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Colección “Revisión Cultural” (desde 1978) (página 7)




Enviado por Ramon Ramonet Riu



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Los Torroja y los Plantagenet se entenderían
probablemente hablando en occitano, ya que Enrique II nunca
habló inglés, ni tampoco sus tres hijos herederos
sucesivamente del trono de Inglaterra. El esposo de Leonor,
aquella dama ideal considerada la "Reina de los Trovadores",
dominaba desde los Pirineos a Inglaterra, siendo el más
firme aliado de la Corona de Aragón, facilitando con ello
las difíciles gestiones del obispo Guillermo de Torroja,
pues los catalanes para mantenerse en Provenza debieron superar
la férrea oposición del conde Raymundo de Toulouse
del Languedoc. Esta gran capital del Languedoc estaba situada en
el Camino de Santiago cuando, gracias al "códice
Calixtinus", el finisterre de Galicia empezaba a atraer
multitudes, pero es que además también estaba entre
los dominios del conde de Barcelona y Enrique II de Inglaterra.
Ambos se aliaron pues contra los Toulosinos, repitiéndolo
de nuevo en campañas conjuntas contra Tortosa,
Lérida, etc.. El conde de Baus era partidario del conde
Raymundo de Toulouse, y las llamadas Guerras Baucenas, entre 1142
y 1162, hacían necesario cuanto más apoyo mejor
para Cataluña.

Las disputas con los condes de Toulouse no cesaron hasta
medio siglo más tarde, y para vergüenza de la Iglesia
fue para formar un frente común contra los cruzados
enviados por el pontífice Inocencio III contra cientos de
miles de personas que finalmente fueron masacrados sin que ni uno
sólo hubiese cometido el menor delito. El Conde de
Barcelona, el de Toulouse, el de Foix, el de Carcasona y el de
Bearn se confabularon en primavera del año 1209 para
presentar batalla conjuntamente contra la internacional tropa
invasora. Capitaneados por el rey Pedro II los catalanes (siendo
cuatro veces más soldados) no pudieron detener al
ejército de Simón de Montfort, de mala memoria,
porque el gigantesco conde catalán, después de
pasar una noche extraordinariamente lujuriosa, de madrugada y sin
esperar la llegada del resto de su ejército, osó
insensatamente alardear en el campo de batalla de Muret (burgo a
unos 20 km. al sur de Toulouse del Languedoc), quizá
sintiéndose muy prepotentemente porque en 1212
había vencido en las Navas de Toulouse. Su muerte fue
calamitosa para todos los habitantes de cada lado del Pirineo
catalán.

LA ORDEN DEL TEMPLE SE INTRODUCE EN
CATALUÑA.

Presentar el ambiente de la sociedad en que vivió
Arnau de Torroja será otra forma de conocer su pensamiento
dentro del contexto del siglo XII. Los hechos de la nobleza de
los países vecinos durante la Segunda Cruzada informan
también de aquellas instituciones, o bien de ciertas
personas que a él le interesaron porque fueron asuntos
sociales muy conocidos a nivel popular. Los beneficios que se
notaron con la aparición de aquellos jinetes de capa
blanca y espada repercutió en la seguridad vial de los
caminos que protegieron los templarios contra asaltos de
bandidos. Tanto se movieron la gente que fue necesario establecer
precozmente un sistema de transferencias de dinero de una ciudad
a otra. En el pagaré de destino escribieron un "pin" que
luego la persona descrita para poder cobrarlo debía
saberse de memoria. Asimismo la propia Orden se revelaría
que eran unos prestamistas más fiables que los
judíos, porque era una actividad que ellos ejercieron
religiosa y cristianamente. La administración de los
"Pobres caballeros" era de una legalidad intachable.

Los templarios en el Midi-Pyrénnées
estuvieron establecidos, desde años antes que en
Cataluña y permanecieron durante seis siglos en las muy
bien conservadas ciudades templarias de Lazac (Vila du Pas de
Jaux, Sainte Eulalie, y las anexas Cavalerie y Couvertoirale),
que es una zona equidistante de Montpelier y Toulouse del
Languedoc, y tan alejada de la frontera pirenaica como lo
está Barcelona. En todo el Languedoc francés ya les
habían hecho sustanciosas donaciones a la Oren del Temple,
y sucedió lo mismo tan pronto fue presentada oficialmente
al Conde de Gerona, el cual les dio diversos bienes, invitando a
sus nobles y vasallos a imitarle. A partir de entonces sellaron
pactos con los obispos y nobles regionales por los cuales los
templarios recibirían una quinta parte de lo conquistado,
además de otros porcentajes y franquicias.

Cuando en 1143 un noble delegado de las órdenes
de Sión y del Temple se introdujo en Cataluña,
procedente de Perpiñan (Fr.), lo hizo por la puerta
grande. El principal comisionado era un monje con espada llamado
Hugo de Rigaud, y se presentaba como Procurador de las
órdenes de Sión y del Temple (era Maestre
Provincial en Francia, y había sido uno de los fundadores
de la Orden en 1119). Lo acompañaba otro ilustre
monje-guerrero llamado Pere Rovira, por entonces Maestre de
Provenza y la parte N.E. de la Península Ibérica
para los intereses de los templarios, que era el nombre con el
que públicamente las dos órdenes co-hermanadas se
dieron a conocer. Su inmediato sucesor en el dicho cargo, el
maestre Arnold de Bedocio, tuvo ya diferentes delegados que se
movieron también por Aragón y Navarra, entre los
cuales el templario Raymond Gaucebert, citado como 'bailiff' en
la documentación de Barcelona y Vic entre 1135 y
1142.

Entre 1128 y 1136 Hugo de Rigaud se había hecho
cargo de las posesiones que recibió en la Cataluña
Vieja,así como de cuantos bienes el conde de Barcelona les
cedió al sur del río Llobregat. El conde
Ramón Berenguer IV y el obispo de Barcelona fueron
convencidos con la misma facilidad de otros mandatarios de la
necesidad de ampliar el número de nobles deseosos de
enrolarse a la "Milicia de Cristo", exponiéndoles lo
trascendente de una tal colaboración, como después
el tiempo se encargó de demostrar.

Con los años cada vez se hacía más
evidente el poder de las órdenes de Sión y del
Temple en Cataluña y Aragón, porque fueron
reclutando muchos jóvenes de nobles familias, siendo
considerado un gran privilegio que algún miembro formase
parte de la "Milicia de Cristo", por cuyo auge en pocos
años se asentaron hasta más allá de Teruel,
fundada hacia 1170, con las tropas del rey Alfonso II de
Aragón. De entoces es la iglesia roánica de
Sarrión, a unos 20 km al SE. ya en la comarca de
Javalambre, donde anualmente se siguen cantando el largo
"Salid-hijas-de-Sión"

Desde 1142 los templarios habían hecho posible la
repoblación de la zona de Daroca, y alrededores, y en 1149
sus muchos castillos se alternaban con los monasterios
cistercienses en las tierras antes fronterizas con los
musulmanes. Cuando los monjes del cister llegaban a la plenitud
de su monasterio, elegían un nuevo abad para que saliese a
fundar otro muy alejado, Para ello salía acompañado
de doce monjes más. La expansión de los templarios
mediante sus encomiendas no debió de ser diferente, dado
que se regían por una Regla casí idéntica a
los cistercienses. Los nobles les hacían sustanciosas
donaciones en razón de su clase social, al considerar que
estaban en sintonía con el elevado espíritu que
alentaba a los templarios. En la provincia donde antes
sólo tenían un maestre provincial, él era el
único administrador de los dominios templarios, como era
el caso de la Corona de Aragón donde llegaron a tener
más de treinta "encomiendas", o sea, unas espacios
fortificados (18 en Cataluña, 14 en Aragón y una en
Mallorca). Obviamente les urgió nombrar pronto otro
administrador para tantas posesiones recibidas en el reino
castellano-leonés, donde se establecieron poco
después que en Aragón, colaborando igualmente en la
tarea de la Reconquista. En Portugal, donde el rey les
benefició muy precozmente, la sede central de los
templarios fue desde el año 1160 el imponente castillo de
Tomar. En 1171 el Gran Maestre Gualdim Pais construyó en
aquella costa una inexpugnable fortaleza en un pedregoso islote
en mitad del río Tajo, cerca de Brabante, al cual llamaron
Almourol (En 1357, por decisión de Nuno Rodriguez, los
bienes de los templarios los dieron a sus herederos llamados
Orden de Cristo).

Para la noble juventud europea, el ingreso a la Orden
representó, ante todo, hacer realidad los ideales
caballerescos del siglo XII. El fervor religioso y el afán
de protagonizar hazañas bélicas, eran entonces un
ansia general, pues el camino a Tierra Santa había sido
abierto y los viajes de los peregrinos y comerciantes
debían ser garantizados. Todo ello se consiguió y
se lo debían a aquellos monjes autorizados a matar en
defensa de su fe. Aún las gentes no sabían que en
su corta historia las órdenes de Sión y del Temple,
y exactamente la segunda, dejó en el campo de batalla del
Próximo Oriente unos 20.000 muertos. Realmente en el
contexto medieval a que me estoy refiriendo, se podría
presentar a templarios como la regia y blanca columna sobre la
cual se presentaba esplendorosa la Cruz de Cristo, símbolo
de la salvación del mundo.

