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Planeación y el desarrollo regional en México




Enviado por Angelito Bejarano



  1. Planeación
    del desarrollo
  2. La
    región
  3. Desarrollo y
    planeación
  4. Planificación y teorías de la
    planeación
  5. Introducción
  6. Contexto de la
    planeación regional en México en el siglo
    XX
  7. La
    planeación y el estado de bienestar
  8. Planeación
    en la época de la economía
    global
  9. Conclusiones
  10. Cuatros y tablas
    de programas y políticas
  11. Referencias
    bibliografías

CAPITULO I

1.-
Planeación del Desarrollo

Para realizar un análisis de la planeación
en México, es importante definir algunos conceptos
relevantes como lo son región, desarrollo y
planeación, que por su naturaleza y explicación,
requieren un análisis interdisciplinario en función
de la difícil tarea confeccionarlos y con esto formular
los procesos de planeación y de desarrollo aplicados al
manejo de espacios geográficos, gestión y al
ordenamiento del territorio en distintos lugares del país
ya sea en lo empresarial, institucional o regional. Según
Timbergen (1974) existen distintos puntos de vista de dichos
conceptos, en el presente ensayo se analizaran como procesos
continuos, dinámicos y con enfoques
multidisciplinarios.

2.- La
Región

En este ensayo se considera a la región como el
aspecto territorial de las políticas pblicas, no obstante,
el concepto central se refiere al espacio relativamente
homogéneo comprendido dentro de límites ya sean
naturales o construidos en algunos casos arbitrarios, que
establecen el escenario de los procesos de desarrollo, aun
existen diversas maneras entender y analizar las regiones, debido
a los enfoques o propósitos que se le adjudiquen. Debido a
esto, es común que el territorio nacional se encuentre
dividido en distintos tipos de regiones en función de la
gestión o de los planes o programas que se implementan por
parte de autoridades estatales o federales.

En distintos periodos de la vida económica
nacional y con diferentes propósitos, se han clasificado
las regiones de diversas formas, ya sea por su nivel de
planeación, o su tamaño, otras por las
características de su entorno espacial. Actualmente se han
clasificado a partir de niveles, partiendo por la macro
región, o gran cuenca, región o cuenca,
subregión o sub cuenca, y la micro región o micro
cuenca, estos distintos niveles de gestión o
planeación generalmente están asociados a
instancias gubernamentales, administrativas, organizacionales y
estatales, que pueden a su vez ser locales, regionales,
nacionales o internacionales. Las regiones además, se
determinan a partir de sus características de orden
homogéneo, es decir sus similitudes, o caracteres en
común, como por ejemplo las regiones geográficas,
económicas, socioculturales o de planeación. Esta
última clasificación de región comprende la
unidad territorial donde se identifican, analizan r promueven
acciones de política pública o desarrollo
territorial.

3.- Desarrollo y
Planeación

El termino desarrollo se ha usado por más de
medio siglo con el fin de identificar el proceso de
transformación y el registro de la propiedad de los medios
de producción, para satisfacer las necesidades de la
población y con ello mejorar las condiciones de vida.
(Boisier, 1982). Por su parte la planeación se define en
función de su alcance pero más aun de su utilidad;
la falta de planeación representa costos económicos
muy altos sin dejar de lado los sociales y mejor aun los costos
ambientales reflejados en el incremento del riesgo de las
inversiones y la falta de resultados propositivos en la
gestión. De acuerdo con Guillen (1983), la
planeación es la acción de planear
, es
decir prever o ver por anticipado situaciones donde sus efectos o
consecuencias se puedan direccionar o evitar según los
objetivos que se persigan, la planeación es pensar antes
de actuar, es necesaria para establecer objetivos donde la
visión representa una meta, también es necesaria
para coordinar acciones, evaluar alternativas identificar,
aprovechar las oportunidades o minimizar los riesgos. Los
principios generales más importantes que sin duda se deben
considerar en el proceso de planeación son la
racionalidad, previsión, universalidad, utilidad,
continuidad, inherencia, coordinación,
participación y eficiencia, así como la viabilidad
y la sostenibilidad ambiental.

