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ORGANIZACIÓN Y GESTIÓN DE LA ADMINISTRACIÓN TRIBUTARIA




Enviado por angelicacampusano



     

    Indice
    1.
    Organización y gestión de la administración
    tributaria

    2. Estructura orgánica de la
    AT

    3. Contratación de servicios al
    sector privado por parte de la AT.

    4. Carrera civil en la
    AT

    5. Capacitación y adiestramiento
    en la AT.

    6. Promoción de la ética
    profesional en la AT

    1. Organización y gestión
    de la administración tributaria

    La organización y la gestión de la
    Administración Tributaria (AT), deberán
    corresponder a la realidad de cada país, así como a
    los objetivos
    estratégicos que ésta se haya finado. En efecto, en
    un país federal, en que se quiere enfatizar la descentralización geográfica y en
    que los impuestos
    recaudados en cada provincia permanecerán en ella,
    corresponderá descentralizar las decisiones de la AT a
    nivel provincial. En otro país, en que las realidades
    agrícolas y no urbanas sean muy distintas en su
    tributación, podrá ser aconsejable subdividir la AT
    en dos entidades especializadas..
    Los objetivos estratégicos de diversas AT también
    pueden ser distintos, ya que para algunas, el objetivo
    principal es el aumentar la recaudación en el más
    breve plazo posible, o bien para otras puede privilegiarse una
    mejor atención a los contribuyentes, etc. La
    forma de organizar y de gestionar a la AT también
    dependerá de los objetivos estratégicos
    escogidos.
    En este trabajo se analizarán los principales aspectos de
    la
    organización y la gestión de una A.T., a saber,
    su estructura
    orgánica, el control de la
    gestión, la privatización de alguna de sus actividades,
    la carrera civil de sus funcionarios, su capacitación y su ética
    profesional.

    2. Estructura
    orgánica de la AT

    Los cientos o miles de funcionarios de una AT
    deberán estar agrupados en Direcciones, Departamentos,
    Unidades, etc., cada una con sus correspondientes funciones,
    atribuciones y jefaturas. Para hacer esta subdivisión se
    suele emplear una combinación de los siguientes
    criterios:

    1. Geográfico. Los funcionarios estarán
      distribuidos en unidades cuya responsabilidad esté limitada a la
      fiscalización y atención de un conjunto de
      contribuyentes localizados en una determinada área
      geográfica para cada una de éstas
      unidades.
    2. Funcional. Los funcionarios podrán
      también estar agrupados en distintas unidades
      especializadas en algunas áreas de trabajo de la AT:
      finanzas,
      personal,
      fiscalización, jurídica, informática, etc.
    3. Por Impuesto. Los
      funcionarios podrán pertenecer a distintas unidades,
      cada una de ellas encargadas de fiscalizar y administrar un
      impuesto diferente: IVA, renta,
      territorial, herencia,
      combustibles etc.
    4. Por tipo de contribuyente. Los funcionarios
      estarán agrupados en diversas unidades especializadas
      según el tipo de contribuyentes, de acuerdo a su
      tamaño (grandes, medianos y pequeños) o a su
      actividad económica (agricultura,
      comercio,
      industria,
      minería,
      etc.).

    A modo de ejemplo, una posible organización de
    una AT podrá consistir en que un 20% de su personal
    pertenezca a la Dirección Central y el 80% restante a las
    diferentes unidades distribuídas a lo largo del
    país, de acuerdo al criterio geográfico. El
    Personal de la Dirección Central estará organizado
    en Departamentos de acuerdo a criterios funcionales. En cada
    unidad geográfica, su personal estará
    también subdividido y especializado de acuerdo a criterios
    funcionales. En consecuencia, los encargados funcionales en las
    regiones tendrán una dependencia jerárquica del
    jefe regional, pero una dependencia funcional del jefe de
    Departamento de la función
    correspondiente en la Dirección Central. Al interior de
    los equipos que realizan la función de
    fiscalización en cada una de las unidades territoriales,
    podrá darse una subespecialización por tipo de
    contribuyente, por sector económico, y/o por tipo de
    impuesto.
    Dentro de la AT coexisten distintos tipos de funcionarios:
    Directivos, profesionales, administrativos y auxiliares, los
    cuales desarrollan funciones diferentes. Sus características profesionales y humanas,
    número y ubicación dentro de la AT deberán
    ser decididas por cada país, dependiendo también de
    sus objetivos estratégicos.
    En cada AT deberá decidirse también sobre la
    normativa que regulará los poderes y delegaciones para la
    toma de
    decisiones.
    Como una forma de hacer más ágil y efectiva la
    gestión de la AT, deberá propenderse a que haya una
    política
    de amplia delegación hacia las capas inferiores de la
    organización y hacia las unidades regionales. Para ello
    será necesario contar con funcionarios muy calificados en
    los mandos medios de la
    AT.
    También deberán diseñarse los procedimientos
    administrativos para controlar la forma en que se están
    ejerciendo las facultades delegadas a través de la
    organización, apoyándose en Sistemas de
    Información Computacional cuando
    corresponda.