Los templarios claro está que no fueron a Solsona
a convencer a Arnau de Torroja para que entrase en su Orden.
Tenían mucho trabajo con las donaciones de bienes y era
imperioso reclutar gente de la misma zona que habitaban en las
áreas mejor comunicadas. En efecto, el procurador de
dichos monjes guerreros recibió tantas muestras
aceptación en Cataluña, que debió buscar con
urgencia hombres capaces de administrar tantas propiedades,
prevaleciendo no obstante la misión de afiliar nuevos
aspirantes a formar parte de los caballeros de la Orden del
Temple. Hasta 1155 las comarcas de Berga y Solsona las
administraban desde su encomienda fortificada de Palau del
Vallès-Barcelona. Según A. Forey, autor del libro
"Les Templiers" (p.91), cuando templarios se establecieron en
Santa Perpetua de la Mogoda (Vallès) las
donaciones a las órdenes de Sión y del Temple se
incrementaron mucho. La mayor concentración de encomiendas
catalanas estuvo entre el castillo de Granyena
prácticamente situado casí en el límite sur
de la comarca del Solsonés, y los alrededores de
Lérida. Fueron cinco en total, y la de Barbens desde 1166
los Templarios la tuvieron gracias a las donaciones de los
familiares del entonces recién nombrado Maestre Arnau de
Torroja. Ello no impidió que hasta 1182 aquellos frays
mantuviesen varios pleitos con los monjes del monasterio de
Poblet para poder consolidar la dicha propiedad. Desde su
castillo natal en Solsona, Arnau, gracias a su hermano el obispo,
tanto antes como después de ser caballero templario,
cuando se desplazaba a Barcelona (donde probablemente
residiría largas temporadas), hacía noche en el
castillo de El Papiol. La estancia más probable que le
suponemos en el Llobregat fue no obstante el llamado castillo
Ciuró,…por llevar el mismo nombre que una aldea
limítrofe de la comarca actual del Solsonés con el
Alto Urgel.

De hecho, en Solsona tan sólo se tiene noticia
documentada de que hubo destinado un comendador templario en
1170. Se llamaba Guillermo de Solsona, siendo un administrador
itinerante, pero capaz de haber convencido al conde
Galcerán de Pinós para que diera a la Orden toda la
zona de la montaña Palomera, situada al N.W. de Puig-Reig
(cerca de Manresa). Poco después era de templarios toda la
tierra alrededor de la emblemática montaña catalana
Pedraforca, entre Baga y Sant LLorenç dels Piteus. En fin,
el Solsonés fue administrado conjuntamente con la comarca
del Pallars y otros pueblos alejados.

Los templarios en 1143 se instalaron en la encomienda de
Palau (donde parece que estaban desde hacía tres
años) y en Novillas. La primera donación a
templarios en Cataluña fue en 1126, posterior a las
donaciones hechas a la orden de San Juan del Hospital. En 1130
antes de morir Ramón Berenguer III les dio el castillo de
Granyena de Segarra donde ya consta un comendador en 1181,
instalándose más tarde en Mas-Deu, en el
Rosellón, la cual zona acabó incorporada a la
Corona de Aragón. En 1140 el 'Pater Maestre de Rovira'
vendió dicho palacio de Palau a Raymond Gaucebert, Raymond
Arnold y a un capellán llamado Ponç.

Las órdenes de Sión y del Temple,
reclamaron bienes al rey de Aragón, dada su superior
implicación en las campañas, y a cambio la Orden se
comprometió a enviar diez caballeros desde Tierra Santa a
España para formar un núcleo de caballeros nativos.
Para ello se les cedió los castillos de Daroca, Osso y
Belchite, además de otras plazas que se fuesen recuperando
de los árabes. El conde Ramón Berenguer III
decretó además que su milicia siguiese el modelo de
los caballeros del Temple de Salomón en Jerusalén
que defendía la Iglesia en el Oriente
Próximo.

Dicho acuerdo se alcanzó en 1143 y en las
siguientes conversaciones les dieron los castillos de Mongay,
Barbará, Calamera, Belchite, Remolins y Monzón,
así como los derechos reales de Corbins. En adición
también 1000 sueldos de lo recaudado en Zaragoza y Huesca,
además de una quinta parte de lo reconquistado, quedando
exentos de pagar impuestos. Por su parte el conde de Barcelona
escribió al Gran Maestre de las órdenes de
Sión y del Temple entre 1137 y 1143: "…el rey
Alfonso dejó su reino en herencia al Santo Sepulcro al
Hospital y al Temple,…porque gracias a ellos el reino
podía ser defendido".

Como es lógico, también los nobles
catalanes con el paso del tiempo creyeron que las donaciones que
les hizo Ramón Berenguer IV resultaban excesivas, pues ya
se habían olvidado de cuando templarios se enfrentaron con
los almorávides que, extendidos por el este de la
Península, dominaron las orillas de los ríos Ebro y
Segre.

El primer Gran Maestre de Provenza e Hispania de origen
catalán fue Pere Rovira, quien se comprometió ante
el conde Ramón Berenguer III a proteger sus dominios
contra los enemigos de la fe cristiana. Asimismo, quedaba a cargo
de las órdenes de Sión y del Temple la
dirección estratégica de las campañas
bélicas contra los musulmanes peninsulares. Al quedar
legitimada la Orden ante el Conde de Barcelona, éste
incluso accedió a no pactar con los musulmanes
absolutamente nada sin someterlo a la aprobación previa
del Gran Maestre especializado.

Pere Rovira estaba muy bien informado,… y curtido por
haber guerreado en Tierra Santa. El historiador J. Miret
Sanç en su libro "Las casas del Temple y del Hospital…",
dejó escrito su convencimiento de que el dicho Maestre
catalán describió muy bien la desastrosa
campaña de los cruzados en Palestina durante la Segunda
Cruzada. Pudo saberlo, porqué para poder tener el
liderazgo de la Orden del Temple en Provenza y España se
le exigió, como a todos, que hubiese hecho los debidos
méritos en el otro extremo del mar Mediterráneo.
Aunque con referencia a Arnau no haya pruebas, es muy plausible
tal suposición al tratar de agotar las posibilidades de
interpretación de sus vivencias.

El sucesor de Pere Rovira se benefició ya de unas
jerarquías intermedias entre los templarios porque su
expansión hizo difícil enlazar la casa-madre de las
órdenes de Sión y del Temple de Jerusalén
con sus muy distantes encomiendas diseminadas por incontables
condados de Europa, aunque estuviesen ayudados por los monjes de
los conventos cistercienses. El continuador de Pere Rovira fue el
también catalán Hugo de Barceló (Gran
Maestre in parte nostre Hispania) en 1160, quien debió de
ganar igualmente su cargo jerárquico por haber hecho
méritos en Palestina. Al Gran Maestre Barceló lo
sucedió en el cargo Hugues Gaufed (1163-1164). En 1156
Aimeric de Torroelles fue Maestre de Tortosa, y nueve años
después lo fue del castillo de Miravet, adquirido en 1153.
Ambos castillos fueron comandados en 1165 por Guillermo Bernard,
quien fue comendador de dos jurisdicciones de templarios en
Cataluña.

Referente a la exigencia de hacer méritos en
Palestina, en Cataluña aún existe una inquietante
leyenda que el resto de Europa ignoró siempre: Pretende
que una hermandad de caballeros del Conde de Barcelona fueron el
germen inspirador de la Orden de los templarios. Dicha hermandad
habría sido fundada por dos capitanes de los cruzados
catalanes cuando, en 1099 fueron la tropa de choque que forzaron
la Puerta de San Esteban y primero entraron en Jerusalén.
Tal hazaña les dio renombre entre todos los cruzados, y
los mismos catalanes, viéndose elegidos por designios
divinos, se organizaron para conmemorarlo para el resto de sus
vidas. Dichos capitanes eran los hermanos
Pinós-Bagà, hijos de Berenguela de Montcada,
quienes, como todos, habían participado en la Primera
Cruzada como tropa del Conde de Toulouse, a las órdenes de
Geofredo de Bouillon.

LA GRAN GESTA DE RECONQUISTAR TORTOSA
JUNTO AL RÍO EBRO

En mi empeño de escribir la reseña
más exacta del noveno Gran Maestre de las órdenes
de Sión y del Temple, presentaré una elaborada
aproximación a los años de juventud que
vivió Arnau de Torroja, siendo de desear que el
pensamiento filosófico y la sensibilidad artística
me proporcionen argumentos suficientes, del mismo modo que, si
los lograse equilibrar, me permitirían desarrollar
ópticamente el lado místico y espiritual de su
existencia. Aun cuando Arnau de Torroja fue un paisano mío
que vivió en un muy lejano siglo XII, todavía puedo
adivinar algunas de las sensaciones que hicieron vibrar su alma
ante muy concretas obras de arte piadosas. No sólo me
remito al ábside de la iglesia de nuestra ciudad, sino
que, dada la estratégica posición militar del
castillo de Cardona, a unos 30 km lejos de Solsona, seguramente
debió de contemplar las escenas de las bóvedas
pintadas de la iglesia de Santa María de Cardona, que
están hoy expuestas en el Museu d'Art Romànic de
Barcelona (MNAC), pues datan del año 1040.
Situándose debajo de dichos frescos, quien hoy lo desee
podrá conectar con la admiración que debió
de sentir aquel piadoso joven, puesto que de los pintados en el
templo románico de Santa María de Solsona
ya no queda ni rastro.

La gran epopeya bélica que culminó con la
conquista de Tortosa, interesa especialmente a esta
biografía de Aranu de Torroja justamente porque en aquella
campaña intervinieron los caballeros del Temple, y porque
fue donde el intrépido joven de Solsona encontró la
primera ocasión de hacer evidente su especial temple,
quizá estimulado por una juvenil ansia de sorprender a su
hermano obispo de Barcelona y a los veteranos de armas de su
sobrino Ramón II de Solsona, quienes años antes
habían participado en la toma de Almería. Se puede
dudar si Arnau de Torroja también había galopado
con ellos en el sur de España, pero no hay duda de que
él sí estaba en la conquista de Tortosa. Los
catalanes del Prepirineo eran hombres muy admirados por estar
bregados en expulsar a los musulmanes de sus tierra. Es
más, con su empuje sus conquistas incluso habrían
llegado más lejos de Almería, pero se impuso un
límite a las conquistas de los catalanes, debiendo
éstos renunciar a Murcia (por el Tratado de Cazorla) a
cambio de no rendir el homenaje debido al rey de Castilla por las
conquistas de la Corona de Aragón, aunque el conde de
Barcelona le siguió siendo sumiso.

