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Tecnología de preparación de suelo para el cultivo de frijol negro Phaseolus Vulgaris



  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Materiales y
    métodos
  4. Metodología
    para determinación de la densidad y humedad
    gravimétrica del suelo
  5. Metodología
    para determinación de la Porosidad total del
    suelo
  6. Metodología
    para la determinación de la fragmentación del
    suelo después de labrado
  7. Metodología
    para determinar los rendimientos del
    cultivo
  8. Analisis y
    discusión de los resultados
  9. Análisis del
    tamaño de los agregados de suelo una vez
    labrado
  10. Análisis
    del rendimiento del cultivo (cantidad de las vainas por
    planta)
  11. Conclusiones
  12. Recomendaciones
  13. Bibliografía

Resumen

La investigación se desarrolló en el
Asentamiento Campesino Zamorano, sector Tucutunemo con una
extensión de 2100 ha aproximadamente, es importante
destacar que dicha finca cuenta con recursos naturales
suficientes para convertirse al corto y plazo en una de las
principales fuentes de alimentos para satisfacer las necesidades
a nivel local y regional. La investigación tuvo como
objetivo proponer una tecnología de preparación del
suelo para el frijol negro, teniendo en cuenta, la porosidad,
densidad, el tamaño de los agregados de suelos, la humedad
del suelo y los rendimientos del cultivo. Obteniéndose que
la tecnología de labranza que contempla escarificador y
grada de discos (T3) resultó la que mejor comportamiento
tuvo con respecto a las propiedades físicas del suelo,
rendimiento agrícola del cultivo; la tecnología de
labranza T2 (grada; grada; escarificador) le siguió en
orden a T3, por el favorable comportamiento de la densidad,
humedad, porosidad y resistencia a la penetración del
suelo, con relación a la tecnología tradicional
(T1); la tecnología T3 logró mejor diámetro
medio de los agregados de suelos una vez labrado, superando en
9,1 mm a T1 y en 4,03 mm a T2; el mayor rendimiento
agrícola del cultivo, se alcanzó con la
tecnología de labranza T3, con 0,85 t ha-1 y de 0,492 y
0,382 t ha-1 para T1 y T2 respectivamente.

Palabras claves: Pérdidas, cosechadoras,
saca pajas, zarandas.

Abstract

The research was conducted in the Village Farmer
Zamorano, Tucutunemo industry with an extension of 2100 has been
about , it is important that the property has sufficient natural
resources to become the short term a major source of food to meet
the needs local and regional level. The research aimed to propose
a technology of preparing the soil for the black beans, taking
into account the porosity , density , size of soil aggregates ,
soil moisture and crop yields . Obtaining technology which
includes tillage and harrow disc harrow (T3 ) was the best
performer was with respect to physical soil properties,
agricultural crop yield ; T2 tillage technology (harrow , harrow
, harrow ) followed by T3 , the favorable behavior of density,
moisture , porosity and penetration resistance of the soil,
relative to traditional technology (T1 ); T3 technology achieved
better average diameter of soil aggregates once wrought ,
exceeding 9.1 mm to 4.03 mm T1 and T2 ; the largest agricultural
crop yield was achieved with T3 tillage technology , with 0.85 t
ha-1 and 0.492 and 0.382 t ha -1 for T1 and T2
respectively.

Keywords: Losses, combines, shows straws,
shakers.

Introducción

El frijol negro (Phaseolus vulgaris L.),
es un cultivo de mucha importancia por su alto valor nutritivo. A
nivel regional, según (Bayer 2012) dicho cultivo
representa un componente de gran importancia en la dieta de la
población latinoamericana, y confiere un aporte importante
a la agricultura por su participación en los programas de
rotación de cultivos debido a su capacidad de fijar el
nitrógeno atmosférico, como mejorador de la
fertilidad de los suelos y abono verde.

Actualmente, en Venezuela, el cultivo del frijol negro
(Phaseolus vulgaris L.) se ejecuta en casi todo el
territorio nacional, de la mano de pequeños productores,
los cuales, según datos tomados de (FEDEAGRO.ORG 2012),
presentan rendimientos históricos desde 1992 hasta el 2010
que promedian entre 900 kg ha-1 y 1000 kg ha-1; situación
que aunado a una gama de factores históricos,
agroecológicos, culturales y políticos, hace que la
producción interna del rubro no satisfaga la demanda,
teniéndose que recurrir año tras año, a la
importación, con las consecuencias económicas y
sociales que esto acarrea a la economía agrícola
venezolana.