    Control de gestión y de costos en la
    administración tributaria
    Partiendo del plan
    estratégico de la AT, es necesario definir los
    objetivos o metas centrales a conseguir por cada unidad de ella,
    cuantificando y precisando al máximo. Por ejemplo, para la
    unidad funcional encargada de la fiscalización en la AT,
    es necesario definir y precisar qué se entiende por buena
    fiscalización y qué se le va a pedir a la
    función fiscalizadora. Habrá que definir qué
    es una buena gestión global de dicha función y en
    que consistirá una gestión regular o bien,
    mediocre. En la misma forma, habrá que repetir este
    ejercicio para el resto de las funciones de la AT, lo mismo que
    para el resto de las unidades, como son las oficinas regionales.
    Esto es importante, ya que no necesariamente todos los
    funcionarios que pertenecen a una función o unidad
    geográfica entienden qué significa una buena o mala
    gestión de su respectiva unidad, o tal vez entienden cosas
    distintas y que, mediante el ejercicio de definir precisamente
    qué se espera de estas unidades, se produzca una mejor
    coordinación a futuro del trabajo de estas
    unidades en la AT.
    Seguidamente, la AT deberá hacer un esfuerzo por definir
    políticas por cada una de las áreas
    de ellas, por cada función y por cada tema que trata la
    AT. Estas políticas deberán ser de tipo general y
    no ir a un grado de detalle que signifique definir los
    procedimientos. Por ejemplo, si se está definiendo la
    política de salarios de la
    AT, bastará decir que se quiere tener una diferencia de no
    más de un 20% con los salarios del sector privado en las
    áreas auxiliares – administrativa en cambio, en el
    área de profesionales y directivos se podrá tener
    una diferencia hasta de un 30%. Esto no significa definir
    detalladamente en esta etapa los sueldos de cada uno de los
    funcionarios de la AT, pero sí ser lo suficientemente
    preciso para poder saber a
    qué atenerse en términos del resto de las
    políticas de la AT y después poder hacer una
    gestión concordante con ellas.
    Una vez definidas las políticas en la AT, es útil
    para su gestión planificar. Para ello se harán
    planes generales para la AT, tanto anuales como quinquenales,
    pero desglosados por cada una de sus unidades. Estos planes
    deberán tener metas cualitativas definidas en firma muy
    precisas e intentando además su cuantificación. Si
    muchas metas no se pueden cuantificar, al menos se pueden medir
    algunos elementos de ellas. Por ejemplo, si se pretende mejorar
    la atención a los contribuyentes, se podrán hacer
    algunas mediciones, como el tiempo de espera
    promedio que tienen cuando concurren a las oficinas de la AT, o
    bien, calcular cuanto le cuesta a los contribuyentes cumplir con
    las regulaciones impuestas por la AT Para ello habrá que
    hacer estudios de casos, segmentando a los contribuyentes en
    chicos, medianos y grandes, y tal vez, por sector
    económico. En base a estas muestras, se podrá tener
    una estación de cuál es la carga que se impone
    sobre los distintos contribuyentes a consecuencia de la
    legislación y de las prácticas de la AT.
    Para poder tener un adecuado control de
    gestión, será necesario definir las estadísticas a llevar, las que
    posibilitarán los correspondientes controles de las
    diversas unidades o áreas de la AT. Estas
    estadísticas deberán apuntar a las variables
    principales o claves, que den cuenta de la forma en que se
    están comportando las respectivas gestiones de las
    unidades y sus planes anuales. Habrá que tratar de tener
    pocas estadísticas por cada área, ya que el tener
    una multiplicidad de estadísticas o datos, aparte del
    mayor costo que
    significa su mantención, también dificulta su
    priorización y el que estas estadísticas
    efectivamente sirvan para la toma de decisiones. Deberán
    definirse procedimientos periódicos de control de avance
    de los planes anuales y su redefinición en función
    de los resultados de estos controles.
    La AT también deberá ser extremadamente rigurosa en
    la forma en que hace su asignación presupuestaria anual y
    en el control por el cumplimiento de este supuesto, el que
    debería estar en concordancia con las metas y planes
    anuales. Es necesario que éstas a su vez concuerden con
    las políticas por áreas y funciones, y con los
    objetivos o medidas de excelencia global que se hayan definido
    con anterioridad.
    En forma paralela al ciclo de control de gestión y
    presupuestario antes definido, se pueden realizar varias otras
    actividades. La primera de ellas es el estudio de costos. Para
    ello se deberá comenzar por aquellos procedimientos o
    actividades que, por información preliminar, signifiquen una
    parte sustancial de los costos de la AT.
    Para cada una de estas actividades será necesario un
    estudio de costos detallado y tratar de bajarlos, ya sea por
    menor utilización de las actividades que llevan a estos
    costos, o bien, simplificando los procedimientos que se emplean
    por parte de la AT. Otra posibilidad para trabajarlos es apoyar
    computacionalmente las tareas que corresponden a esta
    actividad.
    Finalmente, es necesario analizar la importancia de que tanto el
    hardware como el
    software
    computacional, los sistemas de
    información administrativo que se utilizan en la AT,
    estén alineados con los objetivos antes mencionados. Es
    decir, que sean un verdadero apoyo para la obtención de
    estadísticas que ayuden a medir la calidad de la
    gestión que se está realizando en cada una de las
    áreas, así como el cumplimiento de planes y
    programas y
    también ayuden a que todos los procedimientos que realizan
    se hagan en la forma más simple y eficiente
    posible.

