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Drogadependiencia



     

     

    Estupefacientes.
    Definición

    Estupefacientes, Clasificación

    Tipos de Dependencias

    Otras consideraciones

    La Drogadependencia y su relación con
    el delito

    consumo de un veneno.

                El
    Comité de Expertos de la Sociedad de las Naciones, en 1957, pronunció que la toxicomanía
    es un estado de intoxicación periódica o crónica, provocada por el empleo
    reiterado de ciertas sustancias tóxicas
    .

                Es
    digno destacar que se le otorga a las sustancias tóxicomanigenas la calidad del
    veneno, lo cual es correcto, toda vez que ellas poseen una marcada
    toxicidad propia (algunos la denominan “poder tóxicomanogeno”, amén de la
    toxicidad derivada del uso prolongado o repetido.

                En
    el orden clínico, los franceses Antonine y Maurice Porot, definen: la
    toxicomanía es una apetencia normal y prolongada manifestada por ciertos
    sujetos hacia sustancias tóxicas cuyos efectos analgésicos, euforísticos o
    dinámicos han conocido accidentalmente o buscado voluntariamente; apetencia que
    se ve convertida en hábito tiránico y comporta, casi inevitablemente, un
    aumento progresivo de la dosis.

                La ley 23.737 (promulgada el 10 de octubre de 1989),
    que es la que rige en nuestro país en materia de estupefacientes, en su art.
    40, otorga definición pragmática del término “estupefaciente”: “El término
    “estupefacientes” comprende los estupefacientes, psicotrópicos y demás
    sustancias susceptibles de producir dependencia física o psíquica, que se
    incluyan en las listas que la autoridad sanitaria debe elaborar a este fin, y
    actualizar periódicamente por decreto del Poder Ejecutivo Nacional”.

                La
    Organización Mundial de la Salud en el año 1965 sugirió reemplazar las
    denominaciones “adicción” y “hábito”, por “dependencia respecto a las drogas”.
    No obstante, se continúa utilizando la palabra “hábito” para clasificar los
    efectos de aquellas drogas que provocan sólo dependencia psíquica, y el término
    “adicción” para las que generan dependencia física.

                El
    Comité de Expertos de la Organización Mundial de la Salud, dice: “…dependencia
    respecto a las drogas es el estado que resulta de la absorción de una droga,
    repetida periódicamente o continuamente”
    .

     

     

    grupos.

    a)      Euphorica.-
    Comprende los venenos sedativos del espíritu, tales como el opio y sus
    derivados: morfina, heroína, codeína, dionina. Dicho autor incluye en este
    grupo la cocaína, sobre la cual haremos luego una pequeña consideración.

    b)      Phantástica.-
    Comprende los venenos alucinatorios de los sentidos: LSD, mescalina ( de
    ciertos cactus alucinógenos), psilocibina (de ciertos hongos alucinatorios) y,
    aunque ciertos permisionistas opinen lo contrario, la marihuana.

    c)      Inebrantia.-
    Se incluyen en este grupo los venenos embriagadores, como el alcohol y el éter,
    debiéndose incluir también los inhalantes, lamentablemente difundidos hoy entre
    los adolescentes (nafta, ésteres, hidrocarburos aroma´ticos, etcétera).

    d)      Hipnótica.-
    Comprende las sustancias narcóticas como los barbitúricos, benzodiacepinas,
    fenotiacinas, metaqualona, mazindol.

    e)      Exitantias.-
    Sustancias estimulantes del psiquismo, tales como la cocaína, las anfetaminas y
    el cath y, en menor grado, la cafeína y el tabaco.

     

     

    Asia Menor. Su nombre
    botánico es Papaver Somniferum, y de sus cásulas (frutos) se extrae,
    mediante una adecuada incisión, un látex que, por oxidación al aire adquiere un
    color pardo oscuro: es el opio, producto rico en ciertos alcaloides provistos
    de potente acción farmacológica: morfina, papaverina, codeína y tebanía. Del
    opio se obtiene la morfina, polvo blanco cristalino, que mediante un proceso
    químico relativamente sencillo se transforma en heroína (diacetil morfina).

    Cada planta de amapola
    rinde unos cinco gramos de opio bruto, que contiene alrededor del 10% de la
    morfina.

    Tanto la morfina como la
    heroína son utilizadas por los adictos por vía endovenosa, mediante la
    autoinyección. Ambos alcaloides producen efectos hipnóticos y analgésicos de
    gran intensidad. Engendran verdadera dependencia física, con un dramético
    síndrome de abstinencia (en ese estado el adicto es capaz de realizar cualquier
    delito para lograr la droga).

    La codeína es otro
    alcaloide del opio, también capaz de engendrar dependencia, aunque en menor
    gravedad. Los adictos la utilizan como droga supletoria, ingiriendo comprimidos
    de medicamentos y jarabes antitusígenos de fabricación comercial, en grandes
    cantidades (decenas de comprimidos, varios frascos de jarabe).

    b)     
    Dependencia cocaínica.- La cocaína es un
    alcaloide que se extrae de las hojas de un arbusto ordinario de América de Sud,
    el Erythoroxylon Coca. Desde tiempo inmemorial, los indígenas de
    extensas zonas de Bolivia y Perú mascan las hojas del arbusto, práctica
    denominada “coqueo”, a fin de aumentar su resistencia a la fatiga, el hambre y
    la sed. Las hojas contienen alrededor del 1% de un alcaloide denominado
    cocaína, que transformado en clorohidrato por aspiración del producto tal cual,
    que constituye un polvo blanco cristalino, el cual se absorbe a través de la
    mucosa nasal, pasando rápidamente a la sangre (cocainomanía), y de ahí al
    sistema nervioso central.

    La facilidad de la
    disolución del clorhidrato en agua contribuye al uso de

    esta droga por vía inyectable, con frecuentes
    accidentes tóxicos, y aún fatales, por sobredosis.

    En los últimos tiempos
    se ha difundido el fumado del alcaloide en su forma básica, es decir, no
    salificado como clorohidrato, mezclado con tabaco o marihuana, modalidad
    llamada “crak”. El alcaloide es absorbido en este caso por vía pulmonar,
    llegando al cerebro en contados segundos y produciendo un intenso y súbito “rush”,
    una enorme euforia, que dura varios minutos para pasar luego a una muy
    desagradablemente depresión, lo que lleva al adicto a volver a fumar; de esta
    manera se suceden euforias y depresiones, lo que puede conducir al sujeto al
    paro cardiorrespiratorio fatal. Tradicionalmente se consideró que la cocaína no
    producía dependencia física. Con la aparición del “crack” esta afirmación se
    desvanece: un adicto a la cocaína, que utiliza tal forma de consumo, no deja de
    fumar mientras disponga de droga, o de los medios para conseguirla. La demanda
    psíquica es de una violencia tal que el sujeto constituye un serio peligro para
    el personal médico y de seguridad.

    c)     
    Dependencia cannábica.- Las propiedades embriagantes
    del cáñamo –Cannabis Sativa- cultivado en las mesetas de la India, cuya
    resina es llamada “haschish”, se utilizaban hace siglos para provocar
    exaltación dionisíaca en ciertas ceremonias religiosas.

    Esta especie vegetal
    presenta dos formas de consumo. Por un lado, la resina

    segregada por las flores
    femeninas, recolectada adecuadamente, se consume con diversos nombres: el ya
    citado haschish, charas, chira, etc. La otra forma, más común y
    accesible, es el producto obtenido por secado y picado de las hojas y sumidades
    floridas de las plantas, con el que se arman cigarrillos, que son fumados por
    los adictos para el logro de los efectos psicotóxicos (alucinógenos) buscados.

          El principio activo de la marihuana, responsable de la acción
    psicotóxica buscada por los adictos a esta droga, es el tetrahidrocannabinol
    (THC). El contenido medio de THC en la marihuana es del %. Se estima en
    cincuenta microgramos de THC por kg de peso del sujeto, la dosis umbral para el
    logro de los efectos alucinógenos buscados por el fumador de este
    estupefaciente. De acuerdo con lo consignado, un “porro” contendría alrededor
    de cinco mil microgramos de THC, dosis más que suficiente para que un sujeto de
    setenta kg de peso alcance tal umbral.

          Se acepta actualmente que el Cannabis produce el
    fenómeno de tolerancia, e inclusive se conocen casos adictos que han sufrido el
    síndrome de abstinencia. Está comprobado que el consumo de THC produce un alto
    grado de tolerancia, que obliga a aumentar radicalmente las dosis iniciales (de
    diez a veinte veces, para lograr iguales efectos).

          Atento a la distribución irregular del THC en la planta,
    derivada del sexo de la misma y de la parte de ella de donde procede, en la
    última reunión de expertos, convocada por la O.M.S. en Buenos Aires (1987), se
    consideró conveniente precisar una definición clara sobre esta droga,
    aceptándose la siguiente: “Por “cannabis” se entiende cualquier parte de
    cualquier planta del género Cannabis que contenga una o más de las sustancias
    químicas identificadas como cannabinoides que sean objeto de medidas de fiscalización
    a nivel internacional o nacional”.

    d)     
    Dependencia barbitúrica.- Los barbitúricos son
    sustancias derivadas de la malonilurea, compuesto obtenido por la unión del
    ácido malónico con la urea. Su acción farmacológica, se puede definir como
    hipnótico y sedante.