Era norma común de aquellos años que se
repartiesen las posesiones de los musulmanes bastante antes de
haberlas conseguido ganar con la batalla prevista. Así lo
hizo Ramón Berenguer III con la ciudad de Tortosa, y por
entonces también tenía prometido repartir los
bienes la población de Artal, en el condado del Pallars.
En 1136 Ramón Berenguer IV hizo concesiones semejantes a
Guillermo de Montpelier y a Guillermo Ramón de Montcada,
así como a las tropas genovesas que le ayudarían.
No obstante alguno se quedó sin lo prometido. El
historiador J. Miret Sanç afirmó que el gran
senescal Guillermo Ramón de Montcada y los genoveses,
sí que recibieron la proporción acordada, pero los
templarios sólo un quinto del tercio restante. Sus
reclamaciones fueron las que primero se atendieron y los
templarios recibieron por fin lo que esperaban de aquella
campaña, aunque el conde de Montcada tomó parte en
asuntos de la nueva administración y ellos no.

El año siguiente de dicha conquista las
órdenes de Sión y del Temple también
obtuvieron un quinto de lo conquistado en Lérida en 1149,
desde Corbins en el norte, y hasta Gebut en el sur. Un tercio
quedó para el Conde de Urgel que no tuvo
señorío sobre lo dado a los templarios, pero en
compensación recibió el castillo de Ascó.
Otros dos tercios de Tortosa fueron del propio Conde de
Barcelona. Después de la conquista de Lérida
éste dio a los templarios el castillo de Gardeny, en el
Segriá (Alfonso I de Aragón había construido
aquel castillo en 1123 pero debió cederlo porque no lo
podía mantener). El Conde de Barcelona también dio
a los templarios algunos derechos sobre el castillo de Fontanet,
en la orilla opuesta de donde está Gardeny en la capital
leridana. En 1153, después de dominar toda la orilla del
Segre, Ramon Berenguer IV también les dio buena parte de
la Ribera de Ebro, desde Mequinenza a Benifallet, y además
de Miravet, incluyó fortalezas menores como: Algars,
Batea, Corbera, Gandesa, Pinell, y Rasquera. Pero ellos hicieron
reclamaciones, siendo la más conocida la del castillo de
Remolins, a orillas del río Segre, que se les había
prometido en 1143. Se celebró un juicio en 1154 y el
obispo de Lérida se lo concedió por fin. La
gratitud a las órdenes de Sión y del Temple fue
algo habitual bajo Ramón Berenguer III y su hijo
Ramón Berenguer IV.

En definitiva fueron propiedad de las órdenes de
Sión y del Temple: Mequinenza, Flix, Ascó,
García, Mora de Ebro y Tivisa, así como diversos
bienes en Marsá. En la nueva frontera entre la
Cataluña nueva y la Vieja, sus encomiendas intercaladas
entre los monasterios cistercienses de Poblet (1151) y Santes
Creus (1159), complementaban sus esfuerzos, aunque tampoco puede
decirse que lo hiciesen en buena harmonía. Lo cual es
extraño, ya que además de ser monjes todos bajo
casí la misma Regla, si unos eran la intendencia por
cultivar las nuevas tierras, los otros medio-guerreros, les
prestaban ayuda como cirujanos y protección en tierras
fronterizas. Pero ahora debo ocuparme ya del periodo posterior a
las dos primeras grandes cruzadas en Tierra Santa, las cuales en
tiempo de Arnau de Torroja ya eran historia pasada en
Palestina.

ARNAU, RECLUTADO, VIAJÓ EN BARCO
HASTA TIERRA SANTA

Todos los nobles medievales como Arnau de Torroja, desde
que tenían capacidad de guerrear viajaban mucho debido a
su contribución en todas las empresas que se los
requería, desde su propio castillo hasta las posesiones
que muy a menudo compartían con otros nobles o los mismos
reyes. En Europa no eran tiempos de grandes propiedades, pero si
de grandes propietarios. Cuanta más responsabilidad un
noble o un rey tenía, tanto más cabalgaba por mucho
que nos cueste de imaginar, y los detallados desplazamientos del
rey Jaime I nos ofrecen la mejor prueba de dicha movilidad. De
hecho sólo les retuvieron las grandes nevadas.

A fin de evitar la ruta marítima directa con
Próximo Oriente, los voluntarios europeos reclutados
fueron por tierra a la primera y a la segunda grandes cruzadas,
pues había el contratiempo de que las islas del
Mediterráneo estaban infectadas de piratas.
Posteriormente, al acudir a la tercera Cruzada (hubo ocho en
total entre 1095 y 1291, todas para conquistar los Santos
Lugares), los puertos de Marsella y Génova ya fueron
puntos de embarque para los cruzados, pero dada la importancia
comercial de Venecia y las vías templarias que
garantizaron desde allí itinerarios terrestres, debemos
suponer que Arnau de Torroja, aunque en la primera parte de su
viaje se beneficiase de la travesía naval hasta Marsella,
llegó a Venecia a caballo en su tramo final desde
Génova. Éste era el más antiguo puerto de la
Orden del Temple en Europa y su acceso lo tenían protegido
con cadenas, tal como era costumbre entonces ponerlas
también en los ríos para evitar en ellos la
navegación no deseada. Venecia entonces era capital de una
nación imponente, al extremo de que, según le
explicaron a Arnau, el año que él había
nacido los venecianos habían derrotaron a la flota
egipcia, arrebatándoles las ciudades que tenían en
la costa fenicia.

Así pues, Aranu de Torroja la primera vez que se
embarcó hacia Tierra Santa llegaría en navío
a Génova, vía Marsella, para desde allí
galopar cuatro días (gracias a que iría cambiando
de caballos en las encomiendas templarias del camino). A pesar de
ser un hombre de mundo, mi biografiado debió de
sorprenderse más que cualquier persona de hoy día
al descubrir el peculiar encanto de la ciudad de Venecia, porque
no había foto capaz de haberle prevenido de sus
señoriales calles de agua. En Venecia se presentó
donde debía embarcase con el resto de los voluntarios, ya
que desde aquel puerto comercial se hacían los viajes
más seguros por el Mediterráneo, pues las islas
Baleares, y las de Cerdeña y Sicilia estaban en poder de
los musulmanes (Hasta morir Roger II en 1154, los normandos no
los expulsaron definitivamente de Sicilia. En el resto de Italia,
Arnaldo de Brescia que instauró la República,
murió ejecutado en 1155).

En vida de Arnau de Torroja en la costa de Barcelona
sólo empezaba a despertar el arte de navegar, y ello
contando que incluso el propio conde catalán Ramón
Berenguer III (1114) había pirateado por las costas de las
islas Baleares. Su madre era una princesa vikinga llamada Mafalda
de Calabria (al Sur de Sicilia). Ramón Berenguer "el
Grande" no desistió de su habitual recurso de piratear
hasta que en cierta ocasión, al regresar a Barcelona la
encontró arruinada por el saqueo de moro Almanzor.
Piratear, dicho conde catalán lo llevaba en sus genes, y
por ello lucrarse en el mar quizá fue también una
preferencia de su nieto el rey Pedro.

El Papa Nicolás II en 1291 pretendió
acabar con la piratería por lo que prohibió
comerciar con los musulmanes. No obstante era un negocio
demasiado lucrativo para cumplirse dicha prohibición, pues
los navíos catalanes entonces ya estaban comerciando en
Málaga y en el Norte de África. Más
aún, fue por dicho éxito que los condes de
Barcelona se plantearon arrebatar Sicilia a la Casa de Anjou
1282, a pesar de protegerlos el Papa de Roma. Por aquel entonces
las casas de Barcelona y Anjou pugnaban por hacerse con el sur de
Italia. La proclamó suya la reina Constanza de Sicilia,
después que Roger de Luria impidió que la flota de
la Casa de Anjou invadiese Cataluña, derrotándolos
en Palamós y Rosas. A partir de entonces realmente el
Mediterráneo fue un "mar catalán",… hasta el
año 1500, que fue cuando irrumpieron los descastados
barberiscos (actual Argelia). La conquista de Menorca fue
encomendada por el monarca a Ramón de Serra, un templario
que más tarde sería Maestre provincial.

Por aquel entonces las casas de Barcelona y Anjou
pugnaban por hacerse con el sur de Italia. La proclamó
suya la reina Constanza de Sicilia, después que Roger de
Luria impidió que la flota de la Casa de Anjou invadiese
Cataluña, derrotándolos en Palamós y Rosas.
A partir de entonces realmente el Mediterráneo fue un "mar
catalán",… hasta el año 1500, que fue cuando
irrumpieron los descastados barberiscos (actual
Argelia).

Volviendo a los tiempos de mi biografiado, en 1162 por
la ruta marítima llamada "de cabotaje", los barcos
venecianos transportaban hierro para los templarios porque
entonces aún no disponían de una efectiva flota
propia, aunque ya trabajaban para tenerla, dada su necesidad de
transportar por mar también sus caballos. Al final de
aquel siglo la Orden declinó sus preferencias por el
puerto de Marsella y, según el cronista catalán
Ramón Muntaner, el principal punto de aprovisionamiento de
los templarios posteriormente fue Brindisi, ya que les dejaba
más cerca del Vaticano y Roma, pues dicho puerto situado
en la costa del mar Adriático que, metafóricamente
hablando, es donde Italia tiene "el talón de su
bota".

Los primeros viajes marítimos de Arnau de Torroja
los hizo en galeras largas y estrechas impulsadas por remeros,
pero ayudadas por el velamen. Como apenas sobresalían del
agua navegaban rápido, y ello a pesar de que además
de personas transportaban el obligado avituallamiento de cada
expedicionario para no desfallecer durante la travesía,
así como su equipo bélico y ropas. A cada caballero
le acompañaban varios sirvientes y sus caballos. Y es que
incluso los famosos nueve templarios fundadores de la Orden
habrían sido acompañados de sus escuderos, de
imprescindible ayuda al vestir al caballero con armas y su muy
pesada cota de malla o armadura.

En tan largo trayecto al joven Arnau y a los
demás distinguidos nobles se le informó más
detalladamente de la situación
histórico-política de su próximo lugar de
residencia, así como de todo aquellas campañas
históricas y normas básicas de la Orden del Temple
a la que se habían acabado de afiliar. Aquel bautizo de
mar, junto a otros muchos nobles de diferentes países, sin
duda le hizo darse cuenta de la importancia de saber hablar
muchos idiomas. Estaba agradecido a los buenos consejos de su
hermano obispo, y esperaba de no defraudarle ascendiendo
rápidamente de jerarquía dentro de la Orden.
Tenía grandes proyectos y por el momento navegar le
debió de parecer cual vivir un bello
sueño.

