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Psicología y relaciones interétnicas




Enviado por isla



     

    Indice
    1.
    lkantun: oralidad y salud mental

    2. Libro

    1. lkantun: oralidad y
    salud
    mental

    A partir del siglo XVI se produce el violento encuentro
    de dos cosmovisiones distintas, una con un decidido afán
    expansionista, dispuesto a pasar por encima de cualquier resistencia que
    encontrase a su paso, sea que se tratase de un bosque, una
    montaña o la vida de otro ser humano, y la otra
    dueña de un extenso territorio en la región y una
    antigüedad que bien hace que merezca el título de
    pueblo originario, que vivía (y en alguna medida
    aún vive) en una relación de equilibrio y
    reciprocidad con la naturaleza y sus
    fuerzas divinas.
    La presencia de los extraños en el territorio
    afectó profundamente a los Mapuche, no solamente en lo
    referente a su brutal reducción numérica, sino que
    además en la imposición de formas culturales ajenas
    que fueron mermando la estructura
    socio-cultural del pueblo originario.
    Durante el siglo XIX se produce la ocupación de la
    Araucanía por parte del gobierno Chileno
    ya no con un carácter
    violento explícito, sino más bien con un matiz de
    violencia
    institucional, que se mantiene firme hasta la derrota de los
    Mapuche en 1881 "Pacificación de la Araucanía"
    proceso que
    decantará en la incorporación sistemática
    del territorio ubicado al sur del Bio Bio, en la
    asimilación a la cultura
    dominante de gran parte de la población indígena que ocupaba el
    territorio y en la implementación de políticas
    reduccionistas con el afán de obtener las tierras para su
    colonización o venta.
    Durante el transcurso del siglo XX se produce el proceso de
    modernización estructural del país, que trae
    consigo aún más graves consecuencias para la
    cultura Mapuche, que ahora por mecanismos sociales se ve impelida
    adoptar pautas culturales occidentales para la consecución
    de logros sociales que dependían de tal abandono de las
    suyas propias. Además, la modernización ha obligado
    a los Mapuche a adoptar una economía de
    subsistencia precaria debido al sarcástico
    beneplácito de menos de una hectárea de terreno
    percapita, que además es de mala calidad por su
    falta de fertilidad. Ante tal miseria, los Mapuche cifran sus
    esperanzas en la emigración hacia las grandes urbes
    (Temuco, Santiago, Concepción) esperando encontrar alguna
    oportunidad para obtener trabajo.
    En resumen, la forma actual que ha adoptado esta historia de relación
    entre dos culturas asimétricas, que sustentan su quehacer
    cultural en parámetros epistemológicos y
    ontológicos distintos, es la de una absorción
    homogeneizante por parte de la cultura dominante, que niega la
    validez de existencia de la cultura minoritaria, pasando por
    encima de todos sus preceptos culturales. Este modo de
    relación no ha sido privativo de esta parte de la
    región de latinoamérica, así el caso de las
    comunidades Mapuche se enmarca en una historia de exclusiones
    acumuladas que han caracterizado la sobrevivencia de las etnias
    originarias en América
    latina, cuyas consecuencias se manifiestan en diferentes
    estallidos sociales, tal es el caso de los que hoy en día
    vivimos tan cercanamente en la novena región.
    Este avance irrefrenable por parte de la modernidad con su
    crecimiento
    económico y el peso de su racionalidad va arrasando
    con gran parte de los elementos presentes en las tradiciones
    culturales de los pueblos. La efectividad de su tecnología, sus
    logros en la manipulación y dominio de la
    naturaleza, la construcción de complejos sistemas de
    pensamiento,
    una larga historia de procesos
    sociales de los cuales conservamos documentos
    escritos, la escritura por
    sí misma, han sido elementos en los cuales la cultura
    occidental ha sustentado una confianza desmedida que induce al
    menosprecio de las demás culturas, buenos ejemplos de esto
    eran los adjetivos con que antiguamente los teóricos
    denominaban a los pueblos indígenas (primitivos, barbarie,
    etc.).

