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Dos casos de falsificaciones históricas en Hispanoamérica (página 2)




Enviado por Jorge G. Paredes M.



Partes: 1, 2

2. Falsificación de cartas de
personajes peruanos de la guerra del
guano y del salitre

Uno de los puntos que ha dividido a los historiadores,
fundamentalmente peruanos, de la guerra del Pacífico entre
Perú, Bolivia y
Chile
(1879-1883), es el referente al viaje del Presidente del
Perú Mariano Ignacio Prado, en diciembre de 1879 (la
guerra había comenzado el 5 de abril de 1879). Muchos lo
han presentado como una cobarde huida, llegando incluso a
hablarse de que no sólo fue huida cobarde sino que Prado
aprovechó del escape para llevarse dinero del
Estado
peruano. Los historiadores más serenos, más
desapasionados, más objetivos,
como son el caso de Jorge Basadre, Percy Cayo Córdova y
César Arias Quincot, para poner sólo tres ejemplos,
concluyen que dicho viaje en plena guerra y en la crítica
situación que se encontraba el Perú, fue totalmente
desacertado e impolítico. Basadre escribe en su "Historia de la
República del Perú"(Lima, 1969, tomo VIII) "La
historia independiente no puede menos que censurar el viaje de
Prado".Percy Cayo Córdova, en su trabajo "La Guerra con
Chile" (Historia del Perú. Perú Republicano tomo
VII, Editorial Juan Mejía Baca 1981) escribe: "Acertado o
no, el juicio de la historia mayoritariamente se ha inclinado por
censurar acremente la actitud del
presidente y auque la página final de tal juicio puede
quedar por escribirse,…" Y César Arias en su "Historia
Política
del Perú. Siglos XIX – XX (En: "Compendio
Histórico del Perú. Historia Política y
Económica del Perú (1820-1998); Madrid, 1998; tomo
VII), escribe: "…el presidente Prado tomó la
trágica decisión de embarcarse rumbo a EEUU para,
con su presencia, activar las gestiones para lograr que el
país recibiera esos barcos de guerra. La decisión
fue lamentable e irresponsable, porque, dada la naturaleza de
nuestra vida política, caracterizada por instituciones
débiles, la presencia física del mandatario
era vital para mantener la estabilidad política.
Además, como la mayoría de la opinión
pública desconocía este problema, la actitud
del presidente fue entendida como una «fuga» que
lindaba con la «traición»"
En cuanto a la acusación de que Prado se llevó
dinero, Basadre escribe: "La versión de que Prado se
llevó consigo el dinero
destinado a la compra de nuevos barcos es calumniosa". Felipe
Portocarrero Suárez en su obra "El Imperio
Prado:1890-1970" (Lima, 1995) muy bien señala que "…ese
viaje fue vivido por el país como un episodio
traumático que envolvió a la población en un profundo sentimiento de
abandono y desmoralización, agudizado todavía
más por la cercana pérdida del Huáscar. " Y
más adelante continúa Portocarrero: "Cuando el
general Mariano Ignacio Prado y Ochoa viajó fuera del
país en las dramáticas circunstancias
bélicas en que lo hizo, desencadenó
«sospechas inquisitoriales» entre sus
contemporáneos. Estos últimos sintieron su partida
como una fuga vergonzosa, como una evasión de sus
responsabilidades producto del
temor y la cobardía difícilmente excusables en un
militar y, menos aún, en quien había sido
depositario del fervor popular y tenido como héroe (se
refiere a su actuación en su papel en la
lucha contra España en
1866, que llevó incluso a la formación de una
Cuádruple Alianza conformada por Perú, Ecuador, Bolivia
y Chile).
Felipe Portocarrero ha analizado, en la obra que hemos
mencionado, el "complejo reparativo" que debió actuar en
los descendientes de M.I. Prado (su hijo Manuel Prado y Ugarteche
llegó a ser presidente del Perú en dos
oportunidades: de 1939 a 1945 y de 1956 a 1962), los cuales
