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Desde la década del 90 se repite el milagro de la danza del sol en Soracá



  1. Milagro del sol en
    Fátima
  2. Triada de eventos
    milagrosos en Soracá
  3. Primer
    sábado de cada mes
  4. La Danza del
    sol
  5. Posesión por
    la Virgen de la esperanza del padre Álvaro de
    Jesús Puerta
  6. Intercambio en el
    Padre Álvaro de Jesús de su propia persona, con
    la persona de la virgen.
  7. Otras
    observaciones
  8. Fuentes

Milagro del sol
en Fátima

En tres apariciones, el 13 de julio, el 19 de agosto y
el 13 de septiembre de 1917, a tres jóvenes pastorcillos,
la Santísima Virgen María, prometió que al
medio día del 13 de octubre en la campiña Cova de
Iría, cerca de Fátima en Portugal, les
revelaría su identidad y les mostraría un milagro
"para que creyesen".

El milagro del sol fue un acontecimiento extraordinario,
atestiguado por más de 100 mil personas. Según
múltiples declaraciones de testigos, después de una
llovizna, se despejó el cielo y el sol lució como
un disco opaco que giraba en el cielo. Lucía
significativamente menos brillante que de costumbre y arrojaba
luces multicolores sobre todo el campo, sobre las sombras del
paisaje, la gente y las nubes que lo circundaban. El sol
osciló en dirección a la tierra trazando un
patrón de zig zag. Algunas personas que observaban esto
atemorizadas pensaron que significaba el fin del mundo. Los
testigos reportaron también que el suelo y sus ropas, que
habían estado mojados por la lluvia, se habían
secado completamente.

Los tres pequeños pastorcillos, además de
haber confirmado el milagro del sol que tuvo lugar ese
día, también reportaron haber visto un panorama de
visiones, incluyendo a Jesús, la Santísima Virgen
María y a San José bendiciendo a toda la
gente.

Mientras que de Marchi declaró que los reportes
variaban y eran confusos en pequeños detalles, Kevin
McClure afirmó que nunca había visto una
colección de relatos tan contradictorios en ningún
caso de las investigaciones que había realizado en los
últimos diez años. No existen reportes
científicos sobre algún comportamiento solar o
astronómico inusual durante el momento en que el sol fue
visto "bailando", y tampoco existen reportes que testifiquen
sobre algún fenómeno solar dentro del radio de 22.5
kilómetros desde Cova de Iría.

El milagro tampoco estuvo supeditado al tiempo y al
espacio, ya que el papa Pío XII volvió a ver este
milagro del sol desde los jardines del Vaticano, 33 años
más tarde, en tres días sucesivos, el 30 y 31 de
octubre y 1 de noviembre de 1950 como confirmación del
Cielo, a la proclamación por él del dogma de la
Asunción de la Virgen María en cuerpo y alma al
Cielo, el 1 de noviembre.

Los fenómenos del sol son visibles en el medio
mundo que esté iluminando. El hecho de que el sol danzante
fuera visto solamente en Cova de Iría, el 13 de octubre de
1917 y luego el 30 y 31 de octubre y el 1 de noviembre de 1950 en
los Jardines del Vaticano, y solamente por el papa Pio XII,
confirma que se trató, no de un fenómeno real sino
de un auténtico milagro.

Triada de eventos
milagrosos en Soracá

En Soracá, Boyacá (Colombia), el sacerdote
católico Álvaro de Jesús Puerta ofrece todos
los primeros sábados de cada mes la siguiente triada de
eventos milagrosos:

Jueves anterior: Celebración de la Misa de
Oración e imposición de manos a los fieles enfermos
para curarlos.

Viernes siguiente: Sesión de
liberación de los demonios y las fuerzas del
mal.

Primer sábado de cada mes. El
Santo Rosario a la Señora. Misa campal de sanación.
Descenso de la Virgen desde el cielo. La Danza del sol.
Posesión por la Virgen de la Esperanza del padre
Álvaro de Jesús.

