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Sexualidad




Enviado por latiniando



    SEXO

    Diferencia física y de conducta que
    distingue a los organismos individuales, según las
    funciones que
    realizan en los procesos de
    reproducción. A través de esta diferencia, por la
    que existen machos y hembras, una especie puede combinar de forma
    constante su información genética y
    dar lugar a descendientes con genes distintos. Algunos de estos
    descendientes llegan a adaptarse mejor a las posibles variaciones
    del entorno.

    El sexo
    está presente en todos los niveles de organización biológica, excepto en
    los virus. Ya en los
    niveles más simples, las bacterias
    intercambian un cromosoma sencillo y largo que pasa desde el
    macho, o célula
    donante, a la hembra, o célula
    receptora. En grupos más
    avanzados, los seres multicelulares tienen órganos
    especializados (gónadas), que producen células
    sexuales (gametos). En el momento de la fecundación, la
    información genética
    se transfiere desde unos espermatozoides pequeños y
    móviles (gametos masculinos), a unos óvulos
    más grandes (gametos femeninos). Muchos organismos, donde
    se incluye la mayoría de las plantas, muchos
    protozoos e invertebrados y algunos peces, poseen
    tanto gónadas masculinas como femeninas y se denominan
    hermafroditas (véase Hermafroditismo). Sin embargo, en los organismos
    hermafroditas es rara la autofecundación. Los
    órganos reproductores masculinos y femeninos suelen
    madurar en distintos momentos, que coincidan con la
    maduración de otros individuos, lo que hace posible una
    fecundación cruzada.

    VENTAJAS ADAPTIVAS DEL
    SEXO

    Muchos organismos realizan también una
    reproducción asexual (en la que los progenitores se
    multiplican sin existir una unión sexual previa). Es el
    caso de bacterias y
    protozoos que se dividen por mitosis
    (véase Célula) en individuos separados. Las
    plantas y
    las hidras se
    reproducen por gemación. Otros organismos, entre los que
    se incluyen las plantas, las
    pulgas de agua Daphnia y
    algunas avispas, se reproducen por partenogénesis; en ella,
    los huevos sin fecundar se desarrollan hasta llegar a ser
    adultos. La reproducción asexual tiene la ventaja de
    generar grandes poblaciones de una especie en poco tiempo. En
    efecto, tanto las pulgas de agua Daphnia,
    como ciertas avispas, cambian su reproducción sexual por
    la partenogénesis durante la breve estación
    cálida para poblar las charcas con rapidez y poner sus
    nidos. Sin embargo, esas poblaciones están compuestas de
    réplicas genéticas de los progenitores y, si
    ocurriera un cambio adverso
    en su entorno, la población completa o la especie
    correrían peligro de extinción.

    Aunque la reproducción sexual es
    más lenta y complicada tiene la gran ventaja de producir
    una amplia diversidad de individuos, cada uno con pequeñas
    diferencias en su composición genética.
    Durante la formación de células
    sexuales, o meiosis, el
    doble juego de
    cromosomas
    (diploide), tal y como aparecen en cada una de las células
    del adulto, se reparte al azar formando un juego
    único de cromosomas
    (haploide) en cada uno de los gametos. Cuando este grupo simple
    se une a otro que proviene de un gameto diferente, los genes se
    vuelven a mezclar; esto hace posible que la descendencia no sea
    una copia exacta de los padres. Si el entorno en que vive esa
    descendencia experimenta pocos o ningún cambio, las
    crías que más se asemejen a sus progenitores
    serán las más capaces de adaptarse y de procrear.
    Si acontecen cambios más drásticos en el
    hábitat, algunos de los descendientes más dispares
    con respecto a sus padres, podrían resultar favorecidos
    por la nueva situación. El papel del
    sexo, al
    reordenar siempre los genes parentales, constituye un mecanismo
    fundamental de la selección natural y es probable que
    exista desde mucho antes de que aparecieran los primeros
    organismos multicelulares.

