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Abraham, el patriarca guerrero (página 4)



Partes: 1, 2, 3, 4

Largo sería detallar otras tablillas, donde la
participación de Enki y Enlil siempre en conflicto, afecto
a sus descendientes, que llego al uso de potentes armas
nucleares, que en párrafos anteriores narramos, la
versión escrita en la biblia, donde el Patriarca Abraham
tiene una importante participación como líder
religioso, pero en las tablillas sumerias el personaje llamado
Ibru-Um, hijo de Tirhu es un guerrero que lucha a ordenes de
Enlil.

Abraham y su padre Teraj mencionados en la biblia, eran
ciudadanos nacidos en sumeria como ya hemos indicado antes y como
tal están reflejados también en las
tablillas.

Hemos dejado para el final la Decimotercera y
Decimocuarta Tablilla del Libro Perdido de Enki, con la
premeditada intención de no trastocar la fe religiosa.
Nuestra intención es enriquecer con otras fuentes el
entorno y lo que aconteció en esos haciagos días,
cuyo eco afectan a la humanidad desde entonces.

Decimotercera
tablilla

En la Tercera Región, la Humanidad Civilizada no
floreció del todo; Inanna desatendió lo que se le
había confiado; en su corazón, codiciaba otros
dominios, no los que se le habían concedido. Cuando, en la
cuenta de mil años, se le retiró la realeza a
Unug-ki, ¿quién hubiera previsto la calamidad que
iba a acontecer al final del siguiente milenio, quién
hubiera prevenido el desastre?

¿Quién podía predecir que, en menos
de un tercio de Shar, iba a caer una calamidad
desconocida?

Inanna daría inicio al amargo fin; Marduk, como
Ra, se enmarañaría con el Destino; ¡Ninurta y
Nergal liberarían con sus propias manos el indecible
final!

¿Por qué Inanna no se quedó
satisfecha con los dominios que se le habían concedido?
¿Por qué siguió sin perdonar a
Marduk?

Viajando entre Unug-ki y Aratta, Inanna no se
sentía gratificada, estaba inquieta; todavía
lloraba a su amado Dumuzi, su deseo de amor seguía sin
apagarse.

Cuando volaba, veía la imagen trémula de
Dumuzi llamándola en los rayos del Sol, por la noche, se
le aparecía en visiones-sueños;
¡Volveré!, le decía.

Él le prometía las glorias de sus dominios
en la Tierra de los Dos Estrechos.

En el recinto sagrado de Unug-ki, Inanna
estableció una Casa para el Placer Nocturno.

A este Gigunu atraía con engaños y dulces
palabras a los jóvenes héroes en la de sus bodas:
les prometía larga vida y un dichoso futuro; ella
imaginaba que su amante era Dumuzi.

A la mañana siguiente, a todos se les encontraba
muertos en la cama de Inanna. ¡Fue entonces cuando el
héroe Banda, al que se le había dado por muerto,
regresó a Unug-ki vivo! Banda había regresado de
entre los muertos por gracia de Utu, de cuya simiente
era.

¡Milagro! ¡Milagro!, gritó Inanna
excitada. ¡Mi amado Dumuzi vuelve a mí! En la morada
de Inanna se bañó a Banda, con una faja se le
sujetó un manto con flecos. ¡Dumuzi, amado
mío!, le llamó. Lo atrajo hasta su lecho,
engalanado con flores. A la mañana siguiente, cuando vio
que Banda estaba vivo, Inanna gritó alborozada:

¡Se ha puesto en mis manos el poder de no morir, a
través mío se ha concedido la
inmortalidad!

Después, Inanna decidió llamarse a
sí misma diosa, implicaba el Poder de la Inmortalidad. :
Nannar y Ningal, los padres de Inanna, no estaban complacidos con
su proclamación; Enlil y Ninurta quedaron desconcertados
con las palabras de Inanna; Utu, su hermano, quedó
pensativo; ¡No es posible revivir a los muertos!, se
dijeron entre sí Enki y Ninharsag. En las tierras de
Ki-Engi, el pueblo alababa la buena fortuna que tenían:
¡Los dioses están entre nosotros, ellos pueden
abolir la muerte! Así se decían unos a otros entre
el pueblo. Banda sucedió a su padre Enmerkar en el trono
de Unug-ki; Lugal, Hombre Grande, fue su
título.

La diosa Ninsun, de la simiente de Enlil, le tomó
para que fuera su esposo, el héroe Gilgamesh, hijo de
ambos, Banda siguió a Lugal-Banda en el trono de Unug-ki.
A medida que pasaban los años y Gilgamesh se hacía
mayor, él le hablaba a su madre Ninsun de la vida y la
muerte, se preguntaba sobre la muerte de sus antepasados, a pesar
de ser descendientes de los Anunnaki. ¿Los dioses mueren?,
le preguntó a su madre. ¿También yo,
aún siendo en dos terceras partes divino, treparé
el muro como un mortal?, le preguntaba a ella.

¡Mientras vivas en la Tierra, la muerte de un
Terrestre te arrollará!, le decía Ninsun a su
hijo.

¡Pero si se te lleva a Nibiru, lograrás
allí una larga vida! Ninsun le pidió a Utu, el
comandante, que se llevara a Gilgamesh a Nibiru, Incesantemente
se lo pidió Ninsun a Utu, un día tras otro se lo
rogó: ¡Que vaya Gilgamesh al Lugar de Aterrizaje!,
accedió al fin Utu.

Para guiarle y protegerle, Ninharsag elaboró un
doble de Gilgamesh.

Enkidu, Como por Enki Creado, se le llamó, no era
nacido de vientre, no tenía sangre en sus
venas.

Gilgames viajó con su camarada Enkidu hasta el
Lugar de Aterrizaje, Utu supervisó su progreso con
oráculos; en la entrada del bosque de cedros, un monstruo
que escupía fuego les bloqueó el camino.

Con trucos consiguieron confundir al monstruo, lo
rompieron en pedazos. Cuando encontraron la entrada secreta a los
túneles de los Anunnaki, les desafió el Toro del
Cielo, una criatura de Enlil de resoplidos mortales.

El monstruo les persiguió hasta las puertas de
Unug-ki; Enkidu lo derrotó ante las murallas de la
ciudad.

Cuando Enlil oyó esto, lloró en su
angustia; sus lamentos se escucharon en los cielos de Anu; pues
en su corazón sabía Enlil: ¡Realmente malo
era el augurio!

Enkidu fue castigado a perecer en las aguas por haber
dado muerte al Toro del Cielo; Gilgamesh, por haber sido
instruido por Ninsun y Utu, fue absuelto del crimen.

Buscando todavía la larga vida de Nibiru, Utu le
permitió a Gilgamesh que entrara en el Lugar de los
Carros.

Después de muchas aventuras alcanzó la
Tierra de Tilmun, la Cuarta Región; entró en sus
túneles subterráneos, ¡en un jardín de
piedras preciosas se encontró con Ziusudra!

Ziusudra le relató a Gilgamesh los
acontecimientos del Diluvio, le reveló el secreto de la
larga vida:

¡En el manantial del jardín crecía
una planta que impedía que envejecieran Ziusudra y su
esposa!

Era única entre todas las plantas de la Tierra;
un hombre en su pleno vigor la puede recoger, ¡el Hombre en
su Ancianidad Es Joven de Nuevo! Ése es el nombre de la
planta, le dijo Ziusudra a Gilgamesh. ¡Un regalo de Enki,
con la bendición de Enlil, se nos concedió en el
Monte de la Salvación!

Cuando Ziusudra y su esposa estaban durmiendo, Gilgamesh
se ató piedras a los pies. Se sumergió en el
manantial, tomó y arrancó la planta de Ser Joven
de

Nuevo.

