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Juan Felipe Ibarra




Enviado por solo-yo



     

    Indice
    1.
    Prologo

    2. Su infancia y
    adolescencia

    3. La Autonomía y el sistema
    federal de gobierno

    4. Congreso nacional de
    1.824-1.826

    5. El gobierno unitario

    6. Nuevos
    conflictos

    7. Conclusiones
    8. Bibliografía

    1.
    Prologo

    En esta monografía
    tratamos de exponer la acción política y humana de
    un hombre
    excepcional como lo fue el brigadier D. Juan Felipe Ibarra; que
    por el hecho de haber gobernado 31 años, tres meses y
    quince días, justifican tal calificación.
    Fue por eso el mandato de mayor prolongación cumplida en
    todo el continente aunque obviamente abarcaba solo el plano
    provincial, además tuvo escasas interrupciones cuyo
    tiempo
    totaliza alrededor de un año y miedo de interregno. Solo
    la muerte(por
    causas naturales) lo separó de su amado pueblo aunque su
    memoria
    perdura entre nosotros. Ibarra fue uno de los caudillos del
    pasado apodado "tirano" por sus enemigos quienes a través
    de ese mote intentaban osar su honestidad,
    manchar su respetable nombre; como sí Todos los
    mandatarios de esa época hubiesen gobernado de otra manera
    distinta a la absoluta y a veces imperiosa. Ante la meritoria
    labor, desconsuela su desconocimiento a más de 100
    años de sus hazañas por haber sido (Como lo
    describió Orestes Di Lullo en Figuras de Mayo) "figura
    prócer de mayo, guerrero de la independencia,
    fundador de la autonomía, campeón del federalismo y
    altivo custodio de la santiagueñidad"

    "No es el gaucho ignorante con que la leyenda negra se
    complace, todavía, en calificar de ese modo"
    Además era un hombre que
    supo identificarse con El gaucho para llevarlo al logro de los
    propósitos;
    Para dignificarlo, para hacerlo soldado de la patria, para
    crearle un espíritu y una conciencia.
    Es necesario revisar la historia general del
    país lo referente a aquel tiempo y, en ella
    el carácter y
    proceder de los enemigos del federalismo y de
    Ibarra Para poder juzgar
    sus acciones y
    valorar su gobierno.
    Supo establecer amistad con los
    personajes mas destacados de su época Heredia, Dorrego,
    Solá, Iriondo, Garzón, Lahitte, López,
    Ferré, hay tantos Varones que han dado testimonio de sus
    cualidades de Hombre culto, recto, honrado y por sobre todo
    humilde. Una persona que
    destinó a aliviar el sufrimiento de los necesitados como
    lo hizo también con los bienes que
    confiscó a sus enemigos.
    Desde pequeño fue amado y mostraba junto con su
    bizarría española la humana condición de
    comprender, Proteger y consolar los que esperaban su paternal
    Protección. Juan Felipe era prevenido, tenía el
    poder de
    presentir la agresividad instintiva de cada adversario,su alma
    era aguerrida por lo que podía soportar las mas duras
    adversidades, sin que todo ello redujera sus sentimientos hacia
    su familia y su
    fervor cristiano.
    He aquí la obra de este gobernante, militar,
    político, ciudadano, hombre y por sobre todo
    AMIGO.

    2. Su infancia y
    adolescencia

    Juan Felipe Ibarra, hijo del sargento mayor don Felipe
    Matías Ibarra emparentado con los conquistadores Ramírez de
    Velazco y Toledo Pimentel. Heredero de dignos blasones de la
    nobleza Vasco-española, sus antepasados directos se
    destacaron en lo catrense y lo misional hasta asentarse en las
    haciendas de Matará. Don Felipe Matías se
    casó a fines del siglo 18 con una joven llamada Andrea
    Antonia de la Paz y Figueroa hija de Don Francisco Solano de la
    Paz y Figueroa e Ilustre tronco de distinguida descendencia. Y
    allí también proviene sor María Antonia de
    la Paz y Figueroa apodada beata antula, hermana abnegada que
    pretendiendo difundir la labor de los jesuitas recorrió a
    pié en evangelizadora misión
    varias regiones norteñas con otras, pero después
    igualmente descalza se propuso alcanzar Buenos Aires
    dispuesta a fundar una casa de retiro y ejercicios piadosos la
    que una vez levantada cumpliera su fin. Aunque las causas de su
    beatificación se encuentran aún inconclusas en
    Roma.
    El primero de mayo de 1.787 nació en Matará
    (Santiago del Estero)Juan Felipe Ibarra junto con otros tres
    hijos, de los cuales se destacará su único hermano
    varón, Francisco Antonio Ibarra, compañero de
    campañas militares, coronel de la provincia atrozmente
    asesinado por los revoltosos de 1810.

