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Globalización Académica




Enviado por onelia



     

    Indice
    1.
    Desarrollo

    2. Conclusiones
    3.
    Bibliografía

    1. Desarrollo

    La globalización económica llevó
    a la reducción del estado de
    bienestar y condujo a la exclusión social. Las
    transformaciones del mundo globalizado han llevado a la
    aparición de una nueva cultura en la
    que las personas están cada vez más lejos del
    poder y
    sienten una creciente indiferencia por las instituciones
    de la sociedad que se
    desmoronan y ven individualizado su trabajo y sus vidas .
    En estas circunstancias, la matriz
    societal de los últimos cuarenta años comienza a
    diluirse. Hoy se asume un nuevo tipo de sociedad en la que lo
    único que le da sentido a esta es el mercado.
    Están surgiendo nuevas situaciones de desigualdad,
    pobreza,
    marginación. Se está dando un nuevo sujeto sin
    derecho que no reconoce el derecho del otro y atenta contra
    él, porque es negado por la sociedad.
    Están surgiendo nuevos actores sociales que solo se
    guían por el presente, no importa el pasado ni el futuro.
    Así, el hombre ha
    ido conformando el mundo más y más en un campo de
    fuerzas a su servicio,
    donde las estructuras se
    violentan. En este contexto se atribuye un papel
    fundamental a los intelectuales como agentes sociales del mundo,
    desde la perspectiva de los intereses de clase.
    En medio de este contexto existe un sistema educativo
    al que le sobran discursos y
    que en el mejor de los casos, prepara el trabajo
    pero carece de acciones
    eficientes para formar a hombres comprometidos con la vida. Esto
    motiva la evolución de la universidad al
    debate
    actual.
    Pero, la incorporación de la Universidad al debate
    posmoderno provoca la necesidad apremiante de una
    reflexión a la luz de los nuevos
    tiempos que transcurren, donde se habla de la "Pérdida del
    sentimiento trágico de la vida universitaria". Se
    manifiesta una atmósfera negativa en
    contra de la centralidad de una institución, que hasta
    hace poco tenía un lugar social privilegiado de la
    realización del programa de
    libertad y
    felicidad para todos, por albergar en su seno al sujeto ilustrado
    de la modernidad.
    De marchar la sociedad como estaba previsto, las universidades se
    convertirían inevitablemente en centros privilegiados de
    producción y difusión del saber
    transformador universal, donde el conocimiento
    científico–técnico ocuparía un
    lugar cimero. Así las universidades se debían
    convertir en el laboratorio
    social desde donde se elaborarían y se ejecutarían
    todos los proyectos
    democráticos desarrollístas que entraban a
    manifestarse en toda la América
    Latina en el pasado siglo XX.
    Hoy por el contrario nadie cree que la Universidad vaya a
    conducir a algún cambio
    revolucionario, sino que hay fuertes dudas de su
    participación en el proceso de
    modernización más elemental que debe realizar la
    sociedad para no quedar totalmente desincorporadas del proceso de
    globalización. La crisis
    encuentra una profundización que se puede resumir
    básicamente en un objetivo
    central: liquidar la posibilidad de la educación
    superior estatal y, con ello, impedir que la universidad
    pública se consolide y desarrolle como la única
    vía que tienen vastos sectores de la población para acceder a la
    formación y al conocimiento
    de nivel superior.
    Las universidades públicas son del estado y en
    opinión de los gobiernos son innecesarias, precisamente
    porque la iniciativa privada puede cubrir o debe cubrir el
    servicio de la educación
    superior, y esto mismo ocurre con la salud, la vivienda y los
    servicios
    públicos, sectores que tienen influencia principal sobre
    la vida de la mayoría de la población del
    continente. La privatización de las universidades es la
    forma de limitar o negar el ingreso de la mayoría de la
    población al nivel superior de la educación.
    Esta problemática ha llevado a que las universidades
    públicas latinoamericanas vayan perdiendo gran parte del
    espacio que ocupaban en el seno de la sociedad continental. La
    situación de la educación universitaria, al igual
    que el conjunto del sector educativo, hoy presenta una crisis
    acumulada que es producto de la
    aplicación de una política muy definida
    desde hace muchos años para la educación
    pública en general y en particular para la
    educación superior y han terminado por hundirse en la
    quiebra
    institucional debido al papel del estado actual de las políticas
    macroeconómicas de ajustes estructurales, dentro del
    proceso mundial de globalización, que exige de una mayor
    calidad. La
    Universidad pide evaluarse a sí misma para enfrentar la
    amenaza del entorno donde se encuentran sometida a una severa
    asfixia presupuestal, a un control
    violatorio de la autonomía universitaria y a un
    régimen de indicadores
    que desestimula la investigación y pretende eliminar los
    derechos
    laborales de los docentes universitarios.
    El sistema de enseñanza actual es tan "racional" que
    está pensado más en función de
