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Colección “Revisión Cultural” (desde 1978) (página 20)




Enviado por Ramon Ramonet Riu



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25

Los esenios vistieron hábitos blancos para
parecer muy castos y puros en su voto al Creador, motivo por el
cual de "nazirim" pasaron a ser llamados nazarenos (no
era aún un topónimo). Dado su frugal régimen
alimenticio, conocían las hierbas y los minerales del
desierto y por estudiar sus propiedades, alcanzaron fama de
sanadores. Para un buen esenio salvar su alma era reconducirla al
plano metafísico, superando la idea de un solo maestro,
como fue el caso de Moisés. El año 150 los esenios
estuvieron dirigidos por siete maestros visibles para los
miembros de su Orden, y otros siete que eran desconocidos para
casi todos. Tal tipo de gobierno la secta de los "asesinos" lo
copió, puesto que estuvieron regidos por un mismo
número de miembros. Las órdenes de Sión y
del Temple tomaron nota de aquella ejemplar organización,
pues la primera estuvo dirigida por seis (¿o trece?)
"sabios de la luz", discípulos de un tal Ormus, quienes
tenían como emblema la rosa y la cruz. La Orden del Temple
dejó rastros de una semejante dirección, si
atendemos a la orden filial que fundaron en Utel (Fr.), cerca de
la frontera italiana. Ocultos dentro de sus filas existió,
además, la élite de los caballeros llamados "Hijos
del Valle", que fueron la más exquisita
manifestación de la caballería terrenal.

La sublimación de su fe de los esenios fue
conocida gracias a los textos hallados el año 1947 en
Qum Ran (escritos antes de nacer Jesús), llamados
"Manuscritos del mar Muerto". Los nazarenos estudiaban
los antiguos misterios de Egipto faraónico desde que el
hereje Akenaton dictó sublimadas enseñanzas, entre
las cuales se incluía el culto a la cabeza humana y
obviamente la de Juan Bautista sería la más sagrada
puesto que nunca admitieron ningún otro líder
espiritual. Tanto en Jericó como en Yiftahel (Palestina)
en la prehistoria se dio el culto al cráneo, los cuales
cubrían con revocado de yeso pintado, creando una
máscara con ojos abiertos como los que se guardan en la
universidad de Tel Aviv.

Aquella secta judía de nazarenos es de la que
procede el cristianismo, considerándose a si mismos "os
guardianes de la alianza". Son los que redactaron el llamado
"Rollo de cobre", repujado en el año 68 de nuestra Era, en
el cual se alude, en su última anotación, a otro
inventario. El "Rollo de cobre", fue descubierto en la orilla
Este del Mar Muerto en 1952, y se guarda en el Museo
Arqueológico de Ammán, en Jordania. Su texto
está refrendado por la inscripción sobre el
mármol llamado Masseket Kelim, que lo considera
su fuente. Es importante, porque se trata del inventario de los
tesoros del rey Salomón, y quizá fuese descubierto
por las órdenes del Temple y de Sión, a juzgar por
lo acontecido antes y después de la Primera Cruzada.
Probablemente fuese también conocido por el conde Fulco V
de Anjou, y después por el Gran Maestre del Temple,
Andrés de Montbar (1154), durante cuyo mandato fue
nombrado rey de Inglaterra Enrique II Plantagenet, conde de
Anjou. Aquel mismo año el rey Federico II Barbarroja fue
nombrado emperador.

PRIMER TRIÁNGULO: VÉRTICE 1
LA ORDEN DE SIÓN EN LOS INICIOS DE LA ORDEN DEL
TEMPLE

Según los textos hebreos estudiados por el conde
de Champagne y el abad de los cistercienses entre 1115 y 1118, la
Orden de Sión original fue creada con el propósito
de instaurar como rey legítimo de Jerusalén a un
descendiente de los merovingios. Estos monarcas -los primeros de
Europa que se convirtieron al catolicismo- descendían de
Jesucristo y de la Casa de David.

La Orden del Temple fue una de las organizaciones
militares más enigmáticas que nunca hayan existido,
y más aún la Oren de Sión que fue su matriz.
Por su vinculación a la Orden de Sión se puede
entender que el rey Balduino reconociese que debía su
trono en Jerusalén a la Orden del Temple que fue brazo
armado. Algunos miembros de la Orden de Sión pasaron a
dirigir la Orden del Temple, pero casi un centenar de sus
miembros regresaron a Francia después de la Segunda
Cruzada. Viajaron embarcados en la misma nave que llevó de
vuelta al rey Luís VII, y se establecieron en una
abadía cerca de Orleans. Entre aquellos agustinos
calabreses estaban algunos exaltados como Pedro el
Ermitaño, el mismo que predicó la Primera Cruzada;
la única que acabó con éxito la conquista de
Jerusalén (1099). Gracias a las indicaciones de los
miembros de la Orden de Sión a la del Temple, Arnau de
Torroja, desde antes de ser Gran Maestre general de los
templarios, había superado los dogmas de fe que le
inculcaron desde pequeño. Por encima de humanas razones y
muy castrantes dogmas, los primeros templarios experimentaron los
beneficios de pertenecer a una orden con sublimada "conciencia de
centro".

La doctrina secreta básica de la Orden de
Sión, nunca trascendería del reducido núcleo
de máximos iniciados de la Orden del Temple. Para la
simple milicia de monjes con espada, su misión a parte de
guardar caminos, tan sólo sería difundir la "Luz
del Mundo" y evitar las tinieblas, a fin de hacer al hombre
común tan superior como en Oriente siglos antes ya lo
había pretendido Gautama Buda. En realidad sus fines
apuntaban mucho más allá, polarizando todas las
creencias de las principales religiones monoteístas;…las
cuales verdades, cuando se las comprende bien, casi coinciden: Se
trata siempre de superar la creencia de que nuestras almas
están separadas de la divinidad, puesto que es obvio que
somos depositarios de valores y virtudes que nos son innatas,
como el amor y la bondad, la justicia y la legalidad. Esta
última, por cierto, planteó las primeras grandes
dudas a los monjes con espada templarios.

EL REINO DE JERUSALEN Y LAS FORTALEZAS
DIVERSAS.

Al morir Arnau de Torroja 1184 la frontera de los
estados latinos de ultramar (Outremer) comprendía
desde muy al sur de Gaza y el Mar Muerto, hasta más al
norte de Antioquía; si bien al norte de Jerusalén
dominaron tan sólo una estrecha zona costera.

En principio debieron superar la idea de que matar era
legal incluso para un moje. El primero que predicó la
"Guerra Justa" fue san Agustín, el padre de la Iglesia y
obispo de Hippona, argumentando que al fin todos debemos morir;
lo cual a la Iglesia católica le sirvió para
incitar a los hombres a enrolarse en las Cruzadas a Tierra Santa,
todas ellas bendecidas por la Santa Sede. Varios siglos
después lo corroboró san Isidoro de Sevilla
refiriéndose metafóricamente a la guerra santa
como: "El río que va más rápido hacia la
paz….La guerra es injusta, a menos que sea para legítima
venganza o para rechazar a los enemigos" (Etim
., XVIII,
Cáp. 1, par. 3). Hacían una guerra defensiva, y su
salvación estuvo, no en matar, sino en morir en manos del
enemigo.

A través de la dominación del mundo los
templarios aspiraban a la abolición total de las guerras,
de las desigualdades y a la extirpación del odio fomentado
por las religiones. Ayudaron a imponer, sin conseguirlo, el
gobierno de la razón en un mundo que tuviese un soberano
acreditado por la sangre de Jesús. Debería saber
conjugar la caridad con un gobierno sinárquico que aunase
el poder religioso y el poder civil, lo cual recuerda al gobierno
de un faraón de Egipto. Los templarios pretendieron el
Reino de Dios de las profecías bíblicas, y
Arnau de Torroja fue una de las personas comprometidas en que
aquel proyecto alcanzase su máximo desarrollo. Tan
equivocados no estaban, puesto que el propio Sumo
pontífice proclamó en el siglo XX: Habrá
un solo rebaño y un solo pastor
"; lo cual es lo mismo
que proclaman quienes se autodenominan "Los Santos de los
últimos días".

La institucionalización oficial de la Orden del
Temple por la Santa Sede les representó una gran fuerza
adicional, pues en aquel tiempo, como afirmó Pedro
Lombardo (Sentencias IV, 24, 13; ca. 1090-1160): "El concepto
de orden de militia cristiana era mucho más digno que una
simple organización. En este mundo, una orden es una
señal, algo sagrado;… un orden es lo que podemos
percibir tras el espectáculo de los planetas, donde cada
elemento ocupa su lugar y su disposición sin ser un
impedimento para el otro".

Los templarios fueron la primera fuerza militar al mando
del pontífice Inocencio III (de mala memoria), quien les
concedió la bula "Omne Datum Optimum". De sus
humildes comienzos escribió el obispo de Acre llamado
Jacobo de Vitry (1170-1240):"El rey (de Jerusalén), sus
caballeros y el señor patriarca se llenaron de
compasión por estos hombres nobles que lo habían
abandonado todo por Cristo, y les concedieron ciertas propiedades
y beneficios para subvenir a sus necesidades y por el alma de los
donantes. Y como no tenían iglesia ni lugar en que habitar
que les perteneciesen, el rey les alojó en su palacio,
cerca del Templo del Señor. El abad y los canónigos
regulares del Templo les dieron un terreno no lejos del palacio
para su servicio; y por esta razón se les llamó
más tarde templarios". Lo confirmó el cronista
Guillermo de Tiro, bajo el rey Amalrico I de Jerusalén:
"…Los templarios tienen jefaturas en el palacio real al
lado del Templo del Señor, y se llaman Los Hermanos de la
Milicia del Templo
".