Su vigorosa juventud gozaba con la exigencia de
trasladarse al Oriente Próximo para hacer los
méritos necesarios, y no le representaba ningún
sacrificio, sino todo lo contrario. Deseaba enfrentarse con sus
armas a los herederos político-religiosos de Mahoma, de
quienes sabía que perpetuamente vivían muy
divididos entre sí. Los musulmanes sunies, que
reconocían al califa de Bagdad, provocaron que en Egipto
reinasen los califas fatimís. Los sunitas de El Cairo
fueron desplazados por los abasies, siendo los que en la
España musulmana alcanzaron máximo poder al fundar
un califato independiente en Córdoba.

Cuando Arnau de Torroja llegó a Palestina
(entonces llamada "Outremer"), debió agobiarse por
aquellas intrigas y luchas intestinas cada vez más graves,
como referiré en otro momento, puesto que se trata de
intentar recrear las situaciones que le tocó vivir. Para
empezar hay que advertir que por lo general las relaciones entre
los templarios y los habitantes musulmanes del país fue
intensa y duradera.

El Gran Maestre de las órdenes del Temple y de
Sión en persona era quien mandaba el ejército de
los cristianos, a veces de forma oficiosa, porque nadie como
ellos podían transmitir tan elevada disciplina y arengar a
las tropas con las más acertadas frases. (Cuando los
templarios se negaban a participar en alguna campaña, los
sustituían los estrategas hospitalarios).

También en las batallas los caballeros templarios
siempre habían demostrado la superior eficacia de sus
normas, entre las cuales la de no retroceder jamás si el
enemigo no les triplicaba en número. Se justifica, porque
sus espadas tuvieron doble filo como lo requería un gesto
de brazo, tan secreto como extraordinariamente efectivo. La daga
era, en cambio, de filo único pero de muy ancha hoja,… a
saber con que utilidad. Luchaban por sus ideales muy religiosa y
organizadamente, siendo controlados por diversos mandos
intermedios perfectamente jerarquizados según un esquema
publicado en el siglo XIX por una autoridad en la materia). Tanto
empeño les era bien necesario cuando pretendían el
control de las vías de comunicaciones, las cuales la
historia confirma que fueron realmente seguras, y con más
impacto en el desarrollo de aquella sociedad que la red de
autopistas europeas en el siglo XX. En definitiva, su fe, nobleza
y sentido del honor, no lo podrá olvidar la historia, y lo
que más cautiva de los templarios es la altanería
con que se entregaban al peligro, y que, como era de esperar, los
hizo morir a miles en el curso de sus muchas batallas contra
infieles.

Entre los siglos XI y XIII, 25.000 europeos, entre ellos
7.000 nobles como Arnau de Torroja, se establecieron en Tierra
Santa cual si se tratase de una masiva migración que
prorrumpió en Oriente Próximo como una masa
compacta que llevaba a cuestas todas sus pertenencias. Los
primeros Cruzados en acudir a la liberación de
Jerusalén, inicialmente ocuparon Biblos, cerca de Beirut
en el Líbano, que pasó a ser un feudo dependiente
del vecino condado de Trípoli (Biblos no volvió a
ser de los musulmanes hasta finales del siglo XII, ja fallecido
mi biografiado). Cuando Arnau de Torroja llegó
allí, ya encontró edificado el castillo más
emblemático de los caballeros cruzados (1104).

LA HISTORIA DE JERUSALÉN QUE ARNAU
DE TORROJA ESTUDIÓ

Además de lo visto al llegar a su destino, sin
duda que Arnau de Torroja ya antes de enrolarse también
debió de informarse bien acerca de la orden en la cual
él quería militar. Así pudo saber que los
cruzados conquistaron Jerusalén el 15 de julio del 1099.
Su intención inicial era la de devolver su esplendor al
Santo Sepulcro. Al principio solamente retocaron la
construcción existente sobre la tumba de Jesús. En
el 1119 la aedicula entera fue completamente reconstruida por el
escultor boloñés Renghiera. Fue durante esta
reconstrucción que el vestíbulo de la tumba fue
añadido (pues había sido sacado durante la
construcción de Constantino).

Si esta semblanza de Arnau de Torroja en lugar de
pretender ser una biografía eligiese la trama de una
novela, dedicaría un largo capítulo a explicar gran
el efecto que tanto exotismo causó en el joven noble
caballero de Solsona. Es más, la sola descripción
detallada del ambiente medieval de su ciudad natal ya
daría para un extenso capítulo, pero dejo para
otros el describirlo, así como evito referirme a describir
el colorido y el bullicio que se vivía en la Palestina a
su llegada. Aunque veía a muchos musulmanes y hebreos, en
cambio en la misma Jerusalén había pocos, y
además lo único que se hablaba en dicha capital era
el francés y el latín. Entonces aun faltaba un
siglo para la irrupción de los mamelucos de Egipto, y dos
para que entrasen en la historia los otomanos turcos que ocuparon
Anatolia.

Los europeos que llegaban a Tierra Santa a mediados del
siglo XII pudieron presumir de sus cotas de malla, pero por otra
parte ignoraban lo eficaces que pueden llegar a ser para
comunicarse, el vuelo de las palomas mensajeras de los
musulmanes, siendo legendarias las del gobernador turco, o sea el
sultán de Siria llamado Nur ad-Din, o más
exactamente Noor äd-din, al que para abreviar en los
sucesivos capítulos escribiré simplemente
Nuradín (+ 1174), puesto que habré de referirme
muchas veces a él. Las palomas mensajeras fue un medio de
comunicarse tan rápidamente que en su tiempo
parecía insuperable, si bien al poco tiempo, en la misma
Palestina, aún lo mejoró mucho más el
carismático líder musulmán Saladino
inicialmente al servicio del dicho sultán unificador de
Siria.

Por aquel prolongado intercambio cultural y progreso de
las vías de comunicación, el fracaso general de las
Cruzadas, siendo de balance desastroso por los fines que los
europeos pretendieron, en cambio marcó el inicio del auge
de la Europa Occidental, porque si para todo islamita aprender
alguna cosa de los Cruzados era comparable a traicionar su fe,
los europeos sí que aprendieron de los orientales todo lo
que pudieron, en especial su lengua y además con rapidez.
Lástima que una vez en Europa, tantos conocimientos nuevos
sólo pudieron ordenarse, para lo cual al menos se crearon
universidades donde aplicar nuevos términos (cifra,
álgebra, cénit, etc.) oriundos de la India, pues
los musulmanes por lo general aparte de alguna técnica,
sólo fueron cual una correa de transmisión de
saberes.

Al haberse abierto los caminos que permitían
pisar el mismo suelo donde vivió Jesucristo, hace
comprensible que de toda Europa acudiese gente, y muchos buscando
descaradamente fortuna. Los caminos eran muy transitados algo que
hay que tener en cuenta para hacerse mejor idea del ambiente.
Ciertamente la gran mayoría de caballeros cruzados que
sobrevivieron regresaron a Europa, pero no así los de las
órdenes militares, quienes en su gran mayoría se
quedaban (Arnau de Torroja fue una de las pocas excepciones).
Allí tenían su cuartel general fijo en el siglo
XII, pudiendo hacer méritos en los países de todo
el vasto alrededor de Palestina con mayor facilidad que en
España, donde musulmanes y cristianos confraternizaban
todavía perfectamente. La multitud de lenguas habladas en
Tierra Santa entonces era muy impresionante, y los capaces de
servir de interpretes lógicamente eran muy buscados
incluso en los estamentos oficiales.

Arnau de Torroja en la ciudad "Tres veces santa" se
debió de emocionar como todos sus acompañantes,
dada su fuerte convicción religiosa, y al saber que
viviría en la casa principal de su Orden. Exactamente
estaba en el Monte Sión, o sea la colina que
(antes de arrasarla los romanos para sustituirla por Aeria
Capitolina
vacía de judíos) había sido
la parte más elevada de la primitiva Jerusalén que
está sobre el Monte Moria, algo inferior de cota. En el
Monte Sión Arnau no encontró otras
murallas que las del complejo que incluía una iglesia
anexa a la casa-madre, o residencia de la élite y
principal centro de mando de las órdenes co-hermanadas de
Sión y del Temple. Se trata aún hoy de un muy regio
y piadoso lugar,… que incluye una cisterna subterránea
convertida en una espaciosa despensa, pero durante su estancia
era un lugar de recogimiento y donde todos se turnaban para rezar
más íntimamente.

Se tienen muchas referencias bíblicas de que el
vasto sector alrededor de la colina del Monte Sión cuando
estuvo todo bien amurallado. En la iglesia de Nuestra
Señora de Sión informaron a los nuevos reclutas que
fue exactamente allí donde, en su última cena,
Jesús instituyó la Eucaristía. Arnau de
Torroja se daba perfecta cuenta que viviría nada menos que
en el famoso "Cenáculo". Probablemente tanto a él
como a sus más compañeros de viaje, la
emoción les haría arrodillarse, al igual que tantos
y tantos peregrinos y turistas que lo visitan en nuestros
días. Lo que hoy no padecen ya los residentes de aquel
lugar son los efectos del agua contaminada y epidemias, que como
pronto habría de saber Arnau, igual afectaba a reyes que a
mendigos.

Arnau de Torroja comprendió también que
los líderes de su Orden declinasen el privilegio de estar
más cerca del Santo Sepulcro, allí donde
tenían su sede central los caballeros de la Orden de San
Juan del Hospital. Después de todo, la humildad y el valor
de los templarios quedaba reforzada teniendo la casa en el
exterior de la ciudad medieval de Jerusalén. Arnau de
Torroja y algunos de sus compañeros de viaje, la flor y
nata de la joven nobleza europea, fueron seleccionados para ser
instruidos en el famoso monasterio adjunto a la iglesia de Santa
María del Monte Sión. Haré un breve repaso
al tan importante lugar de acogida de Arnau, porque
décadas después nuestro hombre, ya entrado en
años, se estableció de nuevo en aquel lugar santo
para dirigir con magistral templanza a todos los templarios del
orbe cristiano.

