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Situación del francés en Uruguay a fines de los años noventa: analísis de la acción lingüística y cultural francesa




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    Indice
    1.
    Introducción.

    2. El idioma francés en
    Uruguay.

    3. Las políticas culturales y
    lingüísticas en Uruguay.

    4.
    Conclusión.

    5.
    Bibliografía

    1. Introducción.

    La República oriental de Uruguay, uno de los
    países más pequeños de América
    del Sur, se encuentra a diez mil kilómetros de Francia, entre
    Brasil y
    Argentina, con
    menos de cuatro millones de habitantes. Un Francés que no
    percibe las relaciones particulares que existen entre Uruguay y
    Francia se sorprenderá al conocer el lugar que
    ocupó su idioma en este país. En efecto, Uruguay
    fue durante mucho tiempo el
    único país latinoaméricano donde la primera
    lengua
    extranjera que se aprendía en la secundaria era el
    francés. Proporcionalmente a su población, Uruguay poseía el primer
    liceo francés de América
    latina, incluso del mundo (si no tomamos en cuenta las
    antiguas colonias francesas) y, además, una Alianza
    francesa de primera
    importancia.
    Si buscamos las origenes de esta situación privilegiada,
    encontramos primero un importante corriente de inmigración francesa del siglo XIX y la
    influencia de esta comunidad en la
    evolución económica del país.
    Al mismo tiempo, los Franceses fueron estrachamente relacionados
    con la vida política del
    país cuando Francia todavía era una referencia
    ideológica. En margen de estos diferentes aspectos –
    demográficos, económicos y políticos –
    la influencia francesa era notable al nivel cultural y, como
    consecuencia, la enseñanza del francés siempre
    ocupó un lugar importante.
    Hoy en día, la enseñanza de la lengua y de la
    cultura
    francesas en Uruguay conoce un descenso notable. Esta
    situación ha provocado numerosos discursos, la
    mayoría de las veces contradictorios, acerca de la
    amplitud de dicho descenso, la utilidad de la
    enseñanza del francés, las motivaciones de los
    alumnos, des los profesores, de los responsables locales o
    franceses quienes se encargan de su difusión y, sobre
    todo, de los Uruguayos mismos.
    Para algunos de ellos, generalmente los profesores, la
    enseñanza del francés implica una relación
    de dominación cultural que siempre fue el destino de
    América latina, perpetualmente dominada por extranjeros
    desde la Conquista. A este respecto, podríamos decir que
    es muy facil criticar el imperialismo
    francés sin interrogar su propia ceguera con respecto a
    ciertos aspectos de su propia cultura. Otros profesores opinan
    que Francia les abandonó aunque se dedicaron totalemente a
    la difusión de su lengua y de su cultura. Este depecho
    justifica el lugar ahora ocupado por el inglés.
    Francia tiene todos los triunfos en la mano para desarrollar su
    presencia en Uruguay y, en primer lugar, un « capital
    simpatía ». Lamentablemente, parece que nuestro
    país no supo mantener la llama de sus amistades. Un
    retroceso evidente ya se manifesta desde varios años. Por
    ejemplo, el Liceo francés que siempre fue una
    institución prestigiosa en la vida cultural uruguaya y de
    donde salieron varias generaciones de lo más selecto de la
    sociedad
    política y intelectual uruguaya, vive un periodo muy
    dificil que se puede atribuir a razones pedagógicas, de
    gestión
    y también al ambiente
    cultural general.
    ¿Hoy en día, qué es lo que queda de la
    influencia francesa, tantas veces mencionada durante la
    creación de los sistemas
    educativos locales?, ¿Tienen los
    « bastiones » de la presencia cultural
    francesa responsabilidades en el descenso observado desde el
    principio de los años noventa?