Las situaciones antes expuestas han traído como
consecuencia que el ejecutivo nacional en pro de alcanzar la
soberanía alimentaria, propuso a través del
Ministerio del Poder Popular para la agricultura y Tierras,
incorporara en el "PLAN BIENAL PARA LA PRODUCCIÓN DE
ALIMENTOS Incremento en rubros estratégicos
2011-2012"
llevar para el año 2012 una superficie a
cosechar de 99.045 hectáreas del frijol negro Phaseolus
vulgaris L, que se espera generen un volumen de producción
de 99.045 toneladas de este rubro. (Ministerio del Poder Popular
Para la agricultura y Tierras 2010).

Durante muchos años la producción del
frijol negro (Phaseolus vulgaris L.) en Venezuela
se vio influenciada por un modelo de producción
capitalista corporativo orientado a la promoción y consumo
de los cultivos agroindustriales de alta rentabilidad, los cuales
son financiables y que incluyen y beneficiaban solo a los grandes
agricultores cuya lógica de producción era acumular
capital. La producción del rubro carecía de apoyo
gubernamental y los entes del estado promulgaban políticas
dirigidas a fomentar solo el uso de paquetes tecnológicos
diseñados por grandes corporaciones solo con el fin de
vender insumos (semilla, fertilizantes inorgánicos,
plaguicidas y maquinaria).(Ministerio del Poder Popular Para la
agricultura y Tierras 2010).

Las tecnologías tradicionales se han venido
utilizando en las vegas del sector Tucutunemo del sur de Aragua
de Venezuela, es una clara extrapolación de los usados en
otras áreas del país. Se trata de siembras de bajas
poblaciones adaptadas a condiciones de suelos pobres, en
épocas de escasa precipitación. Las vegas del
Aragua (1) poseen condiciones ecológicas altamente
favorables para el cultivo del frijol negro Phaseolus vulgaris,
L. La razón por la cual se consideró que aumentos
poblacionales deberían traer grandes incrementos en sus
rendimientos.

No obstante las tecnologías de labranzas
utilizadas hasta la fecha en el cultivo del frijol en sentido
general ha provocado un sobre laboreo del suelo trayendo como
consecuencia un deterioro del mismo y una disminución
considerables de los rendimientos de los cultivos y en el
especial el frijol negro.

Partiendo de lo antes expuesto se define como objetivo
general: Fundamentar una tecnología de la
preparación de suelo para el cultivo de frijol negro
"phaseolus vulgaris l" en la Comunidad del Tucutunemo municipio
Zamora del Estado Aragua.

Para darle cumplimiento al objetivo general los
propusimos los siguientes objetivos
específicos:

  • Realizar una Revisión Bibliográficas
    de Cultivos de Frijol Negro "(Phaseolus
    vulgaris 
    L.)" en el Mundo y Venezuela.

  • Evaluar diferentes tecnologías de labranzas
    teniendo en cuenta la humedad de suelo,  densidad 
    aparente

  • Determinar los rendimientos del cultivo para las
    distintas tecnologías empleadas.

Como hipótesis de trabajo: Si se evalúan
diferentes tecnologías de preparación de suelos
teniendo en cuenta la densidad, humedad y porosidad del suelo y
el rendimiento del cultivo, es posible proponer la
tecnología que reúna los requisitos agro
técnicos para el cultivo del frijol negro "(Phaseolus
vulgaris 
L. y de conservación del recurso
suelo.

Materiales y
métodos

Ubicación geográfica del lugar de los
experimentos.

La investigación, se desarrolló en el
Asentamiento Campesino Zamorano, sector Tucutunemo con una
extensión de 2100 ha aproximadamente, es importante
destacar que dicha finca cuenta con recursos naturales
suficientes para convertirse al corto y plazo en una de las
principales fuentes de alimentos para satisfacer las necesidades
a nivel local y regional, la misma se dedica al cultivo del
maíz, sorgo, leguminosa y tomate entre otros renglones
agrícolas; dicha finca se encuentra ubicada en el
municipio Zamora, parroquia de Villa de Cura, Estado Aragua.
Limitada por el Norte con los municipios de José
Félix Rivas, Sucre, José Ángel Lamas y el
libertador, por el sur con el Estado Guárico por el este
con el Estado de Carabobo y por el oeste con el Municipio de San
Sebastián, en un suelo (según la
clasificación genética) semi arenoso, con
topografía ondulada, cuenta con vías de exceso en
buen estado, lo que es una situación favorable en los
caminos internos. Ver figura 1.