Cuando aquel lugar tan sagrado en el 637 lo entregaron
al califa Omar, los árabes se escandalizaron al verlo
convertido en un vertedero de basuras. Lo limpiaron y
construyeron encima el templo al-Aksa (también
llamado "el-Shakra"). Está muy cerca del de la
Cúpula de la Roca, una de las maravillas
arquitectónicas del mundo. Los templarios habitaron el
antiguo Templo de Salomón, sobre el que está la
mezquita. Su modelo arquitectónico de planta poligonal
cubierto por una cúpula lo repitieron en Europa la
mayoría de las iglesias del Temple. La planta se trazaba
superponiendo dos cuadrados iguales que tenían el mismo
centro a fin de obtener un perímetro de ocho lados
iguales. Tal diseño llamado "Cruz de las ocho beatitudes",
también tuvo relación con su alfabeto
secreto.

Los templarios sintieron predilección por
edificar iglesias de planta circular, o bien octogonal
(símbolo de renacimiento), justo allí donde se
registra mayor actividad telúrica, y al extender sus
dominios siguieron aquellas coordenadas. Descubrimos la presencia
de la Orden del Temple tras la toponimia hispana, como cuando se
añadió "de los caballeros" (Jerez, por ejemplo), y
otras veces directamente se llamoTemple, como un pueblo
satélite de la ciudad de la Coruña (Galicia, en el
NW. de España). Pero es que además en Burgo do Faro
en el siglo XII los temparios fundaron un pueblo que
impedía incluso la expansión de la
Coruña.

El edificio central de su Orden en París,
tenía planta octogonal, y también la iglesia
magnífica de Tomar, en Portugal, que en 1159 Alfonso I de
Portugal les donó entre otras posesiones. El Maestre
Provincial Gualdim Pais, en 1160 hizo construir allí la
simbólica iglesia La Charola, pues tuvo forma circular
como el Templo de la Roca de Jerusalén. (Tomar
fue su último refugio en la Península
Ibérica, cuando ya se llamaban Orden de Cristo). Es la
misma planta que sigue siendo muy visitada en la aislada
Santa María de Eunate, cerca de Puente la Reina
(Navarra). Asimismo, una semejante planta circular, con
ábside, es Nuestra Señora del Monsacro, en
el corazón de Asturias, todos construidos en el siglo XII.
A los pies de ésta última, los templarios
señorearon también en la ermita de María
Magdalena, como tenían por costumbre de bautizar sus
iglesias, y en alguna de ellas se creen enterrados sus tesoros de
espirituales. Es legendario que en le cacereña ermita de
Santa Magdalena, cerca de Alconetar, a orillas del río
Tajo, se ocultaron sus tesoros y fórmulas mágicas
sirviéndose de un rosal medicinal brotado de la Corona de
Espinas. (En 1404 el papa de Roma avaló su "Mantel de la
Santa Cena", (4,42×0,92 m.), después trasladado a la
ciudad de Coria).

En Europa llegaron a ser más de 300.000 los
caballeros templarios, pero sus ideas degeneraron, y antes de ser
abolidos ya parecían estar movidos tan sólo por su
propio interés. Del llamado Tesoro del Temple, se sabe que
que fue encontrado en la Casa del Temple de París cuando
lo tomaron las tropas del rey Felipe IV. Gracias a ello
reunió súbitamente noventa toneladas de plata y
saneó su antes pobre economía. Aunque se
encontraron tesoros de la Orden del Temple en Miravet y en
Chipre, muchos siguen empeñados en buscar el Tesoro del
Temple en el castillo de Gisors, en Chinon (Fr.), y
también en
Rennés-le-Château,…aldea del sur de
Francia, donde el ayuntamiento llegó al extremo de
prohibir excavar en su término municipal.

Muchos templos y castillos carecen de documentos
acreditativos de su origen templario, por destruirlos sus
herederos al caer en desgracia la Orden, pero el simbolismo y
situación geográfica son pruebas circunstanciales
que avalan su propiedad. Además, basta con que aparezca la
palabra Frater (Milites), que fue de aplicación
exclusiva a la Orden del Temple, para entever su presencia,
porque a los monjes en Castilla y León les llamaron
monacus, y a todo ermitaño lo llamaron Deo
Voto.

Los temas que trató san Bernardo siempre tuvieron
un toque renovador, de forma que los templarios, más que
una Iglesia de Cristo, los presentó como humildes
"alumnos" de Cristo, encargándose además de sus
relaciones públicas, por lo cual alcanzaron un gran auge
entre 1130 y 1140. En el siglo XII cualquier catástrofe
natural podía considerarse un prodigio y se les daba
significado de señal sobrenatural desde que en tiempos del
Imperio Romano lo recogiese el titulado "Libro de los
prodigios
". El ocultismo fue muy popular, y san Bernardo de
Claraval, que fue director espiritual de los temparios, ya
debió reprenderlos por atender a las creencias vulgares.
Es chocante, porque en su obra "Elogio de la nueva
milicia"
les dedicó 5 de los 13 capítulos
sobre su empresa en Tierra Santa. De los templarios
escribió aquel santo: "Recubren su cuerpo con una
armadura de hierro, y su alma con una armadura de fe;…Cristo es
su vida".
Es decir, disponían de la fe como si fuese
una coraza en el campo de batalla.

En su siguiente misión en Palestina, la Orden del
Temple ya tendría su asentamiento anexo a la iglesia de
"Nuestra Señora del Monte Sión", una
iglesia en la cima del Jerusalén más antiguo (siglo
X a.C.), la cual desde entonces fue un centro de gran
veneración. Es muy visitada aún actualmente, y se
presenta con una cúpula y un minarete que desde lejos la
hacen inconfundible. Los monjes de la abadía del Monte
Sión
en Jerusalén, sabían que
había sido fundada en 1099 por el líder de la
Primera Cruzada, Godofredo de Bouillon, que era un
sicambro.

En 1153, siendo Gran Maestre del Temple, Bertrán
de Blanchefort estuvo en idónea disposición de
haber hecho trasladar a Francia (si no lo habían hecho
antes), todo cuanto los templarios habían encontrado en
Jerusalén. Reinando Luís VII, los agustinos
casianos fundaron en Orleáns un priorato (dotación
confirmada por una bula del pontífice Alejandro III en
1178), y no se puede descartar que se depositase allí
buena parte de lo encontrado en el subsuelo de la mezquita
Al-Aksa, su cuartel inicial en Jerusalén. Otro lugar
sospechoso de ser su escondite es la comarca del sur de Francia,
hoy llamada Razés, porque una familia Blanchefort aparece
en Rennés-le-Château; aunque Bertrán no fue
señor del castillo de la población. Nunca
existió en la familia citada un Bertrán
(según opinaron los tres autores de "El Enigma
sagrado"),
y el nombre más afín al que fuese
sexto Gran Maestre del Temple, fue Bernard de Blanchefort. Con
tal precisión se anulan las vías que
pretendían hacer del amigo de Arnau de Torroja, el
señor de aquella interesante zona.
Rennés-le-Château desde mucho tiempo antes
conservaba enigmas por resolver,… desde que fue la capital del
reino visigodo.

Uno de los pergaminos casualmente allí
encontrados en el siglo XIX fue determinante para la
instalación de encomiendas ("sucursales") y granjas
templarias en el condado de Razès, al suroeste de Francia.
La familia del Gran Maestre Bernard de Blanchefort, protector y
amigo de Arnau de Torroja, se creía que los Blanchefort,
siendo sus familiares, tuvieron relación con los
sorprendentes hallazgos en aquella zona estos últimos
años. Sucedió que cerca de
Rennés-le-Château, a media ladera del monte Cardou,
fue hallado y descifrado un manuscrito que supuestamente
formó parte los varios hallados en Jerusalén.
También se encontró una tumba con huesos y un
ánfora cerrada. En su interior había varios
pergaminos que explicaban que Jesús no había sido
crucificado porque en realidad lo fue su hermano Judas. Pero ni
siquiera éste, que era un hermano gemelo de Jesús,
tampoco murió en la cruz, ya que, al ser descolgado casi
muerto, le revitalizaron con ungüentos aplicados por
José de Arimatea y Nicodemo.

Escribí mi primera investigación en forma
de novela cuando llegué a descifrar la mayor parte del
enigma inicial, pero éstos no serán los mimbres con
los que tejeré la trama de mi presentación del
pensamiento y completa educación de Arnau de Torroja. Me
interesa la relación interreligiosa de los templarios y su
orden matriz la Orden de Sión, que tenía cariz
integral, siendo muy superior por espiritualista. Arnau de
Torroja debió de pertenecer a la orden matriz, ya que su
condición hermano del obispo, luego Maestre Provincial, y
finalmente Gran Maestre de la Orden del Temple, le acredita
poseedor de cualidades excepcionales, Así como de un saber
único y ancestral, quizá de raíz
sumerio/egipcia. En su iniciación, los sabios de la Orden
de Sión pusieron a Arnau de Torroja al servicio de una
estirpe sagrada, de la cual esperaban que nacería el
futuro Rey del Mundo. Su estrategia, a largo plazo, era implantar
la paz universal bajo la égida de la dinastía
davídica. Los condes de la Casa de Barcelona, luego reyes
catalano-aragoneses eran los mejores candidatos a su modo de ver.
Más adelante volveré sobre el tema.

No obstante no se puede menospreciar el apellido
familiar ya que revela el parentesco, y la relación no
tenía por qué ser directa de padres a hijos. Es
más, con los siglos Clemente V, antes arzobispo de
Burdeos, cedió a las exigencias del rey de Francia para
eliminar a todos los templarios; por lo que, siendo el papa de la
familia Blanchefort, se ha supuesto que avisó a los
templarios de la comarca de Razés. El famoso
párroco Berénguer Saunière, gracias a la
investigación de Ben Hammott (Rev. Más
Allá
nº 240, año XXI p. 30), sabemos que
en síntesis dejó escrito:"… La
Resurección de Jesucristo fue una broma. Su cuerpo fue
robado por María Magdalena. Fue escondido en los
alrededores y sería encontrado mil años
después por los templarios, quienes lo habrían
removido varias veces hasta que fue escondido en tierras de esta
parroquia"; apostillando el dicho abate Saunière, que el
"cuerpo de Cristo estaría a salvo".

