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Drogas : ¿Excusa para continuación del Imperialismo o un arma para lograr equidad en las relaciones internacionales?




Enviado por barran



    Por Carlos Alberto Marcano Romero (Carnet
    93-77916)

     

    INDICE:
    Introducción
    El Problema
    Corrupción
    Guerra, violencia y seguridad ciudadana
    ¿El problema? ¿Sólo uno? O
    Drogas y Democracia

    Combatir las drogas en forma represiva no
    tiene lógica

    Desarrollo Alternativo
    La Scope
    Secuestro de la deuda
    Nuestras debilidades ¿Son
    nuestras?

    Conclusiones
    Bibliografía

    Introducción

    Al término de la Guerra
    Fría ya no quedan excusas para el sostenimiento de
    entes creados en ese tiempo.
    Así se tiene el caso de la CIA norteamericana, la cual en
    un papel de
    redefinir sus funciones a
    riesgo de
    encontrar que ya no tiene sentido, se dedican a labores en
    materia de
    drogas, siendo
    este el escenario para socavar la soberanía de los países donde
    actúa cometiendo una serie de prácticas contrarias
    al respeto que se
    deben los países y contrarias a los derechos humanos.
    No existe una lucha contra este problema en los países
    consumidores, especialmente EE.UU., siendo lo lucrativo del
    consumo lo que
    realmente estimula este negocio.

    Existen otros organismos que han tenido la idea de
    diversificar la actividad, como la ONU, organización que ha creado un mecanismo
    donde en la Cumbre [2] se estudió el reemplazo de especie
    acultivar para los productores. Esta idea desde el principio fue
    infeliz, toda vez que no se destinaron fondos suficientes ni se
    previó de dónde obtener los mismos en forma
    continuada. Adicionalmente no se tomó en cuenta [8] el
    hecho de que muchos químicos y substancias industriales de
    transformación, componentes fundamentales de las
    sustancias estupefacientes, se producen precisamente en los
    países desarrollados.

    Existen organismos que juegan a imaginarse el escenario
    ideal en que se está siendo efectivo en erradicar la
    producción de narcóticos, y teorizan
    acerca de que la integración
    económica debería ir más allá de
    considerarse "complemento" para lograr objetivos. El
    SELA afirma [1]: "También en la política exterior, la
    integración latinoamericana no ha jugado
    hasta uy recientemente un papel
    principal. El rescate o mejoramiento de la imagen
    internacional de los países, el logro de confianza de
    parte de instituciones
    e inversionistas extrarregionales, el deslinde de posiciones
    respecto a asuntos tales como los derechos humanos, el
    tráfico de drogas,
    la
    administración de justicia, la
    corrupción
    y la gobernabilidad han sido los principales temas de la agenda
    exterior de la mayoría de los países de la
    región, mientras que la integración se ha considerado sólo
    como un complemento para alcanzar tales objetivos".

    Las políticas
    antidrogas en su implementación actual, con rasgos
    altamente represivos, son para América
    Latina más causa de problemas que
    fuente de soluciones.
    Los daños colaterales que provocan el narcotráfico y la guerra
    antidrogas en el continente, se han vuelto factores clave que
    impiden la consolidación de los procesos de
    democratización. Más aún: en varios
    países, aquellos daños han impulsado o fortalecido
    contracorrientes que la creación de nuevos
    regímenes autoritarios. El problema puede verse desde dos
    ángulos: por un lado, la desestabilización
    resultante de la propia economía
    ilícita; por otro, la penetración transnacional
    provocada por la escalada de la lucha antidroga por parte de
    Estados
    Unidos.

    Una iniciativa de desarrollo
    alternativo como la plantea la UNDCP [2] está condenada
    desde su inicio al fracaso, dado que no se aborda la
    problemática de la pobreza, la
    sustitución de cultivos por especies lícitas
    destinadas a la alimentación tienen
    un precio muy por
    debajo en el mercado
    internacional y con tendencia a seguir o continuar
    deteriorándose; y el grueso de los recursos no se
    destina a financiar ese eventual cambio de
    tecnologías de producción al campesino. Las consecuencias
    de la implantación de este programa
    serán: a.creación de un nuevo mecanismo de
    certificación: si no se limpian tantos acres de cultivos
    ilícitos, no se cumplió tal meta, y el país
    sufrirá una especie de tacha de infamia. b. El aumento de
    los niveles de deuda externa en
    los países productores, al haber escogido participar en
    estos programas, debe
    afrontar la carga de desembolsar 1/3 del costo del mismo,
    con prebendas especiales en cuanto a condonación si cumple
    con los objetivos, que no se van a cumplir; c. No se
    cumplirán porque al no ser realmente soluciones las
    opciones del "Desarrollo
    Alternativo", los productores volverán a sus
    prácticas en esas u otras regiones del país o del
    continente.

    Aunado a todo lo anterior, se tiene la dimensión
    subjetiva del problema: cómo se afectan los individuos y
    las sociedades. En
    el caso de las sociedades
    desarrolladas algo debe andar mal que y origina
    insatisfacción en sus habitantes, los cuales buscan en
    las drogas
    medios de
    evasión y de querer sentirse bien, lo que puede significar
    que sus respectivos gobiernos debieran tomar esto en cuenta al
    diseñar políticas
    antidrogas en sus respectivos países.

    En cada uno de nuestros países debemos enfocar
    este planteamiento: ¿cuáles son nuestras armas para ser
    escuchados por el Primer Mundo? Nuestras debilidades. Debe
    hacerse entonces, de nuestra problemática nuestras
    armas de
    negociación, sumiendo una posición
    de unidad en este sentido. Si no seadopta una postura de ataque
    con lo que se tiene, se reafirmará aún más
    la situación en perjuicio de los países
    latinoamericanos: el financiamiento
    para la ejecución de los programas
    antidrogas y de alternativas de desarrollo se hará via
    préstamos, esto ocasiona aumento considerable de las
    deudas externas; y el no cumplimiento de los objetivos de estos
    programas conllevará a una especie de
    descertificación que inhabilitaría al país
    caído en desgracia en el plano económico y
    comercial. El hecho de que países latinoamericanos dejen
    pasar esta oportunidad con indiferencia y pasividad como hasta
    ahora, dejando la iniciativa a otros, inevitablemente propende a
    que grupos o entes no
    gubernamentales y calificados como "ilegales" que sí
    ejerzan en cierto modo los roles de control
    geográfico, soberanía localizada e inclusive
    negociaciones informales o secretas, acciones que
    les dan más poder,
    poder que
    puede ser utilizado para intensificar los controles y así
    se tendrán organizaciones
    fuertes, estables, además que reconocidas de facto
    y que entonces pudieran servir de mediadores entre las relaciones
    entre "ellos" y "nosotros".

