Monografias.com > Biografías
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Sarmiento




Enviado por maaiscurri



     

    Indice
    1. Nota
    Preliminar

    2. Su Mejor
    Alumno
    .

    4. Recuerdos de
    Provincia.

    5. Sarmiento, Hernández y
    Borges.

    6. Nota final.

    1. Nota
    Preliminar
    .

    "Voz de sarmiento.- Escribí algo bueno, entre
    mucho indiferente. Facundo es un libro
    extraño. Lo hice para fustigar una época, pero
    el amor a mi
    tierra y a mis
    paisanos se trasluce en cada línea". (Petit de Murat, U. Y
    Manzi, H.; Su Mejor Alumno.; Buenos Aires,
    Lautaro, 1944; pp. 3).
    He adscrito al revisionismo histórico y he revisado esa
    adscripción porque algún dogmatismo que lo informa
    impide descubrir las inspiraciones nacionales que algunos
    personajes como Moreno, Sarmiento y Roca han tenido
    Me propongo leer críticamente algunas páginas de
    Domingo Faustino Sarmiento. ¿Por qué? Impresiones
    que me llegan desde la infancia me
    impulsan a ello. Recuerdos de Provincia, uno de sus libros,
    formaba parte de la escueta biblioteca de mi
    madre; junto a La Razón de mi Vida de Eva
    Perón. También en mi infancia vi por primera
    vez Su Mejor Alumno. En esa película, Homero Manzi nos
    entregó un prócer tan apasionado y obstinado como
    sensible a las necesidades del pueblo y de la patria.
    Todos estos motivos pasan por estrictamente personales, y lo son.
    Pérez Amuchástegui solía decir que el
    historiador investiga aquello que tiene significatividad
    presente. ¿Significatividad presente para quién?
    Para un ser individual, el propio historiador, e insistía:
    no hay juicio de la Historia, hay juicio de los
    historiadores.
    Esa significatividad no es ni inocente ni aséptica, es el
    resultado de las coordenadas de tiempo, espacio y
    mentalidad desde las que cada historiador dialoga con el pasado.
    Yo escribo desde aquí, desde el nacionalismo popular de
    fines de milenio en la Argentina.
    En 1988 se cumplieron 100 años de la muerte de
    Sarmiento. Por esa fecha, cuando parecía inevitable que el
    justicialismo ganaría las elecciones presidenciales del
    año siguiente, participé de una mesa redonda
    en el colegio Albert Schweitzer. Fui el único peronista
    que defendió a Sarmiento. Lo hice sosteniendo en la mano
    el guión de la película Su Mejor Alumno, dije,
    blandiéndolo el libro como espada: no defiendo a cualquier
    Sarmiento, sólo defiendo al Sarmiento del compañero
    Homero Manzi.
    No sin cierto homenaje al poeta radical que vio en el peronismo la
    continuidad de sus ideales y antes de adentrarme en los textos de
    Sarmiento para construir el mío, voy a recuperar ese
    Sarmiento de Homero, ese que tuvo tanta trascendencia en mi
    infancia, cuando mi madre escondía en un ropero La
    Razón de mi Vida entre pulóveres y no se
    podía pronunciar la palabra Perón.
    Buenos Aires, 6 de enero de 1999.

