Entre los autores chicanos de los últimos treinta
años, Rudolfo Anaya es uno de los más destacados.
Ya ha publicado una media docena de libros, entre
ellos los más conocidos son Bless me, Ultima, The Heart of
Aztlán y Tortuga.
De acuerdo a los críticos, Bless me, Ultima1 es
considerada como su mejor novela. Fue
publicada por Quinto Sol Publications en 1972. Sobre esta novela
vamos a tratar brevemente ahora.
Como ocurre con toda obra importante, son varias las
posibilidades de análisis, todas ellas válidas y
fructíferas. Puesto que se trata de un estudio breve,
examinaremos los puntos centrales, extrayendo así lo que,
a nuestro parecer, es lo esencial del texto
literario. Aunque a primera vista parecería que la anciana
Última es el personaje principal, después de una
lectura
atenta, el lector se da cuenta de que el personaje central, sobre
el que gira la acción novelesca, es el joven Antonio
Márez. Todo lo poético y todo lo trágico,
las fuerzas positivas y las fuerzas negativas, el bien y el mal,
giran todos alrededor de este joven. Se trataría
simplemente de estudiar lo que se viene llamando el "rito del
pasaje", que es un tema universal del ser humano,2
pero que toma aquí matices peculiarmente chicanos a causa
de la singularidad del ambiente en un
lugar rural hispano de Nuevo México.
Nos centraremos, pues, en el joven Antonio y analizaremos las
circunstancias tanto humanas como simbólicas y naturales
que le rodean. Para comenzar, tendremos que situar el
fenómeno histórico que distingue a esta novela de
la mayor parte de otras novelas chicanas.
Estas, en general, se sitúan, teniendo en cuenta la
coordenada del tiempo, en el
presente. Sus personajes son zarandeados por una circunstancia
histórica del presente y una geografía de
frontera. Sin embargo, BMU tiene raíces históricas
en un mundo hispánico muy tradicional que es ciudadano de
descendencia mexicana nacido en el estado de
Nuevo México. Antonio proviene de una familia
nuevomexicana de raíces antiguas que datan quizás
del siglo diecisiete. Por tanto, no se trata de una familia cuyas
dinámicas provienen de las migraciones que ocurrieron a
partir de los últimos cincuenta o sesenta años,
como ocurre de ordinario en la mayoría de las novelas
chicanas.
Visto ya este trasfondo temporal y espacial, pasemos al texto.
Son muchas las fuerzas que impelen a Antonio en el proceso que
hemos denominado como "rito de pasaje". Hay tres personas dentro
de la familia
que, desde su infancia,
modelaron su personalidad:
la madre, el padre y, en particular, la curandera Ultima. Fuera
de la familia, o sea, en el mundo social, hay otros personajes
que, directa o indirectamente, influyeron también. Por
ejemplo, los tíos por parte de su madre, los amigos de
escuela y los
adultos Lupito, Narciso y Tenorio. Además de estos seres
sociales o personajes, la Naturaleza, bajo
sus múltiples formas, ayudaron a moldear la
personalidad de base del adolescente Antonio. Hay que notar
que todas estas fuerzas circundantes toman, a través de
los símbolos, dinámicas binomiales o fuerzas
antitéticas. Estas fuerzas opuestas son los motores que hacen
que el texto literario se mueva y que la lectura
adquiera, de este modo, interés
para el lector.
Habíamos dicho antes que Antonio es la figura central
alrededor de la cual giran los otros elementos literarios
adquiriendo así forma y sentido. Pro ejemplo, notamos de
inmediato que los padres de Antonio, los Márez y los Luna,
son fuerzas antagónicas, tanto en el nivel real como en el
simbólico. En el nivel real, el padre Márez
procedía de la tradición hispánica de los
"llaneros", que son aquellos que viven como vaqueros en la
llanura o "mar" de los campos abiertos por donde corren
libremente tanto los ganados como los seres humanos.3
En el nivel opuesto, la madre, de la familia de los Luna,
proviene de la tradición hispana también, pero de
la gente que está atada a la
tierra.4 No una tierra de los
llanos abiertos, sino una tierra de valles fértiles y
limitada por el regadío de los ríos y sujeta a las
cosechas y al ciclo de los astros, en particular al de la luna.
