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LA FILOSOFIA DE LA AMISTAD EN SANTO TOMAS




Enviado por danielchaconr



     

    Indice
    1.
    Introducción

    2. Referencias

    1.
    Introducción

    "Amistad es
    comportarse con el amigo
    como consigo mismo"
    Aristóteles

    "El que teme al señor encuentra verdaderos
    amigos,
    y como fiel es él, así lo sera su amigo"
    Eclesiástico 6,16s.

    Santo Tomás de Aquino, considerado el
    filósofo y el teólogo de mayor relieve dentro
    de la Filosofía Escolástica, es el gran
    sintetizador de la filosofía clásica y la doctrina
    católica, sus planteamientos filosóficos y
    teológicos que en su época fueron muy liberales son
    hoy fundamento de la doctrina oficial católica. Fue un
    hombre de una
    vastísima inteligencia y
    cultura y uno
    de los más grandes estudiosos de Aristóteles, de quien recibió una
    gran influencia.
    Santo Tomás nace en el Castillo de Rocaseca el año
    1225, hijo de Landolfo, conde de Aquino. Se educó en el
    Monasterio de Monte Cassino y luego en la Universidad de
    Nápoles (1239-1244), donde a los 14 años comienza
    el estudio de <artes>. En 1244 ingresa a la orden de los
    Dominicos. La madre, que se oponía a tal decisión,
    encarga a otro de sus hijos que le secuestre y encierre en el
    castillo. Libre, al fin, de la oposición de su familia, al cabo
    de un año marcha a París, donde se convierte en el
    discípulo predilecto de Alberto Magno, con quien viaja
    luego a la universidad de Colonia (Alemania);
    vuelto a Paris redacta el Comentario a las sentencias
    (1254-1256), inicia su labor como profesor y enseña en
    distintos lugares de Italia y Francia
    (Anagni, Orvieto, Roma, Viterbo,
    Paris, y Nápoles).
    En esta época escribe muchas de sus obras, entre las que
    destacan la Summa contra gentiles, escrito con finalidad
    misionera, y sobre todo la Summa Theologiae, considerada la obra
    de mayor relevancia de toda la escolástica. Muere mientras
    se dirigía al concilio de Lyon, convocado por el Papa
    Gregorio X, en la abadía de Fossanova. Fue canonizado por
    el Papa Juan XXII el año 1323 y proclamado doctor de la
    Iglesia
    (Doctor Angélico) en 1567. En tiempos de estudiante sus
    compañeros, a raiz de su estatura (1.90) y de su fuerte
    contextura le pusieron el apodo del "buey mudo de Sicilia", su
    maestro Alberto Magno les dijo: "Le llamais buey mudo; pues os
    aseguro que este buey dará tales mugidos con su ciencia, que
    resonarán en todo el mundo". Por supuesto que ni el
    maestro ni los estudiantes comprendieron entonces la profundidad
    y verdad de este anuncio.
    El gran mérito que se le atribuye a Tomás de Aquino
    es el de haber logrado la mejor síntesis
    medieval entre razón y fe o entre filosofía y
    teología. Sus obras son eminentemente teológicas,
    pero, a diferencia de otros escolásticos concede en
    principio a la razón su propia autonomía en todas
    aquellas cosas que no se deban a la revelación.
    Escribió comentrarios sobre diversas obras de
    Aristóteles y practicó todos los géneros
    literarios escolásticos de cuestiones disputadas,
    cuestiones cuodlibetales, tratados,
    comentarios, opúsculos y las sumas antes mencionadas.
    La amistad (filia) la define Nicola Abbagnano como la comunidad de dos
    o más personas ligadas entre sí por aptitudes
    concordantes y por afectos positivos. Los antiguos tuvieron de la
    amistad un concepto mucho
    más amplio que el que actualmente se admite y adopta, como
    se observa en el análisis que de ella hiciera
    Aristóteles en los libros VIII y
    IX de la Etica a Nicómaco.
    La amistad es para Aristóteles una virtud o algo
    estrechamente enlazado con la virtud. De todos modos, es lo
    más necesario a la vida, ya que los bienes que
    ésta ofrece, tales como la riqueza, el poder, etc.,
    no se pueden conservar ni utilizar bien sin los amigos. (VIII, 1,
    1155 a 1).
    En el pensamiento
    medieval, el tema de la amistad fue ampliamente cultivado; era
    uno de los pilares de la doctrina moral, tanto
    filosófica como teológica. No solamente porque se
    trata de un asunto que ya de suyo tiene una indudable importancia
    para la vida humana personal, sino