    2. Su Mejor
    Alumno.

    Seguramente cometo una injusticia valorando en menos la
    participación de Ulises Petit de Murat en la redacción del guión de Su Mejor
    Alumno. Desconozco el grado de participación que cada uno
    de ellos ha tenido, pero Homero firmó el texto lo que
    significa su acuerdo con el contenido del mismo. Puedo, a partir
    de allí, formular un anclaje que me interesa: Homero Manzi
    es un nombre cuya situación mental puedo reconocer.
    También puedo reconocerme en los textos suyos que he
    leído, concuerdo tanto en sus ideas como en el universo
    sentimental que expresan. El guión de la película
    no escapa a esta constancia. No debe tomarse, entonces, mi
    actitud como
    una falta de respeto hacia su
    compañero de pluma. En todo caso, la justicia se
    alcanzará si el lector produce una pequeña
    operación mental cuando lea este parágrafo,
    sustituyendo ‘Homero Manzi’ por ‘Ulises Petit
    de Murat y Homero Manzi’.
    En el despacho del ministro Portela y ante la presencia del
    periodista Soto, con quien peleará a bastonazos en la
    calle y mantendrá una disputa periodística,
    Sarmiento, con tanta impaciencia como desatino político,
    reclama la creación de un departamento gubernamental para
    atender el desarrollo de
    la instrucción pública. El ministro lo manda a la
    Legislatura, aduciendo que ya no se gobierna por decreto como en
    la época de Rosas. La
    respuesta es contundente "No debe recibirse como moneda de buena
    ley todas las
    acusaciones que hemos hecho a Rosas en aquellas épocas de
    lucha. ¡Al pasado no hay que criticarlo, hay que
    superarlo!".
    El relato adelanta. Sarmiento ya es senador en la Provincia de
    Buenos Aires. Un debate intenso
    y los jóvenes, entre los que está su hijo
    Dominguito, se expresan con entusiasmo desbordado. Un senador
    acusa a Sarmiento de desconocer la realidad de la campaña;
    admite que defienda sus bibliotecas y
    escuelitas, pero no acepta que para ello tenga que insultar a los
    que "nos hemos enriquecido con nuestro trabajo". Sarmiento
    contesta con la excitación a la que ya estamos
    acostumbrados: "La riqueza de ustedes no se debe al trabajo sino
    a la vehemencia de los toros y a la fecundidad de las vacas" …
    El senador se ofende porque está injuriando a las fuerzas
    vivas. La respuesta es aleccionadora: "¿Fuerzas vivas?…
    ¡Eso no se lo permito yo! ¡La única fuerza viva es
    el pueblo!… En usted reconozco solamente la voz de una
    aristocracia con olor a bosta!". Luego vienen chicanas mutuas,
    pero es el propio Sarmiento el que intenta reencausar el debate
    por el camino de la discusión de las ideas: "Esta tormenta
    la ha provocado mi afán de educar al pueblo de la
    campaña… A los hijos de los gauchos. Yo… Yo que nunca
    les hice derramar su sangre generosa
    para servir a mis ambiciones; yo que nunca los adulé para
    explotar su ignorancia, soy aquí el defensor de su
    porvenir. Y los otros, los que se llenan la boca con la palabra
    gaucho, me apostrofan, se ríen de mí, me llaman
    loco y le niegan al gaucho no sólo la educación sino
    hasta la tierra y el
    producto justo
    de su trabajo."
    La "década infame", desde el punto de vista del desarrollo
    del pensamiento
    argentino, fue una de las décadas menos infames del Siglo
    XX. El debate político, de ricas conceptualizaciones,
    deslizó el saber de los dirigentes por diversos campos,
    donde la filosofía y la historia tuvieron particular
    protagonismo.
    En ese período se conformaron imágenes
    divergentes de Sarmiento en lo se puede denominar el
    ámbito del pensamiento nacionalista. Durante 1938,
    año del cincuentenario de la muerte de
