Indice
1.
Introducción
La relación Cultura–Comunicación es uno de
los aspectos más recurrentes en los legados que desde
las perspectivas publicística, semiótica, sociológica y
psicosocial han ido nutriendo la teoría de la comunicación
social (o comunicología) como campo
específico de estudios. Estos enunciados que siguen
testimonian enfoques que patentizan esa relación: "[…]
la semiótica estudia todos los procesos
culturales como procesos de comunicación […]."La
comunicación designa el mecanismo mediante el que
existen y brotan las relaciones
humanas, todos los símbolos espirituales junto con
los medios para
transportarlos en el espacio y conservarlos en el tiempo" ,"La
cultura vivida es historia y
comunicación […]"
De las múltiples aristas que implicadas en la
relación antes dicha, pretendemos aludir en el caso que
nos ocupa, la contribución que al acervo cultural del
hombre
moderno hace la labor periodística los massmedia
(particularmente los órganos de prensa), para
ello comenzaremos de lo más general a lo particular, es
decir: desde la cultura hasta la noticia, con miras a ir
precisando las articulaciones en los diversos niveles del
proceso.
Labor esta que supone, primero que todo, una definición
conceptual operativa de los principales componentes
involucrados en el fenómeno. Así pues, damos
inicio a esta exposición desde la problemática
de la cultura como marco y modelador general de los procesos
sociales.
La cultura como componente de la antinomia: naturaleza
trasformada por la acción humana – naturaleza
virgen, es el testimonio material y espiritual de esa praxis.
(designa a los objetos, y las memorias de
los mismos), puntualizando que el resultado de la actividad
transformadora del entorno por la acción humana deviene
en cultura cuando dichos productos
adquieren un significado social. Por lo que, entre otras, asume
la función
de memoria no
hereditaria de la sociedad, la
cual porta y conserva la información capaz de asegurar la reproducción de la
organización social dada, en tanto que dichos
contenidos no sólo pautan las conductas socializadas
necesarias para garantizar un estadio de gregarización
estable, sino que instruyen sobre los modos de producir que
aseguran consumos materiales
vitales, así como representaciones que definen la
identidad y
las actuaciones de agrupaciones y comunidades, que perfilan lo
llamado como sus universos simbólicos. .
Esto implica que la cultura sea conceptualmente sea un
constructo especial sintetizador, entre otras cosas, de las
trazas significativas del quehacer humano (objetos, acciones, y
opiniones,) en la percepción los sujetos, las cuales
definen e individualizan sujetos y objetos sociales en un
entorno específico; y que, mediadas las intelecciones
correspondientes, permite no sólo discriminar lo
hominzado de lo natural, sino que a la vez distingue
prácticas y productos de hombres en diversos lugares, en
distintos momentos históricos, y en disímiles
grupos, etnias
y clases
sociales, singularizándolos. Por ello es que
hallamos a la cultura representada en una doble
dimensión los objetos (su materialización en
cosas, actos, discursos) y
el sentido (apropiación subjetiva de esos objetos
mediante representaciones mentales, que comportan además
de los atributos cognoscitivos, dimensiones
afectivo-axiológicas). Por ello, la acción
cultural modela no sólo el entorno social en el cual
vivimos habitualmente los hombres y de lo cual tomamos las
referencias para identificar e identificarnos en el quehacer
cotidiano; conformando así nuestra visión de la
realidad. De ese modo, mientras la producción material nos da escenarios,
utilería y partenaires, la cultura consustanciada con
ella aporta un guión que preconfigura los textos, pauta
el desempeño de papeles (roles), y la
diseña una dirección general; este es un
guión consesualizador de significados, legitimador de
papeles y garante de que la obra se represente de un
pertinente. Ese proceso estructurador de significaciones y
sentidos, aludido con el símil teatral, es lo que
entendemos como construcción social de la realidad.
Proceso impensable, por todo lo anterior, fuera o ajeno aun
"marco" cultural dado.