    En el acercamiento Chileno hacia lo mapuche hay
    demasiado etnocentrismo, que se expresa sobre todo en la
    imposición de estereotipos sobre la realidad, en el
    interés
    de la cultura Mapuche sólo desde el punto de vista de su
    asimilación más rápida y efectiva a la
    cultura Chilena. (Stuchlik 1972) citado en revista
    "perspectivas" revista de trabajo social
    UCBC pag 17.
    Este tipo de actitudes
    sigue haciendo mella en las relaciones entre Chilenos y Mapuche,
    estableciendo una muralla de concreto entre
    ambas concepciones de mundo, la pérdida de confianza por
    parte de los Mapuches en las instituciones
    nacionales y la distorsión por parte de los medios de
    información sensacionalistas acrecienta la
    crisis
    convirtiéndose todo el proceso modernizador Chileno en un
    aparataje ambiguo que se ampara en conceptos como el
    etnodesarrollo y modernización para ocultar sus verdaderas
    intenciones economicistas enajenantes, ante los ojos de los
    Mapuche.
    Este tipo de relaciones constituye la realidad de la novena
    región del país, la cual constituye un espacio
    heterogéneo y multisectoriado por profundas
    contradicciones sociales, económicas culturales e incluso
    psicológicas que se han visto acrecentadas por el proceso
    de modernización. Es en el plano de estas contradicciones
    en que día a día ambas culturas se encuentran cara
    a cara, en las personalidades de cada uno de nosotros, es en este
    espacio de relación donde se ha construído la
    historia de injusticias cometidas contra el pueblo mapuche, y
    donde aún se continúan cometiendo.

    El lenguaje es
    uno de los aspectos importantes que se vio dramáticamente
    afectado en el encuentro con la modernidad urbana,
    refieriéndonos al violento encuentro con los forasteros
    desde el siglo XVI hasta el XVIII, pero principalmente a partir
    del siglo XIX que fue cuando la cultura Mapuche se vio impelida a
    adoptar el castellano como
    lengua
    oficial, y donde se establecen las condiciones socioculturales
    definitivas para la adquisición masiva del español
    por parte del Mapuche durante el presente siglo. La adopción
    del bilingüismo va acompañada de una
    transformación en su identidad
    siciopolítica, ya que para el Estado de
    Chile, los
    Mapuche pasan a ser oficialmente Chilenos.
    Es necesario recordar que el carácter impositivo que
    adquirió la lengua española fue producto del
    enfrentamiento bélico que terminó con la derrota de
    los Mapuches y la imposición de los modelos de la
    cultura dominante, por lo que la visión que se mantuvo del
    mapudungun (lengua Mapuche) fue la de una lengua arcaica,
    menospreciada al igual que la cultura mapuche por completo. De
    ahí en más en Chile se produce una
    diferenciación drástica de las lenguas relegando el
    mapudungun a un uso rural lejano y muchas veces castigando de una
    u otra manera su utilización pública.
    La situación sociolingüística de los Mapuches
    se desprende entonces, de cómo los occidentales en el
    pasado concibieron el contacto con los aborígenes y de
    cómo estos últimos han debido enfrentar esta
    situación y resistirla.
    Es justamente por el carácter de oralidad pura, su
    carácter ágrafo que puede explicarse la vigencia y
    desarrollo del
    Mapudungun frente a todos los enfrentamientos y resistencias
    que ha encontrado. Por lo que este aspecto lejos de ser un
    estigma, es más bien el motivo principal por el cual tanto
    la lengua como la cultura Mapuche permanecen vivas y vigentes (H.
    Painequeo, 1996).
    El lenguaje
    cobra una especial importancia en la identificación
    conceptual de los fenómenos temporales para el pueblo
    Mapuche, permitiéndole asignarle significados
    consensuales.
    El tiempo es
    parte del hombre y de su
    cultura en cuanto está presente en sus formas de percibir,
    conceptualizar y simbolizar aspectos del mundo para comprender y
    dar sentido a todos los fenómenos que suceden en el
    ámbito de su realidad sociocultural. El pueblo Mapuche
    tiene una concepción del tiempo ecológica, donde
    los fenómenos naturales cíclicos reflejan la
    relación del hombre con el medio; la imagen sensorial
    que tienen los Mapuche del tiempo es la de un círculo en
    perpetua rotación (contrario a los minuteros del reloj).
    De acuerdo a esto, el tiempo es considerado reversible y
    recuperable.
    Estas características de la configuración
    del mundo Mapuche son actualizadas en el lenguaje, quien
    también cumple un rol de orientación en el
    reconocimiento de ciertas características del mundo y en
    el desconocimiento de otras, debido a su estructura eminentemente
    selectiva. Así tenemos que el lenguaje constituye una
    manifestación de la mente y el principal vehículo
    del pensamiento. Su conocimiento
    nos permitiría identificar las etnocategorías
    utilizadas por los Mapuche (por ejemplo, temporalidad) y nos
    permitiría comprender la dinámica de sus procesos
    cognitivos.