La planeación del desarrollo en México
como proceso dinámico y continuo se pone en
práctica en algunos espacios geográficos, como las
regiones y las cuencas hidrográficas, con el
propósito evaluar el pasado, presente y con esto poder
pronosticar el futuro de las acciones que permitan racionalizar y
optimizar la utilización del territorio y los recursos
naturales.

4.-
Planificación y Teorías de la
Planeación

En la actualidad el hombre moderno por medio de la
planeación se propone resolver problemas complejos del
país, además de orientar los procesos de cambio,
enfrentando múltiples y difíciles desafíos,
haciendo un uso de los recursos que le proporcionan la ciencia,
la técnica y la cultura, para buscarles
solución.

La planeación moderna se apoya en las
aportaciones y los desarrollos de la ciencia y de la
tecnología, no obstante, nunca se debe ignorarse la
importancia fundamental de los valores de la cultura humana,
estos deben siempre tomarse en cuenta ya que en algunas ocasiones
constituyen un límite para la acción y la
decisión, y en otras, contribuyen a darle
orientación y estímulo al los procesos de
planeación del desarrollo regional, como en el caso de
México.

Las teorías de la planeación en la
modernidad, se han desarrollado a partir de múltiples
fuentes disciplinarias, de ahí el carácter
multidisciplinario. Entre otras se pueden mencionar las
siguientes: la teoría administrativa, económica, de
sistemas, de la información, la cibernética o del
control, la antropología, la teoría política
y la teoría del desarrollo. Y como ya se mencionó
en este párrafo, el proceso de planeación en
realidad constituye un conjunto de elementos de orden
interdisciplinario o, más precisamente,
multidisciplinario.

También existen otros campos de acción o
complementario de la planeación como la ingeniería
de sistemas, la investigación de operaciones, las
teorías de decisiones, la estadística, la
matemática y la propia teoría de evaluación,
que ofrecen instrumentos imprescindibles para el desarrollo de la
planeación.

Como consecuencia del carácter multidisciplinario
del proceso de planeación, no debe sorprender que el
personal de las unidades de planeación se caracterice por
su pluralidad de origen, en cuanto a su formación y
especialización profesional. Es en este sentido que en las
unidades modernas de planeación social o educativa, no
solamente se encuentran administradores, economistas, ingenieros,
actuarios, programadores y especialistas en los diferentes campos
o especialidades de la planeación, sino también
psicólogos, sociólogos, antropólogos y
especialistas en los diferentes campos de la
educación.

CAPITULO II

5.-
Introducción

En México, la planeación y el desarrollo
en cualquiera de sus categorías o niveles, y como rectoras
de la vida social y económica del país, a avanzado
en muchos aspectos, sin embardo no es sino hasta 1929 cuando
inicia legalmente ubicando al país como uno de los de los
sistemas de planeación del desarrollo regional más
longevo en toda América Latina.

En este sentido, el presente ensayo presenta en
términos generales el como la intervención del
estado mexicano en el proceso de planeación regional es
considerada como una de las más distinguidas por su
activa, y acertada participación aunque poco eficiente, en
los distintos escenarios del proceso de planeación en los
que ha intentado incidir.

En el proceso de planeación regional en
México se ha iniciado, sobre todo a partir de la
década de los ochenta, la consideración e
inclusión de los elementos que fomentan la sustentabilidad
regional, aunado a esto, se han identificado algunas
potencialidades regionales y naturales de los estados que
además de integrar cada vez con mayor fuerza la
participación de la población en los procesos de
planeación, se han regulado las acciones de la iniciativa
privada sin afectar el medio ambiente, esto conlleva el
implemento de programas y nuevas normatividades que fomenten el
desarrollo regional sostenido.

