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Política y derecho social: mercado de trabajo latinoamericano




Enviado por andresgclp



    Introducción

    Evolución del mercado de
    trabajo en América
    Latina

    I. Antecedentes: algunas características de
    la evolución del
    mercado de trabajo latinoamericano entre
    1950-1980

    II. Evolución del
    mercado de trabajo latinoamericano entre 1980 y
    1995

    a. Elevación de las tasas de
    desocupación abierta y acentuada reducción
    salarial

    b. Cambios en la estructura y deterioro
    de la calidad del
    empleo

    c. Heterogeneidad en la distribución del
    desempleo

    Conclusiones

    Caracteristicas del mercado de
    trabajo en América
    Latina

    a. La estructura de los
    nuevos empleos de modernos a informales

    b. La calidad del empleo en las
    microempresas

    c. Condiciones laborales y calidad del
    empleo

    d. Terciarización e informalización: dos
    procesos
    heterogéneos

    e. Nuevos empleos, equidad y pobreza

    Conclusiones

    El cambio
    tecnológico y el empleo

    a. Cambios en el ámbito internacional

     

    b. La necesidad de innovación e
    inversión

    Conclusiones

    Impacto de la Globalización
    en el mercado laboral

    Introducción

    Los resultados de la globalización

    Conclusiones

    Las políticas de
    desarrollo

    Las Políticas de
    empleo en
    Argentina

    a. Creación de puestos de trabajo
    transitorios

    b. Generación de empleo duradero

    c. Programa de capacitación

    Conclusiones

    Reflexión Final

    Bibliografía

    Este trabajo tiene como objetivo principal investigar
    el desarrollo y la actualidad del
    mercado laboral en América Latina. También
    nos pareció importante analizar los que consideramos dos
    grandes aspectos que tienen una directa relación con los
    cambios que han ocurrido en el mercado laboral de América Latina, hablamos de
    la globalización y el
    cambio tecnológico; dos
    fenómenos que se dan juntos y son cada día mas acerados
    y relevantes. El trabajo no podía
    quedar completo sin hacer un estudio de las políticas publicas
    relacionadas con los problemas del mercado laboran y un detalle de
    las políticas publicas
    desarrolladas para enfrentar este problema del mercado laboral en nuestro país,
    Argentina.

    Este trabajo fue realizado por alumnos de la
    cátedra de Política y Derecho Social de la carrera
    de Administración de la
    U.N.L.P. , con la idea de conocer un poco mejor las condiciones
    del mercado laboral actual de América Latina y su
    repercusión en el ámbito social.

    Para realizar este trabajo se recurrió a fuentes de información variadas, pero
    se le dio especial importancia a los informes de los organismos
    internacionales como la O.I.T (Organización Internacional
    del Trabajo) y de organismos públicos nacionales como el
    I.N.D.E.C. ; para tratar de darle la mayor verosimilitud a la
    monografía.

    Realmente confiamos que este trabajo servirá para
    introducir e informar a quien lo observe, sobre la real
    situación del mercado laboral en América Latina, el cual
    tiene una enorme relevancia tanto política como social.

    Queremos agradecer a todas las personas e instituciones que colaboraron
    de una u otra manera para que la realización de esta
    monografía se pudiera
    concretar de una manera exitosa.

    Introducción

    El propósito que se busca con este trabajo es
    investigar las caracteristicas del mercado de trabajo
    Latinoamericano. Se pone un especial espíritu en observar
    las causas de los problemas y las alternativas
    a la situación actual para lograr un desarrollo adecuado del
    mercado.

    En una primera etapa, se trata de describir cuales
    fueron los principales cambios en el mercado de trabajo
    latinoamericano a partir de la década del 50 hasta la
    década del 80, luego estudiaremos las caracteristicas que
    se dan en la actualidad en el mercado de trabajo
    latinoamericano, para poder comprender con
    claridad su situación y problemática
    actual.

    En una segunda etapa se estudian con mayor profundidad
    los que consideramos que son dos de los principales factores
    que han influido en los cambios que ocurrieron en el mercado de
    trabajo Latinoamericano, la globalización y los
    cambios tecnológicos.

    En una tercera y ultima etapa se penetra en los
    aspectos mas políticos del mercado laboral, en ésta
    etapa nos introducimos en las políticas a seguir para
    confrontar las situaciones actuales y futuras del mercado
    laboral en América Latina,
    situaciones que se describen en las etapas anteriores.
    Indudablemente el trabajo no quedaría
    completo si no nos introducirnos en la parte final del trabajo
    en las políticas, relacionadas con el mercado laboral, de
    nuestro país; ya que éste manifiesta caracteristicas
    similares a las de los demás países de
    Latinoamérica.

    Evolución
    del mercado de trabajo en América
    Latina

     

    I. Antecedentes: algunas características de la
    evolución del mercado
    de trabajo latinoamericano entre 1950-1980

     

    El mercado de trabajo latinoamericano experimentó
    fuertes cambios en el período 1950-1980. En
    términos del volumen y naturaleza de la oferta de trabajo, las
    principales transformaciones observadas fueron las
    siguientes: en primer lugar, un fuerte crecimiento de la
    población
    económicamente activa (PEA), principalmente en los
    años 70, cuando alcanzó una tasa promedio de 3,2%
    al año

    En segundo lugar, se observa una significativa
    variación en las tasas de participación laboral
    según el género, debido al importante crecimiento
    de la tasa de participación de la mujer, ocurrido
    principalmente entre 1970-1980, más acentuado entre las
    mujeres jóvenes (entre 20 y 24 años).

    En tercer lugar, ocurren cambios importantes en la
    estructura sectorial del
    empleo: un acentuado
    proceso de migración del campo a la
    ciudad que hace disminuir la importancia de la agricultura y aumentar
    considerablemente la importancia de la industria y,
    principalmente de los servicios, en el empleo total. Este
    cambio en la estructura del empleo
    significó una inserción masiva de la mano de obra
    en actividades de mayor productividad y posiblemente
    de mayor ingreso.

    El fuerte crecimiento del sector servicios o, en otras
    palabras, la terceirización de la estructura del empleo,
    produjo, a su vez, cambios importantes en la estructura
    ocupacional: al disminuir las ocupaciones de menor productividad se redujeron
    los estratos sociales en la base de la estructura ocupacional
    (asalariados agrícolas, campesinos y trabajadores
    manuales). Por otro lado,
    ocurrió un crecimiento (lento) de los estratos de
    obreros manuales y un crecimiento
    (acelerado) de las ocupaciones no manuales con mayor
    calificación e ingreso, así como del empleo
    público. La cuarta tendencia importante observada en el
    período fue la disminución de la tasa de
    subutilización de la fuerza de trabajo aunque
    en números absolutos el número de desempleados
    sumado al de subempleados haya aumentado. Eso significa que
    el problema del subempleo (responsable por aproximadamente
    75% del total de la tasa de subutilización de la mano de
    obra) fue relativamente mucho más grave que el problema
    del desempleo abierto durante
    todo el período.

