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Colección “Revisión Cultural” (desde 1978) (página 22)




Enviado por Ramon Ramonet Riu



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Arnau de Torroja tuvo suficientes contactos con los
ingleses para haber conocido las opiniones de quienes
creían en tales leyendas, y a buen seguro tuvo una exacta
opinión de los hechos. Se decía que José
viajó hasta Glastonbury (Somerset-Inglaterra), donde
fundó la primera iglesia en el siglo I, la cual se
recuerda como el primer templo cristiano de toda la Europa
occidental, dedicado a la veneración del Santo Grial
conteniendo la Sangre de Cristo.

La idea del Santo Grial que a Arnau de Torroja
explicaron al ingresar en la Orden del Temple, superaría
en mucho el simplón objeto presentado en los romances de
los trovadores. Había crecido escuchando el trasfondo de
las narraciones sobre el Grial cuando ya era un tema casi
herético, a pesar de que su esforzada búsqueda y
custodia la divulgasen "descafeinada" unos nobles trovadores.
Éstos, inculcaban que la felicidad no es una meta, sino la
capacidad de superarse cada dia, y lo demostraban llenando su
tiempo con enriquecedora creatividad. Su recompensa era el fruto
de su esfuerzo, hoy llamada "buena suerte". Lo cierto es que
gozaron de la vida por el solo hecho de no ceder a lo
negativo.

Arnau de Torroja ya habría escuchado de
pequeño el relato sobre el mítico Sang
Reial
(en catalán Sangre Real) que fue presentado
muchas décadas después por Chretien de Troyes. En
la Champagne (Fr.) ya en el año 717 se escribió una
obra titulada "El Gran Seny-Graal" (manuscrito en lengua
francesa), el cual se publicó cinco siglos más
tarde. Fue la primera versión del Grial, y en ella se
narraba como Jesús dio un librito a un ermitaño
pagano; pero no se dice nada del supuesto linaje descendiente de
María Magdalena. Su autor anónimo explicó
haber soñado que Jesucristo, al que presentó muy
humano, le recomendaba leer un librito donde constaba su propia
genealogía davídica. (Hay una copia en la Bibl.
Nat. de París,
titulada: "Seytgraal"). Por
lo demás, el germen de la obra fue el mismo que
impregnó las mentes de los caballeros de las
órdenes de Sión y del Temple: La búsqueda y
salvaguarda de algo trascendental y útil, capaz de
proporcionar un rey de linaje divino y capacitarlo para imponer
un solo credo.

Aunque la idea del Grial circuló de boca en boca,
hasta el siglo XII no fue publicada, siendo tan sólo
accesible a algunos de los nobles europeos. Entonces a las
mujeres incluso ya les fue reconocido el derecho de
sucesión, y recibían mejor educación que los
varones, por lo cual, las que supieron leer, ya
disfrutarían, y mucho, de un tan novedoso como atrevido
tema "de faldas". A los clérigos puede que les estuviesen
prohibidon tal tipo de romances. Es paradójico, pues ellos
podían apreciar mejor las referencias
evangélicas;…una ventaja que se perderá a partir
del siglo XXI, debido a que la educación laica actual ya
casi hace incomprensible la muy rica símbología
medieval. Cuando en Valencia el clerigo Janot Martorell
escribió el "Tirant lo Blanch" (s. XIV), resultó
ser una trama caballeresca, pero obscena.

El autor Chretien de Troyes divulgó popularmente
su cuento: "Parceval, o le comte du Graal" (aunque nos haya
llegado inconcluso), el mismo año que falleció
Arnau de Torroja. Posteriormente el editor lo mezcló con
otra novela de aventuras para darle sentido, y Así
llegó a nuestros días. Chretien de Troyes
explicó que lo había escrito por encargo del duque
Felipe de Flandes (entonces hermanado con la Casa de Barcelona),
y que sólo se limitó a hacerlo rimar mejor aquella
obra. Felipe había peregrinado con su ejército a
Jerusalén entre 1177 y 1178, donde rechazó la
regencia de la Ciudad Santa que le ofreció su primo el rey
leproso, con quien Arnau de Torroja tuvo que tratar habitualmente
el ser Gran Maestre en 1180.

En el judaísmo no se aceptan redentores, ni
cualquier otro intermediario, que no sea Moisés, para
acercarse a Dios. Los católicos tampoco admitimos
más que a Jesucristo para llegar hasta el Padre. La
Iglesia durante el siglo XII condenó la tradición
del Santo Grial, porque proponía otro héroe
"redentor", pero no la declaró herética, a pesar de
que Parsifal les resultaba muy molesto. El contenedor Grial, al
fin se impuso en la celebración de la misa, y los platos
de los cristianos que cada uno se traía de su casa para
celebrar los ágapes rituales, fueron eclipsados por los
cálices. Realmente, en vida de Arnau de Torroja, formas de
contenedores griálicos ya decoraron muchos templos
católicos, aunque actualmente los cristianos europeos
pueden confundirlos con simples floreros.

A partir de la versión del cáliz
cristianizado que escribió en el siglo XIV el
eclesiástico Roberto de Borón ("Historia del Santo
Grial y Merlín"), subliminalmente los romances sobre el
Grial trataban de la importancia de la Sangre de Jesús y
de su linaje secreto. Era la verdad oculta de la Orden del
Temple, que limitándose a unas aspiraciones
sinárgicas, después fue tergiversada y provocaron
la caída de la más digna de las órdenes de
caballería medievales. Pero el linaje davídico no
culminó en Godofredo de Bouillón, conquistador de
Jerusalén, y sin duda el más universalmente famoso
descendiente de los antiguos reyes merovingios. Fue en el siglo
XII cuando se divulgaron los romances escritos del Santo Grial, y
donde al héroe se le exige humildad. Con estas directrices
formó parte de la fantástica Orden de la Tabla
Redonda, que le sirvió de "cápsula del tiempo" al
ser sinónimo de alocadas aventuras.

En el libro de E. A. White "La Iglesia oculta del Santo
Grial" (1902), se identificó el Grial con el anillo del
mítico rey Arturo. Se tiene noticia de anillos especiales
desde que se erigieron los monumentos megalíticos, cuando
a los círculos de menhires (cromlechs) les dieron
simbolismo solar, pasando a impregnar miles de leyendas por la
unidad que su forma sugiere; pero sobre todo, por reproducir
gráficamente la idea del tiempo cíclico universal.
Hoy constatamos el gran éxito alcanzado por los anillos
mágicos en todo el mundo, al hacerlos, además,
portátiles y enjoyados, como sortijas que son. Basta con
repasar los títulos, y la multimillonaria taquilla de
beneficios, de las películas de cine para
adolescentes.

EL OLVIDADO ASPECTO FEMENINO DE LA
DIVINIDAD

Sobreponiéndose a los abusos de las
jerarquías católicas, el rey de Aquitania
(país entonces con más extensión que
Francia), creía en una diosa. Guillermo IX, apodado
"Monarca de Judá" y que tuvo la máxima influencia
en la corte de Carlomagno, cultivó su lado femenino,
siendo el primer trovador del que se tiene noticia. La alquimia
tiene en cuenta lo femenino, porque no hay misterio sin una
mujer. Jesucristo lo expresó diferente en un evangelio
apócrifo: No hay mayor misterio que el de los esposos. Se
referiría a la religión bipolar de la diosa,
aquella que los petristas persiguieron.

Probablemente tanto el emperador Carlomagno (coronado en
el Vaticano el día de Navidad del año 800) como
Guillermo IX de Aquitania desearían, cada uno por su
parte, heredar el cetro del "linaje divino", vacante por la
muerte de los rey merovingios, puesto que se creían
extinguidos el año 754. Pero no lo estaban, pues los
autores Cagigal/Ros encontraron en Carcasona (Fr.) un acto de
vasallaje donde se confirma que en 871 el conde de Toulouse
(según la "Crónica de Moissac"),
descendía de los reyes merovingios, vía el conde
Sigeberto. Otro escrito del año 1118 también
dejó la misma costancia ("El Grial secreto de los
merovingios
" Nowtilus S.L, ed. 2005).

Los dirigentes templarios, de mente abierta y preclara,
mantuvieron semivelada su devoción por el aspecto femenino
de la divinidad, de lo cual habían sido precursores los
monjes agustinos calabreses de Jerusalén. Fueron los que
fundaron la Orden de Sión cuando se fusionaron con los
esenios "Sabios de la Luz", cuyo símbolo era la rosa y la
cruz. Por dicha vía secretamente las enseñanzas de
Hermes y las iniciaciones del faraón hereje Akenaton
entraron en el esoterismo cristiano establecido en
Alejandría (Egipto). Las sociedades secretas indagan el
origen de la humanidad a través de las pirámides de
Giza y la esfinge. Y es que incluso buena parte del doble juego
de deberes, que son los "Diez Mandamientos", en las normas son
parecidos al egipcio "Libro de los Muertos". Su redactor los
copió de escritos babilónicos, como éstos lo
debieron copiar de los sumerios. Incluso se sospecha que la tal
correa de transmisión de saberes al Antiguo
Testamento
fuese directa, gracias al bíblico
patriarca Abraham y su familia, puesto que fueron oriundos de Ur
de Caldea (Sur de Mesopotamia).

En el siglo XII los intentos para restablecer la
dignidad de la esposa mística de Jesús fueron
abortados por la Santa Sede, al no ser los cardenales capaces de
superar la idea del matrimonio físico, o sexual, por un
casto "matrimonio espiritual" inmaculado. En el III Concilio
de Letrán
el pontífice Alejandro III, que por
una parte hizo las paces con el emperador Federico Barbarroja,
por la otra dictó severas disposiciones contra los herejes
de Provenza y del Languedoc donde Arnau, siendo Maestre
Provincial tuvo jurisdicción. Le apenaría con
seguridad, pero más lamentó saber que en dicho
concilio (1179) se habían criticado los excesivos
privilegios de la Orden del Temple.