Con la planta en su bolsa, atravesó
precipitadamente los túneles, se encaminó hacia
Unug-ki. Cuando estuvo cansado, se durmió; y una serpiente
se vio atraída por la fragancia de la planta. La planta
hizo que la serpiente se aprovechara de que Gilgamesh estaba
dormido; con la planta se desvaneció. A la mañana
siguiente, al descubrir su pérdida, Gilgamesh se
sentó y se echó a llorar.

Volvió a Unug-ki con las manos vacías,
allí murió como un mortal. Después de
Gilgamesh reinaron siete reyes más en Urug-ki; luego, su
realeza tocó a su fin; ¡Fue exactamente cuando se
completó la cuenta de mil años de la Tierra! La
realeza de la Primera Región se transfirió a Urim,
la ciudad de Nannar y Ningal. Marduk tenía muy en cuenta
todos los asuntos de lo que acontecía en las otras
Regiones. Ra estaba inquieto con los sueños y las visiones
de Inanna que aludían a los dominios de Dumuzi.

Estaba decidido a contrarrestar los planes de
expansión de Inanna; encontró mucho que ponderar en
cuestiones de resurrección e inmortalidad. Le resultaba
enormemente atractivo el pensamiento de la divinidad, ¡de
modo que se anunció a sí mismo como un gran dios!
Ra se enfureció por lo que se le había permitido a
Gilgamesh, en buena medida un Terrestre, pero estimó un
camino más hábil con el cual conservar la lealtad
de los reyes y del pueblo:

¡Si a los semidioses se les muestra el
pórtico hacia la inmortalidad, que se le aplique a los
reyes de mi región!

Así se dijo Marduk, conocido con el nombre de Ra
en la Segunda Región: ¡Que los reyes de mi
Región que sean descendientes de Neteru, viajen a Nibiru
en la Otra Vida!

Esto decretó Ra en su reino. Les
enseñó a los reyes a construir tumbas orientadas al
este, les dictó un largo libro a los escribas-sacerdotes,
en él se describía con detalle el viaje a la Otra
Vida.

En el libro se contaba cómo llegar al Duat, el
Lugar de los Barcos Celestiales, cómo, desde allí,
por medio de una Escalera al Cielo, viajar hasta el Planeta
Imperecedero, de la Planta de la Vida comer, beber hasta la
saciedad de las Aguas de la Juventud.

Ra les habló a los sacerdotes de la llegada de
los dioses a la Tierra, ¡El oro es el esplendor de la
vida!, les dijo. ¡Es la carne de los dioses!, dijo Ra a los
reyes.

Dio instrucciones a los reyes para hacer expediciones al
Abzu y a los Dominios Inferiores para obtener oro.

Cuando los reyes de Ra conquistaron por la fuerza de las
armas tierras que no eran suyas, invadió los reinos de sus
hermanos, hizo nacer y crecer en ellos la ira:

¿Qué está tramando Marduk, se
preguntaban los hermanos entre sí, que viene a
pisotearnos?

Apelaron a su padre Enki; a Ptah, su padre, Ra no
escuchó.

Ra ordenó a los reyes de Magan y Meluhha que
capturaran todas las tierras adyacentes, el plan de su
corazón era ser el señor de las Cuatro
Regiones.

¡La Tierra es mía, para que la gobierne!
Así, inflexiblemente, le habló a sü
padre.

Viene ahora el relato de cómo Marduk
declaró su propia supremacía y construyó
Babili, y de cómo Inanna, al mando de reyes guerreros,
hizo correr la sangre y permitió sacrilegios.
Después de que se transfiriera la realeza desde Unug-ki a
Urim, Nannar y Ningal sonrieron sobre el pueblo. Como
correspondía a su Rango de Treinta, a Nannar se le adoraba
como dios de la Luna; decretó doce festividades cada
año, al igual que el número de meses de
la

Luna en un año, a cada uno de los doce grandes
Anunnaki se le dedicó un mes y su festividad. Por toda la
Primera Región, a los dioses Anunnaki, mayores y menores,
se les construyeron santuarios y lugares de culto, el pueblo
podía orar directamente a sus dioses. En la Primera
Región, la civilización de Ki-Engi se
difundió a las tierras vecinas, en las Ciudades del Hombre
se designó a los gobernantes locales como Pastores Justos;
artesanos y granjeros, pastores y tejedores, intercambiaban sus
productos por todas partes, se decretaron leyes de justicia, se
honraron contratos de comercio, de desposorios y de
divorcio.

En las escuelas, los jóvenes estudiaban, los
escribas tomaban nota de himnos, proverbios y
sabiduría.

Había abundancia y felicidad en las tierras;
también había disputas y usurpaciones.

Mientras tanto, Inanna vagaba con su nave celeste de
tierra en tierra; cerca del Mar Superior retozaba con
Utu.

Fue a los dominios de su tío Ishkur, Dudu, Amado,
le llamaba. Inanna le tomó cariño a las gentes que
vivían en la llanura superior de los dos ríos; le
resultaba agradable el sonido de su lengua, aprendió a
hablar su lenguaje.

Ellos la llamaban por el nombre del planeta Lahamu en su
lengua, Ishtar, a su ciudad, Unug-ki, le llamaron Uruk; Dudu,
como Adad, pronunciaban en su lenguaje.

Sin, Señor de los Oráculos, llamaron a su
padre, Nannar; a la ciudad Urim la llamaron Ur.

Shamash, Sol Brillante, llamaron a Utu en su lengua, a
él también le adoraban.

A Enlil, le llamaban Padre Elil, Nibru-ki era para ellos
Nippur; Ki-Engi, Tierra de los Vigilantes Nobles, fue llamada en
su lenguaje Sumer. En Sumer, la Primera Región, la realeza
rotaba entre las ciudades; en la Segunda Región, Ra no
permitía la diversidad, él deseaba reinar solo.
¡El mayor del Cielo, primogénito que está en
la Tierra! Así quería que se le conociera entre los
sacerdotes.

¡El principal desde los primeros tiempos!
Así decretó que se le llamara en los himnos;
señor de la eternidad, el que ha hecho la eternidad, que
preside sobre todos los dioses, ¡Aquél que no tiene
igual, el gran solitario y único!

Así se situaba a sí mismo Marduk, como Ra,
por encima de todos los demás dioses, por sí mismo
se asignaba sus poderes y atributos:

Soy como Enlil en cuanto a señorío y
decretos, como Ninurta en la azada y el combate; como Adad por el
rayo y el trueno, como Nannar por iluminar la noche; como Utu soy
Shamash, como Nergal reino sobre el Mundo Inferior; como Gibil,
conozco las profundidades doradas, de donde cobre y plata vienen;
como Ningishzidda mando sobre los números y su cuenta,
¡los cielos hablan de mi gloria!

Los líderes Anunnaki se alarmaron enormemente con
estas proclamas, los hermanos de Marduk hablaron con su padre
Enki, Nergal le transmitió a Ninurta sus
preocupaciones.

¿Qué es lo que te pasa?, dijo Enki a su
hijo Marduk. ¡Inauditas son tus pretensiones!

¡Los cielos, los cielos hablan de mi
supremacía!, le respondió Marduk a su padre
Enki.

El Toro del Cielo, signo de la constelación de
Enlil, ha sido muerto por su propio descendiente, en los cielos,
la Era del Carnero, mi era, está llegando, ¡los
augurios son inequívocos!