    Y una de sus hermanas Agueda Ibarra estaba casada con
    Leandro Taboada comandante de Matará y miembro de esa
    familia de
    activa figuración pública. Dichos antecedentes
    ubicaron a Ibarra entre los miembros cúspicos del
    patriciado santiagueño.
    Juan Felipe y su hermano crecieron captando intenciones y
    comprendiendo instintos de la naturaleza y
    acumulando sabiduría y experiencia. Habían
    asimilado también técnicas
    de cultivo y cría de animales
    domésticos, ciencia y
    secretos del bosque y de la vida de los irracionales, lo que les
    permitiría desempeñarse con firmeza y confianza
    amenguando temores.
    Juan Felipe aprendió a vivir prevenido, a presentir la
    agresividad instintiva de cada adversario y a desarrollar la
    prudencia que después le seria muy útil. Su cuerpo
    se desarrollaba saludablemente y su alma aguerrida para soportar
    las más duras adversidades, sin que esto redujera sus
    sentimientos cristianos y hacia su familia. Había entrado
    ya en la adolescencia y
    se mostraba reservado, tranquilo y formal exhibía fuerza
    física y
    moral
    contenidas. Con todas estas cualidades acrecía.
    Doña María Antonia, que a su viudez tenía la
    responsabilidad de educar a sus hijos en las
    consignas de su religión y su rango
    poseía la fortaleza y la perseverancia suficientes para
    ejercer la voluntad de su difunto esposo.

    Pero no estaba sola, sino que su cuñado don
    Basilio, la ayudaba en el cuidado y la educación de sus
    hijos.
    Así Juan Felipe aprendió las primeras nociones al
    par de la doctrina cristiana, oficiaba de monaguillo, un tanto
    influido por su tío y más por su temperamento
    melancólico evidenciaba cierta inclinación hacia
    las prácticas del culto. Su tío cada vez más
    preocupado por su educación– pues ya
    había alcanzado los 14 años- pensó que era
    tiempo de su preparación general con miras a la
    profesión religiosa y discutió con la madre acerca
    de este destino. Apoyando en su intento por el otro tío
    del joven el presbítero Juan Antonio de la Paz y
    Figueroa-que oficiaba en la capilla de lojlo- decidieron enviarlo
    con este objeto al Colegio de Monserrat.

    Su preparación militar
    Se alistó en 1806 a pesar de su corta edad en las milicias
    que reclutara, el capitán D. Alonso Araujo, para la
    reconquista de Buenos Aires.
    Ibarra en 1810,se incorpora a la expedición de Balcarce Y
    Ocampo. Luego entró a militar bajo las ordenes de
    Belgrano, en marzo de 1812 al tomar parte en la batalla de las
    piedras, siendo premiado con un escudo de Honor. "El Saladino
    Ibarrita" como lo llamaba afectuosamente Belgrano, alcanzó
    honores bajo su mando al participar gana de la Victoria de
    Tucumán logrando el título de teniente que
    ganó por su acción destacada y en 1813 los galones
    de capitán por su heroismo en la batalla de Salta.
    Juan Felipe combatiendo la campaña del norte, bajo
    las ordenes de San Martin de Guarnes y de Roundeau asiste a la
    derrota patriotica de Sipe-Sipe es finalmente elegido por
    Belgrano para ser ayudante de campo del estado mayor a
    partir de 1816 y de allí destinado a la defensa de las
    fronteras santiagueñas como comandante de abipones, en
    mérito a su actuación en el ejército regular
    de la independencia.
    Siendo ascendido a Sargento mayor por el general
    Roundeau.

    3. La Autonomía y
    el sistema federal
    de gobierno

    A fines de 1819 se produjo una sublemación de los
    partidos de Bernabe Aráoz que derrocaron al gobernador
    Mota Botello y pusieron al frente a Bernabe Aráoz. En
    Santiago continuaba Gabino Ibáñez como teniente de
    gobernador,
    Pero luego se vió obligado a renunciar por la enemistad de
    los pobladores.
    Mientras las provincias del litoral trataban de organizarse
    firmando pactos entre ellas, Araoz queria conformar un
    núcleo territorial autónomo integrado por Santiago
    del estero, Catamarca y Tucumán.
    Juan B.Alvear intercedía para la reunión de un
    congreso federal en Córdoba con el objeto de organizar el
    país con el objetivo de
    asegurarse la elección el Gob.tucumano envió 50
    hombres al mando del capitán Juan M de Echaurri con el
    pretexto de escoltar al gral. Belgrano que se encontraba muy
    enfermo.
    Realizada la elección con presencia de las tropas de
    Echaurri resultaron electos Juan J Lami y Santiago palacio,
    frente a la oposición de los partidarios de la
    autonomía, que llamaron en auxilio al gral. Juan Felipe
    Ibarra. Quien marchó de inmediato rumbo a la capital
    provinciana, con el apoyo de las tropas del brigadier Estanislao
    López. El 29 de marzo de 1.820 el cabildo encargó
    la protección de la ciudad al cap. Echauri e instó
    a todos habitantes, mediante un bando a alistarse para la
    defensa. En la madrugada del día 31 llegó al
    ayuntamiento una nota del caudillo que expresaba: "No puedo ser
    más sensible A los clamores con que me llama ese pueblo en
    mi auxilio por la facciosa opinión que sufre indebidamente
    de V.S para cimentar de mucho su esclavitud. Me
    hallo ya a las inmediaciones de ese pueblo benemérito y si
    V.S. en el preciso término de dos horas desde el recibo de
    esta intimación que desde luego lo hago, no le permite
    reunir libremente en un cabildo abierto a manifestar su voluntad,
    cargo Con toda mi fuerza al
    momento. De los males que resulten y de todo lo demás hago
    responsables a los individuos de esa corporación y
    secuaces, como de los costos y gastos que he
    causado en mi marcha".
    El combate se dio en las inmediaciones de la iglesia de
    Santo Domingo y concluyó con el triunfo de Ibarra y el
    retiro de Echauri rumbo a Tucumán.
    Inmediatamente una asamblea presidida por Pedro P Gorostiaga,
    eligió por unanimidad al comandante Juan Felipe Ibarra
    como teniente de Gob.interino y proclamó un nuevo cabildo
    adicto a la causa de la autonomía. Ese mismo día se
    informó a Aráoz lo sucedido, quien en primer
    momento decidió no tomar medida alguna. Ibarra juró
    su cargo el 25 de abril, fecha en que la junta electoral, bajo la
    presidencia de Manuel Frías, eligió el diputado
    santiagueño ante el congreso que debía reunirse en
    San Lorenzo, según lo acordado en le tratado de Pilar. La
    elección cayó en el Dr. Mateo Saravia.

