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La flota mercante argentina




Enviado por javiervivero



     

    Indice
    1. La
    creación de la flota mercante
    argentina.

    2. La expansión de la flota
    mercante Argentina (1946-1955).

    3. Conclusión
    final.

    4. Anexos
    5. Bibliografía.

    1. La creación de
    la flota mercante argentina.

    Su creación en 1941.
    Su expansión en la primera y segunda presidencia de Juan
    Domingo Peron (1946-1955).
    El comienzo de la segunda guerra
    mundial en el pasado siglo generó en la Argentina gran
    cantidad de consecuencias favorables y desfavorables. El comercio exterior
    se restringió a causa de los bloqueos establecidos por lo
    beligerantes a los puertos nacionales y a las rutas marinas
    tradicionales, debido a que toda exportación, aunque fuese en barcos
    neutrales acarreaba una aventura verdadera y peligrosa porque los
    mares estaban minados y el costo del
    seguro
    equivalía a un elevado porcentaje de siniestro consumado.
    Los buques extranjeros Alemanes, Ingleses, Polacos, Holandeses,
    Rusos, Belgas, Franceses, Italianos, Japoneses, que habían
    tenido a su cargo las importaciones y
    las exportaciones
    argentinas bajaron considerablemente su número porque sus
    respectivas tripulaciones fueron convertidos en soldados y
    destinados a fines bélicos. Los abastecimientos del
    exterior disminuyeron a gran escala dando paso
    al movimiento de
    reacción interna para suplirlos con la industria
    nacional. Los precios
    internos rápidamente sintieron la ausencia de la producción extranjera y el gobierno para
    evitar la suba desmedida de los precios, sanciona la ley 12.591 de
    precios máximos.
    Gran cantidad de buques quedaron anclados en los puertos del
    Río de la Plata generando muchos problemas:
    "deserciones de tripulantes, actos de indisciplina interna,
    saqueos de bienes de los
    buques para suplir la falta de pago de salario,
    cuestiones judiciales y policiales en tierra firme,
    endeudamiento constante de los buques por los derechos portuarios (muelle,
    estadía, sobreestadía, vigilancia, etc.), obligaciones
    por abastecimientos marinos, reyertas entre los marinos
    extranjeros de las naciones en lucha". Dice José
    García Vizcaino.
    Entre los buques extranjeros que estaban anclados en los puertos
    argentinos se encontraban unidades pertenecientes al Estado y a
    empresas
    italianas. Estos barcos llevaban un largo tiempo anclados
    forzosamente, sin perspectivas de cesación.
    En marzo de 1941 el presidente Ramón S.
    Castillo por medio de un decreto creaba una Comisión
    Asesora "para solucionar con urgencia la falta de bodegas a fin
    de dar salida a la producción nacional, base de la
    economía
    del país". Para llevar a cabo dicho propósito se
    debía considerar la situación de las naves ancladas
    en el litoral del país y encarar "su posible
    adquisición, locación o requisa".
    Entonces se celebró un convenio entre el gobierno de
    nuestro país, que era representado por los ministros de
    relaciones exteriores y de marina, Dr. Enrique Ruiz
    Guiñazú y Contraalmirante Mario Fincatti,
    respectivamente, y el gobierno de Italia, que fue
    representado por su embajador Dr. Raffaele Nob Boscarelli, con
    respecto a la compraventa de las unidades mercantes italianas
    establecidas en puertos argentinos. Este convenio, firmado el 25
    de agosto de 1941, en sus cláusulas mas destacadas
    citaba:

    • El gobierno italiano vendía la totalidad de
      los buques italianos refugiados en puertos argentinos al
      gobierno de la República Argentina, el que se
      comprometía a no utilizarlo a favor de las potencias
      beligerantes contra Italia y sus aliados.
    • El gobierno argentino adquiría en forma
      definitiva los siguientes ocho buques: Tesso, Principessa
      María, Castelbianco, Monte Santo, Gianfranco,
      Amabilitas, Capo Rosa y Valdarno, al precio de
      2.850 liras por tonelada métrica de porte
      bruto.
    • El gobierno argentino adquiría con derecho a
      opción los siguientes ocho buques: Cervino, Voluntas,
      Dante, Fortunstella, Inés Corrado, Vittorio Veneto,
      Maristella y Pelorum, al precio de 2.375 liras por tonelada
      métrica de porte bruto. El gobierno italiano
      reservóse para sí sólo la opción de
      readquirirlos dentro del plazo de seis meses contados desde la
      terminación de la guerra,
      caducando ipso jure la opción por el sólo
      vencimiento del plazo.
    • El precio convenido seria pagado: 50% en letras de
      tesorería depositadas en el Banco Central a
      la orden del gobierno italiano, y un 50% en un crédito en liras a favor del vendedor
      pagadero al término de la guerra y que debía ser
      utilizado totalmente para la adquisición de productos
      argentinos.
    • La lira, convínose considerarla que tenia un
      contenido de oro fino 0,04677 g., liberándose el
      gobierno argentino entregando una cantidad de oro igual a la
      resultante de multiplicar el total de liras adeudadas por dicho
      contenido.
    • Otras cláusulas establecían: la
      utilización de los buques en el transporte
      de los productos adquiridos por Italia; fletes al precio
      vigente en la época de embarque; facilidades
      inmigratorias a los tripulantes; compra de los buques
      según inventarios
      respectivos y excluidos los combustibles; toma de
      posesión inmediata; interés
      del 2,5% anual sobre el precio adeudado; en caso de hacer uso
      de la opción el gobierno italiano seria bonificado con
      un 10% anual.

    Por ley 12.736, del 4 de octubre de 1941, fue aprobado
    el convenio. Este convenio fue un primer esfuerzo para cubrir la
    falencia que sufría el país para manejar sus
    actividades económicas con el resto del mundo, ya que
    éstas eran llevadas a cabo en un 94% por vía
    marítima.
    En cumplimiento de lo pactado el gobierno argentino tomó
    inmediatamente la posesión de las naves, determinando las
    siguientes medidas: "relevamiento inventarial, inscripción
    en la matrícula nacional, reparaciones apropiadas,
    actualización de implementos náuticos, pintura
    general, modernización, pruebas y
    ensayos
    respecto de la navegabilidad y flotamientos, y el cambio de
    nombres, todo lo cual se imponía por consecuencia de la
    argentinización de esos barcos mercantes". Dice
    José García Vizcaino. (Ver anexo I, cuadro N°
    I).
    Como consecuencia inmediata y directa de la compra de estos 16
    buques fue la creación de la Flota Mercante del Estado
    como organismo autárquico componente de la
    organización administrativa del Ministerio de Marina,
    esto se legalizó por medio del decreto 103.316 del 16 de
    octubre de 1941. En ese momento el doctor Ramón S.
    Castillo era el vicepresidente de la Nación
    Argentina, que en realidad era quién gobernaba desde
    principios de
    1941 (aunque lo fue de pleno derecho desde el 27 de junio de
    1942, tras la renuncia de Roberto M. Ortiz).
    La Flota Mercante del Estado fue puesta bajo la
    administración de una comisión que estaba
    integrada por delegados del Ministerio de Marina (cuyo ministro
    era Mario Fincatti), que la presidía, y de los Ministerios
    de Agricultura
    (su ministro era Daniel Amadeo y Videla), de Hacienda (cuyos
    ministros eran Federico Pinedo, Salvador Oria y Carlos Alberto
    Acevedo) y Relaciones Exteriores (su ministro era Enrique Ruiz
    Guiñazú), representantes de la Unión
    Industrial Argentina, de la Sociedad Rural
    Argentina y de la Bolsa de Comercio. Las
    funciones que
    le asignaron a la Flota Mercante Argentina fueron las
    siguientes:

    • "Administrar directamente los buques que le entregara
      al efecto el Poder
      Ejecutivo de la Nación.
    • Adquirir los materiales y
      útiles necesarios para el eficiente funcionamiento de la
      flota.
    • Realizar convenios relativos a tarifas, fletes e
      itinerarios, con entidades similares extranjeras y
      compañías navieras argentinas o
      extranjeras.
    • Realizar contratos de
      explotación comercial de los buques.
    • Proponer al poder
      Ejecutivo de la Nación la compra, venta o
      arriendo de buques, cuando lo considerara conveniente para los
      intereses del Estado.
    • Otras funciones: preparar su presupuesto,
      nombrar personal,
      actuar en la justicia,
      dictar su reglamentación interna". Comenta José
      García Vizcaino.