Sin lugar a dudas, ha sido un recorrido de muchos
años el lograr que se diseñen, formulen e
implementación políticas públicas que
dirijan el comportamiento de un sector económico al igual
que el social, y con esto conseguir que se detone el desarrollo
regional por medio del fomento e impulso de actividades claves de
la economía o tal vez para alcanzar la competitividad y a
la postre la convergencia de las demás regiones del
territorio nacional.

6.- Contexto de
la Planeación Regional en México en el Siglo
XX

Según Boisier (1966) es a los inicios del siglo
XX cuando se identifico el momento de auge del modelo primario
exportador donde los esquemas de política pública
gestionaban la construcción de un Estado nacional fuerte,
aunado a esto, el beneficio gubernamental que conllevo la
consolidación de las etapas de formulación y
acumulación de capital social, el fortalecimiento del
sector exportador y de materias primas y derivados de la
agricultura mexicana y por último la consolidación
de la Ciudad de México como uno de los mas importantes
centros financieros, comerciales, industriales y
políticos.

Los esfuerzos realizados en ese tiempo, tanto en la
construcción de infraestructura como en la
modernización de la superestructura, fueron de especial
importancia en la transición al capitalismo en
México.

7.- La
Planeación y
el Estado de Bienestar

En este periodo comprendido por los años del1946
a 1982 se genero una estrategia económica que
permitió mejorar la condición de rezago del sector
industrial a la par del sector agropecuario, la generación
de los planes de desarrollo estuvo determinada por el crecimiento
que experimento en términos generales toda la
economía mexicana en los años de la
posguerra.

Durante el gobierno de 1946 a 1952 se genero un programa
de desarrollo que contemplaba la inclusión del sector
empresarial y el régimen gubernamental cuyo objetivo era
fortalecer los vínculos entre estos dos actores. En este
periodo las prioridades del gobierno fueron orientadas al sector
comunicaciones y transportes, después la
orientación se dirigió al fomento industrial y por
ultimo al sector agropecuario y al bienestar social.

En cuanto al desarrollo regional, se adopto un esquema
de desarrollo por cuentas hidrológicas, simulando la
experiencia de la cuenca del rio Tennessee en Estados
Unidos.

Para el sexenio de 1952 a 1958 el gobierno en
gestión se presento como una alternativa de disciplina,
administrativa y honesta para diferenciarse de la
administración anterior, sin embargo no presento un plan
de desarrollo que fomentara el crecimiento.

El instrumento que podría considerarse de
planeación utilizado en esta administración fue el
Comité de Inversiones, creado en 1953, y que en 1954 se
transformo en la Comisión Nacional de Inversiones, cuyas
tareas eran, estudiar y aprobar proyectos y programas de
inversión pública, entre ellos. Dentro de las
acciones para el desarrollo regional promovidas en este gobierno
destacaron, además de la continuación de apoyos a
las comisiones de cuencas hidrológicas, la
incorporación de más de un millón de
hectáreas al riego los que genero que se duplicara la
superficie irrigada del país (sobre todo en beneficio de
la propiedad privada), la creación del programa
Fideicomiso de Parques y Ciudades Industriales, FIDEIN en 1953,
el cual tuvo como objetivo reducir el crecimiento industrial en
la ciudad capital, disminuir las desigualdades regionales por
medio de la creación y desarrollo de ciudades y parques
industriales, y fomentar el desarrollo de esta actividad
económica en otras ciudades del interior del
país.

En la administración de 1958 a 1964 tampoco se
presento un plan de desarrollo, en esta administración el
estancamiento económico se agravo en los primeros 3
años de la administración, la actividad productiva
se ubicaba en la fabricación de bienes de consumo
tradicionales a la producción de bienes de consumo
duradero, intermedios y de capital; tal alternativa
resultó difícil de implementar, debido a que se
requería, de una fuerte inversión, en momentos en
que los recursos públicos mostraban signos de
escasez.

