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Participación ciudadana en Venezuela: ¿Estamos preparados para tal fin?



  1. Propósito del trabajo
  2. El
    concepto de participación ciudadana
  3. Participación ciudadana en la base
    jurídica política del estado
    venezolano
  4. Razones para apostarle a la
    participación ciudadana
  5. Condiciones para la participación
    ciudadana
  6. El
    "contexto" en Venezuela, como condicionante ejemplar de la
    participación ciudadana
  7. Miedo,
    partidismo y guetización
  8. Reflexiones finales, ¿salidas del
    abismo?
  9. Referencias consultadas

Propósito del
Trabajo

Este trabajo se interroga sobre la existencia de
condiciones democráticas que propugna el Estado Venezolano
para dar viabilidad a los mecanismos de participación
ciudadana que significan el apellido fundamental del mismo en su
texto constitucional de 1999.

Un esbozo de las condiciones materiales de existencia
del venezolano y unas instituciones mediadas por un proceso de
recentralización del poder a lo largo del proceso
autodenominado "revolucionario" son a mi modo de ver aspectos que
deben ser mirados con sumo detalle si se quiere estudiar a
Venezuela como la real expresión de democracia
participativa. Este trabajo intenta develar algunos
mitos.

Al final de este ensayo será establecida una
disertación sobre la prospectiva de este
diagnóstico, estimulando a la generación de un
conocimiento científico que apoye mecanismos de
formación ciudadana, para crear las bases de una cultura
democrática y un reforzamiento institucional que cimenten
realmente las bases para dar cabida a los procesos de
participación.

El concepto de
participación ciudadana

Vamos a entender participación ciudadana a partir
de la siguiente expresión:

Echenique, Torres y Zorrilla (2003) definen a la
participación ciudadana como "la intervención
directa de la ciudadanía en las actividades
públicas, sin estar relacionada con la
participación mediada por los partidos políticos ni
con el ejercicio del derecho al voto" (:92)

Dicho concepto evidentemente se corresponde a una
formulación republicana contraria a los preceptos de
cohorte liberal que fueron infundados para evidenciar al
individuo partícipe sólo en la medida en que
hacía efectivo su inconformidad con el Estado cuando
éste fallaba. (Rodríguez, 2013)

Este trabajo hilará sus planteamientos a partir
del concepto de participación ciudadana desde el
planteamiento republicano en donde los individuos no solo
reclaman derechos sino que también son individuos
creadores y transformadores tal como lo recoge Rodríguez
(2013) en su artículo en un estudio sobre los modelos que
soportan las diferentes corrientes teóricas de la
participación ciudadana.

El mencionado concepto hoy en día se toca como
elemento fundamental para acompañar y ser parte de la
acción gubernamental, ya casi de manera
indispensable.

Participación
Ciudadana en la base jurídica
política del Estado
Venezolano.

Para el caso venezolano, es importante señalar
que para el año 1999 con el proceso constituyente en
Venezuela se consolida jurídicamente un modelo de
gestión pública que expresa la incorporación
y el llamado a la sociedad civil a participar en los procesos
sociales, políticos y económicos más
allá que la mera desembocadura electoral, para atender de
manera más eficaz los problemas y temas de interés
colectivo y con ella además generar un sentido de
pertenencia a los espacios comunes y a las actividades
vinculantes de los miembros de la comunidad.

No negando los antecedentes de participación
ciudadana como un mecanismo alternativo de ejecución de
poder para subsanar problemas de interés colectivo que
dieron su mayor auge en la década de los años 80 y
90 (Ranaud, 2002) y que nacen precisamente de la implosión
de un modelo burocrático weberiano desgastado, debemos
atribuir que la consolidación de su expresión como
parte indispensable en la gestión pública y la
democracia venezolana se expresan en el texto constitucional
venezolano haciendo distinguir el perfil de su modelo como
"democrático, participativo, electivo, descentralizado,
alternativo, responsable pluralista y de mandatos revocables"
(Asamblea Nacional, 2000:C.R.B.V:art. 6)

Así bien de esta manera se contempla en los
artículos 62 y 70 ejusdem la expresión legal del
derecho a los ciudadanos a participar libremente en los procesos
de toma de decisiones, contraloría, ejecución y
proposición de planes y/o normativa en colaboración
con la gestión pública desde sus espacios de
acción local.