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Figura # 1.
Ubicación geográfica de la zona y el
área experimental

Se utilizó un diseño completamente
aleatorizado, se dejaron 10 m entre parcela y entre la
guardarraya y la parcela objeto de estudio para evitar el efecto
de borde. El tamaño de la muestra para cada una de las
variantes analizadas se determinó por el programa
estadístico Sample, a partir de un pre-experimento con un
tamaño de muestra de 25, procesándose
estadísticamente los resultados obtenidos y
determinándose los estadígrafos fundamentales
(media, desviación estándar y el error), para un
error de la media menor del 10% para una probabilidad del 90%;
Gaskins, (2006). El cálculo se efectuó por la
expresión (1):

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Se evaluaron tres tecnologías.

Tecnología tradicional (T1):

Rotura con la grada bigrome (10 disco de 86,36 cm) y
cuatro cruces grada Nardi de 28 disco de 63,5 cm (25 pul) John
Deere modelo 4630

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Tecnología de conservación (T2)

Rotura con grada bigrome de 10 disco de 86,36 cm (36
pul) y 1 cruce con grada Nardi de 28 disco de 63,5 cm (25 pul) y
escarificador con el tractor John Deere modelo 4630

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Tecnología reducida (T3).

Rotura con escarificador y cruce con grada Nardi de 28
discos de 63,5 cm (25 pul) y un pase de escarificador con el John
Deere modelo 4630

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El diseño de experimento es de parcelas divididas
y completamente aleatorizadas, se dejó 1 m entre cada
tratamiento para evitar el efecto de borde y entre tratamiento
como se representa en la figura que se muestra a
continuación.

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Para realizar la comparación entre las
tecnologías fue necesario tener en cuenta las siguientes
variables para su estudio:

  • 1. Densidad aparente

  • 2. Humedad del suelo.

  • 3. Porosidad del suelo.

  • 4. Tamaño de los agregados de
    suelos.

  • 5. Rendimiento del cultivo.

La investigación se desarrolló en dos
campañas consecutiva 2011-2012 y 2012-2013.

Metodología
para determinación de la densidad y humedad
gravimétrica del suelo

La densidad del suelo (Da), se determinó con
ayuda de un cilindro de 100 cm3 de volumen (Schoenholtz et
al.,
2000), tomando 6 muestras de suelo para cada una de las
profundidades (0 a 10; 10 a 20 y 20 a 30 cm) en cuatro momentos
diferentes, antes de la labranza, después de la labranza,
a los 33 días de trasplantado y antes de efectuar la
cosecha en cada parcela experimental, para un total de 648
muestras, las cuales fueron secadas en una estufa a una
temperatura de 105oC durante 72 h, determinándose su masa
en una balanza digital con valor de división 0,1 g, con
intervalos de 2 h hasta obtener valores constantes de las masas
en los recipientes. Permitiendo determinar la humedad
gravimétrica del suelo por diferencia de masa de la
muestra húmeda con la seca-

La densidad aparente del suelo se calculará a
través de la expresión (2.1)

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Metodología
para determinación de la Porosidad total del
suelo

La porosidad total (Pt) del suelo se determinó
por la relación que existe entre la densidad aparente y la
real del suelo (Dr) expresada en porcentaje.

La porosidad total del suelo se calculará a
través de la expresión (2.2)

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Metodología
para la determinación de la fragmentación del suelo
después de labrado

Se determinó según la metodología
propuesta por Hillel (1998), para lo cual se tamizó el
suelo ya labrado contenido en un metro cuadrado mediante un juego
de tamices en orden descendente de 75; 50; 25; 10 y menos de 10
mm de diámetro, realizando 5 mediciones por la diagonal de
cada parcela, determinando el peso del volumen de suelo retenido
en cada tamiz con un balanza con una precisión de 0,10 g.
Calculando Diámetro Medio de los fragmentos o terrores de
suelo retenidos en cada tamiz, mediante la
expresión:

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Metodología
para determinar los rendimientos del cultivo

Para determinar el rendimiento aproximado del cultivo se
procede de la siguiente forma:

Se tomó un marco de 1 m2 y se colocó en el
suelo, haciendo coincidir con la calle (distancia entre una
hilera y la otra consecutiva), se contaron la cantidad de plantas
contenidas en esa área y se cosecharon las vainas,
posteriormente se desgranan las mismas y se pesaron en una
balanza analítica modelo CENT 10000 de precisión
0,01 g, donde se obtuvo la cantidad de gramos de frijol por metro
cuadro, este valor se multiplica por el área total y se
determina el rendimiento aproximado del cultivo. Como se muestra
en la figura. Ver Figura 5.1

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Figura 3.5.- Colocación del marco
para determinar la cantidad de plantas, vainas por plantas, y
masa de los frutos por plantas.

Analisis y
discusión de los resultados

Análisis de la densidad del
suelo.

Después de organizados y procesados los datos
obtenidos por el paquete estadístico Statgraphics 5.1, se
confeccionaron las tablas correspondientes para una mejor
comprensión de los mismos.

En la tabla 3.1, se muestra el valor promedio de
la densidad del suelo durante los dos momentos en dos
campañas (2011-2012 y 2012-2013), encontrándose
diferencia significativa entre los tratamientos para p<0,05
según la prueba de Duncan. Antes de la labranza para la
profundidad de 0 a 10 cm se encontró diferencia
significativa, donde T3 obtuvo el valor más bajo de
densidad con 1,34 g cm-3. Sin embargo, para la profundidad de 10
a 20 cm T2 y T3 no presentaron diferencias significativas entre
ellos con valores de 1,35 g cm-3, pero sí ambos con T1, no
siendo así para la profundidad de 20 a 30 cm donde no se
encontraron diferencias significativas entre los tratamientos.
Los tratamientos T2 y T3, no presentaron diferencias
significativas tomando un valor medio de densidad de 1,34 g cm-3
respectivamente, reduciendo su densidad en un 0,3 % con
relación a T1 con un valor medio de 1,31 g cm-3, y en 7 %
al valor máximo de densidad obtenido por Brady (1993),
estando este valor de T2 y T3 dentro del rango de densidad de
0,68 a 1,8 g cm-3 estudiado por Santana y Fuentes (1998), y
más recientemente por Molina (2006).

Después de la labranza se encontró
diferencia significativa entre las tecnologías de
labranza, donde T2 y T3 obtuvieron los valores más bajos
en cada nivel de profundidad, con valores de 1,08; 1,12 y 1,15 y
de 1,09; 1;12; 1,16 g cm-3 respectivamente, producto a una menor
mullición de la capa arable del suelo por la acción
de la grada de discos, no siendo así con T3, el cual
alcanzó el valor más alto de densidad en los
respectivos niveles de profundidad evaluados, producto a una
menor interacción con el suelo durante su labranza,
quedando fragmentos de suelo de gran tamaño con
relación a T1.

Tabla 3.1 Interacción tratamientos por
fecha y profundidad en los valores medios de la densidad del
suelo en las dos campañas (g cm-3).

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Todo indica que la tecnología de labranza
mínima con grada y escarificador (T2), presentó un
mejor comportamiento de la densidad durante el desarrollo
vegetativo del cultivo, la cual disminuyó su densidad en
un 20 % (0,27 g cm-3) del valor alcanzado después de haber
efectuado la labranza, con relación a la tecnología
de labranza tradicional (T1), la cual tuvo un reducción de
un 11 % (0,16 g cm-3) su densidad antes de efectuar la siembra.
Aunque las densidades obtenidas en las tres tecnologías se
encuentran dentro del rango optimo 0,68 a 1,8 g cm-3, el menor
valor es alcanzado por la T2 de 1,08 g cm-3, muy similar a los
obtenidos por Kelting et al. (1999), de 1,05 a 1,78 g
cm-3 para el crecimiento y desarrollo de las plantas en el suelo
y muy similar a los de Márquez et al. (2001);
Cabalceta (2003); Cerena et al. (2005), y más
reciente por USDA (2006).

Al comparar en un mismo tratamiento las profundidades
con relación a los momentos de observación, se
aprecia que hay diferencia significativa entre los momentos, para
lo cual, después de haber efectuado la labranza se
alcanzaron los valores más bajos de densidad, producto al
efecto de las tecnologías de labranza empleados, las
cuales modificaron en menor o en gran medida la estructura
inicial del suelo, con una densidad promedio de 1,08 g cm-3 con
relación a la inicial de 1,35 g cm-3.