Al cabo de un año que Arnau era Gran Maestre de
Jerusalén (1181), la Silla de Pedro en el Vaticano fue
ocupada por Lucio III, de Lucca (1181-1185) quien se
encontró con el cuerpo de su paisana la condesa Matilde,
enterrada en el interior de San Pedro del Vaticano en
una tumba esculpida por Bernini, que ya hubiese el papa querido
para si mismo. En fin, los herejes perecieron, pero sus ideas
fueron transmitidas en clave, y estaban en sintonía con
las de los cátaros, quienes a su vez congeniaban
espiritualmente con los bogomiles de los Balcanes. Todos
veneraron encubiertamente imágenes de matronas de color
negro que servían de trono a su hijo, y a las cuales
llamaban en argot "Nuestra Señora"
(Magdalena).

La línea familiar merovingia fue un secreto que
se amplió, procurando indagar en sus genealogías
hasta la dominación romana. En base a una bolsa de etnia
judía en el Sur de Francia, se popularizaron
teorías con fines interesados aprovechando las carencias
documentales. Los templarios fueron grandes protectores de los
hebreos, quizá por haber encontrado ancestrales
genealogías judías que los emparentaban. No fue por
capricho que el pontífice Gregorio I "Magno" ordenó
quemar todo cuanto pudo de los archivos del Imperio Romano. Como
ya demostré en otro libro (autoeditado el 1989 en
Barcelona) san Gregorio I era enclenque, pero tenía un
carácter absoluto y habría manipulado en secreto
las reliquias que creyó eran de san Pedro apóstol a
fin de adaptarlas a una arqueta, la cual justo doce siglos
después apareció enterrada en un monasterio del NE.
de España ("Reliquias de San Pedro apóstol
encontradas en Cataluña
").

PROTECCIÓN Y SALVAGUARDA DE LOS
"REX-DEUS"

En tiempos de la educación del joven Arnau de
Torroja nadie habría podido ignorar el trascendental papel
social de los judíos en Cataluña, o sea, los tan
sólo aparentemente cristianizados de Septimania. Era vox
populi que estaban introducidos en las familias reales europeas,
como me empeño en evidenciar. Los nobles llevaron un
minucioso registro de cada rama de su árbol
genealógico, y nunca ignoraron que los matrimonios de sus
antepasados los emparentaban con el pueblo de Israel. En tiempos
de Felipe II, en España tan sólo cuarenta y ocho
familias no tenían sangre judía, y en su
mayoría no eran nobles.

Los libros que he leído, salvo dos excepciones,
observo que se arrellanan en lo fácil, y más
después de tantos años de ser un tema tabú,
porque los eclesiásticos se esforzaron en ocultarlo. Los
hechos verídicos de los condes medievales de Occitania
sólo pudieron ser narrados de forma encubierta tras
algunos romances legendarios. Lo que no pudieron ocultar los
antisemitas fue la evidencia de que muy sabios e influyentes
judíos del Sur de Francia se hubiesen establecido
firmemente en Toledo, haciendo un sólo bloque con los que
allí residían desde antes de nuestra Era. Una
imagen de Virgen Negra venerada por los templarios, está
bien documentada en Toledo desde 1174.

A pesar de la tolerancia y las libertades de Occitania,
Bernardo I de la familia Autum-Toulouse, nieto del
príncipe rabino Natronai Makhir David-Teodoric,
prudentemente ocultó su árbol genealógico
que lo emparentaba con el rey David y con Jesús. Pero
existen otras formas de identificar una estirpe a parte de su
árbol genealógico; incluso el color de las fachadas
de sus casas aludió a sus orígenes. Los normandos,
por ejemplo, tenían la costumbre de pintar las fachadas de
blanco; los griegos prefirieron pintarlas de azul, y los
árabes de rosa, o bien de rojo. Lo judíos, en
cambio, decoraron sus fachadas con el color amarillo. De todas
formas, la nobleza y las casas reinantes llevaron, al menos hasta
el siglo XII, un minucioso registro de su árbol
genealógico, sabiendo que por matrimonios se emparentaron
con descendientes del rey de Israel.

Arnau de Torroja durante los años que
trabajó al servicio de su hermano en la curia del obispado
de Barcelona, cerca de donde luego construyeron la catedral,
durante su juventud debió de creer que considerarse un
descendiente de Jesús era una idea herética; …a
no ser que la propia familia Torroja fuesen conocedores de su
ascendencia judía. Quizá sí, aunque la idea
del supuesto linaje circularía sólo de boca en boca
entre los familiares implicados más influyentes de Europa.
El siglo XII fue cuando ya les fue reconocido a las mujeres
incluso el derecho de sucesión, y ellas recibieron mucha
mejor educación cultural que los varones.

Haciendo historia, el rey Childerico (+481), padre del
primer rey de Francia llamado Clodoveo (Clovís),
tuvo gran afecto a ciertos símbolos paganos, como son el
escarabajo y una cabeza del toro Apis egipcio
sosteniendo el sol entre sus cuernos. El emperador Carlomagno
recogió dicha simbología mediante el metamorfoseado
dios Serapis de los griegos, el cual vistió
mini-túnica, a pesar de sus barbas, y sobre la cabeza
sostenía un cesto con fuego, o sea el Grial. Era la
deformación voluntaria de que María Magdalena
había portado el cáliz-grial en su útero al
desembarcar en la costa francesa. Con ello se refuerza el
"Linaje del Grial", tan popular en Europa, donde hizo
furor en el siglo XII. El linaje merovingio se perpetuó en
la clandestinidad hasta nuestros días, de modo que el "Rey
Perdido" actualmente aún sigue de
incógnito.

De aquella mentalidad nos dejaron los llamados "Cristo
en majestad", pues el arte románico en aquella
época incluso vistió a Jesucristo con túnica
y corona, lo cual despierta el recuerdo de los reyes merovingios,
y cual debió de ser la causa del asesinato de su rey
Dagoberto II, el año 679 cerca de Stenay (Ardenas-Fr.). A
su hijo Sigiberto IV no lo mataron gracias a ser puesto a salvo
por Meroveo Levy, un sicambro puro, quien escondió en
secreto al niño heredero de la corona merovingia en
Rennés-le-Château, la que en el Sur de Francia
había sido antigua capital del reino visigodo. De mayor,
Sigiberto IV, de sobrenombre Plant-Ard (retoño
ardiente), se casó con Giselle, condesa de Razes
(Redae), hija del el hispano rey visigodo Wamba, de cuyo
enlace nació el linaje de los condes del Razés, hoy
una comarca del departamento francés Aude; que es la misma
zona antes llamada provincia Narbonense, y luego pasó a
ser la Septimania. Con aquella boda, los linajes godos se unieron
con los descedientes del rey David.

X X X

Otro misterio subsidiario, es el hecho de que en los
templos europeos la imaginería católica fue
más mariana que cristiana, siendo en la catedral de
Chartres (Fr.), donde mejor se constata. Gracias al relajamiento
de costumbres, y libertad para hacer tertulias que les era
innata, los occitanos del siglo XII vivieron un renacimiento
espiritual, que se mezcló con su afán de
independencia hasta que Santa Sede logró abortarlo. Pero
Arnau de Torroja jamás habría podido imaginarse el
fatal desenlace que acabó con la esplendorosa cultura
occitana, cuando la Iglesia se apropió del patrimonio del
conde de Toulouse del Languedoc. En el sur de Francia, en vida de
mi paisano de siglos pretéritos, las tres culturas
monoteístas gozaban de una tolerancia ejemplar, de forma
que las palabras godo y judío eran sinónimas.
Aquella situación no tenía porque haber acabado
mal, ya que los primeros frutos fueron reconquistar
Jerusalén para su verdadero dueño, un descendiente
de la Casa de David. Las pruebas que les permitieron predicar una
cruzada tan lejos de Europa, sólo podían basarse en
irrefutables evidencias de que se había conservado la
línea de sangre del "Rey Jesús". Tal vez fuese un
libro ¿Escrito por el propio Jesucristo? (insistentemente
aparece en sus imágenes con un volumen entre sus manos).
Alguien escribió que los templarios en sus excavaciones
obtuvieron gotas de sangre del "Rey Jesús".

La iniciativa de liberar Tierra Santa es probable que
fuese idea de la muy poderosa y aguerrida condesa italiana
Matilde de Lucca, o de Toscana (+1115) porque ella fue la
enigmática pariente del rey Dagoberto II, el último
de los reyes merovingios detestados por la Santa Sede. Matilde
pasó a la historia por ser aliada militar de dos
pontífices, Gregorio VII y Urbano II, siendo éste
último de quien ella consiguió que en 1095 se
promulgase la Primera Cruzada destinada a liberar Tierra Santa.
Allí, en 1099, su sobrino Godofredo de Bouillon
recuperó la ciudad Tres Veces Santa para su
familia.

La condesa Matilde, es la única mujer que tiene
una intrigante tumba con su hierática escultura dentro de
San Pedro del Vaticano, (está sosteniendo una tiara y las
llaves de san Pedro), exigió al Sumo pontífice el
derecho a celebrar misa por privilegios de su divino linaje.
Obviamente nunca se le concedió. A propósito de
dicha heroína, quizá fuese por la
información que ella proporcionó al rey Luís
XI de Francia, que éste pudo proclamarse descendiente de
María Magdalena. Era el único linaje que
podía aspirar legítimamente al trono de Francia.
Tal pudo haber sido -se conjetura- el secreto
genealógico-dinástico contenido en los pergaminos
encontrados por el abate Saunière en la Iglesia de
Rennés-le-Château, acuñados por el sello de
Blanca de Castilla, reina de Francia.

En 1958, el profesor Norton Smith, de la Universidad de
Columbia, con buenas relaciones con Teodoro, patriarca de Santa
Catalina del Monte Sinaí, al visitarlo, casualmente
vió un rollo que contenía un fragmento
inédito del Evangelio de Marcos. Se trata de una carta que
no había sido perdida, sino sólo suprimida. Es un
ejemplo actual de como se siguen manipulando las mentes
religiosas, porque el dicho evangelio existe y es
auténtico, aunque Teodoro, para negarlo, argumentó:
"Esa, ni otras cosas verdaderas deben ser dichos a todos los
hombres" (Smith, "Secret Gospel", p.14 a 16).