    Sarmiento, se consolidó institucionalmente el revisionismo
    histórico con la fundación del Instituto de
    Investigaciones Históricas Juan Manuel de
    Rosas. El guión de Su Mejor Alumno declara un copyright de
    1941, el ejemplar que tengo es de 1944, año en que se
    rodó la película. En contraste con la imagen del
    nacionalismo popular, en el que Homero Manzi fue protagonista
    como militante de FORJA, la imagen del revisionismo contradice en
    más de un sentido los fragmentos descriptos aquí.
    Le cuestionaba a Sarmiento su enfrentamiento con Rosas y la
    desvalorización del gaucho y le atribuían una
    concepción enajenada de la nacionalidad.
    Cuando el Sarmiento de Manzi relativiza los embates contra Rosas,
    habla de una aristocracia con olor a bosta y dice que la educación
    asegurará el porvenir de los gauchos y que los que se
    oponen a su propuesta son los mismos que dicen defender al
    gaucho; ¿Quiénes son los que debaten?
    ¿Sarmiento y dos senadores que ni siquiera son nombrados?
    ¿O las ideas nacionales y populares de este joven radical
    yrigoyenista, que no había tenido tiempo de hacerse
    peronista aún, y las ideas tradicionalistas de los
    nacionalistas de derecha?
    El texto sigue poblado de ideas similares: "…con esos gauchos
    San Martín formó un ejército." Y algo mucho
    más radical: "Cuando se agitan las pasiones políticas
    es difícil saber de qué lado está la
    barbarie. Casi siempre llamamos barbarie a lo que no nos
    conviene". En una escena, Sarmiento está preso por la
    pelea callejera con Soto. El comisario lo inquiere con exigencia,
    Sarmiento responde con altanería. Le pregunta la edad y la
    respuesta es "Tengo un año menos que la patria". Llega
    Mitre a rescatar a su correligionario y, cuando abandonan la
    comisaría, Sarmiento dice al oficial de policía,
    quien se había puesto adulón con la presencia del
    gobernador, "¡Ah!… Para la próxima vez espero que
    sepa más historia. ¡La patria nació el 25 de
    mayo de 1810!"
    Voy a transcribir algunas frases de una biografía de
    Sarmiento publicada en 1946, otra verdad histórica. Tal
    vez no sea la versión más ortodoxa del
    revisionismo, pero es de un contraste evidente con el
    guión de la película.
    "Para su posteridad Sarmiento fue liberal, en política y en
    religión.
    Y hasta abundan quienes lo consideran el padre del
    liberalismo
    argentino.
    "Un liberal en política, un demócrata, no es
    partidario del autoritarismo, ni en la teoría
    ni en la práctica. No es tampoco un espíritu
    dogmático, y él lo era en grado superlativo. (…).
    Desde los treinta hasta los cuarenta años sirvió en
    Chile a
    gobierno
    autoritarios y aún despóticos. En el Estado de
    Buenos Aires aprobó todas las atrocidades cometidas por
    los sucesores de Rosas, desde la matanza de Villamayor hasta la
    confinación de tal o cual enemigo. En San Juan,
    según él mismo lo contó, imponía
    personalmente contribuciones en dinero, con
    amenazas de cárcel. (…) Era contrario al sufragio
    universal: deseaba prohibir el voto a los menores de edad, a los
    analfabetos y a los negros. Durante su presidencia fueron
    fusiladas unas treinta personas. Puso precio a la
    cabeza de López Jordán y de otros. Clausuró
    diarios, entre ellos La Nación
    y La Prensa.
    Elogió en Argirópolis a todos los imperialismos,
    inclusive el prusiano. (…)"
    El autor es un nacionalista de derecha, es el reconocido escritor
    Manuel Gálvez y su libro fue publicado con el
    título Vida de Sarmiento (el hombre de
    autoridad).
    Debe considerarse que la biografía es contemporánea
    de la película y que en la segunda mitad de los
    años ’40 Gálvez y Manzi adhirieron al
    peronismo.