En su morada, en Eridú, Enki examinó el
círculo de las doce constelaciones, en el primer
día de la primavera, el comienzo del año, se
observó atentamente el amanecer; aquel día se
elevó el sol en las estrellas de la constelación
del Toro. En Nibru-ki y en Urim, Enlil y Nannar hicieron las
observaciones, en el Mundo Inferior, donde había estado la
Estación de Instrumentos, Nergal atestiguó los
resultados: ¡El tiempo del Carnero todavía es
remoto, sigue siendo la Era del Toro de Enlil! En sus dominios,
Marduk no se ablandaba en sus afirmaciones. Nabu le ayudó,
no envió a sus emisarios a los dominios, para anunciar a
la gente que su tiempo había llegado. Los líderes
Anunnaki apelaron a Ningishzidda, cómo enseñar al
pueblo a observar los cielos. En su sabiduría,
Ningishzidda diseñó estructuras de piedra, Ninurta
e Ishkur le ayudaron a erigirlas.

En las tierras pobladas, cerca y lejos, le
enseñaron a la gente cómo observar los cielos, le
mostraron a la gente que el sol seguía saliendo en la
Constelación del

Toro. Enki observaba con pesar estos acontecimientos,
valoraba de qué forma el

Hado le estaba dando un giro imprevisto al orden
legítimo: ¡Después de declararse a sí
mismos dioses, los Anunnaki se han hecho dependientes del apoyo
de la Humanidad! En la Primera Región, los Anunnaki
decidieron unificar las tierras bajo un único
líder, deseaban un rey guerrero. Se le confió a
Inanna, la adversaria de Marduk, la tarea de encontrar al hombre
adecuado. Inanna le indicó a Enlil a un hombre fuerte al
cual había conocido y amado en sus viajes, Arbakad,
comandante de cuatro guarniciones, era su padre, su madre era una
suma sacerdotisa.

Enlil le dio cetro y corona, Sharru-kin, Regente Justo,
le designó Enlil. Como una vez se hiciera en Nibiru, se
fundó una nueva ciudad corona para unificar las tierras,
Agadé, la Ciudad Unificada, la llamaron, no lejos de Kishi
estaba ubicada.

Enlil le dio poderes a Sharru-kin; Inanna
acompañaba a sus guerreros con armas de
brillantez.

Todas las tierras, desde el Mar Inferior hasta el Mar
Superior, rindieron obediencia a su trono, sus tropas se
estacionaron en los límites de la Cuarta Región,
para protegerla.

Con ojo cauto observaba Ra, sin pestañear, a
Inanna y a Sharru-kin; después, como un halcón, se
abalanzó sobre su presa: desde el lugar donde Marduk
había pretendido construir la torre que alcanzara el
cielo, Sharru-kin se llevó suelo sagrado de allí a
Agadé, para implantar en él el Objeto Brillante
Celestial.

Enfurecido, Marduk se abalanzó sobre la Primera
Región, con Nabu y sus seguidores llegaron al lugar de la
torre.

¡Del suelo sagrado soy el único poseedor,
por mí se establecerá un pórtico de los
dioses!

Así, vehementemente, anunció Marduk, dio
instrucciones a sus seguidores para que desviaran el
río.

Levantaron diques y murallas en el Lugar de la Torre,
construyeron el Esagil, Casa para el Dios Supremo; Babili, el
Pórtico de los Dioses, la llamó Nabu en honor a su
padre, ¡Marduk se había establecido en el
corazón del Edin, en medio de la Primera
Región!

La furia de Inanna no tuvo límites; con sus armas
infligió la muerte a los seguidores de Marduk.

La sangre del pueblo, como nunca antes en la Tierra,
corría como ríos.

Hasta su hermano Marduk, llegó Nergal a Babili,
para persuadirle de que abandonara Babili por el bien del
pueblo:

¡Esperemos pacíficamente las verdaderas
señales del cielo!, le dijo Nergal a su
hermano.

Marduk aceptó partir, viajo de tierra en tierra
para observar los cielos, Amun, el Invisible, se le llamó
a Ra a partir de entonces en la Segunda Región.

Durante un tiempo se aplacó Inanna, dos hijos de
Sharru-kin fueron sus pacíficos sucesores.

Después, ascendió al trono de Agadé
el nieto de Sharru-kin; Naram-Sin, Amado por Sin, se le
llamó.

En la Primera Región, Enlil y Ninurta estaban
ausentes, habían ido a las tierras de más
allá de los océanos; en la Segunda Región,
Ra no estaba, viajaba como Marduk por otras tierras; Inanna vio
la oportunidad en sus manos para hacerse con todos los poderes,
le ordenó a Naram-Sin que se apoderara de todas las
tierras.

Dio instrucciones a Naram-Sin para que marchara contra
Magan y Me-luhha, dominios de Marduk.

Naram-Sin cometió el sacrilegio de cruzar la
Cuarta Región con un ejército de Terrestres,
invadió Magan, intentó entrar en el sellado Ekur,
Casa Que Como una Montaña Es.

Enlil se enfureció con sus sacrilegios y sus
transgresiones; lanzó una maldición contra
Naram-Sin y Agadé:

Naram-Sin murió por la picadura de un
escorpión, por mandato de Enlil fue aniquilada
Agadé.

Esto sucedió en la cuenta de mil quinientos
años de la Tierra.

Viene ahora el relato de la profecía de Galzu a
Enlil, dada en una visión; trataba de la supremacía
de Marduk, de cómo elegir a un hombre para sobrevivir a
una calamidad.

Después que Marduk se convirtiera en Amun, se
desintegró la realeza en la Segunda Región,
reinaron el desorden y la confusión; Después de que
Agadé fuera aniquilada, en la Primera Región
reinaron el desorden y la confusión.

En la Primera Región, la realeza estaba sumida en
el desconcierto, se trasladaban de las Ciudades de los Dioses a
las Ciudades del Hombre, Unug-ki, Lagash, Urim y Kish, Isin y
lugares más lejanos, la realeza fue cambiando.

Después, Enlil, tras consultar con Anu,
depositó la realeza en manos de Nannar; por tercera vez se
concedió la realeza a Urim, en cuyo suelo seguía
implantado el divino Objeto Brillante Celestial.

En Urim, Nannar designó como rey a un Pastor
Justo de hombres, su nombre era Ur-Nammu.

Ur-Nammu estableció la igualdad en las tierras,
hizo poner fin a la violencia y los conflictos, en todas las
tierras fue abundante la prosperidad.

Fue en aquel tiempo que, durante la noche, Enlil tuvo
una visión:

Se le apareció la imagen de un hombre, era
brillante y resplandeciente como los cielos; se aproximó y
se quedó de pie junto al lecho de Enlil, ¡entonces
reconoció Enlil a Galzu, el del cabello blanco!

Sostenía en la mano izquierda una tablilla de
lapislázuli, en ella estaban dibujados los cielos
estrellados; los cielos estaban divididos en los doce signos de
las constelaciones, Galzu los señalaba con la mano
izquierda.

Galzu dejó de indicar al Toro para señalar
al Carnero; tres veces repitió el movimiento.

Después, en la visión-sueño, Galzu
habló y le dijo a Enlil:

El tiempo justo de la benevolencia y de la paz
vendrá seguido por la fechoría y el derramamiento
de sangre.

El Carnero de Marduk sustituirá al Toro de Enlil
en tres porciones celestiales, el que a sí mismo se ha
declarado como Dios Supremo se apoderará de la
supremacía en la Tierra.

¡Por decreto del Hado, sucederá una
calamidad como nunca ha ocurrido!

Como en los tiempos del Diluvio, hay que elegir a un
hombre justo y digno, ¡por él y por su simiente se
preservará la Humanidad Civilizada, tal como pretende el
Creador de Todo!

Así dijo Galzu, el emisario divino, a Enlil en la
visión-sueño.

Cuando Enlil despertó de la
visión-sueño nocturna, no había ninguna
tablilla junto a su lecho.