    La Autonomía santiagueña
    Finalmente, el 27 de abril de 1.820,los electores, reunidos en el
    Cabildo proclamaron solemnemente la autonomía provincial
    que fue posible gracias a la férrea voluntad de los
    pobladores que se negaban a ser sometidos sin su consentimiento
    al poder de otro pueblo al que consideraban su igual, no su
    superior.
    Ello fue posible por la irrupción de Ibarra en las luchas
    autonómicas, ya que contaba con el apoyo
    popular.

    Tentativas de Aráoz para dominar a Santiago
    Aráoz estuvo disconforme con el estado de
    cosas imperantes y preparó de inmediato un ejercito para
    oponerse a las tropas autonomistas santiagueñas. En enero
    de 1.821,mandó huestes Tucumanas a las ordenes del cap.
    Gregorio Iramaín. Ambas tropas lucharon en Los Palmares,
    enfrentamiento que concluyó con el triunfo de los
    santiagueños. Güemes, envió auxilios a Ibarra,
    ante la posibilidad de un nuevo ataque de las fuerzas de
    Aráoz. El choque se produjo en Tucumán y
    favoreció al ejercito local. Bustos el Gob. de
    Córdoba se suscribió el 3 de junio de 1821 el
    denominado tratado de Vinará, que detuvo
    momentáneamente las hostilidades. Este tratado
    ponía fin al conflicto
    entre Santiago y Tucumán comprometiéndose a la
    búsqueda de al organización institucional y a la
    elección de diputados que concurrirían al congreso
    que se reunirían en córdoba para organizar el
    país, ante el fracaso del congreso de San Lorenzo. A pesar
    de todo los enfrentamientos no terminaron. Sin embargo fué
    el 1º intento de poner fin a las hostilidades y llegar a un
    acuerdo.

    El gobierno de Juan
    Felipe Ibarra
    Desde principios de
    1.820, y una vez disuelto el gobierno nacional, las provincias
    debieron enfrentar sus problemas
    administrativos y económicos por si mismas, a la vez que
    enfrentar múltiples invasiones y ataques de
    ejércitos provenientes de distintas regiones, como
    consecuencia de la guerra civil
    en que se veía inmersa la nación.
    Santiago del estero no fue ajena a esta realidad especialmente a
    partir de la postura del Gob. Juan Felipe Ibarra, defensor del
    federalismo en el norte, frente a los ataques de fuerzas
    unitarias que disputaban por desplomar a la provincia a su causa,
    ya que expandido su territorio y por su posición
    estratégica en el centro del país, se encontraban
    en un lugar privilegiado en caso de ataques armados.

    Primer proclama de gobierno
    El primer bando de gobierno con fecha de 12 de septiembre de
    1.820 en el que se reglamentó la entrada y salida de
    persona sal
    territorio, que no podían hacerlo sin pasaporte; con el
    fin de acabar con el ocio y holgazanería, todo individuo
    que no fuese propietario de un terreno y no tuviese como mantener
    a su familia se veía obligado a emplearse por el termino
    de quince días. Quien no contase con los respectivos
    papeles era reclutado a la milicia o era trasladado a la frontera
    de abipones para discutir su destino. Las familias eran
    repartidas en casas adineradas donde se los debía
    alimentar, vestir, y educar. Se combatía también
    los juegos de azar
    penando a quien violasen la regla con el pago de una multa de
    dinero o
    servicio en
    obras públicas(2 años).