    3. El
    Facundo.

    ¿Qué es el Facundo? ¿Un ensayo que
    intenta dar cuenta de la realidad social argentina de mediados
    del siglo XIX o los fundamentos de un programa
    político? No diré nada nuevo si sostengo que es las
    dos cosas. Y algo más. Es el testimonio de un argentino al
    que le duele la Patria en los huesos.
    ¿Qué contiene el Facundo? Abundante material para
    el estudio de la historia social de la primera mitad del siglo
    XIX, tanto por los aportes decisivos para las ciencias
    sociales como por la cristalina exposición
    de la situación mental en que son concebidas.
    Podemos clasificar los subtextos útiles para el análisis, en dos grandes continentes: el
    sociológico y el político.
    En el primero desfilan los "tipos humanos", las situaciones
    mentales que se han generado en la Argentina de la época
    objeto de su análisis, a partir de las determinaciones
    geográficas, raciales y políticas. Se describe el
    paisaje, la composición racial – cultural, la vida en las
    ciudades (Córdoba y Buenos Aires), la vida de provincia y
    en las extensas campañas y varios retratos
    biográficos de interés
    político y social (Bolívar, Artigas, Rivera y, por
    supuesto, Facundo y Rosas).
    Su ensayo
    sociológico no es precisamente una formulación
    científica ortodoxa. La aparente erudición y
    racionalidad que lo sostienen se ven contaminadas por una
    expresión sensible y dolorosa de la realidad social. No se
    trata de un dolor lastimero basado en la derrota política
    evidente, y aceptada con resignación, o en la
    imposibilidad de la victoria que se sigue esperando; es casi el
    resultado agotador de una celebración. Sarmiento celebra
    el triunfo final que obtendrá la civilización sobre
    la desaparición de la barbarie, aunque la realidad
    parecía desmentirlo a diario. Sin embargo, como una
    verdadera derrota, o como una verdadera victoria, la barbarie se
    le mete en la sangre como una presencia ineludible. Lo acosa como
    el desierto a la Argentina… no puede apartar de su vista la
    Patria y sus conflictos y
    de la sombra terrible de Facundo. Esperar de Sarmiento una
    visión distante, reflexiva y desapasionada de la realidad
    que aborda es imposible. Todo es turbulencia, ambivalencia,
    triunfo y derrota… Todo es pasión, donde la presencia
    ineludible del anatema lo seduce tanto como el deseo de su
    destrucción.
    La ambivalencia es el signo dominante del Facundo.
    Pinta, por ejemplo, cuadros magníficos de los tipos
    humanos de la barbarie: el ‘rastreador’, el
    ‘baquiano’, el ‘gaucho malo’ y el
    ‘cantor’. En los dos primeros ni siquiera intenta
    reprimir su admiración, ponderando positivamente sus
    habilidades profesiones que describe en una dimensión casi
    fantástica. Sin embargo, cambia de tono con el
    ‘gaucho malo’ a quien caracteriza como la esencia de
    la barbarie que es capaz de matar por el sólo hecho de
    mostrar su coraje forjado en un ambiente
    hostil. En la descripción del ‘cantor’ se
    expresa toda la ambivalencia del texto: es casi siempre un
    ‘gaucho malo’, pero es también un virtuoso
    que, aunque pobre en técnica musical, es rescatable por la
    valoración del arte
    poético.
    Cuestiona la incapacidad del ‘gaucho malo’ de
    sujetarse a toda legalidad, pero comparte ciertos resultados de
    su culto al coraje: la enorme valía de la autoconciencia
    de potencia y
    confianza en un destino de grandeza que comparten entre sí
    todos los argentinos, sean bárbaros o civilizados,
    después de haber llevado a cabo con éxito,
    y sin más recursos que ese
    coraje, la magnífica obra de la independencia.
    Es por esa ambivalencia que este argentino a un tiempo reivindica
    el rol fundador de la Patria de la Revolución
    de Mayo y la cuestiona porque desató las fuerzas de la
    barbarie, las que paradójicamente constituyen el basamento
