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Las Revoluciones




Enviado por latiniando



    Introducción:

    La Revolución
    Inglesa *

    La Revolucion Industrial *

    La Revolución
    Americána (Norteamericána) *

    La Revolución
    Francesa *

    Las ideas *

    Antecedentes: Antiguo Régimen *

    La Revolucion *

    Conclusiones *

    Introducción:

    En el presente trabajo
    describiré primero cada una de las revoluciones, agregando
    a su final una pequeña conclusión
    peronal.

    Mi objetivo
    será el de buscar las características principales de cada una de
    ellas, sus causas y consecuencias; sus posibles relaciones y
    diferencias, etc.

    Desarrolaré de manera más amplia
    tanto la Revolución
    Inglesa, como la Americana, ya que son las que más
    importantes considero debido a los cambios materiales
    (entendidos tambien como sociales y culturales) que les han
    sucedido.

    No trataré a las revoluciones de manera
    igual, debido a que en algunas seré mas descriptivo y en
    otras un poco más crítico por razones cognocitivas
    que el tiempo de
    procesamiento de la información no me ha sido suficiente, pero
    de cualquier manera e tratado de combinar los dos
    elementos.

    Sin más que agregar…

    La Revolución
    Inglesa

    Este proceso de
    cambio, que si
    bien se agudiza entre 1642/49 (período de la Guerra Civil
    inglesa), y su desarrollo
    final se lo ubica entre los años 1688/89 (la llamada
    Revolución
    Gloriosa); sus causas pueden encontrarse en los acontecimientos
    sociales, económicos, constitucionales y religiosos de
    todo un siglo o más, sobre todo, en las cuestiones de
    soberanía del Estado
    inglés
    (sustitución de la dinastía inglesa de los Tudor
    por la escocesa de los Estuardo en 1603, disolución del
    parlamento en 1629, etc.) y el puritanismo de la Iglesia.

    Analicemos, a mi juicio, uno de los elementos mas
    importantes del sistema
    británico.

    El Parlamento es una de las instituciones
    británicas más antiguas y respetadas. Su nombre se
    deriva de la palabra francesa parler (hablar) que se daba
    a las reuniones del consejo del rey inglés
    a mediados del siglo XIII. Su antecesor más directo fue el
    consejo feudal del monarca, la curia regis, y antes de eso
    el witan o witenagemot anglosajón, que era
    un mecanismo desarrollado por los reyes medievales para ayudarles
    a gobernar y reflejaba la idea de que un rey debería
    consultar a sus súbditos.

    En el siglo XIII se combinaron varios elementos que
    influyeron en la evolución del Parlamento: la necesidad,
    expresada en la Carta Magna
    (1215), de que los impuestos fuesen
    aceptados por los contribuyentes; la costumbre de convocar al
    consejo real no sólo a los barones sino también a
    representantes electos de las ciudades y de los condados; la
    conveniencia de tratar ciertas audiencias ante una reunión
    ampliada del consejo real; y el carácter de hombres como
    el rey Eduardo I que entendió que podía manejar el
    Parlamento para sus propios intereses.

    Al principio, el Parlamento no era una
    institución sino un acontecimiento. Durante la disputa
    entre el rey Enrique III y sus barones, el Parlamento de Oxford
    (1258) forzó a Enrique a aceptar la supremacía de
    un comité de barones. El jefe de los barones, Simón
    de Montfort, convocó al Parlamento a representantes de las
    ciudades por primera vez en 1265. El llamado Parlamento Modelo de
    Eduardo I (1295) ya tenía todos los elementos de un
    Parlamento maduro: obispos y abades, pares, dos caballeros de
    cada condado y representantes de cada ciudad.

    En el siglo XIV el Parlamento se dividió en dos
    cámaras, consiguió controlar la legislación
    impositiva, creó la inhabilitación (1376) y
    supervisó las abdicaciones de Eduardo II (1327) y Ricardo
    II (1399). Su importancia continuó bajo los reyes de la
    Casa de Lancaster (1399-1461) pero decayó a partir de ese
    momento. Volvió a crecer con el Parlamento Reformado de
    Enrique VIII (1529-1536). Aunque la Cámara de los Comunes
    seguía sometida a la Corona, los comunes adquirieron bajo
    Enrique y sus sucesores más experiencia y confianza en
    sí mismos.

    Por lo cual, se puede apreciar, que el Parlamento es el
    elemento por exelencia del sistéma británico; que
    desde fines del siglo XIII en adelante fue adquiriendo un
    carácter institucional en la vida política de los
    ingleses. Ahora bien, cuando en 1603 murió la reina Isabel
    I de Inglaterra sin
    dejar descendientes y Jacobo subió al trono con el nombre
    de Jacobo I, el primer rey Estuardo de Inglaterra; la
    situación política había
    cambiado: su falta de tacto con el Parlamento, debido a su idea
    del derecho divino de los reyes, desembocó en un largo
    conflicto, que
    se agudizaría con la sucesión del trono por parte
    de su segundo hijo, Carlos I.

    En 1625, Carlos accedió al trono y se casó
    con Enriqueta María, pero su matrimonio
    provocó las iras de sus súbditos protestantes
    porque la reina era católica.