    3. Contratación
    de
    servicios al
    sector privado por parte de la AT.

    Se analizarán las distintas funciones de la AT
    que son susceptibles de ser transferidas al sector privado de la
    economía.
    El diseño
    de la AT y de su organización deberá estar
    relacionado con la estrategia
    económica que se está siguiendo en un país
    determinado. En la medida que se le quisiera dar un rol
    preponderante al mercado en la
    asignación de recursos, lo
    recomendable sería traspasarle al sector privado, o
    apoyarse en él, todo lo que sea compatible con la delicada
    misión
    que
    tiene el Estado en
    la Administración de los tributos.
    Los principales criterios a considerar en la decisión de
    sí una tarea de la AT puede ser entregada al sector
    privado son:
    La naturaleza de
    la función. Es claro que hay tareas que son indelegables,
    como por ejemplo, la dirección de la AT. Tampoco parece
    aconsejable que la fiscalización tributaria sea delegada
    al sector privado. Sin embargo, incluso en este caso, se
    podría subcontratar parte de esta fiscalización en
    empresas
    privadas, las cuales deberán ser fiscalizadas a su vez por
    funcionarios de la AT.
    Confidencialidad de la Información Tributaria. Dada las
    características de organismo fiscalizador que tiene la AT
    y la reserva que por ley debe mantener
    respecto de la información específica que
    administra, deben crearse mecanismos de resguardo y control a fin
    de no vulnerar dicho principio. Esto es válido tanto al
    interior de la AT, como para las empresas privadas que realicen
    trabajos para ella.
    Calidad de la función o Servicio. Al
    delegar una función en empresas del sector privado, es
    imprescindible que al menos se asegure que la calidad de dicho
    servicio no se deteriore.
    Consideraciones Económicas. Será necesario evaluar
    lo que le cuesta realizar una cierta tarea a la AT, considerando
    las inversiones y
    sus gastos corrientes
    y compararla con lo que le resultaría el contratarla en el
    sector privado.
    Facilidades Administrativas. Es frecuente que la normativa legal
    a que están sujetas las AT –tanto en materia de
    manejo de recursos
    humanos como de gastos- sea mucho más rígida
    que la que afecta al sector privado.
    Impacto en la Gestión Global. Puede ser aconsejable
    delegar algunas tareas o funciones en el sector privado como una
    forma de descargar a la administración superior de la AT
    de tener que preocuparse de ellas.
    Consideraciones Político – Electorales. En algunas
    situaciones puede haber cierta presión
    política sobre los funcionarios de la AT para que se
    inhiban de cumplir sus funciones por consideraciones electorales.
    Ello podría desaparecer al entregar estas tareas al sector
    privado.
    Consideraciones de Control Etico. Muchas labores que debe
    realizar la AT son delicadas, pudiendo algunos funcionarios
    abusar de su autoridad o
    tener conductas deshonestas, lo que también puede suceder
    en el sector privado. En consecuencia, al analizar la
    conveniencia de privatizar una tarea, habría que
    considerar su impacto sobre este delicado tema.
    La Cultura del
    País. Al margen de las consideraciones anteriores,
    factores tales como la idiosincrasia de la población de un país y su opinión
    pública, pueden dificultar la privatización de
    ciertas tareas o funciones de la AT. Sin embargo, si existen
    buenos argumentos, ésta se puede ir modificando.
    Los servicios que en general son convenientes de traspasar al
    sector privado, subcontratándolos por parte de la at, son
    entre otros, los siguientes:

    • Impresión de los formularios
      necesarios para la Declaración de los
      impuestos.
    • Distribución de estos mismos formularios. Esto
      incluye tanto el transporte
      como su distribución entre los contribuyentes a
      lo largo del país, pudiendo incluso venderse estos
      formularios a través de los vendedores de
      diarios.
    • Recaudación de los impuestos, a través
      del sistema
      bancario. Los bancos
      también podrán, junto con la recaudación
      de los dineros correspondiente a los impuestos, recolectar los
      formularios propiamente tales, e incluso recibir aquellos que
      no importan un pago en dinero.
    • Digitación de los formularios correspondientes
      a las declaraciones de impuestos. Esta digitación la
      podrá hacer el banco que
      recibe los formularios, o bien la AT podrá recibir de
      ellos estos formularios y enviarlos a digitar a empresas
      privadas especializadas.
    • Se puede también subcontratar en el sector
      privado, arrendando el hardware computacional o bien
      contratando tiempo computacional en la modalidad service , el
      ejecutar los procesos
      computacionales de la AT. También se podrá
      subcontratar el desarrollo
      de software computacional.
    • Cobranza de deudas tributarias. Esto consiste en que
      la AT subcontrata abogados externos para agilizar la cobranza
      de los impuestos morosos, o bien podrá licitar la
      cartera de deudores tributarios morosos, traspasando por esta
      vía también sus cobranzas al sector
      privado.
    • La AT tienen necesidad de comunicarse por escrito con
      los contribuyentes, ya sea notificándolos legalmente de
      alguna diligencia que ellos deban efectuar o de algunas
      sanciones a que ellos estén expuestos, o bien solamente
      enviándoloes información que requieren conocer
      para su desempeño como contribuyentes. Para
      realizar estas labores, la AT se puede basar en el correo
      nacional, en correos privados o en empresas externas que
      realicen estas funciones.
    • En cuanto a los recursos de Personal que requiere una
      AT, parte de ellos pueden ser obtenidos a través de
      contratos a
      honorarios que permiten incorporar gente por horas o por
      períodos cortos para realizar labores específicas
      de apoyo a la labor que realizan los funcionarios de la AT
      propiamente tales.
    • La AT también podrá subcontratar parte
      de las labores de la selección del personal, necesarias para
      su incorporación a la planta de la AT, entre las cuales
      están los informes
      sicológicos sobre los postulantes.
    • Las labores de capacitación también
      pueden ser contratadas con el sector privado en firma parcial,
      ya sea utilizando profesores externos a la AT o bien enviando
      funcionarios de ella a capacitarse a cursos que
      impartan las diversas universidades o institutos
      especializados.
    • Dentro de las funciones de servicio que se realizan
      al interior de la AT, se puede subcontratar con el sector
      privado, al menos parcialmente, todo lo que es el transporte,
      ya sea, arrendando vehículos taxis o bien, utilizando
      los medios colectivos de movilización. También se
      pueden subcontratar con empresas externas los servicios de aseo
      de los locales de la AT.