La iglesia benedictina de Alet-les-Bains, actualmente en
ruina total, está relativamente cerca de la misteriosa
aldea de Rennés-le-Château (Aude) y ciertamente
estuvo en poder de la Orden del Temple desde 1132 a 1180 (Malcolm
Barber "The New Knightood", p.256). En cuanto al tal
castillo de Blanchefort en Rennés-le-Château, en
1119 ya había sido concedido a la iglesia de
Alet-les-Bains por el pontífice Calixto II, siendo
evidente que perteneció a los templarios, quienes desde
Rennés-le-Château tuvieron una muy privilegiada
atalaya para vigilar los caminos de acceso de aquel vasto
horizonte.

LA ORDEN DEL TEMPLE OCUPÓ EGIPTO
EN DOS EXPEDICIONES

Arnau de Torroja supo tan sólo de dos grandes
Cruzadas en Tierra Santa, la Primera y la Segunda, no obstante
él debió de conocer mejor que ningún
historiador actual, que además contra Egipto, por
iniciativa del rey Amalrico I de Jerusalén, en el
transcurso de sólo cinco años se hicieron otras
seis expediciones militares extras. Arnau de Torroja
participó a las órdenes de Bernard de Blanchefort,
Gran Maestre del Temple, que entonces colaboró con el rey
Amalrico I para "apaciguar" Alejandría y El Cairo
(1163-1164).

Entre los años 1163 y 1168 el rey Amalrico I de
Jerusalén consiguió eventualmente ocupar Egipto y
cada vez tuvo los templarios a su lado, excepto en la
expedición de 1167 cuando Bertrán de Blanchefort se
negó a participar intuyendo que sería un fracaso
seguro. No contaban con suficientes tropas en Tierra Santa para,
en el caso de haber tenido éxito, poder mantener Egipto.
Las expediciones contra "el país del Nilo" acabaron cuando
intervino Saladino (Salad El-Din Yüsef), pues
aunque dicho líder padecía paludismo, logró
al fin unificar a los musulmanes de Siria y Egipto entre 1169 y
1171, aboliendo en El Cairo el califato fatimita-chiita. Saladino
utilizó todos los medios a su alcance, hasta el extremo de
reclutar para su escolta personal a mamelucos que, siendo
niños, eran robados de la zona del mar Negro. No eran
árabes, pero resultaron buenos guardaespaldas, cuyo
vistoso uniforme era una túnica amarilla. A pesar de todo
Saladino sufrió varios atentados. En 1174 Saladino
conquistó el castillo de Chatelet a la Orden del
Temple, y toda la zona del Vado de Jacob, cerca de
Sabed.

Saladino fue sin duda el mayor problema que debe
reconocerse en la vida de Arnau de Torroja, ya que en sus
últimos años en vano intentó que los reyes
europeos enviasen tropas de cruzados para frenar sus victorias,
muriendo en su empeño. Saladino, al que Arnau con
más de cincuenta años, conoció bien, era un
hombre cuarentón esbelto y generoso, de carácter
humilde, guerrero de honor, prudente y tenaz. Fue un
magnífico líder militar, caballeresco y
cortés, que nunca se mostraba cruel con lo derrotados,
siendo en cambio sensible al dolor ajeno, lo cual le hacía
ser muy prudente y evitar en lo posible el derramamiento de
sangre.

Es de suponer que estando en Alejandría Arnau de
Torroja y los templarios se interesaron por la tumba de Alejandro
(llamado Iskander en Egipto), aunque entonces ya nadie
sabía donde estaba la tumba del "Profeta con Cuernos",
apodo que le dieron porque su corona llevaba cuernos.

En el la Primera Parte de su biografía me
referí a su campaña bélica en Egipto, aunque
omití la impresión que debieron causarle las
pirámides de Giza, cerca de El Cairo. Tres diferentes
cronistas de aquellos tiempos (siglo X, yen los años 1120
y 1143), informaron de que la Gran Pirámide aún
conservaba su pulido recubrimiento exterior decorado con miles de
jeroglíficos, alternados con otras escritos de
civilizaciones desaparecidas y que ya nadie sabía
descifrar. El profesor Hugo Fischer de la universidad de Munich
las comparó con miles de "piedras de Roseta", lamentando
que un solo golpe de pico se perdiesen para siempre varios siglos
de historia de la Humanidad.

El cronista español Benjamín de Tudela,
contemporáneo de Arnau de Torroja, las visito el
año 1173 cuando se creyeron los graneros del faraón
construidos por el bíblico José. La racionalidad de
Arnau de Torroja le impediría darle crédito, y
debió opinar que ante todo fueron un acto de fe y nunca un
lujo inútil. Era lo que cabía pensar en 1163,
cuando las vio Arnau de Torroja debió suponer que aquellas
moles habían sepultado los primeros reyes de Egipto. Su
modo de pensar siempre fue filosófico. Respecto a la
divinidad, no podría evitar preguntarse lo mismo que en el
siglo XXI: ¿Cómo se originaron la fuerza y el orden
manifestado en las estrellas? ¿Habrá otros
universos además del espacio-tiempo? ¿Existe un
hogar más verdadero después de las sucesivas
transmigraciones?

Puedo adivinar las peores pesadillas de Arnau de Torroja
en sus últimos años como Gran Maestre residente en
Jerusalén, pues al deber tratar muchas veces con el joven
rey leproso, que se le presentaba siempre cubierto con una
máscara, Arnau de Torroja incluso creo que en
sueños le vería aparecérsele con su rostro
carcomido por la enfermedad. Otra pesadilla, esta vez sin
relación con su natural piedad, debió de ser la
obsesiva figura de un águila, pues era la imagen que
decoraba la bandera del enemigo que les acosaba. Dicha ave de
rapiña con sus alas abiertas se estaba convirtiendo en un
muy efectivo catalizador para los planes de reconquista de
Saladino. En el Tetramorfos el águila es la
figura asociada a San Juan. Los nazis por su efectividad
bautizaron "día del águila" el del comienzo de su
fallido ataque a Inglaterra. En fin, los templarios con fundados
motivos eligieron la tórtola como símbolo. Por
cierto que el Ave Fénix -con la que a veces el
águila se confunde- en Cataluña también
simbolizó el espíritu de renacimiento (La
Renaixença) tras la derrota catalana.

PRIMER TRIÁNGULO:
VÉRTICE 2 ANTECEDENTES DE LA HISTORIA DE LOS
JUDÍOS

Porque puede parecer que este capítulo no tiene
relación, anticiparé que es fundamental establecer
si existieron tantas migraciones de Judíos como para crear
una bolsa geográfica como la que hubo en el sur de las
Galias cuando allí vivieron legalmente
establecidos.

La ciudad de Jerusalén no era importante bajo la
tribu de Benjamín. Aquella tribu después del rey
Saúl fue gobernada por mujeres, y se especula que si el
rey Salomón decidió luego casarse con una princesa
egipcia, quizá fuese para acreditar su dinastía con
"sangre divina" legítima.

Existió en realidad un linaje descendiente del
rey David, de Salomón y Zorobabel, el cual ha podido
permanecer oculto, lo cual ha garantizado su subsistencia durante
largas décadas de persecución religiosa. Fue un
linaje davídico sobreviviente gracias a los exilarcas que
fueron deportados a Babilonia, y que allí tuvieron
libertad de culto. Allí el rey Josías (640-609
a-C.) empezó a redactar una literatura de fondo
político-religioso, remodelando acontecimientos de sus
antepasados que conforman lo que conocemos hoy como el "Antiguo
Testamento" de la Biblia.

Jerusalén recibió mal a los judíos
deportados por el rey Nabuconodosor, liberados tan pronto el rey
Ciro II conquistó Babilonia, dándoles la libertad y
el dinero suficiente para construir un nuevo templo en
Jerusalén, dirigidos por el sacerdote Esdras. Muchos
judíos quisieron permanecer en Babilonia, pero los
más fieles iniciados que regresaron incluso grabaron en
las piedras, hoy subterráneas, sus ancestrales
genealogías. A los que aún residían en Judea
les quedaba muy poca conciencia de ser el punto focal del
judaísmo, por lo cual los judíos entusiasmados que
regresaron de Mesopotamia tuvieron problemas con los
desnaturalizados que encontraron al regresar, por lo cual no
permitieron ni que les ayudasen en la magna obra.

Al morir el rey Herodes (4 a.C.) los judíos
entraron en discordia y luego en guerra civil, olvidando la
tolerancia predicada por el filósofo fariseo Gidel: No
hagais a otros lo que no queráis que os hagan a
vosotros.
Una sabia frase que, por cierto, luego fue el
núcleo de la predicación de Jesucristo para hacer
posible el cielo en la tierra. Posteriormente también el
pacifista Johanon Ben Zacai predicó la piedad y la
tolerancia, pero a pesar de su éxito, unos judíos
lucharon a favor de la dominación romana y otros en
contra. La última de sus guerras fraticidas duró
solo una semana. Los fanáticos sicarios, aquellos que se
auto-inmolaron en Masada, asesinaron tanto al gobernador como al
sumo sacerdote del templo de Jerusalén. Los sicarios
divididos en facciones cometieron sistemáticamente
asesinatos políticos, lo cual dividió aun
más al pueblo de Israel, aunque luego todos unidos
expulsaron de la ciudad a los romanos. Poco duró la
independencia de Judea. Los que eran realmente sabios abandonaron
urgentemente el país, entre los cuales los seguidores de
Jesús, de ahí que se les vuelva a encontrar en el
otro extremo del Mediterráneo, y predicando un
cristianismo renovado encontraron paz y gran prestigio en las
tierras del litoral que hoy es llamado Midí (SE. de
Francia). En el año 70, al regresar los romanos, fueron
expulsados de Jerusalén y tras otra revolución
sesenta años después, a la vuelta de los romanos,
Judea, no sólo quedó limpia de judíos sino
que se llamó Palestina, y Jerusalén fue llamada
Aelia Capitolina.

Los hebreos de Palestina y sus tierras en tiempos
anteriores a Jesucristo tan sólo fueron un apéndice
insignificante de Egipto. Se ha escrito con razón que ni
el reino de David ni el de su hijo Salomón tuvieron la
importancia que se escribió posteriormente en la Biblia.
Ni David ni Salomón tuvieron tanta bondad ni
sabiduría, porque durante la segunda mitad de sus
tradicionales existencias desbarataron cuanto habían hecho
de bueno en sus inicios.