¿Era un oráculo del cielo, o lo he
imaginado todo en mi corazón?, se preguntaba Enlil a
sí mismo.

No le contó la visión-sueño a
ninguno de sus hijos, Nannar entre ellos, ni a Ninlil.

Entre los sacerdotes, en el templo de Nibru-ki, Enlil
inquirió sobre sabios celestiales, el sumo sacerdote le
indicó a Tirhu, un sacerdote oracular.

Era descendiente de Ibru, nieto de Arbakad,
pertenecía a la sexta generación de sacerdotes de
Nibru-ki, estaban casados con las hijas reales de los reyes de
Urim. Ve al templo de Nannar en Urim, observa el tiempo celestial
en los cielos: Setenta y dos años de la Tierra es la suma
de una Porción Celestial, ¡toma cuidadosa nota del
paso de tres de ellas!

Así le dijo Enlil a Tirhu, el sacerdote, le hizo
contar el tiempo profetizado. Mientras Enlil reflexionaba sobre
la visión-sueño y sus portentos, Marduk iba de
tierra en tierra.

A la gente le iba hablando de su supremacía,
ganar seguidores era su objetivo.

En las tierras del Mar Superior y en las tierras de la
frontera de Ki-Engi, Nabu, el hijo de Marduk, iba incitando al
pueblo; su plan era apoderarse de la Cuarta
Región.

Hubo enfrentamientos entre los habitantes del oeste y
los habitantes del este, los reyes formaron huestes de guerreros,
las caravanas dejaron de discurrir, se levantaron las murallas en
las ciudades. ¡Está ocurriendo lo que Galzu
predijo!, se dijo Enlil a sí mismo. Enlil puso su mirada
sobre Tirhu y sus hijos, descendientes de digno linaje:
¡Éste es el hombre a elegir, el que indicara Galzu!,
se dijo Enlil a sí mismo. A Nannar, sin revelarle la
visión-sueño, le dijo Enlil: En la tierra entre los
ríos, de donde vino Arbakad, funda una ciudad como Urim,
sea para ti y para Ningal una morada-hogar lejos de Urim.
¡En su mitad, erige un santuario-templo, y pon a su cargo
al Príncipe-Sacerdote Tirhu! Ateniéndose a la
palabra de su padre, Nannar fundó la ciudad de
Jarán en la tierra de Arbakad. Para que fuera sumo
sacerdote en su santuario-templo envió a Tirhu, y a su
familia con él; cuando se completaron dos porciones
celestiales de las tres profetizadas, Tirhu fue a
Jarán.

En aquel tiempo, Ur-Nammu, la Alegría de Urim,
cayó de su carro y murió en las tierras
occidentales.

Su hijo Shulgi le sucedió en el trono de Urim;
Shulgi estaba lleno de vileza y de ansia de batallas.

En Nibru-ki, él mismo se ungió sumo
sacerdote, en Unug-ki buscó los gozos de la vulva de
Inanna; enroló en su ejército a guerreros de las
tierras montañosas, no obligados a Nannar, con su ayuda,
invadió las tierras occidentales e ignoró la
santidad del Centro de Control de Misiones.

En la sagrada Cuarta Región puso su pie, Rey de
las Cuatro Regiones se declaró a sí mismo. Enlil se
enfureció por las profanaciones, Enki y Enlil hablaron
sobre las invasiones:

¡Los soberanos de tu región han sobrepasado
todos los límites!, le dijo con acritud Enki a
Enlil.

¡Marduk es la fuente de todos los problemas!,
replicó Enlil.

Guardando para sí todavía la
visión-sueño, Enlil volvió su
atención sobre Tirhu.

Enlil había puesto la mirada sobre Ibru-Um, el
hijo mayor de Tirhu.

Ibruum era de ascendencia principesca y valiente, y
estaba familiarizado con los secretos sacerdotales; Enlil
mandó a Ibruum a proteger los lugares sagrados y permitir
los ascensos y descensos de los carros.

Tan pronto como Ibru-Um partió de Jarán
llegó Marduk a esa ciudad; él también
había observado las profanaciones, las consideraba como
los dolores de parto de un Nuevo Orden.

Desde Jarán, en los umbrales de Shumer,
planeó su golpe final, desde Jarán, situada al filo
de los dominios de Ishkur, dirigió el levantamiento de los
ejércitos.

Después de pasar veinticuatro años
terrestres de estancia en Jarán, Marduk, con
lágrimas en los ojos, hizo un llamamiento al resto de los
dioses, fueran cuales fueran sus ascendientes; Confesando sus
transgresiones, pero insistiendo en su señorío, a
ellos les dijo así:

¡Oh dioses de Jarán, oh grandes dioses que
juzgan, conoced mis secretos!

Mientras me ciño la faja, recuerdo mis
memorias:

Yo soy el divino Marduk, un gran dios, en mis dominios
soy conocido como Ra. Por mis pecados fui al exilio, a las
montañas he ido, por muchas tierras he deambulado, desde
donde el sol se eleva hasta donde el sol se pone he ido, hasta la
tierra de Ishkur llegué. En medio de Jarán he
anidado durante veinticuatro años, en su templo he buscado
un augurio; ¿Hasta cuándo?, pedí un augurio
en el templo acerca de mi señorío. ¡Tus
días de exilio han terminado!, me dijo el oráculo
en el templo. ¡Oh grandes dioses que determináis los
hados, dejad que me encamine a mi ciudad, que establezca en mi
templo Esagil una morada imperecedera, que instale un rey en
Babili; que se reúnan en mi casa templo todos los dioses
Anunnaki, aceptad mi alianza!

Así anunció Marduk su llegada a los otros
dioses, confesando y apelando. Los dioses Anunnaki se inquietaron
y se alarmaron ante la llamada a la sumisión hecha por
Marduk.

Enlil convocó a todos a una gran asamblea para
tomar consejo. Todos los líderes Anunnaki se reunieron en
Nibru-ki; también fueron Enki y los hermanos de
Marduk.

Todos estaban inquietos por los acontecimientos, todos
se oponían a Marduk y a Nabu. En el consejo de los grandes
dioses, las acusaciones se desenfrenaron, las recriminaciones
llenaban la cámara. ¡Nadie puede impedir lo que se
aproxima; aceptemos la supremacía de Marduk!,
únicamente Enki aconsejó. ¡Si se aproxima el
tiempo del Carnero, privemos a Marduk del Enlace Cielo-Tierra!,
propuso Enlil iracundo.

Todos, salvo Enki, acordaron arrasar el Lugar de los
Carros Celestiales; Nergal sugirió para ello utilizar las
Armas de Terror; sólo Enki se opuso: De la
decisión, la Tierra pronunció las palabras a Anu;
Anu repitió las palabras a la Tierra. ¡Lo que estaba
destinado a ser, fracasará por vuestra decisión de
deshacer!

Así habló Enki mientras
partía.

Para llevar a cabo la maldad se seleccionó a
Ninurta y a Nergal.

¡Viene ahora el relato de cómo Hado o
Destino llevó, cómo paso a paso, alguno dado en
tiempos ya olvidados, a que sucediera la Gran
Calamidad!

Quede ahora registrado y recordado para
siempre:

Cuando se tomó la decisión de usar las
Armas de Terror, Enlil guardaba dos secretos para
sí:

¡A nadie, antes de que se tomara la terrible
decisión, le reveló Enlil el secreto de la
visión-sueño de Galzu; a nadie, hasta que se
tomó la fatídica decisión, le había
revelado Enlil su conocimiento del lugar donde se ocultaba el
terror!