     

     

     

    Fuente:: OIT, Panorama Laboral, 1996.

     

    Por otro lado, algunas características del
    mercado de trabajo latinoamericano no han sufrido cambios
    sustantivos. En primer lugar, se mantiene constante, como
    proporción de la PEA, la magnitud de los sectores
    tradicional rural e informal urbano. A diferencia de los
    países desarrollados, cuyos sectores modernos, en
    períodos de dinamismo económico, absorbieron con
    relativa rapidez la mano de obra ocupada en actividades de
    baja productividad. En
    consecuencia, entre 1950 y 1980 se mantienen
    prácticamente constantes el porcentaje de campesinos
    entre los ocupados agrícolas (aproximadamente 60%) y del
    sector informal entre los ocupados urbanos (aproximadamente
    25%).En segundo lugar, se mantiene relativamente constante la
    participación de la remuneración de los asalariados
    en el Producto Interno Bruto
    (PIB) (en torno a 35% entre 1960 y
    1980), lo que significa que las mejorías relativas
    experimentada en el mercado de trabajo, aunque se hayan
    reflejado en una disminución del porcentaje de pobreza en la región, no
    lograron alterar de la misma manera la distribución del
    ingreso.

     

    II. Evolución del mercado
    de trabajo latinoamericano entre 1980 y 1995

     

    Las crisis económicas de
    los años 80, así como las medidas de ajuste
    estructural implementadas a partir de ahí, tuvieron como
    consecuencia inicial un severo deterioro de las condiciones
    de producción y de la
    situación laboral en la región, produciendo una
    inflexión de las tendencias que caracterizaron el
    período anterior.

     

     

    Entre los principales cambios ocurridos se destaca el
    quiebre de la tendencia decreciente que la
    subutilización de la mano de obra había registrado
    entre 1950 y 1980, registrándose, a partir de esa fecha,
    un notable aumento del desempleo abierto y del
    subempleo. Se intensifica el proceso de
    precarización del trabajo, bajo las formas, entre otras,
    de menor estabilidad laboral, reemplazo del empleo permanente
    por trabajo a tiempo parcial y creciente
    subcontratación.

    En los años 80 se empieza a hacer sentir en el
    mercado de trabajo el efecto demográfico de la
    disminución del incremento de la población en edad de
    trabajar iniciada en los años 70, lo que provoca una
    disminución en el ritmo de crecimiento de la PEA. Por
    otro lado, siguen aumentando las tasas de participación,
    en especial la de las mujeres.

    Se acentúa la tendencia a la urbanización y
    terciarización del mercado de trabajo: la PEA no
    agrícola sigue creciendo.

     

    a. Elevación de las tasas de desocupación
    abierta y acentuada reducción salarial

     

    La crisis económica de
    los años 80 afectó la evolución del
    producto y, en especial,
    del empleo. El PIB per cápita de la
    región cae casi 10 puntos en 10 años.

    Los
    salarios, a su vez,
    experimentaron un acentuado deterioro entre 1980 y 1990,
    especialmente el salario mínimo y el
    salario
    agrícola.

    Fuente:: OIT, Panorama Laboral, 1996.

     

    En consecuencia, ocurre un aumento de la pobreza y de la
    concentración del ingreso. Los avances logrados en los
    20 años anteriores (1960-1980) se neutralizan: la pobreza total
    aumenta.

    Entre 1990 y 1994, pasado el período más
    intenso del ajuste económico, la recuperación
    económica experimentada en varios países
    significó también un crecimiento del empleo. Se
    interrumpe el proceso de caída de
    los salarios mínimos, que
    se incrementan levemente (1,1% anual), mientras los salarios industriales
    aumentan un 2,4 al año.

    En 1991, los salarios alcanzaron lo
    mínimo observado desde 1980 (65% de su valor). A partir de
    ahí se detiene el retroceso del salario mínimo, que
    había sido constante durante toda la década de los
    80, en consecuencia del abandono deliberado de la política de salarios mínimos por
    parte de muchos gobiernos de la región, además del
    deterioro de su poder de compra debido a
    las altas tasas de inflación

    Ese
    proceso de
    recuperación se detiene en 1995. La desaceleración
    del crecimiento económico
    (1,7% en 1995) se refleja en un nuevo aumento de la
    desocupación abierta (de un 6,3% en 1994 a un 7,5% en
    1995), un estancamiento de los salarios mínimos y una
    leve reducción de los salarios reales en la industria (-0,5%) (OIT,
    1995; OIT, 1996). En el aumento de las tasas de
    desocupación abierta se destacan las situaciones de
    Argentina (11,5% en 1994 y
    18,4% en 1995) y México (3,6% en 1994
    y 6,6% en 1995).

     

    Fuente: elaborado por PREALC, con base en cifras
    oficiales.

     

     

    Los indicadores desfavorables
    registrados en 1995 evidencian la fragilidad de las
    mejorías verificadas tanto en términos del crecimiento económico
    como de la situación laboral entre 1990-1994 y
    cuestionan la sustentabilidad de las políticas adoptadas
    en el período.

    La elevación de la tasa de desocupación
    abierta fue resultado del bajo dinamismo e inestabilidad de
    la economía (que
    presentó un crecimiento promedio en la región de
    2,9% en 1996), la reducción del empleo público y la
    aplicación de nuevos ajustes.

    A pesar de la desaceleración de la inflación
    promedio, los salarios reales se estancan. Los salarios
    industriales se reducen en 9,4% y el poder adquisitivo del
    salario mínimo se
    mantiene constante.

     

    b. Cambios en la estructura y deterioro de la
    calidad del empleo

     

    Hay que señalar, además, que aún en el
    período en que se pudo observar un crecimiento del
    empleo (1990-1994), ese estuvo acompañado por un
    significativo deterioro de su calidad. Disminuye la
    importancia del sector público y de la gran empresa privada como
    generadoras de empleo. Por otro, aumenta la importancia de
    las pequeñas empresas y del sector
    informal y de los trabajadores por cuenta propia no
    profesionales.

     

    Fuente: OIT, 1994; OIT, 1996.

     

     

     

    Otro indicador del deterioro de la calidad del empleo
    es la reducción del grado de protección social de
    los trabajadores. Según la OIT, apenas 35% de la PEA
    latinoamericana estaba, en 1994, protegida por algún
    sistema de seguridad. Ese dato
    estaría indicando que un porcentaje significativo de los
    trabajadores del sector "formal" también está fuera
    de los sistemas de seguridad social.

     

    c. Heterogeneidad en la distribución del
    desempleo

     

    El desempleo se focaliza en
    determinadas categorías dentro de la PEA (como las
    mujeres y los jóvenes). La tasa de desempleo de las mujeres es,
    en la mayoría de los países de América Latina, de un
    10 a un 40% superior a la tasa de desempleo de los
    hombres.