    El robo de ganado era penado con cien azotes o con
    servicio
    militar por la ración y sin sueldo
    (4 años). Por al introducción en propiedades ajenas se
    castigaba con 50 azotes.

    Perecimiento de Ramírez y
    Güemes
    A raíz de una emboscada el 17 de junio de 1.821 el general
    D.Miguel Martín de Güemes, apasionado defensor de la
    frontera norte de la patria a la vez protector y amigo de nuestra
    provincia. El 10 de julio de 1.821, fallece Francisco
    Ramírez antes de que la huida destacada por el "Saladino"
    pudiera ofrecerle el apoyo que necesitaba y ofrecerle a Santiago
    como lugar para su refugio, gestión
    que Ibarra puso en las manos de otros de sus dignos
    huéspedes: José María Paz que vivía
    en Santiago bajo la protección de su ex compañero y
    amigo del ejercito del Norte; como también a su enemigo
    Bernabé Aráoz al ser expulsado del gobierno de
    Tucumán.

    Rivadavia logra sabotear la asamblea de
    Córdoba
    Ibarra envió a Saravia al congreso de córdoba el
    que se vio trabado por maniobras centralistas de los
    porteños ya que Rivadavia se empeñaba en hacerlo
    fracasar, con el fin de que la asamblea se reuniese en Buenos
    Aires para sacarla de la influencia de Bustos y de los
    gobernadores federales. A pesar de que Ibarra manifestó su
    ideal organizativo del país dirigiéndose al Gob. de
    córdoba de esta manera: " ya he dicho en otra
    ocasión a ese gobierno que la voluntad de mi provincia
    esta decidida por la instalación de un congreso general"
    no pudo evitar el fracaso de la asamblea.

    Las aduanas
    interiores defienden la invasión de productos
    extranjeros
    A raíz de la ruina de la actividad industrial de las
    artesanías provincianas por lo cual estas para subsistir
    debieron adoptar el recurso que implicaba la aplicación de
    impuestos
    forzosos al comercio y del
    cobro de los derechos de aduana a los
    productos que,
    con fines comerciales, ingresaban o salían de la
    provincia. Con el fin de proteger las industrias
    artesanales, que habían mermado su producción como consecuencia de la
    invasión de productos extranjeros, especialmente ingleses
    el 6 de agosto de 1.822 se dictó un decreto por el que se
    recargaba con impuestos
    elevados a las mercaderías de ultramar que
    competían con la producción local.
    Debido a la escasez de metálico, como derivación de
    la caída del alto Perú en manos de los realistas,
    el gobernador santiagueño aceptó en un principio la
    circulación de moneda riojana, pero en 1823 decidió
    realizar una acuñación de moneda con el 25% de su
    valor por el
    importe de 1 real y ½ real, la"plata Ibarrista" que venia
    a substituir a la que antes se hacia en Potosí, por ese
    entonces en poder de los españoles. Esta moneda
    circuló alrededor de tres años.

    Las instituciones
    en el 1º mandato de Ibarra
    Se basaron en el reglamento provisional nacional de 1.817. La
    junta eligió como representantes santiagueños ante
    el congreso nacional que se reunió en Buenos Aires
    en 1.824 a: Pedro Carol, Vicente Mena, Pedro León
    Gallo y Felix Ignacio Frías.
    En 1.826,la junta de representantes de la provincia dictó
    un reglamento interno y eligió nuevos
    Diputados entre ellos: Manuel Dorrego, Juan José Lami y
    Antonio María Taboada. Los diputados electos eran de
    distintas tendencias (unitarios y federales)a pesar del mandato
    explícito de la provincia en pro del sistema federal
    de gobierno. La nueva legislatura formó una
    comisión para elaborar un proyecto de
    constitución provincial. Pero el
    propósito de organización constitucional debió
    prorrogarse por las luchas internas que se desataron en el seno
    de la propia junta, entre los unitarios enemigos de Ibarra y los
    federales partidarios del caudillo. Por orden de Ibarra se
    abrió una escuela
    pública en el convento de Santo Domingo.

    4. Congreso nacional
    de 1.824-1.826

    Convocatoria
    La junta de Buenos Aires realizó una convocatoria a todas
    las provincias para que enviasen a sus delegados a un congreso
    que se realizaría en Buenos Aires con el fin de organizar
    el país.
    Por tal motivo Santiago envió a: Pedro León Gallo,
    Felix Frías, Pedro Carol y Vicente Mena quienes llevaban
    instrucciones precisas de respeto por la
    autonomía de la provincia y soberanía nacional.

    La ley
    fundamental
    El 16 de diciembre de 1.824, luego de 4 sesiones preparatorias,
    nombrados presidente y vicepresidente de la asamblea Manuel
    Castro y Francisco Narciso de Laprida y secretarios José
    María Vélez y Alejo Villegas, se recibió el
    juramento de los diputados y se procedió a la
    instalación de oficial de la asamblea que se
    autodenominó " Congreso General Representativo de las
    provincias Unidas de América". El 23 de enero de 1.825 el
    congreso sancionó la ley fundamental
    denominada así por la importancia de sus decisiones. Por
    la que se toleraban las autonomías provinciales hasta
    tanto se dictase la constitución y se otorgaba provisoriamente
    el ejercicio del poder
    ejecutivo Nacional al gobernador de la provincia de Buenos
    Aires. La ley garantizaba que antes de sancionarse la
    constitución, sería puesta en consideración
    de las provincias.

