Introducción:
El presente trabajo recorre los caminos
transitados desde el fin de la Segunda Guerra
Mundial con dirección hacia la Unificación de
Europa, llegar a
nuestros días y relacionar la historia con lo que pueda
llegar a suceder en el 2002 cuando se concrete el proyecto de la
Unificación de la Moneda Europea en el
EURO.
Desarrollo:
La II Guerra Mundial
(1939-1945) devastó la economía del
continente. Algunos europeos esperaban que la
reconstrucción de Europa occidental
llevaría a un acuerdo para crear un Estado europeo
unificado. Pero la idea de una Europa unida se
quebró con el comienzo de la guerra
fría y la desconfianza que todavía inspiraba
Alemania
Occidental (hoy parte de la unificada República Federal de
Alemania).
Guerra Fría y sus consecuencias en la
UE.
En los párrafos que siguen me basaré
en algunos aspectos de la Guerra
Fría en las interpretaciones de Anne Deighton en su
publicación "La Guerra
Fría y los Orígenes de la Integración Europea" (revista de
Ciencias
Sociales 114-115 de 1993.).
El proceso de
formación de bloques en Europa
comenzó cuando quedó claro que las adquisiciones
bélicas de los soviéticos en Europa Oriental
formarían el límite de su nueva esfera de
influencia. El mismo se caracterizó por una Alemania
dividida y una Europa dividida. Los soviéticos ganaron en
Europa oriental tras la separación de Alemania, pero
fue en Alemania donde
la división emergente se puso más de manifiesto. La
posición geoestratégica de Alemania, su potencial
industrial y su significativa población indicaban que se
encontraría en el centro de cualquier posible
reconstrucción europea, estuviese o no dividida. El
control sobre
Alemania se convirtió entonces en el "premio gordo" de
Europa tras la contienda, pero tácitamente todos los
antiguos aliados de la guerra
prefirieron la continuación de la tradicional
división de zonas acordada en Postdam en agosto de 1945.
Cualquier cosa antes de permitir que Alemania cayera bajo tutela
rival. La perspectiva de una Alemania unida e independiente
continuaba planteándose como una amenaza para todos los
aliados. Francia
prefirió una Alemania rota porque aún
permanecía vivo el recuerdo de las invasiones alemanas, un
miedo este que fue rápidamente percibido por los EE.UU.
Para Gran Bretaña, una Alemania dividida con los EE.UU:
impulsando una intensa reconstrucción de su parte
occidental provocaba un equilibrio de
poder
favorable hacia Europa en su lucha contra la Unión
Soviética mientras, al mismo tiempo
restringía la capacidad de las Alemanias para actuar
independientemente. Así Alemania Occidental y Oriental se
convirtieron en hijos gemelos de la Guerra
Fría.
EE.UU. era una fuerza
ocupante en Alemania (y Austria), con tropas todavía sobre
los territorios y con responsabilidades en la supervivencia de
las poblaciones bajo su control. Pero los
intereses estadounidenses iban más allá de los
límites puramente administrativos. La política emergente de
contención requería una Europa occidental segura y
próspera, pero la experiencia de 1945-47 había
mostrado que los torrentes de dinero
enviados sin alguna clase de estructura
planificada no eran efectivos. Para cercenar el poder
soviético en el era esencial una economía fuerte e
integrada, y el mismo modelo
americano proporcionaba un ejemplo convincente.como establece el
Acta de Seguridad Mutua
de 1952: "el Congreso da la bienvenida al nuevo progreso en la
federación política, la integración militar y la
unificación económica de Europa y reafirma su
creencia en la necesidad de un esfuerzo más vigoroso hacia
éstos fines como un medio para la construcción intensa, el establecimiento de
la seguridad y el
mantenimiento
de la paz en la zona del Atlántico Norte". Por este
motivo, los estadounidenses dieron además un apoyo militar
y psicológico crucial a Europa Occidental mediante la OTAN
(Organización Tratado Atlántico
Norte), mediante la presencia de tropas americanas en Europa
Occidental, y con el paraguas nuclear, así como mediante
el estímulo diplomático dado a los esfuerzos
europeos para la integración. El fin del modelo
tradicional de aislacionismo norteamericano es una de las
características más obvias del
período de la Guerra
Fría.
Para estadounidenses y europeos occidentales la
amenaza del comunismo en la
Unión Soviética, la presencia de partidos
comunistas en Europa Occidental, fueron incentivos
continuos para los gobiernos en su afán de reconstruir y
fortalecer la economía en el Oeste
de Europa.
Jean Monnet – francés, funcionario
público – sostuvo que esta nueva configuración
acerca del problema alemán fue la cuestión clave en
Europa. El peligro ya no era la fuerza
alemana, sino que Alemania ahora estaba siendo tratada como un
bastión en el juego del
poder entre
Estados.
Tratado de la Comunidad del
Carbón y del Acero.
Jean Monnet,, y Robert Schuman, – francés,
ministro de Asuntos Exteriores— creían que Francia y
Alemania podrían dejar de lado su viejo antagonismo si
existían incentivos
económicos para la cooperación. En mayo de 1950
Schuman propuso la creación de una autoridad
común para regular la industria del
carbón y del acero en Alemania
Occidental y en Francia; la
oferta se
extendía también a otros países de Europa
occidental. La idea fue bien recibida por el Gobierno de
Alemania Occidental y por los de Bélgica, Italia,
Luxemburgo y Holanda. Junto con Francia, estos
cinco países firmaron en 1951, el Tratado de París
y se creó la Comunidad
Económica del Carbón y del Acero (CECA) en
agosto de 1952. El Gobierno
británico rechazó el carácter supranacional
de la CECA y optó por no unirse a esta organización.