    La tasa de desempleo juvenil es 50% superior a la tasa
    de desempleo urbano promedio (considerando los jóvenes
    con edades entre 20 y 24 años) y el doble considerando
    los que tienen entre 15 y 24.

    En síntesis, se puede decir que la relativa
    estabilización y recuperación económica
    experimentada en lo que va de los años 90 no ha
    representado una mejora significativa en la situación
    del mercado de trabajo.

     

    Conclusiones

     

    Las políticas de generación de empleo
    productivo son parte fundamental de una estrategia de construcción de
    políticas sociales no asistencialistas, en la medida en
    que el acceso al empleo productivo y de calidad representa la
    única forma a través de la cual se puede superar de
    manera consistente las situaciones de pobreza y exclusión
    social.

    Tanto del punto de visa de la contribución a los
    procesos de desarrollo económico
    como de la equidad social, interesa la cuestión del
    empleo no solamente en términos cuantitativos (volumen de puestos de trabajo
    existentes o pasibles de ser generados) como cualitativos
    (las condiciones en que estos se ejercen: salario, tipo de contrato, grado de
    calificación, condiciones de salud y seguridad, relaciones laborales). En
    ese sentido, no se puede separar el concepto de empleo del
    concepto (más amplio) de
    trabajo.

    El estilo de reestructuración productiva adoptado
    en la mayoría de los países, donde el ajuste a
    nivel de las empresas se viene dando
    fundamentalmente a través de la disminución del
    nivel de empleo como mecanismo para aumentar la

     

     

    productividad y recuperar los márgenes de
    ganancia, particularmente en el sector industrial. Ese tipo
    de ajuste ha llevado a numerosos países a facilitar los
    despidos, introducir contratos más flexibles
    y, en general, a reducir costos laborales
    incluyendo los salarios. El equilibrio
    macroeconómico y la capacidad competitiva de las
    empresas se obtiene,
    entonces, en el corto plazo, al costo de menor nivel de
    empleo, mayor inestabilidad y desprotección de los
    trabajadores.

    Debido a la disminución de la proporción de
    empleo generado en el sector público y en las grandes
    empresas privadas, el ritmo
    de crecimiento del empleo agregado pasa así a depender
    básicamente de la capacidad que tenga cada país
    para absorber

    fuerza de trabajo en actividades informales. Eso
    produce un efecto negativo sobre la productividad media del
    trabajo de los países de la región, ya que esas
    actividades suelen tener bajos grados de productividad. A su vez, la
    remuneración media de los trabajadores informales es la
    mitad que la obtenida por empleados y obreros de los sectores
    más organizados de la economía.

    Se profundiza la tendencia a la informalización y
    precarización del empleo, lo que significa que, aun
    cuando se generan nuevos puestos de trabajo, tienden a ser de
    baja calidad (en términos de productividad, salarios,
    calificación, condiciones de trabajo, protección
    social, etc.).

    Se observa una baja capacidad de las economías
    nacionales en términos de generación de empleo
    productivo. El hecho de lograr un nivel dado de crecimiento
    no ha contribuido a reducir el desempleo, como había
    ocurrido anteriormente.

    Predominan ampliamente, y tienden a profundizarse, los
    procesos de
    desregulación y flexibilización no negociada de las
    condiciones y relaciones de trabajo, lo que, además de
    afectar la calidad del empleo, afecta a la institucionalidad
    que regula el mercado de trabajo, provocando un
    debilitamiento del movimiento sindical y de
    los sistemas y procesos de negociación
    colectiva.

     

     

    Caracteristicas del mercado de
    trabajo en América
    Latina

    Composición sectorial de los nuevos empleos de
    bienes a
    servicios

    La composición del empleo ha cambiado durante esta
    década. Por una parte, el empleo ha continuado
    desplazándose desde los sectores productores de bienes hacia los de servicios. La
    participación de los servicios en el empleo
    aumentó hasta situarse en un 75% del total hacia mediados de
    la presente década. En promedio, 90 de cada 100 nuevos
    empleos generados en los años noventa correspondieron a las
    actividades de servicios.

    Para algunos, el rápido aumento del empleo en este
    sector implica no sólo un menor nivel de productividad
    promedio, sino también un crecimiento más lento de la
    misma. Para otros, el aumento de la inversión, la rápida
    incorporación de nuevas tecnologías, la intensidad en
    el uso de trabajo calificado y la estrecha vinculación de
    algunas actividades de servicios a los sectores productores de
    exportables eleva tanto el nivel como el crecimiento de la
    productividad del sector de servicios y de la economía en su conjunto.

    La terciarización de los nuevos empleos contribuye
    al deterioro de la calidad de los puestos de trabajo, por dos
    motivos. Por un lado, la productividad en los servicios crece
    menos y, por otra, la productividad media disminuye. Asimismo la
    ampliación de la brecha intersectorial de productividades
    tendería a aumentar el diferencial salarial, lo que
    afectaría la distribución de ingresos entre los
    ocupados.

    a. La estructura de los nuevos empleos de modernos a
    informales

    La mayor proporción del empleo continuó
    concentrándose en actividades informales, las que incluyen a
    trabajadores por cuenta propia, familiares no remunerados,
    ocupados en micro-empresas y al servicio
    doméstico.

    Por otro lado, la participación del sector informal
    en los servicios y, en particular dentro de éstos, en
    servicios comunales, personales y sociales es significativamente
    superior a la de los sectores productores de bienes, lo que se debe, en
    gran parte, a la mayor facilidad de entrada al mercado laboral
    que ofrecen estas actividades. El segmento del sector informal
    que más ha crecido durante esta década en la totalidad
    de los países es el de las microempresas.

    Las ocupaciones informales corresponden a actividades
    con reducida productividad e ingresos, en comparación con
    el promedio y con el nivel prevaleciente en los sectores
    modernos. En promedio, el nivel de ingreso de los informales es
    de alrededor del 62% del

    ingreso de los ocupados en el sector moderno. Como
    consecuencia del aumento del empleo informal se reduce el
    crecimiento de la productividad media tanto de los sectores
    productores de bienes como el de servicios,
    afectando la competitividad y, por tanto,
    la capacidad de crecimiento futuro.

    b. La calidad del empleo en las
    microempresas

    Las microempresas, por sus
    características de empleo
    y nivel de remuneraciones se ubican en un
    estrato intermedio entre el sector moderno y el resto de las
    actividades informales. Un 30% de los trabajadores de las
    microempresas está
    ocupado en el sector productor de bienes y el 70% restante en el
    de servicios al igual que el promedio de la economía. En la producción de servicios,
    el empleo en microempresas tiene una
    concentración mayor en comercio y otros servicios en
    relación con el promedio

    En todos los países analizados, las microempresas fueron el
    segmento más dinámico en materia de generación de
    nuevos empleos. El aumento del empleo según el tamaño
    de las empresas durante los noventa muestra que en la mitad de los
    países la contribución de las microempresas es similar
    o superior al de las empresas más modernas. En promedio,
    alrededor de la mitad de los nuevos empleos generados por las
    empresas privadas en su conjunto fueron en
    microempresas.

