro diosas con cabezas de serpiente. Esto explica
    porque, según esta tradición, los ocho dioses
    estaban unidos, a una vida anfibia, creada por sí misma en
    el cieno pantanoso que dejaba las aguas del Nilo al cesar las
    inundaciones anuales.

    Los mitos
    solares

    ATUM. Nacido de Num, pues el dios primitivo
    de Heliópolis. Los teólogos de dicha ciudad
    interpretaron su nombre como "el completo", tal vez por la
    creencia de que se creó a sí mismo de las aguas de
    Num, mediante el poder de la palabra hablada :articulando su
    propio nombre. Se le llamó padre de los
    dioses.

    KHEPERA. Fue también un dios
    primitivo, padre y creador de los dioses a quien los sacerdotes
    de Heliópolis transformaron en un dios solar,
    haciéndole representar el dios del
    amanecer.

    HARAKHTE. Representó al sol en su
    viaje diurno de uno a otro horizonte, compendiando así las
    tres personalidades Khepera-Ra-Atum. Se representa con la cabeza
    de halcón, rematada a menudo por el disco y la serpiente
    sagrada.

    TEFENET. Representa a la diosa de la lluvia
    o el rocío. Sus lágrimas cayeron a la Tierra al
    ayudar a su marido a sostener el Cielo, sus lágrimas se
    convirtieron en plantas. Se le
    atribuyó un carácter solar compartido con su
    esposo; cada mañana, recibían el Sol cuando
    éste rompía en las montañas de oriente. Se
    le describe como una leona coronada por el úreo solar. Se
    le consideró como el ojo izquierdo de Horus y como el ojo
    de Ra.º

    GEB. Forma con Nut la segunda pareja y se
    contrapone a su compañera como dios de la Tierra. Se le
    consideró como padre de Ra y de Thoth. Es representado a
    menudo como un hombre echado
    a los pies de su padre. La separación que Tefenet
    realizó entre Geb y Nut dio lugar al espacio y a la
    luz.

    NUT. Era la diosa del cielo nocturno,
    porque se dice que de su seno renace todas las mañanas el
    sol y porque se le consideró protectora de los muertos, se
    le representaba con el cuerpo estrellado. Se mostraba a una mujer
    de gigantesco vientre arqueada sobre la Tierra.

    ATHOR. La diosa Athor algunas veces es
    definida como "la gran vaca celeste que creó el mundo y el
    sol", pero para otros simboliza la Tierra madre; se dice que es
    hija de Ra y mujer de Horus. Con frecuencia simboliza a la luna,
    a una mujer con cabeza de vaca o a una mujer de rostro bovino, en
    la mitología. Se le atribuía la bondad de los
    muertos, y se convirtió en una divinidad
    funeraria.

    El ciclo osírico.

    Originalmente Osiris era un dios agrícola,
    pero después se le consideró como el Dios de los
    muertos, con la capacidad de morir y resucitar, capaz de la
    inmortalidad de él y de sus seguidores. Su leyenda puede
    resumirse así : Osiris primigenio de Geb y de Nut,
    hermano y esposos de Isis, vivió al principio sobre la
    tierra reinando como cuarto faraón Divino, su reinado fue
    de un sabio y benigno legislador, que enseñó a sus
    súbditos a trabajar la tierra, obtener granos y frutos;
    instituyó el culto a los dioses e inventó los
    instrumentos
    musicales para las ceremonias religiosas.

    Explicaciones de origen cósmico encuentran
    en Osiris un símbolo del Nilo, que crece y decrece todos
    los años, así como de la luz solar, que
    desaparece cada tarde y vuelve con el alba. Set
    simbolizaría el viento del desierto, la sequía, las
    tinieblas. Como dios de los muertos, unificó en su culto a
    todas las clases
    sociales de Egipto. Se le conoció como el primer
    hombre de los occidentales, o sea, de los muertos, que habitaban
    allá donde se oculta el sol y también el ser
    bueno.

    Osiris el señor del
    silencio.

    Osiris se mantuvo vivo durante muchos siglos,
    mientras que los ritos, creencias y cultos se modificaban o
    cambiaban. En un principio se le asoció con el dios de la
    fertilidad Andjeti. Además de ser un dios de la fertilidad
    pasa a ser un dios de la muerte :

    Según las tradiciones antiguas, Set, su
    hermano le tendió una trampa y logró asesinarlo.
    Isis, su esposa consiguió ser fecundada por el
    cadáver de Osiris, gracias a sus poderes mágicos, y
    concibió a Horus el joven. Este luchó contra su
    tío Set y triunfó sobre él después de
    una larguísima contienda. Al principio Set le
    arrancó un ojo, pero Horus lo recuperó y se lo
    ofreció a Osiris, quien de esta manera recuperó la
    vida. Horus, al resucitarlo le dice : "Osiris, tu partiste
    pero has retornado; te dormiste pero has sido despertado;
    moriste, pero vives de nuevo". Set nunca pudo ser vencido porque
    encerraba un poder irreductible. Horus recibe la corona que
    había pertenecido a Osiris y éste parte a reinar
    entre los muertos

    ISIS. Hija de Geb y Nut, se creía
    que con Osiris había originado a Horus el joven. De ella
    son admirables los rasgos de amor a su
    marido e hijo, por lo que es considerada como madre y esposa
    ejemplar. Es representada dentada o erguida, lleva sobre su
    cabeza un trono, y en una mano el nudo mágico llamado
    "tat". Provista de alas aparenta proteger a su marido o a su
    hijo; con frecuencia amamanta a Horus puesto sobre sus rodillas.
    Antes fue identificada como Athor.

    SET. Hijo de Geb y de Nut, y por tanto
    hermano de Osiris y de Isis según el sistema de
    Heliópolis; aparece en los textos de las pirámides
    como hijo de Ra y hermano de Horus el viejo. Set fue amigo de los
    muertos, y valiéndose de una escalera le ayudo a Osiris a
    alcanzar el cielo. A él se le atribuían las peores
    características hasta convertirse en el
    espíritu del mal.

    NEPHTHYS. Su nombre significa "la
    señora del castillo" o del cielo. Esta diosa ayudo a Isis
    a buscar el cadáver de Osiris y a enbalzamarlo. Simboliza
    la tarde, el lento declinar de la momia de su hermano se
    transformó en diosa funeraria y
    mágica.

    HORUS. Hijo de Isis y Osiris, forma el
    último miembro de la triada osírica, es
    representado con una cabeza de halcón sobre un cuerpo humano.
    Los nombres de Horus : De niño se llamaba Harpocrates
    y figuraba como un muchachito desnudo.

    ANUBIS. El característico dios-chacal ,
    guardián de las Necropolís. Fue educado por Isis y
    cuando fue hallado el cadáver de Osiris ayudo a su
    enbalzamiento y posteriormente lo envolvió en las
    típicas fajas de momia.

    UPUAT. Su nombre significa "el abridor de
    caminos", fue dios de la Licópilis, es representado como
    un lobo erguido o un hombre con cabeza de lobo.

    Otras divinidades

    ONURIS, Dios guerrero y cazador, se le consideraba
    que desbarataba a los enemigos y animales maléficos. Se le
    representaba como un guerrero, la cabeza decorada con 4 plumas
    altas y rectas, el cuerpo revestido con una larga túnica y
    aveces blandiendo una lanza.

    MONTH. Fue otro dios de la guerra. Fue
    representado con cabeza de halcón decorada por el disco
    solar y dos altas plumas; después con una cabeza de
    toro.

    NEKHBET. Fue venerada como protectora del
    sur quizá porque estaba unida al culto lunar. Aparece
    frecuentemente en forma de buitre echando a volar sobre la cabeza
    del faraón o bien como divinidad con cabeza de buitre o
    como mujer que lleva en la cabeza la corona blanca del alto
    Egipto.

    UTO. Diosa del Delta, protectora del Bajo
    Egipto, ayudo a Isis a esconder a su hijo en las lagunas de su
    territorio. Como diosa serpiente es representada en forma de
    cobra con o sin alas o como mujer que lleva sobre la cabeza la
    corona roja del norte.

    Divinidades cósmicas o de
    fenómenos naturales

    MIN, Dios de la fecundidad y la naturaleza,
    después se convirtió en dios del desierto oriental
    y patrono de los caravaneros. Su emblema primitivo fue el rayo.
    Se le representa siempre de pie con el gorro adornado con plumas
    altas y rectas.

    ARZAPHES. Es representado con cabeza de
    carnero y fue el dios del Nilo

    BAST, La representan como una mujer con
    cabeza de gato y en la mano derecha lleva el sistro o bien un
    escudo rematado con una cabeza de leona. La diosa de la
    alegría, la música y la danza y
    abogada contra la peste y los espíritus
    malignos.

    PEKHET. Puede considerarse como una forma
    secundaria de Bast. Aparece como leona o en forma de mujer con
    cabeza leonina o felina.

    MAHES, El dios león, "señor
    de la matanza", se le representa como un hombre de pie, con
    cabeza de león usualmente rematada por la corona del sur
    así como con 2 plumas.

    SOPDET. Fue diosa de la estrella se Sirio,
    cuya salida indicaba el inicio de la primavera y la inminencia de
    la inundación.

    NEITH. Diosa guerrera, de los telares, de
    algunas funciones maternales y funeraria. Como diosa guerrera es
    representada como una mujer con la corona del norte, el arco,
    emblema del relámpago y las flechas. Como inventora del
    telar, tiene por atributo la lanzadera de los tejedores. Como
    diosa de funciones maternales es representada con 2
    pequeños cocodrilos en el seno. Como diosa funeraria
    tiende a confundirse con Isis.

    SELKET. Diosa Escorpión representada
    como una mujer que lleva en la cabeza aquel bicho o como un
    escorpión con cabeza de mujer. Aparece siempre unida a
    Neith, como protectora de las uniones conyugales, sea como
    conservadora de las vísceras en el rito del embalsamiento
    y como diosa tutelar del difunto.

    MERSEGERT. Diosa serpiente, su nombre
    significa "amiga del silencio", se representa como una serpiente
    con cabeza o bien de 3 cabezas; una de mujer, otra de reptil y la
    tercera de buitre. Fue una diosa benévola pero severa con
    los delincuentes.

    NEHEBKA. Dios serpiente representado por
    una culebra provista de brazos humanos, y su compañera, la
    diosa Nehebkau, figuraba con cabeza de
    serpiente.

    THUERIS. Es la diosa hipopótamo que
    simboliza la maternidad y lactancia. Aparece como una hembra de
    hipopótamo con ubres colgantes erguida sobre las patas
    traseras y apoyadas en 2 manojos de papiros arrollados que
    representan a la protección; lleva una en una mano o en
    ambas el símbolo de la vida. Unas veces tiene cuerpo de
    hipopótamo y cabeza de mujer y otras de leona blandiendo
    amenazadoramente un puñal.

    HEOET. La diosa rana simboliza el estado
    embrionario en que comienza la germinación o el poder
    reproductor de las aguas y se menciona entre las comadronas
    celestiales que cada mañana asisten al nacimiento del sol
    y llego a ser patrona de los partos.

    Divinidades de ultratumba

    MASKHENET. Aparece entre las diosas del
    parto. Es la
    patrona de las madres egipcias y se le representa como una mujer
    que lleva sobre la cabeza 2 largos brotes de palma curvados en su
    extremo o bien como un ladrillo con cabeza humana,
    refiriéndose a los ladrillo sobre los cuales se
    acurrucaban las mujeres en el momento del parto.

    RENENUT. Presidía la lactancia del
    niño simbolizando la nutrición. Se le
    representaba como una mujer sin atributos peculiares o con cabeza
    de serpiente coronada por dos plumas y dando de mamar a un
    niño.

    RENPET. Fue la diosa del año, de las
    estaciones y de la juventud,
    así como de la duración del tiempo, por lo que es
    llamada la diosa de la eternidad. Fue representada como una mujer
    que lleva sobre la cabeza un largo tallo de palma que es el
    ideograma de su nombre.

    SAI. Simbolizó el destino de cada
    individuo y se consideraba que estaba presente en el juicio del
    alma.

    AMAMET. Dios que devora después del
    juicio al culpable en el más allá, es un dios
    monstruo híbrido, con rasgos de león, de
    hipopótamo y de cocodrilo.