Comunidad Económica Europea. Tratado de
Roma.
En junio de 1955 los ministros de Asuntos
Exteriores de las seis naciones de la CECA decidieron estudiar
las posibilidades para una mayor integración económica. Este nuevo
esfuerzo desembocó en los dos Tratados de
Roma de marzo de
1957, por los que se crearon la Comunidad
Económica Europea (CEE) y la Comisión Europea de
Energía Atómica (Euratom). Esta última
resultó tener poca importancia ya que cada gobierno nacional
mantuvo el control sobre su
programa de
energía
nuclear.
En el Tratado de la Comunidad
Económica Europea (CEE), también conocida como
Mercado
Común, favorecía la unión económica
de los países europeos occidentales firmantes. Los
primeros en hacerlo fueron Francia,
Bélgica, Luxemburgo, Países Bajos, Italia y la
República Federal de Alemania. En enero de 1973 se
adhirieron el Reino Unido, Dinamarca e Irlanda. Tras la
restauración del régimen democrático fueron
admitidos en la CEE Grecia en
1981, y en 1986 España y
Portugal.
Los objetivos
originales del Tratado de Roma eran: la
supresión de las barreras comerciales entre los
países miembros; el establecimiento de una política comercial
común con respecto a terceros países, no
pertenecientes a la Comunidad; la
coordinación de las políticas
agrícolas, económicas y de transportes; la
eliminación de aquellas medidas, públicas o
privadas, que restringieran la libre competencia, y
asegurar la libertad de
movimiento de
capitales, trabajo y mano de obra entre los países
firmantes.
El Tratado de Roma entró
en vigencia el 1 de enero de 1958. La CEE consta de cuatro
organismos fundamentales creados por el Tratado de Bruselas
(1965):
- La Comisión,
- El Consejo de Ministros,
- El Tribunal de Justicia
y - El Parlamento Europeo.
Estos dos últimos ya estaban presentes en
la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) y en
la Comunidad Europea de la Energía Atómica
(Euratom). El Tratado de Bruselas integró a la
Comisión y el Consejo de Ministros con los organismos de
la CECA y el Euratom. El Tratado de Roma
establecía un periodo de transición (antes de la
plena unión económica) que fue fijado el 31 de
diciembre de 1969. La política
agrícola quedó establecida en 1962: la Política Agraria
Común (PAC) establecía un sistema de
precios
comunes garantizados para proteger la producción comunitaria contra las importaciones
procedentes de mercados con
costes más bajos y, de este modo, asegurar el nivel de
vida de los agricultores comunitarios. Pero este costoso sistema, por el
cual los sectores industriales sufragan de hecho una agricultura
poco productiva, ha sido tema de constantes discusiones desde
entonces.
Como resultado de las disposiciones generales del
Tratado de Roma para lograr la unión económica, se
decidió implantar en 1967 un impuesto
común: el impuesto sobre el
valor
añadido (IVA), que
empezó a aplicarse en 1972.
A lo largo de 1994 Suecia, Finlandia y Austria
celebraron referendos populares que aprobaron su integración en la Unión
Europea, que en 1995 se hizo efectiva.
Entre los nuevos candidatos para integrarse en los
próximos años en la Unión Europea
están Turquía y la mayor parte de los países
que antiguamente formaron parte del bloque comunista del Este. En
1994 Noruega celebró un segundo referéndum que
rechazó su ingreso.
En términos económicos, el Tratado
de la CEE estableció un plazo de doce años para la
eliminación de las barreras comerciales entre los
miembros, la implantación de un arancel común para
las importaciones del
resto del mundo y la creación de una política
agrícola conjunta. Políticamente, el tratado
otorgó a los gobiernos nacionales un papel mayor
que el del Tratado de la CECA, aunque también
determinó que la CEE fuera más supranacional
conforme progresaba la integración
económica.
Como respuesta a la CE, Gran Bretaña y
otros seis países no comunitarios formaron la
Asociación Europea de Libre Comercio
(EFTA) en 1960. En 1961, tras el evidente éxito
económico de la CEE, Gran Bretaña inició
negociaciones para su ingreso. Pero en enero de 1963, el
presidente francés Charles de Gaulle vetó la
candidatura británica, especialmente por sus estrechos
lazos con Estados Unidos.
De Gaulle volvió a vetar la entrada británica en
1967.
Las características económicas
básicas del Tratado de la CEE se fueron cumpliendo
gradualmente y las tres comunidades (la CEE, la CECA y el
Euratom) se unieron en julio de 1967 en la Comunidad Europea. Sin
embargo, no se hizo ningún progreso sobre
ampliación o cualquier otra propuesta hasta que De Gaulle
hubo dimitido como presidente de Francia en mayo de 1969. El
siguiente presidente francés, George Pompidou estaba
más abierto a nuevas iniciativas dentro de la
CE.
Reunión de Líderes de los Estados
Miembros 1969.
En diciembre de 1969 y a propuesta de Francia, se
celebró una reunión de los líderes de los
Estados miembros en La Haya, Holanda. Esta cumbre preparó
el terreno para la creación de una forma de
financiación permanente de la CE, el desarrollo de
un marco de cooperación en política exterior y la
apertura de negociaciones para el ingreso de Gran Bretaña,
Irlanda, Dinamarca y Noruega.