    Dos factores pueden contribuir a explicar el alto
    dinamismo del empleo en las microempresas. El primero se vincula
    a la reducción del empleo en las empresas industriales
    grandes en sus esfuerzos por elevar su competitividad. El segundo se
    relaciona con la búsqueda de nuevos empleos por parte de los
    empleados públicos despedidos, debido a las privatizaciones
    y al ajuste fiscal.

    El ingreso en las microempresas supera, en promedio, al
    ingreso por ocupado del sector informal en su conjunto, y alcanza
    alrededor del 90% del ingreso medio del sector moderno. Hay,
    asimismo, marcadas diferencias de remuneraciones entre los
    asalariados de los pequeños establecimientos y los de
    tamaño mediano y grande. El salario pagado por las
    microempresas representa un 55% del registrado en las empresas
    modernas.

    c. Condiciones laborales y calidad del
    empleo

    La calidad del empleo no sólo se refiere a los
    niveles de productividad e ingresos, sino que abarca
    también otros aspectos de las condiciones laborales de los
    ocupados; en particular, el tipo de relación laboral entre
    trabajador y empleador, la duración de la jornada de
    trabajo, la protección social de los trabajadores y el
    ejercicio de los derechos laborales fundamentales.

    Al considerar estos aspectos se observa que no todo
    empleo generado durante el período es de buena calidad, ni
    en el sector moderno ni en el informal. En efecto, en el caso del
    sector moderno el 14% de los asalariados en las empresas privadas
    de Argentina no tiene contrato, y del conjunto de los
    que sí tienen contrato otro 10% está
    sujeto a un contrato temporal. En total,
    cerca del 23% de los asalariados en el sector privado moderno
    argentino, o carece de contrato o tiene un contrato
    precario

    En cuanto a las microempresas, que como se
    señaló anteriormente concentran gran parte de los
    nuevos empleos creados durante el período analizado, existen
    evidencias que muestran que, entre 1995 y 1996, la mayoría
    de los trabajadores no tuvo una relación laboral
    formalizada, ya que carecieron de contrato de trabajo escrito. La
    duración de la jornada laboral, por su parte, es mayor que
    la de los trabajadores del sector formal.

    En lo referido a la protección social, otra
    investigación reciente
    muestra que los trabajadores
    en microempresas prácticamente carecen de protección
    tanto para la vejez como en la salud.

    Por otra parte, los trabajadores de las microempresas no
    tienen casi acceso a los mecanismos institucionales necesarios;
    sindicalización y negociación colectiva, entre
    otros, para asegurar el ejercicio de sus derechos laborales fundamentales. Los
    especialistas en esta materia reconocen que el
    porcentaje de trabajadores accidentados en estas empresas s muy
    superior al de las empresas del sector formal.

    En cuanto a las condiciones salariales, como se
    señalara anteriormente, el nivel de la remuneración
    promedio de los trabajadores de las microempresas equivale al 55%
    del de los asalariados del sector moderno.

    Aun cuando las microempresas han contribuido
    significativamente a la generación de empleo durante el
    período analizado y la calidad de estos empleos es aceptable
    cuando se considera su productividad e ingresos, al incluirse otras
    dimensiones asociadas a la calidad, como las examinadas más
    arriba, parece claro que su calidad es baja.

    Debe reconocerse su importante contribución a la
    generación de empleo. Si bien una fracción no marginal
    de los nuevos empleos está constituida por puestos de
    trabajo de baja calidad, otra alcanza niveles de productividad e
    ingresos que corresponden a
    empleos de buena calidad, lo que muestra que, bajo ciertas
    condiciones, las micro-empresas pueden llegar a constituir
    opciones válidas de generación de empleo
    productivo.

    d. Terciarización e informalización: dos
    procesos
    heterogéneos

    Nueve de cada diez nuevos empleos fueron creados por el
    sector de servicios. La terciarización presenta, asimismo,
    una característica adicional: su
    heterogeneidad. En parte, el proceso de terciarización
    es el resultado de la modernización que sustituye
    puestos

    de calidad en la industria manufacturera por
    nuevos puestos en los servicios que se asocian a la innovación
    tecnológica en informatización y comunicaciones, así como
    a los cambios en los mercados financieros. Sin
    embargo, la terciarización es también el resultado de
    la expansión de servicios personales, sociales y comunales
    que no necesariamente constituyen alternativas de empleo de alta
    calidad. Nueve de cada diez nuevos empleos generados en los
    servicios durante los noventa fueron en el sector
    informal.

    e. Nuevos empleos, equidad y pobreza

    Aun cuando el empleo creció en todos los
    países en los años noventa, su crecimiento fue
    diferenciado según estrato de ingreso. Durante este
    período, en la mayoría de los países analizados el
    crecimiento del empleo favoreció tanto a los estratos de
    altos ingresos como a los más bajos.

    Aumenta el diferencial de ingresos entre los ocupados ya
    que el crecimiento de los ingresos altos superó al promedio
    y también al de los demás estratos de
    ingresos.

    En los estratos de ingresos altos se registra la
    expansión más acelerada tanto de empleo como de
    ingresos debido a la buena calidad de los puestos de trabajo; al
    otro extremo, los estratos de ingresos más bajos se
    benefician también de la expansión de empleo, así
    como de la mejora en las remuneraciones pero en menor
    medida que los demás, como consecuencia de la baja calidad
    de los nuevos empleos. Los grupos medios resultaron menos
    favorecidos en materia de crecimiento del
    empleo

    Se estima que el aumento en el poder adquisitivo del ingreso
    per cápita de los hogares de menores ingresos debería
    resultar en una reducción de la incidencia de la pobreza y viceversa. El
    crecimiento del ingreso per cápita de los hogares depende
    del aumento del número de ocupados en cada hogar y de la
    evolución de los ingresos reales lo que, como se
    mostró, están influenciados por la calidad de los
    nuevos empleos.

    En todos los países el empleo del estrato de
    menores ingresos se expandió. Además, en la
    mayoría de los países considerados el número de
    ocupados por persona en los hogares pobres
    creció más que el promedio. No obstante, dado que la
    mayor parte de los nuevos empleos del estrato pobre son
    informales, ello resultó en un crecimiento más lento
    del ingreso real en comparación con el de los ocupados en
    los otros estratos. Aun así y como resultado del crecimiento
    de ambos factores, el ingreso per cápita de los hogares
    más pobres aumentó

    En estas condiciones, la reducción de la pobreza dependerá de la
    capacidad que tenga cada país para, por un lado, alcanzar un
    crecimiento alto y sostenido del empleo que sea compatible con el
    aumento de la población de los hogares
    pobres y, por otro, mejorar la calidad del empleo; es decir,
    mejorar los ingresos reales de los ocupados pertenecientes a
    dichos hogares.