    las materias que ha de dominar el estudiante que en
    función del estudiante mismo. La dificultad está en
    el proceso que se hace de la crítica que no se fomenta en
    los sistemas de
    educación formales. No se fomenta en los procesos
    creativos porque es más fácil entenderse con la
    seguridad de lo
    conocido, que aventurarse a buscar las cadenas artificiales que
    se crean los propios académicos.
    Hay un claro y muy evidente abandono sistemático e
    histórico por parte de los gobiernos en términos
    financieros para apoyar iniciativas de investigación, de
    ciencia y
    tecnología al interior y por fuera de las
    universidades.
    Aquí radica precisamente la esencia del problema actual en
    comprender: ¿cómo enfrentan las Universidades
    Públicas esa pérdida del espacio, qué retos
    tienen que vencer, cómo van a dar solución a cada
    uno de ellos?
    Se plantea que la Educación Superior Pública es el
    principal factor de movilidad social de pueblos, que "tienen un
    papel estratégico en su capacidad para generar
    conocimientos e innovaciones tecnológicas, como inductoras
    del desenvolvimiento nacional"
    Son ellos los que se dedican, en mayor parte, a explorar el
    desenvolvimiento tecnológico de los países del
    área, función, que hoy más que nunca,
    está íntimamente ligada al progreso
    económico y social de naciones. Las Universidades
    Públicas dan un cúmulo grande de información cultural, social,
    económica, donde realmente se forma una visión
    verdaderamente amplia de los pueblos, "dan un impacto social y
    estratégico importante ".
    Se dice que la Educación Superior es una actividad que
    genera beneficios particulares, los usufructuarios tienen que
    asumir no sólo las ventajas sino también los
    costos que
    implica dicha actividad. Para la Universidad Privada este es un
    problema muy conflictivo y de eficiencia de la
    gestión
    especialmente para los estudiantes, pero lo que si está
    claro es que las pensiones no solucionan el problema porque los
    montos a recaudarse no serían muy significativos,
    además, porque discriminarían a los más
    pobres.
    La forma utilizada de financiar todas las instituciones de
    Educación Superior por el estado ha
    sido paternal; y desvinculada del criterio de evaluación
    de calidad, equidad y eficiencia de la gestión. Para que
    ella pueda efectuar una contribución importante al
    progreso de la sociedad y el estado, debe comprender que
    financiarla no es una carga para los fondos públicos,
    más, es una necesidad nacional a largo plazo, para
    acrecentar la complejidad económica y el desenvolvimiento
    cultural y social.
    Las Universidades desempeñan un papel fundamental en
    cualquier perspectiva de desarrollo del
    país, tanto para América
    Latina como para el mundo. Tienen que enfrentar estos retos,
    desafíos y problemas e
    integrar enfoques diferentes, dada la diversidad de contextos
    económicos, políticos y sociales en que está
    inmersa la Educación Superior en esta región. La
    educación superior debe ser capaz de responder a las
    necesidades de la sociedad en el siglo XXI.
    Es necesario por tanto, colocar las instituciones de
    Educación Superior a disposición de los gobiernos,
    como agentes activos que
    formulan e implementan la política en general, y en
    particular las políticas de educación, ciencia y
    tecnología.
    En este contexto, abordar la problemática de la sociedad
    de manera conjunta por los académicos de las diversas
    disciplinas no constituye meramente un ejercicio
    académico. "Colocar en el centro del discurso
    político esta preocupación implica dejar de asumir
    la política como acto de los grandes hombres para
    enmarcarla en la lucha histórica de los movimientos
    sociales"
    La globalización, por tanto, atendiendo a lo planteado
    antes, es una realidad por cuanto hoy en día la integración, las finanzas y la
    información están creando una cultura y un mercado
    global único. Nos encontramos en lo que Friedman llama "
    un tren sin freno ".
    Vemos como en materia
    educativa, a escala global con
    respecto a otros campos de la sociedad, los síntomas
    aglutinadores de esta pandemia mundial son menos alarmantes,
    América Latina "solo participaba con el 2 % del total
    mundial de inversiones en
    Ciencia y Tecnología, diez años más tarde
    baja a 1%, mientras que Asia subía
    de un 15% a un 21%". Esto se redujo ya que América Latina
    llegó a gastar a fines de esa década un monto
    fiscal
    promedio por alumno matriculado en la enseñanza superior
    menos que en todas las regiones del mundo.
    Hoy la vida académica en cualquier universidad
    latinoamericana, tanto privada como pública no hace
    más que debatirse entre "el oportunismo
    teórico-ideológico", como ejercicio del pensamiento
    académico de vanguardia, la
    modorra intelectual y una necesidad de reproducir todas las
    estructuras existentes", el profesor universitario que se
    suponía con una capacidad dada para realizar el cambio
    repite los conocimientos elaborados en espacios diferentes a las
    universidades y más aun en latitudes
    muy distantes de nuestros países.