    Para que estas labores de subcontratación con el
    sector privado se lleven en forma exitosa, es necesario ser muy
    cuidadosos en la forma de decidir la subcontratación misma
    de las respectivas tareas. Habrá que hacer licitaciones
    públicas y transparentes, que den garantías a todas
    las empresas que podrían postular a realizar estas
    actividades para la AT y de modo que se cumplan con que los
    trabajos sean hechos en la forma más eficiente, al menor
    costo y en los plazos más breves posibles. Se debe
    propender además, a distribuir los contratos en distintas
    empresas para reducir riesgos de
    incumplimiento y eliminar así la posibilidad de la
    dependencia por parte de la AT.
    Una de las tareas que necesariamente debe asumir la AT es el
    control sistemático y exhaustivo de la calidad y
    oportunidad de los trabajos subcontratados al sector privado.
    Finalmente, es necesario que las AT agilicen sus procedimientos
    administrativos para realizar en forma oportuna los pagos por los
    servicios que ha realizado el sector privado, ya que si es
    demasiado burocrático y demoroso, el sector privado no se
    interesará en efectuar trabajos para la AT, o bien
    cobrará cantidades excesivas por realizarlos.

    4. Carrera civil en la
    AT

    En esta sección nos referiremos a las componentes
    de una carrera civil para el personal que compone la AT. Las
    políticas de selección, de remuneraciones,
    de capacitación, de calificaciones, de promociones y
    nombramientos así como la política de despidos,
    tienen que estar íntimamente relacionadas al plan
    estratégico, así como las políticas que la
    AT desee llevar a cabo.
    La política de selección deberá estar basada
    en concursos de modo que puedan ingresar a la AT funcionarios que
    tengan la formación profesional y los conocimientos
    óptimos necesarios para los cargos en los cuales
    deberán desempeñarse. Se deberá
    también analizar el perfil sicológico de los
    postulantes, de modo de poder medir sus potencialidades para
    trabajar en equipo y en forma individual, ya que en muchas
    ocasiones las características sicológicas
    interfieren el buen desempeño de los funcionarios;
    especialmente énfasis debe emplearse en tratar de conocer
    los valores
    éticos de los funcionarios de la AT, ya que estos
    estarán expuestos a muchas tentaciones a consecuencia de
    lo delicado de la naturaleza de sus funciones. En el caso de
    aquéllos funcionarios que vayan a ocupar cargos de
    jefatura, será importante poder conocer sus aptitudes y
    características personales que les permitan ejercer un rol
    de liderazgo, ya
    que deberán realizar un trabajo gerencial. A menudo, en
    nuestras AT, una variable que desgraciadamente se considera para
    la incorporación de funcionarios a ésta, es la
    variable política, es decir, en qué medida los
    funcionarios son cercanos políticamente al partido que
    está en el gobierno.
    Obviamente, este tipo de característica no debería
    ser considerada para el ingreso de funcionarios a la AT, ya que
    por la naturaleza de sus funciones, el trabajo de
    ellos debería ser eminentemente técnico.
    Deberá definirse también con mucha precisión
    la política de remuneraciones del personal de la AT. Esta
    política tendrá que considerar entre otros
    aspectos, la relación con el sector privado, no debiendo
    haber demasiada diferencia con éste. De lo contrario, no
    se atraerán o no permanecerán en la AT los mejores
    elementos que son los necesarios para realizar una labor tan
    compleja e importante. Las remuneraciones tampoco deberían
    ser bajas en comparación con las necesidades
    mínimas para los funcionarios de la AT, que este elemento
    sería esgrimido como justificación, en algunos
    casos, para explicar o ser permisivo ante la falta de conducta ética que
    pueden tener los funcionarios de la AT. La política de
    remuneraciones debería considerar también los
    aspectos previsionales y de salud.
    La política de capacitación de la AT es una de las
    claves que explican su buen funcionamiento, tal como se
    explicará en la sección 5.