En el año 1958 se creó la
Secretaría de la Presidencia a la que se le asignaron,
entre otras actividades, la de elaborar el plan general del gasto
público e inversiones del poder ejecutivo, planear obras y
su aprovechamiento, proyectar el fomento y desarrollo de regiones
y localidades, y vigilar la inversión pública, los
organismos descentralizados y las empresas paraestatales (Garza
,2003).

Sin embargo, en los inicios de la década de los
sesenta se llevaron a cabo varias acciones, entre las que
conviene destacar el Acuerdo presidencial sobre la
Planeación del Desarrollo Económico y Social en
1961, que encuadraba el que las distintas entidades de la
Administración Pública Federal elaboraran planes de
acción en sus respectivos ámbitos de
competencia.

Pero, entre 1961 y 1970, el Gobierno de México se
comprometió a planear su desarrollo, ya que era un
requisito para acceder a las líneas de créditos en
cuestión de la comunidad de países latinos. Gracias
a esta condición, se constituyó la Comisión
Intersecretarial en 1962 para elaborar programas de desarrollo
económico y social a corto y largo plazos, que pudieran
confeccionar alternativas para lograr un rápido
crecimiento económico y una distribución más
equitativa del ingreso. (SPP, 1988). Curiosamente dentro de este
marco la comisión intersecretarial elaboró el
programa denominado Plan de Acción Inmediata en 1962 y que
duro hasta 1964, cuya finalidad verdadera era la de aprovechar
créditos de la ALPRO, según Guillen (1983) lo
establecido en tal plan nunca se ejecutó.

Otra acción establecida el marco de la
planeación fue el de la ley Federal de Planeación
en 1963, pero al igual que el Programa Intersectorial, no
trascendió, debido a los conflictos sociales que tanto del
campo como de la ciudad como los campesinos demandantes de
tierras, maestros y obreros exigiendo mejoras salariales y
condiciones laborales, acapararon la atención del
gobierno. En cuanto al desarrollo regional en este gobierno se
trato de incentivar en varios sentidos. Entre ellos se
formó un programa más, la Comisión del
Río Balsas en 1960, dentro del esquema de cuencas creada
en el pasado.

En el tema de la construcción de parques
industriales, de 1960 a 1964 se crearon cuatro más como
medida para tratar de evitar una concentración industrial
mayor en las zonas saturadas (SPP, 1988), aunque a la larga las
tendencias concentradoras en las ciudades de México,
Monterrey y Guadalajara continuarían dándose con
mayor fuerza, pues responderían a otros problemas
estructurales como el de la descapitalización paulatina
del campo en aras de la industrialización del
país.

Al igual que el sexenio pre-anterior, y con la
intención de acceder a los créditos internacionales
de la ALPRO, la práctica en la planeación
continuó durante el gobierno de 1964 a 1970. En este
sexenio se mantuvo una continuidad en la política
económica, que después se convertiría como
de Desarrollo Estabilizador. El programa de planeación, el
Plan de Desarrollo Económico y Social 1966-1970, tuvieron
una estructura encaminada a los establecidos en la ALPRO, su
desempeño económico, reconocido en
Latinoamérica y el mundo como el Milagro Mexicano, no pudo
atribuirse al cumplimiento puntual de los planes referidos
(Carmona, 1973).

Debido a la importancia que tienen en las tareas de la
planeación la información estadística y
geográfica, se incorporaron nuevas funciones del Banco de
México y de la Dirección General de
Estadística. Así mismo se creó la
Comisión de Estudios del Territorio Nacional, CETENAL en
1968, cuyo objetivo era realizar el inventario de los recursos
naturales del país y con ello consolidar una base
cartográfica nacional a en los aspectos básico y
temático. Entre las medidas de índole territorial
llevadas a cabo en este periodo, pueden mencionarse los intentos
poco exitosos por parte del gobierno para estimular el
crecimiento de las regiones menos desarrolladas del país y
contribuir a la descentralización económico
demográfica de la Ciudad de México, construyendo
para ello diez emplazamientos industriales (SPP,
1988).