Si se miran los tres días en su conjunto, lo que
se obtiene es un ciclo completo de sanación y de
curación. En el día jueves se enfatiza la
imposición de manos a los enfermos. En el viernes es el
exorcismo de los demonios que producen la enfermedad y el mal y
que llevan a los mortales hacia la condenación eterna. En
el sábado, la idea central es la de la curación
total del cuerpo y del alma con la intercesión de la
Virgen y su Hijo resucitado.

Los tres días representan una gran lucha entre el
bien y el mal, entre la vida y la muerte, entre la salud y la
enfermedad, y entre la salvación y la condena
eterna.

Los dos primeros días se realizan en el recinto
cerrado de la iglesia de Soracá, abajo, en el valle donde
se asienta la población. El sábado los eventos
tienen lugar a campo abierto, en el Santuario de Nuestra
Señora, o en la plaza durante la misa campal.

Jueves anterior: Celebración de la Misa de
Oración e imposición de manos a los fieles enfermos
para curarlos.

Una ceremonia que se extiende entre las 9 de la
mañana a las 3 de la tarde y que se desarrolla dentro del
templo de la población, una antigua capilla doctrinera,
hoy muy transformada arquitectónicamente, gracias a la
generosidad del Padre Álvaro de Jesús.

– Al ascender por la calle estrecha, que de manera
abrupta se empina desde la plaza principal del pueblo hacia la
montaña sagrada, en donde está el Santuario de
Nuestra Señora de la Esperanza, se siente la expectativa
de una gran audiencia de creyentes que se congrega a los pies de
un santuario prodigioso.

– Se inicia con la barahúnda de los medios de
transporte empleados para traer una inmensa muchedumbre de
peregrinos.

– Los peregrinos, atraídos por los poderes de
sanación y los milagros que han hecho famoso al muy
reverendo Padre Álvaro de Jesús Puerta, ascienden
desde temprano por entre el precario espacio de toldos,
tenderetes, vendedores ambulantes, puestos de ventas callejeras y
de imágenes sagradas, hasta ubicarse en la explanada
enfrente del templete del Santuario.

– El Padre Puerta, nació en Ciudad
Bolívar, departamento de Antioquia, el 4 de Junio de 1958
y fue ordenado sacerdote en Tunja el 23 de octubre de 1988. Es el
fundador del instituto de Misioneros y Misioneras de la
Esperanza, actual cura párroco de Soracá, a donde
llegó después de ser el párroco de otro
pueblo boyacense llamado Motavita, donde inició su triada
de eventos milagrosos.

Tiene la reputación de ser un instrumento de Dios
para sanar a los enfermos y liberar a los oprimidos del demonio,
merced a una facultad eclesiástica para realizar
exorcismos.

Viernes siguiente: Sesión de
liberación de los demonios y las fuerzas del mal.

– Al día siguiente, el primer viernes, tiene
lugar la Oración de Liberación, una misa de
exorcismos que se extiende desde las 9 de la mañana hasta
el mediodía, y que tiene lugar dentro del templo
parroquial.

– Estos dos eventos son muy concurridos por peregrinos
que se desplazan desde todos los puntos de la geografía
nacional, y aún desde países vecinos como Venezuela
y Ecuador.

Primer
sábado de cada mes.

El evento más concurrido es el del día
sábado, con una asistencia usual de 15 mil
peregrinos.

El Santo Rosario a la Señora

A las 9 de la mañana, el Padre aparece con su
sotana negra en el templete del Santuario y da inicio al Santo
Rosario, ayudado por un potente equipo de amplificación de
sonido.

– A esta hora ya se han acomodado en la explanada los
jadeantes peregrinos, utilizando para ello convenientes sillas
portátiles suministradas por una nube de empresarios
improvisados.

Misa campal de sanación

– La segunda parte tiene lugar en la tarde. Se trata de
una gran misa campal de sanación.

– Cuando la multitud está terminando de ascender
a la montaña sagrada, el Padre inicia la audiencia ante el
altar del templete del Santuario de Nuestra Señora de la
Esperanza.

– Se da comienzo con un nuevo rosario, una
oración similar a veces, a esos rosarios
cantados.