    Carlos creía en el derecho divino de los reyes y
    en la autoridad de
    la Iglesia de
    Inglaterra. Estas
    creencias le enfrentaron con el Parlamento, que luego
    disolvió reiteradamente unas tres veces, gobernando
    aproximadamente unos once años sin parlamento. Cuando las
    arcas del gobierno
    empezaron a vaciarce, y las necesidades tanto internas como
    externas (conflictos
    bélicos con Escocia, al tratar de imponer la liturgia
    católica) subian cada vez más, Carlos, se
    vió forzado a reunir lo que se denominó el
    Parlamento Largo con el fin de recaudar fondos, pero a cambio, los
    parlamentaristas le exigían ciertas garantías
    políticas. Pero luego de ciertas disputas
    políticas, el Parlamento se dividió
    entre los que estaban a favor del rey, y los que no lo estaban,
    estallando de esta manera una guerra civil
    en 1642.

    Dos años antes, Oliver Cromwell, había
    vuelto al Parlamento luego de su retiro en 1629. Cuando
    estalló la guerra civil
    en 1642, reunió un regimiento de caballería, para
    combatir en favor de la causa parlamentaria. Con este contingente
    logró un gran prestigio como militar durante la primera
    fase de la guerra.

    Cuando las infructuosas negociaciones con el rey Carlos
    I dividieron a los vencedores, Cromwell optó por la
    facción del ejército que defendía la
    tolerancia
    religiosa, en contra de los intransigentes presbiterianos del
    Parlamento. El enfrentamiento entre los parlamentarios
    cesó cuando el Rey escapó, se alió con los
    escoceses y desencadenó de nuevo la guerra civil
    en 1648. Cromwell reprimió una rebelión en Gales y
    derrotó a los escoceses en Preston (agosto de 1648). De
    nuevo se puso de parte del Ejército en contra del
    Parlamento, que intentaba reanudar las negociaciones con Carlos.
    En el mes de diciembre, autorizó la expulsión de la
    oposición del Parlamento, dejando sólo a unos pocos
    miembros que estaban de acuerdo con la designación de una
    comisión que juzgara al Rey por
    traición.

    La primera tarea de Cromwell durante la
    República, que fue proclamada después de la
    ejecución de Carlos el 30 de enero de 1649, fue el
    sometimiento de Irlanda y Escocia.

    Cromwell aceptó el Instrumento de Gobierno
    (diciembre de 1653), una constitución escrita establecía un
    Protectorado (fórmula mixta de gobierno con
    aspectos semimonarquicos y del parlamentarismo) y le nombraba
    lord protector, compartiendo poderes soberanos con un nuevo
    Consejo de Estado de 21
    miembros. Sus principales objetivos eran
    lograr un gobierno estable
    y tolerancia
    para todas las sectas puritanas. Se enfrentó con los
    parlamentos del Protectorado, que trataban de alterar los
    principios de
    la Constitución escrita. En 1657 aceptó
    la Humilde Petición y Consejo: petición de crear
    una segunda cámara parlamentaria y potestad de nombrar a
    su sucesor, pero no aceptó el título de
    rey.

    El éxito de Cromwell se debió a que supo
    mantener la paz y la estabilidad, y a que proporcionó los
    medios
    necesarios para la tolerancia
    religiosa de grupos no
    católicos. Por ello, los judíos, que habían
    sido expulsados de Inglaterra en
    1290, pudieron regresar en 1655. La enérgica política exterior de
    Cromwell y los éxitos del Ejército y la Armada
    otorgaron a Inglaterra un
    gran prestigio en el extranjero. Los ingleses, en alianza con
    Francia,
    arrebataron Dunkerque a España en
    1658, obteniendo así una plaza fuerte en el continente
    desde donde invadir Calais, ciudad que Inglaterra había
    perdido hacía 100 años.

    Cromwell murió el 3 de septiembre de 1658 y fue
    enterrado en la abadía de Westminster. Su hijo, Richard
    Cromwell, a quien nombró su sucesor, fue incapaz de
    mantener el poder. En 1661
    Carlos II reestablece la monarquía y dinastía
    Estuardo en Gran Bretaña, manteniendo una relativa
    tranquilidad luego de terminada la guerra civil.

    Jacobo (hermano de Carlos II) pasó a ser lord
    almirante supremo de Inglaterra. Ese mismo año se
    casó con Ana Hyde, hija de Eduardo Hyde, conde de
    Clarendon. En 1672, un año después de la muerte de
    Ana, Jacobo anunció públicamente su
    conversión a la fe católica. Al año
    siguiente, el Parlamento inglés
    aprobó las Test Acts, por las que los
    católicos quedaban inhabilitados para el desempeño
    de cargos públicos, y Jacobo dimitió como almirante
    supremo. Poco después se casó con María
    Beatriz de Módena, que era católica. En 1679, la
    Cámara de los Comunes trató de excluir a Jacobo del
    trono, sin éxito.

