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Revoluciones del Siglo XX




Enviado por latiniando



    • INTRODUCCIÓN
    • La Revolución
      Mexicana
    • DECENA TRAGICA
    • ANTECEDENTES:
    • CRONOLOGIA DE LOS HECHOS:
    • El 20 de
      Noviembre de 1910
    • Bienvenido a la verdadera Historia de la Revolución
      Mexicana
    • Dedicado a todos los seres
      engañados
    • Cronología.
    • DON FRANCISCO I. MADERO EN LA DECENA TRAGICA LA
      DECENA INFAME
    • SUPREMA DESLEALTAD
    • VIDA Y MUERTE DE LA
      REVOLUCIÓN CUBANA
    • PRÓLOGO
    • Fidel y la muerte
      del Che
    • Fidel y el MC (Moneda
      Convertible)
    • El asesinato del general
      Ochoa
    • El viejo imperialismo de España
    • "¿Hasta cuándo?" se preguntan
      las FAR
    • CASTRO Y LAS GUERRILLAS DE MÉXICO
    • SOBRE LA CONSTRUCCION DEL
      PARTIDO
    • EL MARXISMO Y
      LA CONSTRUCCION DEL PARTIDO
    • MARX Y ENGELS Y LA CONSTRUCCION DEL
      PARTIDO
    • LENIN Y LA CONSTRUCCION DEL PARTIDO DE NUEVO
      TIPO
    • MAO TSETUNG Y LA CONSTRUCCION DEL PARTIDO EN LOS
      PAISES SEMIFEUDALES Y SEMICOLONIALES
    • Toyotismo
    • Introducción
    • Lucha de clases en Japón de
      posguerra
    • Una breve historia de
      la búsqueda de la sumisión del
      trabajo
    • ¿Por qué los trabajadores
      japoneses aceptaron este método de producción?
    • Zanahorias y garrotes
    • Aquí y ahora
    • Ahora, la desocupación
    • El levantamiento de Hong Kong de 1967 contra el
      imperialismo
      británico
    • Mayo: Los comienzos
    • Represión colonialista
    • Los trabajadores de caucho y plástico
      contra la policía
    • La defensa del sindicato
      de trabajadores portuarios
    • Los estudiantes y la juventud
      se unen a la lucha
    • La transformación de Tseng
      Teh-cheng
    • Censura, redadas y
      contraataques
    • La lucha por el Día
      Nacional
    • 1936-1939 A 60 años de la revolución y la guerra
    • 14 de abril de 1931
    • Lenin frente a Kornilov
    • ¿ Han fracasado las revoluciones en
      América
      latina?
    • 1. El fracaso de los proyectos
      revolucionarios en América
      Latina.
    • 2. La revolución hoy es más necesaria
      que ayer.
    • 3 La tendencia reformista
    • 4. La tendencia ortodoxa
    • 5. La tendencia civil y
      popular.
    • LA NATURALEZA
      HISTÓRICA DE LA REVOLUCIÓN DE
      OCTUBRE

    INTRODUCCIÓN

    En nuestros días, mas que en otros momentos en
    las ultimas décadas, la economía mundial se
    desenvuelve en un clima de gran
    incertidumbre. Esta incertidumbre es producto en
    buena medida del nuevo escenario geopolítico que se
    desprende del fin de la Guerra
    Fría, así como del hecho de que los paradigmas que
    rigieron en las últimas décadas y sobre los cuales
    se estructuró en buena medida el orden mundial en el
    último medio siglo, se encuentran sometidos a severos
    cuestionamientos como producto de
    las nuevas exigencias impuestas por la pugna intercapitalista a
    nivel global.

    El agotamiento de las formas previas de
    acumulación asumidas por el capital desde
    fines de la posguerra y la aparición de nuevas formas de
    funcionamiento de ese capital cuya
    reproducción se realiza ahora sobre diferentes bases, han
    afectado intensamente el desenvolvimiento de las relaciones
    económicas internacionales, generando una serie de
    reacciones de los distintos actores que se despliegan en el
    complejo escenario mundial.

    Se abre paso una nueva etapa en el proceso de
    despliegue de la vocación universal del capital, el
    cual se extiende a nuevas áreas geográficas como la
    ex Unión Soviética y los países de Europa del Este ,
    e incrementa sus canales de penetración por medio de
    nuevas y mas sofisticadas tecnologías lo mismo en la
    producción que en la distribución, cambio y
    consumo.

    En el plano de las ciencias
    sociales, los violentos cambios en lo económico,
    político, social y cultural, han dejado muy atrás
    el discurso
    utilizado en las últimas décadas,
    encontrándonos ante una crisis
    teórica de grandes dimensiones y en la necesidad de
    formular una teoría
    social de mucho mayor alcance explicativo.

    La
    Revolución
    Mexicana

    La revolución
    mexicana tuvo muchos caudillos, se garantizó el
    20 de
    Noviembre, pero ya se había iniciado el día 17
    en la casa de los hermanos Serdán, dentro de la revolución
    brillaron infinidad de planes, uno de los que más eco tuvo
    dentro del grueso de la población campesina fué la frase de
    Emiliano
    Zapata, TIERRA Y
    LIBERTAD ,
    dicha frase se puede decir que fué el himno de muchos de
    los campesinos que tomaron parte en la lucha contra la dictadura, se
    puede localizar dentro del famoso PLAN DE AYALA,
    formulado por Emiliano Zapata,
    que en su punto cinco dice:

    "En virtud de que la inmensa mayoría de los
    pueblos y ciudadanos mexicanos, no son dueños ni de
    la tierra que
    pisan, y sin poder mejorar
    en nada su condicion social, ni poder
    dedicarse a la industria o la
    ganadería por estar monopolizadas por unas cuantas manos
    las tierras, montes y aguas, por esa causa, se expropiarán
    previa indemización de la tercera parte de esos
    monopolios, a los poderosos propietarios de ellas, a fín
    de que los pueblos y ciudadanos de México,
    obtengan ejidos, colonias, feudos legales para pueblos o campos
    de sembradíos o de labor, y se mejore en todo y para todo
    la falta de prosperidad para los mexicanos.

    El lema completo de este plan fue
    "REFORMA, LIBERTAD,
    JUSTICIA Y
    LEY"

    Dentro de la revolución hubo otros cientos de
    caudillos, pero no todos brillaron por que usaron métodos
    diferentes de lucha, solo hubo algo que hacia homogéneos,
    y fué la lucha contra una causa común.

    La tiranía del gobierno, los
    tratos infrahumanos de que eran objeto, los campesinos, las
    inhumanas jornadas de trabajo, y las pésimas condiciones
    de trabajo de los obreros, de todos estos personajes que lucharon
    juntos para mejorar sus condiciones de existencia, y sus
    perspectivas de un futuro mejor, destacaron algunos por sus ideas
    progresistas, otros por su tenacidad para combatir en el campo de
    batalla, de los principales podemos citar algunos que
    también dieron a la revolución sus planes, como
    Venustiano Carranza y su PLAN DE
    GUADALUPE, Francisco I. Madero y su PLAN DE SAN LUIS
    POTOSI, llamado así para distinguirlo de San Luis
    Missouri, Francisco Villa
    tenía en la lucha armada, los hermanos Carmen, Aquiles y
    Máximo Serdán, Felipe Angeles, Jose Ma. Pino
    Suárez, los hermanos Flores Magón, Belisario
    Domínguez, Alvaro Obregón y muchos
    otros.

    Debemos tener en cuenta que paso mucho tiempo para que
    se dieran las condiciones necesarias para que no fuera un
    fracaso, mucho tiempo de
    organización, muchísimas muertes por
    todas partes de la República Mexicana, donde
    también hubo muchos destierros de personas que se oponian
    al régimen de Porfirio Díaz.

    Una vez que terminó la lucha armada, se
    procedió a organizar políticamente el país,
    se cambió al Presidente, pero se continuo con el mismo
    gabinete político, lo que originó que empezara una
    Época de Anarquía Política en la que se
    cambiaba de personas dentro de la política cuando
    llevaban poco tiempo en el
    poder,
    ésta terminó con la llegada de Cárdenas a la
    Presidencia.

    DECENA
    TRAGICA

    ANTECEDENTES:

    Francisco I. Madero candidato del Partido
    Antireleccionista en contra de Porfirio Díaz fue hecho
    prisionero en San Luis Potosí mientras se realizaban las
    elecciones.

    Díaz se reeligió y Madero escapó de
    la cárcel y se refugio en San Antonio, Texas donde dio a
    conocer el Plan de San Luis.
    En él declara nulas las elecciones desconocía al
    régimen de Díaz, exigía el sufragio efectivo
    y la no reelección y, señalaba el 20 de Noviembre
    de 1910 para que el pueblo se levantara en armas contra el
    tirano.

    Al llamado Plan de San Luis, se pronunciaron hombres
    como Pascual Orozco, Pancho Villa, Emilizano Zapata etc. La
    insurreción se extendió poco a poco por todo el
    País. En Mayo de 1911 cayó Ciudad Juárez en
    poder de los
    maderístas. Debilitado el gobierno de
    Díaz entrá en negociaciones y el 25 del mismo mes
    el dictador presentó su renuncia.

    Al triunfo de la Revolución Madero dejá
    intacto el ejército porfirista, mientras a su alrededor
    crecía el descontento. Los Porfiristas reclamaban sus
    antiguos privilegios; los zapatistas exigían el reparto de
    tierras; la prensa lo atacaba
    a diario y las rebeliones de Félix Díaz y Bernardo
    Reyes, independientes entre sí, confluyeron en la llamada
    Decena Trágica para asentarle el golpe definitivo a
    Madero.

    CRONOLOGIA DE LOS
    HECHOS:

    Domingo 9 de Febrero de 1913.- Los sublevados liberan a
    Bernardo Reyes y Félix Díaz. Madero se dirige a
    Cuernavaca en busca de Felipe Angeles para que se defienda la
    Plaza.

    LUNES 10.- Los diarios capitalinos no aparecen. Temor
    general. No hay transporte y
    las tiendas permanecen cerradas.

    Martes 11.- Se bombardea la Ciudadela. Son aniquilados
    dos batallones.

    Miercoles 12.- Escapan los presos de la cárcel de
    Belén. La ciudad queda sin servicios.

    Jueves 13.- Se recrudece la lucha de la ciudadela y sus
    alrededores. Se disparan mil cañonazos por
    minuto.

    Viernes 14.- Varios edificios públicos son
    dañados. Muchos civiles mueren por causas de "balas
    perdidas".

    Sabado 15.- Madero rechaza a los senadores que le piden
    su renuncia. La ciudad se llena de humo producido por los
    cadáveres incinerados.

    Domingo 16.- Se pacta un armisticio que es roto al poco
    tiempo. Mueren
    cerca de 300 civiles ajenos a la lucha.

    Lunes 17.- Continuan los enfrentamientos.

    Martes 18.- Se celebra el Pacto de la Embajada entre
    Félix Díaz y Huerta con la aprobación del
    embajador Norteamericano, Henry Lane Wilson, Madero y Pino
    Suárez son aprehendidos al Salir del Palacio
    Nacional.

    Miercoles 19.- Madero y Pino Suárez son obligados
    a renunciar. Huerta asume la presidencia. 3 días
    después son asesinados alevosamente.

    El 20 de
    Noviembre de 1910

    Los treinta años de dictadura de
    Porfirio Díaz significaron una profunda
    transformación para el país. La propiedad
    comunal se disolvió y muchos campesinos se quedaron sin
    tierras, obligados a trabajar para las grandes haciendas. Como
    consecuencia de esto, se inició la emigración hacia
    la frontera del norte del país.

    La introducción del ferrocarril favorecía
    la integración del mercado interno
    y, con ello, la incipiente industrialización. A medida que
    se articulaba dicho mercado y la
    hacienda agroexportadora entraba en su etapa de auge y
    expansión, las relaciones de trabajo se fueron
    transformando. El campesino aparcero y mediero, privado de sus
    tierras, se convirtió en jornalero agrícola,
    mientras que, por otro lado, se inició la expulsión
    de la mano de obra rural hacia los nuevos centros de
    industrialización, formandose así los primeros
    grupos de
    trabajadores fabriles.

    Políticamente, el Estado
    Mexicano fue centralizándose y los intereses regionales se
    supeditaron a un proyecto de
    desarrollo
    nacional moderno. Ante las consecuencias sociales de este
    proceso, gran
    parte del país opuso resistencia.
    Desde los primeros años fueron frecuentes las
    sublevaciones campesinas, las huelgas en fábricas y minas
    y, antes de que terminara el siglo, amplios sectores del antiguo
    artesanado se movilizaron también, formando grupos de
    oposición.

    Bienvenido a la verdadera Historia
    de la Revolución Mexicana

    Dedicado a todos los
    seres
    engañados

    Cronología.

    El 19 de Junio de 1867 es fusilado Maximiliano en el
    Cerro de las Campanas con los dos jefes conservadores Miguel
    Miramón y Tomás Mejía. El 18 de Julio de
    1872 fallece el presidente Lic. Benito Juárez, declarado
    Benemérito de las Américas, y, tras de ocupar la
    Presidencia de la República el Lic. Sebastián Lerdo
    de Tejada, se proclama el plan de Tuxtepec y el 28 de Noviembre
    de 1876 asume la Presidencia por primera vez el Gral. don
    Porfirio Díaz, quien, olvidándose de las viejas
    causas liberales por las cuales combatiera tan brillantemente,
    principia por establecer una dictadura
    patriarcal, que si bien da al país 30 años de paz,
    pronto degenera en oprobioso continuismo de una casta de
    privilegiados que se confabulan con la aristocracia de caciques,
    hacendados y latifundistas que explotan y oprimen al
    pueblo.

    El Gral. don Porfirio Díaz envejece, pierde sus
    facultades de mando, control y
    energía, que en algo servían con su íntimo
    espíritu de mexicano para amenguar las exageradas
    ambiciones de sus protegidos, que como nuevos encomenderos y
    esclavistas arrecian su desconsideración sobre el pueblo
    humílde: el trabajador y el campesino de México.

    Eran los tiempos de don Porfirio Díaz en los que
    su corte de favoritos sometían y acallaban a las
    inteligencias más relevantes con la violencia
    brutal o con el soborno más descarado, corrompiendo a
    aquella generación que floreció en el último
    tercio del siglo pasado, y, cuyos hombres a principios de
    este siglo quedaron eunucos en sus razonamientos, y seducidos con
    el halago del poder y del
    dinero se
    convirtieron en los más groseros cómplices de sus
    depredaciones con el pueblo.

    Ellos habían abolido toda posibilidad del voto
    democrático, del sufragio efectivo y, desde el Jefe
    Político de cualquier pueblo hasta los gobernadores de los
    Estados, eran designados por don Porfirio Díaz bajo la
    presión que el ejercía aquella corte de favoritos.
    Las nefastas "tiendas de raya" en las que el campesino era
    obligado a adquirir lo poco que consumía, fueron el medio
    para obligarlos a vivir siempre subyugados bajo la afrenta
    pública de una deuda irredimible. El alcohol se les
    vendía en abundancia para embrutecerlos y para apretar
    más el lazo a aquellos desventurados labradores
    rústicos. Pero, en esa hora, dentro de aquel ambiente
    asfixiante e irrespirable, supieron surgir espíritus
    valientes, para protestar y luchar incontaminados. Entre ellos,
    como cabeza indiscutible, surge cimera la figura precursora de
    Ricardo Flores Magón, que secundado por Antonio I.
    Villarreal, Juan Sarabia y Librado Rivera, son persegidos,
    encarcelados, y desterrados hasta Allende el Bravo, con sus almas
    siempre impulsadas por su aleteo rebelde contra los vientos de la
    dictadura que
    azota y diezma a la Patria.

    La revolución Maderista del 20 de noviembre
    de 1910 derrotó al dictador Porfirio Díaz y
    logró sentar en la Presidencia con sufragios efectivos a
    don Francisco I. Madero. En Coahuila don Pablo González,
    el viejo magonista, y estando de acuerdo con don Francisco I.
    Madero y con Venustiano Carranza para lanzarse contra la Dictadura
    Porfirista, lo hizo pronunciándose al grito de "!Viva
    Madero!" el 22 de enero de 1911 en el Puerto del Carmen, del
    Municipio de Nadadores, Coahuila, al frente de muchos
    después connotados jefes como Francisco Murguía,
    Cesáreo Castro, Idelfonso V. Vázquez, Teodoro
    Elizondo y muchos más.

    Francisco I. Madero inmaculado prócer y
    mártir de la democracia a
    partir de los Tratados de
    Ciudad Juárez del 10 de mayo de 1911 y con la renuncia de
    don Porfirio Díaz que abandonó el país el 25
    de mayo de 1911, dejando como presidente interino al Lic.
    Francisco León de la Barra y al antiguo Ejército
    Federal porfirista según acuerdos en pie, error tremendo
    que criticó don Venustiano Carranza: "Revolución
    que tranza, Revolución que se pierde".

    Hecho el Gobierno de don
    Francisco I. Madero, el primer gran traidor fue Emiliano Zapata
    quien, obedeciendo órdenes de latifundistas como Felix
    Díaz e Ignacio de la Torre y Mier, sobrino el primero y
    yerno el segundo del Dictador Porfirio Díaz, lanzó
    el 28 de noviembre su fraudulento Plan de Ayala significando como
    Jefe al traidor Pascual Orozco Jr., y según
    documentación comprobatoria, actuó siempre como
    fiel instrumento de los terratenientes, de las
    compañías petroleras extranjeras y de la Casa
    Blanca en Washington.

    Al entonces Teniente Coronel Pablo González
    Garza, Jefe de las Fuerzas Auxiliares de Coahuila, se le
    encomienda en mayo de 1912 repeler la invasión orozquista
    que entró por Sierra Mojada y fue batida y rechazada en
    memorables combates como el de Los Divisaderos cerca de Cuatro
    Ciénegas, Coahuila y luego en la Polka, hasta destruirlos
    y aventarlos en retirada, acciones donde
    don Pablo González fue herido dos veces. Y,
    posteriormente, por órdenes del Presidente Francisco I.
    Madero, desde noviembre de 1912 al 11 de febrero de 1913, con su
    Regimiento de 300 aguerridos coahuilenses operó en
    Zacatecas, en Durango y Chihuahua realizando 30 combates contra
    los orozquistas, operando primero como columna independiente,
    derrotándolos siempre, pero en México los
    porfiristas lograron influir en el Presidente Francisco I. Madero
    y desde mediados de enero de 1913 hubo de someterse a las
    órdenes directas del Cuartel General de la Zona Militar de
    Chihuahua bajo el mando del General Antonio Rábago, y
    desde entonces todas las órdenes emanadas del Gral.
    Rábago, resultaron ser puros movimientos en falso, por lo
    que sospechó don Pablo González que Rábago,
    estando ocultamente de acuerdo con el desleal, lo protegía
    de las efectivas arremetidas de don Pablo González
    Garza.

    Don Venustiano Carranza había visitado en
    México
    al Presidente Francisco I. Madero y al regresar a Saltillo, por
    telégrafo en clave conferenció largamente con don
    Pablo González que estaba en Chihuahua, indicándole
    que al saber de cualquier caso desgraciado en la Capital de la
    República, se viniera con sus tropas a reconcentrarse en
    Coahuila, donde indudablemente se tendría que organizar el
    mayor número de fuerzas para restaurar el orden
    constitucional, pues a las claras se veía que muy pronto
    sería el Presidente Francisco I. Madero víctima de
    la torpeza política de los que
    lo rodeaban y de su ingenuidad de hombre de
    estado. A ese
    acuerdo previo obedeció que el entonces Teniente Coronel
    Pablo González Garza, encontrándose en Julimes,
    Chihuahua, y considerando muy delicada la situación en la
    Capital de la
    República, confirmada por el siguiente telegrama del
    Señor Presidente de la República:

    Palacio Nacional, México, Febrero 9 de 1913. Tte.
    Coronel D. Pablo González. -Julimes, Chihuahua. "Desmienta
    noticias alarmantes; situación igual; rebeldes siguen
    encerrados en la Ciudadela; yo acabo de regresar de Cuernavaca
    trayendo dos mil hombres (bajo el mando del también oculto
    traidor Felipe Angeles) y estamos preparando el
    ataque."

    En vista de esto (dice en su libro "La
    Revolucion" el General Alfredo Breceda) el valiente jefe
    fronterizo dirigió el siguiente mensaje al Gobernador
    Carranza, desde San Pablo Peoqui, Chihuahua, el día 11 de
    febrero de 1913:

    Señor don Venustiano Carranza. Saltillo,
    Coahuila. "En vista de noticias recibidas hoy de México y
    de observaciones que comuniqué a usted en mi carta fechada en
    Meoqui el 5, salgo en estos momentos rumbo a Coahuila, sin
    órdenes y sin aviso al Cuartel General de Chihuahua. Tte.
    Corl. Pablo González."

    Pero, es histórico que al salir el 11 de febrero
    de 1913 de San Pablo Meoqui, su columna fue alcanzada por un
    fuerte escuadrón federal que comandaba Joaquín
    Porras tratando de intimidarlo para que obedeciera las
    órdenes de Rábago de concentrarse en Chihuahua, y
    don Pablo González volteó sus armas contra los
    federales y allí se puede decir que se dispararon los
    primeros tiros de la Revolución Constitucionalista. Y
    continuó su caminata rumbo a Coahulia en una odisea de 15
    días, llegando a Monclova, Coahuila el 26 de febrero de
    1913, para saber que ya desde el 22 había sido asesinado
    el Presidente Francisco I. Madero y el Vicepresidente Pino
    Suárez por los esbirros de Victoriano Huerta, Felix
    Díaz, Manuel Mondragón, con la complicidad
    comprobada documentalmente de Emiliano
    Zapata.

    La decena trágica de don Francisco I. Madero fue
    descrita por la "Revista del
    Ejército y Marina" en su número 4, del 20 de
    Febrero de 1916, el extracto es como sigue:

    DON
    FRANCISCO I. MADERO EN LA DECENA TRAGICA LA DECENA
    INFAME

    SUPREMA
    DESLEALTAD

    A la una de la mañana del 9 de Febrero de 1913,
    en la escuela militar
    de San Fernando, todo era movimiento:
    los jóvenes aspirantes habían recibido
    órdenes de los oficiales, para enlistarse de momento y
    marchar a la Capital de la República, disque a reprimir
    una asonada. Poco después de la hora mencionada, los
    artilleros del 2o Regimiento de guarnición en Tacubaya,
    despertaban al toque de diana. Escucharon la consigna de tomar
    equipo de combate y emprender salida rumbo a la Ciudad de
    México. Ambas corporaciones fueron escogidas por el Gral.
    Manuel Mondragón, está perfectamente probado que el
    menguado General fue el autor intelectual del cuartelazo del 9 de
    Febrero, el mismo individuo que prostituyó al
    ejército, mediante procedimientos
    arteros, a la deslealtad. Habiendo perdido el patrocinio del
    General Díaz, necesitaba encumbrarse por cualquier medio a
    un sitio gubernativo en el que el oro manara a raudales y le
    concediera todo el poder que años atrás
    había disfrutado.

    Artilleros y aspirantes de la caballería, se
    presentaron muy de mañana frente a la prisión de
    Santiago, reclamando la liberación del General Bernardo
    Reyes. Dicha casa de reclusión militar fue incendiada en
    el transcurso de la mañana y muertos la mayor parte de los
    reos. Los astutos sublevados llevando a Mondragón y a
    Reyes a la cabeza, continuaron su marcha hacia la
    Penitenciaría, donde a fuego de metralla, lograron la
    libertad de
    Félix Díaz. Mientras se desarrollaban, los
    últimos sucesos, el Intendente del Palacio, Capitán
    de Navío Adolfo Bassó Méndez, se
    ponía en comunicación con el Ministro de la Guerra General
    Angel García Peña y con el Comandante Militar de la
    Plaza General Lauro Villar, para organizar la defensa de la
    residencia oficial del Ejecutivo.

    Así fue como al las 7:20 a.m. dichos Generales a
    las órdenes del Coronel Juan C. Morelos; los mismos
    generales nombrados, procedieron a distribuir a leales en sitios
    estratégicos, con el objeto de repeler la agresión
    de los amotinados. Al presentarse estos, capitaneados por el
    General Reyes, fueron recibidos con nutrido fuego de
    fusilería. Los bravos García Peña, Villar y
    Bassó, disparaban certeros la dotación de sus
    revólveres. En los primeros momentos de la terrible
    refriega, perecieron el Gral. Bernardo Reyes, por una parte, y
    por la otra el Coronel Morelos. Heridos los Generales
    García Peña y Villar, la continuación de la
    defensa quedó encomendada al General José
    María de la Vega. Los aspirantes que ocupaban la Catedral
    depusieron las armas,
    poniéndolas a las órdenes del Supremo Gobierno;
    Félix Díaz y Mondragón, tomaron el rumbo de
    la Ciudadela.

    Tan pronto como la noticia detallada del cuartelazo
    llegó a Chapultepec, residencia privada del Señor
    Madero, éste dispuso su violenta salida al lugar de los
    sucesos. Después de transmitir las órdenes
    más urgentes se encaminó a caballo hacia el Palacio
    Nacional, acompañado de sus hermanos D. Ernesto y D.
    Gustavo, del Ministro de Comunicaciones
    Ingeniero Manuel Bonilla y del Mayor López Figueroa.
    Formábanle escolta los alumnos del Colegio
    Militar.

    Caminando por la Avenida Juárez a la altura del
    Teatro Nacional,
    una patrulla de revoltosos, disparó sus armas sobre el
    grupo que
    rodeaba al Ejecutivo, más con tal precipitación,
    sólo se tuvo que lamentar la desgracia de algunos heridos.
    Los revoltosos desaparecieron y la comitiva presidencial
    continuó su marcha por la Avenida de San Francisco
    llegando al fin, al Palacio, sitio en el que pocos momentos
    después se les reunieron la mayor parte de los Secretarios
    de Estado. Donde
    en Consejo extraordinario se llegó a las resoluciones
    siguientes:

    Enviar a la Ciudadela al Mayor López Figueroa
    pidiendo la rendición de los rebeldes. Detenido
    éste por los sublevados, lo sustituyó en la
    Inspección de Policía el Mayor Benjamín
    Camarena.

    Suspender el servicio
    particular de telégrafos para el
    interior y el telefóno suburbano. Llamar al General
    Vasconcelos, al traidor Blanquet de Toluca,a Medina
    Barrón, al 30 Batallón situado en
    Teotihuacán, al numeroso cuerpo de voluntarios que
    comandaba en el Estado de
    Puebla el Coronel Ocaranza y por último, a Rubio
    Navarrete.