Cuando, a despecho de todas las protestas, el consejo
permitió el uso de las Armas de Terror, cuando Enki,
enfadado y muy turbado abandonó la cámara del
consejo, Enki sonreía en su corazón:
¡Sólo él sabía dónde estaban
ocultas las armas! Así lo creía Enki.

Pues fue él, antes de que Enlil llegara a la
Tierra, el que ocultó las armas, junto con Abgal, en un
lugar desconocido.

¡Enki no sabía que Abgal le había
desvelado el lugar a Enlil durante su exilio!

Cuando Enki se enteró de este segundo secreto,
dio refugio en su corazón a un deseo:

¡Que, después de tan larga estancia, el
terror de las armas se haya evaporado!

Poco esperaba Enki que tan larga estancia iba a provocar
una calamidad como nunca antes se había conocido en la
Tierra.

Y así fue que, sin necesidad de Enki, Enlil
reveló a los dos héroes el lugar de la
ocultación:

¡Las siete Armas de Terror moran en una
montaña!, les dijo Enlil.

¡Moran en el interior de una cavidad de la tierra,
se requiere revestirlas con el terror!

Después, Enlil les reveló el secreto de
cómo despertar a las armas de su profundo
sueño.

Antes de que los dos hijos, uno de Enlil, uno de Enki,
partieran hacia el lugar oculto, Enlil les dio palabras de
advertencia: ¡Antes de que se usen las armas, el lugar de
los carros debe estar vacío de Anunnaki; las ciudades
deben ser perdonadas, la gente no debe perecer!

En su nave celeste, Nergal se dirigió al lugar
oculto, Ninurta se retrasó por causa de su padre; Enlil
deseaba decirle una palabra a su hijo a solas, revelarle a
él solo un secreto: le habló a Ninurta de la
profecía de Galzu y de la elección de
Ibruum.

¡Nergal es irreflexivo, asegúrate de que
las ciudades son perdonadas, hay que advertir a Ibruum!, le dijo
Enlil a Ninurta.

Cuando Ninurta llegó al lugar de las armas,
Nergal ya las había sacado de la cavidad, mientras
despertaba sus MEs del largo sueño, Nergal dio un nombre
de trabajo a cada una de las siete: a la primera arma la
llamó La Que No Tiene Rival; a la segunda, la Llama
Ardorosa; a la tercera la llamó La Que Desmorona con
Terror; Fundidora de Montañas llamó a la cuarta;
Viento Que Busca los Confines del Mundo llamó a la quinta;
La Que Arriba y Abajo a Nadie Perdona fue la sexta; la
séptima se llenó con un monstruoso veneno, la
llamó Vaporizadora de lo Viviente.

Con la bendición de Anu se les dieron las siete a
Nergal y a Ninurta, para con ellas causar la
destrucción.

Cuando Ninurta llegó al lugar de las Armas de
Terror, Nergal estaba dispuesto para destruir y
aniquilar.

¡Yo mataré al hijo, yo aniquilaré al
padre!, gritaba Nergal con aires de venganza.

¡Las tierras que codician se desvanecerán,
destruiré las ciudades pecadoras!

Valiente Nergal, ¿destruirás al justo con
el injusto?, le preguntó Ninurta a su camarada.

¡Las instrucciones de Enlil son claras! ¡Yo
llevaré el rumbo a los objetivos seleccionados, tú
me seguirás detrás!

¡La decisión de los Anunnaki me es
conocida!, dijo Nergal a Ninurta. Ambos esperaron la señal
de Enlil durante siete días y siete noches.

Tal como era su intención, cuando terminó
su espera, Marduk volvió a Babili, en presencia de sus
seguidores, pertrechados con armas, declaró su
supremacía; la cuenta de años terrestres era
entonces de mil setecientos treinta y seis. En aquel día,
en aquel fatídico día, Enlil le envió la
señal a Ninurta; Ninurta partió hacia Monte Mashu,
tras él iba Nergal.

El Monte y la llanura, en el corazón de la Cuarta
Región, inspeccionó Ninurta desde los
cielos.

Con el corazón encogido, le hizo una señal
a Nergal: ¡Quédate ahí!, le
señaló.

Entonces, Ninurta soltó desde los cielos la
primera arma de terror; con un resplandor, la cima del Monte
Mashu se resquebrajó, las entrañas del monte se
fundieron en un instante.

Sobre el Lugar de los Carros Celestiales liberó
la segunda arma, con el resplandor de siete soles, las rocas de
la llanura se convirtieron en una herida chorreante, la Tierra se
sacudió y se desmoronó, los cielos se oscurecieron
después del resplandor; la llanura de los carros se
cubrió de piedras quemadas y trituradas, de todos los
bosques que habían rodeado la llanura, sólo tres
troncos quedaron en pie.

¡Hecho!, exclamó Ninurta desde la nave
celeste, su Divino Pájaro Negro.

¡Del control que Marduk y Nabu tanto codiciaban se
les ha privado para siempre!

Entonces, Nergal deseó emular a Ninurta, su
corazón le urgía a ser Erra, el Aniquilador;
siguiendo la Calzada del Rey, voló hasta el verde valle de
las cinco ciudades.

¡Nergal planeaba aplastar el verde valle donde
Nabu estaba convirtiendo a la gente, aplastarlo como un
pájaro enjaulado!

Sobre las cinco ciudades, una tras otra, Erra
envió un arma de terror desde los cielos, destruyó
por completo las cinco ciudades del valle, se convirtieron en
desolación.

Con fuego y azufre fueron arrasadas, todo lo que
allí vivía se convirtió en vapor.

Con tan terribles armas, las montañas se vinieron
abajo, la barrera que contenía las aguas del mar se
partió, las aguas del mar se derramaron en el valle, el
valle quedó inundado por las aguas; cuando las aguas se
derramaron sobre las cenizas de las ciudades, se elevó el
vapor hacia los cielos.

¡Hecho!, gritó Erra en su nave celeste. En
el corazón de Nergal ya no había
venganza.

Inspeccionando su maligna obra, los dos héroes
quedaron confundidos con lo que vieron: los resplandores fueron
seguidos por el oscurecimiento de los cielos, después se
puso a soplar la tormenta.

Arremolinándose dentro de una oscura nube, un
Viento Maligno llevaba la penumbra desde los cielos, con el
transcurso del día, el Sol desapareció sobre el
horizonte con la oscuridad, por la noche, un pavoroso resplandor
dibujaba sus bordes, hizo desaparecer a la Luna cuando
salía.

Cuando llegó el amanecer del día
siguiente, desde el oeste, desde el Mar Superior, se puso a
soplar un viento de tormenta, la nube marrón oscura se
dirigió hacia el este, hacia las tierras habitadas se
extendió la nube; allí donde llegaba, traía
sin misericordia la muerte a todo lo que vive; desde el Valle de
Sin

Compasión, engendrada por los resplandores, la
muerte fue transportada hacia Sumer. Ninurta y Nergal dieron la
voz de alarma a Enlil y Enki: ¡Implacable, el

Viento Maligno lleva la muerte a todos! Enlil y Enki
transmitieron la alarma a los dioses de Sumer:
¡Escapad!

¡Escapad!, les gritaron a todos. ¡Que se
disperse el pueblo! ¡Que el pueblo se oculte! Los dioses
huyeron de sus ciudades, como pájaros asustados escaparon
de sus nidos.

Las gentes de las tierras cayeron bajo las garras del
Viento Maligno; inútil fue su carrera.

Sigilosa era la muerte, atravesaba los muros más
gruesos como las aguas de una inundación, no había
puerta que pudiera dejarle fuera, ni cerrojo que pudiera
impedirle el paso.

Aquéllos que, detrás de puertas cerradas,
se ocultaron dentro de sus casas, como moscas cayeron,
aquéllos que huyeron a las calles, en las calles
amontonaron sus cadáveres.