    CARACTERISTÍCAS
    SEXUALES

    En los animales, el
    sexo de los
    individuos suele determinarse en el momento en que el
    espermatozoide realiza la fecundación. En algunos animales, cuando
    el espermatozoide que fecunda el huevo porta un cromosoma X, la
    descendiente será hembra (XX). Si porta un cromosoma Y, el
    descendiente será macho (XY). Pero en otros animales se
    invierte esta regla (véase Genética). El término
    características sexuales primarias indica
    el tipo de gametos que producen las gónadas: los ovarios
    producen óvulos, o huevos, en las hembras y los testículos
    producen espermatozoides en los machos. El término
    características sexuales secundarias indica
    todas las demás diferencias sexuales que juegan un
    papel
    indirecto en la unión del espermatozoide con el huevo. Las
    características sexuales secundarias
    abarcan desde las estructuras
    especializadas del aparato genital tanto masculino como femenino,
    hasta el brillante plumaje de los machos de ciertas aves, o el
    pelo facial en los humanos. También lo son ciertas facetas
    de la conducta como el
    cortejo.

    En general, cuanto más adelantada en la
    evolución está una especie, tanto
    más elaboradas son sus características sexuales secundarias. Por
    ejemplo, en el momento en que madura el huevo de la estrella de
    mar, el macho sólo tiene que liberar grandes cantidades de
    esperma en el agua y un
    número pequeñísimo, pero suficiente, de
    estas células
    sexuales masculinas encuentra y fecunda los huevos distantes. Las
    ranas y los sapos atraen a las parejas a través de
    llamadas y realizan sus puestas de huevos en el agua. El
    macho y la hembra hacen coincidir sus cloacas y el esperma es
    lanzado al exterior de forma simultánea con la salida de
    los huevos. Los animales
    terrestres, en particular los mamíferos, no disponen de un
    medio acuático que facilite la difusión de su
    esperma. Por este motivo, dependen de las manadas y agrupaciones
    en las que viven, de las ceremonias de cortejo que realizan, de
    la competencia entre
    machos, así como de unos genitales más
    especializados, como penes eréctiles, o trompas de Falopio
    y un útero, en éstos dos últimos, se
    fecundan y se desarrollan los huevos,
    respectivamente.

    HORMONAS SEXUALES

    En los mamíferos, las hormonas que
    influyen en la diferenciación sexual y en el desarrollo son
    los andrógenos (en especial la testosterona), que
    estimulan la posterior maduración de los ovarios. En los
    embriones cuyo sexo no
    está aún diferenciado, la testosterona estimula el
    desarrollo del
    sistema de los
    conductos de Wolff, precursores del aparato sexual masculino.
    Más tarde, la testosterona, junto con las gonadotropinas
    secretadas por la glándula pituitaria, estimula la
    espermatogénesis. Se cree que el sistema de
    conductos de Müller, precursores embrionarios del aparato
    genital femenino, se diferencia de forma espontánea, sin
    la intervención de un estímulo hormonal. Cuando el
    sexo de las
    hembras está ya definido, el estradiol, que se produce en
    los ovarios y en la placenta, desempeña un papel
    preponderante en el desarrollo y
    en el funcionamiento del aparato
    reproductor femenino.

    ENFERMEDADES DE TRASMICIÓN
    SEXUAL

    También llamadas enfermedades
    venéreas, son enfermedades infecciosas que
    se pueden contagiar por contacto sexual. Algunas se pueden
    transmitir también por vía no sexual, pero
    representan una minoría del número total de casos.
    Varios tipos de enfermedades de
    transmisión sexual son epidémicas, incluidas
    la gonorrea,
    la uretritis no gonocócica, el virus del
    herpes genital, las
    verrugas genitales (condilomas acuminados), la sarna (escabiosis)
    y las infecciones uretrales y vaginales causadas por la
    bacteria Chlamydia
    trachomatis, el protozoo Trichomonas y hongos.