En términos de corroborar lo anteriormente
planteado pueden ser citados los artículos mencionados a
continuación:

"Todos los ciudadanos y ciudadanas tienen el derecho de
participar libremente en los asuntos públicos,
directamente o por medio de sus representantes elegidos o
elegidas.

La participación del pueblo en la
formación, ejecución y control de la gestión
pública es el medio necesario para lograr el protagonismo
que garantice su completo desarrollo, tanto individual como
colectivo. Es obligación del Estado y deber de la sociedad
facilitar la generación de las condiciones más
favorables para su práctica" (Asamblea Nacional, 2000:
CRBV: art.62)

En el anterior artículo se genera una
formulación explicita de la participación como
mecanismo inherente a la gestión pública
además del papel del Estado de facilitar las condiciones
adecuadas para el desenvolvimiento de dichas
actividades.

Por su parte el artículo 70 plantea lo
siguiente:

"Son medios de participación y protagonismo del
pueblo en ejercicio de su soberanía, en lo
político: la elección de cargos públicos, el
referendo, la consulta popular, la revocación del mandato,
las iniciativas legislativa, constitucional y constituyente, el
cabildo abierto y la asamblea de ciudadanos y ciudadanas cuyas
decisiones serán de carácter vinculante, entre
otros; y en lo social y económico: las instancias de
atención ciudadana, la autogestión, la
cogestión, las cooperativas en todas sus formas incluyendo
las de carácter financiero, las cajas de ahorro, la
empresa comunitaria y demás formas asociativas guiadas por
los valores de la mutua cooperación y la
solidaridad.

La ley establecerá las condiciones para el
efectivo funcionamiento de los medios de participación
previstos en este artículo" (Asamblea Nacional, 2000,
CRBV: art.70)

El anterior artículo muestra el interés en
ampliar el concepto de participación de los ciudadanos en
los temas de interés público ya no solo desde la
elección a cargos públicos como lo era en un
principio de la consolidación del estado
democrático venezolano sino también desde
instancias como la formulación de leyes y la acción
en lo económico y social que incluya formas de
organización que atiendan asuntos de su
interés.

El reforzamiento a los procesos de participación
ciudadana tanto en lo social, económico y político
fueron ejecutados desde el punto de vista jurídico a lo
largo de proceso político de los periodos presidenciales
del ex mandatario Hugo Chávez (f) con la Ley de los
Consejos Comunales (Asamblea Nacional, 2010) la Ley
Orgánica de las Comunas. (Asamblea Nacional, 2010b) entre
otros instrumentos.

De lo anterior expuesto lo que puede generarse como
conclusión, y sin hacer el llamado de atención a
las numerales críticas que inclusive constitucionalistas
han formulado sobre estas cuestiones, es que el Estado Venezolano
actualmente propugna como su arquitectura jurídica una
relevancia significativa en los mecanismos de
participación ciudadana sobre la antigua arquitectura de
poder enfocada en la representatividad política que le da
una distinción casi única frente al resto de la
evaluación constitucional de otros países a nivel
mundial.

Razones para
apostarle a la participación ciudadana

Pareciera ser, según la propuesta de diversos
autores como Kliksberg (1999), que el tema de la gestión
pública debe necesariamente abarcar el tema de la
"participación ciudadana" como oportunidad para incluir
las propuestas y las voluntades de los miembros de la comunidad y
con ello potenciar los aspectos beneficiarios para la misma en
concordancia o contrapeso de las acciones devenidas por la
administración pública formal. Una aparente
"fusión" de esfuerzos sería planteado como un
modelo a seguir en los albores del siglo XX, y con ella toda una
teoría que ha fluido y penetra cada vez más las
discusiones en las ciencias políticas y la
sociología.

Evidentemente este tema tiene innumerables aristas para
ser abordado, pero una de ellas tiene que ver con el fondo
axiológico que impulsa las iniciativas y podría
ejercer un motor sostenible para con el Estado, la región
o comunidad que pretenda ejercer su uso y es el nivel de
identificación que podrían los miembros de la
comunidad tener con las acciones comunes y por tanto con el
respeto y el resguardo de los bienes en donde los mismos han sido
participes, valores que difícilmente podrían estar
arraigados en un modelo contrario o más bien basado en
ejes de poder verticalistas.

El valor a la cosa pública pareciera ser ya no
una tarea discursiva del Estado reforzado en los libros de
escuela y deberes constitucionales, sino un mecanismo que permite
involucrar y reforzar o crear cualidades identitarias de los
individuos con eso que es "común" y susceptible a su
cotidianidad.