Los pechos llenos de esputos y flemas, las bocas
rebosantes de saliva y espuma; cuando el Viento Maligno atrapaba
a la gente sin ser visto, sus bocas se empapaban en
sangre.

Lentamente sopló el Viento Maligno sobre las
tierras, cruzó de oeste a este sobre llanuras y
montañas; todo lo que vivía, tras él quedaba
muerto y moribundo, la gente y el ganado perecían por
igual.

Las aguas se emponzoñaron, en los campos se
marchitó toda vegetación.

Desde Eridú en el sur hasta Sippar en el norte,
el Viento Maligno arrasó el país;

Babili, donde Marduk había declarado la
supremacía, se libró del Viento Maligno.

Decimocuarta
Tablilla

Babili, donde Marduk había declarado la
supremacía, se libró del Viento Maligno.

Todas las tierras al sur de Babili fueron devoradas por
el Viento Maligno, también alcanzó al
corazón de la Segunda Región.

Cuando con posterioridad a la Gran Calamidad, Enlil y
Enki se encontraron para estudiar el desastre, Enki le hizo
considerar a Enlil el libramiento de Babili como un augurio
divino.

¡El libramiento de Babili confirma que Marduk ha
sido destinado para la supremacía! Así le dijo Enki
a Enlil.

¡Debe haber sido la voluntad del Creador de Todo!,
dijo Enlil a Enki. Entonces, Enlil le reveló la
visión-sueño y la profecía de
Galzu.

Si eras conocedor de eso, ¿por qué no
impediste el uso de las Armas de Terror?, le preguntó
Enki.

¡Hermano mío!, dijo Enlil a Enki con una
voz apesadumbrada. Era evidente el motivo.

Tras tu llegada a la Tierra, cada vez que la
misión se veía obstaculizada, encontrábamos
una forma de eludir el obstáculo; de ahí, la
creación de los Terrestres, la gran solución, fue
también una fuente de miles de giros y vueltas no
deseados.

Cuando llegaste a comprender los ciclos celestes y
asignaste constelaciones, ¿quién hubiera previsto
en ellas las manos del Destino?

¿Quién habría podido distinguir
entre los hados que elegimos y el inquebrantable
destino?

¿Quién proclamaba falsos augurios y
quién podía pronunciar profecías
verdaderas?

De ahí que decidiera guardar para mí mismo
las palabras de Galzu. ¿Era de verdad el emisario del
Creador de Todo, o era una alucinación mía?
¡Lo que tenga que suceder, suceda!, me dije a mí
mismo. Enki escuchaba las palabras de su hermano, mientras
afirmaba con la cabeza arriba y abajo. La Primera Región
está desolada, la Segunda Región está sumida
en la confusión, la Tercera Región está
herida, el Lugar de los Carros Celestiales ya no existe;
¡eso es lo que ha sucedido!, dijo Enki a Enlil. ¡Si
era ésa la voluntad del Creador de Todo, eso es lo que ha
quedado de nuestra Misión en la Tierra! ¡Las
semillas se sembraron con las ambiciones de Marduk, lo que salga
de ello será para que lo coseche él!

Así le dijo Enlil a su hermano Enki, entonces
aceptó el triunfo de Marduk. ¡Que el rango de
cincuenta, que tenía pensado para Ninurta, le sea dado en
su lugar a Marduk!

¡Que Marduk declare su supremacía sobre la
desolación en las Regiones! En cuanto a mí y a
Ninurta, no nos vamos a interponer más en su camino.
Partiremos hacia las Tierras de Más Allá de los
Océanos, por lo que vinimos, llevaremos a término
la misión de obtener oro para Nibiru! Así le dijo
Enlil a Enki; había abatimiento en sus palabras.
¿Habrían sido diferentes las cosas si no se
hubieran usado las Armas de Terror?, cuestionó Enki a su
hermano.

¿Y si no hubiéramos escuchado las palabras
de Galzu para que no volviéramos a Nibiru?, replicó
Enlil.

¿Y si hubiéramos detenido la Misión
Tierra cuando los Anunnaki se amotinaron? Yo hice lo que hice.
Tú hiciste lo que hiciste. ¡No se puede desandar el
pasado!

¿Acaso no hay en eso también una
lección?, preguntó Enki para ambos.

¿Acaso lo que ha ocurrido en la Tierra no es un
reflejo de lo que tuvo lugar en Nibiru?

¿Acaso no está escrito en el Pasado el
esbozo del Futuro?

¿Repetirá la Humanidad, creada a nuestra
imagen, nuestros logros y fracasos?

Enlil guardó silencio. Cuando se puso en pie para
marcharse, Enki le tendió el brazo.

¡Estrechemos los brazos como hermanos, como
camaradas que, juntos, se enfrentaron a muchos desafíos en
un planeta extraño!

Así le dijo Enki a su hermano.

Y Enlil, asiendo el brazo de su hermano, lo
abrazó también.

¿Nos volveremos a encontrar en la Tierra o en
Nibiru?, preguntó Enki.

¿Estaría en lo cierto Galzu de que
moriríamos si volvíamos a Nibiru?, respondió
Enlil. Luego, se volvió y se fue.

Enki quedó solo; acompañado tan
sólo por los pensamientos de su corazón.

Se sentó y reflexionó sobre cómo
había comenzado todo y cómo había
terminado.

¿Estaba todo destinado, o fue el hado forjado por
esta o aquella decisión? Si Cielo y Tierra estaban
regulados por ciclos dentro de ciclos, ¿volverá a
ocurrir lo que ha sucedido? ¿Acaso el Pasado es el Futuro?
¿Imitarán los Terrestres a los Anunnaki,
revivirá la Tierra lo que vivió Nibiru? ¿El
primero en llegar será el último en partir?
Asediado por sus pensamientos, Enki tomó una
decisión:

De todos los acontecimientos y decisiones, comenzando
desde Nibiru hasta este día en la Tierra, tomar nota, para
que fuera una guía para generaciones futuras;

¡Que la posteridad, en el tiempo que designe el
destino, lea el registro, recuerde el Pasado, comprenda el Futuro
como profecía, que el Futuro sea el juez del
Pasado!

Estas son las palabras de Enki, Primogénito de
Anu de Nibiru.

Decimocuarta tablilla: Las Palabras del señor
Enki.

Escritas de boca del gran señor Enki, ninguna
palabra perdida, ninguna palabra añadida, por el escriba
maestro Endubsar, un hombre de Eridú, hijo de
Udbar.

Por el señor Enki, con larga vida he sido
bendecido.

Durante el desarrollo de la narración utilizamos
para designar al Patriarca dos nombres: Abram y Abraham y una de
las tantas explicaciones es que, Abraham proviene del
hebreo ????????? (Avraham) y significa "padre del
pueblo
" o "padre de las multitudes". Su forma
original era Abram, de ab (padre)
ram (alto, excelso), por lo que su
significado era "el Padre (Dios) es excelso".
Sin embargo -según la Biblia-, Yahveh le
llamó Abraham, "padre de multitudes"
(ab-hamôn), por lo que Abraham sería una
síntesis
entre ab-ram ab-hamôn.
Sin embargo hay que tener en cuenta que la promesa para ese
"padre exelso" (abram), consiste en hacerlo padre de
multitudes. El medio para ello es darle una descendencia; por
ello, necesita un vientre y la palabra hebrea
es rehem. Queda pues, literalmente como "Padre
del vientre
", en cuanto, quien no podía tener hijos
ahora tendrá multitudes.