    El Presidente deseando sofocar la rebelión
    salió a las 2 de la tarde para Cuernavaca, regresando el
    día 10 con el General Angeles, Gobernador de Morelos. Sin
    darse punto de reposo asistió a una junta de Guerra a la
    que concurrieron Cauz, San Ginés, Delgado, Angeles, Mass,
    el Coronel Castillo y el Judas de ese cenáculo Victoriano
    Huerta. En dicha junta se decidió el plan de combate que
    se desarrollaría al día siguiente.

    En la mañana del 11 se emprendió el ataque
    a la Ciudadela. A las diez de la mañana la ciudad
    escuchó el primer cañonazo felicista. Dicho disparo
    señaló el principio del gran combate que
    duró ocho días que parecieron eternos.

    De acuerdo con el plan, cuatro poderosas columnas
    atacaron simultáneamente a la fortaleza infiel: por el
    norte el General Cauz, por el sur el Gral. Mass y hacia el
    oriente y oeste las comandadas por los generales José M.
    Delgado y Felipe Angeles.

    Huerta, a quien se había otorgado el mando
    superior del Ejército, mandó debilitar dichos
    puntos hasta que al fin fueron abandonados en manos
    enemigas.

    Cerca del mediodía del 18, el Presidente
    Francisco I. Madero asistido por sus Ayudantes, celebraba acuerdo
    con algunos de los Secretarios de Estado. (Cuan
    lejos estaba de que momentos antes, Huerta en connivencia con
    Blanquet, Mass, Yarza, Rubio Navarrete, Garcia Hidalgo, etc.
    había determinado agregar al cuartelazo del 9 otro
    más inícuo). Presentáronse de improviso el
    Teniente Coronel Jiménez Riveroll y el Mayor Izquierdo con
    gente del 29 intimando en nombre del Ejército la
    prisión del Sr. Madero. El impasible funcionario en
    contestación disparó su revólver sobre el
    sayón. Y como si se tratara del suceso más natural,
    salió al balcón a arengar a la guardia, ignorando
    que ésta había sido sustituida con hombres del
    fatídico Batallón citado. Descendió en
    seguida por el elevador al patio de honor en donde ya lo asechaba
    Blanquet, quien pistola en mano lo hizo prisionero.

    Simultáneamente fueron aprendidos el
    Vicepresidente y la mayor parte de los Ministros,
    haciéndose otro tanto con don Gustavo Madero en
    compañía de los Generales Francisco Romero y
    José Delgado.

    Conseguido el aseguramiento de las primeras
    personalidades del Gobierno, el plan
    de los traidores pudo desarrollarse en lo de adelante sin el
    menor tropiezo.

    Se llevó a cabo en el resto del día la
    persecución contra algunos diputados del grupo
    "renovador", contra los principales líderes maderistas y
    contra los politicos más connotados del régimen que
    se trataba de derrocar; iniciáronse, al mismo tiempo, los
    preliminaresdel convenio, baldón de nuestra historia, conocido con el
    nombre de "pacto de la Ciudadela". Las bases de éste nuevo
    Tuxtepec, fueron firmadas por Huerta y Félix Díaz,
    asesorado el primero por Mass y el ingeniero Cepeda y el segundo
    por los licenciados Fidencio Hernández y Rodolfo Reyes. Se
    intentaron, además, los primeros trámites para
    obtener la renuncia de los CC. Presidente y Vicepresidente de la
    República. Las renuncias de los señores Madero y
    Pino Suárez fueron llevadas, al fin, a la Cámara y
    discutidas en la sesión de la tarde del 19, aprobadas por
    mayoría: La del Sr. Presidente por 123 votos contra la
    opinión de los viriles ciudadanos Escudero, Pérez,
    Rojas, Alardín y Hurtado Espinoza y la del Vicepresidente
    por 118 votos afirmativos contra 10 de la negativa. ¡La
    traición fue consumida y la ambición
    satisfecha!

    Los ilustres prisioneros fueron confiados primeramente
    en uno de los departamentos de la Comandancia Militar y
    trasladados, después a los de la Intendencia del Palacio.
    Allí permanecieron hasta el día 22, en que sacados
    de su celda fueron conducidos al sacrificio. ¿Cómo
    fue éste?

    La versión oficial de todos conocida, lo
    relató de un modo tonto y perverso; la voz de la calle lo
    refirió, aproximándolo a la verdad, de mil maneras
    diversas, y el sicario Francisco Cárdenas que lo
    ejecutó, lo describe en una de sus declaraciones en la
    forma siguiente:

    Ese día como a las seis de la tarde, me
    mandaron llamar a los salones de la Presidencia y hablé
    con mi General Mondragón, quien me dijo: "Sabemos,
    Cárdenas, que usted es hombre y sabe
    hacer lo que se le manda. El que mató a un
    Santanón, debe con facilidad matar a un Madero." El
    General después de escuchar mi contestación
    afirmativa, me indicó que podría retirarme y que
    estuviera listo con mis hombres, escogiéndolos de
    confianza, pues el primero que dijera una frase de lo que se iba
    a hacer sería fusilado.

    Como a las ocho y media de la noche y cuando ya
    tenía mis hombres listos, se me mandó llamar por el
    mismo General Mondragón, quien me ordenó que
    sacásemos a los Señores Madero y Pino Suárez
    de los alojamientos donde se encontraban y los lleváramos
    a la Penitenciaría para que allí, en uno de los
    patios, procediéramos a su ejecución. Despues de
    recibida esta orden, yo y mis hombres nos dirigimos a tomar a los
    reos del lugar en que se hallaban. El Señor Madero
    incorporándose, me dijo encolerizado: "Qué van a
    hacer conmigo, cualquier atropello que se haga, no será a
    mí sino al Primer Magistrado de la Nación". Nada
    contesté, me limité a poner al Presidente entre los
    rurales y poco después hacía lo mismo con el
    Licenciado Pino Suárez quien no protestó, pidiendo
    solamente se avisara a su familia sobre el
    sitio a donde se le llevara.

    Salimos yo y mi gente con los prisioneros, cuando al
    pasar por uno de los pasillos que hay en el patio de honor, el
    Sr. Madero protestó con energía y hubo un momento
    en que dio un bofetón en el rostro a uno de los guardias
    que estaba más cerca de él. Los gritos de protesta
    continuaban y entonces me apresuré a participarlo al
    General, comprendiendo que era expuesto sacarlo de allí
    con escándalo. En uno de los salones de la Presidencia,
    creo que fue en el Amarillo, me encontré a los generales
    Victoriano Huerta y Manuel Mondragón, así como a
    otras personas que no conocía y en seguida expuse lo que
    pasaba. Mi General Mondragón mesándose con ira los
    cabellos, se levantó de su asiento y me dijo:
    "Llévelos a una caballeriza y allí los remata."
    Esta orden la aceptaron las personas que con él estaban,
    agregando Huerta esta frase: "Lo que ha de ser…. que sea".
    Esperaba nuevas órdenes cuando el General
    Mondragón, encolerizado, exclamó: "Sobre la
    marcha"; luego salí de allí y poco después
    entrábamos a una de las caballerizas. Los prisioneros, al
    ver aquéllo, comprendieron lo que les esperaba y
    protestaron con frases duras para mi General Huerta. Más
    como la orden tenía que cumplirse, a empellones los hice
    entrar al interior de la caballeriza donde los puse al fondo para
    que mis muchachos tiraran. El Vicepresidente fue el primero que
    murió, pues al ver que se le iba a disparar comenzó
    a correr, di la orden de fuego y los proyectiles lo clarearon
    hasta dejarlo sin vida, cayendo sobre un montón de paja.
    El Sr. Madero vio todo aquéllo y cuando le dije que a
    él le tocaba, se fue sobre mí, diciéndome
    que no fuéramos asesinos, que se mataba con él a la
    República. Yo me eché a reir y cogiéndolo
    por el cuello, lo llevé contra la pared, saqué mi
    revolver y le disparé un tiro en la cara, cayendo en
    seguida pesadamente al suelo. La
    sangre me
    saltó sobre el uniforme.

    Muertos los dos, así lo participé al
    General Mondragón, quien metió la mano al bolsillo
    y me dio un rollo de billetes agregando: "Eso es para usted y su
    gente". Después los pusimos en el automóvil y al
    llegar a las calles de Lecumberri, bajé a mis guardias y
    ordené que dispararan sobre el vehículo. Los
    muchachos así lo hicieron y poco después
    entregué los cadáveres al director de la
    Penitenciaría.

    Lo anterior es, en esencia, el cínico relato del
    asesino; es la confesión inconsciente y descarada de un
    malvado, hecha en momentos de excitación alcohólica
    a un policía confidencial, disfrazado de
    periodista.

    ¡Baldón para el menguado que
    esgrimió el arma homicida!

    ¡Maldición eterna para los
    directores intelectuales de tamaño delito!

    Venustiano Carranza desconoce al Usurpador Victoriano
    Huerta el 19 de Febrero de 1913 y sabiendo que ya está en
    Coahuila el Tte. Corl. Pablo González, sale hasta entonces
    de Saltillo y es en la Hacienda de Guadalupe donde proclama El
    Plan de Guadalupe el 26 de marzo de 1913, bajo la
    protección y el amparo del Tte.
    Corl. Pablo González, que se bate heróicamente en
    Monclova, en Candela, en Lampazos, en Bustamante, en Gloria, en
    Aura, contra poderosas fuerzas federales huertistas de los
    Generales Joaquín Mass y Guillermo Rubio
    Navarrete.

    El Plan de Guadalupe es un documento sencillo, severo;
    expresa con admirable precisión la finalidad
    intrínsica de la lucha que empieza; por eso fue la
    resolución correcta del orden social y político
    porque ya no era posible mediante el sistema de
    súplicas y ruegos que nadie oiría, sino como lo
    comprendió el Gobernador Venustiano Carranza, tenía
    que ser un problema antes que todo, escencialmente militar. Fue
    por esto que, para acabar radicalmente con el régimen de
    la usurpación, fue indispensable que surgiera avasalladora
    La Revolución Constitucionalista.

    El Gral. de División, don Pablo
    González Garza en uniforme de campaña cuando
    comandaba un ejército de poco más de 100 mil
    hombres.

    Para ello Don Venustiano Carranza cuenta en su inmensa
    labor de preparación y para llevar a feliz término
    la campaña, con el contingente de muy valiosos elementos
    en el orden civil y militar, entre ellos ostensiblemente
    figuró la relevante personalidad
    del entonces Teniente Coronel Pablo González Garza, de
    notables rasgos morales que reveló al hombre
    conciente de sus deberes, de méritos indiscutibles
    conquistados en campaña muy comentada por su eficacia y
    actividad, que fueron motivos justificados para que el Primer
    Jefe del Ejército Restaurador Constitucionalista lo
    ascendiera al grado inmediato de Coronel. Y después don
    Pablo González ganó bien sus insignias de General
    Brigadier, luego de Brigada, y por último de General de
    División, convirtiéndose en Magnífico
    organizador, en El Brazo Derecho de Carranza, y en General en
    Jefe del Cuerpo de Ejército del Noreste, luego del
    Oriente, siendo su lealtad a la causa y su aguerrida actividad el
    que obtuvo para Venustiano Carranza y el Constitucionalismo el
    triunfo sobre el Usurpador Victoriano Huerta y no Alvaro
    Obregón, y sobre el traidor hipócrita agrarista
    Emiliano
    Zapata; siendo además, a el General Pablo
    González Garza a quien don Venustiano Carranza
    debió alcanzar la Presidencia de la República y
    hacer posible que se Promulgara la Constitución de 1917.

    Así, ante la verdadera historia de la
    Revolución, quedaron íntimamente ligados, Madero,
    Carranza, Pablo González, El Plan de Guadalupe, y la
    Constitución de 1917.

    VIDA
    Y
    MUERTE DE LA REVOLUCIÓN
    CUBANA

    Con el título de "Vida y muerte de la
    revolución
    cubana", se publicó recientemente por la editorial
    Fayard, de París, un libro en que
    su autor hace un estudio cuidadoso y detallado del proceso
    revolucionario cubano. En la presentación del libro dicen
    sus editores franceses:

    "¿Puede uno encontrar un testigo mejor? Formando
    parte desde la edad de 17 años de la guerrilla junto a
    Fidel Castro y de Ernesto "Che" Guevara, el coronel Dariel
    Alarcón Ramírez,
    con el nombre de guerra
    "Benigno", se sintió ebrio con la revolución
    victoriosa antes de asumir responsabilidades oficiales en el
    corazón
    mismo del régimen. Poco a poco llegó a dirigir las
    Escuelas especiales de entrenamiento de
    extranjeros, infiltrado en una guerrilla contra- revolucionaria,
    jefe de la policía militar en La Habana, del
    Batallón de Seguridad del
    Estado Mayor,
    de las Prisiones, ha tratado íntimamente a todos los
    dirigentes cubanos y participado en todas las campañas de
    desestabilización en países
    extranjeros".

    "Hoy ha decidido hablar. ¿Qué ha pasado
    exactamente durante esos cuarenta años?
    ¿Cuándo y en qué momento la
    revolución se convirtió en una tiranía?
    ¿Cuál es la situación actual en la
    isla?"

    "El testimonio lúcido y apasionado de este
    hombre fiel a
    la memoria del
    "Che" es abrumador".

    PRÓLOGO

    La publicación de este libro
    constituye un acto político, el testimonio de mi ruptura
    con el régimen de Fidel Castro. El lector se
    preguntará cómo un cambio tan
    radical y rápido se pudo producir en un hombre que
    luchó en las filas de la revolución
    cubana desde el desembarco del Granma, que luchó junto
    al Che Guevara en
    África y en Bolivia. Por
    eso hace falta que se inicie este libro con una
    breve explicación.

    Fidel y la
    muerte del Che

    En mi caso no se trata de un cambio
    repentino puesto que mi visión empezó a
    transformarse en 1968, cuando regresé de Bolivia
    después de la muerte del
    Che y de casi todos nuestros compañeros. Fui entonces a
    ver, para hacerles algunas preguntas, no solamente a Fidel
    Castro, sino también a los otros responsables del asunto
    de Bolivia. Mis
    preguntas eran bien simples: ¿No pudo Cuba enviar a
    alguien a Bolivia para
    saber dónde nos encontrábamos? ¿Cómo
    pudieron sacar de allí y mandar a Francia a
    Renán Montero, el único contacto con el exterior
    con el que contábamos? ¿Por qué continuaron
    enviando mensajes por radio pidiendo
    noticias nuestras sin hacer nada por ayudarnos?

    Las respuestas que obtuve, lejos de convencerme, me
    hicieron comprender que algo muy importante se me ocultaba.
    Trabajando después para el Ministerio del Interior, y con
    el
    conocimiento de muchos agentes de información, que miembros de la KGB (en
    particular el teniente coronel hispano-soviético llamado
    Ángel, que colaboraba con los cubanos a cambio de ron
    y de tabacos), que a mediados de noviembre el secretario general
    del Partido Comunista boliviano, Mario Monje, había ido a
    la Unión Soviética. De allí fue a Cuba, y luego
    volvió a la Unión Soviética, donde
    pasó unos días a fines de ese mismo mes. De esa
    manera se ve que Monje no regresó a Bolivia sino
    después de ver a Fidel Castro y de entrevistarse con la
    alta jerarquía soviética.

    Fue en ese momento que Monje y su Partido se negaron a
    unirse a la lucha armada del Che. Fidel, perfectamente informado
    de esa situación, le ha mentido a nuestro pueblo durante
    muchos años. Y lo más escandaloso es que,
    después de haber enviado al Che a hacerse matar en los
    bosques bolivianos haya hecho del Che una bandera para pedirle a
    los cubanos que trabajen, sabiendo, como sabe, que el pueblo
    cubano ha tenido siempre devoción por Ernesto, y que
    lloraba su muerte. Todo
    eso no le quita la culpabilidad al señor Mario Monje,
    junto al movimiento de
    liberación boliviano, pero la de Fidel Castro y la de los
    soviéticos está unida a la anterior.

    La ambición de Fidel Castro ha sido siempre
    parecer un Sucre, un Bolívar o un San Martín, y aun
    más grande que ellos, pero en realidad él no ha
    hecho más que traicionar a la América
    Latina. Otro ejemplo de esa traición se evidencia en
    su actitud frente
    a México, el único país que siempre ha
    mostrado amistad por
    Cuba. Fidel ha
    dicho que jamás le ofrecerá ningún tipo de
    ayuda a los organizaciones
    oposicionistas mexicanas, de las que yo personalmente, a
    petición del Frente América, he entrenado a algunos de sus
    miembros en Cuba, y he
    dado conferencias sobre mis experiencias con el Che.

    De esa manera, se iba aclarando a mis ojos que mi
    revolución tomaba un camino bien extraño. Nosotros
    repetimos con frecuencia que Cuba estaba en
    las manos de los norteamericanos, pero nosotros mismos la
    habíamos convertido en presa del así llamado campo
    "socialista", y esa política ha impedido
    nuestro desarrollo
    hasta el punto de poner en peligro la revolución,
    desviando todas nuestras riquezas hacia ese campo
    socialista.

    Me fui dando cuenta cuánta razón
    tenía el Che al denunciar esas situación. Él
    fue acusado de trotzkista y de maoísta, lo que dio lugar a
    serias discusiones con Fidel, y que fue una de las razones por
    las que se decidió a ir a luchar en suelo africano. Y
    cuando volvimos de África, en parte yo entendí por
    qué no tenía él deseos de regresar a Cuba, y
    era por los problemas que
    había tenido con el gobierno cubano, y más
    particularmente con Fidel y Raúl Castro.

    Fidel y el MC (Moneda
    Convertible)

    Cuba vio surgir situaciones difíciles por la
    formación de departamentos como el MC, el departamento de
    monedas convertibles, cuya misión era
    de hacer entrar en el país divisas, y que estaba dirigido
    por el coronel Antonio de la Guardia, más conocido por el
    diminutivo de Tony. Bajo la dirección de Fidel y del ministro del
    Interior, José Abrante Fernández, Tony tuvo
    autorización para emprender todo tipo de negocios en
    Cuba y en el extranjero. Uno de sus primeros pasos fue el de
    ponerse en contacto con Robert Vesco, un narcotraficante
    norteamericano a quien hizo ir a Cuba, donde invirtió
    mucho dinero. Ese
    individuo poco a poco se convirtió en uno de los
    dueños de la isla donde continúa viviendo en la
    actualidad. El 10 de junio de 1995 los Estados Unidos
    pidieron su extradición, pero el gobierno cubano lo ha
    protegido alegando que también está pendiente de un
    juicio Cuba, por lo que prefirió deshacerse de un sobrino
    del expresidente Richard Nixon que también estaba
    comprometido en aquellos negocios.

    El asesinato del general
    Ochoa

    Parecido al caso de Tony de la Guardia y de su hermano
    Patricio, fue el de Arnaldo Ochoa, autorizado para hacer todo
    tipo de negocios en el
    continente africano. Así nos sorprendió
    terriblemente ver fusilar a Tony y a Arnaldo por operaciones que
    ellos habían realizado a instancias del gobierno de Fidel
    Castro. Se trataba pura y sencillamente de salvarle la cara a
    Fidel cuando se viera claro que los norteamericanos tenían
    elementos suficientes para probar la participación de
    altos funcionarios cubanos en el tráfico de
    estupefacientes. Esos compañeros, Tony de la Guardia y
    Ochoa, hijos de nuestro pueblo, fueron sacrificados para salvarle
    la cara a Fidel. No soy yo el único que ha visto claro
    este asunto: todo el pueblo cubano se siente dolido puesto que a
    Arnaldo todos lo querían. Por mi parte, yo lo había
    conocido el mismo día que entré a formar parte del
    Ejército Rebelde, y fuimos hermanos de armas hasta el
    triunfo de la revolución.

    Raúl Castro, en el discurso que
    pronunció en el juicio de Arnaldo Ochoa, dijo que
    éste había cometido errores graves desde los
    años 70. Teniendo en cuenta que en Cuba la inmoralidad
    existe a todos los niveles, uno no puede desechar la idea de que
    Arnaldo no hay cometido algunos actos dudosos basado en el gran
    poder que se le concedió. Y así, los cubanos se
    preguntaban que, si eran ciertas las palabras de Raúl,
    cómo Ochoa que entonces no era nada más que
    comandante pudo mantener su puesto en el Comité Central, y
    en 1974 fue ascendido a general de brigada y después a
    general de división, y nombrado primer Héroe de la
    República conjuntamente con el general Abelardo
    Colomé Ibarra, llamado "Furri". Puesto que Arnaldo y
    "Furri" fueron escogidos para esos honores uno no puede menos que
    preguntarse sobre la gravedad de los errores y las faltas
    cometidas por los otros dirigentes del país.

    El viejo imperialismo de
    España

    Nos dimos cuenta de que el gobierno cubano denunciaba
    vivamente las injerencias extrajeras en el país antes de
    la revolución, pero que pasaba el tiempo e iba
    vendiéndole la isla a los mismos que antes nos
    tenían esclavizados: los españoles. No tengo nada
    contra los españoles, pero me resisto a verlos poseer tan
    gran parte de nuestras riquezas (¿No controlan ya toda la
    producción de tabaco?). Es una
    aberración indignante que un ciudadano cubano tenga que
    recurrir al mercado negro
    para satisfacer ese gusto (los gobernantes, por supuesto, tienen
    todo lo que quieren).

    De manera progresiva todas nuestras riquezas van pasando
    a manos extranjeras. En la actualidad el cubano no tiene
    más derecho que el de cumplir con su trabajo y someterse a
    la voluntad de Fidel mientras que a un turista le basta
    desembarcar en Cuba para reinar sobre toda la isla. Un cubano no
    tiene derecho a invertir un solo centavo (excepto si ha recibido
    una herencia, y esto
    desde hace poco); mientras que un extranjero puede, sea cual sea
    su ideología, hacer cuantos negocios
    quiera.

    "¿Hasta
    cuándo?" se preguntan las FAR

    Todo eso me ha llevado a reflexionar también
    sobre mi propia vida. Me di cuenta de que todo el tiempo yo
    había sido manipulado, que mis sacrificios habían
    sido utilizados para beneficio de esos señores que hoy son
    los dueños de Cuba, cuyas familias salen a viajar a
    Panamá,
    al Canadá, a México, a Europa, a
    precio del
    sudor de los hombres que se levantan a las tres de la madrugada
    para ir a cortar caña de azúcar. El pueblo cubano
    ve y comprende todo eso, pero vive bajo un temor tal que no osa
    protestar. Hoy por hoy hay en Cuba un terror inmenso, y nosotros
    los militares hemos sido manipulados para imponer ese terror
    –aunque yo puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que
    más del 90% de las fuerzas armadas cubanas no están
    de acuerdo con el gobierno ni con Fidel Castro. He hablado con
    miles de militares y todos se preguntan lo mismo, "¿Hasta
    cuándo? ¿Cuáles son las intenciones de
    Fidel?" Lo que domina el pensamiento de
    todo el pueblo es que hace falta un cambio
    político, pero nadie lo dice puesto que en Cuba una sola
    frase puede ser suficiente para que lo denuncien a uno como
    contrarevolucionario.

    Hoy yo siento la vergüenza de no haber dicho antes
    todo lo que afirmo hoy. Pero sin tratar de justificarme yo no
    puedo olvidar lo difícil que me fue dar el paso necesario.
    Lo que más me hace sufrir es haber yo mismo participado en
    la destrucción del pueblo cubano…

    CASTRO Y LAS
    GUERRILLAS DE MÉXICO

    Por su especial interés en
    relación con la actividad guerrillera y terrorista que
    existe en la actualidad en México, se transcriben
    aquí, del mismo libro que lo anterior, pasajes de las
    declaraciones del teniente coronel Dariel Alarcón Ramírez
    ("Benigno"). En estas páginas se refiere a la entrevista
    televisada de la periodista noreteamericana Bárbara
    Walters con Fidel, en la que éste le negó que en
    Cuba estuvieran recibiendo instrucción y adoctrinamiento
    numerosos guerrilleros mexicanos; dice:

    Me indigné al ver esa entrevista
    toda vez que yo tenía conocimiento
    de ciertas noticias que no publicaba la prensa cubana,
    pero que las autoridades le daban la mayor importancia. Yo
    recibía lo que llamaban "síntesis de despachos",
    una pequeña revista
    publicada por el Comité Central con noticias a las que no
    tenía acceso el pueblo. Fue así que me
    enteré de lo que decían los Estados Unidos
    sobre dicho asunto [sobre el entrenamiento de
    guerrilleros en territorio cubano]. Pero yo sabía que por
    lo menos en dos lugares de Cuba se les daba entrenamiento a
    los mexicanos: veinticuatro en PETI l, en la sierra del Rosario,
    en la provincia de Pinar del Río, y otro grupo en Punto
    Cero, en Guanabo. Se me había pedido por el Frente
    América
    que, puesto que yo tenía experiencia de guerrillas, y por
    mis contactos con los movimientos subversivos latinoamericanos,
    que fuera a esos lugares a pasar un día con aquellos
    extranjeros a contarles mis experiencia junto al Che, etc. De esa
    manera que en dos oportunidades fui a PETI 1 y en una a Punto
    Cero para instruir a los mexicanos que se preparaban para la
    lucha clandestina. Allí se les ensañaba cómo
    realizar trabajos ideológicos en las poblaciones, pero
    también se les enseñaba a aquellos militantes
    cómo preparar todo tipo de explosivos, romper todo tipo de
    cerraduras, fabricar bombas y en
    particular trampas? teléfonos, interruptores
    eléctricos, muestras, plumas estilográficas, etc.
    Se les daban cursos de
    espionaje y de seguridad
    personal. No
    se me mandó ir al Punto Cero para enseñar, ya que
    no estaba suficientemente preparado en esos asuntos, sino porque
    allí se enteraron de que había estado en PETI
    1 y también querían conocerme. Sabía que en
    ese grupo
    figuraban dos dirigentes de la lucha clandestina cuyos
    seudónimos ahora no recuerdo. Fue por ese motivo que
    la entrevista
    por televisión
    [de Fidel con Bárbara Walters] me indignó de tal
    manera, y más aún al ver la miradas de duda que
    él le dirigía a la periodista, y su sonrisa
    irónica. Me daban ganas de ir a donde estaban y de decirle
    a ella: "Fidel es un mentiroso. Yo le puedo mostrar a usted
    dónde en este mismo instante se están entrenando
    los mexicanos".