    Conclusiones

    Es necesario mejorar la calidad de los empleos y para
    ello se sugiere asignar prioridad a tres vías de
    acción: generar más y mejor empleo, mejorar la calidad
    del empleo informal, particularmente en las microempresas, y
    elevar el nivel de educación y capacitación de los
    trabajadores con menores ingresos.

    La experiencia reciente muestra que muchos de los puestos
    de trabajo generados en el sector moderno durante los
    últimos años son ocupados por trabajadores que no
    tienen contrato o tienen contratos temporales, perciben
    salarios bajos y no se benefician de programas de capacitación y, por tanto,
    tienen limitadas posibilidades de elevar su productividad. Ello
    está llevando a algunos países a revisar las reformas
    laborales adoptadas en la búsqueda de nuevas fórmulas
    que conduzcan a restablecer una cierta protección y
    estabilidad en el empleo, pero sin que ello impida la
    flexibilidad laboral alcanzada.

    Otro elemento a considerar en materia de generación de
    empleo de calidad es el de la empleabilidad. Debe facilitarse la
    reconversión laboral de los trabajadores – por ejemplo, la
    reinserción ocupacional de los empleados y obreros del
    sector público que están siendo o serán cesados,
    debido a la privatización de empresas públicas y a la
    reorganización de las instituciones del gobierno central- mediante
    políticas activas de recalificación laboral, de
    actividades de capacitación con
    asesoría para la constitución de empresas y,
    en algunos casos, con apoyo financiero. Ello, a su vez, debe
    estar acompañado del mantenimiento de la
    protección de los trabajadores desplazados. Se requiere,
    asimismo, vincular los programas de recapacitación
    más estrechamente con los requerimientos que surgen de las
    empresas, de manera de ampliar las posibilidades de
    reinserción ocupacional de los trabajadores
    afectados.

    El cambio tecnológico y el
    empleo

    a. Cambios en el ámbito
    internacional

    Por primera vez en un mínimo número de
    años, confluyeran dos procesos que hasta entonces se
    habían presentado por separado en los cambios del sistema internacional: de una
    parte, una profunda reestructuración del orden mundial, de
    sus factores hegemónicos y de su funcionamiento; y, por
    otra, una sustancial transformación en la organización de los
    procesos productivos, un cambio científico,
    tecnológico que madura justamente en la segunda mitad de los
    años ochenta y que, desde un punto de vista más
    popular, hemos conocido como la tercera revolución
    industrial.

    Los cambios recientemente producidos, la nueva organización del proceso
    productivo, tiene una suerte de doble impacto inicial
    desfavorable sobre el fenómeno del empleo que debe ser, sin
    embargo, contrabalanceado con tendencias más benévolas,
    más favorables que emergerán en el curso y en la
    maduración de este mismo proceso. Sin embargo, parece
    evidente que uno tiene que asumir, como un primer efecto
    permanente de la nueva forma de producir del nuevo patrón
    productivo que reemplaza al viejo diseño fordista, el de
    una reducción y sustitución significativa del trabajo
    humano. La reducción del empleo es así, un problema
    común a la agenda de los países desarrollados en
    Europa, Estados Unidos o Asia y empieza a serlo
    dramáticamente también en los países en desarrollo como ocurre con
    nuestra región.

    El fenómeno de la automatización y la
    robotización, en su modalidad particular en este tercer
    ciclo de cambio científico-técnicos, tiene este primer
    efecto negativo de reducir el espacio y la cantidad de trabajo
    humano necesario para crear bienes y servicios.

    Cuando nuestros países empiezan a estar afectados
    por manchones de modernidad a través de
    plantas y establecimientos que
    recogen las tendencias de esta tercera revolución industrial,
    advertimos un fenómeno social injusto y poco deseable, pues
    la introducción de esta tecnología de punta lleva a un aumento
    de la productividad y de las utilidades de las empresas, pero no
    conlleva un aumento en la participación de los trabajadores
    y a un mayor salario, al menos durante un número
    significativo de años, que los expertos cuantifican en al
    menos unos diez.

    En los años noventa la expansión del cambio
    tecnológico y productivo y la existencia de ya no enclaves
    sino de áreas significativas de modernidad en los países
    más importantes de la propia región que forma
    América Latina , han llevado a que las nociones del progreso
    y el atraso, asociadas a las viejas ideas del norte y del sur,
    sean conceptos endógenos para entender la realidad de
    nuestros países y que éstos estén cada vez
    más segmentados en su propio interior.

    La modernización productiva, el gran cambio
    tecnológico que vivimos, no sólo elimina y ahorra
    trabajo creando problemas de desempleo, sino
    que ahorra también capital que se puede aplicar a
    nueva inversión generando nuevo
    empleo. Este ciclo es el que están intentando aprender
    precisamente los países desarrollados. El proceso de
    modernización tecnológica conlleva la reducción de
    empleos, pero conlleva también a ahorros en materia del gasto necesario
    para adquirir algunos productos y, por lo tanto,
    origina un proceso de ahorro, que puede
    dinámicamente ser conducido hacia nueva creación de
    empleo.

    b. La necesidad de innovación e
    inversión

    En este contexto invertir en innovación significa
    hacer un conjunto de tareas concretas, como aumentar el gasto en
    ciencia y tecnología,
    impresionantemente descuidado en nuestros países, al punto
    que, como se puede ver en cuadros comparativos, los países
    latinoamericanos no sólo no avanzan sino que retroceden
    desde los últimos veinticinco años.

    Está todo el tema de la cooperación en el
    sector público y el privado en el campo de la investigación y desarrollo, de la
    relación entre las universidades y las empresas, tan ausente
    y distante en nuestros países y tan relevante en países
    dinámicos y desarrollados; el tema de la capacitación y
    participación de los trabajadores, especialmente la
    creación de mecanismos de negociación colectiva para
    hacer posible, no la discusión demagógica sobre mayores
    ingresos, sino la participación en los aumentos de
    productividad conseguida en torno a metas explícitas y
    logradas.

    Conclusiones

    En los años noventa, efectivamente, América
    Latina tiene más pobreza que hace un tiempo, tiene más desempleo,
    tiene una peor distribución del ingreso y
    afrontan riesgos, en muchos casos
    inocultables, de desintegración social.

    En materia de desempleo, la media del desempleo que en
    1990 era de 5,7% había pasado a 8% en 1996, la
    distribución del ingreso país por país, con
    poquísimas excepciones, se hacía notoriamente más
    regresiva y la disparidad productiva más aguda y, el
    conflicto entre atraso y
    progreso originaba cuadros que en muchos lugares prefiguraban
    situaciones inquietantes o riesgos de conflictos
    sociales.

