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Huelga en la UNAM




Enviado por jessicaestrada



    La intolerancia de izquierda

    Introducción

    El actual movimiento que
    vive la Universidad
    Nacional Autónoma de México
    (UNAM) tiene una razón de ser y un agravio. El motivo
    inmediato por el que este movimiento
    está latente es la imposición de cuotas por
    decisión del rector Francisco Barnés y una
    fracción del Consejo Universitario.

    Recordemos sucesos históricos referentes al mismo
    conflicto. En
    el movimiento
    universitario de los años 86 y 87 el Congreso
    Universitario de 1990 acordó no innovar en esta
    cuestión. Más tarde, en junio de 1992, el entonces
    rector disponía de lo necesario para violar los acuerdos
    de aquel Congreso elevando las cuotas, ante esto, el gobierno federal
    evitó un nuevo estallido estudiantil obligando al rector a
    retroceder en su proyecto.

    Actualmente se nos presenta el 3° intento de imponer
    cuotas en la UNAM en donde se juegan diferentes posturas, puntos
    de vista, debates y propuestas. Considerando como principal
    provocador de este movimiento a
    los estudiantes, proseguiré a analizar sus corrientes, sus
    demandas, sus inconformidades y su ignorancia respecto a lo que
    hoy se vuelve un movimiento
    desestabilizador de la nación, donde es evidente y claro
    que hay infiltraciones partidistas de izquierda con el
    único objetivo de
    tomar a los estudiantes y al movimiento en general como
    trampolín político con miras a las elecciones
    presidenciales del año 2000.

    • Corrientes universitarias carentes de un frente
      común

    Quedó atrás el triunfo de 1987 cuando un
    grupo dominaba
    por completo el movimiento estudiantil. Doce años
    después no existe hegemonía en el liderazgo de
    la huelga
    provocando con esto dificultades para entablar el diálogo
    entre las partes. Los inconformes insisten en que sus
    líderes son las Asambleas Locales y el Consejo General de
    Huelga (CGH) y
    desconfían de la negociación que pudiera hacer un
    pequeño grupo.

    Sin embargo, la realidad es otra, en la UNAM predominan
    y movilizan a los estudiantes 5 corrientes estudiantiles:
    Comité Estudiantil Metropolitano (CEM), Bloque
    Universitario de Izquierda (BUI), Consejo Estudiantil
    Universitario (CEU) y Red Estudiantil
    Universitaria (Red) y la
    Coordinación Estudiantil. Surgidas algunas de ellas en la
    Convención Nacional Estudiantil de 1997, en tanto que
    otras son herencia del
    Consejo Estudiantil Universitario denominado
    histórico.

    Hay divisiones y acusaciones entre los protagonistas de
    los 5 grupos a tal
    extremo que se amenaza con la expulsión de las filas del
    movimiento y hasta el descrédito y el linchamiento
    moral de los
    que integran las corrientes "satanizadas" (CEU, CDE y Red) ya que han mostrado
    tendencias al liderazgo en
    la batalla contra las cuotas.

    Este espectáculo de desunión interna de la
    Universidad, la
    confusión general, las acciones de
    esquirolaje abierto mediante las clases extramuros, las marchas
    de uno y otro signo, la resistencia al
    diálogo y a la negociación han ido emponzoñando el
    conflicto con
    consecuencias graves.

    Es posible imaginar una victoria satisfactoria para los
    estudiantes en este movimiento con una infinita variedad de
    opiniones que los llevan a militar en trincheras diferentes
    dentro de las cuales no hay agrupaciones con un frente
    común, aquí la diversidad impide la convergencia y
    lo por lo tanto dificultades para establecer el diálogo
    con el rector.

    • La Universidad
      como campo de batalla

    Las encuestas
    realizadas a lo largo del conflicto
    demuestran que los paristas obligan a otros, a través de
    actos vandálicos a manifestarse en contra del Reglamento
    General de Pagos (RGP) impidiendo así que la Universidad
    funcione. No se puede obligar mediante la fuerza al paro
    de labores en la Universidad, menos a una minoría violenta
    y agresiva imponiendo su voluntad a la inmensa mayoría de
    estudiantes que desea proseguir pacíficamente sus
    estudios, sin alterar el orden. Quienes respetan el orden y la
    regularidad académica se abstienen de actuar por temor a
    los perturbadores que los abruman con su furor fanático.
    Reprimir, usando los mismos métodos
    que los perturbadores puede desatar una ardorosa reacción
    negativa y que se amplíe el movimiento.