    Mi indignación era tan grande que no pude dormir
    esa noche y me pasé todo el tiempo conversando con mi
    mujer y
    diciéndole hasta qué punto se mentía, y la
    pena que me daba por el aprecio que le tengo al pueblo mexicano.
    Es bien sabido que en una guerra
    revolucionaria hay que saber mentir al enemigo, pero jamás
    a su mejor amigo, y México había demostrado
    año tras año, en todas las reuniones
    internacionales, y en toda circunstancia, que era el único
    amigo verdadero de Cuba en toda la América
    Latina. Aunque las diferencias políticas
    podían traer problemas,
    México siempre se portó con nosotros de manera
    leal, y nosotros le pagábamos a ese país con una
    traición. Y me preguntaba a mí mismo:
    "¿Serán todos los movimientos revolucionarios un
    mito?
    ¿Descansan todos en la mentira? ¿Será
    necesario decirles a los que creen en ese mito: 'no se
    embarquen en tal aventura, toda ella es una mentira'".

    Es posible que agentes de la CIA estuvieran mezclados
    con esa gente [con los guerrilleros], pero eso es otro asunto,
    pues si es cierto de que se han descubierto operaciones de
    espionaje en las que han estado involucrados funcionarios
    mexicanos, jamás en ellas ha estado presente el gobierno
    de México. No voy a decir que todos los mexicanos son
    puros, los hay que se venden por dinero, pero
    no se puede acusar al gobierno mexicano de traición
    respecto a Cuba, a pesar de que el gobierno cubano ha traicionada
    a México y siempre le ha mentido.

    Respecto a los mexicanos [en entrenamiento]
    puedo decir que encontré entre ellos un gran fervor
    revolucionario, un deseo grande por lograr algo, una actitud seria.
    Y me complacía ver que no se plegaban a nuestra manera de
    ser. Decían honradamente: "Nosotros somos más del
    norte que de Caribe, y si tenemos una costa caribeña,
    nuestras costumbres no son iguales que las de ustedes. Nuestro
    pueblo es distinto del pueblo cubano.

    Entre ellos se encontraban indios y mestizos, pero no
    blancos. Los que tenían la piel
    más clara (como el comandante Marcos) mostraban la huella
    de su ascendencia indígena. Había sobre todos
    indios de pura sangre, aztecas de
    piel oscura,
    con el cabello espeso y duro, las narices chatas, el cuerpo bajo
    y redondo…

    SOBRE LA
    CONSTRUCCION DEL PARTIDO

    "Todas las luchas revolucionarias del mundo tienen por
    objetivo tomar
    el Poder y consolidarlo" Mao Tsetung.

    Sintetizando experiencias de 100 años de lucha de
    la clase obrera y la revolución mundial, en 1948, el
    Presidente Mao Tsetung escribió:

    "Para realizar la revolución, hace falta un
    partido revolucionario. Sin un partido revolucionario, sin un
    partido revolucionario creado sobre la teoría
    revolucionaria marxista-leninista y en el estilo revolucionario
    marxista- leninista, es imposible conducir a la clase obrera y
    las amplias masas populares a la victoria en la lucha contra el
    imperialismo y
    sus lacayos. En más de 100 años transcurridos desde
    el nacimiento del marxismo,
    sólo gracias al ejemplo que dieron los bolcheviques rusos
    al dirigir la Revolución de Octubre y la construcción socialista a al vencer la
    agresión del fascismo, se han
    formado y desarrollado en el mundo partidos revolucionarios de
    nuevo tipo. Con el nacimiento de los partidos revolucionarios de
    este tipo, ha cambiado la fisonomía de la
    revolución mundial. El cambio ha sido tan grande que se
    han producido, en medio del fuego y el trueno, transformaciones
    del todo inconcebibles para la gente de la vieja
    generación… Con el nacimiento del Partido Comunista, la
    fisonomía de la revolución china
    tomó un cariz enteramente nuevo. Acaso no es
    suficientemente claro este hecho?" (lo destacado es de nuestro
    Partido).

    He aquí magistralmente condensada la
    cuestión del Partido: su necesidad y su construcción como partido de nuevo tipo que
    concreta y da rumbo preciso a la revolución mundial y de
    cada país, en función de la clase obrera y su
    emancipación.

    Tener en cuenta tres cuestiones:

    1) La necesidad del Partido, que es el problema de la
    toma del Poder para la clase obrera;

    2) La construcción del Partido, que es el
    problema de su construcción en un país semifeudal y
    semicolonial en el cual la clase obrera y sólo ella a
    través de su Partido puede dirigir la revolución
    democrático-nacional; y,

    3) La lucha interna, que es el problema de que el
    Partido se desenvuelve en medio de la lucha de dos líneas
    en su seno, lucha sobre la cual se sustenta la unidad y
    cohesión partidarias.

    Y estas tres cuestiones exigen tener en cuenta: en
    primer lugar el marxismo, esto
    es la teoría
    y la práctica, la experiencia del marxismo en el
    problema de la construcción partidaria, las grandes
    enseñanzas sistematizadas por Marx y Engels,
    Lenin y Stalin y el Presidente Mao Tsetung. En segundo lugar la
    construcción del Partido en nuestro propio país…
    Y, en tercer lugar la situación actual en que se
    desenvuelve la construcción del Partido de la clase obrera
    en nuestro país.

    EL MARXISMO Y LA CONSTRUCCION DEL
    PARTIDO

    A mediados del siglo XIX con la aparición del
    marxismo, la clase obrera insurgió como la nueva clase y
    la última de la historia; con el "Manifiesto del Partido
    Comunista" el proletariado enarboló el programa que
    llevará a la humanidad hacia un Nuevo Mundo, la sociedad
    comunista, la Sociedad Sin
    Clases. Este es el programa y el
    camino que necesariamente todos los hombres seguiremos bajo la
    dirección del proletariado concretada en su
    Partido. No hay otro camino para las clases, no hay otro camino
    para la humanidad; la historia mundial lo comprueba
    fehacientemente; y, la Revolución de Octubre, la
    Revolución China y otras,
    el ascendente movimiento de
    liberación nacional, la marcha persistente de la clase
    obrera internacional y sus partidos revolucionarios son parte de
    ese camino inexorable, camino que en los 50 ó 100
    años venideros se desarrollará decisivamente en
    grandes luchas que estremecerán la Tierra,
    como enseña el Presidente Mao Tsetung.

    MARX Y ENGELS Y LA
    CONSTRUCCION DEL PARTIDO

    Marx y Engels fundaron la concepción de la clase
    obrera, el marxismo; y hasta ellos se remontan macizas verdades
    que no podemos abandonar, así el principio de la lucha de
    clases para comprender el mundo y transformarlo, la violencia como
    partera de la historia, la dictadura del proletariado y la
    necesidad de la transformación revolucionaria de la vieja
    sociedad a
    través de un largo proceso
    histórico, entre otras. Pero además, y a veces no
    se resalta suficientemente, Marx y Engels
    concretaron sus tesis en la
    necesidad de la construcción del Partido de la clase
    obrera como instrumento indispensable para pugnar por sus
    intereses de clase. Así, en medio de ardua lucha contra
    viejas concepciones anarquistas de profunda esencia burguesa,
    lograron sentar en los Estatutos de la Internacional en 1884 y
    1872:

    "En su lucha contra el poder unido de las clases
    poseedoras, el proletariado no puede actuar como clase más
    que constituyéndose él mismo en partido
    político y opuesto a todos los antiguos partidos
    políticos creados por las clases
    poseedoras".

    "Esta constitución del proletariado en partido
    político es indispensable para asegurar el triunfo de la
    revolución social y de su fin supremo: la abolición
    de las clases."

    "Puesto que los señores de la tierra y
    del capital se sirven siempre de sus privilegios políticos
    para defender y perpetuar sus monopolios económicos y para
    sojuzgar al trabajo, la conquista del Poder político se ha
    convertido en el gran deber del proletariado."

    Marx y Engels partieron de que los obreros deben luchar
    ellos mismos por su emancipación como clase y que la
    emancipación económica del proletariado es "el gran
    fin al que todo movimiento
    político debe ser subordinado como medio", plantearon la
    necesidad que tiene la clase obrera de organizarse como Partido
    Político para luchar por sus propios intereses de clase,
    para tomar el Poder y así, en consecuencia, servir a su
    meta, al cumplimiento de su meta histórica: la
    abolición de clases y la construcción de una nueva
    sociedad sin
    explotadores ni opresores.

    Asimismo sentaron que la clase obrera se organizaba "en
    partido político distinto y opuesto a todos los antiguos
    partidos
    políticos…" Esto porque la clase obrera al
    organizarse como partido político lo hace tomando como
    sustento su concepción de clase, el marxismo: porque tiene
    su propio programa, el que
    Marx y Engels
    sentaron en el Manifiesto, que lleva a los comunistas a hacer
    "valer los intereses comunes a todo el proletariado,
    independientemente de la nacionalidad" y a que "en las diferentes
    fases del desarrollo
    porque pasa la lucha entre el proletariado y la burguesía,
    representan siempre los intereses del movimiento en
    su conjunto", sujetándose constantemente a su
    concepción de clase que se puede resumir "en la
    fórmula única: abolición de la propiedad
    privada". De esta forma planteaban la construcción de un
    partido "distinto y opuesto" que sirviera a la unión de la
    clase que la revolución demandaba: o en sus propias
    palabras:

    "Para asegurar el éxito de la revolución
    es necesaria la unidad del pensamiento y
    de la acción. Los miembros de la Internacional tratan de
    crear esta unidad por medio de la propaganda, la
    discusión y la
    organización…"

    Además el desarrollo y
    la lucha del Partido del proletariado los concebían
    ligados a la etapa de la revolución y en modo alguno
    desligados de este problema fundamental. Marx planteaba
    que en Alemania la
    revolución de la clase obrera dependería de
    respaldarla "con una segunda edición de la guerra
    campesina", mientras Engels sustentaba: "En un país
    agrario, es una bajeza alzarse exclusivamente contra la
    burguesía en nombre del proletariado industrial, sin
    mencionar para nada la patriarcal `explotación del palo' a
    que los obreros rurales se ven sometidos por la nobleza feudal."
    Por tanto, como Lenin resaltara:

    "Mientras en Alemania no
    estuvo terminada la revolución democrática
    (burguesa), Marx
    concentró toda la atención, en lo que se refiere a
    la táctica del proletariado socialista en impulsar la
    energía democrática de los campesinos."

    Finalmente Marx Y Engels, libraron intensa y gran lucha
    por la construcción del Partido del proletariado; largos
    años invirtieron en combatir contra el anarquismo hasta
    convertir el marxismo en concepción reconocida de la clase
    obrera y en sustento de su organización política. Marx y
    Engels tuvieron que enfrentarse a las maquinaciones de Bakunin y
    su grupo que
    "encubriéndose con el anarquismo más extremista, no
    dirige sus golpes contra los gobiernos existentes, sino contra
    los revolucionarios que no aceptan su ortodoxia y su dirección"; que "se infiltran en las filas
    de la
    organización…e intenta al principio apoderarse de su
    dirección; pero cuando fracasa su plan,
    trata de desorganizarla"; que "organiza…sus pequeñas
    sectas secretas"; que "ataca públicamente en sus
    periódicos a todos los elementos que se niegan a someterse
    a su voluntad"; que "no retrocede ante ningún medio, ante
    ninguna deslealtad; la mentira, la calumnia, la
    intimidación y las asechanzas le convienen por igual." En
    síntesis, contra el anarquismo que tras todas sus
    mascaradas de izquierdismo radicaloide y altisonante esconde su
    esencia derechista y su economicismo que niega la política
    de clase del proletariado.

    Lucha que también libraron posteriormente, contra
    desviaciones derechistas y el oportunismo en el seno de los
    partidos socialdemócratas, especialmente el Alemán
    por sus negaciones de los principios de la
    clase y por las deformaciones burguesas del programa
    político. Esta como la anterior lucha la libraron en
    defensa de la unidad, demandando que "se debe tener el valor de
    renunciar a los éxitos inmediatos en aras de cosas
    más importantes", enseñando la autocrítica y
    el enjuiciamiento serio de los errores y, lo que debe resaltarse
    mucho, señalando la raíz de la lucha y de la
    escisión:

    "Por lo demás, ya el viejo Hegel
    decía que un partido demuestra su triunfo aceptando y
    resistiendo la escisión. El movimiento proletario pasa
    necesariamente por diversas fases de desarrollo, y
    en cada una de ellas se atasca parte de la gente, que ya no sigue
    adelante. Esta es la única razón de que en la
    práctica la solidaridad del
    proletariado se lleve a cabo en todas partes por diferentes
    grupos de
    partido que luchan entre sí a vida o muerte, como
    las sectas cristianas del imperio romano en
    la época de las peores persecuciones."

    Estas son cuestiones fundamentales que Marx y Engels nos
    enseñaron con relación a la necesidad del Partido,
    su construcción y desarrollo en lucha. Esta es una parte
    muy importante del socialismo
    científico, de la propia teoría
    de los clásicos fundadores que muchas veces no se recuerda
    y hasta se omite. Si Marx y Engels no hubieran planteado estos
    problemas su
    gigantesca tarea no hubiera tenido sentido ni concreción.
    Pero, como es muy necesario reiterar, desde su aparición
    la concepción científica de la clase obrera, el
    marxismo, planteó y resolvió el problema del
    Partido; lo que sucede es que, como en otros campos del marxismo,
    esta teoría
    y práctica revolucionaria sobre la necesidad del Partido,
    su construcción y la lucha de dos líneas en su
    seno, ha sido desarrollada sintetizando las grandes experiencias
    posteriores de la clase obrera internacional, labor que han
    cumplido a nivel mundial Lenin y el Presidente Mao
    Tsetung.

    LENIN Y LA
    CONSTRUCCION DEL PARTIDO DE NUEVO
    TIPO

    El siglo XX nos trajo el imperialismo
    fase superior y última del capitalismo,
    en ella la clase obrera toma el Poder y lo consolida. Lenin
    retomando las viejas tesis
    revolucionarias de Marx y Engels, que el viejo revisionismo quiso
    destruir las desarrolló elevándolas a la etapa del
    marxismo-leninismo. Qué implicancias tiene este desarrollo
    del marxismo para la construcción del partido del
    proletariado? Lenin, consciente de que había llegado a la
    etapa del asalto al Poder y de la dictadura del proletariado
    resaltó la necesidad del partido para transformar la
    sociedad; su
    gran divisa nos lo demuestra:

    "Dadnos una organización de revolucionarios y
    removeremos a Rusia en sus cimientos."

    Para Lenin cambiar el mundo exige del Partido y
    éste tiene un programa que,
    según sus propias palabras, "consiste en la
    organización de la lucha de clases del proletariado y
    en la dirección de esta lucha cuyo objetivo final
    es la conquista del Poder político por el proletariado y
    la
    organización de la sociedad socialista."

    Comprendiendo, como nadie en su tiempo, la necesidad de
    la
    organización del proletariado en cuya organización reside su fuerza, Lenin
    sentó las siguientes tesis que
    ningún comunista puede olvidar:

    "El proletariado no dispone, en su lucha por el Poder,
    demás arma que la organización. El proletariado, desunido por
    el imperio de la anárquica competencia
    dentro del mundo burgués, aplastado por los trabajos
    forzados al servicio del
    capital, lanzado constantemente `al abismo' de la miseria
    más completa, del embrutecimiento y de la
    degeneración, sólo puede hacerse y se hará
    inevitablemente una fuerza
    invencible siempre y cuando que su unión ideológica
    por medio de los principios del
    marxismo se afiance mediante la unidad material de la
    organización, que cohesiona a los millones de trabajadores
    en el ejército de la clase obrera. Ante este
    ejército no se sostendrá ni el poder
    decrépito de la autocracia rusa ni el poder caducante del
    capitalismo
    internacional. Este ejército estrechará sus filas
    cada día más, a pesar de todos los zigzages y pasos
    atrás, a pesar de las frases oportunistas de los
    girondinos de la socialdemocracia contemporánea, a pesar
    de los fatuos elogios del atrasado espíritu del
    círculo, a pesar de los oropeles y el alboroto del
    anarquismo propio de los intelectuales."

    Los comunistas y los revolucionarios peruanos debemos
    atender estas palabras hoy para nosotros más preciosas que
    nunca. Resaltamos en ellas: en primer lugar, la lucha por el
    Poder demanda la
    organización del proletariado y es tal su importancia que
    deviene su arma única: en segundo lugar, pese a todas las
    dificultades que le impone la explotación, si tomando el
    marxismo como guía y base de unión
    ideológica la concreta cohesionando sus filas en la
    organización el proletariado será invencible; en
    tercer lugar, contra el ejército organizado del
    proletariado no podrá mantenerse el poder reaccionario en
    una nación ni el imperialismo ni el socialimperialismo a
    nivel mundial; en cuarto lugar, la clase obrera organizada
    cohesionará más y más sus filas contra las
    asechanzas siniestras del revisionismo contemporáneo,
    avanzará pese al espíritu de grupo y secta
    evidentemente caducos y marchará a pesar de la renuencia
    organizativa y la palabrería declamatoria del "anarquismo
    propio de intelectuales".

    Así Lenin se planteó el problema de la
    construcción del partido, de su necesidad y desarrollo en
    lucha y de su construcción ideológica y
    política y organizativa.

    Más esto no es todo, en "Un paso adelante, dos
    pasos atrás" sentó las tesis
    organizativas del Partido, cuyo magistral resumen tomamos de la
    vieja y gran "Historia del Partido Comunista (bolchevique) de la
    URSS", de la de Stalin:

    1) El Partido es un destacamento de la clase obrera, una
    parte de ella. Pero es destacamento de vanguardia que
    va adelante, que dirige: es destacamento consciente, que conoce
    las leyes del
    proceso
    revolucionario; y es destacamento marxista, que se sustenta
    firmemente en la concepción revolucionaria de la clase
    obrera.

    2) El Partido es un destacamento organizado, es un
    sistema de
    organizaciones
    que "como destacamento de vanguardia de
    la clase obrera, reúne el máximun de
    organización posible y sólo acoge en su seno a
    aquellos elementos que admitan, por lo menos, un grado
    mínimo de organización" por ello tiene una disciplina
    propia obligatoria para todos sus miembros.

    3) El partido es "la forma más alta de
    organización" del proletariado llamada a dirigir a las
    demás organizaciones de
    la clase para cuyo fin cuenta con estar compuesta por los mejores
    hijos de la clase (pertrechados con el marxismo, conocedores de
    las leyes de la lucha
    de clases), y con la experiencia de la clase obrera mundial y la
    suya propia.

    4) "El Partido es la encarnación de los
    vínculos que unen al destacamento de vanguardia de
    la clase obrera con las masas"; por tanto no vivirá ni
    desarrollará desvinculado de las masas y, por el
    contrario, su vida y desarrollo demandan "multiplicar sus
    vínculos con las masas y conquistarse la confianza de las
    masas"

    5) El partido debe organizarse sobre el centralismo
    democrático, con estatutos únicos y con una
    disciplina
    igual para todos y "con un sólo órgano de
    dirección a la cabeza, a saber: el Congreso del Partido y,
    en los intervalos entre congreso y congreso el Comité
    Central, con la sumisión de la minoría a la
    mayoría, de las distintas organizaciones a
    los organismos centrales, y de las organizaciones
    inferiores a las superiores".

    6) Para mantener la unidad en sus filas el Partido
    requiere de una disciplina
    única e igual para todos: unidad que demanda gran
    atención, pues como dijera Stalin "el camarada Lenin nos
    legó que cuidásemos la unidad del Partido como de
    las niñas de los ojos"

    Estas tesis y las
    anteriores las debemos tener muy presentes los comunistas y los
    revolucionarios peruanos, pues todas ellas son vitales. Otro
    problema de extraordinaria importancia tratado por Lenin, es el
    de la clandestinidad, cuestión que entre nosotros se
    confunde con ocultismo, con la política del avestruz.
    Lenin planteó la necesidad de un Partido clandestino, como
    un sistema de
    organizaciones altamente centralizado a fin de poder contar
    constantemente, en toda circunstancia, con un "estado mayor"
    capaz de conducir la revolución, mantener sus banderas y
    pugnar por ellas pese a la represión y a la
    persecución. La clandestinidad sirve, pues, para ser del
    Partido "una maquina de combate" que persevera indomable hacia su
    meta de tomar el Poder para cambiar el mundo sin desligarse
    jamás de las masas. Por necesidades de la propia lucha en
    nuestro país debemos resaltar algunos puntos sobre este
    complejo problema: aquí, es particularmente importante,
    tener una clara idea de en qué consiste el arte de la
    organización conspirativa. Lenin, con sus propias
    palabras, en "Carta a un
    camarada sobre nuestras tareas de organización", folleto
    del cual se perora pero cuyas normas no se
    entienden ni menos se aplican, nos dice:

    "Todo el arte de la
    organización conspirativa debe consistir en saber utilizar
    a todos y todo, en dar `trabajo a todos', y al mismo tiempo
    mantener la dirección de todo el movimiento, no por la
    fuerza del
    poder, se entiende, sino por la de la autoridad, de
    la energía, por la mayor experiencia, variedad de conocimiento y
    talento." En el mismo folleto, en contra de quienes entienden la
    clandestinidad como algo rígido y mecánico, Lenin
    planteó: "Además, el grado de clandestinidad y la
    forma orgánica de los diversos círculos,
    dependerá de la naturaleza de sus
    funciones: por
    consiguiente, las formas de organización serán las
    más variadas (desde el tipo de organización
    más `estricto', estrecho, cerrado, hasta el más
    `libre', amplio, abierto y poco estructurado)." Consideramos esta
    cuestión de sumo interés
    para nuestra revolución en la actualidad pues hay,
    reiteramos demasiado pensamiento
    mecanicista y no dialéctico al considerar estos problemas.
    Además, señalemos que Lenin resaltó, con
    relación al trabajo clandestino, las cuestiones del
    trabajo secreto y el trabajo
    abierto; veamos sus planteamientos expuestos en "El Partido
    clandestino y trabajo legal": "El problema del partido
    clandestino y del trabajo legal de la socialdemocracia dentro de
    Rusia es uno de los principales problemas de
    Partido; ocupa la atención del P.O.S.D.R. durante todo el
    período siguiente a la revolución (se refiere a
    1905) y ha dado lugar a la más violenta lucha dentro de
    sus filas. En torno de este
    problema se ha desarrollado principalmente la lucha de los
    liquidadores contra los antiliquidadores… La Conferencia de
    diciembre de 1908…fijó con claridad en una
    resolución especial el criterio del Partido sobre las
    cuestiones de organización: el partido se compone de
    células
    socialdemócratas clandestinas que deben crearse 'puntos de
    apoyo para el trabajo
    entre las masas', en forma de una red, lo más amplia y
    ramificada que sea posible, de sociedades
    obreras legales." Y destacando las relaciones del trabajo
    clandestino y legal: "La conclusión principal de la
    apreciación que nuestro partido tiene del momento es que
    la revolución es necesaria y se aproxima. Han cambiado las
    formas de desarrollo que conducen a la revolución, pero
    las viejas tareas de la revolución siguen en pie. De
    ahí las conclusiones; las formas de la organización
    deben cambiar, las 'células'
    tienen que adoptar formas flexibles, de tal modo que su
    ampliación no se produzca a menudo a expensas de las
    mismas células,
    sino de su 'periferia' legal, etc. "Pero este cambio de formas de
    la organización clandestina no tiene nada que ver con la
    fórmula de 'acomodarla' al movimiento legal. Es algo
    completamente distinto! Las organizaciones legales son los puntos
    de apoyo que permiten llevar a las masas las ideas de las
    células
    clandestinas. Quiere decir que la forma de la influencia la
    modificamos al objeto de que la influencia anterior marche en el
    sentido de la orientación clandestina. "Por la forma de
    las organizaciones, lo clandestino 'se acomoda' a lo legal. Por
    el contenido del trabajo de nuestro Partido, la labor legal 'se
    acomoda a las ideas clandestinas." Y, finalmente: "El Partido
    socialdemócrata es clandestino 'en su conjunto', en cada
    una de sus células, y
    -lo que es más sustancial- por todo el contenido de su
    trabajo, que propugna y prepara la revolución. Por esto,
    el trabajo
    más abierto de las más abierta de sus
    células no puede ser tenido como 'trabajo abierto del
    Partido'." Esta cita es larga pero la consideramos de gran
    importancia para el trabajo
    revolucionario de nuestro país y merece especial
    atención, así como las precedentes sobre el trabajo
    clandestino. En nuestro país es común el criterio
    de que el trabajo clandestino desliga de las masas; pero
    recordemos lo que al respecto decía Lenin: "Pero este
    revolucionario -Sverdlov- profesional jamás, ni por un
    minuto se apartó de las masas. Cuando las condiciones del
    zarismo lo condenaron, como a todos los revolucionarios de su
    tiempo, a desarrollar una actividad exclusivamente ilegal,
    clandestina, también en este medio supo el camarad
    Sverdlov marchar siempre hombro a hombro, mano a mano con los
    obreros de vanguardia."
    Estas son tesis fundamentales de Lenin que debemos tener
    presentes en la construcción y desarrollo del Partido del
    proletariado, y aplicarlas correctamente a la
    reconstitución del Partido de Mariátegui. Para
    concluir baste recordar que estos principios de la
    construcción del Partido revolucionario del proletariado,
    del Partido bolchevique, del Partido capaz de tomar el Poder, no
    cayeron del cielo sino que fueron establecidos en medio de una
    gran y dura lucha contra los mencheviques, oportunismo de derecha
    de esa época en Rusia; y que aemás, al librar lucha
    por los principios
    organizativos del Partido, Lenin tuvo que habérselas con
    un trasfondo preciso: una línea política
    oportunista de derecha. De ahí que, como sabiamente
    concluyera, en problemas de organización no se cambia en
    24 horas ni en 24 meses. Para concluir, recordemos que Lenin
    estableció que los Partidos avanzan en medio de la lucha
    casi siempre bajo fuego enemigo; en sus propias palabras:
    "Marchamos en pequeño grupo unido por un camino escarpado
    y difícil, fuertemente cogidos de las manos. Estamos
    rodeados por todas partes de enemigos, y tenemos que marchar casi
    siempre bajo fuego. Nos hemos unido en virtud de una
    decisión libremente adoptada, precisamente para luchar
    contra los enemigos y no caer, dando un traspiés, al
    pantanos vecino cuyos moradores nos reprochan desde un principio
    el que no hayamos separado en un grupo aparte y el que hayamos
    escogido el camino de la lucha y no el de la
    conciliación." Estas tesis de Lenin no son importantes
    para nosotros? Los comunistas y los revolucionarios no deberiamos
    realmente ceñirnos a ellas? Lo estamos haciendo como
    corresponde? Ya es tiempo de dejar de lado la autocomplacencia y
    enjuiciar seriamente nuestra realidad revolucionaria.