Tratados de
Adhesión
En enero 1972, casi después de dos
años de negociaciones, se firmaron los tratados para la
adhesión de los cuatro países aspirantes el 1 de
enero 1973. Gran Bretaña, Irlanda y Dinamarca se
adhirieron como estaba previsto; sin embargo, en un
referéndum los noruegos votaron en contra del
ingreso.
En Gran Bretaña continuó la
oposición a la pertenencia a la CE. Después de que
el Partido Laborista volviera a detentar el poder en 1974,
llevó a cabo su promesa electoral de renegociar las
condiciones de la pertenencia británica (especialmente las
financieras); la renegociación acabó en cambios
marginales, pero creó un periodo de incertidumbre en el
interior de la CE. Un gobierno
laborista dividido confirmó la pertenencia a la CE y
convocó un referéndum nacional sobre el tema en
junio de 1975. A pesar de la fuerte oposición de algunos
grupos, el
pueblo británico votó a favor de la
permanencia.
En 1979 y 1980, el Gobierno
británico, que afirmaba que el valor de su
contribución superaba con mucho el valor de los
beneficios recibidos, intentó una vez más cambiar
los términos de su pertenencia. El conflicto se
resolvió en la primavera de 1980 cuando varios
países miembros aceptaron pagar una mayor
contribución a los costes de la CE. En 1984 se
acordó que Gran Bretaña recibiría una
disminución parcial de su contribución anual neta a
la CE, comenzando con una rebaja de 800 millones de
dólares para ese año.
Grecia ingresó en la CE en 1981 y, tras
ocho años de negociaciones, en 1986 se adhirieron España y
Portugal. Otros acontecimientos importantes en los años
setenta y ochenta fueron la ampliación de la ayuda de la
CE a países menos desarrollados (especialmente a antiguas
colonias de los países miembros) la institución del
Sistema Monetario
Europeos para dar una cierta estabilidad a las relaciones entre
las monedas de los Estados miembros y los avances para eliminar
las barreras comerciales interiores y el establecimiento de un
mercado
único.
EL ECU
Los planes iniciales para alcanzar la total UEM en
1980 habían sido demasiado optimistas; las monedas de los
Estados miembros fluctuaban unas contra otras, y la
devaluación de algunas limitaba el crecimiento
económico y favorecía una subida de la
inflación. El SME establecido en marzo de 1919,
pretendía estabilizar los tipos de cambio y
frenar la inflación al limitar el margen de
fluctuación de cada moneda miembro en una pequeña
desviación desde un tipo de cambio
central. Se introdujo una unidad de cuenta europea
común (ECU) mediante la cual se podía establecer el
tipo de cambio
central. El ECU se compone de todas las monedas de la CE con un
peso acorde con la importancia económica de cada
país.
EL SME también exige a los gobiernos que
adopten políticas
económicas apropiadas para prevenir la continua
desviación del tipo de cambio
central. El SME ayudó a mantener tasas de inflación
más bajas en la CE y aligeró el impacto
económico de las fluctuaciones monetarias durante los
años ochenta.
Mercado Unico Europeo.
El avance más significativo en la CE
durante los años ochenta fue la marcha hacia la puesta en
práctica de un mercado único europeo. La
campaña hacia el mercado
único fue promovida por Jacques Delors, ex Ministro de
Finanzas
Francés, que se convirtió en presidente de la
Comisión Europea en 1985. En la cumbre de Milán la
Comisión propuso un plazo de siete años para
eliminar prácticamente todas las barreras comerciales que
aún existían entre los Estados miembros. El Consejo
Europeo aprobó el plan y el
propósito de alcanzar un mercado
único europeo el 31 de diciembre de 1993 aceleró
las reformas en la CE e incrementó la cooperación y
la integración entre los Estados miembros. Finalmente,
todo ello llevó a la formación de la Unión
Europea.
Un obstáculo para la total
integración económica era la Política
Agraria Común (PAC). Durante los años ochenta la
PAC recibía las dos terceras partes del desembolso anual
de la CE (los ingresos se
obtenían de impuestos sobre
las importaciones por
encima del 2% de la tasa sobre el valor
añadido recaudado por los Estados miembros). La PAC
alentaba la producción de grandes excedentes de algunos
productos que
la CE tenía el compromiso de comprar, lo que era un modo
de conceder subsidios para unos países a expensas de
otros. En una cumbre de emergencia celebrada en 1988, los
líderes de la CE establecieron unos mecanismos para
limitar esos pagos; en el presupuesto de
1989 y por primera vez desde los años sesenta las ayudas a
la agricultura
representaron menos del 60 % del gasto total de la
CE.
El calendario fijado para alcanzar el mercado
único puso al descubierto la necesidad de un poder mayor de
la CE para resolver las cuestiones ajenas a la eliminación
de las barreras comerciales antes de la fecha tope. El Consejo de
Ministros tenía que alcanzar acuerdos unánimes
sobre cada decisión, con lo que, de hecho, se daba a los
Estados miembros poder de veto y se demoraba el proceso
político.
El Acta Unica.
El Acta Única Europea, introducida en
diciembre de 1985 y aprobada por los doce miembros en julio de
1987, introdujo los mayores cambios en la estructura de
la CE desde los Tratados de Roma
de 1957. Entre las modificaciones figuró la
introducción del sistema de
mayoría calificada que ayudó a acelerar el proceso de
creación del mercado único.