Además de esta interpretación, basada en los hechos
reales, hay otra interpretación que es la
simbólica. Esta corresponde a aquélla. Los
Márez, apellido real del padre, representa
simbólicamente el elemento natural que es el océano
con la simbología correspondiente a éste. Los Luna,
apellido real de la madre, corresponde al astro de su nombre, la
luna, bajo la cual los rancheros se guían para las
cosechas cíclicas. Simboliza la tranquilidad y la vida
sedentaria de los campesinos. A estos fenómenos naturales
y simbólicos, corresponden las diferentes personalidades
de los padres de Antonio, es decir, el padre representa la
virilidad, la libertad y la
inquietud, mientras que a la personalidad de la madre
corresponden la feminidad, la subyugación y lo sedentario
en la vida de los campesinos. Pero si es cierto que esta
dicotomía es antitética en la vida real,
también es cierto que, en la relación
simbólica, "el mar" y "la luna" tienen una
correspondencia, no sólo de dependencia, sino de
complementariedad, es decir, que el mar está influido por
la luna, en particular cuando se trata de las mareas altas y
bajas.
El otro personaje, de familia inmediata a causa de una especie de
adopción,
y que tiene una influencia primaria en la vida del muchacho
Antonio, es la anciana Ultima o La Grande. Podría
considerársela, por una parte, como la fuerza
antagónica vis-á- vis los padres de Antonio. Es
decir, que si los padres del muchacho eran seres que, de acuerdo
a lo dicho, representaban fuerzas inestables en la vida del
héroe, la anciana Ultima viene a representar el sustento y
la estabilidad psicológica en la vida del joven. Por otra
parte, si el padre Márez y la madre Luna son fuerzas
antagónicas entre sí y, por tanto, limitadas,
Ultima es la fuerza ilimitada y totalizadora que abarca no
solamente la armonía al nivel social y humano, sino
también la armonía superior y cósmica que se
sobrepone a las limitaciones de los Márez y de los Luna.
Sobre la función de
Ultima en la novela
hablaremos otra vez más adelante.
Ahora pasamos a los otros personajes que, aunque no pertenecen al
círculo familiar de Antonio, representan fuerzas
dinámicas en el desarrollo
vital del muchacho. Estos son el atormentado cantinero Tenorio y
sus tres hijas brujas, el loco Lupito, el misterioso Narciso y el
ateo Florence, su compañero de escuela. Todos estos
personajes son representantes del Mal y de la Muerte. Su
importancia radica en el hecho de la crianza religiosa de
Antonio. Uno de los elementos más importantes en la vida
del pequeño Antonio es su educación en la
religión
católica. Tanto es así que la madre lo convence de
que, para seguir una de las tradiciones de los Luna, Antonio debe
ser sacerdote.5 Para ello recibe una educación
estrictamente sacramental. Pero en este proceso hay un elemento
de suma importancia que se presenta con gran fuerza en el alma de
Antonio: el hecho o elemento de la culpabilidad y de la
inmoralidad de la muerte y del
asesinato. Diríase que una gran parte de la circunstancia
vital del muchacho es la muerte violenta. Al loco Lupito lo matan
junto al río. El ateo Florence muere en un accidente en el
lago. El enfurecido Tenorio mata al mejor amigo de la familia,
Narciso. Incluso la misma Ultima, símbolo del Bien y de la
armonía cósmica, es el instrumento de la muerte de
las brujas, hijas de Tenorio. Ante todas estas muertes, el
adolescente Antonio tiene que preguntarse: ¿por qué
tanto mal en este mundo? y ¿Quién es culpable de
estas muertes? Y, por fin, ¿qué papel
desempeña la omnipresencia y la omnipotencia del Dios
cristiano?
Otro elemento muy importante en el moldeo de la personalidad
total de Antonio es la compleja y misteriosa Naturaleza. El
elemento agua, bajo sus
tres facetas de mar, lago y río; el viento; el ciclo de
los astros y las cosechas; y, por fin, las hierbas medicinales y
los peces
sagrados. Todo esto rodeado del misterio incomprensible y
totalizador de la "presencia",6 que viene a ser el
alma cósmica y panteística del universo.
Hasta aquí hemos notado el mundo lleno de fuerzas que, en
la mente del joven, aparecen como contradicciones en pugna. El
trata de sortearlos para poder poner
algún orden en este caos. Pero él solo no lo logra.
Vamos a tratar de resumir tres dinámicas que, en
apariencia fenomenológicas, son, si no opuestas, por lo
menos distintas, aunque las tres tienen un tema central. Nos
referimos al aspecto religioso, tan importante en la crianza y
vida del muchacho. Estas tres fuerzas son tres facetas o caras en
que se presenta el tema universal de la Religión.
En primer lugar, la madre, de origen católico y campesino,
es fervorosamente eclesiástica. Como habíamos
dicho, quería que su pequeño Antonio siguiera la
tradición sacerdotal de los Luna. Para ello le
había enseñado las oraciones rituales y diarias del
catolicismo y lo había enviado a que tomara las lecciones
de catecismo para poder recibir los sacramentos, sobre todo el de
la penitencia y de la comunión. Tanta era la insistencia
que, incluso sus amigos de escuela, le tomaban el pelo y le
llamaban "nuestro sacerdote". Más aún, en una
escena medio bufonesca y medio trágica, forzaron a Antonio
a que desempeñara el papel de sacerdote en un drama
escolar, días antes de la primera comunión.