Cuando el rey David conquistó la zona del Monte
Sión construyó su fortaleza en la cima de la colina
al oeste del actual núcleo amurallado de Jerusalén.
La llamada "Ciudad de David" estaba en la parte más baja,
cerca de las Fuentes de Siloe, todo lo cual fue arrasado por los
babilonios en el siglo VI aC. y no volvió nunca más
a disponer de murallas. Los esfuerzos se centraron por edificar
cerca del monte del Templo del Rey Herodes, con una sagrada zona
central llamada la Cúpula de la Roca, siendo donde se
creía que había estado el Templo de Salomón,
del cual en el año 70 dC. los romanos derribaron todas las
murallas, e incluso arrasaron, para castigar más duramente
la revolución de los judíos. En 135 dC. otros
soldados romanos dotaron de murallas nuevas a Jerusalén,
como cualquier otro de sus campamentos, pero no reconstruyeron
las del Monte Sión. Entre los años 444 y 460 la
iglesia del Monte Sión había sido restaurada por la
emperatriz Eudoxia, y desde aquel reducido núcleo de
Jerusalén volvió a expandirse hacia el
norte.

La tumba del rey David en el Monte Sión ya en
vida de Jesucristo se había convertido en un edificio
particular y pertenecería a algún rico seguidor del
Mesías, pues a partir del siglo II dC. era aún un
tranquilo barrio de gente noble. Desde el siglo V la piedad
cristiana hizo de las ruinas del Monte Sión un centro de
gran devoción, convirtiéndola de nuevo en un templo
religioso considerado Madre de todas las iglesias. El caso es,
que ni siendo además el lugar del "milagro de
Pentecostés", cuando sobre la cabeza de los
apóstoles ardieron "lenguas de fuego", se evitó que
aquel edificio se incendiase en dos ocasiones los años 614
y el 965.

Las murallas de Jerusalén fueron de nuevo
derribadas por el califa Al-Aziz el 975 dC., pero cuando Saladino
se apoderó de la ciudad, prolongó las nuevas
murallas del Monte Moria hasta incluir aquel sagrado
montículo del Monte Sión porque tenía
reputación de ser la Tumba de David (1 Re.: 2,10).
Ésta se sigue creyendo ubicada debajo de la sala llamada
"El Cenáculo", mostrándose hoy allí un gran
cenotafio en recuerdo del bíblico soberano de
Israel.

Los primeros cruzados habían encontrado en ruinas
y sin murallas la predominante cima del Monte Sión,
allí tan sólo había una modesta iglesia
bizantina, a la cual hicieron una solemne procesión previa
al asalto de Jerusalén en 1099. Poco después se
restauró el templo de "Santa María del Monte
Sión", siendo desde entonces uno de los principales
lugares de culto de Tierra Santa, y a cuyo alrededor Godofrredo
de Bouillon mandó levantar una muralla almenada
dándole el nombre de Santa María del Monte
Sión y del Santo Espíritu (M. de Vogüé
"Eglises de l'Ordre de Notre-Dame de Sion"). Ésta fue la
primera casa central de la orden de Sión, y luego
también la del Temple que fue en realidad "su brazo
armado". Allí residieron los llamados "Chevaliers de
l'ordre de Notre Dame de Sion" (según el historiador
Vincent, en su obra "Histoire de l'ancienne imagen miraculeuse de
Notre Dame de Sion").

En cuanto al "Cenáculo" mismo, es cuanto ha
quedado de la iglesia bizantina hecha construir por Godofredo de
Bouillon. Los cruzados anteriores a la fundación de la
Orden del Temple la llamaban simplemente "Santa Sión",
siendo una comunidad heredera de la cristiana más antigua
(At.: 2-15). Godofredo antes de la victoriosa toma de
Jerusalén había sido benefactor, sino fundador, de
la Orden de Sión, para la cual en 1070 también se
erigió un monasterio en su propiedad de las Ardenas. Una
vez en Jerusalén los monjes calabreses que allí se
enclaustraron igualmente mantuvieron incorporadas al catolicismo
fragmentos de las tradiciones bizantinas, griegas y
egipcias.

Los primeros cruzados concibieron la idea de reunir
todos los santuarios cristianos de Jerusalén bajo un nuevo
monumento en forma de cruz. El Santo Sepulcro fue reparado y una
edículo puesto encima. Pero las naves no podían
tener la misma proporción y el nuevo edificio tuvo que ser
limitado mediante pequeños oratorios. Desde un pasadizo se
podía bajar a la capilla de Santa Elena y la Cripta
del Encuentro de la Santa Cruz
. Los primeros cruzados
decoraron tan santas paredes con piadosas inscripciones en
latín. La nueva basílica fue consagrada por el
obispo Fulcherio el día 15 de julio del 1149, que era el
50º aniversario de la conquista de Jerusalén, tal
como se lee en una inscripción latina grabada en bronce
sobre la puerta principal:

"Este santo lugar ha sido santificado
con la sangre de Cristo, por lo que nuestra consagración
no añade nada a su santidad. Sin embargo, el edificio que
cubre este lugar santo ha sido consagrado el 15 de julio por el
Patriarca Fulcherio y por otros dignatarios, en el año IV
de su patriarcado y en el 50º aniversario de la captura de
la ciudad, la cual en ese momento brillaba como oro puro. El
año 1149 del Nacimiento de Cristo."

Aparte de la toma de Jerusalén en 1099, los otros
dos hechos culminantes de las Cruzadas (la victoria de Saladino
en Hattin, y la posterior victoria de Ricardo "Corazón de
León" en Arsuf) sucedieron después de muerto mi
biografiado. Al vivir Arnau sus gestas entre dos Cruzadas, la
historia pasó por alto los años de convivencia
más profunda entre las dos culturas religiosas, e incluso
en las revistas especializadas es vergonzoso cómo se
ignoran allí las batallas ajenas a la serie de cruzadas
oficiales de los europeos. Me costó bastante investigar el
dicho periodo vivido por Arnau de Torroja porque fue como una
larga serie de cruzadas del rey de Jerusalén contra
Egipto, y ello se realizó exactamente entre la segunda y
la tercera Cruzadas de gran renombre. Al presentar los frutos de
mi esfuerzo claro está que no puedo ofrecer pruebas
definitivas e irrefutables, pero el contexto y las lógicas
deducciones ayudarán a hacer una biografía que de
otro modo sería imposible. Como no hay referencias
históricas de mi internacional paisano, escribo el
presente ensayo con aspiraciones de que parezca una
biografía.

Expongo siempre mis opiniones para que sirvan de
inspiración en futuras hipótesis de trabajo de los
historiadores con título, y así quizá alguno
pueda presentar alguna elaborada biografía suya. Todo lo
que he escrito puede ser mucho más afinado, que duda puede
caber de ello, aunque nadie que no haya sido la sombra de mi
biografiado, tampoco pasará de ofrecer puntos de vista
subjetivos.

Arnau de Torroja llegó a Palestina con gran
afán para hacer méritos a fin de no defraudar a su
familia, y aunque pueda parecer que por tratarse del periodo
entre dos grandes Cruzadas no debió de tener muchas
oportunidades, sucedió que los cristianos fueron llamados
a intervenir repetidamente en ayuda del visir de El Cairo. Cuando
el rey de Jerusalén ocupó militarmente aquella
capital, en lugar de ver a los expedicionarios francos cual
invasores de Egipto, se les consideró verdaderos
protectores de la paz. Por su parte los francos (a quienes
llamaban "franys"), por aquel entonces aún veían a
los egipcios como a unos buenos clientes, puesto que les pagaban
muchos dinares por permanecer en su capital.

El rey de Jerusalén Amalrico I se introdujo en
Egipto aprovechando la confusión política que en
aquel momento se vivía en el califato fatimita de
Foulques. Al serle pedida ayuda por el visir usurpador llamado
Dirgham, (otro personaje olvidado por la historia) el flamante
rey de Jerusalén, un joven melenudo alto y delgado, que
sólo en apariencia era un hombre piadoso, había
ordenado hacer los preparativos para invadir Egipto con mucho
afán de protagonismo. En aquella primera ocupación
seria del año 1163 (pues habían tenido contactos
con anterioridad), también participó Arnau de
Torroja, por entonces quizá ya terminado su
adiestramiento. Los propiamente caballeros templarios residentes
en la casa-madre del Monte Sión en tiempos de Aranau de
Torroja serían unos 300, sin contar a los sargentos (que
eran la segunda categoría dentro de la Orden), ni las
tropas auxiliares, así como a los escuderos y demás
sirvientes. Los propiamente caballeros eran nobles muy escogidos
para ser iniciados a conciencia y entretanto hacían de
mensajeros a fin de que funcionase la comunicación
jerárquica con otros mandos subalternos dispersos por
encomiendas y castillos del sector. En el Monte
Sión
los jóvenes nobles europeos que
recibieron todo tipo de enseñanzas al mismo tiempo que
Arnau de Torroja, tuvieron en común con él su
probada bravura al entrar en combate, gracias a lo cual se les
podía instruir acerca de una superior manera de llevar a
cabo con éxito mayores empresas.