    Para nosotras, las razones del descenso del
    francés también son otras. Ante todo, son
    económicas: se nota que la situación de Uruguay
    tiene consecuencias directas en el número de alumnos de
    francés (aunque parece que el inglés no sufre
    nada).
    Los numerosos aspectos históricos, antiguos y/o recientes,
    también deben ser considerados. Cuando se trata de
    Francia, los discursos de los dirigentes uruguayos muchas veces
    son salpicados de nostalgía; hablan de una
    situación que corresponde a su pasado y se olvidan de
    buena gana de echar un vistazo a su historia inmediata que
    varias prioridades alejan del francés. Por lo que se
    refiere a los Franceses, que sean responsables, profesores ou
    cooperantes técnicos, generalmente son integrados a
    instituciones
    y sistemas cuyos historia y papel les
    escapan. Para entender las razones del descenso del
    francés, nos parece importante conocer las de su ascenso
    en esta región del mundo y que, para nosotras, estan
    relacionadas sobre todo a las migraciones europeas de los
    años 1840 a 1920.
    Por otra parte, la eliminación del francés en el
    nivel secundario uruguayo desde el año 1991
    ocasionó una caída del número de los
    alumnados en las instituciones lingüísticas, haciendo
    del idioma inglés la única lengua extranjera
    obligatoria en el primer ciclo desde la reapertura de los
    cursos escolares
    de 1996. Este cambio del
    estatuto del francés en el sistema educativo
    uruguayo redujó aún más el número de
    alumnos de francés que ya había disminuído
    desde los año ochenta. Además, el no reconocimiento
    durante muchos años del bachillerato francés por
    parte de las autoridades uruguayas ha sido fuente de problemas
    desde el punto de vista pedagógico y implica para los
    alumnos, un acrecentamiento de trabajo si quieren presentarse al
    bachillerato uruguayo que les da acceso a la universidad. De
    hecho, el alumnado del Liceo francés pasó de 1.783
    alumnos en 1980 a 1.224 alumnos en 1990. Finalmente, a estos
    problemas, se puede agregar la casi ausencia de Francia en
    los medios de
    comunicación y el aparente desinterés de
    nuestro país enfrente de América latina en
    general.
    No nos olvidemos tampoco que, en la perspectiva de la apertura de
    las fronteras y del aumento de los intercambios, el estudio del
    idioma inglés parece más
    « útil » a las familias en marco del
    futuro de sus hijos. De la misma manera, en la perspectiva del
    Mercosur, el
    portugués atrae cada vez más.
    En realidad, aunque Uruguay es un país pequeño,
    merece una atención más sostenida de parte de
    Francia, tanto en cuanto a sus relaciones bilaterales como en el
    marco de sus relaciones con el Mercosur. La posición
    central que ocupa y el papel que jugará en este inmense
    conjunto de más de 200 millones de habitantes, implica por
    parte de los responsables políticos y de los actores
    económicos franceses un compromiso sin reserva en el apoyo
    a la integración regional. Para renforzar su
    presencia lingüística y cultural, Francia tiene que
    apoyar las instituciones regionales sin olvidarse que Uruguay y
    Montevideo podrían cumular proximamente el papel de
    Bruselas en la Unión
    europea con el del Luxemburgo como plaza bancaria y
    financiera.

    Lo vemos, para los Suraméricanos y los Franceses,
    las razones del descenso del francés en Uruguay parecen
    oponerse. Los primeros acusan Francia y su política y para
    los demás, la culpa es de los Latinoaméricanos con
    sus sistemas educativos defectuosos y su apertura demasiado
    grande hacia U.S.A. Cuatro años en Uruguay bastaron para
    acostumbranos a este tipo de discursos y también para
    hacernos examinar el problema.
    Pensamos que todos los actores son responsables del descenso de
    la difusión de la lengua y de la cultura francesas en
    Uruguay y en América del Sur. Además, no excluimos
    de nuestro análisis la importancia de la evolución
    de la historia del mundo y de sus nuevas prioridades
    geopolíticas que pusieron Francia en una posición
    de poder de
    segundo rango a pesar de su posición de cuarto exportador
    mundial.
    Como lo señala Louis Porcher, habríamos podido
    estudiar muchos aspectos del tema.
    La diffusion du Français Langue Etrangère est un
    champ parce qu’il est possible d’y identifier des
    agents (institutions, personnes), des biens, matériels et
    symboliques, des enjeux, qui entretiennent entre eux des rapports
    systématisables selon des logiques propres, donc
    relativement autonomes, producteurs–produits d’une
    histoire. Le champ de diffusion du Français Langue
    Etrangère entretient également des relations que
    l’on peut assigner avec d’autres champs : la
    production économique par exemple, mais aussi les champs
    politique, culturels, etc.
    Sin embargo, nos concentraremos en particular en el
    análisis de las acciones
    lingüísticas y culturales francesas en la
    región. Así, haremos el balance de las políticas
    lingüísticas y culturales francesas desde 1945 hasta
    1997.

    2. El idioma francés
    en Uruguay.

    Un capital de simpatía basado en la
    inmigración y relaciones culturales y políticas
    antiguas.
    Muchos vínculos se han tejido entre Francia y Uruguay
    desde el siglo pasado. Se trata de las contribuciones de la
    inmigración, en particular de la inmigración
    francesa, vasca y bearnesa, y de la contribución que
    aportará al desarrollo del
    país, especialmente en el sector agrícola, de la
    ganadería
    y de la industria de
    la lana.