Pese a esto el modelo económico fue identificado
como de Desarrollo Compartido (Saldívar, 1989), sin
embargo el régimen de 1970 a 1976 comenzó su
periodo dentro de un contexto de grandes y fuertes cambios en el
panorama económico mundial.

En las cuestiones de la planeación, el Programa
de Inversión Financiamiento del Sector Público
Federal, represento el plan del sexenio. En este programa se
estimularon las inversiones a efecto de generar empleos, sobre
todo en el campo, impulsar proyectos que elevasen el bienestar
social, promover el desarrollo regional y la integración
nacional, y disminuir el déficit en cuenta corriente
implementando proyectos con los que se produjeran bienes
exportables, se sustituyeran importaciones o se generaran mayores
ingresos por turismo y con esto elevar la productividad del
gasto. Según información de SSP (1998), se esperaba
mantener un crecimiento anual del 7%, como el que se había
tenido en los años del desarrollo
estabilizador.

Ya en 1976 el gobierno entrante comienza formulando e
implementando el Plan Básico de Gobierno hasta 1982,
proponiendo entre otros objetivo el lograr un desarrollo
integral, consolidando la independencia nacional, a partir de
generar empleos productivos y mejor remunerados, permitiendo
generar y acceder a un mayor bienestar social y a un desarrollo
geográficamente equilibrado para la población. Para
alcanzar estos propósitos se estipularon tres áreas
fundamentales, la reforma política, la reforma
económica, y la reforma administrativa. Con esto en 1976
la Secretaría de Programación y Presupuesto como el
organismo de planeación gubernamental.

En el panorama mundial, donde los precios de los
hidrocarburos estaban alcanzando altos niveles históricos
y con el descubrimiento de ricos yacimientos en México,
que las cifras más optimistas elevaban a 120 mil millones
de barriles.

El gobierno apostó en la explotación y
venta al exterior del petróleo para superar la profunda
crisis económica que le había sido heredada. Con un
modelo de industrialización, en franco agotamiento y con
los inesperados ingresos por la venta masiva de petróleo a
partir de 1977 los proyectos de crecimiento crecieron en forma
inédita (Saldívar, 1989).

En estos años y para todos los sectores
económicos más importantes prácticamente se
presentó un programa general a con el objetivo de lograr
su desarrollo, se presento un Sistema Nacional de
Planeación que involucró a los sectores tomadores
de decisiones de la sociedad, con ello se pretendió
alcanzar la autosuficiencia alimentaria, cuestión que
según Saldívar (1989) nunca se consolido y por lo
tanto no ocurrió.

Sin embargo para 1980 se dio a conocer el Plan Global de
Desarrollo, de 1980 a 1982, como una muestra de que aun se
utilizaban recursos del gobierno en forma ineficiente, pero aun
existía el ánimo de planear de manera racional a
corto, mediano y largo plazos. Todos los planes implementados
para aprovechar los recursos naturales, se vinieron abajo en
junio de 1981 cuando cayó el precio internacional del
petróleo.

Inmediatamente después de esta fecha el
país entro en una larga recesión económica
que golpeó sensiblemente la estructura productiva y, sobre
todo, los hogares mexicanos. Esto también daba fin al
régimen crecimiento acelerado con inflación
controlada, pero, a fines de 1982 y en medio de un descontento
generalizado en los sectores económicos, además con
el reproche de la sociedad en el sentido de que se había
perdido una gran oportunidad histórica para acceder a un
desarrollo económico más equilibrado y más
incluyente, a través de esa enorme e inesperada riqueza
generada por el petróleo, que finalmente fue
despilfarrada.

8.-
Planeación en la Época de la Economia
Global.