Al haberse criado Arnau de Torroja en una sociedad
rural, en el siglo XII más que hoy, convivió muy
cercano a los animales domésticos. De entre los más
cotizados de la pirámide alimentaria en el centro de
Cataluña, estaba (y sigue estando) el cerdo. Puedo
imaginarme lo sorprendente que debió de parecer a mi
biografiado el conocer la altísima simbología
geométrico-matemática de la estrella de doce
puntas. Cuando recibió las primeras clases de
simbología iniciática en la casa-madre de
Jerusalén, los dos triángulos concéntricos,
pero invertidos, supo que configuran la llamada Estrella de David
(y "Sello de Salomón" si tiene inscritos hexagramas). En
consecuencia Arnau no podría dejar de pensar en la doble
hilera de seis tetillas a cada lado del vientre de las cerdas
alíneadas. Era en aquellas doce urbes donde la Naturaleza
se había mostrado desde siempre sabia y generosa, pues
brindó antes que nadie el "numero de la plenitud" en el
animal básico para la subsistencia; …y para colmo cada
tetilla vista de perfil ya daba la misma cantidad de
triángulos que la dicha estrella de seis puntas, o sea, la
misma que con los siglo pasaría a identificar la bandera
de Israel. Con razón los musulmanes se negaban a comer
"galufo" (cerdo), debió de pensar. En todo caso, Arnau
valoró inmediatamente el triángulo y la estrella
que, según le decían, era la base misma del
intelecto humano. Los prehistóricos que habitaron la zona
donde él había crecido, aún los
apreciarían más a los cerdos, no en vano los
sacrificaron ritualmente en sus altares en forma de toro hueco
que son llamados dólmenes porque decapitados por los
siglos los ingleses los creyeron mesas de gigantes.

A lo largo de los años que los templarios
dominaron Tierra Santa llegaron a tener allí 24 castillos,
desde los cuales fueron capaces de dar protección a las
tres grandes capitales que, a parte de Jerusalén fueron,
de sur a norte, Acre (en la costa Palestina), Trípoli y
Antioquía (Siria), porque la isla de Chipre fue una
posesión posterior. La Orden también tenía
senescales (más tarde llamados comendadores) en Acre y
Antioquía de quienes dependieron las demás
encomiendas y castillos regionales. Fue en las dos citadas
ciudades donde Arnau de Torroja dejó constancia de sus
últimas actividades como sabio arbitrador de conflictos
(En Antioquía, véase "G.T."; 22.7, p.1015-016; y en
Acre, véase "Eracles", vol. II, p. 2-3.

En el asedio del playero castillo de Ascalón, que
contaba con 53 torres de defensa, en fecha 16 de agosto de 1153,
mientras cuarenta caballeros templarios penetraban por una brecha
abierta en la muralla, otros tantos de la misma Orden desde el
exterior evitaron que los simples cruzados pudiesen seguirles y
menguar el botín del improvisado saqueo. Fue una temeridad
que fracasó y les costó la vida, siendo
después todas sus cabezas cortadas y enviadas al
sultán de Egipto como regalo y con ellas solicitarle
ayuda. Como ésta no les llegó, los de
Ascalón pactaron rendirse a condición de sarvar su
libertad y pertenencias. Ascalón fue entregado a las
principales órdenes religioso- militares. Desde 1130 desde
la base de Amanos tuvieron custodiada la frontera con el actual
Norte de Siria.

LAS GESTAS DE ARNAU DE TORROJA EN LA
MISMA PALESTINA

Mi biografiado debió de desembarcar en Tiro el
año 1161, que fue un año de preparativos
bélicos del rey de Jerusalén siempre obsesionado
por invadir Egipto. Al morir en El Cairo Al-Faiz, fue sucedido
por Al-Adid, cuñado de Hafidh, último califa
fatimita. Los visires rivales buscaban aliados donde fuese
("History of the World", 1907, Vol. 8, pp. 43ff). En
días sucesivos a su llegada a Palestina las informaciones
dadas al joven Arnau de Torroja durante la travesía
marítima le fueron siendo ampliadas, empezando por el
contexto de las relaciones entre los musulmanes y el Reino
Franco
de Jerusalén. Por entonces sólo
podían limitarse la información a una década
antes, y otras pocas después de la Segunda Cruzada
terminada exactamente en 1149. En cuanto a la Tercera Cruzada y
posteriores, ya no interesan a estas páginas porque,
aunque mi biografiado la deseó y procuró propiciar,
lamentablemente no la vivió.

En Tierra Santa, Arnau desde su llegada sin duda tuvo
oportunidad de dar muestra de valor y sentido común, e
incluso quizá desplegar ciertas dotes de estrategia
militar, aunque el éxito o fracaso de cualquier conflicto
bélico siempre fue responsabilidad final del Gran Maestre.
Los caballeros templarios, que duda cabe que acusaban algo de sus
altos mandos, dado el "esperit de corps" nunca antes
experimentado en la Edad Media por otros ejércitos. Con
razón se ha escrito que constituían la "Quinta
Columna" de la cristiandad, pero es que los resultados se pueden
extrapolar, ya que al dar seguridad a las vías de
comunicación, fomentaron el libre comercio y
definitivamente aquello fue el principio del fin del abusivo
sistema feudal, o sea de los señores y sus derechos
ancestrales.

Los musulmanes les reconocerían la utilidad de
tener un Estado, ya que así ni con la muerte de los reyes
de Jerusalén los cristianos no luchaban entre ellos
mismos. Para los musulmanes era una cosa extraña, puesto
que para ellos al morir un visir, califa, o sultán,
padecían luchas internas para merecer sucederlo. Es decir,
mientras que lo primero que previnieron los europeos al ocupar
Palestina fue institucionalizar la monarquía, los
musulmanes eran incapaces de un sistema como aquel, ni viendo lo
útil que era. Es paradójico, porque en tierra de
Israel emergieron instituciones monárquicas entorno al
siglo X a.C., cuando se separaron los dos reinos de Israel al
norte (capital Siquem), y el reino de Judá en el sur con
capital en Jerusalén. Claro que los hebreos supieron bien
que eran un puente natural entre las dos grandes potencias de la
antigüedad, Mesopotamia y Egipto. La explicación es
que, a partir del siglo IX, los seguidores del Profeta perdieron
el control de su destino. Los grandes líderes que los
gobernaron los años que Arnau vivió, ya fueron
incluso de origen turco (como Nuradín), o bien kurdo,
(como Saladino, según Amin Maalouf "Las Cruzadas vistas
por los árabes").

Arnau de Torroja en el país de Nuestro
Señor Jesucristo se encontró, pues, inmerso en un
mundo exótico donde las emociones afloraban por doquier.
Su extrañeza puede incluso ser seguida, así como su
nostalgia, dado que en 1162 se constata que, por primera vez,
él no pudo asistir a una reunión general de su
familia en la ciudad de Solsona con motivo de la
consagración del nuevo templo románico de Santa
María, del cual queda aún visible su ábside.
Lejos de los suyos, a Arnau lo imagino recitando mentalmente, en
lengua vernácula, la canción del trovador Guillem
de Mur, que le fue contemporáneo:"- Es el meu
camí el que em porta amunt i avall, el que avui m'ha fet
l'ànima més rica
".

También supongo que debió de sorprender
gratamente el comprobar que allí los cristianos se aliaban
con los musulmanes. De hecho la unión de los egipcios con
los francos fue el detonante para que el sultán
Nuradín de Damasco fuese contra la capital del país
del Nilo, donde el rey de Jerusalén y el visir de El
Cairo, uniendo sus tropas le harían frente en varias
ocasiones, como veremos más adelante.

Inicialmente el rey les había dado un ala de su
palacio, justo encima de lo que habían sido las cuadras
del Templo de Salomón, allí donde los musulmanes
con los años emplazaron su mezquita de Al-Aqsa en la cual
cabían cientos de personas. Aun así, al cabo de una
década los templarios no llagaban ni a ser veinte
caballeros en total. Después de otros tantos años
trabajando afanosamente en el desescombro del subsuelo, que al
fin debió ser cual un gigantesco termitero,
paradójicamente enseguida lo cegaron porque sus
referencias histórica y acerca de tesoros de
religión antiguos ocultos bajo tierra no fuese hallada.
Hay unanimidad en reconocer que a los templarios su esfuerzo les
dio secretos frutos, por lo que será especulado en una
segunda parte este libro, ya que, dentro de lo posible, pretendo
escrutar completamente el pensamiento de mi biografiado y paisano
Arnau de Torroja, porque no he de negar que su trayectoria me
fascina. Un cronista de tiempos del rey Amalrico I de
Jerusalén, escribió acerca de los
templarios:

"…Han crecido tanto ahora, que en esta orden hoy
hay cerca de 300 caballeros que usan las capas blancas,
además de los hermanos, quienes son casí
incontables. Se dice que tienen posesionesinmensas aquí y
en Ultramar, de modo que ahora no existe una provincia en el
mundo cristiano que no haya concedido sobre los hermanos
antedichos una porción de sus mercancías. Se dice
hoy que su abundancia es igual a los tesoros de los reyes.Porque
tienen jefaturas en el palacio real al lado del Templo del
Señor, y se llaman Los Hermanos de la Milicia del
Templo"

Jacobo de Vitry (1170-1240), otro cronista de la
época que llegó a ser obispo de Acre entre 1216-28,
y predicador de gran reputación en la primera mitad del
siglo XIII, escribió la siguiente fuente histórica
de los primeros templarios. Además de confirmar lo dicho
por Guillermo de Tiro dio más detalles :

"El rey, sus caballeros y el señor patriarca
se llenaron de compasión por estos hombres nobles que lo
habían abandonado todo por Cristo y les concedieron
ciertas propiedades y beneficios para subvenir a sus necesidades
y por el alma de los donadores. Y como no tenían iglesia
ni lugar en que habitar que les perteneciesen, el rey les
alojó en su palacio, cerca del Templo del Señor. El
abad y los canónigos regulares del Templo les dieron
unterreno no lejos del palacio para su servicio; y por esta
razón se les llamó más tarde
templarios".

Haré un poco de historia para intentar transmitir
a los que lo ignoren la importancia que tuvo y tiene aquel exacto
lugar de Jerusalén distinguido con la llamada
Cúpula de la Roca, construida en el año 636 con su
iniciática planta de diseño octogonal. Era la
principal iglesia para todas las religiones hasta que los
Cruzados la hicieron exclusivamente suya. A partir de entonces la
capital de Alá y de Yahvé también lo
sería de Jesucristo, el Hijo de Dios,…Pero sólo
hasta 1187, pues, aunque Jerusalén fue reconquistada en
1229, se perdió definitivamente en 1244, cuando regresaron
los turcos expulsados diez años antes.

