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Planeación Participativa y Cultura Organizacional




Enviado por hector97



     

    Indice
    1.
    Introducción

    2. Fuentes
    Bibliográficas

    3. Fuentes
    Hemerográficas

    1.
    Introducción

    Sin lugar a duda la planeación
    es la base que sostiene el funcionamiento administrativo, y de
    ésta depende en gran medida el éxito o
    el fracaso; en la planeación se define los objetivos y
    metas, y se establece una estrategia global
    para lograrlas.  Planear es trazar o formar el plan de una obra,
    es un proceso que
    busca y propicia la
    organización. En la administración
    pública en México, la
    planeación no tiene el éxito deseado y esto se
    debe, a que no se involucra a la población en el diseño
    de instrumentos de planeación. No se practica el consenso
    social y por lo tanto no existe compromiso, ni por parte de la
    sociedad, ni
    por parte de las instituciones.
    Es debido a esto que actualmente se están haciendo
    esfuerzos por cambiar esta situación y lograr crear una
    planeación participativa.
    La participación ciudadana, es la participación de
    las personas que integran las comunidades con el propósito
    de satisfacer las necesidades o alcanzar objetivos comunes para
    lograr su propio desarrollo y
    mejorar sus condiciones de vida. La participación permite
    establecer una identificación entre las necesidades y
    soluciones a
    los problemas que
    se enfrentan, el aprovechamiento mejor de los recursos de la
    comunidad,
    responsabiliza y compromete al ciudadano con el logro de su
    propio desarrollo, eliminando el paternalismo e
    interesándolo en el mantenimiento
    de las obras construidas por su propio esfuerzo.
    La
    administración municipal es la que más se ha
    preocupado por generar vías para propiciar la
    participación en los planes de desarrollo, ya que es
    localmente en donde se establecen las relaciones más
    cercanas entre la administración y la sociedad, es así
    que muchos municipios han puesto en marcha o preparados sus
    planes de desarrollo
    económico y social, en el marco de un sistema estatal y
    nacional de planeación democrática. Sin embargo, en
    ninguno de los tres niveles, municipal, estatal o federal, la
    planeación es participativa y democrática, ya que
    es ejercida como un proceso técnico en donde la
    participación social es considerada como un mero procedimiento
    formal. Las consultas populares solo tienen el papel de
    legitimar las decisiones tomadas con anterioridad. Esta
    afirmación no desmerita los esfuerzos que los gobiernos
    han hecho para propiciar la participación, pero no han
    sido suficientes, ya que para lograr una verdadera
    participación es necesario cambios radicales en estructura y
    superestructuras.
    Ahora bien, antes de entrar a la revisión de los problemas
    que ha hecho prácticamente imposible la planeación
    participativa, es necesario revisar el concepto de
    cultura
    organizacional, ya que muchos de dichos problemas pueden ser
    vistos desde la óptica
    cultural.
    Con la proliferación de modelos
    administrativos venidos de oriente, principalmente de las
    compañías japonesas, uno de los puntos que se pone
    en discusión, es el aspecto cultural, ya que se atribuye
    mucho del éxito empresarial a la cultura predominante en
    el Japón.
    La cultura organizacional puede ser definida según
    Cunninghan como una serie de patrones de conducta,
    conceptos, valores,
    ceremonias y rituales que ocurren al interior de una organización y representa su parte
    emocional e intangible. Complementando esta definición con
    la propuesta por Kreitner y Kinicki que dice que: la cultura
    organizacional es lo que mantiene unida al ser, un sistema de
    significados colectivos que define los aspectos que ésta
    considera centrales. La cultura organizacional genera entre los
    miembros de la organización un sentimiento de identidad y
    permanencia que permite el trabajo en
    conjunto al darles a conocer cuales son los códigos de
    conducta válidos y cuales no.
    En la actualidad es imposible concebir a la sociedad apartada de
    las organizaciones,
    ya que estas se han convertido en la forma más eficiente y
    racional de agrupamiento social. Es así que el estudio de
    la cultura es fundamental para el entendimiento de las
    organizaciones con la finalidad de crear sistemas
    administrativos integrales en
    donde se puedan definir estrategias de
    desarrollo acordes a la realidad cultural.
    Se puede analizar desde esta perspectiva cultural la
    problemática que la planeación participativa ha
    arrastrado en sus intentos de puesta en marcha. La Dra. Edith
    Jiménez Huerta, catedrática de la Universidad de
    Guadalajara plantea que existen una variedad de circunstancias
    que inhiben la participación de la población en la
    planeación, se plantea cuatro aspectos fundamentales de
    problemáticas, estos problemas que la Dra. expone, son
    fundamentados en un estudio de planeación participativa en
    el Estado de
    Aguascalientes. En primer lugar está el doble discurso de la
    planeación que le resta efectividad, y propicia la
    participación social al margen de planeación, es
    decir, los funcionarios públicos y la sociedad saben que
    la planeación es un rito periódico
    que, cuando es preciso, se modifica o simplemente se ignora. La
    planeación se convierte en un aspecto bastante
    intrascendente ya que ni la sociedad ni las instituciones se ven
    obligadas a cumplir con los lineamientos establecidos por los
    instrumentos de planeación, puesto que no participaron de
    manera conjunta en su elaboración y no hubo consenso
    social, elemento clave para que pueda existir un compromiso
    social.
    En segundo lugar, y muy relacionada con la situación
    anterior, es que existe una marcada preferencia de las
    autoridades locales por la participación social a
    través de formas clientelares, también al margen de
    la planeación, debido a que éstas formas les
    benefician políticamente. En tercer lugar está el
    centralismo
    jerárquico que excluye la participación
    democrática, no sólo de la población, sino
    incluso de los funcionarios locales encargados de la
    planeación. Todo debido a que la participación se
    impulsa por parte del gobierno federal