llegaron a crear un poderoso imperio económico, el
denominado Imperio Prado, estudiado por Felipe Portocarrero y
desde otra óptica
por Dennis L. Gilbert en su obra "La oligarquía peruana:
historia de tres familias" (Lima,1982)
Ahora sí estamos en condiciones de poder entender
con claridad la aparición de documentos
apócrifos con relación al período de la
guerra del Pacífico. Esos documentos tenían (he
aquí una semejanza con los documentos presentados por
Colombres) un único objetivo:
justificar la salida, del territorio peruano, que hizo el
Presidente Prado, falsificándose misivas en las cuales
personajes como Miguel Grau, Andrés A. Cáceres,
Francisco García Calderón y Lizardo Montero,
aparecían aconsejándole al Presidente Prado viajar
a Europa. En una
supuesta carta de
Cáceres a Francisco García Calderón, fechada
desde Arica a 8 de noviembre de 1879, leemos: "Un sentimiento
patriótico me impulsa a dirigirle estas breves palabras de
acuerdo con Montero, para pedirle animar al Presidente Prado a un
viaje a Europa a conseguir los refuerzos de material de guerra
que el Perú necesitará mañana para hacer
frente quizá a una larga campaña con Chile". Y en
una pretendida carta nada menos que de Miguel Grau dirigida a
Lizardo Montero, fechada desde Iquique el 22 de mayo de 1879,
leemos:
" …En reciente correspondencia de Lima, me impongo de las
dificultades de los emisarios peruanos en Europa para comprar
barcos de guerra. Se me dice que sus gestiones no inspiran
confianza y que se pide con urgencia la presencia del Presidente
Prado para garantizar los préstamos y obtener los
armamentos de mar y tierra que
exige la guerra.
Yo te ruego hablar con el Presidente Prado y mostrarle esta
carta. Es el momento de asumir una situación, ahora que
Chile después de perder la Esmeralda necesita tiempo para
reponerse.
Así como los buques chilenos me han buscado
inútilmente desde el 5 de abril que estalló la
guerra y al encontrarme han sufrido un golpe fatal, puedo
perfectamente seguir dando la impresión de estar perdido
en el mar y mientras tanto dejar el Pacífico y marchar a
Europa con el Presidente Prado, con el fin de que firme los
empréstitos el Perú y regresar con barcos que
sirvan para ponernos en igualdad de
fuerzas con Chile".
En otra supuesta carta de Grau, suscrita desde Arica y con fecha
26 de mayo de 1879, dirigida a Francisco García
Calderón, le dice: "…le ruego hablar con el Presidente
Prado y decidirlo a viajar a Europa conmigo en el Huáscar
sin que el enemigo sospeche, para negociar los empréstitos
y regresar con los armamentos y los buques que necesitamos para
vencer a Chile"
Otra de las cartas apócrifas es la de Lizardo Montero al
Presidente Prado, fechada en Cajamarca el 18 de junio de 1879 y
donde le dice: "Permítame le haga llegar la carta que me
remite para Ud. Miguel Grau. Yo comparto con él sus
opiniones, …"
Lo que vemos claramente en este affaire, es la intención
de querer librar a Mariano Ignacio Prado y Ochoa de la mancha de
"prófugo, ladrón y asesino de Miguel Grau", con lo
que, en forma hiperbólica pero reflejando el sentir
colectivo de un sector muy grande de peruanos, se llegó a
caracterizarlo en un folleto publicado por vez primera en 1936,
titulado ¿Puede ser un Prado Presidente del Perú?,
aprovechándose la candidatura presidencial de Jorge Prado
y Ugarteche, como nos lo recuerda Felipe Portocarrero. Y no se
vaya a pensar que ese panfleto, donde se lanzan tan duros
epítetos, fuera obra de algún dirigente
político del sector popular. Se sospecha que sus autores
fueron Pedro Beltrán y Manuel Mujica Gallo, dos connotados
miembros de la burguesía peruana. Innegablemente esa
posición tan dura se explica, como lo señala
Portocarrero, porque "…el objetivo de la aparición de