Israel fue un país pequeño y sin los
méritos con que se presentaron al mundo. El David
bíblico no dejó pruebas de su existencia, ni del
imperio que se le atribuye. En cambio son hechos de armas que
parecen adecuarse a los de su contemporáneo el
faraón Tutmosis III (el "Napoleón" de Egipto").
Éste dominó desde el río Nilo hasta el
río Eufrates en el siglo X a.., motivo por el que la
historia considera si David pudo haber sido un desdoblamiento de
la personalidad del icho faraón, ya que las iniciales del
nombre del faraón (TWT) en hebreo se convierten en DVD que
significa el David, omitiendo las vocales ¿Acaso el linaje
de David se trató del de Tutmosis III?

Del belicoso rey David, interesará mucho
más al final de esta obra su probable descendencia, pero
de momento téngase en cuenta que fue considerado "impuro"
por Dios, por haber sido un hombre de guerra que derramó
mucha sangre (1 Corintios: 28, 3), traspasó la tarea de
construir el Templo de Dios a su hijo Salomón,
rey de Israel, elegido por Yahvé para que se sentara en el
trono y edificara la que se consideró su verdadera casa.
La edificó el año 962 a.C. sobre el monte Moriah,
allí donde Abraham, el gran patriarca israelita, y al
mismo tiempo profeta del Islam, intentó ofrecer su hijo
Isaac en sacrificio a Dios. La construcción del Templo de
Salomón ocupó a los hebreos entre siete y trece
años. Pero aquel no fue el último lugar de reposo
del Arca de la Alianza, la misma que guió a Moisés
durante su éxodo por el desierto (1 Corintios: 28, 5-6),
cuando un faraón les persiguió con su
ejército como si le hubiesen robado el más valioso
de sus tesoros.

Cuando Salomón fue rey de Jerusalén ya era
muy antigua la idea que mediante un templo se expresa mejor la
misteriosa relación entre el ser humano y cualquier
divinidad; ¡y más si el templo es altísimo y
tiene forma piramidal!. Sirvan de ejemplo los zigurats de
Mesopotamia. El año 926 a.C. murió Salomón y
su reino se dividió en dos. En el sur, donde estaba el
sagrado Templo, gobernó la tribu de Judá, de la
estirpe de David; y en Judea, más al norte, se asentaron
los primeros adoradores de becerros de oro. Los dos reinos no se
llevaban bien, a pesar de que sus respectivos reyes eran
hermanos.

Las tropas de Nabuconodosor II el 587 a.C. entraron en
Jerusalén, después de tres meses de asedio porque
se defendían con lanzallamas rudimentarios, que los
bizantinos habían perfeccionado, dada la abundancia de
betún/petroleo de la zona los de Jerusalén. En
efecto, los sitiados se defendieron con el "fuego griego" (nafta
y azufre), que era el napalm de nuestro tiempo, pero que a los
babilonios, en su ignorancia, debieron de parecerles un arte
matarile diabólico. Aunque entonces los babilonios no
destruyeron el templo, sí que se adueñaron de los
tesoros y utensilios, y se los llevaron a Mesopotamia. Todo menos
el Arca de la Alianza, porque estaba bien escondida. Unos diez
años después estalló una rebelión
judía contra los romanos dominadores, que a los seis meses
destruyeron completamente la ciudad y el templo, siendo entonces
cuando el Arca desapareció. Hacia 516 a.C. se
construyó una modesta estructura del Templo de
Salomón, bajo la dirección de Zorobabel, pero en
dicho Segundo Templo de Jerusalén el Arca de
la Alianza
ya no estuvo.

Dos siglos antes de nacer Jesús en Galilea, una
tierra de cruce de caminos, se sublevaron contra los invasores
griegos, y hubo efervescente odio también contra los
romanos. Aquel odio belicoso se des bordó durante la
infancia de Jesús, pues hubo un gran levantamiento
judío contra el Imperio Romano, la cual intrepidez fue
recordada a pesar de haber sido cruelmente aplastada. La
había capitaneado Judas de Gamala. Al indagar sobre las
posibilidades de una sola fe y un solo soberano, supieron que
Jesús era considerado el hijo del gran héroe de
Gamala ("el Hombre" de la Revolución del Censo). Vuelto a
destruir el Templo de Jerusalén, fue reconstruido y
engrandecido por Herodes el Grande durante su reinado hacia el 19
a.C. (era el Templo existente en vida de Jesús). En el
año 70 d.C., volverían a ser arrasados la ciudad de
Jerusalén y su Templo por orden del general romano Tito
Vespasiano, cuando aún era candidato a ser emperador de
Roma. Los judíos habían luchado contra los romanos
y perdieron, siendo ejecutados entonces también dos
hermanos pequeños de Jesús. En el siglo II hubo
otra revolución, pero el Templo de Jerusalén y el
monte Moriah no quedaron afectados.

BUSCANDO EL PRIMER TEMPLO DE
JERUSALÉN Y EL ARCA DE LA ALIANZA

Jerusalén en el siglo XII ya era más un
mito que una ciudad. Inicialmente se construyó a 800
metros de altura y los barrios antiguos, donde están los
principales lugares de culto, no justifican el que su urbanismo
fuese alabado en la Edad Media. Al excavar el subsuelo de la
explanada del Templo de la Roca, los templarios, por ignorados
motivos, supusieron que anteriormente en vano allí
habrían buscado el oculto tesoro, llamado "de
Salomón", los conquistadores babilonios, asirios, persas,
griegos, romanos, árabes y cruzados. Como los
conquistadores no mencionaban haberse apoderado de dicho tesoro,
los templarios emprendieron la búsqueda de nuevo dejando a
su paso una laberíntica red de túneles en aquel
subsuelo. Tal referencia a un tesoro fabuloso, acabó
creyéndose que evocaría a la "sabiduría de
los antepasados"; una opinión que convenía a los
gnósticos: Allí se escondió un tesoro
espiritual, pues la educación clásica supo que el
Minotauro, habitando en un similar ambiente, simbolizó la
vida desordenada, lo cual es evidente que se paga con la muerte;
y por el contrario, el hombre sabio vive más y
mejor.

Arnau de Torroja supo que aquel Primer Templo
había sido reedificado de nuevo otras dos veces (los
años 500 a.C. y 70 d.C.), aunque le costase más de
lo imaginado saber cuándo, por el desfase debido a que los
visigodos computaron los años con una diferencia de 38
respecto al calendario gregoriano. Sucedió que al rey
Herodes le pareció pequeño el templo del monte
Moriah (del siglo X a.C.), y por ello decidió edificar
otro de nuevo encima de las ruinas, lo cual complica aún
hoy el situar la ubicación del Primer Templo. Al ser
convertida después en el "Techo del Mundo" por los
islamistas, éstos, en lugar de la cruz, pusieron sobre la
cúpula una media luna. Es de entonces cuando su
popularidad entre los alquimistas medievales la transformaron en
el acrónimo "Vitriol", equivalente al poder de
conectar con el interior de la Tierra. Fue el Ocultum
Lapidem
, o sea, la "Piedra Oculta", fuente de poder e
iluminación para los sabios medievales. No lo es para
mí, pues surge de un instante excepcional en que se tiene
una visión global, tan extraordinaria como efímera.
Conste lo dicho, para que tampoco se crean mías otras
varias ideas expuestas en esta recopilación del saber que
pudo haber tenido Arnau de Torroja en el siglo XII.

Por los escritos del rabino andaluz Maimónides
(1135-1204), que fue médico, filosofo y teólogo, ya
se sabía de la existencia bajo el Primer Templo de una
gruta secreta subterránea, construida por decisión
y mandato de Salomón, previniendo una posible
destrucción del Templo. Es obvio que desde los cimientos
ya se previno hacer un escondite seguro para el Arca de la
Alianza. Un judío arabaita informó de la
posibilidad de encontrar un escondido tesoro al aventurero
británico Juvelius, quien asociado con otros, exploraron
en secreto los laberínticos túneles y grutas bajo
la Cúpula de la Roca hasta que fueron descubiertos y
lograron huir de Israel el fecha 17.4.1911. Los trabajos
arqueológicos se reemprendieron por Ron Wyatt en 1979,
pero tuvieron un semejante final cuando en 1982 el gobierno
israelí consideró que no interesaría a los
judíos que llegase a demostrarse que Jesús
había sido el verdadero Mesías. Explicó
Wyatt que había hecho analizar una muestra de sangre de un
arca que vio, resultando que, por tener sólo un cromosoma
"Y", no sería hijo de ningún padre
humano.

La cristiandad bizantina se mantuvo apartada del Templo
de la Roca. Así, cuando en el 637 lo entregaron al califa
musulmán Omar, los nuevos señores árabes de
la explanada se escandalizaron del estado en que lo encontraron.
Era un vertedero de desechos de todo Jerusalén. Los
musulmanes lo transformaron y construyeron la "la
Shakra"
Cúpula de la Roca, una de las maravillas
arquitectónicas del mundo en el lugar en que Mahoma
recibió la revelación, ascendiendo a través
de las siete esferas celestiales.

Transcurrieron unos pocos siglos de paz hasta que el 15
de julio de 1099, la primera Cruzada con Godofredo de
Bouillón a la cabeza tomó cruelmente
Jerusalén y avanzaron hacia el Monte del Templo. A
diferencia de lo ocurrido anteriormente, los reinos europeos
reconocieron de inmediato la importancia
histórica-espiritual del Templo. La Cúpula de la
Roca fue transformada hacia 1142 en el Templum Domini,
un edificio cristiano donde los templarios hacían su
juramento sin olvidar que se trataba de la roca de Abraham. En la
explanada del Templo aún existen dos antiguas mezquitas.
La dicha con cúpula dorada se presenta como si fuese el
antiguo sancta-sanctorum del Primer Templo donde se
guardaba el Arca. A pocos metros de allí los templarios se
instalaron holgadamente dentro de la mezquita de Al-Aqsa los
caballeros del Temple de Salomón, puesto que cabían
unas 5000 personas. Fue construida por el emperador Justiniano,
de Bizancio, sobre las muy espaciosas caballerizas de
Salomón; de ahí el nombre de templarios.