    Se ha hablado así en forma cada vez más
    sistemática y frecuente de una situación de quiebra
    estructural de las situaciones académicas que
    podría denominarse como el fin de todas las universidades,
    metáfora que contiene una mirada de dolor al observar que
    las funciones
    más intrínsecas a estas instituciones como son
    creación, preservación y transmisión de
    conocimientos, pueden ser perfectamente realizadas hoy en forma
    más amplias y mucho más eficientes por instancias
    que nada tienen que ver con el mundo académico. Las
    redes de telecomunicaciones (TV, cables, Internet ) están
    concentrando una masa crítica de información y
    conocimientos en general que difícilmente podría
    ser generada y depositada en la universidad dadas las condiciones
    de estructuras cerradas y obsoletas que esta posee.
    En otros lugares sociales, que no son los que constituyen la
    Universidad, se están produciendo y almacenando los
    conocimientos de punta que permiten diseñar las palancas
    que movilizan la vida de hoy. La Universidad se ha convertido de
    esta forma en un mero centro de consumo y
    reproducción de conocimientos y saberes que
    provienen de instituciones privadas y gubernamentales de
    investigación. Ya en este momento no está claro que
    el lugar de donde se concibió siga siendo el
    hábitat natural de la razón ilustrada por
    excelencia.
    Ese conocimiento que hay que construir, no es solo un producto,
    es también una forma de construir nuevas realidades. Pero
    ¿cuál es nuestra responsabilidad concreta?¿qué hacer
    para que la política
    económica sea también una política de
    integración social?
    ¿Deben ser los académicos solo agregadotes de
    demandas o actores sociales generadores de proyectos? Esta tarea
    no es sencilla porque cuando se ha estado inmerso en la
    formación disciplinaria es difícil romper con ella,
    se dificulta plantearse los problemas de una manera distinta,
    abrirse el
    conocimiento de nuevas realidades. El problema está en
    romper con esta trabas que conforman esa forma de pensar, para
    solucionar los grandes retos de este entorno porque en ellas
    está el destino futuro del desarrollo del continente.
    El estado, por tanto, debe ser el responsable máximo de
    financiar las necesidades de toda la Educación Superior,
    en beneficio de la propia sociedad y esta a su vez debe ser
    aprovechada al máximo, tiene que desempeñar la
    función de garantizar la seguridad humana de manera que
    podamos vincular con éxito
    las esferas de la vida diaria en el plano individual y local y de
    la vida económica en el plano regional y mundial.
    No se trata, de elegir entre un cambio de estado o mercado, sino
    de buscar que la protesta de la sociedad no se convierta en una
    mera denuncia sin perspectivas; de contribuir a la
    formación de nuevos actores sociales e indirectamente, a
    nuevas políticas económicas y sociales. De
    recuperar la capacidad de cada país para actuar dentro de
    sí mismo para reducir la disociación entre la
    economía y
    la política. Aquí tiene que estar presente la
    Universidad, esta puede tener mucho futuro, lo cual implica
    elegir uno, pues, este futuro no es algo que hay que esperar a
    que llegue, sino que existirá en la medida que se
    construya.
    La situación de la Educación Superior
    Pública es muy peculiar, tiene una función de
    extraordinaria importancia dentro de la
    sociedad, cuando trasmite información para la sociedad y
    prepara una gran cantidad de profesionales que irán luego
    al mercado de trabajo para satisfacer sus necesidades, esto le
    hace que tenga en realidad un valor social
    extremadamente alto, tan alto como la educación
    básica, o más en ocasiones. Por tanto merece un
    apoyo gubernamental.
    De ser privatizada las Universidades Públicas, como se
    reafirma en los acuerdos del ALCA y que es un
    planteamiento que se viene realizando desde hace varios
    años por los diferentes gobiernos locales como parte de
    sus políticas de ajustes financieros, dándole
    posibilidad a sus centros en investigación de incorporar
    toda la información necesaria a través de los
    nuevos adelantos científicos y de aquella que navega por
    el mundo a través de la Internet, limitando así en
    muchas ocasiones los talentos internos capaces de generar nuevos
    conocimientos sobre la base de soluciones
    locales y regionales que pueden mantener las identidades,
    soberanías y porqué no la independencia
    . Y lo que se busca es negarles a estas Universidades
    Públicas el derecho de su compromiso con el futuro del
    continente latinoamericano.
    Todas las arcaicas y cerradas estructuras propias de una
    institución disciplinaria no puede competir en igualdad de
    condiciones con las posibilidades de aperturas que ofrecen hoy
    las tecnologías de la información, aplicadas al
    proceso de trasmisión de conocimientos.
    Las universidades publicas son piezas básicas de nuestra
    sociedad que requieren dinamismo y flexibilidad para adaptarse
    –y adelantarse, en lo posible- a los cambios que nos
    rodean. Se necesitamos universidades públicas, dotadas de
    un buen sistema de gobierno y con
    los medios
    suficientes para crear, producir y difundir el conocimiento,
    tanto el científico y humanístico como el