    porque tiene además numerosas implicaciones éticas
    y políticas. A este respecto fueron muy
    célebres dos tratados del siglo XII sobre la amistad, el
    de Pedro de Blois y el de Aelredo de Rieval, sobre todo para
    explicar la amistad espiritual que debía darse entre los
    monjes. Por supuesto que de la misma manera se escribía
    sobre el amor
    profano, pero sobre todo se estudiaba el amor
    espiritual, que abarcaba un mayor ámbito. En el siglo XII
    encontramos rasgos de ese amor universal profesado por San
    Francisco quien se inclinó a escribir sobre el
    cariño a las cosas e incluso sobre cierta forma de
    "amistad" con los seres animales; tanto
    en la orden franciscana, con San Buenaventura, como en la orden
    Dominicana con Santo Tomás, el tema de la amistad
    interpersonal encontró un cuidadoso estudio.
    Santo Tomás fue el pensador que más estudió
    la amistad como pilar de la sociedad,
    relacionándola con la vida social, con el trabajo,
    con la justicia, y
    con las demás virtudes. Sólo en el Aquinate puede
    decirse que hay toda una teoría
    sistemática de la amistad, una filosofía de la
    amistad desde la mayoría de sus ángulos y aspectos
    importantes. De este se narra en las crónicas el sincero
    aprecio que tuvo con su prójimo y su gran sentido de la
    amistad, lo que seguramente formó parte de la santidad que
    lo caracterizó. Paseaba por los campos y alrededores de
    París con sus discípulos de la universidad,
    departía amistosamente con sus compañeros frailes
    del convento, a tal punto que, debido a su sencillez y humildad,
    decían que daba gusto vivir con él. Su gran amistad
    con San Alberto Magno, que fue su maestro, era notable, pero
    más notable aún fue su amistad con su
    discípulo, amanuense y secretario Fray Reginaldo de
    Priverno, quien prácticamente lo cuidó durante sus
    últimos años y se encargó de relatar los
    rasgos mas humanos y conmovedores de este monje santo, sumido al
    parecer en las más profundas especulaciones.
    Según Tomás, junto con la experiencia del trabajo
    en la historia de la
    sociedad, la amistad es otra de las experiencias que más
    nos hacen integrarnos a la vida social, en este todo que es la
    comunidad política. Hay muchos
    grados en la amistad (desde el amor más espiritual hasta
    el más carnal, desde el amor más utilitarista hasta
    el más honesto, desde el de los familiares hasta el que se
    tiene por los extraños), pero la simple y rudimentaria
    inclinación a reunirse comunitariamente es ya un tipo de
    amistad o de amor entre los seres humanos.
    En la linea de Aristóteles, Santo Tomás ve la
    amistad o el amor como una característica del ser social. Brota del
    hombre como instinto de su propia naturaleza, pero
    se realiza según la inteligencia y la voluntad, es decir,
    conforme a la razón. La amistad no es de suyo una virtud,
    pero necesita de las virtudes para darse; sólo cuando se
    trata de la amistad como amor de caridad, entonces puede verse
    como una virtud. Cuando se quiere tener una amistad
    auténtica, ésta tiene que fundarse en la virtud
    para ser amistad perfecta. En todo caso, la amistad inclina a la
    sociabilidad y al mismo tiempo va
    permitiendo y orientando la correcta vida social.. (Suma
    teológica, II-II q 23, a.1, ad 1 y q. 114, a I, ad 1.)
    Si el trabajo es una de las cosas que primeramente nos reune en
    la sociedad, con el fin de satisfacer con mayor facilidad las
    necesidades primarias o materiales, la
    inclinación a la amistad es un factor más elevado
    que congrega al hombre en sociedad. En efecto no es tan
    pragmatista o utilitarista como el trabajo, sino que alude
    más a la búsqueda del deleite y apunta hacia el
    examen mismo de la perfección humana. No es sólo un
    bien útil (como lo es el trabajo), sino un bien
    deleitable, y que además tiende a un bien honesto como es
    la vida virtuosa, especialmente en el orden de la justicia.
    Aún en la amistad (que es de suyo un bien deleitable,
    orientado al bien honesto) puede haber tres clases o niveles, de
    acuerdo con los tres tipos de bienes que considera Santo
    Tomás: una amistad de utilidad, una
    amistad deleitable y una amistad honesta.

