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La Informática en el Desarrollo




Enviado por Pablo Turmero



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Recursividad Interminable y Frenesí
    Cósmico de Datos
  3. Sueño Inalcanzado: Producción
    Industrial de Software
  4. Surgimiento de una Innovación
    Anunciada
  5. Informática y Modernización en la
    Era del Conocimiento
  6. Era de
    la Información, Rediseño de la
    Revolución Industrial
  7. Vuelta
    al Futuro, Crónica de la
    Utopía
  8. Vértigo Tecnológico y Paradoja de
    la Productividad
  9. Tecnología y Liberalización,
    Impulsoras de la Globalización
  10. La
    Revolución Tecnológica en Perspectiva
    Amplia
  11. América Latina e Internet: avances
    recientes
  12. Transformación cultural y
    tecnología de información
  13. Extraños en el Paraíso,
    Empresarios vs Burócratas
  14. Aprendizaje en la Economía Digital,
    ¿Caminito a la Escuela?
  15. ¿Mentes Indomables, Buenas, Bonitas y
    Baratas?
  16. Educación en el 2048, Mejor Profesorado
    y Tecnología
  17. Transformación Cultural en Puerta: la
    Generación Red
  18. Comercio Electrónico eje de la Era
    Digital
  19. Económico y Cultural, El Mayor Impacto
    de Internet
  20. El
    Canal como Línea de Producción
    Virtual
  21. Comercio Electrónico, Desde Ahora y
    Hasta la Eternidad

Introducción

Hay antecedentes en la computación que permiten
ubicar logros y obstáculos en el ámbito
internacional y en una perspectiva histórica; las
tecnologías de información y comunicaciones,
conjuntamente con el avance de la globalización,
podrían elevar la productividad a un nivel único en
la historia, como en su momento sucedió con la
Revolución Industrial, y ampliar sus impactos; afrontar
tales desafíos requiere, inicialmente profundizar en la
complejidad de las interrelaciones de los sistemas
tecnológicos junto con los sistemas naturales y los
históricos (vida material, cultura, economía,
capitalismo, sociedad y política).

Recursividad
Interminable y Frenesí Cósmico de
Datos

Las grandes transformaciones se inician con cambios
pequeños, así lo han señalado muchos
filósofos e historiadores, lo que en el caso del microchip
ha significado una recursividad prácticamente interminable
a través de reiniciar, desde bases materiales cada vez
más pequeñas, nuevas estructuras de
civilización que originaron lo que algunos han denominado
la era de la información, o del conocimiento, en tanto que
otros la llaman el siglo del estado sólido, o del
transistor.

El descubrimiento del transistor, el 16 de diciembre de
1947, por John Bardeen y Walter Brattain, en los laboratorios
Bell de AT&T (1), inició una revolución
científica y tecnológica que desembocó,
entre otros aspectos, en el Valle del Silicio, la era espacial,
el armamento de alta tecnología, las computadoras
personales, los walkmans e Internet. El transistor devino en la
célula nerviosa de la era de la información al
existir casi un billón de transistores en la superficie de
la Tierra; es decir, hay más transistores que hormigas, y
por cada ser humano se dispone de 100 transistores (2) para tomar
decisiones en la operación de productos que abarcan desde
automóviles hasta lavadoras, juguetes y hornos de
microondas.

Los logros como los mencionados han sido para el siglo
XX lo que la máquina de vapor fue para el XVIII; y el
telégrafo para el XIX; la máquina de vapor
inició la era de la producción en masa y la del
transporte ferroviario rápido; el telégrafo, la de
la comunicación instantánea; y el transistor, la de
la información, además de generar industrias como
la de producción de chips que, si en 1990 representaba
50,000 millones de dólares, en 1997 significó
140,000 millones de dólares, y la que se espera logre
empacar 250,000 millones de chips en una memoria hacia el 2012
(3).

El vínculo entre el hombre y el silicio, materia
prima principal de los transistores, no es nuevo, pues nuestros
antepasados más remotos en su proceso de
hominización al construir y emplear herramientas de
silicato, desarrollaron su inteligencia; sin embargo, no fue sino
hasta la Segunda Guerra cuando las cualidades del silicio, en
cuanto a semiconductor, o sea de regulación de flujo
eléctrico, comenzaron a apreciarse en el control y
amplificación de señales y en la detección
de señales de radar, dando origen al
transistor.

Después de que Shockley creó la primera
empresa manufacturera de transistores en lo que hoy se conoce
como el Valle del Silicio, tocó a Robert Noyce, de la
empresa Fairchild, y a Jack Kilby, de Texas Instruments (4)
descubrir independientemente uno del otro, cómo integrar
varios transistores, y otros componentes eléctricos en
segmentos de silicio, surgiendo el microchip, el caballo de
fuerza de la microelectrónica moderna y de la
computación personal.

Muchos consideran que estamos en la era de la
información no tanto por la generalización del
procesamiento de datos, sino porque es posible analizar de forma
creciente casi cualquier problema como si se tratara de uno de
manejo de datos, y contemplar el mundo como un frenesí de
datos que aguarda ser dominado.

Sueño
Inalcanzado: Producción Industrial de
Software

El pasado 21 de junio se cumplieron 50 años de la
puesta en operación del primer programa almacenado en una
computadora digital, por Tom Kilburn en la Universidad de
Manchester, Inglaterra (5); posteriormente, programas como el
mencionado se convirtieron en componentes vitales para la
difusión universal del cómputo, configurando lo que
se ha denominado la Era Digital. Este avance fue logrado por
Kilburn en colaboración con el profesor Freddie Williams,
un experto en radar, quien buscaba mejorar la tecnología
de rayos catódicos (CRT) a fin de resolver la persistencia
en la dispersión del eco en sistemas de radar; Williams se
percató de que si bien dicha persistencia generaba
problemas en la pantalla de radar, podría servir para
almacenar y, más importante, recuperar información
para fines computacionales.

Durante ese lapso, investigadores estadounidenses y
británicos se orientaron hacia la utilización de
tubos de mercurio para almacenar datos, cuyo acceso resultaba
lento y difícil; al juzgar ventajoso emplear CRT como
memoria de lectura/escritura (RAM, Random Acces Memory), Kilburn
y sus colegas construyeron "Baby", la primera computadora con
memoria electrónica, la cual tuvo como tarea inicial,
mediante sustracciones sucesivas, encontrar el mayor factor
propio de dos elevado a la potencia 18.

Baby (6) fue construida a partir de interruptores de
control provenientes de radios de aviones Spitfire y de
válvulas destinadas inicialmente a sistemas de radar;
medía dos metros de alto y cinco de largo, más o
menos el tamaño promedio de las computadoras de entonces;
sin embargo, en 1949, el logro de Baby era tan prometedor que la
revista Popular Mechanics se arriesgó a pronosticar que
las computadoras en el futuro podrían llegar a pesar menos
de tonelada y media. Ante el potencial del descubrimiento de
Kilburn y Williams, el Gobierno británico
desarrolló un proyecto conjunto con la empresa de
computadoras Ferranti, la que en menos de tres años, con
base en la Baby, desarrolló la computadora comercial Mark
One (7), el ancestro de las Ferranti Atlas, de los 60, y de las
mainframes ICL, de los 70.

A raíz de la innovadora integración de
software y hardware creada por esos investigadores ingleses,
surgió una prodigiosa mejora continua del hardware, el
cual casi mensualmente se vuelve más rápido y
barato, mejora que desafortunadamente no ha sido
acompañada por un ritmo comparable con el avance del
software; por ejemplo, a lo largo de una generación no han
sido modificadas sustancialmente ninguna de las categorías
básicas del software del cómputo personal, como son
las interfaces gráficas de usuario, o programas caballitos
de batalla, por ejemplo, procesadores de palabras y hojas
electrónicas de cálculo.

Dichas categorías, más allá de las
apariencias, son el mismo sistema de interfaces con base en
ventanas, punteros y ratón, conocido como WIMP, Windows
Interfaces and Mouse Pointers, desarrollado en Xerox Parc, en
1973, quedando aún como promesas pendientes sistemas de
software orientados a objetos, o sea los que se desarrollan,
prueban, mantienen y mejoran, como cualquier otro producto o
servicio industrial.

Surgimiento de
una
Innovación Anunciada

Las computadoras digitales para tareas esenciales como
entender el lenguaje o reconocer rostros son sólo hoy en
día un poco mejores que hace 30 años, a pesar de
haber incrementado la capacidad de procesamiento en seis
órdenes de magnitud en ese lapso, afirmó Carver
Mead, en la conferencia de prospectiva acerca de los
próximos 50 años de computación, organizada
en marzo del año pasado por la Association for Computing
Machinery; inclusive, una mosca procesa información visual
mejor que la más poderosa computadora digital; ésta
no tiene nada que hacer frente a tareas perceptivas como
oír o ver, en las que insectos y reptiles, por no
mencionar los seres humanos, tienen una capacidad muy
superior.

De ahí que investigadores como Mead desde hace
más de quince años decidieron abandonar la
exploración de eventuales posibilidades de circuitos
digitales, y optar por estudiar el funcionamiento de las neuronas
del cerebro humano a fin de reproducir el "pegamento
eléctrico" de ese órgano en chips de silicio
mediante comparar imágenes almacenadas con las obtenidas
del mundo real.

Los chips neuronales, se espera sean factibles para
algunos tipos de procesamiento hacia 2017 y 2027, al lograr
vincularlos a chips digitales que aún entonces
serán óptimos para el procesamiento
matemático intensivo.

Por otra parte, Pattie Maes argumentó que lo que
se ha manejado en las últimas cinco décadas como
inteligencia artificial, es probable evolucione en los
próximos 50 años hacia prótesis
hombre-máquina que amplíen y superen deficiencias
de la inteligencia humana.

Para Maes, los investigadores en ese campo,
después de cerca de 50 años, tienen poco que
informar acerca de cómo opera el cerebro y de cómo
extrapolar dicho funcionamiento a aplicaciones prácticas.
En cambio, mediante técnicas de inteligencia artificial
más convencional, pronto se contará con "agentes de
memoria" con capacidad GPS (Geographical Positioning System) para
rastrear lugares visitados por una persona, recordar con
quién habló, y mantener registros del correo
electrónico recibido. Tales agentes proporcionarán
información "justo a tiempo", que harán recordar al
usuario nombres, información y correspondencia como ojos y
oídos adicionales.

En mundos virtuales como los de Maes, las computadoras
administrarán por nosotros la lista de compras, nos
ayudarán a relacionar nombres con caras y a encontrar
compañeros que compartan nuestros intereses, y que
así ayuden a conectar puntos que en la vida de muchos
tienden a estar desvinculados.

A pesar de todas las promesas tecnológicas
anunciadas, quizáá lo que más sorprenda en
los próximos 50 años a usuarios e innovadores de la
computación, sea lo mismo que causó la mayor
admiración en los primeros 50 de la computación:
"la manera en que las masas (jóvenes/viejos y
hombres/mujeres, entre otros) se involucran con las computadoras,
al centrarse en ellas como dispositivos de comunicación,
elemento éste fundamental en la construcción de
comunidades", concluye Maes.

Informática y Modernización en
la Era del Conocimiento

Innovaciones como las señaladas, a pesar de los
obstáculos que experimenta la producción de
software a escala industrial, permiten vislumbrar al filo del
nuevo milenio una nueva revolución tecnológica,
sustentada en innovaciones en las telecomunicaciones, la
microelectrónica y la computación, dando lugar a la
informática, tecnología que proporciona la
posibilidad de producir y manejar información en
volúmenes insólitos, así como de consultarla
y transmitirla a través de enormes distancias en forma
prácticamente instantánea.

La nueva tecnología también se distingue
por su incidencia en la mayor parte de las áreas del
conocimiento. Su amplio impacto ha influido en las ciencias, las
artes, las estructuras de producción de la agricultura, la
industria y el comercio, así como en la forma en que se
prestan los servicios, tanto públicos como privados. Ha
modificado el uso del tiempo y la forma de vida, penetrando de
hecho en todos los aspectos de nuestra existencia.

Se ha constituido en la plataforma de lo que se empieza
a denominar la Sociedad del Conocimiento, cuya evolución
trae a nuestra memoria los efectos de la revolución
industrial, cuando el desarrollo tecnológico
heterogéneo entre las naciones redefinió los
liderazgos del mundo de aquella época. En un futuro
cercano, las sociedades que dominen las nuevas tecnologías
serán las que ejercerán el liderazgo del
próximo siglo.

"Hoy, en un dinámico entorno político,
económico, social, científico y tecnológico,
los gobiernos en el mundo tienen que responder a una
ciudadanía más consciente e informada en la que
participa, de manera creciente, la conversación universal
al inicio de la era del conocimiento. Hoy, los gobiernos
reflexionan, se evalúan a sí mismos, realizan un
análisis profundo e instrumentan acciones para responder a
las aspiraciones de la población para no rezagarse, y para
cumplir con sus funciones públicas en este nuevo entorno",
afirmó el doctor Carlos M. Jarque, presidente del INEGI,
en la inauguración del Foro Gobierno Digital: Agenda para
la Era de la Información.

Por eso no extraña que en diversas regiones
exista una firme voluntad de los gobiernos para impulsar la
modernización integral de la administración
pública. Esta corriente es conocida como "Reinventar el
Gobierno"; otros, la "Nueva Administración
Pública", y algunos más, el "Rediseño del
Gobierno". Independientemente de los términos, en general
los grandes ejes del cambio se orientan a mejorar
substantivamente los resultados y funciones del sector
público, reformando incluso su estructura y
operación.

No basta tomar las formas tradicionales de operar, y
aplicar a ellas las ventajas de las herramientas
informáticas. De hecho, una auténtica
transformación y modernización gubernamental debe
apoyarse en estas herramientas a partir de una verdadera reforma
y adecuación de los servicios, procedimientos y
estructuras, en el marco de una estrategia integral.

La tecnología que sirve de plataforma a la era
del conocimiento, apoya por un lado, una operación
más efectiva de los gobiernos al cierre del siglo XX, y
por otro, impulsa nuevas demandas y nuevas formas de
interrelación de los ciudadanos y de sus vínculos
con los gobiernos ante la próxima centuria.

Era de la
Información, Rediseño de la Revolución
Industrial

La Era de la Información transforma no tanto el
Gobierno y el hogar como en general el mundo del trabajo, desde
el cual la tecnología revierte diversos efectos de la
Revolución Industrial, afirma Michael Hammer (8); quien
agrega que la Era Industrial fue la especialización del
trabajo, más que la estandarización de partes o de
la línea de ensamble.

La especialización condujo a que el individuo
tuviera, en el mejor de los casos, sólo una idea reducida
del proceso en el que se inserta su trabajo con base en la
Revolución Industrial, la cual el empleado moderno, una
persona que desempeña una tarea particular de acuerdo con
un conjunto más o menos fijo de reglas o procedimientos,
se valúa únicamente al desempeño del
trabajador únicamente desde la estrecha perspectiva de
dicha tarea. La otra cara de la moneda de tal situación es
el gerente, quien dispone de la información de la que
carece el trabajador, él es quien sabe qué hacen
los otros trabajadores y cómo encaja el trabajo de cada
individuo en la del conjunto, los objetivos de la empresa y el
contexto en el que se desarrollan las tareas de cada
empleado.

La especialización elevó
significativamente la productividad a lo largo de los dos
últimos siglos, al mismo tiempo que fragmentó los
procesos hasta hacerlos irreconocibles; en un ambiente centrado
en tareas, fragmentación que los aletargó y
rigidizó, además de volver a los trabajadores,
propensos a errores y elevar costos administrativos para
controlarlos e integrarlos. Mientras parecía que la
demanda de clientes fuera infinita, tales problemas pudieron
ignorarse, sin embargo, en las nuevas realidades de la
economía globalizada es imposibles pasarlos por alto. La
tecnología de la información permite responder a
las fallas de la Revolución Industrial al vincular tareas
a procesos integrados.

Dicha tecnología facilita a cada uno comprender
el todo al permitir compartir información, al proveer de
conocimiento en la toma de decisiones autónomas y al
apoyar cómo enfrentar situaciones nuevas o complejas en
organizaciones que ya no son de empleados, sino organizaciones de
emprendedores. Cuando éstos son responsables del trabajo,
y asegurarse que se realiza correctamente, esas organizaciones al
no ser de empleados, tampoco lo son ya de administradores. Los
profesionales no requieren capataces o supervisores para asegurar
que trabajen correcta e intensamente, necesitan entrenadores para
apoyarlos y educarlos; en la Era de la Información, los
empleados se convierten en profesionales y los gerentes en
entrenadores "coaches", afirma Hammer (9).

Pasar de organizaciones centradas en tareas a centradas
en procesos, mediante proliferación de equipo de
cómputo y comunicaciones no sólo transforma
cómo se trabaja, sino el lenguaje y el pensamiento; una
organización rica en información y
comunicación es democrática, es una en la que
títulos y estatus tienen menor significación, pues
todos se sienten y comportan como emprendedores.

La transición hacia una sociedad así
genera muchas preguntas para las cuales no siempre hay
respuestas; no obstante es una sociedad en la que los problemas
técnicos son relativamente fáciles, no así
sus consecuencias a pesar de que éstas deben ser
anticipadas, tanto como sea necesario.

Vuelta al Futuro,
Crónica de la Utopía

En los 80 predominó la idea en Estados Unidos, de
que estaba en decadencia; igual que en cualquier nación
tercermundista predominaban las visiones apocalípticas,
los buenos empleos desaparecían, se incrementaba el
índice de pobreza de los trabajadores y la criminalidad se
salía de control, el ambiente tendía a deteriorarse
cada vez más, el sistema educativo se colapsaba y lo
único que formaba eran futuros pandilleros, o trabajadores
prácticamente analfabetas para el sector de servicios,
afirman Schwartz y Leyden, en su manifiesto ya clásico
(10).

Hacia finales de los 90, ese panorama se había
revertido en otro derivado de la expansión del mercado de
valores y de una economía que desafiaba la teoría
cíclica convencional; en esta nueva visión, el
mundo es menos peligroso, las nuevas generaciones mantienen la
esperanza de vivir bajo mejores estándares de vida, los
cuales aún son privilegio exclusivo de unos cuantos, no
más de la quinta parte de la población
estadounidense; parecería que siguen siendo causas
perdidas tanto paliar este ambiente de desigualdad social como
mejorar el ambiente natural; sin embargo, predomina una
visión optimista radicalmente diferente, derivada del
inicio de una expansión económica global
inédita.

Se habría ingresado a un periodo de crecimiento
sostenido que eventualmente duplicara el producto mundial cada
doce años, que beneficiando miles de millones de
habitantes del planeta, la expansión económica que
abarcaría hasta al 2020 contribuyendo a resolver problemas
cada vez más complejos, como la pobreza, la
distensión a escala mundial y la protección al
ambiente.

En el marco del futuro, la retrospectiva del lapso entre
1980 y 2020 sería considerada como clave de una prodigiosa
transformación; en las naciones desarrolladas
occidentales, la nueva tecnología conduciría a
incrementos de la productividad reflejados en un gran crecimiento
económico, al mismo tiempo que el proceso sin pausas de la
globalización, mediante la apertura de las
economías nacionales y la integración de los
mercados, impulsaría el crecimiento de una buena parte del
resto del mundo. Ambas megatendencias, cambios
tecnológicos fundamentales y el nuevo "ethos" de apertura,
inducirán transformaciones hacia el inicio de una
civilización global, una civilización de
civilizaciones que florecerá en el próximo
siglo.

El desarrollo de la computadora personal y el
particionamiento del monopolio del sistema de comunicaciones de
la Bell, iniciaron dos de las cinco grandes olas de cambio
tecnológico que alimentarán la gran
expansión que viene a lo largo de las próximas
décadas; hasta ahora, la computadora personal, en una
primera década de difusión, logró ser
adoptada en los negocios; hacia los 90 comenzó a ingresar
a los hogares, y el microprocesador a ser incorporado a muchos
otros productos y herramientas, tales como automóviles.
Hacia la vuelta del siglo, la capacidad que se duplica cada 18
meses de la computadora, hará que cualquier cosa incorpore
un cerebro de silicio; hacia el 2010, Intel construirá un
chip con mil millones de transistores, 100 veces más
complejo que el circuito integrado más avanzado
diseñado hacia finales de los 90. Para el 2015, la
traducción simultánea tendrá grandes efectos
en un mundo multilingüe (11).

Algo parecido a lo que sucede en la computación
se presenta en el sector de comunicaciones, contribuyendo
así al nacimiento de la economía en red, lo que a
su vez repercutiría en ganancias espectaculares en la
eficiencia y en la productividad.

Vértigo
Tecnológico y Paradoja de la
Productividad

El gasto anual corporativo estadounidense en hardware de
tecnología de información fue superior a los
220,000 millones de dólares en 1997, con mucho el mayor
segmento del presupuesto de gasto de capital, a pesar de
sólo representar la punta del iceberg de costos de una
función tecnológica que abarca software, ciclos
implacables de reemplazo cada vez más cortos, y legiones
de personal de soporte de los sistemas de información
gerenciales (12).

Muchos creen percibir signos de recuperación en
ese vértigo tecnológico; para no ir más
lejos, señalan el milagro macroeconómico de 1997 y
principios de 1998, que permitió a Estados Unidos obtener
cuotas elevadas de crecimiento sin incurrir en inflación,
¿cómo podría haber ingresado la
economía estadounidense a esa tierra de fábula del
nuevo paradigma, si no fuera por un renacimiento de la
productividad orientado por la tecnología?
(13).

Esos milagros tecnológicos no sólo se
relacionan con la aparente desaparición de la
inflación, sino que están vinculados a la
expansión de Internet, al surgimiento relacionado del
comercio electrónico, y al advenimiento de la plataforma
empresarial global completamente en red, como unas cuantas
evidencias del poder de la recuperación norteamericana
impulsada por la tecnología, la que inclusive
conduciría posiblemente al fin de la pobreza y de las
tensiones geopolíticas, de lo cual sería el eje un
pretendido resurgimiento de la productividad (14).

La reciente expansión de la economía
estadounidense tiene que ver más con la tenacidad de los
gerentes por reducir costos que de forma sorprendente han
beneficiado a un reducido sector de los actores económicos
en dicha economía, y no con un supuesto resurgimiento de
la productividad. Los cambios en las tendencias de la
productividad cuando emergen, lo hacen con mucha lentitud; al
respecto, el presidente de la Reserva Federal estadounidense,
Alan Greenspan (16), afirma que dicho proceso es siempre
más evolutivo que revolucionario, lo cual a su vez no debe
sorprender, ya que si el crecimiento de la productividad en el
ámbito agregado representa la sinergia entre el trabajo y
el capital, no sólo involucra nuevas tecnologías
incorporadas en el acervo de capital, sino un conjunto de
habilidades de los trabajadores incorporadas en esfuerzos
productivos crecientes (15).

Muchos mencionan la paradoja de que contradictoriamente,
mientras más se ha gastado en tecnología de
información, TI, menor ha sido el incremento del acervo de
capital, disparidad representada en ciclos sumamente cortos de
reemplazo, de ahí que cerca del 60% del gasto en TI se
oriente al reemplazo de equipo obsoleto en un proceso cada vez
más acelerado de actualizaciones, o sea que la evidencia
de acumulación de capital asociada con un crecimiento de
la productividad ha sido aparente (17).

Algo parecido sucede con la acumulación de
capital humano, ya que se constata que no se ha incrementado
significativamente, como lo evidencia el que los logros
educativos de los trabajadores estadounidenses no se hayan
desarrollado manifiestamente en años recientes, como
sería de suponer si su contribución hubiera
alcanzado un nivel superior en la productividad (18).

El incremento de la productividad, que fue de 2.4% anual
entre 1870 y 1960 (19), pasó a 1.9% entre 1960 y 1973, se
redujo a 0.1% entre 1973 y 1979, y únicamente
aumentó a 0.6% entre 1979 y 1997 (20). El incremento de
los rendimientos en las ganancias corporativas tiene que ver
más con políticas de reestructuración y
"downsizing" que con el incremento de la sinergia de operar
más eficientemente con más capital y con más
trabajo, como sería el caso con un nivel mayor de
productividad; de ahí que se argumente que la
próxima recesión, la primera de la era digital,
pondrá bajo severo escrutinio la bondad de invertir
compulsivamente en tecnología de la información
para finalmente obtener más de muchos en beneficio de unos
pocos, concluye Roach (21).

Tecnología
y Liberalización, Impulsoras de la
Globalización

Esta década, más que la del fin del
milenio, podrá ser conocida en el futuro como la del
impulso decisivo a la globalización, o la de la gran
depresión. De cumplirse las promesas de la
globalización, se impulsarán la productividad y los
niveles de vida en muchos lugares del planeta; en caso contrario,
se reeditarán en el próximo siglo algunas
estructuras del siglo que pronto concluirá.

Si como sucedió con la corriente globalizadora
durante los 40 años previos a la primera guerra mundial
(22), es factible que la actual corriente globalizadora naufrague
ante escollos insalvables, como en aquélla fueron la
guerra, y el feroz proteccionismo que le siguió, durante y
después de la gran depresión, la actual tendencia
globalizadora quedaría revertida (23).

A la fecha, las actuales tendencias globalizadoras han
enfrentado obstáculos como los de las crisis monetarias
europeas en 1992 y 1993, la de México en 1994 y 1995 y la
del Sureste Asiático en 1997 y 1998 (24), si esta
última crisis afecta con más intensidad a
Japón, y luego América Latina (25), se
habría generado un tsunami que rebase los diques de
contención establecidos (26), y que conduzca al predominio
de la visión pesimista de los críticos de la
globalización (27), en el próximo siglo.

Otro escenario más factible, es el de que las
fuerzas impulsoras de flujos crecientes de bienes y dinero, tales
como las tecnologías que reducen aceleradamente costos de
comunicación y computación, prosigan abatiendo las
barreras de tiempo y espacio que separan a los mercados
nacionales, y que continúe el proceso de
liberalización que, entre 1980 y 1996, condujo a que el
crecimiento promedio del producto fuera duplicado por el del
comercio, triplicado por el de la inversión directa, y
multiplicado por diez por el del comercio transfronterizo de
acciones y bonos (28).

Aunque la tendencia hacia la globalización es
innegable, su extensión puede ser exagerada (29), ya que
una medida de la integración de los mercados de productos
es el coeficiente de dicho comercio al producto, el cual no
obstante haberse incrementado con intensidad a partir de 1950,
muestra que Gran Bretaña y Francia están tan
sólo ligeramente más abiertas al comercio hoy que
en 1913, mientras que Japón está hoy menos abierto
que entonces (30).

Otra medida del grado de integración del mercado
de productos es la magnitud en la que los precios convergen en
diferentes países; en teoría, el libre mercado
debería tender a igualar los precios en la misma medida en
que la competencia fuerza a que productos costosos disminuyan sus
precios, sin embargo, diversas investigaciones muestran
divergencias de precios, amplias y persistentes (31).

La integración de los mercados financieros y de
trabajo, y la inversión extranjera directa, en cierto
sentido son hoy menores que las alcanzadas antes de 1914 (32), lo
que no significa que la globalización sea un mito, pues en
formas nuevas y diferentes la economía mundial se
está integrando internacionalmente más que como lo
fue previamente; en principio, partes enormes del mundo no
participaban en la economía global previa a 1914, hoy
más economías que antes han abierto sus fronteras
al comercio y a la inversión; no solamente naciones
desarrolladas, sino en desarrollo, en Asia y América
Latina, han emprendido reformas amigables al mercado.

Otra diferencia es que mientras la globalización
del siglo pasado fue impulsada por el abatimiento en el costo de
los transportes, ahora es impulsada por el hundimiento de los
costos en las comunicaciones, creando nuevas formas de
organización empresarial en el ámbito global, con
una integración internacional más estrecha que en
el pasado; una diferencia adicional es que aunque los flujos
netos de inversión pueden ser menores que en el pasado,
los flujos financieros internacionales brutos son mucho mayores
(33).

Tanto la nueva tecnología como los nuevos tipos
de instrumentos financieros y los cimientos institucionales
más firmes del libre comercio, permiten esperar que esta
vez la globalización sea más perdurable,
¿qué opinarán de esto los ciudadanos del
2020? (34).

La
Revolución Tecnológica en Perspectiva
Amplia

Si la globalización supera obstáculos como
los mencionados, y las tecnologías de la
información y las comunicaciones a la postre comienzan a
contribuir efectivamente al incremento de la productividad
general en el largo plazo (35), quizá se logre que hacia
finales de la segunda década del próximo siglo,
nuestra generación (o las inmediatamente posteriores) se
ubiquen en la cúspide de la mayor revolución
tecnológica que ha enfrentado la humanidad, comparable
"con la difusión de la imprenta de Gutenberg, o con la
revolución industrial, sin embargo, la actual
revolución tecnológica cuando se haya desplegado
plenamente se verá que tuvo el mayor impacto en el planeta
que cualquier otra que le precedió; las aplicaciones de
las transmisiones electrónicas han comenzado sólo a
ser percibidas… la amplitud y la profundidad de lo que en el
futuro subyace; dónde y cómo nos educaremos,
trabajaremos, viviremos y cuidaremos de nuestra salud;
cuáles y cómo serán nuestras tiendas,
nuestras lecturas, nuestro tiempo libre…; ninguna parte de la
aventura humana quedará al margen, inclusive nuestras
nociones de soberanía y gobernabilidad serán
profundamente afectadas" (36).

Con objeto de ubicar esa visión en una
perspectiva histórica más amplia,
quizáá sea útil recordar que la
revolución agrícola en la era Neolítica hace
más de 10,000 años, ha sido a la fecha el evento
más importante en la historia de la humanidad (a la postre
separó la prehistoria de la historia); antes de dicha
revolución, el homo sapiens, era otro mamífero
mayor, un poco más omnívoro, con un herramental
más sofisticado, y con medios más impresionantes de
comunicación que otras bestias contemporáneas de
tamaño semejante, pero en lo esencial sobreviviendo
mediante buscar y comer lo que la naturaleza le proporcionaba,
por lo que en este sentido no se diferenciaba de otros
depredadores (37).

Todo lo que la civilización ha producido en esos
más de diez milenios, está marcado por la
agricultura, en una modificación deliberada de los
ecosistemas que condujo a desarrollar plantas y animales que la
humanidad pudiera comer (o emplear de otras maneras), provocando
una multiplicación por mil en la población del
planeta, y permitir que grandes cantidades de individuos se
especializaran en tareas no directamente relacionadas con su
alimentación (38).

Dicha revolución en las últimas centurias
del milenio que está por concluir, al combinarse con
tendencias climáticas, demográficas, agropecuarias
y técnicas, y bajo determinados encuadramientos
culturales, económicos, capitalistas, sociales y
políticos, propició el desarrollo de la
Revolución Industrial, que marcó un segundo hito en
la historia (39).

Entre los antecedentes de la Revolución
Industrial se puede mencionar el impulso demográfico
atribuible a cambios climáticos, el cual a su vez
retroalimentó una evolución de larga
duración, milenaria, la productividad agrícola en
cereales como el trigo y en su articulación con la
ganadería, no sola, sino en combinación con
revoluciones técnicas como la navegación de altura,
la difusión de cultivos como la papa y el maíz en
el nivel mundial, además de encuadramientos culturales que
definieron el lujo como moda (ésta como vivir de acuerdo
con la actualidad), la evolución de otras técnicas,
principalmente las relacionadas con fuentes de energía, un
impulso capitalista multisecular y Estados permisivos
(40).

La Revolución Industrial retroalimentó el
crecimiento demográfico y la productividad agrícola
a nuevos niveles, así como la productividad de la
industria y los servicios, generando nuevas formas
económicas y capitalistas entre otras novedades. El
industrialismo, después de la Segunda Guerra Mundial,
comenzó a propiciar lo que algunos han denominado la
Sociedad del Conocimiento, la Era de la Información, la
Era Digital o la Sociedad Postindustrial (41).

Esta novedosa estructura social no sólo
podría afectar en mayor grado que el de sus predecesoras
la sustentabilidad del planeta, su variedad genética y
cultural (42), sino profundizar las asimetrías
económicas, sociales y políticas existentes, no
obstante elevar a un nivel sin parangón la productividad
de los habitantes del planeta.

Esta nueva revolución tecnológica, igual
que otros avances técnicos en otros periodos, es parte de
un complejo de profundos cambios en las estructuras de larga
duración de la vida material que nos ha tocado vivir;
estas estructuras a veces han impulsado, y otras veces han sido
impulsadas no sólo por las instituciones del intercambio y
del capitalismo, sino por encuadramientos culturales, sociales y
políticos, en lo que habría que profundizar, si se
desea afrontar mejor los desafíos que nos
corresponden.

  • Riordan, Michael, The Incredible Shrinking Transistor,
    Technology Review, November/December 1997

  • Davidson, Keay, The Transistor Age Booted up 50 Years Ago,
    San Francisco Examiner, San Francisco, Cal, 16/XII/97

  • Davidson, op. cit.

  • The Economist, Science and Technology, The middle age of
    the transistor, 03/I/98, p 77

  • San Jose Mercury, First digital computer is 50 years old,
    Cal, USA, June 19, 1998

  • San Jose Mercury, op. cit.

  • Ibidem

  • Hammer, Michael, Reversing the Industrial Revolution,
    Forbes, 7/I/97

  • Hammer, op. cit.

  • Schwartz, Peter y Peter Leyden, The Long Boom: a History
    of the Future, 1980-2020, Wired, 5.07, VII/97

  • Schwartz, op. cit.

  • Roach, Stephen S., The Boom for Whom: Revisiting America's
    Technology Paradox, Special Economic Study, Morgan Stanley
    Dean Witter, January 9, 1998

  • Roach, op. cit.

  • Schwartz, op. cit

  • Roach, op. cit.

  • Alan Greenspan, en su momento tampoco dejó de
    coquetear con la idea de un "Nuevo Paradigma"
    económico impulsado por las tecnologías de la
    información y las comunicaciones; al igual que
    economistas de la Casa Blanca, véase Pesek, William,
    Estados Unidos se Aboca a "Nueva Economía"; Crecer sin
    Inflación: Clinton, Exc., Sec. Fin., 11/II/98

  • Roach op. cit.

  • Ibidem

  • Según datos de Roach y Maddison, Angus, Crecimiento
    económico de Occidente, Fondo de Cultura
    Económica, México 1966, p 68

  • Organization for Economic Cooperation and Development,
    OECD Economic Outolook 63, Paris, France, June 1998, p
    284

  • Roach, op. cit.

  • Veánse Guillén Romo, Héctor,
    Movimientos Internacionales de capital y crisis en
    América Latina, Comercio Exterior, México,
    junio de 1998, p 502; así como, Wolfensohn, James D.,
    Remarks at the Economic Strategy Institute's Seventh
    International Trade Conference, "Whither Globalism: A World
    in Crisis?", Washington, D. C. USA, May 6, 1998

  • Levinson, Marc, Thinking about globalization, Popular
    Myths and Economic Facts,The Economist, Schools Brief, One
    World?, 18/X/97

  • Sachs, Jeffrey, A guide to 1998's crisis, The world in
    1998, The Economist, London, XII/97 , p 69

  • CEPAL, Impacto de la Crisis Asiática en
    América Latina, 1998

  • Cooper, Helene, La crisis pone en peligro la
    globalización, The Wall Street Journal Americas, Dow
    Jones & Company, 19/I/98

  • Attali, Jacques, Crece el Riesgo de una Recesión
    Planetaria, Excélsior, Sec Fin, México,
    21/I/98

  • Estimación personal realizada con datos del Fondo
    Monetario Internacional y el Banco Internacional de Pagos,
    citados por Levinson, Marc, Thinking about globalization,
    Popular Myths and Economic Facts,The Economist, Schools
    Brief, Capital goes global, 25/X/97

  • Ejemplificada por artículos como Globalization
    Bye-bye borders, Wired Magazine's, Encyclopedia of the New
    Economy, Part I, March 1998

  • Véanse Levinson, Marc, Thinking about
    globalization, Popular Myths and Economic Facts,The
    Economist, Schools Brief, Trade winds, 8/XI/97, p 85

  • Véanse Levinson, …, One World?, Capital Goes
    Global y Workers of the World, 1/XI/98; en la serie de
    artículos editados por Levinson, se afirma que, por
    ejemplo, los precios de las computadoras lap top y jeans Levi
    son consistentemente más baratos en Estados Unidos que
    en Europa o en Japón, debido a una diversidad de
    factores tales como diferentes gustos, costos de transporte,
    impuestos, eficiencias en las redes de distribución y
    barreras a las importaciones

  • Véanse las obras citadas de Maddison,
    Guillén Romo, y Levinson.

  • Levinson op. cit.

  • Si se toma la fecha final del lapso descrito por Schwartz
    y Leyden

  • Como se deduce de resultados de investigación de A.
    T. Kearney, 1998, Global Survey; en los dos últimos
    años una mayoría de ejecutivos estadounidenses
    están de acuerdo en que la tecnología de la
    información, TI, juega un papel mayor en las
    actividades de las empresas, habiéndose convertido en
    el "factor crítico de éxito en los negocios
    -más importante aún que el crecimiento de los
    ingresos, el desarrollo de productos y que la
    reestructuración corporativa, de ahí que los
    proyectos tecnológicos atraigan crecientemente la
    atención de la dirección, además de
    despertar mayores expectativas".

  • Johnston, Donald J., prefacio al informe Sacher,
    Electronic Commerce: Opportunities and Challenges for
    Government, OECD, Paris, 1997

  • The Economist, The origins of agriculture: Bringing home
    the harvest, 15/IX/97, p 88

  • Ibidem

  • Braudel, Fernand, Civilización material,
    economía y capitalismo, Siglos XV-XVIII, 3 t, Alianza
    Editorial, Madrid, 1984

  • Braudel, Fernand, op. cit.

  • Bell, Daniel, The coming of Post-Industrial Society, Basic
    Books, Inc., New York, 1973

  • Maffi, Luisa, Conference Report, Endangered languages,
    endangered knowledge, endangered environments, Berkeley,
    California, 25-27 October 1996

América
Latina e Internet: avances recientes

Resumen: se reseñan antecedentes de Internet en
el ámbito latinoamericano, así como elementos de su
prospectiva, con objeto de ubicar algunos de sus efectos en el
desarrollo postindustrial de la región.

Ing. Juan José‚ Carreon Granados

Profesor Titular Definitivo de Economía,
División de Ciencias Sociales y Humanidades, adscrito al
rea de Interfaces Inteligentes, Departamento de
Computación, División de Ingeniería
Eléctrica, Facultad de Ingeniería, UNAM

Partes: 1, 2

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