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DIGNIDAD DEL MATRIMONIO Y DE LA FAMILIA




Enviado por Juan Pablo Barroso



     

    Indice
    1.
    Introducción.

    2. Dignidad del matrimonio y de la
    familia.

    3. La universal promoción del
    matrimonio y de la familia.

    4. Fecundidad del
    matrimonio

    5. Familia y Estado.
    6. Conclusión.
    7.
    Bibliografía
    .

    1. Introducción.

    En esta monografía
    se trata de dilucidar la validez teológica de la familia y
    del matrimonio, y a su vez dilucidar tanto las preocupaciones
    familiares como sociales, en lo que respecta a control de
    natalidad, aborto y otras
    cuestiones que rozan a la familia.

    2. Dignidad del matrimonio y
    de la familia.

    El matrimonio y la familia en el mundo actual.
    El bienestar de la persona y de la
    sociedad
    humana y cristiana esta estrechamente ligado a la prosperidad de
    la comunidad
    conyugal y familiar.
    Sin embargo, la dignidad de esta institución no brilla en
    todas partes con el mismo esplendor, puesto que esta oscurecida
    por la poligamia, la epidemia del divorcio, el
    llamado amor libre y
    otras deformaciones; es mas, el amor
    matrimonial queda frecuentemente profanado por el egoísmo,
    el hedonismo y los usos ilícitos contra la
    generación. Por otra parte, la actual situación
    económica, socio-psicologica y civil son origen de fuertes
    perturbaciones para la familia.
    En determinadas regiones del universo,
    finalmente, se observan con preocupación los problemas
    nacidos del incremento demográfico.

    El carácter
    sagrado del matrimonio y de la familia.
    Fundada por el Creador y en posesión de sus propias
    leyes, la
    intima comunidad conyugal de vida y amor se establece sobre la
    alianza de los cónyuges, es decir, sobre su consentimiento
    personal e
    irrevocable, del acto humano por el cual los esposos se dan y se
    reciben mutuamente, nace, aun ante la sociedad, una
    institución confirmada por la ley divina.
    Dios el autor del matrimonio, al cual a dotado con bienes y fines
    varios, todo lo cual es de suma importancia para la
    continuación del genero humano,
    para el provecho personal de cada miembro de la familia y su
    suerte eterna, para la dignidad, estabilidad, paz y prosperidad
    de la misma familia y de toda la sociedad humana. Por su
    índole natural la institución del matrimonio y el
    amor conyugal están ordenados por si mismo a la
    procreación y a la educación de la
    prole, con las que se ciñe como con su corona propia.
    El marido y la mujer, que por
    el pacto conyugal, ya no son dos, sino una sola carne, con la
    unión intima de sus personas y actividades se ayudan y se
    sostienen mutuamente, adquieren conciencia de su
    unidad y la logran cada vez mas plenamente. Esta intima
    unión, exigen plena fidelidad conyugal y urgen su
    indisoluble unidad, y esta formado a semejanza de su unión
    con la iglesia.
    En cuanto a los esposos, ennoblecidos por la dignidad y la
    función
    de padre y de madre, realizaran concienzudamente el deber de la
    educación,
    principalmente religiosa que a ellos, sobre todo,
    compete.

    Del amor conyugal.
    Muchos contemporáneos nuestros exaltan el amor autentico
    entre marido y mujer,
    manifestado de varias maneras según las costumbres
    honestas de los pueblos y las épocas. Este amor es capaz
    de enriquecer con una dignidad especial las expresiones del
    cuerpo y del espíritu y de ennoblecerlas como elementos y
    señales especificas de la amistad
    conyugal.
    Este amor, ratificado por la mutua fidelidad y, sobre todo, por
    el sacramento de Cristo, es indisolublemente fiel, en cuerpo y
    mente, en la prosperidad y la adversidad, y, por lo tanto, queda
    excluido de él todo adulterio y divorcio.