    De acuerdo con la rapidez
    y persistencia de su acción, se clasifican en:

    1)      de
    duración prolongada. Ejemplo: luminal

    2)      de
    duración intermedia. Ejemplo: nembutal

    3)      de
    duración corta. Ejemplo: seconal

    4)      de
    duración ultracorta. Ejemplo: pentotal

    Se trata de productos
    muy comunes en terapéutica para producir sedación en

    sujetos excitados; como hipnóticos en el tratamiento
    del insomnio; como antiepilépticos y anticonvulsivantes; como preanestésicos y
    anestésicos endovenosos, y en el narcoanálisis.

    Está probado que su uso
    crónico produce tolerancia y dependencia psíquica

    y física. Los de acción corta e  intermedia son frecuentemente objeto de
    abuso, debido al inmediato inicio de su efecto, y a la intensidad del mismo.

          Los
    barbitúricos tienden a ser reemplazados por ciertos represores del sistema
    nervioso central, a los cuales se conoce con el nombre genérico de
    ansiolíticos, entre los cuales se encuentran especialmente las benzodiacepinas
    (clordiazepóxido, diazepán, oxacepán, etc.), de amplio uso terapéutico y extraterapéutico.
    Ya en 1962 la Organización Mundial de la Salud llamó la atención sobre el
    peligro del uso indiscriminado de este amplio grupo de “píldoras de la
    felicidad”. En mayor escala, todos ellos crean hábito y dependencia.

          Es de
    hacer notar que en nuestro país ni los barbitúricos ni las benzodicepinas están
    incluidos en los listados correspondientes, como estupefacientes. Lo están sí
    en el listado de la ley 19.303, sobre drogas psicotrópicas (lista III y IV,
    respectivamente), debiendo ser despachadas bajo receta archivada, manuscrita,
    fechada y firmada por el médico.

          La
    metacualona, hipnótico no barbitúrico que adquirió natable difusión en el
    ambiente de la drogadicción hace algunos años, fue incorporada al listado de la
    ley 20.771 por resolución ministerial del 17 de junio de 1981.

    e)     
    Dependencia anfetamínica.- el término de aminas
    simpéticomimeticas se emplea para calificar las sustancias cuyos efectos
    resultan muy similares a los que se producen por la estimulación de las fibras
    adrenérgicas posganglionares. Su uso produce incremento de la actividad
    neuromuscular, con la exaltación de la presión arterial y de la amplitud
    respiratoria, con suspensión del sueño, experimentando el sujeto sensación de
    energía forzada, e incremento de la capacidad de trabajo.

    Las anfetaminas se usan
    masivamente para adelgazar, debido a 
    que produce

    eliminación del apetito (anorexia). Es también
    frecuente su uso por parte de deportistas, a fin de aumentar el rendimiento
    físico, y postergar, en las competencias, la aparición de la fatiga.

    Los individuos que
    utilizan anfetaminas, sea para aumentar su rendimiento

    psíquico (estudiantes, profesionales, políticos) o
    físico (deportistas trabajadores), caen fácilmente en una verdadera
    toxicomanía, con tolerancia al aumento de las dosis y estado de necesidad. Se
    observa en ellos una sintomatología característica, consiente en anorexia,
    adelgazamiento, insomnio, excitación psicomotriz, con confusiones y delirio
    alucinatorio.

    f)       
    Dependencia alucinógena.- Los alucinógenos o
    psicodislépticos “… son sustancias que perturban la actividad metal, y
    engendran una desviación delirante del juicio, con distorsión en la apreciación
    de los valores reales. Además estas drogas son generadoras de ilusiones,
    alucinaciones, estados oníricos y oniroides, estados de confusión y de
    despersonalización” (J. Delay).

    La mescalina, alcaloide
    del peyotl, cactus mexicano, y la psilocibina, existente en ciertos hongos
    también mexicanos, son conocidas desde hace siglos, y consumidas por los
    indígenas de dicho origen. El cactus, cortado en rodajas, y los hongos, crudos
    o desecados, son ingeridos directamente, experimentándose profundas
    perturbaciones mentales unos treinta minutos después de la ingesta.

    A estas sustancias
    naturales se suma una sustancia semisintética, el LSD 25, producido a partir
    del ácido lisérgico obtenido del clavicens purpurea, hongo que parasita
    el centeno y otras especies vegetales.

    El LSD 25 es la dietil
    amida de ese ácido; el número 25 corresponde a una serie de modificaciones
    químicas experimentales efectuadas sobre la molécula del ácido lisérgico
    obtenido del cornezuelo del centero, por Hoffmann, descubridor de este
    alucinógeno.

    Todas las sustancias
    producen una fase de excitación psíquica, acompañada de alteraciones del
    sistema nervioso autónomo (midriasis, taquicardia y salivación), alucinaciones
    visuales ricas en contenido, y con sensación de movimiento, un estado
    placentero y eufórico que, al desaparecer, desencadena frecuentemente un cuadro
    de ansiedad y angustia. Luego de las alucinaciones aparece un trastorno de la
    personalidad, conocido con el nombre de “despersonalización”, que provoca el
    singular hecho de que el sujeto, aunque conciente, se siente ajeno a sí mismo.

    Los alucinógenos han
    sido utilizados en psicoterapia, y en el tratamiento del alcoholismo crónico.
    Hoy se los ha abandonado dada su peligrosidad y potencial de adicción psíquica.

    Agravan aún más el
    problema, las dosis extremadamente bajas que se requieren para arribar a los
    efectos alucinatorios. Bastará mencionar al respecto que la dosis de LSD 25
    oscila alrededor de los cien microgramos, por vía oral. Vale decir que con un
    gramo se podrían  drogar diez mil
    personas.

    g)     
    Dependencia alcohólica.- El etanol, o alcohol etílico,
    es el componente común a todas las bebidas alcohólicas, sean destiladas o
    sencillamente fermentadas. Se denomina “grado alcohólico” a la cantidad de
    mililitros de alcohol contenidos en cien mililitros de un líquido. Las bebidas
    más comunes, presentan el grado alcohólico que se consignan a continuación

    Cerveza:               del
    5 al 9          %         CH

    Sidra:               del
    4 al 6          %         :
    3

    Vino:               del
    11 al 13        %         CH
    OH

    Aperitivos:            del 25 al 40        %         Alcohol etílico

    Aguardientes y licores      del 40 al 50        %         (etanol)

          El
    etílico constituye una sustancia tóxica. Su dosis mortal oscila alrededor de
    los seis gramos (7.5 mililitros) por kilogramo de peso del sujeto, en una
    ingesta. Vale decir que, para una persona de 70 kilogramos de peso, la dosis
    letal estaría contenida en medio litro de alcohol, o sea, alrededor de un litro
    de whisky.

          La
    ingesta de alcohol, repetida en forma más o menos continua, conduce a la
    dependencia: el tóxico pasa a ser permanente compañía del sujeto, al que
    condiciona con todas las características de la toxicomanías, y con una serie de
    perturbaciones concominantes: gastritis, cirrosis, problemas en las glándulas
    endocrinas, impotencia sexual, disturbios intestinales, discromatopsia,
    perturbaciones en la coordinación de los movimientos, etcétera.

    h)     
    Inhalación de solventes.- la inhalación de solventes,
    con el propósito de alterar un estado de ánimo y evadir la realidad, se conoce
    desde hace mucho tiempo. Las primeras observaciones sobre inhalación voluntaria
    de solventes datan de un trabajo publicado en EE. UU. En 1951 (Psychiatris Quaterly). Los
    productos químicos utilizados para llevar a cabo esta deleznable práctica
    presentan variada composición química: se trata, en general, de gases o
    líquidos volátiles: hidrocarburos aromáticos (benceno, tolueno, xilenos),
    freones, ésteres (acetato de etilio, acetato de amilo), cetona, solventes halogenados,
    etc. La diversidad química de estos productos hace difícil su clasificación
    farmacológica. Sus propiedades para inducir un estado de confusión hacen que,
    en oportunidades, se los defina como “delirantes”. Son, casi todos ellos,
    depresores del sistema nervioso central, por lo cual se los ha incluido también
    entre los “sedantes”. Tal vez, lo más lógico, sería clasificarlos como al
    alcohol, al cual se asemejan en algunos aspectos, tales como los anestésicos.

    En 1959 apareció en
    EE.UU. la práctica de la inhalación de los adhesivos utilizados en
    aeromodelismo. Éstos consistían en soluciones de poliestireno en tolueno. La
    práctica se extendió rápidamente con el nombre de “glue sniffing”,
    favorecida por la inadecuada difusión periodística. Actualmente los productos
    más utilizados son los adhesivos de neoprene (Suprabond, Poxirrán, etc.). El
    solvente de ellos es mezcla de tolueno y hexano, a los cuales se debe,
    exclusivamente, el efecto embriagante, en especial al primero de los nombrados.

    Los adictos –generalmente
    niños o adolescentes- realizan la inhalación

    mediante técnicas variadas, siempre tendientes a
    lograr una alta concentración del solvente.