    A la muerte de
    Carlos en 1685, Jacobo se convirtió en rey. Apartó
    a muchos de sus seguidores con sus severas represalias, sobre
    todo como consecuencia de una serie de juicios represivos
    conocidos por el nombre de 'juicios Sangrientos'. Jacobo
    trató de ganarse el apoyo de los disidentes y de los
    católicos en 1687, poniendo fin a las restricciones
    religiosas, pero sólo consiguió aumentar las
    tensiones. El nacimiento de su hijo, Jacobo Francisco Eduardo
    Estuardo, el 10 de junio de 1688, pareció garantizar la
    sucesión católica. Poco después, los
    líderes de la oposición invitaron al yerno de
    Jacobo, Guillermo de Orange, más tarde Guillermo III de
    Orange, a hacerse con el trono inglés,
    desencadenando así la Revolución
    Gloriosa.

    Guillermo obtuvo el control temporal
    del gobierno, y en
    febrero de 1689 les fue ofrecida, a él y a María,
    la corona con la condición de que aceptaran la
    Declaración de Derechos, que se
    convirtió en el Bill of Rights. Dicho proyecto de
    ley otorgaba
    la sucesión a la hermana de María, (Ana), en caso
    de que María no tuviera hijos, impedía el acceso al
    trono de los católicos, garantizaba elecciones libres y
    convocatorias frecuentes del Parlamento, y declaraba ilegal la
    existencia de un ejército permanente en época de
    paz.

    La Revolución Gloriosa tuvo éxito, sin
    derramamiento de sangre: el
    Parlamento era soberano e Inglaterra próspera. Fue una
    victoria de los principios
    whig, ya que, si los católicos no podían ser
    reyes, ningún monarca podía ser
    absoluto.

    Lo importante de todo este proceso
    revolucionario se basa en el avance político (mientras
    que el sistema del
    continente europeo seguia siendo absolutistas, los
    británicos ya tenían una monarquía
    parlamentaria consolidada
    ) en que se encuentra Gran
    Bretaña a partir de finales del siglo XVII, lo cual le
    dió las capacidades intelectuales para que durante todo el
    siglo XIX sea la potencia
    hegemónica por exelencia.

    También, sembró la base
    política
    para que poco después se desarrolle la llamada Revolución
    Industrial, que le aseguraria el trono de todo el globo por
    casi un siglo.

    La
    Revolucion Industrial

    La historia de la
    urbanización tiene un punto clave de referencia
    coincidiendo con lo que se ha llamado la Revolución
    Industrial, es decir, aquel período en el que un
    conjunto de invenciones e innovaciones conexionadas permiten
    lograr una enorme aceleración de la producción de bienes y
    asegurar un crecimiento
    económico autosostenido, independiente de la agricultura.
    Como es sabido, se inicio espontáneamente en Inglaterra y
    se afianzó y convirtió en irreversible entre 1750 y
    1850. Su base estaba en el desarrollo de
    la industria
    manufacturera, generalizando el uso de la máquina para
    reducir tiempos y coste de producción.

    El despegue inicial lo proporcionó la industria
    algodonera, al multiplicarse fabulosamente la producción de tejidos por
    introducción de telares mecánicos. Pero fue la
    siderurgia la que, al revolucionar su tecnología de
    producción, produjo un impacto aún
    más decisivo, puesto que repercutío en todo el
    desarrollo
    industrial posterior y, en una buena medida, lo hizo posble. En
    efecto, una cadena de perfeccionamientos en hornos y sistemas de
    fundición permite obtener un hierro de alta
    calidad, capaz
    de sustituir ventajosamente a otros materiales
    para mejorar muchas técnicas anteriores y construir nuevas
    máquinas. Sólo el hierro
    permitió el dearrollo del ferrocarril, que venía a
    sumarse a las importantes transformaciones del transporte,
    que ya habían empezado a producirse: técnicas
    modernas de pavimentación de carreteras y apertura de
    redes de canales.
    La disminución de tiempos de desplazamiento e intercambio,
    que así se hizó posible, inició la ruptura
    de las nuevas dimensiones espacio-temporales y las relaciones de
    dependencia entre núcleos urbanos y rurales, propias de la
    sociedad
    agrícola anterior.

    Con posterioridad a este despegue británico, la
    industrialización se difundió por otros
    países de Europa y América, pasando por etapas parecidas de
    aumento en la producción y repercusiones en las formas de
    vida humana, especialmente en las formas de
    urbanización.

    Porque, efectivamente, la industrialización tuvo
    repercusiones conmocionantes sobre las ciudades. En primer lugar,
    porque a ellas vinieron a instalarse las fábricas y, en
    segundo lugar, porque ello provocó amplios movimientos
    migratorios de campesinos pobres, atraídos por el salario
    industrial, para los cuales hubo que preparar acomodo. Las
    ciudades atrajeron a la industria y la
    industria hizo
    crecer a las ciudades. Entre 1790 y 1841, Londres pasó de
    1.000.000 de habitantes a 2.235.000.

    Pero debe recordarse que la filosofía social
    dominante era del más crudo liberalismo,
    que suponía una completa aceptación del principio
    de Laissez Faire.Para el famoso economista Adam Smith, no
    había que producir ninguna interferencia en el desarrollo
    espontáneo del sistema
    económico, pues ello acrecentaba la productividad. Y
    David Ricardo
    sostenía que la persecución del beneficio privado "
    esta admirablemente conectada con la consecución del bien
    común ". Por tanto, no es extraño que todo el
    proceso de
    transformación de la ciudad que se produjó en
    aquellos momentos se desarollase libremente, sin controles ni
    directrices de ningún tipo. El crecimiento urbano,
    producto de
    azoras operaciones
    privadas movidas por la búsqueda del máximo
    provecho, tanto para la instalación de fábricas
    como para la creación de barrios obreros.