    Fecundidad del matrimonio.
    El matrimonio y el amor conyugal están ordenados por su
    propia naturaleza a la
    procreación y educación de la prole. Los hijos son
    el don más excelente del matrimonio y contribuyen al bien
    de sus propios padres. Dios que dijo: no es bueno que el hombre este
    solo, y desde el principio hizo al hombre
    varón y mujer, queriendo comunicarle una
    participación especial, en su propia obra creadora,
    bendijo al varón y a la mujer diciendo: creced y
    multiplicaos.
    En el deber de transmitir la vida humana y de educarla, los
    cónyuges saben que son cooperadores del amor de Dios
    Creador y como sus interpretes.
    En su modo de obrar, los esposos cristianos sean conscientes de
    que no pueden proceder a su antojo, sino que siempre deben
    regirse por la conciencia, la cual ha de ajustarse a la ley
    divina misma, dóciles al Magisterio de la Iglesia, que
    interpreta auténticamente esa ley a la luz del
    Evangelio.
    Pero el matrimonio no ha sido instituido solamente para la
    procreación, sino que la propia naturaleza del vinculo
    indisoluble entre las personas y el bien de la prole requieren
    que también el amor mutuo de los esposos mismos se
    manifieste, progrese y valla madurando ordenadamente. Por esto,
    aunque la descendencia, tan deseada muchas veces, falte, sigue en
    pie el matrimonio como intimidad y comunión total de la
    vida y conserva su valor e
    indisolubilidad.
    El amor conyugal debe compaginarse con el respeto a la vida
    humana.
    El Concilio sabe que los esposos, al ordenar armoniosamente su
    vida conyugal, con frecuencia se encuentran impedidos por algunas
    circunstancias actuales de la vida, y pueden hallarse en
    situaciones en las que el numero de hijos, al menos por cierto
    tiempo, no
    puede aumentarse, y el cultivo del amor fiel y la plena intimidad
    de la vida tienen sus dificultades para mantenerse. Hay quienes
    se atreven a dar soluciones
    inmorales a estos problemas.
    Dios Señor de la vida, ha confiado a los hombres la
    insigne misión de
    conservar la vida, misión que ha de llevarse a cabo de
    modo digno del hombre. Por tanto, la vida desde su
    concepción ha de ser salvaguardada con el máximo
    cuidado; el aborto y el
    infanticidio son crímenes abominables.
    No es licito a los hijos de la Iglesia, fundados en estos
    principios, ir
    por caminos que el Magisterio, al explicar la ley divina,
    reprueba sobre la regulación de la natalidad.
    La vida de los hombres y la misión de transmitirla no se
    limita a este mundo, ni puede ser conmensurada y entendida a este
    solo nivel, sino que siempre mira el destino eterno de los
    hombres.

    Misión educativa y sacramental del
    matrimonio.
    Obra creadora como misión. Ministerio de la Iglesia
    resulta el ámbito matrimonial. Santo Tomás lo
    compara con el ministerio de los sacerdotes. Engendrar la prole y
    educarla en el culto de Dios, en la familia de los bautizados,
    identificada como Iglesia y Madre nuestra.

    La primera experiencia de la Iglesia.
    La misión de la educación nace con la fe en
    Jesucristo buscando la Gracia divina, el Concilio Vaticano II,
    nos dice que además de la maduración propia de la
    persona humana, se busca que los bautizados concientisen en los
    aspectos de la fe, dando así testimonio de la esperanza.
    Aquí encontramos que el nivel ministerial en el que se
    enrola la familia, es la base para la iniciación cristiana
    y escuela de los
    seguidores de Cristo. Iniciando a la prole en la oración
    conjunta, se cumplimenta con los designios sagrados de la
    Iglesia. Los Padres Sinodales piden que se confeccione un
    catecismo para la familia, breve y claro, para su
    asimilación y guía.

    Relaciones con otras funciones
    educativas.
    Coordinar las funciones educativas es misión de las
    comunidades cristianas, se asegurará a los padres la
    elección de la educación de sus hijos en la fe que
    profesen. El Estado y la
    Iglesia deben ayudar a ese fin, como subsidiaridad el Estado debe
    proteger a las familias. Los padres deben colaborar con los
    docentes en la ardua tarea de formar a esta niñez en el
    actual contexto que nos toca vivir.
    Un servicio
    múltiple a la vida, es orientación en el amor al
    hombre, donación a los demás, Amor a los
    integrantes de otras familias es grabar a los hijos el mandato
    del Señor. Respecto a los necesitados, evitar la
    marginación. Enaltecer la adopción,
    así se ensancha el mandato de la paternidad y maternidad
    Cristiana. La pastoral familiar en los casos difíciles,
    circunstancias particulares. Categorías especiales de
    personas, que tienen mayores necesidades que el común de
    la gente. Emigrantes y sus familias en cuánto a motivos
    laborales, aquellos familiares que deben soportar largas
    ausencias de alguno o de varios de sus integrantes, caso de
    militares, navegantes, viajeros, causas penales que obligan al
    abandono del centro familiar, ausencias obligadas por
    algún tipo de discriminación. Familias con mayores
    necesidades en su entorno, por disminuciones en sus integrantes
    de posibilidades.