    La forma más común es la
    de colocar el cemento en una bolsa de plástico,

    que se sostiene contra la boca, incluyendo a veces
    la nariz, e inhalando los vapores hasta obtener el efecto deseado. Al cabo de
    unos minutos comienza la sensación de euforia buscada, y luego se continúa
    inhalando más lentamente, para mantener ese estado, hasta que se agota el vapor
    del solvente.

          Son
    consecuencia de las drogas alucinógenas: confusión, embriaguez, lenguaje
    farfullante, secreción nasal, cefaléas, sensación de entumecimiento, etcétera.

          Cuando la
    dosis se incrementa, los efectos sedantes son más marcados, y pueden sobrevenir
    somnolencia, estupor y depresión respiratoria e inconciencia (Interin Report of
    the Comisión 5 – The non medical use of drugs information – Ottawa, Canadá –
    1973).

          En
    resumen, a pesar de la apariencia inocua en este tipo de sustancia, existe, en
    su inhalación, un serio riesgo de muerte.

          Obvia,
    pero lamentablemente, estos productos son de fácil obtención y su expendio no
    está sujeto a restricción alguna; todos ellos son de uso común en diversas
    actividades y oficios.

          Como
    sintomatología del presunto adicto se ha mencionado el olor característico en
    su ropas y aliento, secreción nasal excesiva, ocasional lagrimeo,
    incoordinación muscular, astenia, distaría, estado confusional o excitación y
    diseña.

          Si bien
    no se ha descripto un síndrome de abstinencia, la dependencia  psíquica es evidente; en todos los
    inhaladores se desarrolla rápidamente tolerancia. No hay evidencia, en cambio,
    de dependencia física; algunos experimentan leves temblores, irritabilidad,
    ansiedad e insomnio al dejar de inhalar, sintomatología considerada más de
    origen psíquico que físico.

          ¿Cuáles
    son las causas de esta drogadicción, en niños y adolescentes? Muchos de ellos
    alucen el deseo de evadirse de todos los problemas, o un esfuerzo para superar
    el sentimiento de timidez o de inferioridad, o por desorganización familiar
    masiva, padres hostiles y poco cariñosos, alcohólicos o drogadíctos.

     

     

    fuerza y resistencia.

    Esos
    efectos generalmente duran unos 30 minutos, y después el usuario debe aspirar
    cocaína en cantidad creciente para mantener las sensaciones mencionadas. Este
    fenómeno se denomina “tolerancia”. De esa manera, esta droga se convierte en
    una substancia peligrosa.

     

    La peligrosidad de la
    droga.

                Los efectos estimulantes de la cocaína, que parecen
    placenteros, se traducen en excitabilidad, ansiedad, locuacidad, dificultad
    para enfocar los ojos, aceleración del ritmo cardíaco y del pulso, aumento de
    la presión sanguínea, dilatación de las pupilas, dolor de cabeza, náuseas,
    mitos, aumento de la temperatura corporal y alucinaciones (especialmente un
    hormigueo subcutáneo).

                Además, la cocaína afecta a los pulmones y causa
    problemas respiratorios, confusión menta, daños irreversibles en el cerebro y,
    posiblemente, defectos congénitos en el feto si se usa durante los primeros
    meses de embarazo. Su uso continuo resulta en aumento de los accidentes
    automovilísticos, depresión, el suicidio y la muerte.

     

    Envenenamiento y muerte.

                El sudor frío, las convulsiones, los desmayos y la
    interrupción de la respiración son síntomas del envenenamiento por cocaína, que
    lleva a la MUERTE.

                La inyección de cocaína con instrumentos no esterilizados
    puede  causar hepatitis y, en el caso de
    intercambio de agujas entre adictos, el contagio del virus del SIDA. Además, la
    preparación de base pura requiere el uso de solventes volátiles, que pueden
    causar incendios o explosiones, resultando en traumatismos graves o la muerte.
    Muy pocas personas se dan cuenta de que la muerte por sobredosis puede
    sobrevenir tanto al inyectarse cocaína como al fumarla o aspirarla por la
    nariz. La muerte es causada por convulsiones múltiples, seguidas de paro
    respiratorio y cardíaco.

     

    Base pura.

                Desde 1979, el hábito de fumar base pura de cocaína ha
    aumentado a un ritmo alarmante. Se le llama base pura porque la cocaína que se
    vende en la calle es sometida a un proceso mediante el cual la droga activa se
    separa de la base salina. Cuando la base salina se disuelve, quedan granito de
    cocaína pura. Un gramo de cocaína “comprada en la calle” contiene
    aproximadamente un cuarto de gramo de “base pura”. Los granitos se fuman en una
    pipa, generalmente de vidrio, llena de agua o ron. El interior de la tabaquera
    se recubre para que no se pierda nada de cocaína pura.

                |el vapor se inhala y pasa directamente a los pulmones,
    produciéndose un “high” (estado de intoxicación) drástico e inmediato. El
    “high” dura poco (unos 10 minutos), y se debe consumir más droga para mantener
    la sensación. El uso de la droga en grandes cantidades puede causar un síndrome
    paranoide extremo y diversos trastornos mentales.

                El uso de base pura adquiere tanta importancia en la vida
    de un adicto que excluye todo lo demás; el hábito es muy costoso, porque el
    usuario comienza a fumar másy con mayor frecuencia.

     

    Las embarazadas.

                Debido a la disponibilidad de drogas tales como el
    “crack” y la cocaína, y a la disminución considerable del precio, es posible
    que muchos niños de las próximas generaciones sean afectados por estas drogas.
    Para la mujer embarazada no debe existir tal cosa como el uso de drogas con
    fines de recreación, y menos aún la cocaína.

                Se  calcula que
    quince millones de personas usan cocaína regularmente, de manera que no causa
    sorpresa ver niños con diversas anomalías y trastornos. Muchos de esos niños
    pasan sus primeros días de vida en un estado angustioso causado por la
    abstinencia, que puede durar hasta tres semanas, o sea, más que el síndrome de
    abstinencia de la heroína. Las mujeres embarazadas que usan cocaína estás más
    expuestas al riesgo de abortos espontáneos o partos prematuros. Los hijos de
    usuarios de drogas sufren defectos físicos o trastornos mentales, tales como
    problemas de la vista, impedimentos graves del aprendizaje o retraso mental,
    deformidades, problemas motores graves, insuficiencia renal, parálisis o
    problemas respiratorios.

                Los médicos están comenzando a notar y comprender los
    efectos de la cocaína en el feto. Sólo mediante  estudios a largo plazo se podrán determinar los daños ocasionados
    por la droga y la manera en que afectará a las generaciones futuras.

     

    Fumando pipa.

                El uso de la cocaína se ha convertido en una verdadera
    epidemia en muchos países del mundo. Como tal, no sólo la enfermedad, sino
    también los efectos secundarios pueden ser devastadores.

                La droga que más se usa actualmente es una nueva forma de
    cocaína conocida como “crack”. La venta de “crack” ha aumentado de manera
    alarmante. En cuestión de dos años, se ha convertido en “la droga”. Ha salido
    de  los barrios bajos de las grandes
    ciudades y se ha infiltrado en las clases media y alta, propagándose como una
    epidemia en los  pueblos más pequeños de
    muchos países.

                El “crack” es una forma más pura de cocaína, que causa
    más adicción que la cocaína común. No se aspira por la nariz, sino que se fuma.
    En sólo dos semanas un usuario puede adquirir el hábito. Es menos costosa: 300
    miligramos de crack procesado y listo para fumar, que alcanza para una o dos
    inhalaciones breves, cuestan entre U$S 5 y U$S 10.

                Es fácil de usar, y no requiere de utensilios especiales,
    a diferencia de la base libre. Lo único que se precisa es una pipa común.

                El “high” dura entre 5 y 10 minutos, y la cocaína llega
    al cerebro en diez segundos o menos. La sensación de euforia dura de 5 a 20
    minutos, seguida de una depresión igualmente devastadora, que crea la necesidad
    de fumar nuevamente a fin de volver a experimentar la sensación de euforia y
    bienestar. Este ciclo de “high” y depresiones contribuye a la adicción y la
    refuerza. Debido a la corta duración del “high”, el usuario debe fumar “crack”
    con frecuencia.

                El “crack” es un estimulante, y con frecuencia los
    usuarios realizan una actividad intensa, mostrando a menudo signos paranoides.

                La preocupación creciente de contraer el SIDA, debido al
    uso de agujas contaminadas, ha disminuido la popuaridad de la heroína entre los
    usuarios más frecuentes y ha aumentado el uso del “crack”. La baja inversión
    inicial, el “high” sumamente potente, la gran disponibilidad, y el hecho de que
    no se requiere de utensilios ni una preparación especial, contribuyen a la
    popularidad de esta droga ilícita.

                CRACK: es una forma de cocaína, que se vende en la forma
    de escamas pequeñas que parecen jabón o astilla de porcelana, generalmente en
    frascos de plástico pequeño.

                Expresiones de la jerga: Se le conoce también como
    “rock”, y en algunos países como “basuco” (Colombia y Caribe).

     

    La marihuana.

     

    Droga Peligrosa.

                La ingestión de marihuana produce diversos efectos, que
    varían de una persona a otra. El “high” dura de dos a cuatro horas. Algunas
    personas experimentan mareos y aturdimiento, mientras que otras sufren
    depresión y tristeza. Esta droga modifica la percepción del tiempo y la
    profundidad. Puede inducir un comportamiento descuidado o errático, así como
    risa incontrolable y un apetito voraz. Los usuarios generalmente caminan,
    hablan y se sientan de una manera peculiar o desacostumbrada. La marihuana
    reduce la habilidad motora necesaria para conducir sin peligros.

