"Quizás el amor tuvo
sabores acres y estáticos que pudieran reemplazar a la fe.
El de lo místico, vino en las rudas épocas
medievales, y en la expansión grandiosa de pasiones que
fue del Renacimiento.
Amar temblando, porque al través de la puerta de la
alcoba, tibia y perfumada por los besos, se oía el
ruido de los
pasos y las armas de los
matones enviados por el marido, que subían a vengar la
afrenta; amar orando, por que la Dama revestía aspecto de
Madona; amor sin
satisfacer el amor e
inmortalizando el nombre de Ella en canciones o en estatuas; ser
Benvenuto Cellini o Godofredo Alighiere, Petrarca o Miguel Angel,
cuando Ellas se llamaban Beatriz Portinari, Laura o Vittoria
Colonna, fue empresa de
hombres, pero hoy, en estas sociedades
decrépitas en el que el adulterio es fácil y
practicable sin peligro, como en sport, en que la vida de
la mujer es
toda entera un lenta y gradual preparación para la
caída y en que los maridos vienen a visitar al afortunado
para pedirle favores es miseria indigna de un hombre" De Sobremesa.
J.A.Silva.
Quizá un sentimiento tan indescifrable y tan
abstracto como el AMOR, nos dará esa
luz, ese rayo
de iluminación para tratar de presentar en las siguientes
ideas su concepción en la obra de J. A. Silva. Cuando se
dice, se expresa y se imprime el tema AMOR, siempre
gira a su alrededor la MUJER y es relación
HOMBRE-MUJER muy repetida en el desarrollo de
la obra en prosa del colombiano, J. A. Silva "De
Sobremesa"
Para tratar de buscar por qué el protagonista "
De Sobremesa", José Fernández,
está siempre rodeado de mujeres, tanto física como
espiritualmente, y por qué nos habla de amor sensual y
amor
espiritual, hemos optado por hacer una interpretación
teniendo en cuenta: Aportaciones a la psicología de la vida
erótica y José Asunción Silva: Vida
y Creación(1)
Partiendo de un análisis a José Fernández, se
puede decir que tan solo no era un libertino curioso de los
pecados raros, sino que aspiraba muy en el fondo un ideal de
simplicidad y de pureza. " …el amor sensual
se opone al amor espiritual inspirado por Helena, amor que llega
a ser una especie de experiencia religiosa" (2)
A esta clase de mujer y de
sentimiento que da José Fernández, se puede incluir
el amor que
él profesa a la madre, a la abuela paterna, a María
Bashkirtsefl y a la misma Helena que es la única que le
inspira amor puro imposible, ya que nunca pudo tenerla cerca, lo
más cercano a él fue " un camafeo sobre cuyo
fondo gris lo blanco del relieve
forjaba una rama con tres hojas y revoleteando sobre ella, una
mariposa con las alas abiertas" (3)
Esto nos puede indicar, que ese amor que él
sentía hacia Helena y hacia las otras mujeres de este
grupo, era lo
más puro sobre ese tormentoso "gris" que era su
vida. El camafeo nos puede servir como modelo de
comparación y de similitud entre José
Fernández y el amor de
estas cuatro mujeres que fueron lo más puro de su
existencia. El fondo gris del camafeo, es el reflejo de la vida
de Fernández y él lo reconoce cuando su mirada se
encuentra con los ojos de Helena:
"Eran unos grandes ojos azules… cuyas miradas se
posaron en mi como las de un médico en el cuerpo de un
leproso corroído por las úlceras… Por primera vez
en mi vida bajé los ojos ante la mirada de una mujer."(4)
En esa mirada Fernández cree que ella ha
descubierto como era él, ya que siente que ha penetrado
como en "un libro abierto,
y ha visto los efectos que le han dejado la noche de placer, la
borrachera de opio, todas las debilidades, todas las miserias y
toas las vergüenzas de la vida." (5)
El relieve del
camafeo, que es blanco nos puede indicar la pureza y la pulcritud
de ese amor que Fernández sintió por Helena
dueña del camafeo, y las tres hojas de la rama que estaban
sobre el relieve en
blanco, pueden ser las otras tres mujeres del amor espiritual: la
madre, la abuela paterna y María Bashkirtsefl.
La mariposa con las alas abiertas, siempre alerta y en
constante vuelo, nos indica que nunca podrá él,
José Fernández, consumar ese amor espiritual con
el amor
sensual. Siempre el amor espiritual será como la mariposa,
lo ayudará a sentir la realidad cada vez que en un
sueño o en un parque la vea volar. Tal como el
sicoanálisis lo explica, la mariposa es un símbolo
del renacer(6). Fernández lo hace cuando estaba en
plena escena amorosa con Constanza Landseer, reacciona ante su
flirt del momento y renace a la vida porque cree que Helena
está ahí y se analiza, se cuestiona sobre las
"orgías brutales de la carne y el noble amor por la
enigmática criatura que parecía tener en las manos
un hilo de luz."