Descenso de la Virgen desde el cielo

– De repente el Padre intercepta el ceremonial con una
invocación al Espíritu Santo: Tú eres
fuego, tú todo lo renuevas, todo lo devoras, todo lo haces
luz. Haz que en estos instantes todos sintamos ese fuego
interior. Haznos sentir esa llamita encendida en nuestro
interior… como también esta brisa que empieza a correr.
Regálanos esta brisa, como tu ternura, tu presencia, tu
saludo, tu alegría…

– Sigue la invocación, que los fieles
acompañan al unísono, mientras sienten la brisa
divina, la primera señal física, tangible, de
testimonio de la presencia de la divinidad entre esta apretada
masa de sufrientes: Espíritu de Dios, ven a mi vida,
ven a mi alma… úngeme Señor con tu
espíritu.

– Entretanto la gente ausculta el cielo para discernir
la presencia del portento, el milagro del descenso de la Virgen
desde el cielo hasta "este puntico del universo". Una presencia
divina que el Padre marca con una prolongada serie de
bienvenidas, de saludos, de cánticos de
preparación.

– La ceremonia está permeada de una poderosa
espiritualidad carismática. Además de la presencia
material del Espíritu, el Padre anuncia la llegada de la
Señora, de la Virgen de la Esperanza, que baja a
platicar con sus pequeños: Vamos a recibir a
la Señora. Ella ya está aquí. Ella ya
llegó. La Señora está con nosotros.
¡Señora, salúdanos!,
y los fieles
estallan en un gran aplauso, y después cantan un
Avemaría de bienvenida.

– El Padre dice ver a la Señora ahora entre sus
pequeños. La ve físicamente, abrazando a los
peregrinos que han venido de tantos lugares. Y repite
Señora, salúdanos. En este momento la
Señora empieza a abrazar a todos los feligreses. La
Señora te abraza. La Señora abraza a todos y cada
uno, los está abrazando. Y lo sé porque lo veo.

El Padre continúa con un diálogo personal con la
Señora, con su Señora que sólo
él ve.

– Envía sobre nosotros, ahora Señora,
un viento que nos acaricie la mejilla, para sentir tu caricia de
madre. Sopla Señora esa brisa fuerte. Va a ser muy fuerte.
Porque queremos recibir ternura… estamos muy contentos porque
estás con nosotros. ¡Qué dura es la vida,
Señora! Estamos sintiendo esa caricia, ese susurro.
Quédate por siempre con nosotros. Quédate por
siempre con la humanidad…

– Terminado el diálogo personal con la
señora que sólo él puede ver, el Padre hace
silencio. Antes de los prodigios siguientes hay que terminar con
los misterios faltantes del rosario y distribuir las cuentas de
muchos rosarios benditos entre los fieles que se agolpan ante los
muros del templete.

– El Padre Álvaro de Jesús, intermediario
ante nuestra Madre, nuestra Señora de la Esperanza, arroja
al viento y hacia la multitud los rosarios benditos, para tentar
las fortunas sagradas de quienes se abalanzan en pos de los
objetos divinos. El Padre pide a los favorecidos que recen un
Avemaría en su honor y otra en honor de un benefactor
anónimo, quien donó los rosarios.

La Danza del
sol

– Ahora es necesario dar curso a la preparación
para el milagro, el prodigio, el hecho sobrenatural, que
constituye el clímax de la jornada matutina:

– una gimnasia sagrada, que el Padre llama "ejercicios
de estiramiento" para recibir el oxígeno divino, y la
famosa "Danza del Sol". La audiencia de creyentes se encuentra
aglomerada frente los muros del templete. Unos creyentes
están sentados, otros de pie, o hincados de rodillas en el
césped húmedo con sus rostros sollozantes y
llorosos, mientras algunos se sumergen en místico
recogimiento. Los niños y niñas corretean por entre
las sillas o atormentan a sus padres con sus quejidos de tedio.
Los vendedores ambulantes no dejan de ofrecer rosarios, estatuas
de la Virgen y de los santos, novenarios, agua embotellada y todo
el resto de especies, en lo que por aquí llamamos "el
rebusque".