    3. La universal promoción del matrimonio y de la
    familia.

    Escuela es la familia de una comunidad mejor. Para
    alcanzar su misión requiere comunicación constante de los padres con
    los hijos. La presencia activa del padre y de la madre
    llevarán a feliz término esta amorosa tarea.
    Elegirán su vocación, incluso la del magisterio de
    la Iglesia, aquellos hijos que encuentren en el seno de la
    familia responsable, ejemplos claros de unión y cordura.
    Todos deben apoyar la promoción del matrimonio, célula
    principal de la familia y la comunidad toda. Los padres tienen
    derecho a tener hijos y educarlos en el ambiente de la
    familia. A este fin contribuyen: el sentido cristiano, la
    conciencia moral y la
    sabiduría de los especialistas en las disciplinas
    sagradas, también los especialistas en la ciencia.
    Los sacerdotes deben animar la vocación de los
    cónyuges a la vida conyugal y familiar. Los esposos,
    testigos del amor, creados a imagen y
    semejanza del Dios vivo estarán unidos con afecto,
    espíritu y la mutua santidad, fieles a aquel misterio de
    amor que el Señor por su muerte y su
    resurrección reveló al mundo.

    Unidad del matrimonio.
    Tanto la unidad, la fidelidad e indisolubilidad son las tres
    propiedades esenciales del matrimonio, estas en nuestros
    días se ponen en tela de juicio afirmando que el hombre
    tiene instintos poligámicos.La unidad responde al
    matrimonio monogámico (unión entre un hombre y una
    mujer). Pero hay cierta deformación a esta propiedad del
    matrimonio como es la unión poligámica en sus dos
    formas: la poligamia y la poliandria.
    Poligamia: En el pueblo musulmán esta legalizada; los
    hombres pueden tener hasta cuatro esposas, pero no debe mostrar
    preferencia por ninguna. El marido le debe a su mujer el mismo
    nivel de vida que la misma tenia cuando vivía con sus
    padres. El velo y la reclusión en el harén son
    algunas de las costumbres en este pueblo.
    Pero la poligamia no es exclusiva de este pueblo ya que se da en
    otras culturas. El caso más frecuente es el de la
    poligamia por razones de procreación, motivada por la
    falta de descendencia a causa de la esterilidad de la mujer.
    También hay poligamia por razones de tipo económico
    y social, hay tribus donde los hombres tienen necesidad de muchas
    mujeres, porque ellas realizan las tareas agrícolas.
    Poliandria: El origen de esta se da en la India con la
    leyenda de MAHABNARATO. Sus formas son: Poliandria Fraternal, que
    es la mas frecuente, una mujer casada con varios hermanos;
    Poliandria Ocasional, que se da por razón de
    esterilidad.
    Monogamia es el estado habitual en un matrimonio, en
    Turquía, con neta tradición musulmana, es digno de
    destacar que ha desterrado de su legislación la
    poligamia.
    Razones en favor de la monogamia:
    Argumentos que no la prueban:

    • Igual numero de mujeres y de hombres.
    • Predominio del matrimonio
      monogámico.
    • La poligamia daña la procreación y
      educación de los hijos.

    Argumentos validos:

    • El hombre y la mujer buscan y pueden alcanzar en el
      matrimonio la comunión de vida, la mutua ayuda y la
      satisfacción de los instintos, que se desprenden del
      amor conyugal en inseparable conexión con la
      procreación y la educación de los hijos. No es lo
      mismo la intimidad y unión entre un hombre y una mujer,
      que entre un hombre y varias mujeres o viceversa. En la
      concepción poligámica del matrimonio la esposa no
      es compañera sino que es objeto de placer.
    • La igualdad no
      se respeta en la poligamia, la mujer es dominada por el
      varón, y lo mismo ocurre con las mujeres concubinas que
      no tienen el mismo nivel que la mujer casada. La poligamia
      viola la igualdad esencial entre el hombre y la mujer privando
      a la esposa de una serie de derechos que le pertenecen
      e impidiendo la plena comunión de vida y amor entre los
      cónyuges.
    • La poligamia, la poliandria y el matrimonio en
      grupo son
      contrarios a la monogamia, y esta es la única forma
      matrimonial en conformidad con la ley natural y la ley
      divina.

    La unidad matrimonial beneficia directamente
    a:

    • Cada cónyuge.
    • La pareja conyugal.
    • Los hijos.
    • La sociedad.

    La unidad se hace visible en la fidelidad diaria, pues
    la fidelidad es el aumento constante del amor al
    cónyuge.
    La unidad exige a los esposos superación constante de
    sí mismos, conocimiento
    constante del otro cónyuge y maduración constante
    en la responsabilidad.