    Con los buques comprados a Italia iniciaba sus
    actividades la Flota Mercante del Estado. El primer embarque que
    se realizo utilizando las naves adquiridas tuvo lugar el 1°
    de diciembre de 1941, zarpando el barco Río Dulce (antes
    llamado Capo Rosa) con un cargamento de trigo cuyo destino era el
    puerto de El Callao, en Perú.
    Por convenio realizado el 29 de diciembre de 1941 fueron
    comprados cuatro buques dinamarqueses, que también se
    encontraban bloqueados en puertos argentinos. El convenio fue
    suscripto por el vicealmirante Francisco Stewart, que
    actuó como representante directo de la Flota Mercante del
    Estado y el capitán E. G. Nielsson que representaba a J.
    Lauritzen y Dansk-Franske Dampsikbs, de Copenague, Dinamarca. En
    general no se cambiaron los términos del convenio
    celebrado con Italia, con excepción de las circunstancias
    apropiadas al caso, expuestas en el decreto 110.672 del 31 de
    diciembre de 1941. (Ver anexo I, cuadro N° II).
    En 1941 fueron adquiridos también tres barcos de origen
    alemán que pertenecían a la empresa Lloyd
    Norte Alemán (Nordddeutscher Lloyd, de Bremen). Esta
    empresa
    transfirió los navíos al Lloyd Argentina S.R.L. que
    a su vez se los vendió definitivamente al Estado argentino
    en 1945. (Ver anexo I, cuadro N° III).
    El 17 de marzo de 1942 la Flota Mercante del Estado
    adquirió el barco Madryn, de bandera argentina, que
    pasó a llamarse Río Blanco, tenia un tonelaje de
    4.470 toneladas, y su precio fue de m$n 2.500.000.
    Para llevar a cabo el servicio de la
    costa sur, la Flota Mercante del Estado recibió a
    través del decreto 127.120 del 8 de agosto de 1942 cuatro
    buques de la armada nacional que fueron transferidos por el
    Ministerio de Marina. (Ver anexo I, cuadro N° IV).
    La Flota Mercante Argentina tuvo a su disposición durante
    el primer ejercicio (1941-1942) y para el comienzo de sus
    actividades navieras 28 navíos que desplazaban 178.439
    toneladas de porte bruto y una capacidad de bodegas de 7.413
    m³. (Ver anexo I, cuadro N° V).
    Durante el primer año de actividades ya mencionado
    (1941-1942) la Flota Mercante del Estado realizó ciento
    cincuenta viajes,
    transportando una carga de unas 700.000 toneladas. Esto le
    permitió al Gobierno de la Nación soslayar muchos
    de los graves problemas que tenia durante la Segunda Guerra
    Mundial.
    El precio de adquisición de los buques fue el
    siguiente:
    Flota-Buques definitivamente
    adquiridos………………….
    39.357.735,71
    Flota-Buques adquiridos con pacto de
    retroventa……….. 56.635.664,56
    95.993.400,27 m$n