    Para concluir se presenta la integración de un
    subconjunto de países afectados como el primer paso a
    seguir hacia el tomar medidas encaminadas a resolver de verdad
    este y otros problemas
    existentes con las relaciones entre el Primer Mundo y Latinoamérica, a la vez que se desglosa el
    mismo en sus componentes y así asignar responsabilidades a
    los países actores.

    El
    Problema

    Para América
    Latina esta problemática tiene un significado diferente al
    de los países consumidores. Mientras que para éstos
    el problema se centra principalmente en el orden público y
    como una enfermedad [3], para nuestros países se trata de
    grandes grupos
    económicos que trastornan la actividad social, crean
    problemas de gobernabilidad, se quitan y ponen gobernantes, se
    anula el sistema judicial
    y legislativo.

    Los efectos en cualquier país latinoamericano
    donde la actividad económica es importante: desde 1996 el
    proyecto
    Drogas & Democracia [4]
    ha analizado los daños ocasionados por el tráfico
    de drogas ilegales y las actuales estrategias para
    combatirlo en America Latina. Actualmente participan en el
    esfuerzo más de veinte investigadores de 16 países.
    El problema de las drogas, tanto
    en la influencia del tráfico ilegal como en la forma
    represiva en que se suprime, se ha convertido en una de las
    preocupaciones clave. Su característico doble filo estimula una
    mezcla de ingredientes altamente explosivos: la
    criminalización de la economía y la
    sociedad en
    general; la corrupción
    del sistema judicial
    y de las fuerzas de seguridad; la
    corrupción política, la
    ilegitimización del gobierno y la
    pérdida de base popular del sistema político; un
    ambiente
    manchado de violencia
    criminal y política; el alimiento de conflictos
    armados; violaciones a los derechos humanos
    combinados con impunidad endémica; legislación
    represiva que afecta los derechos civiles; y la
    relegitimización de un rol interno para el aparato
    militar.

    Como si de un retorno a la guerra
    fría se tratase, Colombia, el
    país con la peor trayectoria en materia de
    derechos humanos hoy en día de todo el hemisferio, recibe
    más ayuda militar de los Estados Unidos
    que ningún otro país de la región, con un
    alto grado de intervención que recuerda la
    participación norteamericana en El Salvador a mediados de
    la década de los años 80. Las estadísticas hablan por sí solas[5].
    Los asesinatos políticos fluctúan entre los 3.000 y
    4.000 anuales en Colombia, con
    más de un 70% atribuído a los grupos paramilitares
    derechistas y sus aliados en el ejército. Otros 300 a 400
    colombianos desaparecen cada año. Cerca de un
    millón han sido forzados a escapar de sus hogares debido a
    la violencia
    política. Mientras que la noticia de la masacre de Acteal
    en Chiapas (México)
    ocupó los titulares internacionales en diciembre
    pasado,

    prácticamente no hubo cobertura alguna de las 185
    masacres por motivos políticos que se cobraron las vidas
    de 1.042 víctimas en Colombia solamente en 1997.
    ¿Por qué un país podría tener tanto
    interés
    en colocar tan grandes sumas de dinero en
    otro? Esta acción debería verse como una estrategia de
    penetración, como una excusa para colocar tropas militares
    en territorio del país "amigo". Y por amplios precedentes,
    es sabido lo difícil que es hacer que estas tropas salgan,
    inclusive si cesa la causa de su permanencia.

    Si bien Estados Unidos ha proporcionado asistencia a
    Colombia durante muchos años con el pretexto de la
    "guerra contra
    las drogas", los fondos para el ejército colombiano fueron
    eliminados en el año fiscal 1994
    debido a consideraciones sobre derechos humanos. Sin embargo, a
    principios del
    año pasado, funcionarios norteamericanos anunciaron su
    propósito de renovar dicha ayuda. La cantidad total de
    fondos destinados a las fuerzas de seguridad
    colombianas se cuadruplicó, y se le prometieron al
    ejército embarcaciones y aviones, piezas de recambio para
    helicópteros, armas y más entrenamiento. En
    total, a la policía antinarcóticos y a las fuerzas
    armadas colombianas se les asignaron aproximadamente US$100
    millones en asistencia directa de Estados Unidos. Otros US$40
    millones canalizados a través de cuentas de
    financiamiento
    secretas del Pentágono—que han salido a relucir
    recientemente—permiten ofrecer armamento y entrenamiento
    militar adicional al ya provisto por la ley de ayuda
    extranjera cada año.

    En el nombre de la lucha contra las drogas, en Colombia,
    la CIA financió nuevas redes de inteligencia
    militares en 1991[14]. Pero las nuevas redes hicieron poco para
    detener a los traficantes de droga. En
    cambio, ellos
    incorporaron grupos paramilitares ilegales en sus líneas y
    formaron escuadras de muerte.
    Éstos que las escuadras de muerte mataron
    a unionistas mercaderes, líderes campesinos, defensores de
    derechos humano, periodistas, y otro "subversivos" sospechoso.
    Esta evidencia, incluso los documentos
    secretos del ejército colombiano, sugiere que la CIA pueda
    estar más interesado luchando contra un movimiento de
    resistencia
    izquierdista que en combatir las drogas.

    Los principales impulsores del proceso de
    (trans)militarización en el continente son las agencias
    antidrogas estadounidenses, el Congreso y el gobierno de
    Estados Unidos, mediante métodos
    que incluyen la presión y
    el chantaje, dirigidos a involucrar en su guerra a países
    "amigos" pero indóciles. La administración de Clinton planea suprimir
    este año fiscal los
    fondos destinados a actividades alternativas de desarrollo en las
    regiones de cultivo de coca en Bolivia y
    Perú, con el fin de proveer tres helicópteros
    Blackhawks adicionales a Colombia, que se suman a la
    asistencia.