    Indisolubilidad del matrimonio.
    La legislación más antigua que se conoce con
    respecto al divorcio está contenida en el Código
    de Hammurabi (1700 A. C.); el divorcio en esta legislación
    era concebido por esterilidad de la mujer, abandono,
    dilapidación de bienes y otras causales.
    En Roma el
    divorcio era inexistente al comienzo; pero luego las grandes
    personalidades del Imperio eran divorciadas. Más adelante,
    con Constantino, el divorcio unilateral sin consentimiento del
    otro cónyuge era castigado; y con Justíniano se
    pena el divorcio, incluso el de mutuo acuerdo, salvo en aquellos
    casos de impotencia o de votos de castidad, donde se comienza a
    ver el influjo del cristianismo.
    El pueblo judío tampoco de pudo sustraer de la influencia
    de los países vecinos con los que tuvo que convivir,
    Moisés en el Deuteronomio reconoció el divorcio
    pero lo limitó en su uso.
    En Rusia con el Código de 1926 se abre paso al divorcio.
    "Amor libre" propiciaron, cualquiera se podía divorciar
    sin comunicárselo al otro cónyuge. Pero en 1936 se
    intente volver a la familia. Y en 1944 se pone punto final
    declarándose a la familia la "valuarte del nuevo orden
    socialista", se prohibe el aborto y el divorcio.
    E.E.U.U. tendrá una legislación variada
    según cada Estado que autorice o no el divorcio. Como nota
    atípica es de destacar que en el Estado de Reno Nevada se
    autoriza el divorcio por "incompatibilidad de caracteres".
    Las razones del aumento del número de divorcios en la
    actualidad, se deben a diferentes razones que aquí
    evocamos:
    Doctrinas liberales: el bien supremo es la libertad.
    Sostienen que es justo que para la felicidad del hombre, cuando
    uno de los esposos no la encuentre en la vida en común, se
    divorcie.
    Industrialización: favorece la disgregación de la
    familia dejando de lado las costumbres.
    La defectuosa preparación con la que se va al matrimonio:
    la falta de formación y las condiciones de vida moderna
    que facilita entre jóvenes relaciones precoces que se
    disuelven con la misma rapidez con la que se crearon.

    Argumentos de los defensores del divorcio:

    • Sostienen el derecho a la libertad y a la felicidad,
      suelen decir que si el matrimonio es un contrato, no
      puede obligar contra la voluntad de las partes.
    • Los partidarios de la indisolubilidad dicen que el
      divorcio atenta contra el fin del matrimonio; la
      procreación y la educación de los hijos y la
      mutua entrega y perfeccionamiento.

    En cuanto a que es un contrato, y como tal disoluble, se
    dice que no es un contrato cualquiera, porque su estructura
    está preordenada por la misma naturaleza del hombre.
    Pío XI en "Casti Connubii" dice: "La naturaleza del
    matrimonio está totalmente fuera de los límites de
    la libertad del hombre, de tal suerte que si alguien ha
    contraído matrimonio se halla sujeto a sus leyes y
    propiedades esenciales".
    Es frecuente escuchar que aunque la ley no lo admita al divorcio,
    muchas parejas jóvenes se separan, las cuales se unen en
    concubinato, tiempo después, por lo que sería mejor
    que la ley lo acepte. Pero frente a este argumento hay que pensar
    que las leyes no se hacen para aprobar la inconstancia, la
    injusticia o el incorrecto proceder de los ciudadanos.

    Argumentos en favor de la indisolubilidad:

    • Todos se basan en el terreno del derecho
      natural, en los fine del matrimonio y sostienen que "lo que
      Dios unió no lo separe el hombre".
    • Los divorcios se dan con más frecuencia en
      matrimonios que no tienen hijos, o que los tienen pero en menor
      numero. Y por ello hay menos elementos de unión entre
      los esposos; se busca en otro matrimonio los hijos que no se
      pudo tener en este.
    • Los matrimonios con varios hijos van a tener mayores
      dificultades para formar un nuevo hogar y defienden con
      más interés
      el que tienen.
    • Hay en nuestra opinión dos argumentos
      válidos en favor de la indisolubilidad: uno se apoya en
      los derechos de los hijos y otro en la estabilidad de la
      familia. Los hijos tienen derecho a un hogar normalmente
      constituido y el divorcio destruye ese hogar y debe ser
      rechazado. Los hijos también tienen derecho a
      desarrollarse con su padre, madre y hermanos. El divorcio
      significa la privación a los hijos de sus derechos
      esenciales.