– El iluminado Padre, instruye a sus fieles:
¡Estiren los brazos hacia arriba, hacia los lados, hacia
abajo. Otra vez: hacia arriba, abajo, a los lados!.
¡Aspiren la brisa que circula por la montaña
sagrada, el oxígeno divino que envía la
Señora a los dolientes cuerpos de los peregrinos para
sanarlos, para salvarlos!.

Terminada la gimnasia sagrada el religioso anuncia que
se va a iniciar la Danza del Sol. Han transcurrido cerca de dos
horas de función. El Padre divulga primero un dato: El
Santuario está a 2.650 metros sobre el nivel del mar, en
los verdes Andes colombianos.
Y anuncia: El Sol
girará sobre sí mismo y aparecerán
imágenes sagradas, rostros muy conmovedores de figuras
sagradas, como la Santísima Virgen y su Hijo y los
apóstoles. Empero, no hay que asustarse. Eso sí,
hay que cuidarse bien los ojos. Sólo mirar con la
protección adecuada el relumbrante sol, que ahora
transcurre en su ruta hacia el cenit. Hay que usar lentes muy
oscuros, radiografías viejas, o vidrios velados, para ser
testigos de esta danza solar en la cual la mirada ha de
concentrarse en las figuras sagradas, en los colores morados y en
los verdes que se verán en la periferia solar. Hay que
tomar muchas fotografías, muchos videos.
Informa el
Padre: tengo muchas fotografías de la Danza del Sol.
Algunas muy bellas, muy artísticas, con las que voy a
hacer una exposición en el futuro próximo para dar
testimonio de los favores de la Señora con sus
pequeños. No olvidemos, la Señora está
aquí entre nosotros y esta danza solar nos muestra su
beatífica presencia.

– Entre tanto, los fieles dirigen sus miradas al Sol, y
el cliqueo de las cámaras sirve de sonido de fondo al
silencio expectante en pos del milagro. El Padre continúa:
Vean bien, allí está la Señora; vean
bien, pero cuidado con sus ojos.
Y todos miran, y algunos
dejan escapar una que otra exclamación de contento ante la
aparición divina, y empiezan a correr los videos, y
cliquean las cámaras y las madres muestran a sus hijitos
la imagen de la Señora, de su Señora, y del sol
danzando. Todos quieren ser testigos de semejante maravilla, y
grabar la danza solar también en el
ciberespacio.

– Después de dos rondas de danza solar, viene una
terapia de ternura, que no es otra cosa que una tanda de abrazos
entre los feligreses presentes, extraños y conocidos,
seguida de bendiciones mutuas. El cura ordena a sus fieles:
extiendan su mano derecha hacia arriba, hacia la
Señora: hay que suplicarle su bendición, su
ungimiento. Ahora tomen oxígeno y eleven ambas manitas al
cielo como antenitas, para que bajen las ondas divinas del cielo,
y puedan, capturar la energía. ¡Pueden
aplaudir!…

– La muchedumbre estalla en aplausos. El Padre sigue
exhortando a sus fieles: Vuelvan a estirar sus brazos hacia
arriba y tomen el oxígeno del cielo.

– La multitud emprende una nueva captura del
oxígeno celestial, ahora con las dos manos en alto.
Ahora cada peregrino inhale el aire hacia su vientre e
instálelo allí lentamente.
Después de
una breve pausa: ahora exhalen el aire poco a poco, mientras
repiten, estoy botando todos mis problemas.
La voz de bajo
del levita católico resuena a través de los
altavoces: Estoy botando todos mis problemas de enfermedades y
de odios, est-oy bo–taan–do too–doos miis
pro–blee–mas.

El Padre Álvaro de Jesús actúa como
avezado practicante de métodos de sanación que
rememoran la medicina ayurvédica.

– Ahora le toca el turno de oxigenación divina a
las mujeres: Ellas son instruidas por el cura: lleven el
oxígeno bendito a las pochequitas. Ahora a la
matriz y a los ovarios
. Las mujeres que no pueden tener
hijos, llévenlo allá para que la Señora les
regale un bebé. Las mujeres que hacen esta práctica
sagrada logran luego tener un bebé.