    de su triunfo.
    El ‘gaucho malo’ canta como lo hará
    Martín Fierro. Sarmiento no se detiene a mirar si la ley
    es justa o no, ni si el sistema de
    relaciones encierra algún tipo de injusticia social como
    lo hará el gaucho de Hernández, cuando el partido
    de la civilización haya derrotado la barbarie. Se limita a
    describir la impronta que el paisaje y la manera hispánica
    de afrontar su desolación han dejado en el hombre que lo
    habita. Por otro lado, no hay conflictos sociales en la idea que
    aspira a imponer porque se trata de puro ideal. En tal caso, si
    hay conflictos en la barbarie, es debido a su presencia concreta,
    odiosa y seductora.
    La barbarie rechaza a la civilización a través de
    la voz del ‘cantor’, en cuerda de irreverente mofa.
    Pero, la poesía
    es un valor sublime
    para los paisanos. Sarmiento refiere que, en cierta oportunidad,
    Esteban Etcheverría había realizado un viaje de
    placer a una estancia de la Provincia de Buenos Aires. Los
    paisanos miran con sorna sus trazas de europeo civilizado.
    Están a punto de iniciar sus mofas, cuando alguien dice
    "es poeta". A partir de allí el paisanaje comienza a
    tratarlo con inesperada reverencia y respeto.
    Muchos sarmientistas, con hipérbole de seguidores
    fanáticos, sostuvieron la pretensión de mostrar a
    la barbarie como esencialmente violenta frente a un pacifismo
    civilizado. Esta visión tiene, sin embargo, muchos
    contrastes con los hechos de nuestra historia, desde los
    fusilamientos de Dorrego y Boedo hasta los bombardeos a Plaza de
    Mayo el 16 de junio de 1955 y la desaparición forzada de
    personas durante la última dictadura
    militar. Sarmiento mismo, si seguimos a Gálvez, forma
    en las filas de la violencia
    civilizadora. Su honestidad apenas
    si pudo rescatar un rasgo fundamental en el gaucho: mira al
    civilizado sin odio ni desprecio, sólo despliega una
    festiva socarronería, no carente de admiración.
    El Facundo es también la presentación de un
    programa político que utiliza la descripción
    "sociológica" que lo antecede para justificar la violencia
    de la implementación política de la
    civilización. Muchas veces la supresión de la
    barbarie asumió la destrucción literal del
    paisanaje. El hecho paradigmático y por cierto más
    doloroso, tal vez sea el degüello de 300 soldados federales,
    sorprendidos por la vanguardia
    mitrista comandada por Venancio Flores mientras dormían en
    Cañada de Gómez después de la batalla de
    Pavón.
    Más que un programa político, vemos en Facundo, la
    fundación de un sistema que será, junto con el
    Dogma Socialista de Esteban Etcheverría y algunas
    producciones de Alberdi, piedra basal de una verdadera mitología política que
    pervivirá hasta nuestros días. Interpretaciones
    actuales sobre fenómenos actuales reconocen una indudable
    filiación de la relación dialéctica entre
    civilización y barbarie, como por ejemplo la idea de que
    el crecimiento cuantitativo del delito debe
    vincularse con la marginalidad
    social, como si el delito no creciera en países donde la
    marginalidad no es un problema, como si la marginalidad social
    condujera a los individuos en tal situación a una
    elección por la barbarie.
    Cuando Sarmiento intenta transferir su análisis
    "científico" de la sociedad a la
    esfera de la política, la ambivalencia hace imposible la
    sistematización, transformando la ciencia
    social en adjetivación arbitraria, administrada
    según el partido al que adhieren los personajes. Artigas
    será, entonces, un ‘gaucho malo’ y Fructuoso
    Rivera un general ‘baquiano’.
    ¿Cuáles son las categorías básicas
    que Sarmiento funda? ¿Cuál es su valor y
    consistencia para comprender realmente nuestro pasado y
    presente?
    Las categorías ‘civilización’ y