     

    ¿Qué es la marihuana?.

                La marihuana solía considerarse como una droga que no
    causaba adicción. Sin embargo, las investigaciones recientes indican que la
    marihuana es activa. Se han realizado también numerosos estudios sobre los
    efectos físicos y psicológicos de la marihuana a largo plazo. En ninguno de
    ellos se ha llegado a la conclusión de que la marihuana es inocua. Según los
    estudios, el organismo tiende a adquirir una tolerancia de la droga, de manera
    que se necesitan dosis mayores para obtener el mismo efecto. Esta droga parece
    llevar al uso de drogas más potentes. Los usuarios son menos productivos y no
    pueden terminar ninguna tarea.

                Hachís: Es una forma concentrada de cannabis. Con la
    resina de la planta se hacen panes, generalmente oscuros, que se cortan en
    trozos irregulares y se venden por peso. El hachís es cinco veces más potente
    que la marihuana.

                La potencia química de la marihuana depende del lugar de
    origen y del método del cultivo, preparación y almacenamiento. La mayor parte
    de la cannabis que crece en estado silvestre en los Estados Unidos se considera
    de calidad inferior, ya que la concentración de THC es baja (0.5% o menos).

                Las variedades de Jamaica, Colombia y México presentan
    una concentración de THC del 0.5 al 4 %.

                Se considera que la sin semilla es de potencia superior.
    Esta variedad de marihuana se obtiene con una cannabis hembra sin polinizar, y
    en algunas muestras se han encontrado concentraciones de THC de hasta el 6 %.
    Las “varillas tailandesas” del Sudeste Asiático consisten en brotes de
    marihuana, los usuarios exigentes insisten en obtener la inflorescencia, que es
    muy potente, y por lo cual pagan un precio elevado.

                La planta de marihuana se seca, obteniéndose un producto
    similar al tabaco.

                A fin de transportarla y venderla en grandes cantidades,
    se la comprime en bloques, o “ladrillos de un kilo”, que miden 5×2 1/2×12
    pulgadas. Después, el kilo se fracciona y se empaqueta para la venta,
    generalmente en envases pequeños. El envase generalmente consiste en una bolsa
    de plástico, pero a veces se usan cajas, botellas u otros recipientes. La
    marihuana lista para usar se parece mucho las hojas de orégano o de té.

                A fin de comprender los efectos de la marihuana, es
    necesario conocer sus componentes químicos y su solubilidad.

     

    La química  de la marihuana.

                La marihuana contiene más de 421 componentes químicos,
    que se transforman en más de 2.000 al fumarla. Más de 61 de esa 421 substancias
    químicas se llaman canabinoides, y no se encuentran en ninguna otra planta.

                Todos los canabinoides probados hasta la fecha son
    biológicamente activos. Eso significa que alteran alguna función normal de los
    organismos vivos. Esas alteraciones quizá sean imperceptibles, ya que se
    producen en las células, pero se pueden documentar en los laboratorios de
    investigación.

                Uno de esos canabinoides es el
    delta-9-tetrahidrocanabinol. Ese es el canabinoide psicoactivo que produce el
    conocido “high” o estado de intoxicación atribuido a la marihuana.

                La abreviatura THC se refiere a las distintas substancias
    químicas de la clase de los tetrahidrocanabinol, que han sido objeto de
    numerosos estudios.

                La potencia de la marihuana depende de la concentración
    de THC. Cuanto mayor sea esa concentración, mayores serán su potencia y sus
    efectos nocivos. La marihuana que se cultiva actualmente es hasta diez veces
    más potente que la que se usaba antes de 1970.

                Todos los canabinoides tienen un factor importante en
    común: reaccionan en todos los tipos de células vivas, reduciendo su capacidad
    para producir moléculas eje.

                Las moléculas eje contienen substancias necesarias para
    la división celular, que es fundamental para el mantenimiento de las funciones
    fisiológicas.

                Quizás haya escuchado hablar muchas veces de estas
    substancias: el DNA, el RNA y las proteínas. El DNA es la substancia química
    básica contenida en el núcleo de todas las células, que transmite el código
    genético de la herencia.

     

    La intoxicación.

                El estado de intoxicación causado por la marihuana es
    bastante breve, y los efectos perceptibles durante ese lapso son considerables.
    El período de vida media del THC y de otros canabinoides en el organismo
    humano, después de fumar un cigarrillo de marihuana, es de 72 horas como
    promedio. El período de vida media es el tiempo que tarda el organismo en
    descomponer o eliminar la mitad de la droga introducida en el cuerpo.

                La mitad del THC, almacenadas en las células del hígado,
    los pulmones, el cerebro, el bazo, los tejidos linfoides y los órganos
    sexuales, se elimina en el plazo de 3 días. La otra mitad se libera en el
    torrente sanguíneo lentamente durante los 18 días siguientes. Al cabo de ese
    período, en el organismo queda menos del 1 % de la substancia. Ese es el
    resultado de fumar un solo cigarrillo de marihuana.

                Sin embargo, si se fuma marihuana regularmente (2  cigarrillos a la semana durante 6 meses),
    los tejidos adiposos del organismo se saturan completamente de substancias
    químicas solubles en la grasa. Al cabo de varios meses, es posible encontrar
    vestigios de THC en el organismo.

     

    Los daños en las células.

                Se ha comprobado que la marihuana produce daños
    celulares, y el uso de esta droga durante el período prolongado disminuye la
    inmunidad celular y aumenta el riesgo de contraer SIDA.

                El sistema inmunológico es un sistema de defensa
    complejo. Los glóbulos blancos se especializan en luchar contra las infecciones
    y destruir las sustancias extrañas, tales como las células cancerosas y los
    tejidos transplantados. Las drogas, la nutrición inadecuada, el exceso de
    ciertas sustancias nutritivas y las tensiones emocionales debilitan el sistema
    inmunológico.

                Un grupo de científicos de la Universidad de Columbia
    examinó las respuestas inmunitarias de 51 fumadores de marihuana de 16 a 35
    años de edad, que habían fumado 3 cigarrillos de marihuana a la semana, como
    promedio, durante 4 años, y no habían usado ninguna otra droga, a excepción de
    tabaco y bebidas alcohólicas. Los resultados observados en esas personas se
    compararon con los de un grupo control, integrado por personas que no fumaban
    marihuana pero que usaban tabaco y bebidas alcohólicas. La respuesta
    inmunitaria de los fumadores de marihuana fue inferior en un 40% a la de las
    personas que no fumaban marihuana.

                Cabe preguntarse porque el consumo semanal de solo tres o
    cuatro cigarrillos de marihuana que contienen de 15 a 20 mm. de THC puede
    producir daños celulares de tal magnitud. La razón es que el THC permanece en
    los tejidos adiposos durante períodos prolongados. La mayoría de las otras
    drogas son solubles en el agua, y se eliminan rápidamente, lo cual no ocurre en
    el caso de la marihuana.

     

    Signos para detectar el
    uso de marihuana

    ·       
    Olor dulzón, similar a la de una soga quemada, en el
    cuarto, la ropa, etc.

    ·       
    “Roach” o “Pituca”: Colilla de un cigarrillo de un
    marihuana.

    ·       
    “Joint”: Parece un cigarrillo enrollado a mano, con los
    extremos generalmente retorcidos o doblados.

    ·       
    “Roach Clips”: Utensilios para sostener el “roach”.
    Pueden ser artículos comunes (como presillas, horquillas o hemóstatos) o con
    distintas formas y camuflajes.

    ·       
    Papel para cigarrillos o pipas, generalmente
    escondidos.

    ·       
    Gotas oftálmicas, para disimular el enrojecimiento de
    los ojos.

    ·       
    Uso excesivo de inciensos, desodorantes de ambientes o
    enjuagues bucales.

    ·       
    Recipientes tales como cajas y latas, o recipientes
    camuflados, tales como una lata de bebida gaseosa con una tapa de rosca.

    ·       
    Apetito voraz (posterior al uso de marihuana o durante
    su influencia); golosinas.

    ·       
    Aspecto de embriaguez sin olor a alcohol.

    ·       
    Risa excesiva e inmotivada.

    ·       
    Manchas amarillas en las yemas de los dedos, que se
    forman al sostener los cigarrillos.

     

    La disminución de la
    fertilidad en el hombre

                Los investigadores de la Universidad de Columbia han
    demostrado que el uso moderado o intensivo de marihuana disminuye el número y
    la movilidad de los espermatozoides y produce una cantidad considerable de
    espermatozoides deformados. Los canabinoides perturban el desarrollo de los
    espermatozoides en los testículos y afectan al hipotálamo (glándula cerebral
    que controla ese proceso)

                El fumador de marihuana perjudica no solo su salud física
    y mental, sino que también arriesga las cualidades genéticas de sus futuros
    hijos.

     

    La disminución de la
    fertilidad en la mujer

                El efecto de la marihuana en la mujer probablemente sea
    duradero. Las mujeres nacen con un número limitado de óvulos. Si esos óvulos
    sufren daño, no se los puede reemplazar.