    Pasajeros entrado por el puerto Montevideo de
    1835 a 1842

    Franceses

    Españoles

    Italianos

    Brasileños

    Ingleses

    Alemanes

    Otros

    TOTAL

    1835

    43

    481

    34

    37

    10

    0

    8

    613

    1836

    998

    1 209

    512

    246

    88

    38

    55

    3 146

    1837

    442

    1 227

    522

    178

    180

    2

    32

    2 583

    1838

    2 071

    2 359

    468

    161

    156

    77

    132

    5 424

    1839

    342

    280

    382

    59

    63

    4

    33

    1 163

    1840

    835

    370

    771

    45

    59

    298

    97

    2 475

    1841

    3 816

    948

    2 737

    112

    170

    7

    70

    7 860

    1842

    5 218

    1 607

    2 519

    82

    124

    227

    97

    9 874

    TOTAL

    13 765

    8 481

    7 945

    920

    850

    653

    524

    33 138

    Población francesa en Uruguay

    Uruguay

    Departamento de Montevideo

    1843

    15 000

    5 324

    1860

    8 891

    6 141

    1872

    17 900

    1879

    14 375

    6 830

    1884

    7 383

    1908

    8 341

    5 055

    1963

    2 016

    1 618

    Fundamentos y objetivos de
    la enseñanza del francés ante la creación de
    la universidad (1830–1850).
    Ya se conocen la influencia de las ideas políticas,
    filosóficas y de la literatura francesas en
    América latina durante el periodo de emancipación.
    Esta influencia fue particularmente importante en Uruguay como
    instrumento de emancipación intelectual. El francés
    era el único idioma extranjero enseñado muchas
    instituciones primarias, secundarias y universitarias. Debemos
    agregar además que, nacido bajo la tutela de Inglaterra,
    Uruguay siempre tuvo su mirada hacia Europa.

    La « antigua universidad »
    (1850–1874).
    En 1830 y después en 1849, el programa para el
    proyecto de
    creación de una universidad ponía al mismo nivel
    inglés y francés en la enseñanza secundaria.
    En el programa de 1849, mientras que la capital siempre estaba
    asediada, la importancia de las lenguas vivas reflejaba la
    situación política de Montevideo. En los hechos,
    después de la guerra es el
    francés que se enseña, de 1850 a 1860, casi
    continuamente. Más tarde, el francés parece
    regularmente haber atraído a más alumnos que el
    inglés. Es un hecho que se explica por la situación
    económica del país. La preponderancia más o
    menos neta del francés está entonces vinculada a la
    abundancia de libros
    franceses en la enseñanza secundaria y superior
    (filosofía, geografía, química, derecho,
    etc).

    La « nueva universidad »
    (1885–1935).
    Muy rápidamente la universidad se convirtió en una
    fábrica de diplomas y de profesionales. La
    enseñanza de las lenguas, y más concretamente del
    francés, se « aburguesa »: los
    alumnos, no preocupados con el dominio del
    francés, sólo tienen como
    única preocupación aprobar sus exámenes con
    el fin de acceder a las altas esferas sociales:
    Dans l’esprit des autorités éducatives
    scolaires et universitaires, l’enseignement des langues se
    limite simplement à mettre les élèves en
    condition de traduire, seulement de traduire les textes
    qu’ils peuvent avoir à consulter.

    La segunda guerra
    mundial.
    Se sabe que la firma del armisticio en 1940 y la guerra en Europa
    trajeron, hasta cierto punto, un corte entre América y
    Europa. Por lo que se refiere a la enseñanza, el
    bachillerato francés dejó de ser reconocido en
    Uruguay este mismo año. En 1942, el Consejo de
    enseñanza uruguayo suprimía un año de
    francés (el quinto año) previsto en el plan de 1941. Eso
    no constituyó un ataque muy importante en la medida en que
    permanecieran cuatro años de francés contra tres
    años de inglés. No obstante eso pasó para
    una advertencia. La Francia de Pétain ya no se considera
    como un modelo:
    « une dense
    atmosphère dépréciative se forme non plus
    seulement contre le gouvernement de Vichy, mais aussi contre
    toute la grande nation latine… », nota en el diario
    La Mañana j. l. DELGADO REYES para explicar la nueva
    situación de la lengua francesa en Uruguay.
    On se sert aussi, comme argument en faveur de la supplantation de
    l’enseignement du français par celui de
    l’anglais, du fait que la connaissance de cette
    dernière langue faciliterait le rapprochement intellectuel
    avec les Etats–Unis et contribuerait ainsi à
    consolider l’unité américaine.
    Para apoyar la causa del francés – por lo tanto a la
    defensiva en Montevideo – se recurre a la tradición
    latina. Al lado de estas observaciones más bien
    sentimentales, se puede destacar la argumentación
    presentada por el inspector Marius BOUYAT ante el Consejo
    nacional de la enseñanza. Destaca la utilidad de la lengua
    francesa como « instrumento de trabajo » y
    su « carácter
    formativo » que representa los dos objetos de la
    enseñanza secundaria.