    Duplicación de la diputación nacional
    El 19 de noviembre de 1.826 el congreso resolvió duplicar
    el nº de diputados para dar así mayor
    representatividad a los pueblos en vista a la Constitución
    razón por la cual Santiago debía contar con ocho.
    La junta de representantes Santiagueña procedió a
    elegir a los nuevos diputados. Dentro de ellos se eligió a
    Manuel Dorrego, que fué más adelante el 1º
    gobernador federal de Buenos Aires. La junta de Representantes se
    pronunció por el sistema federal de gobierno y la
    independencia económica de la provincia. Santiago del
    estero depositaba en el gobierno central el ejercicio de la
    soberanía en lo referente a los negocios
    centrales de la nación.

    Ibarra y la constitución de 1.826
    Violando la opinión mayoritaria expresada por los pueblos,
    el congresos sancionó el 24 de diciembre de 1.826 una
    constitución unitaria. En esta asamblea los diputados
    santiagueños coronel Manuel Dorrego y Dr. Francisco
    Ugarteche tuvieron una destacada actuación en la defensa
    de los derechos de
    los pueblos y en la
    organización federal de los estados, mientras que
    otros como el Dr. Felix frías, pasado al unitarismo,
    José Neirot y Antonio María Taboada, traicionaban a
    quienes los eligieron y a las instrucciones que implicaban sus
    mandatos, por lo que el gobierno santiagueño no solo
    rechazó las resoluciones del congreso sino que
    resolvió exigirles cuentas. El
    congreso una vez sancionada la constitución, envió
    delegados a las provincias para su aprobación. Con esa
    misión
    llegó en enero de 1.827 a nuestra provincia el Dr. Manuel
    de Tezanos Pinto. Como respuesta al enviado Ibarra no solo
    rechazó la constitución unitaria sino
    también le dio 24 horas para salir de la
    provincia.

    Los unitarios no pudieron imponer la constitución
    ya que iba en contra del sentir popular del pueblo.

    Invasiones a Santiago. Renuncia de Ibarra
    Tras el rechazo de la constitución unitaria por parte del
    gobernador santiagueño, los unitarios intentaron imponer
    sus ideas por la fuerza. Santiago se vió expuesta a una
    serie de invasiones
    Provenientes de Catamarca y Tucumán. Ibarra se alió
    con Facundo Quiroga, y unidos lograron en un primer momento
    detener las invasiones. Pese a que una vez instalado el general
    José María Paz en el gobierno de Córdoba, se
    reiniciaron las irrupciones unitarias desde las provincias
    limítrofes. Juan Felipe Ibarra, acorralado por sus
    enemigos, desde su campamento
    Militar, envió a la legislatura provincial el 27 de mayo
    de 1.830, su renuncia al cargo de gobernador. Al recibirla, la
    cámara de representantes de la provincia, después
    de aprobar su conducta al
    frente del gobierno y agradecerle los servicios
    prestados "por el exacto cumplimiento de sus altos
    deberes".

    5. El gobierno
    unitario

    En tanto que Ibarra se dirigía con 600 de sus
    hombres hacia Santa Fé, dónde López le
    brindaría resguardo, en Santiago se procedía a
    elegir una nueva legislatura la que después de
    constituirse el 10 de julio de 1.830, procedió de
    inmediato a nominar el gobernador propietario al mismo Manuel
    Alcorta, quien pese al querer alejarse del cargo debió
    permanecer en él.

    El primer reglamento de organización política de la
    provincia
    El 26 de julio se aprobó el primer reglamento de
    organización política, que establecía el
    gobierno provincial teniendo en cuenta la división de
    poderes públicos: ejecutivo sería ejercido por un
    gobernador, a la vez capitán general, por tres
    años, ayudado por dos ministros, uno de gobierno, guerra y
    relaciones exteriores y otro de hacienda. El legislativo
    sería ejercido por la sala de representantes, integrado
    por un diputado cada curato y dos por cada curato rectoral
    (permanecerían por 4 años en su cargo). El judicial
    ejercido por un Supremo tribunal de apelaciones, integrado por el
    gobernador y dos vecinos, uno por cada litigante, dos jueces de
    primera y segunda nominación, dos regiones y un
    síndico.