                Las mujeres que usan marihuana experimentan un cambio en
    el ciclo menstrual, debido al efecto del THC en el hipotálamo, que regula la
    liberación de hormonas de la glándula pituitaria.

                Se ha observado relación entre el uso de marihuana antes
    de la concepción y durante el embarazo, y la alta incidencia del efecto tóxico
    fetal y de las defunciones neonatales. Los hijos de mujeres que fuman marihuana
    pesan menos al nacer (medio kilogramo menos), y tienen la cabeza mas pequeña.
    Su comportamiento es diferente. Parecen menos atentos al jugar y menos
    cariñosos con la gente.

                Es imprescindible saber en que medida el uso frecuente de
    marihuana afecta al equilibro genético de las células sexuales. Las
    características hereditarias de las generaciones futuras quizá dependen de ese
    futuro.

     

    Los Psicofármacos

     

    La estimulación del
    psicofármaco

                Los estimulantes tienen propiedades químicas que aceleran
    la actividad del sistema nervioso central. Los estimulantes se recetan para el
    tratamiento de la depresión, la obesidad, la narcolepsia (ataques súbitos de
    sueño) y la hipercinesia de la niñez. Según un estudio realizado, alrededor del
    20% de los medicamentos recetados que alteran el ánimo son estimulantes.

                La industria farmacéutica produce suficientes
    estimulantes para suministrar a cada ciudadano una cantidad para crear adicción.
    Según un estudio realizado casi la mitad se utiliza ilegalmente. Además muchos
    estimulantes se preparan en laboratorios improvisados.

                Las anfetaminas, llamadas comúnmente “pep pills”, son los
    estimulantes mas ampliamente conocidos y mas frecuentemente abusados. Tienen
    distintas formas y tamaños. Incrementan la actividad, el estado de alerta y la
    excitación. Por consiguiente, su abuso es muy peligroso. Los efectos de la
    droga ocultan la fatiga, y las personas que la usan indebidamente exceden los
    límites de su resistencia física sin darse cuenta. Los conductores toman
    anfetaminas para permanecer despiertos en los viajes largos, los estudiantes
    las usan mientras se preparan para los exámenes;  muchos delincuentes las usan para no acobardarse al cometer un crimen.
    Dado su efecto anorexígeno en muchos casos la adicción se contrae a través de
    tratamientos o curas de adelgazamientos.

                La metanfetamina es otro estimulante poderoso y muy
    utilizado. Sus efectos psicológicos son mas fuertes que los de las anfetaminas,
    y generalmente se inyecta.

                Expresiones
    de la jerga: “pep pills”, “meth”, “speed”, 
    “bennies”, “uppers”, “co-pilots”, “paches”, “hearts”, “wake-ups”,
    “sky-rockets”, “cart-wkeels”, “bomido” 
    (inyectable).

                Uso
    indebido: Los estimulantes generalmente vienen en formas de píldoras y
    cápsulas, pero también como líquido inyectable en forma de sal soluble.

                Efectos: El consumo de estimulantes produce una sensación
    temporaria de exaltación del ánimo, hiperactividad, perdida del apetito,
    insomnio, vigor intenso y locuacidad. Dilatación de las pupilas, sudor
    excesivo, temblores, mal aliento, mareos, sequedad de la boca y de los labios,
    y picazón en la nariz. Otros efectos del uso indebido de estimulantes son
    irritabilidad, ansiedad, comportamiento agresivo, pánico y alucinaciones.
    Pueden causar también una sensación que los usuarios llaman “rush”. Sin
    embargo, cuando los efectos desaparecen, sigue un período desagradable de
    depresión, llamado “crashing”. Todos esos efectos se intensifican
    considerablemente cuando los estimulantes se inyectan por vía intravenosa. Las
    personas que usan grandes cantidades de estimulantes se llaman “speed freaks”.

                Otros peligros: Debido a los efectos acumulativos de los
    estimulantes, los usuarios crónicos tienden a tomar estimulantes por la mañana,
    a fin de despertarse, y depresores por la noche, para poder relajarse y dormir.
    Este hábito interfiere en la fisiología normal del organismo y causa
    enfermedades físicas y mentales. El organismo se acostumbra rápidamente, y se
    necesitan dosis mayores para lograr los efectos de euforia y supresión del
    apetito, creándose así una dependencia de la droga. En la jerga de los adictos,
    “speed kills” (los estimulantes matan).

     

    Éxtasis (X.T.C.)

                Una de las drogas mas nuevas es el éxtasis o “MDMA”,
    también llamada “XTC” y “Adam”, de la familia de las anfetaminas y la
    mescalina. Algunos psicólogos, psiquiatras y terapeutas solían usarla alegando
    que tiene usos terapéuticos.

                Sin embargo, la mayoría de los profesionales de todo el
    mundo no esta de acuerdo. El 1ro. de Julio de 1985, el éxtasis (MDMA) fue
    declarado sustancia de uso controlado del grupo 1, por constituir una amenaza
    para la salud pública. El éxtasis se elaboró por primera vez en 1914, y algunos
    psiquiatras lo usaron con fines terapéuticos. Su reciente difusión callejera ha
    causado gran alarma. Todos los meses se venden en EEUU miles de comprimidos de
    MDMA a un precio de U$S 15 a U$S 20 la dosis de 100 miligramos. La mayoría de
    las personas que la usan con fines de recreación la comparten con amigos, y
    dicen que elimina las inhibiciones y mejora la comunicación. Esta droga también
    tiene muchos efectos secundarios perjudiciales. Al igual que las anfetaminas,
    el éxtasis es nocivo para las personas que tienen problemas circulatorios o
    cardíacos. Las reacciones son: Transpiración, apretar los dientes
    involuntariamente, morderse el interior de las mejillas, visión borrosa,
    fluctuación de la presión sanguínea. Entre los usuarios del MDMA se han
    producido casos de psicosis, daños cerebrales y muerte.

     

    Drogas modificadas

                Las drogas modificadas se descubrieron en 1979 en
    California, tras la muerte de dos adictos a la heroína.

                Cerca de ellos se encontraron paquetes con un polvo
    parecido a esa droga. Se produjeron 13 muertes adicionales antes de que se
    pudiera identificar la sustancia.

                Se llegó a la conclusión de que se trataba de una versión
    modificada de un anestésico llamado “fentanyl” que se usaba ampliamente en
    cirugía. Las drogas modificadas se usan principalmente como sustitutos de la
    heroína, pero son mucho mas poderosas y de efecto mas prolongado.

                Las drogas modificadas se preparan en laboratorios
    clandestinos. Su elaboración no es costosa, pero son muy potentes. Los químicos
    de los laboratorios clandestinos alteran la estructura molecular de drogas
    ilícitas, a fin de obtener una droga que no esté prohibida explícitamente por
    las leyes.

                Estas drogas modificadas tienen otros efectos extraños:
    En California una de sus variantes la MPTP, ha producido síntomas de la
    enfermedad de parkinson en mas de 70 personas de 20 a 24 años, que ahora están
    rígidas e inmóviles, como estatuas, y cuyas posibilidades de recuperación son
    remotas.

               

    Síndrome tóxico –
    Síntomas de sobredosis.

                El organismo se acostumbra rápidamente a los efectos de
    euforia y supresión del apetito. Una dosis suficiente para superar la
    insensibilidad resultante pueden causar diversas aberraciones mentales, cuyos
    primeros signos incluyen hacer reclinar los 
    dientes, tocarse y pellizcarse la cara y las extremidades, y realizar
    una acción una y otra vez, así como la preocupación por los propios
    pensamientos, sospecha y sensación de ser observado. El síndrome tóxico
    resultante de la ingestión continua de dosis elevadas se caracteriza por un
    estado de paranoia, con alucinaciones auditivas y visuales. Los síntomas de una
    dosis subletal son mareos, temblores, agitación, hostilidad, pánico, dolor de
    cabeza, enrojecimiento, dolor toráxico, combinado con palpitaciones, sudor
    excesivo, vómitos, dolores abdominales.

                Si no se recibe 
    atención médica, se producen convulsiones y colapso cardiovascular,
    seguidos de la  muerte. Además, el
    esfuerzo físico aumenta los peligros del uso de estimulantes, y la muerte se
    debe a los efectos en los síntomas cardiovascular y regulador de la temperatura
    corporal. Se han producido casos fatales entre atletas que habían tomado una
    cantidad moderada de estimulantes, al realizar esfuerzos  extremos.

                La supresión de los 
    estimulantes ocasiona, en los usuarios crónicos que toman dosis
    elevadas, una profunda depresión, apatía, fatiga y trastornos del sueño (“Hang
    over”). El síndrome de abstinencia inmediato puede durar varios días.

                Además, varias semanas o meses persiste un estado de
    ansiedad, tensión abrumadora, y tendencias suicidas.

                Síntomas del abuso: pérdida del apetito, excitabilidad e
    hiperactividad, locuacidad, temblores en las manos, dilatación de las pupilas,
    sudor excesivo, comportamiento compulsivo y reacciones exageradas, psicosis
    paranoide, sequedad de las membranas mucosas, insomnio.

     

    Drogas depresoras.