No es interés de este ensayo cuestionar pues las
bondades de un paradigma ampliamente discutido que evidentemente
puede generar mecanismos de mucha más adhesión e
involucramiento responsable en actividades y problemáticas
común que algún otro, sin embargo, a mi modo de ver
poco se discute sobre los supuestos que aunque sencillos parezcan
deben estar garantizados para que de alguna manera este proceso
de participación sea fluido, garantice unos objetivos por
resultado y que atienda realmente a necesidades de la comunidad
sin generar pérdidas cuantiosas de recursos y tiempo
así como que se prevea su sostenibilidad y sustentabilidad
a largo plazo.

Lo anterior es precisamente lo que se desea poder
argumentar en un Estado que aunque blindado constitucionalmente
en el tema de la participación ciudadana , deja hoy mucha
tela que cortar sobre sus resultados ante un panorama de
distintos embates sociales, económicos y
políticos.

Condiciones para la
participación ciudadana.

¿Cuáles son pues bien esas condiciones que
estimularían la consolidación de los procesos de
participación ciudadana? es la pregunta que debe
intentarse se respondida antes de hablar de las limitaciones que
hemos mencionado sucintamente en el anterior
párrafo.

González (2005) expone las condiciones de la
siguiente manera:

"Existencia de un marco legal democrático que
sustente, promueva y apoye el ejercicio de la
participación de los ciudadanos y ciudadanas en forma
directa o semi directa (a través de sus asociaciones) en
un ambiente de igualdad, de transparencia, de procedimientos
sencillos y de respuestas oportunas" (González, 2005:
s/p)

A nivel jurídico todo parece indicar, que el
Estado venezolano propone un mecanismo institucional para apoyar
los procesos de participación ciudadana en tanto prioridad
aspecto canalizador efectivo de las demandas colectivas. Sin
embargo, interesa en este punto plantear que la
participación ciudadana comprende a unos condicionantes
que de no estar integrados sistemáticamente podrían
cuestionar un modelo de participación para tal
fin.

Otras condiciones propuestas por González (2005)
plantean lo siguiente en materia de condiciones: "Que la
práctica de la participación ciudadana se
desarrolle dentro de unos principios éticos basados en la
honestidad, solidaridad, tolerancia, crítica libre y
responsabilidad" (2005:s/f)

Estudios científicos como los de Urdaneta (2011)
y Guadilla (2008) realizados en el marco de la actuación
de consejos comunales de diferentes sectores y parroquias en
Venezuela ya han demostrado la existencia de múltiples
vicios de clientelismo, corrupción, cooptación
partidistas y de poca efectividad en los procesos de
organización popular mostrando más bien un
debilitamiento en el desarrollo de los planes de desarrollo
endógenos propuestos y el bajo nivel de involucramiento en
la toma de decisiones por parte de los miembros de la comunidad.
Las conclusiones de ambas investigadores son similares en tanto
apuntan a mostrar un débil tejido cultural para dar pie al
sano desenvolvimiento de proyectos de cohorte participativa en un
contexto histórico donde la práctica visible
política vinculada a estos asuntos estuvo más bien
enmarcada en prácticas de la misma naturaliza y
circunscritas a los procesos de captación partidista entre
los partidos políticos dominantes de la
época.

Siguiendo en el tema de las condiciones para la
participación ciudadana, González (2005)
plantea:

"El desarrollo de programas educativos dirigidos a
elevar las capacidades cívicas y participativas de los
ciudadanos y ciudadanas, en un marco democrático, plural y
libre. Pero también y vinculado al punto anterior, el
proceso participativo, exige la puesta en marcha de un proceso de
capacitación y adiestramiento de los miembros de las
burocracias públicas, como contraparte directa de los
procesos y eventos técnicos que se derivarán de la
nueva condición participativa de la administración"
(González, 2005: s/p)

El tema de la formación ciudadana para crear
"ciudadanos co-responsables, éticos participativos" han
sido objetivo fundamental en los trabajos de Hernández y
Col (2011) diagnosticando un panorama un tanto desolador cuando
la carencia de mecanismos institucionales para esta
condición, es muy alta para el caso del municipio
Maracaibo ajena inclusive a los preceptos constitucionales que se
propugnan para dicho cumplimiento.