La crisis heredada de a los inicios de la década
de los ochentas perduro durante todo el sexenio gubernamental de
1982 a 1988, y peor aún, se agudizo con la paulatina pero
continuo decremento en los precios del petróleo en la
economía nacional, lo que representaba
prácticamente le servicio de la deuda externa.

El modelo ISI[1]solo por mencionarlo,
genero que se instituyeran empresas con claros rezagos respecto a
la frontera tecnológica internacional, los que se tradujo
en la falta de capacidad de las mismas para competir en y por los
mercados y así lograr su permanencia en estos. La
culminación del Estado de Bienestar Social era más
que evidente, el modelo reemplazante, el Estado de Trabajo
Shumpetariano, promovería la reconversión
estructural de la economía a efecto de acceder a la
competitividad, ello impulsaría la flexibilidad en el
mercado de trabajo y reduciría su participación en
la política social (Moncayo, 2002).

A partir del Estado de Trabajo Shumpetariano se
generaron significativos cambios prácticamente en
cómo el Estado abordaría la cuestión
regional. En este escenario, la gestión de la
planeación del desarrollo durante el primer sexenio de los
años ochenta estuvo encaminados en dos sentidos, el
primero en a la adecuación del marco legal y el segundo a
la formulación de mas y nuevos planes y programas
generales, sectoriales, e institucionales tanto a corto como a
mediano y largo plazos; los cuales, ante el embate de la crisis
económica, pasarían a segundo
término.

Sin embargo en 1983 se promulgo la Ley de
Planeación que para bien de la actividad industrial y del
campo del país, reafirmaría la rectoría
económica del Estado y fortalecería el Sistema
Nacional de Planeación, a la cual se le incluyo el termino
(Democrática) como el instrumento para tratar de dotar de
coordinación y congruencia las actividades gubernamentales
en tales asuntos.

En el limitado avance del desarrollo del país al
finalizar el sexenio de 1982 a 1988 los problemas
económicos obligaron al gobierno a unir esfuerzos y
recursos en todos los sectores para enfrentarlos.

En estos años el Plan Nacional de Desarrollo y
los programas sectoriales aunados, quedaron olvidados.

A partir de estos años el sistema político
mexicano afectado por la crisis económica de los ochentas,
apenas se logro terminar la administración con los pocos
recursos que quedaban en el heraldo. Los nuevos actores y nuevos
tomadores que habían controlado y desplazado del poder a
los viejos políticos, lograron afinarse en el gobierno de
1988 a 1994. Estos planeadores serian los principales promotores
de los cambios drásticos en las medidas económicas
dictadas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial,
pero otra vez con problemas en el proceso de planeación
debido a que no consideraron los costos sociales
respectivos.

Pese a la dificultad para articular acciones encaminadas
para la recuperación de los sectores más
vulnerables, el acuerdo comercial con las economías
más poderosas de América, (TLCAN) en 1994,
constituiría uno de los hechos culminantes del
régimen local y uno de los pasos decisivos en el
afianzamiento de la economía global en la región
supranacional de América del Norte (Garza,
2003).

En cuanto a la planeación del desarrollo, como lo
estableció la legislación en el sexenio anterior,
el nuevo gobierno diseño, formulo e implemento el Plan
Nacional de Desarrollo de 1988 a 1994, acompañado con los
programas sectoriales coordinados por las dependencias de la
Administración Pública Federal.

Por otra parte pero casi a fines de la gestión
gubernamental se promulga la Ley General de Asentamientos Humanos
a finales de 1993, donde se incluyeron aspectos del ordenamiento
territorial desde el punto de vista urbano regional, lo cual se
definiría como un proceso de distribución
equilibrada y sustentable de la población además de
las actividades económicas en el territorio
nacional.

