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Colección “Revisión Cultural” (desde 1978) (página 11)




Enviado por Ramon Ramonet Riu



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25

A partir de ahora, sabiendo lo que hay que buscar,
quizá se lleguen a distinguir otras fotografías con
algún fenómeno semejante, pero hay que tener
paciencia. Por otra parte se debería ir insistiendo, pues
las fotos no sirven cuando son hechas desde la vertical
aérea del dicho lugar, puesto que en tal caso no se ve en
dicha colina de arena nada en absoluto por faltarle las sombras
del sol poniente. Incluyo una foto aérea tomada desde
encima mismo del sector donde está el que llamaré
"Rostro de Ra", y no se distingue allí más que un
simple óvalo (Lo rodeo en ambas fotos de flechas para su
más fácil localización) .

La Esfinge es obligado que sirva de referencia para
situarnos, en todos los aspectos, al emprender una mejor
presentación del nuevo rostro humano de la meseta de Giza.
A su alrededor hay el llamado Templo de la Esfinge (que es el
templo de la Pirámide de Kefrén), en cuya
excavación el arqueólogo Mariette encontró
fragmentos que demostraban la existencia en tiempos antiguos de
unos doscientas muestras tridimensionales representando al dicho
faraón. Existen otros templos, como la tumba de la hija
del faraón Micerinos, a la que habré de volver a
referirme porque, teniendo forma de pirámide, dejó
un rastro semejante al de una ancha avenida en Giza que termina
justo ante la descubierta enorme imagen de cara.

Para un buen egipcio al parecer la muy enigmática
Esfinge, con 73 m. de longitud y 20 m. de altura es tan
apreciada, o más, que las mismas Pirámides, las
cuales tiene tan vecinas que podrían considerarla incluso
su "guardián". Con su alma la gente la quieren más
a pesar de la diferencia de tamaño, y ello no puede ser
sólo debido a la reconocida afición de aquella
cultura ancestral por combinar en sus esculturas la sensibilidad
y poderío de ciertas especies animales con las del ser
humano. Gracias al nuevo rostro, descubierto muy cerca de la
Esfinge podríamos estar por fin ante aquello que
dictó las preferencias para hacer tan felina escultura
milenios antes de la IV Dinastía de reyes de Egipto,
quienes se supone que fueron unos muy desmesurados constructores.
(Tutmosis IV, el año 1400 a.C. tan sólo la hizo
limpiar de tierra hasta su base, eso sí, por primera
vez).

Bastantes excavaciones de Giza han dado testimonios de
diferentes esculturas de cabezas rituales. Si no lo dijese ya su
mismo rostro, todo en la enigmática Esfinge de Giza nos
remite a un aprecio por plasmar la cara humana, y a veces
desmesuradamente grande. Referente a la extraña escultura
sobre la arena, diré que a pesar de ser un difícil
trabajo el configurarlo para ser admirado puntualmente gracias a
la visión aérea, recordaré la reconocida
maestría artística lograda en el fascinante rostro
de la reina Nefertiti. Pero lo que tiene mucha mayor importancia
es el hecho de acertar con una iluminación "divina",
porque su exclusivo monopolio es una condicionante que
metafóricamente ha sido siempre bien aprovechado por las
religiones y sectas desde antes de construirse las
pirámides. Tal fenómeno aplicado sobre un
montículo no puede ser debido a la casualidad y en cambio
es justo lo sublime que se esperaba de quienes en la
antigüedad, esclavos de la evolución de las estrellas
y el desbordamiento del Nilo, practicaron con la mayor fe la
más elaborada de las iniciaciones que se tiene
noticia.

La Esfinge, a la que durante siglos se ha reconocido
como: "ser a medio camino entre cielo y tierra", ha estado cuatro
veces enterrada de arena hasta su cuello, siendo otras tanta
desenterrada, y ello contando tan sólo desde el año
1400 a.C. y hasta la iniciativa del egiptólogo
Gastón Maspero. Admitida como un vínculo entre las
divinidades y su obsesión de venerar las cabezas -y
más si tienen el sol encima-, sirvan a estas
páginas cual idóneo punto de apoyo para testimoniar
la súbita aparición en el mundo antiguo de una
sabiduría y saber hacer que resulta insólito
admitir propio de un pueblo de nómadas del desierto al
mezclarse con muy humildes pescadores del Nilo ¿Que
misterio pudo llevarles a creer, justificada y prematuramente,
que ellos eran los elegidos para estar más cerca de los
dioses que el resto de los demás mortales?

No parece que en la meseta de Giza antes de construirse
las Pirámides existiese ninguna altura comparable a la de
la misteriosa colina Gebel Ghibli sobre el que reclamo la mejor
atención. La merece, ya sólo por el esbelto
obelisco que se puede observar (desde la Esfinge) sobre el lado
derecho. Los sacerdotes llamaron al obelisco primitivo Ben-ben, y
allí había nacido el primer rayo de sol, quedando
petrificado. Siguen visibles su base sobre la privilegiada colina
Gebel Ghibli de Giza, y conserva un lado con el mismo
ángulo de caída de las grandes pirámides
vecinas que tanto sorprenden por combinar su colosal volumen con
precisión arquitectónica. Del Ben-ben nació
la idea aplicada a la punta de los afilados obeliscos, algunos de
los cuales han viajado a otros continentes, pero otros no se
concibe como pudieron pensar en ponerlo erguidos, ya que no se
podrían "plantar" ni empleando para ello las más
potentes grúas del siglo XXI. Puesto que hay certeza de
que en su punta tuvieron la mayoría una funda
metálica, debieron tener utilidad de pararrayos;…idea
que incrementa la funcionalidad que se adivina en las
pirámides, puesto que reproducen la proa de un
navío.

Aquella tan provocadora como bien perfilada colina Gebel
Ghibli, reclama la atención a gritos, no ya por tener
cerca una imagen de cara, sino también por tener una
espaciosa oquedad con arco de medio punto. Ésta cegada,
pero por muy disimulada que esté se habría debido
sospechar de aquel pórtico tan bien enfocado hacia la
Esfinge de Giza. No se debería descartar que desde
allí se entrase a un mundo subterráneo
kilométrico, por el mero hecho de que los construyeron por
doquier, y con el exclusivo propósito de enterrar tan
sólo momias, por ejemplo, de varios millones de aves ibis
envueltos con mortajas. Era su estilo de hacer las
cosas.

Atendiendo a este último dato tengo una reserva
que al menos voy a traspasar a continuación. Puesto que la
Gran Pirámide está tan próxima a un gran
abismo (quizá por desmoronamientos sucesivos a lo largo
del tiempo) me pregunto: ¿cómo es que disponiendo
de máquinas que abren los túneles del
metropolitano, no se orada la meseta por aquella parte baja del
precipicio para alcanzar en quince días el
subterráneo centro de la Gran Pirámide? Los
beneficios no sólo podrían ser turísticos,
sino científicos, etc., pues tal vez allí
cayó algún meteorito que abrió un
cráter. ¿Quedará algún fragmento
negro como su diosa Isis?

Muchas pirámides tienen su cámara
principal en la vertical del eje central. Por ejemplo, en el
centro de la pirámide de Saqqara existe un agujero de 32
m. de profundidad (otro pozo igual está en sus
cercanías), cuyos ciclópeos megalitos de piedra se
habrían puesto en sus cuadrados muros mucho antes de tener
intención de edificar una pirámide escalonada
encima. Hoy contrasta la falta de iniciativa de los egipcios, con
el esfuerzo que representaron tantas tumbas de la orilla oeste
del Nilo. No se profanaría nada excavando el antes citado
túnel bajo la Gran Pirámide, aún considerada
tumba de Keops (puesto que está claro que su padre no se
habría construido tres tumbas). En la Gran Pirámide
se supone que, además, está la secreta
Cámara de los Archivos ubicada 20 m. más abajo de
la Cámara de la Reina, y todo ello en la dicha vertical
del eje, incluyendo el pozo más profundo allí
conocido, que está a 30m. debajo del suelo de la meseta de
Giza. Heródoto describió otro pozo que
estaría aún otros 30m. más profundo. Parece
que en el Antiguo Egipto siempre se trató de excavar
pozos.

Hay muchos y variados motivos, pues, para perforar hasta
la vertical del eje, y la única excusa sólo ha de
ser el temor a dar con el foco de unas misteriosas emanaciones
que, al menos en la vecina pirámide de Kefren, se
demostraron capaces de altrar los sofisticados detectores de los
científicos. A fin de fotografiar las pirámides de
la meseta de Giza, cuando al salir el sol del día del
equinoccio la cara de la gran Pirámide se divide en dos
claras vertientes contrastadas (un fenómeno ingeniado por
aquellos antiguos veneradores del dios Ra), algunos
fotógrafos suben a la cumbre de la pedregosa atalaya que
es la colina Gebel Ghibli, sólo relativamente alejada. Tal
"destello solar" es lo que me impide afirmar rotundamente que los
constructores se equivocaron al dar cuatro vertientes a la
pirámide de Keops. En la "2ª PARTE" de mi
investigación de las varias estrellas de seis puntas
"dibujadas" en el planeta Marte se verá que habría
sido más sabio haberlas diseñado en forma de
tetraedro.

Dicho fenómeno tan sofisticado en el arte de la
construcción a gran escala, sucede a las 6 horas de la
madrugada del "día de la diosas Isis". Recibe el nombre de
relámpago por su fugaz percepción, siendo de toda
lógica que, ante tan magníficos estímulos
visuales de todo cuanto existe a su alrededor, quedase eclipsado
el gran mirador que representa la colina Gebel Ghibli. Ya
merecería mucha atención por el mero hecho de que
los planificadores de la Gran Pirámide ya se
fijarían en la composición de su piedra el
día que buscaban una cantera, siendo juzgada probablemente
de mala calidad por los sacerdotes y capataces de las primeras
culturas de aquel sector. No era la adecuada para sus
propósitos. Pero no se ha sondeado suficiente lo
qué el montículo de Gebel Ghibli tiene debajo, y
creo que por lo descubierto tan íntimamente relacionado
con el astro rey que divinizaron, aquellas alturas habrán
de dar en el futuro muy grandes sorpresas.