    El resultado fue una dislocación y una
    degradación del espacio urbano anterior, así como
    también una degradación del medio ambiente
    circundante, de lo cual han quedado diversas clases de
    testimonios dados por algunos contempráneos. Desde las
    descripciones literarias de Dickens, y los análisis de Engels, se nos muestra un
    panorama lacerante. Por una parte, la destrucción de
    los valores de
    la ciudad tradicional y la aprición de unas graves
    condiciones de inhabitabilidad: contaminación de la atmósfera y del
    agua,
    acumulación hedionda de detritus humanos e industriales,
    estrépito fabril… Por otra parte, la inacua
    explotación del trabajador, con una jornada de dieciseis
    horas y una " estabulación " precaria en los hacinados
    slums o conglomerados de viviendas de ínfima calidad
    producidos por los especuladores.

    Sin embargo, hay que señalar que
    simultáneamente se desarrollaba muchas veces la ciudad de
    una burguesía que se enriquecía en este contexto
    político-económico. Es necesario, pues, recordar
    que el siglo XIX se caracteriza también por la
    continuación de las operaciones de
    embellecimiento interior y por la acometida de grandes
    extensiones planeadas ( generalmente de acuerdo con trazados
    regulares en cuadrícula ) yuxtapuestas a los cascos
    urbanos antiguos. Y estos barrios nuevos ( a veces más
    grande que la propia ciudad anterior ) aparecen, por su dignidad
    arquitectónica y urbanística, como el contrapunto
    de los barrios obreros de la ciudad industrial.

    Resumiendo, podría decirse que la
    iniciación del proceso de
    industrialización tuvo unas repercusiones claras en las
    formas de urbanización, que se han dejado sentir
    más o menos intensamente y con mayor o menor prontitud, en
    función de los ritmos nacionales correspondientes. Esas
    repercusiones caracterizan a la ciudad industrial a finales del
    siglo XIX y principios de la
    actual, como una nueva forma de urbanización, en la que la
    ciudad se sacrifica en gran medida a la producción
    económica. Pero debemos recordar que todo lo dicho ha
    estado
    referido a la forma inicial de producirse la
    industrialización.

    La profunda importancia que tiene esta
    revolución, es su temprana consecuencia: la de cambiar
    materialmente hablando, las condiciones sociales y las relaciones
    sociales de producción que llevaron a diversos problemas
    incontenibles qué, desde una perspectiva neomarxista se
    puede afirmar que sólo faltaba que la burguesia adquiera
    su autonomía política para
    establecerce como clase hegemónica en la sociedad, lo cual
    no tardaría en gestarse… años después se
    desataria la Revolución
    Francesa.

    La Revolución
    Americána (Norteamericána)

    Dígase a un estadounidense "1776" ó "4 de
    julio", e inmediatamente cualquiera de estas fechas le
    traerá a la memoria la
    Declaración de Independencia,
    cuando las 13 colonias originales se separaron de Inglaterra. El
    19 de abril de 1775, 700 soldados ingleses salieron de Boston
    para impedir la rebelión de los colonos mediante la toma
    de un depósito de armas de estos
    últimos en la vecina ciudad de Concord. En el poblado de
    Lexington se enfrentaron a 70 milicianos. Alguien, nadie sabe
    quién, abrió fuego, y la guerra de independencia
    comenzó. Los ingleses fácilmente tomaron a
    Lexington y Concord, pero a su regreso hacia Boston fueron
    hostilizados por cientos de voluntarios de Massachusetts. Para
    junio, 10.000 soldados coloniales habían sitiado Boston, y
    los británicos se vieron forzados a evacuar la ciudad en
    marzo de 1776.

    En mayo de 1775, un Segundo Congreso Continental se
    reunió en Philadelphia y empezó a asumir las
    funciones de
    gobierno nacional. Creó un ejército y una marina
    continentales bajo el mando de George Washington, un hacendado
    virginiano y veterano de la Guerra Francesa e Indígena. Se
    imprimió papel moneda y
    se iniciaron relaciones diplomáticas con potencias
    extranjeras. El 2 de julio de 1776, el Congreso finalmente
    resolvió : Que estas Colonias Unidas son, y por
    derecho deben ser, estados libres y soberanos
    . Thomas
    Jefferson, con la ayuda de otros de Virginia, redactó una
    Declaración de Independencia,
    que el Congreso aceptó el 4 de julio de 1776

    La declaración presentó una defensa
    pública de la Guerra de Independencia
    incluida una larga lista de quejas contra el soberano inglés
    Jorge III. Pero sobre todo, explicó la filosofía
    que sustentaba a la independencia,
    proclamando que todos los hombres nacen iguales, y
    poseen ciertos derechos inalienables, entre
    ellos la vida, la libertad y la
    búsqueda de la felicidad
    ; que los gobiernos pueden
    gobernar sólo con el consentimiento de los
    gobernados
    ; que cualquier gobierno puede ser disuelto
    cuando deja de proteger los derechos del pueblo (aunque
    poco después se verian las contradicciones de estos
    enunciados con el problema de la discriminación)
    . Esta teoría
    política tuvo su origen en el filósofo
    inglés John Locke, y
    ocupa un lugar prominente en la tradición política
    anglosajona.