    ¿El divorcio solo reducido a "casos extremos"?
    ¿Cuáles son?. Porque si se admite el adulterio
    ¿porqué no también por homicidio o por
    cualquier otro hecho infamante que mate el amor del
    cónyuge inocente?
    Si se admite por enfermedad mental ¿por que no por otras
    enfermedades
    incurables?
    Países donde se comenzó estableciendo el divorcio
    "solo por casos extremos": Inglaterra,
    Rusia, E.E.U.U. y en Alemania.
    Augusto Comte
    y Hegel eran
    defensores de la indisolubilidad: "la sola posibilidad del
    cambio
    constituye ya una privación al mismo".
    León XIII: "una vez concedido el divorcio ningún
    freno podrá detenerlo dentro de los límites que se
    había creído poderle fijar".
    Nuevo Testamento: "Lo que Dios ha unido que no lo separe el
    hombre".
    Doctrina de la Iglesia: hay dos momentos: 1- Antes del Concilio:
    la difusión del matrimonio civil por influencia de la
    Reforma favoreció la introducción del divorcio en
    las leyes de los estados. La Iglesia a través de los Papas
    se opuso, aún en el plano civil. Como ejemplo podemos
    citar la carta del Papa
    Pío VI de 1789 dirigida al Obispo Erlan de Hungría;
    León XIII en 1880 en la Encíclica "Arcanum
    Divínae Safientiae" dijo: "Cristo nuestro señor
    perfecciono el amor natural y robusteció el vinculo de la
    caridad divina, la unión de suyo indisoluble entre el
    marido y la mujer"; Pío XI en la Encíclica "Casti
    Connubii". 2- En el Concilio: reafirma la doctrina sobre la
    indisolubilidad "Esta intima unión, como la
    donación mutua de dos personas y el mismo bien de los
    hijos, exige la plena fidelidad de los esposo y urge su
    indisoluble unidad" (Mt. 19,6; n0 48 Gaudium et
    Spes).
    Después del Concilio Pablo VI en 1967
    manifestó:"… la triste impresión que siempre nos
    ha producido el ansia de quienes aspiran a introducir el divorcio
    en la legislación y en la vida de las naciones que tienen
    la suerte de estar inmunes a él, como si fuera deshonra no
    tener hoy esta institución, índice de una
    perniciosa decadencia moral".
    Juan Pablo II, en su discurso de
    1979 en Linerik (Irlanda) dijo: "El divorcio, sea cualesquiera
    las razones por las que es introducido, es inevitablemente cada
    vez más fácil de conseguir y gradualmente tiende a
    ser aceptado como algo normalmente de la vida. La misma
    posibilidad del divorcio en la esfera de la legislación
    civil dificulta la estabilidad y permanencia del matrimonio.
    Ojalá continúe siempre Irlanda dando testimonio
    ante el mundo moderno de su tradicional empeño por la
    santidad e indisolubilidad del vinculo matrimonial. Ojalá
    los irlandeses mantengan siempre el matrimonio a través de
    un compromiso personal y de una positiva acción social y
    legal".
    La postura de la Iglesia no puede ser más clara, considera
    que la indisolubilidad es, por derecho natural, una propiedad de
    todo matrimonio (no-solo del cristiano) y que ninguna autoridad
    civil tiene potestad para disolver ese vínculo.
    Hay quienes dicen que no se trata de legitimar con el divorcio un
    mal moral, sino permitir o tolerar un mal menor para evitar males
    mayores. Pero quienes argumentan así olvidan que una cosa
    es tolerar y otra, muy distinta, autorizar y aprobar
    positivamente. El derecho jamás podrá aprobar
    positivamente lo que la moral
    prohibe, ni podrá prohibir lo que esta autoriza.
    Ni en el plano doctrinal, jurídico o social, encontramos
    argumentos convincentes que pueden hacer vacilar las
    enseñanzas del Magisterio de la Iglesia sobre la
    indisolubilidad de todo matrimonio legítimo: "El
    matrimonio es intrínsecamente indisoluble". El divorcio
    destruye la familia y engendra más divorcios.
    La unidad y la indisolubilidad del matrimonio y en consecuencia
    la fidelidad, son propiedades esenciales al matrimonio, no
    sólo al cristiano, sino a todo matrimonio legitimo. Y esto
    deviene de la misma naturaleza humana.
    La indisolubilidad es exigida por:

    • La procreación de los hijos
    • La educación de los mismos
    • El bien de la familia
    • El bien de los esposos
    • El bien de la sociedad.