El Acta Única Europea introdujo
también otros cambios importantes, el Consejo Europeo, que
había aportado el impulso principal para la
consecución del mercado único, consiguió
personalidad
jurídica; el Parlamento Europeo logró tener mayor
voz e influencia, y los Estados miembros acordaron unificar
normas
fiscales, sanitarias y del medio
ambiente. Además, se estableció el Tribunal de
Primera Instancia para atender las apelaciones a las decisiones
de la CE que presentaran personas, organizaciones o
empresas; y
cada Estado miembro
decidió alinear su política
económica y monetaria con la de sus vecinos,
utilizando el SME como modelo.
Tratado de la Unión
Europea o Tratado de Maastrich.
Los partidarios de una unión
económica y monetaria argumentaban que no habría
mercado único mientras que las restricciones sobre las
transferencias de dinero y las
primas de cambio
limitaran el flujo libre de capitales. Se sugirió un
plan en tres
etapas para alcanzar la unión económica y monetaria
(UEM). Al mismo tiempo la
Comisión Europea propuso una carta social
sobre derechos humanos.
Gran Bretaña se opuso a ambas propuestas, manifestando su
preocupación de que su soberanía se vería amenazada si se
incrementaba el poder de la CE. Sin embargo, se sumó al
proyecto de la
UEM cuando los cambios operados por toda Europa provocaron la
necesidad de una respuesta rápida unida de la
CE.
Cuando el comunismo se
desplomó en Europa del Este, muchos de los países
de su órbita buscaron en la CE ayuda política y
económica. La CE aceptó concertar acuerdos de ayuda
militar y de asociación con muchos de esos países
pero descartó adhesiones inmediatas. Una cumbre de
emergencia, en abril de 1990, hizo una excepción con la
Alemania oriental permitiendo que este país fuera
automáticamente incorporado a la CE tras la
reunificación alemana. En la misma cumbre, la
República Federal alemana y Francia propusieron una
conferencia
intergubernamental para conseguir alcanzar una mayor unidad
europea después de los grandes cambios políticos
sobrevenidos. La primera ministra británica Margaret
Thatcher se opuso a una mayor unidad, pero en 1990 John Major se
convirtió en primer ministro y adoptó una actitud
más conciliadora hacia la idea de la unidad europea. La
Conferencia
Intergubernamental, junto con una conferencia
similar que preparaba la Unión Económica y
Monetaria, comenzó a trabajar en una serie de acuerdos que
desembocaron en el Tratado de la Unión
Europea.
Representantes de cada país de la CE
negociaron el Tratado de la Unión
Europea en 1991, y en diciembre el Consejo Europeo se
reunió en Maastricht, Holanda, para examinar un borrador.
Tras intensas negociaciones entre los miembros, el tratado final
fue firmado por el Consejo Europeo el 7 de febrero 1992. Una
disposición del tratado establecía que los
electores de cada Estado miembro
tenían que aprobar la Unión Europea por
referéndum; el tratado fue ratificado en octubre de 1993.
La Unión Europea se estableció el 1 de noviembre,
cuando el tratado entró en vigor.
El Tratado estableció una política
exterior y otra monetaria comunes, y proyectó la
creación de un banco central
para el año 1999. En general reflejó la
intención de la Unión Europea de ampliar la
escala de la
unión económica y monetaria y de iniciar una seria
consideración sobre unas políticas
comunes de defensa, de ciudadanía y de protección
del medio
ambiente. Pero antes de que fuera plenamente efectivo, el
Tratado tenía que ser ratificado por todos los estados
miembros.
Maastricht representa un gran desarrollo y,
a la vez, una modificación del Tratado de Roma, por lo que
se refiere a la estructura
organizativa de la Unión Europea; su aprobación
originó numerosos conflictos
económicos y políticos dentro de los estados de la
Unión Europea así como entre unos y
otros.
Algunos países se mostraron muy poco
dispuestos a renunciar al control nacional
de sus respectivas políticas
monetarias, en especial Dinamarca y el Reino Unido en 1992. Como
consecuencia, se reconsideraron los objetivos
más ambiciosos del Tratado y se amplió la fecha
límite para la unión monetaria
La Unión Económica y Monetaria
(UEM)
La Unión Económica y Monetaria
Europea (UEM) fue el proceso de
integración económica que pretende crear una
única unidad monetaria y un único banco central en
la Unión Europea (UE). La UEM constituye un paso esencial
en el proceso de
integración económica y política en
Europa.
La idea de crear una Unión Económica
y Monetaria se formuló por primera vez en el Informe Werner,
(1970) que proponía la integración monetaria antes
de 1980.
Poco a poco, se fueron reduciendo los
márgenes de intervención de los gobiernos pero el
proceso se detuvo a causa del aumento de los precios del
petróleo y
de la inflación mundial que tuvo lugar desde mediados de
la década de los setenta y provocó una divergencia
de los tipos de cambio.
El mecanismo de tipos de cambio del
Sistema Monetario
Europeo se creó en 1979 pero guardaba poca relación
con el objetivo de la
integración económica y monetaria, al menos al
principio, ya que permitía el reajuste de los tipos de
cambio. Las
propuestas tendientes a crear una unión monetaria
reaparecieron en 1988 y fueron avanzando.
El informe Delors,
(1989), del entonces presidente de la Comunidad Europea (CE)
Jacques Delors, incluía un plan detallado
para alcanzar la unión monetaria.