dicho follero era extraer dividendos políticos de corto
plazo intentando apuntalar la candidatura de Manuel Vicente
Villarán tras la que se encontraban José de la Riva
Agüero, Pedro Beltrán y Clemente Revilla, con sus
respectivos partidos, es decir, la oposición de la
reacción enfrentada al candidato del Frente Nacional,
Jorge Prado y Ugarteche , representante del sector más
nacional de la oligarquía y también el
políticamente más flexible en relación al
APRA". Esta posición política tiene su correlato en
el siglo XIX, porque la llamada "leyenda negra sobre la familia
Prado" tuvo sus auspiciadores en los enemigos políticos de
M.I. Prado, como consecuencia de la política de
estatización de las salitreras de Tarapacá que
realizara Prado, continuando con el proceso
iniciado durante el gobierno de
Manuel Pardo, el primer presidente civil del Perú.
Una pregunta que de seguro surge a
estas alturas del análisis, es el referente a la
identificación del Colombres Mármol peruano. El
personaje es el historiador peruano Luis Humberto Delgado, uno de
los más fervorosos defensores de la figura
histórica de M.I. Prado. Entre otros defensores,
Portocarrero nos recuerda a Pedro Irigoyen y a Federico More.
Pero L. H. Delgado en su obra titulada "Guerra entre Perú
y Chile – 1879" (Lima,1965) presenta las cartas que hemos
reseñado y cuyo punto medular es presentar a Grau como el
de la idea del viaje del Presidente Prado, a Europa en
búsqueda de armamento. Si, nada menos que «El
Caballero de los Mares» (Miguel Grau) era el que
sugirió al Presidente la necesidad del viaje, entonces
qué se le podía reprochar a Prado. Y es por ello
que algunos de sus defensores señalan que fue
víctima de la adversidad, de la calumnia y de la insidia".
Y el Propio Prado en su «Manifiesto del general Prado a sus
ciudadanos» suscrito desde Nueva York con fecha 7 de agosto
de 1880, nos dice:
"Sin buques cada día se acentuaba más la gravedad
de esta situación, y era desesperante para mí
resignarme a ella, si hacer de mi parte el mayor esfuerzo, el
mayor sacrificio (el subrayado es nuestro) para conjurarla y
dominarla.
Fue entonces cuando acogí después de larga y madura
reflexión, el proyecto de salir
personalmente en busca de cuanto necesitábamos como el
medio más seguro, eficaz y salvador". (Ahumada, Pascual.
"Guerra del Pacífico. Recopilación completa de
todos los documentos oficiales,…" (Valparaíso:
1884-1891, tomo III, páginas 382 y sgtes.)
Similar a lo que ocurrió con la denominada «Carta de
Lafond», en un primer momento las cartas exculpatorias de
M. I. Prado no fueron objeto de reparos en cuanto a su
autenticidad, o, para hablar con mayor precisión, no se le
dio realmente la importancia adecuada y no hubo
preocupación para someterlas a ningún tipo de
análisis. Los historiadores más serios sólo
preferían ignorarlas. Pero, como señala Percy Cayo,
fue el eximio historiador peruano Rubén Vargas Ugarte
quien las avaló como verdaderos documentos
históricos, en 1971, al escribir: "Es preciso afirmar que
Prado emprendió el viaje después de muchas
vacilaciones y que lo alentaron a hacerlo así jefes, como
Grau, Andrés A. Cáceres y Montero, como se
desprende de las cartas publicadas por Luis H. Delgado en su
obra: Estampas de la guerra, Perú y Chile. 1879". Vargas
Ugarte, especializado en diversos temas de la historia peruana,
se dedicó también a la guerra con Chile y
justamente aportando documento inéditos como la Memoria del
General Buendía, para lo cual utilizó el archivo de dicho
personaje, y luego en su obra "Guerra con Chile. La
campaña de Tacna y de Lima" hizo uso de documentos del
archivo de Nicolás de Piérola. Causa
extrañeza que un historiador de la calidad de