3.2.- Análisis de la humedad
gravimétrica del suelo.

El contenido de humedad en el suelo caracteriza el
crecimiento y desarrollo del cultivo, para lo cual en la tabla
3.2, se muestra el valor medio de la humedad del suelo
durante dos etapas donde se realizaron las mediciones en las dos
campañas, encontrándose diferencia significativa,
entre los tratamientos para p<0,01, según la prueba de
Duncan. Antes de la labranza para la profundidad de 0 a 10 cm se
encontró diferencia significativa, donde T2 obtuvo el
más alto valor de humedad de 21,9 %, seguida de T3 con
21,5 %, no siendo así para la profundidad de 10 a 20 cm
donde T3 mostro mejores resultados de 23,6 %, seguido de T2 con
21,4 % y T1 obtuvo el valor más bajo de humedad con 19,47
% existiendo diferencias significativas entre las tres
tecnologías evaluadas, Sin embargo, para la profundidad de
20 a 30 cm, T3 alcanzó el valor más alto de humedad
de 24 %, mostrando diferencia significativa con T1 y T2,
Analizando el promedio de humedad en el perfil de 0 a 30 cm se
puede observar que T3 tiene un promedio de humedad de 23,03 %
superior a T2 en 0,87 % y a T1 en 3,09 %. Estos valores de
humedad son considerados de buenos para la labranza, ya que para
los suelos arenosos no retienen con facilidad la humedad,
según Yoo et al. (1994)

Al analizar los valores de humedad del suelo
después de la labranza, se comprobó que la misma
disminuyó por el efecto del laboreo, encontrándose
diferencia significativa entre los tratamientos y niveles de
profundidad, para lo cual T3 logró los valores más
altos de humedad en las diferentes profundidades (0 a 10; 10 a 20
y 20 a 30 cm), tomando un valor medio de 14,07 %, superando en un
7 % a T1. Podemos asegurar que la tecnología de labranza
tradicional (T1) fue la que más influyó en la
pérdida de humedad del suelo una vez labrado, esto se debe
al excesivo laboreo que presenta esta tecnología unido a
la utilización indiscriminada de los órganos de
disco, lo cual trae consigo la pulverización del suelo y
como consecuencia la pérdida de agua, presentando una
pérdida de humedad del 13,84 % con respecto a la humedad
en su estado inicial. Por otro lado la temperatura ambiente
osciló entre 30 y 36oC como promedio.

No siendo así para el T3, la cual alcanzó
el mejor resultado porcentual de humedad, siguiéndole al
T2, presentando una pérdida de humedad de 8,96 y 10,7 %
respectivamente al pasar de su estado inicial al ya una vez
labrado, superando en 4,88 y % a la humedad retenida por el T1
una vez efectuada la labranza, quedando fragmentos de suelo de
mayor tamaño, que permitieron conservar gran porcentaje de
humedad durante el proceso de laboreo, corroborando este dato con
lo planteado por la FAO (2000a), Shaxon y Barber (2003). Sin
embargo, estas pérdidas de humedad alcanzadas por los
tratamientos una vez aplicadas las correspondientes
tecnologías de labranza no superan a las pérdidas
de humedad alcanzadas por Navarro et al. (2000), y Parra
(2009), con tecnologías de labranza
tradicionales.

Tabla 3.2 Interacción tratamiento por
fecha y profundidad en los valores medios de la humedad del suelo
en las dos campañas (%).

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*Momentos: 1, antes de la labranza; 2, después de
la labranza; 3, segunda campaña antes de la
preparación de suelos; 4, después de la
preparación de suelos.

En cada fila las cifras seguidas por la misma letra
minúscula no son significativamente diferentes para
(P<0,05) según prueba de Duncan. En una columna las
cifras seguidas por la misma letra mayúscula no son
significativamente diferentes para (P<0,05) según
prueba de Duncan. En una misma columna grupos de letras
mayúsculas comparan momentos diferentes en un mismo
tratamiento para (P<0,05) según prueba de
Duncan.

