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Memorias autobiográficas, historico-políticas y de caracter social (página 16)



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Expuestas brevemente por los Sres. Cárdenas y
Quijano Wallis las razones que asistían al Banco para no
hacer el emprés-tito, y hécholes presente que el
Establecimiento en otras cir-cunstancias había prestado al
Gobierno la suma de cien mil pesos, y mas tarde la de doce mil,
sin coacción ninguna; pero que en las actuales
circunstancias no podía hacer lo mismo, y que, en
consecuencia protestaban contra la violencia, si acaso se
consumaba. El Sr. Secretario de guerra, en nombre de sus
compañeros y del Go-bierno, manifestó que no cejaba
en su exigencia del empréstito, y que no se
detendría en tomar por la fuerza el dinero que se
ne-cesitaba para gastos urgentes del Ejército.

Replicó a esto el Dr. Quijano Wallis que, aunque
bien com-prendía que los agentes del Gobierno no
tendrían inconveniente en tomar por violencia el dinero de
las cajas del Banco, el deber de los Directores y Administradores
del Establecimiento era re-sistir hasta el último momento,
para salvar su propia responsabi-lidad; después de lo cual
se retiraron los Sres. Secretarios de Estado, señalando
las cuatro de la tarde para la entrega del dinero.

Entre tanto la fuerza armada seguía ocupando el
local del Banco é impidiendo la salida de los accionistas
y empleados del Establecimiento y de los individuos que entraban
a verificar alguna operación en la Caja; pero ésta
continuaba abierta funcionando con regularidad como siempre,
cambiando los billetes y cubriendo los cheques como de
ordinario.

Continuada la sesión, el Dr.Quijano Wallis
propuso lo siguiente:

« La junta General de Accionistas del Banco de
Crédito Hipo-tecario, reunida, en sesión
extraordinaria con motivo de la exigencia que ha hecho al Banco
el Gobierno Nacional de un empréstito con carácter
de forzoso por la suma de treinta mil pesos, ha deliberado
detenidamente sobre la resolución que debe tomar
y

CONSIDERANDO;

« Primero. Que la situación de la Caja del
Banco no le per-mite hacer desembolso ninguno por el momento,
porque tiene apenas el suficiente metálico para cubrir sus
billetes depósitos y cuentas corrientes;

« Segundo. Que los fondos é intereses que
tiene en guarda el Banco no son solamente de los accionistas,
sino de individuos que han hecho confianza del Establecimiento,
individuos que perte-necen a las diversas clases sociales y
muchos de los cuales no tendrán otro medio de subsistencia
que lo que les mantiene en depósito el Banco;

< Tercero. Que un desembolso de la expresada cantidad
en las actuales circunstancias, además del pánico
que la exigencia del Gobierno ha difundido en el público
respecto de los valores fiduciarios del Banco, traería la
suspensión de la marcha regular del Establecimiento con
perjuicio de los acreedores y depositarios

« Cuarto. Que el Banco por su naturaleza
hipotecaria no cuenta con entradas inmediatas de parte de sus
deudores, ya por las difíciles circunstancias
económicas actuales, ya porque los pla-zos otorgados son a
largo término;

« Quinto. Que de acuerdo con lo dispuesto
en el art. 20 de la ley de 14 de Enero de 1873 del Estado de
Cundinamarca so-bre Bancos hipotecarios, el Banco no puede hacer
préstamos sino sobre primeras hipotecas

« Sexto. Que al acordar un préstamo en las
actuales cir-cunstancias, desequilibrando el estado de Caja, se
seguiría la clau-sura de ésta, con gran perjuicio
no solamente de los accionistas, sino de los depositantes,
tenedores de cédulas y billetes y de los demás
acreedores del Establecimiento;

RESUELVE

« 1 Manifestar al Gobierno Nacional que el Banco
no puede hacer el préstamo de treinta mil pesos que se
solicita, sin com-prometer la existencia del Establecimiento, lo
que se asegura bajo la fé de la palabra de los accionistas
que firman esta declaratoria

« 2 Declarar como impuesta por la fuerza
cualquiera medida que resuelva adoptar el Gobierno ulteriormente,
para salvar, en todo caso, su responsabilidad de Directores y
administradores del Banco .

Sometida a votación esta proposición, y
computando los vo-tos por acciones, como mandan los Estatutos,
fué aprobada por trescientos veinte votos afirmativos
contra sesenta negativos y ciento veinte en blanco. Se
distribuyeron así:

Votos afirmativos

Valenzuela Alfredo, por sus veinte
acciones, las ciento de D. José Maria Valenzuela, las
treinta de D. Pablo Valenzuela y las cinco de D. Julio
Valen-

zuela Suárez 155 votos Vargas
Vicente Antonio por sus veinte accio–nes, por las quince de D.
R. Rocha C. y las quincede los Sres Vicente Antonio Vargas &
C 50 » Quijano Wallis J. M., por sus veinte acciones 20
» Rivas Luis G., por sus veinte ac:íones 20
» Defranciso J. M. por sus diez, acciones porlas cinco de
los Sres Defrancisco & Arboleday por las diez de los Sres
Vengoechea Hermanos 25 » Vargas Enrique, por las veinte de
D. José M Ur–daneta 20 » Valenzuela
Suárez Daniel, por sus cinco ac–ciones 5 » Y
Escobar José Ignacio, por las cinco acciones delos Sres.
Nicolas Esguerra & C0. y las veinte de D. Ni-colas Esguerra,
en cumplimiento de deseos de esteúltimo señor, en
carta que se citará mas adelante 25 » Suman
320 votos Votos negativos

Vargas Francisco, por las sesenta acciones
de

los Sres. Francisco Vargas Hermanos 60
»Votos en blanco:

Koppel S., por sus treinta acciones ; y
Schloss C., por sus treinta idem, representadas unas y
otras

por D. Alfredo Valenzuela 60 votos
Cárdenas Cecilio, por sus veinte acciones 20 »Madero
Diego por sus diez acciones 10 » Y Vengoechea Gabriel por
sus treinta accio–nes, representadas por D. J. M. de Francisco
30 » Total de acciones y votos computados 500
votos

Pocos momentos después de aprobada
esta proposición, se presentó el Sr. Secretario del
Tesoro y manifestó que el Banco de Colombia estaba
tratando de hacer un arreglo con el Gobierno y para pagarle un
empréstito de quince mil pesos por cuotas sema-nales, y
que él creía que podría celebrarse uno
semejante con el de Crédito Hipotecario. Manifestó
el Secretario sus simpatías por este Banco, deseo
dé ser accionista de él y de servirle en esta
emergencia; le ofreció una suma de dinero equivalente a la
mi-tad del empréstito. A las palabras del Secretario, se
siguieron unos segundos de silencio, y enseguida le fué
leída con sus considera-dos, la proposición que
acaba de mencionarse.

Acto continuo, el Sr. Rivas hizo la
siguiente:

« El Banco de Crédito Hipotecario faculta
al Sr. Jorge Hol-guín, Secretario del Tesoro, para que
celebre con el Gobierno Nacional un convenio por el cual el Banco
dará prestada igual suma a la que haya prestado el de
Colombia, pero con ga-rantía hipotecaria y siempre que no
exceda de quince mil pesos ». Sometida a votación,
fué aprobada esta proposición por los vo-tos
afirmativos, (emitidos por sí y por apoderado) de los
Sres. Va-lenzuela José Maria y de Pablo Valenzuela, Vargas
Francisco De-francisco Cárdenas Cecilio, Madero Diego,
Vengoechea hermanos y Defrancisco &
árboleda

Votaron negativamente los Sres. Vargas D. Vicente
Antonio, por sí y por D. R. Rocha C., y D. Enrique por D.
José M. Urdaneta; Valenzuela Alfredo, por sí y por
D. Julio Valenzuela Suárez; Quijano Wallis J. M. por
sí; Y Escobar José Ignacio, por D. Nicolas Esguerra
que, como expresión de su voto en las deliberaciones de la
Junta, había dirigido la siguiente carta:

« Bogotá, Febrero 17 de 1885.

Señores Directores del Banco de Crédito
Hipotecario.

Muy estimados Señores.

Ha-biendo tenido necesidad de ocultarme para poner mi
persona a cubierto de los atropellos "de la Dictadura que hoy
impera en la ciudad, no puedo concurrir a la Junta General de
Accionistas. En mi deseo de hacer conocer a los Sres. Accionistas
mi opi-nión, dirijo a Uds. la presente carta. – Entiendo,
por los infor-mes que he recibido, que, con el derecho de la
fuerza, quieren los mandatarios de hoy apoderarse de los caudales
del Banco, seguramente en nombre de la religión y de
la moral
Que lo hagan rompiendo las cajjas, como en otra
ocasión se apoderó de los caudales de algunos
particulares una muy conocida Compañía de ladrones,
ya que no tenemos fuerza que oponer a la fuerza; pero que, al
saqueo del Banco, no tengamos los accionistas que agregar la
vergüenza de verlo autorizado por ninguna debilidad de parte
de los consocios, a quienes se ha confiado la guarda de nuestros
intereses. – No es que yo dude por un momento de que los
Directores puedan carecer en estos momentos de la energía
que la situación demanda: es que quiero hacer constar mi
opi-nión sobre el modo como creo que se debe obrar. Soy de
Uds. muy atento y S.S. Nicolas Esguerra »

A las cinco y medio de la tarde se
retiró el Señor Secre-tario, y siguió la
prisión de los accionistas y empleados del Banco por la
fuerza armada que ocupaba el local del
Establecimiento.