En mi modesta opinión de buscar el contenido en
lugar del continente, entiendo que lo que buscaron los templarios
en aquel sagrado subsuelo estuvo en relación con la
fundación de la Orden del Temple. Se había gestado
en la abadía francesa de Cîteaux, que fue donde se
tradujeron textos hebreos a fin de redactar la Biblia de
Cîteaux
. El traductor fue el rabino judío de
Troyes llamado Salomón Rachi (1040-1105). Debieron leer
donde encontrar más información de lo mismo que
Moisés a salir de Egipto perseguido, y ello fue así
por haberse llevado parte de los escritos del dios Thot. El
año 1105 partió Hugo de Champagne hacia
Jerusalén y a los tres años regresó para
informar al abad Esteban Harding superior del monasterio de
Cîteaux. El mismo Hugo el año 114 hizo un segundo
viaje a Jerusalén y a su regreso construyó un
edificio en el bosque de Bar-sur-Aube, en el valle de Absenta
(Fr.). Fue allí donde la orden cisterciense por primera
vez fue dirigida por el joven san Bernardo de Claraval y sus tres
decenas de familiares y amigos, al poco tiempo de haber ingresado
en la Orden conjuntamente.

En Jerusalén siendo Gran Maestre Arnau de Torroja
residió en la fortificación anexa a Notre
Dame-du-Mont-Sion,
que conserva bastantes vestigios de
tiempos de la dominación romana, como la vasta cisterna
subterránea, además de la basílica del Exce
Homo. Al estar en lo alto de una colina, antiguamente amurallada,
desde allí se tiene una vista privilegiada sobre la ciudad
de Jerusalén, por lo que Arnau de Torroja en las
diferentes etapas de su vida que residió allí pudo
admirar su evolución urbanística antes de las
murallas que hizo construir posteriormente Solimán el
Magnífico. La puerta de Sión abierta en las
murallas de Jerusalén, en tiempos de Arnau de Torroja
enfocaba a la única calle que atravesaba en línea
recta la ciudad, pasando ante el Santo Sepulcro en
construcción. Al parecer en el mismo Jerusalén
aún existe otro segundo sepulcro apócrifo de
Jesucristo, llamado "del Jardín", que esta fuera de la
muralla siguiendo la misma calle. El convento anexo a Santa
María del Monte Sión
fue el principal
núcleo espiritual de los templarios, y en realidad lo
llamaron Notre-Dame, hacia el que dirigieron su
devoción recordándolo en otros lugares del planeta,
incluida Etiopía.

La Orden de Sión cedieron a los primeros nueve
caballeros templarios cuanta información recogerían
referencias de los tesoros que podían seguir ocultos bajo
el pavimento de la explanada del templo de Jerusalén. A
Arnau de Torroja le inquietó, como a todo el mundo,
determinar con exactitud el exacto emplazamiento del primer
recinto del Templo de Salomón, que los árabes
llaman "Noble santuario" (Haram es-Sharif). Asimismo,
sin duda admiró las reglas básicas que dictó
antes de morir el que fuese su constructor Hiram Abif, quien se
guió por los templos egipcios, sin prescindir de las dos
columnas ante la entrada principal, porque eran preceptivas en la
entrada de todo santuario.

Los nueve caballeros fundadores de la Orden del Temple
enviados a Jerusalén por la Orden de Sión, se
dedicaron a excavar el subsuelo de donde había estado el
Templo de Salomón como si lo que esperaban encontrar
allí fuese la clave para acceder a un conocimiento
superior capaz de repercutir en la humana evolución, para
lo cual se dedicaron a excavar sin aplicarse a otra actividad
conocida.

Después, durante nueve años, afiliando a
otros nobles de merecida confianza, siguieron excavando en
determinados lugares, y al parecer con cierto éxito. Lo
que fuese (¿quizá sólo
documentación?) volvió a manos de los herederos
legítimos cuando ya eran cristianos unificados, porque se
habían superado los siglos cuando el cristianismo estuvo
dividido en facciones independientes y sin un credo ni un
criterio uniforme. El judaísmo de los deportados a
Babilonia también tuvo dos diferentes etapas evolutivas,
la primera de cariz teosófico y la otra ortodoxa. Se
podrían simplificar asociándolas al Primero y al
Segundo Templo de Jerusalén construido en el monte
Moriah.

El rey de Jerusalén Balduino II el año
1118 dio el Monte Moriah a unos desconocidos que no tenían
una Regla para gobernarse. Eran sólo nueve templarios que
allí derribaron, excavaron frenéticamente y
además construyeron y amurallaron la peña sagrada,
en la cual le construyeron una estancia para servir de iglesia,
puesto que la complementaron con un altar cristiano. Su
afán consistió en excavar los amplios
subterráneos debajo de la explanada, donde encontraron
grandes espacios adaptándolos para servir de establos.
También su residencia estuvo en aquella vasta zona, antes
de que se acondicionasen el monasterio del monte Sión.
Éste, con la ciudad "Tres veces santa" de
Jerusalén, se considera aún el centro del mundo
judío, tal como se lee en los "Salmos" (98): "Ensalzad
al Eterno, nuestro Díos, y postraos ante la montaña
de su Santidad".

A Arnau de Torroja, siendo Gran Maestre del Temple, se
le reveló el secreto fruto de las excavaciones de sus
antecesores bajo la explanada presidida por el Templo de la
Cúpula de Jerusalén. Tan sagrado santuario fue
construido en el monte Moriah el siglo VII y desde entonces fue
el emblemático icono de la ciudad. Ni que decir tiene que
cualquier tesoro escondido en el subsuelo le debió de
interesar como buen cristiano, sin descartar que se tratase de la
muy sagrada Arca de la Alianza, hecha de madera de acacia de
forma rectangular (1,25 m. x 0,75 m.), la cual, según las
referencias de la Biblia, estuvo forrada de oro por dentro y por
fuera. Es una reliquia enigmática por sus facultades, como
por ejemplo, la de generar una nube de día y una llama de
noche, capaz de guiar durante cuatro décadas al pueblo
hebreo vagando por el desierto del Sinaí.

En el libro "Éxodo" (capítulos 25, 37 y
40) se describe la forma y medidas exteriores del Arca. Como
además su tapa estuvo decorada con las figuras de dos
querubines, se creyó que era el "Trono de Dios" en el cual
se sentaba Moisés en el desierto del Sinaí para
comunicarse con Yahvé (Éxodo; 25: 22). La
corona del sacerdote del Templo de Jerusalén en su corona
llevaba el nombre de Dios escrito mediante cuatro letras vocales.
Arnau no ignoró que era el nombre de la plenitud que
evocan las palabras en hebreo: masculino (Jah), y
femenino (Havah). En realidad era el dios cananeo
Diah-bol (IAH-BEL) que pasó a ser IAHBE para los
samaritanos, a los que Jesús avisó junto al celebre
pozo: "No sabeis a quien adorais".

Los sabios de Sión y los templarios de tiempos de
Arnau de Torroja sabían, por la Biblia, que en la
primitiva ornamentación del Templo de Salomón
fueron empleadas 86 toneladas de oro, 126 de plata, multitud de
piedras preciosas, las más exquisitas maderas y suntuosos
materiales. Nunca dudaron de que el templo reunís multitud
de tesoros, objetos sagrados y profanos muy valiosos, siendo
especialmente venerados el Candelabro de Siete Brazos
(Menorah), y la Mesa o Espejo de Salomón, a
parte, naturalmente, del Arca de la Alianza, que en
latín llamaban Archa Foederis. Sin duda los
sabios de Sión y del Temple supieron de la existencia de
una gruta secreta bajo el Primer Templo, también por haber
escrito al respecto el sabio andaluz Maimónides.
Según él había sido construida por orden del
rey Salomón, previniendo una posible destrucción
del Templo en el futuro. Es decir, desde los cimientos ya se
previno hacer un escondite seguro para el Arca de la
Alianza.

Las medidas finales del Primer Templo fueron 60
cúbitos de largo, por 20 de ancho y 30 de alto. Ya que los
nómada hebreos no sabían construir, y además
carecían de materiales, Salomón hizo un trato por
el cual Fenicia proveería de todo, incluidos los
necesarios expertos para la construcción, y se lo
pagaría con especies. Salomón tuvo suerte al
encontrar al sabio arquitecto Hiram-Abiiff, de Tiro, que
sabía trabajar el oro, plata, bronce, hierro,
etc..Él construyó dos enormes columnas de bronce,
huecas, que colocó a ambos lados de la entrada principal
del Templo dándoles los nombres de Boaz (izquierda), y
Jakim (derecha). Ambas simbolizan la eterna estabilidad de los
contrarios, aunque lo más evidente expresado con ellas sea
la idea de la dualidad eterna, en especial el Bien y Mal. En
cuanto al acceso de entrada al Templo, se abre entre ambas
columnas, siendo una abertura que simbolizó el ingreso a
la eternidad. Hiram-Abiff murió violentamente a manos de
tres de sus aprendices poco después de que el Primer
Templo
fuese terminado.

LA CUEVA BAJO EL TEMPLO DE
SALOMÓN

Arnau de Torroja asociaba la inquietud investigadora del
subsuelo de Jerusalén con la que había oído
explicar acerca de la Cueva de Palop, cerca de Tortosa,
referente a los tesoros del Cid Campeador.

En el sector sur de la explanada del Templo los
templarios encontraron una laberíntica red de calles
abovedadas, algunas llegando hasta el mar, asi como otras varias
cuevas y túneles subterráneos que conectan con
calles que Jesús pisó, pero obviamente mucho metros
debajo de las actuales. Teodorich, un peregrino alemán
contemporáneo de Arnau de Torroja que visitó aquel
subsuelo, dejó escrito que los llamados "Establos de
Salomón" eran tan espaciosos que un tiro de ballesta no
llegaba a la pared opuesta en ninguno de los sentidos.