No obstante, en la segunda campaña, se obtuvo un
aumento de esta humedad con relación a la obtenida
después de efectuar la labranza, producto al efecto de las
tecnologías de laboreo, que permitió reducir los
valores de densidad, así como un incremento del espacio
poroso del suelo, que facilitó la circulación del
agua durante los riegos y por ende el contenido de humedad en el
suelo, guardando una estrecha relación densidad y humedad
del suelo, pero a pesar de este favorecimiento se encontró
diferencia significativa entre los tratamientos y niveles de
profundidad, como se observa en la tabla 3.2, para lo cual el T3
alcanzó los valores más altos de humedad en los
diferentes niveles de profundidad de (0 a 10; 10 a 20 y 20 a 30
cm), alcanzando un valor medio de 33,63 %, superando en un 9,95 %
al T1 con una humedad de 23,68 %. Comportándose de forma
similar momentos después de la labranza con un 27,3 %,
presentado una pérdida del 6,33 % y superando en 4,64 % al
T1 con una humedad de 22,66 % como promedio.
Considerándose esta humedad del T3 buena para el
desarrollo y crecimiento del cultivo, ya que Aragón
(1994); Gómez et al. (1999), y Rodríguez
et al. (1999), teniendo como aspecto positivo el buen
desarrollo del cultivo y como consecuencia el aumento de la
floración, aspecto este que se logró con la
tecnología de labranza mínima mediante la
combinación de escarificador y grada de discos (T3), la
cual fue capaz de retener mayor porcentaje de humedad con
relación a la tecnología tradicional (T1) (Mena
et al., 2009 y Lozano et al., 2009).

Las tecnologías de labranza mínima (T2) y
(T3) favorecieron una mejor circulación de agua,
oxígeno y nutrientes con relación a la
tecnología de labranza tradicional (T1), cumpliendo con
uno de los propósitos de la labranza de Wagner y Medina
(1998). Por lo tanto podemos decir que estas dos
tecnologías ayudaron a incrementar y mantener el contenido
de humedad en el suelo durante el desarrollo del cultivo, en
comparación con la tecnología tradicional (T1),
alcanzando los valores más bajos de humedad sobre la
labranza mínima (Cullum, 1993; Yoo et al., 1994 y
Rivas et al., 1998).

3.3.- Análisis de la Porosidad del
suelo.

Una de las propiedades del suelo que tiene una gran
importancia para el desarrollo del cualquier cultivo lo
constituye la porosidad del suelo, que tiene una estrecha
relación con el contenido de agua y aire en el suelo, en
la tabla 3.3 se muestra el valor medio de la porosidad total del
suelo durante las dos campañas evaluada,
encontrándose diferencia significativa entre los
tratamientos para p<0,05 según la prueba de Duncan.
Antes de la labranza para la profundidad de 0 a 10 y 10 a 20 cm
se encontró diferencia significativa, siendo T2 la que
tomó el más alto valor de porosidad de 44,8 y 45,00
%, seguido de T3 con 45,5 a 42,00 % respectivamente. No siendo
así para la profundidad de 20 a 30 cm donde el T2 y T3 no
presentaron diferencia significativa, pero si mostraron
diferencia con el T1. De forma general los tratamientos T2 y T3
no mostraron diferencias significativas tomando valores promedios
de 43,9 y 42,47 % respectivamente, siendo estos valores
aceptables para la aireación del suelo, permitiendo su
labranza con un buen tempero de humedad, y tecnología de
labranza mínima aplicado, manteniendo un buen equilibrio
del espacio del suelo (Ferrer, 2007).

Tabla 3.3 Interacción tratamiento por
fecha y profundidad con valores medios de Porosidad total del
suelo en las tres campañas concebidas en (%).

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Momentos: 1, antes de la labranza; 2, después de
la labranza; 3, segunda campaña antes de la labranza; 4,
después de la labranza.

En cada fila las cifras seguidas por la misma letra
minúscula no son significativamente diferentes para
(P<0,05) según prueba de Duncan. En una columna las
cifras seguidas por la misma letra mayúscula no son
significativamente diferentes para (P<0,05) según
prueba de Duncan. En una misma columna grupos de letras
mayúsculas compara momentos diferentes en un mismo
tratamiento para (P<0,05) según prueba de
Duncan.