CÁTAROS y TROVADORES: LA GRAN
DAMA

Además de los fieles a Jesús,
existió una secta sanjuanista que conservó las
enseñanzas "puras", sin que fuese alterada por el
posterior cristianismo, y que renacieron vigorosas en el siglo
XII, cuando la misa en Europa era obligatoria. En los siglos
siguientes floreció en el sur de Francia una fascinante
herejía dualista, dado que los llamados cátaros, y
los bogomiles, admitían dos Creadores, que
serían ambos los dos "Príncipes" de este mundo (el
bien y el mal). En el medioevo, los cristianos librepensadores
fueron llamados albigueses (de Albi-Fr.), siendo más una
religión que una herejía, y por descontado una gran
revolución socio-religiosa. En 1163 fueron llamados por
primera vez cátaros, a fin de asociarlos al curanderismo,
pues todos ellos eran vegetarianos muy convencidos.
Además, no podían comer ni beber sin haber rezado
antes un Padrenuestro. Todavía diré en su favor,
que cuando en el JMJ de Madrid (21-8-2011), el Papa
previno amorosamente a cuantos autónomos buscan a
Jesucristo, empleó las mismas palabras que son reversibles
para ser aplicadas a los católico-romanos.

En Occitania se pasó de la intolerancia para con
los herejes, al colapso de una sociedad de avanzada cultura. Las
luchas religiosas entre católicos bautizados comenzaron al
final de la vida de Arnau de Torroja, siendo la más
probable causa de su muerte después de haberle sido
anticipado por el Sumo pontífice que: Se llevaría a
efecto una cruzada contra los cátaros occitanos, porque
aquellos bautizados menospreciaban su autoridad
oponiéndose a la Iglesia católica. Los
cátaros explicaban los misterios de la existencia con una
lógica que la Iglesia nunca pudo superar. En el siglo XIX
la Santa Sede, por fin, se consideró a los templarios, y a
otros heterodoxos como los cátaros, unos fieles
sanjuanistas, o sea seguidores del Precursor, heredero
legítimo al trono de Jerusalén.

Los templarios tuvieron un plan para regenerar la
sociedad, el cual caso de ser realizado a nivel general se
convertiría en un revulsivo para optimizar el buen orden a
nivel mundial. El gobierno imperante debería reunir un
triple aspecto: Una sola religión y un solo
pontífice máximo para todos los creyentes. Para
fomentar una regeneración universal, primero instruyeron a
las personas enseñándoles artes y oficios, y
después les enseñaron cómo organizarse de
forma ordenada y en base a una dinámica
administración. Al mismo tiempo les inculcarían las
prácticas de la religión católica aunque en
armonía con las raíces de sus creencias paganas
más ancestrales. La Orden del Temple desarrolló una
organización económica ejemplar, con normas
religiosas y a la vez militares. Su fuerza exotérica y
profundas raíces esotéricas estarán
presentes en las fundamentales manifestaciones de la cultura
medieval. En las zonas por ellos regentadas estuvo presente el
sincretismo y la tolerancia entre cristianismo, islamismo y
judaísmo, pues cuando hace falta resucitan las tradiciones
esotéricas milenarias, con lo cual se fomentaron los
contactos entre filósofos e intelectuales a fin de
unificar las tres principales "Religiones del Libro" que
consideran Jerusalén su ciudad santa. Todas veneran al
mismo Dios, aunque dándole cada una nombre
diferente.

Guillermo fue duque de Toulouse del Languedoc, y su hija
Leonor de Aquitania, que le sucedió, era tan anticipada a
su tiempo, que fue la fundadora de las "Cortes de Amor". El
espíritu de regenerar la sociedad ella entonces ya lo
emprendió enviando trovadores a Inglaterra, aunque en
realidad eran misioneros del amor cortés. Aquella gran
dama, (o Domna, Domina, etc.), que fue reina de los
trovadores, era también reina de Francia y después
Inglaterra, por sus matrimonios sucesivos. En efecto, Leonor se
casó en segundas nupcias con el rey Enrique II
Plantagenet, conde de Anjou (1154), dueño de grandes
feudos en la costa atlántica de Francia.

En todas partes a sus trovadores les hacía
presentar a Nuestra Señora como una "inspiradora del
amor", como si fuese una pagana diosa Venus. La popularizaron con
el nombre de Midonis (Señora mía), o sea,
la añorada Gran Dama, ya que fue su amor
imposible. En realidad simbolizaba el alma regenerada que
proclamaba el Amor como único soberano. Los hermanos
Torroja debieron de lamentar que Enrique II, segundo esposo de
Leonor, estando emparentado con la Casa de Barcelona, fuese
excomulgado por el Sumo pontífice Alejandro III en 1170
(dicho año también prohibió canonizar fuera
la Santa Sede de Roma), nada menos que por haber ordenado el
asesinato de Thomas Becket, arzobispo de Canterbury.

Arnau de Torroja supo por boca de su hermano obispo, de
aquellos excesos, como también de los éxitos de los
librepensadores cátaros en Provenza y en el Languedoc. Y
ello a pesar que los herejes pretendían regresar a la
pureza del cristianismo original; o sea, a las catacumbas. Para
ellos Jesús de Nazaret no era, ni más ni menos, que
la segunda persona de la Santísima Trinidad, que se hizo
hombre sin dejar de ser parte de Dios. Su predicación fue
imparable cuando, el año 1117, el obispo bogomil Nikitas
llegó a Narbona. Es evidente que los templarios se
llevaron bien tanto con los dualistas cátaros, como con
los judíos,…e incluso con los musulmanes. Éstos
en vida de Arnau hacia siglos que habían sido expulsados
del Sur de Francia, porque Carlos Martel derrotó el
año 750 a los ismaelitas. La reflexión que tantas
veces debió de hacerse mi biografiado, és que, ni
asentándose los musulmanes en Europa, tampoco
habrían triunfado, porque ciertas latitudes de nuestro
planeta son demasiado frías para los rigores de sus
creencias.

Mi biografiado entonces con responsabilidad en aquel
sector de Occitania, fue el hombre mejor preparado para asimilar
la purificación del espíritu de los herejes
cátaros, cuya idea de la cercanía de Dios en cada
alma sobrevivió gracias a los encubiertos mensajes
divulgados por los trovadores. Fue cuando entonces se enviaron a
Occitania los primeros monjes cistercienses, pero predicaron en
vano. Afortunadamente para Arnau de Torroja él ya no
sufrió los nueve años de cruzadas sucesivas contra
los propios europeos que abrazaron el catarismo, por cuya matanza
el papa Inocencio III conservará siempre el terrible honor
de haber sido el más masacrador de gente bautizada de toda
la historia de la Iglesia.

Empezaron por atacar las grandes ciudades: Narbona,
Béziers, Carcasona, Lodève, Nimes, Magalona,
Agde
y, como no, Toulouse. Era la misma zona que
siglos antes estuvo también poblada por judíos,
como si los occitanos llevasen en sus genes el saber convivir
ejemplarmente con ideas de origen oriental. El clero allí
ni daba la extremaunción. En pocas palabras, vivían
en impostura total, y sólo acreditaba a la Iglesia
católica el hecho de que prefería conceder
jerarquías a los hijos segundones de la nobleza. En cambio
el pueblo llano, o sea, los súbditos de los nobles,
sí eran sentidamente buenos católicos; tanto que
querían volver a las catacumbas. En fin, al norte de los
Pirineos vivieron tan plenamente fascinados por el catarismo, que
incluso los católicos los defendieron cuando hizo falta.
De ahí que en la toma de Béziers (Fr.) por los
cruzados franceses, éstos no hicieron la menor
distinción para librar a los católicos de ser
igualmente masacrados.

Después de ser masacrados los dichos herejes
cátaros, por desear promover la restauración de un
"Principio femenino" dentro de su "Iglesia del Amor" (…a
Nuestra Señora), los templarios actuaron como una
sociedad secreta que ofrecía protección a los
empeñados en restaurar estirpe del rey David. Los
trovadores, pues, tuvieron motivos para referirse subliminalmente
a la Iglesia católica como "El Marido Celoso". Dado que la
Santa Sede, en el cenit de su poder terrenal, fue incapaz de
acallar pacíficamente la línea de pensamiento que
ofrecía un nuevo modelo de hèroe redentor
(Parsifal), además de Jesucristo y Moisés,
resultó que el tema del Santo Grial acabó siendo el
mayor éxito de la literatura medieval. La solución
de la Santa Sede fue incorporar los símbolos que
promovían los herejes a las propias celebraciones
litúrgicas, como fue el caso del cáliz de la
Última Cena. El Grial fue el símbolo de aquella
lucha -que aún subsiste- entre los fieles a san Pedro y
los de María Magdalena. En otras palabras, entre los
herederos de la fe y los herederos de la Santa Sangre.

CÍRCULOS GRÁFICOS (DE MAYOR
A MENOR) EL EXTERIOR, EL INTERIOR Y EL DE LA OREJA

Concluidos los metafóricos capítulos
correspondientes a los dos triángulos equiláteros
superpuestos e invertidos, escribo los siguientes que
serán simbolizados con círculos de decreciente
tamaño. El propósito es conformar el óvalo
del rostro y la profundidad del pensamiento que, procedente de la
inteligencia cósmica, volverá a ella algún
día. Quien tenga oídos para oír, que
oiga.

EL CÍRCULO EXTERNO MAKHIR
DAVID-TEODORIC : PRINCIPE JUDÍO DE NARBONA

Cuando Arnau era Maestre Provincial del Temple para
tierras de Provenza e Hispania, y con residencia oficial en el
castillo de Miravet (en la desembocadura del río Ebro), el
cronista Benjamín de Tudela escribió, en 1166, que
Narbona era la "Ciudad de la Tora" (que son los dos rollos
desplegables conteniendo la Ley de Moisés escrita), y sus
príncipes judíos tenían poder en muchas
regiones. Benjamín además proporcionó los
nombres de los reyes judíos desde el hoy conocido como rey
Natronai Makhir David-Teodoric (720-793).

Sucedió que ante la ciudad de Narbona el rey
Pipino "el Breve" prometió a los judíos de la
ciudad que si les rendía la plaza les
proporcionaría un príncipe judío para que
los gobernase. Cuando los judíos de Narbona el año
759 abrieron las puertas de su capital a las tropas de
Carlomagno, le correspondía a Pipino o a su hijo Carlos
ser gobernador de los judíos allí concentrados
después de muchas generaciones, pero incluso el futuro
emperador Carlos "el Grande" allí fue mal aceptado. Cuando
consiguió encontrar para ellos a un dirigente más
adecuado, resultó ser un legítimo descendiente del
rey David.