Ahora es el tiempo de los hombres de la audiencia.
Lleven el oxígeno a su vejiga, a la próstata, a los
testículos, boten los problemas de allí, boten las
enfermedades, como ese cáncer de próstata, que
tanto nos molesta a los mayores de cincuenta años
.
Ahora aspiren el oxígeno santo que cura la impotencia
masculina, las enfermedades de transmisión sexual. El
oxígeno bendito en el sistema urogenital ayuda a sus
portadores a concebir hijos con sus respectivas
mujeres.

– De esta forma, el oxígeno de la Virgen recorre
todas las áreas, todos los sistemas anatómicos del
cuerpo de los creyentes. El oxígeno va a la sangre, llega
a los huesos en su recorrido curativo.

– El Padre Álvaro de Jesús exclama ahora
con su potente voz de predicador, cargada de autoridad,
lentamente para darles mayor fuerza a las palabras: Piensa que
te has sanado, piensa que estás sano. Di ahora
¡estoy sano, me he sanado, estoy sano!.
Y da la orden:
¡ahora boten el exceso de oxígeno enfermo!.
Hecho esto la multitud estalla en una salva de
aplausos.

– Durante un prologando silencio, posterior al periplo
corporal del oxígeno sacro, el Padre Álvaro de
Jesús, sentado, cierra sus ojos en actitud de profundo
recogimiento. Luce concentrado y distante. Se ve solitario e
imponente, allí, sentado en la silla de su altar, y
rodeado de su guardia personal de varios agentes de la
policía que no lo desampara en ninguna de las
celebraciones públicas.

Posesión
por la Virgen de la esperanza del padre Álvaro de
Jesús Puerta

Toda la audiencia está en completo silencio
cuando, Ella, la Virgen, se posesiona del cuerpo del Padre y
habla por su boca:

Mis benditos, mis pequeños, os bendigo, os doy
mi bendición. Os amo mis pequeños míos. Mi
devoción son ustedes, mis pequeños, mis hijitos.
Son ustedes mi más grande ternura. Yo los bendigo. Yo
quiero que ustedes se preparen para mi mes de mayo rezando en
familia el santo rosario. El rosario es la cadena que ata al
diablo. Les invito a prepararse. Yo deseo mis hijitos, mis
pequeños, que sean bonanza en devoción a mi amado
Jesús. Hay que orar más. Mi amado Jesús
está sangrando. Mi amado Jesús sigue sufriendo. Yo
consuelo a mi Hijo, pero no es suficiente. Él espera
vuestro consuelo. Sean buenos, mis pequeños. Sean buenos,
mis pequeños. Si supieran lo hermoso que es el cielo. El
cielo es muy hermoso y yo quiero que ustedes estén con
nosotros. Nosotros los esperamos, pero hay muchos que no quieren
llegar al cielo. Yo los bendigo.

Intercambio en el
Padre Álvaro de Jesús de su propia
persona, con la
persona de la virgen.

– El Padre Álvaro de Jesús vuelve a asumir
su primera persona y afirma: La Señora… nuevamente me
concede otro secreto. Son ya dos secretos que me ha confiado. La
Señora tocó mi alma… y encerró en ella
estos secretos. La Señora sigue hablando de mucho dolor.
Hay mucho dolor, mucho dolor.

Nuevo giro: otra vez es la persona de la Virgen que se
sirve del prelado: Pequeños míos, yo los
protegeré…, pero sigue el dolor. Va a suceder una
catástrofe enormemente grande. Esta catástrofe la
sentirá toda la humanidad. Esta catástrofe
será un llamado de atención del cielo por todas las
agresiones y blasfemias que han cometido últimamente
contra la Iglesia de mi Hijo. Pero yo, mis pequeños, yo
los protegeré, porque ustedes vienen aquí. Yo
seguiré salvando, intercediendo para que todo no se
destruya… Pero todo tiene que suceder como tiene que suceder.
Más no sucederá como tenía que
suceder.