    Al principio, la guerra fue desfavorable para los
    colonos. Los británicos tomaron a la ciudad de New York en
    septiembre de 1776, y a Philadelphia un año
    después. Las cosas empezaron a cambiar en octubre de 1777
    cuando un ejército británico bajo el mando del
    General John Burgoyne se rindió en Saratoga, en el norte
    del estado de New
    York. Alentada por esa victoria, Francia
    aprovechó la oportunidad de humillar a la Gran
    Bretaña, su enemiga tradicional. En febrero de 1778 se
    firmó una alianza franco-americana. Pese a sus escasas
    provisiones y limitado adiestramiento,
    las tropas coloniales pelearon bien en general, pero
    podrían haber perdido la guerra si no hubieran recibido
    ayuda del erario francés y de la poderosa marina
    francesa.

    Después de 1778, la lucha se trasladó en
    gran medida al sur. En 1781, 8.000 tropas británicas al
    mando del General George Cornwallis fueron rodeadas en Yorktown,
    Virginia, por una flota francesa y un ejército combinado
    franco-americano al mando de George Washington. Cornwallis se
    rindió, y poco después el gobierno británico
    propuso la paz. El Tratado de Paris, firmado en septiembre de
    1783, reconoció la independencia de Estados Unidosde
    América
    y otorgó a la nueva nación todo el territorio al
    norte de Florida, al sur del Canadá y al este del
    Río Mississippi.

    Las 13 colonias eran ya estados libres y
    soberanos
    , pero aún no una nación unida. Desde
    1781 habían estado
    gobernadas por los Artículos de la Confederación,
    una constitución que establecía un
    gobierno central muy débil. El pueblo acababa de rebelarse
    contra un parlamento en la distante Londres, y no quería
    remplazarlo con una autoridad
    central tiránica en su propio país. De acuerdo con
    los Artículos de la Confederación, el Congreso,
    compuesto por representantes del pueblo, no podía dictar
    leyes ni
    elevar impuestos. No
    había poder judicial
    federal ni poder
    ejecutivo permanente. Cada estado en lo individual era casi
    independiente: podía incluso establecer sus propias
    barreras fiscales.

    En mayo de 1787 se reunió una convención
    en Philadelphia con instrucciones de revisar los Artículos
    de la Confederación. Los delegados, entre quienes estaban
    George Washington, Benjamin Franklin y James Madison, rebasaron
    su encargo y redactaron una constitución nueva y más viable, la
    cual estableció un gobierno federal más poderoso y
    con facultades para cobrar impuestos,
    conducir la diplomacia, mantener fuerzas armadas, y reglamentar
    el comercio exterior
    y entre los estados. Dispuso la creación de una Corte
    Suprema y tribunales federales menores, y dio el poder
    ejecutivo a un presidente electo. Lo que es más
    importante, estableció el principio de un "equilibrio de
    poder" entre
    las tres ramas del gobierno: los poderes ejecutivo, legislativo y
    judicial. Este principio le otorgó a cada rama medios propios
    para contrarrestar y equilibrar las actividades de las
    demás, garantizando así que ninguna de ellas
    pudiera ejercer autoridad
    dictatorial sobre las operaciones del
    gobierno.

    La constitución fue aceptada en 1788, pero
    sólo después de muchas amargas discusiones. Muchos
    colonos temían que un gobiemo central poderoso aplastara
    las libertades del pueblo, y en 1791 se agregaron a la
    constitución 10 enmiendas: la Declaración de
    Derechos. Este
    documento garantizó la libertad de
    culto, de prensa, de
    palabra, el derecho de los ciudadanos a porter armas, la
    protección contra cateos ilegales, el derecho a un juicio
    justo por un jurado, y la protección contra "castigos
    crueles e inusuales". Es la más antigua
    constitución escrita del mundo, perdurable por tratarse de
    un documento general que se puede interpretar de conformidad con
    los cambios de la época. O bien se puede enmendar, como ya
    se ha hecho en 27 ocasiones.

    La Constitución dejó establecida una forma
    de gobierno federal con facultades divididas entre los gobiernos
    federal y estatales. Al gobierno federal corresponden todos los
    asuntos que afectan a la nación en general. De este modo,
    la Constitución y la Declaración lograron un
    equilibrio
    entre dos aspectos fundamentales pero contradictorios de la
    política: la necesidad de una autoridad
    central eficiente y fuerte y la necesidad de garantizar
    libertades individuales.