En el año 768 se creó en la Septimania, al
norte de los Pirineos, un principado judío leal al rey
Pipino, siendo semi autónomo. Sus hijos y sus nietos
también lucharon contra los musulmanes, los lombardos y lo
sajones a las órdenes de Pipino el Breve, y después
bajo Carlomagno. De ambos reyes Natronai Makhir David fue leal
consejero, diplomático y a la vez embajador
político, pues era reconocido tanto por Pipino como por el
legítimo califa de Bagdad, su primo, como legítimo
portador de la semilla de la casa real del rey David.

Natronai Makhir David, y pasó a la historia con
el nombre de Teodorico. Aunque no era de la noble estirpe de los
galos, le fue entregando todo el Principado de Septimania,
gobernándolo de forma autónoma. Natronai Makhir
David Teodoric tampoco era sajón, ni hispano, ni del norte
de Italia. No descendía de reyes europeos, y menos de los
ilegítimos de la línea pipínida-carolingia,
pero restableció el equilibrio de poder galo en el Sur de
Francia, y además despejó de intrusos la frontera
amenazada por los súbditos de los Omeyas de Córdoba
(al–Andalus). Para conseguir su aceptación
general fue imperioso dotar a Makhir David de una ascendencia
adecuada, empezando por darle un nuevo nombre. Después
reafirmó su derecho a gobernar la zona de la Septimania, y
cuando enviudó pudo volverse a casar con la hermana del
rey para formar una nueva familia.

Tan insólita situación fue debida a que el
usurpador Pipino, padre de Carlomagno, fue informado de la
existencia en Bagdad (Mesopotamia) de unos descendientes
Rex-Deus, y astutamente solicitó una alianza militar para
crear un eje que incluyese los califas abasidas de Bagdad, los
reyes de la Galia, e Italia, con el Sumo pontífice de
Roma, porque el imperio Bizantino ya no podía defenderlo
contra los lombardos de Rávena, una vez éstos
invadieron las tierras que los bizantinos tenían en Italia
(568). Lo que decidió orquestar aquella alianza fue, no
obstante, el furor expansionista de los disidentes omeyas de la
Península Ibérica. Pipino selló pactos de
colaboración con los godos del norte de los Pirineos, y
resultó ser tan efectiva, que la generación
siguiente, aunque estaban establecidos en el sur de dicha
cordillera, incluso solicitaron protección al emperador
Carlomagno yendo a su sede de Aquisgrán (Aachen,
también llamada Aix-la-Chapele).

Se lee en los Anales de Lorsch (730-803), de la
Bibliotheque Nationale de Paris, al ocuparse de los
años 730 al 803, que el 782 existió realmente la
misión diplomática enviada por Carlomagno a Bagdad.
Dicha ciudad fundada el año 746 primero fue llamada
"Ciudad de la Salvación" (Medinet-es Solam) por
el califa El-Mansur (762-766) que la eligió como
residencia. Por cierto que hasta el año 800 Bagdad ocupaba
sólo la orilla occidental del río Tigris. Los
contactos con Bagdad no eran raros, pues en Barcelona, donde
también está documentada una aljama hebrea desde el
siglo IX, bajo el gobierno de Wifredo I "el Velloso" su rabino
solicitó y obtuvo un libro de oraciones escrito por Amran
(869-887), Gaón de Babilonia (un titulo honorífico
de los judíos). La noticia de la delegación
diplomática carolingia a Bagdad la corroboran otras
fuentes de la época, resolviéndose que se trataba
de firmar una alianza, y al mismo tiempo solicitar el traspaso a
las Galias de un Supremo nasí descendiente del rey
David.

De hecho varios líderes visigodos se llamaron
antes Teodorico, e incluso un hijo de Clodoveo que heredó
Austrasia, pero la iniciativa de presentar como judío
descendiente del rey David a Makhir David-Teodoric ante los
historiaores del siglo XX fue del investigador A. Zuckerman
mediante su libro "A jewish princedom in feudal France
(768-900
)", donde presentó las condiciones y
repercusiones de una tan increíble elección de los
pipínido-carolinios. Los eruditos hubieran debido
imaginarse mucho que para poder reinar con un disfraz de
legitimidad, aquellos usurpadores del trono procurasen como fuese
entroncarse con un descendiente de la familia de Jesucristo, y lo
consiguieron. La embajada enviada a Bagdad el año 768
está bien documentada por varias fuentes de la
época, y las circunstancias históricas del lejano
país lo hacen verosimil. El rabino, y ex califa de Bagdad,
Makhir David-Teodoric había sido depuésto por su
propio primo después de una revuelta, y generosamente le
proporcionaron el beneficio del exilio, satisfaciendo con ello la
solicitud de los carolingios. El rabino Makhir David-Teodoric
llegó a Francia acompañado de su familia (cinco
hijas y tres hijos), y sólo se le exigió que, para
gobernar con legitimidad la Septimania judía y disimular
su procedencia de cara al resto del país galo,
añadiese a sus muchos nombres el de Teodorico, con el cual
pasó a la historia de Europa.

En las cortes de Pipino y el emperador Carlomagno Makhir
David-Teodoric fue consejero de gobierno, y además
Carlomagno concedió al dicho "Rey-Mesias" (Nasí)
todas las posesiones que habían tenido los merovingios,
siendo gobernadas desde la población de Lagrasse (sur de
Francia), una comunidad famosa por el todavía muy
influyente monasterio benedictino donde se venera una Virgen
negra (y también, por cierto, un museo fijo de capiteles
esculpidos por el Maestro Cabestany).

Las tres ramas familiares de Makhir David-Teodoric a su
vez produjeron una veintena de enlaces matrimoniales y finalmente
convergieron en el rey francés Hugo Capeto, porque
reunió en su persona tanto la rama cristiana como la
judía. Ahora bien, si para unos Hugo fue un rey bueno, en
cambio los judíos no aceptaron la línea carolingia,
aunque al fin bajo Hugo Capeto se consolidó de nuevo la
descendencia principal de los carolingios, identificados con los
reyes de Israel que gobernaban por "Gracia divina".

LOS SOBERANOS JUDIOS DE PROVENZA Y SEPTIMANIA

Según una investigación rigurosa, la vida
de san Guillermo de Gellone fue idéntica a la del
bíblico Isaac "el Judío". Al ser hijo de Natronai
Makhir David-Teodoric, cuando éste falleció,
Guillermo fue Supremo nasí de los judíos de
Septimania. Lo paradójico es que dicho héroe,
siendo merovingio y judío de sangre real de la Casa de
David, también fuese un santo cristiano. Que él era
un hombre circunciso, lo dice su preferencia por el diseño
de la "flor de lis" (dibujo de un lirio idealizado, ya que no se
da en la naturaleza), el mismo que simboliza la Santísima
Trinidad del catolicismo. Además revela su pertenencia a
la Casa de David, el que en su escudo, tanto si es en alto
relieve, como si es dibujado sobre algunos documentos del
monasterio de Saint-Guillem-le-Desert, nos ha llegado con el
héroe Guillermo llevando a su lado el perfilado dibujo de
un "león rampante". Es más interesante cuando se le
presenta cabalgando mientras derriba con su lanza a un
gigante.

San Guillermo (Guilhem de Gellone 771 –
28.5.812) fue conde de Aquitania (795-806), de Septimania, de
Toulouse y de Rouerge, Así como también de Quercy,
de Albi y de Rodez (788-806). Fue marqués de la Marca
Hispánica (de 789 a 806 seguido, pero lo fue de nuevo
hasta 812). También fue conde de Barcelona (801-806) al
mismo tiempo que de Gerona y de Rouerge. De aquellas luchas entre
francos carolíngios y musulmanes en Septimania, el
escritor Wolfram von Eschembach encontró
inspiración para escribir su obra "Willehalm"
dedicada al conde Guillermo de Orange, cabeza de la
dinastía guillermida (guilhermide), a pesar de
que en vida de Wolfram ya se había extinguido. Guillermo
de Orange fue el tercero de su trilogía sobre los
héroes –buscadores unos, y custodios otros- del Santo
Grial.

Guillermo de Orange, "Willehalm", ha pasado
desapercibido para la mayoría de historiadores el hecho de
que también fue Supremo nasí de Septimania.
"Willehalm" fue el comandante del ejército que
Luís "el Piadoso" que expulsó a los musulmanes
más allá del río Ebro, para cuya
expedición reclutó a hombres francos, burgundios,
aquitanos y provenzales. Además estuvieron apoyados con
importantes contingentes de gascones del duque Lupo, y por los
godos que estaban al mando del conde Bera del Rosellón.
Aunque oficialmente "Luís el Piadoso" encabezó
expedición al sur de los Pirineos, el mando real en la
campaña fue responsabilidad de san Guillermo, popularmente
motejado como "Nariz corta" (Curt-nez). Con las dichas tropas
cruzó los Pirineos y avanzó hasta capturar el
castillo de Tarrassa y reconquistar la Barcelona musulmana el
año 801.

Guillermo de Gellone, por sus numerosas gestas
victoriosas fue uno de los mayores héroes de la Edad
Media. En sus condados siempre promovió el entendimiento
entre las comunidades judías y cristianas, organizando
reuniones para acercar posiciones. Siendo judío, su
conversión al cristianismo fue debida a un milagro
sucedido a su hija de doce años, porque ella se mantuvo
viva otros tres años sin más alimento que
fragmentos de hostias bendecidas.

El año 804 san Guillermo fundó una
academia de estudios judaicos a unos 10 km. del pueblo Saint
Guilhelm-le-Désert.
Él hablaba con soltura el
hebreo y el árabe, siendo su divisa el león de
Judá, y por ello celebraba fiesta los sábados. Bajo
el emperador Carlomagno, Guillermo I era un "par" y un
héroe histórico semejante a Roldán. Sus
restos fueron trasladados a la cripta del dicho monasterio
románico en Gellone, donde aún hoy sigue activo y
declarado Patrimonio Histórico de la Humanidad por la
Unesco en 1998.