– Muchos en la audiencia, hombres y mujeres al
unísono, estallan entonces en lamentos y lloriqueos, y
claman para que nada pase, para que su buen Padre medie con la
deidad sobrenatural, y ésta a su turno medie con las
fuerzas telúricas amenazantes y castigadoras de la
sufriente humanidad.

Otra vez es el Padre quien asume su propia voz como
mediador entre la virgen y su audiencia:

La Señora llama la atención a todos los
que en el mundo entero blasfeman en contra de la Iglesia. Habla
de una catástrofe parecida al fin del mundo, pero no
sucederá… Para los contradictores de la Iglesia es una
oportunidad de conversión. Dice la Señora que en
estos días, en algún lugar se derramará
mucha sangre. Sangre que brota de las heridas de su hijo. La
Señora habla también de esperanza. Tendremos
también una alegría, una profunda alegría en
esta Semana. Vuelve a anunciar la Señora que habrá
tres accidentes seguidos. Sólo aquellos que invoquen a
Dios se salvarán. La Señora dice que agradece
muchísimo que ustedes hayan venido y anuncia su presencia
de ahora en adelante en sus casas. Con la Señora digamos
Amén.

Con el amén final, la multitud estalla
en una gran salva de aplausos. Momento que el Padre Álvaro
de Jesús Puerta, exhausto, aprovecha para recuperarse un
poco. El Padre finalmente impone su presencia y anuncia:
durante el primer sábado de mayo, el mes de la Virgen,
habrá en el Santuario una serenata con mariachis en su
honor. La serenata deberá ser de "muy buen gusto" y nada
de llevar allá "canciones de borrachos". Ese mismo
día los peregrinos deberán llegar bien provistos de
muchas flores. Hay que "inundar" de flores el Santuario de la
Señora de la Esperanza, es la consigna final.
Termina
con las usuales advertencias contra los ladronzuelos y asaltantes
que siempre asedian a sus peregrinos, se sienta en su
sillón ante el altar, cierra sus ojos, pone sus manos en
su regazo, y se sustrae de este mundo. Su guardia pretoriana de
policías y soldados lo rodea. Mientras tanto los
peregrinos comienzan su descenso a la plaza del
pueblo.

Otras
Observaciones

– Estos acontecimientos convocan a una gran cantidad de
dolientes y creyentes de todo el país, que han hecho del
Padre Álvaro de Jesús Puerta el centro de un gran
ritual curativo y milagroso, al investirlo de poderes de
sanación y del favor sobrenatural del milagro, por
intermedio de la Virgen María.

– Durante las celebraciones, el Padre hace uso extensivo
de imágenes sagradas de la Virgen de la Esperanza y del
Nazareno para curar y sanar a la masa de enfermos y sufrientes
que se hace presente, y en general, para llenar de gracias y de
favores a la multitud de creyentes.

– Un peregrino puede asistir a los tres eventos, a dos
de ellos o aun a uno solo, por el mismo precio, para que no se
menoscaben los beneficios que se buscan con la
peregrinación y la asistencia a los rituales.

– Cada peregrino decide participar en uno, en dos o en
los tres eventos según sea su devoción y sus
necesidades corporales y espirituales.

– Los tres eventos están complementados con una
serie de temas y de preocupaciones religiosas comunes, y por la
utilización de espacios adecuados en escenarios que el
Padre crea, o de los que se aprovecha, para desencadenar sus
rituales de curación.

De esta manera se combinan espacios cerrados con
espacios abiertos, la iglesia y el santuario, desplazamientos de
los peregrinos hacia la montaña sagrada y descensos al
valle aldeano. Tales juegos de adentro–afuera,
arriba–abajo, no son fortuitos, y evidentemente siguen los
principios de manipulación de las masas
humanas.

Fuentes:

http://bibliaytradicion.wordpress.com/inquisicion/el-milagro-del-sol-en-fatima/

http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=

http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia.php?id_noticia

 

 

Autor:

Rafael Bolívar Grimaldos

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