    El Distrito de Columbia (DC), que está rodeado
    por los estados de Maryland y Virginia, fue designado en la
    década de 1790 como la sede de la capital de la
    nación. Fue bautizada con el nombre de Washington en honor
    del primer presidente. En Washington, DC, quedó
    establecida la sede de las tres ramas del gobierno federal: la
    legislativa, la ejecutiva y la judicial. La rama legislativa la
    constituyen el Congreso, compuesto por dos cámaras, las
    cuales se reunen en el Capitolio. La Cámara de
    Representantes se compone de miembros que se eligen en cada
    estado en proporción con su población. El Senado está compuesto
    por dos miembros que elige cada estado. El poder
    ejecutivo está compuesto por el Presidente quien, con
    ayuda de su Gabinete, se encarga de administrar la ley. El
    Presidente es elegido por todo el pueblo y habita en la Casa
    Blanca. La rama judicial esta compuesta por nueve magistrados de
    la Corte Suprema, a quienes incumbe la decisión final en
    lo que se refiere a la determinación de si una ley está
    conforme con el espíritu de la Constitución.
    Así pues, el Congreso elabora las leyes, el
    Presidente las pone en vigor y la Corte Suprema las
    interpreta.

    Entre las atribuciones del gobierno federal están
    las de acuñar monedas, imponer tributos al
    pueblo, mantener un ejército, una armada y una fuerza
    aérea para defender a la nación y dirigir sus
    relaciones exteriores. Además, a través de los
    tribunales federales el gobierno tiene autoridad
    sobre las personas en casos relacionados con la
    interpretación de la Constitución o de las leyes y tratados
    elaborados al amparo de la
    misma.

    Los gobiernos estatales conservan el poder
    exclusivo en lo que se refiere a todo asunto local. Tienen su
    gobernador, sus asambleas legislativas y tribunales propios.
    Promulgan las leyes
    relacionadas con la salud, la educación, los
    impuestos
    locales y muchas otras cuestiones de importancia.

    Como primer presidente de Estados Unidos,
    George Washington gobernó con un estilo federalista.
    Cuando los agricultores de Pennsylvania se negaron a pagar un
    impuesto
    federal sobre el licor, Washington movilizó a un
    ejército de 15.000 hombres pare sofocar la
    Rebelión del Whiskey. Con Alexander Hamilton al
    frente de la Secretaría de Hacienda, el gobierno federal
    se hizo cargo de las deudas de cada estado y creó una
    banca nacional.
    Estas medidas fiscales fueron concebidas pare alentar la inversión y persuadir a la iniciativa
    privada a que apoyara al nuevo gobierno.

    En 1797, Washington fue sucedido por otro federalista,
    John Adams, quien se vio envuelto en una guerra naval no
    declarada contra Francia. En
    una atmósfera de histeria bélica, el
    Congreso, controlado por los federalistas, aprobó en 1798
    las Leyes sobre
    Extranjeros y Sedición. Estas medidas permitieron la
    deportación o arresto de extranjeros "peligrosos", y
    prescribieron multas o prisión por publicar ataques
    "falsos, escandalosos y maliciosos" contra el gobierno. Diez
    editores republicanos fueron condenados conforme a la Ley de
    Sedición, la cual fue acremente denunciada por el abogado
    virginiano y principal autor de la Declaración de
    Independencia, Thomas Jefferson.

    La represión a que dieron lugar las Leyes sobre
    Extranjeros y Sedición terminó en 1801, cuando
    Thomas Jefferson fue elegido presidente. Como Republicano,
    Jefferson fue un jefe del ejecutivo informal y accesible. Aunque
    quiso limitar el poder del
    presidente, la realidad política lo obligó a
    ejercer ese poder
    vigorosamente. En 1803 compró a Francia el
    inmenso territorio de Louisiana por US$15 millones: en adelante
    Estados Unidos
    se extendería hacia el oeste hasta las Montañas
    Rocosas. Cuando piratas norafricanos atacaron barcos
    estadounidenses, Jefferson envió una expedición
    naval en contra del estado de Trípoli.

    Mientras tanto, la Corte Suprema, bajo su presidente
    John Marshall, afimmaba su propia autoridad. En el caso de
    Marbury vs. Madison, que se ventiló en 1803, Marshall
    afimmó que la corte declararía nulo cualquier acto
    del Congreso "contrario a la Constitución". Esa
    disposición estableció la idea más
    fundamental del derecho
    constitucional de Estados Unidos:
    la Corte Suprema toma la decisión final en la
    interpretación de la Constitución y, si los jueces
    determinan que una ley es
    inconstitucional, pueden declararla nula aunque haya sido
    promulgada por el Congreso y firmada por el
    presidente.

    Durante las guerras
    napoleónicas, barcos de guerra británicos y
    franceses hostilizaron a buques de Estados Unidos.
    Jefferson respondió prohibiendo las exportaciones
    estadounidenses a Europa, pero los
    comerciantes de la región de Nueva lnglaterra protestaron
    porque su comercio se
    arruinaría por el embargo, el cual fue derogado por el
    Congreso en 1809. Sin embargo, en 1812 el Presidente James
    Madison le declaró la guerra a la Gran Bretaña por
    este asunto.

    Durante la Guerra de 1812, los barcos de guerra
    estadounidenses tuvieron algunas victorias impresionantes, pero
    la marina inglesa, inmensamente superior, bloqueó los
    puertos de Estados Unidos.
    Los intentos por invadir al Canadá británico
    terminaron en catástrofe, y las fuerzas inglesas se
    tomaron y quemaron Washington, la nueva ciudad capital de la
    nación. Inglaterra y Estados Unidos convinieron en una paz
    pactada en diciembre de 1814; ningunade las partes obtuvo
    concesiones de la otra. Dos semanas después, el General
    Andrew Jackson detuvo un asalto británico a New Orleans.
    La noticia del tratado de paz aún no llegaba a
    oídos de los soldados.