    TIPOS DE ENFERMEDADES
    VENÉREAS

    Existe un gran número de enfermedades que se
    transmiten mayoritaria o exclusivamente por contacto sexual.
    Además de las enfermedades
    epidémicas ya mencionadas, están la
    sífilis, la
    infección por ladillas (Pediculosis pubis), la
    infección vaginal causada por la bacteria Haemophilus, el
    molluscum contagiosum, el chancroide, el linfogranuloma
    venéreo y el granuloma inguinal. Son muchos los organismos
    que causan estas enfermedades. Trichomonas es un protozoo que
    causa tricomoniasis; la moniliasis está causada por una
    levadura; los organismos que producen chancroide, gonorrea,
    sífilis, granuloma inguinal y vaginitis Haemophilus, son
    bacterias; el
    herpes genital, las verrugas genitales (causadas por el
    papovavirus) y el
    molluscum contagiosum se deben a la acción de ciertos
    virus;
    finalmente, el linfogranuloma venéreo y la mayoría
    de los casos de uretritis no gonocócicas están
    producidos por la bacteria Chlamydia.

    TRANSMICIÓN

    La transmisión de todas estas
    enfermedades se efectúa sólo por contacto
    íntimo con una persona
    infectada, ya que los organismos que las producen mueren con
    rapidez si se los separa del cuerpo humano.
    Aunque la zona normal de contacto suele ser los genitales, el
    sexo oral y anal también produce casos de infecciones
    orales o anales. Algunas de estas afecciones, en concreto el
    chancroide y la producida por las ladillas, pueden extenderse de
    una parte de la piel a otra
    por la misma persona infectada
    a través de sus manos; las ladillas, piojos, herpes
    genital y vaginitis producidos por Trichomonas y hongos
    también se pueden adquirir por otros medios que no
    son el contacto sexual. La gonorrea, sífilis e infecciones
    por Chlamydia pueden pasar de la mujer
    embarazada a su hijo, ya sea en el embarazo o
    durante el parto. Tales
    infecciones congénitas pueden ser bastante
    graves.

    Aunque las infecciones de transmisión
    sexual comienzan en los genitales externos, se pueden extender
    también a la próstata, útero, testículos
    y órganos cercanos. La mayoría de estas infecciones
    sólo causan irritación, picores y ligeros dolores,
    pero la gonorrea y la uretritis por Chlamydia son una causa
    importante de esterilidad en las mujeres.

    CONTROL

    El carácter epidémico de las
    enfermedades de
    transmisión sexual da testimonio de la dificultad de
    controlarlas. Algunos organismos oficiales de salud pública
    atribuyen el incremento de muchas de estas enfermedades al
    aumento de la actividad sexual. También puede ser
    significativa la sustitución del preservativo (que
    proporcionaba cierta protección) por otros métodos de
    control de
    natalidad como píldoras y diafragma.

    Los modelos de
    enfermedad de transmisión sexual también cambian.
    La sífilis y la gonorrea fueron epidémicas en un
    tiempo, pero
    el uso masivo de la penicilina consiguió un control moderado
    sobre la sífilis. La atención se centró
    entonces en el control de la
    gonorrea, y en ese momento empezó a aumentar de nuevo la
    frecuencia de aparición de la sífilis. Aumentaron
    también, en las décadas de 1970 y 1980 el herpes
    genital y la infección por
    Chlamydia.

    El tratamiento básico de las enfermedades de
    transmisión sexual es mediante antibióticos. La
    penicilina ha sido efectiva contra la sífilis y la
    gonorrea, pero muchos organismos gonorreicos resisten hoy la
    acción de este fármaco. En estos casos es efectivo
    la ceftriaxona o la espectinomicina. La tetraciclina se emplea
    para tratar el linfogranuloma venéreo, el granuloma
    inguinal y la uretritis por Chlamydia. Hay también
    tratamientos específicos para otras enfermedades de
    transmisión sexual, a excepción del molluscum
    contagiosum. El fármaco antivírico aciclovir
    está resultando ser efectivo contra el
    herpes.

    La única forma de prevenir la
    propagación de las enfermedades de
    transmisión sexual es identificando a las personas con
    las cuales ha tenido contacto sexual la persona infectada
    y proceder a determinar si también necesitan tratamiento.
    Por lo general esto se lleva a cabo en los centros de salud pública, que es
    donde se informa de la mayor parte de las enfermedades de
    transmisión sexual. Otras personas infectadas acuden a un
    médico privado para su tratamiento, y no se detectan todos
    los casos. El síndrome de inmunodeficiencia adquirida
    (SIDA) y
    la hepatitis B
    se transmiten también por contacto
    sexual.