    La Liga del interior
    La provincia se unió así a las que obedecían
    a Paz, bajo cuyas inspiraciones se constituyó el 31 de
    agosto de 1.830.La liga interior habiendo subscripto el tratado
    de unión y defensa que le dio vida D. Miguel Calixto del
    Corro confirmando la nueva legislatura santiagueña, el 21
    de julio, haciendo la reserva " que las facultades
    extraordinarias conferidas no aventuren alguna la aventura de la
    provincia" habiéndose obligado la misma a realizar un
    aporte de $6.000; antes, la provincia había tenido que
    pagar $10.000 a las tropas Tucumanas de López. Desde Santa
    Fé Ibarra planeaba una invasión a su provincia para
    recuperar el poder. Ante ello el gobernador de Córdoba
    envió un ejercito al mando del coronel Ramón
    Deheza, quien los primeros días de septiembre se hizo
    cargo del gobierno. De tal modo Santiago se incorporaba por la
    fuerza a la "liga del interior" encabezada por Paz, de carácter
    unitario. Este período de interrupción unitaria fue
    sumamente difícil para el pueblo santiagueño ya que
    se vio sometido a constantes saqueos y depredaciones por parte de
    las tropas de uno u otro bando que pujaban para apropiarse del
    poder.

    Fin del período unitario
    Ante la presión de
    las federales, el pueblo en abril de 1.831, reunido en un cabildo
    Abierto, designó gobernador provisorio a Santiago de
    Palacio. Durante su gobierno la provincia se adhirió al
    pacto federal o liga del litoral firmado el 4 de enero de
    1.831,por las provincias de Buenos Aires, Santa Fé y Entre
    Ríos.
    La Legislatura eligió como gobernador nuevamente a Juan
    Felipe Ibarra el día 19 de julio, quien no aceptó
    hasta tener autorización de Estanislao López, de
    quien dependía. Los diputados le rogaron que aceptara el
    cargo conforme a lo dispuesto el 27 de julio de 1.831 pero Ibarra
    por táctica política demoraba su aceptación
    al cargo. Finalmente lo aceptó el 16 febrero de 1.832 en
    donde prestó juramento ante la cámara de
    representantes como gobernador de la provincia,
    concediéndole el título de brigadier como forma de
    reconocimiento a sus benemerencias.

    Segundo mandato Ibarrista
    Una de sus principales medidas fue ratificar la adhesión
    al pacto federal. Cuando Manuel de Rosas se hizo
    cargo por segunda vez de la gobernación de Buenos Aires,
    delegó en él, en nombre de la provincia el manejo
    de las Relaciones Exteriores. En este segundo mandato
    preponderó su ministro Adeodato de Gondra que se
    había desempeñado como legislador en el gobierno
    unitario y había sido el autor del anteproyecto de
    Reglamento político. Gondra fue el redactor de muchos
    documentos
    durante el regreso de Ibarra y en ocasiones, en ausencia del
    brigadier, se desempeñó como gobernador
    interino.

    Ibarra y la
    organización nacional
    Ibarra manifestó en varias ocasiones su
    preocupación por no solo por la organización de su
    provincia sino de toda la nación; a través de una
    constitución que organizara un gobierno nacional y lograra
    unidad entre los pueblos. Y así lo que expresó en
    una carta que le
    escribió a Rosas en 1.832
    "…jamás gozaremos de una tranquilidad sólida y
    duradera mientras las provincias permanezcan en el estado de
    aislamiento que hasta aquí a causado todas las guerras
    civiles (….) ;si carecemos de un centro común que
    uniforme nuestra política e intereses, si no activamos la
    reunión de una asamblea constituyente para tener leyes nacionales
    y un gobierno general suficientemente vigorizado que las haga
    cumplir y respetar por la razón o por la fuerza(…) si no
    reconocemos una autoridad
    superior que dirima nuestras contiendas haciéndonos
    conocer claramente nuestros deberes (…) cómo y
    cuándo podremos lisonjearnos de haber recogido el fruto de
    tantos años de fatigas y desvelos?…"
    Ibarra le pedía a Rosas por el dictado de una
    constitución no obstante, en el ámbito provincial
    no se daba los pasos necesarios para el dictado de la ley
    fundamental de la provincia. Ni siquiera, el Reglamento de 1.830
    estaba vigente.

    Medidas primordiales
    En 1.832 Ibarra creó la Municipalidad de Santiago del
    Estero y reglamentó el funcionamiento de la provincia.
    Entre las funciones del
    jefe de policía figuraban, además del control del orden
    de la población, el cuidado de la limpieza de la
    ciudad, y mantenimiento
    de la acequia pública. Mandó a reconstruir las
    iglesias de la Merced y Loreto. Sus funciones como
    gobernador debían durar tres años (según el
    reglamento de 1.830, fue reelecto en 1.835, por asambleas
    populares en campaña, que declararon que puede servir de
    ejemplo, que no reconocerá a otro gobernador sino a
    él otorgándole también las mismas facultades
    que tuvo en su primer mandato, reservándose así un
    gobierno perpetuo.