Con algunas modificaciones, los 12 países
miembros de la Comunidad Económica Europea (CEE) aceptaron
este plan al firmar el
Tratado de Maastricht en marzo de 1992. Sin embargo, Dinamarca y
Gran Bretaña lograron una prerrogativa para posponer su
adhesión a la unión monetaria.
El Tratado de Maastricht establecía un
proceso en tres etapas para alcanzar la plena integración
económica y monetaria, que implicaba una creciente
convergencia de las economías de todos los países
miembros.
- En la primera etapa había que fortalecer
la cooperación económica y monetaria entre los
Estados miembros, en el marco de las instituciones existentes. - La segunda etapa, que empezó, tal y como
se había acordado, el uno de enero de 1994, implicaba
reforzar la cooperación lograda durante la primera para
lo que se fundaría un Instituto Monetario Europeo (IME)
que sería el embrión del futuro Banco Central
Europeo (BCE) y que se encargaría de coordinar la
cooperación en materia de
política
monetaria de los gobernadores de cada banco central,
aunque cada uno de ellos seguiría diseñando la
política
monetaria de su país respectivo. - En la tercera etapa se congelarían de
forma irrevocable los tipos de cambio de cada moneda, el BCE se
haría cargo de controlar la cantidad de dinero de
todos los países y llevaría a cabo una
única política
monetaria que afectara a toda la Unión Europea
(EURO).
El principal objetivo del
Banco Central
Europeo será el control de la
estabilidad de precios en los
países miembros, y se constituirá como una
institución independiente de cualquier poder
político. El Consejo de Administración del BCE estará
formado por todos los gobernadores de los antiguos bancos centrales
y de un Consejo Ejecutivo cuyos miembros serán nombrados
por los países de la Unión. Sin embargo, el BCE
compartirá con el Consejo de Ministros de Economía de la
Unión Europea la responsabilidad de determinar el tipo de cambio
de la nueva moneda, denominada euro, con el resto de divisas.
Como la política
monetaria está vinculada a la política de tipos
de cambio, algunos analistas piensan que esta cooperación
creará tensiones entre ambos organismos. Otro de los
aspectos esenciales del Tratado de Maastricht es que no
sólo prevé una única política
monetaria, sino que también limita y vigila las
distintas políticas
fiscales. Los tres principios
básicos que controlan la política
fiscal son los siguientes:
- No se podrá incurrir en déficits
fiscales excesivos, - No se podrá financiar desde una
perspectiva monetaria el déficit fiscal
y - No se podrán subvencionar los
déficits acudiendo a préstamos de otros gobiernos
o de organismos públicos.
Hay que destacar que el paso a la tercera etapa no
se produce de manera automática. El tratado cita de manera
muy concreta los criterios de convergencia para que un
país pueda pasar a formar parte de la Moneda
Única:
- Durante al menos los dos años anteriores
a la unión monetaria no se podrá cambiar el
tipo de
cambio de la moneda sobrepasando los márgenes de
fluctuación establecidos en el Sistema Monetario Europeo
(SME); - La inflación no podrá sobrepasar
en más de 1,5 puntos porcentuales la media de los tres
países con menor índice; - El tipo de interés
medio a largo plazo no podrá superar la media de los
tres países también con menores
índices; - No se podrá tener un déficit
fiscal
superior al 3% del producto
interior bruto (PIB) ni la
deuda pública podrá sobrepasar el 60% del
mismo.
En Maastricht se acordó que la unión
monetaria, es decir, la tercera etapa, empezaría, para
aquellos países que cumplieran con las condiciones de
convergencia, el uno de enero de 1999. Pero, si una
mayoría de países hubieran cumplido los requisitos,
se podría haber iniciado el uno de enero de 1997 para los
países que cumplan las condiciones, y los demás
podrían acceder a la moneda única cuando reunieran
todas las condiciones necesarias.
Cuando se firmó el Tratado de Maastricht
parecía probable poder alcanzar la tercera etapa en enero
de 1999 e incluso antes, aunque en este caso era casi seguro que no
podrían participar todos los miembros de la Unión.
Pero tras la crisis
especulativa en los mercados
financieros que se produjo entre mediados de 1992 y mediados
de 1993, que obligó a ampliar las bandas de
fluctuación de las monedas al 15%, parece difícil
que se pueda iniciar antes del siglo XXI. La conveniencia de esta
unión plantea serias discrepancias.
Los defensores resaltan las ventajas de la
estabilidad del tipo de cambio y afirman que mejorará el
comercio, la
inversión y las entradas de capital. Pero
la mayor ventaja, dicen, se deberá a la estabilidad de los
precios, ya
que la fijación de un único tipo de cambio
servirá de freno a la inflación. Países como
Italia y el Reino
Unido reconocen que es una buena forma de controlar las
reivindicaciones salariales en el mercado de trabajo, en parte
debido a que la unión monetaria reduce el margen de
maniobra de las autoridades monetarias y políticas
nacionales. Sin embargo, los países con menor
inflación, como Alemania, temen que el Banco Central
Europeo no pueda continuar con la línea conservadora que
siguen sus bancos centrales
respecto a la política monetaria. Los que se oponen a la
unión destacan los enormes costes que habrá que
pagar para alcanzar la Moneda Única y mantener la
política cambiaria. Estos costos son
mayores cuando las diferentes economías no están en
la misma fase del ciclo económico, o cuando las
fluctuaciones de la actividad económica mundial les
afectan de maneras diversas. Una economía en
recesión, o una economía perjudicada por una
fluctuación económica externa tendría que
ajustarse reduciendo los salarios
monetarios y los precios. Si
éstos no son flexibles, el proceso de ajuste sería
más largo y costoso, y crecería el desempleo. En
esta situación, una variación del tipo de cambio
facilitaría el proceso de ajuste, medida de política
económica que no se podría aplicar si se
pertenece a la unión monetaria. Estas opiniones llevan
implícito el optimismo respecto a la posibilidad de
garantizar el control
interno de la inflación.