    Las reformas económicas no rinden frutos inmediatos
    y los mejores estudios prueban que son las reformas antiguas las
    que, con un alto costo social, después de
    diez o más años empiezan a mostrar indicadores más
    favorables y los países que emprendieron reformas

    modernizadoras de la economía en los años noventa
    están pagando justamente, este costo inicial elevado y al
    parecer por naturaleza de la estrategia actual de desarrollo
    prevaleciente en el mundo. En este cuadro habría que agregar
    que la aplicación de amplios programas de superación de
    la pobreza, que son materia de
    consenso en los gobiernos de nuestros países en los
    años noventa, aunque no siempre con las condiciones
    generales del proceso de crecimiento, han sido interrumpidos en
    muchos casos abruptamente a mediados de la década, anulando
    los resultados incrementales que se esperaban.

    Que América Latina tiene delante un difícil
    paso hacia la nueva modernidad tecnológica y
    productiva, y una doble agenda social de pobreza y equidad, que ojalá
    podamos encarar en los años venideros con eficacia y con
    oportunidad.

    Impacto de
    la Globalización en el
    mercado laboral

    Introducción

    La globalización significa que
    los países están hoy más integrados a la
    economía internacional que en el pasado. Las reformas
    comerciales y financieras implicaron reducir las barreras al
    comercio exterior, mediante la
    eliminación de las restricciones cuantitativas a las
    importaciones, la
    reducción de las tarifas y de su dispersión. La reforma
    financiera dio origen a un proceso de apertura del mercado de capitales, lo cual
    coincidió con una fuerte entrada de capitales
    externos.

    La globalización abre nuevas
    oportunidades para la creación de puestos de trabajo y
    afecta los determinantes del empleo y los salarios. Los cambios
    en la demanda agregada requieren una
    mayor capacidad de adaptación en la organización de los
    procesos de producción y de trabajo.
    Asimismo, la necesidad de aumentar la competitividad implica que el
    ajuste de los salarios está limitado por el crecimiento de
    la productividad del trabajo.

    Es evidente que si se tuviese que asumir una
    posición objetiva con respecto a la globalización y la
    liberalización económica, alegaría que las mismas
    brindan significativas oportunidades para aumentar el comercio y las inversiones. Ciertamente, es
    así para aquellos países en desarrollo que tienen
    suficiente capacidad productiva para competir en la
    economía. Si bien hay mayores ventajas para algunos
    países en desarrollo con un alto nivel de capacidad
    productiva, en el caso de otros países en desarrollo,
    algunos de ellos pertenecientes a nuestra región, existe el
    evidente peligro de la marginalización o incluso la
    fragmentación, en vista de la limitada capacidad productiva
    de estas economías y, por lo tanto, una limitada capacidad
    comercial para competir efectivamente en ese orden global. Esto
    tiene un impacto diferente dependiendo de la capacidad de
    desarrollo de los diversos países que participan en el
    sistema económico
    global.

    Algunas personas sostienen que la globalización es en efecto,
    un intento por globalizar las disposiciones del ajuste
    estructural y la liberalización económica, tal como se
    han aplicado en las economías internas durante la
    última década o más. Cuando lo que vemos en esa
    situación es una creciente desigualdad en la
    distribución del ingreso.

    Pero no es que el crecimiento sea la causa del
    desempleo, sino que la mala distribución de los beneficios
    que genera el crecimiento sería la causa de que no haya un
    óptimo nivel de empleo y, por supuesto, de equidad
    social.

    Los resultados de la
    globalización

    La reforma del Estado ha consistido en general en la
    reducción de su tamaño y la reorientación de sus
    funciones, al mismo tiempo que aumenta la responsabilidad del sector
    privado y la importancia de los mercados en la asignación de
    los recursos.

    Las reformas de la seguridad social incorporaron
    al sector privado en la administración de los
    recursos, sustituyendo en algunos
    casos y complementando en otros los sistemas de reparto vigentes en
    otros, mediante la creación de la modalidad de
    capitalización individual de los trabajadores. Estas
    reformas han posibilitado la creación de nuevos mecanismos
    para la movilización de recursos financieros,
    contribuyendo así a la inversión y el crecimiento económico.
    Sin embargo, un alto porcentaje de trabajadores sigue sin
    beneficiarse de sistemas de protección
    social alguno.

    En materia de empleo, la reducción del tamaño
    del sector público, traslada al sector privado una mayor
    responsabilidad en la
    creación de nuevos puestos de trabajo. Esto último
    requiere no sólo inversión en capital físico sino
    también en capacitación, factor clave para elevar la
    productividad y la capacidad competitiva de los
    trabajadores.

    La desregulación de los mercados reduce la
    intervención directa del Estado en las áreas del
    comercio, finanzas y trabajo. Ello ha
    significado una menor protección a los mercados de bienes y de trabajo
    con el objetivo de mejorar la
    eficiencia y otorgar mayor
    importancia a los mecanismos de mercado en la asignación de
    recursos.

    En el campo laboral las reformas han introducido
    importantes cambios en la legislación en una doble dirección. Se modifican
    las condiciones de los contratos, se flexibilizan la
    duración y distribución de la jornada de trabajo y se
    amplían los causales de despido al incorporar a la
    legislación los motivos económicos. Estas reformas
    tienden a facilitar la adaptación de las empresas a las
    nuevas condiciones económicas. Se introducen reformas
    constitucionales y de legislación laboral, para asegurar los
    principios de libertad sindical y
    restablecer las garantías de los derechos de los trabajadores para negociar
    libremente.

    La generación de empleos modernos se debilita como
    consecuencia de las reformas del Estado. En varios países,
    el nivel de empleo del sector público se estancó o se
    contrajo, como consecuencia del ajuste fiscal y del proceso de
    privatizaciones.

    La demanda de empleo del sector
    moderno privado reaccionó positivamente al crecimiento del
    producto en todos los
    países exceptuando Argentina.

    La expansión del empleo en empresas de tamaño
    grande y medio no logró compensar la pérdida de
    ocupaciones del sector público, lo cual resultó en la
    mayoría de los países en una reducción en la
    capacidad del sector moderno para absorber a los nuevos entrantes
    al mercado laboral en puestos de trabajo de alta
    productividad.

    La mayor proporción del empleo generado
    continuó concentrándose en el sector informal,
    conformado por trabajadores por cuenta propia, familiares no
    remunerados, ocupados en microempresas y en servicio
    doméstico.

    Al concentrarse la expansión del empleo en
    actividades de baja productividad, se reduce la productividad
    media y afecta, en consecuencia, los esfuerzos para aumentar la
    competitividad.

    Si bien las políticas para flexibilizar el mercado
    de trabajo han contribuido a una adaptación más
    rápida de la ocupación en las empresas, al mismo
    tiempo han generado un aumento
    del trabajo precario.