    y esto da pie a que sólo sea un proceso de
    legitimización.
    Finalmente, en cuarto lugar está la ausencia de estudio
    ,tanto teórico como práctico, que les dé una
    idea a los profesionistas encargados de la planeación de
    cómo propiciar y manejar la participación social.
    Ya que al carecer de ella tanto los políticos como los
    técnicos involucrados le tienen un gran temor a la
    participación social.
    Con estos puntos se puede dar cuenta que los esfuerzos han
    estado
    bañados de problemas culturales milenarios que siguen
    prevaleciendo hasta la actualidad y que detienen los procesos
    modernizadores. Al revisar la cultura en México, en
    materia
    gubernamentales, se ven que México ha sido un país
    creado como un proyecto
    desarrollado por minorías y que a la población la
    han mantenido al margen de las decisiones. Mas que ser el
    producto de
    comunidades con verdadera democracia, la
    nación
    se conforma de un pueblo manipulado por unos cuantos; este hecho
    refleja la endeble unión social y la poca veracidad de la
    democracia.
    Ya son parte de la cultura ciertas características como son: el soborno, la
    extorsión, la colusión del gobierno con el se
    sector patronal, los fraudes fiscales, etc. Con todo esto la
    sociedad mexicana ha perdido enteramente la confianza en sus
    gobernantes y por consiguiente les resulta muy difícil
    creer en "nuevos" procesos participativos en donde sean realmente
    tomados en cuentas sus
    necesidades y sus aportaciones.
    Las condiciones necesarias para la participación de la
    ciudadanía en los planes de desarrollo, depende
    fundamentalmente de la creación de un sistema acorde a la
    realidad cultural que propicie la vinculación entre las
    instituciones y las comunidades; se deben crear vías que
    impulsen la participación desde los niveles más
    básicos como la información y la consulta, hasta la
    toma de
    decisiones y la gestión, pasando por niveles intermedios
    como la concertación.
    En gran medida muchos de los problemas surgidos en la
    implantación de los sistemas de
    planeación participativa, esta en función al
    desconocimiento de la población en dichos programas; la
    falta de información y la difusión de ésta
    ha sido un proceso largo que ha requerido de la formación
    de especialistas en materia de participación, que
    expliquen paso a paso las formas y las estructuras de
    los sistemas de planeación. Aunado a este problema
    está uno mucho más grave, el problema de la
    legitimidad, este ha frenado el desarrollo de proyectos
    participativos por la razonable apatía de la
    población; una población que no se siente
    identificada ni representada por sus gobernantes y por
    consiguiente rechaza sus instituciones, además con el
    estigma burocrático, en el sentido despectivo, que
    aún caracteriza a muchas instituciones gubernamentales, el
    problema se ha enfatizado.
    La problemática de la participación nos remite al
    aspecto cultural, ya que muchos rasgos como la dependencia y el
    individualismos están presentes en la cultura
    organizacional actual, esto explica la escasa motivación
    de la población para participación en
    comités o asambleas vecinales y el excesivo deseo de
    obtener beneficios individuales y no colectivos.
    Los sistemas deben adecuarse a este nueva realidad social y
    cultural ya que es la única manera de lograr esa comunicación y conexión, necesaria
    para una planeación participativa eficaz; modelos claros
    que la población pueda comprender fácilmente para
    que los hagan suyos y se sientan comprometidos.
    Es la población la que ha de formular, instrumentar,
    controlar y evaluar los planes de desarrollo ya que ha fin de
    cuentas el beneficio social recae en ellos; todo esto trae como
    consecuencia cambios en la estructura de las instituciones y
    cambios en los procesos económicos. Obviamente la
    población requiere de especialistas en diversas materias
    que funcionen como apoyo técnico para una
    fructífera planeación. Dos son los objetivos reales
    que se persiguen con la planeación participativa, uno de
    ellos es la obtención de la cooperación consciente
    y activa de los individuos y de la colectividad en los diferentes
    esfuerzos, para lograr el cumplimiento de las metas y otro es, la
    reducción de las resistencias
    habituales que cada individuo y comunidad tienen a ofrecer al
    proceso de cambio ya que
    muchas veces se sienten afectados en sus intereses
    personales.
    La planeación participativa debe ser el fruto de una nueva
    dinámica social, debe ser el resultado de
    una nueva concepción de la forma de gobernar, debe surgir
    del interior de la población, debe salir del entusiasmo y
    fe de la población en un compromiso social.
    Si bien muchos de los esfuerzos de planeación
    participativa se han desarrollado en diversos municipios,
    actualmente el Gobierno del Distrito Federal a partir de 1999 ha
    impulsado la participación ciudadana, promulgando la
    Ley de
    Participación Ciudadana en el Distrito Federal en la que
    proporciona vías y estructuras que permiten a la
    población participar activamente. Esta ley ha generado
    problemas, pero también aciertos, como todos los intentos
    de participación ciudadana, pero es un adelanto
    ciertamente importante ya que el principio ya esta sólo
    hace falta informar a la población e impulsar dicha
    participación. Finalmente encontramos en el Plan Nacional
    de Desarrollo 2001-2006, importantes afirmaciones que impulsan la
    participación de los ciudadanos en los planes de
    desarrollo, literalmente dice: "La presente
    administración, por medio del Sistema Nacional de
    Planeación Participativa, impulsará un proceso de
    definición, concertación, seguimiento y evaluación
    de las políticas
    y acciones del
    Poder
    Ejecutivo Federal y las actividades de todas las dependencias
    y entidades de la administración pública federal,
    además de integrar la opinión de la
    población, mediante mecanismos de participación
    ciudadana para la elaboración y evaluación de
    planes y programas". Esto sin duda es otro esfuerzo más
    para lograr un verdadero cambio estructural que vincule a la
    sociedad con las acciones de gobierno y genere un sistema basado
    en los principios
    democráticos.