(7)
Se puede concluir de esta primera fase de la
concepción del Amor y la Mujer
en "De Sobremesa", que Fernández busca a una
mujer de rara
belleza, que nunca podrá poseer, será el fin
último que persigue, es un absoluto inalcanzable. Por lo
tanto no puede sucumbir a la desesperanza y se escuda tras de un
pesimismo altanero y vuelve a la vida mundana escéptico
pero con la seguridad
efímera de ser distinto y de pertenecer a la elite de los
escogidos. (8)
José Fernández es un hombre en
busca de sensaciones nuevas, va desde las drogas,
exceso y abstinencia sexual y colapsos sicopatológicos que
lo llevan a la consulta de especialistas. Hay que recordar que en
el inicio " De Sobremesa", Sáenz acuda a
Fernández por su desmedida " caza de sensaciones
nuevas" (9), y Fernández admite que necesita " las
mismas sensaciones… de día en más intensos y
más delicados…"(10)
Y todo ese afán de escape y de poseerlo todo, no
solo hace adquirir obras de arte, sino, que
colecciona orgasmos; y sus compañeras efímeras
también son "coleccionadoras de
sensaciones"(11)
Las inclinaciones amorosas de Fernández
están teñidas por una búsqueda de un ideal,
que se hará tormentosamente en medio de las grandes salas
de descanso, las exquisitas alcobas hermosamente decoradas y en
"el ambiente ese
olor enervante y dulce del tabaco opiado de
oriente"
Aunque Fernández rinda un culto de santidad por
su amada Helena, esto no hace que su vida sexual se vea afectada.
Tendrá muchas aventuras, todas monótonas, todas
serán realmente hermosas, bellas profesionales del
sexo,
adulteras y complacientes, y todas le proporcionaran ese asco en
el mismo instante del "acto sagrado".
Fernández habla de su colección de mujeres
como una colección de arte, ya que
todas destilaban belleza y cada una tendrá su cualidad:
María Lagendre o Lelia Orloff la divina "
Afrodita"; Nelly, será la
"Diana Cazadora"; la baronesa alemana
–Olga– será " una Venus de
Ticiano"; la Italiana, Julia Musellaro,
será una exquisita "figura estatutaria"
(12), las demás serán las exquisitas
porcelanas que adornan sus grandiosos salas de lectura y de
pasión brutal sexual.
José Fernández en sus relaciones
tormentosas sexuales con las nueve mujeres de colección,
que le producían placer efímero, que le daban esa
reafirmación de su impotencia en el "acto sagrado"
de hacerlo no por amor, sino por evasión y por esa
búsqueda de un ideal, lo lleva a que nunca antes de una
seducción vaya directo al tema AMOR, sino
que recoge sensaciones vividas, temas superfluos, casos
insignificantes que luego se consumirán en el "acto
sagrado" que para él era una ofensa, un pecado, pero
que lo llevaba a hacerlo una y otra vez más.
El tema de conversación anterior a la
seducción de sus flirts era muy ambiguo: a María
Lagendre, le dice que " la vida no es para saber, es para
gozar". A Nelly, le hablará de joyas preciosas. A
Consuelo, le hablará de flores; con la Baronesa Alemana,
Olga, hablará sobre Germán Bahr, Hauptman, y en
particular de Nietzche. Julia Musellaro, será
interlocutora de las pláticas de arte
erótico-sensual de los paganos y la poesía
italiana. A las tres mujeres restantes nunca se vislumbra un
nivel intelectual, sino que serán meros estímulos
del puro goce sexual. Con esas pláticas informales viene
el deseo de intimidad y el poeta mismo establece la
confesión.(13)
"…y un beso selló el tácito pacto que
contenían aquellas frases; un beso dado detrás de
las cortinas que les volvían las espaldas los
concurrentes"(14)
Bernardo Gicovate(15), nos señala que una
de las notas más dominantes de la novela es el
conflicto
entre el erotismo perverso y un amor idealizado: los extremos que
definen el eje mental del protagonista y el estructural de
la novela.
Esto se puede apreciar en la ya señalada escena amorosa de
José Fernández y Constanza Landser, denominada como
frustrada, sometiéndose una vez más a la tortura de
amores pasajeros y perversos que le recuerdan a Helena.
(16)
Es así como la Teoría
Poética de Poé(17), nos muestra esa
armonía un poco morbosa de la imaginación de
José Fernández, enamorado de bellezas
muertas.
Se puede concluir este aporte sobre los planteamientos
de Gicovate, que él hecho que José Fernández
acuda a sus placeres sexuales, frustrados en su gran
mayoría, se realizan después del encuentro con
Helena; se toma esto como forma de masoquismo imaginario que se
oponen directamente al ideal de lo femenino.
Tal parece que esa búsqueda del
Amor ideal, reflejado en su Helena es la
única salvación para Fernández. Pero esto no
sucederá y será una frustración donde los
estímulos de la pasión carnal y la
ensoñación ideal se presentarán en forma
alterna.