Voy a permitirme una muy arriesgada suposición.
Si bien es improbable, en cambio no sería imposible que el
descubierto rostro de Giza incluso pudiese haber tenido
igualmente un subterráneo antiguamente tan vacio como para
que, una vez que se hundió allí el suelo, se
formaran en su frente los dos descomunales huecos configurando
ahora lo que son sus desmoronadas cuencas orbitales. Entre ellas
además presenta un pequeño montículo al modo
de la señal hindú llamada "Tercer Ojo". Todo ello
no puede ser casualidad, serían muchas en poco espacio.
Son demasiadas, y parece que me esté dando la razón
el hecho (comprobable mediante Google Hearth) de que
después de mi publcación en la WWW se ha removido
millones de toneladas de tierra en aquel subsuelo,…y
parece que allí aún seguirán excavando.
Lástima que no piensen en horadar el montículo
Gebel Ghibli sobre el cementerio musulmán. A
propósito de los ojos, en aquella antiquísima
llamémosle religión, según el Papiro
Ebers
(III,125,6) médicamente hablando: "El dios
Ra gobernaba la salud del rostro (Her); así como los ojos
de la cara humana (Irty) estaban bajo protección de la
diosa Hathor".
Lo cual hago constar porque ambos
están con insistencia presentes a lo largo de estas
páginas.

¿De
quién aprendieron tanta
ciencia?

Las pirámides siempre estuvieron asociadas al
poder. Desde el punto de vista iniciático, y
también considerando el esfuerzo que supusieron a las
comunidades que eligieron estupas, trullos o túmulos
dolménicos para cubrir las formas de toros huecos, hay que
considerar incluso las formas cónicas o los zigurats cual
pirámides. Las terrazas de ladrillos superpuestas que en
Mesopotamia llamaron Zigurats, se supone que fueron más
antiguos que las Pirámides de Giza, de dura piedra, pero
ni siendo los zigurats muy altos, no pueden justificar el
tamaño de las pirámides. Los más primitivos
egipcios habrían recibido conocimientos científicos
rigurosos para poder construir con básico diseño
muy gigantescas construcciones. Tales ayudas
arquitectónicas incluirían en la Gran
Pirámide datos tan sorprendentes como: la Ley de
Variación de la Constante de Gravedad sobre la superficie
de la Tierra; o bien, la distancia exacta entre nuestro planeta y
el sol; o la Ley de Variaciones Periódicas de las
estaciones, y también la frecuencia de los terremotos. La
altura de la Gran Pirámide de Giza es de 149 m. resultando
ser la milmillonésima parte de la distancia entre el sol y
la tierra, dato éste que hasta el siglo XX no pudo ser
establecido. La intencionalidad de dichos 149 m. se confirma por
muchas otras medidas que en la IV Dinastía no
podían haber sido capaces de calcular. Entre el misterio y
el absurdo, alguien dijo que prefería el misterio, con lo
cual yo estoy de acuerdo. Si a las diferentes medidas
geométricas de la Gran Pirámide se le añaden
-a cada una siempre igual- nueve ceros, resulta que se obtienen
datos referentes al planeta tierra y a su relación con el
cosmos. Para empezar, dos "codos" del Antiguo Egipto suman lo
mismo que un metro del siglo XXI, o sea 1,04 m. Además, el
premio novel de física L. Pawlirig defendió que
cada molécula de agua es una estructura de forma piramidal
con lados en ángulo de 52º. Pero también la
forma piramidal es una sabia estructura capaz de evocar el
interior de las personas porque las 206 hiladas de megalitos
superpuestos en la Gran Pirámide, son también el
número de huesos del cuerpo humano… ¿Más
íntimo todavía?: Las moléculas de agua que
estén dentro de su campo magnético se
equilibrarán hasta resultar menos oxidables, pues el poder
antibacteriano del interior de la pirámide evita la
descomposición de los líquidos.

Por otra parte, la pirámide misma se puede
presentar cual la macro escala de una molécula de agua
(52º). Copiar la estructura molecular del agua, representa
admitir que dispusieron en tan remoto período de una
tecnología comparable a los actuales microscopios
electrónicos. Dejaré de lado -por mis limitaciones-
el presentar la relación de la forma piramidal con la
estructura del diamante, que es carbono puro, pues al parecer de
los científicos es también muy íntima.
Así pues no ha de faltar razón a los que defiendan
que habitar a un tercio de la vertical del eje de una
pirámide aporta beneficios terapéuticos, pudiendo
ser cierto que incluso la emoción humana bajo una forma
piramidal tienda a purificarse. Además, da la casualidad
que se descubre todo ello en la mayor construcción del
Mundo Antiguo,… y situada en uno de los tres vértices
formados por el hipotético triángulo configurado
por el fértil delta del río Nilo.

En el año 1877, el investigador J.Seiss en Giza
quedó sorprendido también por la constante del
número cinco en todas sus mediciones, comenzando por los
cinco vértices de las Pirámides. Ello le hizo
escribir acerca del "contenido de un gran sistema de
números interrelacionados, pesos medidas, ángulos,
grados, temperaturas, problemas geométricos y referencias
cósmicas" de aquel monumental conjunto en la meseta de
Giza. Otros han encontrado referencias a la medida del
"año solar", del "año sideral" y del "año
anomalístico", las leyes de precisión de los
equinoccios, y también de la variación de la
longitud del perihelio. Se conocen evidencias de todo tipo: en
las artes, medicina, etc..

Habla de la moral de aquellos constructores, ya no las
Pirámides, sino un obelisco que yace en Assuán pesa
entre 1200 y 1500 tn., y mide 41,5 m. de largo por 4 m. de lado.
Obviamente lo trabajaron para que, después de haberlo
arrancado de la cantera, de alguna manera poder levantarlo y
quizá trasladarlo, cosa que en nuestro siglo XXI
aún resulta irrealizable.

Por lo dicho, no ha de extrañarnos que algo
anterior de todo lo conocido hasta ésta mi
contribución, hubiese inspirado la realización de
tamañas empresas físicas. Hay muchos libros que
desarrollan, incluso por separado, todos los aspectos de aquella
cultura desde los tiempos predinásticos,
resolviéndose que los conocimientos de los sacerdotes del
Antiguo Egipto fueron tanto más exactos, cuanto más
va descubriendo la ciencia. Por ejemplo, ahora se admite que en
sus procesos de momificación ya emplearon la
radioactividad;…un arte que por lo visto en Egipto
también se consigue situando un cadáver justo en el
centro de cualquier pirámide (no importa su tamaño)
con tal que no sea hecha de material conductor.

Es absurdo pensar que el padre de Keops, constructor de
tantas pirámides, pretendía ser enterrado,
descuartizado, depositando parte de su cuerpo en cada una de
ellas. En efecto las pirámides no sólo se
construyeron para culto a un faraón quien, una vez
embalsamado, partiría hacia las estrellas mirando la proa
del navío, el difunto viviente se convertía en un
ser de luz en el cielo.

Por otra parte, si hiciéramos caso de las
"Profecías de las Pirámides", éstas
curiosamente terminan sus vaticinios en el inicio del siglo XXI.
Baste lo dicho y evito mencionar, como hacen otros, su vertiente
mágico-esotérica. No hay que caer de nuevo en el
error, históricamente tan lamentable, de atribuir algo
enigmático a determinada cultura, como sucedió por
ejemplo con los dólmenes megalíticos pues
escribí un libro defendiendo cual pudo ser su cuna durante
el Neolítico. Naturalmente me estudié bien su
dispersión a partir del : norte de la Santa Montaña
de Montserrat en Cataluña.

Dichos monumentos megalíticos tan abundantes en
la Europa occidental, reprodujeron en piedra cuerpos de toro. Si
antes se creyeron hechos por los druidas galos, fue por ignorar
mejores candidatos, así como tampoco admitirse tiempos
más remotos. Sucede lo mismo con la Esfinge y las
Pirámides de Giza. Sería deseable que se propiciase
un acuerdo a nivel científico a fin de poder beneficiarnos
de las ventajas de haber pisado ya otros cuerpos celestes,… y
ello a pesar de nuestra todavía "rudimentaria"
tecnología. Los criterios de científicos de otros
siglo, dictaron soluciones hechas a su medida,
suponiéndolo todo con la motivación funeraria del
Antiguo Egipto. Ello ha servido, pero ya no sirve, para el
estudio serio de los dólmenes megalíticos
europeos.

LAS CREENCIAS EN EL ANTIGUO
EGIPTO

Por el mero hecho de que las piedras semipreciosas en
estado bruto ofrecen de su natural formas piramidales,
quizá el modelo visual para la construcción de las
pirámides fuese tan simple como, por ejemplo, copiar la
forma que adopta un montón de arena del desierto si se la
deja caer en vertical sobre el mismo punto. Otro efecto natural
para diseñar una pirámide pudieron ser los rayos
solares pasando a través de un agujero en las nubes. El
ejemplo de la arena tiene la ventaja de que, al amontonarse,
adopta un exacto ángulo de 52º, o sea, como la mayor
de las pirámides de la meseta de Giza. Quizá fuese
la única norma, dado que no tuvieron un modelo
estándar de planificación durante el siglo que
duró la moda de construir pirámides.

La hipótesis más plausible quizá
sea la de inspirar la construcción de pirámides
sobre el mismo lugar donde admiraban frecuentemente espejismos.
Se trata de un fenómeno natural que, por ejemplo, hace ver
una isla cual si se tratase de una mesa con patas y muy ancha
base. Al reproducir dicho fenómeno virtualmente, dando al
ordenador una temperatura ambiente de 40º, cualquier
pirámide una vez construida adopta la forma de un
cáliz perfectamente simétrico.

Mi experiencia personal al experimentar con un haz de
luz láser (de bolsillo) dirigido sobre una cara de
pirámide de tamaño manejable, pero hecha de
material transparente, es que lo refleja y proyecta el haz con el
mismo ángulo perpendicular a la superficie, o cara. Tal
dirección reflejada es la misma que dentro de la Gran
Pirámide se proyectaron los llamados "canales de
ventilación".