    Durante el período de las reformas, el poder adquisitivo de los
    salarios aumentó debido principalmente a la reducción
    de la inflación, más que al comportamiento del mercado
    laboral y/o de mecanismos institucionales.

    El salario industrial se incrementó en
    términos reales en prácticamente todos los países.
    No obstante, en la actualidad todavía persiste un rezago
    salarial importante en relación a 15 años atrás en
    Venezuela, Perú, México, Argentina y Bolivia. El poder adquisitivo
    del salario mínimo, en la mayoría de los países su
    nivel actual es inferior al registrado en 1980.

    Conclusiones

    En la economía global hay una concentración de
    la propiedad del capital y la tecnología que no es muy recomendable
    y, como países en desarrollo que participan en la
    economía global, no debemos permitir que se creen estructuras que nos impidan
    buscar los muy importantes objetivos de una
    expansión en el crecimiento y la producción.

    Se deberían promover actividades que conduzcan a la
    inversión de parte del
    sector privado local y foráneo en la economía, pero con
    miras a garantizar la diversificación de la producción. Porque es un
    hecho que la demanda de servicios y
    manufacturas para la exportación, particularmente
    de servicios, aumentará considerablemente en vista de los
    procesos globales y de la revolución tecnológica
    que están sucediendo actualmente, y los cuales, en la
    región, tendrían que comenzar a relacionar con estos
    acontecimientos.

    La acción colectiva de parte de los países en
    desarrollo es esencial para influir en la forma de ese orden
    global. Al tratar de instrumentar la acción colectiva a
    nivel global, se debe buscar una guía que permita fomentar
    las posibilidades comerciales y de inversión entre los
    mismos países en desarrollo. En América Latina
    ciertamente se pueden encontrar enormes capacidades que los
    países pueden intercambiar entre sí.

    Las
    políticas de desarrollo

     

    Debemos formular e instrumentar un plan de acción para
    fortalecer los mercados laborales,
    incrementando su flexibilidad y competitividad. La
    instrumentación oportuna de programas que eleven el
    capital humano mediante la
    educación y el entrenamiento.

    Para hacerlo, será necesario elevar los niveles
    actuales del gasto social. En principio, se trata de una
    inversión en empleos y, con toda seguridad, en el derecho de
    toda persona a la dignidad
    humana.

    La pequeña y mediana industria puede ser un eje
    para aminorar el desempleo y la pobreza. En Asia, el apoyo a la
    pequeña y mediana empresa ha sido significativo
    para el desarrollo de las exportaciones, así como
    para la generación de empleo.

    Nuestra integración con la
    economía global es un aspecto necesario a fin de mantener
    y aumentar nuestro desempeño económico actual.

    Se requiere de una tasa de crecimiento promedio de 6 por
    ciento anual si queremos atacar frontalmente la pobreza. El
    crecimiento y el empleo son metas políticas
    esenciales.

    Aumento de la calidad de los empleos informales, en
    especial en las microempresas. Para lograr este objetivo se sugiere considerar
    dos aspectos. El primero se refiere a la modernización de
    las unidades productivas del sector informal. Para ello deben
    continuar y ampliarse los programas de apoyo productivo: de
    crédito, asesoría,
    difusión tecnológica y organización. Además,
    en muchos casos dichos programas necesitan ser revisados con
    vistas a lograr una masificación de sus efecto para evitar
    que, como ahora ocurre, los mismos sólo beneficien a
    grupos reducidos y no pasen de
    ser experiencias piloto.

    Se requiere, asimismo, facilitar el proceso para que los
    informales puedan alcanzar la ciudadanía económica
    plena. Ello les permitirá acceder a la institucionalidad,
    incluyendo el financiamiento y los mercados, pero más
    importante aún, permitirá habilitar su capacidad para
    hacer negocios y, por ende, mejorar
    los ingresos y la calidad de los. Ello supone, entre otras cosas,
    revisar la legislación tributaria y laboral tendiente a
    simplificar los procedimientos y a adecuar los
    «pisos» que la ley establece, y un cambio de
    orientación de las instituciones públicas,
    de manera que el cumplimiento de la ley sea visto no tanto como una
    obligación inmediata sino como un proceso gradual que
    requiere apoyo y asesoría.

    Deberían reforzarse los mecanismos institucionales
    que garanticen la plena observación de las
    normas básicas del
    trabajo y acompañar el proceso con una inspección
    adecuada y con asesoría laboral a las empresas.

    Mejorar el nivel de capacitación y educación de los trabajadores, en
    especial los de estratos de más bajos ingresos Los datos disponibles indican que los
    trabajadores de ingresos más bajos tienen entre dos y tres
    años menos de estudios que los del sector

    moderno. Se estima que en los sectores pobres cada
    año de estudio adicional podría representar un
    incremento del 25% en el ingreso del trabajador informal y una
    reducción en 1/3 de la brecha de ingresos respecto a los
    ocupados en el sector moderno.

    Se requiere, por un lado, programas de capacitación
    dirigidos a los trabajadores en microempresas y la adopción de incentivos que permitan a dichas
    empresas, individual o colectivamente, invertir en la
    capacitación de sus trabajadores. Se espera, asimismo, que
    la regularización de la situación contractual de los
    trabajadores pueda contribuir a ser más atractiva la
    inversión en el desarrollo de los recursos humanos, tanto para
    los microempresarios como para los propios trabajadores
    involucrados. Se requiere, además, superar la baja calidad
    de la educación de los
    jóvenes de los sectores pobres. Ello hace necesario una
    acción focalizada para mejorar la calidad de la
    enseñanza y ampliar su cobertura cuando sea necesario. Los
    efectos de dichas políticas tomarán tiempo, pero constituyen
    requisitos indispensables para equilibrar las oportunidades de
    acceso a trabajos de mejor calidad.

     

    Las
    Políticas de empleo en Argentina

    a. Creación de puestos de trabajo
    transitorios

    El Programa Trabajar consiste en la
    creación de empleo transitorio a partir de realizar los
    proyectos de obras que
    presentan organizaciones sin fines de lucro
    o municipalidades o entidades provinciales, relativos a proyectos de obras que satisfagan
    necesidades sociales o comunitarias. El Fondo cubre los costos de la mano de obra y los
    organismos ejecutores, los que presentan los proyectos, se hacen cargo del
    costo de los materiales y de la asistencia
    técnica para la realización de estas obras.

    Programa de Servicios Comunitarios que tiende a
    complementar las necesidades de la población más
    necesitada y tiende también a complementar el Programa Trabajar y la
    participación de la mujer en la medida en que
    exige, como condición, que el 80% de los beneficiarios del
    Programa de Servicios
    Comunitarios sean mujeres. En la misma línea del programa de empleo transitorio,
    pero ya no en la realización de obras sino en la
    realización de servicios

    Desarrollo de Empleo Local, que también tiende a
    realizar obras y servicios que satisfagan necesidades de la
    comunidad. La diferencia es
    que el financiamiento para estos
    programas es de la autoridad local que propone el
    Programa de Desarrollo Local. Lo que da el Ministerio del Trabajo
    y Seguridad Social (MTSS) es la
    asistencia técnica y la cobertura para la realización
    de estos programas.