    Esta presión
    genera a menudo fuertes tensiones diplomáticas y a veces
    conflictos
    abiertos. Existen dudas fundadas sobre los otros, los
    "verdaderos" intereses y motivos estadounidenses detrás de
    esa política, especialmente la incidencia en la toma de
    decisiones de intereses electorales domésticos; la
    autodefensa de la burocracia
    gigantesca en el área de la lucha antidrogas; los
    intereses económicos vinculados al establecimiento del
    Area de Libre Comercio de
    las Américas (ALCA); y la
    legitimación de una política que pretende,
    además de estimular la venta de
    armamento en el continente, consolidar y aumentar la presencia
    militar en América
    Latina, manteniendo las actuales bases militares y forzando
    nuevos enclaves permanentes.

    Consideramos la práctica de la
    certificación unilateral por parte del gobierno de Estados
    Unidos en el terreno de la lucha antidrogas, como altamente
    contraproducente en términos de una búsqueda
    común de la mejor solución para un problema cuyo
    responsabilidad es compartida. En general, el
    comportamiento
    de los gobiernos e instituciones
    en el campo de la lucha antidrogas no debería ser un
    criterio de condicionamiento de la ayuda económica externa
    de Estados Unidos, porque tal ayuda se convierte, una vez
    más, en un instrumento de presión y de injerencia
    en asuntos internos..

    La "guerra contra las drogas" está profundamente
    ideologizada, llegando en Estados Unidos a niveles que se
    asemejan a la histeria de la "amenaza comunista" durante la
    época de McCarthy. Consideramos falsa la base de esa
    ideologización y muy preocupante el nivel de
    concertación mundial que recibe. Esta situación
    hace casi imposible una discusión racional sobre la eficaz
    de las estrategias
    aplicadas y los daños colaterales que provoca; obstaculiza
    la búsqueda de, y la experimentación con, posibles
    escenarios alternativos.

    El problema en realidad es más simple: cualquier
    excusa que afecte la gobernabilidad, la democracia o
    donde se requiera "cooperación" servirá de pie para
    que el país amigo venga a prestar ayuda, es decir, a
    realizar prácticas imperialistas con atención a sus intereses.

    El problema visto hacia adentro en un país,
    contempla varios aspectos: se tratarán a
    continuación el de la corrupción y la violencia
    interna.

    Corrupción

    Para disminuir la influencia corruptora y
    distorsionadora que ejerce el dinero
    proveniente del narcotráfico ,y de otras actividades
    mafiosas, en los ámbitos de la economía, la
    justicia y la
    política, es necesaria la aprobación de sistemas que
    controlen públicamente los ingresos de los
    partidos
    políticos y el financiamiento de las campañas
    electorales. Además es necesario implementar mecanismos de
    protección de ciertos sectores económicos
    estratégicos contra las inversiones de
    naturaleza
    dudosa. La investigación de la procedencia de fondos
    exige una modificación drástica del mecanismo del
    secreto bancario.

    La impunidad de funcionarios estatales que violan
    sistemáticamente las leyes nacionales
    y los derechos humanos, así como la permisividad hacia los
    grupos paraestatales, permite que se perpetúen los
    mecanismos de poder que obstruyen el funcionamiento de la
    democracia. Es necesario instrumentar, desde la sociedad civil,
    mecanismos eficaces para controlar los operativos antidrogas y el
    funcionamiento del sistema judicial.

    Guerra, violencia y
    seguridad ciudadana

    El narcotráfico aumenta los niveles de violencia
    criminal y política, e intoxica y prolonga los conflictos
    armados. En Colombia, paramilitares en primer lugar y grupos
    guerrilleros en segundo, se alimentan con ingresos de la
    economía ilícita de drogas, llevando el conflicto a
    niveles más altos de violencia. En pa íses que
    viven en una fase de reconstrucción posguerra, grupos de
    desmovilizados y elementos depurados de los antiguos cuerpos de
    seguridad, se mezclan fácilmente con estructuras
    criminales, aportando sus armas, su experiencia en la
    conducción de la guerra sucia y su sistema de impunidad.
    La creciente marginalidad,
    desempleo e
    inequidad social estimula la integración de la
    economí a informal a la economía ilícita, y
    consecuentemente instala un proceso de
    criminalización de los sectores sociales involucrados. La
    mezcla de todos esos fenómenos genera una situación
    alarmante de inseguridad
    ciudadana, que parece estar empeorando en todo el
    continente.

    Otras situaciones muestran problemas colaterales, pero
    por no tocar sensibilidades más allá de lo local,
    las soluciones son aplicables. Uno de estos casos es el del
    daño que causan los químicos usados en la
    fumigación [6]: "Defensoría del Pueblo: las
    fumigaciones de cultivos ilícitos en las ecosistemas
    tan importantes como la Amazonia y la Orinoquia han traído
    la devastación de por lo menos 50.000 hectáreas de
    bosques". Sin embargo, en este sentido se tienen investigaciones
    promisorias [7]: "Mientras crece la polémica sobre la
    fumigación parece surgir una alternativa: el control
    biológico de los cultivos de coca".

    ¿El problema?
    ¿Sólo uno? O Drogas y Democracia

    No se trata de proponer una alianza a propósito
    de un tratado comercial o un beneficio económico, sino de
    ver el problema en su totalidad. Drogas es: producción,
    elaboración, distribución y consumo. Una
    vez dividido este problema, se puede determinar a quién o
    quienes les corresponde tomar medidas más efectivas en una
    parte del problema, y se pueden definir los mecanismos
    correctivos, preventivos o a que haya lugar.

    Las políticas antidrogas tienen su primer origen
    en el deseo de proteger al bienestar humano: la comunidad
    internacional, preocupada por los impactos de las drogas en la
    salud
    pública, comenzó a prohibir un conjunto de
    sustancias y definir una serie de medidas para suprimir su
    producción, distribucion y abuso. Desde entonces, la
    economía de las drogas ilícitas ha conocido un
    crecimiento explosivo y la estrategia para
    combatirla una escalada hacia la guerra total.