Se ha supuesto que, a pesar de que los egipcios dejaron
dibujos en una de las criptas del templo de Dendera donde
representan muy enormes bombillas, no se les puede conceder que
dominaran la electricidad en aquella temprana edad de la
Humanidad;…porque si la tuvieron, ya no haría falta la
luz solar para ver el aspecto de la descubierta imagen de ROSTRO
de efebo configurado sobre la arena, ni tan sutil efecto luminoso
en las pirámides. La existencia del reflejo de la luz
láser lo experimentarían con facilidad
metiéndose en el interior de una habitación obscura
en la que se hubiese practicado un agujero para dejar entrar un
sólo rayo de luz el cual incidiese sobre un cuerpo
piramidal de cristal de roca. Por cierto, ésta herramienta
transparente si la utilizaron como supongo, aún pudo ser
más diminuta que la pirámide decorativa de
plástico que utilicé en mi experimento. Tal efecto
visual incluso para mi evolucionado entendimiento tuvo algo de
místico.

En realidad manipulaban una ciencia con categoría
de sagrada a nivel de Estado, según descubrimos por los
objetos de arte suntuario recuperado en excavaciones en gran
abundancia. Y debió de partir de la grandiosa realidad que
todo en la vida procede de los rayos solares. Así, parece
lógico que los antiguos egipcios más que nadie en
el mundo, en su delirio, o por reconocer su insignificancia,
aplicasen el sabio axioma: Valen más dos prevenciones que
una; y por ello buscasen no sólo asegurarse la vida
cotidiana, sino también procurasen -mientras fuese
posible- su triunfo ante la realidad última, que para
todos sigue siendo el traspaso a la otra vida.

Lo que finalmente les importó, y es
intrínseco al alma humana, fue que -gracias al muy
evidente gran esfuerzo comunitario empleado en construir las
pirámides-, cada faraón consolidó su
efectivo aplastante mando sobre el resto de los mortales. Su
persona después era contemplada cual un
poderosísimo "rey-puente-dios" entre sus súbditos y
sus divinidades. No hubo una manera más efectiva de hacer
evidente su superioridad que llegar a materializar la muy sabia
forma piramidal en una tan gigantesca proporción. Si
aplicamos el sabio ejemplo a nuestro tiempo, lo siguen
practicando con éxito ciertas obras propuestas por la
clase política y por la empresarial. Es imperioso
recuperar la armonía perdida entre la ética y la
estética.

El faraón no fue el único prepotente de su
tiempo, porque los iniciados magos sacerdotes supieron como
emplear en sus rituales y fuera de ellos, tanto sus palabras como
sus gestos. Es más, gracias a la escritura de
jeroglíficos pudieron "envasar" dicho poder mágico
de forma que lo conservaron durante siglos activado. De la
escritura se pasó a las representaciones pictóricas
y al arte escultórico. Algo tuvieron todas las
dinastías en común: Perpetuar el recuerdo de un
tiempo inicial, o al menos muy especial.

Los antiguos egipcios, que veneraron a diferentes
familias divinas en diversos templos del país,
quizá por ignorancia con el paso de los años no
tuvieron reparo en aunar las peculiares leyendas sobre sus
divinidades, siempre en beneficio de los dioses que representaban
las fuerzas opuestas de la naturaleza. Para empezar, la idea de
la muerte y el renacimiento se asoció con la alternancia
día-noche. Sucedió lo mismo con otros conceptos
igualmente contrarios, incluyendo la tierra desértica y
los campos de cultivo junto al Nilo, pues si uno era Seth, el
otro era Osiris, el dios de la cara verde. Con su forma de
pensar, que sigue oculta a los actuales científicos, ellos
exploraron y fomentaron las reacciones del pánico mental,
que sigue siendo aterrador para quienes creen en la magia.
Tuvieron ocasión de verificar los efectos de sus rituales
miles de veces, según sus propios testimonios, y es de
creer que pudieron a veces obrar milagros. Sabían que el
pánico reside en los riñones, que la
glándula tiroides gobierna las emociones, etc., y lo
utilizaron (También a veces se equivocaron, por ejemplo,
en las funciones que tiene el corazón).

Cuando el rostro descubierto en una duna de Giza pudo
ser admirado desde el aire al ser debidamente iluminado por el
sol poniente, el tal fenómeno debió de
interpretarse como un poder palpitante acorde con sus gigantescas
proporciones. Es lo que se debe opinar de aquellos magos,
súper-iniciados planificadores de los demás
monumentos de la meseta de Giza. Me estoy refiriendo a unos
sacerdotes que en su tiempo gozaron de tanto prestigio como hoy
deben tener poco más de un centenar de científicos
en todo el mundo. En 1972 en el Museo Egipcio de El Cairo fueron
expuestos 14 modelos de aeroplano procedentes de la prehistoria.
Eran todos diminutos y fundidos con metales nobles. Una de
aquellas maquetas de avioneta faraónica lleva grabados
jeroglíficos que dicen: "Quiero volar". Otros modelos de
avión semejantes se encontraron en China, India y
Suramérica, todos igualmente prehistóricos y de
semejantes carácterísticas).

La ventaja aún debe estar a favor de aquellos
antiguos iniciados egipcios, por el hecho de que ellos edificaron
siempre con objeto de poder mejorar la comunicación
efectiva con la divinidad; que ya es mucho más de lo que
hoy por hoy somos capaces de entender. Por cierto que dicha
comprensión sería exigible a cuantos pretenden
penetrar en el alma de tan prepotentes líderes
espirituales de tiempos pretéritos. No se
conseguirá solamente a base de demostrar su capacidad para
hacer excavar aquel subsuelo.

Un ejemplo de que las ideas ocultas de los egipcios
antiguos nos pueden pasar desapercibidas, lo encuentro en el
fracaso, a todo los niveles, de uno de mis mejores libros. En
él recogí ideas sobre el Bien y el Mal digeridas
durante más de una década. Lo comento aquí
porque subliminalmente también me remitía al dios
Seth, aquel que el egiptólogo J.G. Griffits (Berlin 1966
p.51) tradujo que, aun siendo un dios, fue cabalgado cual un asno
por su vencedor el dios Horus. Plutarco, en cambio, dice que Seth
huyó de su vencedor montando un asno durante siete
días,…y lo más interesante es que según
él: sus dos hijos Hierosolimos y Judaios
darían origen al nombre judío. Son muchas las
similitudes que existen aparte de la semana de siete dias. Me
remito a Pitágoras que vivió veinte años en
Egipto y presentó a Osiris cual Dioisios, nacido en Grecia
de una virgen y también crucificado (Orfeo, Badler, Tammuz
y Mitra ¿podrían compartir nuestra
celebración pascual?). Desde que Pitágoras
mezcló la ciencia con el arte aquella iniciativa estuvo
vigente hasta el siglo XIX porque los investigadores negaban que
hubiese conocimientos definitivo de nada. Al pasar a constar en
nómias sujetas a intereses
político-económicos se terminó la
garantía de dignidad entre académicos.

Volvamos al dios Seth, pues lo elegí como la
clave para desarrollar la simbólica estructuración
del dicho libro LA CARA HUMANA DE MONTSERRAT, el cual libro me
tuve que auto-editar en 1990, al no haberse atrevido los editores
de oficio (la distribución y venta. Hasta los fotolitos
los hice yo mismo, siendo por ello quizá el último
de los libros "artesanales" del mundo occidental).

Al fin, después de haber obtenido de una foto de
satélite de la NASA la imagen de un rostro de circunspecto
varón barbudo, la presenté en mi libro
resaltándose clara y diáfana de la parte alta de la
montaña de Montserrat (1200 m. de altura máxima)
gracias a que casualmente la encontré muy bien iluminada
por el sol. Dediqué la Segunda Parte de mi dicho libro a
recopilar, en breve síntesis, todo cuanto encontré
escrito acerca de los asnos a lo largo de cincuenta siglos,
siempre con la intención de moralizar distrayendo
jocosamente. Me siento orgulloso de que la única
conexión entre dos temas tan dispares (una imagen en foto
satélite y los asnos) fuese la escena bíblica
conocida como "La burra de Balam".

Mi propósito fue el de presentar veladamente el
Bien y el Mal, porque si por una parte disponía de una
imagen de cara, parecida a un ángel de Dios, por la otra
el asno representa en la cultura clásica
mediterránea al cornudo dios Seth (al cual está
representado en el templo de Esna en su copia más
tardía). Reconozco que no fui entendido pero a pesar de
todo, no rectificaría nada de lo escrito después de
catorce años de su publicación.

¿PARA QUÉ CARAS EN LUGARES
SAGRADOS?

La racionalidad humana sigue impotente ante los grandes
enigmas de la naturaleza, y quiero pensar que para ayudarnos
recibimos estas imágenes de enormes rostros, los cuales
aparecen configurados en lugares que ya se tenían siempre
antes por muy sagrados. Hoy puedo defender que, con su presencia,
son obras que tratan de estimularnos a fin de poder llegar a
encontrarnos a nosotros mismos. Quizá las configure el
mismo efecto que hace las insólitas imágenes de las
caras que aparecen en una casa de Belmez (Jaén). Las
enormes imágenes de cara a las que me enfrento en
solitario, es como si me recordasen la sabia máxima
griega: "Conócete a ti mismo".

Después de décadas de beneficiarme del
dicho primer hallazgo (mi investigación y libro
presentándola, llegó muy tarde) cuando yo escrutaba
las cualidades objetivas de la Montaña Santa de
Montserrat, resultó ser una vía de
penetración en los misterios de la mente humana, la cual
por milenios que pasen seguirá teniendo mucho para ser
"explicado".