Es importante acotar una de las conclusiones de
Hernández y col (2011) en materia al establecer "Sobre la
base teórica de la concepción de formación
de ciudadanía se puede afirmar que el orden constitucional
venezolano sienta las bases formales para la
implementación de políticas diseñadas en
este sentido, aunque la orientación de algunos
instrumentos…parecieran apuntar más bien hacia la
capacitación…que hacia el ""saber ser"" o al
""saber convivir"" vale decir, formación de
ciudadanía en sentido estricto." (:81) Así mismo
"La formación de ciudadanía, como política
educativa nacional, tienen un marcado acento ideológico
que apunta más bien, hacia la concepción de una
conciencia revolucionaria…" ajenas a nuestros preceptos
constitucionales.

A esto debemos agregar que el tema de una
formación ciudadana en un marco democrático y
plural se cuestiona en la actualidad gravemente si tenemos en
cuenta que hay una legalidad aprobada para el tema de la
formación a los servidores públicos de la
República Bolivariana de Venezuela a partir de los
lineamientos de consolidación en un "Estado Socialista"
dispuesto en el recién aprobado "Plan de la Patria"
(Asamblea Nacional, 2013)[1] plan de obligatorio
cumplimiento al hacerse ley de la República y que atenta
contra el precepto constitucional de la pluralidad.

González (2005) continúa su
exposición en el tema las condiciones para promover y o
garantizar la participación ciudadana a partir de lo
siguiente:

"El Estado y sus instituciones deberán facilitar
los recursos organizativos, técnicos y
tecnológicos, informativos e informáticos y los
espacios físicos para el cumplimiento eficaz de los
procesos de participación ciudadana" y muy vinculado a
este último se propugna como condicionante a los procesos
de participación ciudadana la "Dotación de forma y
suficiente por parte del Estado de los recursos presupuestarios
para garantizar el funcionamiento de las distintas instancias de
participación ciudadana" (González,
2005)

Lo anterior puede decirse que para el caso venezolano es
posible llevarse a cabo en la medida en que la dotación de
recursos de diferente índole se planteen como proyecto
solicitado por la propia comunidad que active de alguna forma el
traspase de recursos del estado al sector.

Sin embargo ante este planteamiento de González
(2005) debe agregarse que estas condiciones parten de una
situación localizada del logro de los procesos de
participación a lo cual tenemos que ampliar la mirada si
partimos de que la realidad es compleja y multidinámica.
Es verdad que los procesos de organización ciudadana
ameritan unas bases para operar entre ellas recursos para tal fin
y una base legal constituida pero también existen unos
condicionantes del contexto que abrazan las dinámicas
humanas de estas personas que conformarían la
organización con las cuales no podemos haber caso omiso si
queremos proyectar la efectividad de estos procesos.

El venezolano no solo debe garantizársele los
recursos, él mismo debe tener un ambiente propicio para la
exigencia de los mismos, una formación adecuada que le
permita ser crítico y reflexivo ante la formulación
de sus propios proyectos así como también debe
contar con una mediana estabilidad psicológica alimentado
por las garantías mínimas de subsistencia para
"pensar" en el quehacer colectivo. Sobre esto dedicamos unas
líneas a continuación:

El "Contexto" en
Venezuela, como condicionante ejemplar de la participación
ciudadana.

"Los venezolanos hemos perdido la calidad de vida y,
por consecuencia, la ciudadanía. Nos hemos reducido a ser
habitantes, sobrevivientes en un espacio. No es justo que vivamos
así". (Fermín Mármol León, en:
Mendoza, 2014)

Las palabras arriba expuestas obedecen al
pronunciamiento del Criminólogo Fermín
Mármol León en una entrevista realizada en un
diario local marabino que definitivamente podrían dejan
entrever las grietas de un sistema político así
llamado "Democrático, participativo y protagónico"
disfuncional y a los ciudadanos, primeros actores a llamar los
procesos de integración en la vida pública silentes
y desarmados ante los procesos de abono a una gestión
pública eficaz y de calidad.

Esta primera referencia esbozada desemboca en un
planteamiento que quiere ser objetivo primario de esta
investigación en tanto busca cuestionar el concepto de
participación ciudadana en el contexto venezolano frente a
limitaciones existenciales que más bien deberían
estar siendo subsanadas para dar curso a los procesos de apoyo y
sostenibilidad de la gestión pública participativa,
como calificativo primario del Estado Venezolano.