    La amistad meramente útil se dá cuando se busca al
    amigo por algún interés
    material, como la ayuda en el trabajo, el apoyo de su poder, o la
    conexión con otros que puedan producir algún
    beneficio. La amistad deleitable se caracteriza por la busqueda
    del placer o de la compañía de la otra persona para
    sentir gusto y contento, pero no se va más allá. En
    cambio la
    amistad honesta está en función de
    la virtud, y, como la principal virtud en el nivel humano es la
    de la justicia, esta amistad está orientada a la justicia.
    (ibid., II-II, q. 23 a. 1. ad 3; a. 5, c.)
    Resulta entonces que la amistad por utilidad es la más
    impropia e imperfecta. (ibid., I-II q. 26, a. 4, ad 3.) la
    amistad por deleite tampoco es la más perfecta; (Ibid.,
    II-II, q. 189, a. 10, ad 2.) la única que es perfecta es
    la amistad honesta o por la virtud. La amistad mejor es, en
    efecto, la que busca el bien y la perfección del amigo;
    consiste en convivir según la naturaleza racional,
    compartiendo el bien teórico y el práctico. Se
    busca para el amigo, ante todo, la vida; después se le
    procuran los otros bienes útiles; además se tiene
    conversación deleitable con él; y, sobre todo,
    concordia en la virtud. (Ibid., II-II, q. 25, a. 7, c.; q. 27, a.
    2, ad 3; q. 31, a.1,c.). Sin embargo, aunque la amistad como se
    ha dicho no es propiamente una virtud, se funda en la
    búsqueda de la virtud, y, en ese sentido, lo que es
    contrario a la virtud impide la amistad, y lo que es virtuoso la
    fomenta. (Ibid., II-II q. 106. a. 1, ad 3.). Por eso, si el amigo
    peca o pierde la virtud, pero se ve que puede recuperarla, hay
    que seguir cultivando su trato y ayudarlo a reconquistarla; pero,
    si se ve que esto no es posible, hay que romper la familiaridad.
    (Ibid., II-II, 4.25, a. 5, ad .2.)
    Según Santo Tomás, la amistad o el amor tiene su
    raiz en el apetito concupiscible, pero tiene que ser superado el
    amor de concupiscencia hasta hacerlo amor de benevolencia. El
    más perfecto es el de benevolencia, por eso la amistad de
    concupiscencia no puede superar lo deleitable y sólo la de
    benevolencia puede ser honesta.
    En la amistad de benevolencia se quiere ante todo el bien del
    amigo (a tal grado que, si se ve que uno mismo no es un bien
    para el amigo, uno se retira discretamente). De un modo
    común y normal, la amistad de benevolencia se fundamenta
    en alguna comunicación (Ibid., I-II, q. 65, a. 5, c.;
    II-II, q. 23,3. 1, c.; a. 5, c.); su base principal es la
    comunicación de la virtud y la participación en
    el bien. Es concordia en la virtud, en lo justo. Entre los amigos
    puede, por lo tanto, haber discordia de opiniones y sin embargo
    haber concordia en el trato, y paz. (Ibid., II-II, q. 28, a. 3,
    ad 2; q. 37, a. 1, c.)
    La amistad fundada en el mero apetito concupiscible es una
    amistad posesiva y destructora del otro; sólo vale la
    amistad de benevolencia, que quiere la construcción y realización del otro
    en la auténtica perfección del hombre, que es la
    virtud. Como la virtud se orienta a la justicia, la amistad
    más perfecta es querer la justicia para los amigos, querer
    el bien común. Lo que distingue la amistad de benevolencia
    de la concupiscencia es querer el bien y no la imposición.
    (Ibid., 1, q. 60, a. 3,c.; I-II, q. 26, a. 4,). Cuando esta
    amistad de benevolencia es una dilección perfecta, por la
    fuerza
    sobrenatural de la gracia, da paso a la caridad cristiana;
    (Ibid., II-II, q. 23, a.1.) esta es propiamente una virtud, la
    más excelsa de las virtudes tanto naturales como
    sobrenaturales. (ibid., II-II,q. 23, a. 3. ad 1)
    La amistad está vinculada también con el trabajo y
    la función, porque el trabajo crea solidaridad , y
    la función cierta igualdad
    proporcional de coordinación y subordinación. No
    basta la actividad igual, pues esta puede también suscitar