    APARATO REPRODUCTOR

    Término aplicado a un grupo de
    órganos necesarios o accesorios para los procesos de la
    reproducción. Las unidades básicas de la
    reproducción
    sexual son las células germinales masculinas y
    femeninas. Este artículo se ocupa de los órganos
    donde maduran y se almacenan las células
    germinales de los animales, de los
    órganos a través de los cuales son transportadas en
    el proceso de la
    concepción de un nuevo ser y de los órganos
    glandulares accesorios. Para los órganos reproductores de
    las plantas,
    véase Reproducción vegetal.

    Origen de las células
    reproductoras

    Cuando el embrión de cualquier animal con
    reproducción sexual experimenta la división
    celular, ciertas células producidas por dicha
    división, las células germinales primordiales,
    permanecen en estado
    indiferenciado. Los otros tipos de células, denominadas
    células vegetativas o células somáticas se
    diferencian en tejidos y
    órganos. En los invertebrados, las células
    germinales primordiales se reúnen en la cavidad corporal o
    en una parte del aparato
    circulatorio; en los vertebrados estas
    células se localizan en los órganos contiguos a los
    del aparato excretor. Los tejidos donde se
    alojan las células germinales se convierten en los
    órganos de la reproducción, llamados
    gónadas. Estos órganos derivan de los
    riñones primitivos localizados en la zona anterior y
    lateral del embrión, que en la mayoría de los
    mamíferos se desplazan antes del nacimiento a la
    región posterior y ventral. Las células germinales
    primordiales permanecen inactivas en las gónadas hasta la
    madurez sexual, momento en el que las células
    indiferenciadas sufren muchas divisiones normales o mitosis. En
    este proceso de
    desarrollo a
    células reproductoras maduras (gametos), las
    células germinales experimentan un tipo de división
    celular especial llamada meiosis que
    reduce su dotación cromosómica (véase
    Gen). En el momento
    de la madurez sexual, las células somáticas de las
    gónadas de los animales superiores comienzan a secretar
    hormonas que
    controlan la aparición de los diferentes caracteres
    sexuales secundarios (véase Sexo).

    Gónadas

    Las gónadas masculinas, los testículos, contienen células
    germinales que más tarde se desarrollan en gametos
    masculinos (espermatozoides). Los ovarios contienen las
    células germinales que después darán lugar a
    los gametos femeninos, huevos u óvulos. En muchos
    invertebrados los animales tienen gónadas masculinas y
    femeninas (véase Hermafroditismo). En ciertos invertebrados y en
    la mayoría de los vertebrados, cada individuo tiene
    testículos
    u ovarios, pero no ambos. En los invertebrados un sólo
    animal puede presentar tantos como 26 pares de gónadas, en
    los vertebrados el número suele ser de dos. Los
    ciclostomos y la mayoría de las aves tienen
    sólo una gónada, poco común entre los
    vertebrados; sin embargo, hay excepciones como los búhos,
    las palomas, los halcones y los loros que tienen dos
    gónadas.

    El tamaño de las gónadas aumenta
    al alcanzar la madurez sexual debido al gran número de
    células germinales que se producen en ese momento. Durante
    la época de reproducción también se originan
    células germinales, de modo que muchos animales
    experimentan también un aumento estacional del
    tamaño de las gónadas. Durante la época de
    reproducción los ovarios de los peces
    incrementan su volumen hasta
    alcanzar una cuarta o tercera parte del peso corporal total del
    pez.

    Los testículos
    y los ovarios de los animales maduros difieren mucho en su
    estructura. En
    los delicados túbulos replegados de los testículos,
    los túbulos seminíferos, las células
    germinales primitivas maduran transformándose en
    espermatozoides. Los testículos de los mamíferos
    suelen ser cuerpos ovales englobados por una cápsula de
    tejido conjuntivo resistente. Las proyecciones de esta
    cápsula en el interior de los testículos lo dividen
    en diversos compartimentos, cada uno de los cuales con cientos de
    túbulos seminíferos. Los espermatozoides maduros se
    liberan a través de varios conductos (eferentes) que
    comunican con el epidídimo, un tubo colector de gruesas
    paredes donde se almacena el esperma.