    Fundamentos y objetivos desde el plan de 1941 hasta la
    desaparición del francés en 1996.
    Es significativo, en la perspectiva que fueron expuestas, que se
    haya elegido al francés para el primer ciclo, que tiene
    por objetivo la
    cultura general, y que se haya olvidadolo en las clases
    preparatorias diversificadas, claramente especializadas. Estas
    elecciones tenderían a mostrar una nueva concepción
    de la utilidad del francés. Los programas de
    francés, en 1941 como en 1976, contemplan inicialmente la
    adquisición de la lengua oral usual, a continuación
    los temas estudiados son relativos a la vida en Francia y
    « a la obra creativa intelectual del pueblo
    francés ». El programa establecido para el
    segundo ciclo (plan de 1941) – sección preparatoria
    de ciencias
    económicas – se orienta por su contenido hacia el
    francés especializado. En 1963, se generaliza la
    enseñanza del francés en el segundo ciclo: lo que
    se llamaba en la época el « plan
    piloto ». En ese momento el papel del francés
    es doble: dar a los alumnos la posibilidad de utilizar una lengua
    importante en el mundo del momento y ponerlos en contacto con la
    civilización francesa. En 1976, el objetivo de la
    enseñanza del francés es globalmente más
    limitado. Se hace hincapié en una utilización
    « pasiva » de la lengua con fines de
    consultas de obras especializadas. Así pues, mientras que
    el uso de la lengua oral tiene un carácter cada vez
    más hipotético, una motivación
    más sólida reside en el
    « carácter instrumental » de la
    lengua: los estudios superiores y la vida profesional.
    Desgraciadamente, la dictadura y el
    año 1996 verán de nuevo la lengua francesa
    desaparecer del secundario en favor del inglés. La
    enseñanza, demasiado pobre para ofrecerse los servicios de
    los numerosos profesores de francés, decidirá optar
    por la lengua más extendida.

    En conclusión, se puede sintetisar la
    situación del idioma francés de este
    modo:
    v
    Alumnado demasiado numeroso (hasta 45–50
    alumnos).
    v Clases heterogéneas.
    v Duración real de las
    clases (30 minutos efectivos).
    v Número reducido de clases de
    francés en el año.
    v Lugar ocupado por la clase de
    francés en el día (final de
    día).
    v
    Ignorancia de los programas por parte de los profesores y
    de los alumnos.
    v Falta de material.
    v Aislamiento del
    francés entre las otras materias
    v Aislamiento de los
    profesores de francés.
    v Ausencia de motivación por parte
    de los alumnos.

    Si lo mismo ocurre con las otras lenguas, a pesar de
    todo, hay que reconocer que solamente el francés se vio
    retirado del programa del secundario. Así pues, al
    conjunto de estas dificultades, que hizo que el rendimiento del
    francés era decepcionante tan para los alumnos como para
    los profesores, debemos añadir la falta de
    motivación para esta materia. Ya en
    1957, los profesores deploraban la actitud de los
    alumnos respecto a esta lengua. Hasta el año 1996, en que
    fue finalmente suprimido, los argumentos en favor del mantenimiento
    del francés como lengua obligatoria a la edad donde un
    alumno entraba en la enseñanza secundaria (12 años)
    encontraban poco eco. Se concebía sin problema que la
    utilidad dudosa e indefinida de este aprendizaje
    – en medio de tantas materias más sensiblemente
    « rentables » – no bastaba como para
    dar el deseo de conocer esta lengua, cuyo conocimiento
    profundo no parecía prioritario. Por otra parte, la
    mayoría de los adolescentes,
    al igual que hoy, ya bañaba en la cultura norteamericana y
    tenía una predilección para la lengua inglesa,
    considerada universal, pues más útil, y juzgada a
    menudo más accesible que el francés. Así
    pues, la actitud de los alumnos puede explicarse no sólo
    por estas disposiciones negativas, sino también por la
    práctica pedagógica y la decepción de no
    llegar a la adquisición activa del francés.
    Comprobar que se puede llegar a practicar la lengua es, como es
    el caso en otras disciplinas, un estímulo seguramente
    primordial. Puede ser pues que los problemas encontrados en la
    pedagogía reflejan la confusión de
    las finalidades de la enseñanza del francés,
    finalidades que conviene ahora analizar de más
    cerca.

    3. Las políticas
    culturales y lingüísticas en Uruguay.

    Organizar políticas lingüísticas en
    América latina equivale a plantearse una serie de
    cuestiones: ¿Qué elecciones hacer?,
    ¿Qué instrumentos institucionales crear y usar?,
    ¿Cómo ubicar una política
    lingüística y cultural con relación a un
    entorno económico, diplomático y científico?
    No se trata obviamente de proponer soluciones
    generales aunque las cuestiones se formularan, como acabamos de
    hacerlo, de manera simplista.