Tambien se dijo que los cabalistas tenían su
propia interpretación y asi, Abram (????) aparece por
primera vez en Bereshit/Génesis 11.26 (Taré
vivió setenta años, y engendró a Abram, a
Nacor y a Harán
). Esta palabra-nombre significa
"padre del pueblo de Aram" porque Taré padre de
Abram era descendiente de Sem hijo de Noé. Sem tuvo un
hijo llamado Aram, que se asentó en Ur de Caldea, ver
Bereshit/Génesis 11.31 (Y tomó Taré a
Abram su hijo, y a Lot hijo de Harán, hijo de su hijo, y a
Sarai su nuera, mujer de Abram su hijo, y salió con ellos
de Ur de los caldeos, para ir a la tierra de Canaán; y
vinieron hasta Harán, y se quedaron allí
).
Abram era pues tutor y encabezaba a los pueblos descendientes de
Aram.

 Posteriormente, y una vez recibida la
profecía, al circuncidarse y aceptar el Pacto que su dios
le ofreció, este le cambia de nombre intercalando una
letra Hei (?) que es una de las letras del Tetragrama y
además una letra de dios o considerada altamente
espiritual (recordar que también a Saraí la esposa
de Abram le añadió una letra Hei al final para
quedar como Sarah). 

De este modo aparece por primera vez el nombre de
Abraham (?????) en Bereshit/Génesis 17.5 (Y no se
llamará más tu nombre Abram, sino que será
tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre
de gentes
).

Abraham ya no significa "padre de la nación
de Aram
" sino sencillamente "padre de muchas
naciones
" (en realidad sólo dos: israelitas e
ismaelitas). 

Siguiendo la Kábalah, en su parte
guemátrica, contabilicemos los valores de las letras de la
palabra Abraham:

 (?) Alef, tiene valor 1.

(?) Bet, tiene valor 2.

(?) Resh, tiene valor 200. 

(?) Héi, tiene valor 5. 

(?) Mem -sofit-, tiene valor 40. 

Si sumamos el total nos da 248, que son el total de
mitzvot asé (mandamientos positivos) de los 613
mandamientos de la Ley de Dios contenidos en la Toráh y
también, el total de órganos y componentes del
cuerpo humano.

 Y si sumamos 2+4+8= 14. En hebreo, el
número 14 se escribe con letras (como en los
números romanos) de esta forma: ?? 

Yud+dalet. Y se lee: "Yad" que significa
"Mano".

 Todo lo cual significa: La Mano de Abraham
guiará a los cuerpos humanos (las naciones).

Como es natural persistiran dudas sobre todo lo narrado,
pero evidentemente hubo una guerra donde se usaron armas
nucleares, y Abraham el Patriarca fue un guerrero, que lucho por
su dios Enlil, que ha llegado hasta nuestros días a
través de la biblia con el nombre de Yahveh o
Jehova.

Bibliografía

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    Sodoma y Gomorra,
    http://conspiraciones1040.blogspot.com/2013/05/apocalipsis-nuclear-el-exterminio-de.html

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    1833 Págs.

  • Biblia, Versión Reina Valera 1, 960, La
    Biblia, versión Reina Valera
    1960_¡Amén-Amén!.mht

  • Elena G. de White, La Historia de Patriarca y
    Profetas, Asociación Publicadora Interamericana, 1957,
    Edición digital www.evangelioeterno.com, 955
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  • Flavio Josefo, La Guerra de los Judios, 303
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  • Zecharia Sitchin, El 12º Planeta, Biblioteca
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  • Zecharia Sitchin, El Código Cosmico,
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  • Zecharia Sitchin, El Final de los Tiempos, Ediciones
    Obelisco S.L., ISBN 978-84-9777-418-5,
    Barcelona-España 2007, 308 Págs.

  • Zecharia Sitchin, El Génesis Revisado,
    Ediciones Obelisco S.L., ISBN 84-9777-225-3,
    Barcelona-España 2005, 308 Págs.

  • Zecharia Sitchin, El Libro Perdido de Enki,
    Ediciones Obelisco S.L., Edición digital 2003 por
    Nascav, Barcelona-España, 112 Págs.

  • Zecharia Sitchin, La Escalera al Cielo, Ediciones
    Obelisco S.L., Edición digital por Nascav,
    Barcelona-España, 454 Págs.

  • Zecharia Sitchin, Los Reinos Perdidos,
    http://Rebeliones.4shared.com, 264 Págs.

  • Zecharia Sitchin, La Guerra de los Dioses y Los
    Hombres, Ediciones Obelisco S.L., ISBN: 84-7720-923-5,
    Barcelona-España 2002, 162 Págs.

DEL AUTOR.

Monografias.com

P.G.C. Herbert Oré Belsuzarri
33°.

Es autor de varios libros, artículos y
monografías que se publican en diferentes medios como las
Revistas Fenix News, Hiram Abiff, Retales de Masonería,
Nueva Luz y Dialogo Entre Masones. Sus trabajos estan en
Bibliotecas en Línea como SCRIBD
(http://es.scribd.com/herberthore1) y monografías.com
(http://www.monografias.com/). También sus trabajos son
publicados en diferentes Blogs.

Desde enero 2014 sus trabajos seleccionados son
publicados en la Revista Masónica "Dialogo Entre
Masones".

 

 

Autor:

Herbert Oré
Belsuzarri

Un Masón Para el Mundo.

Publicado en:

SCRIBD

Dialogo Entre Masones

Publicaciones Masónicas

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Autorizado la reproducción total o
parcial, solo debe citar la fuente.

Edición Digital en el Perú,
sin costo.

Marzo 2014.

[1] Notese que decimos Abram, debido a que
por entonces ese era su nombre en lenguaje sumerio.

[2] Según la Biblia, Taréj, era
de la décima generación descendiente de
Noé a través de Sem, engendró a Abraham,
Nacor y Harán. Harán engendró a Lot
sobrino de Abraham.

[3] Abram se casó con Sarai.
Téraj (su padre) tomó a Abram y su esposa Sarai,
y a Lot, el hijo de Aram, quien había muerto, y dejando
Ur de Caldea, vino a Jarán y vivió allí
hasta su muerte, esto ocurrió cuando Abraham
tenía setenta y cinco años.

[4] Entonces, respondiendo al llamado de
Dios, Abram, con su esposa Sarai, y Lot, y el resto de sus
posesiones, fueron a la Tierra de Canaán, entre otros
lugares a Siquem (que se halla en el corazón de
Canaán) y Betel, donde construyó altares al
Señor. El primer altar levantado fue en Siquem. El
segundo fue en Betel. Betel significa “casa de
Dios,” y ya estaba habitado por entonces. El nombre Betel
es religioso y simbólico, porque después de la
escisión del reino del norte, en tiempo de Jeroboam I,
Betel fue el principal santuario del reino cismático, y
allí se instaló el becerro de oro. Por esta
razón los profetas bíblicos cambiaron
despectivamente el nombre de Bet-el, casa de Dios, en Bet-awen,
casa de la vanidad.