Rubén Vargas Ugarte avalara los controvertidos documentos
presentados por L. H. Delgado. A pesar de su larga experiencia
con documentos manuscritos, fruto de sus investigaciones
en gran cantidad de archivos del
Perú, América
y Europa, no reparó en el gran fraude, del cual
si creemos que debió estar informado Luis H. Delgado.
Sin embargo cosideramos que es justo precisar que Luis Humberto
Delgado era un historiador prolífico, que incluso
realizó trabajos muy serios de tipo documental, como son,
por ejemplo, los "Anales del Congreso del
Perú".También realizó trabajos
biográficos como la "Historia del general Mariano Ignacio
Prado", "La obra de Francisco García Calderón",
"Comentarios históricos. Miguel Grau" y su voluminosa
"Historia de Antonio Miró Quesada 1875-1935" A la guerra
con Chile le dedicó varios trabajos, aparte del mencionado
donde aparecen los documentos apócrifos. Entre estos otros
trabajos podemos mencionar "Todo el proceso de Tacna y Arica",
"Tres glorias: Angamos, Arica y Zarumilla". También a la
guerra con España le dedicó una obra titulada
"Guerra entre el Perú y España
–1866"(Lima,1965) donde también aparecen importantes
documentos, la mayoría suscritos por M.I. Prado. Esto si
marca una
notable diferencia con E. L. Colombres Mármol (p).
Tenemos la sospecha, y lo adelantamos líneas arriba, que
don Luis H. Delgado tuvo que ver con las falsificaciones, aunque
no podemos estar seguro que él fuera el falsario. Lo
evidente es que alguien tuvo que encargar o encargarse de la
fabricación de esas misivas, las cuales serían
utilizadas para tratar de vindicar la memoria de
Mariano Ignacio Prado. Recordemos que Guillermo Billinghurst
presidente del Perú depuesto en 1914, por un golpe de Estado
en el cual participaron los hermanos Prado (Jorge y Manuel), nos
cuenta el siguiente hecho: " El joven Prado en extenso y
patético discurso me
expuso en síntesis,
lo siguiente: Que todos ellos (los amotinados) reconocían
mi patriotismo, probidad y preparación para el gobierno.
Que yo había equivocado, sin embargo el rumbo que
debía imprimir a la política interna (lo cual no
hablaba, por cierto, muy alto a favor de mi preparación)
y, por último; que los hijos del expresidente Prado
tenían que «vindicar la memoria de su padre»"(
En: Gilbert, Dennis "La oligarquía peruana. Historia de
tres familia., Lima,
1982; pp.157-158).
¿Pudo algún miembro de la familia Prado, más
de medio siglo después del incidente relato en 1915 por
Guillermo Billinghurst, tener un interés en
terminar con el «complejo reparativo» tratando de
recurrir al veredicto de la propia historia aunque fuera
falseándola? No lo sabemos. Como dice Felipe Portocarrero:
"Para ellos (la familia Prado), la cuestión era
cómo desterrar hacia las regiones del olvido colectivo la
pesada sombra del pasado. Pero, al mismo tiempo, de lo que se
trataba también era de conjurar el traumatismo
psíquico de la familia. Desde este punto de vista, la
«pavorosa tragedia» del general Prado, como lo
llamó Basadre en uno de sus últimos trabajos, nos
permite comprender mejor el leit motiv que más tarde
induciría a sus descendientes a reivindicar la memoria de
su antepasado, a partir de su conversión en un poderoso
clan familiar que reclamaba para sí el ser reconocido como
un grupo
económico de carácter
nacional".(Portocarrero, F. Op. Cit; p.38)
Jorge Basadre señala que el archivo de Piérola
estuvo en manos de su hijo Amadeo Piérola y al morir
éste en manos de su esposa Consuelo, que por motivos de su
religiosidad donó el citado Archivo a Rubén Vargas
Ugarte, sacerdote jesuita y acucioso historiador. En las
"Conversaciones. Jorge Basadre, Pablo Macera" (Lima,1974, p. 166)
, Basadre expresa: "Él (Vargas Ugarte) es ahora el
propietario de tan valioso tesoro. Pero la enorme cantidad de