El exacto lugar del subsuelo que fue foco del
interés de los caballeros templarios en aquel laberinto
bajo la más sagrada de las peñas del mundo en
Jerusalén, fue un pozo existente dentro de la cueva de
Sedecias (Zedekiahs cave), que es la cueva artificial
más grande de Israel. La entrada no está lejos de
la puerta de Damasco, y el suelo hace pendiente abajo en sus 15
km. de recorrido. Ordenó su excavación dicho rey de
Judá, quien a través de ella huyó de
Jerusalén hacia Arava después de que los babilonios
conquistasen Jerusalén en 586 a.C.. En ella se abre el
"Pozo de Almas" (Aleik-es-Salam), un lugar donde parece
ser que se hicieron ritos religiosos mucho antes de la llegada de
aquellos hebreos que llamaron a Jerusalén "Centro del
Universo". En el pozo existe una cavidad con una protuberancia
donde se dice que el mayor Profeta del Islam golpeó en
ella su cabeza (por ello llamada el "Turbante de
Mahoma").

Los libros hebreos citaron la cueva al informar de la
huida de su rey, al cual capturaron cerca de Jericó.
Después la cueva fue bloqueada y perdida para la historia
a partir del siglo XI, hasta ser redescubierta casualmente al
buscar a un perro extraviado. Debido a su tamaño, la
localización y el secreto que la rodea, hay muchos mitos
judíos, musulmanes y cristianos asociados a ella. Como los
británicos creyeron que los obreros de Salomón
habían labrado aquellos bloques, el sector se llamó
"de la cueva del rey Salomón" desde antes de
redescubrir su entrada. Los francmasones defienden que se trata
de la misma cueva que los antepasados de su discreta orden y a
partir de 1854 la aprovecharon para efectuar sus rituales
clandestinamente. Allí se escucha correr el agua, la cual
fue aprovechada por los obreros constructores del primer Templo.
La peña de la izquierda de la cueva está decorada
con formas cuadradas y rectangulares en paredes y
techo.

A Arnau de Torroja, siendo Gran Maestre del Temple tuvo
que saber que había un pasadizo subterráneo que
unía la cueva al Tor, una colina de 176 m. de alto que
tiene varios pisos de túneles subterráneos
excavados por los celtas en tiempos que, se supone, aquel lugar
era una isla sagrada. En el siglo I allí seguían
aquellas tribus celtas centroeuropeas, congeniando bien con los
judíos y con los cristianos, siendo la mejor
explicación para que en Irlanda siglos después a
Jesús le llamaban "el Archidruida".

Se llama Rex-Deus a las dinastías del
judaísmo bíblico. Parece ser que tales
genealogías estaban escritas en los muros de la cripta que
los templarios excavaron bajo el Tempo de Salomón en
Jerusalén, poniendo al descubierto grandes tramos de
túneles que aún siguen siendo accesibles en parte.
El mapa de la Ciudad Santa que vio Arnau de Torroja,
tendría la cartesiana forma dada por Ptolomeo, pues nos ha
llegado uno dibujado en 1110 que repartía su
perímetro circular amurallado, trazando en su interior dos
rectas que se cruzan en perpendicular dejando Jerusalén
dividida en cuatro partes iguales.

Otra línea de investigación defiende que
los templarios encontraron información de que en el
principado judío de Septimánia en el siglo VIII
llegó un descendiente del rey David. Colateralmente los
sabios de la Orden de Sión recibieron secretos de todo
tipo, y a su vez los ampliaron con nuevas indagaciones. Arnau de
Torroja lo tenía todo bien cribado y con planes de
actuación precisos. Los textos hebreos fueron estudiados a
fondo por san Bernardo, ya fuese por iniciativa propia, o
inducido a ello (el mismo que volcó su devoción en
imágenes de las Vírgenes de color negro,
levantándoles ermitas en toda Francia), debió de
encontrar indicios para descubrir en Jerusalén alguna
especial reliquia bíblica. Dicho santo instalado en
Troyes, enonces perteneciente al conde de Champagne, dispuso de
una escuela de traductores. Posteriormente san Barnardo
anunció el éxito de su misión en Tierra
Santa, y obviamente aseguró a los templarios su
protección para que atravesaran con sus hallazgos el
territorio francés. De hecho trascendió que los
templarios pusieron a disposición de su orden matriz un
cofre que encontraron sobre un pilar.

También se sabe que tuvieron la misma
información que consta en el famoso "Pergamino de cobre"
escrito por los esenios de Qúmam, es decir, supieron del
inventario de tesoros y del lugar donde se escondieron. En 1956
la universidad de Manchester los descifró y leyeron lo
siguiente: "Enterrado debajo del Templo existía un
tesoro incalculable,
junto a gran cantidad de lingotes de
oro y útiles rituales".

En 1860 Ch. Warren dirigió las excavaciones para
"Palestine Exploration Fund", identificando los
cimientos del Templo de Herodes. Más profundamente
halló la red de túneles y almacenes, y
también una cisterna para ritos de purificación. En
1866 Ch. Wilson presentó una correcta ubicación del
Primer Templo de Salomón. El edificio deslumbra a quien lo
miraba y su interior, a parte del Arca de la Alianza,
también resplandecía por los objetos de adorno y
otros rituales, tanto sagrados como profanos, entre ellos el
Candelabro de Siete Brazos (Menorah) y la
Mesa de Salomón.

Del primero y del segundo Templo, con desiguales
cimientos, los británicos en 1894 trazaron mapas y hasta
recuperaron una espada de los templarios del siglo XII en la
ladera sudeste del Templo. En fecha 17 de abril de 1911
localizaron también una gruta gracias a lo escrito por
Mosés Maimónides (1135-1204), traductor al hebreo
del "Tratado Arabaita"). Dicho filósofo
español, en su obra "Mishneh Torah" (1180),
explicó que el rey Salomón previno un escondite
secreto, a gran profundidad del monte Moriah, para ocultar si
llegaba el caso de ocultar el Arca de la Alinaza. Excavaron una
cueva secreta muy profunda antes de construir encima el Primer
Templo. La entrada se había tapiado con la misma piedra de
fundación, la misma que el año 642 el rey
Josías removió para volver a esconder el Arca
de la Alianza.

Antes de la invasión de Nabuconodosor, el profeta
Jeremías, cumpliendo órdenes del sacerdote del
templo, la ocultó junto con otros tesoros sagrados, debajo
de la mezquita al-Aqsa, donde los primeros templarios
vivieron. No se mencionó el arca ni entre los objetos que
se llevaron a Babilonia (II Reyes; 25,13-17), ni tampoco
entre los que regresaron a Jerusalén el año 537
(Esdras; 1,7-11).

Existen otras versiones de la real existencia del
escondite, pues, para evitar que los alimentos de las ofrendas
contactasen con los rollos de la Toráh, se previno que
nunca fueran arrojados a la basura, por lo cual construyeron un
cementerio para objetos sagrados (Guenizá). Cuando el Arca
fue ocultada allí, la acompañó el recipiente
que contenía el Maná, porque dentro del Arca ya
había tenido contacto con las Tablas de la
Ley.

Otros escritos ("Libro del servicio del
Templo
", 17) dicen que el Arca descansaba sobre una piedra.
Tienen crédito porque entonces tan sólo los
cabalistas eran antirracionalistas, y en cambio las Orden de
Sión y del Temple eran pragáticas. Aun así,
admitieron que tras las sílabas de la palabra
ka-ba-la se evocaba el espíritu, el cuerpo y las
circunstancias (KA-BA-AJ) con que los sacerdotes del antiguo
Egipto distinguían las tres partes que integran cada
individuo.

PRIMER TRIÁNGULO: VÉRTICE 3 DEL
ARCA DE LA ALIANZA SE HICIERON VARIAS COPIAS

Consta en la Biblia que en el año 642 a.C. el rey
Josías de Judá ordenó al sacerdote del
Templo que sacase el Arca de la Alianza de su escondite, para
ponerla de nuevo en el Sancta Sanctorum (II
Crónicas: 34) del suntuoso Templo de
Jerusalén, el cual no tenía otra razón de
ser sino albergar el Arca. La última vez que se
escondió fue el año 605 cuando Jeremías
evitó que fuese profanada. Después sólo se
sabe de las copias exactas que se hicieron del Arca.

Incluso el Arca de la Alianza original (1,50 x 0,92 x
095m.), fue una copia de las arcas sagradas de los templos
egipcios, donde tuvieron la utilidad de servir de "hogares"
portátiles para los dioses. En Egipto tuvieron arcas
protectoras, que acompañaban a los faraones al campo de
batalla. Akenaton (tanto si fue como si no, la misma persona que
Moisés), introdujo un concepto idéntico entre los
Israelitas, reforzando su inspiración egipcia.

En el libro "Éxodo" (capítulos 25, 37 y
40) se describe la forma y medidas exteriores del Arca. Como
además su tapa estuvo decorada con las figuras de dos
querubines, se creyó que era el "Trono de Dios",
y también allí donde se sentaba Moisés en el
desierto del Sinaí para comunicarse con Yahvé
(Exodo 25: 22). La corona del sacerdote del Templo de
Jerusalén hay referencias de que tuvo el nombre de Dios
escrito mediante cuatro letras vocales. Arnau no ignoró
que era el nombre de la plenitud que evocan las palabras en
hebreo: masculino (Jah), y femenino (Havah). En
realidad era el dios cananeo Diah-bol (IAH-BEL) que pasó a
ser IAHBE para los samaritanos, a quienes Jesús, junto al
celebre pozo de la samaritana, advirtió: "No sabeis a
quien adorais
".

Ya en el siglo XII los iniciados de la órdenes de
Sión y del Temple tuvieron dudas acerca del Arca de la
Alianza. La Biblia ofrece de ella dos descripciones que no
coinciden. En el libro Éxodo (25, 10-22) se describe un
Arca muy rica, mientras que es modesta en Deuteronomio (10;1-3).
Actualmente nos basamos por igual en especulaciones
técnicas, porque nadie vivo la ha visto. Del Arca de la
Alianza, según explica el sacerdote que la custodia en
Etiopía: "Es de fuego". De su peligrosidad se
sabe, en efecto, que los filisteos que la robaron durante un
tiempo, necesitaron utilizar asientos especiales debido a haberse
generalizado entre ellos los hemorroides. Un experimento
científico anti-radiación nuclear, llamado
"Oranur", fue realizado en 1950 por Wilhelm Reich. Le
sorprendió que un sólo milígramo del
elemento Radio, introducido en un acumulador orgónico,
desencadenase una radiación capaz de matar unos ratones
enjaulados a 30 m. de distancia. En prevención aquella
zona fue deshabitada durante varios meses.