Tal como fue planteado anteriormente, sabemos que desde
el punto de vista constitucional, hay una cierta arquitectura al
tema de la participación ciudadana. Sin embargo hoy se
expresan una serie de indicadores que parecen permear esa esfera
de lo social que más bien frena la posibilidad de
organizarse de manera espontánea, participar con
compromiso o fervor, conllevando a una protección de lo
"individual" o "privado" en las dinámicas y espacios
colectivos.

Así se tiene que al cierre del año 2013 el
indicador inflacionario registró una cifra de 56.2% (BCV,
2014), pudiendo asomar un nivel de precariedad económica
alarmante para los venezolanos que no deja de ser preocupante si
se agregan los puntos cumulados de dicha cifra para los meses de
enero y febrero del año 2014 que apuntan ya a un 5.8%
(BCV, 2014c).

Aunado a lo anterior, según el Centro de
Análisis Social de la Federación Venezolana de
Maestros (CENDAS), en lo que va del año la canasta
alimentaria ronda los 10.000 Bs (El Mar, Aj, 2014) lo que
representa un total de aproximadamente 3 salarios mínimos
(el cual se ubica para la fecha en n 3270.3) que debe una familia
venezolana afrontar con estrictos recortes para generar un
proceso de sobrevivencia sostenible que considerablemente
estaría impactando en la animosidad psicológica de
ese ciudadano del sector trabajador asalariado del cual se espera
sea proclive a los procesos de participación.

Si a lo anterior se le incorpora la variable "escasez"
que también ha sido estudiada por la organización
mencionada (CENDAS), el panorama resulta más desolador al
tener en cuenta el tiempo que debe imprimir el ciudadano o la
ciudadana para encontrar el producto básico de la canasta
alimentaria como leche, azúcar, margarina, aceite, pollo
entre otros. Para el mes de abril el CENDAS registra una escasez
del 31% en 18 de los 58 productos que incluyen la canasta
alimentaria. (Unión Radio, 2014)

El tema de la inseguridad es un factor muy sensible en
la ciudadanía y según encuestas de prestigioso
valor en la opinión pública (caso
Datanálisis) lo ubican como el primer problema que aqueja
a los venezolano secundado por el tema económico (Morales,
2013) aspecto que impacta "el sentido de estar en un ambiente
propicio" para liderar procesos de participación
ciudadana. Un ambiente libre de riesgos mínimos de vida y
de desenvolvimiento pareciera estar seriamente cuestionado al
citar a partir del Observatorio Venezolano de Violencia (2013)
los índices de muertes violencias de 24.763 al cierre del
año 2013 y una tasa de 79 fallecidos por cada 1000
habitantes (OVV, 2013: 2) ubicándose Venezuela (junto con
Honduras, El Salvador, Costa de Marfil y Jamaica) entre los 5
países más violentos del mundo (OVV, 2013:
3)

Miedo, partidismo y
guetización

También, y vinculado si se quiere decir a nuevas
formas de violencia, un condicionante latente no favorable a los
procesos de participación ciudadana en la actualidad
integra según García-Guadilla (2006) lo referido al
miedo latente entre los miembros diferentes comunidades a
relacionarse con los "otros" por una concepción
preconcebida de las polarizaciones partidistas entretegidas a lo
largo del proceso gubernamental chavista.

La acentuación a la distinción de "dos
frentes políticos" contrapuestos en el discursos de los
representantes de gobierno en la que se destaca una
oposición representado por un número de electores
importantes en el país del país y por otro lado la
existencia a otro porcentaje de adhesión fervorosa a los
ideales que propugnó la tolda chavista que integran el
grupo pro gobierno han marcado una historia cultural venezolana
desde el año 1999 donde se acrecienten las diferencias y
las "heridas" vividas en la representación
socio-económica de cada sector integrande de uno u otro
bando, en el "chavista" en su mayoría de sectores de
estratos "d" y "e" mientras que en los sectores opositores una
clase media acomodada de integrante de los estrados "b", "c" asi
como el estrato socieconómico alto "a".

Esta visión confrontativa de "bandos" más
bien, lo que para jucio de esta autora guadilla, ha generado una
repulsión del ciudadano por "integrarse" al diferente y
por distanciarse de lás áreas que se han
territorializado en la distinción de una u otra tolda
partidista, lo que cuestiona indudablemente un condicionante
democrático en la participación ciudadana que es
precisamente una visión del ciudadano de "querer su
espacio", autopermitirse integrarse en el reconocimiento de otros
que podrían ser sus vecinos o miembros de su parroquia o
municipio.