    MAO TSETUNG Y LA
    CONSTRUCCION DEL PARTIDO EN LOS PAISES SEMIFEUDALES Y
    SEMICOLONIALES

    Para concluir nuestro tema, El Marxismo y la
    construcción del Partido, ocupémonos de las tesis
    del Presidente Mao Tsetung sobre la necsidad del Partido, su
    construcción y la lucha en su seno. En la cita inicial de
    este artículo se transcribe precisamente su tesis sobre la
    necesidad del Partido. Sería inútil redundar.
    Pasando al problema de la construcción partamos de que en
    "Problemas de la Guerra y la Estrategia", el
    Presidente Mao sienta la construcción sobre el principio
    universal de la violencia
    revolucionaria. Así nos enseña: "La tarea central y
    la forma más alta de toda revolución es la toma del
    Poder por medio de la lucha armada, es decir, la solución
    del problema por medio de la guerra. Este revolucionario
    principio marxista-leninista tiene validez universal tanto en
    China como en
    los demás países." Partiendo de este principio
    marxista-leninista y diferenciando el desarrollo de la
    revolución en los países capitalistas y en China, en el
    mismo trabajo estableció: "En China, la
    forma principal de lucha es la guerra y la forma principal de
    organización el ejército. Todas las demás
    formas como las organzaciones y luchas de masas populares, son
    también muy importantes y absolutamente indispensables, y
    de ningún modo deben se dejadas de lado, el objetivo de
    todas ellas es servir a la guerra. Antes del estallido de la
    guerra todas las organizaciones y luchas tienen por finalidad
    prepararla, … Después del estallido de una guerra, todas
    las organizaciones y luchas se coordinan de modo directo o
    indirecto con la guerra." Desarrollando el problema de la
    construcción del Partido, el Presidente Mao Tsetung en
    "Acerca de la aparición de la revista El
    Comunista" plantea y resuleve fundamentales problemas. Asi nos
    plantea que, en primer lugar, el Partido Comunista de China
    mantuvo grandes y numerosas luchas en las cuales se forjaron sus
    militantes, sus cuadros y sus organizaciones; que obtuvo grandes
    victorias y también sufrió serias derrotas; y que
    comprender las leyees del desarrollo del Partido requiere
    analizar su propia historia y extraer de ella la solución
    de sus problemas de construcción. En segundo lugar, del
    enjuiciamiento de su propio Partido en sus relaciones con la
    burguesía y sus relaciones con el frente único y la
    lucha armada, establece las siguiente gran tesis: "A
    través de estas complicadas relaciones con la
    burguesía china, la revolución china y el Partido
    Comunista de China se han ido desarrollando. Esta es la
    particularidad histórica, una característica del desarrollo de la
    revolución en las colonias y semicolonias, característica ausente en la historia de la
    revolución de cualquier país capitalista." Esta
    cuestión es básica para nosotros, los comunistas y
    revolucionarios peruanos, pues también nuestra sociedad es
    semicolonial y semifeudal de lo cual deriva que nuestra
    revolución sea también democrático-burguesa,
    como la primera etapa de la revolución china; y que, en
    consecuencia, "los blancos principales de la revolución
    sean el imperialismo y el feudalismo." En
    tercer lugar, la revolución china presenta dos
    peculiaridades; en las propias palabras del Presidente
    Mao:

    "Así la formación por el proletariado en
    un frente unido nacional revolucionario con la burguesía o
    la forzada ruptura de este frente, en primer lugar; y la lucha
    armada como forma principal de la revolución en segundo
    termino se han convertido en las dos peculiaridades fundamentales
    en el curso de la revolución democrático-burguesa
    en China."

    En cuarto lugar, de lo anterior se desprende que la
    construcción y desarrollo del Partido Comunista de China
    no se puede entender al margen de esas dos peculiaridades que son
    cuestiones básicas de la línea política de
    la revolución democrática. Como el mismo gran
    dirigente nos enseña:

    "Los reveses o los éxitos del partido, sus
    retrocesos o avances, la reducción o ampliación de
    sus filas, su desarrollo y consolidación, no pueden dejar
    de estar ligados a las relaciones del Partido con la
    burguesía y con la lucha armada. Cuando la línea
    política resuelve acertadamente la cuestión del
    establecimiento del frente único con la burguesía,
    o de la forzada ruptura de dicho frente unido, el Partido da un
    paso adelante…del mismo modo cuando el Partido aborda en forma
    correcta la lucha armada revolucionaria, da un paso adelante…el
    curso de la construcción del Partido y de su
    bolchevización ha estado así estrechamente ligado a
    su línea política, a su planteamiento acertado o
    erróneo de las cuestiones del frente unido y de la lucha
    armada."

    En quinto lugar, se desprende el problema de una
    dirección acertada en la revolución china. En el
    folleto comentado se sienta la siguiente tesis que debe hacernos
    meditar muy seriamente para ver en qué medida llevamos un
    rumbo correcto.

    "El frente unido, la lucha armada y la
    construcción del Partido constituyen, pues, tres
    cuestiones fundamentales de nuestro Partido en la
    revolución china. Una comprensión correcta de estas
    tres cuestiones y de sus relaciones mutuas significa ya una
    dirección acertada de toda la revolución
    china."

    Y, finalmente, deslindando el papel del
    Partido se señala, en el mismo folleto:

    "La experiencia…nos demuestra que el frente unido y la
    lucha armada son las dos armas básicas para vencer al
    enemigo. El frente unido es un frente unido para mantener la
    lucha armada. Y las organizaciones del Partido son los heroicos
    combatientes que manejan estas dos armas -el frente unido y la
    lucha armada- para asaltar y destruir las posiciones del enemigo.
    Tal es la relación mutua existente entre estos tres
    factores."

    He aquí, a nuestro entender el fundamento
    ideológico y político de la construcción del
    Partido en un país semicolonial y semifeudal establecido
    magistralmente por el Presidente Mao Tsetung; la importancia de
    estas cuestiones no pueden ser soslayadas en modo alguno, pues
    como él mismo nos enseña: "El que la línea
    en lo ideológico y político sea correcta o no, lo
    decide todo"

    Sobre esta base ideológica y política el
    Presidente Mao Tsetung sienta su plan de construcción
    organizativa del Partido, de su táctica y principio de
    lucha. Este problema está planteado en el punto 6 de su
    artículo "Expandir audazmente las fuerzas antijaponesas"
    (Tomo II, pág.453). Analicemos el problema. En primer
    lugar, establece la política de construcción
    organizativa en las zonas dominadas por la
    reacción:

    "En las primeras (las dominadas), nuestra
    política es mantener clandestina la organización
    del Partido y hacerla compacta, selecta y eficaz, permanecer a
    cubierto por largo tiempo, acumular fuerzas y esperar el momento
    propicio, y no precipitarse ni exponerse."

    En segundo lugar, establece el principio de
    táctica que debe ser guía:

    "Conforme al principio de luchar con razón, con
    ventaja y sin sobrepasarse, nuestra táctica en la lucha
    contra los recalcitrantes es combatir sobre un terreno seguro y acumular
    fuerzas utilizando todo lo que permitan las leyes y decretos
    del Kuomintang y las costumbres sociales."

    En tercer lugar, se señala la política
    básica:

    "En todas las zonas dominadas por el Kuomintang, la
    política básica del Partido consiste igualmente en
    desarrollar las fuerzas progresistas (las organizaciones del
    Partido y los movimientos de masas), ganarse a las fuerzas
    intermedias (burguesía nacional, los shenshi sensatos, las
    tropas 'heterogéneas', los sectores intermedios del
    Kuomintang, los sectores intermedios del ejército central,
    la capa superior de la pequeña burguesía y los
    partidos y grupos
    políticos minoritarios, siete categorias en total) y
    aislar a las fuerzas recalcitrantes, a fin de vencer el peligro
    de capitulación y lograr un cambio en la
    situación."

    En quinto lugar, se sienta la necesidad de prepararse
    para contingencias:

    "Al mismo tiempo, debemos estar plenamente preparados
    para enfrentar cualquier situación de emergencia a
    escala local o
    nacional."

    En sexto lugar, resalta la clandestinidad:

    "Las organizaciones del Partido en las zonas del
    Kuomintang deben mantenerse en las más estricta
    clandestinidad."

    En séptimo lugar, se destaca la
    verificación de los miembros de los
    Comités:

    "En el buró del sudeste y en todos los
    Comités provinciales, especiales, distritales o
    terrotoriales, cada uno de los miembros del personal (desde
    los secretarios del Partido hasta los cocineros) debe ser
    sometido a una severa y minuciosa verificación y es
    absolutamente inadmisible que ninguna persona
    susceptible de la más ligera sospecha permanezca en estos
    organismos dirigentes."

    Y, finalmente:

    "Debe ponerse mucho cuidado en la protección de
    nuestros cuadros."

    Todas éstas son certeras y valiosas instrucciones
    sobre la vida organizativa y la lucha del Partido.

    En cuanto a la lucha interna, basta recordar que es
    precisamente el Presidente Mao Tsetung quien ha desarrollado
    magistralmente la comprensión de la lucha en el Partido
    como reflejo de las contradicciones de la lucha de clases y entre
    lo nuevo y lo viejo en el mundo social; más aún,
    sienta que la lucha dentro del Partido es la lucha de dos
    líneas que cubre todo su proceso de desarrollo y que si
    tales contradicciones y luchas no se dieran "la vida del Partido
    tocaría a su fin". Asimismo, él es quien, para un
    desarrollo correcto de la lucha en el seno del Partido,
    planteó la tesis de "sacar lecciones de los errores
    pasados paa evitarlos en el futuro, y tratar la enfermedad paa
    salvar al paciente". Esta gran tesis debemos aplicarla
    tenazmente, hoy más que nunca, recordando su contenido:
    "Hay que ponerse al descubierto, sin tener consideraciones con
    nadie, todos los errores cometidos, y analizar y criticar en
    forma científica todo lo malo del pasado, para que en el
    futuro el trabajo se realice más cuidafosamente y mejor.
    Eso es lo que quiere decir 'sacar lecciones de los errores
    pasados para evitarlos en el futuro'. Pero, al denunciar los
    errores y criticar los defectos, lo hacemos, igual que un
    médico trata un caso, con el único objeto de salvar
    al paciente y no de matarlo."

    El Presidente Mao ha resumido la gran experiencia
    histórica del PCCH, en cuanto lucha de dos líneas,
    con las siguientes palabras: "Hay que practicar el marxismo y no
    el revisionismo; unirse y no escindirse; ser franco y honrado y
    no urdir intrigas ni maquinaciones". Hay que sujetarse a esta
    fran lección; sin embargo no se debe perder nunca la
    vigilancia pues, como él mismo enseñara en
    1964:

    "Hay que estar alertas contra los que urden intrigas y
    maquinaciones. Por ejemplo: han aparecido en el Comité
    Central Kao Kang, Yao Shu-shi, Peng Te-juai, Juang Kecheng y
    otros. Toda cosa se divide en dos. Algunos se empeñan en
    tramar intrigas. Qué vamos a hacer si quieren actuar
    así? Incluso ahora hay personas que se disponen a
    complotar! El que existan conspiradores es un hecho objetivo y no
    es una cuestión de si nos gusta o no."

    Pero para qué es la lucha en el Partido?, en
    último término para mantener la unidad y para
    persistir en el marxismo, para rechazar la escisión y
    repudiar el revisionismo; pues, como él mismo
    enseña, la unidad se levanta sobre la lucha y es lo
    relativo y aquélla lo absoluto. Así, en
    consecuencia, la lucha es para mantener la unidad sobre el
    marxismo, ya que la unidad es importante: "la unidad interna del
    Partido y la unidad entre el Partido y el pueblo son dos armas de
    incalculable valor para
    vencer las dificultades. Todos los camaradas del Partido deben
    apreciarlas."

    He aquí, tesis sustantivas del Presidente Mao
    Tsetung sobre la necesidad del Partido, su construcción y
    la lucha dentro del mismo. Debemos estudiarlas porque ellas son
    decisivas para guiar la construcción del Partido del
    proletariado en nuestra patria.

    Con lo expuesto, hemos planteado lo que, a nuestro
    entender, son tésis básicas del marxismo, de Marx y
    Engels y de Lenin y el Presidente Mao Tsetung, sobre tres
    cuestiones que, como dijéramos, consideramos cuestiones
    claves en la construcción del partido en nuestra actual
    situación: la necesidad del Partido, la teoría de
    su construcción (en un país semicolonial y
    semifeudal), y la lucha de dos líneas en su seno.
    Sustentamos que al problema de la construcción del Partido
    del proletariado no se le presta la atención que
    corresponde y que, incluso, no se mide la complejidad ni la
    importancia de tal cuestión. Y hemos recurrido a
    recapitular tesis fundamentales del marxismo sobre
    construcción del Partido, a riesgo de
    reiterar cosas ya conocidas, por la sencilla razón de que
    sólo tomando el marxismo-leninismo-maoísmo
    tendremos la guía correcta para enfocarla a
    condición de fundir sus principios con nuestra realidad,
    según nos enseñara Mariátegui.

    Toyotismo

    Introducción

    Lucha de clases en
    Japón de posguerra

    ¿Qué es el toyotismo? Los economistas
    burgueses, e incluso algunos con un tinte de izquierdistas, nos
    responden: "Es el Just in Time,
    más el Kan Ban, más los EQ (Equipos de Calidad),
    más la Calidad Total,
    más las normas ISO
    9.000, es la empresa como
    una gran familia en donde
    los trabajadores cantan el himno de la corporación antes
    de comenzar cada jornada y se "sienten" orgullosos de pertenecer
    a ella, etc.". Sin embargo, Muto Ichiyo* demuestra aquí,
    con la simple contundencia de narrar los hechos, que esa
    respuesta es parcial y por lo tanto falsa. Trasmitiendo el
    testimonio vital de Kamata Satochi 1, nos advierte que la esencia
    del toyotismo, del "mundo de la empresa", es:
    "trasladar la competencia
    interempresa, a la competencia-rivalidad entre obreros". Ichiyo
    retoma el análisis de Marx que privilegia las
    relaciones sociales como categoría central respecto a las
    económicas o a las técnicas, aunque todas
    están relacionadas. Así, Ichiyo nos lleva a ver que
    lo central del toyotismo es la irrupción de nuevos
    patrones de dominación del capital sobre el trabajo para
    aumentar la productividad y
    extraer una mayor cuota de plusvalía que permita una nueva
    superación de las crisis
    capitalistas, lo que obviamente no significa eliminarlas. Estas
    nuevas formas de dominación social tienen una de sus
    vertientes centrales en el propio proceso de producción. El proceso de producción de las grandes fábricas
    fordistas basadas en la parcialización del trabajo,
    descompuesto en gestos simples que ejecutaban trabajadores
    sujetos a la velocidad de
    la cadena de producción había generado una unidad
    objetiva en la clase trabajadora que, a su vez era soporte de
    poder relativo del trabajo en el proceso de producción. La
    clase obrera ejercía permanentemente ese poder y la
    "libertad" del
    patrón se veía limitada por las rigideces tanto de
    los convenios colectivos de trabajo, como del poder
    institucionalizado en los sindicatos, en
    los delegados y comisiones internas de las empresas. Este
    poder relativo del trabajo en el proceso de producción
    tenía profundos vasos comunicantes con todos los
    ámbitos de la sociedad. La unidad objetiva de los
    trabajadores en el proceso de producción se
    extendía más allá de cada fábrica, de
    cada "mundo de la empresa" y
    ello se manifestaba en la identidad
    obrera conocida mundialmente como los trabajadores de mameluco
    azul. La burguesía, temiendo que la Revolución
    Rusa de 1917 pudiera despertar emulaciones
    (independientemente de que el hecho trágico de su
    degeneración burocrática alejaba cada vez
    más esta perspectiva) y conmovida por la crisis de los
    '30, con todas sus consecuencias, reconoció
    institucionalmente el poder relativo del trabajo, como una
    táctica para desviar la ola revolucionaria que
    recorría el mundo en las primeras décadas del
    siglos. El reconocimiento institucionalizado al poder del trabajo
    se focalizó en legalizar los nuevos sindicatos de
    masas por industria que
    nacieron al calor de las
    grandes fábricas fordistas. En el plano más
    general, este reconocimiento se manifestó en la
    aceptación de las llamadas conquistas sociales y en la
    elaboración de políticas
    activas tendientes al "pleno empleo". En el
    terreno del derecho nació un amplio tejido de leyes,
    reglamentos y convenios incluso el derecho de huelga, o
    hasta "el control obrero"
    se estamparon en las constituciones (en Argentina es el
    Artículo 14 bis) y aunque sabemos que la Constitución es pisoteada cuantas veces
    pierde efectividad como instrumento de dominación del
    capital sobre el trabajo, el derecho a la huelga
    cuestiona el centro del andamiaje de dominación, basado en
    la exclusividad del Estado al uso de la fuerza, pues
    la huelga es un
    hecho de fuerza. El
    "derecho" a negarse a trabajar es, en su más puro sentido,
    el derecho a la rebelión, a negar la relación de
    opresión establecida por el trabajo muerto, el capital,
    sobre el trabajo vivo. Las regulaciones, las rigideces, las
    llamadas leyes sociales,
    la Seguridad
    Social, la jornada de 8 horas, fueron conseguidas por las
    luchas mundiales del movimiento obrero y reconocidas por la
    burguesía mundial quien terminó aceptándolas
    de mala gana ante la posibilidad de que el movimiento obrero
    avanzara por la vía de la revolución socialista.
    Esa política burguesa, conocida como keynesianismo
    consistía en aceptar hacer concesiones al poder del
    trabajo, a condición de pactar con la dirigencia
    burocrática del movimiento obrero que los conflictos se
    plantearían y encerrarían en el plano sindical,
    centralmente el salarial, castrando la lucha de los trabajadores
    por el poder en toda la sociedad con el fin de construir una
    sociedad sin explotación. El keynesianismo inaugurado a
    raíz de las crisis de los
    años 20 que desembocó en el crac de octubre de
    1929, cobró fuerza después de la II Guerra Mundial y
    pudo sostenerse hasta los '70 por varios factores, entre ellos la
    traición de la dirección sindical y política
    de los rabajadores. Sin disminuir la importancia de los factores
    superestructurales creemos que adquiere gran relevancia el hecho
    de que la batalla por el poder, por liberarse de la
    dominación o por imponer nuevas reglas de
    dominación, se inicie en el ámbito de la
    producción, y en este sentido cobra una importancia
    determinante al extenderse a todos los ámbitos de la
    sociedad, de la nación y del mundo. John Holloway,
    refiriéndose a la implantación del toyotismo en la
    Leyland, afirma al respecto: "Si los cambios en la industria del
    automóvil son representativos de cambios más
    generales en el patrón de las relaciones empresa-trabajadores, entonces no resulta
    sorprendente que haya paralelismos entre los cambios del estilo
    empresarial y los cambios en el Estado. La
    dirección de las empresas y del
    Estado son dos aspectos de la misma cosa, son dos formas de
    relación de capital, la relación de
    dominación entre capital y trabajo… Por lo tanto, las
    condiciones de esa explotación, las luchas en torno al proceso
    de trabajo, son la clave para comprender no solamente los cambios
    en la dirección de las empresas, sino
    también el desarrollo del Estado. Más aún,
    dado que la dirección empresarial está más
    cerca del proceso de trabajo y responde a él más
    directamente, no es sorprendente que las tendencias en el
    desarrollo político sean preanunciadas por las tendencias
    en la dirección empresarial".2 Generalmente lo que pasa en
    el nivel productivo no es focalizado como relevante a la hora de
    hacer análisis y construir políticas,
    sin embargo Marx había señalado la importancia del
    constante cambio de estas relaciones. En El Manifiesto Comunista
    señala que: "La burguesía no puede existir sino a
    condición de revolucionar incesantemente los instrumentos
    de producción y, por consiguiente, las relaciones de
    producción y con ello todas las relaciones sociales".3
    Más adelante, en El Capital, reafirma el profundo sentido
    de los cambios en las relaciones sociales y en el poder del
    patrón que se desenvuelven en el proceso de
    producción. Reproduzcamos algunos párrafos: "La
    maquinaria, asimismo, revoluciona radicalmente la
    mediación formal de las relaciones capitalistas, el
    contrato,
    entre el obrero y el capitalista." vivientes."4 Para Marx:"La
    habilidad detallista del obrero mecánico individual,
    privado de contenido, desaparece como cosa accesoria e
    insignificante ante la ciencia,
    ante las descomunales fuerzas naturales y el trabajo masivo
    social que están corporizados en el sistema fundado
    en la máquina y que forman con éste, el poder del
    patrón".(destacados nuestros)5 Para Marx el sistema de
    producción capitalista no se trata de un proceso de
    trabajo sino de valorización del capital, pero ese sistema
    comienza en la producción en donde el paso de la manufactura a
    la industria
    cambia las relaciones sociales, el contrato entre el
    obrero y el patrón, porque la máquina no sirve al
    obrero sino que éste debe seguir el movimiento que imprime
    la máquina. Este sistema diceproducción.6 Se
    establece así una lucha constante por imponer el dominio sobre el
    "movimiento" o sea sobre quién y cómo domina el
    tiempo de trabajo. Este dominio es
    inestable y en las fábricas fordistas la conflictividad
    era permanente ya que todo cambio de máquinas o herramientas
    se encontraba frente a relaciones rígidas y no flexibles.
    Los trabajadores no eran sumisos a los cambios que les
    significaban un aumento considerable de la explotación.
    Por otro lado, el trabajo repetitivo en el uso de una misma
    máquina producía también un conflicto
    de-sarrolladas debido a la alienación provocada por el
    trabajo monótono, aburrido, en tanto el trabajo
    intelectual se concentraba totalmente en la Oficina
    Técnica y sólo quedaba el trabajo manual para el
    trabajador. La conflictividad de las fábricas
    repercutía sobre todas las relaciones sociales y las
    luchas de los '70 pusieron al rojo vivo que los parámetros
    de dominación del fordismo basados en el contrato social
    del reconocimiento institucional de los sindicatos y
    del "bienestar social" había llegado a su fin.
    "Inflación creciente, gasto público en ascenso,
    ganancias decrecientes, altos niveles de actividad
    huelguística, todo evidenciaba que el equilibrio de
    posguerra estaba llegando a su fin" afirma Holloway en La Rosa
    Roja de Nissan, refiriéndose a la crisis de los
    años 1973 y 1974. En ese momento la productividad,
    como tasa, se volvía negativa y comenzaban a presentarse
    los primero signos del fin del "pleno empleo". Por
    otro lado, en el campo político internacional, el triunfo
    de las masas vietnamitas sobre el ejército de EE.UU. junto
    a "la rebelión" de los países productores de
    petróleo,
    y la actividad revolucionaria en los países del tercer
    mundo en forma de semiinsurrecciones como el Cordobazo argentino,
    o el Mayo francés de 1968 que volteó al hombre
    fuerte de la Europa
    continental, Charles De Gaulle, mostraban hasta qué punto
    había llegado la crisis. La burguesía enfrentaba el
    cambio de las relaciones sociales como un problema de vida o
    muerte para todo el sistema capitalista. Es en este marco que la
    burguesía focaliza su atención en Japón y en
    su forma de organizar la producción completamente
    diferente al taylorismo-fordista que imperaba en los
    países más desarrollados. Holloway sostiene que los
    métodos de
    la Nissan, similares a los de la Toyota: "Representan no
    sólo la expansión del capitalismo
    japonés
    sino también, mucho más importante, una tendencia
    significativa en la estructura de
    la dominación capitalista sobre el trabajo" No fue el
    toyotismo la única salida a la crisis capitalista de los
    '70. Sabemos muy bien que en países como los nuestros
    muchas burguesías se inclinan rápidamente hacia
    otros métodos
    caracterizados por la destrucción de todas las rigideces
    fordistas establecidas en los contratos de
    trabajo llamadas globalmente políticas
    de flexibilización laboral y
    además sabemos que hay un mix de combinación de
    diferentes proporciones de fábricas toyotistas
    coexistiendo con fábricas de alta flexibilización,
    taylorismo salvaje, que actúan como proveedoras de
    fábricas donde predomina la forma de producción
    toyotista. Aún en éstas últimas hay grandes
    sectores que trabajan en puestos de baja calificación, con
    trabajos repetitivos en donde el objetivo
    patronal se focaliza en aumentar la frecuencia de los ritmos de
    trabajo. En toda esta gama hay algo en común. Las "nuevas"
    relaciones son impuestas después y como consecuencia de
    grandes derrotas de los traba-jadores. Al respecto Holloway
    refiriéndose a la reconversión de la fábrica
    inglesa Leyland, destaca que: "…las técnicas patronales
    de Nissan en Suderland pueden ser de inspiración japonesa,
    pero su base real está en la derrota de los obreros en
    Cowley, Longbridge y en otras partes. Son estas derrotas las que
    permiten a la dirección empresarial hablar de introducir
    técnicas patronales japonesas y de desplazarse desde la
    producción Just in case a la producción Just in time".
    Respecto a lo central de la producción japonesa Holloway
    señala: "Es un estilo de dirección basado en la
    presunción de que los trabajadores son disciplinados y
    leales (al capital), de que no habrá paros imprevistos, y
    que la calidad de los
    productos en
    cada una de las fases del proceso será confiable. Presume
    por lo tanto que cuando un director dice: "Ve", el trabajador
    va.". Es acá donde nos reencontramos con Ichiyo. Porque
    Ichiyo nos cuenta historias paralelas entre el proletariado
    japonés
    y el inglés
    en este caso el occidental, en cuanto estos métodos se
    están generalizando en todo el planeta. Ichiyo denuncia y
    muestra las
    nuevas relaciones de producción establecidas a partir de
    las derrotas de los trabajadores del Japón y lo hace no
    sólo viendo las luchas sindicales sino las luchas políticas
    y las relaciones que tienen éstas con la aplicación
    o no de los nuevos paradigmas
    productivos. Ichiyo escribió el trabajo que ahora
    publicamos antes de que asumieran Tatcher, Reagan, Mitterrand, o
    Felipe González, antes de la caída del Muro y de
    los Regímenes del Este de Europa y mucho
    antes de que el fantasma de la desocupación se
    constituyera mundialmente en consecuencia y causa a su vez de
    aplicación de los nuevos métodos de
    dominación. Por eso sus páginas no lo reflejan. Hay
    sin embargo una categoría crucial referente a las derrotas
    de los trabajadores y que es la derrota provocada por no conocer
    los planes del enemigo de clase, lo que a su vez ayuda a la peor
    de las derrotas que es la consecuencia de no haber dado la
    batalla. Para los que desprecian la conciencia de la
    clase, el toyotismo y los trabajos de Ichiyo y Holloway son
    irrelevantes en relación a los problemas políticos
    y organizativos que estos métodos condicionan, para
    nosotros que creemos en la necesidad de que las batallas de la
    clase trabajadora sean conscientes, estudiarlos es fundamental.
    Ichiyo nos sumerge en la historia y las particularidades del
    poder de los trabajadores nipones, en consecuencia su trabajo
    arranca en la posguerra. Después de la II Guerra Mundial la
    derrotada burguesía japonesa atravesó por un
    período de extrema debilidad. Dos gigantes libraron
    batalla en el Japón: por un lado las fuerzas de
    ocupación militar del imperialismo yankee y por el otro el
    movimiento obrero japonés
    que creció como un coloso. Su poder: "Se extendió
    como fuego en un pastizal seco. El crecimiento más
    rápido fue el de la Confederación de Sindicatos de
    Industria
    (Sambetsú), dirigido por comunistas que pasan de nada en
    el '45 a una organización de 1.600.00 a fines del '46. Una
    característica remarcable de esta precoz
    irrupción obrera de posguerra fue el control obrero
    sobre la producción, con la creación
    espontánea de Comités de Taller. Estos
    Comités se unieron a nivel regional y finalmente a nivel
    nacional para formar la Sambetsú… En estas empresas (donde
    la patronal se negaba ponerlas a producir bajo condiciones no
    rentables) los trabajadores tomaron el poder y volvieron ellos
    mismos a poner la producción en marcha, poniendo a los
    directivos bajo su control. Aun
    allí donde no habían tomado las fábricas en
    sus manos los trabajadores crearon, dentro de las empresas,
    situaciones tales que podrían llevarlos fácilmente
    al control de la
    producción. Fuera de las fábricas el control
    popular sobre la alimentación y sobre
    el sistema de racionamiento se extendió
    rápidamente…"(Muto Ichiyo) El imperialismo y la
    burguesía necesitaban retomar el control de la
    situación. El capital, en cuanto trabajo muerto, no puede
    existir si no mantiene la sumisión del trabajo vivo, si no
    reproduce permanentemente el sistema de explotación. De
    esta relación antagónica surge, para la
    burguesía, el imperativo de la búsqueda constante
    no sólo de mayor productividad,
    sino también de nuevas formas de organizar la
    producción que mantengan y/o refuercen su
    dominación, doblegando la abierta o sorda rebelión
    del trabajo. Y eso como parte de una compleja y articulada
    estrategia que
    busca debilitar el poder latente u organizado de los
    trabajadores, impedir en definitiva que el levantamiento de los
    explotados abra el camino hacia la toma del poder y la
    revolución social.