    Tres periodos para las políticas francesas en el
    extranjero.
    Existiría al parecer tres períodos en la
    política del francés en el extranjero. Hasta los
    años ochenta, se caracterizaba a nivel económico
    – en sus efectos – por un período fasto en
    cuanto al personal de las
    oficinas de acción pedagógica, en becas concedidas
    a los estudiantes y a los profesores latinoamericanos, en
    misiones francesas, situación obviamente variable
    según los países. En cuanto a la política
    lingüística, las actividades se centraban casi
    exclusivamente en la formación de los profesores de
    francés tanto del superior como del secundario, con la
    ayuda de las asociaciones de profesores de F.L.E. Es necesario
    reconocer que durante estos años, se hizo un trabajo
    considerable de formación pedagógica e incluso,
    podría decirse, de promoción de lo que era
    « francés », debido a que las
    oficinas de acción pedagógica trabajaban en
    estrechas relaciones con las asociaciones locales, lo que es, en
    estos países, uno de los factores principales de éxito.
    Se puede decir que reinaba en esta época cierta
    armonía – allí también, variable
    según los países – entre las oficinas de
    acción pedagógica y los distintos socios locales.
    Parece que esta dicha armonía se esfumó más
    tarde y fue sustituida por recriminaciones por parte de los
    socios locales contra Francia. A nivel universitario, la
    presencia francesa estaba garantizada por una red de lectores bastante
    importante ya que en esta época apenas existían
    política de cooperación universitaria organizada
    con Francia en las disciplinas literarias y
    lingüísticas. Se debe tener en cuenta sin embargo el
    desarrollo del « francés funcional »
    que, como es sabido, instigó la didáctica del francés. El resultado
    de este primer período de trabajo fue una buena presencia
    francesa, una buena imagen, pero
    paradójicamente, hacia el final de estos años, el
    principio de una disminución, que irá creciendo,
    del número de alumnos y estudiantes que eligen al
    francés.

    Un segundo período, de los años ochenta a
    noventa, y que se caracterizaba al nivel económico por una
    primera fuerte disminución de los medios puestos
    a disposición de los servicios de acción
    lingüística, que se convierten en los B.A.L., y por
    la búsqueda de una nueva racionalización de los
    presupuestos:
    fuerte disminución de las becas y casi desaparición
    de los lectores. En cuanto a la política
    lingüística, cambió de orientación en
    lo que ésta debía descartarse progresivamente de la
    misión
    de la formación pedagógica para ir hacia la de la
    promoción de lengua francesa. El razonamiento
    básico era el siguiente: para que el francés
    permanezca vivo en el extranjero, es necesario que haya alumnos
    en las clases; para que haya alumnos, es necesario seducir su
    imaginario pero sobre todo el de sus padres ya que, generalmente,
    son ellos quienes incitan a los niños a
    elegir una lengua extranjera. Para seducir estos imaginarios, es
    necesario quitar el polvo a la imagen anticuada que posee el
    francés en el extranjero: método,
    perfume, gastronomía, cultura clásica, etc.
    Creemos pues actividades promocionales del francés:
    organización de concursos de poesías
    y de canciones francesas con premios, tours de Francia y
    campeonatos de fútbol, exposiciones; es necesario hacer
    investigaciones de imagen y trabajar con las
    empresas
    francesas en el extranjero. Al nivel universitario, es la era del
    francés « funcional », luego del
    « comunicativo » (México,
    Brasil) y en paralelo grandes encuentros francófonos en
    torno a la
    literatura con escritores y cineastas. Estas manifestaciones son,
    la mayoría de las veces, organizadas por las asociaciones
    con ayuda de organismos francófonos o internacionales como
    la A.U.P.E.L.F. y la F.I.P.F., más que por los servicios
    culturales franceses, aunque Francia presta su apoyo financiero.
    En efecto, no se debe olvidar que si Francia se asoció a
    estas manifestaciones francófonas, eso se hizo bajo el
    empuje de las asociaciones latinoamericanas que reclamaban
    más diversidad y querían – quizás
    inconscientemente – encontrar una alternativa a un
    determinado « imperialismo francés »
    y con el apoyo de estos organismos que también
    pretendían promover la francofonía. Esto
    implicó que esta política dio a la vez un
    determinado dinamismo a las asociaciones locales, obligandolas a
    trabajar en estrecha colaboración con los B.A.L., y un
    determinado dinamismo cultural (pero también los conflictos).
    Desgraciadamente, el número de alumnos de francés
    siguió cayendo, los productos
    franceses no se vendieron mejor, y, en paralelo, la calidad de los
    profesores, menos capacitados, se resentio y deja que
    desear.

    El tercer período comienza en torno a los
    años noventa. Al nivel económico, siguen las
    restricciones presupuestarias en paralelo a una situación
    económica de los países de América latina
    cada vez más difícil para la clase media en
    comparación con la situación previa. Las prestaciones
    francesas son menos aparentes. La política
    lingüística cambia una vez más su
    orientación. Se observa una ligera vuelta a operaciones de
    formación pedagógica, variable según los
    países, pero sobre todo instauración de una dicha
    política de cooperación educativa que tiende a
    ayudar a los sistemas educativos locales en los Ministerios de
    Educación
    de los distintos países para, en contraparte, obtener que
    la elección del francés en segunda lengua
    extranjera no desaparezca completamente (mantenida o
    restablecida). Al nivel universitario aparece la idea que es
    necesario ayudar la cooperación universitaria pero eso
    sigue siendo muy esporádico. Así no se ve aparecer
    ninguna mejora en cuanto a la situación global de la
    enseñanza del francés en Uruguay.