    "El Estado
    argentino procedió acertadamente al adquirir los
    navíos anclados en puertos argentinos dados los caracteres
    convencionales de las operaciones al
    reservarse los vendedores el derecho opcional de recompra. En
    aquella época, en plena contienda bélica
    existía el peligro de actos de guerra llevados a cabo por
    los beligerantes y apropiarse de los buques extranjeros como
    aconteció en la conflagración de 1914-1918 cuando
    los británicos violando las leyes de la
    neutralidad se incautaron de los buques germanos Derfflingers y
    Luetzow que se encontraban atracados en el canal de Suiez, y del
    vapor Gneisenau que estaba fondeando para su reparación en
    el puerto de Amberes". Comenta José García
    Vizcaino.
    A partir de ese momento la Flota Mercante Argentina fue ampliando
    su dotación de navíos en procedimientos
    adecuados a las circunstancias, lograron la expansión unas
    veces comprendo las unidades y otras haciéndose construir
    en astilleros extranjeros.
    En el año 1943 fueron adquiridos tres buques franceses:
    katiola (luego: Río Luján), Campana (luego:
    Río Jáchal) y Formose (luego: Río
    Tunuyán). El Ministerio de Marina transfirió el ex
    transporte Vicente F. López que fue destinado al trafico
    de la costa sur, y se adquirieron cuatro pesqueros
    –Biguá, Maneco, Trucha y Pescadilla- de la S.A.
    Pesquerías Gardella, para hacerse cargo de la pesca de
    altura y costera.
    La cantidad de barcos nacionales disminuyó por diversas
    causas: el hundimiento del buque Río Tercero (Ver cuadro
    N° I); el incendio producido en el buque Rio de la Plata,
    hecho ocurrido en la bahia de Acapulco (Mexico); rediaciones de
    vavios por finalizar su vida util; desguaces. Al término
    de la Segunda Guerra Mundial el
    gobierno de Italia solicitó la devolución de siete
    unidades (Ríos: Diamante, Gualeguay, Teuco, Chico,
    Segundo, Primero y Atuel) haciendo uso del derecho convenido en
    la opción de retroventa. Así mismo el armador
    danés J. Lauritzen también hizo uso de la
    opción de recompra y el gobierno de Francia
    planteó el reintegro de tres navíos (Río
    Jáchal, Río Tunuyán y Río
    Luján). En total fueron once los buques devueltos con un
    tonelaje de 77.061 de porte bruto.
    En el año 1945 se ordenó la construcción de barcos en astilleros
    ingleses (cinco buques por un total de 46.100 toneladas de porte
    bruto) y en Suecia por un buque motor de 9.000
    toneladas de porte bruto.