Mi peculiar evolución personal se inició
después de haber detectado una forma de rostro -como de
momia descarnada- en el negativo de una foto hecha a una maqueta
de Montserrat, la cual ni tan sólo está hecha a una
perfecta escala. La realidad y perfección de una forma de
rostro obtenida años después, gracias a una foto de
satélite, pude confirmar en efecto una imagen de
varón barbudo y circunspecto (que por cierto, incluye todo
el perímetro de la montaña de Montserrat: 10 x 5
km.). Después pareció como si paulatinamente fuese
inducido a entrar en diálogo con la montaña y
preguntarle: "-¿Para qué sirves?" La respuesta
sólo podía ser: "-Te sirvo a ti".

No fue instantánea, pero si bien manifiesta. En
breve tiempo debo reconocer que gané muchísimo
más equilibrio emocional, era más reflexivo,
ético, y tenía más autocrítica,…
tanta que casi me impidió divulgar lo conocido. Es
evidente que todo en el mundo está sujeto a la
metamorfosis. Envejecer es transformar el vigor que sobra en
sentimiento que falta. Todo cambia, y para darse cuenta de ello
no hace falta contemplar los niveles de la nano realidad que los
científicos son ya capaces de manipular mediante los
telescopios electrónicos de última
generación. Vivimos en un mundo que en su mayor parte,
comenzando por nuestro entorno inmediato, nos resulta invisible a
pesar de que actúa agitándonos interiormente, tanto
como nuestro exterior, de manera incesante. Es decir, que no son
sólo los diferentes tipos de radiaciones solares
(caloríficas y luminosas) o gravitatorias las que nos
afectan. Todo vibra, varía y renace incesante y
frenéticamente, interactuando todo en todos y
viceversa.

Si ahora me preguntasen qué cosa busca en el
mundo el enorme rostro descubierto en Montserrat, caso de ser
-como creo- una ayuda de orden superior y bien viva, yo
debería recurrir a modificar un tópico muy
divulgado entre los científicos de la NASA en su
empeño para localizar planetas habitados. Este rostro
pétreo en la montaña más sagrada de
Cataluña, el mismo que para unos estará muy serio,
mientras que para otros parecerá esbozar una incipiente
sonrisa: Busca vida verdaderamente inteligente entre la
Humanidad.

Si bien son todas las imágenes de rostros en foto
aérea fenómenos tan sólo visuales, lo cierto
es que puedo compararlos incluso al valor que los números
tienen sobre lo cuantitativo. Estos rostros, o al menos todos los
que he descubierto en lugares sagrados de este mundo, incluido el
de Giza en los alrededores de la Esfinge, todos los que yo mismo
he dado a conocer de una u otra forma, posibilitan al interesado
para mantener conexiones reales entre la materia y la psique.
Tengamos por seguro que si se reciben sus efectos con la debida
consideración, quienes lo deseen ganarán en calidad
humana, lo cual no quiere decir que no siga habiendo gente que
"duerma en la paja" durante muchos de los siglos
venideros.

Otro apunte a este respecto. El hombre, por sus
pensamientos, puede convertirse en una especie de mediador vivo
("interruptor") que encontrándose en determinado espacio
sagrado detectado por su poder telúrico (energía
solar) puede ser capaz de sintonizar con redes subyacentes de
energía que son como la trama de un vestido de origen
solar. Su sonido fue conocido con el nombre de La Bicha entre los
druidas, y por propia experiencia puedo decir que recuerda el
sonido producido por limaduras de hierro cayendo desde cierta
altura sobre una plancha metálica. Los dólmenes
sirvieron para amplificar tales energías descargadas y con
su interior vacío llegaron a potenciarlas
acústicamente.

LOS INICIOS DE EGIPTO "A VISTA DE
PÁJARO"

Mi sincera justificación de la vida es la
incesante acumulación de saberes del tipo humanista, es
decir, enriquecedores, y así tan sólo tengo que
limitarme a considerar aquellas "crestas" de las culturas
clásicas que convencionalmente son las más
acreditadas del mundo. Los resultados, ahí están
para quién se digne a leerlos.

Mi intromisión en las creencias de los religiosos
del Antiguo Egipto está justificada al haber descubierto
casi equidistante de las tres principales pirámides del
sector, una muestra de sofisticado "arte escultórico" de
gran sutileza. Mi empeño, más que otra cosa,
será pues procurar que lo detectado, sea lo que sea, no
desaparezca conmigo. Se que llegará un día que
gente más preparada podrá apreciarlo en su justa
medida.

Este "arte" subliminal logrado gracias a la puntual
iluminación del sol poniente de una determinada duna
bastante elevada, opino que es una obra hecha tan a mi gusto, que
la suscribiría. La prefiero incluso más que las
pirámides, ya que éstas no precisan del concurso
del sol para poder ser admiradas. Al que no quiera entenderlo
así, es decir, con una exigida y muy deseable dosis de
esfuerzo para saborear tal muestra de fe en la otra vida (ya que
para quienes las planificaron serían mucho más que
arte).

Hay que decir sin más dilación que resulta
evidente que en la cosmología egipcia siempre se partiese
del deseo de dominar todo tipo de caos a todos los niveles. Para
conseguir tan ambicioso objetivo inventaron una divinidad para
cada poder, así que, si el Bien fue personificado por el
dios Horus, en cambio el dios Seth simbolizaba el desorden, o en
otras palabras, lo que entendemos por el Mal.

Creyeron en una especie de tiempo primero, y
sería cuando el dios Ra, llamado el Oculto, empezó
a gobernar aquel privilegiado país, ayudado por su parte
femenina llamada Raet, la cual parece que se evitó
dibujarla. Fue una divinidad que acabaría absorbiendo la
mayoría de ideas religiosas.

En cuanto a su figura humana, Ra se presentó con
una cabeza de halcón y un sol sobre ella, lo que alude por
una parte quizá a la iluminación del rostro que
surge del suelo cerca de la Esfinge, y también a la
capacidad del dios Ra para dominar los cielos; una necesidad muy
obvia si se quería admirar la dicha imagen de rostro
allí excavada desde cierta altura. (Es de notar que la
mención del Espíritu luminoso fue para referirse a
los magos, según se desprende de varias epístolas
de aquel tiempo y lugar).

Las divinidades del Antiguo Egipto escondían ante
todo una básica idea arquetípica de la humanidad.
El sol, era y es, con ventaja, el creador de toda vida y
también de todos los objetos que su luz hace visible. Tal
función iluminadora es, en efecto, omnipresente, por
más que haya sido aislada para cada caso en particular. Ya
no vemos tanto el poder del sol como ellos, sino que ha pasado a
valorarse la voluntad de Dios cuando tratamos de dilucidar el
misterio de la Creación.

El ritual iniciático de aquellos sacerdotes
egipcios partía del hecho innegable de que el Astro Rey
reúne en su esfera el máximo poder creador y la
difunde por todo el planeta. Lo reconocieron así con
sinceridad, y sería para su entendimiento una fuerza
depositada incluso en la instintiva conducta de muchas especies
animales. Dejaré aparte que la veneración de
algunos irracionales tuvo lugar por otras circunstancias
especiales, como cuando un hipopótamo arrolló y
mató al rey Menes (llamado también Namer, sucesor
del que sólo se conoce que tuvo por símbolo un
escorpión). Namer es considerado el primer unificador de
Egipto, al cual siguieron otros 75 reyes más. Lo cierto es
que la tal unificación que le dio renombre, habría
precisado al menos de cinco generaciones de soberanos anterior a
él.

Después de mi descubrimiento me propuse
informarme a través de muchas vías, y no
sólo atendiendo a la arqueológica. Me animó
a ello el hecho verificable que hace un siglo que los
arqueólogos ya consideraron que: de Egipto se sabía
todo y no hacía falta excavar más desierto. Hoy
sabemos que, por citar sólo un ejemplo, con tal criterio
se habría ignorado Hieracónpolis, la ciudadela del
dios halcón que fue Horus. Un templo que parece ser el
más ancestral de Egipto, y prototipo de todos los
demás.

Opino que el estudio del Antiguo Egipto acaba de
empezar. Parto de la base de que nada fue dejado al azar por
aquellos sabios que pasaron sus vidas previniendo su renacimiento
en el "más allá". Sucedió lo mismo en Machu
Picchu -por cierto, mi próxima website pondrá al
descubierto su famoso misterio- y volvió a suceder de
nuevo en las muchas pirámides de
Centroamérica.

Los constructores de las pirámides de Giza es
obvio que construyeron con muchísima perspectiva. Otras
veces, como cuando se ha argumentado que la Gran Pirámide
es mucho más antigua -por diversos motivos- de lo que la
Egiptología admite, yo lo tomo en consideración. No
es lógico que para datarlas se sirvan de las
construcciones funerarias a su alrededor, porque pueden ser
posteriores, como por ejemplo lo son las tumbas de los obispos
que cubren el suelo de las catedrales góticas. Leo
atentamente a los defensores de que la gran pirámide
sólo sirvió de modelo, con más o menos
acierto, para levantar las demás (tan sólo se
conocen unas ochenta, aunque sobrepasaron el centenar y fueron
hechas en poco más del curso de un siglo. He aquí
una gran pregunta para la que no tengo respuesta alguna:
¿Por qué la Gran Pirámide es tan
hermética? Está sellada a conciencia tanto de
dentro hacia fuera, como de fuera hacia dentro; y es que, el
garantizar su estabilidad, no puede ser la única
explicación.

Me gusta meditar libremente cuantas noticias me llegan y
las cosas que observo desde un ángulo mucho más
general que la visión poliédrica recomendada. La
subjetiva perspectiva que tienen de las cosas y de las ideas las
demás gentes la sobrepaso y, metafóricamente, veo
la rigidez de las disciplinas científicas como una
cuña muy capaz de desgarrar el tronco del gran simbolismo
que encierra el arte egipcio, pero sucede que actúa como
en la tragedia de Milón de Crotona.

Al escrutar la planicie de Giza varias veces buscando
una forma de cara humana que podría enriquecer mi
colección, detecté una enorme imagen de rostro
humano "petrificado" de este tipo de fenómenos visuales,
gracias a cuyas visiones panorámicas de montañas
puedo afirmar que gentes de tiempos prehistóricos pudieron
experimentar, al verlas, cierto estímulo de
superación, tal como me sucede a mí
entendiéndolas cual una garantía visual de la
existencia de un orden superior a lo mundano. La gran Verdad debe
verse mejor que la televisión en color, por eso, siendo yo
de pensamiento simple, me gusta el Salmo nº 94: 9, que
dice:" El que hizo el oído ¿no oirá? El que
formó el ojo ¿no verá?"