    Martin Jesma en su libro
    "Democracias Bajo Fuego" [8] quiere demostrar que las
    políticas antidrogas en su forma actual, con rasgos
    altamente represivos, son para América
    Latina causa de más problemas que soluciones. En
    términos políticos y sociales, los daños
    colaterales que provocan el narcotráfico y la guerra
    antidrogas en el continente, se han vuelto factores claves en el
    impedimiento de la consolidación de los procesos de
    democratización. En varios paises incluso ellos han
    impulsado o fortalecido contracorrientes que buscan la
    creación de nuevos regimenes autoritarios. Es decir: en
    nombre de la defensa de la salud se están
    violando los principios
    básicos de la atención en este mismo campo, que se
    reflejan en la apertura del juramento de Hipócrates:
    "Primum non nocere…"

    El citado libro de Jesma
    divide la influencia del factor "drogas" sobre los procesos de
    democratización y desmilitarización en
    América Latina, desde dos ángulos: por un lado la
    desestabilización resultante de la propia economía
    ilícita, por otro lado la remilitarización
    provocada por la escalada de la lucha antidroga. Nos imaginamos
    inicialmente a un fragil estado
    democrático entre estos dos fuegos cruzados, que
    dificultan la consolidación de los procesos de
    transición democrática.

    En este libro se subrayan serias dudas sobre la
    existencia real de los procesos de democratización y
    desmilitarización en el continente, y de dos fuegos
    distinguibles. Se inició una transición que puso
    fin a la época de las dictaduras militares, en un largo
    proceso que comenzó con las elecciones presidenciales de
    Argentina en 1983
    y culminó con el golpe de estado
    que derrocó a Alfredo Stroessner en Paraguay en 1989.
    Ese mismo año presenció nuevas negociaciones de paz
    en Centroamérica, que dieron la espalda al conflicto
    armado en la región, asimismo la caída del muro de
    Berlin, marcando simbólicamente el fin de Guerra
    Fría, lo que permitió a América Latina
    consolidar –por lo menos a nivel ideológico—la
    mencionada transición. Estos cambios representan pasos
    significativos, especialmente en el area de los derechos humanos,
    las libertades civiles y la concertación política.
    Sin embargo, cuestionamos las altas espectativas despertadas por
    todo ello, y sus posibilidades de verse materializadas en la
    década de los noventa.

    Las fuerzas contrarias a la transición
    democrática tienen varias raices. Algunas de ellas, como
    señala en su capitulo Adriana Rossi, en referencia a la
    época de las dictaduras: "emergen de un pasado que se
    resiste a morir, mostrando la vitalidad de viejas estructuras y
    sus vinculaciones con el nuevo poder". Rossi incluso llega a la
    conclusión que: "El Estado de Derecho
    se está trasformando en un cascarón vacío,
    donde las funciones y las
    instituciones garantes de la democracia siguen existiendo como
    estructura,
    pero en lugar de cumplir con sus mandatos constitucionales, se
    ponen al servicio de
    intereses que nada tienen que ver con una sociedad
    democrática, borrando cualquier garantía
    constitucional, erigiendo la impunidad a regla de convivencia
    civil, en un proceso de contaminación y resquebrajamiento de los
    principios democráticos. (…) Si hace dos décadas,
    en América Latina, la destrucción de la democracia
    pasaba por la implantación violenta de gobiernos de facto,
    actualmente parece pasar por el vaciamiento de sus
    órganos".

    Nuevos modelos de
    autoritarismo surgen en el continente, en confluencia con una
    serie de procesos y factores. Los intereses económicos
    ilegales se han enquistado en el poder, impulsando en varios
    paises la formación de elementos de un estado
    paralelo que vacían las instancias democráticas.
    Las reformas del estado que buscan una mayor eficiencia en el
    contexto de los programas de ajuste estructural llevan en la
    práctica a una concentración de poderes. La
    definición del narcotráfico como una amenaza a la
    seguridad nacional relegitima un papel doméstico de las
    Fuerzas Armadas. El clamor popular por medidas drásticas
    en respuesta a la inseguridad
    ciudadana, facilita la introducción de leyes y
    actuaciones represivas. En palabras de Mario

    Maldonado (Capítulo 3, [8]): "Mientras los
    intelectuales buscan los principios de la democracia entre las
    ruinas provocadas por el derrumbe de la historia reciente, los
    guatemaltecos comunes enfrentan el surgimiento de Narcolandia,
    el Estado
    dentro del Estado".

    Combatir las
    drogas en forma represiva no tiene lógica

    Considerando las gigantescas inversiones
    que sigue exigiendo la guerra antidrogas, los graves daños
    colaterales en materia de derechos humanos y democracia, y sus
    efectos contraproducentes en términos de su influencia
    sobre la fuerza de la
    economía de las drogas y sus agentes, no parece haber
    lógica
    en lo que Bertram y Sharpe [9] llaman: "la persistencia de
    políticas no viables enfrentadas con evidencias
    incontrovertibles de su fracaso (…) Aparentemente es un
    razonamiento en el que el uso de la fuerza no
    había funcionado por haber sido insuficientemente aplicado
    y que la respuesta lógica al fracaso, como consecuencia,
    era incrementar los esfuerzos en vez de reevaluarlos."

    Por un lado, la ausencia de lógica se explica por
    otros intereses detrás de la Guerra antidrogas. Se
    Señala la visible crisis
    misional de las Fuerzas Armadas tanto en América Latina
    como en Washington, que conlleva a la necesidad de redefinir el
    enemigo y los escenarios de la guerra, capaces de justificar la
    mera existencia, los presupuestos,
    los programas de asistencia y entrenamiento, las compras de
    armamento, y la permanencia de bases militares, como es el caso
    de algunas de las bases estadounidenses en Panamá y
    su prevista transformación en un 'Centro Multilateral
    Antidrogas'. La redefinición de misiones con mayor
    énfasis en las tareas antidrogas, es especialmente
    controvertida en el caso de la CIA, que a lo largo de su historia ha conocido
    escándalos por sus alianzas con connotados
    narcotraficantes. La contribución de Frank Smyth ofrece un
    cuestionamiento serio a la integridad del actual programa
    antidrogas de la CIA, que se encuentra en
    extensión.