    La cuestión del desinterés de Francia
    hacia Uruguay.
    Una delegación francesa del grupo de
    amistad
    « Francia–Uruguay » de la Asamblea
    nacional efectuó una misión de cuatro días
    en Uruguay, del 16 al 19 de septiembre de 1996, invitada por el
    Parlamento uruguayo y por la parte uruguaya de dicha
    asociación, presidida por el Sr. Carlos PEREYRA,
    Presidente de la comisión de las relaciones exteriores del
    Senado. Esta misión es el resultado de los esfuerzos
    llevados, por una y otra parte, para volver a entablar el
    diálogo
    entre parlamentarios franceses y uruguayos. Lo que inicio este
    proyecto fue ciertamente el coloquio
    « Francia–América latina: un
    diálogo con varias voces », organizado en 1995
    bajo el alto patrocinio del Sr. Philippe SEGUIN, Presidente, y de
    la Sra. Nicole CATALA, Vicepresidenta de la Asamblea nacional,
    quienes, deseando establecer vínculos con las Asambleas
    latinoamericanas, habían invitado a participar
    parlamentarios de cada uno de los países del Grupo de
    Río. La etapa siguiente fue la creación de la
    asociación de amistad
    « Francia–Uruguay » el 16 de mayo
    pasado, compuesta a la vez de miembros del Senado y de la
    Cámara de Representantes y presidida por una importante
    personalidad
    política, el Sr. Senador Carlos Julio PEREYRA. Su
    excelencia, el Sr. Pierre CHARASSE, Embajador de Francia en esta
    época, quien había contribuido a su
    creación, fue designado Presidente de honor. Este grupo de
    amistad se inscribe en la voluntad claramente afirmada, tanto por
    el Presidente de la República como por el Gobierno, de
    mirar con más determinación hacia los países
    de América latina.
    Uruguay en el centro del Mercosur y del proceso de
    integración regional requiere en adelante una
    atención constante por parte de Francia. El grupo de
    amistad quiso contribuir, por su parte, a renovar el interés
    para un país que merece conocerse mejor y apreciarse en
    Francia, tanto debido a fuertes y antiguos vínculos
    culturales, como debido a nuevas perspectivas económicas
    que se ofrecen a la presencia francesa.

    La Alianza francesa, el Liceo francés y la
    Embajada. Un triunvirato con una sola cabeza ?
    Al igual que cualquier grupo social instituido, la Embajada es un
    mercado sobre el
    cual se distribuye lo que está en juego
    (aspectos económicos, políticos, colectivos,
    personales, etc.), existen posiciones (luchas, alianzas,
    antagonismos, solidaridades) y se distribuyen bienes
    (materiales,
    simbólicos, satisfacciones, esperanzas). Quienquiera que
    conoce las definiciones formales y estáticos (el organigrama) ya
    dispone de informaciones importantes, pero apenas le dan que las
    reglas del juego.
    A través del consejero cultural, la Alianza y el Liceo
    francés están bajo la copela de la Embajada que les
    presta distintos apoyos: financieros, informativos, etc. Sin
    embargo, cuando se examinan los hechos reales, que es de esta
    ayuda? A menudo las tres instituciones citadas funcionan sin
    ninguna concertación ni coordinación. Algunas manifestaciones
    culturales sobre un mismo tema son establecidas sin planificación y caen, la mayor parte del
    tiempo, precisamente al mismo tiempo lo que reduce el
    número de participantes en vez de aumentarlo (p.e.: el
    « tiempo de los libros »). Esta falta de
    coordinación obvia no es más que el reflejo de las
    distorsiones que existenten entre los tres grandes representantes
    de Francia en Uruguay (igual que en gran número de
    países suponemos). Desgraciadamente, eso da una imagen muy
    mala de las instancias francesas, incapaces de ponerse de acuerdo
    sobre la política exterior que debe llevarse. Por otra
    parte, en el ámbito de la lingüística, la
    Embajada solamente apoya financieramente los establecimientos
    públicos difusores de francés: liceos, colegios,
    escuelas primarias, etc. Por lo tanto, no se ocupa en
    ningún caso de instituciones privadas como la Alianza.
    Así no se puede invitar a expertos en F.L.E. con el
    presupuesto del
    B.C.L.E. Por consiguiente, sería seguramente preferible
    preguntarse sobre problemas de fase preliminar antes de
    concentrarse en las desventajas constituidas por la realidad
    local.