La gran verdad no depende de mi percepción ni de
la de nadie. Cuanto nos rodea quizá sólo nos sirva
ante la ley natural de causa-efecto que advierte del peligro de
usar mal de la libertad. Trae tan pésimas consecuencias no
entenderlo bien como el saltarse indicaciones básicas para
uso de un vehículo. No deberá quejarse quien, con
el depósito de su motocicleta lleno, se adentre libre y
alegremente en un desierto, por ejemplo.

Del orden universal no se debe nunca dudar. Ahora bien,
hay una diferente percepción mental entre las especies de
este mundo: La hormiga ignora el peligro que representa el cruzar
por debajo de un pie. No percibe en ello ninguna temeridad. Visto
así, a mi ya me es suficiente para no descartar que exista
algún modo de vida superior a nuestro entorno;… lo cual
podría explicar en el plano físico que nos movemos
todo aquello que con humano entendimiento es imposible
justificar, o sea, las contradicciones que se atribuyen a la idea
que tenemos de Dios, como por ejemplo, cuando permite un mortal
sufrimiento a los niños. Una idea que a pesar de todo es
realmente muy útil.

Si bien muchas personas hoy día ya tienen
atrofiada mi facultad para reconocer perfiles de cara humana tras
los pliegues panorámicos de la geografía,
también he de avisar que conozco quien, para mi sorpresa,
es capaz de ver mucho más que yo en las pétreas
formas de determinadas colinas y piedras. Es un recurso natural;
un don muy humano, y muy apreciado en la prehistoria. Creo que
antes la gente de todas las latitudes debió de saber
aprovecharlo muy bien.

El rostro aparecido en Egipto, nada menos en una parcela
tan acreditada en monumentos, deberá ser tenido muy en
cuenta porque, como cualquier otra cara humana, informa de lo que
lleva en el fondo de su mente. Es en nuestro interior donde
deberíamos buscar la que podría ser presentada como
"montaña perfecta", pero es obvio que habrá que
valorar, y mucho, esta nueva visión del ESPACIO
COMÚN que se nos brinda para su atenta observación,
tal como haríamos con cualquier otro rostro de una persona
muy querida.

Recordando a Tomás de Aquino ("Sum. Teol."
2-2,81): "La atención que se presta a cualquier
manifestación especial, nunca se detiene en su
contemplación, sino que deseamos saber cuál fue la
realidad que la creó". Hemos de sincerarnos admitiendo
que, como se debe a la luz del sol, nosotros cuantas más
luces tengamos, también más enigmas se nos
ofrecerán. Así pues, me entretuve en admitir la
intención y motivaciones que aconsejaron esculpir un
rostro sobre el suelo. Con objeto de reforzar la defensa de
intencionalidad en la cara de Giza, presentaré las
divinidades del Antiguo Egipto, siempre con la idea puesta en
dilucidar quién pudo estar interesado en plasmar semejante
imagen, entre la Esfinge y la colina llamada Gebel Ghibli, la
cual en determinadas tardes se aparece en una estrecha franja de
tierra, cerca de donde hay dos cementerios reunidos, uno copto y
otro árabe.

Los arqueólogos a fin de desacreditar el hallazgo
divulgan que por la dicha zona transitaron los obreros cuando
accedían a sus puestos de trabajo, pero desde tiempos de
la nieta de Keops (o sea, antes de que aquellos reyes se llamasen
faraones), existen noticias de que el paso por allí estuvo
vallado.

Quienes han supuesto que por aquel sitio cruzaría
todo el tránsito, no consideran que se trata de una
considerable altura de arena que se evitará siempre, y por
otra parte, entonces no existía allí el actual gran
cementerio. Cuando en él casí no había
tumbas, sí fue la ruta de los constructores, habitantes
del poblado que se ha descubierto fuera del llamado Muro del
Cuervo, limitado por una muralla que cerraba la zona sagrada de
Giza, a la cual se accedió tan sólo por una entrada
con un muy gran megalito por dintel.

El muro que el faraón Zoser hizo construir
alrededor de la primera mastaba sobre su tumba en Sakara,
impidió a la gente admirarla. A fin de que la admirasen
los profanos, construyó una mastaba menor encima de la
existente, y luego otra, hasta parecer un zigurat
mesopotámico. En Giza también se previno un espacio
inmenso protegido. Más atrás del Muro del Cuervo,
hubo otro que fue rectangular que resulta visible a pesar de
haber desaparecido en su mayor parte, las foto de satélite
hacen evidente que por un lado incluyó la colina Gebel
Ghibli, y por el opuesto sobrepasó un terreno que ha
desaparecido por milenios de corrimientos de tierra hacia el
valle, o sea, muy cerca de la Gran Pirámide. Dicho espacio
vallado fue accesible para los obreros, pero aún
existía el antes citado recinto cercado con el Muro del
Cuervo más cercano a los monumentos, el cual fue
sólo accesible a los sacerdotes pues lo tenían por
mucho más sagrado. Por las fotos de satélite vemos,
pues, que no hubo sólo dos recintos alrededor de la docena
de pirámides de Giza, sino que las tres faraónicas
tuvieron su vallado propio.

Dentro del recinto más sagrado se distingue una
ancha avenida en forma de "L" que era la zona del barrio
residencial de los cuidadores de la pirámide túmba
de la hija del faraón Micerinos. Con construcciones a cada
lado, al parecer eran diez los recintos modulares dispuestas a lo
largo de la calzada. Según el arqueólogo americano
M. Lehner: "…consistente en edificios separados, un patio con
graneros, terraplenes, y túnel bajo la calzada, era para
la administración posiblemente una residencia real
simbólica". Fue una forma bien eficaz de evitar todo el
tránsito por aquella mini-ciudad al servicio de la
pirámide de Khenthawes. Con mi descubrimiento del rostro
ya existe justificación para tal muralla, formando un
ángulo en su parte final.

El caso es que con el tal complejo destinado al servicio
y rituales, se cerró ya entonces el acceso por allí
a la necrópolis de Giza. El suelo donde se aparece el
rostro quedó protegido, además, por la considerable
elevación del terreno arenoso, pues el camino bordea el
dicho lugar al discurrir encauzado por otro montículo
vecino por el lado de poniente y también configurado con
la forma de un óvalo.

Khenthawes, llamada Rudye-Dyed-Et cuando ejercía
de gran sacerdotisa del Templo de Ra en Heliópolis, dada
su categoria religiosa y regia debió de conocer aquel
fenómeno del oculto rostro encima de un montículo
incluso antes de casarse con el sacerdote Sajebu, gran vidente de
Ra en el mismo templo de Heliópolis. Las dudas
habrían de estar en si su esposo, luego promovido a
soberano, también conocía aquel lugar con rostro
fenoménico, y si traspasaron el secreto a sus tres hijos
que con el paso de los años fueron sucesivamente
faraones.

CULTO SOLAR DEL UNIFICADOR REY MENES

Mil años antes de que en el antiguo Egipto se
momificasen faraones, ya lo habían conseguido entre las
tribus negroides del centro del desierto del Sahara empleando una
muy elaborada técnica. Lo reveló el hallazgo de un
cuerpo momificado de niño en una gran cueva del valle de
Mujubiac, al sur de Libia. Las pinturas rupestres del entorno
así lo han confirmado. Hicieron otras precocidades, como
son los grabados de bóvidos en la dura peñas (a
unos 100 kilómetros en dirección a Egipto).
Éstos decoran un altar ritual donde se sacrificaron. Las
semillas analizadas del entorno informan de que alrededor de los
montes Akakus existió una muy exuberante flora junto a
desaparecidos ríos llenos de cocodrilos. Lo hizo posible
la variación del eje de la Tierra cuando, por su
movimiento precesional, los monzones subieron hacia el norte de
Nigeria. Del sur, y de raza negra, fueron los primeros
veneradores del perro Anubis de los egipcios, ya que allí
su imagen la grabaron mil años antes. Aún hay que
advertir que, entre la zona citada y el Nilo, existe un complejo
monumento formado por muchos menhires en círculo, por lo
cual también es de creer que el control de los astros fue
una idea llegada del centro del Sahara libio un milenio antes de
las más antiguas pirámides.

Los coptos, actuales herederos de la tradición
del Antiguo Egipto, se remontan al mítico palacio de los
"Montes de la luna" ubicándolo en el corazón de
Kenia. Allí el dios Osiris se dice que moraba en la
"montaña de occidente", donde pasó la misma
transformación que el patriarca Moisés en el monte
Sinaí. Hoy se admite que hubo un foco migratorio que,
procedente del Sahara, se distribuyó en las orillas del
sur del Nilo.

Según los arqueólogos, entre los
años 4000 y 3000 a.C. hubo un desequilibrio evolutivo cada
vez mayor entre los nilóticos del sur y los del
fértil delta los cuales estuvieron más
influenciados por las creencias de Mesopotamia. El encuentro y
fusión de ambas zonas la empezaría el mítico
rey Escorpión, siendo su sucesor, el rey Menes, quien
fundó la llamada Primera Dinastía de
Egipto.

Entre los años 8000 y 9000 a.C. el desierto a
poniente del Nilo era un sector verde donde los
arqueólogos han descubierto en Playa Nabta hay 28
piedras-menhires hincadas formando un círculo artificial
de 2,5 x 1,5 Km., el cual tuvo utilidad de calendario solar,
así como les indicó las salidas de la estrella
Sirio y las constelaciones Osa Mayor y Orión. A
ésta la señalaron varios milenios antes que lo
hiciesen con la Gran Pirámide. Además compartieron
con los egipcios el ritual de enterrar a sus bóvidos
ceremonialmente. Los testimonios de rituales al sol, pues,son
bien evidentes desde antes de que un gran cambio climático
obligó a aquella cultura pre-egipcia a trasladarse a
orillas del Nilo.