    ‘barbarie’ son quizás más aptas para
    comprender la evolución de las ideas políticas de
    nuestro país que los conceptos de ‘derecha’ e
    ‘izquierda’. No tanto por su ajuste a una
    explicación científica de la realidad social, como
    por su funcionalidad histórica en la política, la
    literatura y las
    ciencias
    sociales criollas. Durante los más de ciento cincuenta
    años de creadas han sido utilizadas constantemente tanto
    para producir historiografía como para pensar y actuar la
    política. La alusión al aluvión
    zoológico con que un diputado radical pretendió
    calificar al voto peronista histórico, es un claro ejemplo
    de ello.
    Vaya un ejemplo de su funcionalidad en el tiempo. Mucho se ha
    dicho acerca del peronismo. Se le ha adjudicado diversos
    rótulos: fascismo criollo,
    populismo,
    social democracia sin
    democracia, fascismo de izquierdas, totalitarismo, dictadura del
    proletariado, etc. Pero el peronismo se ha mostrado impenetrable
    e irreductible frente a las categorías exitosas para
    explicar la realidad social europea. En 1968, Carlos Fayt
    realizó un seminario sobre
    el peronismo en la Facultad de Derecho y ciencias Sociales de la
    Universidad de
    Buenos Aires. Producto de este seminario, se editó el
    libro La Naturaleza del
    Peronismo. En una de las presentaciones contenidas en la obra, el
    siempre preclaro periodista y analista político Mariano
    Grondona sostuvo que el peronismo era la formación
    histórico social de justicialismo en la Argentina de
    mediados del siglo XX. El astuto desplazamiento del dogma
    marxista que Grondona utilizó sirve para invalidar los
    vanos intentos de reducir al peronismo a las categorías de
    análisis europeas. Hay más claridad en Sanmartino y
    su concepto de
    "aluvión zoológico" de neto cuño sarmientino
    que en Gino Germani que se vio obligado a admitir que el
    peronismo era un fascismo de izquierda porque las clases
    trabajadoras representaban la base masiva de su apoyatura
    social.
    ¿Qué es, en sentido estricto, la
    ‘barbarie’? Para Sarmiento es la formación
    histórico cultural de la Argentina rural heredada de la
    conquista española y forjada en la hostilidad del paisaje
    americano. En un sentido lato, será mucho más.
    ¿Será la representación de todo lo no
    deseado? No, en realidad, la representación de lo deseado
    que no puede ser aceptado.
    Partiendo de aquí, Sarmiento define dos grandes partidos:
    el de la ‘barbarie’, hispanista y retrógrado,
    y el de la ‘civilización’, europeísta y
    progresista. La civilización se producirá con la
    apertura de las mentes a las nuevas formas sociales y culturales
    de Europa.
    De la lectura de
    Facundo se plantea una pregunta ¿qué debe hacerse
    con la ‘barbarie’?. La incapacidad del partido de la
    civilización para responderla satisfactoriamente explica,
    en gran medida el violento y conflictivo desarrollo de la
    historia política argentina.
    Como en tantos otros pensadores y políticos argentinos
    podemos figurar la actitud del observador como aquel que
    está en un pasillo lleno de puertas cerradas que poseen un
    cartel indicador de su contenido. Leen en todas las puertas, pero
    sólo abren
    algunas.
    ¿Qué hacer con la ’barbarie’?
    Suprimirla físicamente ya sea mediante el reemplazo de una
    población por inmigrantes europeos
    civilizados; ya por medio de una educación europeizante.
    Sarmiento encaró ambas alternativas.
    En oportunidad de realizar un retrato de Simón
    Bolívar lo describe como un caudillo popular. Agrega
    "Colombia tiene
    llanos, vida pastoril, vida bárbara, americana pura, y de
    ahí partió Bolívar; de aquel barro hizo su
    glorioso edificio". La posibilidad de construir la
    ‘civilización’ en el barro de la
    ‘barbarie’ es la puerta que Sarmiento ve, pero no
    abre.