    tecnológico. Universidades para formar hoy y mañana
    de manera permanente a nuestros hombres y mujeres, con el fin de
    que puedan desarrollar una tarea que les permita conseguir una
    calidad de
    vida digna, dentro del marco de una sociedad justa y de
    progreso.
    Hoy, tienen que cumplir su función crítica dentro
    de la sociedad y debe cumplir su misión
    pública -el desarrollo de la educación ciudadana-
    para poder enfrentarse a los desafíos actuales de la
    Educación Superior de
    "mundialización",regionalización,
    marginalización, y fragmentación sobre la
    sociedad".
    En este contexto , las universidades tienen sus funciones que
    cumplir. La primera función de la universidad es la
    formación no solamente de sus estudiantes, sino
    también la transmisión de sus posiciones a la
    sociedad. Esto quiere decir que hay que enseñar a aprender
    y, a su vez, aprender a enseñar, esto afecta tanto a los
    usuarios del servicio como a los docentes del sistema. La segunda
    función es producir conocimientos, es decir, investigar.
    Esta función supone, en primer lugar, tener capacidad para
    producir nuevos conocimientos innovadores y, en segundo lugar,
    dotarse de un profesorado con capacidad para competir en este
    campo.
    La tercera y última función, es la social.
    Aquí la relación sociedad-universidad no puede ser
    contemplada hoy como hacíamos
    una generación atrás. Ni entonces, ni actualmente,
    ha sido demasiado intensa la preocupación de los
    dirigentes políticos o económicos por las
    actividades universitarias, de las cuales, a menudo, han
    desconocido datos elementales
    tanto en lo referente a su actividad, como a su organización . Para orientar esta
    relación de acuerdo con lo que nuestra sociedad pide, es
    indispensable seguir ampliando el intercambio de
    información entre universidades, responsables
    políticos y dirigentes sociales y económicos.
    Se hace necesario que la Universidad mantenga su función
    vital, de producción y preservación de
    conocimientos, por cuanto es la encargada de preparar la
    maquinaria para el trabajo en condiciones de mercado capitalista
    de toda la mano de obra calificada.
    Estas son reflexiones que practican estas universidades a pesar
    de las limitaciones crecientes que padecen de financiamiento
    estatal, tanto científico como tecnológico. Por eso
    la Universidad tiene que cambiar para seguir siendo lo que es, un
    centro de transmisión de conocimientos, porque ella es
    parte de la solución del problema actual de la
    humanidad.
    Muchas Universidades no tienen claro cual es el camino a seguir
    para lograr el desarrollo del país, lo entienden de
    diferentes maneras. "Lo más importante es saber que este
    proceso de cambios que existe en la Universidad es para seguir
    siendo lo que es, no para transformarla en otra cosa", como
    pretenden determinados planes de ajuste que se están
    aplicando hoy.
    Se habla que hay que mantener la autonomía de pensamiento
    de la Universidad, sin ataduras desde afuera, para lograr una
    Universidad formadora de seres humanos abierta a todo aquel que
    quiera hacer el esfuerzo de estudiar. La Universidad como
    generadora de la riqueza mas importante que tenemos las naciones
    hoy, que es el conocimiento sobre la humanidad.
    Pero la autonomía no solamente es un derecho, es
    también un deber. El concepto de
    autonomía va muy ligado también con el concepto de
    universidad, qué universidad y para quién esa
    universidad. En la definición de estos asuntos reclamamos
    que los universitarios puedan sean autónomos, sin
    ningún tipo de interferencia exterior, sin la presión de
    ninguno de los poderes públicos. Esta es la esencia misma
    de la universidad. La comunidad
    universitaria necesita poder definirle el rumbo a la universidad,
    no de espaldas al país, sino con el país, con sus
    necesidades y perspectivas. No para meternos en una urna de
    cristal sino para pensar y actuar como miembros de una comunidad
    nacional que cumple una función específica.
    En este sentido, se orienta un nuevo esquema de cambio, donde se
    observe una universidad abierta, que exista un currículo abierto y múltiple que se
    adecue a la transdisciplinariedad necesaria para poder lograr un
    cambio total dentro de la institución, que eleve a la
    formación de un sujeto lúcido, capaz de adecuarse a
    los nuevos cambios del entorno y que sepa aprovechar y utilizar
    consecuentemente todos y cada uno de los adelantos
    científicos y tecnológicos que los nuevos retos
    imponen.
    Pero lo que no cambiará es la necesidad que estas
    instituciones tendrán de preparar a las nuevas
    generaciones para el futuro, un futuro que hoy en día
    está cambiando de manera más rápida y
    trascendente que nunca antes tal perspectiva no debería
    causar temor, sino verse más bien como un desafío.
    Es hora de que el cambio entre en una nueva etapa de la humanidad
    en la cual muchas de las ambiciones sobre paz y el progreso de
    los pueblos puedan realizarse. Al preparar a las nuevas
    generaciones para este desafío y darle los medios para que
    puedan cambiar las cosas es una tarea estimulante para todos
    aquellos que participan directamente o se interesan en la
    educación superior en la actualidad.