El núcleo que primero fue habitado a orillas del
gran "río de la vida" sería Hiéraconpolis,
llamada "ciudad del dios halcón", donde también fue
erigido el más antiguo prototipo de templo religioso, el
cual luego se repitió al menos en sus más
peculiares aspectos, edificándolos a lo largo de todo el
río Nilo. A tan ancestral período parece que deben
de ser remontados los orígenes de la veneración al
"dios-hijo" Horus. Dicha ancestral referencia lleva a pensar que
la proliferación de divinidades en Egipto fue más
antigua de lo que parecía. De hecho, como se trató
de unificar zonas con diferentes dioses, pronto debieron tener
necesidad de hacerlos congeniar entre si; y como se
consiguió gracias a la hegemonía de Ra, su mayor
poder nunca más sería olvidado.

A la citada ciudad capital del Alto Nilo le salió
una urbe contrincante llamada Buto, y ubicada en el delta. Por la
cerámica recuperada de Buto es obvio que en el mismo
periodo 3500 a.C., su cultura era inferior a la desarrollada en
Hiéraconpolis. Hacia el 3200 a.C. cuando tuvo lugar la
conquista bélica del rey Menes de la zona del delta del
Nilo. Este rey unificó las dos tierras y se
representó en los grabados luciendo la doble corona del
Alto y Bajo Egipto.

La del Alto Egipto, donde se cree que nació el
rey Menes, ya lo presentaba tocada su cabeza con un alto gorro
blanco parecido al cónico capirote de nuestra fervorosa
Semana Santa española, sólo que acabado con una
forma esférica en su extremo superior. Parece ser como un
símbolo jerárquico ceremonial en la cabeza de los
faraones. Representó también la iluminación
de una cabeza por el sol (borla esférica), y el resto del
gorro los rayos materializados que conectan con la divina cabeza
(es el Atep, también llamado gorro blanco). Con un poco de
imaginación se puede interpretar que, entre la citada
borla del extremo de sombrero de los "reyes de las dos tierras" y
su cara, se imaginó que aquella forma de embudo eran
compactos rayos solares capaces de dar vida sobrenatural al
rostro del faraón de turno, del mismo modo que el sol
coronaba a los dioses, como vemos en su sorprendente arte.
(FOTOS: nº 4, A-B-C).

Por lo descubierto en Giza, que sólo cobra
sentido con el adecuado ángulo de los vivificadores rayos
solares, al fin se encuentra sentido a la siempre presente
inclusión del disco solar en la cabeza de las principales
divinidades de aquella religión (que por cierto sobrepasa
nuestro concepto de idolatría), alcanzando al faldillero
dios grecorromano Serapis, al que sorprende ver en las
imágenes que han llegado hasta hoy el contraste entre sus
barbas y un braserito "Grial" con fuego sobre la
cabeza.

Hemos superado la creencia que el primer gnomon
astronómico conocido fuese el círculo de trilitos
de Stonehenge, edificado hacia el 2800 a.C. al SW. de Gran
Bretaña. En efecto, antes también existieron otros
mini-Stonehenges, y siempre con idéntica función de
espacio para el ritual debido a los dioses relacionados con el
cielo. El más famoso de ellos debió de ser el
considerado un calendario pétreo construido por Gudea de
Lagash a orillas del río Eufrates. Para su
construcción, también es casualidad que emplease un
tipo de piedra que, como en Stonehenge, se debió de
trasportar desde muy lejos. El rey constructor llamado Gudea la
hizo acarrear desde Egipto y Nubia, primero por tierra y luego
por mar hasta el templo abovedado de Girsu, que por lo que parece
pudo haber sido el primer planetario del mundo.

Según observaciones del autor Z. Sitchin, el
mismo día que Gudea culminaba la ceremonia de la
erección del Templo de Girsu en Lagash, el líder
bíblico Josué mandó erigir un tosco
círculo de doce piedras en Gilgal, cerca del río
Jordán, por el hecho milagroso de que gracias a ellas, los
israelitas habrían podido cruzar en seco aquel curso de
agua.

Continuando con la autoridad que le da haber traducido
las tablillas cuneiformes sumerias, Z. Sitchin en su obra
profusamente ilustrada, titulada "Al principio de los tiempos"
(Ed. Dic. 2002), especuló si la veneración por las
enigmáticas doce piedras en ambos episodios, pudo deberse
a los orígenes y creencias sumerias del patriarca Abraham.
Su padre, llamado Téraj, había nacido el año
2193 a.C. en Nippur (Sumer), de donde era sacerdote del templo
cuando el dios Ninurta (el mismo dios astrónomo que en
Egipto fue llamado Toth), autorizó la construcción
en Lagash de una pirámide-templo (Eninnu) para su
veneración en Sumer, para lo cual dio instrucciones
precisas.

Así pudo dicho autor considerar que todo tipo de
círculo astronómico de piedras, que primero
"regalaron" los celestiales Anunaki (An.unna.ki) a los sumerios,
siempre reprodujo dentro de un círculo el zodíaco
celeste. Por otra parte, el "Punto Cero" de aquella
civilización se situaría entre los signos
zodiacales de Tauro y Géminis. En la argumentación
que precede, la pregunta es: ¿en que fase de crecimiento
cultural, deberíamos ubicar el círculo de piedras
casí sahariano?

El sincretismo
religioso

Los dioses egipcios eran "ricos en nombres" según
presumieron los mismos sacerdotes de tan antigua cultura ante los
griegos,… quienes por cierto les copiaron todo, empezando por
Ra, al cual llamaron Zeus. A pesar de ello, quizá ni los
propios egipcios sabían que, nombres aparte, tuvieron en
total más de 1500 divinidades. En el caso de los setenta y
cinco nombres del dios Ra, podrían justificarse por la
división en catorce pedazos (número copiado de sus
otras tanta principales constelaciones) que hizo de su
cadáver su hermano y vencedor el dios Seth. Pero es que el
dios Amón, su divinidad asociada posteriormente,
escribieron que tenía incontable número de nombres.
Al menos los de la diosa Hathor, que fueron escritos en los muros
del templo de Edfú, sólo consta que tuvo un nombre
para cada día del año. Su misterio consiste en que
eran siete sus hermanas, como muy diversas culturas ya detectaron
en tiempos remotos que la constelación de Pléyades
tuvo "siete hermanas", como Hathor, todas en una y además
las creyeron vestidas de rojo.

A pesar de tanta exageración, durante el Imperio
Medio dejaron una inscripción en la tumba de Merykarh que
afirmaba: Dios conoce todos los nombres. (Por ello debo
escribir Dios con la letra "D" mayúscula). En Egipto dicha
divinidad era el sol, con su triple visión de ser luz, dar
calor y forma circular. El resto de divinidades fueron al fin y
al cabo simples atributos, o intermediarios al modo como en el
catolicismo se veneran una cantidad incontable de santos
según en un determinado lugar o templo se tenga
preferencia por unos u otros. Lo diferente en Egipto quizá
fuese una gran tendencia a que entre los dioses se buscase
agruparlos en clanes familiares, haciéndose de un modo u
otro según los sacerdotes de los templos tuviesen sus
determinadas preferencias.

Desde el año 1934 el alemán H. Junker
defendió que en sus inicios la religión egipcia
debió de ser monoteísta, degenerando paulatinamente
después. Aquella proposición nunca ha sido del todo
descartada y menos lo será por mí. Opino que
entonces sucedería más o menos lo mismo que con la
veneración del extensísimo santoral católico
al que normalmente rezamos los creyentes hoy día,
proliferando las canonizaciones más que nunca por
iniciativa del recientemente fallecido Papa. En tiempos remotos
es obvio que no pudieron tener sus magníficos misterios
litúrgicos tan claros como en la actualidad, pues era un
estado embrionario de nuestra soberbiamente elaborada
Teología.

En pocas palabras, no veo el conflicto que por "marear
la perdiz" han venido presentando los autores Herik Hornung, Jan
Assmann y, en 1999, James Allen. En todas las versiones egipcias
de su creación del mundo los iniciados sacerdotes
afirmaron que Ra creó a todos los demás dioses y a
todos los seres humanos de la tierra, y también todo lo
existente, motivo por el cual pudieron llamarlo tanto padre como
madre sin temor a equivocarse. Todos los dioses egipcios se
asemejaron entre si en lo más fundamental, pero a pesar de
la inmensa polvareda dejada por la multitud de dioses locales, no
pudieron evitar que aún se nos revele un monoteísmo
semejante al de las más grandes religiones del mundo
centradas en un dios único, inmortal, increado y oculto en
su inaccesible esencia.

Los antiguos egipcios no tuvieron reparo en aunar muy
diferentes leyendas sobre sus divinidades, en beneficio de
aquellos dioses que representaban fuerzas de la naturaleza, y
también por otra parte, los sacerdotes responsables del
culto en los diferentes templos de Egipto se confundieron y
mezclaron las leyendas de tan numerosos dioses. En la ya
evolucionada XVIII Dinastía, todo cuanto se lee referido
al dios Amón, para solucionar el enredo basta con que
mentalmente se sustituya su nombre por el de Ra para que se
entienda lo mismo que se explicaba desde tiempos
remotos.

Se lee en un himno al dios Amón: "Tres son
todos los dioses".
Aparte de que parece que también
tuvieron su Trinidad, hay que dejar claro que a Ra "Padre de
todos los dioses", se le asociaron durante el llamado Imperio
Nuevo las divinidades Osiris y su hijo Horus. Dejando aparte la
herencia artística, mis preferencias sobre Egipto ya no
llegan a este período, así como me entristece que
se hable tanto de Tutankamon. A aquellos gobernantes ya les
faltó casta. Veamos si no.