El monasterio de Gellone fue una de las principales
sedes del culto a María Magdalena, y hasta el año
751 las familias merovingias no decidirían quemar, por
precaución, cuantos documentos podían asociarlos
peligrosamente al linaje davídico. Debió de ser
cuando desaparecieron los documentos que hicieron referencia a
Iosve y Elimburga, cuyos nombres descubrí escritos en el
altar portátil de Sant Pere de Roda en la costa
NE. de Cataluña. Referente al nombre de José,
recordaré que los judíos se bautizaban
tradicionalmente adoptando el nombre del padrino cristiano, pero
las aguas bautismales eran incapaces de borrar los
orígenes del converso. A fin de asegurarse mejor
protección, añadieron a su nombre individual el de
algún santo del pais de adopción.

Una supuesta descendiente de Elimburga acabó como
abadesa de Saint Guilhelm-le-Désert, el monasterio
familiar, aunque la que consta como abadesa Helimburge en el
mejor de los casos sería una biznieta de san Guillermo.
Debido a latinizar sus nombres me costó treinta
años para encontrar esta pista. Primero indagué si
había alguna reina Elimburga, en la cuña de tierra
holandesa entre Alemania y Bélgica, porque dicha
región se llama Limburga, sinónimo de
Elimburga. Los topónimos en este caso no me ayudaron. Por
dar un ejemplo, no tiene nada que ver el nombre del
matemático Euler con el del castillo de
Eulemburga.

Guillermo de Gellone, después de vencer
repetidamente a los musulmanes, se retiró de la politica.
Posteriormente en su acta de fundación (14.12.804)
depositada en el influyente monasterio de Saint
Guilhelm-le-Désert lo presentaron firmando junto a sus
padres el conde Bernier de Rouerge y de Maçon, y de su
madre Rolinde. Constan también varios familiares
más de la dinastía Guilhemide, por parentesco con
la esposa de Bernard de Septimania. (Liber Manualis, entre
años 721 y 843). Al retirarse san Guillermo I al convento
delegó en su hijo Bernard-David de Septimania, al cual le
sucedió, como Supremo nasí judío, su hijo.
Éste, siendo nieto de san Guillermo, gobernó sus
posesiones desde su capital Toulouse, por lo cual los condes del
Languedoc de siglos posteriores todos estuvieron muy orgullosos
de saberlo su antepasado.

Los antuales monjes del monasterio de Saint
Guilhelm-le-Désert, a unos 40 km. de Toulouse de
Languedoc, que fundó san Guillermo I de Orange, no admiten
que el padre del santo tenga que ver con el judío llegado
de Bagdad el año 768. Dicen que, según las actas de
fundación del señorío de Prüm
(14.12.804), el propio san Guillermo citó a sus padres
llamados Teodorico de Borgoña y Alda Martel. Así
Teodorico habría sido hijo del conde Berniez de Rouerge y
de doña Rolinda. Ello significa que sería hermano
de Sigeberto, de cuya casa condal procederían
después los condes de Toulouse del Languedoc.

Hay muchas reservas para aceptar tal filiación
del principe Supremo Nasí de los judíos de
Septimania. Parece obvio que fueron amañados, al tener que
presentar la familia de su hijo Guillermo I con objeto de
nombrarlo santo de la Iglesia católica. Para mayor
confusión, existió otro conde de Autun, llamado
Teodoric David (802-840) hijo de san Guillermo I.

Me remito a la exhaustiva investigación de A.
Zukerman, a pesar de haber leído los argumentos de sus
oponentes, pues en mi opinión éstos se basaron en
documentos modificados. Empecé a sospecharlo cuando
informan que está documentado en Francia el año
721, pues en tal caso sería demasiado mayor para las
batallas en todos los frentes que capitaneó; además
hay documentos que lo presentan ejerciendo de embajador en
Sajonia los años 782, 791 y 793. Las falsificaciones han
sobreabudado a los largo de tan oscuro periodo medieval, y se han
demostrado incluso las hechas por la Santa Sede. El investigador
P. Tisset en su obra "L"abbaye du Gellone au Diocèse de
Lodève" (p.21 a 93) demostró documentalmente que
hubo diplomas reales que fueron alterados, y otros sustituidos o
modificados, etc.

La ascendencia oriental de Makhir David-Teodoric
está confirmada por la "Crónica Hebraica"
que fue redactada en Narbona (Fr.) el año 1161. La
presentó el profesor de la Universidad de Haïfa,
llamado Aryeh Graboïs, en la década de los noventa
del siglo pasado en su escrito "La Dynastie des Rois Juif de
Narbone"
(página 50, nota 5), a su vez basado en el
texto hebraico del año 1161 conservado en la abadía
de Lagrasse (Fr.) conocido con el nombre de "Pseudo Philomena".
Se lee allí: "Carlomagno confirmó su título
real a Fakir, descendiente del rey David, repartiendo Narbona
entre los judíos y el arzobispo Aimerich".

Gobernando Luís "el Piadoso" (Ludovico
Pío),
Bernard de Septimania fue nombrado su
chambelán y "camarero de palacio" (eufemismo para designar
al mayor de los generales), porque era su hijo adoptivo. Bernardo
era el nieto de Fakir David-Teodoric, y a parte de haber
expulsado a los musulmanes del Sur de los Pirineos,
también resultó ser un personaje trascendental para
la historia futura del linaje Rex-Deus. El biógrafo de
Luís el Piadoso, llamado Thégan (778-840),
presentó a Bernard de Septimania como de estirpe real el
año 813, por ser hijo de san Guillermo de Aquitania. Era
un dato cierto, pues, entre los siglos V y XII, descubrir una
falsedad en cualquier línea genealógica paterna
bastaba para deslegitimar a toda una dinastía de
príncipes cristianos…Sólo sería
"permisible" si lo hacía el rey o el papa de
Roma.

Pasados varios siglos, los herederos de Fakir
David-Teodoric, considerándose portadores de sangre
divina, sólo pudieron relacionarse en total
clandestinidad. Aunque algunos fuesen soberanos europeo
quizá ignorarían sus raíces hebreas, pero lo
sabían las dos ramas sucesorias principales. La
institucional, católica fue la davídico-carolingia,
que acabó imponiéndose sobre la rama judía
ortodoxa, cuyo Supremo nasí asesinado el año 872
era el hijo menor de Bernardo de Septimania. También
corrió la misma suerte su hermano mayor. Con el paso de
los siglos se creyó un mito el hecho de algún noble
linaje pretendiese descender del rey David, y poco a poco fue un
tema tabú. Eran tiempos que los reinos francos se sumieron
en la anarquía, y en el sur de Francia los judíos
se dividieron principalmente entre los condados de Narbona,
Toulouse y Barcelona. En consecuencia, hay investigadores que
consideran más cierto que el Santo Grial aluda a un linaje
davídico, que no la búsqueda y custodia de la
Sangre de Cristo, tal como defienden muchos otros. En mi
opinión ambos criterios son congeniables.

CÍRCULO INTERNO CATALUÑA EN
TIEMPOS DE LA RECONQUISTA

El año 826, siendo Bernard de Septimania duque de
Toulouse, reconquistó, en nombre de los soberanos galos,
la provincia Tarraconense de las incursiones de los cordobeses de
el-Abderramán. En Barcelona Bernard sucedió en el
gobierno de los condes Rampo y Bera, este último depuesto
por rebeldía. Eran unos años muy belicosos y la
línea fronteriza era oscilante. El castillo de Cardona se
levantó en una zona que servirá de ejemplo. Como
tenía yacimientos de sal a ras de suelo, tuvo desde muy
antiguo una fortificación lígnea hecha
básicamente de troncos de árboles. Al tomar la zona
Bernard de Septimania, dicha fortificación se
consolidó y amplió. No obstante, el año 827
cayó en poder del conde rebelde Aizón. Aunque
Cardona la volvió a conquistar Wifredo el Velloso en 886,
de nuevo se perdió el 985 por los ataques de
Almanzor.

Fue, pues, bajo el reinado de Luís "el Piadoso"
cuando el gobierno de Bernard de Septimania restableció y
distribuyó la población, en concreto en Berga,
Manresa y Solsona, aunque no todas le aceptaron sus reajustes.
Bernard no pudo superar las graves intrigas promovidas por las
altas jerarquías de la corte franca. Muchos estaban
resentidos debido a la purga que el Supremo nasí
judío, aparentemente reconvertido al cristianismo,
había llevado a cabo contra ciertos nobles sustituidos
cuando él subió al poder. Confabulados en su
contra, lograron que Bernard fuese condenado por adulterio con la
reina Judit (850). Consiguieron desacreditarlo a pesar de ser el
segundo mandatario del país Galo, y principal magnate de
la Marca Hispánica. Por cuestión de celos, Carlos
el Calvo mató con sus propias manos al legítimo
descendiente del linaje del rey David.

Carlomagno el año 791 fue quien confirmó
el rango real y la autonomía del principado de Septimania,
pero aun así, en el siglo X aquel núcleo
judío se desintegró, como fiel reflejo de la
anarquía y fragmentación que experimentaba el reino
de los francos. Los principales núcleos de influencia
judía finalmente estuvieron en los condados de Toulouse y
Barcelona, uno a cada lado de los Pirineos, obviamente con los
demás condados y vizcondados que les fueron afines o
subordinados. Los condes Trencavel de Carcasona supieron
aprovecharse de aquella rivalidad, y en 1082 Raymundo Roger se
independizó. De su tolerancia hay que saber que
permitió en sus territorios la libre convivencia entre los
cristianos y los que no lo eran.

En las enciclopedias del siglo XXI cuesta encontrar
referencias al período del presentado reino judío
al norte de los Pirineos, pero para un hijo de la nobleza como lo
era Arnau de Torroja de Solsona, durante el siglo XII esta era la
historia que se le explicó con detalle. De entre las
enseñanzas a los hijos de los nobles fue prioritaria la
transmisión hereditaria de los linajes, porque basaron su
poder en las referencias de la herencia genética, y
más cuando se trató de los grandes soberanos. La
concatenación fue difícil, hasta que en el siglo
XIII se institucionalizó, pero ello no significa que antes
no hiciesen sus mayores esfuerzos. Tuvieron una ventaja sobre los
genealogistas posteriores, puesto que desde que el rey Clodoveo
promulgó la Ley Sálica (s. V), la herencia era
potestad exclusivamente masculina y la línea materna no
contaba. Tal disposición no podía complacer
más a la Santa Sede.