    MAAT. Personificación de lo justo,
    hija de Ra y esposa de Thot; lleva en la cabeza una pluma de
    avestruz y es frecuente que se desdoble en 2 figuras
    idénticas y simétricas que la representan a los
    lados de la escena. Tiene aspecto de una pura abstracción
    divinizada.

    Mitos e himnos

    KHNUM : plasmó con el
    soplo de su boca los cuadrúpedos, infundió el
    aliento vital en las flores del prado, creó los toros para
    que preñaran a las vacas, animó los campos con
    rebaños. Protege a las bestias sagradas, pero su mirada
    hiere a las reses de matadero. Dio vida a los pájaros para
    que cerniesen en el cielo y hurgasen sobre la tierra.
    Sumergió los peces en lo
    profundo de las aguas y, sin embargo les hizo vivir. Ha creado
    también las serpientes en sus madrigueras y,
    además, a los hombres, las bestezuelas, los escorpiones.
    Todos son obras de sus manos; su trabajo es duradero, y a todos
    los creó sobre su torno de
    alfarero, moldeándolos con habilidad, por lo que es
    llamado el padre, el Creado primero.

    PTAH. Se dice de él :
    "Tú edificaste tu propio cuerpo cuando aún no
    existía ni cielo ni cielo ni tierra; cuando las aguas no
    habían subido todavía. Tú has puesto orden
    en la Tierra; tú has juntado tu carne; tú has
    acoplado tus miembros, hallando en ti solo un ser que ya
    estuviese en orden. Tu formaste las dos tierras (Alto y Bajo
    Egipto) no tienes padre que te procrease en su ser ni madre que
    te haya alumbrado. Te creaste por ti mismo y saliste a punto a la
    luz del
    día. Fuiste señor de la Tierra cuando esta
    yacía inmóvil bajo las aguas y todavía no
    había emergido; ahora Ptah, tienes la figura de Tenen, la
    naturaleza de aquel que unifica las dos
    tierras…"

    RA. A él se enlazan algunos mitos,
    transmitidos por textos de épocas diversas. Según
    la creencia egipcia, en que las grandes divinidades, en tiempos
    muy lejanos, habían vivido sobre la tierra gobernando
    Egipto a manera de faraones, fue asignado a Ra un largo reinado
    de paz y justicia sobre
    los dioses y sobre los hombres, al que puso término su
    vejez. Se
    refieren al período de juventud y
    plena potencia :
    "La diosa Isis se propone averiguar el verdadero nombre de Ra. La
    vejez le
    hacía temblar la boca y tirar saliva en la tierra; Isis
    amasó la saliva con polvo, moldeó una serpiente. La
    serpiente mordió a Ra, Isis le dijo que tenía que
    decir su verdadero nombre para curarse, Ra dijo varios nombres
    pero como eran falsos no se curó; de tanto sufrir se
    apartó de todos los magos y dijo su nombre a Isis,
    inmediatamente se curó". De ahí la creencia de los
    egipcios de los poderes curativos de el nombre.

    En Hermópolis aparecieron 4 mitos sobre la
    creación del mundo, :

    Primero : Se decía que el origen del
    mundo se había dado en un huevo del tamaño del
    cosmos. Este huevo fue puesto por la oca celestial, la que
    rompió por primera vez el silencio en el mundo con su gran
    cacareo.

    Segundo : Similar a la primera, pero con la
    diferencia de que el huevo cósmico lo había puesto
    un "ibis" pájaro que representa a Thot dios de la luna y
    la sabiduría.

    Tercero : Es una variante de las dos
    anteriores diciendo que la creación del mundo inicia del
    "loto primigenio" en cuyo cáliz estaba sentado el
    niño Ra.

    Cuarto : Decía que el loto al abrirse
    descubrió al escarabajo, símbolo del Sol. El
    escarabajo se transformó en un niño que lloraba,
    cuyas lágrimas formaron a los hombres.

    Una religión
    politeísta

    Los egipcios tenían centenares de dioses,
    algunos de los cuales eran venerados en determinadas ciudades o
    regiones, mientras que otros lo eran más dilatadamente.
    Algunos dioses adoptaban la forma de criaturas tales como vacas,
    toros, leonas, monos o cocodrilos; otros de fuerzas
    cósmicas, como el Sol y la Luna, las estrellas y el cielo.
    La razón de que existiera esa cantidad de dioses, y las
    conflictivas y, por lo general, contradictorias creencias
    mantenidas en torno a ellos,
    hay que buscarla en el pasado de Egipto. Para unificar el
    país, la religión del Estado hubo de absorber
    numerosos cultos locales, muchos de ellos nacidos, tal vez, en la
    adoración de primitivos tótems u objetos sagrados.
    Algunos de esos cultos se combinaron entre sí, otros
    siguieron siendo como siempre habían sido, e incluso los
    intentos posteriores de formar "familias" de dioses no
    prosperaron ni siquiera en la simplificación del
    panteón.

    Hubo, sin embargo, una tendencia a unificar en un
    solo dios las funciones de diferentes divinidades locales, y
    ciertos dioses, patrocinados por los faraones y venerados en las
    mayores ciudades y en los templos más espléndidos,
    alcanzaron el carácter de dioses nacionales. Tales fueron
    Horus, el dios personal del rey;
    Ptah, el dios de Menfis; Ra, el dios-sol de Heliópolis;
    Hathor, la vaca diosa, patrona especial de las mujeres, y Amun (o
    Amon-Ra), quien en el Nuevo Reino se convirtió en el
    más importante y poderoso de todos los dioses de
    Egipto.

    Dado que los ritos religiosos tenían tanta
    importancia para los egipcios, su arte tenía ante todo
    mucho más que ver con la religión que con una
    deliberada búsqueda de la belleza. Las esculturas y las
    pinturas fueron creadas, no para las viviendas, sino para los
    templos y tumbas. Hasta las escenas de batalla en los muros de
    los templos del Nuevo Reino, como las escenas de la vida diaria
    en las tumbas de los nobles tenían una finalidad
    religiosa. Los artista estaban, por consiguiente, atados por una
    serie de rígidas convenciones que, con pocas variaciones,
    se observaron durante 3.000 años. Las figuras en
    círculos tenían que ser verticales y
    simétricas. En una figura erecta, el pie izquierdo
    tenía que estar adelantado, y las manos pegadas junto a
    los costados, a menos que sujetaran un báculo o un cetro.
    La posición de manos y brazos, así como la forma
    del peinado, de los vestidos y adornos, estaban regidas por
    estrictas normas, y la
    relación de volumen entre las
    diferentes partes del cuerpo tenía que ajustarse a
    proporciones fijadas de antemano.

    Las hileras de silenciosas y majestuosas figuras
    —andando o sentadas— de la escultura egipcia, parecen
    monótonas a primera vista, pero, contempladas más
    de cerca, revelan muchas diferencias sutiles, introducidas por la
    destreza en el modelado, por la perceptiva de la pintura, por
    el delicado detalle, y aún por una ligereza en el toque
    que revelan un sentido del humor en el artista. El
    estático formalismo de las figuras reales contrasta, por
    lo general, con la representación, libre y brillantemente
    concebida, de sirvientes y operarios a los que se muestra en una
    infinita variedad de actitudes; en
    actitud de
    saltar, halar de cuerdas, segar y aventar, o de danzar y de tocar
    instrumentos
    musicales para sus amos. Los artistas animalistas son
    magistrales y demuestran una aguda capacidad de observación. Una de las características de las pinturas y relieves
    egipcios que pueden antojársele extrañas a los ojos
    del observador occidental es el hecho de que, pese a que el
    artista egipcio podría, como es obvio, haber reproducido
    con toda exactitud lo que se ve, prefiere deliberadamente ignorar
    la perspectiva. La explicación reside en la función
    práctica del arte egipcio. La función del artista
    era captar, no lo que veía sino lo que sabía que
    existía. Así, pintaba de tal manera que
    representaba cada una de las partes esenciales de la figura
    humana —cabeza, hombros, brazos, piernas y pies— tan
    claramente como era posible y en su aspecto más familiar,
    lo mismo de perfil que de frente. Algunos artistas modernos se
    han inspirado en este tratamiento cubista de las formas naturales
    hecho por los egipcios.

    Una escalinata hacia el
    Sol

    No se sabe bien el significado que
    entrañaba la forma de pirámide; tal vez la
    Pirámide Escalonada representase una escalera gigantesca
    por la cual el rey subiría hacia el Sol, y los lados
    inclinados de las últimas pirámides sugirieran los
    rayos del sol hacía el cual ascendía el rey. En el
    antiguo Egipto se creía que el rey estaba dotado de
    cualidades divinas que le situaban aparte del común de los
    mortales. Así como se suponía que en vida era la
    reencarnación de Horus, el dios del cielo, en la muerte se
    unía al dios del sol, Ra, y navegaba por el firmamento por
    su embarcación celestial.

    De todos los monumentos de la antigüedad,
    ninguno ha atraído más a la imaginación que
    las tres grandes pirámides de Gizeh. Dentro de estos
    vastos montículos de piedra, un padre, su hijo y su nieto
    fueron enterrados en el siglo XXVI a. C. Fue la primera y
    más grande, la Gran Pirámide, construida por el rey
    Kéops (o Khufu), que fue sepultado en una cámara de
    granito en el centro de la misma. Está pirámide
    abarca cerca de seis hectáreas y contiene aproximadamente
    seis millones de toneladas de piedra; tiene 144 metros de altura,
    y su única entrada se levanta en la cara norte, a unos 17
    metros del suelo. Los cuatro
    lados de la pirámide siguen, casi sin desviarse, la
    dirección norte-sur y este-oeste. La Gran
    Pirámide fue originalmente recubierta con piedra caliza de
    la mejor calidad, pero ya
    queda poco de ese revestimiento. La segunda pirámide de
    Gizeh fue construida por el hijo de Kéops, Kefrén
    (o Khafra). Aunque ligeramente más pequeña, resulta
    en cierto modo más impresionante, por que en este caso se
    ha conservado todo el conjunto de la pirámide, que
    comprende, no solo la propia pirámide-tumba, sino
    también el templo funerario en el lado oeste, donde se
    hacían las ofrendas para
    su empleo en la
    otra vida por el rey muerto, además de la larga calzada
    que conduce desde el valle, y también el templo del mismo,
    edificado con altas columnas de granito, donde el cuerpo del rey
    era embalsamado antes el entierro. En un montículo de
    piedra caliza, situado junto a la calzada, fue esculpida la Gran
    Esfinge, reproducción del rey Kefrén en forma de
    león con cabeza humana. La tercera pirámide de
    Gizeh, construida por el hijo e Kefrén, Micerino
    (Menkaura), abarca menos de la mitad del área de la Gran
    Pirámide construida por su abuelo.

    Arte

    El arte egipcio es ante todo religioso: en efecto,
    los únicos monumentos que han perdurado hasta hoy son
    templos y tumbas, y las esculturas y las pinturas que encierran
    son casi siempre un complemento de la arquitectura.

    Arquitectura

    Los egipcios fueron maravillosos constructores.
    Asombra la enormidad de sus construcciones; parecen como si
    hubieran querido construir para la eternidad.

    Los monumentos más antiguos que se conocen
    son tumbas. Las del primer período (época menfita),
    son la pirámide, tumba real y la mastaba, sepultura de los
    señores y de los ricos. Subsisten un centenar de
    pirámides: las tres más grandes son las de
    Kéops, Kefrén y Micerinos, que tienen
    respectivamente 146m, 138m y 44m de altura. La mastaba, de
    dimensiones menores, era un edificio en forma de tronco de
    pirámide de planta rectangular. Construido en piedra o
    ladrillo, contaba en su interior con una capilla funeraria, un
    recinto tapiado que guardaba todas las "estatuas" del muerto, y
    un foso lleno de arena que finalizaba en la cueva donde reposaba
    la momia.

    De los templos de la época menfita no
    quedan más vestigios que restos de capillas funerarias de
    las pirámides. En cambio, los de
    la época tebana han dejado ruinas grandiosas en Karnak y
    en Luxor, en el asiento de la antigua Tebas.