                Los depresores disminuyen la actividad funcional. Con
    fines médicos, se usan como sedantes, a fin de inducir el sueño, y también como
    tranquilizantes, en dosis pequeñas, para calmar al paciente. Con el debido
    control médico, los barbitúricos son depresores eficaces para combatir el
    insomnio y la ansiedad. Sin embargo, tomados en cantidades excesivas, los
    depresores producen un estado similar  a
    la embriaguez y pueden resultar en adicción, sobredosis y accidentes.

                Entre los depresores se encuentra una alta gama de medicamentos
    de uso médico, tales como Nembutal, Seconal y Anytal, que son barbitúricos
    fuertes. Los  tranquilizantes menores,
    tales como Librium, Valium, Equanil, etc., que se usan para combatir la
    ansiedad, también pueden ser peligrosos y hasta fatales si se los usa
    indebidamente. Combinados con el alcohol, los depresores aumentan la
    probabilidad de que se produzcan problemas serios, y la sobredosis ocasiona la
    pérdida del conocimiento y  la  muerte

                Expresiones
    de la jerga: Downers, red birds pines, goofballs, red devils, barbs, candy,
    peanuts, yellow jackets, yellows.

                Los
    depresores vienen en cápsulas y comprimidos. Pueden ser de efecto breve,
    intermedio o prolongado, y algunos son de efecto gradual. También se pueden
    obtener en la forma de líquido inyectable.

                Efectos: los síntomas del abuso de depresión, apatía,
    dislalia, confusión mental y pérdida de la coordinación motora. La
    desorientación concomitante contribuye a la incidencia elevada de accidentes en
    las carreteras o en los hogares entre los usuarios de depresores. Losefectos
    son similares a los de la embriaguez: somnolencia, confusión, temblores,
    contracción de las pupilas, disminución de la presión sanguínea y de la
    respiración. El organismo se acostumbra rápidamente a los depresores, y las
    personas que abusan de ellos aumentan las dosis  sin darse cuenta del peligro.

                A menudo, los adictos usan depresores para disminuir los
    síntomas de abstinencia de la heroína, aliviar la ansiedad de los “lashbacks”
    (imágenes retrospectivas) resultantes del uso de alucinógenos y calmar los
    nervios después de ingerir estimulantes. El peligro del uso indebido de
    depresores aumenta cuando se los combina con el alcohol u otras drogas.

                El principal problema 
    del abuso de depresores y estimulantes es su amplia disponibilidad y la
    facilidad con que se puede obtener una receta. Muchos adultos los compran para
    curarse de una dolencia  verdadera, pero
    continúan usádolos no para reducir un dolor real, sino por  hábito.

                Este tipo de abuso puede causar perjuicios emocionales y
    físicos. Los depresores realmente causan depresión.

                Otros peligros: Los depresores, conocidos también como
    “Downers”, causan adicción. El síndrome de abstinencia se caracteriza por
    delirio y convulsiones, y es sumamente peligroso. Los signos del uso excesivo
    de depresores son: frío, piel húmeda y fría, pulso débil y rápido, respiración
    lenta y poco profunda, coma y la muerte.

                Síntomas de abuso: Somnolencia o letargo, dislalia y
    movimientos lentos, enajenación propia de un estado de trance, paso inseguro;
    aspecto de embriaguez (pero sin olor a alcohol en el aliento); tambaleo o
    pérdida del equilibrio, irritabilidad y ánimo pendenciero, confusión metal,
    depresión.

     

    Los estimulantes:

     

    Sustancias alucinógenas.

                Los alucinógenos son substancias químicas extraídas de
    plantas o sintetizadas en laboratorios. La mayoría de los  alucinógenos se elaboran en laboratorios
    clandestinos.

                Aunque los alucinógenos se promuevan de manera abierta e
    irresponsable como medio para extraer los límites de la conciencia, no se ha comprobao
    que tengan usos  médicos. Por
    consiguiente, no existen ni dosis normalizadas ni marcas que permitan
    identificar lo visual. Los laboratorios clandestinos producen alucinógenos en
    forma de cápsulas, comprimidos, polvo o líquido.

                Los vendedores y usuarios utilizan distintos métodos para
    transportar u ocultar las drogas. Por ejemplo, se ha encontrado LSD en terrones
    de azúcar, caramelos, papel, aspirinas, joyas, licores, ropa, calcomanías, en
    el reverso de estampillas, y hasta en figuritas adhesivas para niños.

                Efectos: Los efectos que se experimentan al ingerir  alucinógenos no están relacionados solamente
    con la droga, sino que en ellos influyen el estado de ánimo, la  actitud mental y el medio social del
    usuario. Generalmente, los alucinógenos distorcional o intensifican la
    percepción y disminuyen la capacidad para distinguir entre realidad y fantasía.
    El usuario dice que ve sonidos y escucha colores.

                Su sentido de la dirección y la distancia, así como su
    objetividad se ven afectados. Experimenta dilatación de las pupilas y
    sensibilidad extrema a la luz.

                La  droga causa
    inquietud e insomnio hasta que sus efectos desaparecen. Los efectos mentales no
    se pueden predecir, y varían cada vez que se ingieren drogas, incluyendo
    ilusiones, exaltación del ánimo, abstracción de la realidad, movimientos
    violentos o auto destructivos y pánico. El hecho de que los efectos de los
    alucinógenos no se puedan predecir constituyen el mayor peligro para los
    usuarios. Al igual que los estimulantes y los depresores, los alucinógenos
    pueden causar dependencia psicológica.

                PCP: En la década de 1950 se estudió el uso de la
    feneciclidina como anestésico humano. Debido a los efectos secundarios adversos
    –principalmente confusión y delirio- se descontinuó su preparación para uso
    humano. La feneciclidina comenzó a venderse en la década de 1960 para uso
    veterinario, principalmente como tranquilizante para monos. Debido a sus
    efectos extraños, las sensaciones aplicables a la elaboración y posesión de
    PCP, con intención de distribuirlo, son más severas que para cualquier otra
    droga no narcótica. En 1978 se suspendió la producción, y prácticamente todo el
    PCP disponible  actualmente se prepara
    en laboratorios clandestinos. Los efectos del PCPpueden ser alarmantes,
    especialmente si son inesperados. Eso ocurre con frecuencia, porque el PCP se
    vende como mescalina, LSD, THC, o mezclado con otras drogas tales como la
    marihuana. Los efectos son especialmente difíciles de tratar debido a la
    dificultad para determinar de qué droga se trata.

     

                LSD-25 (Acido lisérgico): Esta droga se obtiene de
    un hongo que crece en algunas plantas, especialmente el centeno y el trigo. Una
    dosis de 50 a 200 microgramos (que cabe en la cabeza de un alfiler) produce un
    “viaje” que dura de 8 a 16 horas. Después del “viaje”, el usuario puede
    experimentar ansiedad aguda o depresión durante un cierto tiempo. Se han
    producido casos de alucinaciones recurrentes durante varios días o meses
    después de la última dosis. En algunos casos, el uso de LSD produce psicosis de
    corta y larga duración.

     

    El
    Opio y los Narcóticos:
    En términos médicos los narcóticos son
    derivados el opio o substancias sintéticas. Los narcóticos son los agentes mas
    eficaces conocidos para aliviar el olor intenso e indispensables para la
    práctica de la medicina. Algunos narcóticos se usan como antidiarreicos y otros
    para problemas respiratorios.

    La
    heroína, es el narcótico mas comúnmente abusado, debido a que produce una
    sensación de euforia duradera. La heroína se obtiene de la morfina, y es 10
    veces mas potente. Es un polvo amargo de color blanco o marrón oscuro. Le
    heroína pura raramente se vende en la calle, ya que los traficantes la
    fraccionan o la diluyen, y el producto que se vende contiene menos de un 5% de
    heroína.

    El uso de
    narcóticos produce dependencia física, adicción y aumento de la tolerancia de
    la droga, hasta que finalmente se produce la muerte por sobredosis.

    Se
    consideran narcóticos al opio, morfina, codeína, heroína, hidromorfina,
    diluadid, metadona, lomotil y percodan.

    Le
    heroína se inyecta generalmente por vía intravenosa (mainlining). También se
    puede colocar debajo de la piel o se puede aspirar por la nariz al igual que la
    cocaína. Algunos narcóticos vienen en comprimidos y en cápsulas.

    Los
    efectos eufóricos de los narcóticos duran poco. Los efectos son: contracción de
    las pupilas, disminución de la visión, somnolencia, apatía, disminución de la
    actividad física, constipaciones, sueño, náuseas, vómitos y disminución de la
    respiración

    Síndrome
    de abstinencia: El síndrome de abstinencia de narcóticos, comienza poco después
    de transcurrido el momento de la dosis siguiente programada. La intensidad de
    los síntomas físicos guarda relación directa con la cantidad de droga consumida
    diariamente. Los síntomas físicos del síndrome de abstinencia de los adictos
    duran de 7 a 10 días y son: goteo de la nariz, ojos llorosos, transpiración,
    bostezos, inquietud, irritabilidad, pérdida del apetito, insomnio, temblores,
    náuseas, vómitos, dolores estomacales, diarrea, pánico, escalofrios, dolores y
    espasmos musculares.

    Los
    adictos corren el riesgo de contraer hepatitis, SIDA, y otras infecciones
    causadas por el uso de agujas contaminadas.