La sociología del conocimiento
define la visión intersubjetiva de la realidad, no como
un reflejo directo — especular diríamos nosotros — del
entorno cultural y ecológico; sino como una
construcción donde median entre la percepción y
la representación de los objetos de referencia, un
conjunto de elementos objetivos y
subjetivos en marcos predeterminados, expresados en una red de relaciones
objetivas u objetivables entre las posiciones de los agentes,
limitados en su actuación por las propias reglas de esos
universos autónomos campos –como los
definiría Bordieu posteriormente (1997) –, y cuyo
resultado es un objeto construido sobre la base de lo real pero
con características seleccionadas o
añadidas con un criterio de significación y un
sentido, con arreglo a la impronta de las mediaciones. Ello
justifica la afirmación de que::
[…] la gente construye en sociedad sus nociones sobre lo
real.[…], pero desde una perspectiva mediática, las
definiciones de la realidad se originan en la trama social y se
difunden por distintos caminos, entre ellos los medios de
comunicación, aunque desde luego éstos no son
los únicos definidores de la realidad, ya que
también lo son otros actores sociales y los individuos
en sus relaciones no mediatizadas..[…]Esta experiencia
colectiva de construcción de la realidad, de devenir
social, en la que participan distintos medios y distintos
públicos, da razón de un rasgo sociocultural
básico, la reflexión de los sujetos sobre
sí mismos y sobre el mundo en que viven, y que
construyen mientras viven, intersubjetivamente. En el contexto
del conjunto de modos de comunicación y de interacciones
( aquellas que se dan a través de los medios y aquellas
que no ), adquiere sentido, emerge la significación, las
imágenes
de la realidad social.
En el proceso de construcción social de la realidad la
cotidianidad tiene, el papel
primario indudablemente, en tanto que en ella se concretan las
acciones, incidentes, y accidentes
del ser y el existir. "Lo cotidiano se instituye a
través de un conjunto de comportamientos, emociones,
rituales, que acompañan el día a día de
los diferentes sectores constitutivos de la trama social. La
vida cotidiana es fuente para el
conocimiento de fenómenos de subjetividad social que
permanecen ocultos en sus diferentes formas institucionales".
Algunos autores caracterizaban a la vida cotidiana por la
inmediatez de las relaciones y un conocimiento funcional de la
realidad y de uno mismo, que se organiza sobre procesos de
ordenamientos de rutinas perceptuales y conductuales, y donde
los mensajes se apoyan en las relaciones sociales vigentes, y
es en su interior donde se produce la apropiación de las
ofertas culturales. Pero vale considerar que, aunque
también desde la cotidianidad se asimilan y resemantizan
lo extraordinario (inhabitual) y lo "recóndito" que
existe una realidad otra: la mediata, la cual confluye
allí si estar presente, es la de lo lejano en el tiempo
y en el espacio, la de las macro estructuras
que incluyen e integran a las que nos rodean, y de la cual
sólo tenemos una información "vicaria" a partir
de las referencias que portan y transmiten los diversos
medios de
comunicación social, instituciones que existen, entre otras cosas,
por esto y para esto; en ese sentido Manuel Martín
Serrano aclara que:
El proceso social de producción de comunicación
se realiza, en última instancia, para intercalar un
repertorio de datos entre el
cambio del
entorno y la conciencia
del cambio. Este esfuerzo tiene una justificación
institucional: la comunidad trata
de conseguir con el recurso mediación comunicativa, un
cierto consenso de las representaciones del mundo que elaboran
los distintos miembros del grupo. La
razón por la cual todas las sociedades
necesitan sujetos (como el chamán) o instituciones (como
las empresas
informativas) especializados en la producción y
reproducción de representaciones colectivas es el
siguiente: las leyes que rigen
la transformación histórica de la realidad
circundante (leyes físicas, económicas,
sociológicas, entre otras) no tienen su replica mecánica en las leyes que rigen la
transformación de sus respectivas representaciones
(leyes perceptivas, afectivas, motivacionales, cognitivas,
entre otras
Ahora bien, hay un conjunto de consideraciones asociadas al
hecho comunicativo que deben conocerse para poder
evaluar las constricciones que su propia naturaleza imponte a
tal proceso.