    4. Fecundidad del
    matrimonio

    Fecundidad.
    El matrimonio y el amor conyugal, por su naturaleza misma, se
    encaminan a la procreación y educación de la prole.
    El regalo más hermoso y preciado de los padres y por ende
    del matrimonio son los hijos, los mismos contribuyen al bien de
    los padres.
    "El mismo Dios que dijo: No está bien que el hombre
    esté solo (Gn.2, 18) y que desde el principio hizo al
    hombre varón y hembra (Mt. 19, 4), queriendo concederle
    una participación especial en su obra creadora, bendijo al
    varón y a la mujer, diciendo: Creced y multiplicaos (Gn.
    1, 28)".
    El verdadero cultivo del amor conyugal y la familia tiende a que
    los esposos estén dispuestos a cooperar con cl amor de
    Dios, que por medio de ellos mantiene y enriquece día a
    día su familia.
    El deber o misión propia de los esposos es cooperar con el
    amor del Señor; ellos cumplirán su deber con
    responsabilidad humana y cristiana, y con esfuerzo, respeto a
    Dios y deliberación común tratarán de
    formarse un recto juicio, mirando al bien de sí mismos y
    el bien de sus hijos, considerando para eso las condiciones
    materiales o
    espirituales de cada tiempo o de su estado de vida, y teniendo en
    cuenta los valores de
    la familia, la sociedad y la Iglesia.
    En su proceder los esposos no pueden obrar a su propio arbitrio,
    sino que se deben dejar gobernar por la conciencia, que la misma
    se ha de dejar guiar por la ley divina a través del
    Magisterio de la Iglesia.
    Los esposos cristianos glorifican al Creador y caminan hacia la
    perfección en Cristo cuando cumplen con su deber de
    procrear. Pero el matrimonio no es una institución
    destinada solamente a procrear, sino que por su propia naturaleza
    de contrato indisoluble entre los esposos, exige que el mutuo
    amor entre los cónyuges se manifieste, perfeccione y
    madure según un orden recto. Y aunque los hijos falten de
    la vida conyugal el matrimonio no debe dejar de existir como
    institución y comunión de vida y conservar su
    unidad e indisolubilidad.
    El amor conyugal debe compaginarse con el respeto a la vida
    humana.
    El Concilio conoce que los esposos, al ordenar su vida conyugal,
    se ve muchas veces impedidos de aumentar el número de
    hijos y por lo tanto de acrecentar el núcleo familiar,
    ello se debe a ciertas condiciones o circunstancias de la vida
    moderna; consecuentemente esto acarrea dificultades conyugales y
    en la comunidad de vida. Y por esto, también, puede sufrir
    menoscabo la fidelidad y el bien de la prole.
    Ante esta situación surgen algunos aventurados a dar
    soluciones deshonrosas e incluso no les repugna matar a la prole.
    Si bien Dios confió al hombre la noble misión de
    perpetuar la vida, le enseño que lo haga de una manera
    digna. La vida se debe respetar desde la concepción en el
    seno de la madre, y se la debe cuidar del aborto y el
    infanticidio que atentan contra la misma.
    Los actos de la vida conyugal, cuando son ordenados según
    la autentica dignidad humana, se han de mirar con gran
    respeto.

    Paternidad responsable.
    El amor entre los esposos es siempre fecundo, despierta entre
    ellos valores
    escondidos, porque con la unión de los cuerpos, la
    expresión más profunda de su amor, llaman a los
    hijos a la existencia.
    Hijo es el amor de los padres encarnado en una nueva vida. Los
    hijos van a marcar en lo material, en lo espiritual y en la
    diaria convivencia de la vida de los padres.
    Actitudes
    diversas ante la paternidad.
    En los hijos los padres ven su plenitud como hombre y mujer, el
    perfeccionamiento de su amor de esposos, la donación mutua
    más preciosa hecha, la preeminencia de sí mismos en
    ese niño que de ellos ha nacido. Y es raro ver que un
    matrimonio no desee tener hijos, pues su llegada es un
    acontecimiento feliz y deseado.
    El hijo único. La llegada de un hijo no es tan de color rosa como
    se pensaba, hay desvelo, gastos,
    restricciones, sustos, etc. La vida del matrimonio se ve
    afectada, ahora existe la verdadera familia.
    A veces hay familias que quisieran ser numerosas pero por
    diversas razones, ajenas a su voluntad, no pueden llegar a serlo
    y se quedan con un solo hijo:

    • A consecuencia del primer parto la
      mujer no puede o se le impide tina nueva
      maternidad.
    • Un nuevo parto pone en peligro la vida de la
      madre.
    • Varios embarazos no llegan a buen
      término.
    • O por accidentes
      desgraciados.

    Pero a veces algunos padre, por su propia voluntad,
    dicen ¡NO! a la llegada de un nuevo hijo por una
    educación mejor, por un nivel de vida mejor, por
    egoísmo, pero no se dan cuenta que con ello perjudican a
    su único hijo y le hacen daño por:

    • El hijo único suele convertirse en un adulto
      en pequeño, no puede disfrutar de un ambiente infantil y
      esta rodeado siempre de personas grandes.
    • El hijo único suele hacerse
      egocéntrico, el cariño y protección de los
      padres lo tienen como exclusivo, es objeto único de
      atención.
    • El hijo único suele volverse
      supersencible.
    • El hijo único suele ser disputado por sus
      padres.
    • El hijo único suele estar sobre
      protegido.
    • El hijo único desconoce la realidad y la
      solidaridad que
      se da en un grupo de hermanos, no experimenta que sus derechos
      se vean limitados por los derechos de los demás, ni se
      da cuenta de que en ocasiones, hay que saber compartir,
      aguantarse y ceder. Acostumbrado a recibir le es desconocido
      dar.
    • El hijo único carece de hermanos, de mayores
      para que le aporten su experiencia, de menores para
      enseñar. Los hermanos enseñan solidaridad y los
      protegen de roces e injusticias que vendrán con el
      correr de la vida; y al mismo tiempo le despiertan sentimientos
      de lucha y rivalidad.