En segundo lugar, ante los ojos de Antonio se le presenta otra
experiencia religiosa y una nueva posibilidad: la de la
religión que denominaríamos
panteística.7 La sacerdotisa de esta
religión sería Ultima, representante de una
tradición milenaria, la de los aborígenes del
indigenismo americano. Esta religión se caracteriza, sobre
todo, por la cosmogonía, en donde los dioses y la
naturaleza funcionan y viven armónicamente entre
sí. Ultima le habla a Antonio de la "presencia". Esta
"presencia" es un alma misteriosa, el alma o Espíritu de
las cosas, de los elementos y del Universo. Las plantas
medicinales tienen alma, los ríos hablan y el viento
lleva mensajes a todas partes. El búho imperecedero es el
alma que une a la Naturaleza con el Hombre: es
el alma de Ultima. Es la sabiduría. La prudencia y la
armonía cósmica.
En tercer lugar, se le ofrece a Antonio una tercera posible
religión. Es la religión que proviene del libro sagrado
indígena de Mesoamérica, llamado el Popol
Vuh.8 Esta religión le fue descubierta por uno
de sus amigos de escuela, Samuel. Se trata de una versión
legendaria de los dioses precolombinos, en donde, después
de que los hombres fueron creados, y habiendo desobedecido a sus
creadores, los hombres fueron castigados y convertidos en carpas.
Uno de los dioses, compadecido de los humanos pecadores,
pidió permiso a los otros dioses para encarnarse en forma
de carpa. Este fue la Carpa Dorada. En este momento de la
historia, Antonio
fue iniciado por Samuel en la religión de la Carpa Dorada.
Antonio, después de tantos conflictos
sociorreligiosos, le pareció ver que esta tercera
religión sería la más sana, la más
natural y la más sencilla. Le parecía la
solución apropiada a su mente confusa.
Entre estas tres posibilidades, a Antonio se le ofrecía
una puerta abierta: la de la elección.
¿Cuál? El texto novelístico,
lógicamente, no nos da la solución, puesto que es
un texto "open-ended", libro abierto, sin tesis. El
lector supone que es la obligación de Antonio, y por tanto
del lector, de resolver la disyuntiva tripartita o de que Antonio
hará ciertamente una síntesis
de las tres posibilidades. El mismo texto nos lo indica en un
diálogo,
al final de la novela, entre el padre y el hijo "¿Es
posible hacer una nueva religión?", le pregunta el joven a
su padre. Después de vacilar un instante, éste le
contesta: "Supongo… que sí". En otro de los
diálogos entre el padre y el hijo, aquél le
aconseja que, después de haber visto mucho, Antonio es el
que tiene que tomar la decisión final.
A modo de conclusión, nos parece que el autor, dejando
abierta la novela a diversas interpretaciones, está
diciéndole al chicano de hoy día lo que el padre le
dijo a su hijo Antonio. Es decir, que el chicano, que
históricamente tenía dos vertientes –la india y la
española– se encuentra hoy día ante una tercera
realidad histórica –la anglosajona– que es necesario
tenerla en cuenta para hacer una síntesis final. En otros
términos, ni indio, ni español,
ni anglosajón, sino una mezcla de las tres que
resultará en una realidad sociohistórica total,
diferente de cada una de las tres partes integrantes. O sea, una
totalidad resultante de esas mismas partes individuales. Esta
síntesis total e integrada será el chicano
moderno.
Notas
1 Rudolfo Anaya A., Bless Me, Ultima, Quinto Sol
Publications, Berkeley, Cal., 1972.
2 Arnold Van Gennep, The Right of Passage, The
University of Chicago Press, Chicago, Il., 1960.
3 Arnold Rojas, The Vaquero, McNally and Loftin,
Charlotte, N.C., 1964.
4 Herbet E. Bolton, The Spanish Borderlands. Yale
University Press, CT, 1921. Ver también: José de
Jesús Vega, Nuestra América, Impresora
Galve, México, 1969.
5 Anaya, passim en el texto.
6 Anaya, passim en el texto.
7 Lilian Scheffler, Magia y brujería en
México. Panorama Editorial, S.A., México, 1986.
8 Popol Vuh: Las antiguas historias del Quiche.
Fondo de Cultura
Económica, México, 1975.
Autor:
Justo S. Alarcón
Categoría: Literatura