A las siete y media de la noche
regresó el Secretario del Tesoro y manifestó que el
Gobierno Nacional permanecía infle-xible en exigir del
Banco de grado o por fuerza los treinta mil pesos pedidos
primitivamente.

Luego que se separé el Secretario, volvió
la Junta a delibe-rar y resolvió por unanimidad (a
excepción del voto del Sr. Fran-cisco Vargas) no acceder a
la pretensión del Gobierno, protestar contra la
exacción que se ejercía, y declarar que solamente
por la acción de la fuerza se entregaría el
dinero.

El Sr. Francisco Vargas manifestó que él
se inclinaba a la decisión de sus honorables
compañeros y que si se había opues-to a que se
llevaran las cosas al extremo de dejar romper las ca-jas del
Banco, era porque en su opinión se evitaba un mayor
de-sastre al Establecimiento, exponiéndose a que no
solamente fueran perdidos los treinta mil pesos, sino los
billetes y demás valores que existían en la Caja. Y
que, en su concepto, la violencia es-taba ya consumada con la
notificación de los Secretarios, la ocu-pación del
local por la fuerza y la detención de los accionistas y
empleados.

De las siete de la noche para adelante se
estrechó la prisión de los detenidos, se colocaron
guardiy, no solo en las puertas principales y en el
vestíbulo de entrada, sino también en las
habi-taciones interiores de la casa que en el mismo local del
Banco ocupa con su familia el Gerente del Establecimiento.
Prohibióse a los accionistas y empleados detenidos que se
asomasen a los balcones de la casa y se pusiesen en
comunicación con individuos de fuera; cubriéronse
con centinelas las puertas de la oficina de Caja; se
establecieron guardias que impidieran la comunicación del
tramo exterior, tanto en la parta alta como en la baja, con el
interior de la casa del Gerente, y se pretendió poner
imagi-narias en los balcones de las habitaciones privadas que
ocupan la señora y familia de dicho funcionario, a lo cual
éste se opuso enér-gicamente, protestando contra
tan insólito abuso. En vista de esta resistencia, el
oficial de guardia custodió los balcones, poniendo
centinelas en la Calle Real.

En tal situación se pasó la
noche del 15 al 18 de Febrero.

A las nueve y media de la mañana del
18, se presentó el Secre-tario de Guerra, é
interrogado por el Sr. Vicente Antonio Var-gas si insistia el
Gobierno en tomar por la fuerza el dinero pedido, contesté
que sí.

Reunida la Junta en presencia del
Secretario, éste declaró terminantemente
después de una brevísima discusión, que no
tenía inconveniente moral ni material para tomar por la
fuerza el dinero que se exigía en
empréstito.

En vista de esta terminante declaratoria y de los hechos
que se habían cumplido y se estaban cumpliendo, la Junta
juzgó que estaba consumada la cocción y perpetrada
la violencia del Go-bierno contra el Banco, y resolvió
dejar en la caja del Estable-cimiento la suma de treinta mil
pesos, para que el Gobierno la tomara como obtenida por la fuerza
y sin que mediara contrato ni arreglo de ninguna especie, con lo
cual se levantó la sesión consignándose en
esta acta la siguiente protesta;

« La Junta General de Accionistas del Banco de
Crédito Hi-potecario.

CONSIDERANDO:

« Primero. – Que el día de ayer (diez y
siete de Febrero) fué ocu-pado por la fuerza armada el
local del Establecimiento de orden del Gobierno Nacional y en
presencia de los Secretarios de Estado Sres. Julio E.
Pérez, Vicente Restrepo, Jorge Holguín y Felipe
Angulo;

« Segundo. – Que además de quedar
custodiada por fuerza armada la oficina de caja del Banco y
ocupado todo su local por centi-nelas y guardias, fueron
detenidos durante veintidós horas los ac-cionistas y
empleados del Establecimiento;

«Tercero. – Que habiendo declarado los Sres.
Secretario de Esta-do que si el Banco no otorgaba voluntariamente
el empréstito de treinta mil pesos que se le
exigía, motivo da la detención de los accionistas y
de la ocupación del local con tropa armada, se
tomaría por la fuerza la suma a que monta el
empréstito; Y

« Cuarto. – Que en vista de esto, la Junta
General, obrando bajo la presión de la fuerza,
juzgó que estaba consumada la coacción con-tra el
Banco y dispuso que el Gobierno adquiriera la expresada suma como
tomada por la fuerza y sin que mediara contrato ni arreglo de
ninguno especie

RESUELVE:

« Primero. Protestar solemnemente
como lo hace contra el em-pleo de la fuerza armada de que se ha
servido el Gobierno Nacional pa-ra ejercer coacción contra
el Banco, sus accionistas y empleados ; Y

« Segundo. – Declarar que la suma que
se le ha tomado al Banco ha sido adquirida por la acción
de la violencia, y que si el Estableci-miento hubiera tenido
libertad para obrar, o modo de oponer la fuer-za a la fuerza, no
habría permitido la referida exacción
».

Con lo cual se levantó la
sesión a las diez de la mañana del día diez
y ocho de Febrero.

El Gobernador del Banco, Presidente del
Consejo,

FRANCISCO VARGAS

El Secretario: CARLOS EDUARDO
CORONADO

CAPITULO XXXVII.

Recuerdos
Cronológicos

FROILAN LARGACHA Y MANUEL POMBO; JUAN E.
MANRIQUE Y SANTIAGO PEREZ TRIANA, – CARLOS ARTURO
TORRES.

SUMARIO. – Rasgos biográficos de estos eminentes
colombianos y home-naje a su memoria.

No quiero terminar esta primera parte de mis Memorias
sin consignar unas palabras en homenaje a la memoria de los
individuos cuyos nombres encabezan este capítulo, y que
ocupa-ron puesto principal en el rol de mis mejores
amistades.

El Dr. Froilan Largacha, nacido en Popayán, ha
sido el único hombre que yo he encontrado como prototipo
de la per-fección moral. Si hubiera existido en tiempo de
Diógenes, el fi-lósofo griego habría tenido
que apagar su linterna al encontrarse con ese hombre inmaculado.
Parodiando la frase de Chateaubriand respecto de Napoleón,
puedo decir, sin hipérbole ni exageración alguna,
que el Dr. Largacha poseía el espíritu mas noble y
mas benévolo con que Dios animara el barro humano. Si un
hombre, desengañado de las miserias que acompañan-
a la especie huma-na, se viera sumido en supremo desconsuelo al
ver cuántas baje-zas é iniquidades fermentan en el
corazón del hombre cuando lo dominan el vil interés
o las malas pasiones, habría hallado un consuelo y una
reconciliación con la humanidad al haber conoci-do y
tratado al Dr. Largacha.

Intelectual de intensa fuerza y de vasta
ilustración, ocupó varias veces un sillón en
las Cámaras legislativas, en los Minis-terios de Estado y
en la Suprema Corte Federal hasta llegar a ser uno de los
miembros del Poder ejecutivo plural organizado por la
Convención de Rio-Negro en 1863. En todos estos pues-tos
públicos se distinguió el Dr. Largacha por su
talento, su instrucción, su pericia, y, sobretodo, por su
irreprochable honradez.

Murió pobre, después de haber formado una
numerosa y ho-norable familia, pero dejó una huella y un
recuerdo imperecedero de bondad, de benevolencia y de verdadera
caridad cristiana.

En el curso de su larga vida no ejecuté ni la mas
leve mala acción ni el hecho más insignificante que
pudiera vituperár-sele. Su vida fué una serie de
obras buenas, y si algún hombre pudiera señalarse
como el verdadero Imitador del Sublime Fun-dador del
Cristianismo, ese hombre y solo ese hombre habría si-do el
Dr. Froilan Largacha.

Manuel Pombo fué hijo del célebre D. Lino
de Pombo, el gran Ministro de Relaciones Exteriores de varias
administraciones las cuales registran en su fastos las sabias
-medidas del gran Can-ciller de Nueva Granada.

Manuel Pombo nació en Popayán en 1833,
pero pasó la mayor parte de su vida en Bogotá. Era
uno de los hombres de mayor talento, ilustración y
espiritualismo que yo haya conocido.

Abogado eminente, fué uno de los compiladores de
los Có-digos de Cundinamarca, así como su padre lo
había sido de la Recopilación granadina.

Pombo era notable escritor, poeta genial y, aun cuando
no tan fecundo ni tan brillante como su hermano D. Rafael (el
único poeta coronado que ha tenido la República),
tenía el mismo númen de su digno hermano. El
« Soneto a una mirla» de Manuel Pombo, es 1ma de las
mas preciosas joyas del Par-naso colombiano.

Como amigo y como jefe de familia, Manuel Pombo era
in-comparable. Su cultura exquisita procuraba a sus relaciones
los más gratos solaces, cuando en los días festivos
visitaba a sus ami-gos y admiradores.

Siempre solícito para servir a sus amigos, era el
primero en consolarlos y ayudarlos cuando estaban afligidos por
alguna enfermedad, o por una de las vicisitudes tan frecuentes en
la vi-da. Como critico de arte, especialmente en literatura,
poseía Pom-bo un talento especial. Su juicio recto sobre
todas lais cuestiones de estética literaria, hacían
de sus conceptos fallos magistrales, y como causeur
quizá nadie le superaba en la República.

En su modesto almacén de artículos de
escritorio, situado en la calle í 2, se reunían por
las tardes hombres muy notables de la política y de las
letras a gozar de los encantos de la con-versación de
Pombo. Vi allí algunas veces al célebre facultativo
Dr. Cheyne, a D. Victoriano de Diego Paredes, a Salvador Ca-macho
Roldan, a Teodoro Valenzuela (su hermano político) al
espiritual Januanio Salgar, al culto cuanto talentoso Luis
Bernal, al Dr. Parra, a Eustorgio Salgar y a muchos otros. Todos
nos embelesábamos con la amena charla de Pombo y todos
recibía-mos con respeto y admiración sus
apreciaciones sobre los acon-tecimientos políticos y
literarios de esa actualidad.