Después de la labranza esta porosidad
aumentó debido a la acción de los sistemas de
labranza sobre el suelo, donde se encontró diferencia
significativa para la profundidad de 0 a 10 cm, donde el T1
obtuvo el valor más alto de 60,95 %, con relación a
T2 y T3, los cuales entre ellos no presentan diferencia
significativa. Sin embargo, para la profundidad de (10 a 20 y 20
a 30 cm), los tres tratamientos mostraron diferencias
significativas, siendo el T1 el de mayor valor de porosidad en
cada profundidad como se muestra en la tabla 3.3. Como se
observa, con el T1 se logró un mejor resultado de la
porosidad total del suelo, alcanzando una porosidad de 58,94 %
como promedio con relación a las tecnologías de
labranza mínima (T2) y (T3), producto a una mayor
mullición del suelo ocasionado por las diferentes labores
realizadas para lograr su objetivo. Estando en correspondencia
con el rango de porosidad de 40 a 60 % propuesto por Brady
(1993). Porosidad que por su estado de mullición
disminuyó con el paso del tiempo, ya que se
encontró gran cantidad de fragmentos de suelo de menor
tamaño que con la acción diaria disminuyeron los
macroporos prevaleciendo los microporos, conllevando a una
restricción de la circulación del agua y aire,
producto a un incremento de la densidad del suelo, dando lugar a
que la porosidad alcanzada por T1 disminuyera.

Los valores de porosidad alcanzados por dichos
tratamientos, muestran que las tecnologías de labranza
mínima (T2) y (T3) presentaron mejor comportamiento y
estabilidad de este indicador en los diferentes niveles de
profundidad estudiados, en particular T3 alcanzando el mayor
valor promedio de porosidad total del suelo de 55,17 % y 54,67 %
después de efectuar la labranza, superando este
último valor en un 9,88 % a la porosidad alcanzada por T1
con una porosidad de 45,79 % con una reducción del 13,5 %
con relación al valor alcanzado después de la
labranza del suelo con la tecnología tradicional.
Considerando este resultado de T3 de bueno, ya que cuando
encontramos un espacio poroso del 50 % las propiedades
físicas del suelo son estables (Mulholland y Fillen,
1991). No obstante, la FAO (2000b), donde se requiere de suelos
de alta porosidad entre 35 a 45 %, sobresaliendo T3, superando en
un 10 % a lo alcanzado por Ferrer (2007), con labranza
mínima en un Vertisol.

Análisis del
tamaño de los agregados de suelo una vez
labrado

Después de procesados los resultados obtenidos de
los tamices desde el punto de vista estadístico se
confeccionó la tabla 3.4, la cual muestra los valores
medio del tamaño de los agregados o terrones de suelo, una
vez labrado con las tecnologías de labranza objeto de
investigación, encontrándose diferencia
significativa, entre los tratamientos para p<0,05 según
la prueba de Duncan, para lo cual T3 alcanzó los mayores
valores de diámetro medio ponderado, con fragmentos de
suelo de 47,7 mm de diámetro como promedio, superando en
un 67 % a los adquiridos por T1 con gran cantidad de fragmentos
de suelo de 14,29 mm de diámetro y en un 30,7 % a T2. Este
diámetro es considerado de bueno para el desarrollo y
crecimiento del cultivo, ya que permitió una mejor
aireación y circulación de grandes volúmenes
de agua, así como mayor retención de humedad en el
suelo, manifestándose en el número de varinas
alcanzado por T3. Aunque Hoyos (1999), estima que con fragmentos
de 10 mm de diámetro, se puede alcanzar un buen
crecimiento del cultivo. Leyva y Parra, (2001) coinciden que
fragmentos menores de 10 mm diámetro son considerados
erosivamente peligrosos, ya que menores de 5 mm de
diámetro dificultan la circulación (Russell et
al
., 1968; González, 1993; ITT, 1998 y Gómez,
1999).

Tabla 3.4 Interacción tratamiento con
valores medios del diámetro promedio de los agregados de
suelo en las dos campañas (mm).

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El tamaño de los fragmentos de suelo en T3
evitó la formación de una capa superficie de suelo
y como ocurrió con T1 lo cual dificultó la
penetración del agua y a la transpiración natural
del suelo, favoreciendo la erosión eólica como
hídrica del suelo.