fuentes que
don Nicolás recopiló y ordenó tan cuidadosa
y tan pacientemente, no obstante los trajines de su vida llena de
exilios y de persecuciones, es utilizado por un enemigo suyo
únicamente para atacarlo".
Por allí podría encontrarse la pista para
investigar la gran falsificación de misivas que presentara
Luis Humberto Delgado, quien no escondía sus
simpatías hacia M. I. Prado. Al igual que en el caso de
San Martín, en el cual se buscaba explicar su abandono del
Perú en momentos tan difíciles,
presentándolo como un acto de desprendimiento total, para
evitar una lucha fratricida y dejarle abierta las puertas a
Bolívar, quien no lo había comprendido o no lo
había querido comprender, en su intento de unir totalmente
las fuerzas de los ejércitos libertadores del sur y del
norte, que ellos capitaneaban, para terminar con el enemigo
común: las fuerzas realistas situadas en el Perú.
En el caso peruano lo que se pretendía era presentar al
M.I. Prado como un personaje que intenta realizar un acto que
pudo haber cambiado el curso de la guerra, porque con su viaje
pretendía solucionar los impases para la compra de
armamentos para el Perú. Y ello, por lo demás, era
consecuencia de los consejos dados por personajes tan
señeros de la historia peruana como Miguel Grau,
Andrés A. Cáceres, Francisco García
Calderón y Lizardo Montero. Si en el caso de los
libertadores de América el personaje mezquino,
egoísta, ambicioso era Simón Bolívar, en el
caso peruano el personaje nefasto era nada menos que don
Nicolás de Piérola y Villena.
Percy Cayo ha señalado varios factores que indican la
inautenticidad de las cartas utilizadas por vez primera por L.H.
Delgado. Percy Cayo escribe:
"La crítica histórica, por otra parte, no puede
dejar de llamar la atención sobre otros aspectos: la redacción que difiere de la de otros
escritos de nuestro gran marino (se refiere a Grau); el uso
constante de letra minúscula para hincar la escritura del
mes en que se datan las fechas, cuando es usual en la
correspondencia de Grau el uso de mayúsculas; el uso
común de tildar la preposición a, que
también encontramos en otras cartas, resulta ausente en
estas dos de que nos ocupamos (se refiere a las cartas enviadas
por Miguel Grau a Francisco García Calderón de
fechas 26 de mayo y 5 de junio de 1879); la simple
comparación de las firmas del almirante con otros muchos
autógrafos suyos
conocidos, aportan elementos de juicio suficientes como para
declarar que por lo menos estas dos cartas de don Miguel Grau a
don Francisco García Calderón, deben ser
consideradas apócrifas." (Cayo, Percy "Guerra con Chile"
(Barcelona; Editorial Juan Mejía Baca, 1981 tomo VII de la
Historia del Perú. Perú Republicano; p. 203)
También Percy Cayo señala que esas cartas son
apócrifas porque la suscrita el 26 de mayo de 1879 desde
Iquique, no corresponde a la verdad porque ese día Grau se
encontraba en Antofagasta. Lo propio ocurre con la del 5 de junio
de 1879 suscrita desde Iquique, cuando por documentos
auténticos sabemos que ese día el almirante Miguel
Grau se encontraba en Mollendo.
Podemos añadir otro argumento que refuerza la apocricidad
de las cartas presentadas por L.H. Delgado. Ni Mariano Ignacio
Prado ni los personajes más cercanos de su entorno ( por
ejemplo el Vicepresidente Luis La Puerta o su Ministro
José María Quimper) en ninguno de sus documentos
incontrovertibles hacen referencia que la decisión de
viajar fuera sugerida por personaje alguno. Basadre al analizar
la correspondencia de Prado a Montero con relación al
viaje, que es la del 18 de diciembre de 1879, nos dice: "Del
texto de esta
carta se deduce claramente que la resolución de viajar a
Europa la tomó «desde mi arribo a esta capital»" Y líneas más abajo,