Los templarios al llegar a Etiopía, vía la
isla de Filae en el río Nilo; encontraron judíos
que custodiaban un Arca dentro de una iglesia. Después de
examinarla, se convino protegerla mejor y la fórmula
consistió en hacer que todas las iglesias de Etiopia
tuviesen sus propias reproducciones del Arca de la
Alianza.
Su antigüedad entre los etíopes
está confirmada por su piadoso e ingénuo arte,
cuyos ex votos siguen gozando de la máxima devoción
religiosa. Los etíopes afirman que guardan el
"Tabot", como la llaman ellos al Arca auténtica,
pero no la dejan ver a nadie. En compensación tienen miles
de copias, una en cada iglesia, las cuales se sacan anualmente en
procesión siempre cubiertas todas ellas con algún
tejido. El "Tabotat" del Manbara (plural del
"Tabot") tiene considerable interés sagrado,
siendo simplemente un ataúd que contiene una madera del
altar llamada "Tabot".

EL ENIGMÁTICO PAÍS DE LA REINA DE
SABA

Los templarios al decorar la catedral de Chartres
dejaron esculpido en un capitel del frontispicio el Arca de la
Alianza sobre un carro, pero ello sólo indica que fue
transportada, y no que se ocultase en aquel iniciático
templo francés. Se puede entrever su simbolismo porque
también en la misma catedral es muy elocuente otra imagen
esculpida del Arca en la entrada norte y cerca de un relieve con
individuos negros, incluyendo a la reina de Baba de pie sobre la
cabeza de un etíope.

La búsqueda del Arca de la Alianza en tierras
etíopes se efectuó en tiempos relativamente
cercanos. Empezó en Kirkus y en Axum, donde investigaron
exploradores interesados en ver los templos y las decorativas
estatuas de los judíos de Etiopía. Lo mismo
habrían hecho en el siglo XII los caballeros templarios,
aunque tuvieron mejores razones para investigar dicho país
africano, pues conocieron más que simples leyendas, y fue
por boca de un soberano etíope refugiado en
Jerusalén. Lo decidieron los sabios de la Orden de
Sión, quienes tuvieron a Arnau de Torroja como Gran
Maestre general también de los templarios. Ellos le
aconsejarían enviar tropas al sur de Sudán, ya
fuese por ayudar al rey Lalibela, o por buscar el oro de la
costera Bernicie Pancrisia (redescubierta en 1989), que
en el siglo XII atrajo aventureros como un imán, al creer
que era la legendaria Ciudad de Oro. Por el motivo que fuese, el
caso es que los templarios adecuaron un puerto y tuvieron
navíos en Aqaba, al norte del Mar Rojo.

La campaña de la Orden del Temple en
Etiopía, cronológicamente debió de dirigirla
Arnau de Torroja, comprometido en volver a sentar en su trono al
depuesto rey Lalibela, Lo cumplió con éxito, justo
pocos meses antes de acabar el año 1184, cuando,
falleció siendo Gran Maestre de la Orden de los Pobres
Conmilitones de Cristo y del Templo de
Jerusalén
.

Me imagino la gran sorpresa de fray Arnau de Torroja al
saber que los cristianos de la lejana Etiopía, un
país del llamado "Cuerno de Africa", tuviesen a Poncio
Pilato como un santo más en los altares de sus iglesias.
Con el tiempo Arnau supo que los judíos negros que
habitaron el oeste de Etiopía habían abrazado el
cristianismo antes que los europeos, aunque congeniasen su fe con
las tradiciones judías. También fue refugio de una
de las herejías más chocantes para los cristianos
europeos: el Monofisismo, puesto que defienden que Cristo tuvo
naturaleza divina, si bien la perdió con su cuerpo y la
recuperó después de su Resurrección. Fueron
condenados por el concilio de Calcedonia (451), aunque se
propagó desde Asia Menor hasta África, y en
Etiopía aún tiene adeptos en las iglesias
ortodoxas, como también en las de Siria, Armenia, y en las
comunidades coptas de Egipto.

Los primeros que en nuestro tiempo informaron de las
leyendas etíopes, y de sus numerosas iglesias rupestres
construidas por hombres blancos en Etiopía, fueron los
navegantes portugueses, extrañándoles que
allí celebrasen el Año Nuevo siete años,
nueve meses y once días más tarde que el calendario
gregoriano. La iglesia dedicada a Nuestra Señora en la
ciudad llamada Lalibela está decorada interiormente con
cruces templarias. Allí veneraron a su Virgen Negra,
siendo a partir de dicha campaña en Etiopía cuando
los caballeros del Temple la llamaron Nuestra Señora de la
Luz ¿Quizá en recuerdo de la reina de Saba, madre
del rey Manelik?.

El interior de un viejo castillo de Axum
(Etiopía), tiene la planta decorada con la cruz templaria.
Allí, anualmente cada mes de enero, se celebra la fiesta
Timkat, concentrándose miles de fieles llevando copias del
Arca de la Alianza. Las procesiones de barbudos con hábito
blanco recuerdan a su patrón san Jorge (Bet Giorgis), pero
también los mantos blancos de los nobles caballeros del
Temple, según lo escrito en 1207 por Abu Salih, un
cronista armenio que especificó: "A los picapedreros
etiopes, egipcios y coptos, los dirigieron hobres de blanco que
tenían una tez blanca y rojiza, y el pelo rubio.
Antiguamente fueron los portadores del Arca cuando era sacada en
la procesión del Timkat".

En Etiopía, también se encuentra entre los
símbolos templarios de Lalibela el "cuadrado
mágico" llamado SATOR-ROTAS (lo cual, una vez descifrado,
significa: Pater Noster), encontrándose entre los
símbolos templarios del castillo de Gisors (Fr.). El de la
iglesia etíope parece más antiguo, ya que empieza
por SADOR-ALADO y termina en OBERA-ROTAS.

Tan antiguos dibujos dejan pocas dudas de la
intrusión de los templarios, pero además
está documentado que en 1185 Manelik ocupaba de nuevo su
trono en Lalibela. Allí en agradecimiento a los templarios
que le ayudaron, al ser rey hizo excavar en el suelo de
peña once iglesias que sorprenden por estar unidas por
túneles subterráneos (a veces son trincheras
laberínticas al aire libre) complejos y desconcertantes. A
todas se entra por algún túnel oculto tallado en la
piedra. Tan raras construcciones interiormente imitan, las
iglesias cristianas normales, incluyendo columnas y capiteles. Se
distribuyen en dos grupos de cinco, uno a cada lado de su
rió llamado Jordán. Para excavar la onceava y
última iglesia se justificó con la aparición
en plena batalla del ángel san Jorge, luchando junto al
rey Lalibela. Vestía hábito blanco y montaba un
brioso caballo albino, decidiendo rápidamente la victoria.
Le dedicaron el mayor y más impresionante de los templos
rupestres perfectamente cúbico. Bet Giorgis (mide 12x12x12
m.) y está lejos de los demás, los cuales en
conjunto pretendieron ofrecer una idealizada Jerusalén.
Ciertamente el rey Lalibela quiso reconstruir la ciudad santa de
Jerusalén en su Rhoas natal, porque Jerusalén
había sido capturada por musulmanes y la
peregrinación hasta ella resultaba muy peligrosa para los
cristianos etíopes. La presión la ejerció a
favor de Axum el obispo cristiano de Etiopía, que era un
monje sirio y allí tenía su sede.

El principal beneficio de los templarios en
Etiopía fue la posesión de la sagrada reliquia que
es el Arca de la Alianza. En España son conservados en
Ucero (Soria) idénticos dibujos del Arca que hay en las
iglesias etíopes. Según F.J.B. Manzano, adentrarse
en San Bartolomé de Ucero, un templo construido en el
cañón de Río Lobos, es viajar a la lejana
Etiopía a través de los símbolos allí
existentes. El fundador del Museo Nacional de Etiopía,
J.O. Kinnaman, dijo haber visto personalmente el Arca de la
Alianza gracias a un permiso especial que le concedió el
emperador Haile Selassie; por cierto el último que
llevó el titulo de "Rey de reyes", porque fue descendiente
directo de Manelik, hijo de Salomón y la reina de
Saba.

LALIBELA, DESCENDIENTE DEL REY
SALOMÓN EN ETIOPÍA

En 1.160 llegó a Jerusalén un
príncipe etíope llamado Lalibela, de
Etiopía, quien permaneció allí durante
varios años. Debió de relacionarse con los
templarios y pedirles ayuda. Estaba siendo perseguido
después de haber sido injustamente derrocado por su
hermanastro Habbré que le usurpó el trono. Gracias
a Lalibela los templarios conocerían el libro Kebra
Nagast,
en cuyas páginas se recogió la
tradición que antes estaba gravada sobre dos losas de
piedra, y otros objetos que ya estarían dentro del Arca de
la Alianza venerada por una numerosa comunidad judía desde
el año 950 a.C. Los templarios lo investigaron, y
después ayudaron a Lalibela a recuperar su trono a cambio
de resarcirse con "algo". Para empezar, constato la sospechosa
coincidencia del nombre del templo de Aksum donde se sigue
guardando el Arca de la Alianza: Se llama Nuestra
Señora de Sión,
como la que tuvieron anexa a
su casa-madre en la ciudad de Jerusalén.

El rey Lalibela nació en Roha (Etiopía) a
mitad del siglo XII, cuando Aksum no había sido aún
fundada. Era el hijo más joven de la dinastía de
Zagwe, y a partir de entonces gobernó el norte de
Etiopía hasta el año 1207. A pesar de tener varios
hermanos mayores, desde niño Lalibela estaba predestinado
a ser rey, porque poco después de haber nacido, su madre
encontró un enjambre de abejas alrededor de su cuna, lo
cual le recordó una leyenda antigua de su tribu y
excalmó: "¡Las abejas saben que este niño
será rey!"
(Lalibela). Las abejas
representaban para ella a los soldados que un día
servirían a su hijo, y eligió dicho nombre para
él.