    Pasemos ahora a abordar las consabidas exigencias de los
    huelguistas en donde se confunden los deseos con la realidad, se
    exageran las posibilidades del movimiento, se menosprecian las
    fuerzas de los adversarios y se muestra la
    ignorancia con respecto a derecho
    constitucional.

    La primera y más importante petición es la
    abrogación del RGP de donde se desprendieron diferentes
    argumentos y nuevas demandas como son la gratuidad de la educación superior
    como obligación estatal y derecho ciudadano haciendo
    referencia al artículo 3° constitucional. Ante este
    tema se hace necesario un profundo análisis de dicho
    artículo.

    La educación mencionada
    en la fracción IV no incluye la superior ya que si
    examinamos su 1° párrafo observaremos que en
    ningún momento se menciona a las universidades; la
    educación
    impartida por el Estado
    termina con la secundaria la cual debe ser gratuita, lo cual es
    congruente con la obligatoriedad que el mismo precepto le asigna.
    Solamente se establece la obligación del Estado para
    promover y atender en todas sus modalidades a la educación pero no que
    el Estado deba
    ser la única fuente de financiamiento
    para las universidades.

    Evidencia de la veracidad y aplicación de dicho
    precepto son las docenas de universidades sostenidas por el Estado y
    que desde siempre han cobrado colegiaturas. Tampoco es ilegal el
    cobro de cuotas en la UNAM. Hoy en día, ninguna
    universidad, en ningún país del mundo, puede
    subsistir al ritmo que requiere renovarse así misma,
    transformar su equipamiento, entrar a nuevos proyectos; en
    ningún país del mundo las instituciones
    públicas sobreviven con el presupuesto que
    les asigna el
    Estado.

    Es necesario crear en el estudiante la conciencia de que
    la caída en los precios del
    petróleo y
    la necesidad de reducir el presupuesto
    federal a dimensiones de mayor austeridad reforzaron la necesidad
    de aumentar esas cuotas.

    El problema actual, lamentable desde cualquier punto de
    vista, no puede explicarse sólo en función de un
    rechazo al reglamento de pagos. El anterior había sido
    aprobado en 1947 y no hace falta alegar nada para comprobar su
    absoluta falta de eficacia.

    • ¿A qué se quiere llegar con este
      paro?

    Cada vez se advierte más que la intención
    verdadera de un grupo inserto
    dentro de la masa estudiantil no es solucionar un problema
    universitario sino elevar la huelga a la
    categoría de gran espectáculo. En un mundo de
    270,000 alumnos y 30,000 académicos pensar que este tipo
    de acontecimiento es meramente académico es una
    fantasía. Y en el mismo sentido, considerar que existe una
    especie de freno para la acción política de partidos
    en la Universidad es también vivir en la
    utopía.

    Movimientos, revueltas, inconformidades y debates del
    pasado, portan un disfraz puramente estudiantil que el fondo se
    asocian a fenómenos de tipo político. Hoy, los
    estudiantes están creándose como un centro de
    atención nacional y de inestabilidad el cual pretenden
    prolongar el tiempo
    permisible.

    Es interesante analizar frente a esta huelga, el
    contexto que se vive hoy en día en nuestro país. El
    primer cuestionamiento que se hace al respecto es el por
    qué aumentar cuotas en el quinto año de gobierno y que
    además en coincidente con el juego
    político de los precandidatos a la presidencia.

    Pero algo peor aún está influyendo en el
    problema: la intromisión del PRD en el conflicto,
    creando un centro desestabilizador cuando nos hallamos en el
    umbral de las campañas por las elecciones del
    2000.

    Evidentemente existen no solo influencias de partidos
    políticos especialmente del PRD lo cual ya ha sido
    comprobado en documentos
    gráficos sino también lidercillos deseosos de
    emerger como figuras políticas
    de este movimiento. Una de las muchas intenciones del PRD en este
    movimiento es desacreditar a Barnés de Castro y demostrar
    que no puede controlar a la UNAM.