En 1142 la Cúpula de la principal explanada de
Jerusalén fue distinguida con el título de Templo
del Señor ("Templum Domini") y coronada por una
gran cruz de oro macizo que en todas las ocasiones que Arnau de
Torroja vivió en Jerusalén estuvo visible cual una
grandiosa jaula de dorada, atrayendo las miradas sobre aquella
peña sagrada para las tres distintas devociones con sus
fulgurantes destellos más de lo que se conseguiría
con unos fuegos de artificio. Su planta octogonal fue un
patrón que les habría de servir para construir
templos en todo Europa. Exactamente en España quedan
muestras en las iglesias templarias de Montsacro
(Oviedo), Santo Sepulcro (Torres del
Río-Navarra), Vera Cruz (Segovia), Nuestra
Señora del Temple
(Zaragoza), y la iglesia templaria
mejor de todas, Eunate (Navarra).

La actual Cúpula de la Roca ya era el templo
principal en Jerusalén, y cerca hoy sigue estando la
mezquita de Al-Aqsa. Los monjes del Santo Sepulcro (que
sería la tumba principal de Jesús), les dieron a
los templarios fundadores un terreno contiguo a los muy
espaciosos establos del rey Salomón al SW. de la explanada
que en realidad los templarios sólo desescombraron y
abovedaron a fin de recobrar el trazado subterráneo de
calles del periodo herodiano. La residencia del rey de
Jerusalén que les autorizaba, estaba entonces donde
está hoy la famosa mezquita de Al-Aqsa, y él mismo
rey se la cedió a los templarios y edificaron en el
extremo opuesto un claustro y la sala que formaba ángulo
recto. Los primeros nueve templarios los excavaron durante otros
nueve años. A mediados del siglo XX se limpiaron y se
hicieron accesibles buena parte de dichos túneles (antes
calles), y en 2007 se divulgó que era aquel el verdadera
ubicación del antiguo Templo de Salomón, porque se
descubrió una gran cisterna rectangular que estaba
incluida en su interior.

El edificio islámico de Al-Aqsa estaba construido
sobre el monte Moria, de cota inferior a la del monte
Sión. En un ángulo de la actual explanada del
Templo de la Cúpula fue la primera sede de los nueve
caballeros templarios de los cuales no se sabe en que más,
aparte de excavar, inviertieron su tiempo los primeros seis
años de su asentamiento en Jerusalén. Al parecer
vivieron de limosnas hasta que en 1125 el poderoso Hugo de
Champagne se enroló en las órdenes de Sión y
del Temple, pàsando desde entonces a ser conocida su
existencia en Europa. En 1129 ya eran la más famosa orden
de toda la cristiandad, a pesar de haber fracasado su
intervención militar en Damasco.

Los primeros nueve nobles caballeros templarios
estuvieron autorizados para recuperar de aquel subsuelo reliquias
que pasaron a ser custodiadas por la Orden de Sión, que
era nada menos que la Orden promotora y madre de la del Templo.
Por su carácter secreto, hay que suponer también
que fue otra novedad que pronto sorprendería a Arnau de
Torroja. En efecto mi biografiado de pronto se encontró
-como muchos lectores hoy- con que estaba afiliado además
del Temple en otra orden, la muy discreta llamada "del Monte
Sión, hermanada con la del Temple y más poderosa
que ella, pero que exceptuando el Gran Maestre, sus miembros
permanecían en Francia, país que por cierto tuvo su
mínima extensión en 1180, cuando Felipe II Augusto
sucedió a Luís VII en el trono.

Las órdenes de Sión y del Temple tuvieron
un sólo mandatario, coincidiendo en ser Arnau de Torroja
el último que las dirigió conjuntamente ambas antes
de su división en independientes. En éstas
páginas sólo interesan los tiempos que ambas
convivieron en harmonía en el cuartel general de Santa
María de Sión. Jerusalén contó en
total con siete puertas, pero la puerta al Monte Sión no
es ninguna de las principales, porque la muralla que vemos en
Jerusalén (excepto los restos del antiguo Templo), las
construyó siglos después Solimán el
Magnífico. Cuando Arnau de Torroja recibió su
instrucción e iniciación tras los muros de
Santa María de Sión, la fortaleza
más cercana era la llamada Ciudadela de David por el lado
norte, y estaba a mitad de camino del Santo Sepulcro, que era
tenida por la verdadera tumba de Cristo (hoy siete disputan en el
mundo dicho mérito, y una estaría en
Japón).

Los antiguos líderes de Palestina que más
le interesarían a Arnau, vivieron a partir del
sultán Zangi, de origen turco que dominó Mosul y
Alepo (aunque ésta última no era -ni mucho menos-
la fortaleza que edificó años después un
hijo de Saladino). Zagri, cansado de ver como los musulmanes
siempre guerreaban entre ellos, decidió someter a su
autoridad personal los líderes de Irak y Siria. El valor
simbólico de Edesa les hizo conquistarla en noviembre de
1144. Rescatarla fue la misión de la Segunda Cruzada en
1148, cuyo primer fallo fue que, en lugar de recuperar Edesa,
atacaron Damasco con intención de saquearla, pero sin
conseguirlo. En la catedral de Edesa, apostillaré que fue
donde finalmente se guardaba la Sabana Santa,…Que los
bizantinos años después se llevaron a
Constantinopla (existe un cuadro del siglo X que la reprodujo en
el momento de ser besada por su emperador).

Al sultán Zangi de Damasco le sucedió en
1146 su hijo Nuradín, un turco sunita que se propuso
acabar primero con los chiitas y después les
llegaría el turno a los francos, quienes bajo el rey
Balduino III vivían muy divididos entre si. El zenguita
Nuradín después que en 1154 se apoderó de
Damasco, codició el rico país de los faraones, por
lo que a la menor excusa, como dije, envió allí a
su mejor general Shirkuh al saber que la madre del dicho rey de
Jerusalén, llamada Melisenda, había fortificado la
ciudad "Tres veces santa" para privar la entrada a su propio
hijo.

Lo más defraudador que le pareció al joven
Arnau de Torroja fue el hecho vergonzoso de que en 1156 los
cruzados casí estuviesen a punto de ser expulsados de
Tierra Santa,… y nada menos que el día de la vigilia de
Pentecostés!. Las tropas de Siria, al mando del
sultán Nuradín, mataron o hicieron prisioneros a
unos seiscientos caballeros templarios. Incluso el rey Balduino
de Jerusalén fue perseguido y salvó la vida al
refugiarse en el castillo de Belines. Por suerte el conde Terry
de Alsacia obligó al sultán Nuradín a pactar
una tregua el año siguiente y además obligó
al gobernador de Damasco a pagar un tributo para mantener la paz
¿Quizá ayudó a conseguirlo el hecho de que
Siria aquel año sufrió el más grande y
desastroso terremoto de su historia?

Para colmo las órdenes militares de templarios y
hospitalarios no querían someterse a la autoridad del rey
Balduino III, ni cuando en 1152 éste se impuso a su madre,
… y es que por si fuese poco, ambas órdenes
monástico-militares también estaban enemistadas
entre si. Los hospitalarios además se mostraron
especialmente ofensivos con el Patriarca de Jerusalén
desde que éste intentó reprenderles por asaltar el
templo del Santo Sepulcro sin tener piedad para con los
feligreses allí reunidos, a los que masacraron. Bajo
Balduino III (1144-1162), casado con Teodora Comnena, el reino de
Jerusalén alcanzó su mayor dimensión
después de la captura de Escalón (1153), si bien el
principado de Edesa le fue arrebatado en 1144.

La paz con los francos enojó enormemente a
Nuradín de Siria, aunque éste rápida y
ladinamente, dio un giro su estrategia. Pretendiendo triunfar sin
guerra, el dicho sultán de Damasco no sólo
confirmó lo pactado, sino que pagó a los francos un
plazo de dinero extra a lo previamente acordado. Al saberlo los
árabes entendieron que Nuradín los había
traicionado. Como fuese, Siria estaba neutralizada y tanto
Nuradín, como los francos sólo veían Egipto
como el único lugar donde plantearse las próximas
batallas. Si Egipto quedaba para los musulmanes, los francos
temían ser aislados como hoy Israel en un mundo de
musulmanes. En cuanto al interés de Nuradín por
Egipto, se explica por el odio que, no siendo él de origen
musulmán, sentía contra aquella estirpe de
fatimitas. Según cierto autor árabe, eran una
dinastía ismailita y Saladino los anuló haciendo
que todos los egipcios se pasasen al bando de los
sunies.

Entre Jerusalén y Jericó los templarios
tenían un castillo y una torre, y otro castillo en el
monte "De la Cuarentena"; si bien el más famoso estaba en
el llamado Vado de Jacob, a orillas del río Jordán
(fue excavado en julio de 2006). Sucedió que André
de Montbard, siendo Gran Maestre templario, ayudó
eficazmente al rey Balduino III a vencer al sultán
Nuradín en Panéas. Después el rey
licenció a sus soldados y entró en
Jerusalén. El derrotado Nuradín sabiendo el rey de
los francos en desventaja, le tendió una emboscada junto
al lago Méron (o Hûlé) en el Vado de Jacob
junto al río Jordán. Era el día 19 de junio
de 1157, muriendo todos exepto unos noventa que encarcelaron en
Damasco. Sólo Balduino III y unos pocos salvaron sus vidas
huyendo, entre los cuales el Gran Maestro Eudes de Saint-Amand y
Bertrand de Blanchefort , quienes estuvieron encarcelados durante
tres años en Damasco hasta que Manuel I el emperador de
Bizancio (1143/1180) pagó un elevado rescate por la
libertad de 6.000 prisioneros pero el Gran Maestre Odón no
aceptó ser rescatado y sufrió prisión hasta
su muerte.