    Medidas económicas
    Debido a la escasez de metálico Ibarra se vió
    obligado a nuevamente a recurrir a la acuñación de
    monedas con iguales características que la anterior. En 1.846
    la declaró "moneda feble".
    El sistema vigente estaba subordinado a la industria
    Británica. Los productos industriales del Reino Unido que
    ingresaban a todo el territorio a través del puerto de
    Buenos Aires, se habían convertido en elementos de
    consumo para
    todas las clases
    sociales, en consecuencia, artesanías
    santiagueños y de otras provincias quebraron.
    Ya que la ley de aduanas
    favorecía solo a Buenos Aires, y la industria
    textil santiagueña había disminuido Ibarra
    adoptó una serie de medidas para la protección de
    la decadente industrial provincial. En 1.839 Ibarra
    prohibió la introducción de tejidos que se
    elaborase en la provincia y los cargamentos de ferretería
    y por otro decreto se aumentó los impuestos para los
    productos que se introdujesen por puertos que no fuesen
    argentinos, provenientes de Valparaíso o
    Cobija.

    6. Nuevos
    conflictos

    Facundo Quiroga en Santiago
    Los primeros años de mandato fueron de relativamente
    calmos para el pueblo, a pesar de que se participó en un
    conflicto
    entre los gobernantes de Salta y Tucumán.
    Manuel Maza envió a Facundo Quiroga como intermediario
    quien llegó a destino el 3 de enero de 1.835 y se
    enteró del trágico desenlace de la disputa, cuando,
    en la cárcel, fueron asesinados del Gob. Latorre y del
    coronel José Aguilar por los unitarios de Jujuy quienes
    tenían el respaldo del mariscal Santa Cruz gobernante de
    Bolivia que
    pretendía incorporar a su territorio Jujuy, que se
    había desmembrado de Salta.

    La coalición del Norte
    El peor conflicto en le que se vió envuelto el mandato,
    fue el resultado de la conformación de la coalición
    del Norte contra Rosas en 1840.Todo el noroeste con
    excepción de Santiago quedó bajo el mando unitario,
    reforzado por la llegada a Tucumán del gral. Gregorio
    Aráoz de Lamadrid, quien había arribado al Norte en
    una misión encomendada por Rosas, para retirar armas de
    Tucumán. Pero una vez allí se pasó a la
    causa unitaria e inició contactos para la
    conformación de la coalición del Norte contra el
    Gob. De Buenos Aires.
    Los unitarios santiagueños vieron la oportunidad para
    aliarse con Tucumán y así planear una revuelta que
    terminara con el gobierno de Ibarra. Encabezados por Pedro Unzaga
    y José Libarona, promovieron un levantamiento en la
    madrugada del 25 de septiembre de 1.840.
    Enterado del hecho Francisco Ibarra, se dirigió al lugar
    de los sucesos donde fue cruelmente asesinado. Juan Felipe pudo
    huir hasta su cuartel general en Pitambalá.
    Los rebeldes organizaron ese mismo día una asamblea
    pública donde se nombró gobernador a Domingo
    Rodríguez, mientras que por una proclama, se
    adherían a la coalición del Norte.
    Pero duró poco ya que el tercer día, Ibarra
    venció fácilmente a los rebeldes.
    Los líderes fueron torturados y luego degollados o
    encerrados en el Fortín de Bracho como el caso de Libarona
    que murió loco en compañía de su esposa
    Agustina Palacio de Libarona.

    Nuevas invasiones
    Santiago padeció durante un año, la ofensiva de la
    coalición del Norte mediante una serie de invasiones desde
    las provincias limítrofes. Pero ninguna pudo enfrentar la
    estrategia de
    Ibarra de "tierra
    arrasada", ya que los ejércitos solo encontraban campos
    yermos sin ganado, ni cultivos, ni personas en leguas a la
    redonda incluso el excesivo calor y la
    falta de agua jugaban a
    favor de los locales. Ibarra usaba la táctica de las
    montoneras se esperaba el momento más inesperado y se
    atacaba. Ante este panorama los ejércitos unitarios
    abandonaron derrotados la provincia. Finalmente la
    coalición fué desecha en la batalla de
    Famaillá, donde Ibarra participó con su ejercito
    santiagueño.

    Sus últimos años
    Los últimos años de su gobierno, estuvieron
    envueltos en una relativa calma, perturbados solo por las
    noticias de Buenos Aires referentes a las invasiones
    anglo-francesas por nuestros ríos interiores. Por tal
    motivo Ibarra escribió una carta a Rosas con
    el fin de expresar su desprecio por la intervención
    extranjera y para ponerse a su disposición en lo que le
    parezca conveniente para la nación.