    La diferencia existente entre el lenguaje occidental que
    se manifiesta en gran parte a través de la escritura y el
    lenguaje Mapuche, puramente oral, está determinada por
    estructuras
    mentales y sociales que configuran la percepción
    del mundo de los sujetos. La escritura da una nueva estructura al
    pensamiento, basada principalmente en símbolos visuales
    que determinan la forma en que nos relacionamos con el mundo y
    con los otros, en contraste con la oralidad, que nos pone ante,
    no sólo la
    comunicación, sino un pensamiento relacionado de un
    modo enteramente propio con el sonido. Dicho
    contraste provocará una interferencia en las lecturas
    sígnicas en una situación comunicacional de
    miembros de distintas culturas. Una persona que ha
    aprendido a leer no puede recuperar plenamente el sentido de lo
    que la palabra significa para la gente que solo se comunica de
    manera oral, dado que además no podrá atender a los
    signos sonoros que constituyen el correlato
    comunicacional.

    A lo que nos referimos por oralidad Mapuche es por un
    lado toda aquella expresión verbal dada a modo de
    narración y a toda aquella expresión verbal dada a
    modo de canto. A esta última se le denomina Ülkantun,
    o cantar Mapuche. Éste constituye el modo privilegiado por
    los mapuche para expresar sus pensamientos y sentimientos
    más profundos, cuya característica oral permite
    abordar la cotidianeidad inmediata y lo trascendente. Negar la
    oralidad en el cantar Mapuche sería negar el
    carácter contextual que tiene, sin este carácter
    situacional el canto pierde todo sentido, dado que la
    situación en que se producen condicionan de sobremanera la
    temática del texto y su
    modo de interpretación. Así, podemos diferenciar
    distintos modos del cantar, como el feyentun düngu ül
    (en relación a la realidad trascendente), el aukantun
    dündu ül (en relación al ámbito
    deportivo), el küdawün düngu ül
    (ámbito laboral), ayecan
    düngu ül (ámbito recreativo), el poyewün
    düngu ül (ámbito social) y el rakiduamün
    düngu ül (perteneciente al pensamiento humano).
    La transmisión de conocimientos acerca del ül se
    realiza en la intimidad del hogar, principalmente por parte de
    los abuelos, constituyéndose en una instancia de
    fortalecimiento de las relaciones familiares, y principalmente de
    valoración de la sabiduría de los mayores en la
    cual no solamente se posibilita la internalización de los
    contenidos del canto, sino además, el compás, el
    ritmo y la melodía, que involucra sonidos
    abstraídos de la naturaleza. Este proceso le permite al
    aprendiz la introyección de diversos códigos
    comunicativos, como lo son el musical, el
    lingüístico, el pragmático, etc. Una vez
    finalizado el proceso y con la consiguiente enculturación
    de la persona, puede convertirse en un ülkantufe (el que
    canta) o en un küme ngül’ am che, o persona bien
    formada, de valor para los
    mapuche, que sería un sujeto capacitado para la
    interpretación y creación de ül. A partir de
    esto podemos señalar que en las culturas orales el aprendizaje es
    participado, vivido o cantado, el Mapuche aprendiz adquiere
    el
    conocimiento por un entrenamiento
    participativo en una memoria
    corporativa que envuelve todas sus relaciones. El ülkantun
    se enseñaba para la educación y
    fortalecimiento de la
    personalidad.
    A través del ül tanto hombre como mujer, sea viejo
    o joven, expresan sus pensamientos y sentimientos profundos, que
    están en potencia
    esperando el momento preciso y necesario para aflorar
    poética y musicalmente de acuerdo a la función,
    modo de comunicación y concepción de
    realidad que se maneja de aquello que emerge en lo cotidiano
    (Héctor Painequeo 1996)