    En todos los vertebrados por debajo de los
    marsupiales en la escala
    zoológica y en los elefantes, focas, y ballenas, los
    testículos permanecen dentro de la cavidad corporal de por
    vida. En muchos mamíferos, como roedores,
    murciélagos, y miembros de la familia de
    los camellos, los testículos permanecen en el interior de
    la cavidad corporal durante los periodos de inactividad, pero
    durante la época de reproducción se desplazan hacia
    bolsas cutáneas y musculares externas que reciben el
    nombre de escrotos. En los marsupiales y los mamíferos
    superiores, incluyendo el hombre, los
    testículos se encuentran siempre encerrados en un escroto
    externo. Durante la vida fetal, los testículos se
    desplazan a través de los músculos que forman la
    parte ventral y posterior del tronco, arrastrando con ellos el
    peritoneo y la piel que rodea
    estos músculos. El conducto muscular a través del
    cual se deslizan los testículos recibe el nombre de
    conducto inguinal. Éste se suele cerrar después del
    nacimiento, aunque en ocasiones permanece abierto y constituye un
    asiento frecuente de hernias. La porción del peritoneo que los
    testículos arrastran consigo forma una pared membranosa
    doble, entre el escroto y los testículos, la túnica
    vaginalis. En ocasiones, los testículos no descienden
    hasta el saco escrotal. Este trastorno, conocido como
    criptorquidia, origina esterilidad si no se corrige mediante
    cirugía o administración de hormonas. La
    retención de los testículos en la cavidad abdominal
    somete a las células germinales a temperaturas demasiado
    elevadas para su desarrollo
    normal. El descenso de los testículos al escroto en los
    animales superiores las mantiene a temperaturas
    óptimas.

    A diferencia de las células germinales en el
    testículo, las células germinales femeninas se
    originan como células individuales en el tejido
    embrionario que después dan lugar a un ovario, localizado en la cavidad
    abdominal unido al peritoneo de revestimiento. En la madurez,
    después de que las células germinales femeninas se
    convierten en óvulos, los grupos de
    células ováricas que rodean cada óvulo se
    diferencian en 'células foliculares' que secretan
    nutrientes para el óvulo que contienen. Durante la
    época de reproducción, conforme el óvulo se
    prepara para ser liberado, el tejido circundante se ahueca y se
    llena de líquido, al tiempo que se
    desplaza hacia la superficie del ovario; esta masa de tejido,
    líquido y óvulo, recibe el nombre de
    folículo de Graaf. El ovario adulto es una masa de tejido
    glandular y conjuntivo que contiene numerosos folículos en
    distintos estadios de maduración. El número de
    folículos varía según las especies animales;
    la mujer tiene
    sólo un folículo de Graaf en un ovario por cada
    ciclo menstrual. En los animales multíparos (que paren
    más de una cría) puede haber un mayor número
    de folículos de Graaf.

    Cuando el folículo de Graaf ha alcanzado la
    madurez se abre paso a través de la superficie del ovario
    liberando el óvulo, proceso que se
    denomina ovulación. El óvulo está ya
    preparado para la fecundación. El espacio que antes
    ocupaba el folículo de Graaf se llena de sangre y pasa a
    llamarse entonces cuerpo hemorrágico; en cuatro o cinco
    días es reemplazado por una masa de células
    amarillas denominadas cuerpo amarillo. Éste segrega
    hormonas que
    preparan el útero para la recepción del
    óvulo fecundado. Si el óvulo no se fecunda, el
    cuerpo lúteo es sustituido por una cicatriz fibrosa
    llamada corpus albicans.

    La función de las gónadas masculinas y
    femeninas se halla bajo la influencia hormonal de la
    hipófisis.

    Transporte de las células reproductoras
    antes de ser expulsadas del cuerpo, las células
    reproductoras se desplazan desde las gónadas hasta el
    orificio corporal externo. En muchos invertebrados, y en algunos
    vertebrados acuáticos, las células reproductoras se
    liberan desde las gónadas directamente en el agua a
    través de unos poros de la pared corporal. En los animales
    superiores unos conductos trasportan las células
    reproductoras hacia el aparato urinario o excretor, o hacia
    conductos independientes para la
    reproducción.