    Una breve historia
    de la búsqueda de la sumisión del
    trabajo

    En los primeros tiempos de la industria capitalista, con
    la manufactura y
    el maquinismo, los patrones eran dueños de la materia prima,
    de máquinas y herramientas,
    de la comercialización y del dinero, pero
    los trabajadores de oficio conservaban "el saber hacer" del
    trabajo. Este "saber hacer" era la base de la articulación
    de un cierto tipo de poder obrero, que ponía
    límites y cuestionaba la sumisión real de la fuerza
    laboral al
    capitalista, a despecho de lo estipulado en el contrato de
    trabajo. Taylor
    buscó cali-ficado, a los que descompuso en gestos simples
    que pudieran ser realizados, mediante herramientas
    adecuadas, en forma repetida, estandarizada y controlable por la
    patronal. Ford adicionó "la cadena", capaz de acelerar los
    ritmos laborales y minimizar los desplazamientos físicos
    del operario. La resultante fue un salto en la productividad
    capitalista y, simultáneamente, un norme debilitamiento
    del poder obrero que emanaba del "saber hacer". Con Taylor y Ford la
    burgue-sía dio un paso muy importante en la
    sumisión real del trabajo, en acrecentar su poder y
    mantener el sistema de explotación. En las nuevas
    condiciones de la gran industria conocidas como fordismo, el
    "poder de los obreros" se desplazó decididamente hacia la
    masificación de sus organizaciones y fundamentalmente
    hacia su unidad objetiva. Mientras las empresas competían
    entre sí en el mercado, los
    trabajadores de esas empresas se mantenían unidos en un
    mismo sindicato y
    peleaban y concertaban condiciones de trabajo y salarios para
    todos los trabajadores de las fábricas, plasmadas en los
    convenios colectivos. Sobre esta base objetiva renovada, y en un
    mundo convulsionado por la Guerra Mundial,
    la Revolución
    Rusa de 1917, y la gran crisis y depresión
    de 1930, se libró una batalla ideológica,
    política y sindical cuyos protagonistas fueron por un lado
    las grandes empresas y el Estado
    burgués, pero también organizaciones obreras
    clasistas y revolucionarias. Ford, enemigo acérrimo de la
    organización sindical, pretendía mantenerla por
    fuera de sus empresas, y durante algunos años lo
    logró. Pero diez y siete años después de la
    implantación de la cadena en la fábrica Ford, en el
    año 1930, el movimiento obrero pudo imponer el
    reconocimiento institucionalizado de su "nuevo" poder y ello se
    plasma en el reconocimiento e institucionalización del
    sindicato por
    industria. A lo largo de la década de los treinta, una
    oleada de grandes y duras luchas cambió la
    fisonomía del sindicalismo
    norteamericano, con el surgimiento de masivos y combativos
    sindicatos de
    industria, cualitativamente distintos a los relativamente
    "elitistas" sindicatos por oficio de la etapa anterior. La
    expresión de este proceso fue la consolidación de
    una nueva central sindical, la CIO (Congreso de Organizaciones
    Industriales). Procesos
    comparables de desarrollaron a nivel mundial. En nuestro propio
    país, los sindicatos de oficio que habían sido el
    corazón
    de la legendaria FORA (Federación Obrera de la
    Región Argentina), en
    ese mismo tiempo dejaron lugar a los sindicatos de industria.
    «En dónde residía este nuevo poder de los
    trabajadores? No en el "saber hacer" del trabajador calificado
    que había sido la base de los sindicatos por oficio del
    período anterior, sino en el desarrollo de la unidad
    obrera masiva. La cadena y las nuevas formas laborales acercaban
    objetivamente el trabajador calificado al sin oficio: el 79% de
    los trabajadores de la Ford aprendía en la fábrica
    su tarea en menos de una semana. El llamado "obrero
    especializado" de la nueva época no será resultado
    de la calificación semi artesanal de antaño, sino
    de la preparación estandarizada de la mano de obra para
    las necesidades de la industria. Pero por ello mismo, la unidad y
    masificación de la organización sindical obrera fue
    un fenómeno paralelo al de la producción fordista.
    Los grandes sindicatos de industria incorporaron incluso a las
    grandes masas de trabajadores inmigrantes, a los que se
    debió recurrir para cubrir las necesidades de mano de
    obra. Con esta herramienta, su unidad, el movimiento obrero
    enfrentó las duras persecuciones patronales de los
    años veinte, y luego resistió las consecuen-cias
    derivadas de la
    gran crisis mundial de 1930, comenzó su
    recuperación y logró avanzar, incluso grandes
    pasos, sobre los logros de la etapa anterior. Su fuerza impuso
    numerosas conquistas sociales, salarios reales
    en alza, jubilación, seguridad
    social, sindicalización masiva, pleno empleo, etc.
    Progresos, sin duda, pero limitados y contradictorios porque
    fueron orientados hacia la colaboración de clases, a
    despecho de la ola de revoluciones que siguió al
    aplastamiento del nazismo, y junto
    con todo ello se extendió la burocratización y la
    intromisión estatal en la organización obrera. Pero
    entrar en la consideración de ello extendería
    innecesariamente esta introducción. En todo caso, vale
    subrayar que nada es estático y menos en el terreno de la
    construcción y articulación del poder. Pese a la
    política de comprar a los dirigentes y perseguir a los
    activistas, pese a la traición de las direcciones obreras
    encarnadas en la burocracia
    sindical y en el estalinismo, el equilibrio
    basado en los métodos de regulación y
    dominación característicos del fordismo y el (mal)
    llamado "Estado benefactor" se volvió completamente
    inestable en el inicio de los '70. El movimiento obrero
    avanzó con sus luchas y puso en jaque a todo el sistema
    capitalista. Si bien la lucha, lamentablemente no tuvo una
    dirección consciente y revolucionaria, y por eso no devino
    en la conquista del poder por parte de los trabajadores,
    igualmente demostró el poder de los obreros emanado de su
    unidad. Esta crisis terminó de convencer a la
    burguesía de la necesidad de generalizar "nuevos patrones
    de dominación", asentados en una nueva relación
    desde el centro mismo de la producción. Para esto pudo
    apoyarse en una experiencia práctica que durante tres
    décadas había servido al avance de Japón. Se
    presentó al toyotismo (acompañado, aunque no
    siempre se lo diga, con su contracara el taylorismo salvaje o
    sistema de máxima flexibilización), como la forma
    de Organización Científica del Trabajo que
    posibilitaba, aunque más no sea por un período,
    mantener vivo el sistema de explotación capitalista.
    Así se propagandizó este modelo (o
    combinación de modelos) que
    se extendería aceleradamente por todo el mundo en virtud
    de "la Globaliza-ción". Muto Ichiyo nos habla de la nueva
    Organización Científica del Trabajo pero visto
    desde el otro lado de la barricada. Denuncia que la
    política de la patronal, con los nuevos métodos de
    producción basado en los EQ, apunta a destruir la unidad
    desde la fábrica misma, cambiando las condiciones
    objetivas que la forjaban. Con esto apuntaban también a
    destruir el poder obrero institu-cionalizado en las
    organizaciones obreras, en la medida en que el mismo podía
    escapar al control y los límites de la colaboración
    de clases, alentando procesos de
    clasismo y radicalización política, y fomentando
    "nuevos dirigentes" completamente patronales. Ichiyo nos dice:
    "La erosión del poder obrero en las fábricas
    repercutió rápidamente en el sindicato e
    hizo emerger un nuevo tipo de dirigentes próximos a la
    patronal,…quienes tomaron la dirección nacional de la
    Tekko Roren en 1959" En el Japón se desarrolló una
    nueva táctica para controlar el poder obrero desde las
    mismas bases objetivas que lo soportaban y evitar que su
    desarrollo pusiera en peligro a todo el sistema capitalista. Una
    escalada que en su forma se presenta como Just In Time,
    Calidad Total,
    EQ o Racionalización o Flexibi-lización, pero cuya
    esencia es un objetivo económico-social-político
    funda-mental para la burguesía: la destrucción de
    la unidad del movimiento obrero para aniquilar esa fuente de
    poder obrero y mantener e incrementar las ganancias
    capitalistas. La insistencia en la cuestión de la unidad
    no significa que la consideremos como la única fuente de
    poder obrero. La fuente última es, precisamente, la
    dependencia del capital ante el trabajo vivo y el antagonismo
    vital que recrea las bases objetivas para la rebelión
    obrera mientras subsista el trabajo asalariado como fuente de
    plusvalía en provecho de la clase burguesa. Sí
    queremos señalar que la unidad fue consustancial con este
    poder obrero del que hablamos. Por eso Ichiyo tiene total
    razón cuando denuncia al toyotismo como un arma para
    destruir la unidad y lograr que los obreros compitan entre
    sí, ganados por el nuevo mito del
    "mundo de la empresa" y
    dando la espalda a la búsqueda de un mundo nuevo forjado
    mediante la eliminación de la propiedad
    privada de los medios de
    producción y la elevación de los trabajadores a
    clase dirigente, ejerciendo el poder con un estado de tipo
    radicalmente distinto. Consideradas sólo como
    categorías técnicas o económicas maquinismo,
    taylorismo, fordismo o toyotismo, las diversas formas de
    Organización Científica del Trabajo, aparecen como
    distintas expresiones de lo mismo. Pero penetrar en su contenido
    social permite apreciar diferencias cualitativas. Desde el punto
    de vista del poder de los trabajadores, debemos considerar que el
    toyotismo lamen-tablemente ha logrado en gran medida, dar pasos
    muy importantes para destruir la unidad proletaria. Si se quiere,
    un símbolo de esto, podemos verlo en el reemplazo de la
    fraternidad del mameluco azul, por la falsa "unidad en la familia de
    la empresa"
    cada una con sus uniformes distintivos al estilo de los Mac
    Donals. Todo esto invalida razonamientos supuestamente
    reconfortantes del tipo: "si el movimiento obrero pudo
    sobreponerse una vez al maquinismo, y otra vez al
    taylorismo-fordismo, seguramente podrá sobreponerse ahora
    al toyotismo". Este razonamiento, además de falso
    lógicamente (las genera-lizaciones inductivistas son
    arbitrarias, puesto que nada permite asegurar que si un
    fenómeno se repite dos veces deberá repetirse
    siempre) es falsa políticamente, porque no denuncia, como
    sí lo hace Ichiyo, el peligro que representa para la clase
    obrera esta nueva escalada burguesa. Se trata de comprender este
    peligro, enfrentarlo, y desarrollar prácticamente nuevas
    fuentes de
    poder de los trabajadores en las que apoyarse para el cambio
    social y terminar con el sistema de explotación
    capitalista.

    ¿Por
    qué los trabajadores japoneses aceptaron este
    método de
    producción?

    No creemos en las explicaciones de los analistas que
    contestan presurosos que ello se debe al tradicional
    "espíritu sumiso" del pueblo japonés. Muto Ichiyo también
    derrumba este mito.

    Demuestra que sólo se impuso este modelo a
    través de la derrota de enormes huelgas, algunas
    abiertamente políticas y antagónicas a la alianza
    contrarrevolucionaria del Japón con EE.UU. La
    burguesía japonesa, con el activo sostén de las
    bayonetas del ejercito de EE.UU. en la inmediata posguerra, y una
    clara estrategia
    antiobrera, pudo imponer a los trabajadores el "individualismo" y
    el "espíritu de sumisión" que tanto alaban los
    comentaristas burgueses. Muto Ichiyo nos dice que no hay
    toyotismo sin derrota de los trabajadores y con esto nuevamente
    apela a categorías marxistas, de relaciones sociales, y no
    a categorías económicas burguesas. En la lucha de
    los oprimidos contra los opresores y en el desenlace de esta
    confrontación, está la clave de cada período
    histórico.

    Zanahorias y
    garrotes

    Muto Ichiyo narra los hechos y las trampas. Nos alerta
    que una de estas trampas fue privilegiar la "lucha por aumentos
    de salarios", en
    desmedro del combate enderezado contra los planes de
    racionalización y la lucha política: "La
    ironía reside en que estos aumentos de salarios
    aceleraron precisamente las presiones para una rápida
    renovación de la maquinaria industrial y de una
    racionalización (toyotismo y flexibilización). El
    capital se vio compelido a pasar de la explotación de la
    plusvalía absoluta a la plusvalía relativa."
    Recuerda que los trabajadores japoneses solos y aislados,
    extraviados por la ceguera de la dirección estalinista
    (por no decir la traición), y "la falta de
    internacionalismo, impidió que las masas enfrentaran la
    realidad del mundo y en especial la de Asia". Ichiyo
    señala que encerrarse en el sindicalismo
    y, dentro de él, en el enfrentamiento salarial como
    sustituto de una lucha dentro de una estrategia
    social, política e internacionalista, termina debilitando
    al movimiento obrero. Tras la zanahoria de mejoras salariales
    para algunos sectores, llegaron los garrotes contra el conjunto
    de la clase obrera.

    Aquí y
    ahora

    No fue curiosidad histórica lo que nos
    movió a traducir y editar este trabajo. Si lo hicimos es
    porque creemos que conocer esta experiencia es muy importante
    para la lucha diaria y actual que deben llevar a cabo los
    activistas obreros en nuestro país y en todo el mundo,
    donde las burguesías están desenfrenadamente
    tratando de implantar, e implantando, los nuevos métodos
    de explotación. Con estos nuevos métodos de
    explotación y con su consecuencia en gran medida deseada,
    la desocupación, la burguesía mundial ha logrado
    debilitar el poder de los sindicatos y de las organizaciones
    obreras. Las nuevas condiciones de la producción y sus
    consecuencias sociales y políticas ha cambiado totalmente
    el panorama y presentan nuevos desafíos. Estamos viviendo
    "la
    Globalización", con su nuevo modelo
    (combinación de modelos) que
    impone a los revolucionarios descartar ciertas herramientas
    de lucha e impulsar nuevas. Combatir al nuevo modelo
    capitalista pasa también por analizar lo que sirve y lo
    que ha dejado de ser útil en el programa de los
    revolucionarios. Muto Ichiyo nos brinda hechos, experiencias y
    conclusiones de lo acontecido en Japón, en la lucha del
    movimiento obrero desde el fin de la guerra hasta mediados de los
    '80. Durante 40 años el toyotismo se desarrolló sin
    que el movimiento obrero mundial, incluida nuestra corriente,
    advirtiera la magnitud y naturaleza del
    ataque. Es hora de superar semejante rémora. Ichiyo nos
    permite ver a Japón desde la óptica
    de un revolucionario, lo que no es frecuente, y esto otorga al
    presente trabajo importancia no sólo testimonial: puede
    servir como herramienta de lucha contra el "marketing
    ideológico" que presenta a Japón como el paradigma de
    la felicidad, de modelo
    deseable para el progreso de la humanidad y que se impone como
    una ineludible consecuencia objetiva del desarrollo de las nuevas
    técnicas y herramientas,
    como una realidad económica desvinculada del desenlace de
    las luchas entre el capital y el trabajo. Ichiyo se ubica desde
    este último ángulo. Narrando desde las
    des-garradoras historias de las mujeres trabajadoras de la Sony,
    hasta los problemas de las intencionales intoxicaciones de los
    trabajadores de Minamata. Denuncia también a los
    dirigentes sindicales que condujeron a la encerrona de luchar
    sólo por aumentos salariales, y dejaron expedito el paso a
    los planes de implantación de nuevas formas de
    explotación capitalista que disminuían el poder de
    los trabajadores. En el año 1918 Lenin tomó en
    consideración el hecho de que los métodos
    tayloristas y fordistas (por entonces recién inaugurados)
    aumentaban enormemente la productividad.
    Denunció que esos métodos en manos de la patronal
    significaba un aumento brutal de la explotación, pero
    advirtiendo también que contenían elementos de
    avance científico-tecnológico que la joven
    República Soviética debería adoptar, y
    rápidamente. En la concepción leninista, la
    contradicción que esto planteaba se debería
    enfrentar con dos medidas complementarias: por un lado rebajar
    las horas de la jornada laboral y
    simultáneamente posibilitar que, aprovechando esas horas
    que quedaban libres, los obreros se elevaran política y
    culturalmente para ejercer efectivamente la administración del Estado y el poder. Lenin
    tenía una fórmula económico-social (bajar la
    jornada) y política (incorporar a la clase obrera
    efectivamente al poder del Estado). El estalinismo
    desnaturalizó esta perspectiva, adoptando métodos
    capitalistas bajo la forma brutal del stajanovismo y liquidando
    tanto el poder de los obreros a nivel del Estado como en los
    centros mismos de producción. El enfoque de Lenin sigue
    siendo ilustrativo, aunque no exista en ningún lugar del
    mundo un gobierno bolchevique leninista, puesto que hoy se trata
    de plantear la unidad de la lucha por una rebaja cualitativa en
    los tiempos de la jornada laboral sin
    pérdida de salario,
    acompañada con el planteo de una batalla
    político-cultural por la toma del poder por los
    trabajadores en todo el mundo.

    Ahora, la
    desocupación

    La desocupación, como consecuencia inexorable del
    nuevo modelo, no aparece reflejada en este trabajo que estamos
    presentando, porque el mismo tiene ya más de una
    década y fue escrito desde un Japón que durante
    unos 40 años aplicó casi sin competencia los
    nuevos métodos de superexplotación, disfrutando de
    los privilegios de los que llegan primeros. Hoy, al generalizarse
    tanto el toyotismo como su contrapartida el taylorismo salvaje o
    sistema de máxima flexibilización en todo el mundo,
    se comienzan a ver palmariamente sus nefastas consecuencias
    universales. La destrucciónecológica del planeta,
    el hambre, y la desocupación masiva con medidas de
    flexibilización que a su vez provocan más
    desocupados, presionan en un círculo cerrado infernal para
    que sean aceptados los nuevos métodos. Quedan a la vista
    los resultados de barbarie a que conducen estos métodos de
    explotación en el sistema capitalista. Ichiyo nos da
    herramientas para profundizar el análisis que nos permita descubrir las
    debilidades de la aplicación en todo el mundo del
    "toyotismo". Avanzar en el camino que nos señalara Lenin
    comienza por asimilar la magnitud de los cambios operados en el
    mundo, y asumir el desafío de forjar en la lucha un nuevo
    programa internacionalista y revolucionario capaz de orientar a
    los trabajadores para enfrentarlo globalmente.

    1.- Kamata Satochi se proletarizó en la
    fábrica Toyota y reflejando su experiencia personal
    escribió dos libros:

    "Toyota la fábrica de la desesperación" y
    "El revés del milagro", dos libros
    editados por Máspero y Ediciones Obreras de Francia.

    2.- John Holloway, La Rosa Roja de Nissan.

    3.- Carlos Marx, El
    Manifiesto Comunista,pág. 66, Ediciones Pluma , Buenos Aires
    ,1974.

    4.-Carlos Marx,
    Maquinaria y Gran Industria. El Capital, OE, Tomo1, De. Ciencias del
    Hombre, Bs.As.,1973.

    5.- Idem.

    6.- No queremos desconocer el poder que emana del
    dominio de la
    superestructura de la sociedad, comenzando por el Estado,
    instituciones
    , ideologías, etc. Queremos señalar que a nivel de
    la producción ya hay un poder del capital sobre el
    trabajo, sin el cual es imposible la producción
    capitalista. Pero existe también un poder relativo del
    trabajo sustentado en diferentes parámetros: en el saber
    hacer, en el grado de organización, en la historia de la
    clase trabajadora y sus mejores representantes, en la
    tradición y en el grado de las derrotas y victorias
    parciales del trabajo sobre el capital y viceversa.

    El
    levantamiento de Hong Kong de 1967 contra el imperialismo
    británico

    El 1º de julio de 1997, la colonia inglesa de Hong
    Kong pasó al control de China. Se ha dicho que ahora
    tendrá un gobierno socialista. Pero en China se ha
    restaurado el capitalismo y
    hoy no es un país socialista.

    En 1949, la Revolución China, dirigida por Mao
    Tsetung, conquistó el poder nacional y liberó al
    país de la dominación y explotación de las
    potencias extranjeras. Durante más de 25 años, las
    masas chinas construyeron una sociedad socialista cuya meta era
    eliminar la sociedad de clases y todas las formas de
    explotación y opresión. Pero en 1976,
    después de la muerte de
    Mao, Deng Xiaoping dio un golpe de estado
    reaccionario y restauró el capitalismo en
    China. Desde ese entonces, se han vuelto a abrir las puertas del
    país a la dominación y explotación
    extranjera. Para los gobernantes capitalistas de China, la
    devolución de Hong Kong es parte de la integración capitalista general de Hong
    Kong y de China (véase el OR 914).

    Los actuales gobernantes chinos son muy represivos. Por
    eso se ha expresado temor de que el gobierno que llevó a
    cabo la masacre de la plaza Tiananmen en 1989 les quite los
    derechos a los
    habitantes de Hong Kong. Se habla de lo "tolerante" que ha sido
    el gobierno colonial y de las muchas libertades que
    otorgó. ¡Pero la población china de Hong Kong no ha gozado
    de libertad bajo
    el colonialismo inglés!
    Desde hace 150 años, un gobernador inglés
    ha gobernado la colonia, nombrado su consejo legislativo y negado
    muchos derechos
    civiles.

    El siguiente informe sobre el
    Levantamiento de Hong Kong de 1967 es un buen ejemplo de la
    conducta del
    colonialismo inglés.
    Asimismo, muestra la gran
    influencia del maoísmo y la lucha revolucionaria de ese
    entonces sobre Hong Kong.

    *****

    Después de 1949, bajo la dirección de Mao,
    el pueblo chino se dedicó a la construcción de una
    nueva sociedad socialista. Pero poderosas figuras en el seno del
    Partido Comunista querían restaurar el capitalismo. Para
    confrontar ese problema, Mao lanzó la Gran
    Revolución Cultural Proletaria. En 1966 animó a los
    Guardias Rojos a recorrer el país y difundir la lucha de
    clases contra esos "seguidores del camino capitalista". En enero
    de 1967, la clase obrera tomó la delantera: en Shanghai,
    los obreros revolucionarios tumbaron a "los seguidores del camino
    capitalista que detentaban el poder"; en otras partes del
    país hubo levantamientos parecidos.

    En la Revolución Cultural, millones de personas
    participaron en una lucha liberadora sin precedentes. Esto tuvo
    grandes repercusiones en Hong Kong, donde los imperialistas
    ingleses temían esa efervescencia
    revolucionaria.

    De hecho, el Partido Comunista de China (PCC) ya
    desempeñaba un papel
    importante en la colonia. En Hong Kong, había una rama del
    partido, y sus militantes dirigían varias organizaciones y
    agencias. Habían establecido "escuelas patrióticas"
    y, para 1967, unos 30.000 estudiantes (12% del estudiantado de
    Hong Kong) iban a escuelas dirigidas por el Partido
    Comunista.

    En Hong Kong había mucha oposición a la
    dominación inglesa. No se había olvidado que
    Inglaterra se la
    robó a China en 1841 después de la guerra del Opio,
    cuya meta era obligar a China a aceptar la importación del
    opio. Después Inglaterra
    adquirió Kowloon en 1860 con otro tratado igualmente
    injusto. Y en 1898, se apropió de los Nuevos Territorios
    con un contrato de 99
    años (que se venció el 1º de julio). Muchos
    chinos de Hong Kong resentían el colonialismo inglés
    y simpatizaban con la China socialista.

    Asimismo, en Hong Kong había mucha
    oposición a Estados Unidos,
    especialmente cuando la usó como base para su guerra
    imperialista contra Vietnam. Buques y aviones de guerra
    estadounidenses pasaban constantemente por la ciudad y muchas
    compañías estadounidenses abrieron fábricas
    para producir armas.

    En 1967, unas 750.000 personas tenían viviendas
    "seriamente inadecuadas". Centenares de miles vivían en
    chozas y casuchas ilegales en las colinas. Los obreros trabajaban
    12 horas al día, siete días a la semana, en
    terribles maquiladoras. La situación estaba madura para
    una rebelión.

    Mayo: Los
    comienzos

    El levantamiento de 1967 empezó el 6 de mayo,
    cuando los trabajadores de una fábrica de flores
    artificiales se quejaron contra unas nuevas normas
    represivas. La compañía despidió a 92, les
    cerró las puertas a los trabajadores y llamó a la
    policía para arrestarlos. El 11 de mayo, los trabajadores
    amenazaron con entrar a la fuerza a la fábrica. Estallaron
    peleas entre ellos y 600 policías; estos hirieron a
    más de 100 trabajadores y arrestaron a 127. Luego,
    estallaron peleas en las calles cercanas, donde se quemaron
    camiones de transporte y
    se saquearon oficinas gubernamentales. Se impuso un toque de
    queda en varias zonas, y en los días siguientes la
    policía arrestó a otras 200 personas, golpeó
    a centenares y mató a una. La lucha se regó
    rápidamente por toda la colonia en respuesta a la
    represión: concentró la furia ante la brutalidad
    policial y el colonialismo.