    4. Recuerdos de
    Provincia.

    En Recuerdos de Provincia, escrito 5 años
    después que Facundo, la ambivalencia de Sarmiento es
    aún más evidente, la seducción de la
    barbarie es más palpable.
    Bastará señalar sólo dos aspectos para que
    se perciba claramente. Retoma la descripción del
    ‘rastreador’ que ya había desplegado en
    Facundo. La valoración del arte del personaje no se limita
    a la caracterización de una tipología. En Facundo
    había reconocido aspectos rescatables en los gauchos, pero
    descartaba totalmente la consideración en los indios. Algo
    de la imperfecta civilización hispánica
    había en el gaucho. El indio era un salvaje sin matices.
    En Recuerdos…, reconoce explícitamente la raigambre
    huarpe de las artes del ‘rastreador’ y no se detiene
    allí, celebra la pervivencia de otras costumbres de ese
    pueblo en su provincia.
    Toma las notas que le permiten edificar la descripción del
    ‘rastreador’ de una persona
    identificable, el huarpe Calíbar. Ya había nombrado
    a Calíbar en Facundo como ejemplo del tipo humano que
    pretendía describir con una validez más general. En
    Recuerdos… le dedica más tiempo y lo trata con una
    especial inclinación afectiva. Su pluma apasionada lo
    lleva a la estatura de arquetipo. Lo ha conocido, ha tratado a
    sus hijos y recuerda como, en una oportunidad crítica, se
    jugó por el Partido Unitario.
    Los "árabes" merecen un trato similar. En Facundo
    había establecido un paralelo entre los bereberes y los
    gauchos, entre Abdel Kader y Juan Manuel de Rosas. Ambos pueblos
    y caudillos eran bárbaros. En Recuerdos… reconoce y
    pondera su condición de descendiente de árabes;
    describe que lo descubrió en su apellido Albarracín
    que lo hace "deudo del profeta" y en sus rasgos
    físicos.
    El carácter
    del libro explica quizás estos desplazamientos del
    discurso hacia
    el costado de los sentimientos. Facundo tiene pretensiones de
    científica racionalidad. Pretende allí fundar las
    categorías para explicar lo que él autor llama la
    "guerra social"
    en nuestro país. De manera casi misteriosa logra fundar
    esas categorías que atravesaron todo nuestro pasado hasta
    la actualidad, pero no desde la ciencia social
    sino desde el ensayo. No
    seré yo el descubridor de las imposibilidades de las
    ciencias sociales en la Argentina y, al mismo tiempo, de la
    potencia creadora del ensayo. Recuerdos… es un texto más
    relajado, es una autobiografía, y Sarmiento se permite
    concientemente expresar sus emociones.
    Recuerdos… parece cubrir el programa delineado por el autor.
    Facundo, falla en su pretensión de asepsia y fría
    racionalidad científica desde la primera línea
    "¡Sombra terrible de facundo, voy a evocarte…!"
    Sarmiento no ha podido escribir de otra manera y, si Rodolfo Kush
    estaba en lo cierto, nosotros tampoco. Desde este punto de vista,
    los guiones de Mordisquito, los libros de Borges, los
    tangos de Homero Manzi explicarán mejor lo que somos y
    estarán más cerca de Sarmiento que las más
    eruditas monografías que produzca el ámbito
    académico.