    En los vertebrados macho los conductos
    están conectados directamente con los testículos, e
    incluyen los epidídimos, unidos a los testículos y
    que transportan el esperma a los conductos deferentes. Estos
    llevan los espermatozoides hacia el conducto eyaculador que se
    contrae para liberar el esperma en la uretra
    posterior.

    En la mayoría de los peces, el
    ovario tiene una zona hueca por donde el óvulo pasa hacia
    la cloaca. Sin embargo, en la mayoría del resto de los
    vertebrados no hay conexión directa entre el ovario y los
    oviductos que transportan el óvulo hacia la cloaca o hacia
    orificios independientes que se abren al exterior. En los
    mamíferos, cuando el folículo de Graaf se abre, el
    óvulo cae hacia el interior de la cavidad abdominal. El
    oviducto (que en los mamíferos superiores recibe el nombre
    de trompa de
    Falopio) tiene una abertura, con un extremo en forma
    de embudo próximo al ovario, en cuyo interior el
    óvulo maduro se desplaza por la acción de los
    cilios. A veces, el óvulo no encuentra el extremo abierto
    del oviducto y cae en la cavidad abdominal; estos óvulos
    pueden ser fecundados, originando lo que se denomina un
    embarazo
    ectópico. En los animales inferiores a los
    marsupiales, los oviductos se abren directamente en la cloaca, en
    los marsupiales y mamíferos placentarios los oviductos
    (por lo general dos) se unen en sus extremos cloacales para
    formar un órgano muscular grueso llamado
    útero o
    matriz donde
    se desarrolla el embrión, y un conducto más fino
    que se comunica con el exterior, la vagina.

    GENITALES

    En los animales que ponen huevos y liberan su
    esperma en el agua, los
    espermatozoides alcanzan los huevos por atracción química, pero los
    huevos de una especie atraen sólo el esperma de los
    miembros de la misma especie. Cuando los huevos y el esperma se
    depositan separados por grandes distancias el número de
    huevos que se fecunda es pequeño. Muchos anfibios y
    animales acuáticos resuelven este problema
    fijándose a su pareja mediante mecanismos de
    sujeción y cuando la hembra deposita sus huevos el macho
    deposita de inmediato el esperma en la misma
    zona.

    En los animales terrestres se han desarrollado
    varias adaptaciones para la fecundación interna de los
    huevos. La serpiente macho que libera su esperma a través
    de la cloaca tiene ganchos anales que se introducen en la cloaca
    de la hembra durante la época de reproducción.
    Estos ganchos unen al macho y a la hembra mientras el esperma se
    deposita.

    Los órganos de la reproducción externos
    que se utilizan para la fecundación interna reciben el
    nombre de genitales o genital. El aparato genital masculino de
    todos los mamíferos superiores a los monotremas es el
    pene: un órgano eréctil saliente que deposita el
    esperma en la cloaca femenina o vagina. En las tortugas y los
    cocodrilos, los animales más primitivos dotados de este
    órgano, el pene se localiza en la pared ventral de la
    cloaca y tiene un surco en su parte superior. El esperma se
    desplaza a lo largo del surco hacia la cloaca femenina. En los
    marsupiales y mamíferos placentarios, incluyendo los
    humanos, el pene es un tubo cerrado, formado por tres haces de
    tejido vascular unidos por tejido conjuntivo y cubiertos por
    piel laxa. Dos
    haces grandes de tejido, los cuerpos cavernosos, forman la parte
    superior del pene y contienen numerosos compartimentos que se
    llenan de sangre durante la
    excitación sexual, lo que provoca la erección y
    rigidez del pene. Los nervios sacros controlan el flujo de
    sangre hacia
    el interior de los cuerpos cavernosos, debajo de éstos se
    encuentra el tercer haz de tejido, el cuerpo esponjoso. Este haz
    está perforado por la uretra y en varios mamíferos
    inferiores contiene también un hueso que sirve para dar
    más rigidez al pene. El extremo del pene ostenta un
    ensanchamiento en forma de bellota, muy rico en terminaciones
    nerviosas sensitivas que recibe el nombre de glande, y que en los
    marsupiales está dividido. En muchos mamíferos
    cuando el órgano genital masculino no está en
    erección se repliega en el interior de una cubierta
    corporal. En los primates, incluyendo el hombre, el
    pene cuelga libre cuando no está erecto. El glande
    está cubierto por una capa cutánea retráctil
    llamada prepucio, que se corresponde con la cubierta de los
    animales inferiores (véase Circuncisión).