     

    b. Generación de empleo duradero

     

    En general, en la experiencia internacional hay dos
    mecanismos para fomentar el empleo en la actividad
    privada.

    Una primera línea consiste en modificar los aspectos
    que pueden limitar la incorporación de trabajadores, como
    es el costo laboral.

    La reducción de las contribuciones patronales que
    proponen las modalidades promovidas, o la reducción de las
    contribuciones patronales a partir del Decreto del Gobierno Nacional

    Otro elemento es el incremento en la productividad de los
    trabajadores.

    Un incentivo a la contratación a partir de reducir
    los costos de esa contratación
    o de generar nuevos puestos mediante una ayuda económica
    del Estado.

     

    Uno de ellos es el Programa Forestar, en el marco de un
    programa nacional de desarrollo del sector forestal que impulsa
    la Secretaría de Agricultura. Se apoya esta
    acción a través de una ayuda económica no
    remunerativa a una cantidad de trabajadores para realizar esas
    actividades.

     

    c. Programa de capacitación

     

    Proyecto Joven. Los jóvenes en general eran un
    sector con dificultades para insertarse laboralmente debido a
    dos cuestiones: no tenían un conocimiento preciso de
    los requerimientos para un puesto de trabajo en particular,
    sea porque no concluyeron los estudios o porque los estudios
    realizados no tenían vinculación con las
    habilidades que exigía el puesto de trabajo, y la otra
    limitación era la falta de experiencia. El Proyecto Joven se define como
    un proyecto de capacitación
    inicial, es decir, para empezar un proceso.

    Programa de Apoyo a la Reconversión Productiva se
    está planteando acompañar este aspecto con una
    capacitación complementaria que posibilite a los
    trabajadores que ya estuvieron en el proceso productivo
    –y que por algún motivo están fuera–
    una capacitación para reinsertarse nuevamente.

    Programas de Capacitación son los Talleres
    Ocupacionales que constituyen la base para detectar
    necesidades ocupacionales en algunas localidades.

    En la vida útil de un trabajador no bastan los
    conocimientos adquiridos en la etapa educativa sino que hoy
    en día, requiere una actualización durante toda su
    vida útil.

    Otro de los Programas a desarrollar incluye asistencia
    técnica a todos los actores que están incluidos en
    este tema: instituciones de
    capacitación con fines de lucro, organizaciones sociales tipo
    sindicato o sociedades de fomento,
    cámaras empresariales e instituciones provinciales
    o municipales.

     

    Conclusiones

    Hasta ahora la población objetivo de los programas de
    empleo son los desocupados y es aún muy débil la
    respuesta que estamos dando a los otros sectores involucrados en
    el problema.

    La mayoría de los programas que tienden a fomentar
    el empleo en el sector privado, tienen más incidencia en el
    aspecto de reducción del costo laboral que en el aspecto del
    incremento de la productividad.

    Las políticas que tienden a reducir el costo
    laboral, producen un efecto inmediato y constante sobre el
    desempleo. Las que tienden a incrementar la productividad en
    el trabajo, como la
    capacitación, no producen impacto en forma inmediata sino
    que suponen un proceso de desarrollo mucho mayor. La diferencia
    es que estos efectos mediatos no son lineales porque se potencian
    con el desarrollo del tiempo.

    Reflexión
    Final

    En la ultimas décadas se han dado en América
    Latina y en Argentina, como parte de ésta, importantes
    cambios en el mercado laboral que podríamos tomar como
    tendencias casi constantes. Estas transformaciones ( aumento de
    la participación de la mujer, migraciones campo
    ciudad, reducción de los salarios, aumento de la
    informalidad, baja en la calidad de empleos, crecimiento del
    desempleo, etc.. ) no solo han generado problemas en el mercado, sino
    que, afectan sin duda el bienestar de toda la población,
    especialmente la menos pudiente.

    Una de las manifestaciones que mas a afectado al mercado
    de trabajo en América Latina a sido la globalización y sus efectos
    derivados como: la obligación de ajuste del sector publico, la necesidad
    de reconvertir las industrias, la urgencia de mas
    competitividad y disminución de costos, desregulación de los
    mercados, etc.

    A su ves a partir de la Globalización se genero un importante cambio
    tecnológico, el cual obligo a replantear las estructuras productivas y como
    consecuencia el mercado laboral, aumentando la ya prevaleciente
    preponderancia del capital sobre el factor
    trabajo. Es paradójico que el aumento de la producción
    dado en muchos países no sea acompañado de igual manera
    por un incremento del empleo.

    Los cambios que a experimentado el mercado laboral en
    los últimos años a generado consecuencias condenables
    para la sociedad en forma general y mas
    particularmente para las clases sociales medias que se
    han visto reducidas. Se observa en América Latina un
    incremento de las desigualdades en la distribución del
    ingreso entre los ocupados y un empeoramiento de las condiciones
    laborales y la calidad de los empleos sobre todo para los
    sectores de menores ingresos.

    Las políticas orientadas a solucionar los problemas del mercado
    laboral generadas por los gobiernos se han orientado en su
    mayoría alrededor de las empresas y no hacia el mercado.
    Estas políticas se caracterizan en su mayoría por la
    búsqueda de disminuirles el costo laboral a las empresas
    como una forma de aumentar su competitividad, esto mediante
    desregulaciones y flexibilizaciones, políticas que solo
    dan frutos a corto plazo. Una política mas aceptable socialmente, y
    a largo plazo, estaría orientada hacia la
    reconversión de las PyMES, la capacitación de
    la mano de obra y la acción conjunta de los países
    Latinoamericanos.

     

    • " Mercados laborales, encadenamiento productivo y
      políticas de empleo en América Latina" – Laís
      Abramo – I.L.P.E.S.
    • " Globalización, empleo y acción colectiva
      " – Denis Benn – P.N.U.D.
    • " Reforma económica, crecimiento y empleo " –
      O.I.T.
    • " Políticas de desarrollo para generar empleo y
      reducir la pobreza " – Basdeo Panday.
    • " Panorama laboral 97 – Calidad de los nuevos empleos
      en los 90 " – O.I.T
    • " El impacto del cambio tecnológico sobre los
      problemas del empleo " – Luis Maira.
    • " Las políticas de empleo en Argentina " – Luis
      Castillo Marin.
    • Datos estadísticos varios. – O.I.T.

    ……………………………………………………………………….

     

     

     

     

     

     

    Trabajo realizado por:

    Garcia Cairoli Andrés

    Estudiante de Lic. en Administración

    Fac. Ciencias Económicas
    UNLP

    La Plata – Argentina

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