    En consecuencia de la terrible sequía que
    azotó a nuestra provincia entre los años 1.847 y
    1.848, Ibarra recurrió a Rosas solicitó ayuda al
    Gob. de Buenos Aires. Rosas, prometió el envío de
    30.000 cabezas de ganado pero luego decidió enviar el
    importe en dinero de los
    30.000 vacunos. Ibarra nombró una comisión
    encargada de la
    administración de los fondos que le enviase cada mes
    el Gob. de Buenos Aires. A su muerte
    aún quedaban más de $13.000 sobre los que se
    lanzaron como buitres, los gobernadores sucesores en agrias
    disputas recíprocas sobre este dinero.
    Los últimos años de su vida, pasó atendido
    por su esposa Doña Ventura Saravia y espiritualmente por
    sus amigos de siempre el fraile Franciscano Miguel López,
    el pbro. Pedro León Gallo, congresal de Tucumán y
    por el futuro obispo de Cuyo, Fray José wenceslao Achaval,
    que le administraron los últimos sacramentos, D. Juan
    Felipe falleció el día 15 de julio de 1.851 a las
    10 hs. En su testamentaria, luego de haber gobernado 31
    años, tres meses y quince días se señalan
    sus bienes: tan
    solo una casa y una chacra en la ciudad, la estancia de Uyamampa,
    los campos de jumialito y D. Juan y un terreno en Rumi Pozo que
    se destinaba a formar una estancia para las huérfanas que
    se asilaban en Belén, lo que viene a dar un rotundo
    Desmentido a quienes lo acusaron de falta de honradez. Sus restos
    fueron sepultados en el templo de la Merced vestido con el habito
    de mercenario, según su última voluntad expresada
    en su testamento.

    7.
    Conclusiones

    Juan Felipe Ibarra, su destino estuvo inspirado por un
    fuerte carácter, propio de la bizarría
    española, constancia y un espíritu
    práctico.
    Fue educado en el colegio de Monserrat de Córdoba,
    guerrero en el ejercito nacional del norte, desde 1811 hasta
    1815, en Huaqui, Tucumán, en Salta y en Sipe-Sipe,
    ayudante de campo de Manuel Belgrano, en 1816; comandante gral.
    de la frontera chaco-santiagueña nombrado por el creador
    de la bandera y gobernador permanente de Santiago su provincia
    natal, fundador y defensor de durante treinta años de su
    autonomía provincial.
    En todo su historial D. Juan Felipe Ibarra fue un celoso custodio
    de la soberanía nacional Y muerto Estanislao López
    llegó a ser "la más firme columna" de la
    federación en el interior.
    Un claro ejemplo es su actitud en la
    coalición del Norte en la cual Ibarra no se dejó
    encandilar por los cantos de sirena de los unitarios, y se
    mantuvo fiel a su ideario federal.
    Se negó a plegarse a la coalición del Norte ya que
    no estaba dispuesto a renunciar al ideario de toda su vida
    cometiendo una traición.
    Ibarra fue un hombre orgánico, constitucionalista y
    admiraba el patriotismo de D. Juan Manuel de Rosas con
    quién compartió el criterio sobre la oportunidad de
    la organización nacional, cuando expresaba: "nadie es
    más partidario que yo de ese bien incomparable
    (refiriéndose a la constitución)pero no quiero ni
    querré nunca que ella sea nacida de la fuerza de
    bayonetas… (Ella) debe ser fruto de la paz, de la calma de las
    pasiones, de la sabiduría y de una saludable
    experiencia… "
    Guerrero, gobernador o tirano forma parte de nuestra historia la que todos
    conocemos en la cual encontramos el desinterés, el
    patriotismo, la generosidad en aras del pueblo que tanto
    amó. Felipe Ibarra muestra una
    realidad ejemplar de su lucha internacional y civil. Y esta
    calificación muestra dignidad,
    heroísmo gaucho y argentinidad en documentos
    oficiales. En la misma carta Ibarra expresa su soberanía
    nacional refiriéndose de esta manera a los unitarios:
    "¿Quién creerá que se invoca con sinceridad
    la constitución en estas circunstancias en que la
    confederación argentina esta
    empeñada en una guerra desastrosa contra Francia y el
    estado
    oriental? ¿Quién creerá que obran de buena
    Fé… (cuándo), otros gobiernos están
    haciendo prodigios de valor y
    patriotismo para salvar el honor y la independencia nacional?
    ¿Se constituye al país haciendo causa común
    con los extranjeros…? ! Ese modo de hablar, mi amigo, da
    vergüenza…!"
    1 " así hablaba y pensaba el señor
    santiagueño, mano dura cuando necesario, Corazón
    grande siempre, retoño de la infazón castellano en la
    estirpe argentina ".
    Ante esta historia aspiremos a que en Santiago prevalezca
    la moral en
    memoria de
    Juan Felipe Ibarra, un ser incorruptible, amante de su tierra natal.
    Juzguémoslo sin prejuicio y resaltará el patriota
    que viviera cuarenta años sobre caballo para defender su
    patria y pueblo.
    1 Díaz de vivar

    8.
    Bibliografía

    Vida de Juan Felipe Ibarra; Raúl
    Juárez.
    Historia de Santiago del estero; Alen Lascano.
    Historia de Santiago del estero; José Lami
    Hernández.
    Historia de Santiago del estero; José Achaval.
    Historia de Santiago del estero; María Tenti de
    Laitán
    Juan Felipe Ibarra y la federación del Norte; L.A.C.L.
    Raíces nacionales; Elvio Avila.

     

     

     

    Autor:

    Ivana Bobes

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