Circulan diferentes tipos de opiniones acerca de lo que
pudo haber sucedido con el Arca de la Alianza, y ambas incluyen
al rey Manelik de Etiopía, hijo del rey Salomón y
la reina de Saba. En el primer caso hay a su vez dos opciones:
Fue robada, o fue cambiada, por Manelik, quien quizá
sólo dejó en Jerusalén una copia cuando
despidió a su padre el rey Salomón. Siglos
después también el Arca desapareció de la
vista de los habitantes de Jerusalén durante el gobierno
del idólatra Manases (678-642 a.C.). En el interior del
Templo del rey Salomón entonces se veneró un
ídolo pagano, e incluso y se mataba a los profetas, por
todo lo cual parece obvio que se protegiese el Arca siendo lo
más lógico alejarla del Templo y de
Jerusalén, por lo contaminante que hubiese sido el mal
ambiente para la seguridad de tan gran reliquia. No obstante
aún sería posible aceptar que fuese destruida, dado
el mucho oro que la forraba a raíz del ataque de los
babilonios del rey Nabuconodosor, ("Cabeza de oro"). Tanto oro
debió de despertar una gran ambición, pero en
contrapartida juega también el general temor de que era un
mueble capaz capaz de fulminar a quien osase tocarla
("Samuel" 6: 6-7 y "Crónicas 13: 9-10). Este y
muchos otros secretos los traspasaron a Arnau de Torroja sus
superiores.

El año 650 a.C., coincidiendo con la visita del
etíope hijo del rey Salomón a Jerusalén el
Arca del Templo habría sido transportada hasta la isla
Elefantina, en Alto Nilo (Egipto), donde hubo un templo
judío dedicado a su veneración durante más
de dos siglos, puesto que tan sólo estaba justificada su
construcción si servía para albergar el Arca de la
Alianza. Lo edificaron una colonia de judíos que antes
durante un siglo habían guardado la frontera de Israel.
Sólo para custodiar el Arca se establecieron en Egipto, a
pesar de serles un país hostil. Cuando aquella comunidad
decidieron que se les hacía pequeño el santuario
para tan gran tesoro de religión, se llevaron el Arca de
la Alianza, no a Jerusalén, sino a Etiopía donde
vivía una numerosa comunidad judía que se la
reclamaba. Al fin, los etíopes son los únicos que
perpetuan su veneración física, siendo evidente que
le demuestran su mayor fe.

La ruta terrestre entre Meroe, en Nubia, y Rhoas en
Etiopia, está muy bien estudiada por ser la tradicional de
las más antiguas caravanas comerciales. En tiempos de
Manasés (687-642 a.C.) primero el Arca se llevó a
la isla Elefantia y a la Isla de Filae en el río Nilo
(donde los blenios de Nubia rindieron culto a Isis, por
última vez en todo Egipto). Después los portadores
del Arca se asentaron para venerarla a orillas del lago Tana, en
el las tierras altas de Etiopia (410 a.C). En un documental de
TV, vi que en Tana Kirkos, una isla del dicho lago, aún
existe un pedestal que sirvió para sostener el Arca de la
Alianza durante 800 años. Con tal peregrinación
hacia Axum, en el sur, se cumplía el sueño de
Salomón: "El sol iria hacia el sur", lo cual,
según el mismo interpretó, significaba que su reino
se desplazaría. Finalmente se la veneró en una
capilla anexa a Santa María de Sión, cuyo
nombre es el mismo que el templo que fue sede matriz de los
templarios de Jerusalén.

Por agradecimiento a los caballeros de la Orden del
Temple, el soberano Lalibela mando excavar en la dura peña
del suelo las iglesias rupestres con planta de cruz templaria en
la provincia de Lasta. Hay también una iglesia
subterránea del mismo período en Aubeterre
(Francia), y conozco otra San Justo y Pastor, en Olleros de
Pisuerga (Palencia-España). Las once iglesias rupestres
alrededor de Lalibela son: Abba Libanos, Madhané Alam,
Maryam, Denagel, Mika'él, Amanu'él,
Marquréwos, Sellasé, Golgotha,
Gabriél-Rufaél, y Giyorgis
(san
Jorge).

Lalibela una vez coronado explicó que en un
sueño Dios le mostró los diseños de las
iglesias, así como en dónde construirlas y
cómo adornarlas. En realidad debió de ser el Gran
Maestre del Temple, y entonces lo era Arnau de Torroja. Fue en el
curso de su juventud que por primera vez se utilizaron planos de
construcción. Antes ni existían, pero a mediados
del siglo XII incluso se copiaban, distribuían y
archivaban por las logias de constructores que disfrutaron, por
fin, las ventajas de organizarse también como canteros,
gracias a lo cual lograron hacer valorar su oficio. Las iglesias
de Lalibela están entre las creaciones
arquitectónicas más extraordinarias de la
humanidad. No obstante, ni Lalibela ni los templarios inventaron
las iglesias rupestres, porque dos siglos antes de subir al trono
ya fueron construidas algunas en Tigray
(Etiopía).

La iglesia ortodoxa etíope canonizó al rey
y cambió más adelante el nombre de la ciudad de
Roha por el de Lalibela, el suyo propio, a fin de revitalizar el
cristianismo en su recuperado reino. También
rebautizó el río llamándole Jordán en
recuerdo del precursor, Juan Bautista primo de Jesús.
Lalibela fue enterrado en un lugar de allí llamado
Gólgota, y a partir de entonces fue la ciudad santa de los
cristianos etíopes (que son casi la mitad de la
población), los cuales viven tan rodeados de países
islámicos como Israel. Ello es así, desde que a
principios de nuestra Era el cristianismo fue introducido por
influencia copta. El emperador Ezana la elevó a
religión oficial en el siglo IV.

EL "ARCA DE LA ALIANZA" ¿FUE
LLEVADA A ETOPIA?

Ciñéndome a la información que tuvo
Arnau de Torroja, recordaré al enigmático "Rey del
Mundo", un líder de dudosa localización, ya citado
en la "Primera Parte". Había enviado tres maravillosos
regalos al emperador Federico II, recordando con ello que reinaba
en Agharta como descendiente de los Reyes Magos aquellos
míticos personajes que se postraron ante el
Niño-Dios en un pesebre.

En 1164 el arzobispo de Colonia, canciller del emperador
Barbarroja, aprovechó el saqueo de Milán para
transportar sus supuestos restos, allí venerados, hasta la
catedral de Colonia. Hoy sabemos que estuvieron muy confundidos,
pues ni eran tres, ni reyes, ni magos, pero entonces era un tema
muy serio y creyeron poder seguirle a uno la pista a
través de su descendiente el Presbyter Joannes
"Rey del Mundo". La primera noticia suya la proporcionó en
1145 Otón de Frisinga, siendo transmitida en el siglo XIV
por Juan de Hildesheim, motivo por el cual el Santo Padre desde
el Vaticano envió emisarios a Etiopia, gobernada por un
Negus (emperador), al cual los católicos llamaron
"prieste".

Por otra parte, para localizar tan fantástico
reino, y al mismo tiempo las fuentes del río Nilo, el
príncipe Enrique, a la vez Gran Maestre de la Orden de
Cristo en Portugal, en vano envió sus naves al continente
africano. Posteriormente fue misión encargada a Pero
da Corilhao
, quien desapareció, aunque después
de décadas se dijo que vivía con honores en la
corte del Preste Juan.

Pablo Villarrubias publicó en 2007 "El
fantástico reino del Preste Juan", incluyendo textos de
las misivas que, con idéntico contenido, fueron enviadas
en 1165 por el enigmático Preste Juan a los grandes
soberanos europeos. Y ahí surge la especulación de
si los habrían redactado los propios templarios europeos
fin de aunar voluntades ante la guerra que se preveía
contra el sultán sirio Nuradín.

Arnau de Torroja, al haber luchado antes contra el jefe
de los sirios, y como en 1166 fue Gran Maestre provincial del Sur
de Francia e Hispania, no pudo haber quedado al margen de aquella
estrategia ingeniada por sus superiores. Resulta de toda
lógica que se intentase estimular la participación
militar, asegurando a las tropas que, en caso de necesidad,
recibirían ayuda de un todopoderoso soberano, del cual
incluso se divulgó que tenía setenta castillos
cerca de donde tradicionalmente se creía ubicado el
Paraíso Terrenal.

Arnau y sus superiores sabían que el rastro del
Arca de la Alianza se perdió entre los años 701
a.C. y 626 a.C., cuando reinó el idólatra
Manasés en Jerusalén, en cuyo templo profanó
el día que obligó a entronizar en su interior un
ídolo pagano (650 a.C.). Si el Arca entonces no estaba
oculta en una gruta debajo del Templo, y tampoco en el monte
Moriah, sólo quedaba investigar la historia explicada por
el destronado soberano de Etiopía residente en
Israel.

El Arca de la Alianza evoca tanto una leyenda, como
pasión y drama histórico. Finalmente quizá
realmente fuese depositada (955 a. C.) en un templo el cual se
había empezado a construir en Jerusalén once
años antes. Es la ciudad santa por excelencia, al ser cuna
de las tres grandes religiones monoteístas. Ello no la
libró nunca de ser escenario de guerras y luchas. Durante
la historia de la Humanidad cada líder poderoso siempre
tuvo gran interés por de ser dueño de los Santos
Lugares. Trataron de ejercer su poder en Jerusalén y en el
monte del Templo, que es su centro de máxima
devoción, porque allí existe una piedra bruta que
conectaría simbólicamente con el centro de la
Tierra. Dicha peña está en el suelo del templo de
la cúpula dorada

Parece insólito que aquel baúl de madera
forrado de oro generase una nube de día y fuego de noche,
por lo cual fue capaz de guiar al pueblo de Moisés vagando
por el desierto del Sinaí más de cuarenta
años. Como Moisés era egipcio, todo su saber y
creencias también lo fueron, por lo que copió el
mismo tipo de cofre que servía en los templos de aquellas
culturas para transportar objetos de culto sagrado en su
interior, en recuerdo de los tiempos de vida
nómada.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25
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