    Pero hay que destacar las ventajas que también se
    dan ser el hijo único:

    • Padres "para él solo", les evita problemas,
      calor y
      resentimiento.
    • Su inteligencia
      se puede desarrollar precozmente.
    • Puede tener mejor rendimiento escolar y modales
      más cultivados.
    • Puede gozar de una serie de comodidades.

    Concluimos que esta serie de ventajas dan mayor
    comodidad, que no es buena, ya que la familia numerosa es
    más educativa por la rivalidad, la sana competencia y
    autoridad que se da en su seno.
    Los padres al elegir tener un solo hijo se condenan a una
    solitaria vejez, a vivir
    dependiendo de lo que le puede pasar, a desconocer el
    enriquecimiento de los distintos hijos, y a ver como el hijo se
    Convierte en objeto precioso de disputa entre los padres.
    Buscar el hijo único pudiendo tener más hijos, es
    una forma equivocada de concebir una paternidad.
    Familia "demasiado" numerosa. Es incorrecta la actitud de
    quienes se abandonan irreflexiblemente al instituto. Hay ejemplos
    de familias donde los hijos llegan para sufrir. La misión
    de los esposos es poner en el mundo Cuantos hijos puedan criar y
    educar razonablemente dentro de las posibilidades de cada
    cual.

    Las ventajas de una familia numerosa son:

    • No se sobreprotege a los hijos.
    • Mutuo enriquecimiento.
    • Solidaridad entre hermanos.
    • Los hijos pequeños ven en sus hermanos mayores
      sus padres supletorios.
    • Sentido de la realidad y de la
      solidaridad.
    • Espíritu joven en los padres.
    • Casi no hay egoísmo, en estas familias se
      desarrollan personalidades ricas y pujantes.

    Pero, también encontramos desventajas: que se
    pueden presentar por las crisis
    económicas de hoy en día, no es fácil
    educar, dar vivienda digna, alimentar adecuadamente a tantos
    hijos; tampoco es fácil que todos los hijos reciban la
    atención adecuada a cada uno de sus problemas, ya que le
    es imposible a los padres multiplicarse. Tales inconvenientes
    deben ser analizados por los padres para lograr una paternidad
    responsable.
    La familia de medianas dimensiones. Son las familias de tres,
    cuatro o cinco hijos. Todos los matrimonios deben contemplar la
    posibilidad de llegar a este tipo de familias. Estas familias,
    además de sus múltiples valores, tienen una
    misión a cumplir, ya que constituyen para otros
    matrimonios un llamamiento al deber, un motivo de aliento y un
    estímulo ante las dificultades.
    Estas familias son una verdadera bendición de Dios para la
    Iglesia, la Patria y para los mismos esposos e hijos.
    Concluimos diciendo, que si bien estas familias de medianas
    dimensiones son las más optimas, el numero de hijos por
    matrimonio hay que evaluarlo de acuerdo a cada familia en
    particular, pues no se puede fijar arbitrariamente una cifra
    ideal de hijos, cada madre y cada padre sabrá cual es la
    cantidad necesaria, en su familia, de hijos.

    ¿ Qué es la Paternidad responsable?
    Este interrogante es referido por primera vez en una
    encíclica por Pablo VI, expresando que esta paternidad
    responsable era producto de
    una misión consciente por parte de los integrantes de la
    pareja, la cual debe asumir una actitud de aceptación
    deliberada y razonable respecto del número de hijos que
    puedan los conjugues engendrar.
    Esta actitud se funda en el
    conocimiento y respeto de los procesos
    biológicos, dominio racional
    de las pasiones, respeto a la ley moral y reconocimiento de las
    obligaciones
    con Dios, la familia y la sociedad.
    No deben dejar de mencionarse los elementos que inciden sobre la
    paternidad responsable en nuestros días, estos elementos
    fueron enunciados en la HUMANAE VITAE, y son: el rápido
    desarrollo
    demográfico, las condiciones laborales y sociales, la
    consideración personal de la mujer en la sociedad, la
    valoración del amor conyugal y la racional organización de los ciclos naturales.
    Con respecto al crecimiento demográfico, Pablo VI
    proclamó no controlar artificialmente los nacimientos, y
    sí preocuparse por evitar que en la mesa de la humanidad
    no falte el pan.