    Las construcciones religiosas constituyen casi la
    totalidad de las obras arquitectónicas que se conservan.
    No está bien establecida la naturaleza del simbolismo que
    preside las construcciones funerarias (pirámides, mastabas
    y tumbas cavadas en la roca), pero en los templos el tema es
    relativamente claro. Es probable, que los principios fueran
    similares en ambos casos. Ese cosmos presentaba unas características ideales, purificado y
    separado del mundo cotidiano, siendo sus relaciones con el mundo
    terrenal de mera antagonía, no de una
    representación directa. Lo que se pretendía era que
    el morador del templo (o de la tumba) participase
    simbólicamente en el proceso mismo
    de la creación o en los ciclos cósmicos, muy
    especialmente los del sol.

    Ese símbolo se expresaba en la planta y
    diseño
    de templos, así como en la decoración de muros y
    techos. Donde más fácilmente puede observase todo
    esto es en los templos del Período Grecorromano, que
    probablemente diferían muy poco de su significado de sus
    predecesores del Imperio Nuevo. La estructura
    está claramente separada del mundo exterior mediante un
    muro macizo de adobes que la rodea y que puede imitar o recordar
    el estado
    acuático del cosmos en el momento de la
    creación.

    Dentro de este recinto está el pilón
    o muro de entrada principal, decorado en su cara exterior con
    escenas del faraón que destroza a sus enemigos. Lo cual
    viene a representar con seguridad magia.
    El pilón o pilono es el elemento más vasto del
    templo; visto en sección encierra el área que
    figura detrás dentro se su altura. Al mismo tiempo, sus
    dos macizos laterales, con el hueco que dejan en el medio,
    recuerdan el jeroglífico del "horizonte". La
    orientación teórica de casi todos los templos era
    de este-oeste (y como se fundaba en el Nilo y no en los puntos
    cardinales, las variaciones podían ser considerables), de
    modo que el sol "nace" a la entrada del pilón,
    envía sus rayos dentro del santuario, situado directamente
    en el eje, y sigue su curso a través del
    templo.

    La parte más imponente del templo principal
    es la sala hipóstila o columnada, que comprendía
    adecuadamente el esquema decorativo del conjunto. Los capiteles
    de las columnas muestran plantas
    acuáticas, y el registro inferior
    de los muros reproduce, en relieve, unas plantas
    parecidas. Simbólicamente, la sala es el pantano de la
    creación. Los arquitrabes y techos tienen relieves
    representando el cielo, de modo que la decoración abarca
    el mundo entero. Lo que se reproduce sobre los muros es la
    actividad de este mundo. En lugar de un pantano, el registro inferior
    puede contener a los portadores de ofrendas que
    rinden pleitesía al faraón llevando los productos de
    la tierra para el sostenimiento del templo. En ningún caso
    forma parte del esquema principal, que es más abstracto y
    que consta de varios registros de
    escenas, dispuestas a modo de tableros de damas, mostrando al
    faraón que mira hacia el santuario, hace ofrendas y lleva
    a cabo unos ritos en honor del dios.

    El dios, que fija su residencia en los templo,
    mira hacia afuera; las deidades reproducidas en los relieves
    constituyen una gama más amplia de la que son adoradas en
    cada templo. Muchas escenas reproducen los ritos celebrados en el
    templo, y otras tienen un significado menor específico. En
    el recinto del templo, el toma y daca entre el faraón y el
    dios constituye el centro de las actividades del mundo. Y la
    mayor parte de los relieves del recinto sagrado tienen el mismo
    carácter.

    Las áreas interiores tienen el suelo más
    elevado y el techo más bajo que la sala hipóstila.
    Están contenidas pues dentro del área de la
    protección de la zona exterior y son más sagradas.
    Hay un cierto número de habitaciones relativamente
    pequeñas al rededor del santuario, cuyo muro externo imita
    el exterior del templo, formando una estructura
    dentro de otra estructura. El
    santuario representa el montículo de la creación y
    se relaciona con el pantano de la sala hipóstila;
    así pues, el recorrido hacia el santuario equivale a un
    recorrido por las diferentes etapas de la
    creación.

    Cuerdas, rampas y esfuerzo
    humano

    Los constructores de la pirámide
    carecían de ingenios mecánicos; no habían
    descubierto la utilidad de la
    polea o del torno, de la
    manivela o de la grúa. Sus únicos recursos eran la
    cuerda y la palanca, una abundante provisión de piedra y
    barro, y una ilimitada mano de obra.

    Aunque las herramientas
    de los egipcios eran pocas, sin embargo su ingenio y
    perseverancia eran extraordinarios. Con el simple esfuerzo de
    cientos de hombres arrastraban grandes bloques de piedra hasta
    rampas inclinadas construidas de ladrillo, cuya superficie de
    barro, humedecían para hacerla más resbaladiza.
    Sobre la dura tierra, los rodillos facilitaban el transporte de
    los bloques. Los equipos de arrastre utilizaban cuerdas tejidas
    con papiros retorcidos. Los bloque de piedra eran
    extraídos de la cantera hendiendo la superficie de la roca
    con cinceles de cobre, o a
    veces disponiendo una hilera de cuñas de madera
    empapadas, que, al hincharse, agrietaban la piedra. Cubetas de
    agua de
    ligeras paredes de barro, servían como niveles de aire cuando se
    necesitaba una superficie nivelada.

    Los bloques extraídos de la cantera eran
    arrastrados hasta la orilla del río y embarcados hacia su
    destino; la hermosa y blanca piedra caliza que se utilizó
    para revestir la Gran Pirámide fue, probablemente, enviada
    hasta el borde del desierto, situado inmediatamente debajo del
    lugar de la pirámide, aprovechando la época de la
    inundación anual del valle.

    En la construcción de un templo de piedra,
    el barro era utilizado como andamiaje interior. La altura del
    barro se elevaba a medida que los muros y las columnas
    crecían, de manera que a veces todo el interior de la
    construcción estaba lleno de barro hasta que se colocaba
    el tejado. Seguidamente, como la plataforma de barro iba
    descendiendo gradualmente, las esculturas y pinturas del templo
    podían ser llevadas por los trabajadores de arriba hacia
    abajo.

    La Gran Esfinge

    En tiempos del faraón Kefrén era
    visible únicamente la cabeza vacía en su interior,
    por la cual se podía entrar y salir a través de un
    estrecho y angosto pasillo subterráneo de piedra, cuyo
    acceso estaba situado más lejos. Parece que los sacerdotes
    paganos entrando en la cabeza por el corredor, hablaban al
    pueblo, introduciéndole así a creer que era la
    estatua la que en realidad hablaba.

    El faraón Tutmosis IV (siglo XV a.C.) se
    había esforzado en arrancarla de la arena. Después
    de una fatigosa jornada de caza, cuenta que se quedó
    dormido a los pies de la esfinge y que oyó durante el
    sueño una voz que se dirigía a él: "Alza los
    ojos hacia mí y mírame Tutmosis, hijo mío;
    yo soy tu padre, el dios Harachte-Keper-Ra-Atun. Te daré
    poder real, la tierra te pertenecerá en toda su
    extensión. Los tesoros de Egipto y las riquezas de los
    demás países estará en tus manos. Desde hace
    largos años, mi mirada y mi corazón se han vuelto
    hacía ti. La arena del desierto sobre la que reposo me
    oprime. Promete que escucharás mi deseo. ¡ Porque
    tú eres mi hijo y mi salvador…!". Durante su primer
    año de reinado Tutmosis hizo liberar la estatua en
    obediencia al sueño, que quedó relatado en la
    estela colocada entre las patas anteriores de la esfinge. Pero la
    arena recomenzó lentamente su obra.

    Escultura

    Respecto al arte son notables también la
    escultura (carente de expresividad) y la pintura
    (carente de perspectiva).

    Se observa en la estatuaria egipcia la misma
    unidad de estilo y de técnica que en la arquitectura.
    Aún en las estatuas más antiguas, la cabeza, en
    general, es cuidada y posee un vivo realismo; en
    cambio, el
    cuerpo es rígido, la expresión estática;
    los brazos están unidos al cuerpo, las rodillas juntas; la
    musculatura se indica apenas. Sin embargo, ya desde la
    época menfita, la estatua toma la apariencia de vida,
    desaparece la rigidez, los miembros se separan del cuerpo, y el
    escultor varia la actitud de sus
    personajes. Algunas de estas antiguas estatuas son obras maestras
    de realismo, como
    el admirable escriba sentado que se halla en el museo de
    Louvre.

    Las estatuas del imperio tebano tienen más
    suavidad y son más convencionales. Con el segundo imperio
    se expande el gusto por lo colosal (los colosos de Ramsés
    II tienen más de 20 m de altura), pero persiste el estilo
    de la época precedente, con cierta búsqueda de la
    elegancia, en tanto que se acusa gradualmente el
    convencionalismo. El advenimiento de la dinastía
    saíta señala un renacimiento
    artístico; pero se nota cada vez más en la
    escultura el debilitamiento de la sinceridad y del realismo: es
    un arte de imitación.

    Destreza de los artesanos

    Los artesanos egipcios, que trabajaban bajo la
    protección real, alcanzaron un altísimo nivel en la
    fabricación de muebles, de objetos de adorno y de uso
    diario, y en la decoración. Ciertas técnicas, como
    la del trabajo en metal, tenían su origen en Mesopotamia, pero
    fueron perfeccionadas en suelo egipcio. Se
    dispuso de grandes provisiones de cobre del
    Sinaí y de Nubia, pero los trabajos en hierro y
    bronce no conocieron su máximo desarrollo
    hasta más tarde, puesto que los egipcios no tenían
    ningún acceso directo a las minas de hierro y
    estaño.

    Los ricos veneros de oro de Nubia y del desierto
    oriental de Egipto proporcionaron a los faraones medios de
    intercambio comercial. Las caravanas iban y venían entre
    las cortes de Egipto y Tebas y las ciudades principales de las
    potencias del oeste asiático; cada uno de los reyes
    asiáticos ambicionaba el oro para embellecer sus palacios
    y aumentar su prestigio, y cedía, a cambio,
    muebles taraceados, metales y piedras preciosas.
    Probablemente, la materia
    decorativa conocida como mayólica egipcia fue
    también un invento y importado del occidente
    asiático, aunque fuese fabricada en Egipto desde
    épocas muy remotas.

    El rico color azul, fue,
    en particular, solicitadísimo. Dicha sustancia consiste en
    una sustancia de cuarzo pulverizado recubierta de un barniz
    brillante. Los artesanos egipcios perfeccionaron también
    la fabricación de cristal opaco, que utilizaron
    frecuentemente en joyería o decoración de muebles
    como sustitutivo del lapizlásuli, la turquesa o el
    jaspe.

    Los canteros, con el mero empleo de
    cinceles de cobre y taladradores, esculpían delicadas
    vasijas de piedra dura, como la diorita y el pórfido;
    utilizaban el alabastro por la belleza de su veteado, y el
    cristal de roca para la fabricación de copas de paredes
    tan delgadas como la cáscara de huevo. Los carpinteros
    daban muestra de una asombrosa habilidad en la fabricación
    de arquetas taraceadas y muebles. Los orfebres y joyeros
    elaboraban aderezos de complicada factura, y se
    trabajó el cobre para hacer con el diversidad de herramientas y
    de armas que, en
    manos de los orfebres y guerreros, contribuyeron a la grandeza
    del país.

    Pinturas y artes
    decorativas

    La pintura
    egipcia presenta los mismos defectos y las misma cualidades que
    la escultura. En general, solo complementa el efecto del modelo de los
    bajorrelieves; pero es testimonio de una maravillosa
    interpretación de la armonía de los colores.
    Procedimiento con tonalidades uniformes, ignora por completo la
    perspectiva y el claroscuro; los matices son casi siempre
    convencionales, como lo es casi siempre el dibujo. De
    todas formas, el trazo es de notable habilidad, y la pintura
    egipcia, por las escenas que representa, es una mina inagotable
    de preciosos documentos.

    Los artistas egipcios fueron admirables
    decoradores. crearon objetos de adorno en todos los ramos del
    arte decorativo: alfileres para los cabellos, pectorales, pieles,
    frascos para perfumes, útiles de tocador y joyas de oro
    incrustadas en piedras y esmaltes, maravillas de gusto y
    de estilo en las que aún hoy se inspiran los
    mejores decoradores.