Los templarios supieron que el rey Amalrico I
había castigado muy duramente a una docena de templarios,
acusándolos de no haber luchado hasta morir en la defensa
del dicho castillo (En 1179 Balduino IV de nuevo debió
aceptar que en el mismo lugar Saladino destruyese la fortaleza de
Beaufort, llamado "el Chatelet"). Como en 1158 en la toma de
Baniyas recordaban a otros trescientos caballeros templarios
muertos, y en 1165 murieron otros sesenta en la toma de Harenc,
si los caballeros de la Orden lograron que al fin todo su
prestigio se mantuviese intacto, fue gracias a su gran victoria
contra las tropas de Nuradín en La Bocquée (Sur de
Alepo). Fue el año 1163, y creo que debió de ser
allí donde Arnau de Torroja tuvo la mejor oportunidad de
hacer méritos de guerra, los cuales finalmente
habrían de servirle para ser elegido cabeza de las
órdenes de Sión y del Temple. Repetirlo es una
exigencia argumental, muy insistentemente advertida a lo largo de
estas páginas, a fin de que aquel lector casual que tan
sólo decida leer por encima este escrito, sepa cual es mi
mejor argumento.

ARNAU DE TORROJA EN EL CAIRO (ENTRE LA
2ª Y 3º CRUZADAS)

Me interesa especialmente el conflictivo periodo entre
los propios francos de Palestina, que fue cuando en la patria
catalana de Arnau de Torroja el Conde de Barcelona se
independizó del rey de Francia, y luego, llamándose
Alfonso II, fue nombrado además Rey de Aragón. Son
hechos coincidentes con las estancias que Arnau de Torroja hizo
en Egipto. Por entonces los cairotas estaban divididos en varias
facciones que se peleaban para hacerse con el poder. Las intrigas
palaciegas al entorno del niño heredero de trece
años, Al-Adid, el último descendiente
legítimo del califa fatimí de El Cairo, provocaron
sangrientas luchas nobiliarias al ser varios los aspirantes al
cargo de visir. El ganador fue Shawer, un seguidor de la
religión shií, cuya estirpe fundó la ciudad
de El Cairo (que ellos llamaban "Mish"). Aquella dinastía
se tenían por descendientes de Fátima, la hija del
profeta Mahoma y esposa de Alí, inspirador del shiismo (la
estirpe fatimí eran oriundos del Norte de África y
gobernaron Egipto desde el año 966 hasta el
1171).

La misma palabra "califa" ya indicó que se trata
de la familia descendiente del Profeta. Al recibir tal
jerarquía un califa lo primero que hacía era
procurarse un buen visir, al cual otorgaba los plenos poderes, o
al menos el control de los asuntos, incluidas las finanzas. El
califato en el siglo XII ya era una institución decadente,
porque se limitaba a lo religioso cediendo poder a un
plenipotenciario (a veces llamado sultán) de naturaleza
militar. Los problemas sucesorios dividían entonces
más que hoy a los diferentes facciones de musulmanes. Ello
hizo posible que en 1099 entrasen en Jerusalén
capitaneados por Godofredo de Bouillon. Su antiguo sueño
de conquistar militarmente Egipto, lo siguieron teniendo
también sus sucesores, Balduino I y Balduino II, cuando
ocuparon sucesivamente el trono de Jerusalén. Al fin, al
ser nombrado Rey de Jerusalén Amalrico I, éste lo
intentó cinco veces en seis años, … y en tres de
ellas eventualmente lo consiguió. Que la tal empresa era
difícil, lo corrobora el que en 1250 (durante la V
Cruzada) fracasó otra vez más la campaña
inicialmente exitosa de Jean de Brienne, y luego aún
volvería a fracasar el corsario catalán Bernat de
Vilamarí, quien durante cuatro años (1450-1454)
saqueó el delta del Nilo y la costa de Palestina partiendo
de la isla Castellroig, en el sur de Anatolia.

Resumiré tan oscuro periodo de la capital de
Egipto, comenzando por los nueve meses de lucha del visir Shawer
contra un usurpador llamado Dirgham. En El Cairo era constante la
debilidad de los visires, y catorce de ellos murieron
víctimas de intrigas y golpes de estado. El último
que sucedió a los citados, fue el llamado Shawer quien
evitó romper tan fatal destino gracias a tener la
protección del rey de Jerusalén.

El visir Shawer de El Cairo en prevención hizo
matar a cuantos descendientes acreditados legítimamente
podían reclamarle el trono. Así y todo fue depuesto
a los ocho meses por su chambelán Dirgham, el usurpador
visir que controló las fuerzas de Egipto durante tan
sólo nueve meses, siendo aquel un periodo el más
oscuro y complejo de su historia. Las crónicas son
contradictorias, de forma que deben ser estudiados mes por mes y
detallando en dos columnas las divergentes versiones escritas por
partidarios de cada bando. En muchos libros actuales aún
se ignora la existencia del visir Dirgham, y aquellos que le
recuerdan informan mal.

El insubordinado Dirgham, quien había
confraternizado con el rey Amalrico I durante nueve meses por
razones de vecindad y mutua protección, viendo que Egipto,
una vez desaparecido Shawer, parecía estar estabilizado,
hizo que los francos se fuesen de El Cairo dejando allí
tan sólo una simbólica compañía de
caballeros. Pero después que el grueso del dicho
ejército franco hubo partido, Dirgham fue informado que el
ex visir Shawer no sólo había logrado huir, sino
que regresaba a Egipto para atacarlo con la ayuda de un
ejército sirio. Sucedió que cuando el ex visir
Shawer de El Cairo se refugió en la lejana Siria musulmana
pudo convencer al sultán Nuradín quien
confió el éxito de aquella campaña,
destinada a reinstalar a Shawer como visir en El Cairo, a su
mejor general el kurdo Shirkuh (Chîrkouh). O sea, aquel que
creían muerto durante su huida, regresaba, y tan fuerte
que rápidamente recuperó su antiguo cargo de
visir.

Dirgham, queriendo derrotar de una vez por todas a
Shawer debió enfrentarse a los sirios que lo
acompañaban, pero salió derrotado de tal empresa y
escapó para refugiarse en Bilbeys. Allí, en su
apurado asedio, Dirgham solicitó la ayuda urgente del rey
Amalrico I, por lo que el rey de Jerusalén tuvo la excusa
idónea para ser oficialmente protector en el rico
país de los faraones. Se movilizó a fin de salvar
al asediado visir Dirgham, todavía legítimo
comandante de las tropas fatimiis del joven califa Al-Adid,
…pero los cristianos llegaron tarde a Bilbeys donde Dirgham,
pocos días antes, viendo que los francos se retrasaban y
no podría resistir el asedio, intentó escaparse
sólo. Al ser descubierto lo mataron sus propios hombres y
su cadáver quedó abandonado a los perros
callejeros.

Shawer, el repuesto visir de El Cairo, hizo que el
ejército sirio que lo había ayudado acampase en
Fustat, en el exterior de las murallas y con excusas les
impidió entrar en El Cairo. Shawer temía que el
general Shirkuh quisiese arrebatarle su poder en Egipto, por lo
que, en doble juego, en secreto pidió ayuda urgente al rey
Amalrico de Jerusalén. Había utilizado a los sirios
y creyó que podría hacer lo mismo con los francos
de quienes ya conocía su inminente llegada. Al llegar a
Egipto (27 de febrero de 1163), con diplomacia pero muy
firmemente, obligó al ejército sirio que ocupaba la
fortaleza de Bilbeys a regresar de nuevo a Damasco,
yéndose muy enfadado general Shirkuh por tan manifiesta
ingratitud.

El rey Amalrico I (en francés, Amaury +1174) fue
nombrado Rey de Jerusalén el 18 de febrero de 1163. Era
hijo de Foulques y hermano de su heredero Balduino III (+1162).
Entonces Amalrico contaba apenas 27 años de edad. Reinando
aún Balduino III, la Alta Corte (Haute Cour) en asamblea
negaron el trono al dicho Amalrico a menos que éste
repudiase a su esposa Agnes por consanguinidad, lo cual fue un
argumento insuficiente para Amalrico I cuando aquel año
sucedió a su hermano en el trono de Jerusalén. Su
parienta Agnes siguió teniendo el título de Condesa
de Jaffa y Ascalón, recibiendo lógicamente una
pensión por ello. El hijo de Agnes, legitimado por la
Iglesia, por nacer antes de casarse ella con Hugh de Ibellin,
hizo posible los veinte años de influencia que tuvo
aquella dama en la corte de Jerusalén.

Sabiendo que en Egipto los líderes fatimís
estaban matándose entre ellos, Amalrico I al ser rey de
Jerusalén tuvo la osadía de intentar conquistar
dicho país, ordenando su primera gran campaña
contando con el beneplácito del nuevo califa que se hizo
con el poder. Con más voluntad que otra cosa, Amalrico I
intentó invadir Egipto con desigual fortuna (1163, 1164,
1167, 1168 y 1169), siendo en las dos primeras cuando lo
consiguió más pacíficamente.

El joven califa Al-Adid de El Cairo, quien antes de ser
juguete de los sirios y los francos lo había sido de los
turcos, devolvió oficialmente el poder al visir Shawer
quien, engreído, olvidó sus promesas a los sirios
que lo habían ayudado. Se peleó con el general
Shirkuh, y además se mostró desagradecido con su
jefe el benefactor Nuradín de Damasco. Semejante
osadía fue posible porque en realidad él
había pactado casí simultáneamente su
protección con los francos del reino de Jerusalén,
guiándose por el interés que habían
demostrado los cristianos por el país del Nilo en vida de
su difunto visir contrincante.

Como en todas las campañas bélicas de la
Península Ibérica, donde todos los reyes del siglo
XII siempre contaron con la ayuda del Gran Maestre del Temple y
de Sión, Amalrico I de Jerusalén lo tenía
aún más asumido llegándose a creer, por su
inexperta juventud, que tenía a las órdenes
militares de Palestina completamente a sus órdenes. La
estrategia de batalla en todas partes las planificaban y llevaban
a cabo los templarios siguiendo los deseos del rey con el que
colaboraban, y el Gran Maestre del Temple Bertrand de Blanchefort
en 1163 estaba al frente del ejército franco que
ocupó El Cairo con el beneplácito del antiguo visir
que ya había derrotado al que lo apartó nueve meses
del poder de Egipto. A rey muerto rey puesto, pensaría
Amalrico I, y ayudó a su nuevo aliado
comprometiéndose éste al pago de un fuerte tributo
anual. Tan sólo se exigió a los francos que dejasen
una guarnición simbólica guardando las puertas de
la mayor capital a orillas del río Nilo

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25
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