    Métodos para ejercer la paternidad
    responsable.
    Analizadas las ventajas e inconvenientes de las familias de
    diversas dimensiones, vistas sus propias circunstancias
    personales y el entorno social en que se hallan, los esposos
    pueden plantearse esta pregunta:
    ¿Qué podríamos hacer, para ser fieles a una
    autentica paternidad responsable? El hombre no tiene un dominio
    absoluto sobre su cuerpo sino que existen límites morales
    infranqueables en el ejercicio de ese dominio.
    Esto es así porque hay una ley natural impresa por Dios en
    el corazón y
    en la razón del hombre, ley que descubre la conciencia
    moral y que advierte que se debe practicar el bien y evitar el
    mal. esto es la causa de que cualquier uso legítimo del
    matrimonio debe quedar abierto a la transmisión de la
    vida, ya que tal es el fin al que la naturaleza ordena sus
    actos.

    • Es ilícita la interrupción del proceso
      generador de vida ya iniciado, y sobre todo el aborto querido y
      buscado. aunque sea por razones
      terapéuticas.
    • Hay que rechazar las prácticas atentatorias
      contra el óvulo fecundado.
    • También se debe rechazar la
      esterilización directa.
    • También todo procedimiento
      que con anterioridad al acto conyugal o posteriormente se
      proponga como fin o medio para hacer imposible la
      procreación.
    • La Iglesia considera que puede ser lícito el
      uso de ciertos medios
      terapéuticos necesarios para curar enfermedades del
      organismo, aun en el caso de que, en virtud de la acción
      del doble efecto, pueda seguirse un impedimento, incluso
      previsto, para la procreación, con tal de que ese
      impedimento no sea directamente buscado.

    5. Familia y
    Estado.

    La familia y el Estado son por naturaleza las piedras
    angulares de la vida humana en la sociedad.
    La familia tiene prioridad respecto al Estado por su esencia.
    Para que el Estado corresponda a una verdadera patria y a una
    sociedad más sana es indispensable que la familia
    desempeñe su papel de
    comunidad ordenada a la vida en intimidad.
    El espíritu de confianza en la autoridad paterna y de
    fraternidad debe desarrollarse primeramente en el medio familiar
    para que esta experiencia pueda trasladarse a la estructura del
    Estado.
    La familia actual retorna a una sana autoridad que permite
    esperar el desarrollo de una autoridad democrática sana en
    el Estado. Una sociedad infundida en el amor, no precisa leyes, a
    veces el sentido patriótico es influido por el exceso de
    leyes y la burocratización de toda la vida estatal. Los
    peores Estados son los que más leyes necesitan, pues le
    son indispensables para unir a los ciudadanos que no tienen
    ningún sentimiento en común. El Estado que esta
    constituido por familias sanas y sin la falta de eslabones
    intermedios necesarios en la sociedad, forma una serie que
    culmina en el Estado, este no necesitará regirse por la
    coacción, ya que la fraternidad y la paternidad son la
    nota fundamental de su vida.
    El Estado para ser humano necesita de la familia, y su deber
    fundamental es proteger y velar por la vida de la familia, pues
    se beneficia con esto.
    El Estado a través de las organizaciones
    intermedias coloca a la familia en situación de ejercer
    por sí misma las funciones que corresponden a su
    naturaleza.

    6. Conclusión.

    Con esto podemos concluir que la base de una familia se
    forja con amor, compañerismo y mutua solidaridad, y que la
    unidad, indisolubilidad y fidelidad son las tres patas de un
    trípode llamado familia, el que tiene por finalidad el
    amor y la educación de los hijos que van surgiendo fruto
    de una paternidad responsable.
    Advertimos con esto que con los elementos ya mencionados la
    familia tiene basamentos sólidos, donde la sociedad
    encuentra basamento moral, y que como pequeña unidad y
    componente de la sociedad, tendremos que si la familia tiene
    buenas bases morales y esta educada en la doctrina de la iglesia,
    podremos ir desarrollando la madurez de nuestra
    sociedad.

    7. Bibliografía.

    Constitutio gaudium et spes.
    " El Matrimonio En Nuestro Tiempo", autor Bernard Haring, ed.
    Herdev. 1973
    "LA FAMILIA AHORA", Luis Riesgo Monguez y
    Carmen Pablo de Riesgo, ed. Rialp 1980.
    Documentos via
    internet:

    • Informacion Sobre La Familia Cristiana Catolica
      (http://www.churchforum.org.mx/familia/infofam.htm
    • Casti Conubii
      (http://www.churchforum.org.mx/familia/casti_connubbi/CASCONINT.htm
      ).
    • Problemática Viva: Comunion Conyugal,
      Fundamento De La Comunidad Familiar (www.arconet.es/familia/
      )
    • Familiaris Consortio Via Internet: Luces Y Sombras De
      La Familia En La Actualidad (http://www.arconet.es/Familia/
      ).
    • Carta A Las Familias (http://www.arconet.es/FAMILIA/
      )

     

     

     

    Autor:

    Juan Pablo Barroso

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