    enemistad, en función de la competencia ;
    debe acompañarse de la bondad, para que los hombres
    encuentren la proporcional igualdad de lo justo (que no requiere
    ser igualdad en el mismo rango, antes bien, es
    jerárquica), ya que toda amistad es por causa de
    algún bien y se apoya en alguna semejanza. La verdadera
    amistad según Santo Tomás, es por el bien del otro
    y por el bien común, es la amistad por antonomasia, y las
    otras amistades son tales por parecerse a ésta
    incluyendose aquí las amistades tanto entre individuos
    como entre naciones. De este modo, la comunidad en el bien crea
    igualdad o concordia de las voluntades hacia el fin, la cual es
    más fuerte y más perfecta que cualquier otra
    igualdad. Luego, la igualdad o concordia en cuanto a la amistad
    es la del bien, la de bondad o benevolencia. Porque las otras
    amistades (la interesada y la de placer o de concupiscencia)
    también se basan en la igualdad, pero son menos
    esenciales.
    Como en la sociedad o comunidad es dificil, sin embargo, que se
    dé en todos los niveles la verdadera amistad, la de
    completa igualdad, hay que considerar en la sociedad una amistad
    entre desiguales. Esta amistad también se funda en la
    virtud y la operación de cada uno, y es distributiva.
    Aquí es donde aparece la justicia: la amistad, ya sea
    según la igualdad o según la subordinación,
    se da en todos los ambientes de la sociedad, y la amistad
    está ligada a la justicia, porque busca el bien del
    otro.
    Así, la amistad o solidaridad es resultado de todas las
    virtudes. Sólo es virtud cuando se trata de la amistad
    sobrenatural, que es la caridad cristiana, es necesaria para la
    vida, y no es idéntica a la justicia, pues a veces se
    aparta de ella, ya que cuando hay amistad mal entendida, se
    cometen injusticias. Pero generalmente la amistad puede
    considerarse como una experiencia de concordia y de justicia. (De
    Veritate q. 23, a. 8,ad 7.)
    La amistad y la justicia, o la caridad y el derecho, son
    fundamento de la vida social, por eso son indispensables para
    ella; pues sólo de ellos surge la paz. La amistad
    está conectada en efecto a la justicia y al derecho: todo
    hombre tiene derecho y deber de amar. La misma justicia no es, en
    el fondo, mas que una aplicación de la caridad. Justicia y
    caridad vienen a ser lo mismo, sólo que desde puntos de
    vista diferentes.
    El sentimiento de fraternidad y de amistad es natural en el hombre ,
    por eso es causa de la sociedad. El amor está en la base
    de la sociedad, porque "todo agente hace por amor todo lo que
    hace" (Suma Teológica, I-II, q. 28, a. 6, c.) tiene
    relación con el bien, y como el bien es el fin, el amor
    dirige hacia el bien común y fin último: "La
    caridad ordena los actos de todas las virtudes al fin
    último" (Ibid., II-II, q. 23, a. 8.) Este fin se realiza
    en la justicia y es promovido por el derecho, por la ley . De acuerdo
    con ello, el derecho y la ley tienden a dar consistencia a la
    amistad. Santo Tomás sabe que la justicia y la caridad son
    distintas; sostiene sin embargo, que la amistad sin justicia es
    disolución y la justicia sin amistad (o misericordia ) es
    crueldad. En conclusión, para Tomás, el amor da
    equilibrio a
    las relaciones sociales y jurídicas; y la amistad es un
    factor de sociabilidad, ordenado a la justicia, sin la cual la
    sociedad política no puede subsistir.

    2.
    Referencias

    AQUINO DE, TOMAS, SUMA TEOLOGICA, B.A.C., MADRID,
    1955
    AQUINO DE, TOMAS, DE VERITATE, B.A.C., MADRID, 1962
    LLANOS ENTREPUEBLOS JOAQUIN, TOMÁS DE AQUINO CIRCUNSTANCIA
    Y BIOGRAFÍA,
    EDICIONES USTA, BOGOTA 1955.
    ABBAGNANO NICOLA, DICCIONARIO DE
    FILOSOFIA,
    FONDO DE CULTURA ECONOMICA, MEXICO, 1966.

     

     

     

     

    Autor:

    Daniel Chacón Rodríguez

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