Además de llamarse tan pomposamente faraones,
después del 1500 a.C. incluso algún gobernante ya
fue incluso del sexo femenino. Habría sido un
escándalo inconcebible para los faraones antiguos como
Snefru. En poco más de cien años, durante la IV
Dinastía se admite que se manipuló más
piedra de que habrían acarreado entre todas las
dinastías posteriores. Snefru además pasó a
la historia por haber inventado la forma piramidal luego tan
famosa). Por otra parte, además de los numerosos pueblos
de navegantes vecinos que atacaron a las Dinastías XIX y
XX, aún hay que tener en cuenta la coalición de
pueblos del mar Mediterráneo noroccidental (luego
llamados: sardos, catalanes, sicilianos y los etruscos "turshas")
que si bien fueron finalmente derrotados por Ramses III,
también es evidente que a partir de entonces Egipto ya fue
de capa caída.

En el Segundo Período Intermedio gobernaron
Egipto simultáneamente tres dinastías: XV, XVI
(Hycsos) y XVII, esta última entre 1640 y 1552 a.C.,
después de la cual Ahmosis I reunificó el valle del
río Nilo (su "Cuerda de salvación"). Partiendo de
la ciudad de Tebas, él mismo inauguró el
llamado Imperio Nuevo hacia el año 1640 a.C.. Fue a partir
de entonces cuando las pirámides cedieron su simbolismo
astral a los pilonos de las fachadas de los templos, que
utilizaron una mucho más liviana piedra del tipo arenisca.
La IV Dinastía se había distinguido de las
anteriores, primero por encerrar dentro de un cartucho el nombre
del rey. Fue en la V Dinastía que se empezaron a trabajar
los obeliscos (siempre a pares) para erigirlos ante las entradas
de los templos.

Cada período tuvo sus cambios, llegando la
degradación cuando a partir del Imperio Nuevo incluso los
gobernantes ya pudieron ser gente sin nobleza. A partir del
faraón Amenhotep I, se empezó a enterrar a los
faraones en el Valle de los Reyes. El faraón Ramsés
I, fue hijo de un militar del delta nombrado a dedo. La inmensa
vanidad de Ramsés II después sirvió para de
guía a su sucesor. En adelante, aun cuando el arte siempre
evolucionó, ya no tuvo que ver con los tiempos de las
primeras dinastías de grandes constructores (2649-2575
a.C.), cuando la entrada a una pirámide tan sólo
podía estar en el lado norte por la necesidad de enfocar a
los astros fijos, allí donde, los que aún no se
llamaron faraones, irían a renacer después de un
estricto ritual.

DE LA COSMOLOGÍA
HELIOPOLITANA

Entre los Textos de las Pirámides
(compilación primera) y el Libro de los Muertos (el primer
libro ilustrado de la historia), en Egipto se escribieron los
Textos de los Ataudes, siendo en ellos donde se lee que se
dejó enfriar la veneración por el solar dios Ra
(como antes había sucedido con la veneración de las
estrellas), superándolo el culto al dios Osiris. Su tumba
se llamó Sokar, al cual se asoció porque era un
dios agrícola mucho más antiguo de la zona del
delta del Nilo. Se ha tratado de localizar el Duat, pero
hasta ahora no apareció la puerta de entrada al más
allá, aunque fue la Tumba de Osiris vista como tal.
Está pues pendiente de ofrecer sus misterios. Yo la
supongo en el Templo de la Esfinge porque casí toca sus
patas, pero habrí de sospechar que estuviese ubicada entre
la Esfinge y la colina Gebel Ghibli, o debajo de
ésta.

Esta divinidad unificadora del país,
además logró ser más temida al
asociársele los difuntos en aquel lugar debajo del
horizonte occidental más alejado al que llamaron, primero
"Campos de Juncos" y después "Campos Elíseos". Era
el lugar donde la muerte simbólica también
engullía cada día a las estrellas, aunque
después las viesen renacer por el orto heliaco (la salida
de una estrella).

Tras el celebre "Mito de Osiris" se quisieron trasmitir
indicaciones para localizar un tesoro de gran valor
científico. Del dios que "renace sin cesar" se
explicó también que padeció una deficiencia
visual, llamada "ceguera de Osiris", y ello remite a cuando la
luna, sobre todo cuando es llena, eclipsa a las estrellas que
tiene cerca suyo en el cielo. Fue algo semejante al mítico
renacer de Orión de la mitología griega, ya que lo
presentaron cual un gigante. Los hebreos vieron en Osiris a su
Sansón, cuya quijada de asno fueron las estrellas
Híades. (Por cierto que entre los egipcios fue llamado con
el largo nombre: "El hombre que corre mirando sobre su
espalda").

La ansiada salida por la mañana de la
constelación de Orión fue todo un "renacimiento",
porque durante mucho tiempo no era visible desde tierras de
Egipto. Por fin sucedía un amanecer del día del
solsticio de verano. Entonces su estrella más brillante
Sirio (símbolo de la "Diosa-Madre" Isis) salía
asociada a Orión, pero un poco más tarde. (En el
solsticio de invierno salía cuando ya hacía una
hora que se había puesto el sol). Era usual en el arte del
Antiguo Egipto representar a Sirio con tres estrellas de tres
puntas.

Isis, al haber sido simbólicamente asociada a la
diosa con orejas de vaca llamada Hathor (como dije más
arriba: la Dama de las Turquesas del Sinaí), llevó
en su cabeza una cornamenta y un disco solar, como si fuese el
dios Ra con cabeza de halcón. Entonces fue cuando Isis
tuvo un nuevo aspecto, porque sostuvo al pequeño Horus
(dios-hijo) sentado en el centro de sus rodillas.(Isis se
simboliza también por la letra omega escrita al
revés por ser diseño del "Útero de la vida".
Varias asociaciones femeninas lo representan así en sus
anillos de hermandad.)

Brevemente repasadas las más primeras divinidades
de Egipto demostraré que aquellos iniciados en sus
mensajes se expresaron mucho más de lo que hemos sido
capaces de entender. Nos planteamos mal las preguntas y
así no hay manera de llegar al meollo de la
cuestión. No hay que perderse por las ramas ¿Que
duda puede haber en que el sol es el eterno foco principal de
nuestra vida, por mucho que después seamos
parásitos de las plantas, o necesitemos del agua?
Además creo que la enseñanza de las ciencias
debería ser divertida y para ello se debería picar
la curiosidad, por ejemplo, exponiendo la necesidad y ventajas de
crear una fórmula antes de obligar a los alumnos a
memorizarla.

La simplificación puede ser otra vía muy
útil, así, en la presente investigación,
algunas divinidades incluso podrían dejarse de lado, ya
que hasta el dios Amón fue promocionado a partir de la XII
Dinastía, siendo de invención posterior Atón
y Atum, ya que en un principio su dios único fue el "dios
sol". Y no iban del todo desencaminados, porque hoy podemos
afirmar, al igual como los monjes cistercienses hicieron evidente
al edificar los claustros de sus sus monasterios e iglesias
medievales: "El verdadero arte es Luz". Por cierto, ante el nuevo
rostro se evoca la gravedad del alma humana; y debe interesarnos
porque se presenta tan cercana a la gravedad de las más
grandes pirámides. En éstas moles de
increíble peso, se evidencia la importancia de la gravedad
que hace hoy posible medir la luz hecha materia tal como se
proclama en la moderna teoría de la relatividad
general,… que al ser descubierta tan sólo era otra mera
especulación teórica.

Cuando Heliópolis (la On del Norte) fue la sede
del culto solar, los teólogos egipcios asociaron a Ra un
nuevo demiurgo llamado Atum (al cual no hay que confundir con
Atón). Atum se creyó entonces el sol pero
sólo en su ocaso. Llama la atención que fuese el
sol poniente, porque ahora sabemos gracias a la foto de
procedencia Stern que es cuando sobresale la imagen de una cara
en la colina de Gebel Ghibli de la meseta de Giza. La trabajaron
¿o es que acaso es una casualidad que habrían
podido prevenir aquellos "Padres de la magia"?

La proximidad en Giza de otros varios enigmáticos
monumentos recuerda la fascinación de los egipcios por los
rostros, así como su idea fija de coronar las cabezas de
las divinidades y faraones por un sol. Como además la
misma gorra de faraón tuvo asociada su alto pomo con el
disco solar, todo ello lleva a sospechar que algo sabían,
o al menos recordaban en clave, referente a un milagroso
fenómeno causado por la luz del sol poniente. La
iluminación entonces debió de tener mucho
más sentido del que hoy le concedemos. Finalmente
nació la Luz del Mundo, que es Jesucristo, el mejor
Ángel de la Luz que podía esperarse. (Quienes no
admiten ángeles, dicen que son arquetipos de la humanidad
y llamarlos ángeles es de fantasiosos).

En principio en Heliópolis se explicaba que la
familia de Ra la formaron nueve divinidades. Atum generó
las divinidades del aire seco y aire húmedo, quienes a su
vez dieron vida a la tierra (Gueb) y al cielo (Nut), padres de
Osiris, Isis, Seth y Neftis. Isis y Neftis, las diosas
compañeras de Osiris-Apis, se incluyen en los dibujos del
nacimiento de los faraones. Isis simbolizaba al toro (o buey), y
Neftis al asno, lo cual lleva a suponer que inspirarían a
los dos animales del pesebre cristiano simbolizando dominio de
los dioses paganos bajo Jesucristo. En antiguos papiros griegos
se puede cotejar el nombre de Seth con la raíz del nombre
de Yahvé (io) que deriva de la palabra egipcia asno
(c3).

Tales divinidades egipcias originales fueron asociadas a
los naturales agentes atmosféricos (al igual que en
Sumer), y después otros símbolos, incluida la
Esfinge de Giza, se encuentran asociadas al dios halcón,
llamado Horus (que a veces se presenta chupándose el dedo,
lo cual evidencia su infantilismo). Hay testimonios de matronas
vírgenes acabando de parir entre animales al menos desde
el 7.000 aC. en Anatolia (Turquía), una escultura que fue
quizá inspiradora de la griega Cibeles, madre de Misa.
Tales diosas vírgenes se veneraron en relación a la
recolección de frutos, celebrándose sus fiestas en
el solsticio de invierno. Por ejemplo, en el año 1000
a.C.. Demeter, la madre-vírgen de Proserpina; o
también la Diosa de Diam, Luristán, el siglo IV
a.C.. Todas las diosa-madre-virgen paganas citadas también
presentaron al recién nacido entre animales. A pesar del
exagerado pudor que carácteriza a las obras de
vírgenes cristianas, se remiten a la misma idea de la
revitalización agrícola, si bien en nuestras
magníficas tallas del tema, además de la
regeneración de la tierra y del vientre materno,
subliminalmente con el nacimiento de Jesucristo se invita a la
regeneración espiritual, con lo cual se cierra el
básico triángulo que combina con este otro: El
hambre de sol de las plantas, el hambre de espacio de los
animales y el hambre de raciocinio de las personas,… aunque
haya quien parezca ser irracional.