    El 17 de mayo hubo una marcha a la casa del gobernador,
    donde se colgaron afiches anticolonialistas en las cercas y la
    puerta. La policía de motín atacó con
    cachiporras y abrió fuego; hirió a 200 y
    arrestó a 300. Los choques continuaron y para fines de
    mayo había más de 800 presos.

    El gobierno chino envió una poderosa
    declaración de apoyo a los trabajadores de Hong Kong y en
    Pekín, Cantón y otras ciudades hubo grandes
    manifestaciones de apoyo.

    Represión
    colonialista

    El gobierno de Hong Kong prohibió poner afiches y
    ordenó grandes rastrillajes. La policía se puso a
    vigilar las oficinas de sindicatos, periódicos, bancos y
    organizaciones pro-China. En la calle había detenciones,
    registros,
    palizas y arrestos.

    En respuesta, estallaron grandes protestas contra la
    dominación colonial. Cada día había grupos de
    discusión, clases de política y reuniones
    organizadoras. Salieron centenares de volantes y por todas partes
    aparecieron afiches, lemas y cuadros de Mao Tsetung.

    En junio, los trabajadores empezaron a defenderse con
    cocteles molotov, ácido y palos de bambú.
    Organizaron paros en las fábricas. Cuando se
    celebró un mitin en Shataukok, en la frontera con China,
    600 policías de motín y 200 soldados ingleses
    atacaron con gas
    lacrimógeno e hirieron a 30 manifestantes.

    A fines de junio, 50.000 trabajadores de 20 industrias se
    declararon en huelga contra
    la brutalidad colonial. Simultáneamente, trabajadores de
    63 ramos hicieron un paro comercial de cuatro días en que
    participaron 200.000 vendedores y comerciantes. Muchos verduleros
    de los Nuevos Territorios se unieron a la protesta y no vendieron
    sus vegetales, al igual que muchos pescadores no vendieron su
    pesca.

    La policía y los soldados se enloquecían
    al ver muestras de apoyo a la China socialista o a Mao. Allanaron
    un cine que
    pasaba películas chinas, tumbaron las puertas y ventanas y
    arrestaron a los empleados. Destruyeron cuadros y estatuas de Mao
    y atacaron librerías, bancos y tiendas
    pro-China. Registraron las oficinas de docenas de sindicatos
    comunistas. Para fines de julio, había 1448 presos por
    "agitación". Además, el gobierno aprobó
    leyes de emergencia para restringir la posesión de armas
    de fuego e impuso severos castigos por "incitar
    motines".

    Pero los ataques policiales le echaron más
    leña al levantamiento. Cuando mataron a un trabajador,
    Tsai Nan, en Wanchai, miles de personas marcharon al lugar donde
    murió y pelearon con la policía nueve noches
    consecutivas con piedras, botellas y bombas
    incendiarias.

    Los trabajadores de
    caucho y plástico contra la
    policía

    El 23 de junio, un radiopatrulla llegó a las
    oficinas del sindicato de
    trabajadores de caucho y plástico en Kowloon. Primero,
    policías armados y tiras sacaron fotos; luego se
    pusieron a arrancar afiches y periódicos de las paredes.
    Un grupo de trabajadores y vecinos los confrontaron. Cuando los
    policías iban a huir, les bloquearon el paso y les
    exigieron que volvieran a colgar los afiches. Los agentes se
    desbocaron: dispararon hacia la multitud e hirieron a tres
    personas. Los trabajadores contraatacaron con botellas y todo lo
    que tenían a su alcance.

    Llegaron varios centenares de refuerzos y dispararon
    gas
    lacrimógeno y proyectiles de madera.
    Lanzaron seis o siete ataques en siete horas, con el fin de subir
    la escalera y apoderarse de la oficina, pero los
    trabajadores los pararon en seco cada vez. Por fin, abrieron un
    boquete en la pared desde otro edificio. Cuando los trabajadores
    escapaban por la escalera con los heridos, la policía les
    bloqueó el paso y volvió a dispararles proyectiles
    de madera.
    Arrestaron a 50 trabajadores; uno murió a balas y dos a
    golpes.

    La defensa del
    sindicato de trabajadores
    portuarios

    El 14 de julio, los trabajadores defendieron
    heroicamente las oficinas del sindicato de trabajadores
    portuarios y la Escuela de
    Trabajadores de Hunghom. Mil policías y soldados
    invadieron la zona, montaron alambre de púas, acorralaron
    a los trabajadores y pusieron un toque de queda. Luego, atacaron
    el sindicato con proyectiles de madera,
    gas
    lacrimógeno y ametralladoras. Ho Feng, el secretario del
    sindicato, tocó música revolucionaria
    por un altoparlante y llamó a los vecinos a unirse a la
    lucha. Mucha gente fue a defender el edificio con las armas que
    encontró a su alcance, se desplegó en los techos o
    cerca de las ventanas y puertas, y les tiró botellas de
    agua y
    ladrillos a la policía.

    Unas 60 personas defendieron el edificio tres horas
    contra los mil policías y soldados. Finalmente estos
    lograron tumbar la puerta con un soplete. Cuando entraron al
    edificio, mataron a balazos a Ho Feng.

    Los estudiantes y
    la
    juventud se unen a la
    lucha

    En Hong Kong, mucha gente leía el Diario Popular
    de China y seguía su dirección política. A
    comienzos de junio, un editorial del Diario Popular de China
    exhortó a la juventud y los
    estudiantes de Hong Kong a integrar su energía y
    entusiasmo a la lucha de los trabajadores y campesinos contra el
    colonialismo británico. Muchos respondieron al llamado,
    ofrecieron apoyo y no se dejaron usar como esquiroles.

    A fines de junio, 20.000 estudiantes de 32 escuelas
    participaron en un paro de un día. Como represalia, la
    policía allanó muchas "escuelas patrióticas"
    y golpeó y arrestó a centenares de alumnos y
    maestros. El 9 de julio, la policía de motín
    abrió fuego contra una multitud de estudiantes frente a la
    escuela Fukien y
    mató a dos. En respuesta, hubo combates de cuerpo a cuerpo
    con la policía.

    Las "escuelas patrióticas" no cerraron durante el
    verano y requirieron que los estudiantes participaran en
    "actividades sociales y atléticas", o sea, ¡en el
    movimiento de apoyo a los trabajadores y contra el
    colonialismo!

    El movimiento estudiantil creció y además
    de darle apoyo a los trabajadores se opuso a la "educación
    esclavizadora". Hubo reuniones para condenar el colonialismo, con
    trabajadores invitados para hablar de su opresión a manos
    de los imperialistas.

    Los estudiantes se organizaron equipos para ir a las
    zonas rurales. Fueron de pueblo en pueblo, de casa en casa, para
    hablar de la lucha contra el colonialismo, repartir volantes y
    fomentar el maoísmo. Trabajaron hombro a hombro con los
    campesinos, los ayudaron en el campo y les enseñaron
    canciones revolucionarias. Por su parte, aprendieron de los
    campesinos, quienes les contaron de sus propias batallas
    antiimperialistas.

    La
    transformación de Tseng
    Teh-cheng

    Lo que le pasó a Tseng Teh-cheng demuestra
    cómo esta batalla transformó la vida de mucha gente
    en Hong Kong. Tseng Teh-cheng era un estudiante a quien le
    gustaba leer periódicos pro-británicos.
    Había estudiado 10 años en una universidad
    anglo-china y estaba muy influenciado por la cultura
    occidental. Le gustaban las películas de James Bond y "My
    Fair Lady", una película cursi sobre la sociedad inglesa,
    que vio tres veces. No pensaba mucho en cosas como el
    colonialismo o la China socialista. Su meta era ir a la Universidad de
    Hong Kong y luego a una universidad
    estadounidense.

    El levantamiento de mayo le cambió la vida. La
    brutalidad de los ataques policiales le abrió los ojos y
    vio la realidad del imperialismo británico. Sus falsas
    ilusiones sobre la democracia y
    la libertad de la vida colonial se desvanecieron. Dijo: "No
    entiendo lo que quieren los comunistas. Pero cuando los
    policías atacaron a los estudiantes con pistolas y
    cachiporras, inmediatamente me di cuenta de quién
    tenía la razón y quién no".

    Más tarde, cuando lo sentenciaron a dos
    años de cárcel, no se arrepintió de nada.
    Dijo: "He cambiado. Antes del levantamiento de mayo,
    soñaba con ir al extranjero para estudiar y `avanzar'.
    Después del levantamiento, todavía quería ir
    a estudiar en el extranjero, pero para servir a China y a la
    revolución. Ahora pienso que nadie debe arrepentirse,
    incluso si muero".

    Censura, redadas y
    contraataques

    El gobierno de Hong Kong censuró la prensa. La
    policía allanó y clausuró periódicos
    izquierdistas, y arrestó a su personal. A
    comienzos de agosto, las autoridades suspendieron tres
    periódicos pro-China/Mao, les saquearon las oficinas y
    arrestaron a 34 corresponsales y editores. A mediados de
    septiembre, habían golpeado y arrestado a 70 periodistas;
    24 fueron a parar a la cárcel. En respuesta, surgieron
    muchos "periodistas voluntarios" para escribir informes.

    Miles de trabajadores formaron "comités de
    lucha", "equipos de combate", grupos culturales y equipos de
    trabajo para avanzar la lucha contra el colonialismo,
    fomentar apoyo para la China socialista y estudiar la
    política y las obras de Mao. Sus tácticas
    cambiaron. En varias zonas los trabajadores tomaron la ofensiva
    con bombas
    incendiarias y otras armas, como lo describió un
    observador: "Como los fascistas británicos nos atacaron
    con armas de fuego, nuestros combatientes se vieron obligados a
    empuñar las armas y contraatacarlos medida por medida,
    así como lo describe el dicho chino: `Está mal
    visto no devolver lo que uno ha recibido'".

    Hubo una racha de dinamitazos; el gobierno
    informó de 8074 incidentes sospechosos entre agosto y
    diciembre, de los cuales 1167 fueron bombas.

    La lucha que comenzó en Hong Kong y Kowloon
    también afectó a los Nuevos Territorios, varias
    islas y muchos pueblos pequeños. En una batalla en las
    montañas, más de 2000 campesinos derrotaron a
    más de 200 policías de motín. En octubre,
    los habitantes de Shataukok minaron los caminos con bombas para
    bloquear el paso a los refuerzos de la policía.

    La lucha por el
    Día Nacional

    El 1º de octubre es el Día Nacional, el
    aniversario del día que el Ejército Rojo de Mao
    liberó a China en 1949. Cada año se celebraba en
    Hong Kong también. Pero en 1967 las autoridades
    prohibieron la celebración.

    La víspera del 1º de octubre, la
    policía allanó las oficinas de 29 sindicatos y 51
    asociaciones que habían programado celebraciones y
    arrestó a más de 200 personas. El 1º, la
    policía hizo todo lo posible para impedir las actividades,
    atacando las multitudes con cañoneros, helicópteros
    y gas
    lacrimógeno. Arrestó a unas 100 personas que fueron
    a ver fuegos artificiales; mató a un trabajador e
    hirió a muchos. La policía y los soldados
    patrullaron las calles, arrancaron banderas chinas y golpearon a
    mucha gente. Atacaron varios shows organizados para celebrar el
    Día Nacional, y arrestaron a los actores y al
    público.

    Pero a pesar de todo, más de 200 organizaciones y
    centenares de miles de individuos participaron en mítines,
    reuniones y actividades del Día Nacional. En los Nuevos
    Territorios, se organizaron desfiles campesinos con banderas
    chinas y retratos de Mao. Unos 8000 pescadores de 93 pueblos
    fueron en 700 barcos a celebrar en territorio chino.

    Los presos también celebraron el Día
    Nacional. Más de 2000 combatientes detenidos convirtieron
    las cárceles en escuelas de política y
    maoísmo. Las autoridades prohibieron las obras de Mao,
    pero los presos se referían citas de Mao de memoria. Las
    presas celebraron reuniones en sus celdas y un show
    revolucionario. En una cárcel, 600 presos se declararon en
    huelga de
    hambre.

    *****

    Durante el levantamiento de 1967, las fuerzas armadas
    del gobierno colonial mataron a 51 personas, hirieron a
    más de 800 y arrestaron a más de 5000. Pero la
    resuelta lucha del pueblo de Hong Kong sacudió al
    colonialismo británico y sirvió de educación
    política a miles de trabajadores, estudiantes y
    campesinos. La lucha manifestó el profundo odio del pueblo
    de Hong Kong por el imperialismo, y las aspiraciones de docenas
    de miles que apoyaban a Mao Tsetung y el socialismo.

    1936-1939 A 60 años de la
    revolución y la guerra

    No hay ninguna posibilidad de comprender la historia
    contemporánea sin comprender los procesos
    revolucionarios de los años 30 en el Estado
    español.

    Fueron decisivos en el contexto europeo que se preparaba
    para una guerra de rapiña entre las potencias
    imperialistas. Una guerra que buscaba un nuevo reparto del mundo,
    y además aplastar a la Unión Soviética. La
    condición previa para lanzar a las masas a una
    carnicería inmensa en los campos de batalla era aplastar a
    las organizaciones de la clase obrera. Una revolución
    socialista triunfante en España
    hubiese puesto en peligro todos los planes de la
    burguesía. Por eso, mientras las llamadas
    «democracias» llamaban a la «no
    intervención» en España,
    como excusa para no dar posibilidades de triunfo a una
    revolución ante la que sentían pánico,
    hacían la vista gorda, ante la intervención masiva
    del fascismo
    alemán e italiano. En esa época tanto las
    democracias burguesas como Stalin, tenían más miedo
    a una revolución proletaria sana, que a Hitler o
    Mussolini.

    No olvidemos que el fascismo era
    visto con una mezcla de aprensión y simpatía por la
    burguesía europea, como algunos ven a un perro de presa
    que despedaza a un intruso. Los fascistas aplastaban a las
    fuerzas revolucionarias, en realidad era el arma extrema de la
    burguesía contra la clase obrera, y como suele suceder se
    convirtió en una especie de monstruo de Frankestein
    .

    Al terminar la guerra civil, en agosto del ano 39,
    Stalin firmó un «pacto de no agresión»
    con Hitler. La
    miopía nacionalista de la burocracia
    estalinista le llevaba a pensar que si ellos no se mezclaban en
    los asuntos de Hitler él
    no se mezclaría en los suyos. Cuando las tropas nazis
    traspasaron las fronteras de la URSS, quedó claro que las
    tremendas concesiones hechas no habían servido de nada. Al
    contrario, habían fortalecido al fascismo.

    Así, la guerra española se
    convirtió en el primer campo de batalla de la II Guerra MundiaL
    que era, fundamentalmente la guerra entre la revolución y
    la contrarrevolución. Alemania,
    Italia, Austria,
    habían caído bajo el fascismo
    «democráticarnente». Las organizaciones
    obreras habían sido aplastadas sin lucha, «sin
    romper un cristal» como dijo Hitler.

    Para un enfrentamiento decisivo en Europa, Hitler necesitaba
    que la URSS, y Gran Bretaña y Francia
    permaneciesen pasivas mientras se aplastaba la revolución
    española, que era una premisa previa para desencadenar la
    guerra. Un triunfo de la Revolución española
    hubiese cambiado toda la historia de Europa. Así la
    «no intervención» fue un error nefasto que
    contribuyó a la derrota de la Revolución pero no
    podemos plantearlo como una «excusa externa», las
    auténticas explicaciones de por qué el proletariado
    español fue derrotado hay que buscarlas en la
    política llevada a cabo en los acontecimientos claves del
    proceso del 31 al 39, y eso es lo que se pretende explicar en los
    siguientes artículos.

    El estudiar el proceso de la revolución de los
    años 30 también es imprescindible para comprender
    nuestra historia más reciente, no solo la dictadura
    sangrienta de Franco, sino la
    «transición».

    Una revolución es un acontecimiento excepcional
    en la historia. Se trata de un momento en que las masas intentan
    tomar en sus manos su propio destino, ser los protagonistas
    directos y conscientes de la historia.

    Para ello, usando la expresión de Marx, es
    necesario un largo y tortuoso camino en que la conciencia de la
    clase obrera se transforma pasando de ser «una clase en
    sí» a ser «una clase para sí»;
    «Las condiciones económicas transformaron primero a
    la masa de la población del país en trabajadores.
    La dominación del capital ha creado a esta masa una
    situación común, intereses comunes. Así
    pues, esta masa es ya una clase con respecto al capital, pero
    aún no es una clase para sí. Los intereses que
    defiende se convierten en intereses de clase. Pero la lucha de
    clase contra clase es una lucha política» (K. Marx.
    Miseria de la Filosofía).

    Cuando esta lucha llega a su límite se plantean
    las revoluciones. En ellas la cuestión central es la toma
    del poder. Por eso en todas las revoluciones que llegan hasta el
    final se suele plantear una situación de «doble
    poder», es decir que coexisten el poder de la
    burguesía, que aún no ha desaparecido, frente al
    poder que ya se ejerce por parte de organismos de la clase obrera
    (los «soviets» de la revolución
    rusa) en forma de comités, milicias,
    colectivizaciones. Pero la existencia de estos dos poderes es
    incompatible y en un período breve de tiempo uno de ellos
    es destruido por el otro, o la revolución se consolida o
    es aplastada por las contrarrevolución.

    De esta manera, una revolución no solo debe crear
    sus propios organismos de poder, sino que debe destruir los de la
    burguesía. Es decir, para la clase obrera no basta tener
    el poder efectivo en sus manos, sino que además hay que
    consolidarlo. Algunas revoluciones han llevado el poder a manos
    de la clase obrera pero luego no han sabido retenerlo, y este fue
    el caso de la revolución española. Porque, tal como
    pretendemos explicar en estos artículos, la clase obrera
    llegó a tener todo el poder en sus manos, pero una
    política errónea de los dirigentes llevó a
    que éste se perdiese.

    14 de abril de
    1931

    Las revoluciones suelen resolverse en un sentido u otro
    en un período breve. La revolución
    rusa, se desarrolló en sólo unos meses* de
    febrero a octubre de 1917. Sin embargo la revolución
    española abarca, al menos de 1931 a 1937, aunque no fue
    definitivamente aplastada hasta el 39.

    Podríamos decir que hay cuatro fechas clave,
    cuatro momentos en que más claramente se podía
    haber establecido el triunfo de una revolución socialista
    (l931, 1934, 1936 y 1937).

    En primer lugar el 14 de abril de 1931, cuando cae la
    monarquía del rey Borbón y es proclamada la
    República de forma imparable . No se esperó a
    ningún decreto ni formalidad legal . Las masas tomaron las
    calles . El espíritu revolucionario lo arrollaba todo,
    pero no había dirección, se carecía de un
    plan para tomar el poder. De haber tenido estos factores hubiese
    sido el fin no solo de la dictadura borbónica sino del
    propio capitalismo.

    Sin embargo se llamó a los trabajadores a confiar
    en la república burguesa, en vez de luchar por una
    república socialista.

    Los dirigentes del PSOE, y la CNT, no dieron
    alternativa; el PCE era aún un pequeño grupo
    izquierdista, pero tampoco dio otra alternativa frente al
    gobierno republicano.

    El empuje de las masas es aún muy elemental en
    abril del 31, aunque poco después, en octubre del 34, el
    avance habrá sido gigantesco, y en julio del 36
    tendrá el poder en sus manos.

    Pero al proclamarse la República se trataba del
    balbuceo de un niño, en comparación al posterior
    lenguaje
    revolucionario.

    No cabe duda de que la IIa República era un
    avance respecto a la dictadura monárquica, pero más
    aún lo fue el gobierno de Kerensky respecto al zarismo,
    tras febrero del 17 en Rusia, y los bolcheviques pasaron a la
    ofensiva desde el primer día. Algo muy distinto
    sucedió aquí.

    Los dirigentes obreros en una política
    conciliacionista (de colaboración de clases) se aprestaron
    a formar gobierno con la burguesía.

    ¡Qué abismo respecto a la política
    bolchevique en febrero de 1917 en la revolución que
    derribó al zarismo!

    Ante la postura de Stalin y otros dirigentes de dar
    apoyo al gobierno provisional burgués que había
    reemplazado al Zar, Lenin envió el siguiente telegrama
    desde el exilio el 6 de marzo: «Nuestra táctica:
    desconfianza absoluta, negar todo apoyo al nuevo gobierno;
    recelamos especialmente de Kerensky-: no hay más
    garantía que armar al proletariado; elecciones inmediatas
    a la Duma de Petrogrado; mantenerse bien separados de los
    demás partidos».

    La política de colaboraci6n de clases llevada a
    cabo por los dirigentes obreros condujo a que el gobierno
    burgués no solucionase ni uno solo de los problemas que
    habían llevado a las masas a derrocar a la
    monarquía.

    Se había cambiado de forma de gobierno, de
    monarquía a república, pero lo esencial de la
    dominación de burgueses, caciques y terratenientes se
    mantenía. Se había sacrificado al rey Borbón
    al igual que una estrella de mar pierde uno de sus brazos con el
    fin de deshacerse de su enemigo.

    Lenin frente a
    Kornilov

    El gobierno republicano no solo no llevó a cabo
    lo que se esperaba de él sino que ejerció una dura
    represión contra los campesinos y obreros que luchaban por
    sus derechos.

    Quizá el caso más destacado fue el del
    pueblo gaditano de Casas Viejas, en enero de 1933, donde la
    Guardia Civil quemó vivo a un jornalero, ametralló
    a varios más y fusiló a otros once.

    Ante estos hechos Azaña mostró a las
    claras su repugnante carácter burgués diciendo:
    «En Casas Viejas no ha pasado más que lo que
    tenía que pasar» (Tuñon de Lara. La España del
    siglo XX. Pág. 349).

    Y todo esto sucedía con el PSOE en el gobierno.
    Se había pasado de un millón de trabajadores en
    paro en 1931 a millón y medio en 1933.

    La desilusión en la república,
    llevó al triunfo de la derecha en las elecciones de
    noviembre de 1933.

    En Alemania,
    Italia y Austria
    el fascismo había llegado al poder tras aniquilar las
    organizaciones de clase. Los socialdemócratas no dieron
    batalla y los partidos comunistas atravesaban su época
    demencial del «socialfascismo» y fueron incapaces de
    plantear un frente único de lucha contra el fascismo, pues
    decían que en el fondo era lo mismo el fascismo que los
    partidos socialdemócratas. La historia dio un
    trágico mentis a esta política.

    Quizá el destino de la clase obrera
    española hubiese sido el mismo que el de estos
    países, de no ser por una revolución que aunque fue
    ahogada en sangre
    frenó a la derecha clerical-fascista, y dio a la clase
    obrera nuevas oportunidades; nos referimos a Octubre de 1934, la
    Comuna de Asturias.

    La revolución proletaria de octubre del 34 tiene
    más trascendencia de la que se le da en los manuales de
    historia. En ella quedó al descubierto la carencia
    fundamental del bando obrero; mientras los trabajadores con poco
    más que sus manos estaban dispuestos y eran capaces de
    tomar el cielo al asalto, sus dirigentes se enfrentaban entre
    sí por rencillas burocráticas y carecían de
    convicción en las posibilidades
    revolucionarias.

    También demostró, pese a quien pese,
    cuales eran los bandos en conflicto: Por
    un lado la clase obrera, por otro la burguesía. Esto
    último quedó simbolizado porque los asesinatos en
    masa que ordenó el gobierno republicano contra los
    trabajadores asturianos fueron dirigidos por Franco.

    Aquella heróica lucha, frenó a la
    reacción, y dio la oportunidad de la derrota electoral de
    la derecha en las elecciones del 16 de febrero de
    1936.

    Mientras la reacción se preparaba para aplastar a
    los trabajadores, siendo consciente la burguesía de que se
    trababa de una lucha entre la revolución o la
    contrarrevolución, la mayor parte de los dirigentes
    obreros trataban, tan inútil como erróneamente* de
    buscar una tercera vía. Esta política, que
    llevó a la derrota, quedó reflejada en el intento
    constante de «conciliación» con la
    burguesía republicana, primero en las elecciones, luego en
    el gobierno, y sobre todo en la funesta consigna de
    «primero ganar la guerra, después la
    revolución».

    Todo esto se apoyaba en el argumento de que había
    que unirse contra Franco. De nuevo, qué lejos estaban de
    la política de los bolcheviques, que en circunstancias
    más adversas llevaron al éxito la revolución
    rusa.

    Cuando en pleno proceso revolucionario en Rusia.
    Kornilov (al igual que Franco en España)
    amenazaba la supervivencia del gobierno de Kerensky (comparable a
    la República), Lenin dijo lo siguiente: «Ni
    aún ahora debemos apoyar al Gobierno de Kerensky.
    Sería una traición a los principios. Se nos
    pregunta: ¿Es que no debemos luchar contra Kornilov?
    Naturalmente que sí. Pero no es lo mismo; hay un limite,
    límite que ahora traspasan algunos bolcheviques, y con el
    que caen en la política de
    ëconciliacióní, arrastrados por el torrente de
    los acontecimientos» (Carta al
    Comité Central).

    He aquí el tremendo contraste entre la
    política bolchevique de «todo el poder a los
    soviets» y la política llevada a cabo por la
    dirección del PCE, con la colaboración en momentos
    claves de la dirección del PSOE y de la CNT, de desarmar a
    los «soviets» y consolidar el poder
    burgués.

    La historia oficial ha entregado a la derecha la
    conmemoración de los acontecimientos de julio del 36, pero
    es una auténtica falsificación histórica, ya
    que en esas fechas la contrarrevolución fascista
    demostró su extrema debilidad, mientras la clase obrera
    tomó sin esperar consignas desde arriba, el poder en sus
    manos. Donde no lo hizo fue debido a la indecisión de los
    dirigentes y a la traición de los republicanos, y
    sólo se impondría el fascismo tras tres años
    de guerra civil.

    En julio del 36 el gobierno republicano tenía
    mucho más miedo a la clase obrera que a los insurrectos:
    «El gobierno pierde horas preciosas sin tomar ninguna
    medida, pese a los requerimientos de las organizaciones
    obreras» (Tuñon de Lara. Pág.
    531).