    5. Sarmiento,
    Hernández y Borges.

    Hay una "realidad" intertextual, o por lo menos un
    ámbito intertextual… La
    comunicación, donde cada individuo escucha,
    decodifica, piensa, codifica y habla, puede generarlo. Aparecen
    así nuevos textos que no son hijos de la nada, sino del
    diálogo.
    Desde luego que, para que un mensaje llegue a un interlocutor,
    hay requisitos que cumplir: código
    en común, canal adecuado (sin ruidos) y voluntad de
    comunicarse.
    Los debates, a veces ruidosos, son también formas, a veces
    incompletas, de comunicación. Ignoro si Sarmiento
    recogió el guante arrojado por Hernández. Lo que
    queda claro es la comunicación en sentido contrario,
    Martín Fierro es una evidente respuesta a Facundo.
    Sarmiento sostenía que el ‘gaucho malo’ era
    incapaz de sujetarse a la legalidad… Hernández
    responderá que el gaucho, sin adjetivo, se rebela ente una
    legalidad injusta. Martín Fierro hacía alarde del
    coraje que Sarmiento sostenía compartir, pero no era malo
    por naturaleza, ni por condicionamiento del paisaje, ni por la
    herencia
    hispánica. El despojo, primero de su libertad,
    luego de sus bienes
    materiales,
    finalmente de la dignidad de su familia, lo hizo
    matrero. Agravaba la situación que los que
    ejercieron la expropiación y consumaron el despojo eran
    tan criollos como el gaucho perseguido.
    A partir de allí, se despliega una historia de diversas
    intervenciones que intentaron conciliar o enfrentar estos
    pensamientos. En los debates desatados por el peso del tiempo,
    entre estos textos, apareció un tercero en discordia.
    Jorge Luis
    Borges, en su "Historia del Tango" (incluido
    en el libro Evaristo Carriego en 1953), sostiene que este
    conflicto
    entre el gaucho y la legalidad se explica con la idea de que para
    el paisano sólo existen las relaciones personales, el
    estado es para
    él una grosera abstracción. La actitud de Cruz es
    paradigmática. El sargento de policía, a la
    sazón la representación "objetiva" de la legalidad,
    dijo que no iba a consentir que se matara así a un
    valiente y se puso a pelear junto al desertor Martín
    Fierro.
    Temas como la ley, la libertad y la justicia son importantes en
    el ámbito intertextual de estos pensadores. El de las
    categorías inventadas por Sarmiento,
    ‘civilización’ y ‘barbarie’,
    también.
    Para el escritor sanjuanino, era necesario arrasar a la barbarie,
    llenar el desierto de ciudades y suprimir al gaucho. La
    pulpería, centro social por excelencia de la barbarie,
    debía ser reemplazada por la calidez hogareña de la
    casa del campesino.
    José Hernández, en la carta a los
    editores de la 8° edición, datada en 1874 da una
    respuesta a estas ideas civilizadoras de manera tan clara como
    sorprendente para los críticos del programa de Sarmiento.
    No encontramos un cuestionamiento a la civilización, sino
    una valoración positiva. Hernández rescata la
    globalización civilizada’ ("ahora que
    el mundo es un basto taller de producción y consumo") y
    propone una manera argentina de integrarse a ella. Critica el
    dogmatismo cientificista que supone que sólo hay
    civilización en la vida urbana e industrial y sostiene que
    los estancieros pueden ser burgueses cultos. No es poco, pero no
    se queda allí. Cree que es necesario cultivar el
    espíritu de los gauchos, es necesario llenar la
    campaña de escuelas y de iglesias. En síntesis,
    Hernández no propone el rechazo de la civilización
    y la vindicación de la barbarie, sino el acceso de todos a
    los beneficios de la civilización.
    Esta conciliación entre civilización y barbarie es
    una razonable posibilidad para muchos. Sin embargo, desde
    algún pensamiento nacionalista se cuestionará a
    Sarmiento. Se intenta imponer la idea de que la versión
    hispánica del Occidente Cristiano es la auténtica
    "Civilización"; rechazando así, aunque sin
    atreverse a decirlo de manera explícita, la
    inspiración conciliadora de Hernández.
    Muy pocas voces se levantan en decidida defensa de la barbarie.
    Una es muy significativa, la Jorge Luis Borges como ya
    podrá esperarse. Incluyó su cuento "El
    Fin" en la edición de 1955 de Ficciones. En este corto
    relato, Martín Fierro encuentra la muerte, viejo y enfermo
    en un duelo a cuchillo con el Moreno que había vencido en
    la payada, en una pulpería solitaria en el tiempo y el
    espacio. Mientras caminan hacia el sitio del encuentro fatal
    ambos reconocen que allí está su destino y que los
    consejos que Fierro diera a sus hijos, son válidos para la
    nueva generación pero no para él. Este
    Martín Fierro se lleva consigo a la muerte años de
    encantamiento que la barbarie produce y el culto al coraje en
    estado puro.
    La escena parece tener un sentido paralelo a la de la muerte y
    entierro del Rey Arturo porque es contemplada con la
    añoranza de los tiempos que esos hombres se llevaron
    consigo con el último suspiro y con el deseo de retorno a
    la barbarie primigenia basada en lealtades personales y actos
    heroicos.
    ¿Borges decide esperar ese retorno? ¿Acaso muchos
    londinenses no soportaron estoicamente, durante la segunda Guerra
    Mundial, esperando que la gloriosa Excalibur regresara de la
    mano de su Rey para defenderlos de las bombas
    voladoras?
    Bastan estos textos para darnos cuenta de que Borges, a quien en
    el calor de la
    lucha política suponíamos un anglófilo
    e nota, no es más que un "salvaje unitario", con todo lo
    de caliente disputa política y argentinidad que posee el
    mote.
    Entre la civilización y la barbarie, en el ámbito
    intertextual en el que me estoy demorado, me acercó
    más a Homero Manzi que nos propone un Sarmiento
    hernandiano, cargado de amor a la
    tierra y a los hermanos que la habitan, ofreciendo los beneficios
    de la civilización para todos.

    6. Nota
    final.

    Este ensayo recorrió un largo camino hasta llegar
    aquí, el momento en que he podido terminarlo. No se trata
    de una recorrida erudita sobre un determinado tema, sino la
    construcción de una imagen personal sobre un
    personaje muy atractivo de nuestra historia.
    Seguramente el texto es incompleto y lo será más en
    el futuro, cuando nuevas lecturas del presente y del pasado me
    ofrezcan nuevas aristas de interpretación. Hasta
    aquí llegué hoy y, como decía un
    refrán que se ha perdido en el tiempo, "baste al
    día su afán".
    Buenos Aires, 10 de septiembre de 2001, 23:50 hs.

     

     

     

     

    Autor:

    Aiscurri, Mario Alberto;

    La patria… un dolor que se lleva en el costado.; inédito
    (Hecho el depósito en la Dirección Nacional del Derecho del Autor
    bajo el número 176432, el 12 de febrero de
    2002.)

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter