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Humanizar la Globalización




Enviado por Pablo Turmero



  1. ¿Qué
    es la globalización?
  2. Dimensiones de la
    globalización
  3. El movimiento
    "antiglobalización"
  4. La Iglesia, como
    Iglesia Mundial
  5. Valoración
    crítica de la globalización
  6. Aspectos negativos
    de la globalización

¿Qué es la
globalización?

Empezamos por definir la globalización
misma.

Se trata de un proceso objetivo, no de una
ideología, aunque haya sido utilizado por la
ideología neoliberal como argumento para pretenderse como
la única racionalidad posible. Y es un proceso
multidimensional, no solo económico. Su expresión
más determinante es la interdependencia global de los
mercados financieros, permitida por las nuevas tecnologías
de información y comunicación y favorecida por la
desregulación y liberalización de dichos mercados.
Si el dinero (el de nuestros bancos y fondos de inversión,
o sea, el suyo y el mío) es global, nuestra
economía es global, porque nuestra economía
(naturalmente capitalista, aunque sea de un capitalismo distinto)
se mueve al ritmo de la inversión de capital. Y si las
monedas se cotizan globalmente (porque se mueven dos billones de
dólares diarios en el mercado de divisas, las 24 horas del
día, durante los 365 días del año), las
políticas monetarias no pueden decidirse
autónomamente en los marcos nacionales.

También está globalizada la
producción de bienes y servicios, en torno a redes
productivas de 53.000 empresas multinacionales y sus 415.000
empresas auxiliares. Estas redes emplean tan sólo a unos
200 millones de trabajadores (de los casi 3.000 millones de
gentes que trabajan para vivir en todo el planeta), pero en
dichas redes se genera el 30% del producto bruto global y 2/3 del
comercio mundial.

Por tanto, el comercio internacional es el sector del
que depende la creación de riqueza en todas las
economías, pero ese comercio expresa la
internacionalización del sistema productivo.
También la ciencia y la tecnología están
globalizadas en redes de comunicación y
cooperación, estructuradas en torno a los principales
centros de investigación universitarios y empresariales.
Como lo está el mercado global de trabajadores altamente
especializados, tecnólogos, financieros o futbolistas, por
poner ejemplos. Y las migraciones contribuyen a una
globalización creciente de otros sectores de
trabajadores.

Pero la globalización incluye el mundo de la
comunicación, con la interpenetración y
concentración de los medios de comunicación en
torno a siete grandes grupos multimedia, conectados por distintas
alianzas a unos pocos grupos dominantes en cada país
(cuatro o cinco en España, según como se cuente). Y
la comunicación entre la gente también se globaliza
a partir de internet (nos aproximamos a 500 millones de usuarios
en el mundo y a una tasa media de penetración de un tercio
de la población en la Unión Europea).

En fin, también las instituciones
políticas se han globalizado a su manera, construyendo un
Estado red en el que los Estados nacionales se encuentran con
instituciones supranacionales como la Unión Europea o
clubes de decisión como el G-8 o instituciones de
gestión como el FMI para tomar decisiones de forma
conjunta.

La globalización implica obviamente
fenómenos económicos, como son la
globalización de los mercados, las empresas y las
finanzas.

Se pueden resumir en 3 las principales causas de la
actual globalización:

Dimensiones de la
globalización

Es conveniente mencionar algunas de las dimensiones de
la globalización:

  • 1. Por lo menos en una primera
    impresión, la globalización parece ser
    principalmente un fenómeno económico. La
    economía y los mercados financieros operan cada
    día más al margen de las fronteras nacionales.
    El progreso tecnoeconómico en los sectores del
    transporte y de las telecomunicaciones ha hecho posible una
    nueva división internacional del trabajo, en que las
    empresas transnacionales van ganando importancia. La
    liberalización del comercio mundial promete crear
    más bienestar para todos por medio de un uso eficiente
    de recursos escasos.

Todavía más: la globalización
conoce ganadores y perdedores. Los ganadores parecen ser
capitalistas, especuladores financieros y, en los países
del Sur y del Este, élites estatales. Los perdedores -por
diversas causas- van siendo excluidos y empobrecidos. Se trata de
personas, grupos de población y regiones enteras
caracterizados por ser poco productivos, y que pueden acabar
protagonizando violencia social y deterioro de los marcos
democráticos.

  • 2. Pero la globalización es
    también muy esencialmente un fenómeno
    sociocultural
    . Diariamente, los medios de
    comunicación modernos, las exportaciones (como
    «ideas cosificadas») y el turismo difunden los
    valores (positivos y negativos) de la forma de vida
    occidental por todo el mundo; y despiertan (automática
    o conscientemente) la expectativa de un «desarrollo
    global». Pero, de hecho, crece la distancia estructural
    entre ricos y pobres. Y así, por ej., la publicidad
    extiende mundialmente el modelo de consumo de los
    países ricos, mientras que la distribución real
    de los bienes privilegia solo a los países ricos y a
    las minorías ricas de los países
    pobres.

Contemplamos atónitos como por todo el mundo nos
encontramos con los mismos productos: las mismas
películas, las mismas series televisivas, las mismas
informaciones, las mismas canciones, los mismos ídolos, la
misma publicidad, las mismas mercancías, los mismos
vestidos, los mismos coches,… En este sentido podemos remitir a
otro término que también ha adquirido cierta
notoriedad como es el de "Mcdonalización de la
sociedad
".

Además, el modelo de bienestar occidental no es
universalizable. Efectivamente, la globalización, tal como
hoy se entiende, o bien es posible sólo para una
minoría de la humanidad, o bien es autodestructiva, porque
su triunfo destruiría los recursos naturales y el medio
ambiente mundial. Así pues, la globalización del
modelo occidental actual no es globalizable.

Al mismo tiempo, los principios rectores de la
civilización occidental entran en fuerte conflicto con
cosmovisiones y escalas de valores que están muy
enraizadas cultural y religiosamente. Por ello, dicho modelo es
recibido por muchos como una amenaza o como una forma de
imperialismo cultural. Dichos particularismos viran muy a menudo
hacia el fundamentalismo y hacia la violencia ciega.

  • 3. La globalización es también un
    fenómeno político muy ambivalente. La
    difusión de valores universales como los derechos
    humanos parece ofrecer una oportunidad a la paz universal y
    al aumento de la justicia. La conexión en redes
    mundiales alimenta la esperanza del fin de los prejuicios
    nacionalistas y de las guerras. La conciencia de la
    recíproca dependencia puede hacer avanzar la
    responsabilidad ecológica. Finalmente, el despliegue
    de una sociedad civil internacional constituye un importante
    progreso hacia cotas mayores de democracia,
    participación y cooperación planetario. Sin
    embargo, los procesos de globalización conducen a una
    reducción del papel de los
    Estados-nación.

  • 4. La globalización del sistema
    financiero y el aumento exponencial de los movimientos
    de capital a muy corto plazo, sin marco regulatorio que los
    haga previsibles. Más del 90 por ciento de estos
    flujos de capital se realizan en un plazo inferior a una
    semana, sin que respondan a las clásicas operaciones
    de intercambio de bienes o servicios. Las crisis financieras
    de esta década, han puesto de manifiesto el efecto
    perverso del doctrinarismo neoliberal. Se ha producido lo que
    algunos llaman la "financiarización" de la
    economía. Esta globalización financiera es un
    hecho incuestionable.

  • 5. La globalización de la
    economía y el comercio, que produce una
    alteración sustancial de la dimensión y
    estructura de las empresas y de los mercados, de las
    relaciones industriales y de la localización de las
    inversiones. Aumenta la productividad, se produce paro
    tecnológico, se reparten sin equidad los excedentes y
    se cuestiona el concepto tradicional de empleo.

  • 6. La globalización de la
    información, como revolución
    comunicacional que acorta tiempo y distancia, estableciendo
    relaciones, en tiempo real, con cualquier rincón del
    planeta y sobre cualquier materia.

  • 7. Con todo, al mismo tiempo que la
    universalización, se da el movimiento inverso de la
    localización, el énfasis puesto
    nuevamente en la gestión local, el recrudecimiento de
    los nacionalismos y el renacer consciente de las diferencias
    y las identidades locales, étnicas y
    culturales.

El movimiento
"antiglobalización"

¿Qué es ese movimiento
antiglobalización? Sabemos que es muy diverso, e
incluso contradictorio, como todos los grandes movimientos. Pero
¿qué voces salen de esa diversidad? Unos son
negros, otros blancos, otros verdes, otros rojos, otros violeta y
otros etéreos de meditación y plegaria. Pero
¿qué dicen? Unos piden un mejor reparto de la
riqueza en el mundo, rechazan la exclusión social. Otros
defienden al planeta mismo, a nuestra madre Tierra, amenazada de
desarrollo insostenible. Otros defienden la
universalización efectiva de los derechos humanos. Otros
defienden los derechos de los trabajadores en el norte y en el
sur. O la defensa de la agricultura tradicional contra la
revolución genética.

Muchos utilizan algunos de los argumentos
señalados para defender un proteccionismo comercial que
limite el comercio y la inversión en los países en
desarrollo. Otros se declaran abiertamente antisistema,
anticapitalistas. Y también hay numerosos sectores
intelectuales de la vieja izquierda marxista que ven reivindicada
su resistencia a la oleada neoliberal. Todo eso es el movimiento
antiglobalización.

Incluye una franja violenta, minoritaria, para quien la
violencia es necesaria para revelar la violencia del sistema. Es
inútil pedir a la gran mayoría pacífica que
se desmarque de los violentos, porque ya lo han hecho, pero en
este movimiento no hay generales y aun menos soldados.

Tal vez sería más productivo para la paz
pedir a los gobiernos que se desmarquen de sus policías
violentos, ya que, según observadores fiables de las
manifestaciones de Barcelona y Génova, la policía
agravó la confrontación.

Dentro de esa diversidad, si un rasgo une a este
movimiento es tal vez el lema con el que se convocó la
primera manifestacion, la de Seattle: "No a la
globalización sin representación".

Están surgiendo nuevas iniciativas de un
acelerado desarrollo y confluencia como
«ATTAC» (Acción a favor de un impuesto
a las transacciones para ayudar a los ciudadanos más
desfavorecidos) [tasa Tobin]: movimiento internacional
por el control democrático de los mercados financieros y
sus instituciones, adquieren un peso real en ambientes amplios.
ATTAC se ha convertido desde fines del año pasado en un
fenómeno casi sin par, al menos en el último
lustro, de reflexión-confluencia-organización en
Europa. Cerca de 10 mil asociados-militantes sólo en
Francia, país donde se originó la iniciativa, es
una prueba de su potencialidad.

Por otra parte, y no menos trascendente, por primera vez
desde décadas, el Movimiento solidario aparece como
promotor y gestor (constructor) de propuestas propias y banderas
arraigadas en su práctica cotidiana. Muchas de esas
organizaciones están promovidas por las Iglesias
cristianas y han logrado una representación ante las
Naciones Unidas.

La Iglesia, como
Iglesia Mundial

La globalización no es sólo el tema del
día, sino que de ella depende el futuro de la humanidad.
La globalización constituye uno de los problemas
más graves que se le plantea a la humanidad al comienzo
del presente milenio. La Iglesia no puede quedar al margen de un
fenómeno del que depende la suerte de aquellos seres
humanos que, de hecho, no participan de la fiesta del progreso y
el bienestar. Estos seres humanos necesitan quien les ayude no
sólo a sobrevivir, sino también a vivir una vida
digna de "hijos de Dios". Por eso propugnamos un nuevo modelo de
"globalización humanizada", al que la Iglesia
debería contribuir, no sólo aportando los valores
evangélicos -opción por los pobres, solidaridad
mundial e intergeneracional, etc.-, sino también
convirtiéndose -ella misma- en comunidad que aprende de
las otras comunidades.

La globalización no es algo exterior a la
Iglesia: es una de sus características distintivas, ya que
desde su origen y en su misión ella se comprende como
Iglesia mundial. La Iglesia Católica está
especialmente concernida, ya que desde siempre se ha comprendido
a sí misma como Iglesia mundial, y constituye
además un «actor global» mucho más
antiguo que cualquier empresa transnacional.

Sin embargo, es muy significativo el silencio de la
Iglesia. Teniendo una misión y un cariz católico =
universal, que no hable más y que no denuncie con
más fuerza y asiduidad los desmanes de la
globalización. Sirva, pues este granito de arena para
decir que esta globalización, que hoy se está
haciendo no es humana, ni mucho menos cristiana, que buscan
enriquecerse y que no tiene ética.

No son fáciles las buenas respuestas a la
globalización, pero son posibles.

La gran paradoja de este momento histórico, es
que nunca antes se habían ofrecido a los seres humanos
más posibilidades de luchar contra problemas ancestrales
de desigualdad, de hambre, de enfermedad o carencias de
educación. Pero las oportunidades están siendo
utilizadas para aumentar las distancias, no para acortarlas.
Nuestra decisión es cambiar esta orientación, para
utilizar la globalización en beneficio del progreso
humano.

Valoración
crítica de la globalización

No cabe duda que la globalización tiene sus
aspectos positivos y no faltan defensores acérrimos de
ella, como por ejemplo Mario Vargas Llosa, que afirma:

"Estamos asistiendo a un fenómeno
extraordinariamente positivo, quizá lo mejor que le ha
ocurrido a la humanidad en toda su historia, que es la
internacionalización total del planeta, la
disolución progresiva de fronteras en todos los campos, en
lo cultural, en lo tecnológico, en lo
económico".

Es cierto que se ha producido una globalización
económica y financiera de gran impacto sociocultural, pero
todavía no se ha globalizado la protección de los
derechos humanos, la gestión del medio ambiente o el
mantenimiento de la paz que tanto afectan a la comunidad
internacional.

Pero la mayor paradoja, por la dificultad de la
respuesta y las contradicciones que entrañan para todos,
es la que se plantea a un mundo que va haciendo desaparecer las
fronteras y las barreras para la información, el comercio,
las inversiones, los movimientos de capital y el intercambio de
servicios, mientras que levanta murallas a la libertad de
movimientos de los seres humanos. ¡Todo libre para moverse,
salvo las personas, prisioneras de su propio destino en su propia
tierra, aunque les depare un porvenir intolerable,
indigno!.

La globalización está produciendo
incrementos de la desigualdad en todas las sociedades y entre las
distintas comunidades humanas.

La globalización es una realidad, pero
también es cierto que sólo ha beneficiado a los
países más industrializados, a las potencias
superdesarrolladas. Ha beneficiado y afectado a los países
de mediano desarrollo relativo; y más es lo que ha
perjudicado que beneficiado a los países más pobres
y de menor desarrollo relativo. Se ha saludado la
liberación de mercados, pero se la ha relativizado, porque
los países más desarrollados predican liberalismo
de mercados mientras continúan realizando un
neo­proteccionismo.

Como afirmaba el Ministro de exteriores de Bolivia:
"Junto con el fenómeno llamado de la globalización,
hemos globalizado también la pobreza, la
desocupación y la corrupción y que, por tanto,
necesitamos soluciones para todos, respuestas
solidarias".

Aspectos
negativos de la globalización

  • Se ha conseguido la globalización financiera,
    mientras que las otras globalizaciones (la política,
    la judicial o la ecológica) están muy limitadas
    y no se consideran los modos de gobernar y regular los
    excesos de la globalización financiera.

– Se está debilitando la democracia, porque la
democracia pareciera consistir en elegir, no ya entre una derecha
y una izquierda puesto que esta segunda ha comprendido al fin que
la única política "natural" es la de la primera,
sino entre cereales Kellog"s, Nestlé o Pascual.
Habría que preguntar a sus hagiógrafos, no
sólo a qué quedará reducida la democracia
cuando esas tres firmas se fusionen en una sola, sino, y mucho
más importante, qué supone la democracia para esas
cuatro quintas partes de la humanidad que no pueden permitirse ni
siquiera desayunar. Pero esto no importa, y no les importa porque
su concepción neoliberal de la democracia queda reducida a
un sofisma tan burdo como peligroso, tan ideológico como
éste: Premisa mayor: "toda intervención del estado
es peligrosa para la democracia"; premisa menor: "rechazar la
globalización es pedir mayor intervención del
estado"; conclusión: "rechazar la globalización es
peligroso para la democracia".

El cielo que nos prometen es el del desarrollo
económico, el de la generación ilimitada de
riqueza, y lo alcanzaremos si aceptamos y cumplimos su nuevo
evangelio manteniendo la fe en la privatización, en la
desregulación y en la apertura de los mercados de
capitales, mientras que los gobiernos deberán limitar sus
actividades a equilibrar los presupuestos y luchar contra la
inflación: "la globalización del comercio y de las
inversiones ha reducido la independencia de los
gobiernos…

  • las 225 personas más ricas del mundo tienen
    unas rentas equivalentes a la de los 47 países
    más pobres del mundo. Sólo el 4% de la fortuna
    de estas 225 personas bastaría para financiar las
    necesidades esenciales de los países en vías de
    desarrollo: alimentación, agua potable,
    infraestructuras sanitarias y educativas, etc., unas
    necesidades estimadas en unos 800 mil millones de
    dólares. Si nos quedamos sólo con las 3
    personas más ricas del mundo, éstas poseen
    activos que valen más que el Producto Interior Bruto
    de los 48 países más pobres del mundo, poblados
    por unos 600 millones de personas.

Decimos NO A ESTA
GLOBALIZACIÓN:

  • No a los programas del FMI y del BM, que perjudican
    a los más pobres.

  • No a la contaminación motivada por un modelo
    de desarrollo incontrolado.

  • No al pago de la deuda externa, que impide crecer y
    desarrollarse a los países afectados por los
    créditos, y

  • No a la opacidad y falta de transparencia de
    instituciones como la OMC.

  • No la especulación de los precios de las
    materias primas, tan necesarias para la vida de los
    países más pobres.

PEDIMOS:

  • La condonación de la deuda externa de los
    países más pobres

  • La regulación de flujos de
    capitales

  • El derecho a la salud de los pueblos frente a los
    grandes beneficios de las multinacionales
    farmacéuticas

  • Una Renta Básica de
    Ciudadanía

  • La internacionalización de la justicia, que
    haga imposible la impunidad de las dictaduras y tipifique los
    delitos económicos que están detrás de
    la mayoría de las guerras, etc.

  • Un COMERCIO JUSTO Y SOLIDARIO, que tenga en cuenta
    las necesidades de los productores y pague un precio justo
    por las materias primas y no sólo sirva para
    enriquecer, todavía más, a los más
    ricos.

Por lo tanto nuestro objetivo GLOBALIZAR LA
SOLIDARIDAD
: Necesitamos unir esfuerzos y coordinarnos TODOS
para hacer frente al gran monstruo que actualmente es el
MERCADO

 

 

Autor:

Pablo Turmero

 

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