    Otra parte muy importante de la política de recursos
    humanos de la AT es su política de calificaciones. Hay que
    tener una instancia formal en que al menos una vez al año,
    se le diga a cada uno de los funcionarios en qué lo
    está haciendo bien, en qué lo está haciendo
    mal y en qué es lo que debe corregir. Esto deberá
    ser hecho de acuerdo a un procedimiento
    normado para toda la AT y aplicado el jefe de cada funcionario,
    con revisión de los jefes de cada funcionario, con
    revisión de los jefes superiores. La calificación
    misma deberá ser comunicada al funcionario por su propio
    jefe, dándole posibilidad que haga preguntas o incluso
    pueda disentir con argumentos de la calificación que se le
    ha otorgado. Estas calificaciones deberán ser importantes
    para la carrera funcionaria, en el sentido de que aquéllos
    que sean mejor calificados vayan teniendo más
    posibilidades de ascender a cargos superiores y mejoren sus
    remuneraciones.
    También deberá considerarse en forma muy cuidadosa
    la política de promociones y nombramientos de los
    funcionarios de la AT. En la medida que se vayan produciendo
    vacantes, en general será necesario proveerlas con
    funcionarios que ya están en la AT, en base a algún
    concurso de antecedentes, o bien en base a exámenes o
    pruebas que
    aseguren que estas vacantes serán ocupadas por los
    funcionarios más idóneos que están en ella.
    Se debería considerar principalmente las calificaciones
    obtenidas y otros antecedentes del rendimiento de los
    funcionarios, en vez de basarse únicamente en la
    antigüedad, como desgraciadamente sucede en muchas AT.
    Otro antecedente a considerar es la capacitación efectuada
    y los cursos aprobados. Dado lo especializado del trabajo de los
    funcionarios de la AT, es recomendable que en general, las
    promociones sean con personal interno, salvo que no se encuentren
    en ella las personas las personas idóneas para ocupar
    algún cargo. Esto, aparte de llenar en mejor forma las
    vacantes que se produzcan, beneficiándose con ello la AT,
    producirá un fuerte incentivo para sus propios
    funcionarios, ya que verán que en la medida de la que se
    esfuercen, van a poder ir accediendo sucesivamente a cargos de
    mayor responsabilidad, que conllevarán mejores
    remuneraciones.
    La AT también deberá tener una política de
    despidos que permita en forma efectiva y sin mayor
    trámite, desprenderse de aquéllos funcionarios en
    que exista fundada sospecha que no actúen en forma
    ética. Deberá haber también un procedimiento
    expedito para poder despedir los funcionarios más
    ineficientes o más conflictivos, o que no estén
    colaborando con el resto de sus compañeros o en los
    trabajos de la AT. Obviamente, para poder hacer estos despidos en
    forma ágil, deberá existir una política de
    indemnización, tal como existe en general en el sector
    privado. La normativa de muchas AT, que hace prácticamente
    imposible despedir a funcionarios, atenta directamente contra la
    eficiencia del
    trabajo de esta propia administración, impidiéndole
    deshacerse de los malos elementos. Esto, aparte del daño
    directo que ellos causan, influye en forma muy negativa en
    la moral del
    resto de los buenos funcionarios de la AT.
    Finalmente, deberá considerarse los deberes y derechos de los empleados de
    la AT. En general, será conveniente que estos tengan la
    obligación de trabajar exclusivamente para la AT, ya que
    cualquier otro trabajo que hagan para el sector privado
    podrá significar un conflicto de
    intereses con su labor como funcionarios de la AT. Habrá
    que regular las instancias de negociación salarial, la posibilidad de
    formar sindicatos y
    de ejercer el derecho a huelga. En
    todo caso, deberá considerarse el inmenso daño que
    pueden causar a la sociedad los
    funcionarios de la AT si dejan de trabajar por motivos de una
    huelga. Entre otros temas a considerar, será necesario
    dictar políticas sobre el tema de la jubilación de
    los funcionarios, determinando bajo qué condiciones pueden
    jubilar y si esta jubilación es voluntaria u
    obligatoria.