Arnau de Torroja, por sus naturales inquietudes,
conoció mejor que los cronistas actuales lo que
referiré a continuación. Se trata del secreto mejor
guardado de la historia. Lo conocieron, no obstante, los
iniciados de las órdenes de Sión y del Temple,
pues, especialemente la primera, tuvo el doble objetivo de
propagar el cristianismo esotérico de san Juan Bautista, y
defender la cripto-dinastía merovingia.

Se perdieron todas las referencias a los reyes
judíos de Septimania después de que los
clérigos católicos considerasen una "materia
prohibida" referirse a los familiares judíos del ex rabino
Natronai Makhir David-Teodoríc. Amenazaron con ser quemado
en la hoguera a quien removiese temas referentes a tradiciones
judías, y al linaje de Jesucristo. El oscurantismo
continuó hasta la primera década del siglo XXI. La
erudición en el Sur de los Pirineos, donde yo nací,
sólo supo la historia explicada por los clérigos,
ignorandose que fueron los líderes judíos de la
Septimania quienes habían acudido repetidamente a
liberarnos de los musulmanes. Eran tropas de los soberanos Pipino
"el Breve", Carlomagno y Luís "el Piadoso" (814-840). Les
siguieron Lotario y Carlos el Calvo, y cronológicamente
otros que ya no interesaron a Arnau de Torroja.

El nacimiento de
Cataluña

El éxito de Fakir David-Teodoric, que primero
capitaneó la reconquista del sur de los Pirineos, se
logró por hacer que los mandatarios ("walis") del
sector catalán se uniesen a los francos, tal como le
había prometido el entonces gobernador de Barcelona,
Suleiman Ben Yoktan al-Arabi, a Carlomagno al presentarse en
embajada a Aquisgrán. Suleiman, a pesar de haberse
declarado amigo de Carlomagno, después abandonó a
sus tropas expedicionarias.

Cuando en 878 se celebró el Concilio en Troyes
(Fr.), al cual asistió el pontífice Juan VIII, se
trató la delicada situación de la reconquista de
tierras hispanas. Al crear la Marca Hispánica, los condes
de la Cataluña Vieja y sus obispos decidieron que los
gobernase Wifredo el Velloso, al ser más joven y manejable
que su padre Sunifredo de Urgel. Desde entonces se le
concedió el derecho de dejar su cargo en herencia. Lo malo
fue que al cabo de poco tiempo la revuelta de Aisón
(Aissó) le obligó a retirarse de las t
ierras reconquistadas. Finalmente el límite de la
Septimania fue la misma la frontera de la Marca Hispánica,
la cual quedó, al menos en el litoral, delimitada por el
río Ebro. Por cierto, en los documentos carolingios, a los
habitantes de la Marca Hispánica se les considera
"españoles".

Sunifredo entre otros, tuvo además los hijos
llamados: Oliba I de Carcasona, Suñer I conde de Ampurias,
y Sunifredo I que gobernó en Urgel y Cerdaña desde
el 834 y en Barcelona, Gerona-Besalú y Narbona hasta el
año 848. También recibió los condados de
Barcelona y Gerona (los gobernó entre los años 878
a 897), siendo además conde de Urgel. Pero aquí me
interesa sobre todo su hijo Wilfredo I "el Velloso". Él
fue el primer conde hereditario de Barcelona, hasta entonces
gobernada sucesivamente (de 850 a 878) por cuatro condes francos.
A la muerte de Sunifredo I, el condado de Urgel fue gobernado por
el hebreo conde Salomón de Urgel-Cerdaña, padre de
Miró "el Joven". Carlos "el Calvo" posteriormente los
cedió a Wilfredo I "el Velloso", hijo de
Sunifredo.

En los años siguientes, cuando en Septimania
tenían graves problemas, tanto internos como externos, la
línea de sangre del Supremo nasí la retuvieron los
condes de Plantevolue y los de Rouerge, de quienes nacieron los
condes de Toulouse. Las dinastías de los condes
guillemidas (guilhermides), o sea, tanto los de Toulouse
como los de Trencavel, sin dejar de ser independientes, fueron
ambas legítimos descendientes de los reyes merovingios
("Chronicon Moissacense, Monumenta Germaniae",
Scriptores,
T.I). Estuvieron emparentados entre sí,
por el conde Sigeberto de Rouerge desde que éste la
reconquistó (754). Sigeberto era familiar de Teodoric y
del rey francés Meroveo.

Gracias a la exhaustiva documentación
fácilmente disponible en Internet, y una gran libertad
para exponer ideas, en el siglo XXI podemos constatar que los
príncipes judíos (Supremos nasí) de
Septimania y Francia hasta el siglo X por vía femenina, se
emparentaron con los Aragón, Navarra, Asturias, Castilla,
León y la Casa de Barcelona, ésta última por
los condes de Toulouse y Rouerge, corte donde se crió el
Ramón Berenguer III "el Grande", que fue caballero
templario (1096-1131). Temerariamente regresó a Barcelona
a los quince años para enfrentarse, y lograr destronar, a
su tío fraticida. En Rouerge, los templarios consta que
estuvieron presentes en 1140 y mantuvieron allí su
encomienda reclutando jóvenes de la propia zona, llamada
La Selve. Ramón Berenguer III engrandeció
de una forma considerable sus dominios. Con su matrimonio con
doña Dulce unió Catalunya al Condado de Provenza.
Arrebató a los musulmanes Balaguer y Tarragona e hizo
tributario al gobernador de Mallorca e Ibiza.

El conde Belón (Bel.lo) de Carcasona, hijo de san
Guillermo de Aquitania, demostró ser un súbdito
fidelísimo de los reyes carolingios. Tal actitud
continuó con el conde Roger II Trencavel, al cual, no
obstante, el rey de Aragón el año 1179 le
concedió, además de Carcasona, el Lauragais, el
valle del Aude, el Razès, la tierra de Sault y los
castillos de Termes y los del Minervois. El último acto
documentado de un miembro de los Trencavel, fue cuando Raimundo
II (1196-1249) partió a Tierra Santa.

Según los monjes benedictinos dom De Vic y dom
Vaissete, autores de "Histoire genérale de
Languedoc
", Wilfredo I fue hijo de Sunifredo, un noble
hispano-godo de Septimania que fue nombrado en 834 conde de
Barcelona, de Urgel, de Cerdaña, de Osona, de Gerona y de
Besalú, por orden del emperador Luís "el Piadoso"
de Francia. Los condados de Narbona, de Besiers y de Agde, hasta
entonces vinculados al de Barcelona, quedaron separados. Wifredo
I "el Velloso" permaneció tan unido a los reyes
Luís I y Carlos II de Francia como los Trencavel, porque
era nieto de Belón (Bel.lo), y también familia de
los condes Trencavel de Carcasona. Wilfredo se casó en 877
con Guinidilda (Winilda) y tuvieron al menos 9 hijos, siendo el
que interesa a mi investigación Sunifredo II, (†
948), conde de Urgel, casado con Adelaida de Toulouse, hija de
Armengol, conde de Rouerge y luego de Toulouse. Ello es debido a
que Solsona, localidad de nacimiento de Arnau y mía, fue
feudo del conde de Urgel.

Sunifredo de Urgel fue nombrado conde por Luís
"el Piadoso" a través de Bernard de Septimania, quien
entre otras poblaciones reconquistó Solsona del gobierno
de Aizón, que era un aliado de los musulmanes cuando
intentó rebelarse contra los francos. Wifredo I "el
Velloso", al vencerlo, fue el primer conde de los muchos que hubo
de la Casa de Barcelona. La hermandad entre judíos en
apuros (y hasta quizá la sangre de Makhid David-Teodoric)
también debió de llevarla Wilfredo I "el Velloso",
porque fue hermano del conde Miró Ecard. Apoyó al
vizconde de Narbona contra Bernardo de Gotia y se apoderó
del Rosellón. En el siglo XI Miró, llamado "de
Solsona" aparece documentado cuando la población
seguía bajo el mando del conde de Urgel. Entonces
todavía Miró no era "Señor" de Solsona; el
primero que consta como tal, fue su hijo llamado Ecard
Miró.

NOBLEZA FAMILIAR EN CADA VERTIENTE DE LOS
PIRINEOS

El párroco de la ciudad de Solsona Domingo Costa
Bofarull, que escribió un voluminoso libro titulado
"Memorias de la ciudad de Solsona y su iglesia" (siglo
XVIII), a lo largo de su vida repasó concienzudamente los
linajes de la zona en siglos pretéritos, y opinaba que:
"Los condes de Urgel eran descendientes de la imperial sangre
de Carlomagno. …Duró hasta el año 1231, por la
intromisión del conde de Cabrera
".

Arnau de Torroja, hijo de Ecard-Miró,
Señor de Solsona, supo de la alianza de los monarcas
pipínido-carolingios con un príncipe judío
procedente de Bagdad, mejor que nosotros hoy. Asimismo le
explicaron que las tropas capitaneadas por Bernard de Septimania
(Bernardo de Gotia) protagonizaron con éxito la
reconquista de Gerona, Ausona y Urgel, incluyendo las victoriosas
tropas entre cuyos combatientes se enrolaron también
hombres judíos. Las de Carlomagno (quien durante la
campaña a Hispania estaba en Worms), al mando de su
sobrino Roldán, aquellas que cruzaron los Pirineos por
Navarra, en cambio sólo fueron famosas por su derrota en
Roncesvalles.