    Relieve y pintura

    El relieve logra su efecto mediante el modelado,
    la luz y las
    sombras, mientras que la pintura lo consigue con la línea
    y el color; pero las
    técnicas de la representación son
    básicamente las mismas en una y otra, ambos se sirvieron
    también del color. El relieve
    puede ser alzado o en hueco. En el relieve alzado se excaba la
    superficie que rodea a las figuras hasta una profundidad que
    puede alcanzar los cinco milímetros, de modo que los
    personajes y figuras destacan sobre el fondo. En el relieve en
    hueco, hundido o inciso, los perfiles de las figuras se graban en
    la superficie, que permanece, quedando las figuras modeladas
    dentro de la misma. El relieve alzado se empleaba, por lo general
    en los interiores, dejando para los exteriores el relieve en
    hueco, que destaca más al sol. Hubo, sin embargo,
    variaciones de estilo en los distintos periodos; el relieve en
    hueco resultaba también mas barato.

    Las principales construcciones religiosas y las
    mejores tumbas privadas estaban decoradas con relieves. La
    pintura se empleó en las tumbas privadas, cuando la roca
    de baja calidad
    hacía imposible el relieve, o bien para economizar o
    cuando la obra no era permanente y la superficie que había
    que cubrirse no era la adecuada para la labor de relieve, como en
    las casas privadas y en los palacios reales, construidos con
    adobes. Pero, aunque la pintura ocupase un lugar secundario,
    existen numerosas y magníficas obras pictóricas,
    cuyas técnicas estimularon a los artistas a trabajar con
    mayor libertad en el
    relieve,

    Un tercer tipo de representación, aunque
    muy poco habitual, es el taraceado. En Maidum, un pequeño
    grupo de
    escenas sepulcrales de la IV dinastía está hecho
    con pasta coloreada introducida en la piedra, mientras que en
    tiempos postreros fueron los vidrios y las piedras de colores las que
    se incrustaban de modo similar, principalmente en objetos
    pequeños, así como para dar los detalles de los
    relieves más elaborados. Fue un método
    típico del período de El-Amarna.

    En Egipto, la escritura y la representación
    estuvieron estrechamente ligadas. Los signos jeroglíficos
    eran a su vez pinturas, cuyos convencionalismos
    —además de los lingüísticos y
    ornamentales que rigen su yuxtaposición— no
    diferían mucho de los que son propios de su
    representación.

    A la inversa, la mayor parte de las pinturas
    contienen textos jeroglíficos que pueden comentar la
    escena, proporcionando información no pictórica, o pueden
    prevalecer por completo sobre el componente visual, tal como
    ocurre en algunos relieves de templos. En los relieves
    sepulcrales, la figura principal es un jeroglífico
    grandemente magnificado que reemplaza a un signo omitido en
    epitafio que da el nombre de la persona. Figura y
    texto aparecen
    así en mutua dependencia.

    Dibujantes

    Los artistas egipcios eran escribas profesionales
    que se especializaban en dibujo para
    los monumentos regios o funerarios. En ciertas tumbas sin acabar,
    como la del faraón Horemheb, es posible distinguir las
    diversas etapas de la pintura. Primero, los aprendices esbozaban
    las escenas con almagre en el yeso seco. Luego, los artistas
    más avezados hacían rectificaciones con trazo
    negro. Y por último, los pintores rellenaban las siluetas
    con colores, o bien
    los escultores tallaban en el fondo de yeso para dar relieve a la
    pintura.

    Herramientas

    Se conocen bastante bien los utensilios empleados
    en las pirámides. Eran muy arcaicos, pues no se fabricaban
    más que de piedra y de cobre. En diorita se confeccionaban
    macetas y martillos; en sílex, mazos, barrenas y hachas.
    De cobre, único metal entonces conocido con el oro, los
    antiguos egipcios lograron fabricar excelentes herramientas,
    las principales de las cuales era el cincel, clásico
    instrumento plano de punta cortante; la azuela y la sierra, a
    menudo utilizada con un abrasivo de granos de cuarzo mojados.
    Para la extracción introducían en los cortes
    efectuados con la herramienta estacas de madera que, hinchadas al
    mojarse, hacían reventar la piedra y desgajaban el bloque.
    Resulta admirable la habilidad que dan pruebas los
    canteros y picapedreros egipcios con un instrumental tan
    rudimentario.

    Métodos de
    representación

    En contraste con el arte occidental y con los
    recursos
    ópticos de la fotografía
    y de la cinematografía, la representación egipcia
    no se apoya en ninguno de los dos principios fundamentales de la
    perspectiva, como son el empleo del
    escorzo y la adopción
    de un punto de vista único para el conjunto de la pintura.
    En lugar de eso, las figuras son más bien diagramas de lo
    que muestran, siendo su objetivo
    principal el de proporcionar información. La superficie del cuadro se
    trata de ordinario, como un elemento neutro, no como un plano
    imaginario. Los rasgos espaciales son más comunes en los
    pequeños grupos de
    figuras. Esas características se dan en todo el mundo; la
    perspectiva, en efecto, sólo llegó a covertirse en
    norma de la representación muy lentamente, y su adopción
    parece haberse debido casi en todas partes a una influencia
    griega.

    Entre los sistemas
    representativos no perspectivistas, el egipcio es uno de los
    más cercanos a la imagen visual.
    Permite una reproducción objetiva y matemáticamente
    precisa en la figura humana. La forma típica en que los
    egipcios pintaban un objeto consistía en recurrir a un
    agrupamiento de sus aspectos más característicos,
    dentro de un contorno que, a su vez, comunicaba gran parte de la
    información necesaria. Los varios aspectos
    se muestran sin ningún escorzo, lo que significa que las
    formas rectilíneas se reproducen de una manera
    precisa.

    Tratándose de objetos con superficies
    curvas, el método
    resulta más paradójico y en muy contadas ocasiones
    se encuentran escozor, aunque no sean significativos para el
    sistema en su conjunto no hay que olvidar que en una verdadera
    perspectiva tales objetos plantean también mayores
    dificultades.

    La representación de los objetos aislados
    queda ejemplificada mejor en el caso de la figura humana, que es
    una forma complicada. En este caso describimos una figura en pie
    y en reposo, aunque sean varias las posibilidades en las posturas
    y en los detalles. El tipo básico mira hacia la derecha.
    La cabeza es de perfil, en el que se sitúa una media boca,
    que puede tener una amplitud inferior a la mitad de una boca
    vista en su totalidad. Dentro de ese perfil se colocan el ojo y
    la ceja completos. Los hombros se muestran en toda su anchura,
    pero en la parte frontal del cuerpo, la línea de la axila
    a la cintura es un perfil que incluye la tetilla. La
    extensión del pecho puede mostrar detalles del vestido, y
    más comúnmente collares y tirantes u hombreras;
    pero, exceptuando ciertas figuras ocasionales que se vuelven o
    que aparecen en otras posturas inusuales, no se reproduce ninguna
    parte específica del cuerpo. La línea que une la
    axila trasera a la cintura no pasa de ser, asimismo, una
    línea de conexión. La cintura se muestra de perfil,
    como lo están las piernas y los pies.

    El ombligo está situado cerca de la
    línea frontal de la cintura, que a menudo se abomba
    ligeramente en ese punto (de otro modo no podría mostrarse
    en el perfil). La manera de reproducir los pies es un ejemplo
    más de como la forma es antes un agrupamiento de cosas que
    una visión de conjunto. Hasta la XVIIII dinastía, e
    incluso posteriormente, ambos pies se reproducían por la
    cara interna, indicando el dedo gordo y el arco plantar. Como los
    arcos no pueden mostrarse de otra manera sin indicar a la vez la
    profundidad, el pie entero se separa del suelo para
    formarlos. Ese rasgo cobra vida por sí mismo y puede verse
    el otro pie a través del hueco del arco, y así se
    interpretaba visualmente lo convencional del dibujo.
    Ésta es una de las incontables modalidades que el propio
    sistema generaba.

    En el lenguaje
    egipcio, color, piel y
    naturaleza son palabras que se relacionan. Una figura sin
    color no
    estaría completa, y por ello la ausencia intencionada de
    color resulta extraña. El color es tan diagramático
    como las figuras a las que se aplica. Dado que no se intenta dar
    una visión de conjunto del objeto, la luz y la sombra son
    irrelevantes. El color es uniforme en toda la figura; puede ser
    de un solo tono o contener una mezcla o trama, como las que se
    usaban para reproducir la fibra de la madera o la piel de
    algunos animales. El repertorio básico de colores es
    reducido: negro, blanco, rojo, amarillo, azul y verde. A partir
    de la XVIII dinastía la gama se va ampliando, aunque
    todavía se mantiene simple y clara. Los colores no se
    mezcla y son pocas las transiciones de uno a otro. Pese a la
    omnipresencia del color, lo que predomina es la línea, y
    nunca se convierte aquel en el único medio para
    proporcionar información. Los contornos se destacan
    mediante colores
    contrastantes, principalmente el negro.

    Dos son las modalidades fundamentales para la
    composición de escenas fundamentales y de murales enteros:
    la de disponer los elementos sobre una superficie neutra o de
    utilizar la superficie como un área pintada plana, tal
    como lo hacemos en los mapas. La primera
    de estas modalidades es casi universal, en tanto que la segunda
    sólo se utilizó con unos objetivos
    específicos y durante periodos
    determinados.

    La base de la composición, según la
    primera modalidad, es el registro. Las
    figuras están de pie sobre unas líneas horizontales
    llamadas líneas de base, que pueden representar el
    suelo, aunque
    con más frecuencia aún lo hacen y están
    espaciadas sobre la pared. Las escenas relacionadas entre
    sí pueden estar yuxtapuestas en un solo registro, pueden
    leerse en secuencias hacia arriba o hacia abajo sobre la pared, o
    pueden seguir ambos sistemas. Dos
    versiones diferentes del mismo conjunto de escenas pueden
    organizarse en forma opuesta; lo que demuestra que la
    posición de la pared no aporta información por sí
    misma.

    Ejemplos de otra modalidad que podríamos
    denominar "topográfica", son los planos de casas y zonas
    del desierto. En ambos casos el contorno que define al mapa puede
    servir también como línea base para las figuras
    pintadas en los registros. En
    algunas ocasiones un grupo de figuras dentro de una
    composición "topográfica" se representan un
    conjunto de fajas verticales que coinciden sorprendentemente con
    imágenes de recesión en el campo
    óptico.

    Una característica de capital importancia
    en toda representación egipcia es el tratamiento de la
    escala, que
    constituye, junto con la iconografía, el principal recurso
    de expresión ideológica. Dentro de una figura, las
    partes aparecen en proporción natural, y eso ocurre a
    menudo en escenas enteras; pero el conjunto de las composiciones
    se organiza a escala en torno a
    sus figuras principales. Cuanto mayor es la figura, más
    importancia tiene. En las tumbas privadas, la figura del titular
    ocupa a menudo toda la altura del área del muro destinada
    al relieve, hasta con seis registros, cuyas
    escenas está "viendo" el propietario, vuelto hacia
    ellas.

    Puede tener una estatua varias veces superior a la
    de su mujer y de sus hijos, cuyos brazos rodean sus pantorrillas.
    El faraón domina y destaca sobre sus súbditos. En
    los relieves de batallas del Imperio Nuevo, una imagen enorme del
    rey y de su carro ocupa a veces la mitad del espacio dedicado a
    la representación, mientras que el resto lo cubren
    soldados egipcios, los enemigos derrotados y una fortaleza
    enemiga levantada sobre una colina y repleta de personajes
    minúsculos hacia los que el rey tiende la mano para
    prenderlos. La lógica
    visual interna y el mensaje ideológico gana así
    verosimilitud. Los principales relieves con pocas variaciones de
    escala se
    encuentran en os templos, en los que solo aparece normalmente el
    faraón y las divinidades, todos ellos de una
    categoría equiparable. La escala puede
    también ajustarse por razones de estilo. Así los
    portadores de ofrendas de todas las épocas conducen a
    menudo minúsculos animales, cuyas piernas se superponen en
    una composición que economiza espacio y que da origen a
    una bella agrupación. En el extremo opuesto, los oferentes
    del siglo IV a veces llevan sobre sus hombros unas ocas
    descomunales; la razón parece residir en una exuberancia
    estilística.