    5. Capacitación y
    adiestramiento en la AT.

    El trabajo de los funcionarios de la AT es muy
    especializado, ya que ellos requieren estar en conocimiento
    de múltiples materias legales muy complejas.
    Deberán conocer también los procedimientos que la
    propia AT ha definido, tanto para sus operaciones
    internas, como para la forma en que los contribuyentes deben
    llevar sus libros
    contables y trabajo administrativo – tributario.
    También los funcionarios de la AT deberán tener un
    cabal conocimiento del comportamiento
    de los contribuyentes según sus respectivos sectores
    económicos, según sea el tamaño de ellos,
    así sobre las formas más frecuentes en que realizan
    labores ilícitas de evasión tributaria, e incluso
    las modalidades de los fraudes cometidos en estas materias.
    Es recomendable que existan intensos programas de
    capacitación al ingreso de los funcionarios a la AT. Estos
    deberían durar varios mese e incluso un año. Los
    funcionarios deberán también participar en estos
    cursos de formación intensivos cuando accedan a un nivel
    de mayor responsabilidad dentro de la AT, o bien sean promovidos
    a otro estamento dentro de ellas.
    Otra actividad my necesaria de capacitación lo constituyen
    los seminarios cortos de actualización. Estos
    deberán versar sobre distintas materias legales y su
    actualización. También deberán impartirse
    seminarios que expliquen los cambios en los procedimientos
    administrativos que se vayan produciendo en la AT.
    Existirá también la necesidad de que los
    funcionarios participen en cursos cortos cuando tengan que
    cambiar su área de responsabilidad o la función de
    su trabajo.
    Finalmente, como en cualquier otra institución, los
    funcionarios deberán tener la posibilidad de participar en
    seminarios que les sirvan para actualizar sus conocimientos
    profesionales.
    La principal forma de capacitación es aquélla que
    se realiza a través del trabajo mismo, donde los jefes
    deben jugar un rol primordial. En efecto, los jefes, más
    que tomar las principales decisiones, deben delegar el trabajo y
    las decisiones y después controlarlo; deberían ser
    unos verdaderos profesores que enseñen a sus subordinados
    la mejor forma de ir realizando los trabajos, para que ellos en
    forma creativa puedan ir resolviendo los problemas que
    se les vayan planteando. Esta capacitación en el trabajo
    deberá ser facilitada con un esfuerzo de toda la
    organización tributaria en editar manuales con las
    políticas de sus respectivas áreas, así como
    con los procedimientos que se deben utilizar al interior de la
    AT. Finalmente, lo que ayuda mucho a la capacitación en el
    trabajo es un buen diseño del software computacional que
    utilizan los funcionarios de la Administración. En efecto,
    en la medida que éste sea claro y fácil de usar,
    los funcionarios podrán ir aprendiendo por su propia
    cuenta la mejor forma de realizar su trabajo.
    Las jefaturas superiores de la AT no sólo tiene que tener
    conocimientos muy extensos y profundos de la legislación
    tributaria, de los procedimientos de la AT, de cómo en
    general actúan los contribuyentes y de las formas en que
    ellos intentan evadir sus obligaciones,
    sino que además deberán ser muy buenos jefes o
    líderes. Es decir, deberán ser buenos
    administradores de empresas. Esto explica la necesidad de que los
    funcionarios superiores de todas las AT participen regularmente
    en cursos gerenciales.

    6. Promoción de la ética profesional en
    la AT

    Con el fin de promover la ética profesional en la
    AT, es necesario conocer las fallas más frecuentes a ella
    en que incurren sus funcionarios, las causas estructurales que
    ayudan a explicarlas, así como las otras
    características de la gestión de la AT que influyan
    en estas faltas de ética.
    Las faltas a la ética en que incurren los funcionarios de
    la AT a veces corresponden al abuso del poder discrecional que
    ellos tienen para perjudicar a enemigos políticos,
    enemigos personales de ellos, o bien de alguna jefatura superior.
    Otra falla grave que suele suceder en la ética funcionaria
    corresponde a que los funcionarios perdonan ciertas fallas o
    delitos
    tributarios a cambio de recibir favores personales o de un pago
    en dinero. En algunos casos, también los funcionarios
    realizan ciertas asesorías pagadas a contribuyentes o bien
    a oficinas de abogados o de contadores, ofreciéndoles
    protección ante cualquier falla que ellos o sus clientes puedan
    cometer en materias tributarias. A veces los funcionarios reciben
    pagos en dinero de algunos contribuyentes a cambio de agilizar
    sus trámites ante la AT.
    Para promover la ética profesional en la AT, es necesario
    entender cuáles son las principales razones por las que
    algunos funcionarios suelen fallar en el cumplimiento de sus
    deberes morales. Algunas de ellas son:

    1. Los bajos sueldos justifican en parte la necesidad
      de los funcionarios de complementar sus ingresos,
      así como el que ellos no perciban como un castigo
      demasiado grande el ser despedidos de la AT, dado el salario
      que están recibiendo.
    2. El poder y la discrecionalidad de que suelen gozar
      los funcionarios de la AT.
    3. La cultura de un país sobre eses materias.
      En algunos países es frecuente la práctica del
      soborno a funcionarios públicos, por lo que
      socialmente no aparece como un delito
      demasiado grave el que los funcionarios de la AT hagan lo
      mismo.
    4. La cultura interna de una organización puede
      ser tal que las fallas a la ética sean toleradas o
      consideradas normales, o bien en otras AT, sean reprobadas en
      forma muy clara por el resto de los funcionarios. La cultura
      interna de la AT puede ser cambiada, pero para ello hay que
      tomar una serie de medidas y mantenerlas en el tiempo, con lo
      que se logrará modificarla paulatinamente.
    5. La probabilidad
      de ser sorprendido indudablemente influye en un funcionario
      que está considerado cometer una conducta poco
      ética.
    6. Finalmente, influye también el sistema
      sancionatorio dependiendo de la voluntad de la autoridad de
      aplicar sanciones a los funcionarios sorprendidos y a los
      contribuyentes coludidos, así como de la gravedad de
      la sanción aplicada según la legislación
      que exista para estos efectos. Es importante que las
      sanciones vayan incluso más allá de la
      destitución del funcionario, cuando éste haya
      sido cómplice de un fraude
      tributario. En estos casos, la AT deberá
      también querellarse por las responsabilidades que
      él tenga en la defraudación que se haya
      cometido al Fisco.

    La promoción de la ética profesional y las
    formas de evitar las fallas a ella, son facilitadas en gran
    medida por la simplicidad y la estandarización de los
    procedimientos que deban seguir los funcionarios de la AT. En
    efecto, sistemas complejos y que le den amplias atribuciones al
    funcionario, son más difíciles de auditar y de
    demostrar que el funcionario actuó presionando
    indebidamente a un contribuyente.
    Como una forma de evitar las fallas a la ética profesional
    de los funcionarios de la AT, deben existir procedimientos
    periódicos de auditoría que revisen las actuaciones de
    los funcionarios de la AT, tanto para ver si están
    cumpliendo las instrucciones y normas de esa
    Administración, así como para detectar posibles
    fallas en la ética funcionaria. En los casos en que se
    detecten fallas en la actuación de los funcionarios
    – en particular fallas éticas – deberán
    iniciarse los sumarios, para después, en función de
    ellos, aplicar las sanciones correspondientes. La
    legislación deberá practicar sumarios
    rápidos y efectivos que permitan, en base a presunciones
    fundadas de mala conducta, sancionar a los funcionarios
    afectados.
    Si bien en la AT será siempre necesario que exista una
    Contraloría cuyos funcionarios estén realizando
    auditorias y
    los sumarios cuando corresponda, la principal responsabilidad de
    la vigilancia ética de los funcionarios debe radicar en su
    jefatura. En efecto, los jefes deben conocer a sus subordinados,
    saber lo que están haciendo, cómo lo están
    haciendo y estar siempre atentos a posibles fallas en la conducta
    de ellos para poder reprenderlos a tiempo y, en los casos que
    corresponda, iniciar las auditorías, las cuales pueden terminar en
    sumarios y sanciones. En este sentido, la Contraloría
    solamente es una ayuda al trabajo de vigilancia que deben hacer
    permanentemente los respectivos jefes.

     

     

     

     

     

    Autor:

    Angélica Campusano Cortes

    Javier Etcheberry
    Director
    Servicio Impuestos Internos
    de Chile
    27ª Asamblea General del CIAT
    Santiago de Chile

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