Manuel Pombo rehusó siempre altas posiciones
oficiales que le ofrecieron los Gobiernos liberales
después de la revolución de 1860, y esquivé
también todas las ocasiones que le presentaban para tener
éxitos políticos o sociales. Apesar de permanecer
siempre fiel al partido liberal doctrinario, no obstante que su
pa-dre y todos sus hermanos estuvieron afiliados al bando
conser-vador, nunca quiso aparecer como hombre público
militante, por-que su modestia infinita rayana en humildad
dominaba todos sus sentimientos y apagaba cualquiera
ambición que, como en todo ser humano, pudiera surgir en
el fondo de su espíritu. Consagra-do a la educación
de su familia y a procurarse los medios de subsistencia
detrás del estrecho mostrador de un pequeño
alma-cén de útiles de escritorio, Pombo
vivió en la sombra de la po-lítica y de los
esplendores públicos; pero teniendo, como la
lu-ciérnaga, luz propia que brilla más a
proporción que se trata de ocultar, los talentos y los
nobles sentimientos de Manuel Pombo se abrían paso al
través de su modestia y de las sombras, entre las cuales
se deslizó su tranquila existencia.

JUAN E. MANRIQUE

Para tributar un recuerdo u homenaje a la
memoria de uno de los amigos mas queridos y mas estimados que
honraron y protegieron mi existencia, no necesito hacer un boceto
de ese compatriota eminente, de ese hombre extraordinario que se
llamó Juan Evangelista Manrique, porque las trompetas de
la Fama han pregonado sus múltiples y excelsas
cualidades.

Miembro de una familia formada en la
escuela del honor y del trabajo, hizo sus estudios de medicina en
la ciudad de Paris.

En los claustros universitarios y
cosmopolitas del primer cen-tro científico del mundo,
Manrique sobresalió entre todos sus con-discípulos
pertenecientes a diversas nacionalidades, y fué laureado
de la Facultad de Medicina de Paris.

Regresó a Colombia pleno de ciencia
y de sentimientos de amor a su
país.

Establecido como médico, rápidamente
alcanzó el primer puesto entre los facultativo de la
capital y adquirió una nu-merosa clientela. Sus triunfos
profesionales fueron constantes.

Sus principios de liberal doctrinario, formados por
atavismo y por convicciones, lo distrajeron, las mas de las
veces, de sus estudios y trabajos científicos para
llevarlo al turbión de la polí-tica con el fin
generoso de contribuir al progreso y a la civili-zación de
su patria conforme a sus nobles ideales.

En el campo de la política alcanzó tantos
y aun mayores triunfos que en el de la ciencia. Su popularidad
fue extraordina-ria y, en plena juventud, sin antecedentes
políticos o propiamente oficiales, pues nunca había
servido un puesto público, llegó a ser uno de los
Directores del partido liberal cuando éste trató de
reorganizarse después de su caída.

Manrique dedicó a la política y a su
país el mismo entu-siasmo, el mismo desinterés y la
misma fé y abnegación que había tenido en
sus trabajos y estudios científicos. Mas aun. Cuanto
ganaba abundantemente por el ejercicio de su profesión, lo
dedicaba a los servicios políticos y eleccionarios, y,
además, a favorecer a los necesitados, pues su caridad era
tan grande como sus facultades intelectuales.

En 1905 ocupó una curul en la Asamblea nacional
consti-tuyente y legislativa, convocada por el General Reyes. En
el seno de esta Corporación, hizo conocer Manrique sus
grandes dotes de orador parlamentario y de Tribuno.

Sus trabajos en la Asamblea fueron notables
y contribuye-ron poderosamente a la reorganización del
país en esa época memorable, a la cual
consagraré un estudio detenido en la segun-da parte de
esta obra.

En asocio del Dr. Bonifacio Vélez, distinguido y
honorabílisi-mo abogado colombiano, elaboré el
proyecto de reforma consti-tucional para establecer en la
República el principio electoral de la
representación de las minorías el cual, reparando
una injusticia de 30 años, ha sido el factor principal de
la paz ininterrumpida que durante 16 años ha disfrutado la
República.

Nombrado por el General Reyes Enviado Extraordinario y
Ministro Plenipotenciario en Francia, España y
Bélgica, vino a Paris en 1906, en donde permaneció
hasta su muerte acaecida en 1914.

Como diplomático no fué menos brillante
Manrique que como hombre de ciencia y de política. Debido
a sus gestiones se resolvió el intrincado y grave asunto
de las acciones de Colombia en el Canal de Panamá, y su
talento, su actividad y su insuperable dón de gentes
hicieron adquirir para Colombia una elevada posición
internacional y grandes y provechosas relaciones en España
y Francia especialmente.

Con el Gobierno español celebró un Tratado
muy favorable a los colombianos y por el cual pueden éstos
ejercer libremente en la Península y en sus colonias las
profesiones de abogado, ingeniero y médico sin necesidad
de exámenes y sin mas for-malidad que la de presentar sus
diplomas, visados por los repre-sentantes diplomáticos de
España.

Después de la dejación del puesto de
Ministro de Colombia, se estableció Manrique como
médico en Paris y en esta modesta posición
continuó su carrera de triunfos. Bien pronto Manrique
adquirió la clientela de todos sus compatriotas residentes
en Paris y de lo mas selecto de las colonias mejicana, chilena,
argentina y de otras repúblicas de la América
española.

Consagrado con una asiduidad extraordinaria a sus
trabajos profesionales, no dejaba por eso de cultivar con esmero
sus in-numerables relaciones sociales y de proteger constante y
eficazmente a todos sus compatriotas que, tanto por razones de
mala salud como por las vicisitudes tan frecuentes en nuestra
existencia, ocur-rían donde Manrique en solicitud de sus
servicios profesionales, de su bolsa siempre abierta para los
menesterosos, o de sus con-sejos, siempre lúcidos.
Manrique en Paris no solamente fue el Ministro, sino el padre y
protector de sus compatriotas.

Era Manrique un hombre de regular estatura y de
fiso-nomía simpática y distinguida. Su barba espesa
y negra realza la palidez de su tez. Su cabeza era redonda y
grande, casi des-proporcionada al comparársele con el
molde común de los hom-bres, pero apenas capaz de contener
su gran cerebro. Una abundante y tupida cabellera que siempre
conservó, cubría su cuello, pues en los primeros
tiempos llegaba hasta los hombros, como la de los profesores y
artistas europeos, y daba a su fisonomía un aspecto
interesante y noble.

Pero sobre las cualidades intelectuales de Manrique
culmi-naban las de carácter moral y sentimental. Si
Manrique había recibido de la naturaleza un gran cerebro
mas grande era aun su corazón. Su caridad era inagotable.
No había un compatriota o un amigo que tuviese escaceses
de recursos para subsistir que no hallase en la bolsa de Manrique
los medios para solventar sus necesidades.

En Bogotá, además de haber contribuido a
fomentar los Establecimientos filantrópicos y
científicos de la capital, fundó la Casa de Salud
de El Campito destinada a operaciones qui-rúrgicas para
los pobres y el Hospital de San José, que hoy está
en vía de ser terminado y que será el primer
edificio de su género en la capital de la
República. Uno de los pabellones de este ma-gnífico
edificio ha sido bautizado, después de la muerte de
Man-rique, con el nombre de su Fundador.

La vida de Manrique fué una serie de buenas
acciones y de victorias, en el campo de la ciencia, la
política y la diplomacia y, sobre todo, en los de la.
filantropía y de la caridad. Las palmas de sus triunfos
estaban siempre rociadas por las lágri-mas de los
desgraciados a quienes consolaba, curaba y protegía y las
alabanzas que en su loor se levantaban, estaban
acompa-ñadas de sinceras bendiciones.

Tanto en sus trabajos profesionales como en sus obras de
misericordia, le acompañaban las luces de su ciencia y los
im-pulsos de su caridad. Y, así, parecía que en
todo lo que decía, pensaba y actuaba su cerebro y su
corazón se juntaban como impulsores gemelos. Puede
afirmarse que su ciencia era caritativa, como su caridad era
científica.

La vida de Manrique, feliz cual ninguna, porque pocos
hom-bres han tenido los elementos de dicha que tuvo ese hombre
extraordinario tanto por las facultades superiores con que lo
dotó la naturaleza, como por sus éxitos sociales,
pecuniarios, políticos, diplomáticos y
científicos, fue embellecida por la digna compañera
que eligió para la marcha de su vida: la gentil dama,
esposa de Manrique, ha sido la mujer mas noble, mas virtuosa y
mas equilibrada que yo haya conocido y el tipo perfecto de la
distinción femenina. Si la vida de Manrique fué un
pensil de flores en todos los campos, el sol que dio calor y
perfume a los primores de ese jardín intelectual y
espléndido, fué sin duda su encantadora esposa, que
hoy en melancólico retiro llora a su ilustre esposo, a
cuya memoria, como vestal cristiana, ha consagrado los
pensamientos todos y los instantes todos dé su desolada
existencia.

Y a propósito. Viene a mi memoria en estos
momentos la octava real que en un banquete obsequiado a Manrique
por sus numerosos amigos la víspera de su feliz matrimonio
con la gentil Sir Genoveva Lorenzana improvisé, a
petición de mis compañeros anfitriones, al tomar la
primera copa de champaña. Dice así:

« Escucha Juan: los lauros de la
ciencia

Coronan ya tus juveniles sienes.

Alta la frente, limpia la
conciencia

Flores tan solo en tu camino
tienes.

Bendiciones inspira tu
presencia;

Camino del deber no te detienes

Y hoy galardona tu cristiano
celo,

Con uno de sus ángeles, el Cielo.
»

Si con criterio materialista,
pudiéramos juzgar la enfermedad que llevó a
Manrique a la tumba diríamos que ese gran corazón,
que tanto trabajó para hacer el bien, quedó
extenuado y se extinguió abrumado por la intensa labor y
la fatiga, porque Manrique murió de una afección
cardiaca agravada por una pulmonía infecciosa en la ciudad
española de San Sebastian, el 13 de Octubre de 1914, con
todos los auxilios de la Religión católica, de la
cual era Manrique sincero practicante.

Descansa en paz, ioh noble amigo! Cuyo corazón
fué un tesoro inagotable de sentimientos y
prácticas cristianos; ioh esclarecido servidor de tu
patria! Cuyas heridas contribuiste a curar con tus gloriosas
manos; ¡ oh profesor ilustre! que tantos dolores calmaste y
tantas vidas libertaste de la muerte; oh ¡ ciudadano
eminente! que naciste para sabio, viviste como filántropo
y moriste como santo. Descansa en tu morada de luz, en el seno de
Dios quien te colmé de dones y en donde habrás
recibido la mejor de las palmas de tu carrera de triunfos, la de
la ventura imperecedera digno galardón de tus santas obras
y de tus merecimientos

SANTIAGO PEREZ TRIANA.

Si de la existencia hermosa de Juan Evangelista Manrique
pasamos a recordar la de Santiago Perez Triana, hijo digno de D.
Santiago Pérez, encontraremos que, desde otros puntos de
vista, no fué menos resplandeciente, porque aquel ilustre
compatriota, arrebatado tan prematuramente por la muerte,
resumió cuanto puede tener un ser humano para levantarse
sobre el nivel común de sus contemporáneos, por sus
facultades superiores, sus trabajos en la diplomacia y la
literatura y por sus conocimientos en los diversos campos de la
actividad humana.

Santiago Pérez Triana nació
en Bogotá, y desde temprana edad fué enviado a los
Centros europeos para su educación. Estudió en
Francia, Inglaterra y Alemania, y adquirió tal suma de
conocimientos, sobre todo como lingüista y posecdor de
idiomas extranjeros que llegó a ser uno de los hombres mas
ilustrados de Colombia.

Era Santiago Pérez hombre alto, fornido y
robusto. Su fisonomía expresiva y movible revelaba por el
intenso brillo de sus ojos, al través de los inseparables
espejuelos, porque era excesivamente miope, el jugo de su
intelectualidad y los tesoros de su alma.

La pluma de Santiago Pérez Triana no tenía
los esplendores de estilo de la de su padre, pero era tan hermosa
y tan retórica como la de su ilustre progenitor. Como
poeta tal vez le aventajaba y la lírica colombiana
conserva como preciosos tesoros sus composiciones
poéticas.

Pudiendo brillar en todos los campos, aplicó su
mentalidad a las grandes empresas financieras, y aun cuando en
estas tuvo grandes vicisitudes, no por eso dejó de revelar
sus dotes de gran intelectual.

Como prosador era elegante, sonoro y grandilocuente.
Muchas obras dejó y con cualquiera de ellas podría
haberse formado una reputación nacional y aun continental.
Poseía el inglés, el francés, el
alemán, el italiano, como su propio idioma, el castellano,
el cual manejaba don corrección y
maestría.

A proporción que avanzaba en edad, Santiago
Pérez hacía progresos como hombre intelectual. Dice
Lamartine en « El Civilizador » hablando de Milton,
que la falta de luz exterior en sus ojos se había resuelto
en focos de luz interior para producir « El Paraíso
perdido ».

Estas hermosas frases del gran poeta francés
pueden aplícanse perfectamente a Pérez Triana,
porque, a proporción que aumentaba su miopía hasta
llegar casi a la ceguedad, su estilo era mas fecundo en galas
retóricas y su pensamiento en concepciones
profundas.

Pero en donde culminé mas la mentalidad de
Pérez fué en el campo de la oratoria, y es de
allí de donde ha irradiado la fama que envuelve su nombre
en la América Latina. Los discursos de Pérez no
eran preparados en el escritorio y cincelados como los de su
padre. Así, pues, no tenían la donosura y la
perfección de las joyas literarias que surgieron de la
mente de D. Santiago y de las cuales me he ocupado en otra parte
de este libro; pero era mas fluido y espontáneo en la
tribuna que D. Santiago.

En 1906 tuvo lugar una conferencia en La Haya para
tratar de importantes asuntos en ese supremo Tribunal
internacional. Allí se reunieron como Delegados hombres
notables de todas las naciones y especialmente de la
América latina. El Gobierno del General Reyes tuvo el
acierto de nombrar Delegado de Colombia a Pérez Triana, y
éste compatriota sobresalió entre ese grupo de
notabilidades de diversos países y de varias razas.
Pérez Triana discurrió en francés, en
inglés y en castellano con tal precisión y tal
elocuencia que causo la sorpresa y admiración de todos.
Cuando terminó la Conferencia, en la cual figuraban
hombres como M. Bourgeois, el gran estadista francés,
fué Pérez Triana designado para pronunciar el
discurso de clausura de ese célebre Congreso, en el cual
ocupaba desde el comienzo de las sesiones la plaza mas
alta.

No obstante que Pérez estaba ausente de Colombia,
desde muchos años atrás y establecido
definitivamente en Londres, su amor patrio no había
declinado, e impulsado por este sentimiento fundó un
periódico intitulado « Hispania »,
que bien pronto alcanzó circulación y
nombradía en las naciones independientes que antes
formaron el inmenso Imperio colonial de España. Desde las
columnas de su periódico, Pérez, escribía en
castellano o en inglés, artículos brillantes,
llenos de savia y -de profundas concepciones en pró de los
intereses de la América Latina, y especialmente en asuntos
de Derecho de gentes, de los cuales era consumado
maestro.

Cuando se reunió la Conferencia de
americanistas en Washington en 1915, Pérez Triana
fué nombrado representante de Colombia y en esa
conferencia, como en la de La Haya, ocupó el primer puesto
y alcanzó los mayores triunfos oratorios. Sus discursos en
ese Congreso de oradores sur-americanos fueron como el canto del
cisne de nuestro gran compatriota, porque al año siguiente
sucumbió, víctima mas que de las enfermedades
físicas de su intensa labor.

Los discursos de Pérez Triana han
tenido repercusión en casi todas las repúblicas del
Continente Sur-americano, en donde su muerte prematura (pues
apenas contaba cuando falleció 57 años) ha sido
lamentada en la Argentina en Chile, en el Brasil, en Colombia, y
en los Estados Unidos de América.

El Poder ejecutivo y el Congreso de Colombia decretaron
honores a su memoria, y últimamente he visto honrosos
artículos necrológicos escritos en Buenos-Aires y
en Montevideo por sus compañeros y admiradores del
Congreso de La Haya.

Pérez Triana, además de ser patriota,
escritor y orador, era un hombre de gran corazón, y su
caridad con los desgraciados, y su lealtad para sus amistades,
habían colocado su ser moral a la altura de su ser
intelectual. También era un admirable « causeur
» y nada había mas deleitoso que pasar el tiempo
escuchando, como los acordes de una música desconocida e
indescriptible, la conversación vívida y pintoresca
de Pérez Triana.

Pérez Triana, con quien siempre cultivé
las mas cordiales relaciones de amistad, nunca dejó de
corresponderse conmigo. En sus cartas que llevan impreso el sello
de su natural elocuencia, me dirigió voces de aplauso, mas
benévolas por parte de él que merecidas por mi,
cuando publiqué mi libro de « Escritos y Discursos
» en 1906.

Con motivo de la aparición de este libro, me
alenté mucho (aun con instancias repetidas) para que
escribiera y publicara mis Memorias, y cuando supo, poco antes de
morir que yo había emprendido este trabajo, me
ofreció espontáneamente escribir un Prólogo
para, la obra. En carta que tengo a la vista, se registran los
párrafos que publico al frente de este libro, no tanto por
vanidad (aun cuando sí debe inspiraría un elogio de
Santiago Pérez Triana) cuanto para dar una idea de su
carácter noble y de su amistad franca y leal.

CARLOS ARTURO TORRES

En esta postrer galería de muertos ilustres de
Colombia a quienes tuve ocasión de conocer de cerca y de
tributar homenajes de amistad y de admiración profunda y
sincera, no debo dejar de hacer figurar, siquiera seo a grandes
pinceladas, la gallarda figura de Carlos Arturo
Torres.

Nacido en el Estado de Boyacá, la mas populosa de
las Secciones que formaron la antigua Unión colombiana,
Carlos Arturo hizo sus estudios en la capital de la
República y desde sus primeros años reveló
notables dotes de escritor y de poeta.

Sus primeros ensayos literarios tuvieron lugar como en
casi todos los de intelectuales de Colombia en el campo de la
poesía. Mas tarde cultivó el Drama y con la
representación de su primera obra, alcanzó
reputación de literato.

La carrera de Torres fue rápida y
espléndida. Dedicado al periodismo, muy pronto sus
escritos fueron objeto de la admiración general y para
todos su pluma fué sorprendente
revelación.

Después de los Pérez Carlos Arturo Torres
ha sido el mas galano y vibrante escritor de la comunidad liberal
de Colombia.

Cuando redactaba y dirigía el Nuevo Tiempo, en
compañía del Dr. José Camacho Carrizosa,
(sabio economista eximio intelectual y hombre sin tacha y sin
reproche, quien, como representante al Congreso nacional,
echó las bases dé la redención
económica de Colombia con la célebre ley 33 de
1904) y cuando preparaba Torres los editoriales del Diario,
repito, los amigos y contertulios de su oficina de
redacción quedábamos sorprendidos al ver su
facilidad para escribir. Sin dejar de conversar con nosotros, con
su voz dulce y timbrada como la de un tenor, y sentado delante de
su mesa en un rincón de la sala movia rápidamente
la pluma tan inclinado sobre el papel (porque era excesivamente
miope y se quitaba los anteojos cuando escribía), que
parecía que mas que con la peñola redactabas con la
nariz y con los ojos. Minutos después, terminado el
artículo llamaba al cajista y lo entregaba sin releerlo,
para la composición en la imprenta. Algunas veces le
pedíamos que nos leyera lo que acababa de escribir y
quedábamos sorprendidos de la elegancia de la forma, de la
fecundidad del pensamiento y de lo impecable del improvisado
escrito.

En 1903 fué llamado Torres a ocupar el Ministerio
del Tesoro y Crédito Nacional por el Vice-Presidente
Marroquín, después de los dolorosos acontecimientos
que produjeron el rapto del Istmo de Panamá.

En esa época quiso el Vice-Presidente llamar al
Gobierno, a uno de los mas salientes miembros del partido
liberal, para que acompañase al Gobierno de la
Na9ión en los negros días de duelo que siguieron a
la terrible revolución trienal y a la secesión de
Panamá. Para este llamamiento escogió a Torres,
quien se había distinguido por su ecuanimidad, su juicio
acertado en asuntos políticos, su elevado patriotismo y su
espíritu conciliador y moderado.

En virtud de ese llamamiento, Torres vino a ser el
primer liberal que, después de un eclipse político
de cerca de 20 años, ocupé un sillón en el
Ministerio ejecutivo dé la Nación.

En este puesto elevado. Torres reveló dotes
desconocidas de financista como antes había sorprendido
desde muy joven por su númen de poeta y por su talento de
prosador.

Antes de ocupar un puesto en el Ministerio ejecutivo.
Tomes había acompañado al ilustre Dr. Esguerra en
la misión financiera enviada, por el Presidente
Sanclemente, a Europa para arreglar los asuntos relativos a la
prórroga del Contrato del Canal de
Panamá

En 1905, Torres fue nombrado Cónsul
de la República en Liverpool para donde se vino
recién casado con una bella dama, flor exquisita del
jardín bogotano.

En Liverpool Torres, obrero infatigable del pensamiento,
produjo su magnífica obra « Idola Fon
», que es un verdadero tesoro de filosofía
política y de profundas apreciaciones sobre la historia y
situación de nuestra patria. También en esa
época produjo la lira de Torres, su hermosa
composición intitulada « En la Abadía de
Westminster », en la cual no se sabe qué
admirar más, si la forma exquisita de los versos o la
profundidad de los pensamientos y la ilustración que
informan esa bella poesía.

Al regresar a Colombia, Torres volvió a la arena
periodística y fundó un nuevo periódico
intitulado « La Civilización » en el cual hizo
brillar aun mas sus dotes geniales de escritor, avigoradas con
los conocimientos que había adquirido en el viejo
mundo.

Nombrado por el Gobierno del General Gonzáles
Valencia Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en
Venezuela, (la misión diplomática mas importante
que tiene Colombia por razones de vecindad y de cuestiones
pendientes de límites) Torres desempeñé este
delicado puesto con tanto acierto como los anteriores. En
Caracas, auténtico centro de cultura intelectual y social
(digna patria del Libertador Bolivar), Torres alcanzó bien
pronto una alta posición literaria y social. Nombrado
miembro de las Academias de la Lengua y de la Historia en
Venezuela como antes lo había sido en las de Colombia,
fué estimado y admirado en la República hermana
como en su misma patria.

Desgraciadamente la implacable muerte, que casi siempre
es inoportuna, cortó esa existencia brillante, en plena
juventud.

El Gobierno de Venezuela le hizo un entierro pomposo y
solemne y su Patria agradecida le decreté honores y
mandó colocar su retrato en los salones del Capitolio
Nacional.

Torres tenía una simpática figura y una
cultura exquisita. Afable y suave, se captaba las voluntades y el
cariño de cuantos trataba. Si se hubiera necesitado
escoger un individuo que pudiera servir para Director de una
asociación femenina, no se habría podido encontrar
un hombre mas a propósito y mejor dotado para tan delicado
puesto. Torres parecía haber nacido para vivir entre
damas, ya fuera en los salones sociales, o con las bellas letras
en los gabinetes de estudio.

Con los destellos de la pluma de Torres fué
honrado el libro de que he hecho mención y que
publiqué en 1906.

Las hermosas líneas que él escribió
a guisa de Prólogo y por espontánea benevolencia
suya me han causado orgullo y satisfacción, y quiero
reproducir algunos de sus apartes al frente de esta obra pon las
mismas razones que me han movido a insertan algunos
párrafos de la carta de Pérez Triana. El escrito de
Torres reveía, además de sus sentimientos elevados,
la belleza y delicadeza de su estilo, aun al tratar asuntos o
temas insignificantes. Reciba este noble y bondadoso amigo, gala
de la sociedad y de las letras de Colombia, y en su
mansión de reposo eterno, este humilde homenaje que como
tributo sobre su tumba.

CAPÍTULO XXXVIII.

Resúmenes y
Conclusiones

PRIMERA PARTE.

SUMARIO. Reflecciones patrióticas
inspiradas por las reminiscencias de este libro. – Durante un
ciclo de 80 años ninguna parcialidad política pudo
dar la paz a la República apesar de haber gobernado todas
ellas. – Causas políticas, históricas,
físicas, administrativas, económicas y fiscales
que, en mi opinión, han impedido el orden y el progreso
del País.

Termino aquí la primera parte de mis
Memorias.

La narración de sucesos
políticos episodios y anécdotas ininteresantes,
ocurridos durante un ciclo de 25 años, o sea desde 1860
hasta 1885 queda consignada en las anteriores
páginas.

La segunda parte de la obra abrazará
un período mas largo, o sea desde 1885 hasta la
época presente.

Durante el primer período he
figurado como actor militante en el Parlamento, en el
profesorado, en la política y en la diplomacia de
Colombia, y es por esto por lo que el libro que concluyo tiene un
marcado sabor autobiográfico.

La segunda parte de la obra se
referirá a todos los sucesos políticos, militares y
sociales, dignos de memorarse, que he presenciado en el escenario
nacional desde la barrera, porque estando separado de los puestos
oficiales y consagrado a labores bancarias y mercantiles,
dejé de ser actor para convertirme en espectador
imparcial.

Pero no por esto he dejado de acudir al
llamamiento a lista que me han hecho los Directores del partido
liberal, y en la tribuna popular, y especialmente en la prensa,
no dejé de prestar mi humilde concurso a la
reorganización de la gran Comunidad política,
á la cual he pertenecido desde mi infancia; pero siempre
como apóstol de la Paz, y subordinando los intereses
partidaristas, de carácter transitorio, a los intereses
permanentes y sagrados de la. Patria.

En 188~ se realizó una gran
transformación política en Colombia, como lo dejo
relatado. El partido liberal que imperaba en la República
desde 1861, cayó bajo el peso de sus imprevisiones y de
sus errores, elementos que Nuñez aprovechó para
separarse de las filas liberales y establecer la reacción
política mas trascendental que ha tenido la
República después del triunfo de la
Revolución de 1860. Esta reacción, llevada a cabo
bajo la suprema dirección de Nuñez por el nuevo
Partido que él formó, compuesto de elementos
liberales adictos a él personalmente y de todo el partido
conservador, se conoce en la historia política de Colombia
con el nombre de Regeneración.

En esa época, todavía
Nuñez conservaba cierto rubor político por haber
abandonado las filas liberales. No obstante que la
Constitución de 1886, Epifanía de la
reacción contra el federalismo exagerado de la
Constitución de Rio-Negro, es un Código perfecto en
cuanto a las garantías sociales se refiere y desde este
punto de vista un Estatuto genuinamente liberal, Nuñez no
quiso sancionarlo ni mandarlo ejecutar, sin duda porque la
organización de los Poderes públicos, especialmente
del Ejecutivo acusaba una forma mas autoritaria y
despótica que las de las monarquías
dinásticas de Europa. La irresponsabilidad del Presidente,
la exagerada centralización política y
administrativa la facultad del Poder Ejecutivo para hacer leyes y
todos los nombramientos del tren gubernamental, desde los
Magistrados de la Suprema Corte Federal hasta los últimos
porteros de las oficinas; la prohibición constitucional de
establecer la instrucción primaria con carácter
obligatorio, pero especialmente los artículos
alfabéticos llamados de carácter transitorio que
anulaban por tiempo indefinido las garantías individuales,
tan ampliamente consagradas en la Constitución y algunas
otras disposiciones de carácter netamente reaccionario,
repugnaron probablemente a Nuñez en cuyo espíritu,
apesar de estar enardecido por la insensata revolución de
1885 y por la resistencia de los liberales radicales a hacer las
reformas que imperiosamente exigía el país, se
conservaban aun, en medio de cenizas, los sentimientos y
principios del viejo liberal.

Tan luego como la Constitución de
1886 fué expedida por el Consejo de Delegatarios,
Nuñez se separé con licencia del Poden y
llamó a ocupar el alto puesto al General José Maria
Campa Serrano, Primer Designado y a quien correspondía el
ejercicio del Ejecutivo por no haberse aun elegido el
Vice-Presidente creado por la misma
Constitución.

Así, pues, al General Campo Serrano,
uno de los personajes mas gallardos y caballerosos de la
Regeneración, correspondió el honor de sancionar el
nuevo Código.

El triunfo del liberalismo en los campos de
batalla se cristalizó en la Convención de
Rio-Negro, célebre cuerpo histórico que
expidió la Constitución de 1863.

Por esta Constitución casi
idílica, llamada por un diplomático americano
la anarquía organizada pudo gobernar el
liberalismo durante un periodo de cerca de un cuarto de siglo,
pero aun cuando los administradores públicos durante ese
Ciclo histórico fueron magistrados intachables por sus
procederes honrados y patrióticos, no pudieron conservar
la paz en las Secciones, y las revoluciones locales, con su
secuela de desastres, se sucedieron casi crónicamente, en
tanto que el gobierno nacional con la Guardia colombiana
encargada de mantener el orden en la nación tenía
necesidad de presenciar desde su palacio los incendios parciales
de los Estados soberanos, sin poder hacer siquiera un gesto
gubernamental para apagarlos.

La revolución de 1877 fué un
movimiento del partido conservador para recuperar el Poder
perdido, apoyado en el armamento del Estado soberano de
Antioquia, en la división de los liberales producidos por
los escándalos electorales de 1876, y en el movimiento de
rebeldía contra las escuelas normales dirigidas por
profesores alemanes, en su mayoría
protestantes.

Debilitado el partido liberal por la lucha
y, siendo el Pacificador principal, el General Trujillo, corifeo
del partido independiente, amigo y admirador de Nuñez, el
advenimiento al Poder de aquel Caudillo trajo por resultado la
elección sin oposición del estadista cartagenero.
En el curso de esta obra dejo relatados los principales sucesos
de la revolución de 1885 y del establecimiento del sistema
llamado la « Regeneración » con lo
cual termino mi trabajo.

Los delegatarios de 1886 al expedir la
Constitución de aquel año creyeron muy
sinceramente, y así lo expresó en su
alocución el Presidente de aquella Corporación, al
presentar a la República el nuevo Estatuto, que con el
sistema central que éste establecía, y con los
amplios Poderes que daba al Poder ejecutivo para reprimir
cualquier movimiento revolucionario, la era de las guerras
civiles quedaba definitivamente cerrada en la República de
Colombia, la cual, desde entonces dejó de llamarse
Unión Colombiana, como había sido bautizada en
1863.

Desgraciadamente estas
halagüeñas esperanzas se desvanecieron y, apesar de
que en las administraciones conservadoras que se siguieron a la
Constitución de 1886 se dictaron medidas vigorosas, la
guerra civil estalló en 1895, y en 1899.

La última gran revuelta nacional que
tuvo lugar en 1899, al terminar el anterior siglo, ha sido la mas
sangrienta y la mas larga de cuantas han desolado la
República en su marcha azarosa y agitada después de
la emancipación. Respecto de ella me ocuparé
extensamente en la segunda parte de éste libro.

Como corolario de la parte que puede
llamarse política e histórica de mis Memorias,
quiero consignar algunas consideraciones sobre las causas de la
agitación permanente y de las guerras civiles que han
agitado la. República de Colombia, y que ha retrazado el
advenimiento de la era de paz sólida y progreso positivo
de que disfrutan las Repúblicas latinas del Sur y la gran
nación lusitana de la. América: Chile, el Brasil y
la. República Argentina.

Tales causas son de diverso origen.
Empezaré por las

CAUSAS POLÍTICAS E
HISTORICAS

En los comienzos del pasado siglo, la
colonia española, demarcada bajo el nombre de virreinato
de Nueva Granada, alcanzó su emancipación y
adquirió existencia y posición independiente
después de una década de lucha
encarnizada.

Casi la totalidad de los hombres de la
Independencia eran criollos, descendientes de españoles o
peninsulores establecidos en la colonia y asimilados a sus
intereses y aspiraciones en la vida independiente, y todos
habían recibido legados de virtudes y de vicios de
raza.

Cuando nuestra Patria conquistó sus
fueros de pueblo emancipado, se conservaba en todo su vigor el
prestigio de dos grandes y recientes acontecimientos
políticos: la revolución francesa, con la
proclamación de los Derechos del hombre, y el
establecimiento de los regímenes constitucionales y la
creación como Estado independiente de las colonias
inglesas del norte de América.

Obedientes a impulsos generosos y a
elucubraciones políticas, engendradas por el
espíritu de su tiempo y el prestigio de los dos grandes
sucesos políticos que dejo mencionados, los fundadores de
nuestra Patria adoptaron unánimemente para constituir la
nueva nacionalidad la forma fundamental mas avanzada, que es la
República, y el régimen popular, que es la
Democracia.

Por iguales motivos, los que sucedieron a
nuestros libertadores, en la dirección de los destinos
públicos, trabajaron con empeño en asimilarse los
sistemas constitucionales de gobierno de otros países,
preocupándose casi únicamente del adelanto
político de la nación y descuidando su progreso
positivo ; porque creían erróneamente que la
felicidad de un pueblo depende mas de las instituciones que de su
bienestar económico, de su buena educación y de su
engrandecimiento material.

Y no obstante estar todos unidos en la
forma republicana y en el régimen democrático, la
sociedad política de Colombia se ha partido en bandos
opuestos y encarnizados que se han disputado, como si fueran
naciones extrañas dentro de la misma patria, la
posesión del Poder y la dirección de los destinos
populares.

De ahí la serie de constituciones
que ha tenido la República en su corta existencia y las
continuas guerras civiles que han desacreditado, empobrecido y
desmoralizado nuestro país; de ahí las
interminables discusiones sobre asuntos políticos, y la
incuria y desdén para atender a los intereses positivos y
permanentes de la nación.

Siete grandes revueltas civiles y siete
constituciones en las cuales hemos ensayado los principios
republicanos democráticos en todas sus variedades, forman,
como sucesos culminantes y casi únicos la historia
política de Colombia en los 80 años del ciclo
contado desde 1822, época en la cual terminó la
guerra de la Independencia, hasta 1902, cuando fué
pacificada la República por haberse apagado el incendio
revolucionario encendido en 1899.

Durante ese largo período de
agitaciones políticas y de revueltas sangrientas, nuevos
partidos, formados por intereses individuales o colectivos de
carácter personal, mas que por principios o ideales
políticos, han surgido en el seno de la sociedad
colombiana.

Para remediar esos males, las clases
dirigentes de la política creyendo erróneamente que
la etiología de los males públicos radicaba en las
instituciones, han ensayado todos los sistemas de la
República en sus diversas formas.

Y, con efecto, todo se ha ensayado en
Colombia: república central, república federal,
régimen mixto ; constituciones liberales como las de 1832,
1853 y 1863 ; constituciones conservadoras como las de 1842 y
1886; constituciones templadas o moderadas, de 1830 y 1858;
periodo presidencial de 2, 4 y 6 años ; sufragio universal
y sufragio restringido ; elecciones directas y elecciones
indirectas y de segundo término ; patronato, divorcio de
Roma, y Concordato; libertad industrial y monopolio;
expansión y restricción del principio de autoridad
y del de libertad; ampliación y limitación de las
garantías sociales ; organización del gobierno (en
1863) llamada por algún Ministro diplomático
extranjero « Anarquía Organizada », y
« Organización del Despotismo ». La
República, en fin, en todas sus formas y la Democracia en
todos sus derivados y variaciones. Bolivianos, santanderistas,
ministeriales, conservadores, liberales, centralistas,
federalistas, gólgotas, draconianos, radicales
doctrinarios, guerristas, históricos y nacionalistas, los
partidos todos tomaron puesto en el recinto del Gobierno y
dirigieron los destinos del país. Y durante el ciclo a que
se refiere esta disertación, en el decurso de So
años, ni las constituciones, ni los civiles, ni los
militares, pudieron establecer el orden ni asegurar la libertad,
ni garantizar la propiedad, ni procurar el bienestar y el
progreso de la República.

Bastará recordar la marcha
política de la república durante ese período
para deducir que, estando todos los colombianos con formes con la
forma republicana y el régimen democrático, sin
discrepancia en lo mínimo respecto de estas bases
fundamentales de la organización política de
nuestra patria, no se explica ante la filosofía de la
historia, como ha sido posible que, durante ocho décadas,
haya podido permanecer nuestra sociedad en constante lucha, con
tantas acciones y reacciones, en el campo de la
política.

Resumiendo las causas políticas
é históricas de esta profunda división de
la. sociedad de Colombia que ha llegado hasta el extremo de que
el odio entre los partidos haya sido el único alimento de
nuestras energías políticas, pueden cristalizarse
en el sentimiento atávico, legado por los colonizadores
españoles, quienes como todos los latinos, se han
preocupado mucho de los principios y teorías e intereses
políticos, y muy poco de los verdaderos intereses
económicos y de progreso material, que distinguen a los
pueblos de las razas que pueblan los paises del Norte en Europa y
en América. La imaginación ardiente de los latinos,
y su espíritu constantemente agitado por ideales
políticos, han producido las agitaciones, cambios y aun
revueltas armadas que han afligido la América
española, con una sola excepción durante cerca de
un siglo.

CAUSAS FÍSICAS Y MIXTAS.

El vasto territorio de la República
de Colombia tiene un sistema orográfico extenso y
enmarañado, de manera que ha sido muy difícil y
casi imposible establecer una red ferroviaria que ponga en
rápida comunicación unas regiones con otras, para
producir el intercambio y el desarrollo comercial. Pocos
países cuentan con la riqueza natural que tiene Colombia,
porque disfrutando de las condiciones de todas las zonas con
regiones situadas al nivel del mar y en progresión
ascendente hasta 5.000 metros de altura, la industria
agrícola puede tener un desarrollo ilimitado en la
producción de los frutos y cultivos. Pero, no pudiendo dar
salida a los sobrantes de esos productos, después del
consumo interior, para venderlos en los mercados extranjeros,
como ha hecho la Argentina con los cereales y el Uruguay con sus
ganados, por falta de vías de comunicación
rápidas y baratas, la riqueza agrícola de Colombia
no ha sido factor hasta ahora para la prosperidad
nacional.

La riqueza minera de Colombia es
múltiple y grande. En el territorio de la República
existe la primera y mas rica mina de esmeraldas del mundo, y
minas de platino que casi son las únicas que proveen a las
otras naciones. Tenemos minas de petróleo, de
carbón, de mercurio y de otros minerales y, como productor
de oro, Colombia tiene el quinto puesto en el orbe.

La falta de brazos para la agricultura, por
las pérdidas grandes que ha tenido ía
población durante las guerras civiles y la carencia de
inmigración extranjera (que ha contribuido principalmente
al desarrollo de la riqueza en los Estados Unidos, Chile, Brasil,
Uruguay y la Argentina) han sido también causas del
estancamiento de nuestro progreso material.

No obstante haberse dictado buenas leyes
para fomentar la inmigración extranjera, los climas
insalubres de las costas tropicales y la falta de fáciles
comunicaciones con las ricas regiones del interior de la.
República, han impedido que la población que carece
en Europa de medios de adquirir riqueza y aun de subsistir y que
se asfixia en su relativo reducido territorio, vaya a buscar en
las inmensas pampas de Colombia, en sus hermosas y
fértiles altiplanicies y en las entrañas de su
riquísimo suelo, los elementos de enriquecimiento y de
bienestar que les falta en el viejo mundo, como los han buscado y
hallado en las regiones similares de zona templada del Brasil,
Chile, Uruguay y la Argentina.

La falta de desarrollo de nuestras riquezas
nacionales y el consiguiente empobrecimiento de nuestro pueblo,
han llevado a los caudillos militares, las mas de las veces, a
buscar los medios de subsistencia y de engrandecimiento personal
en los azares de la guerra civil, o en las intrigas y
acomodamientos de la política. Así pues, puede
decirse que en Colombia las primeras sino las únicas
industrias de carácter nacional y popular, han sido la
guerra civil y la política.

De esto ha dependido nuestra crónica
agitación interior y el empeño en triunfar en las
elecciones para obtener puestos públicos, gajes y
contratos del candidato triunfante. Por esto es por lo que en
Colombia la popularidad de un Presidente llega hasta el momento
en que distribuye el Presupuesto. Todos los que quedan fuera del
banquete oficial se retiran hoscos a los campos de la
oposición, en donde conservan el fuego de la hostilidad y
aun del odio contra el gobernante.

Siendo pues la industria política la
que mas fácilmente ofrece medios de encumbramiento y de
riqueza individual, las verdaderas fuentes de riqueza que tiene
nuestro suelo de privilegiada situación al norte del
continente sur-americano, y entre dos grandes océanos, son
desdeñadas o repudiadas por la mayoría del pueblo
colombiano.

Otras de las causas de nuestro retraso en
el camino del progreso positivo ha sido la falta de un buen
sistema de instrucción primaria que coloque al pueblo
colombiano, (en lo general inteligente y de índole mansa y
buena) en situación de conocer sus verdaderos intereses y
derechos, y de cumplir sus deberes cívicos, La
instrucción apagaría los ímpetus revoltosos
y evitaría el ascendiente de los caudillos militares que
han sido los que han prendido la guerra civil por intereses
personales o partidaristas, mas que por ideales
políticos.

A este respecto, la Constitución de
1885, liberal en cuanto a las garantías sociales se
refiere, incurrió en el grave error de prohibir el
establecimiento de la instrucción primaria obligatoria,
como existe en los países mas adelantados del mundo
civilizado, porque la ignorancia del pueblo es la causa eficiente
de su atraso, de sus desórdenes y aun de sus
desastres.

La guerra de la Independencia, que en
Colombia y Venezuela fué mas encarnizada y mas larga que
en ninguna otra colonia española, engendró los
héroes y caudillos militares quienes, creyéndose
dueños del territorio emancipado, quisieron ser los
únicos dominadores de las nuevas nacionalidades. Es por
esto por lo que durante un largo período fueron
Presidentes de la República, o jefes de revolución,
algunos próceres de la independencia.

Las guerras civiles, promovidas por la
ambición de los Caudillos de la Independencia, produjeron
otros Héroes o Caudillos que se pueden llamar de segundo
término, y estos a su turno fueron promotores de nuevos
disturbios.

Digno es de anotarse en estas apreciaciones
de filosofía de la Historia sur-americana, que el pueblo
mas reposado de la América española ha sido la.
República de Chile en donde la guerra de Independencia
fué corta, y en donde no ha habido mas de una guerra
civil, durante su existencia secular. En el Brasil se
realizó la independencia sin efusión de sangre por
haber huido el rey de Portugal arrojado, al otro lado de los
mares, por Napoleón I y haber fundado un Estado
independiente en su inmensa y riquísima colonia americana.
Mas tarde el Brasil cambió la forma monárquica por
la de república federativa, sin ningún
derramamiento de sangre. Así pues, en su historia
política no ha habido héroes de la independencia ni
caudillos militares de gran prestigio, y es muy posible que a
estas felices circunstancias se deba principalmente la riqueza y
el desarrollo de la gran República lusitana, que hoy
cuenta con una población de mas de 20 millones de almas,
sabias instituciones y un territorio casi todo civilizado que
ocupa el cuarto lugar por su extensión en el
mundo.

CAUSAS ECONOMICAS Y FISCALES.

Después de la guerra de
Independencia, el problema económico fiscal ha sido el mas
complicado y, al parecer insoluble, de nuestra Patria. El
desequilibrio crónico de nuestros presupuestos, la falta
de un sistema tributario científico, y la avidez de los
representantes del pueblo, encargados de fijar las rentas y
gastos de ía nación, para favorecer
únicamente las circunscripciones electorales que
representan, han sido también factores de nuestro retraso
en la vía de la civilización y de las dificultades
constantes de los gobiernos para gobernar, a contentamiento
general y con acierto, apesar de sus buenos propósitos y
de su probidad.

Y con efecto. Nosotros carecemos de un buen
sistema aduanero

que fije los derechos de
introducción por el sistema de ad
valorem,

y no del ¡eso, para que
recaigan los impuestos sobre la riqueza,

y no sobre la pobreza de los
consumidores.

Para este objeto, no bastan las diversas
clases fijadas por las tarifas de aduana, porque las telas y
objetos que consumen los ricos vienen a pagar un derecho menor
que las que sirven de consumo a las clases pobres a pesar de que
las primeras estén clasificadas entre las mas altas clases
de la tarifa y las segundas entre las mas bajas. Un bulto de
bayeta, por ejemplo (tela que solo consume el pueblo) colocado
entre la clase cuarta, paga mas por el sistema de derechos al
peso que un bulto de sedería destinado al servicio de los
ricos, aun cuando se halle colocado en las altas clases de la
tarifa.

Los representantes al Congreso nacional no
se consideran, cuando llegan a la capital de la República,
como funcionarios nacionales, llamados por la Constitución
a resolver los graves problemas que afectan a los intereses
generales y permanentes del Estado sino que se creen
representantes seccionales de la Provincia o
Circunscripción que los ha elegido. Cada diputado se
preocupa casi exclusivamente de favorecer a su región y de
sacar del Tesoro nacional, por medio de leyes de favoritismo, lo
mas que pueda como botín de país conquistado para
contentar a sus electores y favorecer los intereses de las
provincias que representan. Esta es una de las principales causas
de las dificultades fiscales que en cada año tiene la
administración ejecutiva de la nación. Y aun cuando
se aumenten los impuestos y se acrecienten las rentas, siempre el
presupuesto de gastos, empíricamente acordado, ofrece un
déficit de consideración.

CAUSAS ADMINISTRATIVAS

En el año de 1912 concurrí
por la última vez a la Cámara de representantes de
Colombia, habiéndome excusado de asistir a las sesiones
del año anterior por hallarme en Europa con mi
familia.

Durante aquellas sesiones pude observar que
el espíritu patriótico que animaba en los tiempos
anteriores a los representantes del pueblo colombiano, se
había extinguido y había sido reemplazado por
sentimientos egoístas y frívolos de tal manera que,
en su gran mayoría. los miembros de la Cámara de
Diputados, se fastidiaban por las discusiones de los proyectos de
interés general y se preocupaban únicamente de
favorecer los intereses partidaristas y los de sus
circunscripciones electorales. Recuerdo que, entre varios
proyectos que yo presenté, se hallaba uno muy extenso por
el cual se disponía el establecimiento y
reorganización de las carreras diplomática y
consular, como existe en todos los países civilizados.
Aprovechando mi ausencia, en una de las secciones nocturnas, la
mayoría de los Señores representantes tuvo a bien
suspender indefinidamente mi proyecto, dizque porque era
demasiado largo y no habría tiempo de discutirlo durante
los pocos días de sesiones que faltaban.

Lo mismo aconteció con un proyecto
de Código penal, obra

del sabio jurisconsulto, Doctor José
Vicente Concha, y fruto de sus estudios durante muchos
años. Este Proyecto, que tenía por objeto
reemplazar al Código, deficiente por una parte y
draconiano por otra, calcado sobre el que fué expedido en
1837, consagra todos los principios que la ciencia moderna ha
pregonado en el importante ramo de la penalidad, y está
basado en el excelente Código de Italia, nación que
se ha distinguido siempre por sus adelantos en ese delicado ramo
y en todos los demás de la administración de
justicia, tal vez por tradición o herencia de los
romanos.

El Código Concha pasó a una
comisión y allí fue sepultado en vida sin que ni en
esa legislatura. ni en las siguientes, que yo sepa, haya sido
considerado, ni discutido.

Los representantes se ocupan constantemente
en mercados de diputaciones para favorecer a las respectivas
provincias electoras, y de esta manera descuidan sus altos
deberes de funcionarios nacionales.

Otro de los grandes defecto; y errores en
que incurren los miembros del Congreso, es el de decretar leyes
de honores con una prodigalidad lastimosa, lo cual hace perder un
tiempo precioso en las discusiones y votaciones que deben ser
secretas y que desprestigian el objeto de esas mismas leyes.
Cuando muere un individuo, sea o no personalidad importante en la
política, en las letras o en las industrias, el amigo o
los amigos personales que ocupan puesto en las Cámaras
presentan inmediatamente un proyecto de honores a la memoria del
difunto, con el acompañamiento de la partida del
presupuesto para la erección de una estatua, o, por lo
menos, de un retrato al óleo que debe ser colocado en el
salón del Capitolio o de las altas oficinas
nacionales.

En 1912 se decretaron muchas leyes de
honores y muy pocas de interés general.

No tengo noticia de que, en ninguna otra
nación, el Cuerpo legislativo expida leyes de honores a
los ciudadanos muertos, por gloriosos que hayan sido sus hechos
durante la vida y grandes sus merecimientos. En Francia, por
ejemplo, nación que ha servido de modelo a Colombia, no se
han decretado honores por el Parlamento ni a Napoleon, ni a
Victor Hugo, ni a Pásteur, ni a otros grandes hombres de
fama universal. Cuando murió el célebre Brisson,
Jefe del partido radical francés, perenne candidato para
la Presidencia de la. República y Presidente inamovible de
la Cámara de Diputados, el sucesor en dicha
Corporación hizo, al tomar posesión, un elogio del
ilustre finado, pero a nadie se le ocurrió presentar un
proyecto de honores a su memoria.

Si el difunto tiene importancia real por
sus méritos y servicios a la patria, no hay necesidad de
la ley que dicte el Congreso porque su memoria está
suficientemente honrada por la fama. en la conciencia popular y
si el finado carece de títulos para los honores
legislativos, la ley está basada sobre cimiento falso y es
ilícita e injusta

En todos los pueblos, los honores para un
muerto ilustre y las estatuas que él merece, surgen de la
acción popular y del renombre que haya alcanzado entre sus
conciudadanos.

En casi todos los países bien
organizados corresponde al Cuerpo Legislativo y especialmente a
la Cámara de Diputados, establecer las rentas, decretar
los impuestos y los gastos para el servicio público en los
diversos ramos de Administración. En lo general, entre
nosotros la discusión del presupuesto se deja para los
últimos días de las sesiones y entonces los
representantes expiden una ley empíricamente discutida
desordenada y a veces monstruosa, presentando un déficit
enorme entre las rentas y los gastos porque éstos
están aumentados considerablemente y aquellas disminuidas
por las exenciones de impuestos a las secciones.

Las causas que dejo apuntadas, han
engendrado el crónico problema fiscal que se traduce por
la disminución de las rentas y por el exceso de los
gastos.

El problema económico, del cual
depende en gran parte el problema fiscal, no puede resolverse en
la República sino por el desarrollo de la riqueza natural,
por medio de ferrocarriles y de la baratura de las vías de
comunicación, para que Colombia pueda, con el intercambio
en el interior y con la exportación alcanzar la riqueza a
que tiene derecho por los dones que le ha otorgado la naturaleza
y por la buena índole e inteligencia de sus
hijos.

El sistema tributario que existe en
Colombia es antiguo, empírico y defectuoso. No hay
contribuciones directas, propiamente dichas, sino las que gravan
la propiedad raíz. Las principales rentas del Estado son
las que emanan de los derechos de importación y de las
salinas. La primera se administra por el viejo sistema del
peso y no por la tarifa ad valorem.

Además la recaudación de la
renta de aduanas se hace por medio de empleados que en lo general
descuidan los intereses nacionales, y son como casi todos los
individuos asalariados en la administración
pública, negligentes y perezosos. Sabido es que no hay
peor administrador que el Gobierno, así como no hay peores
dependientes o apoderados que los miembros de la propia
familia.

En algunos Estados, (y creo que en el
Perú), la recaudación de los derechos de Aduana se
hace por contratos con compañías particulares, en
virtud de remates públicos y conforme a reglas extensas,
precisas, sabiamente concebidas y redactadas. De esta manera la
administración de las rentas ha dado excelentes resultados
porque el interés particular, puesto en acción,
despliega el celo y actividad que no tienen los empleados
públicos, y evita además el contrabando. En tiempo
del General Reyes, las rentas de licores, administradas por
particulares, dieron ingentes productos.

Cuanto a las salinas, todavía existe
en Colombia el antiquísimo sistema del Gobierno
español que consiste en socavar empíricamente las
ricas minas de sal gemma, y en cocer en vasijas de barro la sal
diluida para compactar.

Con este sistema no solamente se pierde
mucho tiempo y se emplean muchos individuos en la
explotación de las salinas sino que se expone a esta
fuente de riqueza a desaparecer en mas o menos tiempo. Si se
tuvieran en Colombia los obreros y máquinas que explotan
las salinas de Austria, por ejemplo, la renta aumentaría
considerablemente y la economía en la explotación
seria muy grande.

En Colombia no se ha pensado en establecer
impuestos sobre la renta, o sea sobre la riqueza. Las
contribuciones indirectas son pagadas en su mayor parte por los
consumidores de los artículos extranjeros que se importan,
pero en condiciones desiguales, porque en el sistema de tarifas
al peso, siempre están los pobres mas gravados que los
ricos.

Los establecimientos bancarios las casas de
usura, los prestamistas de dinero a interés, los objetos
de lujo están exentos de gravámenes e impuestos en
Colombia. Los Bancos, y los usureros, obtienen pingües
utilidades con el dinero que dan prestado de 10 al 15 % anual y,
sin embargo, la Sociedad que da fuerza y protección a esos
establecimientos y a esos individuos para la adquisición
de sus ganancias no deriva ni una pequeña parte de
éstas en forma de impuesto para resarcir el importante
servicio que les presta. Tampoco los comerciantes pagan ni
siquiera una patente para ejercer su industria, como se exige en
todos los países adelantados.

Mucho se han repugnado en Colombia los
impuestos sobre la exportación de frutos, y el
Código de Rio-Negro llegó hasta prohibirlos por
precepto constitucional.

Tal prohibición y tal miedo a esa
clase de impuestos no tienen explicación plausible a la
luz de la ciencia económica. El impuesto debe recaer
principalmente sobre los elementos de riqueza que tenga un
país. En Cuba, por ejemplo, no hay casi impuestos de
importación; en lo general todos gravan la
exportación de los azucares y del tabaco, los dos
principales elementos de riqueza de la isla. En, Colombia las
grandes fortunas que se han formado tienen su origen en la
exportación de metales preciosos y de productos
tropicales, como son el café, los bananos etc. Ignoro que
hasta ahora se haya pensado en exigir de los exportadores,
siquiera sea una mínima parte de las ganancias
pingües que han obtenido bajo, el amparo de las leyes y
funcionarios de la República.

Los gravámenes de la propiedad
raíz que en lo general se han dejado a los departamentos,
están defectuosamente establecidos porque no tienen por
base un catastro bien formado. En lo general, las fincas valiosas
pagan relativamente menos que las de reducido valor, porque los
individuos que decretan el impuesto (por otra parte muy reducido)
aprecian la finca por la renta y arrendamiento que ésta
produce. Así cuando una casa por ejemplo, paga un
arrendamiento subido, determina este el valor capital de la finca
en proporción. Esta proporcionalidad es falsa e injusta,
porque una finca noble, una casa lujosa y bien situada, o un
almacén en las calles del Comercio, no debe derivar sino
una pequeña renta (5% o 6 %, a lo mas) puesto que los
arrendatarios son personas pudientes y responsables que pagan
cumplidamente y responden de los daños que puedan
sobrevenir a la finca, en tanto que las pequeñas casas de
los arrabales tienen pésimos inquilinos que no pagan o
pagan con mucha dificultad, que descuidan y destruyen las
habitaciones y que al ser expulsados se llevan hasta las
cerraduras, sin esperanza de reembolso o indemnización por
los daños causados. Y es esto por lo que los propietarios
se ven forzados a exgir un arrendamiento relativamente alto y un
producto elevado sobre el valor de la finca que compense los
desfalcos.

Los objetos de lujo, como son los
mobiliarios de las casas, no están tampoco gravados en
Colombia y eso sería una materia imponible que no
afectaría en ningún caso a la clase
pobre.

No se han separado hasta ahora, por medio
de actos legislativos bien meditados y bien desarrollados las
facultades y materias imponibles por la nación, el
departamento y el municipio, y de esta falta de
legislación en ramo tan importante, se han derivado
confusiones y colisiones constantes que han embrollado más
y mas el sistema tributario de la. República.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17
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