    El órgano genital femenino principal, la
    vagina, está presente en todos los marsupiales y animales
    placentarios, incluyendo los humanos. Los primates, incluyendo a
    la mujer, tienen
    sólo una vagina. Los marsupiales tienen dos vaginas y dos
    matrices, y en
    los mamíferos con un desarrollo intermedio entre los
    marsupiales y los primates hay vaginas dobles o que presentan un
    distinto grado de fusión
    parcial. En los primates vírgenes, el extremo externo de
    la vagina está cubierto por una membrana denominada himen.
    Por delante del himen se halla el orificio externo de la uretra.
    En los primates hay dos pliegues membranosos a cada lado del
    vestíbulo, los labios menores, que delimitan un espacio
    que contiene la uretra y el orificio vaginal externo. En los
    primates, al igual que ocurre en la mujer,
    aparecen dos pliegues adicionales, los labios mayores, que cubren
    los labios menores. El clítoris, que se localiza por
    delante de los labios, es el equivalente del pene, aunque mucho
    más pequeño (ver después
    Homología).

    GLANDULAS ACCESORIAS

    Las glándulas accesorias del proceso de la
    reproducción proporcionan un medio líquido donde
    los espermatozoides pueden vivir, producen moco que reduce la
    fricción durante la copulación, emiten olores
    atractivos para los miembros del sexo opuesto, y segregan
    nutrientes para el huevo, el embrión, y el recién
    nacido.

    Las vesículas seminales del macho, que
    segregan moco, están abastecidas por la glándula
    masculina más importante, la próstata, sólo presente en
    los mamíferos placentarios. Esta glándula compuesta
    tiene aproximadamente el tamaño de una castaña y se
    localiza en la base de la uretra, allí donde ésta
    sale de la vejiga y penetra en el pene. La próstata
    segrega un líquido lechoso espeso con un olor característico. Este fluido forma el
    volumen
    principal del eyaculado. Las glándulas de Cowper, dos
    glándulas del tamaño de un guisante situadas a
    ambos lados de la base del pene, producen una secreción
    clara y espesa que se piensa que protege a los espermatozoides
    contra el exceso de ácido de la vagina.

    Las
    glándulas lubricantes principales de la hembra son las
    glándulas del cérvix, localizadas en la zona donde
    el útero se une con la vagina, y las glándulas de
    Bartolino, localizadas en el vestíbulo entre el himen y
    los labios menores. Ambos grupos de
    glándulas segregan moco. Las hembras de los
    mamíferos placentarios tienen también
    glándulas uterinas que preparan el útero para la
    llegada del óvulo fecundado.

    Las glándulas anales de muchos
    mamíferos segregan también sustancias especiales
    denominadas feromonas, que indican la disposición a
    la reproducción mediante aromas que atraen a los miembros
    del sexo opuesto. Las feromonas también están
    presentes en otras secreciones glandulares.

    Entre las distintas estructuras
    útiles para la alimentación del
    feto, la placenta de los mamíferos placentarios es
    única (véase Feto). Las glándulas mamarias de los
    mamíferos están también incluidas entre las
    glándulas accesorias de la reproducción
    (véase Mamas). Los animales ponedores de huevos tienen
    glándulas que proporcionan albúmina como nutriente
    al cigoto antes de que el huevo sea puesto, y glándulas
    que rodean al cigoto y a la albúmina con una
    cáscara calcárea o cutánea.