    En la mayor parte de las obras hay una
    idealización omnipresente: las cosas se muestran como
    debería ser, no como son en realidad. La
    idealización no obstante, es tan selectiva como el
    tratamiento de la escala. Las figuras principales presentan una
    forma ideal, las más de las veces en una madurez juvenil,
    mientras que las mujeres son todas jóvenes y esbeltas..
    Por lo general, están en reposo. Por otra parte, las
    figuras subordinadas se representan a veces arrugadas, calvas y
    deformes, al tiempo que discuten o luchan. Los detalles de ese
    tipo son muy frecuentes en las tumbas más refinadas del
    Imperio Antiguo, en las que han podido añadirse para dar
    un mayor relieve y personalidad a
    las escenas. Están ausentes, por el contrario, de las
    representaciones de los templos, que reflejan un mundo abstracto
    y fuera de tiempo.

    Técnicas en la pintura, el relieve y la
    escultura

    En la obra artística de 2 o tres
    dimensiones la base era el dibujo
    preparatorio. Se utilizaba pautas cuadriculadas o conjuntos de
    líneas de guía para asegurarse una
    representación cuidada y precisa. Hasta la XXVI
    dinastía, las pautas del cuerpo humano
    se fundamentaban en el tamaño del punto de la figura, que
    se dibujaba en el ángulo, y que se relacionaba
    proporcionalmente con todas las otras partes del cuerpo. En
    teoría,
    la pauta tenía que rehacerse para cada figura de diferente
    tamaño; pero en la practica las figuras menos importantes
    se dibujaban a menudo a mano alzada. Los dibujos
    preliminares se inscribían dentro de estas pautas, y se
    convertían en un producto
    acabado mediante un largo proceso de
    corrección y elaboración. Evidentemente, los
    artistas trabajaban en grupos y
    probablemente se especializaban en sus respectivos
    cometidos.

    Las pinturas se llevaban a cabo mediante ese
    proceso, un
    fondo de piedra o de argamasa preparado y enlucido con una capa
    fina de yeso. Los relieves se tallaban primero y después
    se pintaban. Ello comportaba la realización de un boceto y
    el tallado previo y luego de los dibujos que
    servían de base a la pintura.

    Las obras de esculturas partían de bloques
    cuadrados, cuyos lados principales servían de superficies
    para las pautas y dibujos.
    Después la piedra iba siendo tallada sobre la guía
    del dibujo, y a
    medida que la obra progresaba se iban renovando una y otra vez
    los dibujos.
    Existen obra inconclusas que aún contienen la línea
    marcada del eje vertical por el centro de la cara. Como en el
    relieve, los estadios finales comprendían el pulido de la
    superficie, para eliminar las marcas de las
    herramientas,
    y la aplicación posterior de una capa de
    pintura.

    Las dificultades técnicas de la escultura
    variaban notablemente según los materiales
    empleados, aunque los egipcios llegaron a dominar con las
    herramientas
    sencillas hasta los materiales
    más duros de que disponían. Está labor, que
    no escatimaba esfuerzos, fue el factor principal de
    éxito.

    A principios del período dinástico
    ya se dominaban todas las técnicas fundamentales, de modo
    que el desarrolla artístico consistió
    principalmente en la elaboración de las formas
    representativas, y en la iconografía y la
    composición. Las herramientas básicas eran sierras
    de cobre (más tarde de bronce), barrenas y cinceles que se
    empleaban junto con arena húmeda, sustancia abrasiva a la
    que se debía la mayor parte de la incisión; se
    utilizaba también martillos de piedra muy dura.
    Éstos podían tener distintas formas; un ejemplar
    hallado en la Gran Pirámide tiene aproximadamente la forma
    y el tamaño de una pelota de tenis. En la escultura en
    madera, las herramientas y las técnicas usadas eran las
    mismas de la carpintería. Los instrumentos de hierro
    aparecieron hacia el año 650 a.C.

    En las grandes obras escultóricas, los
    problemas
    técnicos se convertían en problemas de
    ingeniería. Las primeras fases de la labra
    de una escultura colosal tenía que más ver la obra
    de un cantero que con la de un artista. Tales estatuas
    probablemente eran transportadas en una fase próxima a la
    terminación, para aligerar su peso en la medida de lo
    posible, y se remataban finalmente en su destino definitivo. Su
    transporte
    implicaba la construcción de caminos y de barcos
    especiales, así como grandes trabajos de movimiento de
    tierras para situarlas en su emplazamiento
    definitivo.

    La labra egipcia de la piedra produjo estructuras
    excavadas en la roca con técnicas afines a las de los
    canteros, montículos sólidos –las
    pirámides– y estructuras
    más convencionales y exentas. Es el trabajo de estas
    últimas el que vamos a describir ahora.

    Sabemos muy poco de cómo se hacían
    los proyectos y
    planimetría de los emplazamientos; la mayor parte de las
    reconstrucciones que se han hecho de tales procesos son
    especulativas. Como quiera que se llevasen a cabo, lo cierto es
    que revelan una enorme experiencia para mantener un plano y un
    alzado precisos en el caso de una gran pirámide, o para
    construir los muros inclinados de un
    pilón.

    Los cimientos de las construcciones egipcias eran
    a menudo sorprendentemente someros, consistiendo en una zanja
    rellenada de arena, y con unas hileras de tosca sillería
    en la parte superior (es probable que la arena tuviese a la vez
    valores
    simbólicos y funcionales). Sólo en el
    período grecorromano se emplearon cimientos sólidos
    de mampostería propiamente dicha, muchos de ellos con los
    materiales de
    derribo de construcciones anteriores demolidas para levantar
    otras nuevas.

    En la mampostería, el mortero se usaba muy
    poco. La técnica consistía en colocar una hilada de
    bloques, nivelarlos en la parte superior y cubrir la superficie
    con una ligera mano de mortero, cuyo objetivo
    primordial era el de actuar como lubricante sobre el que se
    deslizaba y asentaba la hilada siguiente. Las caras inferiores y
    probablemente las juntas salientes de los bloques se labraban
    antes de su colocación. Cada bloque se empotraba
    directamente en el inmediato, pues las juntas saliente no siempre
    eran verticales ni formaban ángulo recto con la
    superficie. Incluso un solo bloque formaba a veces un
    ángulo interior, y los niveles de las hiladas horizontales
    quizá se mantenía solo en una distancia corta. En
    las juntas horizontales, por detrás de la superficie, a
    veces se colocaban abrazaderas de madera para proporcionar una
    mayor solidez o para prevenir deslizamientos mientras se colocaba
    el mortero. El propósito principal de toda la compleja
    técnica de las juntas era probablemente reducir al
    mínimo los materiales de
    desecho y aprovechar al máximo el volumen del
    bloque. Los ángulos de los bloques se cortaban a medida
    cuando se montaban, pero la superficie principal se dejaba sin
    labrar.

    Es probable que los egipcios trabajasen sin
    instrumentos mecánicos de elevación; el método
    básico para elevar pesos consistía en enterrar el
    muro que se estaba construyendo en un montón de escombros.
    Esa rampa se iba continuando hasta que los muros alanzaban toda
    su altura. Las piedras se desbastaban, o bien desde las rampas a
    medida que se iban desmantelando éstas, o desde andamiajes
    de madera, que probablemente se utilizaban en una fase posterior
    para labrar la decoración en relieve. Las varias fases del
    trabajo de construcción frecuentemente avanzaban a la vez,
    de modo que podían trabajar simultáneamente los
    canteros, los proyectistas, los enlucidores, los tallistas de los
    relieves y los pintores. Como la mayoría de los templos
    egipcios no llegó a terminarse nunca, el estado en
    que quedaron los edificios inacabados quizá se
    consideró normal.

    Tejidos y adornos

    Desde los más lejanos tiempos, con el lino
    se hicieron telas para vestir a todos los habitantes del antiguo
    Egipto. El dibujo más antiguo de un telar egipcio aparece
    en un cuenco de cerámica de unos 3.000 a. C., y el lino se
    usaba varios milenios después, y se sigue usando. Por
    descontado un faraón llevaba telas de las más
    finas; los obreros llevaban taparrabos de tejido más
    ordinario. Tenían motivos sobrados para no vestirse de
    lino. Los soldados se cubrían la parte posterior de su
    faldellín con una red de cuero; los sirvientes
    llevaban sobre sus vestidos redes de abalorios baratos,
    pero de vivos colores.

    El atuendo básico de un cortesano
    consistía en un faldellín de tela de lino
    ceñido a la cintura y sujeto por un nudo que, a veces, era
    muy complicado. Luego, se fueron empleando mantos para llevar por
    encima. Las mujeres iban enfundadas en vestidos muy largos y a
    veces llevaban mantos bellamente plisados. Sólo tenemos
    vagas ideas de cómo plisaban los egipcios sus vestidos:
    quizá mediante una tabla con la superficie ranurada.
    Probablemente sea exagerado el número de pliegues en
    muchas estatuas. Los egipcios aprendieron del Oriente Medio el
    arte de teñir las telas con dibujos de
    diversos colores, pero la técnica no se
    transmitió.

    Un cuerpo para el Más
    Allá

    En tiempos prehistóricos, los egipcios
    enterraban a sus muertos en hoyos excavados en la tierra: el
    clima seco
    preservaba enteramente de la descomposición, y muchos
    conservaban la piel y el
    cabello, lo que pudo haber sugerido a los egipcios la idea de
    conservar los cuerpos de sus reyes y otros gobernantes mediante
    el largo y costoso proceso de la
    momificación.

    Los reyes y nobles del período arcaico
    fueron enterrados en amplias tumbas rectangulares llamadas
    mastabas, construcciones en forma de caja, hechas de
    ladrillo, laboriosamente decoradas y pintadas, y a veces
    provistas de tejados de madera y suelos de piedra.
    Estas tumbas contenían alimentos,
    muebles, armas y
    ornamentos para equipar y abastecer el muerto en el Más
    Allá. También disponían de una "puerta
    falsa" por la cual el muerto podía comunicarse con la
    vida. El alimento y la comida les serían llevados a la
    tumba por los sacerdotes o por los miembros de la familia del
    muerto.

    Aunque no del todo fructuoso, en está
    primera etapa ya se hicieron intentos para conservar el cuerpo.
    Los muertos se hallaban representados por sus efigies esculpidas
    en sus tumbas. Estas esculturas, aunque tapiadas por razones de
    seguridad en una
    capilla cerrada, se suponía que aspiraban el incienso y
    gustaban los alimentos por un
    orificio practicado en la pared. Hasta los pobres tenían
    sus propiedades más queridas —un puñal, tal
    vez un collar de cuentas— y
    unas cuantas vasijas de alimentos y
    bebidas enterradas con ellos en sus sumarias
    sepulturas.

    El primer gran período de la
    civilización egipcia, el llamado Antiguo Reinado,
    distinguióse por haber empleado en él, por vez
    primera, la piedra para una edificación entera. El rey
    Zoser, cuyo reinado comenzó en 2780 antes de C.,
    construyó cerca de su capital, Menfis, la Pirámide
    Escalonada, el más antiguo monumento de piedra del mundo.
    Está pirámide, levantada en Sakkarah, fue obra del
    famoso arquitecto de Zoser, Imhotep, y es la primera de las
    enormes tumbas en forma piramidal que todavía proclaman la
    condición sobrehumana de sus constructores. La
    Pirámide Escalonada se comenzó como una
    mastaba tradicional, pero fue aumentada por etapas hasta
    llegar a formar una alta construcción de seis escalones,
    de 60 metros de altura y una base de 110 por 125
    metros.

    No transcurrían cien años sin que se
    perfeccionara la verdadera pirámide, con la cámara
    mortuoria, ya no bajo tierra, sino en el centro de la
    pirámide. Los lisos paramentos que ocultaban la entrada, y
    los macizos bloques de piedra caliza de un promedio de dos
    toneladas y media de peso cada uno, hicieron de la
    excavación de túneles un formidable problema para
    los ladrones de tumbas. Sin embargo, muchas de las
    pirámides, como las primeras mostabas, acabaron por
    ser objeto de violaciones y saqueos.