    Dado a
    que es difícil determinar su grado de pureza no se puede predecir su potencia.
    Por esa razón, son comunes las sobredosis fatales. La dependencia física de los
    narcóticos consiste en la necesidad de ingerir la droga regularmente a fin de
    evitar el síndrome de abstinencia.

    El uso
    repetido de narcóticos aumenta su tolerancia y, por consiguiente, requiere el
    consumo de mayores cantidades para lograr el efecto deseado. Así se adquiere
    dependencia de la droga.

    Síntomas
    del abuso: Cicatrices alargadas parecidas a tatuajes a lo largo de las venas
    causadas por el colapso de las venas debida a la inyección continua de narcóticos.
    Los tensillos que utilizan los drogodependientes son: Cuchara doblada para
    cocinar la substancia hasta que adquiere la consistencia apropiada para
    inyectarla; jeringa y aguja; correa o cinturón para apretar las venas. Se
    observan las siguientes marcas en el cuerpo: Pinchazos (de las inyecciones), y
    magulladuras (causadas por el uso subcutáneo). Letargo e indiferencia.

     

    Solventes / inhalantes:

    Otra
    manera de drogarse es inhalar solventes. Es fácil porque los productos se
    pueden encontrar debajo de la pileta o en la caja de herramientas. En la década
    de 1960, algunas personas experimentaron por curiosidad, inhalando los vapores
    de la goma para armar aviones de juguetes. En la década de 1970 comenzaron a
    utilizarse otros productos como sustancias para enfriar el vidrio, aceite
    vegetal en aerosol, resinas epoxi, freon, desodorante, fijadores para el
    cabello en aerosol, barnices y pinturas de color bronce y dorado en aerosol.

    Los
    inhalantes son populares entre los sectores marginales de todos los países de América
    y, debido a su amplia disponibilidad, pueden utilizarse en cualquier lugar. En
    la década de 1970 se produjeron alrededor de 700 defunciones en EEUU causadas
    por inhalar el freon de los envases de aceites vegetal en aerosol. Los
    principales usuarios son adolescentes, que generalmente inhalan estas
    substancias para superar las tensiones. Los usuarios crónicos se muestran
    aburridos, deprimidos, agresivos y antisociales, y tienen antecedentes de
    delincuencia. Los compañeros influyen considerablemente en la adquisición del
    hábito.

    Los
    inhalantes quizá es la primera substancia que usan para drogarse los
    adolescentes que no tienen dinero para comprar otras drogas y diversos
    utensilios. Las pinturas se pueden comprar fácilmente; su uso es lícito, y se
    pueden encontrar en el hogar o en el lugar de trabajo. Los niños que inhalan
    estas substancias experimentan náuseas, estornudos, hemorragias nasales,
    sensación y aspecto de cansancio, mal aliento, falta de coordinación y pérdida
    del apetito.

    Los
    vapores inhalados llegan rápidamente al torrente sanguíneo, como si se los
    inyectara; el efecto varia según la persona, la substancia química y la
    cantidad, pero la mayoría de los inhalantes producen efecto similares a los de
    los anestésicos, que reducen la actividad funcional. Los efectos duran
    alrededor de 30 minutos.

    La
    inhalación de vapores muy concentrados en aerosoles puede causar insuficiencia
    cardiaca y muerte súbita. Los inhalantes que no son en aerosol pueden ocasionar
    sofocación al impedir la llegada de oxígeno a los pulmones. Algunos inhalantes
    también producen sofocación al deprimir el sistema nervioso central hasta tal
    punto que la respiración disminuye y se interrumpe. El uso de una bolsa para
    inhalar aumenta el riesgo de sofocación.

    El uso
    durante períodos prolongados produce un síndrome cerebral orgánico, que se
    caracteriza por la pérdida de la coordinación muscular, irritabilidad,
    confusión, desorientación, traumatismos de nervios y trastornos hepáticos y
    renales. Al cabo de algunos años el usuario puede contraer cáncer o sufrir
    cambios genéticos. Se ha comprobado que la exposición crónica a ciertos
    solventes y la gasolina produce leucemia y anemia grave. La goma y los
    adhesivos de contacto contienen N-Hexano, que daña el sistema nervioso central
    y causa aturdimiento, perdida de la sensación en los pies y debilidad en las
    extremidades. Las acetonas contenidas en los adhesivos para productos de
    caucho, la tinta y la pintura, ocasionan daños similares. El cloruro de
    metileno, que se usa en las pinturas en aerosol, interfieren en la distribución
    de oxígeno y contaminan el organismo con monóxido de carbono.

    Se ha
    comprobado que las personas que comienzan a drogarse con inhalantes y después
    usan otras drogas, no dejan de usar inhalantes, sino que los usan menos.

    A medida
    que el organismo adquiere tolerancia a las substancias químicas, se necesita
    más droga para obtener el mismo efecto. Si el uso de inhalantes se combina con
    otras drogas, ocasiona pérdida del conocimiento, coma o la muerte.

     

     

    conducta humana
    peligrosa como fenómeno individual y social, en su descripción, diferenciación,
    correlaciones y causalidad, surge con claridad que las drogas ostentan un lugar
    de privilegio dentro de las múltiples y complejas causas criminógenas.

    La
    bibliografía se incrementa diariamente con aportes que no hacen sino reafirmar
    lo antes dicho, y la práctica profesional de todos aquellos que de alguna
    manera están relacionados con el tema lo ratifica.

    Un
    drogadicto, por el solo hecho de serlo, no debe ser visto como un delincuente,
    pero no se puede negar que tal condición lo enfrentará con más posibilidad y
    frecuencia con las conductas peligrosas e ilícitas.

    La acción
    negativa de la droga relaciona siempre, a quien está de cualquier forma
    vinculado con ella, con el delito, aunque no llegue a cometerlo. Si entendemos,
    con Grispigni, que “la peligrosidad criminal es la capacidad de una persona
    para convertirse con probabilidad en autora del delito” el adicto, sin dudas,
    la tiene. Todos representan una peligrosidad “latente”, presta a materializarse
    ante circunstancias desencadenantes.

    En una de
    las conclusiones resultantes de los coloquios celebrados en Madrid en 1972, la
    Real Academia Nacional de Medicina de España, refiriéndose a la dependencia a
    drogas, expresó que “es una enfermedad social que está afectando especialmente a
    la juventud en la que causa daños físicos, psíquicos y sociales llevándola a
    hacer caso omiso de deberes familiares, laborales y morales”. Este concepto,
    que debe ser plenamente compartido, sintetiza la incidencia de la droga en los
    dos factores del binomio “individuo – mundo circundante”, que siempre deben ser
    analizados al estudiar la etiología del delito.

    No
    obstante lo expuesto, se leen y escuchan opiniones, no siempre cumplidas a
    nivel científico y muchas veces evidentemente tendenciosas y especulativas, que
    restan a determinadas drogas acción criminógena, siendo la marihuana la que por
    lo general se toma como ejemplo en la controversia. No nos debe extrañar esta
    actitud, ya que algunos inclusive, le adjudican a las drogas toxicomanígenas
    una “acción positiva atribuyéndole sus efectos negativos a la personalidad de
    quienes la usan y a la ineficacia de quienes deben ejercer el control del
    consumo.

    Nosotros
    consideramos que el toxicómano es siempre proclive a cometer delitos y a ser
    víctima de ellos y que la droga tiene probada idoneidad para cumplir distintos
    roles en la criminogénesis. La cárcel es así, junto con el hospital, el
    manicomio y el cementerio, el epílogo frecuente de la vida de estas
    desgraciadas personas.

    Sin
    embargo, la droga no es todo y debe considerarse un elemento más a tener en
    cuenta en el estudio criminológico.

    Sus
    efectos varían en los diferentes individuos y por lo tanto no es posible la
    generalización.

    Como en
    todos los aspectos, también en el que estamos ahora tratando es imprescindible
    estudiar la personalidad de base del adicto delincuente, que es la que “dará
    vida” a la droga.

    La
    historia criminológica debe seguir en estos casos sus lineamientos generales,
    debiendo prestarse particular atención al examen somatopsíquico del interno y a
    los estudios complementarios para satisfacer de la mejor manera posible la
    exigencia expresada en el párrafo precedente.

    Recordemos
    los principales capítulos con que ha de contar como mínimo, el estudio
    criminológico:

    Antecedentes
    familiares;

    Relaciones
    sociales (familiares y extrafamiliares);

    Instrucción;

    Vida
    laboral;

    Antecedentes
    policiales y judiciales;

    Delito
    actual: En este capítulo es aconsejable primero hacer una síntesis del delito
    de acuerdo a lo referido en el testimonio de sentencia y luego solicitar al
    procesado que exprese su versión del hecho, dee ser posible por escrito;

    Aspecto
    victiminólogo;

    Examen
    somatopsíquico: Se complementará con todos los estudios que se consideren
    necesarios (electroencefalografía, psicodiagnóstico, análisis clínicos, etc.);

    Información
    social.

    Con todos
    estos antecedentes, aportados por los distintos integrantes del equipo
    criminológico, se elaborarán las conclusiones de la historia criminológica.
    Ellas son:

    Diagnóstico
    de personalidad;

    Génesis
    delictiva;

    Clasificación;

    Pronóstico;

    Tratamiento
    a instituir en la base al estudio criminológico practicado.