    HOMOLOGIA

    El
    sexo de un embrión es indistinguible debido a que el macho
    y la hembra presentan estadios embrionarios similares, pero son
    distinguibles cromosómicamente. La formación de
    gónadas (masculinas y femeninas) se inicia en edades
    embrionarias muy tempranas. El embrión macho y hembra
    desarrolla órganos reproductores por duplicado, parte de
    los cuales involucionan poco antes del nacimiento, mientras que
    el otro grupo se hace
    preponderante. La mayoría de casos de hermafroditismo en
    mamíferos son casos de desarrollo anormal donde hay
    genitales externos similares a los de ambos sexos. Las hembras de
    mamíferos tienen un órgano eréctil
    pequeño, denominado clítoris, formado por dos
    cuerpos cavernosos, y localizado en la parte superior del
    vestíbulo. Es homólogo (tiene la misma estructura
    básica y origen) al pene masculino. Excepto en lemures y
    en algunos roedores el clítoris no contiene la uretra, que
    se suele situarse por debajo de éste. En especie donde el
    macho tiene hueso peneano, el clítoris de la hembra
    también contiene un pequeño hueso.

    REPRODUCCIÓN
    ASEXUAL

    Los organismos celulares más simples se
    reproducen por un proceso
    conocido como escisión, en el que la célula
    madre se fragmenta en dos o más células hijas,
    perdiendo su identidad
    original. La división celular que da lugar a la
    proliferación de las células que constituyen los
    tejidos,
    órganos y sistemas de los
    organismos pluricelulares no se considera reproducción
    asexual, aunque es casi idéntica al proceso de
    escisión binaria. En ciertos animales pluricelulares,
    tales como celentéreos, esponjas y tunicados, la división celular se
    realiza por yemas. Estas se originan en el cuerpo del organismo
    madre y después se separan para desarrollarse como nuevos
    organismos idénticos al primero. Este proceso conocido
    como gemación, es análogo al proceso de
    reproducción vegetativa o dispersión de las
    plantas. Los
    procesos
    reproductores como los citados, en los que un único
    organismo origina su descendencia, se denominan
    científicamente reproducción asexual. En este caso, la
    descendencia obtenida es idéntica al organismo que la ha
    originado.

    REPRODUCCIÓN
    SEXUAL

    Ciertos organismos unicelulares se multiplican
    por conjugación. En este proceso,
    análogo a la fecundación, dos organismos
    unicelulares similares se fusionan, intercambian material nuclear
    y se separan. Después, cada uno de ellos se reproduce por
    escisión. A veces, los organismos participantes no se
    reproducen y parece que el proceso los revitaliza. La
    conjugación es el método
    más primitivo de reproducción sexual en el que se
    obtienen organismos con características genéticas
    derivadas de dos
    células distintas. La mayoría de los animales y
    plantas pluricelulares tienen una forma de reproducción
    sexual más compleja en la que se diferencian de forma
    específica las células reproductoras o gametos
    masculino y femenino. Ambas se unen para formar una única
    célula
    conocida como cigoto, que sufrirá divisiones sucesivas y
    originará un organismo nuevo. Para definir la unión
    de los gametos masculino y femenino se utiliza el término
    fecundación. En esta forma de reproducción sexual,
    la mitad de los genes del cigoto, que portan las
    características hereditarias, proceden de uno de los
    progenitores y la mitad del otro.

    Muchos organismos pluricelulares inferiores y todos
    los vegetales superiores experimentan alternancia de generaciones. En
    este proceso una generación producida de forma sexual, se
    alterna con otra que se obtiene por reproducción asexual.
    Esto es debido a que, en ciertos organismos que presentan
    reproducción sexual, ocurre otro proceso llamado
    partenogénesis
    en el que el gameto femenino se desarrolla sin ser
    fecundado.


    En animales superiores, los individuos de una especie son
    masculinos o femeninos cuando producen células
    reproductoras masculinas o femeninas respectivamente. El gameto
    masculino típico, conocido como esperma, espermatozoide,
    es una célula
    móvil con una cabeza que contiene el núcleo y una
    cola a modo de látigo, con la que se mueve. El gameto
    femenino típico llamado huevo
    u óvulo, es una célula
    redondeada, mucho más grande que el espermatozoide y que
    contiene gran cantidad de citoplasma alrededor del núcleo.
    Las células reproductoras de las plantas son muy similares
    a las de los animales: el gameto masculino se llama esperma o
    microgameto y el femenino óvulo o
    macrogameto.

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