    La ausencia de lógica en la Guerra antidrogas,
    con tristes perspectivas, no sólo para los quienes sufren
    las consecuencias de la remilitarización de América
    Latina, sino también para todos quienes buscan verdaderas
    soluciones para los problemas relacionados con el abuso de
    drogas: "Las dinámicas políticas que dan forma a
    las estrategias antidrogas de Estados Unidos hacen improbable, si
    acaso no imposible, un giro hacia na aproximación
    más realista al control del tráfico de drogas.
    Dominados por el temor a ser calificados como ‘blandos en
    relación con las drogas', la
    Administración y el Congreso estadounidenses han
    abondonado el sistema constitucional de verificaciones y balances
    diseñado para evitar la promulgación de
    políticas descaminadas, en favor de la competencia
    partidaria por demostrar quién es el más duro en
    relación con las drogas; esta batalla se vuelve más
    fiera a medida que se acercan las elecciones." "Hasta que otra
    criatura en la selva política adquiera la capacidad y el
    valor para
    desafiarlo, el complejo de las agencias antidrogas seguirá
    exprimiendo al Congreso sumas cada vez más grandes de
    dinero,
    estrangulado el debate sobre
    políticas antidrogas alternativas, y aplastando bajo su
    propiopeso todos los efuerzos por mejorar el desempeño real medido en un uso decreciente
    de drogas ‘duras' y de violencia relacionada con las
    drogas."

    En conclusión, no parece ser realista la
    imágen de la democracia latinoamericana amenazada por 'dos
    fuegos', el narcotráfico y la Guerra antidrogas. Los
    diferentes capítulos de este libro demuestran que ambos
    fuegos están íntimamente interrelacionados. En
    primer lugar por el carácter
    'endógeno' del desarrollo del 'crimen organizado' y la
    relación con los grupos de poder que encuentran en la
    nueva guerra un espacio para atender otros intereses. En segundo
    lugar por las nuevas leyes antidrogas que permiten la
    sobrevivencia y reproducción de sistemas de
    impunidad en la cual se afianza la vinculación entre
    estado e ilegalidad.

    Desarrollo
    Alternativo

    Uno de los esfuerzos realizados por las Naciones Unidas
    para combatir las drogas es el programa de la UNGASS. El evento
    fue bautizado en Viena durante la reunión de la
    Comisión de Estupefacientes, que se efectuó del 16
    al 20 de marzo, actuando como Organo Preparatorio de la
    Sesión Especial de junio de 1998. Pino Arlacchi, Director
    Ejecutivo del UNDCP, abrió la sesión de una semana
    de duración con un discurso en el
    cual presentó el lema: "Un mundo libre de drogas:
    ¡Podemos lograrlo!" Arlacchi trató de convencer a
    las delegaciones de los estados miembros para que adopten SCOPE
    destinada a acabar con el cultivo de la mata de coca y la
    adormidera en un periodo de 10 años. El propósito
    del UNDCP es haber eliminado el problema de raíz para el
    año 2008.

    El proceso total de la Sesión Especial con
    respecto al desarrollo alternativo (el cual, según la
    ONU debe estar
    siempre acompañado de la erradicación de cultivos
    ilícitos) se asemeja a un edificio de tres pisos. En el
    primero está la base se fundamenta en la
    Declaración política que define las inquietudes, la
    voluntad e intenciones de la comunidad
    internacional y que hace un llamado para tomar acciones
    específicas en todos los aspectos; En el segundo
    está el Plan de
    acción de cooperación internacional para la
    erradicación de cultivos ilícitos de drogas y para
    el desarrollo alternativo que establece las pautas a este
    respecto; y en el tercero, está la Estrategia
    internacional para la eliminación de la coca y la
    adormidera (SCOPE), con miras a suministrar la
    implementación práctica.

    El Plan de
    acción define el Desarrollo Alternativo como "un proceso
    para prevenir y eliminar el cultivo ilícito de plantas que
    contienen drogas narcóticas y sustancias
    sicotrópicas, a través de medidas de desarrollo
    rural especialmente diseñadas en el contexto del crecimiento
    económico nacional sostenido y los esfuerzos de
    desarrollo
    sostenible en los países que están emprendiendo
    acciones contra las drogas, reconociendo las características socioculturales
    particulares de las comunidades y grupos que constituyen el
    objetivo de
    trabajo, dentro del marco de una solución amplia y
    permanente para el problema de las drogas".

    Aunque el Desarrollo Alternativo todavía
    está limitado a la erradicación de cultivos
    ilícitos, ahora se ha ampliado al desarrollo rural,
    cambiando la sustitución de cultivos a programas de
    desarrollo más integrados, (que incluyen infraestructura,
    salud y educación) en las
    regiones para combatir la pobreza. Bajo el
    título Enfoques innovadores y mejorados para el Desarrollo
    Alternativo, se describe dicho desarrollo como "un componente
    importante de una estrategia equilibrada e integral para el
    control de las drogas cuyo objetivo es
    crear un ambiente de
    apoyo para la implementación de dicha estrategia. Su meta
    es promover opciones socioeconómicas legales y sostenibles
    para las comunidades y grupos de población que han recurrido al cultivo
    ilícito como su único medio viable de sustento, lo
    cual contribuye en una forma integral a la erradicación de
    la
    pobreza".

    En el capítulo titulado Fortalecimiento de la
    cooperación internacional para el Desarrollo Alternativo,
    se hace incluso alusión a las aspiraciones mundiales en
    cuanto la "promoción de un mayor acceso a los mercados
    nacionales e internacionales para los productos de
    Desarrollo Alternativo con miras a solucionar los problemas
    relacionados con los precios y el
    mercadeo que
    surgen a raíz de la sustitución de los cultivos
    ilícitos por cultivos lícitos comerciales". Pero en
    ninguna parte se estipula cómo se deberá llevar
    esto a cabo en una economía globalizante que cambia hacia
    una mayor liberalización y que conduce a precios
    reducidos e inestables en el mercado mundial
    para los posibles productos
    viables alternativos.

    Los acuerdos de libre comercio
    podrían generar un mayor acceso a los productos
    alternativos en los mercados de
    Estados Unidos y Europa, pero no
    garantizan precios que puedan competir con los de los cultivos
    ilícitos. Por el contrario, los instrumentos legales de
    1980 referentes a precios del mercado mundial más altos y
    estables para los posibles productos alternativos colapsaron
    debido a la presión de las doctrinas del libre comercio,
    ocasionando así un incremento en la dependencia de los
    cultivos ilícitos. En 1985 se desintegró el Consejo
    Internacional del Estaño ocasionando una caída
    virtual de la economía boliviana que produjo la migración
    de miles de mineros desempleados hacia la región
    subtropical de Chapare donde iniciaron el cultivo de coca para
    subsistir.