    No podemos permitir que la Universidad esté
    siendo utilizada como escenario político con intereses
    ajenos en tanto que los problemas
    urgentes de la ciudad están pendientes.

    Queda claro que no está prohibido que los
    partidos
    políticos jueguen en un mundo de masas como es la
    UNAM, ni las pretensiones hechas valer por los estudiantes son
    proporcionadas a las medidas de hecho. Con lo que la única
    alternativa que queda es, sin represión alguna, obligar al
    diálogo con representaciones adecuadas y poner en
    evidencia sus problemas y
    conclusiones. El gran espectador, que es el pueblo, dirá
    la última palabra y la sentencia será favorable a
    Barnés.

    • Privatizar la educación
      superior

    Otra idea estudiantil que ha impedido la flexibilidad de
    esta parte para acabar con el conflicto es
    que el Plan
    Barnés es la punta de lanza de una defensiva contra la
    universidad pública, rumbo a la privatización final
    de la enseñanza a partir de que se acepte el principio de
    su no gratuidad y el Estado
    continúe desententiéndose de su responsabilidad en este campo y reduciendo sus
    apoyos presupuestales.

    El creciente elitismo de la educación superior
    dejado a universidades privadas, es otra secuela de la política neoliberal.
    Miles y miles de jóvenes están siendo rechazados
    por el sistema educativo
    y el conflicto social está latente en todas nuestras
    principales urbes.

    Otro argumento que hace difícil la
    solución es que los estudiantes dicen que el gobierno federal
    a través de la SEP, Ceneval y otros organismos impone a
    las comunidades universitarias políticas
    transnacionales contrarias a la democracia, la
    equidad y el desarrollo
    nacional. El PRI y el PAN que en el Congreso han aprobado la
    reducción del presupuesto para
    la universidad pública, llevando a sus autoridades a tomar
    medidas mercantilistas y elitistas. Los medios de
    comunicación al servicio del
    Estado y su
    partido, que adelantan la guerra sucia
    contra los universitarios cuando se oponen a las políticas
    estatales externas o las burocráticas internas y
    desinforman y manipulan a la opinión
    pública.

    • Previsibles consecuencias del
      paro

    En el actual conflicto de la Universidad son
    útiles las miradas hacia sus efectos extramuros con el fin
    de ubicar los intereses que tejen dificultades a la sabia cuna de
    grandes dirigentes comprometidos con un proyecto de
    nación soberana y con justicia
    social.

    El paro es un mal. Su consecuencia inmediata es la
    interrupción de la formación de los estudiantes.
    Ese es, de hecho, el daño más fácilmente
    perceptible. Significa, además la agudización de
    conflictos en
    una sociedad, la
    universidad, que debe distinguirse por su capacidad de reducirlos
    a su mínima expresión. Los costos
    económicos de la huelga
    también son altísimos y, por último, el
    desprestigio de la 1° Universidad del país.

    Conclusión

    Hoy la UNAM está en huelga y el problema
    no es ni siquiera de orden laboral, sino de
    proyecto de
    universidad. Una huelga con la que todos pierden, estudiantes,
    profesores, investigadores, autoridades, y la sociedad en
    general, que en estos momentos no se puede dar el lujo de
    suspender actividades de la Máxima Casa de Estudios. La
    huelga de la UNAM es la expresión de un fracaso, el de no
    haber podido canalizar y consensar el conflicto sobre la
    actualización de la cuotas mediante las vías
    institucionales del diálogo universitario.

    Ojalá que la parte obscura del movimiento, la que
    navega entra la ultraizquierda y los nuevos burócratas, no
    apueste a sus cartas marcadas y
    no genere un conflicto de proporciones mayores, que es evidente
    que nadie quiere.

    Lo que ahora se necesita, con urgencia, es una suma
    infinita serenidad, paciencia, reflexión,
    imaginación, para salvar a la universidad que se halla en
    peligro. Un gran peligro, que todavía no alcanzamos a
    apreciar en su enorme diemensión.

    Presentado por:

    Jessica Estrada Tejeda

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