Análisis del
rendimiento del cultivo (cantidad de las vainas por
planta)

La cantidad de vainas, es el aspecto más
importante para el rendimiento del cultivo, así como la
cantidad de granos por vainas. Como se muestra en la tabla 3.5,
para lo cual se encontraron diferencias significativas entre los
tratamientos para p<0,05, según la prueba de Duncan
alcanzando entre 5,51; 6,76 y 8,67 g por planta en la primera
campaña y de 5,82; 6,04 y 9,23 g por planta en la segunda
campaña, como promediando las dos campaña para cada
tecnología evaluada se obtuvo 5,66; 6,4 y 8,95 g por
planta, si tenemos en cuenta que en un m2 se contaron 17 plantas
como promedio, entonces en un metro cuadros hay 0,084;0,096 y
0,134 g m-2 ; si multiplicamos estos valores por una 10 000 m-2
que es el equivalente a 1 ha entonces los rendimientos del
cultivo serían de 0,840; 0,960 y 1,34 t ha-1, teniendo
mejor comportamiento T3 superando en 0,492 y 0,382 t ha-1 a T1 y
T2 respectivamente. Estos resultados son similares a los
obtenidos por arias (1980).

Tabla 3.5 Interacción de tratamiento por
campaña con valores medios de la masa total de los frutos
por plantas (g).

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Tenemos confianza en que este trabajo contribuirá
de manera importante para orientar y estimular la
producción del frijol negro, que en Venezuela ha venido
decreciendo paulatina y dramáticamente, a pesar de ser la
leguminosa fundamental en la dieta de nuestra población.
El reto fundamental para la investigación, los
extensionistas, los productores y otros actores que intervienen
en la cadena de producción de este rubro es revertir el
proceso de deterioro, el cual indica que de 11
kg/persona/año en 1957, hemos pasado a producir menos de
2,23 kg en la actualidad, cubriéndose la demanda
insatisfecha del consumo. La tecnología propuesta puede
llevar los rendimientos a 1200 kg/ incrementando la
producción en un 20%; esto a pesar que las perdidas por
manejo pueden representar hasta un 9%. (Godoy 2006)

Es importante destacar que, unidos a todos estos
factores limitantes de tipo técnico para la siembra, deben
considerarse otros de tipo social y económico, como la
falta de una política de precios a nivel del productor, ya
que lo que ha prevalecido es la caída de los precios como
consecuencia de la entrada de grano importado; los años
donde los precios a nivel de productor se han mantenido
atractivos, ha repercutido en el incremento de las áreas
de siembra. Por otra parte, la falta de organización de
los pequeños productores, no ha permitido atender con
producción nacional, la demanda de los Programas de
Alimentos Estratégicos
, en términos de una
oferta permanente y precios competitivos, teniéndose que
recurrir a la importación. Hasta ahora ha sido imposible
traspasar los límites de los proyectos de
investigación, con el propósito de convertir estas
propuestas en programas regionales o nacionales; tal es el caso
de la selección participativa de materiales promisorios a
nivel local y la producción artesanal de semillas,
percibiéndose los logros alcanzados como esfuerzos
tímidos e incipientes. Por lo tanto, se requiere contar
con una metodología de trabajo que permita el trabajo
interinstitucional desde un inicio, donde el componente de
capacitación asegure la sostenibilidad del proceso, al
lograr la apropiación de los referenciales generados por
parte de las comunidades.

Conclusiones

  • 1. La tecnología de labranza que
    contempla escarificador y grada de discos (T3) resultó
    la que mejor comportamiento tuvo con respecto a las
    propiedades físicas del suelo, rendimiento
    agrícola del cultivo.

  • 1. La segunda tecnología de labranza que
    tuvo mejor comportamiento fue T2 (grada; grada;
    escarificador), con relación a la tecnología
    tradicional (T1).

  • 2. La tecnología T3 logró mejor
    diámetro medio de los agregados del suelo una vez
    labrado, superando en 9,1 mm a T1 y en 4,03 mm a
    T2.

  • 3. El mayor rendimiento agrícola del
    cultivo, se alcanzó con la tecnología de
    labranza T3 con 0,85 t ha-1, y de 0,492 y 0,382 t ha-1 para
    T1 y T2 respectivamente.

Recomendaciones

  • Para el cultivo del frijol de la zona de Tucutunemo
    recomendamos la utilización de la tecnología T3
    por los buenos resultados obtenidos no solo en los
    rendimientos sino también sobre el suelo.

  • Utilizar la tecnología T2 como alternativa de
    la tecnología T3.

  • Continuar con el estudio de estas tecnologías
    en la zona para evaluar el comportamiento de los rendimientos
    agrícolas y las propiedades físico-
    mecánicas del suelo en otras
    campañas.

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Autor:

Ing. Ricardo Ramón

Enviado por:

Benjamín Gabriel Gaskins
Espinosa

 

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