    La caída de los precios del café
    por el colapso del Acuerdo Internacional Cafetero en 1989 no
    solamente hizo que los campesinos optaran por el cultivo de la
    coca, sino que también interrumpió bruscamente los
    proyectos de
    Desarrollo Alternativo que intentaban persuadir a los
    cultivadores de coca para cambiarse al cultivo de café
    [10]. Hoy en día, la baja repentina en los precios del
    café de US$ 267 por quintal (100 kg.) en 1997 a US$187 y
    la disminución esperada a casi US$110 en 1999 plantea un
    serio problema para los programas antidrogas en Perú,
    puesto que esto disminuye el atractivo de uno de los cultivos
    seleccionados como sustituto del cultivo de la coca.

    Este tipo de instrumentos regulatorios,
    independientemente de sus deficiencias, puede proporcionar
    precios competitivos de mercadeo para
    cultivos no ilícitos, pero va en contravía de la
    actual ideología de libre comercio. No
    se ha hecho ningún intento de iniciar una "estrategia
    innovadora" respecto al comercio justo para contrarrestar el
    cultivo ilícito y, al parecer, no hay probabilidades de
    que se haga.

    En cuanto a los precursores químicos, la
    controversia tradicional productor-consumidor ha
    dado un giro de 180 grados: los países productores de
    drogas ilícitas son "grandes consumidores" de precursores
    que a su vez le son suministrados por los países
    consumidores de estupefacientes. Durante la sesión la
    PrepCom se generaron acalorados debates por la proposición
    de países productores de estupefacientes para que se
    apliquen estrictos controles a la importación y exportación de los precursores
    químicos. En la producción de cocaína y
    heroína los precursores químicos son tan necesarios
    como las hojas de coca y la adormidera que son ingredientes
    primarios. En el caso de estimulantes tipo anfetamínico,
    la única materia prima
    necesaria son productos químicos. Los Estados Unidos,
    Japón y
    Europa se
    opusieron a estas propuestas, temiendo una interferencia con los
    preciosos principios del libre comercio. El precio de la
    lucha contra las drogas a toda costa era demasiado alto en este
    caso.

    La reputación del UNDCP en estos aspectos no deja
    de ser cuestionada. Los programas de Desarrollo Alternativo
    aplicados en el pasado para la sustitución de cultivos
    simplemente han fracasado. En muchos países productores de
    drogas ilícitas se ha presentado una completa
    pérdida de confianza entre los buenos oficios del UNDCP,
    por una parte, y las organizaciones de
    campesinos en conjunto con las ONGs, por la otra. Muchas de las
    quejas tienen que ver con los siguientes aspectos: falta de
    participación en la identificación,
    preparación, implementación y evaluación
    de proyectos; los salarios
    frecuentemente excesivos para el personal del
    UNDCP; conocimiento
    insuficiente de circunstancias locales en las áreas de
    cultivos ilícitos; la aquiescencia de medidas violentas
    para hacer cumplir la ley y serias
    violaciones de los derechos humanos que

    frecuentemente acompañan las operaciones
    antinarcóticos en estas áreas; y la estrecha
    cooperación con regímenes controvertidos, como el
    caso del convenio hecho con el Talibán en
    Afganistán el año pasado y, recientemente, con la
    dictadura militar
    en Burma.

    El objetivo de la SCOPE para eliminar los cultivos en un
    plazo de 10 años aumentará considerablemente la
    presión para que se efectúe el giro hacia la
    represión y la erradicación forzosa de cultivos, ya
    que es muy improbable que con el Desarollo Alternativo logre
    la meta de
    eliminación en dicho plazo.

    La
    Scope

    El objetivo principal de la SCOPE es la
    eliminación mundial del cultivo ilícito del arbusto
    de coca y de la adormidera hacia el año 2008. La
    estrategia pide un "enfoque equilibrado" entre la
    aplicación de la ley, el Desarollo Alternativo y la
    reducción en la demanda, a fin
    de librar al mundo del 'flagelo de la heroína y la
    cocaína'. Se espera que el rubro para el Desarollo
    Alternativo reciba el grueso del presupuesto de
    cerca de US$4 mil millones, es decir, el 74%, mientras al rubro
    de aplicación de la ley le corresponde el 20% y a la
    reducción de la demanda el 2%.
    El UNDCP mismo no cuenta con fondos propios, por lo cual hizo un
    llamado a la comunidad internacional para que preste su apoyo a
    la SCOPE y suministre los fondos necesarios.

    El plan está enfocado hacia ocho países
    claves en tres regiones. La agencia declara: "luego de tres
    décadas de experiencia, la comunidad internacional
    está ahora equipada con métodos
    comprobados y el
    conocimiento tecnológico necesario para enfrentar el
    problema en las áreas productoras. El fortalecimiento de
    los mecanismos de control de narcóticos en las regiones en
    cuestión ha abierto el camino para intervenciones a gran
    escala y la
    mayoría de países productores han adoptado
    estrategias nacionales y planes de acción bien definidos
    que se encuentran listos para ser implementados." "Al mismo
    tiempo",
    continúa el resumen del plan, "es posible monitorear las
    áreas bajo riesgo a fin de
    impedir que el 'efecto globo' anule el impacto mundial de los
    programas de eliminación."

    Secuestro de la
    deuda

    Otra "condición ideal" para la aplicación
    de la SCOPE, promoción de un ambiente económico
    nacional e internacional que permita facilitar la presencia de
    las fuerzas que hacen menos atractivo los cultivos
    ilícitos en el mercado, es algo que está mucho
    más allá del alcance del UNDCP. La agencia no
    está en capacidad de garantizar precios altos y estables
    en el mercado para productos alternativos que puedan competir con
    los de los cultivos de drogas ilícitas. La comunidad
    internacional más bien recurre a la "ampliación de
    los programas de cumplimiento de la ley que afectan la productividad de
    los cultivos ilícitos y, al hacer esto, genera fuentes
    alternativas de ingreso legal más competitivas y
    atractivas", según se estipula en el Proyecto de Plan
    de acción de cooperación internacional para la
    erradicación de cultivos Ilícitos de drogas y para
    el Desarollo Alternativo. Eso se traduce en luchar contra la
    pobreza
    reduciendo las ganancias. A final de cuentas, las
    políticas de control de drogas ilícitas no
    están diseñadas para luchar contra la miseria sino
    para eliminar la producción y consumo de drogas
    ilícitas a cualquier costo.