    2. La expansión de la
    flota mercante Argentina (1946-1955).

    La evolución del tonelaje de porte bruto de la
    Flota Mercante Argentina registra a través de los
    años un ritmo de crecimiento bastante desigual. Pero es
    indudable que en el decenio que va de 1946 a 1955, periodo
    gobernado por Juan Domingo Perón,
    encontramos el periodo de mayor importancia, ya que pasa de 468,4
    a 1.043 miles de toneladas; cabe aclarar a modo de comparacion
    que desde 1955 hasta 1973 sólo se elevará a 1.453
    miles de toneladas.
    Pero este no es el aspecto más negativo del proceso, sino
    que es el envejecimiento de los buques: en 1946, como
    consecuencia del conflicto
    bélico, la edad media
    alcanzaba a 21,2 años, pero las incesantes incorporaciones
    posteriores lograron disminuir en 1951 ese índice a 13,5
    años, este es el registro
    mínimo conocido en el país, que luego
    comenzaría a deteriorarse con el paso de los
    años.
    Los buques de la Flota Mercante Argentina ya producían
    ingresos muy
    grandes; por ejemplo cabe destacar que el buque Rio Paraná
    (ver anexo I, cuadro N° III), adquirido junto a otros dos a
    Alemania,
    sólo en 1946 rindió una ganancia neta de 18
    millones de m$n, compensando él sólo la totalidad
    del precio de compra de las tres naves, que era de m$n
    16.400.000.
    Juan Domingo Perón decidió en el año 1946
    modernizar la Flota Mercante Argentina y para cumplir tal
    objetivo
    encargó a Génova la construcción de tres
    motonaves para cubrir la línea de carga y pasaje con el
    puerto de Nueva York. Estos buques fueron llamados "Río de
    la Plata", "Río Jáchal" y "Río
    Tunuyán".
    Pero la principal operación realizada para la
    ampliación de la Flota consistió en adquirir los
    barcos de la Compañía Argentina de
    Navegación Dodero S.A.. Las primeras negociaciones de
    Alberto Dodero (junto a sus hermanos Nicolás y
    José, los dueños de la Compañía) con
    el gobierno de J.D. Perón se refieren a una ayuda oficial
    para solventar el déficit de su empresa (que estaba
    estimado en 200 mil pesos diarios) y que consistió en
    obtener el monopolio del
    transporte de 30 mil inmigrantes, a razón de 600 pesos
    cada uno. Pero esta ayuda del gobierno no alcanzó para
    restaurar la situación financiera y Dodero decidió
    poner en venta su compañía naviera. El primer
    interesado fue el Estado y la operación que consumada el
    10 de mayo de 1949 por medio de un decreto que declaraba
    "servicios
    públicos, esenciales a la independencia
    económica nacional, los prestados por la
    Compañía Dodero". El gobierno nacional estaba
    representado por los ministros de Economía y de Finanzas,
    doctores Roberto Antonio Ares y Alfredo Gómez Morales,
    respectivamente y obviamente Alberto, José y
    Nicolás Dodero, dueños de la compañía
    naviera. El Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (I.A.P.I.) fue
    facultado para formalizar la compra de las acciones de la
    compañía, que se adquirieron por un total de 164
    millones de pesos, aunque el costo de la operación fue
    estimado en 100 millones más, debitados del pasivo de la
    empresa. El convenio fue aprobado por decreto 11.293, el 12 de
    mayo de 1949; y más tarde por medio de la ley 13.542 del 9
    de agosto de 1949 fueron ratificados los actos de
    adquisición.
    La empresa Dodero quedó, en un principio, en manos del
    I.A.P.I., hasta que en 1951 pasó al Ministerio de
    Transportes, y de la fusión de
    la Compañía Argentina de Navegación Dodero y
    Río de la Plata S.A. nació la empresa estatal Flota
    Argentina de Navegación de Ultramar (F.A.N.U.).
    Además, sobre la base de la Compañía de
    Navegación Fluvial S.A. se creó la Flota Argentina
    de Navegación Fluvial.
    "La Flota Argentina llegó a un millón doscientas
    mil toneladas de desplazamiento –dice Maggi, quien en 1951
    sucedió a Castro en el Ministerio de Transporte- y creamos
    la flota de empuje, con remolcadores norteamericanos, iguales a
    los que se usan en el Misisipi, que pueden movilizar un tren de
    doce barcazas cada uno. La importancia de nuestra flota se
    comprobó cuando logramos copar el comercio con Brasil;
    más del 75% de ese comercio costero se hacía con
    barcos argentinos".
    Argentina había comprado en Gran Bretaña tres naves
    de carga, por medio del I.A.P.I., que fueron bautizados
    "Presidente Perón", "Eva
    Perón" y "17 de Octubre". Holanda construyó
    para la Compañía Dodero (que siguió
    funcionando como empresa privada, aún cuando sus acciones
    pertenecían al Estado) tres barcos de pasajeros, los que
    se bautizaron "Yapeyú", "Maipú" y "San
    Lorenzo".
    Juan D. Perón al referirse al caótico estado
    financiero por el cual atravesaba nuestro país en 1946
    dijo:
    "Gastábamos ochocientos cincuenta millones de pesos por
    servicios financieros; la marina mercante nos llevaba de
    cuatrocientos a quinientos millones de pesos en divisas, porque
    como no teníamos barcos, teníamos que pagar fletes,
    y eso cuesta mucho".
    Cuando Juan D. Perón se refirió a la
    suspensión del Patrón Oro y el negocio del la
    Marina Mercante dijo lo siguiente:
    "¿Qué pasaba? Lo que ocurría era que
    Estados Unidos
    se preparaba para revaluar su oro aumentando el veinte por
    ciento, es decir, haciéndonos pagar una parte de la guerra
    anterior con el veinte por ciento de nuestro peso. En ese momento
    cortamos el cordón umbilical que nos ataba al oro y
    dijimos: "el peso es un servicio publico para la República
    Argentina", porque de lo contrario ese veinte por ciento se lo
    hubieran llevado ellos, y nosotros preferimos gastar aquí
    ese 20% para pagar los platos rotos que habíamos hecho
    acá. De manera que hicimos eso y mucho más. Todo
    ese oro lo cambiamos por barcos y hoy esos barcos han
    traído casi cuatro veces el oro que costaron".
    Sobre la Marina Mercante acotó: "los barcos costaron un
    millón y medio de dólares. Hoy valen cuatro
    millones de dólares y nos resultan gratis, porque ellos se
    han pagado a sí mismos. Vale decir, que se han pagado,
    valen cuatro veces más de lo que costaron, han
    traído cuatro veces el oro que costaron y todos los
    años nos traen millones de pesos en divisas que antes se
    iban al exterior, cuando teníamos que pagar a los
    ingleses".