El intercambio informativo, si se produce en entornos sociales,
proporciona un sentido social a la mediación: los
agentes sociales – sean grupos u organizaciones
– que procuran información sobre el acontecer, se
institucionalizan para la producción social de
mediaciones: son medios de comunicación social. Los
medios de comunicación social se convierten en
instituciones especializadas no solamente de información
acerca del acontecer social, sino sobre todo de
transmisión de significados sociales reproductivos.
Entre esas instituciones los medios de comunicación
masiva desempeñan un papel de primer orden – como lo
demuestra la práctica histórico-social – pues los
grupos humanos organizados que necesitan legitimar su organización no sólo con la
eficiencia
práctica de sus instituciones, sino con la
convicción de que sus prácticas son eficientes,
difundiendo las normas,
los valores,
los cuerpos de tradiciones, etc…, función esta que, en
estructuras sociológicas sencillas queda circunscripta a
las vías naturales de socialización, pero que en la medida que
se incluyen en estructuras sociológicas más
complejas cuya dinámica interactiva es muy intensa,
requieren de vehículos de una mayor cobertura espacial e
inmediatez temporal, cualidades que actualmente ostentan
fundamentalmente los medios referidos.
Las representaciones sociales vehiculadas a través de
las instituciones comunicativas integran la diversidad y
conflictividad del acontecer de referencia por el recurso de
una práctica comunicativa que media estructural y
cognitivamente. Integrar el cambio o el conflicto,
tanto respecto a la sociedad como al mundo físico,
dentro de unos marcos cognitivos de estabilidad normativa
(construcción del consenso) parece ser la premisa para
la reproducción del entorno cultural
Así pues, los agentes de la producción social de
comunicaciones asumen un papel de socializadores
en sentido amplio, por cuanto transmiten los signos de la
cultura vigente que integra y asimila, juzga y autoriza la
asimilación además de otros signos exteriores, en
un constante proceso de "representación o
reelaboración simbólica de las estructuras
materiales que contribuyen a la comprensión,
reproducción o transformación del sistema
social"
Sin embargo, tales procesos están mediados por
múltiples influencias – que examinaremos "grosso modo"
más adelante -, de manera tal que la simetría
entre cometidos sociales y resultados no es habitualmente un
hecho corriente; lo cual refrenda la condicionalidad de los
efectos de los medios. Todo ello cual se puede explicar por el
hecho de que los mensajes no son – como se creyó alguna
vez – estímulos unívocos de efectos previsibles
un alto por ciento, sino entidades que funcionan "si y
sólo si" son contextualizados en marcos a
propósito (lenguajes, universos discursivos y
simbólicos, prácticas comunicativas y coyunturas
de recepción dadas); y cuyo espectro de efectos
varía en función de n causales
diversas.
Debiera reconocerse, ciertamente el descubrimiento general del
análisis de la recepción, el hecho
de que las audiencias reconstruyan el significado de los
discursos de los medios de comunicación, hasta el punto
de afirmar que su oposición o diferencias en
términos de cognición o de la acción,
depende esencialmente de un contexto histórico y
cultural dado, los géneros de comunicación y sus
usos sociales tácitos, los repertorios interpretativos
de la audiencia y la realidad social de las instituciones que
sigue estando fuera de la recepción [en tanto acto].