    La ausencia de interventores.
    En el estado
    actual de las cosas, dos actividades son privilegiadas por parte
    de Francia: una actividad muy especializada, la pedagogía
    del F.L.E., o sea de la lengua y de la civilización; una
    actividad considerada comúnmente compartida: la cultura.
    La primera debería realizarse esencialmente bajo cuatro
    formas vinculadas entre ellas:
    v Concesión
    de becas (de estudio, de pasantías,
    etc).
    v
    Organización de misiones procedientes de
    Francia.
    v
    Organización de formaciones continuas in situ
    (pasantías, días de estudio, coloquios, seminarios,
    etc).
    v
    Contribución a la elaboración de materiales
    de enseñanza adaptados al contexto
    local.
    v
    Mediatización: boletines de conexión, ayuda
    a las operaciones de promoción de las redes, el recurso a los
    grandes medios de
    comunicación, etc.

    Sin embargo, las únicas becas concedidas son para
    la cooperación científica y otorgadas sobre bases
    que no son muy claras (incluso para la Embajada). Las
    pasantías sólo parecen afectar a los miembros de la
    Embajada y, puntualmente, del Liceo francés. Ninguna
    misión de Francia vino en 1996. Los únicos
    días de formación se organizan con el C.S.N. quien
    tiene función de
    animador pedagógico y cultural de la Alianza Francesa. Es
    posible encontrar algunos apoyos pedagógicos en La voix du
    Sud (revista de la
    asociación de los profesores de francés de Uruguay)
    y la Alianza es la única institución que realmente
    recurre a los medios de comunicación y a los patrocinadores en el
    marco de sus actividades aunque algunas publicidades sobre el
    Liceo francés y sobre las actividades de la Embajada
    comienzan a aparecer. ¿Por qué? Todo es
    cuestión de dinero por
    supuesto.

    La supresión del puesto de Agregado
    lingüístico.
    La misión del agregado lingüístico es, como se
    sabe, difundir la lengua y la cultura francesa. Debe ser
    generalista, capaz de coordinar la intervención de
    distintos especialistas, animador capaz de reunir y administrar
    informaciones sociales, comunicador capaz de hacer circular el
    mensaje, analista capaz de describir una situación local
    compleja para ubicar los componentes funcionales y actuar con
    ellos. Se trata pues de un profesional de la comunicación
    social por intermedio de la enseñanza que es
    generalmente su especialidad. Así pues, el polo
    determinante de sus preocupaciones sigue siendo la
    enseñanza/aprendizaje del F.L.E., puesto que se trata del
    vector fundamental de la difusión. Es necesario a pesar de
    todo tomar conciencia del
    hecho que, en adelante, esta preocupación
    pedagógica no podrá definir por sí sola la
    acción de difusión del F.L.E. y eso por varias
    razones enumeradas por Louis PORCHER:
    Existen otros métodos de
    difusión en margen de la enseñanza: los medios de
    comunicación, los viajes, el
    comercio, la
    circulación de los bienes culturales.
    Los problemas tocados por la enseñanza de una lengua y de
    una cultura extranjeras no se reducen a la metodología de la clase: durante más
    de un cuarto de siglo, esta idea reductora fue infundida y, de
    hecho, contribuyó a producir y justificar una
    proliferación de especialistas quienes, en adelante,
    tienden perpetuar la concepción según la cual no
    hay otro problema de enseñanza que aquéllos. Por
    ejemplo, la cuestión de saber si el francés es la
    primera o la segunda lengua extranjera en el sistema educativo de
    país, o incluso no forma parte de los programas, no
    está incluida en la metodología pedagógica
    pero constituye sin embargo una cuestión capital
    Pues, como lo demostramos, el papel del agregado
    lingüístico es fundamental en la difusión de
    la lengua y la cultura francesas. Su ausencia se nota cruelmente
    en este período de crisis aunque
    la antigua inspectora de francés reclutada localmente es
    ciertamente competente.

    El número de expatriados.
    Francia no está representada solamente por su Embajada.
    Otros numerosos expatriados, profesores del Liceo francés,
    expatriados las Alianzas francesas o también cooperantes
    administrativos empresariales, son todos embajadores de nuestro
    país. Sin embargo su número va también
    decreciente. Triste balance que el de los C.S.N.: de cuatro
    profesores del Liceo francés, pasamos a dos. A eso podemos
    añadir la pérdida de un C.S.N. en la Alianza, otro
    en la Embajada, de seis en las empresas, lo que nos da, por lo
    que se refiere a esta categoría, un total actual de cinco
    cooperantes contra catorce en 1995. No hablaremos de la
    desaparición de todos los expatriados de las Alianzas,
    salvo el Delegado general de Montevideo, ni del cierre de uno de
    los dos anexos del Liceo francés. Para resumir la
    situación: cuanto más la presencia francesa se
    reduce, más Francia se hace olvidar de Uruguay y
    más Francia se desinteresa de América del Sur. No
    se puede imaginar entonces, en estas condiciones, cómo los
    Uruguayos podrían tener el deseo de aprender
    francés. Por otra parte, cuando se examina el tema de la
    reciprocidad español–francés, podemos
    decirnos que Francia no está por cambiar algo al problema
    del número de los expatriados y, de hecho, a la
    caída de su lengua en Uruguay, o incluso en América
    Latina.