En este segundo grupo de las
MUJERES y el AMOR a José
Fernández lo podemos analizar así: el nueve nos da
una clara idea de que estas mujeres, según la
concepción cabalística de los números,
representan lo afirmativo-activo sobre algo o alquién, en
este caso, será la presencia de la experiencia sexual
activa persistente de Fernández y Ellas. Caso que no
sucede con las cuatro mujeres del primer grupo, que
representan lo pasivo, lo estático de su vida sexual. Es
el cuatro el número de las realizaciones intangibles. Esto
nos
lleva al grupo de trece
mujeres, que representan muerte y
nacimiento, cambio y
reanudación tras el final. (18)
Fernández poseía a sus flirts como
vía de nacimiento para proseguir con la búsqueda de
su amada Helena; cada vez que consumía su aventura
amorosa, creía desfallecer y morir, a veces se encasillaba
en el opio y el licor, hacia abstinencia sexual como acto de
arrepentimiento, pero cuando lo invadía de nuevo el amor
ideal y puro de su Helena, salía en búsqueda de
ella tras la máscara del placer sexual; algo que nunca
logro Fernández fue consumar su amor ideal en una amor
sexual verdadero, porque nunca poseyó a su amada ni en
sueños ni en la belleza de los amplios salones, que eran
escenarios de las más tormentosas escenas de pasión
sexual.
Así como Fernández inicia su
colección de mujeres como si fueran obras de arte,
después de poseer de Helena solo el camafeo, marca esta
circunstancia una nueva sensación frente a sus
contertulios, cuando les finaliza el relato de su diario,
enfrentándolo a una verdad que se vislumbra: Helena solo
existió en "sueños luminosos del
espíritu, pero era el sueño más real que eso
que los hombres llaman la Realidad. Lo que ellos llaman
así, es solo una máscara oscura tras de la cual se
asoman y miran los ojos de sombra del misterio, y tú eres
el Misterio mismo" (19)
"Al bajar los ojos hacia el
suelo
alfombrado por las hojas marchitas, cuyo olor melancólico
estaba respirando en la tristeza del paisaje tropezó mi
mirada con una rama que pendía, rota, de rosal vecino y
cuyas tres hojas se agrupaban en la misma disposición que
tienen las del camafeo de Helena. Una mariposilla blanca se
detuvo sobre ellas un instante, y levantando el vuelo vino a
tocarme la frente"(20)
NOTAS
- En la parte de introducción de este ensayo se
cita la bibliografía, pero es necesario complementar con
otras fuentes que
nos han ayudado a dilucidar el escrito: "Diccionario
de símbolos" de Cirlot, Juan Eduardo; "De
Sobremesa" de J. A. Silva; Ensayos sobre la vida
sexual y la teoría de la neurosis, Freud,
S. - Scharder Ludming. "Romanistisches Jahrbach,
Sanderdr" Hamburrg. Tomo XIX, 1968 - "De Sobremesa" J: A: Silva Volumen XX.
Obras completas, p. 157 - Op. Cit. "De Sobremesa" p.
155 - Ibídem, p. 155
- "Diccionario
de símbolos". Cirlot, Juan-Eduardo. Editorial
Labor, S.A. España,
1989. P. 166 - Op.Cit. "De Sobremesa" p.
166 - "De Sobremesa y otros estudios sobre J.A.
Silva". Serie la Granada Entreabierta. Instituto Caro y
Cuervo, Bogotá 1976 - Op. Cit. "De Sobremesa" p.
114 - Ibídem, p. 114
- "Lo Moderno del Modernismo:
De Sobremesa" George O. Schanzer. J.A. Silva Vida y
Creación. Procultura, Bogotá, 1988 - Op. Cit. " De Sobremesa" p.
131,217,230, 231 - "Preciosismo y decadentismo en De
Sobremesa" Contino, Ferdinand V. En: J.A. Silva.
Vida y creación. Procultura, Bogotá,
1988 - Op. Cit. " De Sobremesa" p. 154
- Un aspecto presentado en forma precisa y
esquemática de lo que podría considerarse un
testimonio americano de la decadencia finesecular, lo presenta
Bernardo Gicovate en su libro:
"Conceptos fundamentales de la literatura
comparada. Iniciación de la poesía
modernista." San Juan. Ediciones Asomante,
1962 - Op. Cit. "Preciosismo y Decantismo en De
Sobremesa" p. 524 - Op. Cit. "Concepto
Fundamentales de Literatura
Comparada" p. 121 " Ya había afirmado Poe que el
tema fundamental de la poesía es la belleza de la mujer
muerta o la mujer
bella en el malabarismo sentimental que se escondía
detrás de su sensacionalisima teoría de la creación
poética". - Op. Cit. "Diccionario
de símbolos" p. 331-338 - Op. Cit. "De Sobremesa" p.
242 - Ibídem, p. 241
Autor:
M.Sc. Nubia Amparo Ortiz
Guerrero
Licenciada en Literatura y Lengua
Española.
Especialista en Docencia de Problemas
Latinoamericanos.
Especialista en Docencia Universitaria.
Magister en Estudios sobre Problemas
Políticos Latinoamericanos.
Docente Universidad
Cooperativa de
Colombia-Seccional Popayán