Basadre escribe: "Que el viaje de Prado a Europa fue proyectado
por él mismo después de su regreso a Lima, aparece
también en el manifiesto de José María
Quimper, su ministro…". Y lo que es más grave, el
ministro de Prado José María Quimper ha dejado su
testimonio en el sentido de que cuando el Presidente le hizo su
conocer su proyecto de viajar a Europa y los Estados Unidos,
"para acelerar con su presencia y con su acción inmediata,
la remisión de armamentos y la adquisición de una
escuadra", él (Químper) le hizo saber su
oposición al proyecto, pero sin lograra convencerlo.
Químper, sin embargo, es benévolo en su juicio
sobre el viaje de Prado. Quimper escribe: "Indudablemente era
nobilísimo el móvil que indujo al general Prado a
ausentarse del Perú; pero no fue, a mi juicio,
político ni conveniente dejar el país en aquellos
momentos" (Citado por: Basadre, Jorge "Historia de la
república del Perú"; Lima 1969; tomo VIII, p.
178).
En la carta circular del General M. I. Prado suscrita a bordo del
Paita, en Guayaquil el 22 de diciembre de 1879, tratando de
explicar su «intempestiva salida de Lima» dice: "Por
las últimas comunicaciones
venidas de Europa, veíamos con sentimiento que, debido en
gran parte a competencias y
rivalidades de nuestros comisionados , nada se podía hacer
ni conseguir respecto da la adquisición de buques".
Aquí la explicación de su salida radica en las
comunicaciones venidas de Europa".
De haber sido ciertos los consejos recibidos por Prado de parte
de personajes como Grau, García Calderón,
Cáceres y Montero, para que viajase a Europa para la
compra de armamento, resulta inconcebible que personajes como La
Puerta y Químper no lo supiesen, porque de haber tenido
conocimiento
de ello, hubiesen tenido que sopesar cuando le expusieron al
Presidente su oposición a dicho viaje.y lo hubiesen
mencionado en algún documento.
Otro punto analizado por Percy Cayo tiene que ver sobre la
legalidad o ilegalidad del viaje. Casi todos los historiadores,
entre ellos Jorge Basadre, reconocen que fue legal porque el
decreto del 18 de diciembre que autorizaba su salida se basaba en
la resolución legislativa del 9 de mayo de 1879,
autorizando para que el Presidente de la República pueda
mandar las fuerzas de mar y tierra, y además salir del
territorio nacional, si fuese necesario. Cayo señala, sin
embrago, y en ello tiene toda la razón, que los
legisladores al dar dicha autorización debieron estar
pensando en la posibilidad de que pudiera pasar a Bolivia o a
Chile. Cayo, escribe: "El espíritu de esa
autorización, indudablemente, no estuvo dirigido a que el
presidente abandonara el territorio nacional como lo hizo siete
meses más tarde. Mas parece haber estado, definitivamente
dirigida dicha autorización al viaje al sur, que
emprendería once días más tarde,
a«mandar las fuerzas de mar y tierra»" (Cayo, Percy
Op. Cit, p. 201). Sin embargo, consideramos que el uso que se
hizo de esa autorización del mes de mayo ya en diciembre
no ilegaliza el viaje, lo que no significa que pretendamos
justificarlo, porque a todas luces fue una decisión
totalmente impolítica y realmente sin pies ni cabeza. Hay
que recordar que el propio Vice Presidente General Luis La
Puerta, en carta fechada en Lima el 11 de marzo de 1880 le
decía Prado: "En la noche en que Ud. se resolvió ir
a Europa, le dije que podía yo montar a caballo,
viviría 6 u 8 días, pues no tardaría
más en estallar la revolución; me equivoqué en 2
días…" (Vargas Ugarte, R. Op. cit. p. 70). Si con esa
tan seria advertencia de su propio Vicepresidente, Prado
tomó la decisión de emprender viaje, a como diera
lugar, tuvo y tiene que asumir la responsabilidad histórica de su actitud
irreflexiva.