    La no diversificación de las ofertas de
    difusión.
    La supresión del puesto de agregado
    lingüístico se acompañó del final de
    las prestaciones ofrecidas por la Embajada de Francia.
    Así, queda solamente la Alianza Francesa para ofrecer
    pasantías semestrales en las Alianzas de provincia,
    abiertas a otras instituciones. Públicos diversificados,
    prestaciones diversificadas, participantes diversificados
    conducen lógicamente a la necesidad de distintas formas de
    intervención. Examinando lo que se había propuesto
    antes, llegamos a la conclusión que las ofertas de
    difusión nunca habían realmente estado en
    adecuación con sus públicos, siendo muy monocolores
    (usemos el pasado ya que la Embajada ya no ofrece ninguna
    prestación). En efecto, se reducía el
    público de destino a los alumnos y a los profesores, se
    proponían solamente acciones de tipo pedagógico, es
    decir, vinculadas a la difusión del F.L.E. y por la
    vía única de la enseñanza. El
    « modelo » de pasantía siempre
    tenía los mismos ejes: unos contenido (temas), una
    duración y un ritmo, unos métodos de
    intervención (sesiones plenarias, trabajos de grupos, etc),
    unos perfiles de participantes, unas formas de trabajo
    (exposiciones, debates, etc). Estas pasantías se
    caracterizan generalmente por una indiferencia total respecto a
    lo que no es pedagógico y método. Entre los
    elementos generalmente olvidados, sólo citaremos algunos
    ejemplos muy clásicos:
    v La distancia geográfica del lugar
    de la pasabtía con relación a los
    aprendices.
    v
    Las condiciones económicas y materiales de la
    pasantía.
    v Los métodos de comunicación a
    distancia.
    v
    Las condiciones de vida diaria (alojamiento, comida,
    etc.).

    En la práctica, solamnte los profesores eran
    objeto de la casi totalidad de las acciones propuestas: teniendo
    en cuenta la especificidad de este público, las estrategias de
    difusión que se les destinaban se definían en
    términos de respuestas « a la demanda ». Los profesores expresaban
    necesidades de formación, la Embajada – ya que era
    sobre todo ella, más allá de la Alianza, que
    debía proporcionar las prestaciones –
    « escuchaba » esta demanda, la
    recibía y proponía una forma de respuesta adaptada,
    que era, la mayor parte del tiempo, pasantías
    pedagógicas. En resumen, no había oferta por
    parte del prestador de servicios. Tal actitud, la más
    extendida, incluso actualmente, es sin embargo muy poco
    convincente y se basa más en algunos postulados:
    Habría una demanda totalmente independiente de la oferta
    lo que no es cierto. Así las solicitudes de
    formación, por causa de ausencia de ofertas, siguen siendo
    muy dispersadas, aleatorias y son muy repetitivas: una estrategia que
    sólo estaría basada en la oferta sería
    absurda e irrealista, una estrategia únicamente basada en
    la demanda es absurda e ineficaz.
    Partir de la demanda implicaría centrarse en las
    necesidades del público de destino y, por lo tanto,
    conducirse democráticamente. Ahora, nada garantiza la
    validez de esta afirmación ya que, en realidad, se filtran
    las necesidades del público, expresadas por distintos
    portavoces que pretienden hablar en nombre de todos pero que
    expresan en realidad las posiciones de una minoría: en la
    mayoría de los casos ningún embrión de
    investigación digno de este nombre valida
    las afirmaciones presentadas como la expresión del
    « terreno ».
    Las instituciones de formación estarían en
    posición estrictamente técnica de respuesta a las
    solicitudes de formación. Serían en resumen puros
    prestadores de servicio,
    diseñadores al servicio de los expertos. Ahora no se puede
    olvidar que las dichas instituciones de formación
    funcionan en primer lugar de acuerdo con sus propios
    intereses.
    La enseñanza sería el único método
    válido de difusión del F.L.E. y la formación
    a la metodología de la clase el único método
    de aprendizaje de la enseñanza. Queda sin embargo claro
    que la diversificación de los públicos debe
    acompañarse de una diversificación de las
    prestaciones ofrecidas:
    – De los objetivos de la acción
    lingüística y cultural en función de los
    distintos públicos e de los intereses que se pueden
    suscitar en ellos.
    – De las ofertas que se pueden hacer: pasantías,
    actividades culturales, viajes, etc. Sería útil
    categorizar estas ofertas con el fin de adaptarlas a
    públicos mixtos (« centración en el
    destinatario »).
    – Una adaptación de las iniciativas al
    público contemplado y a la prestación que se quiere
    ofrecer: el tiempo y el dinero a
    disposición del público contemplado, las
    condiciones materiales de acceso a la prestación, el
    costo de
    oportunidad de la prestación (este a que el público
    debe renunciar para asistir a la prestación).

    Partes: 1, 2

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