El Sistema Monetario
Europeo.
El Sistema Monetario Europeo (SME) aspira a
facilitar la cooperación financiera y la estabilidad
monetaria en la Unión Europea (UE). Entró en
vigencia en marzo de 1979 como respuesta a las alteraciones
causadas en las economías europeas por la
fluctuación de los tipos de cambio en la crisis del
petróleo a
principios de
1974. Su objetivo era
triple: conseguir la estabilidad económica, superar las
repercusiones de la interdependencia de las economías de
la UE y ayudar al proceso a largo plazo de la integración
monetaria europea.
El componente central del SME es el mecanismo de
tipos de cambio (en inglés,
ERM), un sistema voluntario de tipos de cambio semi-fijos, basado
en la unidad monetaria europea (ECU), la unidad monetaria tipo
adoptada en la creación del SME y basada en una
valoración cualificada de las monedas de los Estados
miembros. Bajo el ERM, las monedas participantes están
autorizadas a fluctuar en relación con cada una de las
otras y el ECU solamente dentro de una banda fija de valores. El
ERM es un instrumento clave de los planes para lograr una moneda
europea única administrada por un Banco Central de la UE:
el objetivo final
del SME, y parte central del Tratado de la Unión Europea
de 1992 (Tratado de Maastricht). Fijada en principio la fecha del
1 de enero de 1999, se supone ahora que la unión monetaria
completa será un proceso mucho más largo y
más complejo. No todos los miembros de la UE pertenecen al
ERM; Grecia tiene
todavía que unirse, mientras el Reino Unido (que se
había adherido en 1990) e Italia fueron
forzados por presiones especulativas a renunciar a su
condición de integrantes, en septiembre de 1992. Para
evitar que otros países se vieran obligados a desligarse
de su compromiso, en 1993 la banda del ERM fue ampliada para
todas las monedas, excepto el florín holandés y el
marco alemán, quedando únicamente Holanda y
Alemania dentro del 2,25% de la banda que es una de las
condiciones para la adopción
de la moneda única. En abril de 1994, Bélgica,
Dinamarca, Francia, Irlanda y Luxemburgo volvieron dentro del
2,25% de la banda, pero España y
Portugal permanecían bajo una gran presión
económica, en marzo de 1995 ambos fueron forzados a
depreciar sus monedas frente al ECU.
El EURO
En la reunión del Consejo Europeo concluida
en Madrid el 15 de diciembre de 1995, los quince países
miembros acordaron que la moneda única se
denominará Euro. una vez que se haya finalizado el proceso
de integración económica dentro de la Unión
Europea (UE). Esta moneda sustituirá al ECU, unidad de
cuenta europea utilizada en todas las transacciones
económicas realizadas dentro y por la UE. Se ha
establecido el calendario de la unión monetaria, en el que
el 1 de Enero de 1999 será la fecha de inicio de la misma.
Los Jefes de Estado
decidirán en 1998 basándose en las estadísticas de 1997, qué estados
miembros tomarán parte en la tercera fase de la
unión económica y monetaria. El cumplimiento de
condiciones de convergencia económica establecidas en el
Tratado de Maastricht será la clave del hecho de la
unión.
_ En los párrafos que siguen se intenta
explicar el discurso de
Xavier Eiffel – Jefe del Gabinete EURO – sacado de Internet – México).
A partir del momento en que empiece a circular el
Euro, las emisiones de deuda negociable se lanzarán en
Euros. Ese será asimismo el momento en que empiece a
funcionar el Banco Central Europeo, encargado de la política
económica y monetaria común. La
introducción del euro en enero de 1999 implicará la
fijación irrevocable de los tipos de cambio entre las
monedas de los países participantes. Los nuevos billetes
de euros comenzarán a circular el uno de enero del
año 2002, coexistiendo con los nacionales como
máximo, durante un plazo de seis meses
Coincidiendo con esa reunión se firmó el
Acuerdo Marco de cooperación económica entre la
Unión Europea y Mercosur como
"preparación de las condiciones para una Asociación
Interregional". El acuerdo tiene prevista la conclusión de
un Protocolo de
Cooperación Aduanera y sienta las bases de
cooperación "en materias de propiedad
intelectual, económica, empresarial, fomento de inversiones,
cooperación energética, transporte,
ciencia y
tecnología, telecomunicaciones, medio ambiente
y lucha contra el narcotráfico". En lo que atañe a un
acuerdo con Chile y
México,
los Quince declararon que el objetivo es
"una liberalización progresiva y recíproca de
intercambios comerciales"
El Euro será la moneda de los países
participantes en la Unión Monetaria Europea y
reemplazará a las monedas nacionales de estos
países.
A comienzos de 1998, los gobiernos de los Estados
integrantes de la Unión Europea, de acuerdo con la
opinión de las Instituciones
Europeas, decidirán qué países
participarán en la Unión Monetaria
Europea.