En medio de la crisis financiera que estallo al entrar
en gestión la nueva administración a finales de
1994, y cuyas repercusiones en el exterior fueron denominadas
como el efecto tequila[2]el escenario de
la depresión económica que impero durante los
ochentas y que fue referido por algunos analistas de talla
internacional como la década perdida de América
Latina al parecer volvía de nuevo, y para combatirla se
tendrían que implementar políticas drásticas
en obviamente con el objeto de que la crisis terminara lo antes
posible.

Con respecto a la planeación del desarrollo
regional, y de forma automática más que inducida
por el gobierno para detonar el dinamismo económico y de
alguna forma disminuir los desequilibrios sociales y
territoriales en la fase de globalización, se creo el el
Plan Nacional de Desarrollo del periodo de 1994 a 2000 con sus
respectivos programas sectoriales.

En este sexenio, y respecto a las políticas
territoriales muchas de ellas derivadas también del Plan
Nacional de Desarrollo sobresalen el Programa Nacional de
Desarrollo Urbano de 1995 a 2000 que pretendía reorientar
las migraciones hacia grandes metrópolis apoyándose
en una nueva versión del programa de las 100 ciudades.
También a partir de esto aparecieron los proyectos
federales México 2020, con visión urbana y
regional, con los que se busca configurar una política
urbana regional y urbana a largo plazo.

Pese al control de la presidencia por más de
siete décadas el gobierno de la alternancia del 2000 a
2006 como se conoció al gabinete de los tomadores de
decisiones, accedió al poder para conducir los asuntos
públicos dándole continuidad a los programas del
sexenio previo, sin embargo no en sus promesas de
cambio.

En cuanto a la planeación, siguió en forma
burocrática la práctica de presentar planes y
programas respectivos, conforme lo marca la ley. Sin embargo
punto a favor de este régimen ya que el Plan Nacional de
Desarrollo del 2001 a 2006, y sus programas sectoriales derivados
respondieron más bien a un requerimiento legal en lugar de
un compromiso de cambio en las alternativas para acceder al
desarrollo económico y social.

9.-
Conclusiones

El rumbo de la planeación hacia el desarrollo de
las regiones como política de Estado en México, ha
estado marcado por experiencias con particularidades propias de
cada periodo sexenal, sin embargo ha respondido a diversos
reveces conforme a las tendencias internacionales y a las
prioridades nacionales que se han establecido en diferentes
gestiones.

Mientras que en para la primera mitad del siglo XX
sólo se impulso el desenvolvimiento de un sector
específico de la economía, en este caso la
industria, en los años siguientes comenzó a cobrar
importancia la cuestión regional. No es hasta los setentas
cuando aparecieron las preocupaciones de temática urbana
con la implementación de planes de incidencia nacional, en
función de esto se logra consolidar el sistema urbano
regional, y en los ochentas adquirieron mucha importancia los
aspectos del medio ambiente y ya en los noventas con perspectivas
integrales se incorporado a la sustentabilidad, pero entre los
temas de debate apareció el ordenamiento territorial,
transformado tiempo después como desarrollo
territorial.

En la práctica de la planeación en
México y con la experiencia acumulada durante más
de siete décadas, se ha mostrado vulnerabilidad como
mecanismo viable para lograr el desarrollo económico y
social, equilibrado e incluyente. Sin embargo para consolidar un
Estado y economía fuertes capaz de mantener una constante
rectoría de sus mandaros en los sectores y grupos sociales
sigue siendo necesaria la implementación de programas de
planeación estructurados y diseñados en
función de las seudosimilitudes de las regiones y no solo
en las características de orden homogéneo inter
regionales. Dicha tendencia negativa se ahonda por el entorno de
exclusión tan característico de la fase de la
globalización económica.

La planeación, como práctica que involucra
la unión de voluntades, esfuerzos, talentos y recursos,
requiere del verdadero compromiso de los tomadores de decisiones
además del de la sociedad en el cumplimiento de las
responsabilidades esenciales para alcanzar, el futuro deseado en
los plazos establecidos.