    En realidad la burguesía quería un acuerdo
    con Franco y lo intentó siempre. Así se vió
    ya en julio del 36, pero en el 37 se intensificó esa
    actividad para «vender» al proletariado y pactar con
    Franco. El PNV llegó a un acuerdo de paz por separado con
    los italianos, y rindió los batallones vascos en
    Santoña, pero Franco quería una victoria
    incondicional y no respetó el acuerdo. Esto frenó
    las posibilidades del gobierno de la Generalitat, que por medio
    de Tarradellas ya estaba negociando también su
    rendición a los italianos. Y así, tras mayo del 37
    todo demuestra que importantes militares republicanos, solo
    quieren preparar el acuerdo con Franco, y este sería el
    encargo del último gobierno, el de Negrín, llamado
    en lo que parece una broma macabra «el gobierno de la
    victolia».

    Los burgueses republicanos actuaron de «Caballo de
    Troya» en las filas obreras desde el primer día. De
    ser. por ellos, en julio del 36 Franco se hubiese hecho con el
    poder, pero la clase obrera no lo consintió:

    «El gobierno no tiene ningún control sobre
    el país. En muchas ciudades son los sublevados quienes
    responden por teléfono al llamar al gobernador civil. En
    otros, aplastada la rebelión, apenas hay otro Poder que el
    de las organizaciones del Frente Popular» (Ibidem.
    Pág. 539).

    Lo fundamental de la revolución española
    transcurre de julio del 36 a mayo del 37. Ese es el
    período en que la revolución era posible y ello
    hubiese traído la solidaridad
    internacional y la victoria en todos los frentes. A partir de
    mayor del 37 todo cambia, por eso abordamos este proceso en las
    páginas siguientes.

    Es necesario combatir la idea de que una guerra se gana
    o se pierde (sobre todo una guerra civil revolucionaria) solo o
    fundamentalmente con medidas militares. Eso es una falsedad que
    pertenece al campo del «cretinismo militarista». No
    tenemos aquí el espacio para desarrollar esta idea, pero
    cualquiera que haya estudiado los conflictos
    más importantes de la historia y sobre todo, las
    revoluciones, comprenderá esto. Un ejemplo clásico
    lo tenemos en la guerra civil norteamericana, que ya fue
    estudiada por Marx, donde la liberación de los esclavos
    jugó un papel
    decisivo. A la misma conclusión llegaríamos
    estudiando desde la revolución china hasta la caída
    del Sha de Persia pasando por la guerra del Vietnam. En todos
    ellos lo decisivo no fue la superioridad militar.

    Los mejores ejemplos los encontraremos en la
    Revolución rusa, y el enfrentamiento victorioso del
    Ejército Rojo, dirigido por León Trotsky, no solo
    contra los «Blancos» sino contra varios
    ejércitos extranjeros. Esto es porque una
    revolución aplica a la guerra una política
    revolucionaria. No es nuevo, ya lo dijo Clausewitz: «la
    guerra es la continuación de la política por otros
    medios».

    Una política revolucionaria revela su
    superioridad en la guerra frente a una política de
    «conciliación». Un solo ejemplo nos
    sacará de dudas; La cuestión nacional y
    colonial.

    Franco basó todo su primer impulso en el apoyo en
    las colonias de Africa. Durante
    toda la guerra el apoyo de las tropas moras y de legionarios a
    Franco fue muy importante, pero en los primeros meses era
    cuestión de vida o muerte para los fascistas. Cualquier
    historiador reconoce que si se hubiese estrangulado la
    retaguardia africana, hubiese sido tanto como estrangular la
    sublevación, y eso hubiese sido fácil de
    hacer:

    «EI general Gallard, que fue comandante de las
    Fuerzas Aéreas de la Alemania de
    Hitler, ha escrito rememorando la situación de 1936: La
    mayor parte de las fuerzas armadas ganadas a la causa de la
    derecha se encontraba en Marruecos, bajo las órdenes de
    Franco. El jóven general tenía entonces cuarenta y
    tres años contaba con sus moros, perfectamente entrenados
    y ávidos de batirse, para socorrer a sus amigos, cercados
    por todas partes en la Metrópoli. Pero la Marina
    había permanecido fiel a la República y controlaba
    las comunicaciones
    marítimas. Los republicanos se mantenían
    sólidamente en Madrid y Barcelona y en tres cuartas partes
    del territorio español. Los nacionalistas se
    defendían desesperadamente en el Sur, el Noroeste y en
    algunas ciudades aisladas. Mussolini y Hitler decidieron socorrer
    a Franco. Se fundó la Hisma, empresa de
    transportes aéreos que, con Junkers 52 y tripulaciones
    alemanas, decidió llevar a la Península los
    refuerzos marroquíes volando sobre el Estrecho. Con este
    primer puente aéreo de la historia, Franco pudo, desde los
    primeros meses de la guerra, mejorar las posiciones
    nacionalistas» (Ibidem. Pág. 572).

    ¿Por qué decíamos que era
    fácil dar un giro a esta situación? Con una medida
    sencilla: Declarar la independencia
    de Marruecos y facilitar que el gran dirigente Abd-el-Krim
    pudiese llegar a este territorio para facilitarle la
    lucha.

    «¿Libertad a Marruecos? Delegaciones de
    árabes y moros se presentaban ante el gobierno para
    solicitar un decreto. El gobierno permanecía inmutable. El
    terrible Abd-el-Krim, exiliado por Francia,
    rogó a Caballero que intercediera ante Blum para que
    éste le permitiera volver a Marruecos para dirigir una
    insurrección contra Franco. Caballero no quería
    interceder, ni Blum conceder. Alzar al Marruecos español
    podía poner en peligro la dominación imperialista
    en toda Africa» (F.
    Morrow. Pág. 143).

    Pero en la cuestión nacional, como en otros
    aspectos, los dirigentes obreros del Frente Popular habían
    abandonado la política revolucionaria que hubiese
    garantizado el triunfo sobre el fascismo

    El programa esencial hubiese sido, junto con la
    proclamación de la independencia
    de Marruecos y el derecho de autodeterminación de las
    nacionalidades, la entrega de la tierra a
    los campesinos, la colocación de las fábricas bajo
    control obrero y la constitución de las milicias obreras como
    el único ejército del proletariado exigiendo la
    disolución del ejército regular republicano
    incorporando a sus mejores elementos a las milicias.

    Confiamos en que las páginas que siguen
    contribuyan a dejar claros algunos hechos esenciales del
    período más importante, (y por ello, sobre el que
    más se ha mentido) de la historia del Estado
    español. Una época en que la clase obrera
    demostró que lleva en su seno una nueva y mejor sociedad.
    Se atribuyen conquistas progresistas a la IIa República y
    habría que decir que fueron las conquistas de los
    trabajadores «a pesar» de la república
    burguesa.

    A sesenta años del inicio de la guerra sigue
    siendo muy importante hacer un balance de aquella época.
    Por la CNT hizo balance la historia, pues nunca recuperaron su
    influencia. Los dirigentes anarquistas, con excepciones gloriosas
    como Durruti, que se negaban a luchar por un Estado obrero, por
    no aceptar ningún Estado, se aprestaron a consolidar el
    Estado burgués frente a la clase obrera, lo que supuso
    enfrentarse a su propia base. Hicieron realidad en forma
    trágica la broma que se hacía acerca de los
    anarquistas rusos cuando se decía que su programa constaba
    de dos artículos: Primero, no habrá orden ni
    gobierno. Segundo nadie estará obligado a cumplir el
    artículo precedente. Hoy es el día en que ni el
    PSOE ni el PCE han hecho una autocrítica de aquellos
    hechos. Los dirigentes del PCE, especialmente, aún tienen
    una deuda con la historia, pues muchos revolucionarios sinceros
    cayeron muertos por las órdenes de la estalinista GPU,
    acusados de agentes de Franco, al igual que asesinaron a Trotsky
    acusándolo de agente del fascismo internacional. El
    único delito de estas
    víctimas había sido luchar por la
    revolución.

    No se puede escribir de la historia sin tomar partido, y
    nosotros lo tomamos abiertamente. Pero la causa con la que
    simpatizamos no es sólo la de las libertades formales
    contra el franquismo, sino la causa de la clase obrera
    revolucionaria contra la república burguesa, la de los
    jornaleros de Casas Viejas y tantos otros, la Comuna de Asturias,
    Mayo del 37… y tantos jalones de lucha heroica de nuestra clase
    por llevar a cabo la Revolución Socialista.

    ¿
    Han fracasado las revoluciones en
    América
    latina?

    1. El fracaso de
    los
    proyectos revolucionarios
    en América
    Latina.

    Después de la pérdida de las elecciones
    del Frente Sandinista en l 990, la crisis cubana, el poco
    porcentaje de votos del FMLN en E1 Salvador, la
    intervención de USA en Haití para restablecer el
    gobierno de Arístides, la pérdida del PTE en el
    Brasil y la
    insignificancia de los votos obtenidos por Cárdenas en
    México para citar sólo algunos acontecimientos
    cercanos la pregunta parece una redundancia. No sólo han
    fracasado los proyectos
    revolucionarios sino que la misma izquierda revolucionaria
    latinoamericana se encuentra sumida en una profunda crisis. El
    fracaso de los proyectos
    revolucionarios no es una imputación que realicen hoy
    sólo los partidos conservadores o aquellos que más
    se han beneficiado de la situación actual sino que otrora
    conspicuos líderes revolucionarios como Villalobos en San
    Salvador y Sergio Ramírez en
    Nicaragua amen de una gran cantidad de antiguos militantes se
    apuntan hoy en el mejor de los casos a los postulados de la
    socialdemocracia y en el peor escépticos y cansados, sin
    vislumbrar otras posibilidades, abdican de su pasado y piensan
    que ya no hay mas lugar que para la resignación o para la
    violencia
    destructiva. Simbólicamente creo que la derrota electoral
    del frente sandinista es lo que más ha afectado
    anímica y políticamente las expectativas de la
    izquierda revolucionaria latinoamericana.

    El Frente Sandinista, veinte años después
    de la revolución
    cubana y después de tantos intentos fracasados en
    Argentina,
    Chile,
    Uruguay se
    convertía en el alma de la revolución
    latinoamericana y creaba renovadas esperanzas en todo el
    continente, especialmente en Centroamérica. Su derrota
    electoral con el 45 % de los votos puede considerarse
    insignificante si se tiene en cuenta la amenaza de Estados Unidos de
    continuar la guerra si no ganaban los suyos. La "piñata"
    posterior por la que los dirigentes sandinistas se repartieron
    bienes del
    Estado desprestigió en poco tiempo a un gobierno que
    gozaba de una cierta fama de honestidad. Sin
    embargo, aunque hubieran mantenido una trasparencia absoluta,
    aunque pudieran volver al poder con la mayoría de los
    votos ¿podría el sandinismo dar respuesta a las
    mayorías pobres de Nicaragua como de hecho dio en la
    década de los ochenta? ¿Podría volver a
    levantar aquél derroche de ilusión y generosidad
    impresionante en la pasada década? La respuesta es que no.
    No existe un bloque socialista que pueda apoyar proyectos
    socialistas y la experiencia cubana, con todo lo respetable que
    pueda ser. aparte de no suscitar ningún entusiasmo entre
    las mayorías pobres, sólo es viable con la
    inserción en el mercado mundial
    único. ,

    La estrategia
    liberadora latinoamericana de tomar el poder del estado a
    través de una guerrilla con mayor o menor apoyo popular y
    el consecuente cambio al bloque del Este como manera más
    corta y eficaz para sacar de la miseria y la marginación a
    las grandes mayorías, hace 10 años no era sin
    más imposible. Reagan y Bush probablemente no se
    equivocaron al considerar a Nicaragua como la principal amenaza
    para los intereses geoestratégicos de América
    Latina. Nicaragua era un cáncer en metástasis que
    suscitaba grandes entusiasmos en toda América
    Latina. Los países pobres del entonces llamado Tercer
    Mundo tenían en Nicaragua un camino interesante a seguir.
    La economía
    mixta, la reforma
    agraria, las cooperativas
    campesinas, los cabildos populares, las experiencias culturales,
    la participación masiva de cristianos en la
    revolución y en la estructura de
    gobierno, el mantenimiento
    de la democracia y
    la oposición hacían de Nicaragua una experiencia
    mucho más atractiva que la cubana. San Salvador, Guatemala,
    México tenían en Nicaragua una retaguardia
    magnífica. Estados Unidos,
    además de las múltiples acciones
    encubiertas y el desarrollo de toda una estrategia terrorista en
    el interior de Nicaragua no tuvo suficiente con el dinero del
    congreso y de empresarios privados para financiar a la contra y
    tuvo que recorrer al narcotráfico y a la venta de armas a
    Irak. En San
    Salvador, un país más pequeño que la
    provincia de Barcelona, tuvo que invertir más de l
    millón de dólares diarios para frenar a la
    guerrilla e involucrarse en el asesinato de miles de campesinos e
    indígenas amen de los casos con mástrascendencia
    internacional como el asesinato del Arzobispo Oscar Romero y los
    ocho jesuitas de la UCA.

    Hoy sin embargo, aunque los sandinistas fueran unos
    santos, aunque accedieran con una mayoría absoluta al
    poder, no podrían hacer nada parecido y aunque lo hicieran
    no constituirían el mismo tipo de amenaza para el sistema
    mundial que la que constituyeron hace 10 años.

    2. La
    revolución hoy es más necesaria que
    ayer.

    Si en América Latina el origen o al menos la
    justificación última de las revoluciones ha sido
    siempre el empobrecimiento de las grandes mayorías, con el
    fin de la guerra
    fría ésta ha aumentado de manera escalofriante.
    Nunca en la historia ha existido una concentración y
    centralización del poder tecnológico, financiero
    político y militar en tan pocas manos. Si la caída
    del muro de Berlín evidenció el colapso del
    socialismo
    real también nos muestra ahora el
    horrible fracaso del capitalismo real. Algunas estadísticas de la ONU nos ilustran
    al respecto:

    un 20% rico (1200 millones de personas) de la humanidad
    controla el 83% de los ingresos del
    mundo y el 20% más pobre sobrevive con el 1.4 % de estos
    ingresos.

    1000 millones de personas sobreviven con 1 dólar
    por día

    3000 millones de personas sobreviven con 2
    dólares por día.

    358 personas tienen individualmente capitales acumulados
    del orden de 762 millardos de dólares. poseen 358 personas
    el equivalente al 45% de la humanidad más pobre de la
    población mundial, es decir de 2400
    millones de las personas más pobres del mundo.1

    El número de billonarios( dólares) se ha
    incrementado en los últimos 4 años en un
    147%

    A pesar del fin de la guerra
    fría el gasto militar anual es de 815 millardos de
    dólares equivalentes al 40% de ingreso per capita de la
    humanidad más pobre. Los 100 millardos de dólares
    en que se ha visto reducido el gasto público militar es
    superado por los gastos en
    empresas de seguridad
    privada.2

    Después del fin de la guerra
    fría y la desaparición del 2 mundo, las
    categorías norte-sur, desarrollo-subdesarrollo,
    primer-tercer mundo, centro-periferia cada vez sirven menos para
    dar cuenta del conflicto
    más genuino de nuestro tiempo: el conflicto
    entre ricos y pobres. En El sur hay un norte que participa del 20
    % más rico y en el Norte hay un sur formado por
    inmigrantes, indígenas y desempleados que tienen cada vez
    condiciones más semejantes a las mayorías del
    Sur.

    México y Nicaragua que al comienzo de los 90
    fueron considerados como experiencias esperanzadoras de un nuevo
    orden económico y político son hoy la mejor
    muestra en
    Latinoamérica del fracaso de las llamadas políticas
    neoliberales. Nicaragua es el único país del mundo
    cuyo ingreso per capita es 59% más bajo en 1994 que en
    1960. Nicaragua por otra parte es después de Israel el
    país que en los últimos 5 años mas ayuda
    externa ha recibido, y a pesar de esto su crecimiento
    económico es peor que en todos los años
    sandinistas y 40% inferior que en 1985 cuando el país
    estaba en plena guerra.3

    Pero quizás lo más elocuente del fracaso
    del capitalismo son las propias palabras de Michael Camdesuss que
    no es precisamente un ex-comunista sino presidente del Fondo Monetario
    Internacional: "El mercado cuando es enteramente abandonado a
    sus propios mecanismos es una sentencia de muerte para los
    pobres. Esta es la razón por la que no podemos aceptar la
    substitución del fundamentalismo marxista por el
    fundamentalismo del mercado. En el mercado se dirime la fuerza de
    la vida y de la muerte. En
    el mercado mundial por tanto todos tenemos una responsabilidad sobre la vida y la muerte de los
    otros."4 Independientemente de la valoración que hagamos
    de esta "nueva retórica" de uno de los principales
    responsables de las políticas llamadas
    eufemísticamente de ajuste en los países pobres5 es
    importante subrayar que incluso entre los principales
    responsables de las políticas neoliberales estas no gozan
    ya de la credibilidad del pasado.6.

    Una vez eliminado el peligro del comunismo el
    capitalismo va perdiendo todo tipo de pudor frente a la miseria.
    Cada día que pasa es más obvio que los cambios
    estructurales en el sistema mundial, son mas necesarios que
    nunca. ¿Cómo hacerlos mínimamente viable?
    ¿Cómo no convertir la revolución en una
    prédica de púlpito? ¿Cómo movilizar
    fuerzas que puedan hacer de la transformación de un
    sistema mundial algo más que un sueño o un
    deseo?

    A riesgo de
    simplificar, de caricaturizar y de separar cuestiones que a
    menudo siguen muy mezcladas, creo que en la izquierda
    latinoamericana se dibujan hoy tres grandes tendencias que
    intentan responder a este interrogante. Se podría hablar
    con cierto tino de una tendencia reformista, de una tendencia
    ortodoxa y de una tendencia civil y popular. El debate serio y
    profundo entre estas tendencias podría alumbrar
    ciertamente nuestro futuro más inmediato. En cualquier
    caso es perentoria la necesidad de la izquierda de fortalecerse
    intelectualmente sino quiere ser sólo un pasaje de la
    historia.

    3 La tendencia
    reformista

    Jorge G Castañeda, en su libro "La utopía
    desarmada" es el que probablemente ha popularizado más
    esta tendencia, cuya expresión política más
    clara es en Nicaragua el MDR (Movimiento de renovación
    sandinista) liderado por Sergio Ramírez,
    antiguo vicepresidente el gobierno Sandinista, y en EL Salvador
    Joaquín Villalobos, uno de los dirigentes del FMLN
    más famosos y conocidos. Lo más característico de esta tendencia no
    estaría en la recusación de la "lucha armada", la
    práctica totalidad de la izquierda latinoamericana
    cuestiona, hoy por hoy, la idea de tomar el poder mediante la
    victoria militar, sino en los objetivos de
    la lucha misma. La idea de revolución quedaría
    relegada para minorías testimoniales. Se considera tan
    difícil la posibilidad de cambios estructurales que
    pretender constituir movimientos revolucionarios sería
    más inmovilista que otra cosa. En su lugar se
    trataría de atemperar los efectos del neoliberalismo, de moldear el modelo existente, un
    programa reformista inspirado en fórmulas
    socialdemócratas que combinen cambio y continuidad,
    crecimiento y equidad, democracia
    representativa y representación social.

    Uno de los grandes errores de la izquierda tradicional
    sería no haber aceptado ni comprendido la economía de mercado.
    "Si se es anticapitalista no se puede ser seriamente
    democrático".7 Se establece una especie de ecuación
    entre economía de mercado y democracia
    representativa. No sólo se acepta el sistema de mercado
    porque no pueda haber otra cosa sino por la asunción de
    una metafisica por la
    que se entiende que el mercado es lo que más corresponde a
    la esencia humana: "El mercado es inherente al ser humano es
    necesaria la existencia de diferencias sociales porque sin el
    derecho a la acumulación no funciona la producción
    y no se genera riqueza ni desarrollo."8

    Dora María Téllez en un documento para
    formación de líderes del MDR decía: "Un
    programa para los pobres en general es inviable, y el
    reconocimiento de esto nos aleja del cristianismo,
    pero nos acerca a la realidad de un partido político en
    Nicaragua. Lo político, lo viable, es optar por agentes
    económicos determinados…no son los desempleados -cerca
    del 70% en Nicaragua- los que van a reactivar la economía del
    país" Su tesis sería que mientras la izquierda
    revolucionaria hace un discurso
    genérico en favor de las mayorías, carece de
    alternativas económicas mientras que apoyando a los
    empresarios se puede generar crecimiento y desarrollo como primer
    paso para una mejor distribución de los recursos. Su
    propuesta se sitúa entre la absolutización del
    mercado (situación actual) y el estatismo y la
    economía planificada. Pretendiendo emular en los
    países pobres la socialdemocracia europea.

    El segundo gran error de la izquierda latinoamericana
    sería no haber levantado y defendido con absoluta claridad
    la bandera de la democracia. La izquierda latinoamericana
    debería mostrarse absolutamente intransigente ante la
    falta de democracia interna o ante la falta de democracia
    representativa o ante cualquier violación de lo derechos humanos,
    venga de donde venga. Reconocen y proclaman el déficit
    democrático de los partidos de izquierda tradicionales.
    "Aceptar la democracia representativa significa que jamás
    habrá poder total. que la gestión
    está constantemente sometida a prueba y vigilada por la
    sociedad
    civil". 9

    Y el tercer error sería haber opuesto el
    Imperialismo Norteamericano al nacionalismo
    latinoarnericano. La construcción de la nación en
    pleno siglo XX en muchos de los territorios de
    Latinoamérica ha tenido consecuencias funestas para muchas
    de sus culturas minoritarias y en Estados Unidos se han perdido
    muchos posibles aliados de la izquierda latinoamericana. No hay
    que oponer Estados Unidos con Latinoamérica, sino oponerse
    a políticas específicas del gobierno de Estados
    Unidos aliándose con grupos civiles y partidos de este
    país que también recusen estas políticas.
    Por otra parte hay que reconocer que el nacionalismo
    es más una trampa que legitima la exclusión y las
    diferencias en el sistema social mundial que un instrumento
    liberador para las mayorías pobres.

    La principal fuerza de estas formaciones estriba
    quizás en que sus planteamientos políticos
    están menos en contradicción con las tendencias
    ambientales generadas por el neoliberalismo. También la crítica
    que hacen a los que se aferran a los principios está en
    consonancia con los tiempos: "Las posiciones más
    radicales, contestatarias y críticas por principio son
    tranquilizadoras de conciencias de minorías radicales pero
    traiciona los intereses de las mayorías que quieren
    resultados." Pero lo que no está claro es que el
    reformismo sea lo más "pragmático" y útil
    para las grandes mayorías de la humanidad. ¿Hasta
    que punto bastan las reformas para satisfacer las necesidades
    mínimas (respirar, comer ,beber) de la mayoría de
    los seres humanos?

    La principal debilidad es que es un intento (una vez
    más) de trasponer los esquemas de la socialdemocracia
    Europea a Latinoamérica con una estructuración
    social muy diferente: una gran mayoría pobre, una gran
    economía informal, y unos pocos muy ricos y poderosos que
    extienden sus tentáculos hacia la propiedad de
    la tierra y la
    propiedad
    financiera. Difícilmente se puede pretender cambiar los
    efectos del mercado sobre la mayoría de la humanidad sin
    cambiar las causas.

    4. La tendencia
    ortodoxa

    Frente a los reformistas que simplemente abandonan el
    marxismo puesto que las sociedades que
    se inspiraron en él han fracasado aquí se pretende
    separar totalmente el marxismo de la crisis del socialismo real.
    El problema no serían las tesis marxista-leninistas, ni
    las estrategias de
    toma del poder estatal, ni las élites de vanguardia
    sino fundamentalmente la corrupción
    de los dirigentes políticos. Hoy se trataría de
    mantener fundamentalmente los mismos principios y estrategias en la
    esperanza, bien que llegué al poder la izquierda
    revolucionaria en algún estado importante, (por ejemplo en
    la Unión soviética) bien que puedan sumarse las
    fuerzas de diferentes estados. En muchos casos se afirma
    también que el fracaso obedece a no haber sido
    suficientemente "marxistas" es decir, en haberse precipitado en
    la revolución sin tener en cuenta el desarrollo de las
    fuerzas de producción. Se asume implícitamente un
    sentido lineal y etapista de la historia. Lo que habría
    que hacer en Latinoamérica para caminar hacia el socialismo es
    desarrollar ahora el capitalismo, modernizar las sociedades
    agrarias, (muchos antiguos revolucionarios son hoy
    prósperos empresarios).

    Se da por sentado que el partido revolucionario es una
    categoría superior, dirigente, respecto de las
    organizaciones de base, que de alguna manera debe liderarlas y
    conducirlas.

    Esto junto con la debilidad intelectual ( muchos
    intelectuales bien por hastío, bien por clase social o por
    falta de libertad se han retirado de estos partidos) y la
    costumbre de tener consignas y cuadros conceptuales claros
    contribuye a mantener un importante déficit
    democrático, a tener miedo de las tendencias, del debate, de los
    análisis profundos y de la revisión
    de las categorías y de los esquemas mentales al uso. Se
    acusa a los reformistas de falsear la historia de la izquierda,
    de reducir el rico mosaico de experiencias revolucionarias,
    cooperativas,
    colectivización de tierras, democracia asamblearia,
    escuelas experimentales etc. a élites de movimientos
    guerreristas, imputando el fracaso de la izquierda en primer
    lugar a su estrategia, mitos e ideas
    y no al aplastamiento y asesinato sistemático a la que
    fueron sometidos cientos de miles de indígenas,
    campesinos. Se rechaza la socialdemocracia por su inaplicabilidad
    en los países pobres, sus fórmulas no ofrecen
    ninguna ventaja a los excluidos. Las experiencias
    socialdemócratas en América Latina (Alan
    García, Carlos Andrés Pérez, Paz Zamora han
    fracasado tanto o más que las políticas
    revolucionarias) 10 .

    Su principal fuerza son precisamente los excluidos, su
    disposición a las movilizaciones populares y su
    oposición sin ambages al liberalismo
    vigente. Su principal debilidad son sus protestas sin propuesta,
    sin alternativa real a corto y medio plazo pero creo que hay
    algunos síntomas esperanzadores allí donde esta
    tendencia no se precipita en presentar paradigmas
    nuevos ( que en realidad suelen ser muy viejos). Es interesante
    observar por ejemplo en Cuba, máxima expresión de
    la ortodoxia latinoamericana, este proceso de autocrítica
    formulado por uno de sus filósofos oficiales.11 Según Pablo
    Guadarrama hay que disolver todos aquellos presupuestos
    míticos que hasta ahora alimentaban los proyectos
    revolucionarios para recuperar efectivamente las fuerzas
    emancipatorias y liberadoras. Entre las ideas y los mitos que
    habría que desterrar destaca Guadarrama la creencia de que
    el proletariado es el sujeto histórico destinado a hacer
    la revolución; la idea de una casta o vanguardia que sea
    la conciencia, la
    conducción de la revolución, y que conozca los
    intereses objetivos de
    los oprimidos; la idea de que la revolución es inevitable
    por una especie de lógica
    dialéctica inherente en el dinamismo de la historia, la
    idea de que en la historia hay un proceso lineal ascendente, la
    idea de que la historia tiene un fin que es la

    reconciliación universal.