    2. Fuentes
    Bibliográficas

    Alvaro Martinez Silvia, Participación de la
    Comunidad en los Planes de Desarrollo. Secretaria de
    Gobernación. México, C.N.E.M, 1988. 115 pp.
    Iracheta Cenecorta, Alfonso Xavier. Planeación y
    desarrollo. Una visión del futuro. Plaza y Valdés,
    México, 1997. 135 pp.
    Kreitner, Robert y Angelo Kinicki. Comportamiento
    de las Organizaciones. Madrid, McGraw Hill/ Irwin. 1997. 267
    pp.
    Robbins, Stephen P. Comportamiento
    organizacional. Teoría
    y Práctica, México, Prentice Hall, 1986. 189
    pp.
    Senties E. Yolanda. Organización de la
    Participación Ciudadana Municipal. Secretaria de
    Gobernación. México, C.N.E.M. 1986. 122
    pp.

    3. Fuentes
    Hemerográficas

    Alejandro O. Cordova Villegas, Isabel Font
    Playán, Patricia Gudiño Pérez, Erick R.
    Hernández Mendoza y Arturo Sánchez Martínez.
    "Un enfoque del estudio de la cultura organizacional" en
    Gestión y Estrategia, México, Julio –
    Diciembre 1998, UAM, pp. 81-93
    Isabel Font, Patricia Gudiño y Arturo Sánchez.
    "Cambio versus cultura organizacional" en Gestión y
    Estrategia. México, Julio- Diciembre 2000, UAM, pp.
    120-136.
    Penso D’Albenzio Cristina Teresa. "Participación
    Social en el Ámbito Local" en Gestión y Estrategia.
    México, Enero –Junio 1999, UAM, pp.
    17-26.

    Internet
    http://www.df.gob.mx/leyes/participacion/
    http://pnd.presidencia.gob.mx/pnd/cfm/index.cfm

     

     

     

     

    Autor:

    Héctor Hernán Hidalgo
    Páez

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