    En este marco cobra relevancia la especial
    responsabilidad de los académicos de las ciencias
    sociales, interesados en sustituir la lógica
    dominante del mercado por otra que busque nuevas formas de
    personas y acciones sociales y políticas que haga realidad
    un modelo de
    desarrollo alternativo sostenido.

    2.
    Conclusiones

    La educación superior ha de seguir siendo una
    prioridad de las políticas públicas ya que es un
    elemento básico de competitividad. Por eso es necesario que los
    representantes políticos y la sociedad tengan un mejor
    conocimiento del mundo universitario y de sus posibilidades de
    suministrar una oferta de
    cualidad. Es necesario de trabajar con un sistema de
    universidades, antes que con la suma de las mismas de trabajar
    con criterios de reestructuración de las actuales organizaciones
    que nos permitan adecuarlas continuamente a los cambios que nos
    rodean. Es necesario introducir flexibilidad en las
    organizaciones universitarias, desnormatizar la vida
    académica y apostar por un nuevo sistema de
    gobierno.

    El principal desafío que enfrenta la
    educación latinoamericana y caribeña es el de
    enfrentar adecuadamente el ritmo veloz del desarrollo
    tecnológico y las demás transformaciones del mundo
    contemporáneo.

    Pero el gran desafío que tienen los
    académicos es la decisión de adoptar una postura
    ante la problemática social, adoptar nuevas formas de
    pensar y de actuar en el cambiante entorno conformado por un
    mundo cada vez más complejo y globalizado. De encontrar
    nuevas formas de pensar para buscar un sentido de la vida que
    redunde en mejores niveles de bienestar para todos.

    Los problemas de la actual sociedad latinoamericana son
    tan complejos que se requiere del esfuerzo común de todos
    los académicos de América Latina y el Caribe con un
    enfoque multidisciplinario para enfrentar en conjunto los
    problemas y aspirar a un proyecto social
    general. Pero se requiere de una conciencia
    colectiva que sea capaz de discutir el cambio, enfrentarse a
    él y tener una gran voluntad para actuar y sobre cada una
    de las circunstancias para salvarnos a nosotros mismos.
    Esta es una tarea compleja, supone un esfuerzo no solo
    intelectual, sino de toda la sociedad.

    3.
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    Autor:

    Msc.Onelia Diez Valladares

    Profesor Microeconomía
    Departamento de Estudios Económcos
    Universidad de Cienfuegos

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