Una de las explicaciones dadas a este hecho se encuadra en los
resultados de las investigaciones
semiótico textuales, cuyos planteamientos de base
establecen que: en el plano de lo comunicado, las
comunicaciones sociales, deben ser consideradas como "textos"
de la trama cultural, pues son – además – espacios
semióticos generadores de sentido, y como afirmaba
Lotman: " La complejidad y la multiplicidad de niveles de los
componentes participantes en la interacción textual
conducen a cierta impredecibilidad de la transformación
a que es sometido el texto que se
introduce". Lo cual explica la situación
empíricamente constatada que apuntamos arriba:
El problema de las lecturas que difieren de las relativamente
pocas lecturas anticipadas por los profesionales de los medios
de comunicación, o de los especialistas en textos,
apunta tanto a la polisemia de los discursos de los medios de
comunicación como a la existencia de estrategias
interpretativas bastante diferentes que los públicos
distintos aplican al mismo discurso.
Comunidades interpretativas de este tipo (Fish,1979) o, mejor
aún, repertorios interpretativos de los medios de
comunicación, según modalidades que tan
sólo ahora empiezan a expresarse en la investigación empírica
Es por eso, que al analizar del proceso de producción y
de recepción de los mensajes de la difusión
masiva, habría que considerar estas prevenciones
relativas a las propiedades de lo comunicado.
Entre el mensaje entendido como forma significante que
transmite un cierto significado, y el mensaje recibido como
significado, se abre un espacio sumamente variado y articulado.
En él entra en juego –
desde el punto de vista semiótico – el nivel en que el
destinador y destinatario comparten las competencias
relativas a los diferentes niveles que fundamentan la
significación del mensaje; desde el punto de vista
sociológico, en dicho espacio aparecen las variantes
relacionadas con los factores de mediación entre
individuo y comunicación de masas (red de pequeños
grupos, corrientes de varios niveles, papeles de 'leaderships'
de opinión, hábitos y modelos de
consumo de
los 'mass media' etc.
A lo que habría que añadir, como indica el
enfoque de la semiótica textual, que la competencia
discursiva estaría ligada más que al
reconocimiento de códigos, a la asunción de
prácticas textuales depositadas en la cultura a un nivel
obviamente supraindividual que lo involucran en un acto "menos
individual" que en el fondo es lo que le permite a los medios
de comunicación elaborar sus estrategias comunicativas,
haciendo la salvedad que su pertinencia vendrá dada por
la calidad de la
selección y de la conformación de
las mismas. En tanto la amplitud de destinatarios y las
circunstancias de recepción la determinación
exacta de quiénes y en qué circunstancia reciben
cada mensaje.
Por otro lado en la construcción social de la realidad
los objetos de referencia aludidos pertenecen a diferentes
campos que se interpreten en determinas zona de la reflexividad
y las representaciones colectivas e individuales, dotandolos de
una pluripertenencia que desdibuja fronteras semánticas
en determinadas situaciones comunicativas, lo cual supone que
según sea la posición en el campo, con
relación al campo, desde qué otro campo,
así será la representación subjetiva del
objeto aludido y en esa condición pasará a
constituir saberes, a motivar comportamientos, a suscitar
sentimientos y emociones,etc…
Uno de los grandes campos de construcción social de la
realidad es el del quehacer masmediático (dentro del
mismo el campo periodístico). Los medios masivos y los
grupos de sujetos en condición de públicos,
participan en la experiencia colectiva de la
construcción de definiciones y representaciones de la
realidad social pero sus papeles no son iguales siempre: Hay
modalidades de esa construcción en la que los medios son
prominentes, pero hay también un cúmulo de
ámbitos donde los grupos, instituciones, y personas, sin
pasar por los medios, definen el mundo y, en esas
interacciones, negocian sus constructos" ya que las
representaciones individuales y sociales de los objetos
devienen en un proceso complejo de condicionantes
interconectadas, de negociaciones, de procesos de mediaciones
múltiples, en el ámbito complejo de la
construcción social de la realidad. Una de las
modalidades de construcción social de la realidad donde
los medios son prominentes es la del visión de la
actualidad periodística.