El uso de una moneda única hará
más fácil viajar y comprar en el extranjero.
Habrá únicamente una moneda y no habrá tipo
de cambio entre los países del EURO.
Una moneda única fomentará la
establidad en los precios y reducirá la
especulación financiera y contribuirá en el
mantenimiento
de la estabilidad económica de los países del Euro
respecto a otras zonas fuera del Euro. La moneda única
tiende también a reducir los tipos de interés y
el coste de los préstamos siempre que los gobiernos
adopten políticas económicas de
estabilización y/o reducción de la
inflación, la deuda pública, los tipos de cambio y
los tipos de interés a
largo plazo.
El propósito de una moneda única es,
asimismo, reforzar la economía europea e incrementar su
capacidad de competir internacionalmente.
A partir de 1999, el Banco Central Europeo, los
bancos
centrales de los Estados miembros y el sistema
financiero comenzarán a operar en Euros. Sin embargo,
muy probablemente, hasta el año 2002 el Euro no
circulará entre el público en forma de billetes y
monedas. Será entonces cuando reemplazará a los
billetes y monedas nacionales de los países
participantes.
Desde 1999 el Euro existirá en forma de
anotaciones en cuenta, pero no estará materializado en
billetes y monedas.
La mayoría de los ciudadanos no
necesitarán una cuenta en Euros en ese momento porque
podrán realizar y recibir todos los pagos en su moneda
nacional. Las empresas y los
comerciantes, por contra, tendrán que tener en cuenta el
volumen de sus
exportaciones e
importaciones
antes de tomar una decisión sobre este
asunto.
Las transacciones entre las instituciones
financieras y sus clientes
podrán ser efectuadas en moneda nacional. Cualquier
cliente que entre
1999 y 2002 desee abrir una cuenta en Euros, podrá
hacerlo.
Hasta el 2002 no se producirá ningún
cambio en la vida económica y financiera diaria. No
obstante, tendrá lugar un hecho relevante en materia
financiera, la fijación irrevocable de los tipos de
conversión entre las monedas de los países
participantes y el Euro._
(Datos sacados del
discurso de
Xavier Eiffel – Jefe del Gabinete Euro – México-
Internet.)
Se mantienen opiniones dispares sobre la fecha
idónea para introducir el Euro. La Comisión
todavía no ha alcanzado una posición formal acerca
de la fecha para la introducción de billetes y monedas en
euros, pero está recibiendo las sugerencias de una serie
de grupos que ven
diferentes ventajas y desventajas respecto a las diversas fechas
sugeridas. Muchos agentes económicos, han expresado que el
1 de enero es un momento poco adecuado para cambiar y que
preferirían un período comercial más
tranquilo, de menor circulación de efectivo, otros
grupos
consideran que el 1 de enero es la fecha más sencilla para
la introducción de billetes y monedas, ya que así
se evitan los problemas de
introducirlos en una fecha diferente al cambio legal, o de variar
la fecha de éste.
Pero a pesar de que la Comisión escucha
sugerencias está previsto (por ahora) que a principios del
2002, el Euro comenzará a circular en forma de billetes y
monedas. Durante unos meses, el público tendrá que
acostumbrarse a la nueva moneda y dejar progresivamente de
recalcular los precios.
Una de las primeras ventajas para los ciudadanos
de los países del Euro será la facilidad para
comparar precios, salarios e
impuestos
dentro del área del Euro. Viajar, negociar en el
extranjero, o con otros europeos será mucho más
fácil y menos caro dentro de la nueva zona del
Euro.
Los principales inconvenientes en la vida diaria
será el aprendizaje de
nuevos precios y acostumbrarse a los redondeos. No obstante,
está previsto que los gobiernos, las asociaciones de
consumidores y las Cajas de Ahorros apoyen al público a
los largo del período de
transición.
El Euro tendrá dos decimales, y su
denominación será idéntica en todos los
países de la Unión Europea
"CENT".
El cambio no ocurrirá en un día
específico. Habrá un período de varios meses
durante el cual los billetes y las monedas se cambiarán
con la colaboración de todas las entidades
financieras.
En un principió está previsto que,
como máximo, el 1 de julio del año 2002 finalice la
consideración como moneda de curso legal de las monedas
nacionales participantes. A partir de esta fecha serán
reemplazadas por el Euro.
La introducción del Euro no cambiará
el valor de las
inversiones.
La estabilidad del Euro estará garantizada
por la combinación de una serie de factores entre los que
destacan:
- El respeto de
los países participantes a la estabilidad de los
precios, el déficit del Estado, el
control de los tipos de interés,
la tendencia de los tipos de cambio. - La independencia del Banco Central Europeo (BCE)
respecto a todas las fuerzas políticas, Instituciones Europeas (Consejo, Comisión
y Parlamento) y los gobiernos nacionales. - El papel
estabilizador del Banco Central Europeo. El objetivo principal
del BCE es mantener la estabilidad de los precios y por tanto
conservar la solidez del Euro; este papel
está definido claramente en sus
estatutos.
El Euro no es como el ECU. El ECU es una cesta de
monedas que inicialmente incluía las 12 monedas de la
Unión Europea, de acuerdo, en su origen, con el peso
económico del país
correspondiente.
Por su parte, el Euro será la moneda
única utilizada en los países que hayan alcanzado
una cierta armonía (convergencia) en el desarrollo
económico y/o mejoras en términos de
inflación, déficit presupuestario, deuda
pública, tipo de cambio y tipos de interés a
largo plazo.