Expresión de este planteamiento puede citarse a
continuación:

"Además de polarizarse socialmente, se han
«espaciali- zado» expresándose de forma
dinámica tanto en los ámbitos privados de la
residencia u hogar familiar como en los ámbitos
públicos de la calle, plaza o autopista de las ciu- dades.
Las consecuencias han sido la creación de feudos y guetos
urbanos en la ciudad que responden a las diferencias sociales y
políticas, la territorialización de los conflic-
tos políticos, la aparición de espacios altamente
segregados, la pérdida de libertad para desplazarse en la
ciudad dado el alto riesgo de ser identificado con el
«otro», el cre- ciente deterioro de los servicios y
calidad de vida de los ciudadanos y el surgimien- to de los
espacios del miedo y de la violencia. En síntesis, la
pérdida del derecho a la ciudad: la exclusión,
des-democratización y des-ciudadanización"
(García-Guadilla, 2006 p.47)

Con el anterior diagnóstico, en la actual
dinámica venezolana se hace difícil para no decir
casi imposible penetrar el territorio "chavista" o
"escuálido"[2] (opositor) por el temor del
ciudadano identificado con uno u otra tolda a enfrentarse a un
ambiente donde pueda física y moralmente ser perjudicado
as{i mismo la vuelta a la guetizacion de los espacios parecieran
más bien propenderlo de una mediana seguridad haciendo
contravenir la expulsión de conductas ciudadanas en los
espacios "legalmente públicos"

Lo anterior planteado por la autora hace exponer la
interrogante que nos hemos propuesto al inicio de este trabajo:
"¿cómo construir democráticamente la
Voluntad General dentro del escenario polarizado que hoy tenemos
en Venezuela? Dada la existencia de grandes desigualdades
sociales y la elevada polarización política que
existen en este periodo, el reto más importante es la
reconstrucción de una sociedad civil «ética"
(García-Guadilla 2006:59)

O lo que vale a decir en la interpretación que
puede generarse de la anterior cita, la pregunta refiere a
¿cómo construir los caminos de la
participación ciudadana dentro de un escenario que
está lleno de temor, miedo y rencor por bandos
políticos diferentes sumado a la crisis económica
asomada en indicadores anteriores que llevan lamentablemente a un
ambiente de implosión del tejido social?

Reflexiones Finales,
¿Salidas del abismo?

Pareciera estar trancado el juego sociopolítico
en el país en donde las posibilidades de arbitraje y
justicia expuestas claramente en la constitución nacional
elegidas en el año 1999, están burladas por los
elementos arbitrarios de los conductores de las políticas
de todo tipo. Eso evidentemente, como ya lo hemos expuesto
anteriormente, está generando un piso restrictivo de la
acción de los ciudadanos en el interés colectivo
que a la larga no sería más que el sentido de
nación, de unidad u de cohesión que necesitamos
todos los venezolanos para construir un país
exitoso.

En el mundo de las ciencias sociales, una parte de sus
promotores creemos en ellas no solo porque nos permiten entrenar
nuestras "antenas" para detectar fisuras y problemáticas
en el tejido social sino para ser constructores de caminos para
el cambio, la trasformación y la generación del
bien común. Esos supuestos axiológicos, considero
son la base distintiva de un científico que decida
apostarle al mundo de la explicación de los
fenómenos. En este sentido, creo considerable abonar para
este diagnóstico un poco desolador la oportunidad que
tenemos de apuntar a la formación en la ciudadanía,
planteamiento bastante discutido a lo largo de años de
declive democrático, pero que es nuestro deber seguir
emitiendo un mensaje que es enquiste en la cultura del
venezolano, se haga práctica y le permitan desplazar poco
a poco los vicios corruptos y clientelares arrastrados a lo largo
de los años por la dinámica
política.

Los ciudadanos, hoy cuentan con instrumentos
jurídicos más sofisticados para construir un camino
que abone a la construcción de espacios para alimentar el
valor de lo público, que con un esfuerzo en las
instituciones de gobierno y con las garantías de
funcionamiento y sostenibilidad previstas en la
constitución pueden ser motores indispensables para
construir "país" a la vez de elevar estándares de
calidad en la gestión pública.