    El secreto arte de
    embalsamar

    Durante los más de 3000 años en que
    se practicó la momificación en Egipto, las
    técnicas evolucionaron. Pero la mayoría de los
    especialistas concuerdan en que cuando este arte se hallaba en su
    apogeo (hacia el siglo X a. C.), un buen embalsamador
    procedía así:

    Empezaba por practicar un corte de unos 10 cm. en
    el lado izquierdo del abdomen. Por está pequeña
    incisión, hecha con un cuchillo de pedernal,
    extraía los órganos internos excepto el
    corazón. Limpiaba cada órgano con vino y especias,
    entre ellas mirra y canela, y también la cavidad abdominal
    con aceite de cedro, a fin de disolver el tejido blando restante.
    Entonces podía ya quitar el cerebro, lo que
    hacía introduciendo un instrumento ganchudo por una de las
    ventanas de la nariz hasta el cráneo para vaciarlo, e
    inyectando después aceite de cedro y especias para limpiar
    los residuos.

    Una vez bien limpia cada parte del cuerpo, el
    embalsamador introducía todos los órganos y el
    cuerpo mismo en natrón en polvo (mezcla de carbonato y
    bicarbonato sódicos) para secarlos. Allí
    permanecían alrededor de un mes, hasta que los sacaba y
    lavaba cada parte en más perfumes y especias. Durante todo
    el proceso presentaba escrupulosa atención a los menores
    detalles. Por ejemplo, al empezar cubría todos los dedos
    del cuerpo para que no resultasen dañados o perdiesen las
    uñas.

    Más tarde envolvía cada
    órgano interno, ya seco, en tela de lino y lo colocaba en
    la cavidad abdominal (también podía guardarlos por
    separado en vasijas de barro o alabastro), que después
    rellenaba con materiales como aserrín, trapos,
    alquitrán o barro. Una vez hecho esto, cosía el
    primitivo corte. Como el tratamiento con natrón
    solía destruir gran parte del cabello, debía
    también entretejer cabello artificial con lo que quedaba
    del auténtico, e insertar ojos pintados en las
    órbitas. Aún le quedaba la tarea
    técnicamente más difícil: restaurar los
    perfiles de cuerpo y cara, que se habían arrugado, para
    darles apariencia de vida.

    Para llevar a cabo este antiguo tipo de
    cirugía plástica, el embalsamador iba practicando
    cortes diminutos por todo el cuerpo e insertando acolchados de
    tela cuidadosamente modelados bajo la piel, igual
    que un cirujano plástico de nuestro siglo usa implantes de
    silicón para mejorar el aspecto de sus clientes vivos.
    Incluso los rasgos faciales y el cuello se restauraban de ese
    modo, rellenando la forma para mantener la forma de las
    mejillas.

    Por último, el embalsamador —un
    verdadero artista— coloreaba la cara y a veces todo el
    cuerpo con ocre (rojo para los hombres y amarillo para las
    mujeres). El cadáver estaba ya listo para ser vendado.
    Envolvía cada miembro por separado en apretadas capas de
    tela untada con resina, después la cabeza y el torso, y
    por último el cuerpo entero. Era un trabajo lento y
    laborioso. En algunas momias desvendadas modernamente la longitud
    total de los vendajes ascendía a más de 2
    km.

    La tarea del embalsamador había concluido
    al cabo de unos 70 días. Devolvía la momia a
    la familia,
    que seguramente había encargado ya un sarcófago de
    madera con figura humana para colocarla, y dispondría de
    una tumba. Hasta donde podía garantizarlo el ingenio
    humano, el egipcio muerto era físicamente inmortal,
    dispuesto para una eternidad entre los dioses.

    Matemáticas y
    medicina

    Los egipcios destacaron en el estudio de la
    astronomía, la hidráulica, la
    anatomía,
    la medicina y la
    geometría. La administración del antiguo Egipto hubo de
    recurrir a un sistema matemático que estuvo relacionado
    desde el principio con la resolución de problemas
    tales como la construcción, la medición de terrenos
    y la imposición de tasas. El sistema, aunque
    extremadamente limitado, permitía a los escribientes
    operar con fracciones y raíces cuadradas, así como
    calcular el área de un círculo o el volumen de un
    cilindro. Aunque los egipcios hicieron pocos progresos en la
    predicción del movimiento de
    los cuerpos celestes, pusieron nombre a las estrellas y trazaron
    mapas de ellas.
    El calendario de 365 días, que se usa todavía hoy,
    ha sido, probablemente, heredado de los antiguos egipcios,
    quienes comenzaron a contar el año desde la
    aparición de la estrella Sirio y lo dividieron en 12
    meses.

    Los egipcios aprendieron la anatomía a partir de
    la preparación de los cuerpos humanos para su
    momificación. Imhotep, el arquitecto de la Pirámide
    Escalonada, sería también célebre
    físico, reverenciado así mismo como patrón
    de los médicos. Siglos y siglos de experimentación
    de las propiedades medicinales de distintas sustancias y plantas, entre
    ellas la adormidera, dieron a los médicos egipcios un
    profundo conocimiento
    de las medicinas. Los tratados de
    medicina que han
    sobrevivido del antiguo Egipto estudian el diagnóstico y el tratamiento de cierto
    número de dolencias. Dicho tratamiento comprenden con
    frecuencia, el empleo de la
    magia, y algunas enfermedades de origen poco
    claro fueron objeto de exorcismos y conjuros para su
    curación. No obstante el tratamiento recomendado para una
    enfermedad específica es, en muchos casos, ratificado por
    la moderna opinión médica. Un papiro relativo a las
    fracturas óseas demuestran palpablemente el profundo
    conocimiento
    clínico de los antiguos egipcios.

    Magia y medicina

    Los dioses de los templos desempeñaban
    escaso papel en la vida cotidiana de los antiguos egipcios, y la
    gente recurría a la magia para tratar de resolver sus
    problemas como
    los peligros de los partos, la mortalidad infantil o las fiebres.
    Los egipcios poseían también grandes conocimientos
    médico. Se han conservado papiros con manuales
    médicos en los que se describe como tratar las
    indisposiciones, y así mismo revelan unas nociones
    bastante detalladas de anatomía. Escribieron
    acerca de la importancia del corazón, y de como "se le
    siente" en el dorso de la cabeza o de las manos: Referencia a los
    latidos del pulso. Conocían remedios para las afecciones
    de los ojos, para los tumores y los trastornos
    ginecólogicos.

    Los egipcios creían que muchas enfermedades eran causadas
    por uno seres como gusanillos que invadían el cuerpo.
    Médicos y magos trabajaban conjuntamente, y empleaban
    tanto medicamentos como conjuros para combatir casos como
    mordeduras de serpientes o picaduras e escorpiones.
    También aplicaban la magia para prevenir posibles heridas
    producidas por los cocodrilos o por las almas en pena de los
    muertos. Se podían escribir cartas a los
    muertos en cuencos de alfarería, que se colocaban en las
    tumbas si alguien percibía que el alma de algún
    pariente estaba inquieta o mediante amuletos o conjuros
    mágicos.

    Agricultura

    Características del
    Nilo

    La otra gran influencia en la historia de Egipto
    fue el río Nilo, sin el Nilo Egipto sería un
    desierto sin vida. El Nilo riega toda la extensión del
    país (unos 1.000 km. de norte a sur). El río es la
    principal vía de comunicación de Egipto y la única
    fuente de agua efectiva,
    puesto que en cualquier parte del país el índice
    pluviométrico anual es bajo. Desde el lago Victoria, en el
    corazón de África, donde tiene su origen, el Nilo
    penetra, por el limite sur de Egipto, en un largo y estrecho
    valle.

    Hasta que se concluyó la presa de
    Asuán, en 1971, el río ha crecido por la lluvia y
    la nieve derretida de las remotas montañas de Abisinia.
    Todos los meses de agosto inundaba gran parte de este valle y
    extendía una capa de cieno hasta el final del desierto.
    Cuando las aguas se retiraban, y durante los pasados 7.000
    años o más, los labradores egipcios sembraron en el
    légamo que aquellas dejaban. Todos los años
    maduraba la cosecha bajo el sol egipcio. En esa verde faja a lo
    largo del tramo final del Nilo fue donde surgió y
    floreció la civilización egipcia.

    El vastísimo desierto de
    Egipto

    Más allá del nivel alcanzado por la
    marea alta, el valle del Nilo es árido desierto , la
    transición de las ricas tierras de cultivo al
    páramo estéril es repentina. Los antiguos egipcios
    llamaron a la faja fértil la Tierra Negra y al desierto la
    Tierra Roja. La tierra negra contenía los campos y las
    viviendas de sus moradores; más allá, el bajo
    desierto era el dominio de la
    muerte, dónde se edificaban las grandes pirámides y
    los templos funerarios de los faraones, y donde los nobles
    hacían excavar sus tumbas. También ahí se
    hallaban los más modestos cementerios, donde innumerable
    generaciones de egipcios humildes fueron
    enterrados.

    El desierto bajo se extiende hasta los riscos que
    señalan el limite del valle del Nilo, en algunos lugares a
    unos pocos cientos de metros de la fértil Tierra Negra, en
    otros a la distancia aproximada de los 16 kilómetros.
    Estos riscos constituían los confines del antiguo mundo
    egipcio. Por encima de ellos, el alto desierto se extiende a lo
    lejos: por el este, 160 kilómetros hasta el Mar Rojo; por
    el oeste, cerca de 5.000 kilómetros, a través del
    impracticable Sahara, hasta la costa occidental de
    África.

    El Nilo y la agricultura

    El sistema económico de los egipcios
    descansaba fundamentalmente en la agricultura.
    El Nilo, que es el río más largo del mundo (6,671
    km. de longitud), fue el factor natural decisivo en el nacimiento
    y desarrollo de la cultura egipcia.

    Los primeros grupos que se
    establecieron en las orillas del río aprovecharon la
    corriente que, en su crecida anual dejaba tras de sí un
    limo fecundante.

    Auxiliándose con eficiente sistema de riego
    consistente en el trazado de canales, los egipcios explotaron al
    máximo los recursos que el
    Nilo les brindaba, llegando así a desarrollar una rica
    agricultura.
    El conjunto de obras hidráulicas que constituía su
    sistema de irrigación debía mantenerse en optimas
    condiciones; de lo contrario, una crecida escasa del río o
    un riego insuficiente significaba para ellos un año de
    hambre.

    El Nilo representaba también un factor de
    riqueza en la medida en que era la vía de comunicación por la que fluía una
    intensa actividad comercial. Los excedentes de la producción de trigo, cebada, hortalizas,
    frutas y leguminosas, básicamente, eran destinados al
    tráfico comercial con los pueblos vecinos. Los egipcios
    comerciaban también con tejidos de lino y
    objetos de alfarería fina. A cambio, ellos obtenían
    oro, marfil, madera y especias.

    Sin el Nilo y sus crecidas regulares, Egipto se
    confundiría con los desiertos que lo rodea. Pero el
    estrecho corredor que las aguas han trazado en su cuenca forma un
    largo listón de verdura que antes de llegar al
    mediterráneo se amplía en V constituye el
    delta, antiguo golfo colmado por los aluviones del
    río.

    Egipto es un "don del Nilo", según
    Heródoto, en junio se efectúa la bienhechora
    crecida, después de las lluvias ecuatoriales. Por
    está época el viento del norte ha soplado sobre el
    país de dos meses antes y el campo es sólo un
    árido desierto. El río no cesa de crecer hasta
    septiembre, y cuando la crecida alcanza su máximo (el
    caudal del río es entonces de 13, 000 m3 de
    agua por
    segundo), todo el valle está inundado; después, el
    río se retira, dejando en los campos un limo fertilizante,
    y entra nuevamente en su lecho en diciembre. Ahora nos explicamos
    porque los antiguos egipcios, ignorantes de la geografía, dedicasen
    al río divino y misterioso himnos de inmensa
    gratitud.

    Los primeros egipcios fueron cazadores y pastores
    nómadas. Unos 5.000 a. C. comenzaron a descender de los
    desiertos hacia el interior del valle del Nilo. Aprendieron a
    sembrar en el légamo resultante de la inundación
    del verano, criaban ovejas, cabras y otras clases de ganado,
    así como perros de caza, y
    asnos, que utilizaban como animales de carga. Estos egipcios
    prehistóricos, que aprendieron a cultivar y a tejer el
    lino, a modelar vasijas y construir cobijos de barro y
    cañas, empezaron a vivir en comunidades agrícolas
    fijas y ordenadas.