Ubicados en ese campo los objetos de referencia, se insciben
con arreglo a criterios de noticiabilidad que van desde las
consideraciones en torno a cuales
son las expectativas más extendidas en los
públicos en relación con el acontecer hasta la
presunción de la incidencia posible de tal o cual
acontecimiento sobre la vida del receptor, o su comunidad, todo
ello bajo el rótulo de: " importancia social [objetiva o
subjetiva] del acontencimiento" sin olvidar que los estudios
sobre agenda setting (M c Combs, 1981) demuestran que una buena
parte de los hechos considerados acontecimientos
significativos, son aquellos a los cuales los medios le han
conferido a ese "status", pues: "Los medios de
comunicación son los primeros en presentarse como
transmisores de la realidad social, la virtualidad del discurso
periodístico informativo está en sus pretensiones
referencialistas y cognitivas. Este discurso se autodefine como
transmisor de un saber muy específico: ' la actualidad'
"
Sin embargo, a partir de todo lo expresado en párrafos
anteriores se infiere que, estos agentes de la
construcción social de la realidad que tienen un peso
importante en la conformación de las representaciones
intersubjetivas con datos. vicarios, pero desempeña un
papel relativizado por los contextos culturales, los cuales a
su vez estás vinculados a la estructura
social por el hecho de que los mismos no sólo determinan
los campos posibles, sino los habitus que, en consecuencia, que
axiologías asociadas a la posición de los
receptores en dicha estructura sociocultural clasista.
Las representaciones dependientes en alguna medida del consumo
de medios, no son "homomorfas", pues demás de lo aludido
anteriormente, no todos los consumos masmediáticos
tienen las mismas características, según han
constatado diversos análisis críticos de
recepción. Muchas investigaciones constatan que los
receptores en los públicos, manifiestan diferentes modos
de apropiación del mensaje de los media, en tanto que
dichas personas consumen el mensaje masmediático en
circunstancias disímiles, y que los interpretan en
función de sistemas de
referencias socio-culturales específicos. Entre los
factores diferenciadores, cuyas influencias resultan más
significativas, se hallan: los públicos, los temas, los
géneros, y los propios medios. La recepción de
noticias parece no escapar a esta regla cuasi general.
El proceso de recepción de noticias no difiere mucho, en
lo que a tendencias generales atañe, de otros consumos
culturales donde lo subjetivo y lo objetivo se
entrelazan de un modo característico. Esas
representaciones de objetos no son reflejo especular de la
realidad, es una realidad que no sólo se re-produce en
la conciencia individual y colectiva; sino que conlleva la
impronta del sentido, dimensión de sobrentendimientos,
axiologías, afectividades y oscuras resonancias del
inconsciente que también resultan un harto complejo
proceso. de interrelación, pero como los términos
interrelación, vínculos , nexos sólo
cualifican vagamente lo que se concreta en casos
específicos, pasamos a exponer más ampliamente la
apoyatura teórico-factual de nuestros puntos de vista en
relación.
Al analizar el consumo de noticias como consumo cultural, y su
papel en la construcción social de la realidad, con esas
premisas, corroboramos según nuestras indagaciones, la
condiconalidad del mismo dada por un determinado contexto
sociocultural. Además que ese consumo está
vinculado a tres elementos, de carácter
sociocultural y psciológico: la percepción y
valoración que de los órganos de prensa existe,
las gratificaciones sociales que otorga la condición de
sujeto "informado" sobre el acontecer, y tipo de
fruición que se otorga al consumo de noticias en
relación con el de otros géneros
masmediáticos; tendencias estas pesquisadas por los
estudios de "newsmaking" , usos y gratificaciones, y varios
enfoques de los estudios de recepción en boga.
La percepción de la imagen y
valoración de los medios ( en este caso órganos
de prensa) tiene que ver con el status adquirido en el campo de
los medios por el agente en cuestión, proceso en el que
se interceptan dos vectores de
influencia; uno estructural, asociado al papel socialmente
instituido para los medios en un contexto sociopolítico
dado y en determinadas coyunturas del devenir,
remitiéndonos a un paradigma
funcional ideal "aquí y ahora"; el otro, a la historia
particular del medio, a la evolución de su imagen pública en
el tiempo. La confluencia de ambos "vectores" tiene como
resultante un referente de contrastación para las
evaluaciones del medio.