    Después de la guerra, Estados Unidos gozó
    de un período de rápida expansión
    económica. Se construyó una red nacional de carreteras y
    canales, buques de vapor surcaban los ríos, y el primer
    ferrocarril de vapor se inauguró en Baltimore, Maryland,
    en 1830. La Revolución
    Industrial había llegado a Estados Unidos: la
    región de Nueva Inglaterra contaba con fábricas de
    textiles y Pennsylvania con fundiciones de hierro. Para
    la década de 1850 había fábricas que
    producían artículos de hule, máquinas de
    coser, zapatos, ropa, equipos agrícolas, pistolas y
    relojes.

    Las tierras colonizadas crecieron hacia el oeste,
    más allá del Río Mississippi. En 1828 Andrew
    Jackson fue elegido presidente: el primer hombre en
    ocupar este cargo quien haya nacido en el seno de una familia pobre y
    en el oeste de Estados Unidos, lejos de las tradiciones
    culturales del litoral del Atlántico. Jackson y su nuevo
    Partido Demócrata, herederos de los Republicanos de
    Jefferson, promovieron un credo de democracia
    popular y atrajeron a los miembros humildes de la sociedad: los
    agricultores, los mecánicos y los obreros. Jackson
    destruyó el poder del Banco de Estados
    Unidos, que había dominado la economía de la
    nación. Premió con empleos gubernamentales a sus
    partidarios sin experiencia pero de probada lealtad. Puso tierras
    a disposición de los colonizadores del oeste, obligando a
    las tribus indígenas a emigrar al oeste del Río
    Mississippi.

    Cabe aclarar que si bien me he explayado
    demasiado en la historia norteamericana,
    que, me parece de primordial importancia ya que describe
    perfectamente las consecuencias (a nivel nacional) de la
    revolución. Ésta, es la que lleva las ideas a la
    práctica cosa que no se extraña de los anglosajones
    con su pragmatismo
    característico.

    Me he dedicado a describir la
    formación de las diversas instituciones
    por que creo que contemporaneamente han tenido un papel
    preponderante en el mundo occidental, tanto en la
    configuración democrática, como en el desarrollo
    mundial del capitalismo.

    La
    Revolución Francesa

    Las ideas

    Los pensadores franceses admiraban la
    organización política, social, económica
    y la filosofía inglesa. De esa admiración surgieron
    las ideas principales de la Ilustración francesa: Fe en el progreso
    humano. Los hombres mejoran a través de la educación. Libertad
    religiosa. Todos los seres humanos son esencialmente iguales. El
    gobierno de un pueblo surge por convenio de los ciudadanos. Tales
    ideas fueron propugnadas por pensadores como Rousseau,
    Diderot, D'Alambert y Voltaire. Se
    difundieron a través de la Enciclopedia y se apoyaron en
    gran parte en el surgimiento de la Revolución
    francesa.

     

    Antecedentes: Antiguo
    Régimen

    Luis XIV, Luis XV y Luis XVI impusieron la
    monarquía absoluta, restando privilegios a la nobleza y
    uniéndose a la burguesía.

    Enfrentaron graves problemas
    económicos que no resolvieron con poner impuestos.
    Entonces encargaron su solución a los Estados Generales,
    asamblea formada por representantes de la nobleza, el clero y el
    pueblo. Esta asamblea también fracasó. Los
    representantes del pueblo formaron aparte la Asamblea Nacional,
    que pronto incluyó a representantes de la nobleza y del
    clero, y que exigió al gobierno importantes
    reformas.

     

    La Revolucion

    Con el lema "Libertad,
    Igualdad,
    Fraternidad", el 14 de julio de 1789 dio inicio la Revolución
    Francesa, movimiento que
    derrocó a la monarquía absoluta, proclamó
    los derechos del
    hombre e
    instituyó la república. Hasta antes de 1789 el
    clero y la nobleza eran las clases privilegiadas, exentas de
    determinados impuestos que campesinos, comerciantes y artesanos
    estaban obligados a pagar. Otras desigualdades que determinaron
    el levantamiento fueron, por ejemplo, las cuotas por el derecho
    al uso de tierras que debían pagar los campesinos, sin
    considerar el monto de la producción o si los cultivos se
    habían perdido a causa de siniestros o inclemencias del
    tiempo.
    Además de las cuotas que debían pagar al rey y la
    nobleza, los campesinos debían también cumplir
    compromisos económicos con la iglesia. La
    manifestación de descontento fue resultado de muchos
    años de silencio del pueblo ante la evidente dispendio de
    los tesoros de Francia. Las
    extravagancias de Luis XIV y sus sucesores, el apoyo
    económico que se otorgó a los estados de
    Norteamérica para obtener su independencia y la frivolidad
    de María Antonieta fueron los últimos golpes dados
    a la tolerancia
    popular. El 5 de mayo de 1789 se reunieron los Estados Generales
    (la nobleza, el clero y el pueblo) que se erigieron en Asamblea
    General Constituyente, se dejó claro que sólo el
    pueblo y no el rey tenían poder de decisión sobre
    este órgano y se anunció que se promulgaría
    una constitución.. Posteriormente, el 14 de julio de 1789,
    la gente de París tomó la prisión real
    conocida como la Bastilla, con lo que se dio por iniciado el
    movimiento
    revolucionario y un comité de ciudadanos de clase media se
    hizo cargo del gobierno. Poco a poco, en las provincias se
    imitó el procedimiento
    seguido en la capital. En
    octubre, los monarcas fueron trasladados de Versalles a
    París para ser vigilados más de cerca. En 1791 fue
    concluida la Constitución y quedó abolida la
    nobleza, se impusieron limitaciones a la monarquía, antes
    absoluta, y se dio a conocer la Declaración de los
    Derechos del Hombre. Un
    intento de huida de los reyes con sus hijos hizo crecer la
    desconfianza hacia ellos. Entonces fueron recluidos en el palacio
    de las Tullerías que fue asaltado el 10 de agosto de 1792.
    Un mes después se declaró abolida la realeza y en
    enero de 1793 Luis XVI fue enviado a la guillotina.