Bernardo I de Septimania después de la
reconquista de la comarca de Urgel, dio el castillo viejo de
Solsona al conde Miró. Éste debió de ser
antepasado de Arnau de Torroja, por lo cual, sin dudar de la fe
cristiana de los Torroja, Arnau debió de sospechar, (o tal
vez tuvo plena certeza), de que algo le tocaba de la sangre del
linaje Rex-Deus. Lo expongo porque, de todos los Grandes
Maestres de la Orden de Sión, Arnau de Torroja por lo que
he podido saber, resultaría haber sido el único
(cosa insólita) que no estuvo emparentado por lazos de
sangre con las dinastías davídicas. Los
historiadores del futuro tendrán un arduo trabajo para
esclarecerlo. Les remito al "Arxiu Capitular" (ACS) de
Solsona, cuyos pergaminos de los siglos X y XI son
fácilmente consultables, al haber sido recogidos por el
Dr. Mn. Antoni Llorens Solé, y publicados en el vol.
nº XI de rev. "Urgelia" (1192-1193). Pero sucede
que en ellos constan muchos nombres Miró, y también
Mir.

Una investigación profunda debería
remontarse, pues, al conde Sunifredo II de Urgel, de quien
Miró de Solsona fue un súbdito destacado
(año 1000), al extremo de acompañarlo en la
conquista de Córdoba, donde Ermengol murió (948)
sin descendencia. El condado lo heredó su sobrino Borrell
II, que luego sería conde de Barcelona (y además lo
fue de Gerona y Osona). Pero éste en su testamento (992),
también dividió la herencia entre sus dos hijos,
por lo cual Barcelona, Gerona y Osona pasaron a manos de
Ramón Borrell, mientras que el condado de Urgel
quedó bajo el dominio de Ermengol, primero de su
dinastía (desde finales del siglo X, hasta principios del
XIII).

El castillo de Solsona se erigió en la elevada
explanada donde los íberos habían tenido su
poblado, en la colina cerca del actual Castellvell. Dada su
estratégica posición, que permite otear una muy
vasta panorámica del sector en todas direcciones, el conde
Ecard Miró (+1097) lo empezó y sus descendientes
acabaron de fortificarlo. Estuvieron amparados por la familia
Torroja "Señores de Solsona", si bien el obispo de Urgel
algún derecho tuvo sobe el castillo, puesto que lo
reclamó judicialmente el mismo año que murió
Arnau de Torroja.

Dada la estratégica posición del castillo
de Solsona en tan belicosos años jalonados de victorias,
la comunidad monacal de Solsona recibió muchísimas
donaciones a su iglesia de San Pedro (después rebautizada
"Santa María" de Solsona). Los otorgaron los muy
agradecidos expedicionarios, entre ellos incluso los soberanos de
turno, pero también muchos condes y nobles, quizá
porque velarían sus armas en la iglesia antes de salir en
expedición hacia el sur para combatir a los musulmanes. El
aspecto religioso fue muy importante, y lo catalizó un
hijo del conde Oliba Cabreta, de Besalú. En efecto, su
hijo el conde Oliba de Berga y Ripoll, declinó las
responsabilidades de gobierno para vestir habitos como simple
monje el año 1002, tal como antes habían hecho su
padre y su tío. El abad Oliba, nacido el 971, por su rama
ceretana era descendiente de Wifredo "el Velloso", en cuya
persona estuvieron familiarmente emparentados los condes del
norte de Barcelona. Dadas las circunstancias, los hombres de la
línea fronteriza del sur, que era la línea
defensiva principal (Manresa-Cardona-Solsona), tuvieron el
necesario furor para salir victoriosos en cada nueva
campaña.

La propiedad del más elevado castillo de Solsona
(Castellvell), en 1057 lo poseía Ermengol III, conde de
Urgel y su esposa Clemencia, aunque lo cambiaron por la mitad del
castillo de Santa Linya, puesto que allí ya tenían
la canónica. Sucedió que, años
después, el obispo Guillermo de Seo de Urgel se
encontró con dos feudatarios en Solsona, uno era la
familia Torroja, del castillo inferior, y el otro la familia
Puigverd, como feudataria del castillo soberano. Para acabar con
las discordias, el obispo cedió el castillo y la
castellanía a Pedro Miró, y sub-castellanía
a Ecard Miró.

El primer documento del "Arxiu Capitular" (ACS) de
Solsona, remite a la venda de unas viñas que, Ermengol I
de Urgel, en fecha 3-11-1009, vendió a Miró (ACS:
mns. Nº37). Otra venda en la que aparece, fue la que hizo
Gerberga y sus hijos, Miró y Arnau, de tierras en
Clarà del Solsonés (ACS: mns. 106, es copia
posterior de fecha 24-2-1054). De entre los muchos
homónimos citaré el último, por ser el
vizconde Miró. Firmó una franquicia en fecha
10-1-1068 (ACS: mns: 146); también se trata de una copia
posterior. Y ahora veamos que dice de Miró la
história de Cataluña.

El conde Miró (del Conflent, Rosellón,
Urgel y Cerdaña) era hijo de Sunifredo I, nombrado conde
de Urgel por el nieto del Supremo nasí Bernardo I de
Septimania. Miró era hermano de Wilfredo I "el Velloso" y
lo llamaré Miró "de Solsona", (conde del Conflent,
Rosellón, Urgel y Cerdaña), y apoyó al
vizconde de Narbona contra Bernardo de Gotia cuando éste
se apoderó del Rosellón. A la muerte de Miró
sus condados pasaron a sus hijos en régimen de co-gobierno
indiviso;pero, como eran menores de edad, ejerció la
regencia su madre la condesa viuda Ava. Sunifredo tomó el
gobierno de Cerdaña, y Wilfredo II fue conde de
Besalú, subordinado al primogénito Oliba Cabreta de
Urgel con quien colaboró el Miró que yo llamo "de
Solsona", que tan sólo fue vizconde de Urgel. Aparece
documentado cuando solicitó, y obtuvo, de su obispo la
consagración de la iglesia de Santa Maria de Solsona.
Miró contrajo matrimonio con Riquilda, con quien tuvo a su
hijo y sucesor, Guillermo I de Urgel.

Los manuscritos del "Arxiu Capitular" (ACS) de
Solsona, aparecen numerosos Ecard. (Eccard, es nombre galo), En
fecha 23-11-1058 el obispo de Urgel le vendió una parcela
de terreno en el actual Camp del Molí de Solsona,
donde por cierto yo viví durante décadas. El
producto de la venda el obispo de Urgel (que si no residía
aún, pensaría residir en Solsona, como así
fue), el mitrado lo donó mitad a la Iglesia y mitad al
castillo.

El conde Miró y su hijo Ecard-Miró de
Solsona colaboraron siempre con los condes de Urgel, compartiendo
con ellos sus conocimientos de política, Así como
los problemas que tuvieron los herederos de ambos nobles linajes.
Arnau de Torroja y sus antepasados tuvieron sus diferencias, pero
los unió su criterio prioritario, de alejar a los
musulmanes hacia el sur del país. Para los Señores
de Solsona siempre se trató de una misión
preferente, acreditándolo su propio nombre de Torroja,
deformación del nombre de un castillo (hoy la
población Tarroja de Segarra), a pocos kilómetros
de la ciudad de Cervera. Posteriormente allí fue muy
estrecha la colaboración de los "Señores de
Solsona" con la Orden del Temple.

LOS CONDES DE LA MARCA
HISPÁNICA

A Luís "el Piadoso", hijo de Carlomagno, se le
otorga el mérito de la reconquista de Barcelona el
año 801, pero lo hizo Bernardo de Septimania (826-832),
hijo de san Guillermo de Toulouse, y luego la gobernó
durante dos años a partir del año 848. El
descontento de de los barceloneses hizo caer en desgracia
eventualmente a Bernardo, pues el año 835 volvió a
gobernar el condado, hasta ser asesinado. Entonces el rey franco
entregó sus territorios al conde Bera (Bellón,
o Bel.lo
) de Carcasona, y de éste pasaron a Sunifredo
I, su hijo.

A principios del siglo IX, tras la conquista del
territorio por los francos, que puso fin al dominio árabe,
el condado de Cerdaña fue gobernado por Borrell, conde de
Urgel y Osona, feudatario de los condes de Toulouse. Tras su
gobierno, los condados de Urgel y Cerdaña fueron regidos
por los condes aragoneses Aznar I Galíndez y su hijo
Galindo I Aznárez, apoyados por los musulmanes. Cuando
fueron derrotados en 834, el rey Luís "el Piadoso"
emperador del Sacro Imperio Romano Germánico nombró
a Sunifredo I (+848) conde de Urgel y Cerdaña por su
fidelidad. Le concedió los condados del difunto conde
Bernardo de Septimania. Su hijo Guillermo fue, no obstante, el
nuevo conde de Barcelona y Ampurias porque asaltó ambas
plazas.

La línea hereditaria del Supremo nasí
Fakir David-Teodoric se sigue con facilidad en los árboles
genealógicos hasta Ramón Berenguer V, el conde de
Barcelona llamado Alfonso II, rey de la Corona de Aragón.
Brevemente: Al heroico conquistador de Barcelona (19-09-803) que
fue san Guillermo I, el de la "Nariz Corta", (llamado
también Jisaq II, que debe ser Isaac); le
siguió Bosot II (Tsadoq II), aunque éste
fue sólo conde de Provenza. Allí su sucesor fue
Guillermo I, y después Berenguer de Millau y
Gevaldán. Así se llega a Gilbert de
Gevaldán, padre de la condesa Dulce de Provenza, que fue
la madre del conde Ramon Berenguer IV de Barcelona, el primer
conde-rey de la Corona de Aragón.

El Concilio de Troyes estuvo presidido por el papa Juan
VIII y por el rey Luís el Tartamudo". Estuvieron presentes
Wilfredo "el Velloso" de Urgel y Cerdaña, Miró de
Conflent, Suñer II de Ampurias y Oliba II de Carcasona,
como personalidades políticas, y los obispos de Elna,
Gerona, Barcelona y Urgel como principales personalidades
eclesiásticas de la Gothia. El patrimonio del asesinado
conde Bernard de Septimania (Bernardo de Gotia) fue repartido. Al
elegir a Wifredo I "el Velloso" esperaban que pudiese alcanzar
mayor proyección histórica. Para empezar fue
ayudado por su hermano Miró "el Viejo", conde del
Conflent, y ambos se inscriben en la reanudación de los
bellónidas, iniciada en 862 con el nombramiento como
condes de Ampurias de sus primos, los hermanos Dela y
Suñer de Ampurias y Rosellón.