Indagaciones en el campo de los media han determinado que un
primer elemento en un análisis sincrónico es la
representación intersubjetiva del medio en particular (
impreso, aural, audiovisual) influye en el consenso cultural
del uso de los mismos, o lo que es igual: para qué,
utilizan a determinado medio mayoritariamente los individuos en
grupos reales.y nominales. Nuestras investigaciones han puesto
de manifiesto una dicotomía de uso asociable a la vieja
concepción psicoanalítica de los consumos regidos
por los principio del "placer" y de la "realidad", pero que,
para no pecar de freudianos trasnochados, le asignamos
denominaciones de nuestra cosecha: adjudicación de
funciones,
lúdicras o noéticas, si nos referimos al uso de
los mismos como recurso de distracción o como
vehículo de información de actualidad.
Aquí la determinación de habitus socioclasistas y
grupales permite definir públicos (tipos de receptores
para un producto
comunicativo dado) particulares.
Por otro lado, los géneros también asumen esas
características (diversión/ conocimiento) como
puntos polares pero ubican su percepción en un continum,
o sea, que para algunos públicos, los géneros
pueden enseñar, instruir y divertir o distraer
simultáneamente, pero también hacer alguna de
estas cosas prioritariamente, pero debemos redundar en el hecho
de que, entre lo fruicivo y lo reflexivo-pragmático, lo
más común es la existencia de una escala
subjetiva (bipolar) asociada a la función que le
atribuyen a cada género y
que repercute en el modo y jerarquía que socialmente se
le asigna al consumo de tal o cual géneros..
Así mismo en ello se involucra el caso de las
temáticas o asuntos que presenta, como particularidad,
ser privilegiadas en función de estos indicadores:
analogía con el acontecer cotidiano el sujeto;
proximidades: espacial (aquí), espacial- temporal
(aquí y ahora), vivencial (parecido o igual a mi
experiencia), axiológica ( según mis principios
valorativos; todo esto siempre que se cumpla, como
condición insoslayable la observancia rigurosa de las
leyes estructurales del género que permitan reconocerlo
y evaluarlo como tal; o lo que es lo mismo, que el receptor (
individuo o público) pueda reconocer en el mensaje una
noticia, un episodio- cómico/dramático- fictivo,
una comunicación divulgativo-apelativa, etc… a partir
de lo cual articula su sistema de referencias rectoras para la
"lectura" del
referido comunicado. Son las nombradas estrategias de lectura
que señalaba Eco.
Como hemos podido apreciar hasta aquí, en las
dimensiones personal y
social de la interpretación significativa de la realidad
(la cual se conjugan en la constitución del sentido) se nos revelan
diversos factores constitutivos del sentido integrados tanto a
la dimensión personal, como a la dimensión
social.
La definición de la realidad y dimensiones del sentido,
implican concebir el sentido como la interpretación del
significado de una realidad desde una perspectiva personal
contextualizada en una cultura y en una dinámica social;
entonces por eso se afirma que el sentido es una realidad
simbólica construida con dimensión:
histórica, cultural, social y personal. Así pues,
es que podemos seguir la continuidad manifiesta entre la
modelación de una cultura, los modos de construir la
realidad, los consumos de la producción material y
espiritual y dentro de ellos el consumo de material
periodístico.
Valga esta reflexión apresurada para llamar la atención sobre fenómenos que,
aunque tácitamente se reconocen intervinculados y
solidarios en términos sistémicos, se dan por un
hecho justificable axiomáticamente, sin argumentar los
qués y por qués validan realidad.
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Autor:
Rafael Fonseca Valido
Master en Comunicación Social y Licenciado en Periodismo
ejerce como Profesor Titular de Teoría de la
Comunicación en el Departamento de Comunicación
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