A pesar de varios planes y programas implementados en
las últimas décadas en México, el
país ha presentado una situación de enormes
contrastes, con evidentes desequilibrios no solo en lo
socioeconómico sino también en lo regional, lo que
permite sostener la idea de que las vías adoptadas por los
gobiernos para el desarrollo regional no han sido incluyentes ni
han resultado eficientemente sostenibles, también conforme
avanza el tiempo la convergencia económica está
cada vez mas lejas de lograrse, esto debido principalmente a las
disparidades de los sectores económicos. Estos escenarios
reales en México confirman que no se ha contado una
planeación cuyos resultados sean positivos.

No se ha encontrado la fórmula para generar
políticas de desarrollo en un estricto sentido del
concepto, sin embargo, los esfuerzos de desarrollar las regiones
incluyendo no solo los componentes territoriales del país,
sino también las ventajas absolutas y relativas de cada
territorio, solo han permitido la elaboración e
implementación de políticas sociales y sectoriales
con elementos regionales marcados por el acento del corto plazo,
esto debido a la falta de continuidad de los regímenes
sexenales.

La presencia de una nueva generación de
políticas públicas en los que se pretende la
participación más activa del capital privado y de
actores sociales, tienen sin duda el reto de lograr la
detonación de las potencialidades de los gobiernos
regionales, a la par de disminuir las asimetrías
territoriales incluyendo las cuestiones medio
ambientales.

Finalmente, es responsabilidad de la sociedad mexicana
quien determinara el momento en que debe de cambiarse el rumbo
del modelo de desarrollo regional y regional a seguir en donde se
opte por lo sustentable y donde el territorio sea considerado
como elemento imprescindible en los procesos económicos y
sociales no solo en la localización geográfica,
como se ha venido realizando en las experiencias del proceso de
planeación del desarrollo regional implementados desde
inicios del siglo XX hasta la primera década del siglo
XXI.

10.- Cuatros y
Tablas de Programas y Políticas

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11.- Referencias
Bibliografías

BOISIER, S. 1982. Política Económica,
organización social y desarrollo regional. ILPES, Santiago
de Chile.

TINBERGEN J. 1974. Planificación del Desarrollo.
Ediciones Guadarrama. Madrid.

BOISIER, S. 1996, Modernidad y Territorio, ILPES,
Santiago de Chile.

Guillén, A. (1983), Planificación
económica a la mexicana, Nuestro Tiempo,
México.

SPP(1988), Antología de la planeación en
México 1917-1985, FCE, 20 Tomos, México.

Moncayo, E. (2002), Nuevos enfoques teóricos,
evolución de las políticas regionales e impacto
territorial de la globalización, ONU, Santiago.

Garza, G. (2003), La urbanización de
México en el siglo XX. El Colegio de México,
México.

Garza, G. (1984), "Las políticas
urbano-regionales en México (1915-1985)", El Pensamiento
Iberoamericano, núm. 2, Instituto de Cooperación
Iberoamericana, Madrid, pp. 209-223.

 

 

Autor:

José Ángel Bejarano
Cortez

Profesores:

Dr. Sergio Peña

Monografias.com

MAESTRIA EN DESARROLLO REGIONAL

PROMOCIÓN (2012-2014)

Tijuana, B. C., 13 de junio de 2013

[1] Modelo de industrialización que se
orientó, por buen tiempo, a la fabricación de
bienes de consumo e intermedios) y mediante el fomento de la
agricultura comercial.

[2] Según los analistas respectivos,
esta debacle de finales de 1994 se convirtió en la
primera gran crisis del modelo económico globalizador
(después seguirían otras a escala mundial), la
cual no puede ser tribuida al llamado pasado populista, sino
que fue provocada por la inestabilidad causada por la apertura
comercial y sobre todo por la apertura financiera efectuada
bajo los parámetros del Consenso de Washington.

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