Un mecanismo que permita "aceitar" la conducción
de lo anterior debe ser promovido por un proyecto de
gestión y educación que tenga como norte la
pluralidad política, principio democrático que
facilitaría la dinámica creativa y no sancionatoria
de los venezolanos en sus dinámicas diarias. Y tal como lo
plantea García-Guadilla (2006).

Para ello: "es preciso tomar en cuenta que el
comportamiento de las organizaciones sociales que se han
analizado es más una consecuencia que la causa de la
fragmentación, polarización y confrontación
entre los distintos sectores de la sociedad civil y entre uno de
estos sectores y el Estado. Si la sociedad civil no es
democrática es porque el imaginario democrático se
ha trastocado y si está dividida es porque no existe un
proyecto de sociedad incluyente. Esta falta de proyectos
incluyentes representa una ruptura con el comportamiento del
pasado. En consecuencia, dentro de la polarización
existente, las accio- nes colectivas apuestan a una salida que en
todo caso sería transitoria porque hoy en día no
puede haber articulación por la resignificación de
la democracia si no existen inte- reses comunes y un proyecto de
sociedad incluyente." (García-Guadilla, 2006: p.
59)

Para finalizar y compartiendo las conclusiones de Natal
(2002) en relación al concepto de participación
ciudadana, debe alertarse las limitaciones que se circunscriben
al término de participación ciudadana cuando
éste es visto como un fin en sí mismo. En el tema
del Estado Venezolano y lo propio promulgado desde los
principales líderes, pareciera ser éste un
mecanismo casi impuesto, la ruta "obligatoria" de un Estado que
no se ha dedicado a reflexionar y educar sobre este maravilloso
aunque delicado concepto.

Lo que refiere Natal (2002) tiene que ver con que la
forma de comprender el concepto debe trascender o más bien
integran la función finalista del concepto con la
función procesual del mismo para conseguir un fin que es
el bienestar colectivo que de otra manera pudiera no ser logrado.
Las personas no pueden generar un intento de organizarse
eternamente, sacar sus "debilidades" para ir incorporando un
insight de errores y aciertos sin desembocar a la nada por el
mero hecho de dicar tiempo a la "participación". Esto debe
tener un sentido y juna real desembocadura para el beneficio de
aplicación de los programas en atención a distintas
problemáticas.

La participación ciudadana admira su valor porque
pudiera ser capaz de motorizar cambios, de llevar un estadio A al
B, no solo en términos culturales sino en términos
de cambio en las condiciones materiales de existencia en una
comunidad. Por tanto deben ser incorporados mecanismos de
evaluación permanente bajo9 un esquema de
acompañamiento a estas unidades organizativas,
llámese consejos comunales, cooperativas, comunas entre
otras, para crecer sobre la mirada de objetivos alcances y
sostenibles en el tiempo. De lo contrario, ¿De qué
vale tanto esfuerzo? Debemos ser responsables con los recursos y
con los tratamientos organizativos que propendemos para un
país si realmente el objetivo es buscar una salida al
subdesarrollo y a la miseria.

Referencias
Consultadas

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República Bolivariana de Venezuela. N|. 5. 453 del 24 de
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República Bolivariana de Venezuela. Ordinario. N| 39.377.
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Asamblea Nacional (2010b) Ley Orgánica de las
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http://es.scribd.com/doc/192717232/Ley-Del-Plan-de-La-Patria-2013-2019
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Autor:

Soc. Blanca Luna Mendez
Losi

Profesora Becaria de la Escuela de
Sociología

Universidad del Zulia

Aspirante a Magister Sc. Ciencia
Política y Derecho Público, Mención Ciencia
Política. Documento efectuado como parte de la
evaluación del seminario Participación
Ciudadana.

[1] Tal es el caso de uno de numerales del
objetivo estratégico número 2 del mencionado Plan
que reza: “Ejecutar un proceso de reorganización
de la Administración Pública, homologando y
dignificando las condiciones de los servidores públicos,
de acuerdo a sus roles y competencias, para potenciar y ampliar
sus capacidades, con miras a desarrollar el modelo
económico productivo socialista”15 (Asamblea
Nacional, 2013: 2.5.3.4)

[2] Calificativo despectivo atribuido por el
antiguo y fallecido Presidente Chávez a la comunidad
opositora a su gobierno.

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