Además, el Euro reemplazará a las
monedas de los países participantes en la Unión
Monetaria Europea.
CALENDARIO DEL EURO
AÑO | ACONTECIMIENTO |
1957 | El tratado de la CEE promueve la |
1959 | Creación de la convertibilidad de la |
1970 | Se propone el "Plan |
1972 | Como consecuencia de la evolución del sistema Bretton-Woods, |
1979 | El Sistema Monetario Europeo (SME) se crea |
1987 | El Acta Única Europea para la |
1989 | En la reunión de Junio en Madrid, el |
1990 | El 1 de Julio, la UEM entra en la primera |
1991 | En diciembre los Jefes de Estado y de |
1992 | En Abril el escudo portugués ingresa |
1993 | Como consecuencia de la crisis |
1994 | El 1 de Enero comienza la segunda etapa de |
1995 | Austria se une al Mecanismo de Tipo de |
1996 | El Consejo Europeo de Ministros de El IME tendrá que especificar antes |
1997 | Fecha económica decisiva para que los |
1998 | "Tan pronto como sea posible", pero no mas |
1999-2001 | El 1 de Enero de 1999 comenzará la |
2002 | Los billetes y monedas en Euros |
Conclusión:
La UE representa la institucionalización de
la cooperación económica entre Estados europeos
soberanos.
A través de una cooperación y un
crecimiento mayores la UE puede convertirse en un gran rival
económico para Norteamérica y Asia. Sin
embargo, el objetivo a largo plazo de un único Estado
federal europeo, como imaginaron los primeros postuladores de la
cooperación económica europea, ha sido ya en gran
parte rechazado.
La creación de una moneda única en
Europa podrá tener consecuencias positivas incluso fuera
de sus fronteras. Además el Euro contribuirá a
crear nuevas oportunidades de inversión en Europa.
En este momento hay países que no cumplen
los rigurosos requisitos fijados para adoptar la moneda
única, incluso entre ellos se encuentra la misma Alemania;
hay otros que a pesar de cumplirlos, no desean ingresar en el
año 1999, como por ejemplo Suecia y, finalmente existen
algunos dudosos como el Reino Unido que vacila entre los cortos
plazos fijados por la Unión Europea o, Francia que entre
las circunstancias nuevas antepone el empleo a la
moneda única ya que duda que éste vaya a
disminuir.
Los Gobiernos Europeos sostienen que la
estabilidad monetaria es la clave del desarrollo
exitoso de una política efectiva de
empleos.
Tal vez, los europeos a diferencia de los
latinoamericanos no experimentaron, al menos no en esta
generación, períodos de fuerte inestabilidad de sus
monedas.
La Unión Económica y Monetaria
será problablemente, si se lleva efectivamente a buen
término, el acontecimiento de mayor importancia para la
Unión desde la creación de la Comunidad. Hasta el
punto de que un eventual fracaso en la realización de la
UEM traería consigo un retroceso de fatales consecuencias
para la construcción de la Unión
Europea.
Desde el punto de vista político, la UEM es
una cuestión capital.
Supone la renuncia formal a la soberanía respecto de uno de sus elementos
o signos capitales. Aunque con la
globalización de las relaciones económicas esa
soberanía se encuentra seriamente limitada,
en la práctica, la cuestión sigue teniendo una
carga política muy grande. De hecho las instituciones
políticas que apoyan la UEM son las mismas que sostuvieron
e impulsaron los principales avances en la construcción europea, desde el propio
Tratado de Roma al Acta Única. Un similar paralelismo
puede establecerse entre quienes se oponen a la UEM del mismo
modo estuvieron en contra del proceso de construcción europea desde su momento
fundacional y en cada una de las posteriores fases de
impulso.
En los próximos meses se va a decidir
quiénes son los países que participarán
desde el comienzo en la Unión Monetaria. Este es el
primero de una serie de pasos trascendentales que van a marcar en
los años venideros las características de la Europa del siglo
XXI.
Pensar qué consecuencias tendría su
fracaso supondría una victoria para las tesis
neoliberales y escépticas que defienden una Europa que se
limite a ser mercado. Pero incluso esto no estaría
garantizado, pues el fracaso de la Unión Monetaria no
dejaría las cosas como están, sino que
podría generar rupturas en el mercado único y en
las políticas comunes.
El EURO como moneda común y única y,
a pesar de acercarse la fecha, aún está lejos de
conquistar a todos los necios socios de la Unión
Europea.
" Es necesario prepararse para su
llegada."
BIBLIOGRAFIA
- EL UNIVERSAL – El Gran Diario de México (Artículos : – Fuerte
respaldo a la moneda única europea, manifiestan los
franceses, – Rechazan moneda única europea tanto
alemanes como británicos) - EL NACIONAL – Periodico Mexicano del Junio
de 1997 (Artículo: La moneda única europea y el
empleo)- - El Cronista – Diario Argentino – 28 de
noviembre de 1997 – Acortar el período transitorio
previsto para la implantación de la moneda
única. - Revista Sistema 114-115 – La Unión
Europea. - Páginas Euro – Sumario Ejecutivo –
Internet. - La Moneda Europea – Un Proyecto
Europeo de Progreso – Internet. - Enciclopedia Encarta.
- Enciclopedia Siglo XX de
Salvat. - Cuadro de Convergencia del EURO- Home Page
del Euro – Internet.
Autor:
Liliana Canaves
canaves[arroba]inti.gov.ar