    El Nilo, aunque generoso y por lo general
    regulable, a veces crece demasiado, en cuyo caso se producen
    calamitosas inundaciones, mientras que otras no crece lo
    suficiente, y entonces aparece el hambre. Como consecuencia, los
    primeros agricultores aprendieron a asociarse y comenzaron a
    levantar diques para regular las aguas, y almacenar el grano para
    los años de escasez, en los que las cosechas
    fallaban.

    Con el paso del tiempo, los pueblos se
    convirtieron en ciudades y las comarcas en reinos. La vida se
    hizo más compleja, y los oficios y técnicas,
    más especializados. También se enriqueció la
    vida cuando los hombres aprendieron a trabajar el cobre y la
    piedra, a pintar vasijas y a tejer cestos, a fabricar cerveza y a
    sembrar la vid. Fue introducida asimismo la rueda de alfarero,
    probablemente originaria del Asia
    occidental.

    Pronto seguiría la invención de los
    signos de escritura. Aunque la idea de escribir pudiera proceder
    de Mesopotamia, el
    sistema jeroglífico, que utiliza signos pictóricos
    para representar ideas y sonidos, es completamente diferente de
    la escritura cuneiforme de los sumerios y se desarrolló en
    suelo egipcio. Los primeros ejemplos de escritura
    jeroglífica no eran como en Sumeria, textos de
    carácter económico, sino anotaciones
    históricas. Aunque imperfectamente comprendidos, dichos
    textos nos refieren algo sobre las actividades y hazañas
    de los primeros faraones. Hacia el año 3.400 a. C.
    existían dos reinos principales en Egipto, uno de ellos
    gobernados desde la región del delta del Nilo, llamado
    Bajo Egipto, y el otro desde Nekhen, ciudad situada a 75
    kilómetros al sur de Luxor, en el Alto Egipto. Estos dos
    reinos coexistieron hasta que, hacia 3.200 a. C., un rey de
    Nekhen a quien la tradición llama Menes, conquistó
    el norte y se convirtió en el primer rey del Alto y Bajo
    Egipto, título que se conservó a través de
    la historia del antiguo Egipto.

    Menes fue el primero de un largo linaje de
    faraones cuyos nombres pasaron a los archivos del
    templo. "Faraón" es una palabra bíblica de la
    lengua egipcia
    que significa "gran casa" o "palacio" y aunque fue empleada en
    los últimos tiempos para referirse al rey nunca fue su
    título adecuado.

    A las inundaciones del Nilo deben los egipcios no
    solo la fertilidad de sus valles, sino también el haber
    podido establecer uno de los más exactos calendarios de la
    antigüedad. Originalmente, el año agrícola
    estaba dividido en tres estaciones: Akhet
    (inundación), durante la cual el valle estaba cubierto por
    las aguas; Peret (invierno), en la que se procedía
    a la siembra y se esperaba la germinación y la
    maduración de las plantas; y
    Shemu (verano), durante el cual se producía la
    cosecha seguida de las operaciones de
    almacenaje.

    El inicio del año se hizo corresponder
    durante mucho tiempo con el comienzo de la inundación
    hasta que los egipcios observaron que la elevación de las
    aguas coincidía con la aparición de la estrella
    Sothis (nuestra Sirio). Desde entonces, interpretando el hecho
    como la causa de la crecida del Nilo, consideraron la
    aparición de Sothis, con el comienzo oficial del
    año. Este fue dividido en tres periodos de cuatro meses de
    treinta días cada uno a los cuales se añadieron
    cinco días intercalares o epagómenos,
    obteniendo así un total de 365
    días.

    Este calendario era 6 horas más corto que
    el año real, así que cada cuatro años el
    año oficial se situaba con un día de
    antelación sobre al año astronómico. Los
    egipcios se dieron cuenta de ello, aunque no le pusieron
    remedio.

    Vida económica

    La economía egipcia era
    básicamente agrícola. Además de trigo,
    cebada y mijo, cosechaban frutas, legumbres, lino y
    algodón. La tierra era del faraón, es decir, del
    Estado, pero desde épocas remotas hasta los tiempos del
    imperio las cedió en usufructo a
    particulares.

    El establecimiento del imperio trajo no
    sólo profundos cambios sociales, sino también
    económicos. Las tierras cultivables fueron explotadas
    directamente por el faraón mediante el trabajo de siervo y
    esclavos. Hacia estas fechas, la clase media casi
    desapareció cuando los artesanos fueron obligados a
    trabajar en las grandes construcciones del Estado, y el comercio se
    convirtió en monopolio
    estatal.

    Ya hacia el 3000 a.C., existía un
    pequeño comercio con base en el trueque. Después
    del 2000 a.C., aparecieron verdaderas fábricas, en las que
    20 o más trabajadores manufacturaban, bajo un mismo techo,
    cerámica, vidrio o
    textiles. Está producción y los excedentes de la cosecha
    de trigo permitieron desarrollar un comercio activo con Creta,
    Fenicia, Palestina, Siria, Nubia y más tarde, Arabia. Los
    egipcios compraban oro, plata, lapizlázuli, turquesa,
    especias, pero sobre todo madera, escasa en Egipto. El comercio
    se hacía en caravanas a través del desierto, en
    barcos de papiro, a lo largo del Nilo, o por las costas del
    Mediterráneo oriental. Para este comercio fue necesario
    establecer una "moneda". Al principio los precios se
    fijaron en cabezas de ganado. Más tarde, anillos de oro o
    cobre se emplearon como dinero. La
    riqueza y el volumen del
    comercio pueden apreciarse por el hecho de que se tuvieron que
    idear técnicas de contabilidad y
    recurrir al uso de recibos.

    Formas de
    vida

    El paso a la alta cultura en
    Egipto

    En distintos lugares a lo largo del Nilo
    comenzaron a acentuarse los grandes cambios tecnológicos,
    a la par que las comunidades aumentaban ininterrumpidamente su
    población. Entre los sitios excavados en la
    región del delta donde se muestra tal tipo de
    transformaciones culturales, pueden mencionarse los de Buto y
    Busiris y en la región central del Alto Egipto, los que se
    conocerían más tarde como Hierakonpolis y Tanis.
    Durante la etapa designada por los arqueólogos como
    horizonte cultural de Nagada, algunos siglos antes del III
    milenio a.C., los logros alcanzados se asemejan en mucho a los
    que existían paralelamente en Erech y Ur de Mesopotamia. El
    hecho de que Egipto, aparte del fértil valle del Nilo, se
    encuentra rodeado de grandes desiertos, favoreció
    más tempranamente la interrelación de las varias
    comunidades que existían en las riberas del río. Se
    formaron así primeramente numerosos
    señoríos, los designados con el nombre de
    nomos. La necesidad de colaborar en tareas de interés
    común, como en el caso de las obras para controlar las
    crecientes del Nilo, así como los inevitables contactos
    comerciales y religiosos, habrían de traer consigo, mucho
    antes que en Mesopotamia, los
    procesos de
    unificación.

    En tiempos inmediatamente anteriores a 3000 a. C.
    poco faltaba a los grandes núcleos de población para convertirse en
    auténticas ciudades. Es imposible determinar un momento
    preciso del nacimiento de la civilización. Paulatinamente
    ella había comenzado a existir con la nueva organización social, económica,
    política y religiosa con el desarrollo tecnológico,
    con los grandes templos, palacios, mercados,
    escuelas, cuarteles, y con las creaciones de arte cada vez
    más extraordinario.

    Navegando por el Nilo

    El Nilo era la vía principal de comunicación en Egipto. Las primeras
    embarcaciones se hicieron de papiro, pero pronto los astilleros
    de las orillas del Nilo construyeron barcos de madera. Los
    relieves de los templos nos muestran otros grandes barcos que
    transportaban enormes columnas y obeliscos de granito desde las
    canteras de Asuán a lugares que distaban centenares de
    kilómetros. Desde barcos mercantes pequeños para
    transporte de
    grano hasta barcos oficiales para los faraones y altos
    funcionarios eran bautizados por los egipcios igual que como lo
    hacemos hoy.

    Hogares cómodos

    La casa de un egipcio acomodado era de ladrillo,
    revocada de blanco, con uno o dos almacenes.
    Contraventanas y persianas la protegían de la luz del sol,
    y el salón interior se iluminaba por una serie de
    claraboyas. Las paredes estaban, por o general, pintadas con
    dibujos de colores brillantes. El mobiliario era sencillo pero
    bien diseñado, y cómodo incluso a niveles modernos:
    los taburetes y los sofás tenían cojines de plumas
    de ánade, y las sillas disponían de respaldo. Las
    camas estaban fabricadas de mimbre o de madera y, en las noches
    frescas, no se dormía sobre almohadas, sino apoyados en
    una cabecera de madera hecha a la medida. Mesas, cajones y cajas
    tenían por lo general adornos taraceados. Cada familia amasaba
    su propio pan y hacía su propia cerveza.

    Aunque el modo de vida egipcio se
    distinguía de las civilizaciones contemporáneas de
    Asia
    occidental Egipto nunca estuvo aislado. Hubo un constante
    comercio con babilonios y asirios, con fenicios, hititas e
    israelitas y tuvo particularmente un estrecho contacto con el
    mundo Egeo. Enviados diplomáticos de Creta y Micenas
    llevaron presentes a la corte egipcia desde 1450 a.C.
    aproximadamente, y, cuando los griegos micénicos se
    establecieron en Chipre y en el litoral occidental
    de

    Levante, llegaron a estar profundamente influidos
    por el mundo oriental en el cual se reconocían. Cuando,
    por primera vez, llegaron a Egipto visitantes griegos se
    sorprendieron de la antigua civilización que en él
    encontraron, de las ciudades con sus calles concurridas, de los
    templos brillantemente decorados y de los festejos y su
    pompa.

    Los egipcios en su hogar

    Las casas en el antiguo Egipto se
    construían de adobes (ladrillos cosidos al sol) hechos de
    barro del Nilo. El barro se recogía en cubos de cuero y se
    llevaba a pie de obra. Allí, los obreros le
    añadían paja y guijarros para reforzarle, y
    llenaban con esa mezcla moldes de madera formando los adobes.
    Luego, los desmoldaban y los dejaban secar al sol. Cuando se
    construía una casa los muros se revestían de yeso,
    y el interior se solía pintar con figuras
    geométricas, escenas o paisajes. El interior de las
    viviendas era fresco, ya que las ventanas, pequeñas,
    dejaban entrar poco sol. Las familias pudientes poseían
    casas espaciosas. Después del vestíbulo, en ellas
    había los dormitorios y las estancias privadas, y por una
    escalera se subía al tejado plano (terrado). La cocina
    estaba a cierta distancia de los aposentos para evitar los
    olores. Los egipcios daban fiestas en sus casas, y en ellas se
    divertían tanto los niños como los
    mayores.

    En el jardín de una familia
    acomodada, a menudo había un estanque. Solía tener
    lotos y peces, y el agua se renovaba con frecuencia para
    mantenerla fresca. En los alrededores de los estanques se
    plantaban arbustos y arboles como
    sicomoros, palmeras datileras y acacias.

    Comidas y bebidas

    El fértil Limo depositado por la crecida
    anual del Nilo, permitía a los agricultores cultivar
    cebada y trigo, la base de la dieta egipcia. Almacenado en
    graneros, ese grano se transformaba en pan o cerveza. La
    llanura inundada también se prestaba al cultivo de
    hortalizas como cebollas, ajos, puerros, aluvias, lentejas y
    lechugas. También se daban las calabazas, dátiles e
    higos, los pepinos, los melones y las sandías, pero no las
    naranjas y los limones. Los panaderos egipcios hacían
    tortas de todos los tamaños, endulzadas con dátiles
    o con miel, que se cosechaba de unas colmenas cónicas de
    cerámica. Las uvas se cosechaban en el Delta del Nilo o en
    los oasis del desierto occidental se vendimiaban para hacer vino
    o desecarlas para consumirlas como pasas.

    Las personas menos afortunadas seguramente
    comían menos pescado. En los banquetes, la oferta era de
    lo más variado: desde patos, ocas y bueyes, hasta
    órices y gacelas. Y así mismo cerdos, corderos y
    cabras, estofados o asados.