¿EL OJO DE HORUS ? NO, ¡EL OJO DE
RA!

Antes de la Edad Axial de la humanidad, cuando
aún no se había inventado el santo y seña:
"Dios prefiere la misericordia al sacrificio" que luego fue
común entre los sabios occidentales, la sucesión de
divinidades transformistas del Antiguo Egipto, que además
de intercambiar funciones y emblemas, se zoomorfizaban sin reparo
alguno. Cada 25.000 años se produce un estallido
extraordinario de luz procedente del centro de la Vía
Láctea, muchísimo más brillante que nuestro
sol. Es un ciclo bien conocido por los antiguos egipcios y
divulgado por el filósofo Platón, pues desde la
perspectiva terrestre presenta una forma de ojo (de Horus). Los
herméticos lo apodaron "Útero de Isis", la madre
negra de inspiración núbia, creadora de cuanto
existe, justificando la intromisión de su divino
hijo.

Partiendo de cuando el centro de la galaxia se
alínea con nuestro sol y el planeta Tierra, los mayas en
su calendario dejaron establecido que al final del año
2012 y comienzos del 2013 sería cuando emergería
una "Era renovada". Para ellos se trata de la última fecha
de su calendario, pero para otros astrónomos menos
exigentes el tal cambio hacia una "Edad de Oro" habría
empezado hacia 1980 y concluirá hacia el año 2016.
Los Vedas de la sabiduría India, aun siendo tratados de
poesía, ya avisaron hace 5000 años del mismo
período para el fin de la "Edad oscura". Después
seguirá un período de purificación, y
nuestra especie estará llamada a superarse a nivel de toda
la Humanidad (Sattya Yuga).

Evitaré en lo posible los temas
mitológicos mezclados a lo largo de más de treinta
dinastías de gobernantes. El Ojo de Ra, de simbolismo
solar, es el primigenio, según los más antiguos
Textos de las Pirámides. Con el nombre "Lucero de
la Mañana" se asimiló al culto a la diosa Maat,
hija de Ra (cósmicos: orden, justicia, equilibrio, etc.).
El Ojo de Ra cuando adoptaba la forma de la cornuda diosa Hathor
se creyó que curaba las enfermedades.

Los sacerdotes del templo de Heliópolis al
emparentar como Padre-Hijo a Ra y Horus, encontraron
ocasión de aludir al Ojo de Horus(wadjet), porque estando
asociado al dios Halcón, que tenía un ojo solar y
otro lunar, Ra se quedó con el Ojo Solar, y Horus el Ojo
Lunar. A la larga se mezclaron, pero se recordó el ojo del
dios-hijo porque cuando estaba guerreando para vengar a su padre
Osiris Horus venció a su tío Seth pero
perdió un ojo en el tal combate. Los cuentos -porque esto
son- llevaron a que incluso los nobles se decorasen sus ojos con
cosméticos con un símbolo que hizo furor. Era el
mismo ojo que el clero informaba que el dios Horus había
debido de maquillarse su feísima cicatriz después
de perder su ojo. Incluso matemáticamente se
utilizó aquel símbolo: Dividido el dibujo del ojo
en seis partes, dieron a cada una de ellas el valor
numérico de una fracción entre 1/2 y
1/64.

Los egipcios de las pirmeras dinastías se
creyeron los primeros del mundo en ritualizar la ansiada
inmortalidad del alma a condición de que conservasen un
corazón puro hasta la hora de su muerte, a fin de poder
dar fiel testimonio en el Más Allá de haber vivido
honestamente. Lo corroboran muy especialmente las máximas
de Ptah-Hotep, escritas en el famoso Papiro de Prisse que a pesar
de ser llamado "el más antiguo del mundo", el texto
original dataría de la IV Dinastía (Fue traducido
al francés en 1887 y actualmente se conserva en el Museo
del Louvre de París). Por las máximas del sabio
egipcio Ptha-Hotep, sabemos que tuvieron una responsabilidad de
conciencia histórica.

Debido a que los antiguos egipcios fueron el pueblo
más conservador de la historia de la humanidad, todas sus
diferentes religiones estaban emparentadas. Al pasar los siglos
sólo variaron el nombre de sus principales divinidades,
pues en realidad interpretaban que todas ellas serían cual
destellos del Dios omnipotente máximo, que fue Ra pues
conservó su primacía en todas las sucesivas
religiones posteriores. Fueron monoteístas a pesar de
incorporar las ideas politeístas de sus antepasados al
modo como los totems de los pieles rojas americanos representaron
a sus predecesores: los creyeron emparentados con las
"bestias-espíritu" de los tiempos primigenios. Los
egipcios tampoco se atrevieron a traicionar a sus progenitores, y
de ahí que venerasen figuras humanas con cabezas de
animales diversos. No osaban olvidarlos porque sabían que
el carácter de cada difunto, su Ka permanecía
depositado en la estatua o el dibujo que lo representaba. El Ka
consideraban que era muy vivo y de naturaleza muy superior a la
momia de su tumba,…tumba del Ka (no de la momia), el cual
sobrevivía gracias a haberle proporcionado alimentos
comestibles a modo de ofrendas de despedida. Vieron el Ka del
familiar traspasado como un "alma-ave", que con los años
los griegos de las colonias del Delta llamaron arpía, y
los continentales sirenas.

Alguien ha escrito que utilizando mitos
metafóricos pudieron entender realidades complejas, del
mismo modo que hoy aún la veracidad de muy trascendentes
narraciones literales se explican poéticamente. Las
realidades a que nos remiten son tan superiores a la mente humana
que tal vez después de darle incontables rodeos,… bien
pudiera resultar ser tan simple como se acepta. Volviendo pues a
mi defensa del dios Ra como divinidad única (tan principal
como Cristo entre los santos de una iglesia), empiezo por
distinguir que se le representó de muchas formas, como por
ejemplo un escarabajo alado (Jepri, que se escribe HPRR, y fue
luego Apolo para los griegos). El escarabajo pelotero fue el
icono más habitual del renacimiento del dios Ra, pues a
partir del mediodía su símbolo fue el halcón
(Haractes). El cuerpo humano se destinó para significar el
recorrido nocturno de Ra por el Duat, llamándole entonces
Atum-Ra (que se masturbaba); éste fue presentado a veces
con la sagrada forma del montículo primigenio (inspirador
de las pirámides), el elevado lugar emergente de las aguas
por donde salió el sol la primera vez a fin de que no
pereciese el germen de la vida nacida del caos
cósmico.

El primigenio dios Ra fue simbolizó con un sol
pues era considerado "su carne". Ra se creyó que
había enviado su gran ojo (personificado en la cruel diosa
Hathor) a fin de que lo vengase de la falta de respeto de sus
súbditos. Las muertes que causó aquella
decisión deben de ser una metáfora de una
extraordinaria inundación causada por el río Nilo.
El símbolo iconográfico de un colorístico
ojo, entre estilizado y afiligranado, el "Ojo de Ra" se remonta a
las más ancestrales referencias, ya que dos ojos decoraban
una de las caras del obelisco conocido como Ben-Ben. De
allí copió los ojos el faraón de la XII
Dinastía llamado Amenemhat III (1844-1797 a.C.) para
reproducirlos en su peculiar obelisco. El "Ojo de Ra", se
encuentra en las más viejas referencias simbólicas,
ya que dos ojos decoraban una de las caras del obelisco
más antiguo conocido llamado Ben-ben. De allí
copió los ojos para reproducirlos en su peculiar obelisco,
el faraón de la XII Dinastía llamado Amenemhat III
(1844-1797 a.C.).

Ra simbolizó especialmente el luminoso y muy
benéfico astro rey, aunque cualquiera que fuese su
símbolo identificador se puede afirmar que nunca
después fue olvidado por los egipcios, quienes en cierto
modo por ello pueden considerarse monoteístas desde su
primer despertar. A las posteriores desviaciones en vano
pretendió oponerse el faraón Akenaton apodado "el
hereje" (1353-1335 a.C.) cuando substituyó la divinidad
Amón por la de Atón. Fue un gran místico,
pero también igual de déspota debido a su
fanatismo.

El culto a Ra, siendo su venerado sol, Akenaton
también lo prohibió. Drásticamente de todo
hizo borrón y cuenta nueva, porque pretendía un tan
profundo cambio de mentalidad, que no pudo ser digerida por los
demás tal como él había deseado. Así
había de ser posible que, a pesar de ser considerado como
todo faraón un dios vivo, el antes llamado Akenaton, que
fue Amenofis IV, no llegase a reinar dos décadas y
además fuese muy odiado,…y hasta quizá
desterrado.

Sucedió que el anterior faraón de Egipto,
el llamado Amenhotep III, confinó a sus súbditos
procedentes del este de su imperio en la ciudad de Avaris, en el
delta del Nilo por considerarlos "impuros". Su gobernador fue el
sacerdote Orsarsef (o quizá Osarsiph), del templo de
Heliópolis, quien también según el sacerdote
egipcio Manetón, fue el mismo que pasó a la
posteridad con el nombre de Moisés. La amañada
leyenda del hijo adoptado por el faraón, parece ser que
escondió realmente a Orsarsef, quien con todos los suyos
fueron aliados de los invsores hicsos que eran procedentes del
actual Israel. Les ayudarían a invadir Egipto y a
permanecer allí ocupando las tierras del delta durante
trece años.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25
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