3.
Bibliografía

Parte 1
-Academia Nacional de la Historia de
Venezuela. "Cartas Apócrifas sobre la Conferencia de
Guayaquil (Caracas, 1945). Contiene:

  1. Dictamen de la Academia Nacional de la Historia de
    Venezuela de
    7 de noviembre de 1940
  2. Lecuna, Vicente. "Refutación y mentís
    al libro del
    Sr. Colombres Mármol. Cartas apócrifas publicadas
    como auténticas por el Sr. E. L. Colombres
    Mármol, ex embajador de la Argentina en el
    Perú, en un libro intitulado «San Martín y
    Bolívar en la
    Entrevista de Guayaquil a la luz de nuevos
    documentos definitivos»"
  3. Lecuna, Vicente."Contestación al Sr.
    Rómulo Carbia, defensor de las cartas apócrifas
    del Sr. Colombres Mármol"
  4. Millares Carlo, Agustín. "Apocricidad de los
    documentos presentados por Colombres Mármol"
  5. Dictamen de la Comisión Nacional
    Argentina.
  6. Carta del Sr. José M. González Alfonso,
    de 15 de octubre de 1941.

– Academia Nacional de la Historia de Venezuela. "Sobre
las cartas falsas de Colombres Mármol. Acuerdos de la
Academia". (Boletín de la ANHV, abril-junio 1958).
-Carbia, Rómulo "San Martín y Bolívar frente
al hallazgo de nuevos documentos " (Buenos Aires,
1941)
-Colombres Mármol, E. L. (p) "San Martín y
Bolívar en la Entrevista de
Guayaquil a la luz de nuevos documentos definitivos" (Buenos
Aires,1940)
-Colombres Mármol, E. L. (h). "En defensa de las
discutidas cartas del general San Martín" (Buenos Aires,
1947)
-Mendoza, C. L. "Nota Editorial" (Boletín de la Academia
Nacional de l Historia de Venezuela, N° 130, abril-junio
1950; pp. 139-143)
-Ortiz, Sergio E. "El Nacionalismo
en la Historia" (Revista de la
Sociedad
Bolivariana de Venezuela; 24 de julio de 1950; pp. 215-22)
-Sayán de Vidaurre, A. "«San Martín y
Bolívar en la Entrevista de Guayaquil a la luz de nuevos
documentos definitivos», libro del embajador Eduardo
Lástenes Colombres Mármol" (Buenos Aires, 1942)
Terán Gómez, Luis."Crítica de un proceso"
(Revista de la Sociedad Bolivariana de Venezuela; 24 de julio de
1950; pp. 223-226)
-Vargas Ugarte, Rubén "Historia General del Perú.
Emancipación" (Barcelona, 1966; tomo VI).

Parte 2
-Ahumada Moreno, Pascual. "Guerra del Pacífico.
Recopilación completa de todos los documentos oficiales,
correspondencias y demás publicaciones referentes a la
guerra, que ha dado a luz la prensa de Chile,
el Perú y Bolivia, conteniendo documentos inéditos
de importancia" (Valparaíso: 1884-1891)
-Arias Quincot, César "Historia Política del
Perú. Siglos XIX – XX (En: "Compendio
Histórico del Perú. Historia Política y
Económica del Perú (1820-1998); Madrid, 1998; tomo
VII)
-Basadre, Jorge "Historia de la República del
Perú"(Lima,1969; tomo VIII)
-Basadre, Jorge "Bibliografía General de La Etapa
Republicana" (Lima,1968)
-Basadre, Jorge "Antecedentes de la Guerra con Chile" (Barcelona;
Editorial Juan Mejía Baca, 1981 tomo VII de la Historia
del Perú. Perú Republicano)
– Cayo, Percy "Guerra con Chile" (Barcelona; Editorial Juan
Mejía Baca, 1981 tomo VII de la Historia del Perú.
Perú Republicano)
-Conversaciones. Jorge Basadre. Pablo Macera (Lima,1974)
-Delgado, Luis Humberto "Guerra entre Perú y Chile –
1879" (Lima, 1965)
-Gilbert, Dennis L. "La oligarquía peruana: historia de
tres familias" (Lima, 1982)
-Portocarrero Suárez, Felipe "El Imperio Prado: 1890-1970"
(Lima, 1995)
-Vargas Ugarte, Rubén "Historia General del Perú.
(Lima, 1971; tomo X)
-Vargas Ugarte, Rubén. "Guerra con Chile. La
campaña de Tacna y de Lima. Documentos inéditos"
(Lima,1970)

 

 

 

 

Autor:

Jorge G. Paredes M.- Lima-Perú.-

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