[5] La biblia narra la llegada de Abram a
Egipto de la siguiente manera: 10 Hubo hambre en el
país, y Abram bajó a Egipto a pasar allí
una temporada, pues el hambre abrumaba al país. 11
Estando ya próximo a entrar en Egipto, dijo a su mujer
Saray: «Mira, yo sé que eres mujer hermosa. 12 En
cuanto te vean los egipcios, dirán: “Es su
mujer”, y me matarán a mí, y a ti te
dejarán viva. 13 Di, por favor, que eres mi hermana, a
fin de que me vaya bien por causa tuya, y viva yo en gracia a
ti.» 14 Efectivamente cuando Abram entró en
Egipto, vieron los egipcios que la mujer era muy hermosa. 15
Viéronla los oficiales de Faraón, los cuales se
la ponderaron, y la mujer fue llevada al palacio de
Faraón. 16 Este trató bien por causa de ella a
Abram, que tuvo ovejas, vacas, asnos, siervos, siervas, asnas y
camellos. 17 Pero Yahveh hirió a Faraón y a su
casa con grandes plagas por lo de Saray, la mujer de Abram. 18
Entonces Faraón llamó a Abram, y le dijo:
«¿Qué es lo que has hecho conmigo?
¿Por qué no me avisaste de que era tu mujer? 19
¿Por qué dijiste: “Es mi hermana”, de
manera que yo la tomé por mujer? Ahora, pues, he
ahí a tu mujer: toma y vete.» 20 Y Faraón
ordenó a unos cuantos hombres que le despidieran a
él, a su mujer y todo lo suyo. ¿Solo porque una
mujer es hermosa, el Faraón podría dar ovejas,
vacas, asnos, siervos, siervas, asnas y camellos a sus
familiares en una época de hambre? Esto resulta poco
creible ya que Abram no solo llego con sus seguidores, sino que
también traía su ganado que poseía, y por
otra parte al descubrir el engaño ¿El
Faraón dispuso solamente que se fueran? No parece
coherente ya que en Genesis 13:2 dice que Abram era rico en
ganado, plata y oro. Definitivamente había algo
más que la biblia no relata.

[6] La guerra de los reyes de la zona en
conflicto es narrado en la biblia de la siguiente manera:
Génesis 14: 1 Aconteció en los días de
Amrafel, rey de Senaar, de Aryok, rey de Ellasar, de
Kedorlaomer, rey de Elam, y de Tidal, rey de Goyim, 2 que
éstos hicieron guerra a Berá, rey de Sodoma, a
Birsá, rey de Gomorra, a Sinab, rey de Admá, a
Semeber, rey de Seboyim, al rey de Belá (o sea, Soar). 3
Estos últimos se coligaron en el valle de Siddim (esto
es, el mar de la Sal). 4 Doce años habían servido
a Kedorlaomer, pero el año trece se rebelaron. 5
Vinieron, pues, en el año catorce Kedorlaomer y los
reyes que estaban por él, y derrotaron a los
refaítas en Asterot Carnáyim, a los zuzíes
en Ham, a los emíes en la llanura de Quiryatáyim,
6 y a los joritas en las montañas de Seír hasta
El Parán, que está frente al desierto. 7 De
vuelta, llegaron a En Mispat (o sea, Cadés), y batieron
todo el territorio de los amalecitas, y también a los
amorreos que habitaban en Jasesón Tamar. 8 Salieron
entonces el rey de Sodoma, el rey de Gomorra, el rey de
Admá , el rey de Seboyim y el rey de Belá (esto
es, de Soar) y en el valle de Siddim les presentaron batalla: 9
a Kedorlaomer, rey de Elam, a Tidal, rey de Goyim, a Amrafel,
rey de Senaar, y a Aryok, rey de Ellasar: cuatro reyes contra
cinco. 10 El valle de Siddim estaba lleno de pozos de
betún, y como huyesen los reyes de Sodoma y Gomorra,
cayeron allí. Los demás huyeron a la
montaña. 11 Los vencedores tomaron toda la hacienda de
Sodoma y Gomorra con todos sus víveres y se fueron. 12
Apresaron también a Lot, el sobrino de Abram, y su
hacienda, pues él habitaba en Sodoma, y se fueron. 13 Un
evadido vino a avisar a Abram el hebreo, que habitaba junto a
la encina de Mambré el amorreo, hermano de Eskol y de
Aner, aliados a su vez de Abram. 14 Al oír Abram que su
hermano había sido hecho cautivo, movilizó la
tropa de gente nacida en su casa, en número de 318, y
persiguió a aquéllos hasta Dan. 15 Y cayendo
él y sus siervos sobre ellos por la noche, los
derrotó, y los persiguió hasta Jobá, que
está al norte de Damasco; 16 recuperó toda la
hacienda, y también a su hermano Lot con su hacienda
así como a las mujeres y a la gente.

[7] En verdad lo que querían decir era
que Lot y su familia eran los únicos aliados a la causa
de Jehova o Enlil o como quiera llamarse.

[8] Tito Flavio Josefo también
conocido por su nombre hebreo José ben
Matityahu o Josefo ben
Matityahu (n. 37-38– Roma, 101) fue
un historiador judío fariseo, descendiente de familia de
sacerdotes. Hombre de acción, estadista y
diplomático, fue uno de los caudillos de la
rebelión de los judíos contra los romanos. Hecho
prisionero y trasladado a Roma, llegó a ser favorito de
la familia imperial Flavia. En Roma escribió, en griego,
sus obras más conocidas: La guerra de los judíos,
Antigüedades judías y Contra Apión. Fue
considerado un traidor a la causa judía y odiado por los
judíos. Su obra se ha conservado gracias a los romanos y
los cristianos.

[9] Deuteronomio 29. 22 Y dirán las
generaciones venideras, vuestros hijos que se levanten
después de vosotros, y el extranjero que vendrá
de lejanas tierras, cuando vieren las plagas de aquella tierra,
y sus enfermedades de que Jehová la habrá hecho
enfermar 23 (azufre y sal, abrasada toda su tierra; no
será sembrada, ni producirá, ni crecerá en
ella hierba alguna, como sucedió en la
destrucción de Sodoma y de Gomorra, de Adma y de Zeboim,
las cuales Jehová destruyó en su furor y en su
ira);  24 más aún, todas las naciones
dirán: ¿Por qué hizo esto Jehová a
esta tierra? ¿Qué significa el ardor de esta gran
ira?  25 Y responderán: Por cuanto dejaron el pacto
de Jehová el Dios de sus padres, que él
concertó con ellos cuando los sacó de la tierra
de Egipto,  26 y fueron y sirvieron a dioses ajenos, y se
inclinaron a ellos, dioses que no conocían, y que
ninguna cosa les habían dado.  27 Por tanto, se
encendió la ira de Jehová contra esta tierra,
para traer sobre ella todas las maldiciones escritas en este
libro; 

[10] Alejandro III de Macedonia, más
conocido como Alejandro
Magno  (Pella, 20 o 21 de
julio de 356 a. C. – Babilonia, 10 o 13
de junio, de 323 a. C.), fue el rey de
Macedonia desde el 336 a.C., hasta su muerte. En el
334 a. C., lanzó a su ejército contra
el poderoso y extenso Imperio Persa, continuando lo que su
padre había iniciado poco antes de morir: una guerra de
venganza de los griegos contra los persas. En su reinado de 13
años, cambió por completo la estructura
política y cultural de la zona al conquistar el Imperio
Aqueménide y dar inicio a una época de
extraordinario intercambio cultural. Tras consolidar la
frontera de los Balcanes y la hegemonía macedonia
sobre las ciudades-estado de la antigua Grecia, puso fin a la
rebelión que se produjo tras la muerte de su padre,
Alejandro cruzó el Helesponto hacia Asia Menor (334
a.C.) y comenzó la conquista del Imperio Persa, regido
por Darío III. Victorioso en las batallas de
Gránico (334),Issos (333), Gaugamela (331)
y de la Puerta Persa (330), se hizo con un dominio que se
extendía por la Hélade, Egipto, Anatolia, Oriente
Próximo y Asia Central hasta los ríos Indo y
Oxus. Habiendo avanzado hasta la India, derrotó al rey
Poro en la batalla del Hidaspes (326), la negativa de
sus tropas a continuar hacia Oriente le obligó a
retornar a Babilonia, donde falleció sin completar sus
planes de conquista de la península arábica.

[11] Nabih: De noble Linaje, destacado,
ingenioso.

Partes: 1, 2, 3, 4
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