    La SCOPE también hace un llamado a la inversión por parte del sector privado en
    el Desarrollo Alternativo: "El sector privado tendrá un
    papel importante en cuanto a inversiones productivas en el
    área de producción", el cual ha de verse estimulado
    con medidas gubernamentales, como reducción de impuestos y
    programas de inversión pública complementarios al
    igual que acuerdos preferenciales de comercio a nivel
    internacional. Esto podría ser contraproducente. En
    Bolivia, por
    ejemplo, el líder
    cocalero Evo Morales advierte que la tierra
    desalojada en Chapare por la reubicación de alrededor de
    15.000 cultivadores de coca en otras regiones, será
    dedicada a la producción de cultivos de exportación a mediana y gran escala por parte
    de grandes y medianas

    compañías del sector privado sin que los
    campesinos participen en ello.

    El Plan Bánzer procura hacer progresar la
    agroindustria competitiva según las pautas promovidas por
    la SCOPE. La mayoría de los productos de Desarollo
    Alternativo son comerciables, según se afirma en el plan,
    y deberán competir de acuerdo con las regulaciones
    especificadas por la economía globalizante. "Esto (…)
    obliga la implementación de iniciativas agroindustriales
    de mediana a gran escala", continúa el plan, por medio de
    compañías que posean el
    conocimiento tecnológico adecuado y que estén
    en capacidad de comercializar en el mercado internacional. Con
    tal propósito, se propone la implementación de una
    serie de medidas de exención para estimular empresas a gran
    escala, entre los cuales se encuentra una nueva Ley de Incentivos
    Tributarios. En el plazo de cinco años, la
    producción agrícola y ganadera habrá
    aumentado por lo

    menos el 70%, según se prevé en el
    plan.

    Si se logra que las ganancias de la agroindustria y el
    supuesto estímulo de la economía nacional en este
    tipo de esquemas de desarrollo lleguen paulatinamente a los
    sectores más desfavorecidos de la sociedad (aquellos que
    después de todo constituyen la raíz del problema
    puesto que han recurrido al cultivo de coca para subsistir), este
    proceso queda en manos del mítico mecanismo de la
    economía globalizada de libre comercio.

    Los recursos
    financieros necesarios para la implementación de la SCOPE
    provendrán de los gobiernos de los países
    involucrados, donantes bilaterales y organizaciones
    internacionales. Aproximadamente una tercera parte podría
    cubrirse con recursos gubernamentales de los países
    involucrados y las otras dos terceras partes serían
    cubiertas por la comunidad internacional. Aproximadamente dos
    tercios del aporte de la comunidad internacional
    provendrían de países donantes por medio de
    acuerdos bilaterales y una tercera parte de organizaciones
    multinacionales. La asistencia internacional podría tomar
    la forma de donaciones y préstamos.

    Se están considerando dos opciones para
    complementar los fondos gubernamentales, los fondos bilaterales y
    multilaterales provenientes de donaciones. Una opción es
    establecer mecanismos especiales de préstamo para planes
    de control anti-drogas y particularmente programas de Desarollo
    Alternativo. La otra opción involucra la
    renegociación y conversión de las deudas de los
    países productores involucrados. El suministro de fondos
    para los programas de apoyo nacional podrían entonces
    incluir cuatro componentes principales: préstamos,
    conversión de deudas, concesiones y recursos
    estatales.

    Uno de los posibles mecanismos para establecer
    préstamos especiales involucraría, además
    del UNDCP, a instituciones financieras internacionales,
    particularmente el Banco Mundial
    y bancos de
    desarrollo regional. "Las condiciones de reembolso se
    determinarían de acuerdo al criterio de rendimiento,
    siendo el más obvio y principal, la cesación del
    cultivo ilícito en el país" según lo
    establece la SCOPE. "Un país que tenga éxito
    en la eliminación de la producción de drogas
    ilícitas, tendría su deuda total o parcialmente
    cancelada; el resto se reembolsaría bajo condiciones
    favorables en el caso de una restitución parcial". La
    labor administrativa de financiación y préstamo se
    confiaría a los bancos y el UNDCP
    suministraría el conocimiento
    experto para las

    evaluaciones de casos y, bajo solicitud expresa, la
    implementación del programa y monitoreo del progreso del
    mismo.

    Algunos de los países subdesarrollados más
    pobres deben desembolsar con dificultad una tercera parte de los
    requerimientos financieros para la SCOPE, mientras que los
    países ricos altamente desarrollados, donde se encuentra
    el mercado del consumidor y la
    mayor parte de la rentabilidad
    por drogas ilícitas llega a punto muerto, contribuyen con
    dos terceras partes. Si se calcula en porcentajes del PIB de los
    países productores y el PIB de la
    comunidad internacional se observaría una devastadora
    inequidad en la que los países productores
    llevarían la peor parte. A esto se reduciría la
    denominada "responsabilidad compartida".

    Aún más, los países productores se
    verían virtualmente secuestrados por nuevas deudas a la
    comunidad internacional, con el UNDCP como controlador general.
    Para financiar su parte del trato, los países ya
    endeudados hasta el tope tendrían que hacer
    préstamos considerables. El UNDCP ayudaría a
    establecer préstamos con tasas de
    interés y plazos de pago preferenciales o, en otras
    instancias, a ofrecer contratos
    aún más favorables (cancelación de las
    deudas o conversión de las mismas), pero los países
    productores dependerían totalmente de la monitoría que haga el UNDCP de su
    "rendimiento", es decir, el número de acres de cultivo
    eliminado. Los países que no cumplan con el criterio de
    rendimiento del UNDCP serán "castigados" con deudas
    extras.

    Después de todo, el UNDCP no ha sido creado para
    eliminar la pobreza del mundo sino las drogas ilícitas. El
    principal objetivo de la SCOPE es: la eliminación mundial
    para el año 2008 del cultivo ilícito de la mata de
    coca y de amapola, así como de la producción
    ilícita de derivados opiáceos y derivados de la
    coca. La cuestión ahora es ¿quién
    pagará los costos?. En
    términos reales, los sufragará el pequeño
    productor, el cocalero de Chapare o el cultivador de amapola en
    Afganistán.

    Nuestras
    debilidades ¿Son nuestras?

    La problemática de latinoamérica parece importar más a
    otros entes y en otras esferas. Las conferencias internacionales
    auspiciadas por la
    Organización de las Naciones Unidas
    han respondido a los grandes temas de la agenda mundial actual,
    que principalmente son [11]: comercio, inversión ,
    finanzas,
    deuda, medio
    ambiente, tráfico de drogas, migraciones, enfermedades transmisibles,
    incremento de la población, pobreza, gobernabilidad,
    terrorismo,
    refugiados y control de armamentos. Ya se estudió la
    diferencia de significados que el problema puede tener,
    dependiendo desde dónde se aborde el problema.