    3. Conclusión
    final.

    Indudablemente, desde el punto de vista
    económico, el Gobierno de la Nación de 1941
    representado por Ramón S. Castillo tubo una acertada
    decisión al comprar los buques italianos dándole
    forma a su propia Flota Mercante Argentina.
    De más está decir que desde su creación
    hasta su máxima expansión él la presidencia
    de Juan D. Perón (1946-1955), la Flota produjo en nuestro
    país beneficios a nivel económico muy elevados.
    Si bien implicaba una gran inversión la creación de la Flota
    Mercante del Estado, se veía que era algo que no
    podía demorar mucho más en constituirse, porque se
    tornaba imposible realizar transacciones comerciales con
    países europeos sin antes pasar por un elevado gasto de
    flete; pero alguien tenia que dar el paso inicial y este fue
    dado, acertadamente por Ramón S. Castillo, que mediante la
    compra de 16 buques italianos anclados en puertos argentinos (la
    mitad de estos fue adquirido en forma definitiva y la otra mitad
    adquiridos con pacto de retroventa) dio vida a nuestra propia
    Flota Mercante, que más tarde adquiriría carácter
    legal a través de un decreto firmado por el propio
    Castillo. (ver anexo II).
    Con el paso del tiempo se iban adquiriendo más
    navíos, y estos se pagaban a sí mismos, ya que se
    realizaban gran cantidad de viajes anualmente. La Flota Mercante
    Argentina acarreó consigo no solo el dinero para
    pagar los buques, sino que también dejó grandes
    utilidades a los Gobiernos de la Nación a través de
    los años.
    Al llegar Juan Domingo Perón a la Presidencia de la
    Nación (en 1946) la Flota se expandió en mayor
    medida, ya que Perón decidió ampliarla y
    modernizarla, y esto trajo aparejado mayores frutos y una ayuda
    muy importante tara la economía del Gobierno de J. D.
    Perón. Obviamente este fue el periodo de mayor
    expansión de la Flota Mercante Argentina.
    Evidentemente, sin la creación de una Flota Mercante
    propio, Argentina hubiera seguido aislada comercialmente con el
    resto del mundo y en especial con Europa, donde se
    encontraban los principales consumidores de los productos
    nacionales. Este aislamiento no hubiera sido total porque se
    podían alquilar fletes para mantener el comercio con el
    exterior, pero esto hubiera implicado dos cosas: seguir
    dependiendo de terceros para transportar los productos
    elaborados; y lo más importante tener que pagar elevados
    gastos de fletes
    que disminuían considerablemente los ingresos para el Tesoro de la Nación.

    4. Anexos

    Anexo I.
    Cuadro n° I

    Cuadro N° II

     

    Cuadro N° III

     

    Cuadro N° IV

    Cuadro N° V

    Anexo II.

    Decreto de creación de la Flota Mercante
    del Estado, que lleva la firma de Castillo,
    vicepresidente de la Nación en ejercicio del Poder
    Ejecutivo. Octubre 16 de 1941.

    5. Bibliografía.

    Gambini, Hugo: "Las Presidencias Peronistas. La 1°
    Presidencia de Perón. Testimonios y Documentos",
    Centro Editor de América
    Latina, págs. 105-108.
    García Vizcaino, José: "Tratado de Política
    Económica Argentina", tomo I, Eudeba, págs.
    279-285.
    Levene, Gustavo Gabriel: "Historia de los Presidentes
    Argentinos. Segunda Parte", tomo 6, Ed. Osvaldo Raúl
    Sámchez Teruelo S.A., págs. 214-217.
    Luna, Félix: "Historia de la Argentina 1930-1943",
    Editorial Planeta, págs. 127-131.
    Perón, Juan Domingo: "Conducción Política",
    Fundación Integración Americana, págs. 79, 103
    y 104.
    Treber, Salvador: "La Economía
    Argentina. Análisis, Diagnóstico y Alternativas", Ediciones
    Macchi, págs. 54, 504 y 505.

     

     

     

     

    Autor:

    Javier Alejandro Vivero.

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