    Hoy en día, el ül ha sido
    dramáticamente olvidado por las nuevas generaciones que se
    ven sumidas en un mundo contrario y muchas veces hostil a sus
    tradiciones. La modernidad trae consigo la pérdida de
    expresión pública y espontánea de lo que
    sienten y piensan los Mapuche, en los términos de su
    propia lengua. Es necesario sumar a esto la impotencia que
    genera, principalmente en los mapuches de más edad la
    imposición de una lengua distinta, de difícil
    acceso, además del menosprecio de la suya propia, que trae
    consigo la falta de entendimiento entre una generación y
    otra, y entre el mapuche y la sociedad chilena.
    Algunas de las causas que podríamos nombrar para describir
    este fenómeno son el etnocentrismo, el desprecio al saber
    Mapuche, la subordinación
    político-económica, el desarraigo cultural en pos
    de una mayor aceptación social y la disminución de
    la autoestima.
    Aún hoy en día el ül es un componente esencial
    en el modo en que se relacionan los mapuche en las comunidades,
    perdiéndose ya en los mapuche integrados a la urbe,
    quienes suplirían consciente o inconscientemente esa
    carencia con lo que llamaremos y cuestionaremos la
    "poética Mapuche".
    Las preguntas que debieran preocuparnos ahora son ¿existe
    el discurso
    poético mapuche? ¿ es acaso éste el heredero
    de la tradición oral expresada a modo de canto o
    más bien una manifestación
    artístico-cultural de un sujeto que ha incorporado una
    nueva cultura?

    Nosotros planteamos que existe un discurso
    poético Mapuche que tiende a la reafirmación
    identitaria a través del rescate de los elementos
    culturales que le son propios, pero no una derivación
    natural del ül, puesto que la poesía
    no se fija en el contexto situacional y pierde su carácter
    oral explícito, además de que éste discurso
    poético se actualiza en la inclusión a
    parámetros estéticos que no están definidos
    aún por la cultura Mapuche, es decir que el discurso
    poético Mapuche no guarda relación con las pautas
    culturales vivenciales del pueblo mapuche, sino más bien,
    se encuentra ligado a un esfuerzo por el establecer un encuentro
    mutuamente validante entre las dos culturas.
    Es necesario también establecer la distinción entre
    el discurso poético Mapuche y el occidental, que
    está dado por la sensibilidad del yo poético del
    primero, entregándole un carácter propio a las
    estructuras líricas occidentales, a partir de las cuales
    recrea elementos de su cosmovisión original (otorga un
    grado de particularidad). Sin embargo no podemos desconocer que
    este sujeto, al desarrollar este modo de expresión
    artística está reconociéndose parte de su
    cultura adoptiva. En este sentido, la poesía se presenta
    como un soporte simbólico para un individuo que se
    encuentra afectado por las contradicciones propias del espacio
    intercultural.

    El poeta Mapuche se encuentra escindido al enfrentar el
    conflicto de
    la relación interétnica, lo invade una
    ambigüedad ontológica, que hace trastabillar su lugar
    en el aquí y el ahora manifestando tensión e
    inestabilidad. Este conflicto de identidad se expresa en una
    disociación en la persona poética
    distinguiéndose un yo poético, situado en el
    conflicto, y un yo lírico, que (consciente o
    inconscientemente) inicia una planificación discursiva, proceso por el
    cual se instaura un espacio simbólico de pertenencia
    espacio-temporal cultural (ubicuidad simultánea). El yo
    poeta y el yo lírico confluyen en un desplazamiento
    ontológico entre ambas culturas.
    ¿Pero cómo expresar este conflicto si no es a
    través de la voz de uno de los representantes
    poéticos actuales de mayor relevancia en nuestra cultura?
    El problema de la identidad, expresado en el poema Libro del
    poeta Jaime Huenún, nos pone ante la visión de un
    hombre que no se puede reconocer sino en la cultura a la cual
    pertenece en la actualidad, que relega al nivel del recuerdo su
    origen Mapuche para asumir una realidad urbana que le cae encima
    lleno de necesidades inmediatas que debe satisfacer como padre,
    esposo o hijo: en fin, nos presenta el conflicto de un hombre que
    vive en una cultura que le es ajena y que lo imposibilita ya a
    volver a sus raíces culturales, por tanto, está
    invadido por el sentimiento de la soledad de la no pertenencia.
    Escuchemos:

    2. Libro

    Sólo puedo leer tu cara, huenún jaime
    luis,
    sietemesino feo, sólo
    puedo leer tu mitad hijo,
    tu mitad hueso y calavera encarnada
    tu débil número negativo

    hecho de cuarteada eternidad
    y carne

    Sólo puedo leer tu mitad
    padre, hermano, aquel
    que diariamente sale a conseguir
    una mísera ración de estrellas, exiguo alimento
    de palabras que no saben todavía ni
    siquiera balbucear.

    Sólo puedo leerte al lado de Otro,
    sólo junto a los conjuntos
    rotos de tu madre,
    sólo solitario pero nunca solo,
    mal ladrón de la blancura de las
    Páginas.

    Sólo puedo leerte juntando las letras
    de tu vuelo de mosca reventado
    al pie de un poema de Tu Fu..

    Sólo puedo leer tu raíz falsa,
    Huenún
    Jaime Luis, hombre
    o duende porfiado o malo de la cabeza,
    sólo puedo leer la mitad
    del aire que te
    hace viejo,
    la otra mitad las ganas
    con el sudor de tus ojos
    y aquello
    no tiene explicación en mi
    alfabeto.

    Desde el plano de la salud mental, se
    hace necesario conocer el modo de vida de las personas que
    constituyen los objetos directos de su atención. En el caso particular de los
    Mapuche se debe tener un adecuado conocimiento sobre sus pautas
    culturales, de religiosidad, su forma de concebir los
    fenómenos, sus categorías espacio-temporales, etc.
    para así tener una mayor comprensión de sus
    necesidades y para establecer una comunicación
    intercultural más eficiente. Conociendo el carácter
    eminentemente oral de la cultura Mapuche se debe incluir tanto en
    el diagnóstico como en el tratamiento de una
    enfermedad opiniones, atribuciones y prácticas que los
    propios mapuche mantienen dentro de su modelo de
    medicina
    originaria, como por ejemplo, la utilización de cantos en
    ritos de sanación (feyentun dungün ül), pues
    tienen una acción positiva en el marco de sus propias
    creencias. La medicina Mapuche contempla el diálogo,
    que como arriba mencionamos, constituye un soporte
    simbólico y social en el cual se actualizan las pautas
    culturales tradicionales que restituyen el equilibrio perdido que
    causa la manifestación de enfermedad.
    La situación de pluralidad étnica que se da en
    nuestra región hace necesario que el profesional de salud
    reconozca en primera instancia, que los pacientes mapuche han
    sido socializados en otra lengua, con una estructura
    semántica y cognitiva muy distinta de las lenguas
    occidentales, o sea, que tienen una manera distinta de
    categorizar el mundo que los rodea.(Ana María
    Oyarce)

    Por otra parte, los mapuche que se ven impulsados a
    abandonar sus comunidades para vivir en la ciudad, deben
    enfrentarse a la falta de un soporte socioemocional para
    restablecer sus desequilibrios, como lo es el ülkantun
    dentro de las relaciones sociales mapuche. El surgimiento del
    discurso poético mapuche puede ser considerado como una
    vía de escape ante las consecuencias existenciales a que
    los somete esta condición.
    Se debe buscar a nivel político-social formar estructuras
    y condiciones que favorezcan una revitalización de los
    étnoconocimientos y lenguas originarias, dado que el
    fortalecimiento de éstos elementos contribuye a construir
    una identidad cultural sólida, para que exista la
    posibilidad de un mayor soporte psicológico para la salud
    mental Mapuche.
    Es deber de la sociedad el posibilitar la incorporación de
    contenidos culturales Mapuche en los programas de
    estudio, adecuando el curriculum a
    la realidad indígena y formar profesionales que
    posibiliten la continuidad de la oralidad Mapuche. Reforzando,
    principalmente la identidad de los niños
    indígenas a través de un proceso de enseñanzaaprendizaje que
    le permita conocer su cultura en forma sistemática en la
    escuela.

     

     

     

     

    Autor:

    Daniela Ansaldo
    Boris Isla

    Para el ramo psicología y
    relaciones interétnicas

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