    Se ha
    señalado con acierto, refiriéndose al alcohol, “que en el fondo de una botella
    caben todos los delitos”. Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que en el
    campo de las toxicomanías sucede lo mismo, pero a pesar de las copiosas citas
    bibliográficas careceremos de un sólido aval estadístico, debiendo señalar que
    esta falencia no se da sólo en nuestro medio, sino que se advierte en general,
    como lo destaca Pinatel.

    Los
    delitos relacionados con las “drogas” pueden distinguirse en:

    1)      los
    que se cometen bajo la influencia de la droga;

    2)      los
    que responden a la “necesidad”  de
    conseguirla, condicionada por la sujeción del individuo a la droga, es decir,
    por la dependencia;

    3)      los
    previstos en la ley 23.737.

     

    Delitos cometidos bajo la
    influencia de la droga.

                Las características modalidades guardan generalmente
    relación con el efecto que la acción tóxica de la droga produce en el sujeto.

    Serán actos violentos,
    cargados de agresividad cuando se esté bajo la influencia de un estimulante,
    que se traducirán en homicidios, lesiones, desacatos, etc. en muchos casos la
    presencia de otros componentes, como la ansiedad, el temor, el pánico, etc.,
    dan al delito peculiares características.

    Bajo la
    acción de los depresores, es poco probable la comisión de delitos violentos,
    habida cuenta de la incidencia que tiene sobre la volición traducida en una
    merma de la actividad. Se encuentran aletargados, evadidos de la realidad, y en
    ese estado de ensoñación nada les importa que sea ajeno al “paraíso” en el que
    están inmersos; en cambio, los adictos a los opiáceos son muy peligrosos en la
    abstinencia.

    Los
    barbitúricos, en su cuadro de intoxicación aguda, pueden generar automatismos
    que llevan por este mecanismo a la comisión de delitos y también a la propia
    muerte al seguir ingiriendo la droga automática e inconscientemente hasta
    llegar a la dosis letal no buscada voluntariamente (falsos suicidas).

    Las
    perturbaciones perceptivas producidas por los alucinógenos ya sea por sí misma
    o generando delirios de distinto contenido son frecuentes causas de delito.
    Desde el conductor alucinado que produce un accidente fatal hasta el que mata
    ante visiones terroríficas y amenazantes, existe una gama de posibilidades.

    Los
    estados delirantes motivados por las drogas participan en la psicogénesis
    delictiva de la misma manera que lo hacen cuando responden a otra etiología.

    Las
    autoagresiones, que llegan al suicidio, son también frecuentes. La agresividad
    se dirige entonces hacia el mismo adicto, embargado en el trance generalmente
    por una gran ansiedad. Mientras un cocainómano, por ejemplo, preso de una
    alucinación visual enfrenta el “peligro” y no duda en atacarlo, otros
    “drogados” fugan aterrorizados frente a la amenaza y pueden arrojarse por la
    ventana.

    Existen
    casos donde la muerte aparenta a un suicidio. Al sentirse omnipotentes por el
    efecto del tóxico, no vacilan en colocarse en situaciones inequívocamente
    suicidas; tal el caso de una adolescente que se detuvo en el medio de una
    avenida muy transitada con sus brazos en alto con la intención de detener el
    tráfico que circulaba por ambas direcciones. La morgue judicial fue el lógico
    destino de la desgraciada niña, y la peritación toxicológica esclareció la real
    etiología del suceso.

    Delitos
    por omisión también pueden ser originados por drogas, ya sea por el efecto
    propio de las depresoras o el “paradójico” de los estimulantes.

    La
    asociación de drogas y de éstas con el alcohol potencializan el efecto
    criminógeno, pudiendo llegarse a niveles de extremada peligrosidad en
    psicópatas, epilépticos, postraumatizados cráneo-encefálicos, etc.

    Merecen
    especial atención, por la importancia médico-legal y psiquiátrico-forense que
    tienen, los delitos que pueden ser cometidos durante el efecto flash back,
    o sea, la reaparición de los síntomas psíquicos, propios de la intoxicación
    aguda sin participación de la droga hasta varios meses después del último
    consumo. Se produce así una reviviscencia de la situación ocurrida tiempo atrás,
    con las mismas posibilidades en el campo criminólogo abocado al estudio de la
    génesis delictiva.

    Sabemos
    que el organismo sufre las modificaciones específicas que la acción de las
    drogas le genera y en tal sentido se producen sus efectos, pero éstos pueden
    ser paradójicos y contrarios a los esperados, eventualidad que debe siempre
    considerarse para efectuar la correcta valoración de los hechos. Si una
    persona, por ejemplo, toma anfetaminas próximamente a la iniciación de un
    viaje, lo hará con el objeto de disminuir la sensación de fatiga y evitar
    dormirse en la ruta; sin embargo, podrá generar un desastre al perder el
    control  del vehículo, como consecuencia
    de un resultado opuesto al buscado.

    En los
    accidentes de circulación es necesario investigar la incidencia etiológica de
    las drogas. En muchos las modalidades del siniestro y las actitudes
    incongruentes de los conductores inducen a pensar en la participación tóxica,
    ratificación que se obtiene mediante las peritaciones pertinentes, debiendo
    procederse de igual manera con las víctimas, que pudieron serlo por la misma
    causa.

     

    Delitos relacionados con la
    obtención de la droga.

                El hábito, o sea, la adaptación del organismo a la droga
    y a la etapa subsiguiente de dependencia, es decir, cuando ya se está sujeto a
    ella, psíquica o psicofísicamente, hacen que el adicto trate de conseguirla a
    cualquier precio, sin medir las consecuencias. Cuando es presa del síndrome de
    abstinencia y padece la dramática sintomatología de la carencia, que puede ser
    suprimida sólo con la administración de una nueva dosis, el “hambre de droga”
    –la “necesidad”- lo enfrenta con una dramática situación que debe resolver sin
    demora, y el delito violento, caracterizado por su impulsividad y agresividad,
    puede ser la única alternativa para obtenerla.

    Son
    frecuentes los robos, hurtos, fraudes, estafas, asaltos, falsificación de
    recetas, malversaciones, calumnias, chantajes, etc. Generalmente, intentan no
    ejercer violencia contra las personas, pero cuando la situación supera esa
    posibilidad, se cometen lesiones y homicidios.

    La
    delincuencia en estas circunstancias pueden ser individual o asociada, siendo
    frecuente que se organicen grupos e integren bandas entre jóvenes adictos para
    conseguir la droga, ya sea robándola directamente de farmacias y droguerías, o
    logrando, mediante el delito, dinero para obtenerla, soliendo ser las primeras
    víctimas familiares y amigos.

    El
    adicto, inmerso en una degradación física, psíquica y moral, acepta cualquier
    situación para lograr la droga, que llega a ser su única preocupación,
    resultando así víctima de delitos. Comete actos que resultan perjudiciales para
    su propio patrimonio, transformándose en presa fácil y codiciada de traficantes
    y usureros.

    En
    oportunidades la sugestionabilidad y la abulia que ostentan, es aprovechada por
    delincuentes habituales, quienes los instigan a participar en delitos, mientras
    ellos se mantienen al margen del hecho, a la espera del botín.

    La
    prostitución también guarda relación con la droga. La mujer adicta no vacila en
    vender su cuerpo para conseguirla, pero si bien el hecho individual tiene gran
    importancia criminológica, el uso que de las drogas hacen los tratantes para
    arrastrar a las mujeres a la prostitución lo es de manera superlativa. El
    gangsterismo, organizado para tales fines, recurre a las drogas para captar a
    muchachas, como paso previo a la prostitución, usando diferentes tácticas para
    alcanzar sus perversos objetivos. Una de ellas es a través de “jóvenes
    atractivos” que entablan relación con las candidatas y las inician en la droga,
    proveyéndoles en esta etapa de inducción todas las dosis requeridas. Cuando ya
    están habituadas y sometidas a la tiránica acción de la droga, se las priva
    bruscamente de ella aduciendo cualquier motivo, y es entonces cuando los
    rufianes han ganado la batalla, y las infelices mujeres, con el fin de
    obtenerla, no vacilan en ejercer la prostitución.

    El empleo
    de las drogas es uno de los instrumentos que han facilitado el auge del
    proxenetismo y ha permitido abandonar, en muchos ámbitos, otros medios de
    sujeción que resultaban de mayor riesgo para los tratantes.

    No
    obstante lo expuesto, las adictas están imposibilitadas para “trabajar en forma
    regular y eficiente”, llegando a ser rechazadas por los clientes y abandonadas
    por los mismos que las iniciaron en ambas esclavitudes.

    En forma
    análoga a lo que sucede con las alcohólicas, muchas llegan a la prostitución
    por las drogas, y otras tantas han caído en la drogadicción por la
    prostitución.

    Todos los
    delitos son posibles, y múltiples las modalidades para obtener la droga; por
    ello, luchar contra las toxicomanías es hacerlo contra la criminalidad en
    general.

     

     

    Bibliografía:

    Toxicomanías:
    Astolfi/Gotelli/Kiss/Lopez Bolado/Maccagno/Poggi

    Pruebas Periciales:
    Machado/Schiaffino

     

     

    Maximiliano
    González

    Febrero de 2002

    maximilianogonzalez3[arroba]yahoo.com.ar

     

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