    En 1792, gobernada por la Convención Nacional, se
    proclama la República que subsiste pese a la
    oposición de la nobleza europea y a la guerra de Austria y
    Prusia contra Francia. Durante la formación de la
    República surge el Régimen del Terror, originado
    por el ansia de poder y el temor de los grupos
    revolucionarios a una invasión extranjera. Napoleón
    Bonaparte, militar al servicio de la
    Revolución, preserva la hegemonía politica de
    Francia, realiza grandes reformas, pero suprime el régimen
    republicano nombrándose emperador. Napoleón empieza
    a realizar una campaña con el fin de extender los dominios
    de Francia, se apodera de España. Es
    vencido en 1815, en Waterloo.

    El estallido de la Revolución
    francesa representó para la Corona española un
    nuevo y gran peligro. Aparte de lo que significaba en el plano
    ideológico-político la caída del Antiguo
    régimen monárquico en el país vecino, la
    amenaza inmediata de una guerra con Francia pareció
    aumentar a causa de la "diplomacia de mano dura" del ministro
    Floridablanca, que mostró una actitud
    inflexible de rechazo frente a la revolución, lo que
    proporcionó a sus enemigos políticos una
    oportunidad para intensificar las intrigas en su contra, haciendo
    ver a Carlos IV la posibilidad de que la hostilidad de
    Floridablanca contra la Revolución francesa pudiera
    inmiscuir a España en
    una guerra que no estaba en condiciones de emprender.

    La Revolución Francesa se limita
    a realizar las ideas ya elaboradas. Por ejemplo, la doctrina de
    la división de los poderes de Montesquieu la
    toma de la historia inglesa; la
    igualdad de
    los hombres ante la ley, es un concepto
    elaborado por la filosofía racionalionalista y empirista
    anterior; la supresión de los privilegios de la iglesia y de
    los feudales es obra de Voltaire que,
    en trabajos preeliminares a la revolución, habia discutido
    esas instituciones.

    Por otra parte, los franceses
    conocián el movimiento
    emancipador de las colonias americanas y muchos habián
    intervenido en la guerra de éstas contra
    Inglaterra.

    La Revolución Francesa fue de
    caracter
    burgés, entonces, fueron los intereses económicos
    los que la impulsaron, fue el tercer estado que, sintiendose
    coivido despóticamente por la Iglesia, la
    nobleza, y el absolutismo de
    los reyes se levanta en defensa de sus propios intereses
    económicos.

    Conclusiones

    Si bien he presentado algunas conclusiones acerca de
    cada una de las revoluciones, se me presentan ciertas reflexiones
    personales que mencionaré a
    continuación.

    Las cuatro revoluciones anteriormente descriptas,
    guardan una íntima relación entre sí.
    Así, Sin la Revolución Inglesa no se hubiesen dado
    las circunstancias políticas
    para llegar a la Industrial, y como tampoco se hubiese llegado a
    la Francesa si la burguesia no se hubiese convertido
    economicamente poderosa luego de la Industrial (por que destaco,
    que a mi parecer, la Revolución Francesa no se destaca por
    sus ideas sociales – éstas ya habian sido anunciadas
    por los ingleses un siglo antes-, sino por declarar victoriosa a
    esta nueva clase triunfante. Respecto a los norteamericanos,
    llevaron a la práctica las ideas que rodearon durante
    todos estos siglos y practicamente no se bajaron a la
    realidad.

    Estas revoluciones, no han creado cambios a nivel
    ideológico, sino que se nutrieron de filosofía
    anterior a éstas y han sabido aprovecharse de
    éstas, asi como la técnica se apodera de la ciencia,
    las revoluciones se apodera de las ideas
    filosóficas.

    Ariel Gonzalez.

    23547/x.

    Relaciones
    Internacionales

    2do año, Comisión
    II.

     

    Bibliografía:

    PAUL KENNEDY Auge y caida de las grandes potencias.
    Plaza & Janes (1995).

    NUEVA CLIO La Historia y sus problemas.
    Barcelona (1969).

    VICENS VIVES, J. Hª General Moderna. Barcelona
    (1969) 2 v.

    TEXOS LEIDOS PARA LAS CLASES

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