Wifredo I fue el reconquistador y fumador de la patria
catalana. La frontera del condado de Urgel, por el sur, pasaba
por Basora, Tantallatge y Correà, al norte de la actual
ciudad de Solsona. La frontera lígnea de Berga, pasaba por
Sorba, Gargallà y Serrateix; y la de Osona, por
Cardona, Manresa y Montserrat.
Por dicha proximidad, la
ciudad de Lérida fue fortificada por el musulmán
Banu Qasi. Para Wilfredo I fue una provocación, por lo que
atacó la ciudad gobernada por el valí Ismail
ibn Musa
, que no sólo lo rechazó, sino que le
causó muy grandes pérdidas a lasa tropas de
Wilfredo I.

El año 886 reconquistó Solsona, y a su
muerte pasó a ser feudo de su heredero Sunifredo II siendo
realmente gobernada, junto con Cardona, por su hermano el conde
de Barcelona, que le otorgó "Carta Puebla" el año
921, porque urgía habitar el centro de Cataluña
cuando los musulmanes aún dominaban la sierra de
Pinós, que es el centro geográfico del Principado.
El sucesor de Ismail, Lobo Ibn Muhammad atacó
Barcelona unos años después, y Wilfredo
murió al cabo de unos días (11-8-897) de ser herido
de muerte cerca de la masía El Pujol, en Navés del
Solsonés, y allí a finales del siglo XX se
erigió un rústico trofeo conmemorativo que lo
recuerda.

Wilfredo I "el Velloso" pertenecía a un linaje
hispano-godo de la región de Carcasona. La
tradición fija su nacimiento en Prades del Conflent,
actualmente en el Rosellón francés. Wilfredo I
estuvo estrechamente unido a los francos, y su gobierno
coincidió con un periodo de crisis que llevó a la
fragmentación del Imperio carolingio, hasta que
llegó a desaparecer, resolviéndose en una etapa de
dominio señorial llamada feudalismo. Varias veces el rey
franco Ludovico Pio abdicó a favor de su hijo Lotario
(840-855). En definitiva, fracasó el empeño de
Carlomagno para reconstruir el Imperio Romano, porque fue
abortado por sus hijos, y se desmembró provocando el
nacimiento de otros paises además de Francia, que fueron
Alemania y los Paises Bajos. Dada la descomposición del
poder franco, los condes dejaron de ser unos funcionarios
nombrados por el rey, y consiguieron convertir sus cargos en
hereditarios.

Cuando los musulmanes también se debilitaron,
Borrell II reaccionó rompiendo con la dependencia de los
reyes francos porque no acudieron a su llamada solicitando ayuda,
permitiendo con su ausencia el expolio de Barcelona. Borrell II
englobó ambos condados catalanes, siendo cuando más
visitó Solsona el dicho unificador. El año 906
existía una iglesia y el año 980 aparece dedicada
tanto a san Pedro como a Santa María. Lo importante fue
que en el primer cambio de milenio Solsona ya tuvo
categoría de ser la residencia del obispo de Urgel, y ni
se prevenía que abandonase la población para ir a
la ciudad que hoy conserva tanto renombre por ser una localidad
fronteriza con Andorra.

A la muerte de Wilfredo I el testamento dejaba su tierra
repartida entre sus nueve hijos (897), sin tener en cuenta a los
descendientes de Guillermo I de Gellone, quizás resentido
por haber sido asesinado Bernard-David de Septimania en manos del
rey franco Carlos el Calvo. Gobernaron sus condados: Wilfredo
Borrell, en Barcelona-Gerona y Acusona; Miró "el
Joven" fue conde del Rosellón y Besalú;
mientras que Sunifredo II gobernó el condado de Urgel, que
antes fuese de Bernardo, Marqués de Septimania,
(sucediéndole allí

su sobrino Borrell II, hijo de Sunifredo I). Cuando
gobernó Urgel Ermengol I (también llamado:
Armengol, Hermengild y Hermenegildo) se originó la
dinastía de los condes de Urgel. Bajo su gobierno, el
conde Miró fortificó el castillo de Solsona, poco
antes del año 1000, desde donde partieron las expediciones
de reconquista hacia el sur. Le ayudó militarmente Borrell
II, nieto de Wifredo I, el mismo que tomó y gobernó
Barcelona. Por cierto, el condado de Urgel en el siglo XIII
pasó a la doña Aurembiaix, una condesa que, por
contrato, fue "la querida" (amistançada) del rey
Jaime I.

LOS TORROJA DE SOLSONA
¿DESCENDIENTES DEL REY DAVID?

Se ha dicho que en el siglo VIII el saber residía
en España y exactamente en el al-Andalus, pero como la
historia de los siglos medievales la escribieron los
clérigos, muchos hechos históricos fueron
voluntariamente olvidados. En Solsona, ciudad de la
Cataluña central, nueve siglos después de Arnau de
Torroja, pero a su misma edad y muy cerca del lugar que él
estudió, a mi tan sólo me enseñaron una
síntesis muy abreviada de lo que a él le inculcaron
envuelto con el ideal del más noble sentimiento patrio. En
mi caso fui educado bajo la influencia del régimen
franquista, y por ejemplo me desconcertó saber de mayor
que las tropas húngaras habían saqueado Solsona el
año 942 pagados por el rey Hugo de Italia. En mi juventud
tocaba ser todos fascistas. En cambio el niño Arnau de
Torroja aquella fue justamente la historia que escucharía
explicar por personas que la habían vivido. En efecto,
debemos situarnos, tanto como sea posible, en el contexto de la
época para tratar de entender la repercusión, a
todos los niveles, de la sociedad catalana del siglo XII, y su
confraternización con la población judía. En
Solsona los judíos, como antes anticipé, tuvieron
dos barrios (calls), y de sus escritos piadosas se
conservan todavía actualmente un libro que recoge varios
pergaminos profusamente ilustrados, el cual se guardan en el
Museo Británico de Londres. Los judíos de Solsona
tuvieron durante muchos años la protección del
vizconde Ramón Folc de Cardona, Señor de Solsona,
continuando ésta cuando después sus descendientes
ya eran condes. Es más, fueron dichos nobles quienes
incluso se opusieron a la deportación forzosa de los
judíos el año 1391.

La premisa de todo investigador es que quedan muchos
descubrimientos por hacer,…por no decir "la historia
siempre miente". Lo cierto es que la historia que nos precede, a
menudo la ignoramos a pesar de habernos proporcionado cuanto
tenemos en la actualidad. Los sabios lo son porque precisamente
dudan constantemente de lo que les enseñaron y conservan
su capacidad para plantearse preguntas. Así es como
encuentra motivación para volcar tanto tiempo y esfuerzo
en lo que se medita y estudia.

Mi interés se concreta en las posibilidades de
Arnau de Torroja de que, algunos de sus antepasados hubiesen
llevado sangre judía. La línea quizá
retroceda hasta Wilfredo "el Velloso". Éste fue hijo del
conde Sunifredo I, que mientras gobernó siempre tuvo un
talante pacifista e incluso conciliador. Cuando en Troyes (Fr.)
nombraron conde a Wifredo "el Velloso", declinando los
méritos de su abuelo Bel.lo, revela que la idea de
unificación estuvo basada en la tierra y sus habitantes,
más que el tener a unos súbditos gobernados por
algún gran personaje. Agotaría la paciencia del
lector dando unas cronologías que cualquier interesado
puede encontrar en las enciclopedias; pero aquí incluyo un
enlace a varios linajes medievales catalanes.

Pero trazaré unas directrices de la línea
hereditaria que podría justificar que los Torroja de
Solsona estuviesen más unidos a los judíos de
Septimania de lo nunca antes imaginado. Aunque no tiene
fundamento suficientemente sólido para darla por hecho,
sí que existió una relación familiar intensa
entre la nobleza de cada lado de los Pirineos en los años
de la Reconquista. Por lo escrito hasta aquí, está
claro que siempre la familia Torroja de Solsona colaboró
estrechamente con su primo el conde de Barcelona, al estar unidos
con lazos de todo tipo; y más aún durante los
años que vivió mi biografiado Gran Maestre de las
Órdenes de Sión y del Temple de Jerusalén.
No puede descartarse, en absoluto, que dichos lazos fuesen por
tener ambas familias conciencia de que tenían antepasados
comunes de la dinastía de los Supremos nasí del Sur
de Francia.

Ahora bien, los lazos familiares no bastan para defender
la herencia de los Rex-Deus que quizá llevaron la
familia Torroja de Solsona, y no seré yo quien lo aclare,
pero el cemento invisible de la sumisa relación con los
francos se debía a que los citados nobles
reconocían tener antepasados judíos comunes. Ese
fue el nexo de unión que explica lo que de otro modo
serían actitudes incomprensibles entre ellos. Pesó
más la el compartir la ascendencia judía (a pesar
de mantenerla en secreto), que el honor y la palabra dada, lo
cual entonces era equivalente a establecer un pacto casi
sagrado.

Para concluir, a modo de resumen repasaré los
lazos familiares y sucesiones nobiliarias de algunos
descendientes del exilarca de Narbona, llamado en Francia
Theuderic I (720-804), pero previamente abro un breve
paréntesis para dejar constancia de un condado del
país Galo de donde procede el nombre de Cataluña.
Es el de Catalania, el cual en época de su conde
Arnaud (669-740, en 709, conquistador de Lyon) abarcaba desde
Anjou, al oeste, y hasta los Campos Cataláunicos
(Champagne-Bretaña Lugdonense), además de Helvetia
(Suiza). Y es que para explicar el origen del nombre de
Cataluña siempre se piensa en el lugar de la definitiva
batalla de Carlos Martel contra los musulmanes. Ahora bien,
puesto que trato en este escrito de evidenciar una
conexión judía entre la nobleza catalana, me
permito recordar que la palabra hebrea Kataluma, en los
"Evangelios" significa la estancia superior de una residencia
(Marcos, 14). En lo referente al símbolo de la bandera
("senyera") catalana, se cree que sus cuatro barras
fueron inspiradas, según unos, en los cuatro grandes
ríos catalanes, mientras que según otros
sería la visión de las cuatro peñas
cónicas que dominan la panorámica delante del
monasterio de Santa María de
Montserrat
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Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25
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