    Si la historia no tiene un fin, podemos afirmar, contra
    los hegelianos de derechal2, que la historia sigue. Si la
    historia no es un proceso ascendente no se justifica a los
    vencedores ni se legitima la miseria y el genocidio de millones
    de personas. No es cierto como le gusta decir a Fidel Castro que
    el tribunal de la historia le absolverá o le dará
    la razón. La historia siempre absuelve a los vencedores y
    culpabiliza a las víctimas. No hay ningún tribunal
    extrínseco a la memoria y a
    la reflexión de los seres humanos mismos. Sino hay
    ningún sujeto "privilegiado" del cambio social todos
    podemos ser agentes del mismo. Si no hay una dialéctica
    intrínseca en el dinamismo histórico la
    revolución no depende de ninguna providencia
    extrínseca sino de la constitución de fuerzas
    sociales que la realicen. Si no hay más interés
    que el interés
    individual la revolución no puede hacerse sin la
    participación activa de las mayorías. Si la
    experiencia nos enseña que el oprimido a menudo
    interioriza los esquemas del poder (el esclavo que no quiere la
    libertad, la mujer que
    justifica la violencia de
    su marido, el indígena que se siente primitivo o
    salvaje…) también nos enseña que sólo
    pueden liberarse siendo sujetos activos de su
    liberación.

    5. La tendencia
    civil y popular.

    Parte de la imposibilidad de mantener la estrategia
    declarada de los movimientos de liberación en
    América Latina consistente en la toma del poder del Estado
    mediante una vanguardia para después adscribir el nuevo
    estado al bloque socialista o bien desgajarlo de la
    economía mundial y someterlo a un proceso
    autárquico.13 En la actual interdependencia mundial es
    difícil pensar en un gobierno socialista en un sólo
    Estado Nacional. Incluso la caída de la Unión
    soviética "no se explica sólo por la
    oposición interna a sus estructuras
    totalitarias sino por su incapacidad para competir con
    éxito en el mercado mundial" 14 La cuestión
    fundamental en esta tendencia es pensar en nuevos caminos para
    una revolución que como hemos visto se inspira en causas
    mucho más agudas que antaño. Es tiempo de revisar
    conceptos y de no precipitarse en las respuestas por más
    que las urgencias sean acuciantes.

    Un primer grupo de cuestiones a replantear provienen de
    la constatación de que hoy la sociedad es mundial l5 . La
    toma de poder del Estado por un partido de hombres
    honestísimos es bastante irrelevante para paliar tan
    siquiera la situación de las grandes mayorías. En
    el mejor de los casos, la constitución de un estado
    socialista en una sociedad mundial no deja de ser puro
    reformismo. Se trataría de replantear la función
    del partido político que normalmente ha supeditado los
    intereses populares a los intereses estratégicos de la
    toma del poder estatal y luego a los "intereses nacionales". Al
    no colocar en el primer punto de la agenda la toma del poder
    estatal los partidos
    políticos revolucionarios se liberan de la
    sensación de fracaso y pueden aportar su grano de arena
    para la constitución de una sociedad civil
    planetaria que propicie una transformación
    democrática de las instituciones
    mundiales hoy existentes y por otra parte las acciones
    locales, en la medida en que dejan de supeditarse a intereses
    estratégicos cobran mayor fuerza y relevancia.

    Un segundo grupo de cuestiones es que el sistema social
    mundial no es nada fuera de nuestras acciones u
    hábitos cotidianos. Hay que difuminar los diques entre lo
    privado y lo público, lo institucional y lo cotidiano, lo
    macro y lo micro. Y todo ello sin paralizarse por nuestra
    corresponsabilidad en el orden mundial. No esperar a la
    revolución para cambiar de vida. Los hábitos, las
    economías populares, son vitales para la sobrevivencia de
    hoy

    En tercer lugar la amenaza y los límites
    ecológicos son todavía tomados muy poco en serio.
    La única solución verdadera a la paradoja de los
    chinos: "Si cada chino tiene una moto el mundo será
    invivible" es cambiar radicalmente las formas de vida. La otra
    solución: mantener en la miseria a la mayoría de la
    humanidad o incluso su exterminio sólo sirve para
    prolongar la agonía de nuestra civilización. Una
    serie de experiencias y de formas de civilización
    alternativas existen ya hoy. Gorostiaga lo llama
    civilización de la simplicidad 16, una civilización
    que puede dar más felicidad y a mucha más gente que
    la civilización del consumo, el
    individualismo y la posesión. La civilización del
    juego y la
    simplicidad, de la calidad de la
    vida, la sostenibilidad, la igualdad y la
    alegría compartida es hoy una cuestión de
    supervivencia humana y de verdadera superación del
    hastío.

    En cuarto lugar hay que reconocer la fragilidad de las
    propuestas económicas en términos globales. Pero en
    principio se puede afirmar que una orientación
    democrática de la economía mundial
    (socialdemócrata e incluso liberal) altera más las
    raíces del sistema y puede beneficiar más las
    grandes mayorías de la humanidad (los pobres absolutos)
    que una revolución socialista en un Estado
    nacional.

    En quinto lugar hay que repensar la unidad y diversidad
    de los seres humanos. Por un lado nos encontramos con un mundo
    unificado violentamente que sólo puede subsistir con una
    heterogeneidad radical (ricos y pobres) en las formas de vida .
    Por otro lado con un pensamiento
    cuasi-único que se impone a través del mercado y
    la
    comunicación unidireccional mundial por encima de
    los valores y
    las reflexiones endógenas. Se trata de una
    homogeneización cultural que crece al mismo ritmo que la
    heterogeneidad y diversidad económica. En este contexto
    solo puede hablarse de tolerancia y de
    respeto a la
    diversidad y a las identidades con un mínimo de sentido
    siendo intolerables con la miseria y el hambre e irrespetando las
    diferencias sociales impuestas por el fundamentalismo más
    peligroso y terrorista de nuestro tiempo: el fundamentalismo del
    mercado. Sin acabar con este fundamentalismo y sin instituciones
    mundiales que protejan a las minorías y que recreen y
    recompongan la creación moderna de los
    Estados-nación es previsible que vayamos
    acostumbrándonos a genocidios y expresiones violentas
    inadmisibles como las de Somalia, Ruanda, Chechenia, Bosnia,
    Argelia, Chiapas, Guatemala;
    Brasil,
    Colombia,
    Kurdistan l7, Tíbet, el asesinato de inmigrantes
    despreciados l8 que buscan un trabajo manual en las
    ciudades Europeas, para citar sólo algunas de las
    tragedias humanas más recientes.

    Las agresiones culturales y los otros fundamentalismos
    son imparables mientras no se revierta la racionalidad mercantil
    impuesta mundialmente y su consecuencia más notoria: la
    creciente diferencia entre pobres y ricos de la misma sociedad
    mundial.19, Es imprescindible la lucha por una ciudadanía
    planetaria que elimine las sangrantes diferencias
    económicas y que integra la diversidad cultural del mundo.
    En esta perspectiva las culturas indígenas sobrevivientes
    tienen una precisa actualidad: sus valores y sus
    formas de vida son efectivamente universalizables.

    Por último es importante luchar en todos los
    espacios por la democratización de las estructuras y
    la participación democrática de las personas, desde
    los grupos, ONG's,
    entidades locales y municipales, hasta las grandes redes e instituciones
    mundiales. El consenso emergente y apenas iniciado en la sociedad civil
    mundial, esta mundialización desde abajo, desde dentro y
    hacia arriba puede constituir una fuerza social
    poderosísima, puede ser una amenaza mucho mayor para el
    capitalismo salvaje que lo que fue el socialismo de estado 20 .
    De nosotros depende convertir las amenazas y los deseos en
    realidades.

    LA
    NATURALEZA HISTÓRICA DE
    LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE

    El asunto que será tratado en esta
    disertación es la naturaleza
    histórica de la Revolución Rusa de 1917. El
    objetivo es delinear lo que se entiende por perspectivas actuales
    de esta Revolución, mostrando sus diferentes
    condicionamientos históricos.

    Durante buena parte del siglo XIX y en particular,
    durante las Revoluciones de 1848, el problema era que Rusia
    había permanecido al margen de las grandes convulsiones
    que se produjeron en Europa. Como revolucionarios que analizaron
    esta trayectoria de manera muy especial, Marx y Engels
    entendían que las grandes revoluciones democráticas
    que tuvieroncomo escenario a Europa Central en 1848, sólo
    podían completar su misión
    histórica lanzando una guerra mundial
    contra el imperio zarista, que era visto como bastión de
    la contrarrevolución. Creían que este imperio
    sólo sería aplastado desde el exterior con el
    auxilio de las armas; por este motivo.

    Marx y Engels fueron cambiando de opinión en
    función de las condiciones ulteriores del desenvolvimiento
    capitalista. Su posición pasó a ser que el
    desmantelamiento del imperio zarista sería obra, no de una
    guerra externa, sino de una revolución interna. Marx y
    Engels ya veían expresiones de tendencias revolucionarias
    en Rusia, desde la nobleza hasta los intelectuales. Comprobaron
    también que el capitalismo occidental se había
    desarrollado en tales proporciones que había dejado de ser
    un factor revolucionario frente al zarismo, y que se había
    vuelto un factor de conservación del mismo.

    La Inglaterra
    capitalista tenía importantes acuerdos con el zarismo, y
    lo mismo ocurría con las potencias centrales de Europa. Ya
    no era posible imaginar que el capitalismo europeo occidental
    pudiese llevar adelante una guerra revolucionaria contra Rusia y,
    además, el desarrollo de contradicciones en Rusia
    permitía establecer que el imperio zarista sería
    derribado por una revolución que se originaría en
    sus propias fuerzas interiores.

    Se puede decir que la naturaleza histórica de la
    Revolución Rusa, expuesta hasta aquí por los
    pensadores más audaces de este período, es
    percibida y caracterizada como la conclusión de las
    revoluciones burguesas democráticas que comenzaron en
    Francia en
    1789, y que continuaron después en Europa en 1848. En el
    período posterior, el más firme teórico de
    la revolución burguesa en Rusia fue Lenin. El
    combatió, con mucho rigor y energía, la idea de que
    en Rusia se pudiera realizar algo diferente a una
    revolución burguesa. Así, en el transcurso de los
    debates de la socialdemocracia rusa, quedaron establecidas "dos
    tácticas" (título de un libro de Lenin): la primera
    planteaba la alianza de la clase obrera rusa con la
    burguesía liberal, y la segunda, la de Lenin, la alianza
    de la clase obrera rusa con la burguesía revolucionaria
    rusa, encarnada en los campesinos.

    Sin embargo, quien llegó más cerca de la
    realidad histórica para caracterizar la naturaleza de la
    Revolución Rusa en esta época fue León
    Trotsky, aunque sin trascender la idea de que la
    Revolución Rusa completaría el ciclo de las
    revoluciones burguesas democráticas.

    Trotsky, en su libro 1905, con mucho cuidado y rigor
    didáctico, establece que la revolución rusa
    sería una revolución burguesa que se
    diferenciaría sustancialmente tanto de la Revolución
    Francesa de 1789 como de las revoluciones europeas de 1848.
    En la Revolución
    Francesa de 1789, dice, la burguesía, cuando no la
    dirigía, dejaba que las masas se movilizasen, pues no
    temía la amenaza que en un futuro representaría la
    clase obrera. Ya en las revoluciones de 1848 ocurrió algo
    diferente. Estas revoluciones no adquirieron impulso pues, desde
    el comienzo, la burguesía, por temor al proletariado que
    se había expandido como consecuencia del desarrollo
    capitalista alcanzado en esta época, preferió un
    pacto con las monarquías para poder desmovilizar a la
    clase obrera.

    En la Rusia de comienzos de siglo, dice Trotsky, la
    situación era doblemente diferente de 1789, y de 1848,
    pues el impulso revolucionario surgiría de la propia clase
    obrera. Con este impulso revolucionario, esta clase iría a
    enfrentar no solamente al zarismo, sino también a la
    burguesía liberal. Buscaría la alianza con los
    campesinos y llegaría al poder como clase, en virtud de la
    dinámica de la revolución
    democrática. Su carácter permanente surge del hecho
    de que con el proletariado en el poder, no sólo
    deberían ser ejecutadas las tareas democráticas que
    no estuvieran cumplidas —la tierra a los
    campesinos, la abolición de la autocracia, la
    emancipación nacional—, sino también las
    tareas propias de una revolución socialista: establece
    así la idea genial de que Rusia sería la vanguardia
    de la revolución socialista internacional, lo que
    quedaría demostrado por los acontecimientos posteriores
    (el libro de Trotsky fue redactado poco después de la
    revolución de 1905).

    Como se puede observar, nada más lejos de la
    realidad que una versión estática,
    y rígida de lo que sería la naturaleza
    histórica de la Revolución Rusa. La teoría
    se fue transformando con la revolución de las relaciones
    entre las clases, y en particular con la clase dirigente rusa,
    como consecuencia de su desenvolvimiento interior y del ingreso
    del capital extranjero. Esto creó un proletariado
    concentrado, combativo y, hasta cierto punto, revolucionario, que
    modificaba la perspectiva histórica tradicional de
    Rusia.

    La Revolución de 1917, sin embargo, supera,
    modifica y altera todas las caracterizaciones revolucionarias,
    pues se procesa dentro de un marco histórico completamente
    diferente de aquel de las revoluciones democráticas
    pasadas. No sólo tendría lugar en un marco
    histórico de unificación de la economía
    mundial (o sea, de la existencia real de una economía
    mundial), sino también en el de la transformación
    del capitalismo de libre competencia en
    capitalismo imperialista.

    La integración de las principales naciones del
    mundo y de algunas secundarias en la red de la economía
    mundial, que después dará lugar al fenómeno
    del imperialismo, es el marco histórico necesario para
    poder caracterizar, por primera vez, la descomposición del
    modo capitalista de producción, o sea, la época de
    fragmentación mundial del capitalismo. En esta etapa, el
    capitalismo entra en una fase de transición hacia la
    organización socialista a escala mundial.
    La caracterización de que el mundo, como un todo,
    había madurado para la revolución socialista,
    altera la perspectiva histórica de la revolución en
    un país atrasado que, considerado aisladamente, no
    está preparado para el socialismo, pero sí lo
    están la economía y la política mundiales,
    en las cuales la revolución nacional y democrática
    de Rusia tendrá lugar.

    Se incurre frecuentemente en el mito de que la
    Primera Guerra
    Mundial habría favorecido la llegada de la
    Revolución de 1917. Sin embargo, la guerra sirvió
    al zarismo para congelar el recrudecimiento de las tensiones en
    el interior del Estado ruso. En 1914, en Rusia, la
    socialdemocracia y el propio movimiento de masas experimentaban
    un crecimiento fenomenal, dando inicio a un período
    revolucionario que no pasaría desapercibido para las
    clases dirigentes de Rusia.

    Era posible entonces acabar con el zarismo sin las
    inmensas cuotas de sacrificio que significó la Primera Guerra
    Mundial. Pero esta guerra transformó la
    Revolución Rusa en una guerra civil internacional;
    demostró que la sobrevivencia del capitalismo necesitaba
    de la masacre de millones de personas y que la conquista de la
    paz realmente sólo sería posible con el
    derrocamiento de la burguesía en cada país.
    Aquí se puede percibir un salto en la apreciación
    de la naturaleza histórica de la Revolución Rusa,
    pues una revolución que se presentaba como
    democrática, cambia por las perspectivas abiertas por la
    lucha de la clase obrera, para convertirse en una
    revolución socialista; y por el marco internacional en que
    se inserta, es una parte de la revolución mundial y de la
    guerra civil internacional de la clase obrera contra las
    burguesías y el capitalismo mundiales.

    Existe una corriente historiográfica llamada
    revisionista, que tuvo origen en Alemania, y uno de cuyos autores
    más conocido es Ernst Nolte, que parece justificar al
    nazismo y que
    tuvo una cierta popularidad académica, incluso fue
    retomada por el historiador francés François Furet.
    Historiador derechista de la Revolución
    Francesa, renegado del partido comunista francés,
    Furet, en un reciente libro (El fin de una ilusión),
    desarrolla la misma tesis que los revisionistas alemanes: la
    Revolución Rusa sería responsable del nacimiento
    del nazismo, como una
    reacción del capitalismo contra el bolchevismo.

    El nazismo
    tendría el mérito de haber previsto el fracaso del
    bolchevismo, y de haber tenido la iniciativa de enfrentarlo. Pero
    el nazismo no es
    sólo el resultado de la reacción capitalista contra
    el bolchevismo, y éste, a su vez, no fue una
    conspiración mundial para acabar con el estado de
    derecho: ambos son productos
    opuestos y contradictorios de un mismo fenómeno: la
    descomposición mundial del capitalismo. Esta se produce
    por la contradicción entre el desarrollo internacional de
    las fuerzas productivas y el marco estrecho de las fronteras
    nacionales, los Estados nacionales, en los que ese desarrollo se
    procesa; por la competencia entre los capitalistas; por la
    socialización enorme de la producción y la
    apropiación cada vez más estrecha en el sistema
    capitalista. Se puede decir que la Revolución de Octubre
    fue un producto
    genuino y una respuesta de las masas a la descomposición
    del capitalismo.

    Para sus líderes, la Revolución de Octubre
    era el comienzo de la revolución socialista mundial,
    caracterizando el inicio de una época histórica de
    guerras y
    revoluciones. Inauguraba un período político e
    histórico de revuelta de las fuerzas productivas contra
    las relaciones de producción capitalistas, transformadas
    en un obstáculo histórico para el desarrollo de
    aquéllas.

    Tanto Lenin como Bujarin habían analizado, antes
    de la revolución, la nueva configuración de la
    economía mundial, concluyendo que el mundo ingresaba en un
    nuevo período histórico. Para los bolcheviques, la
    Revolución Rusa era el comienzo de la revolución
    mundial. Ellos no tenían ninguna intención de
    realizar el socialismo solamente en su país.

    El bolchevismo incorporó su comprensión de
    las particularidades nacionales rusas a las del proceso
    internacional del capitalismo y, dialécticamente,
    estableció la unión entre una revolución
    democrática conducida por la clase obrera y el proceso de
    la revolución internacional. Por eso, una de sus primeras
    medidas, después de la revolución, fue la
    convocatoria a la creación de una nueva Internacional, la
    Comunista. Pero ésta no era una creación del Estado
    soviético. Este podría operar como Estado en el
    marco de las relaciones
    internacionales. La Internacional actuaría de modo
    independiente, y fue preparada con bastante antelación. En
    la bancarrota de la Internacional Socialista (la IIª), los
    bolcheviques llamaron a la creación de la Internacional
    Comunista (la IIIª) mucho antes de la Revolución de
    Febrero y mucho antes de la Revolución de Octubre de
    1917.

    El proletariado del mundo pasó a organizarse en
    un partido mundial centralizado, a diferencia de la Iª y la
    IIª internacionales,lo cual refleja un nuevo estadio de
    lalucha internacional entre las clases.

    Este planteo fue una gran novedad política: el
    mundo podía ser reorganizado enteramente sobre bases
    comunistas, libertarias, de fraternidad universal y era posible
    construir un partido mundial de la revolución socialista.
    Como dice Rosa Luxemburgo, la responsabilidad por las limitaciones de la
    Revolución Rusa fue de la socialdemocracia europea, que
    tuvo un comportamiento
    traidor. ¿Por qué traición si la
    socialdemocracia alemana, por ejemplo, nunca fue revolucionaria,
    sino reformista? Porque el imperialismo y la guerra habían
    mostrado que el reformismo ya no tenía un lugar
    histórico. Solamente existían dos opciones: la
    revolución y la contrarrevolución. Las tendencias
    reformistas, bajo el pretexto de no optar por ninguna de ellas,
    optaron de hecho por la contrarrevolución,
    volviéndose traidoras.

    No sólo traicionaron a la Revolución de
    Octubre, sino que también fueron cómplices de la
    derrota de la Revolución Española, y entregaron
    Alemania a Hitler.

    Llama la atención en toda la literatura
    contemporánea la falta de comprensión de que la
    restauración capitalista en los estados obreros no es otra
    cosa que una contrarrevolución política iniciada
    por la burocracia
    "comunista" para acabar integralmente con las conquistas sociales
    de la Revolución de Octubre, transformándose
    así en clase propietaria. En China, en Rusia, actualmente,
    los capitalistas son los antiguos burócratas. Veamos las
    raíces históricas de ese proceso.

    A partir de 1922, cuando había terminado la
    revolución, una burocracia
    anticomunista (todavía existen los que la llaman
    comunista), pretoriana, represiva, sustituyó a la clase
    obrera y la colocó bajo su dominio. Comienza
    también a entrelazarse con el capitalismo internacional, y
    en un determinado momento se entrelaza con la
    contrarrevolución política. En los últimos
    60-70 años hubo, entre la burocracia de los
    llamados estados obreros y el capitalismo mundial una
    relación social profunda. La burocracia pensaba aumentar
    más y más sus beneficios, aprovechándose de
    su condición de intermediaria entre el capitalismo mundial
    y la estructura
    estatal creada por la revolución en la Unión
    Soviética.

    A medida que se internacionaliza este proceso, se
    enfrenta a otro creado por él. En 1953, con el
    levantamiento de la clase obrera de la parte oriental de
    Alemania, se inicia, en los territorios de las naciones dominadas
    por la burocracia rusa, un proceso creciente de revoluciones
    políticas.

    El levantamiento de la clase obrera polaca, en 1980, se
    inició cuando la burocracia intentó aplicar, una
    vez más, pero ahora en una escala nunca
    vista antes, los programas
    fondomonetaristas de aumento de precios, de
    liberación del mercado, etc. Con eso provoca un movimiento
    nacional sin precedentes, que pone en evidencia la función
    de la burocracia como mera intermediaria del capital
    internacional. Es entonces la revolución política
    de la clase obrera la que empuja definitivamente a la burocracia
    stalinista al campo del capitalismo y de la
    contrarrevolución. Nace más tarde la
    política de apertura de mercados conocida
    como ‘perestroika’. Esto muestra la
    comprensión, por parte de la burocracia, de que los
    días de su "socialismo en un solo país" estaban
    contados.

    En esas condiciones, cabe preguntarse si las condiciones
    históricas que dieron lugar a la Revolución de
    Octubre y que determinaron su caracterización como inicio
    de la revolución socialista mundial, están
    presentes en la actualidad, y si aparecen más atenuadas o
    más intensificadas.

    Asistimos al florecimiento de una nueva teoría:
    la
    globalización, que, en líneas generales, afirma
    que el capital se transformará en mundialmente
    homogéneo. Las rivalidades nacionales, si no hubieran
    desaparecido, tenderían a desaparecer: no habrá
    más guerras y
    podrá construirse un mundo de paz. Todo esto no pasa de
    una versión novelesca de la teoría del
    ultra-imperialismo de Kautsky, que ni siquiera es original, pues
    Hobson, en 1902, ya establecía la perspectiva del
    ultra-imperialismo como futuro ineluctable del capitalismo
    mundial.

    Criticando la tesis de la
    globalización, algunos marxistas dicen que es
    engañosa, pues oculta su naturaleza social, o sea, la
    mundialización del capital. Pero la tendencia del
    imperialismo no es en dirección a la
    mundialización, sino a la nacionalización del
    capital—eso fue irrefutablemente esclarecido por Bujarin en
    su libro El imperialismo y la economía mundial.

    Solamente si el desarrollo capitalista fuese exactamente
    igual desde el punto de vista tecnológico,
    económico y sociológico, en todos los
    países, se podría admitir que un capital se aliase
    a otro en iguales condiciones. Sin embargo, ¿por
    qué un capital se uniría a otro en iguales
    condiciones, si aquél posee mejores condiciones que
    éste? ¿Por qué un capital norteamericano se
    uniría a un capital argentino en iguales condiciones, sin
    reducir a este capital a una condición subordinada,
    llegando así a las relaciones características del
    sistema imperialista?

    Las contradicciones del capitalismo, a medida que se
    internacionalizan las fuerzas productivas, son más
    profundas hoy que en la época de Lenin. Pero el
    capitalismo es incapaz de estructurar un Estado mundial, o una
    coordinación mundial que exprese esta supuesta
    internacionalización del capital. La perspectiva no es un
    condominio mundial, sino la dominación del imperialismo
    más fuerte contra los imperialismos rivales.

    Esto implica un Estado fortalecido de modo descomunal, a
    través de su entrelazamiento más profundo con el
    capital, para defender e impulsar más consecuentemente los
    intereses del capitalismo del propio país.

    Una expresión del fortalecimiento del Estado que
    desmiente la idea de movimientos pacíficos del capital, es
    la tendencia a la privatización del sistema de
    previsión social en los más diversos países.
    La privatización de la previsión social es
    compulsiva. La clase obrera, en los sistemas que
    están siendo impuestos, es
    obligada a depositar 10% de su salario en un
    fondo de pensión. Por eso, los fondos de pensión
    presentan un fabuloso crecimiento en los últimos
    años, y esto es un resultado de la acción del
    Estado.

    En estas contradicciones se verifica que la naturaleza
    histórica de la Revolución de Octubre, en el
    sentido de que inició un período de
    revolución socialista mundial, está más
    vigente que nunca.

    Rusia, actualmente, es un país amenazado por la
    desintegración nacional, pues nunca fue un país
    nacionalmente afirmado. En la apertura del mercado al capital
    extranjero las relaciones internas de circulación
    económica dejaron de existir, porque sus industrias,
    confrontadas con el capital extranjero, quedaron capitalistamente
    obsoletas, o sea, sin financiación, sin mercado, sin
    capital. Esto provoca una serie de tendencias centrífugas
    y separatistas enormes: crisis en el poder, agravamiento de las
    guerras
    locales. La Rusia actual es un terreno de luchas entre
    Japón, Estados Unidos y Alemania.

    La Unión
    Europea es otra manifestación de este crecimiento de
    luchas nacionales. No es un fenómeno de
    mundialización del capital, es un fenómeno de
    internacionalización de la fuerza productiva del capital y
    de nacionalización de la propiedad capitalista. Los
    "bloques regionales" expresan la disputa entre los diversos
    imperialismos por el mercado mundial.

    La propia crisis del capital genera una masa enorme de
    desempleados y miserables que es una fuente permanente de
    revueltas sociales. Estamos, por lo tanto, en el mismo Siglo XX
    que comenzó con la Revolución Rusa y que aún
    no terminó. El fin de siglo será testigo de crisis,
    guerras y
    revoluciones inéditas en la historia
    contemporánea.

     Realizado por:

    LIZETTE ALTAMAR

     MADLEEN ALTAMAR

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