    Los egipcios cultivaban sus viñas sobre
    todo el norte; la uva, tinta y blanca, producía el mosto
    que por fermentación daba vino.

    Los escribas y los nobles podían disfrutar
    de gran variedad de carnes, aves y fruta. Este rico y colorido
    despliegue de alimentos y
    bebidas formaban parte del banquete de una fiesta de baica. Entre
    los platos había tortas, cestos de higo y racimos de uvas,
    la cabeza de un ternero, el corazón y la pata delantera de
    un buey, una oca pelada y una ristra de
    cebollas.

    Compras y ventas

    Egipto era el país más rico del
    mundo antiguo. Parte del oro de las minas del desierto oriental y
    de Nubia se enviaban al extranjero en forma de regalo a los
    gobernantes de otros países, como el rey de Babilonia. A
    cambio, el faraón le enviaba tanto princesas como productos
    manufacturados. Aunque en algunas épocas los faraones
    dominaron largos tramos del Nilo más allá de la
    frontera meridional e Asuán, los productos de
    Africa ecuatorial
    se obtenían mediante el comercio con los príncipes
    de Nubia, la comarca al sur de la primera catarata del Nilo. Un
    lugar importante de intercambios era Kerma, cerca de la tercera
    catarata. De ahí traían varias mercancías,
    como pieles de pantera, galgos, colas de jirafa, colmillos de
    elefante y animales como mandriles y leones para los templos o el
    palacio.

    El trueque era la forma común de adquirir
    mercancías. Se podía cambiar un par de sandalias
    por un bastón, o una prenda de vestir por
    alimento.

    El adorno del cuerpo

    Los egipcios amaban la belleza y la elegancia.
    Muchos de sus nombres propios se basan en la palabra
    nefer, que significa "belleza": por ejemplo, Nefret,
    Nefrtiti, Nefertari. La diosa asociada al adorno era "Hator la
    Dorada" contemplada como ideal de la belleza en la poesía
    amatoria de aquel tiempo. Los egipcios, hombres y mujeres, usaban
    aceites para los ojos, que se hacían con minerales molidos
    en finas paletas de pizarra. Empleaban mucho tiempo en adornarse
    con cosméticos, pelucas, guirnaldas de flores y telas
    finas. Se han conservado muchos objetos como peines, espejos y
    recipientes de cosmética, que demuestran la gran
    importancia que concedían a su aspecto personal. "Pon
    mirra sobre tu cabeza y vístete con hermosos vestidos"
    dice una canción egipcia.

    El mineral molido se mezclaba con agua y se
    guardaba en tubos. Para sacar la mezcla se utilizaban paletas y
    con estas mismas se aplicaban. Las cortesanas llevaban sujetas
    sobre sus pelucas unas moñas con grasa animal perfumada,
    que a veces tenía forma de flores de
    loto.

    Los cortesanos utilizaban espejos de bronce o
    cobre. Los egipcios obtenían diversos pigmentos para
    pintarse los párpados. De la malaquita, mineral de cobre,
    sacaban una pintura verde que simbolizaba la fertilidad. El
    mineral de plomo llamado galeana daba una pintura para los ojos
    negruzca (hoy llamada "kohol"). Para pintarse las mejillas y los
    labios se utilizaba almagre (óxido de hierro) que
    abundaba por todo Egipto. Para la aplicación de los
    pigmentos en la cara seguramente los mezclaban con grasa
    animal.

    Amor y erotismo en Egipto

    Ramsés II contrataba espías que
    seguían la pista de las muchacha más bellas de
    Egipto, las cubrían de oro y piedras preciosas, y las
    invitaban a participar en una fiesta tan íntima que solo
    tenía un espectador y protagonista: Ramsés el
    Grande.

    El faraón se sentaba medio desnudo, solo
    cubierto por un taparrabos, en el trono de oro del salón
    palaciego. Detrás se arrodillaban dos mujeres
    púberes, sin otra vestimenta que un cinturón del
    que colgaban finas tiras de cuero. A una señal del rey,
    comenzaba el espectáculo: una orgía al estilo
    Federico Dfellini, loca, obscena y perversa. Diríase
    increíble si no fuera por el papiro de Turín 50.001
    que lo certifica con pelos y señales.

    A los sones de música estridente entraba en
    el salón una muchacha. Tendida sobre el suelo, se
    despojaba de su levísimo vestido plisado, abría sus
    muslos y dejaba que el faraón contemplase sus encantos que
    debían aguardarle. Pero aquel strip-tease no
    excitaba demasiado a Ramsés. Al fin y al cabo, la misma
    ceremonia se repetía cada semana, para presentar a las
    nuevas candidatas al harén.

    El plato fuerte venía después,
    cuando irrumpían en el salón varios carros repletos
    de muchachas desnudas. Unas iban atadas otras de pie o
    acurrucadas. Todas competían en la ejecución de
    refinadas posturas coitales e invitaban al agasajado a perder su
    compostura real, lo que sucedía con poca frecuencia. Con
    gritos salvajes, el faraón se lanzaba sobre las muchachas,
    quienes se ofrecían. Preso del éxtasis,
    Ramsés no tenía más que saltar de un carro a
    otro, de una muchacha a otra, de un coito a
    otro.

    El sexo no era un
    tabú en Egipto, el papiro Turín demuestra que ya
    hace 3,000 años se cultivaba la literatura
    pornográfica. Hombres y mujeres preferían la
    postura más corriente, pero en círculos más
    escogidos no se desconocía el sexo en grupo,
    el coito anal, la autofelación, la felación, la
    pederastia y la zoofilia. Además los antiguos egipcios se
    ayudaban de pócimas afrodisiacas secretas y contaban con
    el auxilio de Bes, Hathor o Seth.

    En un papiro puede leerse: "Re disfruta al
    contemplar cómo Hathor se sube el vestido; la mano del
    dios Atum, que recibe honores de su compañera divina, pone
    en orden el universo al
    masturbarlo; Isis y Neftis se ocupan del flácido pene de
    Osiris…"

    La mujer egipcia era liberal en el amor y en
    ningún caso fue un personaje pasivo; el papiro Orbiney, de
    finales de la XIX dinastía, se describe un acoso sexual
    por parte de una mujer. La historia la protagonizan dos hermanos.
    El mayor, Anubis, está casado y mantiene en su casa al
    pequeño, Bata. Aprovechando la ausencia de su marido,
    la mujer de
    Anubis intenta seducir a Bata. Sin embargo, el fiel hermano
    rechaza la proposición y jura mantener el asunto en
    silencio. Despechada, la mujer finge
    ante su marido haber sido forzada por Bata. Anubis jura matar a
    su hermano. Sólo la intercesión del Dios Reharajte
    evita, al final, la muerte del más joven, aunque el marido
    acaba matando a su mujer. Bata retirado al Valle de los Cedros,
    recibe de regalo de los dioses una mujer de barro. La
    ambición del faraón por tal dama terminará
    con la muerte del hermano fiel.

    Las relaciones entre los hombres y las mujeres en
    el antiguo Egipto sorprendía a todos sus visitantes,
    principalmente a Grecia; las
    mujeres iban al mercado y los
    hombres estaban en casa; ellas se quedaban de pie mientras ellos
    se inclinaban para dejar el agua. Las egipcias participaban mucho
    más activamente en la vida comunal que las mujeres del
    resto del mundo antiguo.

    En la tumba de un escriba que vivió durante
    el reinado de Tutmosis IV (1413-1403 a.C.) se habla por primera
    vez de las bailarinas desnudas, y desde entonces se proliferaron
    mucho. El baile se convirtió en un espectáculo
    acrobático-erótico y a menudo representado en forma
    muy obscena, según el griego Herodoto. Un motivo
    decorativo muy frecuente en las tumbas privadas tebanas son
    danzarinas desnudas dando volteretas hacia
    atrás.

    En el Egipto faraónico no se pasaba por el
    altar, ni se intercambiaban anillos o un si quiero
    oficial, sencillamente se aprobaba la vida en lo común. En
    caso de que la experiencia fuera positiva, la pareja firmaba un
    contrato de
    matrimonio. No
    había ningún sacerdote que sancionara o santificara
    la relación, lo que no deja de ser extraño, cuando
    la religión impregnaba cada minuto de la vida diaria del
    Antiguo Egipto. Aparentemente el matrimonio se
    tomaba como algo secundario, que ni siquiera creían
    necesaria la asistencia de un funcionario que lo convirtiera en
    un acto formal. La boda se festejaba, pero no se sellaba; casarse
    se tomaba como un cuestión privada, un asunto de
    costumbres.

    Algunos afirman que los egipcios eran
    polígamos y sólo los sacerdotes tenían que
    decidirse por una mujer. En el antiguo Egipto la poligamia o la
    monogamia era cuestión material, sin ramificaciones
    jurídicas ni morales. Desde el Imperio Medio se conocen
    muchos casos de poligamia.

    Desde la XXII dinastía, ya en el Tercer
    Período Intermedio (1080-714 a.C.), las mujeres y los
    hijos contaban con la seguridad de una
    parte del matrimonio. Si
    había una segunda mujer, ésta tenía derechos de familia y, por lo
    tanto, de sucesión, pero siempre después de la
    primera. Tal legislación obligaba indirectamente a los
    hombres que quisieran tener varias mujeres a contar con los
    suficientes recursos para su
    mantenimiento.
    Si no era así, lo normal era que la segunda mujer fuera de
    un nivel social muy bajo, una esclava o una viuda sin herencia.

    Cuando la pareja decidía separarse, no
    tenía que hacer ningún papeleo legal, todo se
    resolvía mediante un acto privado. Podía
    considerarse motivo de divorcio que
    la mujer
    abandonara el hogar, que no pudiera tener hijos, que si aspecto
    fuera horrible o que el marido deseara casarse con otra mujer.
    Pero si había divorcio se la
    aseguraba a la mujer su
    economía y
    manutención.

    Todo parece indicar que a los egipcios les gustaba
    andar ligeros de ropa, lo que es comprensible debido a que
    está encajonado en el desierto. Las mujeres usaban unas
    levísimas camisas de lino que dejaban ver a trasluz los
    encantos de su portadora, los hombres gustaban de pasear su torso
    descubierto por las calles. Muchos oficios, tanto masculinos como
    femeninos, se realizaban desnudos: carniceros, marineros,
    pescadores, sirvientas, entre otros.

    Ambos sexos concebían el amor y las
    relaciones eróticas, sin mojigatería ni falsos
    pudores. Quizá residía allí la clave de su
    felicidad. Porque nadie puede negar que se trataba de un pueblo
    fundamentalmente feliz.

    Conclusión

    Egipto es fascinante, tanto por su historia, como
    por sus misterios. Muchos de sus conocimientos continúan
    asombrando a los científicos de ahora debido a que esta
    maravillosa civilización logró avances tan
    extraordinarios en diversas ramas de la ciencia
    como en la tecnología; ejemplos
    claros son las matemáticas las cuales emplearon en la
    construcción de las famosas pirámides de Gizah,
    logrando medidas tan exactas y parecidas casi al 100% de las
    medidas actuales, como , los ángulos rectos,
    etc.

    Otro gran avance en la civilización egipcia
    fue dado en la medicina , ya que
    ellos sabían con que plantas curar ciertas enfermedades y como prevenir
    otras tantas. Dentro de esta rama entra también el arte de
    la momificación, ya que ellos supieron con que sustancias
    podían evitar que los cuerpos se descompusieran y lograron
    preservarlos por siglos, y por siglos mas serán
    admirados.

    Otro gran avance fue la escritura, tan perfecta,
    que reflejaba sus creencias en las divinidades, en su universo de
    dioses, en el juicio final, en el juicio de Osiris; tenían
    una visión tan compleja del universo que todo
    lo atribuían a seres maravillosos, cada cosa a cada uno,
    formando, como ya se dijo antes un universo entero de
    dioses.

    Por esto y por muchas cosas mas, la
    civilización egipcia merece la admiración de todas
    las personas de hoy, y si la tierra hablara nos revelaría
    asombrosos secretos, hasta hoy escritos, de esta tan singular
    civilización.

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    Los últimos enigmas. Selecciones del
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    Español activo II. Lucero Lozano. Ed.
    Porrúa. México, 1991.

    Ciencias sociales II. Teresa Silva. Ed. Trillas.
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