    ¿Y qué ocurre cuando dos de estos temas se
    combinan para actuar como una unidad? Se han presentado casos
    donde ocurren migraciones para mover la industria de
    la producción de drogas [12]. Hechos como éste
    pudieran ser causa de integraciones regionales en ámbitos
    diferentes al comercial. Pero no solamente en el aspecto de
    cobinarse para actuar, sino que una debilidad es sustituible por
    otra: si se desea combatir las drogas, endéudate e
    implementa un plan. Así puede leerse entre líneas
    sobre el programa de la UNDCP [2], donde el costo a sufragar por
    parte de los productores representa una carga mayor en
    términos de participación del PIB que en los
    países consumidores.

    Todo este interés en
    ofrecer ayuda para anular los centros de producción y
    estimular acuerdos y tratados en
    materias de extradición, penal, de cooperación,
    nobles aspiraciones para erradicación (o
    "disminución significativa") de cultivos de tales
    especies… Debieran ser vistos con recelo. La insistencia en
    presentar al problema como eminentemente causado por los
    países productores latinoamericanos (En EE.UU. se cultivan
    ciertas especies) pudiera deberse a que hay una nación
    industrializada que ha visto en la distribución y consumo una gran fuente de
    movimientos de capitales, y por tanto, propugna la
    hegemonía de participación. Lo que quizás no
    pueda ser tolerado sea el que entes o grupos no norteamericanos
    participen mayoritariamente en el juego. Si esta
    hipótesis es cierta, como los indicios y
    movimientos políticos y legales indican, en poco tiempo
    los mercados ofrecerán "drogas permitidas" con controles
    sanitarios y permisos.Esto no es descabellado, es el caso del
    cigarrillo y el alcohol
    actualmente, que en otros tiempos fue monopolio de
    la corona británica.

    Conclusiones

    La unificación de posturas entre algunos
    países latinoamericanos afectados y un desempeño continuado y exitoso en poco
    tiempo, hará que otros países se adhieran. De no
    ocurrir así, se seguirán fortaleciendo los grupos
    llamados paramilitares, quienes seguirán consolidando su
    posición e inclusive pudieran consolidarse y hasta
    negociar condiciones justas para nuestros pueblos.

    No se trata de proponer una alianza a propósito
    de un tratado comercial o un beneficio económico, sino de
    ver el problema en su totalidad. Drogas es: producción,
    elaboración, distribución y consumo. Una vez
    dividido este problema, se puede determinar a quién o
    quienes les corresponde tomar medidas más efectivas en una
    parte del problema, y se pueden definir los mecanismos
    correctivos, preventivos o a que haya lugar.

    El problema en realidad es más simple: cualquier
    excusa que afecte la gobernabilidad, la democracia o donde se
    requiera "cooperación" servirá de pie para que el
    país amigo venga a prestar ayuda, es decir, a realizar
    prácticas imperialistas con atención a sus
    intereses.

    El proceso de transnacionalización de la lucha
    antidroga, al establecer estructuras de cooperación fuera
    del control o conocimiento de las instituciones
    democráticas nacionales, pone en peligro la
    soberanía y el funcionamiento democrático de los
    países. Cualquier tratado o convenio, formal o informal,
    de cooperación internacional militar, policial o judicial,
    a nivel operativo o de inteligencia,
    debe sujetarse previamente a una discusión y
    decisión parlamentaria abierta.

    Los pobres éxitos de las grandes inversiones en
    operaciones de
    interdicción a la producción y el tráfico de
    drogas, y de erradicación de cultivos ilícitos,
    descalifican el mantenimiento
    de un elevado presupuesto con
    esos objetivos, dineros no vistos por los afectados y
    protagonistas: los productores. Además, la práctica
    de la fumigación de los cultivos con herbicidas[13]
    debería prohibirse de inmediato, por sus efectos nefastos
    para la población y el medio
    ambiente.

    Es poco probable que el Desarollo Alternativo mismo
    genere alternativas tan atractivas como el cultivo de drogas
    ilícitas, ni siquiera considerando su más amplio
    concepto,
    denominado desarrollo rural. Consecuentemente, una estrategia
    integrada contra las drogas ilícitas como la SCOPE incluye
    la prohibición y erradicación para que el riesgo de
    cultivar amapola o coca sea mayor tanto a nivel económico
    como social. No obstante, políticamente, el Desarollo
    Alternativo suministra legitimidad para el uso de crudos
    métodos forzosos de erradicación, al fin y al cabo,
    pretextos para formas directas de intervención armada. Tal
    desarrollo suministra una red de seguridad
    importante en términos socioeconómicos para el
    cultivador de drogas ilícitas, así como para la
    reputación de quien hace cumplir la legislación
    antidrogas, quien realmente no puede usar la imagen del
    campesino indigente a quien se le ha despojado de sus medios de
    subsistencia.

    La lucha antidrogas puede verse como un esfuerzo (por
    parte de los más interesados) de lograr el control
    hegemónico sobre esta "industria".
    Está en la formulación de las distintas
    políticas exteriores de los países latinoamericanos
    el incluír esta arista al interpretar el problema y tratar
    de sacar ventaja de ello al momento de exigir ser tomados en
    cuenta para efectos de las relaciones Norte-Sur como un todo. Si
    se lograra embeber el concepto drogas
    con el concepto pobreza, los organismos multinacionales (en
    alguna medida estamos representados en ellos) deberían
    apuntalar a tomar medidas "de verdad" que generarar resultados
    ciertos, estables y justos en este sentido. El que realmente a
    futuro disminuya o no la problemática drogas no debe ser
    nuestro objetivo primario: es la estrategia que deberíamos
    usar para sincerar nuestra posición como países y
    lograr equidad en las relaciones económicas.

    Bibliografía

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    [13]. http://www.worldcom.nl/tni/drugs/links/bwarfare.htm

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    [14]. Smyth, Frank "Still seeing red: the CIA fosters death
    squads in Colombia".THE PROGRESSIVE , June 1998. http://www.prairienet.org/csncu/progressive.html

     

     

     

    Autor:

    José Pedro Barrán
    barran[arroba]seciu.edu.uy

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